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Elías Castelnuovo: una lectura plebeya

del freudismo

Adriana Rodríguez Pérsico


Universidad de Buenos Aires- CONICET

Resumen
El ensayo es un género que se aleja tanto del rigor de la ciencia como
de las burocracias de la academia. Se revela apto para probar posiciones que
descubren una subjetividad que se arriesga a prescindir de citas autorizadas
mientras procura la autolegitimación. En 1938, Elías Castelnuovo, miembro
conspicuo del Grupo de Boedo, publica Psicoanálisis sexual y social, título
evidente que pretende articular marxismo y psicoanálisis mediante las iro-
nías y las estrategias de la literatura. El resultado conlleva una victoria de la
retórica literaria que ofrece versiones plebeyas de ambos saberes.
Palabras clave: Ensayo, Literatura argentina, Elías Castelnuovo, psicoa-
nálisis, marxismo.

Riassunto
La saggistica è un genere che si distingue sia dal rigore della scienza sia
dalla burocrazia dell’accademia. Si rivela capace di assumere delle posizioni
che presentano una soggettività che si espone alla situazione in cui prescinde
del carattere di autorità delle citazioni e, allo stesso tempo, cerca di autole-
gittimarsi. Nel 1938, Elías Castelnuovo, membro cospicuo del “Grupo de
Boedo”, pubblica Psicoanálisis sexual y social, titolo evidente che intenta
articolare marxismo e psicoanalisi mediante le ironie e le strategie della let-
teratura. Il risultato implica una vittoria della retorica letteraria che espone
versioni plebee di questi saperi.
Parole chiave: Saggistica, Letteratura argentina, Elías Castelnuovo, Psi-
coanalisi, Marxismo.

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1. CASTELNUOVO, Elías. Interpretación y sobreinterpretación
Memorias, 1974, p. 127.
2. EIPPER, John. Elías
Castelnuovo, La revolución hecha Entre las numerosas polémicas literarias que atraviesan
palabra, 1995, p. 16.
el campo cultural argentino, el enfrentamiento Florida-Boedo
3. Ibídem, p. 16. ocupa un lugar privilegiado. Anaqueles saturados testimonian
intentos de dirimir la cuestión con resultados más o menos
felices, dictaminando poéticas irreconciliables o, por el con-
trario, estableciendo puntos en común, zonas de intersección,
límites indecisos entre los ritmos y las formas vanguardistas y
el denuncialismo inherente a la estética realista. Elías Castel-
nuovo es una pieza clave en la fundación del Grupo de Boedo
que se nucleó alrededor de la revista Los Pensadores cuyo pri-
mer número apareció a comienzos de 1922 con la dirección de
Antonio Zamora y que publicaba en cuadernillos semanales
una obra completa de la literatura universal a precios popula-
res. En sus Memorias, el escritor afirma que el núcleo de Boedo
“empezó con sólo tres francotiradores –Nicolás Olivari, Loren-
zo Stanchina y el que suscribe-” aunque rápidamente creció el
número de participantes hasta formar “un verdadero ejército
de línea con asientos estratégicos en Rosario, La Plata y Monte-
video”, que tenía su cuartel general en el domicilio del propio
Castelnuovo, la buhardilla de la calle Sadí Carnot Nª 11.1
En su adolescencia y juventud, Castelnuovo desempeña
los más disímiles trabajos y tiene ocupaciones diversas. John
Eipper cita un comentario de César Tiempo, incluido en la
edición de Tinieblas de 1975 que configura una síntesis per-
fecta: “A los 12 años eras aprendiz de buhonero en las calles
de tu ciudad natal. Luego, linyera, mozo de cuadra, peón de
saladero, albañil, frentista, constructor, tipógrafo, linotipista,
maestro de escuela, asistente de cirujano y no sé cuántas cosas
más”2. A estos oficios, el crítico agrega otros como electricista,
plomero y cocinero y concluye: “Si bien Castelnuovo sabía
hacer de todo, a partir de su llegada a Buenos Aires, su pan
provendría casi siempre de la palabra: tipógrafo, periodista,
escritor, editor. Tipógrafo, linotipista: la profesión proletaria
por excelencia […]”3. De todas esas experiencias, extrae mate-
riales para su escritura, que transita diversos géneros (cuento,
drama y periodismo). Vida y literatura se sostienen y alimentan
mutuamente.
En la década de 1930, Castelnuovo se interesa por el psi-
coanálisis y escribe un largo ensayo, Psicoanálisis sexual y so-
cial. En esos años, la cultura argentina conoce un momento
de interés en la sexología fomentado por artículos y libros de
editoriales como Claridad y Tor, revistas y periódicos. En pu-
blicaciones de circulación masiva como El Hogar se incluyen
artículos y notas sobre hipnosis. El diario Jornada –ex Crítica–
incorpora a partir de 1931 una columna sobre psicoanálisis

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e interpretación de los sueños firmada por “Freudiano” que 4. La voluntad de difusión
analiza los contenidos de los sueños de los lectores que envían continúa con ejemplos
prestigiosos. Entre 1948 y
sus relatos4. El máximo proyecto lo emprende la editorial Tor
1951, la revista femenina Idilio
con la publicación de una serie de diez volúmenes titulada publica una columna titulada
“Freud al Alcance de Todos”, a cargo del escritor peruano Al- “El psicoanálisis te ayudará”
berto Hidalgo que firma con el seudónimo de Dr. Gómez Ne- que irmaba Richard Rest,
rea. Se trata de explicaciones sencillas sobre la teoría freudiana seundónimo del sociólogo
de la sexualidad ilustrada por casos que se suponían autén- Gino Germani y del psicólogo y
editor Enrique Butelman. Grete
ticos, aunque resultaron imaginarios. Hugo Vezzetti sostiene
Stern ilustraba los sueños con
que Hidalgo contribuye a la popularización del psicoanálisis, fotomontajes que devinieron
a la “implantación propiamente plebeya del freudismo”5 des- célebres.
taca también el papel decisivo de esta tarea divulgatoria de
5. VEZZETTI, Hugo.
una teoría que llegaba al gran público impura, mezclada e Aventuras de Freud en el país de
inorgánica.6 los argentinos. De José Ingenieros a
En la recepción del psicoanálisis en Argentina, Mariano Enrique Pichon-Rivière, 1996,
Plotkin distingue varios momentos: desde finales de la década p. 221.
de 1910 y comienzos de la de 1920, se lo consideró una teoría 6. Dice Vezzetti: “La segunda
médica y como tal era discutida en los círculos especializados; vía estuvo dominada por un
desde mediados de 1920 y hasta finales de la década de 1930, freudismo plebeyo, inorgánico,
“de mezda”, mucho más
psiquiatras progresistas comenzaron a usarlo como método te-
cercano a las percepciones
rapéutico o a criticarlo, poniendo al descubierto el importante del público que a la validación
papel de la disciplina. Hacia finales de 1920, el psicoanálisis se por los especialistas, en el que
transformó en parte del consumo cultural. Concluye Plotkin: el ensayo y las operaciones
de la divulgación fueron las
herramientas mayores. El género
Finalmente, entre 1930 y 1940, el psicoanálisis y la psi-
popular sexológico difundido en
quiatría llegaron a establecerse como especialidades au-
los tomos de Claridad y la serie
tónomas en una sociedad altamente polarizada […] Para
del Dr. Gómez Nerea fueron
1942, cuando un grupo de médicos fundaba la Asociación
el canal mayor de esas formas,
Psicoanalítica Argentina, el psicoanálisis ya se había ga-
necesariamente desprolijas, de
nado un lugar importante en la cultura urbana del país.7
importación del freudismo;
y vale la pena recordar que
Así como Hidalgo y su alter ego ejercen un “freudismo también en esa vía Ingenieros
plebeyo”, podríamos decir que Castelnuovo milita en un “an- cumplió un papel inicial a través
tifreudismo plebeyo”. A la teoría de la energía sexual como de las ediciones populares de
motor del comportamiento humano, en Psicoanálisis sexual sus ensayos sobre el amor”.
VEZZETTI, Hugo. Ibídem,
y social, responde con la interpretación materialista de la ne-
1996, p. 247. Cf., especialmente,
cesidad como causa primera y universal. El otro argumento el capitulo 4 “Alberto Hidalgo,
destaca la prerrogativa de lo colectivo por sobre lo individual. divulgador de Freud”.
La edición de 1938 lleva un subtítulo — examen de una nueva
7. PLOTKIN, Mariano Ben.
teoría de desorientación — que omite la edición de 1966. Mien- Freud en las pampas. Orígenes
tras se presenta como “un nuevo método de orientación en el y desarrollo de una cultura
conocimiento individual del alma humana […]”, el psicoanáli- psicoanalítica en la Argentina (1910-
sis es, en rigor, un “nuevo método de desorientación social” 8. 1943), 2003, p. 29.
Con tono de sorna y precisas dosis de humor que mantiene a 8. CASTELNUOVO, Elías.
lo largo de las páginas, el autor sostiene que el método es tan Psicoanálisis sexual y social, 1966,
peligroso que puede conducir al suicidio. p. 41.
Sabemos que la literatura tiene una impronta fuerte en la
construcción del relato psicoanalítico, que toma prestados del

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9. Ibídem, p. 15. teatro clásico mitos y fábulas para pensar sus ficciones de ori-
10. ECO, Umberto. Interpretação gen, así como rastrea el funcionamiento de la creación poética,
e Superinterpretação, 1993, p. 57. o los rasgos patológicos de los autores, valiéndose de sus obras.
No hay duda de que la interpretación psicoanalítica guarda
puntos de contacto con la interpretación literaria. De modo
similar, el ensayo de Castelnuovo pretende echar una mirada
materialista sobre el psicoanálisis, objetivo que no impide que
se deslice hacia la interpretación literaria.
El ensayista concibe al psicoanálisis como un impresio-
nante mecanismo arquitectónico, un enorme edificio, en el
que, sin embargo, se advierten fallas estructurales a partir del
desconocimiento de una premisa vital: el hombre busca satis-
facer una necesidad. Necesidad, hambre y materia se oponen
a placer y sexo. “¿Qué es, por consiguiente, lo que persigue el
organismo: llenar un placer o cubrir una necesidad?”. La res-
puesta a esa pregunta que opera de hilo conductor: “El princi-
pio, consiguientemente, no es satisfacer un placer. Es satisfacer
una necesidad. No es cumplir con las leyes del pensamiento.
Es cumplir con las leyes de la materia”9. La dualidad manda en
las argumentaciones.
En “Sobreinterpretando textos”, Umberto Eco distingue
entre una interpretación sana y otra paranoica. Después de afir-
mar que, en cierta medida, todas las cosas tienen relaciones de
analogía, contigüidad y similitud, sostiene que la diferencia en-
tre ambas interpretaciones está en reconocer que la relación es
mínima y no, por el contrario, deducir de esa relación mínima
lo máximo: “El paranoico ve por debajo de mi ejemplo un se-
creto, al que estoy aludiendo”10. Hace proliferar las pistas y lee
las huellas de modo excesivo. Podemos pensar que para Castel-
nuovo, Freud sería un ejemplo notable de ese lector alucinado,
que incurre sin cesar en el error de la sobreinterpretación. Si el
niño posee “una desastrosa imaginería erótica” cabe extender
esa condición al mismo psicoanálisis que con tal de perseverar
en sus fines, no vacila en subordinar la realidad a la teoría. Psi-
coanálisis sexual y social es un texto sobre la interpretación psi-
coanalítica que focaliza sus intenciones casi exclusivamente en
la teoría sexual; un ensayo que machaca sobre equivocaciones,
distorsiones, contradicciones y desvíos variopintos. A las in-
terpretaciones psicoanalíticas, Castelnuovo opone perspectivas
materialistas, convencido de que la interpretación psicoanalíti-
ca desprecia la literalidad y las causas materiales y directas para
preferir las causas secundarias, los desplazamientos y las metá-
foras. Contra la tiranía de la sobreinterpretación que arrastra
al error, esgrime la salud y el efecto reparador de la literalidad.
El psicoanálisis revela su voluntad de poder, aspira a la
omnipresencia y a desentrañar la causa de cada acto o cada
sentimiento del sujeto, de modo que impone sus argumentos
ejerciendo una tiranía de tal magnitud que la vida entera está

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atravesada por unos cuantos significados centrales. Como 11. CASTELNUOVO, Elías.
acontece con la religión, el sujeto procura en vano emanciparse Psicoanálisis sexual y social, 1966,
p. 65.
del relato psicoanalítico durante toda su existencia. A esto se
agrega la capacidad de sugestión del psicoanálisis, que hechiza 12. Para más detalles, véase el
al enfermo, pero no cura la enfermedad. Castelnuovo afirma libro de Plotkin. En especial,
“La apropiación ideológica del
que su carácter totalitario deriva en batallas encarnizadas para
psicoanálisis”.
ocupar y someter a su influencia todos los territorios, ya se
trate de la enfermedad o la salud, el arte o la filosofía, el pla-
no individual o colectivo. Aspira, entonces, a ser un método
hegemónico, excluyente de interpretación científica, estética y
cultural.
En respuesta correctiva y contrastiva a la ideología subya-
cente en el psicoanálisis, Castelnuovo introduce el concepto
de clase, al tiempo que pone en marcha un sistema de com-
paraciones que usa como estrategia discursiva a lo largo de las
páginas y que se constituye por la aproximación de términos
que pertenecen a campos semánticos u órdenes diferentes. Las
comparaciones así engendradas provocan asombro y desembo-
can en la reducción al absurdo. El texto termina convirtién-
dose en una pieza extraordinaria de humor involuntario. Los
términos entran en cadenas de equivalencias que borran rasgos
diferenciales. Lo específico de la disciplina –los postulados teó-
ricos y sus derivaciones prácticas– equivale a opiniones ligeras,
comentarios jocosos o apreciaciones emitidas en lenguaje mar-
xista simplificado. Este tipo de lógica equivalencial no sólo
deshace diferencias, sino que aniquila jerarquías: la burla malé-
vola vale tanto cuanto el enunciado científico.
En la misma línea que unos años antes sostiene Bajtin –en
Freudismo. Un bosquejo crítico (1927), cuando cuestiona a
Freud por basar su teoría en constantes universales, esquivan-
do la especificidad cultural e histórica de los procesos psíqui-
cos–, también para Castelnuovo, la interpretación psicoana-
lítica omite lo colectivo neutralizando la combatividad de la
clase trabajadora. “La historia de lo que pasa adentro se urde
especialmente para omitir la historia de lo que pasa afuera”11,
impugna. En esta dirección se movían otros intelectuales de
izquierda, como Aníbal Ponce, que también se opuso al psicoa-
nálisis aunque otros, como Raúl González Tuñón, pensaban
que podía conjugarse con el socialismo. Algunos médicos de
izquierda — como Gregorio Bermann, Emilio Pizarro Crespo
o Jorge Thénon — creyeron posible armonizar el psicoanálisis
con ideologías de izquierda, en una búsqueda doble de reno-
vación de la psiquiatría y como instrumento de crítica social.
Sin embargo, la mayoría terminó alejándose de sus posiciones
iniciales.12
La prosa resta legitimidad al psicoanálisis al considerar
que la paradoja y la contradicción le son inherentes. En sus
postulados, predomina el tipo de imaginación que rige en los

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13. CASTELNUOVO, Elías. mundos ficcionales. Y aunque le otorga algún beneficio al mé-
Psicoanálisis sexual y social, 1966, todo, instala la idea fuerte de la “oscuridad imponente” de la
p. 220.
teoría freudiana: “La forma de exploración, es, sin duda, un
14. Ibídem, p. 221. hallazgo del psicoanálisis, indiscutiblemente original, mas la
15. LÉVI-STRAUSS, Claude. fiscalización y la geografía que traza después de las regiones ex-
Antropología estructural, 1995, ploradas carecen de rigor científico, aunque hay que reconocer,
p. 216. en descargo, que revelan la presencia de una gran imaginación
16. CASTELNUOVO, Elías. literaria”13. De ahí que el nombre — y las novelas — de Dostoie-
Psicoanálisis sexual y social, 1966, vksy opaquen al del maestro Charcot: “Sin contar que toda la
p. 221. producción de Dostoievsky es, a lo largo y a lo ancho de sus
17. Ibídem, p. 225. páginas, un verdadero manual de psicopatología de la vida co-
tidiana y un tratado de psicología abismal“14.
En “La eficacia simbólica”, incluido en la Antropología
estructural, Lévi-Strauss traza analogías entre la cura psicoana-
lítica y la cura shamánica al analizar un largo encantamiento
de los indios cunas de Panamá, que tiene por fin ayudar en
un parto difícil. Se trata de la lucha entre espíritus benéficos
y maléficos por la apropiación y el rescate de un alma. El tex-
to “constituye una medicación puramente psicológica, puesto
que el shamán no toca el cuerpo de la enferma y no le admi-
nistra remedio; pero, al mismo tiempo, pone en discusión en
forma directa y explícita el estado patológico y su localización:
diríamos gustosos que el canto constituye una manipulación
psicológica del órgano enfermo, y que de esta manipulación se
espera la cura”15.
Mago, médico, brujo, escritor. En Psicoanálisis sexual y
social, la imagen del psicoanalista agrega la figura negativa del
iniciador: “Freud es el navegante solitario de la contradicción
interna, evidentemente. Después de cada viaje que emprende
hacia las profundidades del espíritu para averiguar la causa de
sus antítesis, regresa al puerto de su punto de partida sexual
con una nueva contradicción en el bote”16. Hay momentos de
especial saña que constituyen argumentos ad hominem y de
los que Freud emerge como un sujeto pesimista y reacciona-
rio. Castelnuovo critica su deshumanización, “su carencia de
solidaridad con el ser humano a quien trata como si fuese un
conejo de experimento”17.

Retórica chicanera y jerga barrial

La escritura funciona como máquina de traducción y


como el mismo psicoanálisis, interpreta. El interpretante es el
ensayista y lo interpretado la disciplina. El modo privilegiado
de interpretación adopta un lenguaje coloquial que pone en el

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centro la prosopopeya y la metáfora experiencial. La impugna- 18. Ibídem, p. 14.
ción al alcance de todos es el objetivo evidente de Psicoanálisis 19. Ibídem, p. 12.
sexual y social. Para lograrlo, Castelnuovo traduce el vocabu-
20. Ibídem, p. 13.
lario y los conceptos psicoanalíticos desovillando una retórica
chicanera que apela a la jerga del barrio. Escoge citas, las co- 21. Ibídem, p. 72.
menta, desentraña sus sentidos y se burla aplicando la lente 22. Dice Freud: “Es muy posible
potente del sentido común a lo que considera disparates del que la idea diurna represente
médico vienés. Le toma el pelo a Freud porque el psicoanálisis en la formación del sueño el
papel de socio industrial: el socio
dramatiza “una nueva hipótesis más vieja que andar a pie: el
industrial posee una idea y quiere
principio del placer”18. El texto arma un sistema de estrategias explotarla; pero no puede hacer
y tácticas discursivas que refiere a un universo de saberes y nada sin capital y necesita un
creencias compartidos; a lo reconocido de modo colectivo, a socio capitalista que corra con los
los enunciados en los que la sociedad encuentra ecos de la voz gastos. En el sueño, el capitalista
propia, como si el conjunto pudiera atrapar las experiencias que corre con el gasto psíquico
necesario para la formación del
colectivas.
sueño es siempre, cualquiera que
Cuando describe el territorio donde se mueve el psicoaná- sea la idea diurna, un deseo de lo
lisis, Castelnuovo acude a una metáfora de la lengua coloquial inconsciente”. FREUD, Sigmund.
para designar la cabeza: “Explora la azotea”, dice19. Se permite La interpretación de los sueños, 1974,
la ironía de la paradoja que se desprende de premisas descon- p. 556.
certantes –el hombre sabe que vive pero no para qué ni por
qué; cuánto más vive tanto más sabe que no sabe nada–, mien-
tras remata “por no decir que no sabe un pito”20. Y como le
molestan las dudas, arremete contra ellas armando un sistema
en el que el término comparativo se construye sobre la base de
una situación cotidiana plena de hechos que asumen carácter
evidente. Contra esa evidencia, atenta el pensamiento psicoa-
nalítico. La posición psicoanalítica toma los contornos de lo
absurdo y el sinsentido. En muchos momentos, las citas de
Freud mezcladas con las argumentaciones del ensayista logran
efectos paródicos que terminan en dislates, como las relaciones
que se establecen entre la uretra y el avance de los imperialis-
mos o entre la plusvalía en la industria y la picazón del ano.
El poder de la cultura y de la educación retrocede frente
al reinado absoluto de la sexualidad. La prosa se solaza en el
registro bajo: “Prosiguiendo por la ruta del ano o de la uretra,
lentamente se llega a comprobar con dolor que la responsabi-
lidad o no existe o depende de la aguja magnética de estos dos
polos de la sexualidad”21. Un fuerte determinismo impregna
la interpretación psicoanalítica al punto que los sujetos, con
su voluntad disminuida, se convierten en títeres de oscuras
pulsiones. Castelnuovo convierte al sujeto en topografía. El
sujeto como un mapa o como un edificio público. Cuando la
metáfora se le impone y le gana a la interpretación, el ensayista
lee mejor a Freud mientras repite el gesto de metaforizar con-
ceptos, como hace el vienés en, por ejemplo, La interpretación
de los sueños, donde la producción onírica se compara con
una empresa en la que el deseo es el socio capitalista y la idea
diurna, el socio industrial.22

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23. CASTELNUOVO, Elías. Siguiendo el camino de la metáfora, Castelnuovo afirma
Psicoanálisis sexual y social, 1966, que el inconsciente tiene funciones de almacenamiento y de
p. 19.
acceso a determinados espacios: “El inconsciente no es el ta-
24. Ibídem, p. 46. cho de basura privado del sexo” sino “el archivo general”, “la
25. Ibídem, p. 59. mesa de entradas por cuyas ventanillas penetran y se formulan
incesantemente las reclamaciones de todas las apetencias del
individuo”23. La metáfora del neurótico como edificio habilita
al psicoanálisis para una minuciosa requisa que empieza por la
cabeza y desciende hasta los “territorios nocturnos del alma”
hasta toparse con el sexo, localizado en el sótano. Es en este
lugar escondido donde se genera la sustancia de la vida y de la
teoría freudiana.
En esta dirección, Castelnuovo insiste en el error de las
investigaciones freudianas que explican lo normal a través del
desvío, aproximando la lupa al desequilibrio y la enfermedad.
Pero ese es precisamente el gesto que reitera una y otra vez él
mismo, en especial en los textos de los años de 1920. ¿Qué es
su literatura sino una galería de monstruos: locos, retardados,
prostitutas, sifilíticos, mendigos?
El espíritu impugnatorio insiste. Es en torno de la se-
xualidad infantil donde las estrategias discursivas se crispan,
porque la prosa pretende la implosión del edificio psicoana-
lítico, demolerlo desde su base. Adoptando posiciones radi-
cales y lenguaje reo, Castelnuovo hace una reflexión clasista
en torno a los excrementos. La metáfora es propiedad de los
ricos que ven en la mierda del niño, un regalo. En el hogar
pobre, la mierda no significa; es, simplemente, inmundicia.
A la clase baja, a los proletarios corresponde el significado
literal y la materia. Como si la clase obrera careciera de incons-
ciente, la prosa desgrana curiosas notas sobre los excrementos
de los proletarios que confirman la separación brutal entre ri-
cos y pobres. Castelnuovo retruca la idea freudiana que inviste
de voluptuosidad al acto fisiológico y comenta en tono delibe-
radamente grosero: “Quienes evacúan normalmente la alcanta-
rilla ni siquiera tienen tiempo de experimentar un desahogo”24.
“Totalidad sexual”, “pedazo de marrano verriondo” son
enunciados que sintetizan las visiones del niño según la des-
cripción psicoanalítica. En otro pasaje, discute la definición
del infante como perverso polimorfo mediante disquisiciones
semánticas: “Bajo la influencia de la seducción, el niño puede
llegar a ser polimórficamente perverso”. La clave de la des-
calificación está en el énfasis que pone el psicoanálisis en la
posibilidad que empuja la argumentación hacia el absurdo;
el humor se hace presente para deshacer reflexiones sesudas:
“También bajo la influencia del alcohol puede llegar a ser un
beodo polimórfico. Bajo la influencia de una dieta abundante,
un tipo robusto y bajo la influencia de una dieta escasa, un
tipo escrofuloso”25.

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El autor cuestiona la premisa fundamental del psicoa- 26. Ibídem, p. 53.
nálisis por la que las enfermedades mentales se curan por la 27. Ibídem, p. 52.
palabra. El cuerpo como origen de la enfermedad se describe
28. Ibídem, p. 162.
en prosa que evoca la literatura propia. La enfermedad se en-
tiende en términos agonísticos pero la patología no está en la 29. Ibídem, p. 99.
estructura sino en el medio. Así como el psicoanálisis recu- 30. Ibídem, p. 173.
rre a la hipérbole individual, el materialismo de Castelnuovo
responsabiliza al medio por lo que en la época se llamaban
aberraciones. El narcisismo, la masturbación, la zoofilia o el
lesbianismo son corolario “de la estructura anómala de una
comunidad que niega a sus integrantes las posibilidades de
desarrollar su sexo en forma correcta”26. Llevada al extremo en
la sociedad capitalista, la equivalencia que une elección sexual
y gastronomía quedaría eliminada en otro tipo de sociedad:
“Solo la falta de objeto sexual, sin embargo, puede inducir a la
persona a tomarse ella misma como objeto de su sexualidad.
Como solo la carencia de comida puede inducirla a tomar su
alimento en una lata de desperdicios”27.

Crímenes y castigos

Una parte importante de Psicoanálisis sexual y social está


dedicada a explorar el carácter literario de lo pretendidamente
científico. Freud hablará de crímenes literarios y usará la lite-
ratura profusamente como ilustración de sus hipótesis. Didác-
tico, Castelnouovo explica: “En los anales de la criminología
literaria como en los archivos de la policía se registran todas las
variantes del homicidio. De modo que no es raro encontrar allí
todos los ejemplos que se busquen con fines demostrativos”28.
Por su parte, el psicoanalista aparece bajo la figura del detecti-
ve que persigue las huellas del asesino. Freud “en toda pesquisa
policial encuentra siempre la pista del crimen sin encontrar
nunca al criminal”29.
Castelnuovo resta cientificidad y credibilidad al psicoa-
nálisis. Sostiene que aunque Freud era médico, los saberes que
modelan el sistema conceptual son la literatura y la teología de
modo que ambas arrinconan a la ciencia. Además de la literatu-
ra clásica y siguiendo su propia herencia cultural, Freud recoge
la cosmovisión talmúdica del mundo. “La división sistemática
a que somete al ser indivisible y su inconfundible liturgia de
la culpa y del pecado, del remordimiento y del castigo, corro-
boran ampliamente esta afirmación”30. El texto espiga distin-
tos modelos culturales y resume los componentes que entran
en la matriz interpretativa freudiana: la religión, la mitología,
los símbolos, las alegorías. Con analogías literario-religiosas,

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31. Ibídem, p. 174. pone en tela de juicio la división del aparato psíquico “en tres
sectores antagónicos: la superconciencia, cuyo equivalente es
32. Ibídem, p. 164.
el paraíso, la conciencia, equivalente al purgatorio y la sub-
33. Ibídem, p. 166. conciencia que equivale al infierno” 31 siguiendo el modelo de
34. Ibídem, p. 163. Dante en su Comedia para sumar, a continuación, la mitología
35. Ibídem, p. 168. germánica de El Anillo de los Nibelungos.
36. Ibídem, p. 28. Las reflexiones, sesudas o irónicas, en torno al drama de
Sófocles, al protagonista y a la apropiación que de esta figura
hace Freud se extienden por muchas páginas. Irónico, el ensa-
yista asevera que la interpretación psicoanalítica torna lúcido
lo que en la tragedia es desconocimiento y confusión. La prosa
rápida y efectista evoca tormentos y remordimientos del per-
sonaje que se estrellan contra una interpretación psicoanalítica
que transforma al héroe en un niño artero en sus fines eróti-
cos. En contra de la atemporalidad universal que se desprende
del corpus freudiano, Castelnuovo reafirma la historicidad de
las pasiones considerando el carácter poético de la fábula de
Edipo, sin “consistencia biológica ni científica”32. Discute la
versión freudiana inquiriendo por los móviles del crimen que
desprecian la cuestión sexual y validan la razón política: “Si
se quiere encontrar una intención oculta en el homicidio de
Edipo, no se la debe buscar en su ambición sexual, sino en su
ambición política”33. Las referencias coyunturales reemplazan
a la eternidad mítica. En este sentido, hace una lectura política
y jurídica de las tragedias, anticipando en décadas los escritos
de M. Foucault sobre el tema en La verdad y las formas jurí-
dicas. El ensayista recita el abc de la teoría literaria afirmando
el carácter ficticio de los personajes que corresponden a un
momento determinado contra la concepción freudiana que los
hace protagonistas inmutables del relato parricida. Freud con-
funde las acciones del autor y del personaje. El escritor como
criminal, el psicoanalista como detective. La aplicación de la
figura del quiasmo genera la irrisoria y falsa conclusión: “Si
se acepta que un novelista es un criminal fracasado, se debe
aceptar, entonces, que un criminal convicto y confeso es un
novelista fallido”. El delirio argumentativo culmina con una
versión sublimatoria e hiperbólica de la creación artística: “[…]
se debe aceptar que un escultor se dedica a tallar con un buril
el cuello de una figura femenina para no hacerle un talla con
un hacha en el pescuezo a su amante […]”34.
Con el objetivo de hacer contrapeso a todos estos crímenes
literarios, Castelnuovo cambia de perspectiva, poniendo el acento
en el crimen de la guerra por motivos económicos. El huevo de
la serpiente no se encuentra en el individuo sino en la sociedad:
“Este es el crimen que interesa a la humanidad que no estudia
jamás la criminología ni el psicoanálisis”35. La cita de Freud –“La
historia de la civilización nos enseña –agrega– que la crueldad y
el instinto sexual están íntimamente ligados” 36–, arrastra la re-

60 — outra travessia 17 - Programa de Pós-Graduação em Literatura


flexión sobre el carácter económico de toda guerra, fuera de 37. Ibídem, p. 169.
la cuestión sexual. Mussolini invade Etiopía –añade– no para 38. Ibídem, p. 170.
adueñarse de las mujeres negras sino de los pozos de petróleo. 39. Ibídem, p. 28.
Indudablemente, la prosa de Castelnuovo es eficaz a fuerza
de literaria. Utiliza con maestría la alternancia de registros; por
ejemplo, pronuncia con certeza la palabra castración propia
del universo psicoanalítico mientras la traduce por castañazos
al lenguaje punitivo barrial: “El hijo teme, según otra hipóte-
sis, la castración –no los castañazos– con que el padre puede
castigar su pretensión de seducir a la madre, que es su esposa
legítima después de todo”37. En la alternancia, el lenguaje del
barrio y el lenguaje científico no tienen idéntico estatuto
porque muy a menudo, la balanza inclina el fiel hacia el
vocablo plebeyo. Así también la elección de cierta termino-
logía desequilibra, confundiendo las jerarquías lingüísticas;
en una valoración irónica de la relación padre-hijo, iguala
parricida y degenerado juntando la tipificación jurídica y la
clasificación científica: “Si la situación del hijo, por tanto,
es afligente, la situación del padre es más deplorable toda-
vía. Más crítica. Porque si le pega al chico, hace de él un
degenerado, y si no le pega, hace otro degenerado más vitu-
perable aún. Esto es: un parricida. Evidentemente: Freud no
le deja al padre ni al hijo ninguna escapatoria. Quiere que
el león se los coma a los dos”38.
El pederasta, el criminal, el perverso se hacen, no nacen. Y
agrega, con innegable sorna, como el poeta. Las aberraciones
sexuales y las tendencias homicidas pertenecen al campo de la
literatura. En el centro de la argumentación inserta la noción
de monstruo que se presenta a los ojos de los comunes a modo
de ejemplo absoluto. El criminal es comparado con la mujer
barbuda, con el fenómeno moral o biológico. Para fundamen-
tar su visión del crimen como lo que sale del patrón, asegura
remitiendo a un par de casos locales: “el pueblo no conoce
siquiera la palabra necrofilia”39. El enunciado supone que lo
oscuro, el delito, el desvío es propiedad de la clase burguesa y
de sus intelectuales. Como si el desconocimiento de la palabra
necrofilia impidiera la realización del acto. La nominación pre-
cede necesariamente a la acción.

Politizar/despolitizar conceptos

La lengua política y la psicoanalítica comparten una canti-


dad de núcleos o ideas –entre otros, represión, rebeldía, autori-
dad, resistencia– a los que definen de distinta forma y usan en

Universidade Federal de Santa Catarina - 1º Semestre de 2014. — 61


40. Ibídem, p. 64. contextos diferentes. Estas ideas funcionan como significantes
41. Ibídem, p. 120. que cada sistema de pensamiento llena con significados pro-
pios. Desde su marxismo plebeyo, Castelnuovo dedica amplio
42. Ibídem, p. 125.
espacio a disputarle algunos contenidos al psicoanálisis. Para
ello, reivindica la literalidad por sobre los sentidos simbólicos
inherentes a los modos de interpretación psicoanalítica. Los
juegos con la literalidad y los sentidos políticos se combinan
con la retórica chicanera y la jerga barrial. La lección correctiva
se aleja de una pedagogía seria para asentar en el fértil territo-
rio del sarcasmo y la broma: “De no interceder la represión, se-
guramente que el niño recordaría, excremento por excremento,
todo el rosario de sus deposiciones pasadas y al trasponer la
mayoría de edad podría apersonarse gozoso ante el psicoanalis-
ta y confesar allí todas sus peripecias escatológicas”40.
Las estrategias discursivas operan con dos supuestos: la
defensa de las acusaciones de mecanicismo marxista que pro-
vienen de otros campos y la recuperación de la historia como
método heurístico. El primer objetivo lleva a invalidar expli-
caciones, de larga trayectoria en nuestra cultura, que revelan
fuerte presencia de la biología, la patología y la herencia. Basta
pensar en los ensayos de Ramos Mejía que fundamentan he-
chos históricos en las condiciones físicas de sus protagonistas.
Psicoanálisis sexual y social ridiculiza la creencia de que la dis-
función del cuerpo individual influye sobre el cuerpo social
poniendo en una relación de causa-efecto términos que perte-
necen a distintos órdenes: “No es simplicismo (sic), en cam-
bio, examinarle el recto a los revolucionarios para encontrar la
clave de la revolución o hacer lo propio con la próstata de sus
contrincantes para dar con los motivos de su oposición”41. Al
mismo tiempo, relativiza la importancia atribuida a nociones
como origen y evolución articulando el psicoanálisis con la
paleontología (el psicoanalista es el arqueólogo de la mente,
decía Freud): “[…] el psicoanálisis, cuando tropieza en las capas
fósiles del intelecto o de la anatomía del ser humano con algún
vestigio ´arqueológico´ parecido, reedifica la osamenta de una
bestia análoga para concluir que ´todos los estados pasados
subsisten en el seno del estado terminal´”42. Como si quisiera
borrar posibles remanentes de la teoría decimonónica de la
recapitulación de Haeckel, concluye que el hombre no se halla
en el comienzo sino en el final de su evolución.
En torno a conceptos como represión, sublimación, inces-
to, libido, complejo, Castelnuovo baraja y da de nuevo. ¿Qué
es la represión? La prosopopeya toma a cargo un breve relato
cuyos personajes, acosados por la policía interior que trata de
apresarlos, son las instancias de la primera tópica freudiana. El
registro socarrón enuncia en repertorio jurídico-policial:

El consciente del niño, por ejemplo, para salvar la reputa-

62 — outra travessia 17 - Programa de Pós-Graduação em Literatura


ción de su inconsciente se vale de la represión de la policía 43. Ibídem, p. 61.
interna, a cuyo cargo queda luego librada la tarea de ir
44. Dice en el Prólogo de
borrando de su prontuario el informe de sus contraven-
1936 a la segunda edición
ciones eróticas a medida que ellas se van produciendo, de
de La revolución sexual: “El
modo que al final el propio malhechor olvide su verdade-
proceso económico, esto es,
ra foja de servicios.43
el desarrollo de las máquinas,
es funcionalmente idéntico al
El texto da testimonio de una preocupación de época. proceso síquico de la estructura
En las décadas de 1920 y 1930, Wilhelm Reich –discípulo de humana en aquellos que
Freud– inaugura lo que se llamó el freudo-marxismo.44 Reich realizan el proceso económico,
afirma que la represión sexual enlaza con la represión social, lo estimulan o lo inhiben y
del cual, a su vez, reciben la
teoría que profundizará, posteriormente, Herbert Marcuse en inluencia. La economía, sin
ensayos como Eros y civilización y El hombre unidimensional. una estructura emocional
Contra las hipótesis freudianas de la importancia crucial de las operante, es inconcebible;
experiencias de la primera infancia, Reich subraya el aspecto dígase lo mismo del sentir,
social de la neurosis, mientras analiza la miseria psíquica y pensar y obrar humanos sin una
moral de la clase obrera. Las condiciones materiales son la gé- base económica. Despreciar
unilateralmente lo uno o lo otro
nesis de los trastornos neuróticos. La lucha contra la represión lleva al sicologismo (“las fuerzas
sexual es de carácter político. síquicas son el único motor de
Reich combinó el trabajo psicoanalítico con la militancia la historia”), o al economismo (“la
política45. Las ideologías, las formas de vida, las instituciones técnica es el único motor de la
historia”). Sería preciso hacer
moldean el aparato pulsional del sujeto. Reich cuestiona ins-
menos dialéctica y esforzarse
tituciones como la educación y la familia que refleja el orden más por comprender las
político, social y económico, esto es, el capitalismo. La familia relaciones vivas entre los grupos
reproduce la ideología capitalista aplastando a los sujetos. Tam- de individuos, entre la naturaleza
bién la familia proletaria mantiene el mismo modelo basado y las máquinas; funcionan
en la relación patriarcal. El padre como representante de la au- como un todo unitario y, al
mismo tiempo, se condicionan
toridad estatal dentro de la institución familiar. La estructura
recíprocamente. Será imposible
edípica tiene una función represiva, de sujeción del individuo dominar el proceso cultural
funcional al poder autoritario, del Estado46. actual si no se comprende
Por su parte, Castelnuovo le quita importancia al senti- que el núcleo de la estructura
do sexual de represión para focalizar el carácter policial del sicológica es la estructura sexual
y que el proceso cultural está
término, mofándose de tintes positivistas y de motivos indi- esencialmente condicionado
viduales. La función de la represión es mantener el sistema: por las necesidades sexuales”.
“La represión o la opresión no se aplican por maldad ingénita. REICH, Wilhelm. La revolución
Porque al jefe de policía le funcione mal la tiroides o porque al sexual, 1985, p. 21.
ministro del interior se le tape el conducto de la bilis. Se apli- 45. En 1927, en el “barrio rojo”
can por deducción práctica para mantener en pie el sistema de de Viena organiza dispensarios
explotación imperante”47. Desconociendo el amplio espectro psicoanalíticos gratuitos y al
de perversiones consignado por Freud, el texto fundamenta mismo tiempo participa en
en causas económicas las torturas o los asesinatos en las gue- manifestaciones y huelgas.
Después de su viaje a la Unión
rras: “Nadie trabaja de malo gratuitamente. Todo verdugo es Soviética, a principios de 1931,
siempre un asesino rentado”48. El texto socializa la teoría de la en Berlín crea la Asociación para
represión transformándola en herramienta de la burguesía para una Política Sexual Proletaria
impedir la emancipación del proletariado. (SEXPOL) con el soporte
del Partido Comunista que,
Numerosas páginas despliegan ideas y modos de consti-
habiéndose iniciado con 20000
tución de la subjetividad. Entre ellas, destaca la metáfora del miembros, en poco tiempo
sujeto como una casa en llamas. Los protagonistas del relato dobló ese número.

Universidade Federal de Santa Catarina - 1º Semestre de 2014. — 63


46. Los desencuentros entre edípico ignoran sus sentimientos: “Una pasión ardiente los de-
discípulo y maestro se agudizan vora a ambos, entonces, mas ambos ignoran por completo que
a partir de la publicación de El son devorados por esta pasión. O lo que es lo mismo: la casa
malestar en la cultura donde se
otorga un papel fundamental
está ardiendo por dentro como una parva de pasto, todo el
a la represión: la civilización vecindario contempla desde afuera el espectáculo de las llamas,
demanda la renuncia a las en tanto que el que vive en su interior no advierte ningún cam-
pulsiones. La escasez impone bio en la temperatura y continúa despreocupadamente lavan-
la sumisión al trabajo y la do el piso o secando los platos, ajeno por entero al incendio e
represión de las pulsiones. ignorando encima que el fuego arrasa su propia vivienda. Esto
Reich, como Marcuse luego,
imagina la posibilidad de una
es pavoroso”49. Otra vez, Castelnuovo pone en marcha un siste-
cultura no represiva. El principio ma de comparaciones delirantes que se articulan en una lógica
de realidad se convertía en equivalencial en donde intervienen términos unidos desde el
el principio de la sociedad punto de vista sintáctico pero incongruentes respecto del pla-
capitalista. Reich entrevé un no semántico. Esa disonancia culmina en enunciados como:
estado de felicidad y libertad al “Que es como si un cirujano se propusiese extirpar un lipoma
que el hombre llegaría a través
de la liberación de la energía
y no supiese lo que es un lipoma ni dónde se halla establecida
sexual –de ahí la importancia la grasa de la tumoración”50.
dada al orgasmo– y desde el Con el inicio de la pubertad, el sujeto “encuentra por fin
punto de vista político, con la el objeto sexual”51. Las citas de Freud se alternan con los co-
instauración del socialismo.
mentarios del propio ensayista que operan a modo de coro:
Su doble pertenencia a la
Asociación Psicoanalítica y al “Esto es: el niño, ya hombre descubre a la postre, no a su
Partido Comunista lo condujo compañera futura, sino al receptáculo de sus venideras insemi-
por una vía heterodoxa que naciones”. En otro intento por corregir la versión freudiana,
sería castigada con la expulsión separa necesidad de vicio. El amor que el niño desarrolla por
de ambas instituciones. Con ciertas personas se origina precisamente en sus necesidades, no
el avance del nazismo, Reich
en sus vicios. Desempolvando de su acervo la jerga barrial,
emprendió el camino de un
exilio que terminaría en Estados allana la terminología psicoanalítica y así, el niño resulta “un
Unidos y en la cárcel, donde masturbador bucal empedernido y un relajado anal consue-
murió en 1957. Cf. PALMIER, tudinario, excepcionalmente dispuesto para ambas prácticas
Jean-Michel. Introducción a contra natura”52.
Wilhelm Reich. Ensayo sobre el
En otro momento, verifica que el rechazo que la socie-
nacimiento del Freudo-Marxismo,
1970. dad occidental manifiesta hacia el incesto es sólo cuestión de
costumbres. En el corazón del pensamiento freudiano, señala
47. CASTELNUOVO, Elías. contradicciones que resuelve apelando a Engels cuando afirma
Psicoanálisis sexual y social, 1966,
p. 103.
que la división de los roles es paralela a la división del trabajo;
la monogamia es consecuencia de la propiedad privada y tiene
48. Ibídem, p. 103. por objetivo asegurar la paternidad del varón. En consonancia
49. Ibídem, p. 159. con el pensamiento de Engels, discute la idea misma de auto-
ridad paterna. El poder es entendido como pura negatividad
50. Ibídem, p. 159.
e implica la sumisión del más débil al más fuerte. Dentro de
51. Ibídem, p. 127. un campo semántico cuyos bordes encierran a los menores,
52. Ibídem, p. 133. hay paralelismos varios entre hijo y padre y obrero y patrón,
53. Ibídem, p. 144. mujer y hombre, fuerte y débil en torno a la dialéctica de la
explotación: “No es respeto lo que siente el hijo por el padre.
Es temor. Como no es respeto lo que siente el obrero por el
patrón, la mujer por el hombre y el débil por el fuerte”53.
Castelnuovo parodia las teorías sobre las fantasías sexuales
del púber que sueña con su madre. Según el psicoanálisis, “la

64 — outra travessia 17 - Programa de Pós-Graduação em Literatura


fantasía tiene la virtud de seleccionar siempre lo peor de lo 54. Ibídem, p. 153.
peor con una limitación suicida”54. El adolescente “vuelve a
55. Ibídem, p. 153.
caer de nuevo, irrevocablemente, en la trampa de la atracción,
no del pecho túrgido y rozagante de la jovenzuela que se pasea 56. Ibídem, p. 92.
por la vereda de su casa, sino del pecho ordinariamente mar-
57. Ibídem, p. 93.
chito y consumido de la autora de sus días, que está también
de ordinario fregando ropa sucia en la pileta de su hogar” 55. La 58. Ibídem, p. 39.
imaginación se conjuga en idioma de clase: dulce fantasía bur-
59. Ibídem, p. 114.
guesa o cruda realidad proletaria. En curiosa interpretación del
proceso de sublimación, se subraya la inconsistencia teórica del
freudismo cuando afirma que el niño, guiado por el arte, aban-
dona sus actos indecorosos. Castelnuovo hilvana descripciones
psicoanalíticas en una historia de vida: “Se ha visto igualmente
que, a despecho de ser un cochino, ´centralmente condicio-
nado´, capaz de jugar sin asco con sus propios excrementos y
practicar el onanismo sin rubor con la misma madre que le da
de mamar, abandona imprevistamente su vocación marrana,
y sin tener todavía una preparación suficiente, se toma de la
mano de la estética y comienza a suavizar sus brusquedades de
sátiro con el agua bendita de la sublimación” 56. Si para Freud,
sublimar supone una “derivación de la energía sexual hacia
otros derroteros más elevados”, el texto de Castelnuovo arma
sus propias metáforas maquínicas para definir el proceso: “¿Es
un tubo de aire acondicionado al servicio de la purificación
mental del individuo o es una válvula de escape al servicio
exclusivo de los apuros del psicoanálisis?” 57.
En El malestar en la cultura, Freud sostiene que el hombre,
lejos de ser una criatura tierna y necesitada de amor, incluye
buenas dosis de agresividad entre sus disposiciones instintivas.
Precisamente, la función de la cultura radica en poner barreras
a las tendencias agresivas. Freud se extiende sobre el tópico de
la propiedad privada y la idea comunista de creer que abolién-
dola se termina con el mal. Concluye: “el instinto agresivo no
es una consecuencia de la propiedad sino que regía casi sin res-
tricciones en épocas primitivas, cuando la propiedad aún era
bien poca cosa; ya se manifiesta en el niño apenas la propiedad
ha perdido su primitiva forma anal” 58.
Además de tildarlo de reaccionario y pesimista, Caste-
lnuovo acusa a Freud de propiciar una versión monstruosa
del hombre mientras repite la sentencia latina “homo hominis
lupus” que usa también el vienés al tiempo que pone de relie-
ve el anacronismo del pensamiento freudiano: “Hacer malo
o bueno al hombre por su naturaleza o por su sino, inde-
pendientemente de las circunstancias sociales que orientan o
desorientan sus inclinaciones, corresponde, en rigor más que a
la ciencia contemporánea a la dramaturgia de la Edad Media”
59
. El hombre no nace malo, es la sociedad la que produce en-
fermos; varios factores como la época, el medio o la posición

Universidade Federal de Santa Catarina - 1º Semestre de 2014. — 65


60. Ibídem, p. 115-116. económica influyen en el desarrollo pleno o inacabado del su-
jeto. Castelnuovo le enmienda la plana a Freud en el tema de
61. FREUD, Sigmund.
“Psicología de las masas”, 1974, los instintos agresivos de las masas que atribuye a la carencia
p. 1134. y el sometimiento. Enlazando darwinismo, positivismo y mar-
xismo afirma que la lucha de clases resulta la culminación de
62. Ibídem, p. 1139. Las
discrepancias con Le Bon son la lucha por la vida: “La agresividad de las masas no fluye de
notables. Cuando habla de las su instinto agresivo. Fluye del trato humillante que le dispen-
características del jefe, dice san sus dominadores. Fluye de la desnutrición, de su escarneci-
Freud: “Pero si la multitud miento, de su postergación y de su vasallaje” 60.
necesita un jefe, es preciso que
el mismo posea determinadas
aptitudes personales. Deberá
hallarse también fascinado por
una intensa fe (en una idea) El amor, siempre
para poder hacer surgir la fe en
la multitud. Asimismo deberá
poseer una voluntad potente e
imperiosa, susceptible de animar En la construcción de la masa como sujeto social a la vez
a la multitud, carente por sí temido y deseado ya en la literatura de finales del siglo XIX,
misma de voluntad”. Ibídem, p. Castelnuovo elige pasajes de Psicología de las masas (1921) sos-
1133. layando otras preciosas páginas en las que Freud contradice las
teorías de Le Bon. Porque si bien el médico austríaco coincide
en muchos puntos con el sociólogo francés, traza una divisoria
de aguas al aplicar el concepto de libido al esclarecimiento de
la psicología colectiva. En el alma colectiva existen lazos afecti-
vos tan poderosos que el fenómeno del pánico se produce sólo
cuando esos vínculos comienzan a resquebrajarse. Freud ve el
nacimiento y desarrollo del instinto gregario en la necesidad
de justicia que implica que nos negamos a nosotros mismos
cosas para que los demás también tengan que renunciar a ellas.
Respecto de la capacidad creativa y el altruismo que Le Bon
niega, Freud recuerda que algunos autores “[...] afirman que en
circunstancias excepcionales surge en la colectividad el fenóme-
no del entusiasmo, el cual ha capacitado a las multitudes para
los actos más nobles y generosos”61. Agreguemos que las ma-
sas se mueven no sólo por odio sino, fundamentalmente, por
amor: “[...] cuando el individuo englobado en la masa renuncia
a lo que le es personal y se deja sugestionar por los otros, ex-
perimentamos la impresión de que lo hace por sentir en él la
necesidad de hallarse de acuerdo con ellos y no en oposición a
ellos; esto es, por amor a los demás”.62
Para Freud, la pulsión entra en conflicto con la cultura.
Sus intereses se oponen ya que si una de las principales finali-
dades de la cultura consiste en agrupar a los hombres en gran-
des unidades, la familia, a su vez, no está dispuesta a renunciar
al individuo. El desprendimiento de la familia es, para el ado-
lescente, una tarea cuya solución le es facilitada por la comu-
nidad mediante ritos de iniciación. Desde el momento en que
las mujeres representan los intereses de la familia y de la vida
sexual, la obra cultural se convierte en tarea masculina. Hay

66 — outra travessia 17 - Programa de Pós-Graduação em Literatura


entonces una distribución de la libido en la medida en que el 63. Respecto de la psicoterapia
hombre consume una parte en fines culturales sustrayéndola a y la sexualidad, dice Vezzetti:
“En el primer caso, [Ingenieros]
la mujer y la vida sexual. La mujer, viéndose relegada, adopta
cumplió el papel de legitimar
una actitud hostil ante la cultura. para la medicina mental
La cultura, entonces, pretende restringir la vida sexual. El argentina el campo de problemas
tabú, la ley, las costumbres establecen limitaciones. La cultura de la hipnosis y la psicoterapia
sustrae a la sexualidad gran parte de la energía psíquica que ne- a través de una obra, Histeria
y sugestión, que es el exponente
cesita para su propio consumo e impone una vida sexual idén-
mayor de la recepción de las
tica para todos. Aun el amor genital heterosexual, único que ha escuelas francesas de Charcot
escapado a la proscripción, está sometido a las restricciones de y de Bernheim. […] En cuanto
la legitimidad y la monogamia. La cultura pretende ligar a los a la sexualidad, la intervención
miembros de la comunidad con lazos libidinales sirviéndose de nuestro autor sigue caminos
de cualquier recurso para reforzar los vínculos comunitarios más complejos, que sirven para
poner en evidencia cómo se
mediante lazos amistosos. Con estos lineamientos, Freud arma
altera esa distinción inicialmente
un relato que explica el funcionamiento tormentoso y desigual fácil entre la vía psiquiátrica y
de ambas esferas. Amor y cultura son enemigos. la vía literaria de circulación
El tópico del amor ha sido objeto de reflexión en dis- del freudismo. Como se vio, en
1919 se sitúa frente a Freud,
tintos momentos de la historia y ha generado un sinfín de
en una posición cuestionadora
narraciones. En 1822, Stendhal formula en De l´amour la del ´pansexualismo´. Y sin
posteriormente célebre clasificación del amor en amor-pasión, embargo, por sus trabajos sobre
amor-gusto, amor-físico y amor de vanidad. El tema tiene un la psicopatología sexual y, sobre
repunte inusitado en las últimas décadas del siglo XIX y las todo, por sus ensayos sobre
primeras del XX cuando se editan numerosas fisiologías. Basta la pasión amorosa contribuyó
a construir un espacio –y un
mencionar Fisiologia dell’Amore (1870) de Paolo Mantegazza,
público– para una lectura
Physiologie de l’amour moderne (1891) de Paul Bourget, L’Art moderna del freudismo, en
d’Aimer (1894) de Catulle Mendès o Physique de l´Amour el marco de una sensibilidad,
(1903) de Rémy de Gourmont. podría decirse, que sintonizaba
En Argentina, José Ingenieros escribió un Tratado del con los aires de renovación
democrática y de reforma moral
amor, textos recopilados en un libro póstumo donde se in-
en el terreno de la sexualidad
cluyen algunos artículos que habían aparecido en la Revista que tendrán una expresión
de Filosofía y otros que quedaron inéditos. Cuando Vezzetti notable en la biografía de S.
examina el papel que jugó Ingenieros en la recepción del freu- Zweig”. La obra psicopatológica
dismo, ya a partir de su libro Histeria y sugestión, sostiene llega al lector especializado, los
que contribuyó “a establecer los límites y el sentido posible de ensayos sobre el amor, a un
público más vasto. VEZZETTI,
su recepción en dos áreas fundamentales: la psicoterapia y la
Hugo. “José Ingenieros en la
sexualidad”63. Aunque Ingenieros discute la idea de pansexuali- recepción del freudismo”, 1996,
dad, fomentó una visión moderna de la sexualidad a través de p. 25.
estos ensayos. En Tratado del amor, la institución se opone al
sentimiento de modo que la argumentación del sesudo ensayo
cabe en el dicho popular que sostiene que el matrimonio es la
tumba del amor. Después de detenerse en un curioso análisis
sobre las causas del amor, donde se exponen deliciosas hipó-
tesis sobre el flechazo, la intoxicación –el amor equivale a la
morfina– y la intimidad sentimental que une a la pareja según
apetencias intelectuales, la prosa acude al arte para explicar la
pasión de amor. Ingenieros celebra el triunfo del instinto que
hace sinónimo de vida por sobre las apariencias de la razón. La
pasión tiene un estatuto doble y ambivalente porque si por un

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64. INGENIEROS, José. lado desequilibra a los sujetos, por otro lado, se le reconocen
Tratado del amor, 1997. valores éticos y estéticos. El germen del arte se encuentra en la
65. CASTELNUOVO, Elías. pasión64.
Psicoanálisis sexual y social, 1966, Nada más alejado de las locuras pasionales que Psicoa-
p. 187.
nálisis sexual y social. Con mirada dogmática, Castelnuovo
66. Ibídem, p. 86. descalifica los arrebatos amorosos endilgándoles los atributos
67. Ibídem, p. 188.
de burgueses y decadentes. Propone entonces, un modelo de
amor que se adecue a ciertos patrones de austeridad socialista.
68. Ibídem, p. 183. Contra Freud, Castelnuovo prefiere el relato de Engels sobre el
matrimonio entendido como negocio o transacción. Fecha el
inicio del amor sexual en la Edad Media, con la caballería an-
dante: “El sexo como productor de ganancias, es un descubri-
miento bastante antiguo, pero como productor de placer es un
descubrimiento relativamente moderno.”65. Freud incurre en
múltiples anacronismos –critica el ensayista–, no ve los cam-
bios que encierra la historia de las instituciones. “Se ve que el
maestro trasplanta las normas matrimoniales de la era presente
a cualquier otra era pretérita. ¿En qué se funda, si no, su otra
teoría de ´la unión de los hijos contra los padres´ a resultas de
los celos que sienten por las madres dentro de la horda donde
impera las más descarnada promiscuidad? ”66.
En otro momento, desecha fundamentos sexuales en el
tema de los celos para poner de relieve motivos económicos. Si
el psicoanálisis es una disciplina propia del capitalismo, si sus
teorías sólo funcionan en una sociedad de consumo, la propie-
dad privada será el argumento a esgrimir igualando el deseo de
posesión de la madre con la posesión de bienes materiales: “La
madre representa para él uno de sus bienes raíces más salientes
[…] Siente celos por la madre, entonces, en razón de que ella
es el ama de llaves del aprovisionamiento de todos sus apetitos
medulares. No conoce la criatura otro almacén, otra juguetería,
otra tienda, otro restaurante mejor que ella” 67.
De entre los distintos tipos de amor, la prosa se detiene
en el amor erótico que vincula con las clases sociales hacien-
do un puente entre lo individual y lo social. El amor como
pasatiempo burgués. Las clases más altas dedican más tiempo
y energías al amor. Por su parte, los trabajadores se ven libres
de semejante requerimiento porque sus “obligaciones no les
permiten consagrar al sexo más fuerzas que aquellas que no
les arrebata el ajetreo de su labor” 68. La argumentación culmi-
na en una diatriba contra la burguesía, tildando de inútiles a
los que se dedican a los placeres sexuales: “Freud concibe la
sexualidad o el amor como lo concibe y lo practica un núcleo
reducido de inútiles que viven siempre a costillas de alguien, y
que cuando agotan por cansancio la temática del sexo, se hacen

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psicoanalizar para seguir hablando de lo mismo en un plano 69. Ibídem, p. 190.
más elevado” 69. Las prácticas eróticas y psicoanalíticas como
70. Ibídem, p. 190.
lujo de clase.
La literatura sirve una vez más para ilustrar cuestiones
sociales. Castelnuovo recuerda los grandes poetas renacentistas
como Dante, Bocaccio y Petrarca. En la breve historia que tra-
za, señala al siglo XVIII como un momento de apogeo en don-
de coinciden el desarrollo de la sexualidad y el afianzamiento
del derecho de propiedad privada70. El recorrido culmina con
la alabanza al realismo socialista como estética que relega el
tratamiento del amor erótico, individual y burgués.
Cuando Castelnuovo constriñe lo erótico a lo social e his-
tórico, se adelanta a las críticas que hará Foucault, influencia-
do por Deleuze, que sostiene que no hay alienación psicológica
sin alienación histórica. Es su condición de posibilidad. Sólo a
partir de la historia se accede al sentido de enfermedad mental.
El relato psicoanalítico señala el origen de los traumas y las
angustias en la mitología, en el eterno antagonismo de eros
y thánatos, en la lucha entre el instinto de vida y el instinto
de muerte. En la ruta de Deleuze, Foucault concibe el psicoa-
nálisis como forma de normalización, en la medida en que
reorganiza las relaciones de poder de la psiquiatría tradicional.
Del amor burgués, ostensiblemente egoísta al amor comu-
nitario, desinteresado y sacrificial. Las preferencias éticas, esté-
ticas y políticas se muestran de modo nítido: la literatura, con
su capacidad para referir a la historia, expresa la declinación de
una clase o de un sistema económico representando distintos
modos de expresión de la sexualidad. Psicoanálisis sexual y
social interpreta en términos dicotómicos lo que en los escri-
tos freudianos es complejidad, matiz e incluso paradoja. Para
constatarlo, basta consultar las elaboraciones que desarrolla
Freud en Más allá del principio del placer, El Yo y el Ello, sus
teorías sobre el masoquismo o sobre la relación entre duelo y
melancolía. El movimiento textual implica la resolución de
aquello que –según Freud– es irresoluble porque el hombre está
siempre habitado por la pulsión de muerte de modo que bus-
cando a eros, encuentra a thánatos.

Universidade Federal de Santa Catarina - 1º Semestre de 2014. — 69


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70 — outra travessia 17 - Programa de Pós-Graduação em Literatura

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