“Watson se interesaba únicamente por la conducta, no en la experiencia
consciente” El conductismo se opone a toda psicología que se refiera a la conciencia. Desestima el concepto de conciencia por inútil e imperfecto; para él es una supersticiosa creencia medieval en el alma; lo considera como algo decididamente indigno de estudio científico. Su proposición es que la psicología debe romper con el pasado, abandonar definitivamente el concepto de conciencia, empezar de nuevo y construir una nueva ciencia. Para Watson el espíritu es algo extra natural. Si la psicología quiere convertirse en ciencia, debe seguir el ejemplo de las ciencias físicas, esto es, hacerse materialista, mecanicista, determinista y objetiva. Como anteriormente lo dice, la existencia de la conciencia es una "suposición"; ningún experimento científico puede probarla, porque la conciencia no se puede ver, ni tocar, ni exhibir en un tubo de ensayo. La creencia en lo espiritual se basa en modos de pensar enteramente incompatibles con los de la ciencia y se relaciona con concepciones del mundo religiosas, místicas y metafísicas. La noción de conciencia es producto de los cuentos de viejas, de la erudición de monjes y de las enseñanzas de hechiceros y sacerdotes. Watson expuso que la única psicología digna de llamarse ciencia es la que se basa en descubrimientos científicos, que una psicología de la conciencia no es más que una seudo ciencia. Los perfiles del conductismo son claros. El objeto de la psicología, la conducta, no los contenidos de la conciencia, ni las funciones psíquicas, ni los procesos psicofísicos de cualquier clase sino los movimientos en el tiempo y el espacio. La conducta es la actividad del organismo un su conjunto, así como la digestión, la respiración y la secreción son actividades de sus órganos particulares. En tanto la fisiología estudia las funciones del estómago, de los pulmones y del hígado, la psicología estudia la actividad del cuerpo viviente total. Los pulmones respiran, el cuerpo entero actúa. Tanto la respiración como la conducta son actividades de estructuras físicas que como tales pueden estudiarse por los métodos objetivos que caracterizan a toda ciencia. Para lograr su objetivo se esforzó toda su vida en reducir todas las reacciones humanas a conexiones específicas entre el estímulo y la respuesta. Siempre suprimió distintas palabras de su vocabulario que hicieran referencia a lo psíquico como “pensamiento”,"conciencia", "sensación", "idea", "voluntad", "placer", "imagen"; y reemplaza cada explicación freudiana por las fisiológicas, por ejemplo: considera como explicación decir que un deseo es una tendencia orgánica, que una intención es una actitud corporal, o que los pensamientos son mecanismos del lenguaje. En unos de sus libros, su tesis principal es que la criatura humana y todas sus actividades pueden ser explicadas por quien las considere como una máquina que responde a estímulos. “Solo los métodos objetivos son aceptados como válidos. Se rechaza por completo la introspección: su pretensión de observación cuidadosa es vana e ineficaz desde el comienzo” Sólo los métodos objetivos son aceptados como válidos. Nadie puede ver los pensamientos y sentimientos de otra persona, y es imposible fundamentar ningún conocimiento objetivo con lo que sólo es accesible a una observación individual. Desde el punto de vista metodológico, el proceso de condicionamiento es importante en virtud de que proporciona un medio objetivo de analizar la conducta. Suponiendo que la conducta se componga de unidades simples como los reflejos, y que todas las unidades mayores de conducta sean integraciones de conexiones entre estímulos y respuestas, mediante la técnica del condicionamiento es teóricamente posible estudiar los diversos procesos por los cuales la conducta se construye y destruye. La gran ventaja del método consiste en su completa objetividad, el conductismo estaba impaciente por demostrar que no había ningún dominio de la psicología, ni siquiera el de la sensación, que le fuese inaccesible. Sin embargo, en la práctica, el reflejo condicionado no ha evidenciado una unidad de conducta tan estable como para cumplir lo que prometía como instrumento de investigación. Para Watson había un completo rechazo de todo cuanto sugiera la palabra psíquico. Esta actitud es algo más que convicción de que la psicología se ha visto trabada por un interés en la conciencia y la introspección; para Watson, psíquico significa no-natural, significa almas, animismo, milagros y misterio. Sugiere credulidad y asombro, no escepticismo e investigación, sugiere un mundo invisible, no hechos de observación; especulación y verbalismo, no experimentación rigurosa. La actitud de los conductistas frente a los introspeccionistas es que no cree en la conciencia. En el único de los escritos teóricos de Lashley, el grueso de la discusión va destinado a demostrar que las características que siempre se han asignado a la conciencia se pueden explicar en función de mecanismos corporales, y que si todo cuanto se ha llamado psíquico puede reducirse a lo físico, el concepto de conciencia es superfluo. El ideal de la ciencia es construir conceptos que resistan la prueba de la experiencia; y la característica distintiva del método científico consiste en complementar el llamado a la razón con el llamado a la experiencia, rehusando admitir la validez de los conceptos forjados, hasta tanto no hayan sido verificados por los datos de la observación. Como critica al conductismo viola esta regla, debido que enjuicia los datos fácticos, cada vez que enfrenta explicaciones que tratan de imágenes, ideas o sentimientos de satisfacción sabe, de antemano, que están equivocadas. Como esos hechos de experiencia no concuerdan con su concepción, no es necesario examinarlos. Y a esto lo hace desde su perspectiva metodológica, exigiendo que el conocimiento psicológico sea conocimiento objetivo, insistiendo en que sin objetividad de conocimiento la psicología nunca puede ser tomada seriamente como ciencia. Cuando la palabra "objetivo'' se aplica al conocimiento, su significado es similar, aunque no idéntico. En tanto aplicada al conocimiento, la distinción entre subjetivo y objetivo es la distinción, entre opinión y hecho, entre creencia, influida por accidentes personales y privados, y aseveraciones válidas para todos. El conocimiento objetivo es, al igual que el mundo objetivo, impersonal y público; no está determinado por particularidades de la naturaleza o circunstancias de cualquier yo; no está influido por los deseos, las esperanzas y los prejuicios del yo. Es muy significativo que a pesar de este hecho, en la práctica tantos conductistas crean que sus descubrimientos sólo adquieren valor científico cuando pueden concebidos en función de operaciones fisiológicas precisas. Evidentemente existe una estrecha asociación entre la concepción conductista del objeto de la psicología y el tipo de explicación del modelo mecánico. “Watson fue, en varios aspectos, un fuerte exponente de la importancia del medio ambiente en comparación con la herencia” (Hill, :64) Watson niega la existencia de instintos, dones especiales y habilidades naturales que serían constitutivas de la “herencia”, para él no son más que resultado del ambiente y de la educación. Desde luego, esta actitud acentúa enormemente la importancia de la infancia y de la niñez como el período formativo de mayor influencia en la vida humana. El conductismo encuentra que el equipo originario de reacción es extremadamente limitado, el niño tiene a su disposición cierto número de reflejos; puede ejecutar movimientos desordenados (pero no sin causa); y utiliza sus diversos tejidos y órganos corporales, por ejemplo, la secreción glandular y la contracción muscular. En otras palabras, ha heredado únicamente sus estructuras corporales y sus modos de funcionamiento. No ha heredado "rasgos psíquicos". No ha heredado "inteligencia general" ni "aptitudes especiales", ni dones, ni talentos. Ni siquiera ha heredado "instintos". "Watson niega enfáticamente que el ser humano esté provisto de una tendencia especializada para una habilidad cualquiera. Destaca el papel que desempeña el ambiente social dentro del proceso de aprendizaje en la infancia. Pero como cree Watson desde el principio hasta el fin, es un proceso aprendido. Los "instintos" no se heredan. También explica que las emociones son reacciones aprendidas. Sólo reconoce tres clases de respuestas emocionales, el miedo, la ira y el amor, que se pueden provocar en el niño antes de todo aprendizaje, por la simple aplicación de los estímulos apropiados. Se comprende, desde luego, que los términos "miedo", "ira", y "amor" no se refieren a nada "psíquico". Las emociones no tienen relación alguna con el sentimiento o cualidades afectivas; son reacciones corporales. Se distinguen de otras reacciones corporales por ser predominantemente viscerales, comprometer sobre todo las glándulas y los músculos lisos o "involuntarias", como los de las paredes de los intestinos y los vasos sanguíneos. También las respuestas emocionales están sujetas a la misma clase de condicionamiento de los músculos estriados o "voluntarios" como los de los brazos, las piernas y las manos. De la misma forma en que adquiere sus habilidades motoras. “La conducta humana debía estudiarse tan objetivamente como el comportamiento de las máquinas. La conciencia no era objetiva, por consiguiente, no era válida científicamente y no se la podía estudiar de forma significativa” (Hill, :63) Todo lo que el conductista necesita es un limitado repertorio de respuestas innatas, el proceso de condicionamiento y los estímulos proporcionados por el cuerpo y por el ambiente, tanto físico como social. Su explicación, afirma, no excluye parte alguna de la actividad humana. Puede abarcar tanto el pensamiento y la emoción humana como los movimientos corporales explícitos, y termina por presentar un ser humano completo, o para decirlo con palabras de Watson, "una máquina orgánica montada y lista para funcionar". Una de las herramientas que utiliza el conductismo para medir la conducta de las respuestas del sujeto, sean verbales o de otro tipo, a las situaciones objetivas son los Test. También toman la medida del tiempo de reacción, es aceptada como método enteramente objetivo. Lo mismo ocurre con los experimentos sobre la memoria, la formación, retención y la pérdida de asociaciones en función de acciones y situaciones objetivas. A la admisión de los experimentos sobre la memoria acompañaba, desde luego, de que en la memoria no había nada "psíquico"; que la memoria es el restablecimiento de reacciones después de un lapso durante el cual no se habían producido. El conductismo reconoce también los métodos de la virología aplicada, de la educacional y de la industrial, determinar el rendimiento de la propaganda o la eficacia del aprendizaje o el de trabajos industriales en condiciones dadas, se pueden investigar correlacionando actuaciones objetivas definidas con situaciones objetivas especificadas. Para el conductismo la personalidad es un sistema de respuestas. A menudo se usa el término personalidad para referirse especialmente al efecto que produce un individuo en la sociedad; en tales casos se le caracteriza con términos tales como "dominador", "encantador", "repulsivo", "atrayente" o "flojo". La personalidad dominadora, por ejemplo, es aquella que a través de sus propios rasgos y de su propia conducta: modo de hablar autoritario, aire de seguridad, talla imponente, porte grave, despierta en otros esas respuestas sumisas con que respondían en la niñez irreflexivamente a los adultos. La personalidad no es más que un sistema de reacciones, pero se la puede estudiar con los métodos positivos de la ciencia. Conocer una personalidad no es otra cosa que poseer una información específica de sus hábitos de trabajo, educación, actitudes, hazañas, tendencias emocionales dominantes, adaptabilidad social, recreaciones y deportes favoritos, vida sexual, reacciones a las normas convencionales, peculiaridades especiales y compensaciones por adaptaciones insatisfactorias. Ello no significa que a una personalidad pueda una vez para siempre. La personalidad cambia a medida que se descartan viejas reacciones y se adquieren otras nuevas. El sistema nervioso, dice Watson, es una ""caja de Pandora", la preocupación por el sistema nervioso es pura exageración; es hábito de una psicología que se ocupa de los espíritus y, lo que es muy probable, lo que ocurre en la cabeza y en el cerebro. Pero una de las más categóricas enseñanzas del conductismo consiste en que corresponde a la psicología estudiar el cuerpo entero tanto los músculos lisos y los estriados, las vísceras y las glándulas, los órganos receptores y los de conexión, la carne, la sangre y los huesos. Estudiará el sistema nervioso, desde luego, pero sólo como una de las estructuras del cuerpo no como la estructura dominante. Para Watson es posible comprender el organismo y mejorarlo: agregando, eliminando y combinando reacciones, convirtiendo de este modo al organismo en una máquina más perfecta. “Se adquiere una conducta nueva y compleja mediante la combinación seriada de reflejos simples” (Hill, :67) El punto de partida del estudio psicológico de un organismo humano es el nacimiento. Es necesario descubrir primero cuáles son las reacciones posibles a la criatura por constitución innata, y descubrir luego cómo poco a poco se van agregando otras reacciones; o más propiamente, cómo están "condicionadas" las primeras reacciones, y cómo mediante el condicionamiento, se "organizan" formas de conducta cada vez; más complejas. El condicionamiento comienza a producirse muy temprano, en la infancia. El condicionamiento más simple es el que se produce en forma de aprendizaje, proceso elemental al que se reduce toda adquisición. A partir de las pocas respuestas simples que el niño tiene en su repertorio, en gran parte mediante el aprendizaje o condicionamiento, pero en parte también gracias al crecimiento o maduración, se constituyen todas las actividades complejas que se encuentran en el adulto. Los así llamados instintos son productos de este orden. La belicosidad, la autoafirmación, la curiosidad y otras actividades semejantes son integraciones complejas de reacciones que mediante el condicionamiento se han ido entretejiendo y ligando a ciertos estímulos. Así también ocurre con los complicados sistemas de hábitos o habilidades motrices que Watson llama "hábitos manuales". Los hábitos manuales se distinguen de los hábitos "viscerales" o actividades emocionales, y de otra de los "laríngeos", llamados comúnmente pensamiento. Los hábitos manuales incluyen habilidades tan específicas como escribir, pintar, conducir, y modos tan generalizados de conducta como la de ser puntual, ordenado y perseverante. Los hábitos manuales se constituyen sobre la base de movimientos "casuales" del tronco, los brazos, las piernas, las manos y los dedos. Si bien admite que gran parte del proceso del aprendizaje motriz no se conoce todavía, Watson cree firmemente que todo el proceso puede reducirse al mecanismo de la respuesta condicionada. Por ejemplo, en una actividad como tocar el piano, cada respuesta se produce al principio, ante un estímulo visual, ya sea ante la tecla del piano o la nota de la partitura impresa. Pero cuando la actividad se ha repetido muchas veces, el movimiento de un dedo; se convierte en el estímulo para el movimiento del siguiente, y con el tiempo se puede repetir toda la escala sin el estímulo visual de notas o teclas. Cada movimiento está condicionado por el movimiento anterior y la sugestión visual no es necesaria. Como resultado, las reacciones que en un principio eran diferentes unas de otras, se han entrelazado para formar una estructura unitaria. Si se usan ambas manos, las conexiones se hacen más complejas, y si se tocan acordes con ambas manos se forman sistemas de conexión aún más organizados. Pero la unidad es siempre la reacción condicionada. Además, para explicar la formación de un hábito es suficiente el hecho de la frecuencia con que se ha practicado el ejercicio y su cercanía en el tiempo. Watson utiliza los "hábitos laríngeos" para indicar el pensamiento. Los hábitos laríngeos se forman a partir de una vocalización casual no aprendida, exactamente de la misma manera como se forman los hábitos manuales a partir de movimientos casuales de los miembros y del tronco. Al comienzo el lenguaje es explícito. Por un proceso de condicionamiento, el niño adquiere palabras, y las palabras, en tanto pueden ser sustituidas por cosas y situaciones concretas, le dan el poder de manipular su ambiente sin necesidad de ejecutar los movimientos explícitos y reales. Como conclusión para Watson las unidades que componen la conducta son reacciones simples del tipo de los reflejos, sean condicionados o incondicionados. “El hombre debe ser considerado como una especie animal, una más de las muchas especies del orden animal, y que no constituye en ningún sentido un caso singular” (Heidbreder, :180) Watson se había graduado en la Universidad de Chicago en los días en que el funcionalismo estaba en todo su apogeo, fue en Chicago, en relación con sus trabajos sobre psicología animal, donde dio forma a las ideas básicas del conductismo. Aunque Watson se opone a todo intento de entroncar los orígenes del conductismo en el funcionalismo. Según Watson, la posición frente al problema de la conciencia establece entre ambas tendencias una separación profunda y esencial aun cuando era una característica distintiva del funcionalismo el considerar al hombre como un animal que reacciona a las influencias del ambiente, actitud que el conductismo da por supuesta. Fue esta actitud la que hizo al funcionalismo tan propicio a la psicología animal, terreno sobre el que creció el conductismo. Llego a convencerse de que los métodos de la psicología animal podían aplicarse con provecho a la psicología humana; que la psicología humana podría indudablemente progresar mucho si, descartando toda referencia de la conciencia, estudiaba su objeto tal como procede con los animales. Fundamentalmente propugna la norma positiva y constructiva de extender los métodos y puntos de vista de la psicología animal a la psicología humana; y en 1913, cuando el conductismo se inauguró oficialmente, la psicología animal había alcanzado un rango que imponía respeto. En ese entonces, Pavlov y Bechterev comenzaron a atraer la atención de los psicólogos, y con el tiempo los estudiosos del comportamiento animal acoplaron con entusiasmo el método de los reflejos condicionados a las técnicas que habían tomado de los laboratorios de fisiología. Su gran ejemplo fue el del perro con la campana. Gran parte del carácter distintivo del conductismo se debe a su íntima conexión con la psicología animal. La psicología animal es, por fuerza, objetiva, por cuanto, al igual que el astrónomo, el físico, o el botánico, el observador permanece necesariamente fuera del material que estudia, la conducta misma, el aprendizaje, las reacciones innatas, la capacidad de responder a las diversas clases de estímulo, etc. era lo que más atraía a la mayoría de los investigadores. Y lo que fundamentalmente constituye la verdadera originalidad del conductismo es su intento de estudiar al animal humano en la misma forma en que se estudian otros animales. Implica además una predisposición a estudiar las reacciones humanas exactamente de la misma manera que se estudian los procesos del mundo natural, como se indagan las operaciones de una máquina, o un fisiólogo las funciones de las glándulas suprarrenales de un perro. Significa que se debe estudiar al hombre como un organismo de reacción, y al hacerlo se tendrá en cuenta su relación con el mundo natural. Visto contra el fondo de la psicología "tradicional", ello significa que el psicólogo habrá de dejar de lado la disección de los estados de conciencia y estudiar el ser humano como una totalidad orgánica viviente que reacciona a la totalidad de su medio natural físico y social. “El problema general de la psicología, según lo entiende el conductismo consiste en predecir y regular la conducta” (Heidbreder, :186) Es claro que uno de los problemas que se le presentan al conductismo es sobre predecir y regular la conducta, específicamente, la tarea de la psicología consiste en determinar qué estímulos provocan una respuesta dada, y cuáles son respuestas a un estímulo dado. Idealmente, el psicólogo debería comprender, al animal humano tal como un ingeniero comprende una máquina; debería conocer, de qué está hecho el cuerpo, cómo está armado y cómo funciona. Y puesto que la conducta es la actividad del organismo en su conjunto, el psicólogo se interesa principalmente por tres clases de aparatos: los receptores u órganos de los sentidos, mediante los cuales el organismo, recibe todos los estímulos que lo ponen en movimiento; los efectores, o músculos y glándulas, esto es, los órganos de respuesta; y el sistema nervioso, a través del cual se establecen todas las conexiones entre aparatos receptores y efectores. Watson afirma que las mismas respuestas primitivas de miedo, el sobresalto, el llanto, la huida, pueden llegar a modificarse enormemente con la sustitución de otras reacciones mediante el condicionamiento tanto físico como social. Como se dijo antes, para Watson es posible comprender el organismo y mejorarlo: agregando, eliminando y combinando reacciones, convirtiendo de este modo al organismo en una máquina más perfecta.