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Doi: http://dx.doi.org/10.12804/apl34.2.2016.01
Cómo citar este artículo: Jiménez Díaz, R. (2016). Tratamiento de un caso de pedofilia desde la terapia de aceptación y com-
promiso (ACT). Avances en Psicología Latinoamericana, 34(3), 529-541. doi:
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Rafael Jiménez Díaz
tive suffering in the client and facilitated behaviours controversias. En primer lugar, hay comportamien-
consistent with his own personal values. tos que provocan malestar individual o social en
Keywords: avoidance; paedophilia; paradox; tension; una cultura pero no en otra. Así, en Occidente, el
functional analysis; topographic analysis; acceptance; que una persona adulta mantenga relaciones sexua-
commitment. les con una persona menor de 18 años no sólo está
mal visto, sino que incluso puede ser perseguido
Resumo por la justicia. En cambio, en la cultura gitana, en
muchos países musulmanes y en algunas regiones
Neste artigo se expõe um caso clínico de pedofilia no de México y Suramérica es normal que se casen
que a conduta (masturbação com certo conteúdo mental) chicas menores de edad con hombres adultos.
tinha consequências tanto positivas quanto negativas Además de estas diferencias de criterio, otro
para o cliente. Devido a este conflito, quando o cliente problema a la hora de diagnosticar una pedofilia
experimentava desejos pedófilos, tentava controla-los radica en determinar los márgenes de las conductas
e/ou evita-los, piorando paradoxalmente o problema implicadas en dicho trastorno. Según la definición
devido às consequências negativas adicionais que o ato anterior del DSM-IV-TR (APA, 2002), no sólo
de controlo levava consigo, como mostrará a Análise se consideran anormales las conductas sexuales
Funcional. Como tratamento aplicou-se a Terapia de explícitas, sino también los pensamientos o fan-
Aceitação e Compromisso (ACT) com o objetivo de tasías placenteras relacionadas con los estímulos
que o cliente saísse do círculo vicioso de luta e ren- parafílicos (en este caso, niños menores de edad)
dição respeito à conduta pedófila mediante a aceitação siempre y cuando se den de forma recurrente como
de seus eventos privados, já que esta aceitação está ao mínimo a lo largo de seis meses. Esto añade aún
serviço de ações valiosas. Por último, propõe-se que más dificultad al tema, ya que ¿qué se considera
ACT mostra potencial no tratamento deste tipo de pro- recurrente?, ¿todos los días?, ¿una vez a la sema-
blemas, já que, no caso tratado, produz uma diminuição na?, ¿un par de veces al mes? Además, que las
do sofrimento subjetivo experimentado pelo cliente e a fantasías o pensamientos parafílicos deban de ser
realização de condutas encaminhadas aos seus próprios considerados placenteros por el paciente no está
valores pessoais. nada claro. Muchos pacientes aquejados de para-
Palavras-chave: evitação experiencial; pedofilia; pa- filias (incluida la pedofilia) refieren pensamientos
radoxo; tensão; análise funcional; análise topográfica; que son ambivalentes o contradictorios, es decir,
aceitação; compromisso. no son placenteros o desagradables sin más. Así
mismo, algunos de ellos mencionan experimentar
tanto deseos de controlar o evitar sus fantasías
Si nos basamos en el DSM-IV-TR (APA, 2002), sexuales parafílicas, como culpa o tensión psico-
para que un paciente sea diagnosticado con pedo- lógica acompañada de una activación fisiológica
filia debe mostrar, durante un periodo de al menos desagradable antes de rendirse ante tales fantasías
seis meses, fantasías sexuales recurrentes y alta- o llevar realmente a cabo las conductas parafílicas,
mente excitantes e impulsos sexuales o comporta- tras lo cual sí experimentan placer (Jiménez, 2012).
mientos sexuales ligados a los niños. Además, estas Con este panorama, tendría sentido emplear la
fantasías, impulsos o comportamientos deben pro- ACT (Hayes, Stroshal, & Wilson, 1999; Hayes,
vocar un malestar clínicamente significativo o de- 2004; Wilson, & Luciano, 2002), terapia que se
terioro social, laboral o de otras áreas importantes ha mostrado eficaz a la hora de abordar problemas
de la actividad del individuo. Esta definición, en psicológicos en los que funcionalmente la evita-
apariencia bastante coherente, no está exenta de ción experiencial juega un factor determinante. El
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concepto de evitación experiencial en la ACT o primeros escarceos sexuales con ellas y, por ello,
trastorno de evitación experiencial (Hayes, Wilson, M. refiere que se sentía acomplejado e inferior
Gifford, Follette, & Stroshal, 1996) hace referencia con respecto a ellos. El cliente pensaba que jamás
a una dimensión funcional del sufrimiento psico- tendría novia ni estaría con ninguna chica debido a
lógico en la que un individuo se halla envuelto su timidez y temía que su única experiencia sexual
de forma crónica y persistente, a pesar de lo des- fuera la masturbación.
adaptativo que esto le resulta para su vida. Bási- Con el paso de los años, M. se sentía cada vez
camente, los esfuerzos de una persona por evitar más inseguro y empezaba a estar deprimido. Es en
ciertos pensamientos, sentimientos, sensaciones torno a los 17 años cuando M., que seguía sin enta-
fisiológicas o eventos privados de cualquier tipo blar relaciones con chicas, se da cuenta de que con
producen el efecto contrario. En síntesis, la ACT niñas de 11 o 12 años no se siente tan tímido como
buscaría favorecer el contexto adecuado para que con las compañeras de su edad. M. recuerda que,
el paciente tome conciencia de los efectos paradó- de repente, surgió en su cabeza la posibilidad de
jicos y perjudiciales de la evitación experiencial, intentar “algo” con ellas, pero pronto rechazó esa
ofreciéndole como alternativa la aceptación de los idea, ya que las consideraba muy pequeñas para él.
eventos privados, la cual estará al servicio de la A pesar de haber descartado, de inicio, esa idea, el
actuación en función de valores personales. cliente menciona que se sintió culpable por haber
barajado tal posibilidad. A partir de ese episodio,
Descripción del caso clínico M. empezó a esforzarse por no tener pensamientos
sexuales cuando se encontraba en situaciones en las
El cliente del caso clínico de pedofilia que se que estuvieran presentes niñas más pequeñas que él.
expone se trata de M., varón de 23 años, soltero De esta manera, cuando el cliente se encontra-
y estudiante de tercer semestre de periodismo. M. ba con niñas de menos edad que él pensaba cosas
solicitó ayuda para intentar controlar unos pen- como: “Tengo que intentar no pensar en que me
samientos obsesivos de índole sexual que venía atraen estas niñas”. Tras estos pensamientos apare-
padeciendo desde hacía unos cinco años. cían otros del tipo: “Voy a mirarlas para asegurarme
El cliente informaba que desde la infancia fue de que no me gustan”. Entonces, M. les lanzaba
una persona tímida e insegura, influenciado por un fugaz vistazo, apareciendo a continuación los
progenitores que eran excesivamente sobreprotec- pensamientos “Estoy mirando a estas niñas, soy un
tores. Sus padres lo acompañaban al colegio hasta degenerado” y “Aunque prefiero las chicas de mi
los 11 o 12 años, pese a que el centro escolar estaba edad, estas niñas tienen cierto atractivo”. El clien-
ubicado a escasos metros del domicilio familiar. te, entonces, se sentía más culpable aún al percibir
Además, hasta esa edad no le permitían salir solo que estas chicas, más pequeñas que él, “le atraían”.
a la calle. En esas circunstancias, M. creció con M. enseguida se preocupó ante la posibilidad
bastante timidez y pocas habilidades sociales. Le de que, cuando se masturbara, entre sus fantasías
costaba mucho entablar amistades y por ello se sexuales pudieran aparecer imágenes de estas niñas
sentía inseguro y con poca autoestima. El clien- más pequeñas que él. Pensaba: “Tengo que evitar
te refiere que al cumplir 12 o 13 años empezó a pensar en niñas pequeñas”, pero, paradójicamente,
sentirse atraído por las chicas de su edad. Así, M. acababa pensando justo en ellas. El cliente men-
relata que se masturbaba pensando en ellas, pero ciona que, sin entender muy bien el motivo, estos
nunca fue capaz de interaccionar socialmente con pensamientos llegaban acompañados de cierta
ninguna. Algunos compañeros de colegio ya ha- relajación placentera, hecho que lo angustiaba
bían empezado a salir con chicas y contaban sus sobremanera. Además, notaba su propia erección
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bajo el influjo de estos pensamientos. El cliente ex- que se esforzase, no podía retomar las fantasías ini-
perimentaba una especie de anticipación de placer ciales. Así mismo, una vez que ya había iniciado la
al estar en contacto con esas imágenes. Entonces, masturbación fantaseando con chicas de su edad,
M. intentaba asegurarse de que esos pensamientos el flujo de excitación sexual desencadenado por
no le resultaban placenteros, fantaseando breve- ellas hacía que después fuera más difícil reprimir
mente con ellos para ver qué efecto le producían. las fantasías con las niñas pequeñas una vez que
Muy a su pesar, descubrió que dicha aproximación aparecían. Esto ocurría una y otra vez, sintiéndo-
a los pensamientos que pretendía evitar le resul- se el cliente cada vez más culpable y perdiendo la
taba placentera. Como el resultado de su sondeo poca autoestima que le quedaba.
no era el que esperaba, sino que, efectivamente, El cliente refiere que llegó a intuir que sus in-
había experimentado placer al fantasear con los tentos de control estaban haciendo que cada vez se
pensamientos que pretendía reprimir, M. se sentía encontrara peor e intentó olvidarse del tema, qui-
cada vez más confuso y culpable. tándole importancia, diciéndose a sí mismo cosas
M. refiere que experimentó esos episodios de como: “Sólo son fantasías, tampoco es tan grave”
intentos de control de los pensamientos y relajación o “No le voy a dar tanta importancia a esto”. Estas
placentera (cuando finalmente éstos aparecían) du- palabras de autoconsuelo lo aliviaban momentánea-
rante varias semanas consecutivas, hasta que un día mente, pero inmediatamente pensaba que no podía
optó voluntariamente por rendirse (al resultarle im- olvidarse de algo tan preocupante y que era su deber
posible evitar la aparición de tales pensamientos) y controlar esos pensamientos y asegurarse de que
se masturbó fantaseando con chicas de menos edad. verdaderamente no le atraían las niñas pequeñas
El cliente recuerda aquel episodio como un acto y, entonces, todo volvía a empezar.
impulsivo y repentino, en el que se dejó llevar por M. recuerda que, paulatinamente, empezó a ex-
la frustración acumulada al no poder hacer desa- tender su preocupación a muchas otras situaciones.
parecer de su mente los pensamientos relacionados Si, por ejemplo, en las noticias de televisión habla-
con niñas menores que él. Según él, se rindió a la ban de casos de pornografía infantil o de abusos
“tentación” para no seguir sufriendo. Después de sexuales, se preocupaba por la posibilidad de que
ese hecho, M. se sintió terriblemente culpable, ya él llegara a convertirse en uno de esos delincuen-
que si consideraba que pensar en niñas pequeñas tes. Como antes se había masturbado pensando
estaba mal, acompañar estos pensamientos con la en niñas de entre 11 y 12 años (cosa que en un
masturbación era aún peor. principio consideraba inaceptable moralmente),
A partir de ahí, mientras más se esforzaba por ¿quién le aseguraba que no acabaría pensando en
controlar los pensamientos relacionados con niñas niñas incluso de menor edad? o, peor aún, ¿cómo
pequeñas, más intensos eran y no desaparecían podía asegurarse de que no pasaría de la fantasía a
hasta que volvía a rendirse a ellos, integrándolos la realidad? En relación con esta última preocupa-
en una fantasía sexual mientras se masturbaba. ción, M. relató cómo, en una ocasión en la que se
Además, el cliente menciona que, aunque seguía encontraba en la playa, observó a una niña peque-
sintiendo mayor atracción por las chicas de su ña (de unos cuatro años de edad) que correteaba
edad que por las menores, paulatinamente las fan- completamente desnuda por la orilla. Enseguida,
tasías sexuales con menores fueron haciéndose se dio la autoinstrucción: “Tengo que asegurarme
predominantes. De esta forma, si M. iniciaba la de que no me atrae” y lanzó una fugaz mirada para
masturbación fantaseando con chicas de su edad comprobarlo, pero, entonces, M. pensó “He mirado
(o con actrices, modelos, etc.), inmediatamente era a esa niña pequeña, soy un pervertido”.
“invadido” por las fantasías pedófilas y, por mucho
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A partir de ahí, el cliente no se preocupó por la se quedó a dormir en su casa, se preocupaba por la
posibilidad de que le surgieran fantasías con niñas posibilidad de que esto ocurriera. La niña se había
de 11 o 12 años, sino por la posibilidad de que le quedado al cuidado de la familia de M. porque sus
aparecieran imágenes de aquella niña de cuatro padres habían salido a celebrar su aniversario de
años desnuda en la playa. Cuando se dijo a sí mis- boda. En aquella situación el cliente pensaba: “Ten-
mo: “No voy a pensar en esa niña pequeña”, M. go que controlarme, no voy a pensar en abusar de
recuerda que en su mente apareció justamente la ella”, pero en su mente, justamente, lo que aparecía
imagen de esa niña y, entonces, experimentó cierta era “abusar de ella”. Seguidamente, su cabeza era
relajación momentánea, seguida de un sentimiento asaltada por múltiples pensamientos del tipo: “No
de culpa por vivenciar esta relajación como pla- soy capaz de hacerlo, pero si he pensando en ello es
centera. A continuación se esforzó por alejar de su porque tal vez quiera hacerlo”, “No quiero pensar
mente esas imágenes, pero cuanto más se esforzaba más en esto, pero ¿cómo no voy a preocuparme
por no pensar en ella, más lo hacía y su tensión iba por algo tan terrible?”, “Si me preocupo es porque
en aumento. Se sentía culpable por pensar en esa soy capaz de hacerlo”, “Por otro lado, siento una
niña pequeña y sentía miedo ante la posibilidad gran curiosidad por tener una experiencia sexual
de acabar masturbándose pensando en ella (como de verdad”, “Soy un pervertido por pensar así”, “Si
ya lo había hecho cuando le venían pensamientos lo hago no tiene por qué saberlo nadie”, etc. Todos
relacionados con las niñas de 11 o 12 años). estos pensamientos hacían que M. experimentara
M. se sentía fatal por tener esos pensamientos, sensaciones muy desagradables.
pero al mismo tiempo pensaba que era su deber Aunque M. relata que consiguió controlar su
preocuparse por ellos y por eso no podía aban- impulso en aquella ocasión, la sensación que le
donarlos. Sabía por propia experiencia que no quedó después fue de un gran malestar. Se sentía
dejaría de preocuparse hasta que se rindiera a su tan culpable como si hubiera abusado realmente de
obsesión y la integrara en una fantasía sexual mien- su vecina pequeña. Al cabo de unos cuantos meses,
tras se masturbaba. Entonces pensó en hacer eso volvió a coincidir con esta niña en su casa, en la
y sintió ambivalencia entre seguir reprimiéndose celebración de una barbacoa familiar. Entonces, se
y controlando esos pensamientos o masturbarse repitieron los mismos pensamientos y M. experi-
para acabar con todo de una vez. Finalmente, tras mentó las mismas sensaciones desagradables. El
muchos intentos de controlar sus pensamientos, y cliente sabía que, aunque consiguiera controlarse
ante la imposibilidad de hacerlos desaparecer, M. como la vez anterior, iba a seguir sintiéndose cul-
se rindió y también acabó masturbándose pensando pable, así que finalmente se rindió. No fue capaz de
en esa niña de cuatro años. Aunque, a corto plazo, tocarla, pero se masturbó mientras la espiaba oculto
M. experimentó una gran liberación de tensión, tras el seto del jardín. Inmediatamente después, se
inmediatamente después se sintió terriblemente sintió profundamente arrepentido y no se explicaba
culpable, ya que el cliente pensaba que si mastur- cómo pudo haber llegado a hacer algo así.
barse pensando en niñas de 11 o 12 años estaba Además de masturbarse mientras espiaba a su
mal, hacerlo con niñas de cuatro años era aún peor. vecina pequeña, también lo había hecho en un par
A partir de ahí, todos los esfuerzos de M. se de ocasiones mientras miraba en la playa a niñas
centraron en evitar pasar de la fantasía a la rea- pequeñas. A pesar de ello, el cliente asegura que es-
lidad. Cuando se encontraba en alguna situación tos episodios fueron aislados y que lo más frecuente
en la que surgía la posibilidad de llevar a cabo sus era que se masturbara con fantasías y no espiando
fantasías, como, por ejemplo, en una ocasión en la a niñas reales. Aunque M. informa que jamás tuvo
que la hija de sus vecinos, de cinco años de edad, contacto real con menores de edad y que no había
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mantenido otras conductas problemáticas, tales tan grave”, “No le voy a dar tanta importancia
como buscar por Internet o descargar contenido a esto” (ambivalencia).
pornográfico relacionado con menores, se sentía 2. Respuesta fisiológica previa: como consecuen-
terriblemente angustiado por estos pensamientos y cia de la respuesta cognitiva señalada en el
por la posibilidad de acabar pasando de la fantasía punto anterior, el cliente experimenta una acti-
a la realidad. vación fisiológica desagradable (agitación, an-
siedad, etc.) y cierta activación presexual (inicio
Análisis funcional y topográfico del caso de los movimientos de erección del pene).
Analizando toda la información que aporta el Como se puede apreciar, los pensamientos que
cliente M., parece claro que padece un trastorno generan miedo, evitación y culpa desencadenan una
de pedofilia, ya que cumple con los criterios diag- activación fisiológica que el cliente vivencia como
nósticos que establece el DSM-IV-TR (APA, 2002). desagradable. Además, a esta activación fisiológica
Dicho esto, desde un enfoque basado en el desagradable se le une la activación sexual origi-
análisis funcional, habría que dejar claro que este nada por las imágenes de contenido sexual (a pesar
diagnóstico psicopatológico tiene una utilidad de ser catalogadas como inadecuadas e inmorales
clínica limitada, ya que no ofrece ninguna cla- por el cliente). Esta activación aumenta aún más
ve a nivel funcional que pueda orientarnos a la cuando aparecen pensamientos ambivalentes, ya
hora de programar una intervención terapéutica. que la persona se siente presionada a elegir entre
Para establecer el tratamiento adecuado se hace dos opciones posibles (permitir la fantasía o no).
indispensable llevar a cabo el análisis funcional Además, los esfuerzos por evitar cierto conteni-
y topográfico de las conductas problemas con el do privado hacen que paradójicamente esté aún más
objetivo de actuar sobre las variables relevantes de presente en la mente del sujeto el contenido que
este caso en concreto. pretende evitar (Hayes, Wilson, Gifford, Follete,
Las conductas que el cliente M. señala como & Strosahl, 1996). Este fenómeno paradójico se
problemáticas son las fantasías sexuales recurren- ha puesto de manifiesto antes en varios trastornos
tes con niñas de corta edad y la preocupación por tales como la drogodependencia (Marlatt, 1994);
la posibilidad de pasar de la fantasía a la realidad. el trastorno obsesivo-compulsivo (Gold & Wegner,
Desde el punto de vista topográfico, podemos 1995; McCarthy & Foa, 1990); el trastorno de pá-
considerar que las fantasías sexuales pedófilas que nico (Craske, Street, & Barlow, 1990); el trastorno
se dan cuando el cliente se dispone a masturbarse de personalidad límite (Linehan, 1993; Stroshal,
o cuando se encuentra próximo a niñas menores 1991); la depresión (Dougher & Hackbert, 1994;
de edad (situación estimular desencadenante) van Luciano & Huertas, 1999); la bulimia (Nash &
precedidas por las siguientes respuestas: Farmer, 1999); el alcoholismo (Velasco & Quiro-
ga, 2001; Wulfert, 1994); la ludopatía (Jiménez,
1. Respuesta cognitiva previa: el cliente tiene pen- 2013); y también en parafilias (LoPiccolo, 1994;
samientos del tipo “Seguro que vuelvo a caer” Jiménez, 2012). Cuando cualquier persona que in-
(miedo); “Tengo que evitar pensar en niñas pe- tenta evitar o suprimir un contenido, llamémosle X,
queñas”, “Tengo que controlarme” (evitación); necesariamente va a estar en relación o en contacto
“Estos pensamientos me producen placer, soy con dicho contenido X, produciéndose un efecto
raro”, “Soy un vicioso, no tengo fuerza de vo- paradójico. En nuestro caso, cuando M. se dice a
luntad”, “Soy un pervertido por pensar en estas sí mismo: “Tengo que evitar pensar en niñas pe-
cosas (culpa); “Sólo son fantasías, tampoco es queñas”, ese enunciado ya contiene el contenido
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que se pretende evitar: niñas pequeñas. M. expe- tiene el siguiente pensamiento: “No soporto la
rimenta cierta relajación instantánea justo cuando tensión, me rindo”.
aparece en su mente ese contenido evitado, puesto 2. Respuesta motora: el cliente acaba masturbán-
que si ya ha aparecido en su mente el contenido dose.
que le preocupaba que apareciese, se ahorra parte 3. Respuesta fisiológica: descarga repentina y pla-
del esfuerzo necesario para seguirlo reprimiendo centera de la activación fisiológica previa (agi-
o suprimiendo. tación, ansiedad y tensión sexual acumulada).
Esta pequeña relajación instantánea, unida a la
percepción de su propia activación presexual, hace Como se puede observar, la conducta del clien-
que el cliente se sienta aún más culpable, ya que vi- te sigue un patrón de reforzamiento negativo (el
vencia estos fenómenos como físicamente placen- sujeto consigue eliminar el malestar fisiológico).
teros a pesar de que moralmente no sean aceptables. Las consecuencias de las respuestas que emite son
Además, estas percepciones lo encaminan a que claras: a corto plazo M. ha descargado el malestar
anticipe el placer futuro que podrá experimentar fisiológico desencadenado por los intentos de evi-
si acepta esos pensamientos fantaseando con ellos tación/control de la conducta problema y la tensión
voluntariamente. A continuación, el cliente realiza sexual que se hubiera acumulado, pero a largo
pequeños sondeos de comprobación, fantaseando plazo se siguen desencadenando consecuencias
brevemente con esas imágenes y comprobando que negativas (aumento de la culpabilidad, asociación
cuando aparecen lo hacen acompañadas de placer. del placer con los estímulos pedófilos, deterioro de
Como los resultados de sus sondeos no son los de- la autoestima del sujeto, etc.). Estas consecuencias
seados, el cliente se siente cada vez más confuso y negativas predispondrán al cliente a esforzarse más
culpable y, ante estas circunstancias, la activación por controlar sus pensamientos y sensaciones la
fisiológica llega a hacerse tan insoportable que M. próxima vez que se encuentre ante la posibilidad de
se ve obligado a permitir y aceptar voluntariamente masturbase con fantasías pedófilas o de mantener
las fantasías pedófilas para que ésta disminuya. un contacto pedófilo real.
Nuestro cliente experimentaba una gran tensión
fisiológica cuando intentaba controlar sus pensa- Tratamiento terapéutico del caso
mientos y todos los esfuerzos por evitar estas sensa- clínico basado en la terapia
ciones eran infructuosos y hacían paradójicamente de aceptación y compromiso
que se fuera sintiendo cada vez peor. Él ya sabía que
si se masturbaba con estas fantasías, luego acabaría Teniendo en cuenta el análisis funcional y topo-
sintiéndose mal y culpable consigo mismo, pero la gráfico previo, la intervención terapéutica se dirigió
cuestión es que él ya estaba sintiéndose mal antes a eliminar las conductas de control/evitación de
de hacerlo y además, debido a los efectos paradóji- pensamientos y sensaciones, dado que el propio
cos de la evitación experiencial descritos, no había intento de control/evitación constituye el factor
forma de suprimir tales pensamientos. principal del problema (Hayes et al., 1999; Wilson
A nivel topográfico, las respuestas que emite M., & Luciano, 2002).
al rendirse y masturbarse permitiendo las fantasías El primer paso consistió en desculpabilizar al
de carácter pedófilo, son las siguientes: cliente, ya que él se refería a sí mismo con etiquetas
como “pedófilo”, “pederasta” o “pervertido”. Para
1. Respuesta cognitiva: el cliente, tras luchar sin ello, en las sesiones se evitó a toda costa emplear
éxito por controlar e intentar eliminar de su el término parafilia o similares y, en su lugar,
mente las fantasías relacionadas con menores, se empleaba el término problema, mucho menos
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Tratamiento de un caso de pedofilia desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT)
Wilson y Luciano (2002) y que, por cuestiones de a umentara su activación fisiológica, presentaba
espacio, se presentan sintetizadas: una gran resistencia a permanecer pasivo ante ellos,
pues estaba convencido de que era “su deber” supri-
1. Metáfora del monstruo: se le explicó al cliente mirlos. Así, desde el punto de vista terapéutico, se
que los pensamientos, imágenes y sensaciones tuvo que hacer bastante hincapié para que M. asi-
temidas equivalen a un monstruo que crece y milara que la aceptación terapéutica de los pensa-
se pone más grande cuanta más atención se le mientos que se le proponía no implicaba estar de
presta. En cambio, si se ignora al monstruo, éste acuerdo con su contenido.
permanece pequeño e inofensivo. El cliente presentaba aún más dificultad para no
2. Metáfora de los visitantes molestos: en esta me- prestar atención a tales pensamientos cuando éstos
táfora, los pensamientos, imágenes y sensacio- aparecían una vez que ya había iniciado la mastur-
nes temidas serían equivalentes a los visitantes bación, ya que valoraba la aceptación terapéutica
molestos que acuden a una fiesta a la que no han de los pensamientos o imágenes como generadora
sido invitados. Si el anfitrión les presta atención, de excitación sexual o como productora de parte de
éstos le impedirán disfrutar de su fiesta, y, si su placer sexual. Así, M. no apreciaba ninguna
intenta echarlos, puede producirse un conflicto diferencia cualitativa entre la aceptación terapéu-
desagradable que arruine definitivamente la re- tica que se le proponía y la rendición que llevaba a
unión. La solución sería ignorarlos y centrarse cabo ante los pensamientos (lo que él entendía por
en otros invitados a los que sí aprecia. fantasear) antes de haber iniciado el tratamiento
3. Metáfora de las alarmas: la activación fisioló- psicológico. Para que el cliente asimilara las dife-
gica desagradable que se produce al contactar rencias cualitativas entre ambos procesos (acep-
con el contenido mental temido equivaldría a tación terapéutica frente a rendición compulsiva),
múltiples alarmas que suenan estridentemente se usó una nueva metáfora, elaborada ad hoc: la
cuando hay algún peligro. Son útiles en cuanto metáfora del conflicto bélico. Según ésta, cuando
nos avisan de la proximidad de un peligro (en surge algún conflicto bélico, no es lo mismo que un
este caso el masturbarse empleando un conte- determinado país se declare neutro (es decir, que
nido mental inmoral), pero se vuelven insopor- no participe en la contienda) o que ese mismo país
tables si no se desactivan a tiempo. La cuestión se rinda ante su enemigo o se alíe con él.
es que están programadas para desactivarse Finalmente, el cliente se comprometió con el
por sí mismas y cualquier intento externo por hecho de aceptar que estos pensamientos seguirían
apagarlas de otra manera hará que el sonido se apareciendo y que “las alarmas” seguirían sonan-
vuelva más estridente aún. do, pero eso no sería impedimento para llevar a
cabo una vida plena según sus valores, orientada a
El empleo de metáforas es una herramienta conseguir metas. A este respecto, el propio cliente
básica en la terapia de aceptación y compromiso estableció como objetivos-valores, a corto-medio
(Hayes et al., 1999; Wilson & Luciano, 2002), que plazo, conseguir terminar la carrera de periodismo
permite a los sujetos tomar conciencia de forma y establecer una relación de pareja con alguna chica
clara de los fenómenos paradójicos de la evitación de su edad. En relación con la consecución de este
experiencial. último objetivo, para terminar la intervención con
En esta fase de la intervención se produjo un M., se dedicaron varias sesiones al entrenamiento
estancamiento, ya que, a pesar de que el cliente en habilidades sociales empleando la técnica del
entendía perfectamente que los intentos de repre- modelado y el role-playing.
sión de los pensamientos que temía hacían que
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En total se llevaron a cabo 25 sesiones sema- contrasta con la idea generalizada de que los pedófi-
nales, de las cuales dos fueron de evaluación y los suelen tener un perfil de personalidad antisocial
23 de tratamiento. Al cabo de tres meses, se con- y que no sienten culpa ni remordimientos, ya que
tactó telefónicamente con el cliente para llevar a rara vez acuden de manera voluntaria a solicitar
cabo el seguimiento de su evolución terapéutica. terapia psicológica. Se asume que los pedófilos no
M. comentó que, a pesar de que todavía tenía quieren “curarse” de su parafília porque les resulta
pensamientos e imágenes relacionadas con niñas sumamente placentera. Quizás esto no sea tan sen-
menores de edad, éstos eran menos vívidos, no cillo. Posiblemente, los pedófilos sí experimentan
iban acompañados de una activación fisiológica culpa y remordimientos, es más, podría ser una
tan desagradable como la que experimentaba en hipótesis que esa culpa y remordimiento fueran los
el pasado y, por lo general, eran reemplazados sin que hicieran que el problema se mantuviera y se
demasiadas dificultades por fantasías normalizadas agravara cada vez más (según lo visto en el análisis
(chicas de su edad), que le permitían masturbarse funcional de este caso). Quizás el contenido de las
sin experimentar culpa. A los 10 meses se llevó fantasías parafílicas, que se describe en el DSM-
a cabo un último contacto telefónico con M. que IV-TR (APA, 2002) como altamente placentero
sirvió para confirmar su evolución positiva, ya que, para el cliente, sea tan egodistónico como las ob-
según comentó el cliente, los pensamientos relacio- sesiones de un TOC. Las fantasías sólo le resultan
nados con menores apenas aparecían y cuando lo placenteras al sujeto si se rinde ante ellas a modo de
hacían no lo alteraban demasiado, incluso aunque compulsión (cognitiva o a través de una conducta
aparecieran durante la masturbación en las fases real). Muy probablemente el motivo por el que los
de máxima excitación. Aunque el cliente no había sujetos pedófilos no suelen pedir ayuda psicológica
conseguido entablar ninguna relación afectiva o se deba a la consideración de que el hecho de sentir
sexual con chicas de su edad, se mostraba bastante atracción sexual por niños pequeños no es un tema
optimista a este respecto, asegurando que se sentía fácil de revelar a un profesional (debido al rechazo
menos tímido a la hora de hablar con ellas y que social que produce). En los pocos casos en los que
había hecho algunas amigas entre sus compañeras se solicita terapia para actuar sobre estas inclinacio-
de facultad. nes sexuales, habría que estar sumamente atentos
al posible efecto iatrogénico que puede tener la
Conclusiones y discusión del caso terapia sobre los sujetos, ya que pueden valorar
el hecho de necesitar una intervención psicológi-
Un estudio de caso único es obviamente insufi- ca como la confirmación de que son “enfermos”,
ciente para llevar a cabo cualquier generalización “pervertidos” o “raros”.
de resultados, por lo que asumimos la necesidad de Otra implicación teórica que se puede sugerir
más validación empírica que respalde la eficacia de con base en el caso expuesto sería el hecho de que
la ACT en el tratamiento de las parafilias sexuales. probablemente no haya diferencias cualitativas, en
A pesar de ello, el desenlace satisfactorio del caso el plano estrictamente sexual, entre las personas
clínico expuesto nos permite albergar cierto op- que padecen pedofilia (o cualquier otra parafilia)
timismo al respecto de las posibilidades de dicha y el resto de la población. El propio Freud (1905)
terapia, así como sugerir algunas consideraciones afirmaba en su obra Tres ensayos sobre la teoría
teóricas novedosas al respecto de la génesis y man- sexual, refiriéndose a las perversiones (como se
tenimiento de las conductas parafílicas. denominaban las parafilias en aquella época), lo
Así, el hecho de que este cliente solicitara ayu- siguiente: “la disposición a las perversiones es la
da debido a su pedofilia (todavía en fase germinal) disposición originaria y universal de la pulsión
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Tratamiento de un caso de pedofilia desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT)
sexual de los seres humanos (…)”. Así, la inte- atractivo físico, muchos jóvenes, que perciben el
ligencia humana permite a las personas descu- atractivo de chicas de menos edad que ellos, suelen
brir muchas posibilidades sexuales y todas ellas descargar la tensión sexual o moral que les origina
tienen la capacidad de generar placer sexual, al esta percepción bromeando directamente sobre
menos desde el punto de vista fisiológico. Cual- los emergentes atributos sexuales de estas chicas
quier contenido mental de índole sexual, aunque en relación con su corta edad. La broma sería un
pueda ser considerado, desde el punto de vista “mecanismo de defensa” como los establecidos
psicológico o moral, como desagradable por parte por Anna Freud (1936).
de los sujetos (egodistónicos), podría desencade- Dejando de lado ya las consideraciones teóricas
nar una activación fisiológica a nivel sexual. Esta y centrándonos exclusivamente en los aspectos
mínima activación sexual es instantáneamente inhi- terapéuticos del caso expuesto, hay que señalar
bida, pero en las personas inseguras podría generar algunas variables de éste que propiciaron su buen
culpabilidad y conflictos morales que precipitarán desenlace. Por ejemplo, es un factor relevante el
los procesos evitativos descritos en el caso anali- hecho de que la parafilia se encontrara en fase ger-
zado. Luego, debido a los efectos paradójicos y minal y que el cliente no hubiera llevado a cabo
contraproducentes de la evitación experiencial, es conductas pedófilas reales, ya que de lo contrario
cuando los sujetos se verían obligados a rendirse sería mucho más complicada una intervención
ante los contenidos parafílicos para descargar la satisfactoria. El cliente del caso expuesto aún con-
tensión acumulada por los esfuerzos evitativos. Por servaba su capacidad de excitación con estímulos
tanto, las diferencias entre los sujetos con parafilias sexuales normalizados, pero en los estadios avan-
y la población normal no radicarían en factores se- zados de la pedofilia (o de cualquier otra parafilia)
xuales, sino que los factores clave serían los rasgos los sujetos suelen perder la capacidad de disfrutar
de personalidad insegura que predispondrían al con las relaciones sexuales normalizadas, ya que
patrón evitativo (Jiménez, 2012). este tipo de interacciones no les va a permitir des-
Durante la adolescencia, cuando se inicia el cargar tanta tensión como el contacto parafílico.
despertar hormonal, es normal que las personas Quizás, cuando estos individuos mantienen una
ideen y busquen formas de experimentar placer relación sexual normalizada, lo hacen con la sensa-
sexual (en especial si todavía carecen de las habi- ción de que es su obligación, de que deben intentar
lidades sociales necesarias para iniciar contactos disfrutar con dichas relaciones y olvidarse de sus
sexuales con otras personas). La mayoría baraja gustos parafílicos. Para ellos una relación sexual
muchas posibilidades y descartan aquellas de las normalizada es una prueba o examen y poca gente
que luego puedan arrepentirse. A diferencia de realmente disfruta en los exámenes, por lo que la
los demás, que una vez rechazan la idea se olvi- experiencia les resulta aversiva en comparación
dan de ella, algunos adolescentes más inseguros con las conductas parafílicas. Otro factor que ayu-
empiezan a atormentarse por haber barajado tales dó a la buena resolución del caso fue el buen nivel
posibilidades, metiéndose de lleno en los círculos intelectual del cliente, que le ayudó a asimilar sin
cerrados de evitación similares a los descritos en problemas la explicación del análisis funcional de
el caso clínico aquí presentado. En este punto se- su conducta y las metáforas sobre los efectos de
ría interesante analizar el papel de protección que la evitación.
pueden desempeñar las bromas o el sentido del Para finalizar, se considera adecuado hacer
humor. A diferencia del cliente M., que se sentía mención a la importancia de la prevención desde la
terriblemente angustiado al percatarse de que las infancia de los patrones de personalidad insegura,
chicas de menos edad que él podían tener cierto ya que éstos se encuentran en la base del trastorno
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Rafael Jiménez Díaz
abordado en este artículo. Cuanto más inseguro Journal of Consulting and Clinical Psychology,
sea un individuo, más importancia dará al hecho 64, 1 152-1 168.
de tener bajo control sus pensamientos, imágenes Jiménez, R. (2012). La génesis de las parafilias se-
mentales, emociones, etc., haciendo juicios cons- xuales y la homosexualidad egodistónica: el
tantes sobre la moralidad de éstos y poniéndose a modelo de los mecanismos tensionales. Avances
prueba a sí mismo ante cualquier situación o estí- en Psicología Latinoamericana, 30(1), 146-158.
mulo que le resulte perturbador o amenazante para Jiménez, R. (2013). Conceptualización y tratamien-
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