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1. Introducción.
1
Claus Offe, “ “Ingobernabilidad”. Sobre el renacimiento de teorías conservadoras de la crisis”, en
Partidos Políticos y Nuevos Movimientos Sociales, Madrid, Sistema, 1988.
2
Íbidem, p.39.
3
Angel Flisfisch, “Gobernabilidad y consolidación democrática” (1987), en Revista Mexicana de
Sociología , n.3, Juli.Septiembre de 1989, p.113.
2. Análisis lingüístico del término
Para algunos autores, como Aguilar Villanueva, la emergencia del debate sobre
la gobernabilidad en América Latina, es un síntoma más de un cambio de
época en la trama de relaciones entre Estado y sociedad que impulsa hacia “el
estilo público de gobierno en su toma de decisiones y puesta en práctica” 5
6
Norberto Bobbio, Estado, Sociedad y Gobierno, México, FCE, 1990.
7
Juan Rial, “Gobernabilidad, partidos y reforma política en Uruguay (1987), Revista Mexicana de
Sociología, n. 2, Abril-Junio de 1988, Pág. 11.
de la oportunidad, la efectividad, la aceptación social, la eficiencia y la coherencia de
sus decisiones”8
“la gobernabilidad es la cualidad propia de una comunidad política según la cual sus
instituciones de gobierno actúan eficazmente dentro de su espacio de un modo
consideraderado legítimo por la ciudadanía, permitiendo así el libre ejercicio de la
voluntad política del poder ejecutivo mediante la obediencia cívica del pueblo”9
En primer lugar, los criterios eficacia / eficiencia pueden ser aplicados en guías
de evaluación local, como son las respuestas satisfactorias a un conjunto de
demandas dadas en el aquí y ahora del quehacer gubernamental. Pero, en otro
sentido, eficacia / eficiencia, puede ser interpretado como la capacidad del
Estado de guiar o conducir el sistema político en base a una serie de
necesidades “objetivas” que trascienden el esquema demanda-respuesta.
Problemas tales como el ajuste y la reestructuración económica en nuestras
sociedades encierran este tipo de tensión entre racionalidades de corto y largo
plazo.
10
Nicolás Maquiavelo, El Príncipe (1513), México, Alianza, 1991, cap. XV, p.12.
débil destinatario de la relación potestativa, conserva alguna capacidad reflexiva para
ejercer poder, influencia o autoridad”11.
Definición de la variable
Por tanto, en principio, si pedimos “eficacia” estamos pidiendo algo menos que
“eficiencia”. Pero, para Juan Linz, eficacia se refiere a la capacidad de un
régimen para encontrar soluciones a problemas básicos con los que se
enfrenta todo sistema político, que son percibidas más como satisfactorias que
como insatisfactorias por los ciudadanos conscientes. De esta definición
podemos inferir una caracterización de las políticas estatales en tanto que
cuestiones, necesidades o demandes socialmente problematizadas, y que se
desarrollan de manera procesual en una compleja red de interacciones. De
hecho ésta es una visión muy extendida en diversas corrientes del análisis de
políticas públicas, y no consideraría la eficacia como menor a la eficiencia.
La tradición del “buen gobierno”, que hunde sus raíces en la filosofía clásica de
Platón o Aristóteles, pasando por Rosseau y Locke hasta llegar a Rawls,
Bobbio o Habermas, , está vinculada a aquella percepción de los problemas de
gobernabilidad basada en :
- La justicia y legitimidad de un determinado orden político.
- EL respeto a los derechos humanos.
- La obligación gubernamental de proveer el bienestar general.
El filósofo Jon Locke, uno de los mejores ejemplos de esta tradición, concebía
el ejercicio del poder gubernamental cómo únicamente justificable en la medida
que sirviera a la mas plena realización de los derechos individuales. Son de
sobras conocidas sus aportaciones en la definición del “bien común” y su
doctrina de la división de poderes.
“...la acción gubernamental (...) debe basarse en razonamientos que tengan en cuenta
la moral, la “equidad global” y la consecución de la “vida digna”. El concepto de “razón
de humanidad” debe ser sustituto constructivo de la “razón de Estado”(...) Deben
considerarse aspectos de la gobernación nociones tales como derechos humanos,
responsabilidades, pluralismo cultural o solidaridad”12
12
Dror, La capacidad de gobernar. Informe al Club de Roma (1994), México, FCE, 1996, cap. IX.
13
Habermas, La reconstrucción del materialismo histórico, (1976), Madrid, Taurus, 1985, p.266.
ejercer el poder de acuerdo a un conjunto pautado de reglas y procedimientos.
Como resumen de este debate podemos ver el siguiente cuadro.
Esta definición “mínima” nos aporta diversas ventajas. En primer lugar, parte
del supuesto de que se trata de un concepto “multidimensional” y “relacional”, y
no “absoluto”, lo cual permite ubicar a la gobernabilidad sobre el plano de la
relación entre sistema político y sociedad. Asimismo, esta definición admite la
existencia de grados y niveles de aplicación (sistema, régimen, Estado,
gobierno, etc) por lo que evita un esquema dicotómico simple de
gobernabilidad vs. Ingobernabilidad a la hora de caracterizar una situación
empírica concreta.
14
Ver David Easton, Esquema para el análisis político, Ed. Amorrutu, 1969.