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Paget, Henry; Santiado, Castro Gómez y Chukudi Eze, Emanuel - Mignolo, Walter (Compilador).

2008
El color de la Razón: Racismo epistemológico y razón imperial.
Primera Edición Buenos Aires: Des Signo.
Emmanuel Chukwudi Eze
El color de la razón: racismo epistemológico y razón imperial.
Introducción de Mignolo.
El concepto de "descolonialidad" tomó presencia sobre el de "descolonización".
Ambas expresiones están emparentadas, es importante, marcar la diferencia. El concepto de
"descolonización" introdujo un cambio en el contenido pero no en los términos de la
conversación. Mientras que "descolonialidad" y "opción descolonial", es una propuesta que
apunta al cambio de terreno, al cambio de los términos de la conversación y de las reglas del
juego, y no sólo al cambio de contenidos.
El colonialismo interno como lo sabemos por la historia de América Latina (pensemos el caso
argentina sobre todo a partir de 1850, los ferrocarriles, el progreso, la campaña del desierto),
es un cambio de superficie pero no en la lógica de la colonialidad. Tanto en Argentina en el
siglo XIX como en Tunes (y el norte de África) en el siglo XX, la independencia o
descolonización, que abrieron las puertas a los estados nacionales/coloniales mantuvieron la
lógica de la colonialidad. El colonialismo se manifiesta históricamente, mientras que la
colonialidad perdura. Colonialidad es un tejido conceptual que forma parte de las distintas
esferas del saber, ligado a la formación de subjetividades que mantienen y reproducen ese
tejido conceptual.
"Descolonización fue el sustituto de lo que en América, en la primera mitad del siglo XIX, se
describió como "la guerra de independencia". También se empleó en ese contexto el término
"revolución". Entonces, mientras "independencia y revolución" fueron los términos empleados
para describir cambios históricos, en las Américas "descolonización" fue el término empleado
para describir acontecimientos equivalentes en Asia y en África después de la Segunda Guerra
Mundial.
La concepción misma de la descolonización en los procesos de "liberación nacional" (sobre
todo movimientos de liberación frente al imperio inglés y el colonialismo francés) no interrogó
las bases epistemicas sobre la que se construyó la economía política y la teoría política en las
relaciones imperio/colonia durante más o menos siglo y medio en el que ingleses y franceses
extendieron su influencia política y control económica en el sur de Asia. La descolonización no
fue lo que se pensaba que sería.
El caso no es el que muchas veces vocearon oficiales ingleses y franceses según los cuales los
africanos no estaban en condiciones de gobernarse a sí mismos. El caso es que no lo estaban si
la manera en que los africanos debían gobernarse era de acuerdo a las reglas del juego que
ingleses y franceses crearon durante dos siglos e impusieron a lugares y comunidades fuera de
Francia e Inglaterra tanto en Asia como en África. Por ello, decimos que no habrá propiamente
"descolonización" sin procesos de "descolonialidad": esto es, el desprendimiento
epistemico/político que comience por develar los mecanismos imperiales en el canon de las
teorías políticas y económicas y sus implicancias en la formación de sujetos y subjetividades
moderno/imperiales y moderno/coloniales. Sin duda desde Marx en adelante, diversas
corrientes marxistas se han adelantado al desentrañar las complicidades entre teoría política,
la economía política y los proyectos imperiales y, en su mayoría, estas críticas todavía se
mantienen vigentes.
La opción descolonial es un proyecto epistemico-político y ético. Con el objeto de marcar la
diferencia con respecto al empleo de términos "descolonización" cuando nos referimos
específicamente a los movimientos de "liberación nacional" durante la Guerra Fría,
comenzamos emplear el término "descolonialidad". Que es la contrapartida del término
"colonialidad" que fue ocultado por el término "modernidad". La colonialidad es constitutiva
de la modernidad. De ahí la necesidad de cómo se constituyó, se vendió y se sigue vendiendo
la modernidad (o hoy como mercado libre y democracia).
Las independencias de América del Sur, en el siglo XIX, y las descolonizaciones en Asia y África
en el siglo XX, no cuestionaron en el conocimiento, las premisas epistémicas sobre las cuales se
asentaba la autoridad política, la organización económica y las concepciones del sujeto
colonial. Quijano define el eurocentrismo como una cuestión epistémica y no geográfica.
Muestra las relaciones entre el conocimiento eurocentrado concebido como totalidad y la
colonialidad del poder; así, muestra las bases epistemicas de la expansión imperial-colonial de
los últimos cinco siglos y la constitución misma de la modernidad. Esto es, de la
modernidad/colonialidad sostenida y justificada en un concepto imperial de racionalidad que
justificó al mismo tiempo, la totalidad epistemicas, esto es, el conocimiento. Por ello, la
"descolonización" no es ya un asunto de "revolución armada" sino de "revolución de las
premisas del pensar". Descolonización del conocimiento, se entiende, esto es, des-
colonialidad.
La "opción descolonial" de la que habla aquí no pretende ser una teoría que abarque, de
sentido, capture, etc., toda la diversidad de proyectos descoloniales. No, la opción descolonial
comienza precisamente por des-colonizar toda pretensión teórica de totalidad. Esa es una
tarea para quienes creen y necesitan "controlar" la totalidad en las redes de UNA teoría. Es
una tarea para quienes creen en una "realidad" hay afuera que hay que transformar, y por lo
tanto, es necesario "controlar" para que eso se hará de una única manera posible, que es la
manera en la que el denunciante en cuestión personalmente (como defensor y promotor de
LA teoría) de las cosas. La descolonialidad del saber y del ser comienzan por descolonizar este
sentido común imperial que acabo de mencionar. Es una tarea modesta; una tv dormida. Pero
como un 70% de la población del mundo vive en condiciones de colonialidad (del saber y del
ser que controlan el hacer), se podría pensar en la diversidad global de proyectos descoloniales
que tienen en común ser descoloniales pero que, a la vez, mantienen la singularidad de los
lugares, las personas.
Una de las tareas, en ese vasto y largo horizonte a futuro, es precisamente el proceso de
destejer la trama epistémica imperial, moderno barra colonial y en el proceso de ir destejiendo
ir también tejiendo y labrando terrenos en cuya tarea se requiere repensar descolonial global
más que el pensar liberador y emancipador eurocentrado.
En el artículo de Emmanuel Chukwudi Eze pone a Kant patas para arriba. En lugar de
comenzar, como lo recomienda la canonización, por la obra maestra, crítica de la razón pura
Eze comienza por la enunciación y pone de relieve de qué manera el gran edificio teórico
kantiano se ha montado sobre un notable racismo ontológico y epistemológico. Ontológico por
considerar inferiores a los habitantes de las tres partes del mundo fuera de Europa.
Epistemológico por restarle capacidad racional y estética. La trampa, como sabemos, es la de
tomar la "racionalidad" y la "estética" restringiendo la al modo de sentir y razonar del hombre
en Europa como medida y no encontrar por cierto cosa semejante en otras partes. La trampa
está en ocultar que todas las comunidades del globo piensan y sienten aunque no
conceptualizan ese sentir y pensar de la manera en que lo hizo Kant y que, después de hacerlo,
esperaba que todos los demás lo hicieron como él. La racionalidad y la estética así planteadas
son formas de obligar devaluando. Esto es, racismo epistemico.
Los artículos siguientes hacen referencia al de Eze e indirectamente, continúan explorando su
planteo. Paget contrapone a Hume con Ottobah Cugoano. El análisis que Henry hace de Hume
es semejante a la lectura descolonial que Eze propone con respecto a Kant. Santiago Castro-
Gómez vuelve sobre una de las tesis fundamentales que nutren sus reflexiones: la de la hibris
del punto cero. Con ello Castro-Gómez devela la arquitectura enunciativa que sostiene el
aparato de la epistemología moderna: la del observador que no puede ser observado, el lugar
que sostiene las reglas del juego que pueden ser contestadas en su contenido pero no en sus
principios.
Los tres artículos son avances importantes en el proyecto descolonial y tienen el mérito de
demostrar qué tipo de tareas son necesarias para avanzar en la opción descolonial.

El color de la razón: la idea de "raza" en la antropología de Kant Emmanuel Chukwudi Eze


I. Introducción
Count comenta que los alumnos a menudo se olvidan de "que Kant produjo el pensamiento
raciologico más profundo del siglo XVIII". Sugiero que este olvido escolar de las teorías raciales
de Kant, o de su raciologia, es atribuible al irresistible deseo de ver a Kant sólo como un
filósofo "puro", preocupado únicamente por los temas filosóficos de la cultura "pura". El kant
más recordado entre las comunidades académicas de Norteamérica es el kant de las críticas.
Se olvida que el filósofo desarrolló cursos y enseñó antropología y/o geografía en forma
regular durante 40 años.
Fue Kant el que presentó a la antropología como una rama de estudio en las universidades
alemanas. Fue el primero en presentar el estudio de la geografía, que consideraba inseparable
de la antropología. A pesar de que antropología desde el punto de vista pragmático fue el
último libro editado por Kant y publicado hacia el fin de su vida, en realidad el material
precede cronológicamente a las críticas. Incluso se sabe que parte del material sobre
antropología y geografía física de los cursos de Kant fue incluido en sus clases de ética y
metafísica.
La exposición que sigue, depende de los textos de Kant y la literatura crítica, busca focalizar la
atención analíticamente en: 1) la opinión de Kant sobre la antropología como ciencia 2) su
doctrina de la "naturaleza humana" y 3) la idea y teoría de "raza" y clasificaciones establecidas
sobre las bases de una concepción específica de la "naturaleza humana" y concluiremos con
una evaluación general de la importancia filosófica y político-cultural de la filosofía racial de
Kant.
II. La opinión de Kant sobre la antropología
De acuerdo con Kant, la "geografía física" es el estudio de "las condiciones naturales de la
tierra y lo que ella incluye: continentes, montañas, ríos, atmósfera, el hombre, animales,
plantas y minerales". El "hombre" esta incluido en el estudio porque los humanos son parte
esencial de la naturaleza. Pero dentro del hombre, la naturaleza se manifiesta de dos maneras
o en dos aspectos: externamente (como cuerpo) e internamente (como alma, espíritu). En la
concepción y vocabulario de Kant, "geografía física" y "antropología" se combinan para
estudiar al hombre en estos dos aspectos; la "geografía" estudia el aspecto corporal, físico,
externo del hombre y la "antropología" estudia el aspecto psicológico, virtual, interno. Kant
llamó a la geografía física y a la antropología ciencias "gemelas", creía que al juntar ambas
disciplinas proveerían una gama de conocimiento total en el tema "hombre".
El estudio de Kant sobre las clasificaciones de raza y racismo sobre la base de las características
físicas (el color de la piel) fue hecho en el dominio disciplinario de la "geografía". Por otro lado,
el estudio de Kant sobre las estructuras internas que condicionan al ser humano como una
entidad moral y que por lo tanto son susceptibles del desarrollo del carácter, recaen en el
dominio disciplinario de la "antropología". Mientras que la geografía estudia al ser humano
como una entidad física, la antropología lo estudia como un agente moral (o un ser que actúa
libremente).
En su antropología desde el punto de vista pragmático, Kant se concentró en el estudio del ser
humano como un agente moral.
Lo que confiere o constituye la "personalidad" para Kant, es, por lo tanto, la habilidad de
pensar y desear y esta habilidad es lo único que hace a esta persona un agente moral. Para
Kant, el terreno del cuerpo (físico) es radicalmente diferente del terreno del alma (espíritu
solamente) o del agente moral.
Para Kant, la "geografía" puede ser física o moral. La geografía física estudia la naturaleza
externa y provee conocimiento de los humanos como cuerpos externos: raza, color, altura,
características faciales, etc., mientras que la antropología pragmática provee conocimiento de
lo interno, la estructura moral condicionada de los humanos (la filosofía práctica provee
conocimiento moral y orientación con respecto a cuál debería ser el destino de la insistencia y
la acción humana).
Para Kant, la física de Newton había logrado un éxito espectacular en lo que respecta al
entendimiento de leyes deterministas de la naturaleza física, pero la filosofía no había logrado
establecer una base de estudio igualmente necesaria y segura para la moralidad y la acción
moral. Enfrentando al "dogmatismo" metafísico de los racionalistas (Descartes, Spinoza,
Leibniz) por un lado y al debilitado escepticismo del empirismo de Hume, por el otro Kant, en
contra de los racionalistas argumenta que el modelo matemático que proponen como ideal
para la investigación metafísica y moral es insostenible, primeramente porque las matemáticas
estudian entidades ideales, que derivan de definiciones formuladas con argumentos
puramente racionales hasta llegar a conclusiones evidentes. Kant argumenta que la metafísica
debe proceder analíticamente (especialmente después del ataque de Hume al dogmatismo
metafísico) para clarificar lo que se da confusamente en la experiencia empírica. Kant concluye
que "el verdadero método de la metafísica es básicamente el mismo que a aquel presentado
por Newton en las ciencias naturales y el que tenía consecuencias tan útiles en ese campo.
Kant se inspiró los escritos de Rousseau para que localizar este punto "fijo de la naturaleza del
cual el hombre nunca puede correrse".
III. La doctrina de Kant sobre la "naturaleza humana" basada en su lectura de
Rousseau
Kant define brevemente a la "naturaleza" como "la existencia de las cosas bajo ley". En el
prólogo de sus clases de antropología, afirma que expondrá un "nuevo" método para el
estudio del "hombre", un método basado no sólo la observación de la humanidad en sus varias
formas históricas y eventuales sino en aquellas que son fijas, permanentes y duraderas en la
naturaleza humana.
Para entender a Kant en su positiva articulación de la permanente y duradera "naturaleza
humana" debemos examinar sus lecturas de Rousseau. Kant encontró en los escritos de
Rousseau la idea de una esencia fija de la "naturaleza humana" que proveía el puntal necesario
para contar con el conocimiento metafísico y moral. Rousseau escribe en el párrafo inicial del
ensayo sobre el origen de las lenguas que "el hablar distingue a los hombres de los animales".
En ese mismo texto, Rousseau vincula el origen del lenguaje con el origen de la sociedad. Pero
en Rousseau, el lenguaje y la sociedad como creaciones humana, no son naturales, son
artificiales, inventadas. El lenguaje y la sociedad son característicos de la humanidad civilizada.
En sus escritos anti-iluministas, Rousseau empleó su hipotética opinión de la evolución de los
humanos. Rehusó declara que "el hombre nace libre; y está encadenado donde quiera que
esté". Con esto quiere decir que en la naturaleza o en el estado de la naturaleza los humanos
nacen libres, independientes, autosuficientes, inocentes e incorruptibles. La sociedad y la
cultura que ha puesto los humanos en cautiverio: regidos por leyes no hechas por ellos. La
cultura y la civilización han impuesto represiones y domesticado al individuo de forma tal que
el desarrollo de la mente en las artes y la ciencia ha hecho al hombre civilizado y dependiente
oprimido, infeliz e inmoral.
A pesar de que algunos aspectos de los escritos de Rousseau parecen defender el rechazo a la
civilización y el regreso del "estado natural", otros se rehúsan a un rechazo completo de la
social civil, intentan justificar la transición de la naturaleza a la cultura y a la sociedad
organizada y se cuestionan qué clase de estructuras sociales sería apropiado desarrollar en
lugar de corromper la verdadera naturaleza del "hombre" que es la libertad humana y la
"bondad natural".
Kant no pienso que Rousseau tenía la intención de apartar a los humanos de la civilización. En
sus clases de antropología, declaró que:
ciertamente, uno no necesita aceptar la imagen enfermiza que Rousseau daba de la
especie humana. No es su opinión real cuando habla de las especies humanas que se
atreven a abandonar su condición natural o cuando difunde su retorno a los bosques,
Rousseau sólo quería expresar la dificultad de nuestras especies de recorrer el camino de
continuo progreso hacia nuestro destino.
Para Kant hay una distinción entre un "estado natural" y un "estado de la naturaleza humana"
que el "hombre... ha adquirido". Incluso para Kant, si del "estado natural" es un estado de
maldad, es la "naturaleza humana", como naturaleza moral, quien ofrece la posibilidad de
superar el mal.
Para Kant la naturaleza humana, a diferencia de naturaleza natural, es una esencia de la
naturaleza moral, lo que constituye una naturaleza humana es la razón moral-la capacidad de
situarse una mismo relación al mente como agente moral-. La idea y el esfuerzo "de hacerse a
sí mismos" es un proceso específicamente histórico y moral. La capacidad moral significa que
los humanos pueden ubicar fines y metas en sus acciones por qué hacen elecciones de vida. El
aire de la razón moral está conectada con la capacidad de autosuperación. Kant escribe que el
individuo "tiene el carácter que él mismo crea porque es capaz de perfeccionarse de acuerdo a
los propósitos que él mismo adopta".
Kant encontró en Rousseau un "restaurador de los derechos de la humanidad"-pero una
humanidad definida como social, civilizada y moral.
Kant afirma que los humanos son esencialmente diferentes de las bestias porque poseen una
naturaleza "interna" o carácter.
Para la explicación de lo que asume como condición humana fundamental manifiesta:
La pregunta es... si el hombre es bueno por naturaleza o es malo por naturaleza. Hasta
aquí el hombre es bueno (por naturaleza) de acuerdo a su don innato. Pero la experiencia
también muestra que en el hombre también hay una inclinación a desear lo que es ilícito.
Esta es la inclinación al mal que surge como inevitable tan pronto como el hombre
comienza a hacer uso de su libertad consecuentemente, la inclinación al mal puede darse
por innata. Por lo tanto, de acuerdo a su carácter sensible al hombre se lo debe juzgar
como malo (por naturaleza). Esto no es contradictorio cuando hablamos del carácter de la
especie porque puede asumirse que el destino natural de la especie consiste en progresar
continuamente hacia algo mejor.
El proyecto humano es entonces superar el estado natural hacia la naturaleza humana, superar
el mal con el bien. Kant dice que la historia está del lado del humanidad-los humanos son los
únicos animales con historia; de hecho, la historia y la historicidad y las artes y la cultura son
resultado de la condición moral esencial de la humanidad.
Para concluir, la exposición anterior del fundamento teórico sobre la antropología filosófica de
Kant que estableció para su práctica de geografía física junto con la antropología siguen de
cerca su procedimiento general de investigación filosófica. Kant se elevó y reinterpretó las
supuestamente hipotéticas o ideales hipótesis de Rousseau acerca del origen y desarrollo de la
civilización europea y las transformó en una declaración general de la humanidad como tal.
Para Kant la historia y la cultura son inadecuados para entrenar la naturaleza humana porque
aborda solamente los aspectos fenomenales, accidentales y cambiantes del "hombre" en vez
de abordar lo esencial y permanente.
IV. La idea de Kant sobre la "raza"
1. la taxonomía
En las secciones anteriores vimos que, para Kant, la geografía física en conjunto con la
antropología supone proveer un espectro completo del conocimiento total en el tema del
"hombre". La geografía física, que estudia la naturaleza externa proporción a un conocimiento
de los humanos como cuerpos extensos: color, altura, características faciales, etc., mientras
que la antropología pragmática provee el conocimiento de lo interno can traza una
clasificación geográfica y psicológica (moral) de los humanos.
Teniendo en cuenta el color de la piel como evidencia de una clase "racial", Kant clasificó a los
humanos: blancos (europeos), amarillos (asiáticos), negros (africanos) y rojos (indios
americanos). La geografía "moral" (cultural) estudió los usos y costumbres de estas razas. Por
ejemplo algunos elementos de la geografía "moral" enseñados por Kant, incluían exposiciones
sobre la cultura tales como el "conocimiento" de que es costumbre en África permitir el robo,
en China abandonar a los niños, en Brasil enterrarlos vivos o para los esquimales
estrangularlos. Finalmente, es del campo de la filosofía moral mostrar, por ejemplo, que dichas
acciones basadas en usos y costumbres no reflexivas, en impulsos naturales (o "la inclinación al
mal") y/o las "órdenes de la autoridad", carecen de "principios éticos" y no son por lo tanto
propiamente humanos. Esta gente carece de la capacidad de desarrollar el "carácter" y
carecen de él porque presumiblemente no tienen auto-conciencia adecuada ni una voluntad
racional ya que son el poder de reflexión y la voluntad los principios racionales los que hacen
posible constituir el carácter moral a través del proceso de desarrollo de la bondad latente en
la naturaleza humana.
En su tabla de clasificaciones morales, mientras que los americanos son completamente
ineducables les porque carecen de "afecto y pasión", los africanos escapan a tal maleficio pero
solamente pueden ser "entrenados" como esclavos y sirvientes:
La raza de los americanos no puede educarse. No hay fuerza motivadora porque carecen
de afecto y pasión. No están en el amor; por eso tampoco tienen miedo. Apenas hablan,
no se acarician mutuamente, nada les importa y son haraganes. Uno podría decir que la
raza de los negros es completamente lo contrario de la de los americanos: están llenos de
afecto y pasión, son muy vivaces, conversadores y vanidosos. Pueden ser educados pero
sólo como sirvientes o sea que permiten ser entrenados. Tienen muchas fuerzas
motivadoras, son también sensibles, tienen miedo a los golpes y hacen mucho por su
sentido del honor.
El "entrenamiento" parece consistir puramente en la coerción física y castigo corporal ya que
en sus escritos acerca de cómo forzar a los sirvientes o esclavos africanos a la sumisión, Kant
aconseja "usar una caña de bambú partida en vez de un látigo para que el "negro" sufra mucho
dolor (por que la gruesa piel del negro no recibirá mucha agonía con un látigo) pero sin morir".
Para golpear eficientemente a "los negros" se requiere "una caña partida en vez de un látigo,
porque la sangre necesita encontrar una salida de la gruesa piel del negro para evitar
infectarse".
De acuerdo con Kant el africano merece esto porque es vago y propenso a la duda y los celos.
El africano es todo esto debido al clima y las razones antropológicas, ellos carecen de
"verdadero" carácter.
Es obvio que Kant es capaz de tener este punto de vista porque gracias al comercio de esclavos
mercantilista y trasatlántico, ve y sabe que los africanos son flagelados "entrenados" en sus
palabras, como de obra europea. Kant manifiesta una desarticulada adhesión a un sistema de
pensamiento que asume que aquello es lo diferente, especialmente lo que "es negro" es malo,
inferior o una negación moral de lo "blanco", lumínico y bueno.
La única "raza" que Kant reconoce, no sólo como educadores, sino también capaz de progreso
en el proceso educacional de las artes y las ciencias, es la "blanca" europea. En una importante
frase, declara: "la raza blanca posee en sí misma todas las fuerzas motivadora y talentos.
Para Kant la evidencia científica fundamental para reconocer a los grupos raciales como clases
de especies se manifiesta y obtiene principalmente por medio del sentido externo, el color de
la piel. De acuerdo con Kant, la geografía física se encarga de "clasificar cosas, agrupar de
acuerdo a sus tributos externos y de describe lo que son en su estado actual". El cuadro
jerárquico de color de piel, de superior e inferior, es el siguiente:
Género original: blanco moreno.
Primera raza: muy rubio (Europa del Norte, de frío húmedo).
Segunda raza: rojo cobrizo (América) de frío seco.
Tercera raza: negra (Senegambia) de calor seco.
Cuarta raza: amarilla olivo (indio) de calor seco.
El hecho de que Kant creyese en esto, se puede ver en la historia que cuenta el proceso por el
cual el "blanco" se transforma en "negra". Grant declara que al nacer el color de la piel de
todos los bebés de todas las razas es blanco, pero gradualmente a lo largo de algunas
semanas, el cuerpo blanco del bebé se pone negro (o rojo o amarillo): "los negros nacen
blancos, excepto por su genital es y un aro alrededor del ombligo que también es negro.
Durante el primer mes, la negrura se desparrama por todo el cuerpo desde esas partes".
En 1775 y atribuyó las causas de "rojo", "en negro" y "amarillos" a la presencia de los depósitos
minerales de hierro a nivel subcutáneo del cuerpo. Luego en 1785 argumentó que la presencia
de una "sustancia" inflamable, phlogiston, en la piel de los africanos hacia que la piel fuese
negra y, por analogía y extrapolación, se asume que esto era responsable de las diferencias en
el color de la piel también en otras razas. Cualquiera sea la causa a la que Kant le atribuye las
diferencias de color de la piel y por consiguiente las distinciones de "raza" mantuvo una
extrapolación jerárquica de estas diferencias de color. Kant atribuye las presumidas categorías
de superioridad o inferioridad de la raza a la presencia o ausencia de "verdadero talento", un
atributo de la "naturaleza" que la determina, al igual que se revela, también, como marca de
raza en el color de la piel. Kant explica:
En los países cálidos el ser humano madura antes de todas maneras, pero no alcanza la
perfección de las zonas templadas. La humanidad existe en su mayor perfección en la raza
Blanca. Los indios amarillos tienen una cantidad menor de talento. Los negros son
inferiores y los más inferiores son parte de los pueblos americanos.
Esta disposición jerárquica racial o de color, se basa claramente en presumibles diferencias de
grado de "talento". El color de la piel para Kant es evidencia de superioridad, inferioridad o
carencia de "don", de talento o la capacidad de producir razón y perfección moral nacional por
medio de la educación. Kant escribe que el color de la piel es la marca de la raza así como
también la evidencia de "la diferencia en el carácter natural". Para Kant, el color de la piel
codifica la capacidad humana "natural para razonar y poseer talentos racionales. La raza
entonces, de acuerdo al punto de vista de Kant, se basa en un principio no histórico de la razón
y una ley moral.
2. Raza ¿Un trasendental?
El trabajo clasificatorio de Kant sobre la raza deberían situarse dentro del contexto de trabajos
previos. De acuerdo con Bufón, había un origen humano común, homogéneo tal que las
diferencias de piel y otros podían atribuir a factores ambientales y climáticos. La opinión de
bufón es que los conceptos de "especie" y "género" aplicados a las clasificaciones son
artificiales ya que no existen en la naturaleza. Kant aceptó la clasificación geográfica de las
razas, pero rechazó la idea de bufón acerca de que las "razas" no eran clases de especies. De
acuerdo con Kant, la distribución geográfica de las razas es un hecho, pero las diferencias entre
razas son permanentes y fijas y trascienden cualquier factor ambiental o climático. La raza y las
diferencias raciales se deben a variaciones específicas de la clase u originales de la especie en
"atributos naturales" tal que hay un "germen" natural y "talento" para cada raza.
Las teorías raciales de Kant, siguen más de cerca las de Linnaeus que las de bufón. Linnaeus
había clasificado a las razas en base a una variedad de características: físicas, culturales,
geográficas y "temperamentales". Kant reproduce esencialmente este esquema. Kant
comparte con Linnaeus la pasión arquitectónica de la taxonomía: la naturaleza se clasifica
dentro del universo en humanos, plantas, rocas y minerales, enfermedades, etc. con todo,
Kant consideraba que el "sistema" clasificatorio de Linnaeus era artificial. Kant cuestionaba el
"sistema" por ser un mero "agregado" sintético en vez de un sistema de la naturaleza con
bases lógicas y y analíticas. En resumen, Kant proporciona precisamente lo que Linnaeus no
tenía: bases lógicas para una clasificación natural y racial.

El "carácter", como formación moral de la personalidad, parece ser aquel en cuya base los
humanos tienen valor y dignidad y la consecuencia de esto es que aquellos pueblos y "razas" a
las cuales Kant asigna capacidad mínima de un segundo capacidad racional barra moral
"blanco" o por la presencia de flogisto en su sangre o por ambas -estas "razas" son natural o
inherentemente inferiores a aquellas que tienen el "don" de logros racionales más altos,
evidencia de lo que se debe en su superior color de piel, blanco, en la ausencia de phlogiston
en la sangre y la superior civilización europea. Mientras que los europeos pueden tener
"valor", no es cierto que tengan verdadera "valía".
Si los pueblos no-blancos carecen de "verdadero" carácter racional y por lo tanto carecen de
verdadero sentimiento y sentido moral, entonces no tienen "verdadero" valor o dignidad. A la
persona negra, por ejemplo, puede denegársele una completa humanidad ya que la completa
y la "verdadera" humanidad pertenece sólo a los blancos europeos.
Para Kant, una estructura de sentimiento trascendental mente fundada garantiza la
objetividad de las descripciones científicas (distinción, clasificación, jerarquización, etc.)
otorgándoles la calidad de permanencia y universalidad y es en ese punto que Kant creía que
su propio trabajo superaría la debilidad lógico -filosófica que él detectaba y criticaba en
Linnaeus.
Kant derivó de Hume una "prueba" para asignar este status infrahumano al "negro".
El señor Hume desafía a que se le presente un ejemplo de que un negro hace mostrado
talento y afirma que entre cientos de millares de negros transportados a tierras extrañas,
y aunque muchos de ellos hayan obtenido la libertad, nos ha encontrado uno solo que
haya imaginado algo grande en el arte o la ciencia o en cualquier otra cualidad honorable,
mientras entre los blancos se presenta frecuentemente el caso de los que, por sus
condiciones superiores, se levantan de un estado humilde y conquistan una reputación
ventajosa. Tan esencial es la diferencia entre estas dos razas humanas: parece tan grande
en las facultades espirituales como en el color.
Kant reflexionó de manera considerable sobre Hume y el elevó filosóficamente su trabajo
literario acerca del "negro", cuando Hume argumenta que "el negro" es "naturalmente"
inferior al "blanco", no intenta dar una base trascendental de la "naturaleza" o la "naturaleza
humana", mientras que Kant lo hace. La naturaleza humana para Kant constituye patrones fijos
de clases de especie tal que las diferencias y clasificaciones raciales se basan en la razón del
científico natural.
V. Crítica de la antropología y la radiología de Kant
2 Esencialismo
Kant es un esencialista normativo. Se apropió de la idea de Rousseau, pero interpretó esta
esencia en un sentido teológico y ético.

La larga cita de Hume que hace Kant está sugiriendo por este medio que hay un "don" esencial
y natural de aquellos que son blancos tienen inherentemente y aquellos que son "negros"
inherentemente no tienen-y la evidencia de este atributo, por su falta, es el color de la piel,
blanca o negra. El color de la piel parece ser el factor empíricamente determinante de la
presencia o ausencia de don natural del talento y el talento constituye la esencia racial, es
justo concluir que él esencialismo de la radiología de Kant está arraigado biológicamente. Así,
la idea de Kant sobre la raza no está solamente hipotetizada trascendentalmente sino también
especializada biológicamente.
3 críticas de las fuentes
¿Cuáles eran las fuentes de información de Kant sobre los pueblos y las culturas europeas?
Kant era un voraz lector que estaba igualmente cómodo con las especulaciones científicas de
su época como con las "novelas frívolas". Por ejemplo utilizó en sus clases libros de ficción para
probar sus teorías.
Además Kant creía que los libros de viajeros proporcionaban información certera y basada en
hechos para la ciencia académica. Kant admitió que leer libros de viajes puede legítimamente
sustituir el trabajo de campo.
También rechazó ofertas de trabajo en universidades ya que no quería abandonar la ciudad
portuaria en la que vivían porque para él era ideal para adquirir todo tipo de información
acerca del mundo y de otras culturas por parte de viajeros: mercaderes, exploradores,
marineros, etc.
Entonces Kant desde su ciudad pudo mirar el resto del mundo desde una perspectiva
eurocéntrica neutral.
La antropología y geografía de Kant ofrece la más fuerte, si no la única, justificación teórica
filosófica suficientemente articulada de la clasificación superior/inferior de las "razas" del
hombre, de cualquier escritor europeo hasta ese tiempo. Kant produjo "la primera teoría de la
raza que realmente merece ese nombre".
VI. Conclusión
es claro que lo que Kant establece como la "esencia" de la humanidad, aquella en la que uno
debe convertirse para merecer la dignidad humana, suena propio del mismo Kant: "blanco"
europeo, y macho. Hablando más claramente, la antropología filosófica de Kant se revela como
el guardián de la imagen que tiene Europa de sí misma como superior y del resto del mundo
como bárbaro.

Entre Hume y Cugoano: raza, etnicidad y el acorralamiento filosófico. Paget Henry

Nuestras nociones de raza y etnicidad no son restos presentes el pasado moderno sino
importantes construcciones clasificatorias y discursivas de nuestra era moderna.

Cultura y etnogénesis
En la era moderna emergieron de la súpernacionalización de culturas autónomas dentro de
una estructura expansiva europea que produjo movimientos hacia afuera en busca de tierras,
productos básicos de la agricultura y materias primas, los cuales requerían el establecimiento
de la soberanía europea por sobre los territorios conquistados.
Desde la perspectiva del individuo pensante, una cultura es una visión originariamente
imaginada de la existencia en la cual él o ella participan. Así ayudan a formar tanto la identidad
como la conciencia del individuo. Las culturas, en tanto visiones de la existencia, proveen
respuestas a un número de cuestiones fundamentales que son tematizadas y expresadas en
una variedad recursos discursivos como la filosofía, la religión, la música, la ciencia y la
literatura. Estas prácticas discursivas son cultivadas en una variedad de instituciones y juntas
constituyen un orden epistémico de la sociedad.
Desde la perspectiva de los estados, y en particular de los estados imperiales, las culturas son
percibidas de modos muy diferentes. Frecuentemente son vistas de acuerdo a su habilidad
para acumular autoridad legítima y así afectar los equilibrios hegemónicos de poder. Esta
aproximación política a la cultura puede ser vista de las políticas culturales de sociedades
multiculturales como Estados Unidos, Brasil y la sociedad del Caribe que fueron creadas por el
imperialismo europeo. En ambas de sus fases, la colonial y la poscolonial, estas sociedades se
enfrentaron a dos difíciles problemas a causa de sus diferentes orígenes culturales de
población indígena dos el problema de la unidad nacional y el de la institución de la cultura
europea como el medio universal de valor cultural y humano. Con estas identidades indígenas
inscriptas en sus herencias precoloniales hubo gran resistencia a las demandas y valoraciones
del emergente orden eurocéntrico. Esta fue una resistencia cultural que tuvo implicaciones
políticas relativamente definidas.
La solución adoptada por las élites gobernantes fue la rápida conversión de poblaciones
indígenas o inmigrantes cuyas identidades estaban aún inscriptas en culturas autónomas o
nacionales, en razas y etnias subnacionales. En otras palabras, estas culturas tuvieron que ser
orientadas e insertadas subordinadamente en un imaginario nacional reconstituido.
El núcleo más constante de los órdenes racial/étnicos han sido los lugares específicos de
acuerdos legales y normativos que los grupos dominantes y las élites gobernantes han
establecido para asegurar que sus prácticas jerárquicas sean observadas. En el caso de los
Estados Unidos y el Caribe estos acuerdos pueden ser descritos como un ritual racial/étnico al
que todos los grupos inmigrantes deben someterse estos rituales exigen que todos los grupos
pasen por un período de "muerte social" en este estado liminal de "muertos socialmente", el
grupo-étnico-por-cero no es más lo que era antes de llegar, sin ser tan poco todavía caribeños
o americanos. De allí que sus derechos y su lugar tengan status muy antiguas. A causa de esta
vulnerabilidad, el grupo debe mostrar excesiva gratitud y lealtad a su nueva sociedad
hospedan. Más aún, mientras se mantienen en estado de muerte social, los indígenas o grupo
de inmigrante debe permitirse al estereotipado, racial izado, deshumanizado por la esclavitud
o reducido a mano de obra barata. Debe además a sentir a un proceso de cirugía cultural
extensiva que le hará un lifting facial anglo-caribeño o caribeño - francófono.

Raza, etnicidad y filosofía europea.

La concepción burguesa del sujeto era una concepción secular que enfatizaba sus capacidades
para la racionalidad, la autonomía, la auto-constitución y la soberanía sobre la naturaleza. Este
cambio puede verse en las concepciones del sujeto producidas por Descartes, Hume, Kant y
Hegel. Esta cambiante concepción del "yo" europeo se refleja claramente en las identidades
postuladas por los filósofos y en sus trabajos recibe alguna de las formulaciones clásicas.

Raza, etnicidad y filosofía africana.


Como ya habíamos notado, existieron florecientes tradiciones filosóficas en todo el mundo en
el período anterior al nacimiento de la ilustración y su modernidad. Como la filosofía europea
medieval, estas tradiciones estaban profundamente formadas por intercambios textuales con
discursos religiosos, políticos y otros. El caso de la filosofía africana no fue diferente. Su visión
de la existencia y de primarias que eran su reto era, por naturaleza, una visión religiosa y
espiritual. En el pensamiento filosófico y religioso africano premoderno encontramos,
contenido en narrativas de cosmo génesis, un modelo de existencia de cuatro-mundos. Estos
cuatro son: el mundo de la naturaleza, el mundo social de la vida cotidiana, el mundo interior
del individuo y, el más importante, el mundo espiritual. Una exigencia fundamental de este
modelo de existencia es que los primeros tres mundos, a pesar de lo que aparentan ser, no son
auto ion subsistentes ni auto ion creados. Sólo el mundo del espíritu posee estas capacidades.
Es el origen de los otros tres mundos y así toda la creación es percibida como encontrando su
fundamento en el espíritu. El espíritu, como la ilimitada energía creativa impersonal y también
como las deidades personales, es héroe real de la filosofía africana premoderna. En efecto, no
sería ir muy lejos decir que esta tradición se estructuró alrededor de una serie de
conversaciones mutuamente afirmativas con el y. En esto, el mayor defecto del retrato
hegeliano de la subjetividad africana realmente se vuelve claro.
La orientación espiritual de la filosofía africana fue profundamente fracturada por los shocks
sísmicos de la penetración europea y su subsecuente colonización. Como el grupo percibió ser
el que menos tenía que ver con los europeos, los africanos fueron los más profundamente
racializados. Más que ningún otro grupo, fueron captados a través de la distorsionante mirada
racial con la que él "hechos" europeo fue construida. Consecuentemente, la colonización trajo
a África el nuevo orden filosófico racialmente descentrado en el que no había lugar para las
raíces africanas antes descritas. Como humanidad africana, fueron víctimas de actos de
desaparición forzada.

Ottobah Cugoano
Nacido en Ghana alrededor de 1757, Cugoano fue secuestrado, vendido como esclavo en mis
vecinos 70, embarcado a la isla caribeña de Granada. Durante nueve meses experimentó y dio
pruebas de los horrores de la esclavitud en plantaciones. En 1772, fue llevado a Inglaterra. En
Londres, Cugoano fue capaz de ganar su libertad en parte a través de su conversión al
cristianismo.
Cugoano abre su ataque a las tesis bestializantes con una caracterización general de su
experiencia básica: "que el africano no tiene derecho a ningún grado competente de
conocimiento, ni es capaz de absorber algún conocimiento de probidad; y esa naturaleza lo
designa como un eslabón inferior a la cadena, sólo en condiciones de ser esclavo". La
estrategia básica de su contrario en argumento es una inversión moral que categoriza como
"malvados", "débiles", "villanos" a los practicantes de estos ejercicios de bestial
deshumanización. Así, escribió: "pero cuando me encuentro con aquellos que no tienen
escrúpulos para manejarse con la especie humana, como las bestias, debo pensar los no sólo
como brutos, sino como débiles y bajos". Cugoano está haciendo uso de su visión, volviendo su
mira repentinamente hacia el carácter de los comerciantes esclavos y de los propietarios de
esclavos. En su opinión, los europeos, a fin de convertir a los africanos en los animales que
habían imaginado que eran, deben hundirse en niveles aún más bajos de bestialidad que los
africanos.
Cugoano hace de la esclavitud una lectura similar, como si fuera una palabra o una oración del
vocabulario de Dios. Como posibilidad sociohistórica, la esclavitud se convierte en una
portadora, en una posibilidad verbal para instruir a los humanos sobre su estado oculto de
ataduras del pecado como resultado de su "trasgresión original". Cugoano establece una
fuerte similitud entre las condiciones de la atadura espiritual y la esclavitud sociohistórica, y
sugiere que la última es moldeada sobre la primera. Escribe: "todos los hombres en su caído
estado depravado, estando bajo una atadura espiritual, según tiene la naturaleza de la carne
brutal, y por la lujuria de ese estado, son llevados, cautivos y esclavizados; y la consecuencia es
que, bajo el pecado y la atadura, son vendidos al injusticia; y, cautivos, son conducidos por el
demonio hacia su deseo". A pesar de que este algún modo forzado, con este pasaje Cugoano
está sugiriendo que las categorías de la atadura, venta, cautiverio y esclavitud usadas en el
nivel sociohistórico tienen su origen en una condición espiritual oculta de la humanidad. Esta
condición espiritual desconocida se vuelve, sin embargo, el horizonte trascendental primario
para las prácticas sociohistóricas de dominación.
Cugoano afirma que "si no hubiera habido maldad y pecado entre los hombres, jamás hubiera
encontrado algún tipo de atadura, esclavitud hubo presión entre ellos"

El lado oscuro de la "época clásica" filosofía, ilustración y colonialidad en el siglo XVIII


Santiago Castro - Gómez

En este trabajó defiende la tesis de que buena parte de la filosofía europea articulada en el
siglo XVIII debe ser representada conforme al modelo analítico de la "heterogeneidad
estructural" y luego desarrolló la teoría latinoamericana de la dependencia, la filosofía de la
liberación y actualmente el grupo latino/latinoamericano modernidad/colonialidad. De
acuerdo con este modelo, la colonialidad y la modernidad no debe ser entendida como "fases"
sucesivas en el tiempo (la modernidad como "superación" de la colonialidad) sino como
fenómenos coexistente y mutuamente dependientes al interior del sistema capital mundial. El
colonialismo, a contrapelo de lo afirmado tradicionalmente por la teoría social moderna, no es
un fenómeno puramente aditivo sino constitutivo de la modernidad.

1. La Hybiris del punto cero


a Descartes se le suele asociar con la emergencia de este nuevo paradigma filosófico. Tanto en
el discurso del método, como en las meditaciones metafísicas Descartes afirma que la certeza
del conocimiento sólo es posible en la medida que se produce una distancia entre el sujeto
conocedor y el objeto conocido. Cuanto mayor sea la distancia del sujeto frente al objeto,
mayor será la objetividad. Descartes pensaba que los sentidos constituyen un obstáculo
epistemológico para la certeza del conocimiento y que, por tanto, esa certeza solamente podía
obtenerse en la medida en que la ciencia pudiera fundamentarse en un ámbito incontaminado
por lo empírico y situado fuera de toda duda. Los olores, los sabores, los colores, en fin, todo
aquello que tenga que ver con la experiencia corporal, constituye para Descartes un "obstáculo
epistemológico" y debe ser, por ello, expulsado del paraíso de la ciencia y condenado a vivir en
el infierno de la doxa. El conocimiento verdadero (episteme) debe fundamentarse en un
ámbito incorpóreo, que no puede ser otro sino el cogito. Y el pensamiento, en opinión de
Descartes, es un ámbito metaempírico que funciona con un modelo que nada tiene que ver
con la sabiduría práctica y cotidiana de los hombres. Es el modelo abstracto de las
matemáticas. Por ello, la certeza del conocimiento sólo es posible en la medida en que se
asienta en el punto de observación inobservado, previó la experiencia, que debido a su
estructura matemáticas no puede ser colocado en duda bajo ninguna circunstancia.

En efecto, Descartes está convencido de que la clave para entender el universo se halla en la
estructura matemática del pensamiento, y que esta estructura coincidía con la estructura
matemática de la realidad. La visión del universo como un todo orgánico, vivo y espiritual, fue
reemplazada por la concepción de un mundo similar a una máquina. Por ello, Descartes
privilegia el método de razonamiento analítico como el único adecuado para entender la
naturaleza. El análisis consiste en dividir el objeto en partes, desmembrarlo, reducirlo al mayor
número de fragmentos, para luego recomponer los según el orden lógico guión matemático.
Para Descartes como luego para Newton, el universo material es como una máquina en el que
no hay vida, ni telos, mi mensaje moral de ningún tipo, sino tan sólo movimientos y
ensamblajes que pueden explicarse de acuerdo a la disposición lógica de sus partes. No sólo la
naturaleza física sino también el hombre, las plantas, los animales, son vistos como meros
autómatas, regidos por una lógica maquinica. El hombre enfermo equivale simplemente un
reloj descompuesto y el grito de un animal maltratado no significa más que el crujido de una
rueda sin aceite.

A este tipo de modelo epistémico Castro - Gómez denomina la Hybiris del punto cero. No son
sólo los olores, los sabores y los colores lo que obstaculiza el logro de la certeza, sino también
la pertenencia a cualquier tipo de tradiciones culturales. Observados desde el punto cero,
aquellos conocimientos que vienen ligados a saberes ancestrales o a tradiciones culturales
lejanas o exóticas son vistos como doxa, es decir como un obstáculo epistemológico que debe
ser superado.
La Hybiris del punto cero se forma, precisamente, en el momento en que Europa inicia su
expansión colonial por el mundo en los siglos 16 y 17, acompañando así a las pretensiones
imperialistas del occidente. El punto cero sería entonces la dimensión epistémica del
colonialismo.

2. Ciencias humanas o la construcción del plano de trascendencia


La ilustración pone en marcha un aparato de fundación trascendental, cuyo propósito era
establecer mediaciones racionales para todos los ámbitos de acción humana. La política, el
conocimiento y la moral quedaron sometidos a un orden pre construido que, sin reproducir los
viejos dualismo de la edad media, si postulaba un nuevo ordenamiento metafísico del mundo.
No era ya Dios sino la "naturaleza humana" el garante de que las leyes del cosmos tienen
correspondencia con las leyes de la polis. Es quizás en el tratado de la naturaleza humana de
Hume donde por primera vez se formula sistemáticamente el proyecto de una ciencia fundada
en el plano trascendente de la naturaleza humana.

Al igual que Descartes, Hume propone "un sistema completo de las ciencias, edificado sobre
un fundamento casi enteramente nuevo, el único sobre el que las ciencias puedan basarse con
seguridad". En Descartes, como se sabe, la objetividad de la ciencia proviene de un método en
el que se busca en la conciencia una certeza primaria para después y de forma estrictamente
matemática, deducir de ella todas las verdades científicas. Hume piensa que aunque todas las
ramas de las ciencias parecen ocuparse de objetos que se encuentran fuera de la conciencia,
en realidad son los hombres mismos quienes juzgan acerca de la verdad o falsedad de las
proposiciones que utilizan para estudiar esos objetos. Por tanto, si lo que se busca es un
fundamento sólido que garantice la certeza del conocimiento, ese fundamento no puede ser
otro que las facultades perceptivas y cognitivas del hombre. El estudio de esas facultades de la
naturaleza humana es el objeto de la "ciencia del hombre".
La ciencia del hombre se convierte así en el fundamento epistemológico de todas las demás
ciencias, incluso de la "filosofía natural" es decir de la física ejemplificada por Newton. Según
Hume, del mismo modo en que la física logró establecer leyes que gobiernan el mundo celeste,
la ciencia del hombre debe aplicar el mismo método para establecer las leyes que gobiernan el
mundo terrestre de la vida social. Y como estas leyes, según Hume se encuentran ancladas en
la naturaleza humana, la nueva ciencia tomará como objeto de estudio las facultades
cognitivas y perceptivas del hombre, con el fin de explicar, a través de la observación y la
experiencia, las estructuras básicas que rigen su comportamiento social y moral.

Nótese que la pretensión de Hume, como la de Descartes, es ubicar a la ciencia del hombre en
un punto cero de observación, capaz de garantizar su objetividad. Sólo que, a diferencia de
aquél, este punto cero es alcanzado mediante la aplicación del método experimental, con el fin
de establecer una analogía sobre el universo newtoniano y el universo político-moral. Pero la
pretensión de ambos pensadores es la misma: convertir a la ciencia en una plataforma y no
observada de observación a partir de la cual un observador imparcial se encuentre en la
capacidad de establecer las leyes que gobiernan tanto al cosmos como la polis. La primera
regla para llegar al punto cero es entonces la siguiente: cualquier otro conocimiento que no
responda a las exigencias del método analítico-experimental, debe ser radicalmente
desechado. Para Hume el cumplimiento estricto de esta regla permitirá que la ciencia del
hombre mira su objeto de estudio tal como es y no tal como debería ser. Observar la
"naturaleza humana" desde el punto cero equivale a poner entre paréntesis cualquier
consideración moral religioso metafísica sobre el hombre, para verlo en sus actividad pura. La
ciencia del hombre no es normativa, sino descriptiva.

3. La negación de la simultaneidad epistémica


La observación comparativa que establece que entre las sociedades contemporáneas europeas
y las americanas existe una relación de no simultaneidad. Mientras que las sociedades
europeas han logrado desarrollar un modo de subsistencia basado en la división especializada
del trabajo y el mercado capitalista, las sociedades americanas se encuentran ancladas en una
economía perteneciente al "pasado de la humanidad". La relación que existe entre un
jornalero de Inglaterra y un pastor indígena de la nueva Granada es la simetría temporal.
Ambos viven en el siglo XVII, pero pertenecen a estadios diferentes del desarrollo de la
humanidad. Los diferentes modos de subsistencia en que transcurre la vida de estas personas
son indicativos de que las sociedades progresan en el tiempo y de que este progreso consiste
en un paulatino desarrollo del trabajo productivo. Cazadores, pastores, labradores y
comerciantes son estadios sucesivos de desarrollo que marcan el progreso de la humanidad.
Miradas desde el punto cero, todos las sociedades aparecen como regidas por una ley
inexorable que les conducirá, más tarde o más temprano, hacia un pináculo de la economía
capitalista moderna. El telos de la historia es la cancelación definitiva de aquello que durante
milenios se constituyó en una maldición por excelencia de la realidad humana: la escasez.

4. razas inmaduras

Kant está convencido de que el hombre debía ser mirado como parte integral del reino de la
naturaleza y, por lo tanto, como un objeto de estudio perteneciente a lo que en aquella época
se denominaba "historia natural". Sin embargo, Kant pensaba que, además de ser parte de la
naturaleza física, había algo en el hombre que escapaba al determinismo de las leyes naturales
y que no podía ser estudiado por la historia natural. Ese "algo más" es la naturaleza moral del
hombre, cuyo estudio debe fundarse en un método diferente al utilizado por las ciencias
empíricas. De acuerdo con esto la ciencia del hombre se divide en dos grandes subdisciplinas:
la "geografía física", que estudia la naturaleza corporal del hombre desde el punto de vista de
sus determinaciones externas (medio ambiente, fisonomía, temperamento, raza) y la
"antropología pragmática" que estudia la naturaleza moral del hombre desde el punto de vista
de su capacidad para superar el determinismo de la naturaleza física y elevarse al plano de la
libertad.
Kant comparte con los cientistas ingleses la idea de que la ciencia opera según máximas y
principios definidos racionalmente, válidos con independencia de la posición relativa del
observador, por lo que el punto de observación científica no depende de la naturaleza del
objeto observado. El objeto puede cambiar según su ubicación en el tiempo y el espacio, pero
la observación en tanto que científica, se concentra en los principios universales que explican
ese cambio. La observación del movimiento de los astros, por ejemplo, no varía de acuerdo a
la posición del objeto observado ni de la situación particular del observador empírico, sino que
se mantiene fija en el punto cero. Es por eso que la antropología magmática y la geografía
física poseen el mismo estatus epistemológico, ya que todo conocimiento científico debe
tener, según Kant, un fundamento trascendental que garantice su estatus de universalidad. La
diferencia es más bien de carácter metodológico, ya que ambas disciplinas abordan dos
aspectos cualitativamente distintos de la experiencia humana. La geografía física, a diferencia
de la antropología pragmática, toma como objeto de estudio al hombre desde el punto de
vista de sus aspectos cambiantes en el tiempo y el espacio, pero su observación continúa
siendo realizada formalmente desde el punto cero. La geografía física utiliza por ello una
taxonomía clasificatoria de los seres vivos en la que se buscaba describir objetivamente el
mundo natural a partir de la agrupación de diferentes individuos (minerales, animales, plantas,
seres humanos) en categorías abstractas (género, clase y especie) con el fin de establecer
semejanzas formales entre ellos.

Un claro ejemplo del estatuto de cientificidad de la geografía física es el modo en que Kant
aborda el problema de las razas. El concepto de "raza", al igual que todas las categorías
utilizadas por la historia natural, no tiene correspondencia alguna en la naturaleza sino que es
fruto de la operación formal del entendimiento, es decir de una observación realizada desde el
punto cero. En opinión de Kant, su utilidad científica radica en que permite establecer
diferencias entre grupos que pertenece ciertamente a una misma especie, pero que han
desarrollado características hereditarias diferentes. Las diferencias en cuanto a color de piel no
hacen referencia entonces a distintas clases de hombres, todos pertenecen al mismo tronco,
sino a distintas razas, en tanto que cada una de ellas perpetúa un fenotipo diferente. Kant
establece que son únicamente cuatro los grupos humanos que deben ser clasificados bajo la
categoría formal de raza.

Las cuatro razas no sólo corresponden a diferencias entre grupos humanos marcadas por
determinaciones externas, sino que también, y sobre todo, corresponden a diferencias en
cuanto al carácter moral de los pueblos, es decir a diferencias internas marcadas por la
capacidad que tienen esos grupos o individuos para superar el determinismo de la naturaleza.
En otras palabras, Kant está diciendo que la raza, y en particular el color de la piel, debe ser
vista como un indicativo de la capacidad o incapacidad que tiene un pueblo para "educar" la
naturaleza moral inherente a todos los hombres.

En efecto, por su peculiar temperamento psicológico y moral, algunas razas no pueden


elevarse a la autoconciencia y desarrollar una voluntad de acción racional, mientras que otras
van educándose a sí misma (es decir, progresan moralmente) a través de las ciencias y las
artes. Los africanos los asiáticos y los americanos son razas moralmente inmaduras porque su
cultura revela un incapacidad para realizar el ideal verdaderamente humano, que es superar el
determinismo de la naturaleza para colocarse bajo el imperio de la ley moral. Solamente la
raza blanca europea, por sus características int armas y externas, es capaz de llevar a cabo este
ideal moral de la humanidad.
La ciencia del hombre definida por Kant plantea entonces la existencia de una jerarquía moral
entre los hombres basadas en el color de piel. Así como algunos autores negaban la
simultaneidad de los conocimientos y las formas de producción al establecer una jerarquía
temporal en donde la nueva ciencia y la economía de mercado aparecen como instituciones
vanguardistas del progreso humano, Kant niega la simultaneidad de las formas culturales al
establecer una jerarquía moral que privilegia los usos y costumbres de la raza blanca como
modelo único de "humanidad". Por eso, así como algunos autores observan a las sociedades
americanas de forma similar al modo en que un paleontólogo observa los restos un dinosaurio,
es decir como testimonios (congelado en el tiempo) de lo que fue la vida humana en el pasado,
Kant ubica a la "raza roja" en el estadio más primitivo del desarrollo moral, estableciendo así el
contraste entre el ayer y el hoy de la ilustración.
5. Epílogo
Sintetizando lo dicho hasta el momento: la filosofía moderna del siglo XVIII contribuye a la
construcción de esta "mirada universal" de la que habla Mignolo y que Castro-Gómez ha
denominado la " Hybris del punto cero". El punto cero es el comienzo epistemológico absoluto,
pero también con lleva el control económico y social del mundo. Obedece a la necesidad que
tenía primero el estado español (y luego todas las demás potencias hegemónicas del sistema
mundo) de erradicar cualquier otro sistema de creencias que no favoreciera la visión
capitalista del homonoeconomicus. Ya no podían coexistir diferentes formas de "ver el
mundo", sino que había que taxonomízarlas conforme a una jerarquización del tiempo y el
espacio. Todas las demás formas de conocer son declaradas como pertenecientes al "pasado"
de la ciencia moderna; como "doxa" que engaña los sentidos; como "superstición" que
obstaculiza el tránsito hacia la mayoría de edad". Desde la perspectiva del punto cero, todos
los conocimientos humanos quedan ordenados en una escala epistemológica que va desde la
tradicional hasta lo moderno, desde la barbarie hasta la civilización, desde la comunidad hasta
el individuo, desde la tiranía de la democracia, desde lo individual hasta el universal, desde
oriente hasta occidente. Estamos frente a una estrategia sistémica de dominio que todavía
continúa vigente. La colonialidad no es el paso de la modernidad. Es, simplemente su otra cara.

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