Sie sind auf Seite 1von 9

En los últimos años el término “Dislexia”, está cobrando gran relevancia

dentro del ámbito educativo, debido a que la dislexia es una dificultad en la


lectoescritura que afecta a un elevado número de niños, los cuales presentan
problemas a la hora de superar las exigencias educativas.
Por desgracia, la falta de formación de los profesionales, la inexperiencia en
realizar diagnósticos tempranos y la incompetencia del sistema educativo para
tratar las necesidades concretas de los niños disléxicos, ha provocado que,
durante años, muchos de los niños y niñas disléxicos se hayan etiquetado
como vagos, torpes o despistados, lo que ha fomentado el fracaso escolar en
esta población.
A pesar de que la legislación de nuestro sistema educativo aboga por la
“Atención a la diversidad”, la realidad de las escuelas sigue siendo que hay
que “superar un listón homogéneo” para aprobar o suspender, sin tener en
cuenta que todos los niños no aprenden de la misma forma ni al mismo ritmo
y, por ello, unos no son más válidos que otros. Por tanto, habría que
plantearse si la dislexia es un problema del niño en cuestión o de la
institución que no sabe adaptarse a las necesidades de ese niño.

Este tema ofrece una amplia reflexión, pues el fracaso escolar de los niños
con dislexia afecta severamente a numerosas familias que ven como sus hijos
tardan tres veces más que sus compañeros en hacer los deberes, dedican
muchas horas para prepararse los exámenes, no pueden “salir a jugar” porque
tienen que ir al logopeda y, en definitiva, pierden la mayor parte de su infancia
delante de un libro, sin obtener ningún resultado positivo, lo que, en la
mayoría de ocasiones, lleva a estos niños y niñas a tener problemas de
autoestima, presentar cuadros de estrés, dolores de cabeza, insomnio y apatía y
desinterés hacia todo tipo de aprendizajes.
En esta página sobre dislexia vamos a tratar esta “Dificultad de la
lectoescritura” de una manera práctica, basada en la experiencia de
profesionales que trabajan día a día con niños y niñas disléxicos, que conocen
los problemas que la dislexia provoca en las familias y las necesidades que
estas plantean.

Evaluación de la disgrafía

Por Carmen Silva 17 diciembre, 2011


DISGRAFÍA, EVALUACIÓN 12
¿Cómo evaluar la disgrafía?

En castellano aún no existen pruebas completas y actualizadas que evalúen los


procesos de escritura, aunque podemos encontrar algunos test estandarizados
que evalúan algunos aspectos concretos de la escritura, sin embargo, ninguno
de ellos se centra en los procesos implicados en la composición escrita.
Entre los test estandarizados para la evaluación de la escritura encontramos:
– CLE. Prueba de conocimientos sobre el lenguaje escrito. Ortíz, MªR. y
Jiménez, J.E., (1994)
– BEHNALE. Batería evaluadora de las habilidades necesarias para el
aprendizaje de la lectura y escritura. Mora Mérida, J.A., (1993)
– Test CEAL de Control de la Evaluación el Aprendizaje de la
Lectoescritura. Huerta, E. y Matamala, A., (1992)
– Test de cloze: aplicaciones psicopedagógicas. Condemarin, M. (1990)
– THG: test de habilidades grafomotoras. García Núñez, J.A. y León, O.,
(1989)
– Escala de escritura. Ajuriaguerra, J. (1973)
Aunque los test estandarizados nos permiten comparar los resultados del
niño/a evaluado con la media baremada de su grupo de edad, con el fin de
poder determinar el nivel de dificultad de este, las pruebas no
estandarizadas, que nosotros mismos podemos crear, nos pueden ser de más
utilidad para orientar la intervención, pues podemos evaluar cada proceso y
subproceso implicado en la escritura de manera individual, con el fin de
establecer el perfil de dificultades de cada sujeto.
Según Sylvia Defior, (2000), para la evaluación no estandarizada de la
disgrafía debemos emplear actividades y procedimientos que analicen los
siguientes procesos que interactúan en la escritura y en la composición escrita.

Procesos motores

En primer lugar es conveniente evaluar el conocimiento de los patrones


motores de las letras y sus alógrafos, así como la coordinación
grafomotora. También hay que analizar la diferencia entre la escritura
manual y en otros soportes para determinar que las dificultades son
específicamente motoras, hay que comparar la escritura espontánea frente al
dictado y a la copia y realizar tareas para evaluar la coordinación visomotora.
Para ello podemos utilizar tareas de copia o de dictado de letras o
palabras, asociaciones entre mayúsculas y minúsculas, asociaciones entre
distintos tipos de alógrafos, tareas de dibujo, de grafomotricidad, actividades
de escritura espontánea, etc.

Procesos léxicos

Para evaluar la escritura de palabras es necesario analizar la capacidad de


acceder al léxico que denomina un concepto, el funcionamiento de las dos
vías de acceso al léxico y el conocimiento de las reglas ortográficas. Para
ello se pueden realizar una serie de actividades como tareas de
denominación, dictado de pseudopalabras, actividades para comprobar el
conocimiento y asimilación de las RCFG, tareas de segmentación de
palabras, actividades de ordenar grafemas para formar palabras, completar
palabras con un grafema, actividades para evaluar la ruta ortográfica como
dictado de homófonos, tareas de decisión ortográfica, actividades de
dictado de palabras poligráficas y actividades para comprobar el conocimiento
de las reglas de ortografía básicas.
Es necesario descartar que ciertas dificultades estén provocadas por falta
de desarrollo de la conciencia fonológica, por lo que habrá que evaluar
previamente las habilidades fonológicas.

Procesos morfosintácticos

Para evaluar las habilidades morfosintácticas de los niños/as en la


composición escrita se pueden utilizar varias tareas específicas que nos
indiquen en que procesos concretos radican las dificultades de los niños/as con
disgrafía.
Entre las actividades que permiten evaluar estos procesos está la
construcción de frases a partir de palabras dadas, ordenar frases
desordenadas, combinar oraciones simples en otras más complejas,
redactar un texto a partir de varias oraciones simples y
viceversa, transformar un texto telegráfico en otro más complejo, completar
oraciones de diferente complejidad gramatical a partir de una imagen, poner
los signos de puntuación a un texto, completar un texto con palabras función y
otros ejercicios tipo cloze.

Procesos de planificación

Para evaluar las habilidades de planificación de la composición escrita es


necesario tener en cuenta que no todos los tipos de estructuras textuales
requieren el mismo nivel de planificación, en este caso Cuetos, (1991),
define tres niveles de complejidad en la planificación:
– Tareas que requieren un nivel de planificación muy básico como por
ejemplo la descripción de un dibujo o de una escena.
– Tareas de complejidad media como por ejemplo escribir un cuento
conocido o inventado.
– Tareas que exigen un nivel de complejidad mayor como por ejemplo
escribir un texto expositivo de tipo problema-solución o escribir una
noticia.
También se pueden realizar otro tipo de tareas para evaluar los procesos de
planificación en la escritura como las propuestas por Scardamalia y Bereiter,
(1986), como por ejemplo redactar un texto a partir de una matriz de
datosesquemáticos.
Procesos de revisión
Los procesos de revisión se pueden evaluar de manera directa, pidiéndole al
niño/a que escriba un texto y que presente un primer borrador con las
modificaciones realizadas antes de elaborar el texto definitivo, o de
manera indirecta con diversas actividades como por ejemplo corregir un
texto con diverso tipo de errores, revisar el texto de un compañero/a para
aportarle sugerencias de mejora, detectar las incoherencias y
redundancias o lagunas y secuencias incorrectas en un texto dado.
A parte de los procesos mencionados es importante tener en cuenta que
factores como la riqueza de vocabulario o los conocimientos
previos también van a influir en la escritura, al igual que influyen en las
demás actividades lingüísticas, por lo que es fundamental evaluar el nivel de
desarrollo del lenguaje oral para determinar si las dificultades que presenta
el niño/a en la composición escrita son específicas de la escritura o no

Evaluación de la dislexia

Por Carmen Silva 30 agosto, 2011


EVALUACIÓN 43
La finalidad de la evaluación de la dislexia es identificar las dificultades
concretas de un sujeto, para crear su perfil de rendimiento y poder establecer
un programa de intervención adecuado. Por tanto, en contra de numerosas
opiniones, nuestro principal objetivo no es descartar o no el diagnóstico de
dislexia, sino encontrar las vías para poder establecer un tratamiento
efectivo, que, además, a corto plazo, descartará o corroborará el diagnóstico.
Cuando se sospecha que un niño/a puede ser disléxico habrá que llevar a cabo
una entrevista personal con la familia en la que se realice una anamnesis
previa, cuyos puntos fundamentales son los principales hitos del desarrollo, el
componente genético, la escolarización y las circunstancias que le han llevado
a pensar que puede existir una dislexia.
Tras realizar esta primera entrevista se debe descartar cualquier deficiencia
sensorial o cognitiva, por lo que se le pedirá un examen visual y otro
auditivo, (en caso de que no se haya realizado ninguno en los últimos años), y
se le pasarán las pruebas oportunas para obtener su CI global, así como la
baremación en procesos como la memoria de trabajo, la velocidad de
procesamiento, el razonamiento perceptivo o la comprensión oral. Para
simplificar podemos pasarle “La escala de Inteligencia Wechsler o WISC-
IV” de 6 años a 16´11 años, o “La escala infantil Wechsler, WPPSI-III”, de
2´6 a 7´3 años, las cuales valoran las capacidades cognitivas mencionadas.
Aunque, desde nuestra experiencia, consideramos que las escalas de
inteligencia Wechsler son suficientes para valorar las capacidades
intelectuales y preferimos dedicar mayor atención a la evaluación de los
procesos directamente relacionados con la lectura, otros profesionales suelen
utilizar el Test K-ABC de Kaufman, el Test de Matrices Progresivas de Raven
o el Toni-e, para medir capacidades intelectuales verbales y no verbales.
También se podrían incluir la evaluación de otras capacidades Psicomotrices,
aunque no consideramos necesario realizar este tipo de pruebas sino se
aprecian circunstancias específicas que lo requieran.
Pruebas de Evaluación de la Psicomotricidad:
– Reconocimiento del esquema corporal con las pruebas de Piaget y Heat.
– Evaluación de la lateralidad con la prueba de dominancia lateral del Test de
Harri.
– Valoración de la percepción espacio-temporal y del funcionamiento
perceptivo con el Test Guestáltico Viso-Motor de Laureta Bender
Tras la evaluación de las capacidades intelectuales pasamos al análisis
específico de la lectoescritura, para el cual existen numerosos test
estandarizados:
EDIL: Prueba de lectura donde se evalúa la exactitud, la comprensión y la
velocidad.
El TALE: Constituido por varias pruebas de lectura y escritura que permiten
valorar rápidamente el nivel general del sujeto en estas tareas.
DST-J. Test para la detección de la dislexia: Es una batería breve de
screening o detección rápida de la dislexia que se aplica desde los 6´5 a los 11
años.
PROLEC-R: Test utilizado de 1º a 6º de primaria para evaluar los procesos
lectores, es decir, la capacidad lectora y las estrategias que sigue el sujeto para
leer, por lo que también se pueden observar que mecanismos están alterados.
PROLEC-SE: Test de lectura que evalúa los procesos léxicos, sintácticos y
semánticos implicados en alumnos de 1º a 4º de ESO.
PROESC: Test que evalúa los procesos implicados de la escritura desde 3º de
Primaria a 4º de ESO.
TCP, Test de procesos de comprensión: Prueba que permite evaluar el nivel
de comprensión lectora en niños de entre 10 y 16 años.
Nosotros recomendamos utilizar la Batería DIS-ESP, que está siendo
actualmente desarrollada por doctora Marisol Carrillo de la Universidad de
Murcia en colaboración con el profesor Jesús Alegría de la Universidad Libre
de Bruselas.
Independientemente de los test utilizados, para realizar una adecuada
evaluación de la dislexia es imprescindible valorar ciertas procesos
específicos relacionadas con la lectura que nos darán la clave para orientar
el programa de intervención.
Hasta aquí hemos detallado cómo habría que realizar una evaluación básica
para poder establecer el diagnóstico diferencial de la dislexia evolutiva,
aunque también podemos llevar a cabo otros tipos de evaluaciones:
Evaluación de Screening

Consiste en una evaluación breve tras la que se obtiene una muestra


significativa del nivel lectoescritor del sujeto, cuya finalidad es decidir si
llevar a cabo una evaluación más exhaustiva o no, así como plantear la
necesidad de intervención.
Para llevar a cabo la Evaluación de Screening utilizamos una prueba de
eficiencia lectora, una prueba para evaluar la capacidad de decisión
ortográfica con pseudohomófonos y una prueba de lectura de palabras y
pseudopalabras para analizar el contraste, (velocidad y errores), entre ambas.
Evaluación dinámica
La evaluación dinámica nos permite valorar el progreso de un sujeto que esté
llevando a cabo un programa de intervención específico, con el fin de
valorar y controlar su evolución, lo cual, además de darnos datos sobre la
eficacia de la intervención, nos guiará para ir adaptando la misma en función
de los resultados, por tanto, permitirá modificar la intervención para que esta
sea más efectiva, ya que, la heterogeneidad existente dentro de la dislexia,
hace necesario adaptar la intervención a las características de aprendizaje de
cada individuo.
Para llevar a cabo este proceso de seguimiento utilizamos un registro de los
indicadores dinámicos del éxito lector, que se basan en la fluidez lectora,
(velocidad, exactitud),

Das könnte Ihnen auch gefallen