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1314MASaonaVallejos – EVAR
TRABAJO DE LA ASIGNATURA:
EL ESPAÑOL Y SUS VARIEDADES
Contenido:
1
Universidad de Jaén
1314MASaonaVallejos – EVAR
Introducción:
El trabajo de esta asignatura consiste en analizar dos textos -uno español y uno
hispanoamericano- en los que aparezca representada la variación diatópica y
diastrática que existe en el español actual. Con este propósito, hemos transcrito dos
fragmentos: primero, encuadraremos la obra y los personajes presentes en ella -quién
habla a quién, cuál es su relación, cuáles son sus características sociales y
regionales-, y posteriormente realizaremos un análisis de los rasgos que aparecen en
el texto y que nos permiten defender dicha caracterización.
A. La obra:
Esta novela es presentada en su contraportada con esta sinopsis: ―Un inglés llamado
Anthony Whitelands llega a bordo de un tren al Madrid convulso de la primavera de
1936. Deberá autenticar un cuadro desconocido, perteneciente a un amigo de José
Antonio Primo de Rivera, cuyo valor económico puede resultar determinante para
favorecer un cambio político crucial en la historia de España. Turbulentos amores con
mujeres de distintas clases sociales distraen al crítico de arte sin darle tiempo a
calibrar cómo se van multiplicando sus perseguidores: policías, diplomáticos, políticos
y espías, en una atmósfera de conspiración y de algarada”.
(2) Doña Justa: personaje terciario. Una madrileña mayor, de un nivel socio-
cultural bajo, que sobrevive vendiendo licor en su piso y ―cuidando‖ a la Toñina,
una chica –madre soltera, a la que prostituye.
(3) Higinio Zamora: personaje secundario. Un madrileño ―rojo‖, que forma parte de
un estrato socio-cultural bajo, y con un gran corazón, que se desvive buscando
el bienestar de los demás; casi al final de la novela se descubre que ―trabaja‖
en secreto para la Embajada Británica.
1
MENDOZA, E. (2010). “Riña de gatos”. Madrid, Ed. Planeta. E-book. (Capítulo 12. Posiciones 1339-1364).
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Subieron hasta el segundo piso y tocaron el timbre. Transcurrido un rato se oyó susurro de pasos y abrió la
puerta la mujerona en bata de felpa, babuchas y mitones. Al ver al inglés, se puso en jarras y exclamó con voz
ronca:
(J) —Pero, bueno, ¿no hay otro sitio adonde ir en tó Madrid? ¡Estas no son horas, leñe! Y si no tié pa’ comer,
vuélvase a su tierra. O a Gibrartá, que pa’ eso nos lo birlaron.
Anthony hizo una reverencia y se golpeó la frente contra la jamba de la puerta.
(A) —Usted me malinterpreta, doña Justa —masculló recordando el nombre con que Higinio Zamora se había
referido a ella poco antes—. Ya no soy pobre como la otra noche ni vengo a mendigar la sopa boba. Encontré
la cartera y el dinero intactos, gracias a la probidad de este buen amigo que viene conmigo en calidad de
invitado.
Sólo entonces reparó la Justa en la presencia de Higinio Zamora y sus facciones se suavizaron.
(J) —Haber empezao por ahí. Los amigos del Higinio siempre tienen sitio en esta casa. Pero pasar, no sus
quedéis en el rellano o sus dará un pasmo. Está la noche que ni te cuento. Bien que nosotras, con el brasero,
nos apañamos.
……………….
(J) —Ahora iré a despertar a la niña —anunció.
(A) —Oh, no, si duerme no la moleste —murmuró Anthony con voz desfallecida—. Por mí no..., yo no venía a...
Intervino Higinio a favor de su amigo:
(H) —Déjalo, Justa. Sólo venimos a hacer tiempo: en la calle había tiros otra vez.
(J) — ¡Maldecía política! — gruñó la mujerona ocupando de nuevo su puesto en la camilla y dirigiéndose al
inglés—. Antes venían por aquí los estudiantes. Armaban mucho alboroto y traían poco parné, pero algo era.
Ahora, en cambio, prefieren ir a pegar y a que les peguen, si no es algo peor. En resumidas cuentas, que entre
el frío y lo revuelto que anda tó, aquí no se apersona un cristiano. El país se viene abajo, mal rayo parta a don
Niceto y a Ortega y Gasset.
Doña Justa:
Como persona de un estrato socio-cultural bajo que es (variedad diastrática), sin
caer mayormente en lo vulgar, el lenguaje que utiliza (sociolecto) es claro y directo, sin
florituras ni alambicamientos, y el tono que emplea es absolutamente desenfadado; y
más aún si se trata de una situación informal, coloquial y en su casa (proxémica).
Aunque su interlocutor esté por encima de ella en la jerarquía social, eso no es óbice
para que su mensaje cumpla, con suma eficiencia, con el principio de cooperación2 de
Grice: dice lo justo, es sincera, relevante y clara.
2
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/principiocooperacion.htm
3
PRADO et al (2005). p.106.
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*pa’, en vez de para o *tié en lugar de tiene; sin embargo, sí hace un uso correcto de
los marcadores del discurso: Pero, bueno… (operador de formulación); Ahora iré a…
(consecutivo); En resumidas cuentas (reformulador recapitulativo).
Anthony Whitelands
Su manera de expresarse corresponde plenamente a la de alguien de una clase socio-
cultural media-alta (variante diastrática); y aunque en ningún momento se diga a lo
largo de la novela, se asume que hablará español con un acento peninsular
estandarizado (variante diatópica); y como colofón, su variante diafásica: incluso
cuando se comunica en su ámbito cotidiano, es sumamente formal en todo momento.
En teoría, podría valerse de su mayor jerarquía social con su interlocutora, pero por el
contrario, su voz es contrita (timbre algo agudo, volumen bajo, fenómenos de
vacilación): está ante una persona mayor que merece su respeto; y como buen inglés,
hace constante uso de la cortesía negativa4: empieza haciendo una reverencia
(comunicación no verbal, cinésica) que para cualquier español tal vez estaría
completamente fuera de lugar, pero que según sus parámetros es lo correcto y lo que
se espera socialmente de él. En este caso, me atrevería a hablar de un
error/desconocimiento de pragmalingüística por su parte. En cuanto a la cronémica es
Doña Justa quien lleva la voz cantante en el diálogo. Él se queda con la palabra en la
boca en más de una oportunidad, empieza mascullando sus frases, o utilizando una
voz desfallecida, o sin terminar siquiera sus frases, en lugar de expresarse
abiertamente.
4
BROWN, P. y LEVINSON, S. (1987). p.60.
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Higinio Zamora
En este fragmento, en particular, este personaje apenas si tiene una línea en el
diálogo. Sin embargo, de acuerdo con el desarrollo de su figura a lo largo de la novela,
podemos concluir que se le pueden aplicar –salvando, obviamente, la diferencia de
género entre uno y otro personaje, todas las características señaladas para Doña
Justa. Es precisamente en esa corta intervención que podríamos señalar dicho
contraste de género: este hombre es parco, directo y claro; al igual que ella, hace un
uso eficiente del principio de cooperación. Interviene, por la cercanía y confianza que
le tiene, simplemente para darle una orden a la mujer, y para aclarar el motivo de su
visita.
A. La obra:
Ésta es parte de la sinopsis de esta novela: “El héroe discreto narra la historia paralela
de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño
empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de
negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza
contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto”. He escogido un
fragmento de esta obra no solo porque Vargas Llosa me parece un gran escritor, sino
porque la trama se desarrolla entre Lima y Piura, la región de donde soy originario; y a
lo largo de toda la novela los personajes –al comunicarse, usan, con absoluta
naturalidad, los localismos típicos de la zona.
(2) Doña Adelaida: Personaje secundario. Una ―santera‖, una mujer que puede ver
el futuro y, que hacía 25 años le había salvado la vida al protagonista, al
advertirle de un grave accidente que le iba a ocurrir.
5
VARGAS LLOSA, M. (2013) “El héroe discreto”. Madrid, Alfaguara. pp.19-20.
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La santera soltó una carcajada que removió todo su cuerpo fortachón escondido bajo la amplia túnica color
barro.
— Yo no soy Dios para saber esas cosas —exclamó, subiendo y bajando los hombros y revoloteando las manos.
— ¿No te dice nada la inspiración, Adelaida? En veinticinco años que te conozco nunca me has dado un mal
consejo. Todos me han servido. No sé qué hubiera sido mi vida sin ti, comadrita. ¿No podrías darme alguno
ahora?
— No, papito, ninguno —repuso Adelaida, simulando que se entristecía—. No me viene ninguna inspiración. Lo
siento, Felícito.
— Bueno, qué se le va a hacer —asintió el transportista, llevándose la mano a la cartera—. Cuando no hay, no
hay.
— Para qué me vas a dar plata si no te he podido aconsejar —protestó Adelaida. Pero acabó por meterse al
bolsillo el billete de veinte soles que Felícito insistió en que aceptara.
— ¿Me puedo sentar aquí un rato, en la sombra? Me he agotado con tanto trajín, Adelaida.
— Siéntate y descansa, papito. Te voy a traer un vaso de agua bien fresquita, recién sacada de la piedra de
destilar. Acomódate, nomás.
Doña Adelaida
Se trata de una mujer analfabeta (variedad diastrática) del norte del Perú (variedad
diatópica), sin ninguna instrucción (código restringido), se sabe que es ―mayor‖ pero
su edad es un misterio, y que sobrevive con lo que le dan sus escasos clientes de la
santería. No se le conoce otro oficio ni beneficio. Al igual que en el personaje
femenino antes analizado, su lenguaje es claro y directo, haciendo gala de una
excelente aplicación del principio de cooperación. Podríamos hablar de una
variedad diafásica informal (registro), en un ámbito cotidiano. Y pese a que está en
desventaja en la jerarquía social, Don Felícito está por encima de ella socialmente
hablando, es él quien necesita su consejo y acude a visitarla, y los 25 años de amistad
que tienen le dan libertad para tutearlo (deixis social7) y mostrarse con absoluta
naturalidad frente a él. Es ella quien lleva la batuta en la conversación.
No hace uso de una cortesía negativa (en ningún momento añade expresiones como
―por favor‖), por el contrario sus expresiones son llanas (léemela, siéntate, ¿para qué
me vas a dar plata?). Sí respeta el turno de la palabra en el diálogo, no por el hecho
de ser mujer o por una cuestión de jerarquía social; eso suele ser bastante más común
en Latinoamérica que en España. Y lo más importante, pese a ser una persona sin
instrucción, su lenguaje carece de incorrecciones gramaticales; pero sí está lleno de
localismos. Así, tenemos:
¡Che, guá! Es una expresión única de Piura y Tumbes (costa norte del Perú,
frontera con Ecuador), no de todo el país, que denota remoloneo, sorpresa o
admiración.
Abuso de diminutivos, no solo para sustantivos, sino también para adjetivos
(cartita, papacito, papito, fresquita). En este fragmento no se da el uso de
6
Como dice HILDEBRANDT (2006: p.7), “ningún hispanoamericano tiene que hacer hoy el esfuerzo de pronunciar la consonante
interdental para ser tenido como culto en la península”.
7
Deixis: http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/deixis.htm
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Felícito Yanaqué
Don Felícito, si bien proviene de un origen muy humilde y es cholo (un indio con usos
occidentales, según el DRAE), sí tiene estudios secundarios (código elaborado) y para
ello tuvo que emigrar del campo a la ciudad; pero no pudo ir a la universidad. Y como
camionero que era, tuvo oportunidad de viajar a distintos puntos del Perú y ampliar así
su horizonte cultural. Es piurano, por tanto su variante diatópica es la
correspondiente a esta zona geográfica del Perú. Su variante diastrática no es
excesivamente culta, pero tampoco roza en absoluto lo vulgar; podríamos decir que es
estándar para el medio en el que vive. Y, según el contexto en el que se desenvuelva,
la variante diafásica de la que hará uso podrá ser formal o coloquial. En este
fragmento es evidentemente coloquial.
8
http://es.wikipedia.org/wiki/Alcarraza
9
Diccionario Panhispánico de Dudas: No más. En: http://lema.rae.es/dpd/?key=nom%C3%A1s
10
ALEZA, M. y ENGUITA, J.M. (2010). p.189.
11
RAE: Pasada: [Acepción 17]. f. coloq. Mal comportamiento de una persona con otra. Una mala pasada. En Perú se usa más bien
como “broma de mal gusto”.
12
LOMA, OSORO, TUSÓN, p.35. En el mismo sentido, REYES, p.19.
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CONCLUSIONES
13
RAE: http://www.rae.es/diccionario-panhispanico-de-dudas/que-es
8
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14
GRANDE ALIJA, F.J. (2001). p.400.
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BIBLIOGRAFÍA
GRANDE ALIJA, F.J. (2001). ―La diversidad del español a través de los manuales de
E/LE. ¿Qué lengua enseñan?‖ En: “¿Qué español enseñar? Norma y variación
lingüísticas en la enseñanza del español a extranjeros”. Actas del XI Congreso
Internacional de ASELE, Universidad de Zaragoza, 2000. pp.393-402.
HILDEBRANDT, Marta. (2006). ―El habla culta (o lo que debiera serlo)‖. 2ª ed. Lima,
Quebecor World Perú. 482 p.
PRADO, E. et al. (2005). ―El español y sus variedades‖. Separata del MLAEELE.
Barcelona, Funiber. 174 p.
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