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NEGOCIO JURIDICO.
El acto jurídico es todo acto humano voluntario o consciente, lícito o ilícito, que
tiene por fin inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear,
modificar, transferir, transmitir, conservar, extinguir o aniquilar derechos. Dentro de
los actos jurídicos en la clasificación de los actos lícitos, encontramos lo que se
conoce como negocio jurídico. Los negocios jurídicos, son aquellos actos
destinados a producir efectos jurídicos, en los cuales la voluntad es constitutiva
pero además es reguladora de los efectos jurídicos; puede estar conformado por
una o más declaraciones de voluntades privadas.
Según Diez – Picazo, para que un negocio jurídico surja, es necesario que sea
mediante la voluntad libre y consciente de los interesados, esta ha de ser la
expresión de un consentimiento serio, espontaneo y libre, se considera que si
estas circunstancias antes mencionadas no se dan, el consentimiento de halla
viciado.
El artículo 1508 del Código Civil establece que los vicios que pueden adolecer el
consentimiento, son: error, fuerza y dolo.
El código alemán con su art 138 dispone: “será nulo todo acto jurídico contrario
a las buenas costumbres y en particular aquel por el cual, explotando cualquiera la
desgracia, la ligereza o inexperiencia de otro, se haga prometer o dar por el o por
un tercero, en cambio de una prestación, ventajas patrimoniales que excedan el
valor de esta prestación, de tal modo que, según las circunstancias, las ventajas
estén en enorme discordancia con ella.
Con el propósito de dar, tal vez, mayor estabilidad jurídica a los actos, mezcla la
lesión con el estado de necesidad exclusivamente y disponiendo en su artículo
1.448 “acción general de rescisión por lesión. Si hubiese desproporción entre la
prestación de una de las partes, y la de la otra, y la desproporción dependiese del
estado de necesidad de una de ellas, de la que se ha aprovechado la otra para
obtener ventaja, la parte damnificada podrá demandar la rescisión del contrato.”
La acción no será admisible si la lesión no excediese la mitad del valor que la
prestación ejecutada o prometida por la parte damnificada tenía en el momento del
contrato.
“no podrán ser rescindidos por causa de lesión los contratos aleatorios”
Las disposiciones recién transcritas son de mayor amplitud que las relativas a la
fuerza, pues, aun cuando sea la propia víctima la que exija la celebración del
contrato en esas condiciones lesivas para sus intereses, y aunque el beneficiado
no haya participado en modo alguno a crear esa situación o a sugerir el beneficio
excesivo, el acto será anulable. Dentro de las normas relativas a la fuerza, el acto
seria perfectamente válido.
Diversos autores y legislaciones alrededor del mundo han hablado de cómo puede
el estado de necesidad afectar la eficacia de un negocio jurídico, los autores que
lo tocan tienden a tener ciertas discrepancias y entendimientos respecto al tema,
en cuanto a que no hay acuerdo, de donde ubicar el estado de necesidad dentro
del negocio jurídico, por consiguientes entre los consensos de donde ubicarlo se
pueden presentar tres:
Este vicio de consentimiento altera, pues, la voluntad por el temor que engendra
en la persona que lo sufre, pero no hace desaparecer totalmente la voluntad. De
aquí que en los primeros tiempos del derecho romano la violencia no era un vicio
del consentimiento, puesto que el autor o el contratante exterioriza su voluntad con
cabal conocimiento de las circunstancias (sin error) y prefiere consentir a
mantener su espíritu turbado por el miedo de que continúe el sufrimiento físico o
se realice la amenaza.
La fuerza de que tratamos puede ser pues física o moral según se emplee vías de
hecho o amenazas, respectivamente, pero en todo caso tiene por finalidad infundir
temor; de manera que el que la sufre manifiesta una voluntad solo aparente por
falta de libertad.
Los casos de violencia física, como dice G. Ripert, son cada vez más raros y lo
frecuente es que se emplee la fuerza mediante la amenaza o “chantage”
Para que la fuerza vicie el consentimiento debe reunir los siguientes requisitos
El mal con que se amenaza puede recaer no solo sobre una persona o patrimonio
de la víctima, sino también sobre su honor y reputación. Además, para precisar en
cada caso si la fuerza ha producido el temor que vicia el consentimiento deben
considerarse siempre las circunstancias de tiempo y lugar, pues pueden tener
influencia decisiva en el ánimo de la víctima. Ejemplo. El que se encuentra solo en
un país extraño o de noche y en despoblado, puede experimentar un temor que
vicie su voluntad, aunque el mal con que se le amenace no sea probable ni de
gran magnitud.
En el código chileno es tal vez más preciso en reglamentar la fuerza que el código
francés, puesto que en el artículo 1112 dice: hay fuerza cuando es de naturaleza
capaz de hacer impresión sobre una persona razonable y que pueda inspirarle el
miedo de exponer su persona o su fortuna a un mal considerable y presente. Se
tienen en cuenta, en esta materia la edad, el sexo, y la condición de las personas.
G. Ripert , siguiendo este orden de ideas, dice que si le autor de un delito promete
reparar las consecuencias dañosas, por el miedo que le causa que se descubra su
delito y ante amenaza de la víctima, se obliga válidamente. Pero si es excesiva la
obligación que contrae, es decir la fuerza de proporción con la reparación del
daño, la obligación es nula.
Algunos códigos se refieren expresamente a este requisito. El art 100 del código
de Brasil, dispone que “no se considera fuerza la amenaza del ejercicio normal de
un derecho ni el simple temor reverencial”, el código italiano en su art 1.438
precisa más claramente estas ideas al disponer “la amenaza de hacer valer un
derecho podrá ser causa de anulación del contrato solamente cuando fuere
dirigida a conseguir ventajas injustas”.
La fuerza debe ser determinante
Por eso la sanción en este vicio del consentimiento obedece tanto a que la
voluntad esta presionada por el temor, como al castigo que merece el hecho ilícito
de ejercer actos de violencia para determinar a consentir.
La sanción de este vicio del consentimiento tiene, pues, por fundamento primero
el castigo del acto ilícito. Y por ello siguiendo la doctrina clásica, no es nula la
obligación que se contraiga por temor si este no se ha producido mediante la
fuerza ejercida conscientemente para obtener ese efecto.
Son ejemplos: clásicos los del que promete una suma excesiva para que se le
salve la vida de un naufragio, o para que se liberte de manos de unos bandidos.
Para las primeras, la lesión es un vicio objetivo del contrato: se produce siempre
que exista la desproporción aritmética fijada en la ley; por regla general la mitad
del justo precio es el límite, mas halla del cual hay lesión.
Como dice hauriou, “uno de los resultados de la teoría del riesgo imprevisible, es
la aplicación de un principio de justicia distributiva a un contrato conmutativo. En
efecto, el riesgo imprevisible se distingue del previsible; y entretanto que esta
continua sometida a los principios de la justica conmutativa (cada uno soporta sus
riesgos), el riego imprevisible se declara común a las dos partes, y se distribuye,
por así decirlo, entre ellas.
Teoría de la presuposición
Fue expuesta por Windscheid y que inspiro las tesis de Renard,Ossilia y Cogliolo,
es en síntesis una aplicación del móvil determinante del negocio jurídico. En toda
declaración de voluntad es menester considerar el motivo que indujo a una parte
al contrato y los supuestos de que partió su obligación, los cuales no pueden en
forma alguna extenderse hasta haber querido los efectos no previsibles de su
consentimiento. Por tal causa dicha parte podrá exponer la exceptio doli cuando la
otra pretenda aprovecharse de las estipulaciones contractuales para obtener
resultados o efectos presupuestos para determinado estado de cosas,
cuandoquiera que tal estado haya sufrido variaciones.
En cada uno de los contratos dice por su lado Gogliolo, el consentimiento esta
determinado por móviles(motivos internos), que normalmente no tienen eficacia
jurídica, pero que en el territorio de pactos expresos o tácitos del contrato ocupan
una zona intermedia entre las condiciones estipuladas de aquel y los simples
motivos internos, zona constituida por aquellos hechos objetivos externos que
fueron el substratum, el presupuesto que elevo a voluntad jurídica de los
contratantes, el consentimiento.
Estado de necesidad
Ciertos autores han observado que la imposibilidad que afecta al contratante cuya
prestación, por el advenimiento de circunstancias imprevistas, ha llegado a ser
difícil de ejecutar o demasiado onerosa, no es propiamente hablando subjetiva,
pues ella surge de un nuevo estado de cosas exterior al contratante, que es
netamente objetivo.
En efecto, se razona, puesto que el deudor no está obligado en los contratos que
tienen por objeto la mutua utilidad de las partes sino a una mediana diligencia y
cuidado, es contrario a este principio exigir que cumpla una obligación que, por
causa de circunstancias imprevistas, solo podría ejecutarse con el máximum de
diligencia. Debe considerarse aquí, como si existiera una fuerza mayor o caso
fortuito que hace imposible el cumplimiento de la obligación.
Las teorías anteriores sirven para justificar ese poder conferido al juzgador,
mediante el cual vela por el mantenimiento del equilibrio económico del contrato y
evita el atentado contra la equidad, que implica el que una de las partes, por virtud
de circunstancias imprevistas sobrevinientes, pueda llevar a la otra a una posición
ruinosa so pretexto del respeto a la ley contractual.
http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/
http://derecho.laguia2000.com/parte-general/elementos-de-los-actos-
juridicos#ixzz429DHKBgt
http://elnegociojuridico.globered.com/
http://www.wordreference.com/
http://www.gerencie.com/
Curso de introducción al derecho; Luis María Olaso – Jesús María Casal. Tomo II.
2007. (elementos del negocio jurídico).
i
Corte suprema de justicia, sala de casación civil. (4 de mayo de 1968). Fuerza de vicio de la voluntad
(violencia generalizada). Gaceta judicial, pág. 94.
ii
Corte suprema de justicia, sala de casación civil. (3 de mayo de 1984) Fuerza y violencia, vicios del
consentimiento. Gaceta Judicial, Pág. 177.