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HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN

ARGENTINA

AUDIENCIA ABIERTA SOBRE ADECUACIÓN DE LA NORMATIVA


ARGENTINA A LA CONVENCIÓN DE PERSONAS CON
DISCAPACIDAD RATIFICADA POR LEY 26.378

MARTES 26 DE OCTUBRE DE 2010

Intervención de Agustina Palacios. Responsable del Área


Discapacidad, Centro de Investigación y Docencia en Derechos
Humanos “Alicia Moreau”, Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Mar del Plata (apalacios@ciddhmdp.org)

La Argentina ha ratificado la Convención Internacional sobre los


derechos de las Personas con Discapacidad y la ha incorporado a
nuestro ordenamiento jurídico a través de la Ley 26.378 como todos
sabemos. Por el momento la Convención tiene rango supralegal y
esperemos que pronto podamos decir que tiene rango constitucional
(a través de su incorporación al 75 inc 22 de la CN, junto con el resto
de Tratados de Derechos Humanos).
Con independencia de ello, al tener la Convención rango supralegal,
hoy estamos obligados a iniciar un proceso de adaptación normativa,
para lo cual es necesario identificar las normas contrarias a la
Convención y asimismo las lagunas que nuestro ordenamiento
presenta respecto de ciertas obligaciones asumidas por nuestro país
al momento de ratificar este instrumento internacional.
Previo a abordar algunas cuestiones relativas a la adaptación
normativa, quisiera resaltar que el proceso de revisión y adaptación
no solo debe ser legislativo, sino que es muy importante que el
cambio de paradigma que plantea la Convención sea asumido desde
el diseño de políticas públicas y que vaya acompañado desde una
fuerte apuesta política y social.
La Convención fue elaborada desde la filosofía del modelo social de
discapacidad, desde donde se asume que los factores que originan la
discapacidad no son netamente individuales sino
preponderantemente sociales). Desde este modelo filosófico se
1

requiere apuntar a la prevención y eliminación de los factores


sociales que originan la situación de discapacidad.
En el diseño de políticas públicas esto nos exige varias cuestiones,
pero me aludiré muy brevemente a 4 puntos básicos.
1
Vid. Palacios, A., El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y
plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad, Madrid, Cinca, 2008. Disponible en formato electrónico en:
http://www.el-observatorio.org/wp-
content/uploads/2009/04/elmodelosocialdediscapacidad2.pdf
1. Cambio en la manera de abordar la discapacidad. La
Convención no deja lugar a dudas respecto de la consideración
de la discapacidad como una cuestión de derechos humanos.
Ello nos obliga a partir desde el modelo social a la hora del
diseño e implementación de las políticas públicas. diseño de
políticas desde la filosofía del modelo social (en lenguaje muy
llano: esto nos obliga a hacer un cambio de chip en la mirada
hacia la discapacidad).
2. Los organismos que se ocupan de la discapacidad no
pueden seguir estando insertos en el ámbito de Salud. La
salud es un aspecto más de la vida de las personas con
discapacidad, al igual que del resto de personas. En la
actualidad seguimos teniendo organismos nacionales,
provinciales y municipales sobre la materia insertos en
Ministerios o Secretarías de Salud. Esto es una característica
propia de la filosofía del modelo médico o rehabilitador que la
Convención nos exige superar.
3. Las políticas deben implementarse desde el principio de
transversalidad. Sabemos que este principio nació en el
ámbito de las políticas de género y la Convención lo asume en
el ámbito de la discapacidad. Implica incorporar la perspectiva
de discapacidad en todas y cada una de las políticas (de todas
las materias). La especificidad puede seguir siendo necesaria en
el “mientras tanto” pero el objetivo debe ser la transversalidad.
La discapacidad debe estar presente a la hora de elaborar
cualquier política –y cualquier norma- en materia de educación,
de salud, de deporte, de ocio, etc.
4. Las políticas deben elaborarse de la mano de las
personas con discapacidad. El proceso de elaboración de la
Convención demostró que a través del respeto por el lema
“nada sobre la discapacidad sin las personas con discapacidad”
se llega a los únicos resultados válidos. El proceso de
elaboración de la Convención permitió que las personas con
discapacidad participaran y enriquecieran de tal manera la
negociación internacional que en palabras del Presidente del
Comité, al momento de aprobar el Tratado, el setenta por
ciento del mismo es el resultado de los aportes de las personas
con discapacidad. Este debe ser el ejemplo a seguir a la hora de
elaborar cualquier política o ley relativa a la discapacidad si se
quiere tener un resultado legítimo y de calidad.
Teniendo en cuenta el principio de transvesalidad que mencioné
anteriormente, es importante no restringir ese impacto únicamente a
la legislación sobre discapacidad sino a todo el ordenamiento jurídico
argentino. Esto incluye la revisión y adaptación de normativa relativa
a diversos ámbitos. A modo de títulos, los ámbitos que considero
esenciales donde la Convención tiene un impacto relevante son los
relacionados con2:

-Definición de discapacidad y de no discriminación por motivo de


discapacidad
-Accesibilidad universal.
-Educación
-Salud, sanidad e investigación biomédica
-Habilitación y rehabilitación
-Participación política
-Trabajo y empleo
-Prestaciones para la Vida Independiente
-Deporte y ocio
-Acceso a la justicia
-Derecho privado
-Protección de la integridad personal
A ello deben sumarse determinados ámbitos transversales. Éstos son:
-Mujeres con discapacidad
-Niños y niñas con discapacidad

Ahora bien, por motivos de síntesis dado el límite de tiempo que


tenemos asignado, me referiré en los minutos que me quedan a la
identificación de dos áreas de impacto de la Convención que
considero esenciales: la definición de discapacidad y de no
discriminación por motivo de discapacidad.
La Convención adopta un concepto de discapacidad a la vez que
define y delimita legalmente el concepto de discriminación por motivo
de discapacidad. Ello nos obliga entre otras muchas cuestiones a
revisar el concepto de discapacidad asumido por nuestra legislación y
sobre todo a revisar e instaurar el concepto de “discriminación por
motivo de discapacidad.
Este último es un aspecto clave. El objeto de la Convención no fue
crear nuevos derechos sino garantizar el ejercicio de los derechos
desde el principio de igualdad y no discriminación. La Convención nos
exige ponernos los anteojos de la no discriminación y desde dicha
mirada analizar, interpretar y aplicar cada derecho en concreto.
Ahora bien, el concepto de no discriminación desde el cual parte la
Convención es un concepto muy amplio que se encuentra previsto:3
2
Ver: “LA Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su impacto en el ordenamiento jurídico español”, Informe elaborado
por el Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas” en el marco del
Proyecto de investigación “El impacto que la incorporación y ratificación de la
Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad tiene
en el Ordenamiento jurídico español” financiado por la FUNDACIÓN ONCE,
Diciembre de 2008

3
Sigo en este punto lo sostenido previamente en la reunión que realizó el Alto
Comisionado para las Naciones Unidas el año 2008 sobre la Implementación de la
1. En primer lugar como propósito del instrumento:
Según el artículo 1 su objeto es promover, proteger y asegurar el
goce pleno y en condiciones de igualdad de los derechos humanos y
libertades fundamentales.
2. En segundo lugar como principio y como valor:
Según el artículo 3, que prevé como principios la no
discriminación, la igualdad de oportunidades, la participación e
inclusión plena y efectiva en la sociedad, el respeto por la diferencia y
la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la
diversidad y la condición humana, y la accesibilidad.
Todas estas son diferentes facetas del contenido del principio de
igualdad que deben ser muy tenidas en cuenta a la hora de
interpretar y aplicar la Convención.
3. En tercer lugar como obligaciones de los Estados:
Artículo 4.1 los Estados se comprometen a asegurar y promover
el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales de las personas con discapacidad sin discriminación
alguna por motivo de discapacidad
Artículo 4.1.b, tomar todas las medidas pertinentes, incluidas
medidas legislativas, para modificar o derogar leyes, reglamentos,
costumbres y prácticas existentes que constituyan discriminación
contra las personas con discapacidad.
4.1.e. tomar todas las medidas pertinentes para que ninguna
persona, organización o empresa privada discrimine por motivo de
discapacidad.
4. En cuarto lugar como derecho:
El artículo 5 inc. 1 establece el derecho a ser considerado igual
ante la ley y en virtud de ella, como asimismo el derecho a igual
protección legal y a beneficiarse de la ley en igual medida sin
discriminación alguna.
El inc 2 establece la obligación de los Estados de prohibir toda
discriminación por motivo de discapacidad, y de garantizar a las
personas una protección legal igual y efectiva contra la discriminación
por cualquier motivo.
El inc 3 establece la obligación de tomar las medidas pertinentes
para asegurar la realización de ajustes razonables (a fin de promover
la igualdad y eliminar la discriminación).
Finalmente el inc 4 aclara que las medidas especificas que sean
necesarias para acelerar o lograr la igualdad de hecho de las
personas no serán consideradas discriminatorias.

Convención de los derechos de las personas con discapacidad. Disponible en:


http://www.el-observatorio.org/wp-content/uploads/2009/09/IGUALDAD.pdf
Por otro lado, en el artículo 2 se define lo que la Convención
entiende por “discriminación por motivo de discapacidad” y por
“ajustes razonables”
"cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de
discapacidad, que tenga el propósito o el efecto de obstaculizar o
dejar sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio, en igualdad de
condiciones, de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural,
civil o de otro tipo. Incluye todas las formas de discriminación,
entre ellas la denegación de ajustes razonables"
Podría decirse que el concepto de no-discriminación
recogido en la Convención tiene las siguientes características:
1. Se centra en el resultado discriminatorio y no en la
voluntad de la persona (“que tenga el propósito o el efecto”)
Es decir que no se exige intencionalidad, sino que se tienen en
cuenta los efectos adversos de la norma, práctica o conducta.
2. Abarca todo tipo de discriminación (comprende tanto la
discriminación directa como indirecta, así como la
discriminación estructural, entre otras).
La Convención no hace una distinción entre discriminación
directa e indirecta, pero adopta una fórmula donde claramente
incluye ambos tipos de discriminaciones.
3. Comprende la discriminación no solo a la persona con
discapacidad, sino “por motivo de discapacidad”
De este modo, lo que prohíbe la norma es la “discriminación”
“por motivos de” discapacidad. Por ende, dicha formulación pone el
acento sobre el fenómeno de la discriminación más que en las
peculiaridades de la persona.
Conforme a lo anterior, se podría sostener que las personas
pueden ser discriminadas “por motivo de” discapacidad, no teniendo
ellas mismas una discapacidad, pero siendo tratadas de manera
discriminatoria por considerarse que tienen una discapacidad. Un
ejemplo de ello es una desfiguración facial que no es por sí misma
considerada una discapacidad, pero que genera un trato
discriminatorio hacia la persona, similar al que recibe una persona
con discapacidad, por considerarla como si lo fuera. También estarían
protegidas frente a la discriminación aquellas personas que en un
futuro pueden ser susceptibles de tener una discapacidad, aunque no
la tengan actualmente. Por último, ciertas personas que no tengan
una discapacidad, pero que trabajen o se encuentren asociadas con
personas que la tengan, pueden ser discriminadas en razón de
discapacidad.
Dado los argumentos relatados, podría decirse que la
Convención ha adoptado un enfoque amplio en cuanto al marco
protector del derecho a la no discriminación y a la igualdad de
oportunidades.
Esta es una cuestión que se deberá tener muy en cuenta a la
hora de analizar la legislación interna antidiscriminatoria argentina.
4. Reconoce que la denegación de ajustes razonables es
un tipo de discriminación
La obligación de realizar ajustes razonables, y la expresa
consideración de su denegación como discriminación, es una
herramienta muy valiosa a los fines de garantizar la igualdad de
oportunidades y la no discriminación de las personas con
discapacidad.
Esta herramienta, no obstante, deberá ser incorporada a nuestra
legislación interna, y para ello resulta importante tener en cuenta
determinadas cuestiones:
-En primer lugar, dilucidar claramente la delimitación conceptual
del término “ajustes razonables”. En dicha tarea es importante no
confundir dicho concepto con las exigencias de accesibilidad
universal, ni con las medidas de acción positiva.
-En segundo lugar, establecer la necesidad de que se
establezcan herramientas para valorar la existencia o no de la
obligación de realizar dichos ajustes. Esto es,: cuál va a ser el órgano
decisor, y en base a qué criterios.
-En tercer lugar, en cuanto a la posible concreción del contenido
de los ajustes razonables, se podría entender que cabrían dos formas
de dotarles de ese contenido.
• La primera, sería entender que los contenidos de los
ajustes razonables han de quedar normativamente
indeterminados, y, en este sentido, al exigirse su cumplimiento,
habrá que tener presente los principios de proporcionalidad y
razonabilidad al entrar en consideración otros criterios.
• Pero también podría ser que la normativa especificase –tal
como lo establecen ciertas legislaciones, por ejemplo, de manera
no taxativa-, la posibilidad de contenidos concretos del ajuste
razonable en los diferentes ámbitos, que se entiende que son
necesarios en determinadas situaciones para garantizar la
accesibilidad universal.
Ambas variantes son perfectamente compatibles, aunque la
primera es inevitable en algún grado (pues es imposible determinar a
priori todos los posibles ajustes razonables que son necesarios
realizar para garantizar la accesibilidad universal en un ámbito
concreto).
En Argentina se están valuando en este momento reformas a
la ley 23592. Si se optara por el camino de una ley general deberían
incluirse estos aspectos de manera suficiente en la Ley. Otra opción
es transitar por el camino de una Ley específica. En mi humilde
opinión el primer camino sería el más pertinente.
El concepto de discapacidad también debería revisarse a la luz de
estos aspectos.
En primer lugar, a los fines de adquirir un certificado de discapacidad,
la evaluación debe darle la importancia que merece a los factores
sociales. No obstante, en este caso a efectos de prestaciones tiene
lógica que se diferencie entre grados para la asignación de
beneficios)
Pero a los efectos de la discriminación de ninguna manera puede
apelarse a este concepto restringido (recordemos que la fórmula
adoptada por la Convención al proteger la discriminación “por motivo
de” nos permite incluir bajo la clausula de protección
antidiscriminatoria a personas que se consideran con discapacidad sin
serlo desde la evaluación anterior).

HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN ARGENTINA

AUDIENCIA ABIERTA SOBRE ADECUACIÓN DE LA NORMATIVA ARGENTINA A LA


CONVENCIÓN DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD RATIFICADA POR LEY 26.378

MARTES 26 DE OCTUBRE DE 2010

Intervención de Francisco J. Bariffi (bariffi@mdp.edu.ar)

Subdirector del Centro de Investigación y Docencia en Derechos Humanos “Alicia


Moreau” de la Universidad Nacional de Mar del Plata (www.ciddhmdp.org)

Buenas tardes,

Quisiera en estos pocos minutos intentar trasmitir las dos ideas centrales en las que se
basa el cambio de paradigma del artículo 12 de la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), para luego dar un pantallazo muy
general de las experiencias de reforma en el derecho comparado.

La CDPD es un tratado de derechos humanos y con ello una fuente jurídicamente


vinculante que ha entrado en vigor y respecto del cual nuestro país ha manifestado su
consentimiento en obligarse internacionalmente. La CDPD ha pasado a ser parte del
derecho interno Argentino con jerarquía supra-legal lo que supone que todas la normas
inferiores, a saber, códigos de fondo y de forma, leyes, decretos, reglamentos,
ordenanzas, etc. Todas ellas deben pasar el test de compatibilidad con el instrumento
internacional, ello no sólo por el citado criterio de jerarquía normativa, sino muy
especialmente en virtud de la naturaleza de los tratados internacionales en sobre la
universal clausula de pacta sunt servanda establece que “una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un
tratado” (Cfr. Art.27 CVDT)

A pesar de que las reflexiones vertidas en el párrafo anterior, parecen más bien nociones
básicas de derecho constitucional argentino y que pueden considerase como una
“obviedad jurídica” que nadie discutiría, creo necesario repetirlo hasta el hartazgo con
el afán de que éste, y todos los tratados de derechos humanos, sean tomados en serio por
nuestro país. Desde un punto de vista jurídico y teórico la supremacía de la CDPD sobre
el ordenamiento argentino no resiste el menor análisis, y sin embargo la adaptación de
las leyes y políticas de nuestro país a los compromisos internacionales en materia de
derechos de las personas con discapacidad sigue en estado de “incertidumbre”.
Esperemos que esta iniciativa sea un paso a revertir esta preocupante situación.

La CDPD representa la máxima aspiración de derechos humanos de las personas con


discapacidad. Ello no sólo por el modelo filosófico que la inspira, sino por el simple
hecho de que sus clausulas responden, casi en su totalidad, a los reclamos y
reivindicaciones de las propias personas con discapacidad. Con ello, quiero decir, que
hemos conseguido dar un enorme paso, esto es, recoger a modo de guía u hoja de ruta
los pasos a seguir y los principios a aplicar para respetar, proteger y realizar los
derechos humanos de las personas con discapacidad. No necesitamos grandes estudios o
reuniones de expertos, no necesitamos comisiones u órganos estatales, no necesitamos
seminarios, jornadas charlas… no necesitamos nada de ello para saber “qué” se necesita
para garantizar el goce y ejercicio de derechos humanos de las personas con
discapacidad. Todo ello está allí en la CDPD. En todo caso los estudios, las comisiones,
los seminarios que sean para lograr su aplicación! sabemos el qué! ahora es tiempo de
ponernos a trabajar en el cómo!

Volviendo al tema central del art. 12 e intentando leer al mismo en clave de


obligaciones jurídico-internacionales asumidas por el Estado argentino frente a la
Comunidad Internacional, pero también frente a sus ciudadanos. No olvidemos que los
tratados de derechos humanos son instrumentos internacionales especiales que
establecen no sólo relaciones entre Estados, sino muy especialmente, ente el Estado y
las personas que se encuentran en el ámbito de su jurisdicción territorial. Por ello
quisiera hoy destacar las dos obligaciones internacionales que el Estado Argentino ha
asumido y de las cuales debe dar cumplimiento bajo pena de incurrir en responsabilidad
internacional del Estado.

1) Garantía de ejercicio de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en


igualdad de condiciones
El primer elemento central del art. 12 es lo que a mi entender debe entenderse como una
verdadera “garantía” de goce y ejercicio de los derechos humanos de las personas con
discapacidad más básicos y fundamentales como la vida, la integridad física y psíquica,
la igualdad y la libertad. Se trata de una “garantía” de la persona tanto frente al poder
del Estado como frente a la acción u omisión de otras personas. Y como garantía
entiendo debe ser, operativa y de aplicación directa por cualquier autoridad judicial
argentina, irrenunciable, y no sujeta de restricciones o suspensiones. Más aún me
animaría a decir que se trata de una garantía amparada por el recurso de “habeas
corpus” y no de “amparo” ya que se trata de garantizar principalmente la integridad
personal de las personas con discapacidad.

Para entender el alcance de esta garantía debemos ser conscientes que estamos frente a
un cambio de paradigma y con ello frente a un cambio radical del sistema imperante.
Quizás sólo comparable con el cambio de paradigma que supuso en su momento la
implementación del principio de legalidad en el derecho penal y que obliga a los estado
a “garantizar” ciertos derechos sin excepción y bajo pena de incumplir con las normas
básicas de derechos humanos, como el derecho de defensa en juicio, la inviolabilidad de
la persona, el principio de nullum crime sin lege por nombras sólo algunos.

El artículo 12.2 impone a los Estado el deber de garantizar que ninguna persona con
discapacidad sea restringida en el goce y ejercicio de su capacidad jurídica por motivo
de su discapacidad. ¿Qué significa esto? Pues en un sentido muy general que la opción
de “proteger” a las personas con discapacidad mediante la institución jurídica de la
“representación sustitutiva en la toma de decisiones”, (tenga esta nombre de tutela,
curatela, guarda, o cualquier otra), “no puede seguir siendo” una opción posible o
válida a la luz de la garantía del art. 12.2. Debemos entender esta garantía como un
límite al poder del Estado, que, aunque tenga lo motivos más nobles o crea que la
representación sustitutiva es la mejor herramienta de protección, ya no puede seguir por
esta vía y debe pensar en otras alternativas que “protejan” pero al mismo tiempo “no
sustituyan” la voluntad de “todas las personas con discapacidad”. Del mismo modo que
el sistema penal inquisitorio tuvo que cambiar a un sistema acusatorio para adaptar el
accionar del Estado frente a las garantías que exigía el principio de legalidad.

Pero ¿Cómo llegamos a esta conclusión? La articulación lógica del artículo 12, leído
como es propio de un modo sistemático con toda la CDPD, es a mí entender, categórica
e irrefutable:

a) La CDPD define a las personas con discapacidad donde incluye a las personas
con discapacidad intelectual y mental (art. 1);

b) La CDPD define lo que se debe entender por discriminación por motivo de


discapacidad donde llega a la conclusión que discriminación es, en última
instancia, la restricción en el goce y ejercicio de derechos humanos por motivo
de discapacidad (art.2);
c) La CDPD otorga derecho de goce y ejercicio a TODAS las personas con
discapacidad tanto a la personalidad jurídica, como a la capacidad jurídica, la
cual, claramente incluye capacidad de ostentar de derechos (capacidad de
derecho), como la capacidad de ejercer los mismos en nombre propio o también
llamada capacidad de obrar o capacidad de hecho (Art. 12, incisos 1 y 2).

Por ello, al pensar en implementar o, si se prefiere, analizar o evaluar el modo de


implementar, el cambio de paradigma del art. 12 creo que es preciso comenzar, antes
que nada, con aquellas normas claves y que no suelen ser más de 3 o 4 artículos en los
códigos de fondo que establecen las CAUSAS o CONDICIONES de incapacidad. A
partir de estos conceptos el sistema jurídico luego articula todo un marco normativo
específico y complejo pero cuya puerta de acceso se reduce siempre a las citadas
normas.

Bajando al derecho positivo argentino estas normas son, a mi entender, los artículos,

Art. 52 CC: Las personas de existencia visible son capaces de adquirir derechos o
contraer obligaciones. Se reputan tales todos los que en este código no están
expresamente declarados incapaces

Art. 54 CC: Tienen incapacidad absoluta: 1° Las personas por nacer; 2° Los menores
impúberes; 3° Los dementes; 4° Los sordomudos que no saben darse a entender por
escrito; (…)

Art. 140: Ninguna persona será habida por demente, para los efectos que en este Código
se determinan, sin que la demencia sea previamente verificada y declarada por juez
competente

Art. 141: Se declaran incapaces por demencia las personas que por causa de
enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus
bienes

Es cierto que el art. 152 bis establece en nuestro país un régimen de interdicción parcial
llamado técnicamente “inhabilitación” y donde en rigor no se sustituyen a la persona en
el ejercicio de sus derechos (aunque en la realidad esto no es siempre así). Pero déjenme
recordar que se trata de un sistema excepcional, que sólo es posible aplicarse a un
número muy reducido de situaciones que involucran a personas con discapacidad (El
propio art. 152 bis establece que se aplica a “los disminuidos en sus facultades cuando
sin llegar al supuesto previsto en el artículo 141”) por lo cual, considero, no es
procedente para utilizarse como herramienta de implementación del art. 12.

2) Implementación de un sistema de apoyo en la toma de decisiones


La segunda de las obligaciones internacionales impuesta al Estado argentino en virtud
del art. 12 la encontramos en el inciso 3 del citado art. Cuando nos dice que:

Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para proporcionar acceso a las
personas con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su
capacidad jurídica

La CDPD no proporcionada datos sobre cómo, o qué rasgos debe tener el SATD.
Entiendo que se trata de una obligación de carácter programático y que requiere una
acción reglamentaria por parte del Estado para facilitar su ejercicio. Esto no supone que
no se pueda ya solicitar en virtud de la CDPD que, un juez argentino, ordene un
régimen de apoyo en la toma de decisiones en un caso concreto (ya hay jurisprudencia
en este sentido).

La lectura comprensiva del artículo 12 con todas las disposiciones de la CDPD nos
permite sugerir algunas características:

• Gradual: La implementación del SATD requerirá una implementación gradual


del mismo. Es evidente que poner en marcha un sistema como este llevará
tiempo. Si todas las medidas tradicionales de curatela se suprimen de golpe el
sistema se volverá inoperante. El sistema de apoyo en la toma de decisiones y el
sistema tradicional de tutela deberán funcionar en paralelo durante el periodo de
tiempo necesario hasta que la transición se haya completado

• Complejo: El sistema de apoyo supondrá la implementación de un sistema


complejo que no sólo requerirá de reformas legales, sino también de una acción
política del Estado que garantice, entre otras cosas, educación y recursos
financieros adecuados. Es por ello que no consiste simplemente en reemplazar el
nombre de tutela o curatela por el de “persona de apoyo” en las legislaciones
nacionales.

• Diverso: Para que el SATD cumpla su cometido y resulte efectivo, el mismo


deberá adaptarse a las diferentes situaciones personales y a las diferentes
deficiencias intelectuales o mentales de la persona en cuestión. Hay que pensar
en diferentes tipos de “apoyo” sobre la base de:

• El tipo de acto jurídico,

Diferenciar ente actos trascendentales para la vida y/o el patrimonio de la


persona (matrimonio, venta o compra de una casa, donación), y actos
ordinarios de la vida común (reformar su casa, ir de viaje, suscribirse a
un club deportivo) siendo en este ultimo caso prácticamente innecesario
el apoyo
• El tipo de figura de apoyo adecuado.

Será necesario poner a disposición de la persona diferentes tipos de figuras


de apoyo que mejor se adapten a su situación particular. Por ejemplo, la
posibilidad de un asistente personal, o la de un familiar, o la de un grupo
de amigos, o la de una asociación, o la de un ombudsman o defensor
oficial.

• Respetuoso con los deseos, preferencias y voluntad de la persona que debe ser
siempre tenida en cuenta también en la elección de la propia figura de apoyo.

• Abierto: El sistema de apoyo debe diseñarse pensando en todas las personas que
puedan tener dificultades para ejercer su capacidad jurídica y no sólo para las
que tienen un determinado tipo de discapacidad

Además en nuestro País creo que, teniendo en cuenta el contexto de nuestra tradición
jurídica basada en el sistema jurídico civil de base en el derecho romano, seguramente
el SATD deberá ser además: 1) Formal (por escrito y con ciertas formalidades
solemnes), 2) Judicial (quizás se puede pensar en un fuero especial), y 3) Registral
(susceptible de registrarse a los efectos de dar publicidad frente a terceros.

3) Experiencias del derecho comparado

Finalmente y concluyendo paso a la tercera de las cuestiones que me propuse abordar,


esto es, una breve mención a los procesos de reforma llevados a cabo en el derecho
comparado:

A pesar del enorme impacto que supone la incorporación del régimen de capacidad
jurídica estipulado en la CDPD a nivel nacional, no parecen haber grandes movimientos
de reforma legislativa en los casi 150 Estados que han ratificado el tratado hasta la
fecha. En este sentido son más los Estados que se han preocupado por emitir reservas,
que aquellos que han emprendido reformas estructurales.

Hungría y Colombia han llevado a cabo reformas profundas de sus códigos civiles en
materia de capacidad jurídica de personas con discapacidad intelectual y psicosocial.
Ambas reformas citan a la CDPD como documento de referencia aunque con resultados
muy diversos.

Hungría
Esta iniciativa de reforma húngara puede ser destacada como un modelo del cual
promover otras reformas similares. Promovida y discutida en el propio seno de las
organizaciones representativas de las personas con discapacidad, la reforma del Código
Civil húngaro intentó revertir la triste realidad existente de la legislación vigente que
permite como único mecanismo de protección, la privación total del ejercicio de la
capacidad jurídica de las personas con discapacidad, lo que incluye entre otras, la
imposibilidad de la persona incapacitada de decidir donde vivir, de contraer matrimonio
o formar una familia, de administrar su propio patrimonio, de trabajar o de votar.

Para generar un cambio real y ajustado a las estipulaciones de la CDPD, la iniciativa de


reforma húngara debió modificar algunas instituciones vigentes, así como al mismo
tiempo, debió incluir nuevas instituciones jurídicas.

Así la reforma húngara estructura la implementación del art. 12 básicamente a través de


tres medidas de apoyo, esto es, “directivas anticipadas”, “poder de representación”, o
“tutela muy excepcional”.

Colombia

La Ley 1306 sobre Discapacidad Mental impacta directamente en el Código Civil y el


Código de Procedimiento Civil a través de la reforma o derogación de varios artículos
clave en materia de capacidad jurídica. Sin embargo, esta reforma, a mi entender, no
logra apartarse del modelo médico y paternalista imperante en todos los sistema
jurídicos del espacio Iberoamericano. Basta con analizar los dos primeros artículos de la
norma para evidenciar que la reforma no logra apartarse de las concepciones
discriminatorias y prejuiciosas que la CDPD intentar cambiar.

El artículo 1 establece que la Ley 1306 “tiene por objeto la protección e inclusión social
de toda persona natural con discapacidad mental o que adopte conductas que la
inhabiliten para su normal desempeño en la sociedad”. Acto seguido el artículo 2 aclara
que “una persona natural tiene discapacidad mental cuando padece limitaciones
psíquicas o de comportamiento, que no le permite comprender el alcance de sus actos o
asumen riesgos excesivos o innecesarios en el manejo de su patrimonio”. Los dos
conceptos claves que el modelo social y la CDPD rechazan al momento de definir o
abordar a la discapacidad están presentes en estos dos primeros artículos claves de la
Ley 1306. En primer lugar la noción de “normalidad” y en segundo lugar, la noción y el
peso preponderante de la “limitación personal”. Es cierto que la Ley 1306 erradica de
toda la legislación colombiana el concepto de “demente” pero al mismo tiempo sigue
asumiendo bajo la noción de “persona con discapacidad mental” una definición muy
similar al primero de los conceptos aludidos.

Para concluir, creo que estamos ante un momento histórico apropiado para intentar
modificar la legislación y las concepciones clásicas sobre la capacidad de las personas
intentado impregnar de la perspectiva de los derechos humanos al rígido e impermeable
Código Civil Argentino. Pero el reto es difícil y requerirá de la participación activa de
todos los actores involucrados. La CDPD nos probó que es posible convocar a la
sociedad civil en el diseño legislativo y de políticas públicas, y conforme a ello, nos
obliga a hacerlo en el plano nacional. La proclama de “nada para no nosotros sin
nosotros” no se trata de un slogan pegadizo y políticamente correcto, sino de una
obligación real y efectiva para el Estado argentino.

Muchas gracias

Exposición de Claudio Espósito


El 16 de diciembre de 2006, se aprobó en las Naciones Unidas, el
“Primer” Tratado de Derechos Humanos del Siglo XXI, “la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad y su
Protocolo Facultativo.-

La Convención como su Protocolo Facultativo fue aprobado por el


Honorable Congreso de la Nación mediante la sanción de la ley 26.378,
que implica un cambio de paradigma en materia de discapacidad, ya que
la Nación Argentina, a través de sus Representantes decidieron dejar
atrás el modelo médico que signó el Siglo Pasado, para incorporar el
Nuevo Modelo Social de la Discapacidad.-

Este Modelo Social de la Discapacidad que claramente explicaron mis


antecesores, fue ratificado por el Propio Congreso de la Nación al
aprobar no solo la Convención de los Derechos de las Personas con
Discapacidad, sino al aprobar también su Protocolo Facultativo.-

Y para la Fundación Down Tigre, es importante detenernos en la


aprobación del “Protocolo Facultativo”; ¿porqué?, porque La República
Argentina pudo optar por la firma de la Convención Internacional
solamente, aunque también tomó la decisión de firmar el Protocolo
Facultativo y con posterioridad, aprobar ambos.-

Y Cuando Nuestro País, decidió firmar y aprobar el Protocolo


Facultativo, lo que hizo es no solo aceptar como propio el Modelo
Social de la Discapacidad, si no que se comprometió a adaptar todas y
cada una las normas y las prácticas que en materia discapacidad
conlleva dicho Modelo Social.-

¿Y porqué es tan importante el protocolo facultativo?

Más allá que técnicamente tiene la misma Jerarquía que la Convención,


frente a cualquier violación de las normas de la Convención por parte
del Estado Argentino, el Protocolo establece un procedimiento por el
cual el Estado puede llegar ser Sancionado.-
Y aquí es donde los Legisladores, al aprobar el Protocolo Facultativo,
asumieron la responsabilidad de modificar todo el plexo normativo con
la mirada del Modelo Social de la Discapacidad.

La Convención Internacional de los Derechos de las Personas con


Discapacidad en su art. 34, crea un Comité sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad, habilitando un procedimiento para que si
alguna Nación que hubiere firmado la Convención y el Protocolo, no
cumpliera con las modificaciones que se requieren, emita resoluciones
sancionatorias en la materia, procedimiento establecido en el
Protocolo Facultativo.-

Basta citar como ejemplo sancionatorio el caso “Ximenes Lopes vs


Brasil, donde el Estado Brasilero fue sancionado en forma contundente
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Obligando al País
Hermano a el cambio obligatorio de las prácticas en materia de salud
mental.-

Un dato muy importante a tener en cuenta respecto de la norma a la


que nos estamos refiriendo y es que Protocolo Facultativo, en este
caso particular, trae aparejada una figura novedosa, y que
decididamente obliga al Legislador a una mirada más profunda sobre el
Modelo Social de la Discapacidad, y sobre la responsabilidad del
Estado frente a la falta de cumplimiento de las obligaciones
asumidas.-

Y es la posibilidad que cada persona, que vea violado sus Derechos en


los términos del Modelo Social de la Discapacidad que establece la
Convención Internacional de los Derechos de las Personas con
Discapacidad, y demostrando la urgencia en el retardo, pueden
denunciar en forma directa al Estado Nacional frente al Comité de los
Derechos de las Personas con Discapacidad.-

Como se puede apreciar, la aplicación del Modelo Social, su


implementación, ya no depende de un acto volitivo de las autoridades,
ya que de no modificar sustancialmente las normas y los
procedimientos, cualquier particular que sienta violentado sus
derechos podrá exigirle al Estado Argentino que cumpla con la
Convención a través de un procedimiento ajeno a la Competencia de sus
Órganos, pudiendo ser sancionado frente a la comprobación del
incumplimiento.-

La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y su


Protocolo Facultativo, empoderaron a todas y cada una de las personas
con discapacidad con este protocolo, porque si sus Derechos son
violentados, si las normas no se adecúan, si las prácticas no cambian,
si el Modelo Social no impera, cada particular podrá requerir a la
Autoridad en la materia, que obligue al Estado Nacional a cumplir con
los preceptos de la Convención.-

Y es aquí donde nos encontramos en la actualidad con innumerables


normas y prácticas que son contrarias a la Convención Internacional de
los Derechos de las Personas con Discapacidad, y es aquí donde quienes
asumieron la responsabilidad del modelo social de la discapacidad
aprobando la ley 26.378, son quienes tienen que velar por que todos y
cada uno de los Derechos de las Personas con Discapacidad que
establece la Convención se hagan realidad, porque de no ser así, el
Estado Nacional corre riesgos reales de sanción Internacional.-
Exposición de Facundo Chívez Penillas

Nunca está demás establecer que la Convención cambia en el derecho el paradigma de


la asistencia, de la lastima y de la visión médica que recae sobre nosotros, las personas
con discapacidad, por un modelo inclusivo.

Nunca está demás repetir hasta el hartazgo que las personas con discapacidad no somos
“enfermos” ni aceptamos que se nos califique de personas con “necesidades especiales”
ni con “capacidades diferentes” y que sólo nos corresponde a nosotros establecer si
vivimos sufrimientos, padecimientos o dolor, cuestión que no puede ser determinada
por el poder público a través de normas.

Nunca está demás proclamar que las personas con discapacidad tenemos el derecho de
participar del diálogo político que construye el marco normativo y el diseño de las
políticas públicas que nos afectan, como lo recepta el artículo 4.3 de la Convención, que
es ley de la nación y obligatorio para cualquier parlamento y cualquier instancia pública.

Nunca está demás recordar que NADA SOBRE NOSOTROS SIN NOSOTROS no es
sólo un slogan vacío de contenido, sino que implica comunicar la idea que ninguna
política pública debe ser decidida por ningún tipo de representante sin la completa y
directa participación del grupo afectado por esa política.

La Convención viene a resolver el histórico proceso de exclusión que las personas con
discapacidad hemos vivido y que resulta en el hecho de que las políticas que nos
involucran fueron diseñadas por terceros sin consultar cuáles son nuestros deseos e
intereses.

La participación política se encuentra comprendida en la Convención bajo estos


preceptos en una serie de artículos:
El artículo 4, prevé que los Estados tienen la obligación de promover una reforma legal
de acuerdo con la Convención y, en el inciso 3º, específicamente establece que en ese
proceso “los Estados Partes celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente
con las personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a
través de las organizaciones que las representan”.

Queremos hacer especial énfasis en dos puntos clave de la redacción de este artículo, ya
que la Convención habla de las organizaciones de personas con discapacidad, es decir,
aquellas conformadas por o con personas con discapacidad y dirigidas con o por
personas con discapacidad.

La Convención no se refiere a organizaciones prestatarias de servicios para personas


con discapacidad, ya que asignar la representación política de nuestro colectivo a las
mismas, violenta el principio democrático de participación directa que impone la
Convención.

Esta es una obligación del estado cuyo incumplimiento lo puede hacer incurrir en
responsabilidad internacional, por lo que celebramos esta audiencia abierta para oír
nuestra voz.

Desde REDI consideramos oportuno plantear a la Comisión de Discapacidad de la


Cámara de Diputados que establezca mecanismos de consulta sobre los proyectos bajo
su consideración, al efecto de dar cumplimiento al artículo 4.3, y que ese mecanismo se
incluya en el Reglamento de la HCDN.

En segunda instancia, el artículo 29 de la Convención establece que es deber de los


estados asegurar a las personas con discapacidad el derecho al voto en igualdad de
condiciones con las demás. Si bien hubo un avance tras la sanción de la ley 26.571
sobre reforma política que derogó las restricciones existentes en el Código Electoral
para el ejercicio del voto de personas sordas y con discapacidad psicosocial sin
declaración de insania que se encuentren institucionalizadas, aún sigue pendiente
garantizar el derecho al voto de las personas con declaración de insania.

En este sentido desde REDI consideramos imperativa la necesidad de la derogación del


artículo 3, inciso a), de la ley 19.945 (Código Electoral), y de la solicitud de informes
periódicos del Ministerio del Interior en pos de evaluar el grado de avance de las
medidas implementadas en cumplimiento del artículo 105 de la ley 26.571 sobre
accesibilidad electoral.

Sin perjuicio de los anteriores, el mas completo y enriquecedor mecanismo de


participación que prevé la Convención se encuentra en el diseño del artículo 33.

Este artículo, dividido en tres incisos, establece un sistema interrelacionado e


interdependiente para la implementación, monitoreo y seguimiento de la Convención
que cuenta de tres áreas: (1º) referida al Punto focal responsable de la implementación
de la Convención en la esfera del poder ejecutivo (cuadrado azul); (2º) Organismos de
derechos humanos (triángulo naranja); (3º) Organizaciones de Personas con
Discapacidad (círculo rojo).

El punto focal tiene como responsabilidad implementar la Convención y debe reunir


una serie de características: (a) Tener calidad de secretaría de estado o rango de
Ministerio; y (b) En caso de no ser una secretaría de estado, debe asignarse la función al
Ministerio de Justicia o a la Secretaría de Derechos Humanos y evitar designar al
Ministerio de Salud o de Desarrollo Social.

La Convención establece que deberán crearse puntos de enlace en cada ministerio para
que el punto focal pueda avanzar en políticas coordinadas con el resto del estado.
(figura 2)

A su vez, es menester señalar que cada provincia podría indicar un punto focal en base a
la cláusula Federal contenida en el artículo 4.5 de la Convención.

En estructuras políticas como la argentina, donde en múltiples oportunidades la


distribución de cargos en los distintos ministerios se realiza de acuerdo con alianzas
electorales, deben implementarse medidas que eviten el conflicto de poderes políticos
enfocando los esfuerzos en la creación de mecanismos administrativos que sorteen estas
restricciones en la coordinación de acciones de implementación de políticas.

Por su parte, la Convención prevé la creación de mecanismos de coordinación


presididos por un representante del punto focal.
Desde este punto de vista, los mecanismos de coordinación podrían ser las actuales
CONADIS. En Argentina se encuentra en trámite un decreto presidencial que asigna a
CONADIS la función de punto focal, lo cual, dado el rango de ese organismo, no
alcanza a cubrir los estándares internacionales a este respecto.

En el marco de los procesos de reforma legal, en este caso de creación de la ley


reglamentaria del artículo 33, debe darse el debate en torno al rol de la CONADIS y en
particular a si sus actuales funciones permiten el ejercicio de las facultades
correspondientes al punto focal que demanda la Convención.

Esta cuestión de la designación de las funciones de punto focal y mecanismo de


coordinación, debe darse por ley nacional para garantizar la estabilidad y continuidad de
las políticas públicas y para sentar el estándar mínimo para las provincias.

El o los Organismos de derechos humanos, deben realizar el monitoreo de las acciones


políticas del poder ejecutivo en los procesos de implementación de políticas públicas.
Este o estos organismos deben cumplir con los principios de París, que establecen entre
otros los siguientes requisitos:

· Ser independiente del poder ejecutivo

· Ser competente en derechos humanos

· Disponer del mandato más amplio posible (Constitucional o legal)

· Poder emitir dictámenes y recomendaciones al poder ejecutivo

· Los mecanismos de elección de su titular deben garantizar una representación


pluralista de la sociedad civil

· Poder exigir judicialmente derechos

· Poder proponer reformas legales, evaluar las existentes y asistir a la sociedad civil
en los procesos de seguimiento de la Convención

En este marco, sólo dos organismos reúnen estas características, las defensorías del
pueblo y las defensorías generales con programas de participación social.
Estos organismos poseen independencia institucional del poder político en lo formal y
en lo real sus logros dependen en gran medida del alcance de la voluntad política de su
titular de turno.

Previendo esta situación, la Convención en su artículo 33.3 integra a la actividad de


monitoreo a las personas con discapacidad y a sus organizaciones representativas, para
que hagan un seguimiento de su actividad.

De esta manera tenemos dos modelos posibles de sistemas de monitoreo: uno con la
defensoría del pueblo y otro con este y la defensoría general.

Así, desde REDI proponemos la designación de estos dos organismos en el marco del
artículo 33.2 asignando funciones de articulación política, asesoramiento y acción
judicial en distintas instancias.

La sociedad civil debe contar con estas herramientas políticas de implementación y


monitoreo de la Convención puesto que de nada sirve reformar las leyes si luego las
mismas no serán implementadas.

A su vez, los organismos públicos de derechos humanos deben contar con especialistas
en discapacidad formados desde la mirada del modelo social y con recursos económicos
suficientes para desarrollar la tarea. Estos sistemas pueden implementarse a nivel local
en cada provincia acercando los recursos a la sociedad civil.

La instancia de participación política de las personas con discapacidad no puede quedar


librada a la suerte de las vicisitudes financieras de las organizaciones. Los países que
valoran la participación de las personas con discapacidad en el desarrollo de políticas
públicas, asignan un presupuesto operativo para que las organizaciones de personas con
discapacidad que mediante mecanismos democráticos de elección obtengan la mayor
representatividad entre sus pares, cuenten con recursos suficientes para garantizar su
tarea.
Por esta razón, desde REDI consideramos oportuno proponer que en la eventual ley
reglamentaria del artículo 33 se establezca la asignación de un presupuesto a la alianza
de organizaciones de personas con discapacidad que presente la mayor representatividad
política. Hacemos hincapié en que estas organizaciones no pueden ser prestadoras de
servicios por el obvio conflicto de intereses.

En apoyo a las acciones locales, la Convención ofrece otras herramientas para la


incidencia política de alcance internacional:

· Los informes sombra o alternativos: Los Estados y las organizaciones de


integración regional (como la Unión Europea) que son partes en la Convención se
comprometen a informar periódicamente sobre las medidas adoptadas para dar efecto a
sus obligaciones emergentes de la Convención y los progresos realizados a este
respecto. Las organizaciones de la sociedad civil y los organismos de derechos humanos
pueden presentar informes alternativos al informe de estado, los cuales se presentan ante
el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que luego de un
proceso de consultas emite una recomendación para el estado. Los mismos deben reunir
una serie de elementos entre los cuales sólo destacaré que no basta con reunir
información y documentos que operen como un compendio enciclopédico para
presentar una denuncia internacional, sino que debe ir acompañado por una estrategia a
3 años con una agenda definida y sostenible.

· Existe también la posibilidad de que personas o grupos de personas informen al


Comité sobre la violación de un derecho en su estado, lo cual abre un procedimiento de
investigación que concluye en una recomendación. Para esto deben agotarse las vías
internas o probar que esa tarea dilatada en los tiempos de la justicia implicaría un
perjuicio irreparable.

NADA SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD SIN LAS PERSONAS


CON DISCAPACIDAD

Exposición de Graciela Fijtman

Habiendo sido la Convención sobre los Derechos de las Personas con


Discapacidad y su Protocolo Facultativo, aprobados por Ley 26.378, el Estado

Argentino tiene la obligación de adecuar la legislación interna a la

Convención.

Esto no significa solo la modificación o el agregado de ciertas voces que

introduce la Convención dentro de la normativa ya existente, sino que va mas

allá, constituyendo la misma un nuevo paradigma por el cual la discapacidad

deja de verse de acuerdo al viejo modelo médico, que considera a la persona

con discapacidad como objeto de asistencia, para pasar al modelo social, en

el cual la persona con discapacidad es un sujeto de derecho.

En ese sentido la Convención en su art. 12 establece que las personas con

discapacidad "tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las

demás personas en todos los aspectos de la vida".

Esto significa que las personas con discapacidad gozan de plena capacidad no

solo de derecho, sino también de hecho, lo cual quiere decir que las mismas,

además de ser titulares de derechos también se encuentran en condiciones de

ejercer sus propios derechos, modificando la convención el sistema de

representación a través de quienes sustituyen la voluntad de la persona con

discapacidad, por el sistema de toma de decisiones con apoyos, siendo las

propias personas con discapacidad, quienes deciden en los distintos aspectos

de su vida, con los consiguientes apoyos que cada una requiera para ello.

Resulta de fundamental importancia, que los Sres. legisladores asuman con

responsabilidad la adaptación legislativa que deberá efectuarse en

consonancia con la Convención.


La misma no puede consistir en un mero retoque o maquillaje de las

estructuras jurídicas vigentes en nuestros cuerpos normativos, ni en apenas

un cambio de algunas denominaciones obsoletas y ofensivas, como los

términos, incapaz, demente o idiota, entre otros, sino que la reforma debe

ser profunda, integral y constituir un verdadero cambio de paradigma, tal

como la Convención propone y nuestro país asumió precisamente, este

compromiso a través de la Ley 26.378.

Consideramos necesario mencionar que en este momento existen en trámite

parlamentario, diversos proyectos que se encuentran reñidos con los

postulados de la Convención, no obstante en su exposición de motivos se

indique que la intención del legislador ha sido la adecuación de la

normativa, lo cual, sin embargo no surge del propio texto normativo, por lo

que debiéndose cumplir con este tratado supralegal, (por otra parte

obligatorio para los Sres. Legisladores, como ya expresáramos) deberán

cumplir asimismo, con lo que la misma dispone en su art. 4* inc. 3*: "En la

elaboración y aplicación de legislación y políticas para hacer efectiva la

presente Convención, y en otros procesos de adopción de decisiones sobre

cuestiones relacionadas con las personas con discapacidad, los estados

partes celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente con las

personas con discapacidad, incluídos los niños y las niñas con discapacidad,

a través de las organizaciones que las representan".

Valoramos entonces la convocatoria a la presente audiencia, considerando que

el trabajo que la adecuación normativa demande deberá efectuarse en forma

conjunta con las organizaciones de la sociedad civil conocedoras en


profundidad de la realidad de nuestro colectivo. Sin el aporte nuestro, la

adaptación normativa no podrá llevarse a cabo exitosamente.

Exposición de Isabel Ferreira

DEFENSOR DE DERECHOS DE LAS PERSONAS CON


DISCAPACIDAD. PROYECTOS DE LEY

Yo agradezco la oportunidad de expresarme sobre este tema porque me


ha enfrentado a un dilema que en soledad no podía desentrañar.

He tratado de analizar la creación de una Defensoría de la Discapacidad


específica para promover y defender los derechos de las personas con
discapacidad, valiéndome de la opinión de otros militantes sociales y aún de los
propios interesados en la creación y creo que he sumado dudas y sensaciones
que, más que aclarar, han enturbiado mi postura al respecto.

Por eso, esto que hoy intento hacer, lejos de ser una definición de mi
parte, se trata de una reflexión conjunta sobre las ideas que puedan constituir
un aporte a la decisión que se tome.

Descuento que entre los presentes hay un consenso acerca de la


necesidad de implementar el modelo social de la discapacidad –tal como lo
preconiza la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad (CDPCD)-, entendiendo por ello que las consecuencias limitantes
de la discapacidad se constituyen o se acrecientan según sea el entorno social
en el que se inserta la persona.

En ese entendimiento, si la discapacidad es una construcción social mi


reflexión se orienta a pensar que lo ideal es que la temática sea considerada y
tratada en las esferas de carácter general y no en forma separada, porque eso
reproduce el status quo que ha impedido la inclusión de la persona con
discapacidad y su participación en las cuestiones que hacen al interés
comunitario.

Ha habido toda una historia del sector social que nos ocupa que ha
mantenido a la discapacidad como un factor asociado a la salud y a la
rehabilitación, en lugar de analizarla dentro de los movimientos socio-políticos
que se desarrollaban en materia de educación, empleo, género, etc. Y así, su
presencia en el contexto general se ha desdibujado; y me pregunto, sólo me
pregunto, en qué medida crear otro espacio dedicado a la discapacidad por
separado no convalida tal situación.

Por otro lado, quienes hace años nos hemos involucrado en la temática
sabemos que crear más espacios dedicados a la discapacidad en forma
específica permite difundir, concientizar, operar en forma exclusiva sobre una
problemática habitualmente soslayada en el interés de quienes operan en
cuestiones generales. Entonces me pregunto, y sólo me pregunto, cuándo se
plasmará en forma efectiva el modelo social de la discapacidad si la
problemática se mantiene como un objeto de interés exclusivo de quienes ya
están involucrados en el tema.

En otro orden de ideas, parecería lógico pensar que quien se encuentre


involucrado en la temática por un interés personal directo con la cuestión tiene
un compromiso que permite suponer un desempeño garantista en la
promoción, defensa y control de respeto a los derechos de las personas con
discapacidad. Y entonces me pregunto, y sólo me pregunto, si la forma de
designación de la persona a cargo de esta defensoría específica asegura ese
involucramiento y cómo.

Y aquí se me plantean una serie de interrogantes que se entremezclan


con una serie de experiencias ya vividas y que se dan de patadas con ese
involucramiento y con la independencia partidaria que se debería exigir a todo
funcionario que desarrolle funciones de contralor; porque personalmente temo
a las designaciones políticas que se presumen independientes, apartidarias,
que además y prioritariamente deben reunir condiciones de idoneidad y se
puedan sostener en el tiempo a través de distintas gestiones.

Mi experiencia al respecto me permite afirmar que, creada una


estructura dentro de un organismo político, puede tener dos posibles
desenlaces. Si cuenta con el beneplácito de la gestión de que se trate, tendrá
los recursos necesarios para desarrollar las acciones pertinentes. Si así no
fuera, se vaciará de contenido la estructura, convirtiéndose en una vana
declamación de la intención de promover la inclusión.

Lo positivo sería que como estructura específica tendría la posibilidad de


contar con una planta de gabinete interdisciplinario especializado en las
distintos temas, pero eso encierra el riesgo de incrementar las plantas de
personal de los organismos públicos al término de cada gestión partidaria. Lo
dejo como inquietud a analizar.

Con la habitual metodología utilizada en nuestro sistema político en


cuanto a la designación de funcionarios -que privilegia los acuerdos alcanzados
por alianzas entre distintas estructuras partidarias- las organizaciones de
personas con discapacidad quedan generalmente fuera de esos procesos; de
modo que así se transgrede uno de los pilares que inspira la Convención que
es la de priorizar el protagonismo de las organizaciones de personas con
discapacidad.

La CDPCD exige que se dé voz y voto a las organizaciones de personas


con discapacidad en todas las cuestiones que le sean afines, lo que obliga al
estado a incluirlas dentro de sus estructuras, sin priorizar pertenencia partidaria
alguna y exigiendo una probada e idónea trayectoria en la problemática desde
la óptica de los derechos humanos.

Hasta aquí lo que se me plantea como duda o inquietud respecto a la


conveniencia o no acerca de la creación de esta figura.

Los proyectos de ley que aspiran a la implementación de una Defensoría


de la Discapacidad contemplan dos posibles alternativas: a) crear una
estructura específica (Exptes. n° 2580-D-2010)
o abrir un espacio dentro de la estructura de la Defensoría del Pueblo de la
Nación, en calidad de adjuntías (Exptes. n° 1668-D-2010 y 3050-D-2010).

Correspondería aquí hacer un breve análisis de estos proyectos de ley


que dan fundamento jurídico a la figura del Defensor de los Derechos de las
Personas con Discapacidad.

En principio me preocupan algunas expresiones que no respetan la


terminología aceptada internacionalmente para designar al colectivo social de
que se trata, en tanto insisten en eufemismos como “con necesidades
especiales” o términos desvalorizantes como “personas discapacitadas” como
si la discapacidad fuera un atributo definitorio para determinar la ubicación
social de la persona.

Los proyectos en su conjunto refieren a la obligación del Defensor de


cesar en toda situación de incompatibilidad, después de señalar que le está
vedada la actividad política partidaria. Y me pregunto: qué se entiende por
tener “vedada la actividad política partidaria”…porque alguien puede no
nombrar un partido, incluso desafiliarse y hasta no expedirse públicamente
sobre una cuestión partidaria pero su relación con ese partido y sus postulados
puede seguir incólume, con lo cual no habrá una pública actividad política
partidaria pero nada garantizará que no desarrolle acuerdos políticos
partidarios.

De ahí que insista en mi duda acerca de que la elección de un defensor


dependa de la decisión de una comisión integrada por miembros de cada
Cámara respetando la proporción en la representación política.
Más puntualmente, respecto al Proyecto 1668 me preocupó que se
exigiera que la persona a designar fuera argentino o naturalizado, porque me
pareció una rémora de la situación que intentó corregir la Ley de Migraciones
n° 25.781, pero además se le exige “rendir un examen psicofísico”, lo que
podría resultar especialmente sensible tratándose de la designación de
funcionarios relacionados con la discapacidad.

El art. 3 del Proyecto 1668 refiere a conformar un equipo


interdisciplinario que contemple cada una de las áreas abarcativas de esta
problemática, pero nada dice de las características y condiciones que debe
reunir ese equipo ni de la necesaria participación de las organizaciones de
personas con discapacidad, que desde la época en que se elaboraron las
Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades en 1993 han sido
consideradas expertas en los asuntos de su interés.

Por último, me preocupan las menciones acerca de: “facilitar con planes
de enseñanza a la distancia”, sin hacer mención de lo que debiera ser la regla
a imponer en materia educativa como es la educación inclusiva; me preocupa
la creación de un voluntariado para la asistencia de personas discapacitadas y
de un portal para la obtención de empleo, como también que se considere a
esa ley como complementaria de la Ley 24.901, porque ello reproduce el tan
cuestionado -y superado- modelo médico de la discapacidad, contrariamente a
lo instituido por la Convención.

Del Proyecto 2580 me llamó la atención que estableciera una vez más
un “sistema de protección integral” a favor de la persona con discapacidad,
porque ello reproduce el modelo vigente, cuando la Convención instituye la
necesidad de implementar un proceso de inclusión que desaliente el
proteccionismo y, en sentido contrario, estimule el protagonismo autónomo y
seguro de la persona con discapacidad, de modo de empoderarla para vivir
según sus propias decisiones.

Me preocupa también la superposición de funciones que se da con las


misiones que desarrollan otros organismos con competencia en la materia,
porque normalmente no existe articulación entre los diferentes estamentos y
suele llegarse a conclusiones disímiles que no colaboran con la
implementación de una política pública coherente.

La superposición de funciones de los distintos organismos que


intervienen en la materia, además, suele tener la consecuencia de emplear
dobles partidas presupuestarias con un mismo objetivo.

Los proyectos ponen en evidencia que, si necesitamos crear nuevas


estructuras para idénticos fines a los que desarrollan las instituciones ya
existentes, ha habido un desinterés, indiferencia y/o desconocimiento sobre los
derechos de las personas con discapacidad que pretenden neutralizar
mediante la acción de un “representante” de la cuestión sin carácter vinculante
y con la intervención de equipos cuya designación no escapa a los
procedimientos ya instruidos. Me vuelvo a preguntar, y sólo preguntar, cuál
será el devenir de esta nueva estructura si se reproduce una situación de
aquella naturaleza.

En otro orden de cosas, me llamó la atención la fuerte impronta que en


los proyectos se le da a lo relacionado con la salud, aún cuando la CDPCD
plasma un modelo marcadamente social de la discapacidad, en el que la salud
es sólo uno de los aspectos a abordar, como un derecho humano fundamental
que debe serle reconocido a cualquier persona.

El Proyecto 2580 crea un comité “ad honorem” integrado por


organizaciones no gubernamentales “con mandato sobre temas de
discapacidad” con la función de asesoramiento al Defensor, quien también
contará con la asistencia de adjuntos temáticos, quienes obviamente ocuparán
cargos rentados.

Creo que esto permitiría inferir que se transgrede el criterio sustentado


por la Convención que establece claramente que en todas las instancias debe
priorizarse la intervención de las organizaciones DE personas con discapacidad
(y no para personas con discapacidad, que son a las que en la práctica
histórica habitual se les reconoce “mandato” en discapacidad).

En este sentido me parece indispensable que en el proyecto se


puntualice este criterio para que no queden dudas respecto a quién reconocerle
expertice en materia de defensa y promoción de derechos humanos de las
personas con discapacidad en condiciones de asesorar al Defensor.

Llama la atención de que en asistencia al Defensor confluya la actividad


de cinco adjuntos con más la de un Comité -integrado como máximo por siete
miembros- quienes prestarán la mano de obra gratuita, perpetuando criterios
de desvalorización de su actividad. Me preocupa que aquellas organizaciones
sociales que no cuentan con recursos propios –fundamentalmente por no
prestar servicios remunerados al colectivo que les concierne- encuentren en
ello un obstáculo económico insalvable que perpetúe su exclusión en la
participación socio-política.

Hoy por hoy, si pienso la figura del Defensor en discapacidad poniéndole


el cuerpo y el espíritu de algunas de esas personas con las que hace más de
quince años estoy trabajando en la temática, coco a codo, en una absoluta
relación de coherencia y respeto, me atrevo a apoyar su creación…pero
cuando descarto esos nombres y lo veo transformado en un semillero de
cargos públicos me inclino a preferir la constitución de áreas específicas dentro
de las estructuras existentes dotadas, eso sí, de los recursos materiales y
humanos indispensables que permitan un trabajo articulado con el resto de las
áreas que se constituyan para trabajar en el plano general.

Para concluir sólo quiero señalar que, teniendo la Argentina una vasta
legislación en materia de discapacidad a nivel nacional y de derechos humanos
a nivel internacional –sistemáticamente incumplidas-, fue necesario promover
la elaboración de una convención específica que impulsara una reforma legal
integral y que estableciera novedosos mecanismos de monitoreo para su
cumplimiento. Debemos ser muy cuidadosos desde la función pública para no
transformar esto en letra muerta, generando la responsabilidad del país en el
ámbito internacional.

Buenos Aires, Octubre 26 de 2010.

Señores de la Comisión de Discapacidad de la

Cámara de Diputados de la Nación

S / D.

Planteo que la Ley Nacional de Educación n° 26.206, en particular el Capítulo VIII,


artículos 42 á 45, y el Título IV, contraviene el artículo 24 de la CDPD y debe ser
modificada por cuanto:
1. No define ni reafirma el derecho la Educación Inclusiva, aunque la declama.
2. Mantiene las estructuras de Educación Común y Especial como separadas atentando
contra su articulación.
3. No establece la formación conjunta con una base única de todos los docentes, lo que
atenta contra el principio de Educación Inclusiva.
4. No establece la obligación de promover un plan concreto, con hitos e indicadores de
avances hacia la reestructuración del Sistema Educativo Nacional en plenamente
inclusivo.
5. No establece un esquema de "premios y castigos" a las escuelas de gestión privada
para adecuarse al sistema inclusivo.
6. Si bien habla de "inclusión", la promueve SÓLO para aquellos alumnos que "esté en
condiciones", lo que equivale a confundir los conceptos de "integración" con el de
"inclusión".
7. No establece la obligatoriedad de que las escuelas comunes cuenten con: a)
Accesibilidad; b) medios alternativos de comunicación (Braille, lengua de signos,
material hablado, etc.); c) Apoyos (asistentes personales; recursos pedagógicos, etc.) d)
Adecuaciones curriculares.

Daré algunos datos relevantes:

1. La escuela segregada "cuesta" entre 7 y 9 veces MÁS que una buena educación
inclusiva.
2. Un escuela especial segregada cuesta "al sistema" más que las mejores universidades
privadas del país (cerca de $ 7000 por mes por alumno).
3. hay recursos suficientes para encarar los apoyos concretos a la inclusión y la
reformulación del SEN: hay en Argentina 2 alumnos por CADA docente de Educación
Especial a cargo de aula.
4. Si bien la ENDI dice que está en educación inclusiva el 67% de los alumnos con
discapacidad, las estadísticas de la Red Federal de Educación lo reduce (para el mismo
año 200) al 26%.

Experiencia Internacional.

Entre otros países, España, Inglaterra, Italia, los países nórdicos, USA, tienen escuelas
especiales segregadas como estructuras "residuales" y SÓLO para situaciones de
alumnos muy complejas. Portugal inició hace 5 años un proceso que culmina en 2011
con el cierre de las escuelas especiales segregadas.

EDUCACIÓN INCLUSIVA.
Algunas definiciones y conceptos centrales
Reseña efectuada por Luis BULIT GOÑI (2010)

Estructura Administrativa del Sistema Educativo

“No cabe duda de que estamos frente a un fenómeno absurdo: las “víctimas” de un
sistema escolar reciben ayuda mediante una transferencia de fondos del sistema general
al especial, lo cual aumenta las probabilidades de que siga habiendo más víctimas…”
(Echeita pág. 35)
“Lo realmente increíble es que se haya defendido y se siga manteniendo todavía hoy
que la mejor forma de promover la integración social es a través de la segregación y la
escolarización de este alumnado en centros especiales” (Echeita pág. 35)

“Se estima, por ejemplo, que los enormes costos que exige la escuela especial no se
corresponden a las expectativas previstas, porque los alumnos no rinden como se
esperaba: no existe evidencia convincente de que los estudiantes progresen como
resultado de estar en una escuela especial. En cuanto a los deficientes mentales, incluso
se comprobó que se producía un deterioro durante esta escolarización especializada”
(Van Steenland D 1991 pág. 17/8)

“Se gastan miles de millones de dólares y se emplea a cientos de miles de personas en


programas educativos especiales y compensatorios… Todo ese dinero y ese personal
pueden y deben emplearse en la enseñanza ordinaria para proporcionar conocimientos y
ayuda especializados, reducir el tamaño de las clases y promover redes informales de
apoyo” (Stainback S y W, 2007, pág. 30)

“Podría argumentarse que son razones económicas las que determinan el agrupamiento
de sujetos con características personales similares, para rentabilizar servicios y personal
muy especializados, pues sería muy costoso dotar a cada centro de recursos caros y muy
específicos para uno o dos escolares que se hallen en él. Pero hay estudios que constatan
que, en conjunto, es menor el coste de la educación inclusiva que el de la segregación
(Mc Laughlin y Warren, 1994)”.(Samaniego Gonzalez, P, 2009, pág.41)

“Dentro de este marco global, en la Declaración de Salamanca de 1994 y en una cantidad


cada vez mayor de estudios, se afirma que la Educación Integrada no sólo es eficiente en
función de los costos, sino también eficaz en función de los costos y que “la equidad es el
camino hacia la excelencia” (Skrtic, 1991, OCDE, 1999). Estos estudios parecen prometer
un mayor aprovechamiento y rendimiento para todos los alumnos (Dyson & Forlin, 1999:
35). En educación, los países comprenden cada vez mejor la ineficacia de una multiplicidad
de sistemas administrativos, estructuras orgánicas y servicios y las opciones irrealistas en
términos financieros de las escuelas especiales. En un informe de la OCDE (1994), por
ejemplo, se estima que el costo de las colocaciones segregadas de los estudiantes con
necesidades educativas especiales es 7 a 9 veces mayor que la integración de estos
estudiantes en las clases de educación general” (Peters, S, 2003 págs. 59/60)
Los centros educativos, y por extensión, los sistemas educativos nacionales, reflejan las
sociedades a las que representan; También la sociedad que pretenden. O creamos una
educación para el hombre que englobe a sus diferentes nominalidades (realidades,
características) o establecemos categorías (clases) educativas para los diferentes tipos de
hombres (la educación de los discapacitados, la de los gitanos, la de los negros, la de los
ricos, etc.) -la segunda opción nos aterra-.

“El sistema existente de escolaridad paralela –una para niños “normales” y uno para
niños “especiales”- es actualmente reconocido como el más persistente y sistemático
obstáculo a la integración de los niños con necesidades especiales de educación a la
sociedad” (UNESCO 1994 , pág. 2)

“Las escuelas especiales no son la respuesta para el déficit en la oferta de educación


especial. Más aún, los recursos habitualmente dedicados a escuelas especiales que
atienden a un número relativamente pequeño de niños, necesitan ser revisados a la luz
del fracaso ampliamente experimentado de ofrecer cualquier tipo de educación especial
a un gran número de niños (Hegarty S., 1994, pág. 21)

“Haciéndoles [a los alumnos con n.e.e.] objeto de una consideración administrativa


especial se refuerza e incluso se legitima su segregación en la escuela, y ello puede
constituir un importante obstáculo frente al objetivo de la integración. Es necesario
examinar la estructura administrativa de para determinar si redunda en un mayor interés
del grupo beneficiario, y si se facilita u obstaculiza una prestación eficaz de la
educación” (Hegarty S., 1994 pág. 39)

“La Declaración se Salamanca refleja… la situación política y social predominante,


esto es, la existencia en los sistemas educativos de muchos países de una red de centros
de educación especial que están ahí y de la cual no se puede (ni debe) prescindir “de la
noche a la mañana”… Su papel [de los centros de educación especial] no debe ser el de
entrar en disputa contra la integración, sino en apoyarla decididamente, aprovechando
para ello sus conocimientos y su experiencia en el trabajo con este alumnado, así como
adoptando nuevos roles y funciones de asesoramiento y apoyo” (Echeita 2007, pág. 68)
“No me cabe la menor duda de que con relación a la cuestión de avanzar hacia una
educación más integradora/inclusiva, con todo lo que ello significa, las
transformaciones más importantes tienen que acontecer en los centros ordinarios, pero
al mismo tiempo los centros de educación especial tienen que plantearse si quieren “ser
parte del problema o parte de la solución”… El problema es el de un sistema educativo
que se muestra hasta la fecha, y a pesar de tener los conocimientos y la capacidad de
hacerlo, incapaz de promover el aprendizaje y la participación de todos los alumnos sin
recurrir a la exclusión de algunos de ellos… La solución no puede ser otra que la de
remover los obstáculos que impiden a los centros, de uno y otro tipo, ponerse en marcha
para imaginar e implementar nuevos esquemas de trabajo que promuevan esa
capacidad” (Echeita 2007, pág. 71)

Reconversión del sistema educativo.

“El desafío de las escuelas especiales, en consecuencia, es encontrar maneras de


compartir sus experiencias, experticia y recursos, incorporándolas en un contexto
educacional más amplio” (Hegarty S. 1994, pág. 22)

“Tanto la legislación como las prestaciones han estado largo tiempo basadas en la idea
de la imperfección, derivada de ciertas concepciones médicas de la persona impedida.
Ahora se ha reconocido claramente el carácter interactivo de las dificultades de
aprendizaje y que las dificultades de los alumnos en las escuelas dependen. al menos en
parte, de la naturaleza de la enseñanza prestada, también las leyes tienen que avanzar”
(Hegarty S., 1994 pág. 35)

“[Las escuelas especiales]… tienen que cambiar si desean seguir desempeñando un


papel primordial… la mayoría necesitarán evolucionar y asumir nuevas funciones a
mediano plazo… Lo verdaderamente difícil para la escuela especial será encontrar la
forma de prestar apoyo a las escuelas ordinarias” (Hegarty S., 1994 pág. 51)

“Consecuencia de todo ello es la necesidad de un cambio, posiblemente radical, en las


escuelas especiales. Estas tendrán que ampliar sus horizontes, establecer vínculos
efectivos con las escuelas ordinarias de su entorno, y esforzarse por integrarse al sistema
general de prestaciones existentes. Incluso el propio concepto de escuela especial podría
verse modificado a medida que éstas dejen de estar aisladas y asuman funciones de
asesoramiento, formación y difusión de información” (Hegarty S., 1994 pág. 52)
“Son ahora las escuelas especiales, y no las iniciativas de integración, las que tienen que
justificar su existencia. El supuesto predominante, incorporado a la legislación, es el de
que primeramente hay que considerar la integración de todos los alumnos a una escuela
ordinaria y sólo cuando resulte problemática o parezca que vaya a serlo habrá que
pensar en una escuela especial” (Hegarty S., Hodgson A., Clunies-Ross, L. “pág. 19)

“Deberíamos cuestionarnos, en primer lugar, nuestra fácil disposición a creer que ese
25% de alumnos restantes [que no están integrados a la escuela común] no son
integrables o, dicho en los términos que estamos utilizando, a considerar que por sus
características y “por su bien” deben estar excluidos de nuestro sistema ordinario”
(Echeita pág. 62)

“En las escuelas inclusivas, todos los alumnos están en aulas ordinarias durante todo el
tiempo; en consecuencia, todo el personal y todos los recursos pueden dedicarse por
entero a la educación general. Además, no hay que dedicar recursos valiosos ni tiempo a
clasificar, calificar y decidir la asignación de los alumnos a diversos grupos. Los
educadores “generales” y los “antiguos” educadores especiales pueden dedicarse a
proporcionar a cada alumno los programas educativos estimulantes y adecuados a sus
propias necesidades y capacidad” (Stainback, S. y W , pág. 25)

“Los maestros de educación especial que antes estuvieron trabajando en esas escuelas
pueden convertirse en maestros ordinarios que trabajen en equipo, asesores especialistas
o promotores de redes de apoyo en la enseñanza general” (Stainback, 2007, págs..
30/31)

Apoyos a la inclusión. ¿Maestro integrador?

“El profesorado de aula encuentra en estos y otros apoyos la oportunidad y la


justificación para cederles o pasarles a ellos la responsabilidad en la educación de
aquellos alumnos considerados especiales” (Echeita pág.35)

“En consecuencia la presencia de más recursos de apoyo conduce en numerosas


ocasiones a mermar la confianza del profesorado en su propia capacidad y a perpetuar el
estado actual de su enseñanza” (Echeita pág. 35)
“Entre estas actitudes contrarias [a la inclusión] habrá que señalar como la primera que
la integración escolar siga siendo vista, fundamentalmente, como una cuestión de
recursos y de especialistas que son los que, por otra parte, se ubican precisamente en los
centros de integración” (Echeita 2007, pág. 61)

“Los maestros de las aulas inclusivas deben recurrir a los especialistas en lectura, al
personal de la educación compensatoria, a los alumnos de la clase y de la escuela, a los
orientadores, a los fisioterapeutas y logopedas, a los psicólogos escolares, a otros
maestros, a los asesores de matemáticas y de ciencias naturales y a muchas otras
personas para que les aconsejen… Hay que utilizar a todo el personal disponible para
que aporte sus conocimientos, experiencia y tiempo, en vez de servirse sólo de una o
dos personas (p.ej. un profesor de apoyo o un auxiliar)” (Stainback, 2007 pág. 31)

“Es importante reconocer que no son meramente los muros de la escuela especial los
que segregan a los discapacitados de los demás. En este sentido, no es suficiente acabar
con estas estructuras educativas especiales para lograr la integración. Tal vez las
barreras más difíciles de romper las constituyen las actitudes humanas” (Van Steenland
1992, pág. 15).

“El aspecto más importante de una educación de calidad tiene que ver con la acogida de
todos los alumnos y su integración a la vida escolar. Comienza cuando los padres
matriculan a su hijo en la escuela y el director y el maestro manifiestan su entusiasmo
por educar a ese niño… Por desgracia, muchos padres cuyos hijos son etiquetados como
diferentes reciben un mensaje muy distinto de los maestros y administradores” (Strully
J. et. Al, en Stainback 2007, pág. 223)

FUENTES:

ACUÑA, carlos H. y BULIT GOÑI, Luis G. (comp.) Políticas sobre discapacidad en la


Argentina. El desafío de hacer realidad los derechos, Siglo XXI Editores, Buenos Aires,
2010.
Diestro Fernández, Alfonso. “Reflexiones sobre la calidad y la inclusión. Educar, un
desafío colectivo” en http://needirectorio.cprcieza.net/documentos/adiestro.pdf , 2005

Echeita, Gerardo. “Educación para la inclusión o Educación sin exclusiones”. Ed.


Narcea, Madrid, 2007 2da. Edición.

Hegarty S., Hodgson A., Clunies-Ross, L. “Aprender juntos- La integración escolar”


Madrid….. Ed. Morata

Hegarty Seamus ., Educación de niños y jóvenes con discapacidades – Principios y


prácticas. UNESCO 1994

Peters, Susan J., “Educación Integrada: Lograr una educación para todos, incluidos
aquellos con discapacidades y necesidades educativas especiales” Preparado para el
grupo de discapacidad banco mundial .30 de abril de 2003

Samaniego de García, Pilar “Personas con discapacidad y acceso a servicios educativos


en Latinoamérica Breve análisis de situación” Colección CERMI-ES N° 39, Madrid,
2009

Stainback, Susan y William “Aulas inclusivas. Un nuevo modo de enfocar y vivir el


currículo” Ed. Narcea, Madrid, 2007, pág. 25

UNESCO Boletín EFA 2000 n° 15, Chile 1994

Van Steenland D., La integración de niños discapacitados a la educación común


UNESCO/OREALC, Chile 1991
Luis G. Bulit Goñi

Presidente del Consejo Asesor

ASDRA

Audiencia Abierta “Adecuación de la Normativa Argentina a la


Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad ratificada por Ley 26.378” Honorable Cámara
de Diputados de la Nación

LAS TAREAS PLANTEADAS EN ACCESIBILIDAD4


Arq. Silvia Coriat. Fundación Rumbos
fundacion@rumbos.org.ar

Introducción
Soy arquitecta. Me toca referirme al espacio físico en el que sucede todo
aquello de lo cual estamos hablando en esta audiencia: el concebir a las
personas con discapacidad como sujetos plenos de derecho. El espacio en el
cual se pueden o no ejercer los derechos: ir a la plaza, estudiar, trabajar,
enamorarse, formar una familia, sostenerla… La accesibilidad es mucho más
que la pendiente de una rampa o un ancho libre de paso, aunque éstos sean
4
Referencias bibliográficas:
- IDA Submission to the Committee on the Rights of Persons with Disabilities Day of
General Discussion on Accessibility- Article 9 CRPD, 7 October 2010.
- Silvia Coriat, Lo urbano y lo humano: hábitat y discapacidad (capítulo 10: Objetivos a
nivel nacional en el área de accesibilidad), Editorial CP67, Universidad de Palermo,
Fundación Rumbos, Buenos Aires 2002.
- Plan de Inclusión de la Accesibilidad en la Provincia de Entre Ríos. IPRODI (Instituto
Provincial de Discapacidad) 2010.
- Facundo Chávez Penillas, Seminario Reforma legal en base a la Convención sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad: Capacidad Jurídica y Acceso a la
Justicia (Art. 33 de la CDPD como guía para la acción política: herramientas políticas).
2010.
esenciales para numerosas personas con discapacidad. (No todas necesitan lo
mismo. Entre las personas con discapacidad hay una gran diversidad.) Los
espacios que habitamos reflejan la manera de comportarse de la sociedad, y
sus maneras de concebir a sus habitantes, entre ellos a las personas con
discapacidad. No se trata solamente de los derechos a acceder funcionalmente
a los espacios físicos, es decir a poder moverse y hacer las cosas. Tampoco
exclusivamente del acceso a las actividades, de por sí tan importantes para el
desarrollo personal, familiar, social. Se trata de las interrelaciones humanas, de
acceder a los espacios sociales, a la posibilidad de interactuar, cultivarse y
constituirse en sujetos, en ciudadanos.

Paradigmas y accesibilidad
La accesibilidad no es condición suficiente, no alcanza. Pero es una condición
básicamente imprescindible. ¿Cómo se expresan los diferentes paradigmas (o
modelos) en el espacio físico, con relación a la accesibilidad? Es interesante
señalar que en los paradigmas que han antecedido al modelo social -y que aún
están presentes- la accesibilidad tiende a centrarse en la circulación peatonal.
A lo sumo en los espacios de concurrencia de público. Como si el colectivo de
personas con discapacidad fuera capaz tan sólo de circular o, como máximo,
de formar parte del público. De ser espectador. Pero no de ser ellos mismos
actores, protagonistas en los escenarios sociales.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (de aquí
en más Convención) instala la accesibilidad obligando a asegurarla en TODOS
los espacios, Y en TODO el territorio del país. Se refiere específicamente a
ella en el art. 9. y da cuenta de su importancia mencionándola en el Preámbulo,
en los Principios y en las Obligaciones Generales (art. 3º y 4º respectivamente).
Metafóricamente, no plantea acceder solamente a las butacas del público: se
trata de que las personas con discapacidad lleguen al escenario y puedan ser
protagonistas activos.

De la “Invitación a adherir”, a la “Obligación de asegurar”


La Ley Nacional 24314 /1994 “Accesibilidad al Medio Físico” (Ley “Marco”)
modificatoria del capítulo 4º de la Ley Nacional 22431, en su art. 3º “invita a las
provincias a adherir y/o a incorporar en sus respectivas normativas los contenidos de los
artículos 20. 21 y 22 de la presente”. Lo mismo sucede en su Decreto Reglamentario
Nº 914 /1997, en su art. 6º.

Sin embargo, según el art. 4.5 de la Convención “las disposiciones de la


presente Convención se aplicarán a todas las partes de los Estados federales
sin limitaciones ni excepciones”.

Este artículo, de consecuencias estratégicas, reemplaza la iniciativa hasta


ahora librada a la voluntad de provincias y municipios de adherir a la legislación
nacional en materia de accesibilidad, por la obligación de asegurarla.
Extensión de los beneficiarios de la accesibilidad
En la Ley 24314, no obstante referir como beneficiarios a las “personas con
movilidad reducida” –adultos mayores, niños, mujeres embarazadas, obesos,
personas con discapacidad transitoria, entre muchos otros- generalizando los
beneficios directos de la accesibilidad a amplias franjas de la población,
subyace un reconocimiento casi excluyente de las personas usuarias de silla
de ruedas (y de ellas, las físicamente autónomas). La Convención plantea un
abordaje que requiere de mayor amplitud. El reconocimiento de necesidades
de personas con discapacidades sensoriales (visuales y auditivas) en materia
de accesibilidad, llevó a profundizar en requerimientos y posibles soluciones,
entre ellas las Tecnologías de acceso a la Información y Comunicación (TIC),
mencionadas expresamente en las Definiciones y en el art. 9. Resta aún
explicitar la incidencia favorable de la accesibilidad en el desarrollo de
personas con otras discapacidades, tales como la intelectual y la mental.

Implementación
El paradigma social implica cambios profundos en contenidos específicos y
también en procedimientos. Las normativas pertinentes a accesibilidad, desde
su expresión más genérica deberán incluir contenidos no solo conceptos
básicos de esta disciplina, sino también maneras de concebirla en los procesos
de diseño y gestión para asegurar su implementación. Ello implicará:

1. Introducción de la accesibilidad en el diseño e implementación de


políticas, incluida la asignación de recursos económicos para ello, en
todas las áreas involucradas con la gestación de los espacios físicos y
equipamientos: áreas de planeamiento, planificación, diseño y
construcción referidas a lo urbano (calles, parques, plazas); lo edilicio
(gobierno, educación, trabajo, transporte, vivienda, salud, etc.);
infraestructura (equipamientos urbanos y edilicios, etc.). También en las
áreas pertinentes a diseño en comunicación; y en las pertinentes a
adecuaciones necesarias para múltiples actividades, tales como
material didáctico o de apoyo en los sistemas educativos.

2. Responsables de la inclusión e implementación. Designación en


cada uno de los ministerios, secretarías o direcciones, de una trama
conformada por los funcionarios de más alto rango (ministro, secretario,
director) responsables de que se incluya la accesibilidad en sus
respectivas áreas en todos los procesos de planificación, diseño de
programas y proyectos, en su concreción, mantenimiento posterior, y
adecuaciones cuando fuere necesario. Para los organismos de nación y
provincia, se considerará prioritario incluir la accesibilidad en los
programas en diseño e implementación pertinentes a los ejes temáticos
a su cargo, tales como vivienda, educación, salud, turismo y transporte
interprovincial. Para los municipales, la inclusión de la accesibilidad en lo
pertinente a espacios urbanos tales como itinerarios peatonales,
parques y transporte local.

3. Participación y monitoreo. Conformación de estructuras de


participación y monitoreo de las acciones del Estado (poder ejecutivo) en
materia de accesibilidad, por parte de Organizaciones de Personas con
Discapacidad (OPCD) y organismos de Derechos Humanos (DDHH).
Ambos tipos de entidades requerirán para ello de técnicos en la materia,
que actúen desde la mirada del paradigma social. (Art. 4, 3).
Participación en instancias a determinar, de aquellos actores sociales
involucrados en iniciativas pertinentes a la planificación, diseño y
materialización de entornos, y objetos que hacen al habitar, entre ellos
las colegiaciones de profesionales del diseño (arquitectos, ingenieros,
contructores, diseñadores industriales.) Participación de actores
sociales involucrados en las áreas específicas en tratamiento. Por
ejemplo: en el caso de edificios para la salud: médicos, enfermeros y
otros profesionales de la salud, pacientes, personal de maestranza, etc.

4. Jurisdicciones. Las estructuras de ejecución y las de participación y


monitoreo son pertinentes tanto en la jurisdicción nacional, como en las
provinciales y municipales (Art. 4, 5).

5. Responsabilidades y sanciones. Definición de responsabilidades en


materia de accesibilidad, con cronogramas para su implementación.
Sanciones contundentes por incumplimientos.

En las Normativas
Conjuntamente con los funcionarios del poder ejecutivo, serán co-responsables
de la incorporación de la accesibilidad en las normativas los legisladores
nacionales y provinciales, y los concejales municipales. Las estructuras de
participación y monitoreo mencionadas en “3.” alcanzan también a este ítem.
Las normativas en accesibilidad requerirán de una actualización que incluya:

1. Extensión de las pautas básicas de diseño, presentes en la Ley


Marco 24314/94 y su reglamentación 914/1997 tomando en cuenta la
actual diversidad ergonómica requerida por las personas con
discapacidad. (Incorporación de las TIC y otras).

2. Aplicación de las pautas básicas a los diferentes usos, incorporando


los nuevos a los ya presentes en la normativa (vivienda, escuela,
etc.). Incorporación de criterios para la futura introducción de nuevos
usos que no fueran enumerados en la normativa.

3. Explicitación en las normas de la obligación de incorporar los


contenidos en accesibilidad en el conjunto y cada una de las
normativas, procedimientos de planificación, presupuestación,
gestión, diseño y construcción pertinentes a cada uno de los
ministerios, secretarías o direcciones. (Art. 4, a), b) y c); Art. 9, 2 a) y
b))

4. Explicitación en las normas de la obligación de incorporar las pautas


de gestión y diseño fusionadas con el resto. No se admitirá su
incorporación mediante anexos. (Antecedente: la Ley N° 962 de la
CABA fusiona especificaciones referidas a accesibilidad con el
conjunto de las disposiciones requeridas en el Código de Edificación
de la Ciudad de Buenos Aires para proyectar y edificar, y también
para obtener los correspondientes permisos y habilitaciones. Esta
incorporación sistemática de la accesibilidad instaló un cambio de
mirada y de procedimiento que resulta pertinente generalizar.) (Art. 4,
a), b) y c); (Art. 9, 2 a) y b)).

5. Articulaciones inter-jurisdiccionales. Gestación en los procesos de


diseño, construcción, mantenimiento y adecuaciones, de instancias
articuladoras entre jurisdicciones provinciales y municipales que
aseguren la consulta al usuario con discapacidad y a sus familiares
como informantes activos. Su explicitación en las normas.
(Participación. Preámbulo, m), n) y o)). (Art. 19.Vida independiente,
a)) (Mención de testimonios).

6. Consulta vinculante. Dentro de los procesos enumerados en el


punto anterior (Articulaciones inter-jurisdiccionales), explicitación de
las instancias de consulta vinculante con los usuarios con
discapacidad y sus organizaciones.

7. Territorialidad. Diseño de normativas nacionales abierto a


compatibilidades con iniciativas locales según contextos físicos,
culturales, y diversidad de la población. Posibilitar instancias de
elaboración de normativas provinciales y locales, complementarias a
las nacionales.

Accesibilidad en entidades privadas


La firma o renovación de todo tipo de convenio, de entidades privadas con
organismos del Estado, entre ellas licencias de prestación de servicios
públicos, estará condicionada al cumplimiento de la accesibilidad en sus
instalaciones y servicios.

Formación profesional e inclusión curricular de la accesibilidad


Formación en accesibilidad para los profesionales del diseño en ejercicio, en
particular de aquellos que operan en organismos del Estado. Incorporación de
contenidos en accesibilidad en las currículas de grado de las carreras
pertinentes a diseño de objetos, entornos, o sistemas de comunicación
(arquitectura, ingeniería, construcciones, informática, diseño industrial, gráfico,
y otras) y en otras carreras pertinentes al desarrollo humano. (Art. 4, a), b) y c);
(Art. 9, c)).

Diseño universal y ajustes razonables


• Consulta a los usuarios. Deberán ser especialmente consultados los
usuarios en todos los casos pertinentes a ajustes razonables, y deberán
ser consultadas las personas con discapacidad o sus organizaciones, en
todos aquellos casos en que, en implementación de la accesibilidad, por
características estructurales propias de las estructuras construidas, las
soluciones posibles presentaren un grado restringido de accesibilidad.

• Diseño inclusivo. Investigación y creatividad, puestas al servicio de la


inclusión de la accesibilidad en los proyectos “convencionales”,
enriquecerán el bagaje de soluciones denominadas de “diseño universal”,
conformando un repertorio abierto de soluciones alternativas. Asimismo, en
numerosos casos los “ajustes razonables” trascenderán el caso individual
encontrando respuesta a problemas compartidos y de aplicación a un
conjunto de entornos físicos. Ambos tipos de soluciones –de diseño
universal y las que devienen de ajustes razonables- podrán complementar
las normativas facilitando su implementación.

La implementación de accesibilidad deberá también:


• Potenciar la evolución en los diseños de elementos de ayuda (andadores,
sillas de ruedas, bastones, audífonos, etc.) para que resulten más
funcionales, en articulación con los diseños arquitectónicos y de las
instalaciones (por ejemplo, audífonos en “T” respecto del aro magnético).

• Interrelacionar los avances en el diseño inclusivo y la necesidad relativa de


la asistencia personal, grupal o comunitaria (por ejemplo, en la necesidad
de contar con asistencia para transitar por una rampa se conjugan las
condiciones físicas de la persona con discapacidad y la pendiente de dicha
rampa). Optimizar el diseño permite mayor autonomía y menor intervención
de asistente.

Exposición de Verónica González Bonet


La Asistencia Personal es un concepto que nace con el movimiento de Vida
Independiente, con el fin de dotar de nuevas herramientas que proporcionen
igualdad de oportunidades a las personas con discapacidad y que actualmente
es una cuestión de Derechos Humanos , ya que consta en el artículo 19 de la
Convención sobre los Derechos de las personas con Discapacidad de
Naciones Unidas aprobada el 6 de Diciembre de 2006 y ratificada por nuestro
país por ley 26378 el 21 de Mayo de 2008 y promulgada el 6 de Junio del
mismo año.

Artículo 19 Derecho a vivir de forma independiente y a ser incluido en la


comunidad
Los Estados Partes en la presente Convención reconocen el derecho en
igualdad de condiciones de todas las personas con discapacidad a vivir en la
comunidad, con opciones iguales a las de las demás, y adoptarán medidas
efectivas y pertinentes para facilitar el pleno goce de este derecho por las
personas con discapacidad y su plena inclusión y participación en la
comunidad, asegurando en especial que:
a) Las personas con discapacidad tengan la oportunidad de elegir su
lugar de residencia y dónde y con quién vivir, en igualdad de condiciones con
las demás, y no se vean obligadas a vivir con arreglo a un sistema de vida
específico;
b) Las personas con discapacidad tengan acceso a una variedad de
servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de
la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar
su existencia y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o
separación de ésta;
c) Las instalaciones y los servicios comunitarios para la población en
general estén a disposición, en igualdad de condiciones, de las personas con
discapacidad y tengan en cuenta sus necesidades.

Los apoyos se definen como: recursos y estrategias que promueven los


intereses y el bienestar de las personas y que tienen como resultado una
mayor independencia y productividad personal, mayor participación en una
sociedad interdependiente, mayor integración comunitaria y una mejor calidad
de vida (Thompson, Hughes et al., 2002, p.390).

Se aplican en Estados Unidos desde hace 30 años y en muchos países de


Europa desde algo menos.
El asistente realiza o ayuda a realizar una tarea que la PCD no puede efectuar
por sus propios medios. Así, opera como una extensión de su cuerpo como una
medida de accesibilidad física o comunicacional.

Los sistemas de apoyos permiten:

• Preservar la autonomía y autodeterminación de la PCD;

• Brindar el apoyo necesario a cada persona durante el tiempo que lo


necesite en función de sus requerimientos;

• Favorecer la inclusión de las personas;

• Acceder a recursos, información y actividades en el entorno;

• Mejorar las relaciones, la inclusión en la comunidad y el bienestar


personal.

Los apoyos pueden ser:

a) Naturales: la familia y los amigos. Cuando nace un niño o niña con


discapacidad, el apoyo natural suele ser la familia, que también decide
por él o ella. Es deseable que con el transcurso del tiempo, la persona
vaya incrementando su capacidad decisoria y pueda luego optar por otro
tipo de apoyo a fin de preservar su autonomía y preservar también la
calidad de sus vínculos familiares.

b) Servicios: la PCD decide quién puede brindarle el servicio que necesita y


es quién lo contrata. Así, la PCD recibe un dinero del Estado y le abona
a la persona contratada.

c) Apoyo entre pares: en la discapacidad psicosocial, sobre todo, se dan


casos de desinstitucionalización, en los que el apoyo se produce entre
pares, complementando las aptitudes de ambas personas y valorando
sus potencialidades. Utilizando sistemas de apoyos, puede reducirse la
institucionalización, disminuyendo el riesgo de malos tratos, violencia y
desvalorización de los deseos y decisiones de la persona.
Los apoyos deben preveerse para las Personas con cualquier tipo de
Discapacidad:

- Discapacidad física: levantarse, comer, higienizarse;

- Discapacidad visual: ir de compras, realizar tareas domésticas, dar


medicación a los niños, realizar trámites que impliquen leer
documentación;

- Discapacidad auditiva: Asistencia de intérprete de Lengua de Señas u


otro intérprete;

- Discapacidad mental o psicosocial: apoyos que cooperen en cuestiones


de la vida diaria y en la toma de decisiones, asistencia en operaciones
financieras, asistencia jurídica;

- Discapacidad visual y auditiva: intérprete.

La autonomía personal se contrapone con:

- El asistencialismo;

- Los guetos;

- La lástima;

- La dependencia.

El asistencialismo se basa en aquello que quienes no tienen alguna


discapacidad, consideran que es lo conveniente para nosotros y nosotras.
Ahora bien, ¿acaso no podemos decidir nosotros que es lo mejor para
nuestra vida? ¿Alguno de esos profesionales con muy buenas intenciones,
en la mayoría de los casos, nos preguntó qué queríamos?

Los apoyos también incluyen el acceso a herramientas tecnológicas que


permitan llevar una vida con la mayor autonomía posible. Así, es de
imperiosa necesidad que las PCD podamos acceder a instrumentos que
faciliten el uso de la computadora, para poder así contar con una educación
de calidad, mejores posibilidades de empleo y autonomía en todos los
aspectos de la vida.
La Alianza Internacional de Discapacidad formuló para la Tercer
Conferencia de Estados Parte, celebrada en Nueva York entre el 1 y el 3 de
Septiembre de este año, algunas preguntas que propongo, hoy nos
formulemos todos y todas:

Preguntas a considerar:

- ¿Cuáles son las buenas prácticas que permitan una transición confiable de
las políticas actuales de corte asistencial dado mediante instituciones
residenciales hacia políticas de mejora en el acceso al apoyo basado en la
comunidad?

- ¿Se destinan todos los recursos al apoyo a las personas con discapacidad
dirigidos o redireccionados hacia el desarrollo de servicios inclusivos en la
comunidad o se continúa invirtiendo en centros de acogida?

¿Se están desarrollando servicios de asistencia personal en nuestro país?


¿Son estos libremente elegidos por las personas con discapacidad?

¿Se brinda apoyo adecuado a las familias?, teniendo en cuenta que siguen
siendo éstas el principal proveedor de servicios de apoyo.

- ¿Existen mecanismos oficiales para la evaluación de las necesidades de


apoyo de las personas con discapacidad y la concesión de acceso a los
servicios sociales en proceso de revisión para prevenir la
institucionalización y facilitar el desarrollo de los servicios basados en la
comunidad?
- ¿Las políticas sociales y las reformas de descentralización transversalizan
los derechos de las personas con discapacidad de manera que esas
políticas y reformas impacten a todos los servicios basados en la
comunidad para que resulten inclusivas y accesibles para personas con
discapacidad?

- ¿Se están estableciendo asociaciones entre autoridades públicas,


proveedores de servicios sociales, las personas con discapacidad y sus
familias con el fin de desarrollar la disponibilidad, la accesibilidad y la
calidad de los servicios de apoyo?

- ¿Cuentan las políticas de protección social con una adecuada


asignación o reasignación presupuestaria, considerando el
desarrollo actual y futuro de los servicios de apoyo comunitario?

De estas preguntas se desprenden una serie de principios que deben


ser respetados en cualquier proceso de reforma legal sobre el
derecho a la vida autónoma de las personas con discapacidad:

1. Toda política orientada a proveer servicios para la autonomía


debe estar basada en el principio de la libre elección de la
persona con discapacidad en la adquisición de esos servicios.
2. Toda política orientada a proveer de autonomía a la persona
con discapacidad debe respetar el principio de integración
comunitaria, es decir que si las políticas promueven la creación
o en nuestro caso el mantenimiento, de estructuras
residenciales con una alta concentración de personas con
discapacidad estas políticas son contrarias a la Convención.
3. Toda política orientada a proveer de servicios para la
autonomía debe procurar la mayor distribución geográfica
posible, de manera que se incluya el acceso a poblaciones
rurales.

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