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Maíz:

El maíz es una planta hermafrodita, que posee inflorescencias masculinas y femeninas


en el mismo pie, lo que le permite reproducirse por sí sola. En la industria del maíz
híbrido acostumbran extraer las flores masculinas productoras de polen de cada planta,
para evitar la autopolinización de éstas y mantener controlada la producción.

Esto sería innecesario si se encuentra un método para producir sólo maíz femenino,
que es lo que Schulz dice haber descubierto. "Esta podría ser la mutación perfecta para
la producción de maíz híbrido. No hay forma de que estas plantas puedan producir
polen si no tienen flores masculinas", dijo. "No sabemos si es un caso especial del maíz
o si pasa lo mismo en las demás plantas. Si así fuera, podría servir para crear todo tipo
de plantas o árboles de cualquier sexo a gusto".

No sólo eso. Gurmukh Johal, profesor de Botánica y colaborador en la investigación


financiada por la Fundación Nacional de la Ciencia y el Departamento de Agricultura de
EE.UU., agregó que el control de los esteroides de las plantas puede ayudar a mejorar
su fortaleza y cantidad de producción.

"El maíz produce demasiado polen y pierde mucha energía con eso. Controlando la
producción de polen de la planta podemos hacer que esa energía se aproveche en la
producción del cereal, con lo que mejoraría su calidad", dijo Johal.

Bambu:
El bambú se puede reproducir de forma sexual o asexual. La forma sexual es por
semillas de los frutos. Pero esta forma en muchas especies tiene un inconveniente. Y
es que uno no sabe cuándo va a florecer un bambú. Algunos lo hacen de forma irregular,
otros se ponen de acuerdo para florecer (todos los de la misma especie que existe a la
vez) y entre una floración y otra pueden pasar muchos años. Y también en algunas
especies, muchas de las semillas, no son viables.

Por tanto, si queremos bambú, necesitaremos reproducirlo de forma asexual. Y esto


significa que cogiendo un trocito, podemos plantarlo en otro lado. El trocito que cojamos
dependerá de la técnica de reproducción que sigamos; por cortes (de rizoma, de tallo),
por siembra de tallo, por chusquines o turiones (esparraguillo que forma el bambú) o
incluso in vitro.
Lo más común y lo que mejor funciona, es seccionar un trozo de rizoma de la planta
madre y ponerlo en tierra. Sobre todo para los más abundantes en nuestra zona. Y se
suele hacer para principios de la primavera. En general, no requieren meterlos en agua
unos días antes del trasplante, pues lo único que conseguiremos es que, por asfixia
radicular, se pudra el rizoma.

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