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Golfo
La entrega masiva de integrantes de bandas criminales no existe en nuestro
Código Penal. Sin embargo, la propuesta de alias Otoniel estaba prevista en los
acuerdos de paz con las Farc por lo que ya comenzó a estudiarse lo que será el
próximo proyecto de ley.
'Fast track' para someter al Clan del Golfo Foto: Archivo particular
En pleno fin de año de 2011, se anunció que un grupo de 450 personas que
llevaban décadas en la delincuencia y el crimen se someterían a la justicia. Eran
los integrantes de la temida banda criminal Erpac, comandada por alias Cuchillo.
Este acontecimiento que partía de la aplicación del Código Penal sin que mediara
negociación alguna con un grupo criminal, terminó dejando al descubierto las
vacíos que tiene el sistema penal colombiano para judicializar masivamente a los
integrantes del crimen organizado.
Hoy se revive la posibilidad para que la principal banda criminal del país, el Clan
del Golfo, someta a un número que está entre los 2.000 y 3.000 hombres a la
justicia. Este acercamiento, que se venía adelantando con el exfiscal Eduardo
Montealegre vuelve a coger alas, y la primera manifestación del fiscal Néstor
Humberto Martínez es recalcar que el sometimiento colectivo de organizaciones
criminales no está previsto en la legislación colombiana.
Aunque la entrega del Clan del Golfo quedó en el congelador nunca se perdió de
la agenda, por lo que pasó a hacer parte de un capítulo de los acuerdos de paz de
La Habana. “En el marco de la justicia ordinaria, el Gobierno en coordinación con
la rama judicial, presentarán un proyecto de ley para promover el sometimiento o
acogimiento a la justicia de las organizaciones antes señaladas, mediante el
procedimiento legislativo especial para la paz”, dice lo negociado con las Farc.
Ahora son el fiscal general y el ministro de Justicia los llamados a hacer este
cambio normativo, que se podrá tramitar por la vía fast track en el Congreso. Tras
una reunión este miércoles se acordó que, bajo las reglas del Código Penal, las
entidades adelantarán con sus equipos las primeras propuestas.
Actas de sometimiento:
Presentarse ante las autoridades como miembro de una banda criminal, sin
uniforme o armas que permitan la judicialización inmediata es uno de los vacíos
legales más urgentes de resolver. La Fiscalía, que tiene la carga de investigar y
acusar, no puede detener a una persona con su sola presentación, sin tener en la
mayoría de ocasiones un requerimiento judicial en su contra.
Investigaciones de contexto:
En el marco de una desmovilización colectiva, el exfiscal Montealegre planteó que
las investigaciones de contexto se pudieran usar como prueba. El tema fue
controversial en el mundo del derecho penal. Sin embargo, sí es un punto de
partida para el ente investigador que exista una caracterización de la organización
criminal, su estructura y funcionamiento organizacional, sus zonas de influencia, el
control de rentas lícitas e ilícitas, bienes fruto de sus actividades e instrumentos y
armas usadas para la realización de las conductas punibles. Al margen de si es
considerada esta investigación como prueba o no dentro del proceso penal.
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Etapa judicial
Aceptar cargos podrá tener una rebaja hasta del 40% de la pena
impuesta, pero, “esta rebaja no será acumulable con otras disminuciones
de pena reguladas en la legislación ordinaria”. De igual forma, si alguno
de los miembros del grupo armado organizado no acepta cargos, perderá
los beneficios.
La receta antibacrim
El controvertido proyecto de ley para el sometimiento de las bandas criminales
podría ser un mecanismo efectivo para desmantelar poderosas y temidas
estructuras como el Clan del Golfo.
La receta antibacrim
Si fueran auténticas las intenciones manifestadas por los jefes de las bandas
delincuenciales más temidas, como el Cartel del Golfo, de abandonar con sus
estructuras el crimen y someterse a la ley, no podrían hacerlo. El andamiaje
jurídico vigente hace imposible que un grupo numeroso de delincuentes acuda
ante un juez, confiese sus crímenes, reciba una sentencia y purgue la pena
correspondiente. Ese grupo se encontraría, más bien, ante la incapacidad estatal
de tramitar el asunto, y seguramente todo terminaría en lo opuesto a la justicia, la
impunidad.
En video: Incautan narcomadera del Clan del Golfo que iba para España
Las normas vigentes impiden, por ejemplo, que en esos casos los togados hagan
una ruptura del expediente para hacer manejable el proceso. Sin importar el
número de detenidos, la Fiscalía debe llevarlos en grupo ante el estrado, presentar
toda la documentación y evidencias que sustenten las capturas, y el juez debe
analizar y decidir. Todo ello en el término máximo de 36 horas. En muchas
oportunidades, aunque los operativos hayan cobrado vidas, los capturados
terminan sin ninguna judicialización porque el reloj lo decidió así.
El texto propone, en primer lugar, endurecer las penas que deben enfrentar
quienes integren o auxilien de alguna manera a las bacrim. Así, aumenta el
carcelazo para quienes incurran en concierto para delinquir, delito que pasaría de
3 a 6 años de cárcel, a una pena de entre 4 a 9. Y si esa conducta deriva en
graves crímenes que afecten a la población o el patrimonio del Estado, la pena se
eleva a entre 8 y 18 años de cárcel además de una multa de 30.000 salarios
mínimos.
Por otra parte, el proyecto provee herramientas jurídicas y amplía los plazos para
que la Policía, el CTI y los fiscales tengan más margen de maniobra a la hora de
investigar, judicializar y tramitar los casos ante los jueces. Se trata de medidas que
buscan conjurar el vencimiento de términos que impera hoy en la lucha contra las
bacrim.
El segundo gran eje del proyecto diseña condiciones eficaces para recibir en el
sistema judicial a los grupos criminales grandes con interés real de someterse. En
ese punto hay mucho de pragmatismo y una dosis de zanahoria. En este aspecto
ha surgido la polémica por una supuesta negociación o reconocimiento político a
las bacrim. Sin embargo, en realidad propone un mecanismo abreviado y ágil para
judicializar ciertas bandas, no todas.
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El ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, radicó en la tarde de este miércoles el proyecto de
ley para el sometimiento de integrantes de Grupos Armados Organizados y Grupos Delictivos
Organizados en la secretaría del Senado, para que sea tramitado por ‘fast track’.
El ministro explicó que los integrantes de estos grupos armados que se sometan a la justicia
tendrán que entregar información sobre rutas del narcotráfico, sus armas, a los menores de
edad que tengan en sus filas y confesar sus crímenes.
“Quienes hagan este acto tendrán una rebaja de la pena de un 50 %, siguiendo la analogía
que existe hoy en día en el Código Penal para otros aspectos ordinarios, cuando hay
situaciones de allanamiento, hay una rebaja igual”, dijo.
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Este es un cambio que se le hizo a última hora al borrador del proyecto y sería una de las
razones por las cuales la radicación del mismo se aplazó un día.
Sobre la extinción de dominio a los bienes que se entreguen, el ministro Gil Botero
señaló que hace unos meses se aprobó una ley que “permite que las personas que
hagan entrega voluntaria de los bienes mal habidos podrán conservar hasta un 5 %, sin
exceder los 2500 salarios mínimos”.
Gil Botero explicó que este proyecto de ley no es ninguna “negociación o matiz político. Es el
imperio de la ley por encima de cualquier banda delincuencial”.
Además, indicó que este proyecto va a permitir por primera vez que haya un acercamiento
colectivo a través de quién el Gobierno designe para ello y una fase de judicialización de una
gran cantidad de bandas existentes en el país.
En ese sentido, Gil Botero distingue entre Grupos Armados Organizados (GAO), que son
aquellos que tienen una unidad de mando, que ejerce cierto control sobre una parte del
territorio y que comete crímenes y “acciones casi que militares”, con los Grupos Delictivos
Organizados, que son más pequeños.
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“Se busca una política criminal amplia y encauzar mecanismos de pacificación de la violencia
que estos grupos ejercen”, señaló, al explicar que se fortalece igualmente las herramientas de
investigación y de judicialización de estas organizaciones criminales.
“Es un marco normativo para que esos grupos puedan someterse y sujetarse a la ley. El
derecho penal ordinario es individual y no contempla mecanismos que permitan dar cobertura
a grupos tan numerosos como estos. Esta es la respuesta que ha dado el señor presidente,
cuando nos dio el encargo al señor Fiscal y al Ministro de Justicia para que lo elaboráramos”,
dijo.
Además, enfatizó en que este proyecto pasó por el Consejo Superior de Política Criminal y
que “el señor Fiscal y el señor Procurador están de acuerdo con este proyecto”.
Los requisitos
El proyecto señala once requisitos para sujetarse de manera colectiva a la justicia, a través del
representante que sus miembros deleguen mediante poder formalmente otorgado.
Los interesados deberán detallar en la comunicación los delitos que reconocerán de manera
colectiva o individual, “en especial lo relacionado con actos de corrupción y la vinculación de
servidores públicos en ellos; tráfico de estupefacientes, lo que incluye rutas de narcotráfico,
lavado de activos y ubicación de plantaciones; participación de menores en las actividades del
grupo armado organizado; minería criminal y tráfico de armas”.
En séptimo lugar, el proyecto de ley señala que se deberá entregar “información específica
sobre otras actividades económicas y del mercado ilícito de las cuales derivan recursos
económicos para su financiamiento y articulación, así como la relación e información de los
testaferros del grupo y sus miembros”.
Asimismo, se deberá detallar la información que tengan sobre otras estructuras de apoyo, con
énfasis en conexiones con servidores públicos. Además, se deberá identificar a los menores
de edad que hagan parte de las organizaciones, que serán entregados para su protección.
Un elemento adicional importante reside en que las organizaciones criminales deberán hacer
un plan de reparación para las víctimas.
Una vez estén listo todos estos detalles, el Gobierno anunciará y dará a conocer el proceso de
sujeción de las organizaciones y tendrá la potestad de designar a uno o varios delegados para
el acercamiento con estas bandas, en una zona del país determinada por el Gobierno.
El proyecto enfatiza en que los integrantes deberán aceptar todos los delitos que hayan
cometido por la pertenencia a ese grupo ilegal, pero detalla que esto no implica que el Estado
no pueda investigarlos y sanciones por otros delitos diferentes a esos.
Ahora bien, una vez inicie el proceso de sujeción a la justicia, la Fiscalía General de la Nación,
previa solicitud expresa del Consejo de Seguridad Nacional, “podrá suspender, hasta el
momento en que se emita sentido de fallo condenatorio, las órdenes de captura que se hayan
dictado o se dicten en contra de los representantes de los grupos armados organizados y sus
miembros”.
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