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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

Universidad Privada
Los Ángeles de Chimbote

LA TUTELA JURIDICA DEL CONSUMIDOR

Profesor : Campos Barreto Elizabeth Yanisa


Asignatura : Derecho Administrativo
Ciclo : II
Aula :B
Alumna : Yolanda Gutarra Paraguay
Turno : Noche

Pucallpa – Perú
2018
DEDICATORIA

Dedico el trabajo a mis menores


hijos por brindarme su apoyo
moral y alentarme a continuar y
culminar mis estudios superiores.
AGRADECIMIENTO

A todas aquellas personas con sed de conocimiento y deseos de superación,


que leen hoy estas páginas y premian el esfuerzo de este trabajo.

Agradecemos en primer lugar, al ser Supremo, único dueño de todo saber y


verdad, por iluminarnos durante este trabajo y por permitirnos finalizarlo con
éxito; y en segun do lugar, pero no menos importante, a nuestros queridos
padres, por su apoyo incondicional y el esfuerzo diario que realizan por
brindarnos una buena educación.

Los esfuerzos mayores, por más individuales que parezcan, siempre están
acompañados de apoyos imprescindibles para lograr concretarlos.

En ésta oportunidad, nuestro reconocimiento y agradecimiento a nuestro


profesor; por su oportuna, precisa e instruida orientación que nos da día a día.
LA TUTELA JURIDICA DEL CONSUMIDOR

El ser humano se interrelaciona en un mundo socio-económico, donde el


mercado es cada día más dinámico y, para la masa consumidora, en muchos de
los casos resulta difícil o casi
imposible poder seguirle los pasos. Esto genera constantes frustraciones e
inseguridades, lo cual, de puede generar en violencia si los mismos encuentran
los canales para expresar esas pequeñas pero constantes frustraciones.
Por eso, la política de defensa a los consumidores, no debe únicamente servir
para la simple corrección de imperfecciones de mercado, sino toda una
estrategia en busca de la justicia socioeconómica del consumidores.
Por lo anterior, la adecuada articulación de la misma contribuye a la paz social
del país. Dentro de la realidad económica que vivimos, el consumidor tiene
escasas posibilidades de defender sus legítimos intereses, dado que él casi
nunca esta en condiciones de juzgar por sí mismo sobre la bondad de los bienes
o servicios que se le ofrecen.
Como sujeto individual no tiene la más mínima posibilidad de influir en el
mercado, ni en cuanto a precios ni en cuanto a calidades.
La capacidad de crítica es reducida al máximo por los mismos oferentes con
técnicas especializadas de mercadeo como la publicidad, ventas a crédito,
ventas directas, generación de necesidades artificiales, etc. La diferencia entre
los medios que cuenta un consumidor con los que disponen las empresas es que
apenas pueden en la realidad hacer meridianamente respetar sus derechos.
Esta realidad hace que los consumidores constantemente se conviertan en
víctimas de abusos, daños, engaños, contra los cuales las reglas de derecho
tradicional constituyen en vez de una solución otra frustración dado el reducido
efecto positivo que tiene en la corrección de los problemas de la vida diaria.
Visto lo anterior, en los últimos años muchos países han generado un moderno
desarrollo legislativo de disposiciones en protección de los consumidores que en
la mayoría de los casos constituye un conjunto heterogéneo de normas tanto de
Derecho Privado como de Derecho Público.
Esto ha afectado campos jurídicos como el Derecho Civil, Comercial,
Administrativo, Penal, de la Competencia, Financiero, y en muchos casos hasta
la propia Constitución Política del país.
Por consiguiente, podemos indicar que la necesidad de proteger los
derechos e intereses de los consumidores nace, principalmente, por:

 Cambios en la estructura de mercado a lo largo de la segunda mitad del siglo


XX. P.E. Fusiones, consumo en masas, nuevos sistemas de mercadeo,
indeterminación del sujeto responsable del daño, técnicas empresariales que
dificultan la capacidad de elección del consumidor, diversificación “artificiosa”
de los productos, etc.
 Protección al libre mercado. El complemento y condicionante para mercados
libres y competitivos es la vigencia de un sistema político-jurídico de
protección a los consumidores.
 Avances tecnológicos. (P.E.Alimentos trasgénicos).
 Disminución o negación del poder de negociación de los consumidores. (P.E.
Contratos por adhesión).
 Se parte de un hecho que el consumidor es la parte más débil de la relación.
 Función Social del Estado. Protección al segmento de la población más
vulnerable. (P.E. Trabajadores, menores de edad, mujeres, consumidores,
etc.)

1. Desarrollo de la protección del Consumidor.-


Se indica que las primeras medidas que se conocen en protección al
consumidor fue la tutela de la salud mediante leyes y reglamentos que
imponían ciertas condiciones de calidad para productos de primera
necesidad. (Francia 1905 adulteración de la leche e Inglaterra 1893). Para
mediados del siglo XX se perfila un movimiento en defensa de los derechos
del consumidor donde se pone énfasis en los aspectos contractuales y los
efectos de la publicidad todo con el fin de promover las relaciones
mercantiles, lo cual, genera importantes reformas al ordenamiento jurídico
interno.
Es decir, el movimiento de consumidores nace no como un movimiento
subversivo contra los empresarios, todo lo contrario, nace como un elemento
vital del mercado mismo con el fin de otorgar mayor seguridad a los
consumidores y facilitar el intercambio de bienes y servicios.
El impulso definitivo al movimiento de los consumidores se da con el discurso
del Presidente J.F. Kennedy a los ciudadanos norteamericanos el 15 de
marzo de 1962, en el cual, indicó:
“Consumidores, por definición, nos incluye a todos, es el grupo más grande
de la economía, que afecta y que está afectando por casi todas las decisiones
públicas y privadas, es el único grupo importante en la economía que no está
organizado de manera efectiva, y cuyos intereses muy a menudo no son
escuchados.”
En esa ocasión el presidente norteamericano mencionó y estableció cuatro
derechos básicos del consumidor:

a. El derecho a la seguridad,
b. El derecho a la información,
c. El derecho a la elección,
d. El derecho a ser oídos y representados.

2. Hechos jurídicos relevantes en la evolución de la tutela del Consumidor.

a. Nivel Internacional.
 Declaración Universal de Derechos Humanos. (1948).
Se proclamó el derecho de toda persona a un nivel de vida que le
asegurara a ella y a su familia la salud y el bienestar, y en especial, la
alimentación, la vivienda, la asistencia técnica y los seguros sociales
necesarios, así como los seguros necesarios en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, vejez, viudez u otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia, por circunstancias independientes de su
voluntad.

 Resolución 39/246 de la Asamblea General de la Organización de


Naciones Unidas. (16 de abril de 1985).
Se reconoce que el consumidor generalmente está en una posición de
inferioridad con respecto a aquellos entes o personas que le ofrecen
lo que necesita. Esto conlleva numerosos desequilibrios en el mercado
y promueven un inestable desarrollo económico y social, de manera
que las normas buscan los siguientes objetivos:
1. Facilitar las modalidades de producción y distribución que
respondan a las necesidades y los deseos de los consumidores
2. Instar a quienes se ocupen de la producción de bienes y
servicios y de su distribución a los consumidores a que adopten
estrictas normas éticas de conducta.
3. Colaborar con los países para poner freno a las prácticas
comerciales desleales y abusivas de todas las empresas, tanto
a nivel nacional como internacional, que perjudiquen a los
consumidores.
4. Fomentar la cooperación internacional en la esfera de la
protección del consumidor y en todas las relaciones en que éste
intervenga en calidad de tal.

Se establecieron los siguientes principios generales:


a) El acceso de los consumidores a una información adecuada que
les permita hacer elecciones bien fundadas conforme a los
deseos y necesidades de cada cual.
b) La protección de los consumidores frente a los riesgos para su
salud, su seguridad e integridad físicas, y sus intereses
económicos.
c) El deber de cada país y sus gobiernos de establecer o mantener
una infraestructura adecuada que permita formular, aplicar y
controlar el funcionamiento de las políticas de defensa del
consumidor.
d) Tener en consideración el papel positivo de las universidades y
las empresas públicas y privadas a la hora de elaborar políticas
de protección al consumidor. Las anteriores, directrices de la
ONU fueron las bases, por las cuales, se construyó la reforma
integral a la Ley de Protección del Consumidor de 1975 y la del
artículo 46 Constitucional.
3. ¿CÓMO AFRONTAR LA PROBLEMÁTICA DE LAS FALLAS EN EL
MERCADO?
Desde la perspectiva de la tutela al consumidor se puede afrontar dicha
problemática de modo concreto y directo: incentivando la competencia y la
información en el mercado. Es decir, reduciendo costos de acceso y salida
del mercado, costos de transacción y dando una solución a las
externalidades.
Si bien la Ley de Protección al Consumidor confiere el derecho del
consumidor a tener opciones en el mercado, cabe resaltar que éstas sólo
serán posibles en la medida que se eliminen las barreras de acceso
burocráticas, así como las barreras de acceso provenientes de prácticas
exclusorias o de prácticas restrictivas de la competencia.
Asimismo, se deben sancionar todas aquellas prácticas que se constituyan
en desleales, así como las que atenten contra las prácticas de buena
conducta en el mercado, o todas aquellas que causen desinformación al
consumidor. Cabe destacar que es con dicho fin que se reconoce la titularidad
del consumidor para denunciar infracciones respecto de las leyes
reguladoras de la Competencia (Libre Competencia, Competencia Desleal,
Publicidad y Protección al Consumidor).
.
4. ¿POR QUÉ EL SISTEMA TUTELA AL CONSUMIDOR?
La defensa y protección de los consumidores es una pieza clave del sistema
de libre mercado consagrado en nuestra Constitución Política.
“El rol de los consumidores en el mercado es esencial. No es posible imaginar
un sistema económico de este tipo sin entender que su figura central es el
consumidor. El mercado existe por y para los consumidores. Nada se justifica
en términos de su 4 funcionamiento sin comprender su rol. El consumidor es
soberano del mercado porque en el fondo el desarrollo no es otra cosa que
aumentar el nivel de bienestar que atraviesan la sumatoria de los
consumidores”

5. ASIMETRÍA INFORMATIVA
La Asimetría Informativa es una característica intrínseca a cualquier
transacción económica (e incluso a otros aspectos sociales), en tanto que
siempre en un intercambio de bienes y servicios habrá un actor mejor
informado que otro. En efecto, dicho actor suele tener mayor y mejor
información sobre los productos y servicios que ofrece en el mercado, lo que
genera que ciertas prácticas puedan distorsionar excepcionalmente el buen
funcionamiento del mismo.
En términos económicos, la asimetría informativa genera costos de
transacción en el mercado, los cuales deben entenderse como aquéllos en
los que las partes deben incurrir para llegar a celebrar un contrato que
satisfaga de la mejor manera posible sus intereses, tendiendo así a
maximizar la utilidad social.
Este sentido, del concepto de Asimetría Informativa se desprenden dos
aspectos que se encuentran estrechamente vinculados como dos caras de la
misma moneda: el deber de Información y el deber de garantizar la idoneidad.

6. DEBER DE INFORMACIÓN
El deber de información de los proveedores debe ser entendido como el
derecho de los consumidores a recibir de los proveedores toda la información
necesaria y oportuna para tomar una decisión adecuada en la adquisición de
un producto.
Stiglitz señala que el objeto del derecho a la información “versa, en esencia,
sobre el adecuado conocimiento de las condiciones de la negociación y, en
su caso, las características de los productos comercializados.
Visto del lado del proveedor, consiste en la obligación de poner en
conocimiento de los consumidores toda la información relevante, con la
finalidad de que éstos puedan realizar una adecuada decisión de consumo o,
más bien, un uso correcto de los bienes y servicios ya adquiridos. Esta
información debe cumplir tres requisitos: ser veraz, suficiente (o adecuada) y
oportuna.

7. IDONEIDAD
De otro lado tenemos a la Idoneidad, que constituye otra de las
manifestaciones de la Asimetría Informativa. Así se presenta un supuesto de
falta de idoneidad cuando no existe coincidencia entre lo que el consumidor
espera y lo que el consumidor recibe; naturalmente lo que el consumidor
espera depende de la calidad y cantidad de información que le ha brindado
el proveedor.
Si la prestación no corresponde a lo esperado por un consumidor razonable,
quien justamente ha fundado sus expectativas en la información brindada por
el proveedor, éste tendrá que asumir la responsabilidad por la falta de
correspondencia entre la prestación ejecutada y la prestación ofrecida (y
esperada por el consumidor).
Ello en buena cuenta significa que si quien brinda información abre o crea
una serie de expectativas que cualquier consumidor razonable podría
esperar, entonces tiene que asumir el costo de las mismas, dado que es su
información la que ha movilizado dicha demanda, información que no debe
adolecer de defectos.

8. PEQUEÑAS EMPRESAS Y LA LEY DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR


Las interrogantes que inmediatamente este título produce son las siguientes:
¿Cómo ingresan los pequeños empresarios a la legislación de protección al
consumidor?, ¿qué interés se está tutelando?, ¿qué tiene en común este
consumidor intermedio con un destinatario final?.
Algunos sostendrán que los pequeños empresarios también son destinatarios
finales de algunos bienes y que por ello se debe generalizar su defensa, o
que también se hallan en asimetría informativa y que incluso ésta –en ciertos
casos- puede ser equivalente a la de los destinatarios finales.
Si se quiere ser justo debe tenerse en cuenta que el pequeño comerciante
carece de capacidad negociadora frente a la empresa vendedora, por lo que
concurren circunstancias que justificarían en supuestos de esta naturaleza
equiparar al pequeño empresario con el consumidor.”
Los proveedores tienen la ventaja de un acceso menos costoso a la
información, la cual facilita las condiciones de prestación y estructuración de
su oferta en cuanto a la cantidad y calidad de información que van a brindar
al consumidor, sea sobre la situación del mercado, los productos a ser
ofrecidos o las percepciones de los propios consumidores. En este orden de
ideas, es lógico que la tutela al consumidor se encuentre dirigida a proteger
a aquellos individuos afectados por la desigualdad informativa que puede
afectar negativamente la asignación de recursos a través de las relaciones
de consumo, es decir, a los consumidores, entendidos como destinatarios
finales de bienes o servicios.
En tal sentido, el término “destinatarios finales” limita la noción de consumidor
únicamente a aquellas personas naturales o jurídicas que puedan ser
consideradas como “últimos compradores” o “consumidores finales”.
Para tal efecto, la noción de consumidor final implica que se adquiere un
producto o se usa un servicio como último eslabón de la cadena de
circulación del bien. En esta última parte de la cadena de circulación está el
consumo o uso personal del adquirente, así como el consumo o uso colectivo,
ya sea de su familia o de su grupo social inmediato. Lo curioso es que en la
Ley de Protección al Consumidor la noción de consumidor comprende tanto
a las personas naturales como a las jurídicas que adquieren, utilizan o
disfrutan como destinatarios finales productos o servicios. En verdad, no
cuesta mucho imaginarse a una persona natural como destinatario final, pero
sí cuesta mucho imaginarse a una persona jurídica como consumidor final.
La razón es obvia: difícilmente una persona jurídica o incluso un pequeño
empresario se constituyen en el “último eslabón de la cadena de circulación
de un bien”, pues evidentemente ellos no se hayan en general en situación
de destinatarios finales de los bienes, lo cual los aparta de la categoría de
“consumidor final”.

9. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN:


El criterio del uso mixto Como ya adelantamos, cuando las personas
naturales operan directamente (sin crear persona jurídica alguna) como
empresarios individuales (es decir “empresas unipersonales”), la habitualidad
en la intermediación es el elemento fáctico que distingue su actividad
“profesional” o “empresarial” de su acción personal o familiar destinada al
consumo e inclusive permite diferenciarla de un acto de intermediación
ocasional o aislado.

Bajo esta perspectiva debería ser muy fácil distinguir la porción o segmento
de actos en los que la persona natural opera como destinatario final de otros
en el que ello no es así; sin embargo, como en la práctica esta tarea puede
resultar compleja, la Comisión de Protección al Consumidor ha adoptado
como criterio el determinar si el bien o servicio adquirido ha sido destinado a
un uso mixto. “La Sala debe reconocer que el principio, tal como ha sido
enunciado, puede enfrentarse a zonas grises, en las que no es sencillo
determinar con toda precisión si el valor del bien se agota o no con su uso
por el destinatario.

Ello ocurriría, por ejemplo, con el caso de quien adquiere un bien para su uso
simultáneo como consumidor final y como proveedor. El padre de familia que
utiliza el automóvil familiar como taxi en sus horas libres o la madre de familia
que usa una máquina de coser para prestar el servicio de confección de
vestidos son ejemplos gráficos de este supuesto. En estos casos, la Comisión
y esta Sala deben actuar con cautela a fin de evitar que actividades
accesorias priven a los destinatarios finales de protección, de manera que en
caso de duda sobre la naturaleza del destino que se da al bien, debe
presumirse que el mismo es destinado al uso personal, familiar o del entorno
social inmediato del consumidor.”
CONCLUSIONES

En conclusión la tutela del consumidor se ha apoyado eficientemente en la


noción de “asimetría informativa”, concepto que sintetiza lo costoso que puede
resultar para el consumidor informarse adecuadamente para efectuar una
adquisición satisfactoria.

De ahí la importancia de establecer el deber del proveedor de brindar información


relevante y de garantizar la idoneidad del bien o servicio respectivo.

Un tema que se encuentra aún en desarrollo es cómo extender lo más


objetivamente las nociones tutelares del “consumidor final” al pequeño
empresario, tratando de circunscribirlas a los casos estrictamente necesarios
con el fin de no distorsionar los incentivos y castigos que el propio mercado
impone a un “proveedor” que, justamente, cuando actúa como un consumidor
intermedio debe buscar informarse adecuadamente para adquirir algo bueno, si
es posible bonito y mejor si es barato.

Los derechos inherentes a los consumidores y usuarios son parte indispensable


de la concepción del Estado Social de Derecho y es parte integral del nuevo
régimen económico de la globalización económica. Es decir, no podemos
concebir un mundo cada vez más globalizado sin visualizar una adecuada
protección al consumidor. Esta visión creemos que claramente la sustenta la
Sala, salvo el voto salvado que se mencionó, donde el voto de minoría se
confunde en el planteamiento filosófico económico, dado la apertura comercial y
la tutela del consumidor no son dos cosas diametralmente opuesta, todo lo
contrario, son complementarias.
ANEXOS BIBLIOGRAFÍA

 http://www.protectora.org.ar/procedimiento-de-defensa/tutela-procesal-
delconsumidor-beneficio-de-justicia-gratuita/21112/

 Adhieren también a esta postura VAZQUEZ FERREYRA y AVALLE – La Ley


2009-C-401

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