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Estilos De Enseñanza Para La Participación Y El Aprendizaje De Todos Los

Estudiantes

Natalia Milena Sanabria Osorio


C.C. 1.081.403.057

Universidad De Manizales
Maestría En Educación Desde La Diversidad
Seminario De Educación E Inclusión Social
Cohorte 42
2019
Estilos De Enseñanza Para La Participación Y El Aprendizaje De Todos Los
Estudiantes

“No se trata de tener derecho a ser iguales sino de tener igual derecho a ser diferentes”.
Anónimo.

Hablar de estilos de enseñanza para la participación y el aprendizaje de todos los


estudiantes en una realidad que homogeniza a los sujetos, es un gran desafío para quienes
queremos transformar esa educación. Desde tiempos remotos las instituciones encargadas
de la educación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes se han dedicado a seleccionar
quienes encajan en una población “normal”, con características cognitivas, ritmo de
aprendizaje, tipo de aprendizaje similares, lo que permitía al docente menor esfuerzo,
únicas y/o pocas estrategias pedagógicas para todos; sin embargo, cuando se presenta un
niño con capacidades diferentes que hace que el docente se salga de su zona de confort se
inician las etiquetas y señalamientos, debido al cambio brusco en el que se enfrenta, lo que
termina bien sea por ser el estudiante indisciplinado, conflictos entre docente – estudiante,
cambio de instituciones constante o deserción escolar.

Muchos de los actores en educación como son los docentes, se inclinan por prácticas
pedagógicas que se enfocan única y exclusivamente en alcanzar los indicadores de logros,
es decir, su meta última son resultados óptimo en conocimiento, por lo que lo importante es
cumplir con un plan de estudio, un sistema de evaluación institucional, currículo entre
otros, dejando a un lado el mundo de cada estudiante que lo rodea, las emociones, los
sentimientos y sus experiencias vitales que hacen que su aprendizaje se torne diferente al de
cada uno.

Por consiguiente, es necesario que en las Instituciones Educativas cada miembro de la


comunidad educativa se empodere de su actuar frente a la educación de los estudiantes, esto
se logra, si se generan espacios de aprendizaje y convivencia pacífica, donde se reconozca
al otro desde su diferencia y prima el respeto por cada uno de ellos (docentes, padres de
familia y estudiantes). Estableciendo canales de comunicación que permitan el rescate de
la identidad, de valores, de tal forma, que esto contribuya al desarrollo como seres
humanos, que las diferencias existentes sean trampolín para fortalecer la educación de cada
uno y del otro.

Así mismo, hoy en día el docente o la persona que anhele participar como agente educador,
debe tener esa vocación de enseñanza, equilibrio mental, higiene emocional, pues, la
realidad en la que se vive es un espacio que permite infinidad de miradas y significados, y
es allí donde nosotros como educadores, docentes, maestros, entramos a jugar un papel
crucial en la configuración de este proceso formativo, siendo capaces de mantener una
escucha activa de las historias de vida que se relatan a diario en nuestro contexto
educativo. No podemos llegar a impartir e imponer conceptos y metodologías que
desliguen a la comunidad educativa de sus experiencias vitales, que hace parte de su
aprendizaje; sino más bien, iniciar un proceso en el cual intervenga toda una comunidad
(padres de familia, docentes, directivos, estudiantes, grupos sociales, entre otros) y que
permita entretejer lazos no solo educativos, sino sociales, históricos, políticos, culturales,
afectivos en pro de ellos. Es poder trabajar y pensar a través de la realidad como
posibilidad, siendo conscientes del significado real que se le debe dar a esta construcción
de conocimiento, más aún cuando la educación es un proceso de nunca acabar.

Con todo lo anterior, se puede concluir que el trabajo es en conjunto (padres de familia,
estudiantes, docentes, directivos, estado), que la pedagogía, el contexto, las experiencias
vitales y las diferencias, son clave en la orientación de la labor educativa. Es vital el
reconocimiento del otro, las particularidades de cada individuo y el contexto socio-cultural
donde vive. Es así, como se configuran y se facilita el descubrimiento y construcción del
conocimiento y aprendizaje significativo. Lo que permite que sea el mismo estudiante
quien construya a través de un compartir de experiencias (propias, prácticas, pedagógicas,
metodológicas, vivenciales) el conocimiento que necesita para desenvolverse dentro de lo
científico y desde la realidad propia.

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