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A 500 años de la Reforma: aportes del protestantismo para la construcción del espacio

privado en la modernidad

Fabián Bravo Vega1


La siguiente ponencia analiza algunos aportes del movimiento protestante para la
emergencia del espacio privado, entendido como un constructo de orden sociohistórico
propio de la cultura burguesa occidental fundamental en la conformación del individuo y de
la sociedad moderna. La hipótesis que sostiene este trabajo se basa en que determinados
procesos de individualización de lo religioso que caracteriza la teología protestante –
luteranismo, calvinismo y puritanismo principalmente- configuraron la distinción entre dos
ámbitos de la realidad social: el espacio público y el espacio privado. Este último
denominado como “mundo interior”, interioridad y privacidad, -entre otros conceptos-,
constituye uno de los pilares fundamentales del individualismo, el cual entroniza al
individuo como depositario de los valores de la modernidad y agente exclusivo de su
construcción identitaria. Además de la formación del sentimiento de repliegue hacia el
interior frente a lo que Simmel denomina la “tragedia de la cultura” que caracteriza las
lógicas de la vida urbana. La metodología de trabajo consiste en un análisis bibliográfico
que incluye algunas fuentes de los exponentes más relevantes de la teología protestante.
Como conclusiones se sostiene que el aporte del protestantismo se basa en una
resignificación de la conciencia y la búsqueda del dominio interno. Asimismo, en las
últimas décadas las fronteras entre esta distinción espacial se encuentran en un proceso de
desdibujamiento, en una fase de espectacularización de la intimidad que refleja el
advenimiento de nuevos regímenes en la producción de subjetividades.

Introducción

La privacidad constituye uno de las dimensiones simbólicas, jurídicas, psicológicas y


sociales más relevantes del orden moderno. Si bien se manifiesta como una constante
universal expresada en distintos grados según el contexto cultural, es en occidente donde
alcanza una importancia tal que es considerada prácticamente sagrada.

1
Magíster en Ciencias Sociales, mención Sociología de la Modernización. Académico Universidad Central.
Investigador de la Sociedad Chilena de Ciencias de las Religiones. fbravovega@gmail.com
De esta manera, la acción voluntaria de aislarse del colectivo se comprende tanto como una
respuesta ante el exceso de socialización como también un espacio fundamental para la
construcción del Yo. De allí que conciba como un espacio simbólico donde habita la
conciencia y la identidad además de condición de posibilidad para el desarrollo de la
intimidad. Para H. Béjar

la privacidad sería la esfera donde el individuo planea su vida y hace de ella una empresa racional;
el ámbito de la conciencia donde tiene lugar la formación de valores; el reducto donde se urden las
estrategias para desenvolverse en la arena pública.2

Bajo esta misma lógica, la privacidad constituiría un elemento fundamental para el


mantenimiento de la sanidad mental. Al respecto, Simmel sostiene que, en ella el individuo
encuentra un refugio frente a la frenética vida de la urbe moderna y ante la incapacidad de
asimilar la acelerada producción material e inmaterial, la cual denomina la “tragedia de la
cultura”3.

Por su parte, mucho se ha debatido en torno a la relación entre el protestantismo y la


modernidad, si la primera corresponde a un epifenómeno de la segunda o si, en efecto,
constituye una de sus bases fundamentales. Quizás el más grande representante de este
vínculo es el célebre autor M. Weber4 y su obra sobre lo que denomina la “ética
protestante” como elemento basal para el desarrollo del sistema capitalista moderno. Sin
embargo, también existen contribuciones más moderadas que ponen el énfasis en las
continuidades entre el protestantismo y el mundo medieval5.

Teniendo en consideración lo anterior, a 500 años de la Reforma Protestante (1517) este


trabajo reflexiona sobre el aporte del protestantismo a la construcción del espacio privado,
dimensión donde convergen el ámbito de los afectos, es decir el ámbito íntimo.
Fundamentalmente, las preguntas que articulan este trabajo son ¿Cuál es el aporte del
movimiento protestante para la construcción del espacio privado en la modernidad? Y ¿qué
transformaciones ha experimentado esta noción en la sociedad contemporánea? Para

2
BÉJAR, H. El ámbito íntimo. Privacidad, individualismo y modernidad. Madrid, Alianza Universidad, 1995,
p.156.
3
SIMMEL, G. Sociología: estudios sobre las formas de socialización. México D.F., Fondo de Cultura
Económica, 2014.
4
WEBER, M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Buenos Aires: Terramar Ediciones., 2006
5
TROELTSCH, E. El protestantismo y el mundo moderno. México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1958.
responder a estas interrogantes el artículo se estructura con una primera parte en donde se
analiza el proceso de individualización de lo religioso en el luteranismo, posteriormente
profundiza en el calvinismo y puritanismo, luego presenta algunos aportes desde el
pensamiento del luteranismo kierkegaardiano y el bautismo norteamericano. Finalmente, se
reflexiona sobre las transformaciones que ha experimentado y su vigencia para la sociedad
contemporánea.

El luteranismo como ruptura individualizante

La ruptura luterana es el primer gran paso para la desinstitucionalización de lo religioso en


la modernidad occidental: la “invención” del Dios personal constituye el núcleo de la
revolución luterana. Lutero es quien consigue lo “impensable”, lo “monstruoso”, la
“herejía” de cimentar la libertad de la fe subjetiva frente a la ortodoxia eclesiástica
mediante la construcción de una inmediatez divina en virtud de la conexión del Dios “uno”
con el Dios “de uno” 6.

Es decir, la existencia de un Dios personal pero único para todos a la vez como forma
socialmente vinculante. Noción anidada en la raíz misma del protestantismo y luego
desarrollada por la teología reformada, que sitúa la conciencia individual en directa relación
con Dios, configurando así una sociedad de sujetos atomizados en los que cada cual debe
lidiar con la problemática de la salvación y la condenación7.

Junto con ello, redefine la actitud del hombre religioso frente a Dios, dejando de estar
supeditada a una estructura eclesiástica y también a la fiscalización por parte de una
autoridad como fuente de certeza de la fe, resituándola en la dimensión subjetiva del sujeto
y su “Dios personal”. Esto significa una revalorización de la experiencia, la conciencia, del
interés y la necesidad humana: “El campo de batalla en el que se enfrentan las huestes de
Dios y de Satán ya no es la civitas. El escenario bélico es ahora cada individuo”8. Una
disputa que ocurre en el interior del individuo y no forma parte de una entidad colectiva, el
pecado es netamente una noción de carácter individual, no un fenómeno social.

6
BECK, U. El Dios Personal. La individualización de la religión y el “espíritu” del cosmopolitismo. Madrid:
Ediciones Paidós Ibérica S.A, 2009, p.112.
7
MONARES, A. Reforma e Ilustración. Los teólogos que construyeron la Modernidad. Santiago: Editorial
Ayún, 2012, p. 132.
8
SOEFFNER citado en BECK, op.cit., pp.112-113.
Lutero consigue establecer las bases para la emancipación eclesiástica que posteriormente,
en su versión secularizada, decantarían en el individuo contemporáneo, encarnación de la
autonomía y la libertad. En base a la doctrina de los dos reinos, en el cual el cristiano es
libre espiritualmente, pero siervo a la vez: el “hombre interior” y el “hombre externo”:

El hombre, dejando a un lado toda ociosidad, está obligado a guiar y disciplinar moderadamente su
cuerpo con ayunos, vigilias y trabajos, ejercitándolo a fin de supeditarlo e igualarlo al hombre
interior y a la fe, de modo que no sea impedimento ni haga oposición, como sucede cuando no se lo
obliga. Pues el hombre interior va al unísono con Dios, se goza y se alegra por Cristo, que tanto ha
hecho por él, y su mayor y único placer es, a su vez, servir a Dios con un amor desinteresado y
voluntario. Empero en su carne late una voluntad rebelde, una voluntad inclinada a servir al mundo
y a buscar lo que más la deleita.9

Esta doctrina permite sustentar las bases del Sacerdocio universal y la Justificación por la
fe, los pilares de la doctrina luterana. Dicha libertad es confirmada y cultivada en una
relación de intimidad con Dios que solamente puede manifestarse en el ámbito privado.

En resumen, el luteranismo le imprime una importancia inédita al espacio privado en el


sentido de resignificar al ámbito íntimo como un dominio de reflexividad sobre la salvación
misma del alma humana, independiente de los dispositivos rituales y mediadores que
tradicionalmente dispuso el catolicismo y que posibilitaban una gestión y organización
eficaz de la sociedad medieval.

Calvinismo: vocación y planificación racional de la vida

Uno de los aspectos estructurales que posibilita la conformación de la dualidad


público/privado se encuentra en la separación entre el espacio laboral (lo público) y espacio
doméstico (lo privado). En este contexto, es pertinente destacar la construcción del trabajo
como actividad consagrada a Dios, es decir, ya no constituye un castigo sino una misión.
Esta sacralización del trabajo consiste en “sentir como un deber el cumplimiento de la tarea
profesional en el mundo”10. Es la cristalización del llamado “espíritu puritano” al cual se
vincula la noción de “ascetismo” o “vocación” que se encuentra supeditada a la doctrina de

9
LUTERO, M. La libertad cristiana. 1520, p.6, encontrado en http://semla.org/portal/wp-
content/uploads/2011/05/La-Libertad-Cristiana-Lutero.pdf
10
WEBER, op.cit., p.76.
la omnipotencia absoluta de Dios y la Depravación Total11. En otras palabras, el concepto
profesión, adquiere un sustrato ético-religioso. Según Weber, Lutero desestima la vida
monástica como máxima expresión de consagración a Dios, considerándola una forma de
evadir el cumplimiento de los deberes en el mundo, en contraposición de esta ética
protestante –materializada en la figura ya no del monje sino del asceta urbano- que
considera el trabajo profesional como una forma de expresión de amor al prójimo y de
agradar a Dios12.

Posteriormente, continúa el mismo autor, esta doctrina se consolidará gracias al desarrollo


de la teología reformada y principalmente sostenida en la llamada Confesión de
Westminster de 1647, sínodo compuesto por varias denominaciones protestantes. En ella se
hace alusión al “llamamiento eficaz”, y su influencia en el creyente puritano significará el
término del proceso -comenzado en el judaísmo del Antiguo testamento- de lo que Weber
denomina el “desencantamiento del mundo”. En otras palabras, constituye el rechazo de la
magia sacramental como vehículo para la salvación13.

El concepto del “Llamado” sirvió de fundamento para el desarrollo de una doctrina con
fuerte énfasis en la Predestinación que caracterizó al movimiento puritano. En términos
concretos, los “santos” evidencian señales externas de su carácter de elegidos a través del
éxito y la bonanza, de la misma manera, los no-escogidos evidencian su condición en el
fracaso y la pobreza. Inspirado en el mandato divino de sojuzgar la tierra este pensamiento
derivará en la dominación tanto de la naturaleza como de los condenados14.

En este sentido, la necesidad de redención implica transformaciones en el comportamiento


práctico de la vida, constituye la generación de un modo de vida: “de tal manera que a
partir de motivos religiosos surge una sistematización de la acción práctica orientada por
valores homogéneos”15. Las propuestas de Calvino cimentarán los principales aspectos de
la teología reformada, la cual hace un especial énfasis en una condición pesimista de la
naturaleza humana, la cual buscará mecanismos de distensión ante la incertidumbre que

11
MONARES, op.cit., p.130.
12
WEBER, op.cit., p.79.
13
Ibid., pp. 101-109.
14
MONARES, op.cit.p. 28.
15
WEBER, M. Sociología de la religión, Madrid, Ediciones ISTMO S.A, 1997, p.201.
conlleva la Predestinación16. Es por ello, que el calvinista debe configurar un
comportamiento que acredite su condición de escogido, aunque no lo pueda saber, debe
actuar como tal. Es decir, se produce una exteriorización de la incertidumbre en donde el
trabajo opera como regulador de la ansiedad salvífica.

En síntesis, el calvinismo articula una serie de elementos aparentemente contradictorios ya


que pretende sistematizar y racionalizar los espacios de privacidad y meditación espiritual.
Toma distancia de la actitud contemplativa que caracteriza al luteranismo, desplazando los
elementos que exaltan la emocionalidad, ejerciendo un dominio práctico sobre la realidad.
Este conjunto de disposiciones psicológicas es denominado “ascetismo intramundano” y
constituyen el nexo entre la ética protestante y el espíritu del capitalismo.

Aportes del movimiento puritano anglosajón

El puritanismo es un movimiento de raíz calvinista británica en el cual tenía como objetivo


radicalizar el proceso de reforma en Inglaterra y Escocia principalmente. Richard Baxter,
uno de los más renombrados teólogos puritanos y fundador del presbiterianismo, es un
buen ejemplo de esta racionalización del ámbito privado, espacio fundamental para la
construcción del individuo moderno:

Cuando te encuentres solo en tus ocupaciones, mejora el tiempo con meditaciones prácticas y
benéficas. Medita en la bondad y en las perfecciones infinitas de Dios; en Cristo y la redención; en
el Cielo y en cuán indigno eres de ir allí y cómo mereces la miseria eterna en el Infierno.17

Dentro de estas directrices, el examen de conciencia se estima como uno de los momentos
más importante de estas meditaciones puritanas:

Antes de regresar a dormir, es sabio y necesario revisar las acciones y bendiciones del día que ya
va pasando, para que podáis estar agradecidos por todas las misericordias especiales y humildes por
todos tus pecados. Esto es necesario para que puedas renovar tu arrepentimiento lo mismo que
vuestra resolución de obedecer, y para que podáis examinaros vosotros mismos para ver si vuestra

16
CALVINO, J. Institución de la Religión Cristiana, 1597, encontrada en
http://www.academia.edu/attachments/34673012/download_file?st=MTUwNjM3OTI5NSwyMDEuMjE5LjIz
My4xNzI%3D&s=swp-splash-paper-cover
17
BAXTER, R. Cómo pasar el día con Dios, s.f., encontrado en
http://www.iglesiareformada.com/Baxter_Como_Pasar_Dia.html
alma se hizo mejor o peor, si el pecado ha bajado y la gracia ha subido y si estáis mejor preparados
para el sufrimiento, la muerte y la eternidad.18

El calvinismo acentúa en el creyente una sensación de soledad permanente, este elemento


sumado al sentimiento de anonimato producido bajo el contexto de la vida en la metrópoli
constituye uno de los rasgos fundamentales del individuo moderno19. Al ser la salvación un
asunto de carácter personal e inevitablemente ya decidido desde antes de la creación, el
puritano no puede arriesgarse a formar vínculos profundos con otros que ya han sido
condenados:

Ningún cristiano es capaz de distinguir infaliblemente entre creyentes falsos y verdaderos. Un


cristiano puede ver su propio corazón, pero no es de otra persona (...) Pero aun los cristianos más
sabios pueden ser engañados. Con frecuencia quienes han parecido ser cristianos sólidos, han
abandonado la fe.20

Este texto enfatiza en la necesidad de encontrar una verdadera experiencia religiosa, la cual
está por sobre la dimensión emocional, las que incluso se comprenden como potenciales
peligros que distraen en el cultivo de la verdadera vida espiritual.

La meditación bíblica es quizás uno de los más grandes aportes del puritanismo para la
construcción del espacio privado. Entendido como una práctica fundamental de
introspección y reflexión para el crecimiento cristiano, su origen se encuentra inspirado en
algunos pasajes de los salmos, muchos se los textos de la época presentan consejos
prácticos para asegurar que dicha práctica cuenta con las condiciones propicias para el
diálogo entre Dios y el alma: “cuando un hombre aparta… un tiempo y entra en un
aposento privado, o da un paseo privado, y allí medita deliberadamente en las cosas del
cielo”21.

Acentuando y revalorizando la soledad como un estado deseable y necesario:

18
Ibid.
19
ZABLUDOVSKY, G. La individualización en la obra de Norbert Elias en Carlos Andrés Charry y Nicolás
Rojas Pedemonte (eds.). La era de los individuos. Actores, política y teoría en la sociedad actual (pp.23-50).
Santiago, Chile, LOM Ediciones.
20
EDWARDS, J. Los afectos religiosos. La válida experiencia espiritual, Graham, Publicaciones Faro de
Gracia, 2011, p.53.
21
CALAMY en BEEKE, J. La espiritualidad puritana y reformada. Un estudio teológico y práctico tomado de
nuestra herencia puritana y reformada, México D.F., Publicaciones Faro de Gracia, 2008, p.63.
Ruega al Señor no tan sólo que te guarde de la compañía externa, sino también de la compañía
interna, es decir, que te guarde de los pensamientos vanos y mundanos, y que te distraen22.

De esta forma, la meditación como práctica individual se encuentra estrechamente


vinculada al cultivo de la espiritualidad y al dominio de sí. De allí que, para Simmel, la
verdadera religiosidad sólo puede ser practicada en la intimidad23.

Influencias desde el luteranismo kierkegaardiano y el bautismo sureño

El aporte del protestantismo para la construcción del ámbito privado puede rastrearse y
apreciarse desde dimensiones tan diversas como la filosofía pre existencialista hasta el
fundamento mismo de la conformación del espíritu de una nación. Bajo este aspecto, es
posible mencionar que Kierkegaard vincula la interioridad como un factor fundamental
para experimentar la verdadera libertad, la que se opone a la superstición, la incredulidad y
la falta de certeza:

Porque la idea de la existencia de un Dios, tan pronto como haya cobrado en cuanto tal una
importancia concreta para la libertad del individuo, adquiere una omnipresencia que no puede por
menos de representar algún embarazo para cualquier individualidad sinuosa, aunque ésta no desee
precisamente hacer el mal. Se necesita, desde luego, una interioridad profunda para vivir en
hermosa e íntima armonía con esa idea.24

Presenta la interioridad como un requisito sine qua non para la reflexividad del self y como
consecuencia la radicalización de la individualidad:

La subjetividad abstracta es exactamente tan difusa e incierta como la objetividad abstracta, y a


ambas les falta la interioridad en el mismo grado. Si se habla in abstracto de la cosa anterior,
entonces no se la ve claramente, y en este caso es correcto afirmar que la subjetividad abstracta
carece de contenido. Pero si se habla de ello in concreto, entonces la cosa es muy clara, pues la
individualidad que quiere hacer abstracción de sí misma le falta cabalmente interioridad, del mismo
modo que le falta a la individualidad que se convierte en un simple maestro de ceremonias.25

Para Kierkegaard, el individuo es una síntesis, el yo se configura en torno a una relación


entre alma y cuerpo:

22
Ibid., p.67.
23
SIMMEL, G. La religión, Barcelona, Gedisa, 2012.
24
KIERKEGAARD, S. El concepto de la angustia, Buenos Aires, Ediciones Libertador, 2011, pp. 164-165.
25
Ibid., p.166.
El hombre de lo inmediato no se conoce a sí mismo; literalmente no se conoce más que por el
hábito, no reconoce un yo (y aquí se encuentra su comicidad infinita) más que a su vida exterior.
No podría hallarse un desprecio más ridículo; pues, precisamente es infinita la diferencia entre el
yo y sus exteriores.26

Bajo esta perspectiva, indaga en las formas en que el cristiano se enfrenta a esta dialéctica
donde claramente existe una distinción de dos dimensiones: interioridad y exterioridad.

Asimismo, en cuanto a su presencia en la conformación del espíritu norteamericano


encarnada en el bautismo sureño, la denominación evangélica protestante más grande de
Estados Unidos. El bautismo norteamericano llevará la subjetivación de la religión a otro
nivel, ya que exalta una religiosidad basada en una sensibilidad anclada a la experiencia de
la conversión. Definió una interioridad mística encuadrada en la doctrina de la
“competencia del alma”, para Harold Bloom, el bautismo norteamericano es uno de los
sistemas de creencias más trascendentales de la llamada “Religión Americana”:

La conversión, el “salvarse” o “renacer”, es el centro frenético de la vida espiritual, y es totalmente


interior. Es esta aterradora interioridad lo que impulsa a los baptistas sureños a aferrarse con tanta
fuerza a la Biblia, Jesús y los milagros se hallan por igual en el pasado; la Biblia sigue cobrando
fuerza en el presente, y promete cierto control del futuro. 27

La importancia de esta forma de protestantismo radica en que sustenta la sacralización de la


privacidad que será institucionalmente legitimada por la vía jurídica, siendo Estados Unidos
una de las naciones que más celosamente guarda las leyes vinculadas a la propiedad
privada.

El Desdibujamiento de la dualidad espacio público/privado

La modernidad europea configuraba una sociedad donde primaba las apariencias y la


teatralidad del siglo XVIII. En este escenario la existencia es entendida como obra de
teatro, es decir, el tópico de Theatrum mundi. El Yo público estableció un “régimen de la
máscara”, es más, el concepto de persona, proviene de latín el cual significa, precisamente,
máscara. Posteriormente, la cultura burguesa, de la cual gran parte heredó una religiosidad
protestante, consagró durante el siglo XIX y parte del XX determinadas formas de

26
Kierkegaard, S. Tratado de la desesperación, Buenos Aires, Editorial Quadrata, 2013, p. 166.
27
BLOOM, H. La religión americana, Buenos Aires, Taurus, 2009, p.213.
autoconstrucción. Herederos de la noción sacralizada de la interioridad los individuos
cultivaron diversos dispositivos de autoexploración, narrativas del Yo que se materializaron
en epístolas y relatos autorreferenciales. Bajo esta lógica, literatura decimonónica y más
puntualmente la novela, se convirtió tanto en un espacio de evasión de la realidad como, al
mismo tiempo, en una posibilidad de enriquecimiento de la interioridad y como una vía
potencial para controlar el futuro y una nueva seguridad psicológica para sus lectores28.

Sin embargo, si bien aún es vigente hablar de ambos espacios como dominios bien
consolidados, sin embargo, al menos se aprecia un desdibujamiento de sus fronteras. Lo
que remite a un proceso de transformación mayor. Estamos ante la conformación de nuevos
regímenes de subjetividades en los cuales se pasa de personalidades introdirigidas a
personalidades alterdirigidas. Entre los factores que propiciarían en parte esta
transformación régimen de subjetividades se encuentra la consolidación de los medios de
comunicación de masas y hegemonía de las lógicas de consumo29. Esto acentuado con el
auge de las Redes Sociales configuran un paisaje caracterizado por un nivel de
sobreexposición de la intimidad inédito en la historia, donde lo instantáneo y lo
transparente permea cada uno de los espacios de la realidad social, escenario muy distinto,
pero heredero a la vez, a la Europa de la Reforma.

Conclusiones

El aporte del protestantismo para la construcción del espacio privado puede resumirse en
dos momentos representados por el luteranismo y el calvinismo; el primero tiene relación
con la resignificación de la interioridad, donde habita el alma y ocurre la transformación de
un estado de condenación a uno de redención individual. En tanto que el segundo momento
desarrolla una planificación racional de la vida a partir del control de las pasiones y
emociones que dan cuenta de una condición salvífica en el individuo.

En este sentido, resulta significativo concebir la privacidad como un mecanismo de control


respecto del mismo individuo frente al exterior, lo que en términos sistémicos se podría
expresar como una reducción de complejidad. De esta manera, es interesante notar que esta
pretensión de control sobre el Yo responde a un principio constitutivo de la modernidad,

28
SIBILIA, P. La intimidad como espectáculo, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008.
29
RIESMAN en SIBILIA, Ibid, pp.266-267.
respecto del dominio práctico de la naturaleza y la sociedad, también se ve cómo el
individuo configura este marco simbólico para ejercer este dominio sobre sí mismo.

La importancia de analizar el aporte del protestantismo para la construcción de la


privacidad queda de manifiesto no sólo en los ejemplos del existencialismo filosófico de
Kierkegaard o el sustrato individualista el bautismo norteamericano, sino también, al
plantear cuestionamientos relativos a reconocer e identificar aquellos elementos propios de
la religiosidad que aún perviven en la actual configuración de la sociedad contemporánea,
continuidad que exige volver a pensar y repensar la secularización en la modernidad.

Por último, en relación a las nuevas formas de subjetivación de la identidad, es importante


considerar que el desafío es, de aquí en adelante, tratar de comprender las implicancias a
nivel social y psicológico que conllevan este giro y, por supuesto, en el análisis de lo
transparente como el reflejo que una sociedad de despliega mecanismos de control cada vez
más invisibles y sutiles.

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