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Aplicación del ECRO:

En ese sentido, Pichón Rivière (1993) refiere que el coordinador ayuda a

los miembros a pensar, abordando el obstáculo epistemológico configurado por

las ansiedades básicas.

Su instrumento, el ECRO, (esquema conceptual, referencial y operativo)

con el cual se abordan los problemas, se construye en cada situación

problemática, es el señalamiento de las situaciones manifiestas y la

interpretación subyacente. Se integra en el equipo con un coordinador y un

observador por lo general no participante, cuya función es recoger todo el

material, expresado verbal y preverbalmente en el grupo, con el objeto de

realimentar al coordinador en un reajuste de las técnicas de conducción.

La tarea de observación es un elemento fundamental de la coordinación

para orientar sus intervenciones haciendo hipótesis para luego ratificarlas o

rectificarlas en el campo grupal.

El rol del coordinador y del observador es lograr la completa

comprensión de los procesos grupales, de las relaciones entre los miembros

del grupo y de éstos con el equipo y con la tarea. Identificar qué pasa con la

comunicación, con el aprendizaje, con todos los vectores.

Los otros roles que marca Pichón Rivière (1993) son el chivo emisario, el

líder, el portavoz y el saboteador. El rol de “chivo emisario” se da cuando el

grupo le deposita a un miembro sus aspectos negativos. El grupo no se hace

cargo, no quiere ver algo, entonces se lo deposita a un miembro, con la

fantasía de que si esta persona se va del grupo, el grupo va a ser perfecto.


Estos cuatro roles hay que ubicarlos en los distintos vectores del cono,

todas las entrevistas empiezan y terminan y en ese tiempo se consideran tres

instancias temporales: Apertura, desarrollo y cierre.

En la apertura, es necesario concentrarnos en la observación de los

primeros momentos del grupo, el clima, subgrupos, silencios, etc. que nos

describen un grupo.

En el desarrollo, tomamos en cuenta los vectores de análisis del proceso

grupal, el cono invertido.

Para explicar los cuatro primeros vectores, Pichón Rivière los compara con un

equipo de futbol. Así podemos observar:

1- Afiliación: grado mínimo de ligazón que se produce a partir de la

interacción. Da lugar a una relación entre los participantes, conocimiento

entre los mismos y cierto grado de compromiso con el grupo. La tarea

sería el camino para lograr el objetivo.

En el futbol sería el momento en que nos asociamos con el club que nos

gusta.
En el grupo laboral que nos ocupa, es la decisión de tomaron……….

2- Pertenencia: Implica una mayor integración al grupo. El punto central de

la pertenencia es cuando cada integrante del grupo es internalizado

mutuamente y por los otros, todos saben quiénes son parte del grupo.

Afiliación y pertenencia se miden por el grado de compromiso del grupo con la

tarea.

En el futbol, el grupo ha comprado la camiseta. Tienen la camiseta

puesta.

En el grupo laboral: La esposa del profesor ntenta incluirse dentro del

grupo y se sienten parte de apoco de la misma.

3- Cooperación: Contribución con la tarea grupal. Se constituye sobre la

base de roles diferenciados. Es la cooperación de cada uno de los

miembros con la tarea y para con sus pares. Este vector se mide por el

grado de eficacia con el cual se asume el desarrollo de la tarea.

En el futbol, juega el equipo, cada uno en su rol.

En el grupo laboral, ……………………………..

4- Pertinencia: Consiste en la capacidad de centrarse en la tarea. Todo

grupo presenta dos tipos de tareas: una explícita, es decir, la tarea en sí

misma, y la otra implícita, que involucra el trabajo sobre todos aquellos

aspectos que se constituyen como resistencia al cambio y obstaculizan

el buen trabajo grupal.

La calidad de la pertinencia se mide por el monto de la pre-tarea y la

productividad en el grupo, su creatividad y apertura hacia un proyecto.

En la pre-tarea aparecen las defensas contra la ansiedad, índice del

temor al ataque de la situación nueva y pérdida del equilibrio anterior. Se


ponen en juego las técnicas defensivas del grupo (negación, evitación,

desplazamiento, disociación) movilizadas por la resistencia al cambio.

Los miedos básicos sostienen la distancia entre lo real y lo fantaseado.

Hay rigidez, estereotipia y estancamiento de la tarea. Aparecen los

mecanismos defensivos y se disocian el pensar, el sentir y el hacer.

Cuando el grupo puede trabajar los miedos de la pre-tarea logra el

insight, pasa a la tarea. El grupo podrá elaborar estrategias y tácticas

tendientes a la aparición de un proyecto. Estas transformaciones

producen una nueva vuelta de la espiral dialéctica.

La máxima pertinencia sería hacer el gol, y sólo se puede con el grupo,

cada uno cumpliendo su función.

Psicoanalíticamente hablando, la transferencia en el grupo puede darse

con el equipo, con los miembros del equipo, con el grupo en general, con el

grupo como totalidad y el grupo entonces puede parecer la maravilla o puede

ser un bodrio, o puede ser que al grupo le interese más el grupo que la tarea,

ser reconocido, ser querido, porque el grupo despierta fantasías. Hay fantasías

que se despiertan en el grupo y fantasías que lo originan y que están operando

permanentemente detrás, en pro o en contra de la tarea. También habrá que

articularla con la entidad, con la institución en la que se trabaja.

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