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TEORIA DEL CONSUMIDOR

La teoría del consumidor es una rama de la microeconomía, que estudia el comportamiento


de un agente económico en su carácter de consumidor de bienes y de servicios encaminada a
la obtención de la curva de demanda del consumidor para los distintos bienes, llegando al
concepto de utilidad marginal. Esta teoría relaciona las preferencias, las curvas de
indiferencia y las restricciones presupuestarias a las curvas de demanda del consumidor.
Utilidad Marginal:

Teoría poskeynesiana del consumidor[editar]


La teoría del consumidor poskeynesiana difiere abruptamente de la anterior al admitir que las
preferencias tienen una estructura lexicográfica incompatible con la existencia de una función
de utilidad escalar. Así el consumidor dividiría los bienes entre categorías y preasignaría una
parte de la renta a cada categoría distribuyendo entre los bienes de cada categoría
posteriormente el presupuesto. Existe una cierta evidencia empírica de que los consumidores
gastan su dinero de esta manera. Las ideas básicas proceden de Nicholas Georgescu-
Roegen y Herbert Simon de la escuela behaviorista. Los principios básicos son:

1. Racionalidad procedimiental (Herbert Simon). El consumidor se regiría por reglas o


hábitos no compensadores.
2. Saciedad (Georgescu-Roegen). Más allá de un umbral finito la necesidad queda
satisfecha y consumir más unidades no aumenta la satisfacción o "utilidad".
3. Separación (Lancaster). El consumidor divide los bienes y necesidades en diversas
categorías, débilmente relacionadas (medidas a partir de las elasticidades-precio
cruzadas).
4. Subordinación (Georgescu-Roegen). Las necesidades están jerarquizadas y
subordinadas unas a otras.
5. Crecimiento (Georgescu-Roegen, Pasinetti). El tiempo y el aumento de ingresos
permiten pasar de una necesidad a otra de forma escalonada.
6. Dependencia (J. K. Galbraith). Las necesidades están influidas por la publicidad, las
modas, la cultura y los amigos.
7. Herencia (Georgescu-Roegen). Las elecciones de hoy están condicionadas por las
elecciones de ayer. De acuerdo con esto a medida que mejora o empeora la renta de
un consumidor las variaciones de las cantidades consumidas serán dependientes de
las del pasado más que decisiones optimizadoras.
Racionalidad procedimental[editar]
Se ha comprobado empíricamente que la gran mayoría de decisiones de los consumidores
son espontáneas y se basan en rutinas o procedimientos que no atiende a más de uno o dos
criterios. Los consumidores no examinan sistemáticamente todas las opciones posibles, salvo
para ciertos bienes. Los procedimientos dependen mucho más de la costumbre previa que del
análisis racional de todas las posibilidades. Ese medio para decidir, llamado racionalidad
procedimental, proporciona un medio rápido y sencillo de tomar decisiones, un procedimiento
de optimización riguroso entre todas las posibilidades podría ser inadecuado. Por tanto,
podemos decir, que un consumidor con información limitada y conocimientos limitados está
siendo racional al escoger métodos procedimentales de elección, pero este tipo de
racionalidad no es la racionalidad optimizadora que presupone la teoría neoclásica.
Saciedad o saturación[editar]
Más allá de cierto umbral finito consumido, una necesidad queda satisfecha y consumir más
unidades asociadas a esa necesidad no aporta ninguna satisfacción adicional. Eso implica
matemáticamente que a partir de cierto valor finito de la cantidad consumida la derivada de la
utilidad marginal se anula idénticamente. Las consecuencias de este principio han sido
analizadas por Georgescu-Roegen.

Separación[editar]
De acuerdo con este principio introducido por Lancaster, el consumidor subdivide sus
elecciones y necesidades en diversas categorías, débilmente relacionadas unas con otras.
Eso implica que los cambios en los índices de precios de un tipo de productos asociados a
determinadas necesidades, no afecta prácticamente a las cantidades consumidas de otras
categorías, ya que las categorías son básicamente independientes. Así difícilmente una
cantidad insuficiente de alimento puede ser compensada por una mayor cantidad de oferta
cultural, dado que probablemente el alimento y el deseo de ocio pertenecen a categorías
diferentes de deseos y necesidades.
Este principio postkeynesiano contrasta con las hipótesis típicas de la teoría neoclásica donde
cualquier disminuición en la cantidad proveída para una necesidad puede ser compensada por
una cantidad superior de otro producto.

Subordinación[editar]
Artículo principal: Pirámide de Maslow

Las necesidades son a menudo jerarquizadas, subordinadas unas a otras. Este principio se
asocia a menudo a la pirámide de necesidades de Abraham Maslow. Según el principio de
subordinación la distribución del presupuesto no consiste en maximizar una utilidad entre
bienes disponibles, sino que los bienes situados en un nivel jerárquico no son consumidos a
menos que estén mínimamente satisfechas las necesidades de bienes de los niveles
jerárquicos inferiores. Esto puede implicar en algunos casos que orden de preferencias de
combinaciones de bienes siga un orden lexicográfico. Si eso sucede entonces la función de
utilidad asociada a la utilidad marginal tiene que estar representada por un vector cada una de
cuyas componentes estaría asociada a un determinado nivel jerárquico de necesidades.1

Crecimiento[editar]
Este principio tratado por Georgescu-Roegen y Pasinetti establece, que el tiempo y el
crecimiento de la renta disponible para un consumidor hacen que sus preferencias
evolucionen escalonadamente y el acceder a niveles de renta superiores hace que se
consideren necesidades que previamente no habían sido consideradas.

Dependencia[editar]
El principio de dependencia es el reconocimiento de que los gustos dependen de la publicidad,
las modas, el grupo social al que pertenece el agente económico, y no simplemente de unos
gustos autónomos objetivos. Este principio fue señalado inicialmente por John Kenneth
Galbraith.

Herencia[editar]
El principio de herencia establece que las preferencias actuales de un consumidor dependen
de su historia pasada de consumo. Es decir, las elecciones de hoy están condicionadas por
las elecciones de ayer. Esto hace que la dinámica de consumo a lo largo del tiempo, no
depende de maximizar una función de utilidad objetiva e inmutable, sino que nuestra historia
de elecciones pasadas puede ser lo más determinante en la configuración de nuestros gustos
actuales. Esto hace que las preferencias de los agentes económicos sean altamente
dependientes de su historia vital.

El equilibrio del consumidor[editar]


El primer intento teórico encaminado a proporcionar una explicación válida de la formación de
la demanda del consumidor es la teoría de la utilidad. Su fundamento básico se encuentra en
el concepto de utilidad, entendiendo por ésta la capacidad de un bien para satisfacer una
necesidad humana.
La utilidad tiene, pues, un carácter objetivo en cuanto es una cualidad que reside en los
bienes, y un carácter subjetivo porque al poseer cada individuo gustos y apetencias diferentes,
la utilidad que reporta un bien a diversas personas también es diferente.2
La forma de medir las preferencias de una persona sería a través de las funciones de utilidad.
Si consideramos un individuo que se ve en la necesidad de elegir entre una serie de bienes
disponibles (a, b, c, d,.... z), podemos definir una función de utilidad del tipo:

El resultado es el índice de utilidad que produce una determinada combinación o cesta de los
bienes a los que el consumidor se enfrenta.

Enfoque cardinalista[editar]
Desde un enfoque cardinalista podemos entender que las combinaciones de bienes elegidos
reportan al individuo una utilidad que puede ser medida y que atribuye significado a la cuantía
de la diferencia entre los valores numéricos que adopte el índice de utilidad.
Esta teoría es la más antigua, de las que estudian el comportamiento de la economía
doméstica, es importante por el significado de la distinción que hace entre utilidad marginal y
utilidad total.
La utilidad de un bien varia a medida que lo hace la cantidad consumida del mismo. Se
denomina utilidad total a la proporcionada por el conjunto de las unidades consumidas del bien
considerado, es decir, a la suma de las utilidades que reportan las diversas unidades
consumidas. La utilidad total se comporta de manera que va creciendo a medida que aumenta
el consumo de un producto, hasta un punto máximo a partir del cual empieza a disminuir. A
partir de la utilidad total se define el concepto de utilidad marginal como la variación
(incremento o disminución) de la utilidad total que resulta de la variación de una unidad en el
consumo del bien en cuestión.
La utilidad marginal tiene carácter decreciente para todos los niveles de consumo. En efecto el
valor que confiere cualquier consumidor individual a las sucesivas unidades de un
determinado bien, disminuirá de modo sostenido a medida que aumente su consumo total de
ese bien, manteniéndose constante el consumo de todos los demás bienes.
Así con una determinada renta y dados los precios, el equilibrio del consumidor se produce
cuando se da:3

El significado económico de esta igualdad supone que la utilidad adicional proporcionada por
la última unidad monetaria invertida en la compra y consumo de un determinado bien debe ser
igual para todos los bienes. En efecto si esto no se produjese la elección habría sido otra.
La deducción de la curva de demanda a partir de la citada igualdad, supone que si el
consumidor ante una subida de precio permanece en la misma combinación de bienes que
antes de la subida quedará fuera del equilibrio. El consumidor para alcanzar su nuevo
equilibrio tendrá que incrementar la utilidad marginal obtenida de ese producto, lo que dado el
carácter decreciente de la misma supone disminuir el consumo del bien. Por tanto, de esta
manera se han obtenido dos puntos de la curva de demanda de esta persona para el bien A,
el resto de los puntos se obtendrían con la misma mecánica aplicada.

El comportamiento del consumidor bajo la perspectiva


ordinalista[editar]

El enfoque ordinal sólo da importancia a la ordenación de las preferencias. Desde este punto
de vista no es necesario que los individuos asignen un valor numérico a sus preferencias. Lo
importante es que una combinación de bienes proporciona la misma o menos utilidad que otra.
Por este motivo, el concepto de utilidad aparece ligado a la visión cardinalista de las
preferencias. Según este enfoque la función de utilidad (U) no ha de representar
necesariamente una magnitud ordinal o medible. Es claro que a lo largo del proceso que se
expone, el valor numérico de U no se ha utilizado en absoluto. Esto es así porque lo único
relevante es que curvas de indiferencia que representan mayores niveles de satisfacción
deben corresponder a mayores valores de U. Pero toda la teoría expuesta sería igualmente
válida si los valores numéricos de U1, U2, y U3 hubiesen sido 2, 3 y 4 que si hubiesen sido 4,
6 y 8 o 4, 9, y 16 respectivamente. Esto es así porque lo único importante de la función (1) es
que es capaz de ordenar las combinaciones de bienes adquiribles por el consumidor de forma
que arroje valores más altos para las combinaciones preferidas a otras.
Este enfoque parte de un consumidor enfrentado a una serie de bienes (X1, X2...Xn) cuyos
precios vienes dados por el mercado (p1,p2...pn) y que dispone de una renta monetaria (R)
para adquirirlos. El problema que se plantea consiste en determinar cuáles serán las
cantidades demandadas de cada uno de los bienes, habida cuenta de los precios que rigen en
el mercado, de su renta y de las preferencias subjetivas que tiene por cada uno de los bienes.
El paradigma de este consumidor individual consistirá en suponer que actúa de forma que, a
través de las cantidades demandadas de los n bienes, maximiza el bienestar o satisfacción de
sus necesidades individuales. Para ello será, por tanto, preciso formular de manera explícita y
operativa la función de satisfacción o de preferencias del consumidor para después aplicarle la
restricción que supone su renta y determinar su procedimiento de optimización de su
conducta.

Curvas de indiferencia[editar]
Artículo principal: Curvas de indiferencia
Las curvas de indiferencia son uno de los modelos fundamentales del modelo cardinalista que
la escuela neoclásica usa para modelizar el comportamiento prototípico de un consumidor.
Este modelo puede ilustrarse, en el caso más simple, considerando sólo dos bienes (X e Y) lo
que permite recurrir a representaciones gráficas, en casos con más bienes se generaliza el
modelo de dos bienes, aunque muchas de las características del modelo de muchos bienes no
se pueden representar fácilmente en un gráfico bidimensional.
Supongamos que los dos bienes son deseados por el consumidor de forma que a mayor
cantidad poseída de uno de ellos, manteniéndose constante el otro, mayor será la
satisfacción. Supongamos que el consumidor se encuentra con una unidad del bien Y y tres
del X. De esta combinación de los dos bienes, el consumidor obtiene una determinada
satisfacción que él reconoce. Nótese que en las teorías ordinalistas este tipo de
"compensaciones" no son posibles, por lo que en dicha teoría en general no existirían curvas
de indiferencia completas.
Si se reduce ahora en una unidad la cantidad poseída del bien X de forma que tenga sólo dos
unidades del mismo. Esto implicará una disminución de su grado de satisfacción solo
compensable mediante el aumento de la cantidad poseída del obro bien (Y). Supongamos que
el propio consumidor admite que si recibiera a cambio de esa unidad perdida de X, 0,5
unidades de Y se encontraría en la misma situación que antes. Es decir, su satisfacción sería
la misma en el punto B que en el punto inicial (A). Reduzcamos en otra unidad la cantidad
poseída del bien X –hasta una sola unidad-, y si el consumidor piensa que necesita a cambio
1,5 unidades del bien Y para compensar esta pérdida, el punto C, representará otra
combinación de bienes que, para el consumidor, significa la misma satisfacción que las
representadas por los puntos A y B. Este proceso puede repetirse tantas veces como quiera
de forma que, uniendo todos los puntos que representan cantidades de bienes cuya posesión
implica la misma utilidad o satisfacción para el consumidor individual, podríamos trazar lo que
se llama curva de indiferencia del mismo.
Una curva de indiferencia es, por tanto, el lugar geométrico de las combinaciones de bienes
poseídas que representan la misma utilidad o satisfacción de las necesidades para el
consumidor individual analizado. Este proceso puede repetirse para combinaciones iniciales
distintas de la A y de esta forma podría obtenerse una familia de curvas de indiferencia cada
una de las cuales une los puntos que representan combinaciones de X e Y que reportan la
misma satisfacción o utilidad al individuo. Formalizando un tanto lo expuesto, la familia de
curvas de indiferencia puede venir representada por una función de satisfacción o utilidad que
puede formularse como:

(1)
Donde X e Y son las cantidades de los dos bienes poseídas por el individuo y U es un
indicador del grado de satisfacción o utilidad alcanzado por el mismo. Es evidente que, con
arreglo a la expresión (1), los puntos de una curva de indiferencia determinada cumplirán la
propiedad de que U es constante y por ello una curva de indiferencia genérica puede
representarse como:

(2)
Donde K es una constante que indica el nivel de satisfacción alcanzado en cualquiera de los
puntos de la curva de indiferencia.

Propiedades de las curvas de indiferencia[editar]


 Cada curva de indiferencia es decreciente. Esto es así porque, como los dos bienes
considerados son deseados por el consumidor, si la cantidad poseída de uno de ellos
aumenta, la única forma de mantener constante el nivel de satisfacción será disminuir la
cantidad poseída del otro.
 Dos curvas cualesquiera de indiferencia no pueden nunca cortarse, es decir tener un
punto común. Representado en ella dos curvas de indiferencia cada una de ellas
correspondiente a un nivel distinto de utilidad (U0 y U1). Supongamos que ambas curvas
se cortan en el punto D. Este punto, por pertenecer a la curva de indiferencia U0 reportará
la misma satisfacción que el punto D´, pero también la misma que el punto D´´ por
pertenecer, también, a la curva de indiferencia de nivel U1. Pero esto es contradictorio
porque la combinación representada por el punto D´ necesariamente ha de reportar mayor
satisfacción al consumidor que la D´´ porque teniendo ambas la misma cantidad del bien X
(OA), la representada por D´ tiene mayor cantidad del bien Y que la D´´. En consecuencia,
la contradicción se debe al cruce de las dos curvas, que no es posible.
 Cada curva de indiferencia representa un mayor nivel de utilidad o satisfacción cuanto
más alejada se encuentre del origen.
 Las curvas de indiferencia son convexas respecto al origen de coordenadas. Esto indica
simplemente que a medida que va disminuyendo la cantidad poseída de un bien el
consumidor lo valora más en términos del otro y por tanto, exige mayores cantidades para
resarcir disminuciones adicionales del bien que se va haciendo más escaso.
 Por último, es claro que por cada punto del cuadrante positivo X1 X2 pasa una y solo una
curva de indiferencia y en consecuencia, todo el cuadrante positivo puede cubrirse con
una familia de curvas de indiferencia. Como en el cuadrante positivo representa todas las
posibles combinaciones del los bienes X1 y X2 que el consumidor puede poseer, es claro
que la función (1) representa la totalidad de las preferencias del individuo porque valora
cualquier posible combinación accesible de bienes.
Estamos ya en posesión del primer término del problema de optimización de la conducta del
consumidor individual, a través de la función objetivo a maximizar:

(3)
que será creciente con X e Y. Las distintas propiedades de las curvas de indiferencia pueden

representarse matemáticamente a partir de la expresión (3) de la siguiente forma y


. Esta expresión indica que la utilidad aumenta al aumentar la cantidad poseída de uno
cualquiera de los dos bienes cuando se mantiene constante la cantidad poseída del otro.

Esta expresión indica que las curvas de indiferencia son decrecientes.


UX Y < 0 y UY Y < 0
Siendo UX = dU/dX y UX X = d2U/dx12
Estas expresiones indican que, a medida que se dispone de mayor cantidad de un bien, los
aumentos de utilidad derivados de la adquisición de una unidad más del mismo son cada vez
menores. Puesto que UX es el aumento de utilidad derivado de la última unidad consumida de
X se le denomina utilidad marginal del bien X de forma que la expresión señalada en la letra A
significa que las utilidades marginales son positivas.

Representación de las restricciones económicas[editar]


Artículo principal: Recta de balance

¿Qué es lo que impide al consumidor individual obtener un nivel de satisfacción de sus


necesidades tan alto como desee, es decir, un valor de U tan elevado como quiera?
Indudablemente el hecho de que los bienes X e Y son escasos, tienen un precio, y la renta
monetaria de que dispone para adquirirlos está limitada. Si la renta del consumidor es r, es
claro que la cantidad máxima que el consumidor puede adquirir de los bienes es aquella que
implique un gasto total igual a su renta. Es decir, el consumidor ha de someterse al
cumplimiento de la restricción:

(4)
El primer miembro es la suma de los desembolsos que es preciso hacer para adquirir las
cantidades X e Y de los bienes X e Y (el producto del precio por la cantidad adquirida) y el
segundo miembro es su renta disponible para el gasto.
La ecuación (2) representa la restricción presupuestaria al problema de maximización de la
utilidad o satisfacción del consumidor y se conoce con el nombre de recta o ecuación de
balance o restricción presupuestaria. Su representación geométrica en el cuadrante positivo X
Y será una recta. Para una renta monetaria dada tal como, por ejemplo, la r0, la ecuación (2)
vendrá representada por la recta AA´cuyas características geométricas serán:

 Ordenadas en el origen: haciendo X nulo en la ecuación (2), que tiene como interpretación
económica el supuesto en que el sujeto dedique toda su renta al producto X:
Y = r0/PY

 Abscisas en el origen: anulando Y en la expresión (2), de manera análoga significa aquella


combinación del consumidor en que dedica toda su renta al producto Y:
X = r0/PX
Esto indica que cuando mayor sea la renta, manteniéndose constantes los precios de los
bienes, la recta de balance estará más alejada del origen, y las variaciones de la renta
monetaria (r) se reflejarán en desplazamientos paralelos de dicha recta. En efecto, al variar r
los precios no se alteran y, por tanto, la inclinación de la recta sigue siendo la misma. Un
incremento de la renta de r0 a r1 producirá un desplazamiento de la recta AA´ a la BB´.
Manteniéndose constante la renta monetaria un cambio en los precios que no sea
proporcional, cambiará la inclinación de la recta de balance.. Una disminución del precio de X
de pX a p1B producirá un desplazamiento de la recta de balance de AA´ a AB.
La resolución del problema del consumidor: el equilibrio[editar]
Tenemos ahora planteado el problema del consumidor en los siguientes términos. Se trata de
maximizar la expresión (1) sometida a la restricción (2). Es un caso de máximo condicionado.
Los precios de los bienes son un dato para el consumidor que acude al mercado y la renta del
mismo está fijada, de forma que se encuentra determinada la recta de balance que
representamos por la recta AA´. El problema es obtener la combinación de bienes que mayor
satisfacción reporta al consumidor.
El consumidor puede adquirir las combinaciones de bienes representadas por cualquiera de
los puntos de la recta AA´. Si se sitúa en un punto F estará sobre una curva de indiferencia de
índice U1, pero esta combinación, aunque accesible o factible, no será la que mayor utilidad le
reporte. En efecto, si sigue descendiendo sobre su ecuación de balance AA´´ irá accediendo a
combinaciones situadas en curvas de indiferencia más alejadas del origen y, por tanto,
alcanzando mayores niveles de satisfacción.
Esto ocurre así hasta el punto E, porque si el consumidor pasa del mismo en su camino
descendente por la recta de balance empezará de nuevo a encontrar combinaciones situadas
en curvas de indiferencia de índice inferior. Por tanto, el punto de equilibrio, de máxima
satisfacción, es el punto E.
Esta situación de equilibrio se caracteriza por que en ella la curva de indiferencia y la ecuación
de balance son tangentes entre sí, lo que indica que las inclinaciones geométricas de ambas
en el punto E son idénticas. La inclinación de la recta de balance hemos indicado que era (-
Px/Py), la inclinación de la curva de indiferencia será:

o lo que es lo mismo:

que es la ecuación representativa de la condición de equilibrio o máxima satisfacción del


consumidor y que es conocida como ley de igualdad de las utilidades marginales ponderadas.
La interpretación económica de la ecuación (3) es que cuantificado en UX el aumento de la
utilidad que le reporta al consumidor la adquisición de la última unidad del bien X, es decir, su
utilidad marginal. El precio de esta adquisición es pX. Por tanto, el primer miembro de (3)
indica la utilidad que le reporta al consumidor el gasto de pX euros en comprar la última
unidad del bien x1 dividido por ese precio, es decir: la utilidad que le reporta al consumidor el
último euro gastado en la adquisición del bien X.
Por tanto la ecuación (3) indica que las últimas unidades monetarias gastadas en ambos
bienes han de reportar la misma utilidad al consumidor por de lo contrario no se estaría en
equilibrio. En efecto, en caso de que el último euro gastado en la adquisición del X1 reportara
más utilidad que la dedicada a Y, debería dedicarse una parte adicional de renta a la
adquisición de X a costa de Y porque esto incrementaría la utilidad o satisfacción total.

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