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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ARQUEOLOGÍA

“LA SECUENCIA CRONOLÓGICA DE LA HUACA LA FLORIDA, VALLE DEL


RÍMAC, PERÚ”

TESIS PARA OPTAR EL TITULO PROFESIONAL DE LICENCIADO EN


ARQUEOLOGÍA

PRESENTADA POR EL BACHILLER: JOSÉ LUIS FUENTES SADOWSKI

ASESOR: RAFAEL VEGA-CENTENO SARA-LAFOSSE

CIUDAD UNIVERSITARIA, LIMA

-2009-

1
A mis padres
Wilbert Adolfo Fuentes Melgar
ya
Juana María Sadowski Pajuelo,
por todo el apoyo, cariño y paciencia
de todos estos años.

2
INDICE
Pág.
Agradecimientos…………………………………………………………………………....7
Introducción………………………………………………………………………………...9
Capítulo I: Entorno geográfico de la Huaca La Florida……………………………….14
1. La cuenca del Rímac…………………………………………………………………….14
2. El valle bajo del Rímac………………………………………………………………….16
3. La zona de Huaca La Florida (distrito del Rímac)………………………………………18
3a. Aspectos geomorfológicos……………………………………………………………..18
3b. Aspectos biológicos…………………………………………………………………....24
3c. Aspectos climáticos…………………………………………………………….............27
3d. Aspectos de geografía humana………………………………………………………...29
Capítulo II: Los estudios sobre los templos en U de la costa central………………….33
2a. Las características de un templo en U de la costa central…..………………………….33
2b. El estudio de los templos en U de la costa central…..…………………………………35
2b1. Primeras investigaciones……………………………………………………………...37
2b2. La definición del patrón por Williams, los catastros y la sistematización final……....40
2b3. Las investigaciones específicas hechas en los templos en U…………………………49
2b4. Nuevos sitios a considerar…………………………………………………….............73
2c. Listado de sitios arqueológicos identificados como templos en U de la
cultura Manchay……………………………………………………………………………75
2d. Antecedentes de estudio de Huaca La Florida…………………………………………76
2d1. Primeras noticias sobre Huaca La Florida……………………………………………77
2d2. Intervenciones en Huaca La Florida………………………………………………….93
2d3. La Florida en la discusión sobre el Formativo de la Costa Central…………………..98
2d4. Síntesis sobre los antecedentes de estudio de La Florida…………………………....114
Capítulo III: Huaca La Florida: marco conceptual y definición de la
problemática en la presente investigación……………………………………………..116
3a. Estado de la cuestión de los templos en U de la costa central………………………..116
3b. Estado de la cuestión sobre Huaca La Florida……………………………………….149
3c. Definición del problema a investigarse………………………………………………160

3
Capítulo IV: Hipótesis y objetivos de la investigación………………………………..162
4a. Hipótesis……………………………………………………………………………...162
4b. Datos relevantes para probar la hipótesis………………………………………….....163
4c. Objetivos generales…………………………………………………………………...163
4d. Objetivos específicos…………………………………………………………………164
4e. Metodología…………………………………………………………………………..165
Capítulo V: Descripción de la Huaca La Florida y del Complejo
Amancaes………………………………………………………………………………...167
5a. Huaca La Florida……………………………………………………………………...167
5b. Otras estructuras del Complejo Amancaes…………………………………………...178
5c. Descripción de estructuras y otros vestigios situados en los cerros Arrastre Bajo,
San Jerónimo, Las Ramas y en la pampa de Amancaes……………………………….....187
Capítulo VI: Análisis de los datos arquitectónicos y estratigráficos del cuerpo
central…………………………………………………………………………………....194
6a. Los registros de Mejía Xesspe………………………………………………………..196
6b. Los registros de Thomas C. Patterson………………………………………………..204
6c. Registros del 2005……………………………………………………………............209
6d. Definición y correlación de secuencias ocupacionales………………………………221
6e. Propuesta de secuencia cronológica para el cuerpo central de Huaca La Florida……237
Capítulo VII: Arquitectura y estratigrafía del brazo derecho, brazo izquierdo
y montículos de la plaza central de La Florida (Muelle, 1962-1963)…………………238
7a. Las excavaciones……………………………………………………………………...240
7b. Análisis y correlación de la arquitectura y estratigrafía registradas en las
excavaciones de los brazos y montículos de la plaza central de La Florida……………...272
7c. Construcción de una propuesta de secuencia constructiva para los vestigios de
los montículos excavados…………………………………………………………………287
Capítulo VIII: La excavación del Montículo E del Complejo Amancaes y
estructuras aledañas (Muelle, 1957)……………………………………………………288
8a. El registro de las excavaciones……………………………………………………….290
8b. Análisis y correlación de la arquitectura y estratigrafía registradas en el
Montículo E del Complejo Amancaes y zonas aledañas…………………………………317

4
8c. Construcción de una propuesta de secuencia constructiva para los vestigios
encontrados en el Parque Juan Ríos………………………………………………………329
Capítulo IX: La cerámica de la Huaca La Florida y su correlación con la
alfarería del Formativo………………………………………………………………….331
9a. Muestra cerámica reunida de Huaca La Florida………………………………………331
9b. Metodología empleada en el análisis cerámico……………………………………….332
9c. Resultados de análisis…………………………………………………………………334
9c1. Formas identificadas…………………………………………………………………334
9c2. Identificación de tratamiento superficial…………………………………………….338
9c3. Identificación de motivos decorativos……………………………………………….340
9d. Análisis y definición de grupos cerámicos para La Florida…………………………..344
9d1.Combinación de los análisis anteriores………………………………………………344
9d2. Definición de grupos cerámicos……………………………………………………..348
9e. La cerámica en sus contextos de procedencia………………………………………...355
9f. Fragmentos procedentes de recolecciones de superficie……………………………...370
9g. Fragmentos de procedencia indeterminada…………………………………………...375
9h. Resultados de análisis por etapas de ocupación………………………………………378
9h1. Primera ocupación, Fase 1 del cuerpo central (Colección de Mejía)………………..378
9h2. Excavaciones de Muelle en 1962-63………………………………………………...379
9h3. Excavaciones de Muelle en 1957……………………………………………………382
9h4. Comparación de los análisis cerámicos……………………………………………...386
9i. Comparación con otras asambleas cerámicas del Formativo de la costa central……...387
9i1. Comparación con Garagay…………………………………………………………...387
9i2. Comparación con Huacoy……………………………………………………………390
9i3. Comparación con Cardal……………………………………………………………..392
9i4. Comparación con San Jacinto………………………………………………………..394
9i5. Comparación con Ancón……………………………………………………………..397
Capítulo X: Los fechados radiocarbónicos procedentes de La Florida y sus
implicancias cronológicas……………………………………………………………….402
10a. Los fechados de La Florida………………………………………………………….402
10b. Calibración de los fechados…………………………………………………............405

5
Capítulo XI: Propuesta de una secuencia cronológica para la
Huaca La Florida………………………………………………………………………..407
11a. Correlación de las secuencias elaboradas para el cuerpo central y los vestigios
del Parque Juan Ríos y de la urbanización El Bosque……………………………………407
11b. Propuesta de secuencia cronológica para el sitio arqueológico de
Huaca La Florida y el Complejo Amancaes……………………………………………...411
Fase San Jerónimo (¿? – 1800 a.C.)………………………………………………………411
Fase Amancaes (1800 – 1500 a.C.)…………………………………………………….....413
Fase El Bosque (1500 – 1200 a.C.)…………………………………………………….....418
Fase Villacampa (1200 – 1000 a.C.)……………………………………………………...421
Capítulo XII: Discusión de la propuesta de secuencia: implicancias procesuales
de la secuencia establecida en relación a Huaca La Florida y a la arqueología
de la costa central durante el Período Formativo…………………..............................424
12a. Implicancias procesuales de la secuencia establecida con el sitio
Huaca La Florida y con el Complejo Amancaes………………………………………….424
12b. Implicancias procesuales de la secuencia establecida con la arqueología de
la costa central durante el Formativo…………………………………………………......440
Conclusiones……………………………………………………………………………..454
Documentos citados……………………………………………………………………..459
Bibliografía………………………………………………………………………………461
Anexos……………………………………………………………………………………481

6
AGRADECIMIENTOS

Estoy infinitamente agradecido a Thomas Patterson, Richard Burger, Lucy Salazar,

Ramiro Matos, Rosa Fung, Lorenzo Roselló, Hernán Amat, Daniel Morales, Jorge Silva,

Alberto Bueno, Arturo Ruiz, Mercedes Cárdenas, Peter Kaulicke y Krzysztof Makowski

por sus valiosos comentarios en el transcurso de la investigación y por haberme facilitado

valiosa bibliografía sobre el tema. A Duccio Bonavia por facilitarme el acceso a su archivo

personal, junto con sus valiosos consejos y también a Hermilio Rosas por haberme

facilitado registros inéditos de La Florida. A Oscar Gómez y Abelardo Sandoval por

proporcionar información de sus excavaciones en La Florida. A Elmo León por la ayuda en

la calibración de los fechados y por sus consejos. También valga un agradecimiento a

Manuel Aguirre-Morales, Jason Nesbitt, Cris Milan, Rommel Ángeles, Lucénida Carrión,

Gori Echevarría, Pedro Novoa, Jimmy Morales y a Cecilia Pachas.

También a Freddy Cabanillas, Javier Alcalde, Cristian Altamirano y personal del

Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; a

Carlos del Águila, Carmen Arellano, Dante Casareto, Elsa Tomasto, Elizabeth López,

María Inés Velarde y personal del Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú;

a Ada Arrieta y a Sergio Barraza del Archivo del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia

Universidad Católica del Perú, y también a Christopher Bronk Ramsey y al equipo de

radiocarbono del acelerador de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

A mi asesor Rafael Vega-Centeno, por todos sus comentarios, tiempo y paciencia en

la corrección de esta investigación; a mi padre Wilbert Fuentes por toda su ayuda en los

recursos necesarios para la realización de este proyecto, y a los vecinos de la urbanización

La Florida en el distrito del Rímac: Jesús Bello, Antonio Castillo y Agustina Aycho, sin

cuya ayuda nunca hubiera podido ingresar al área actual de Huaca La Florida.

7
A los amigos, colegas y estudiantes que de alguna forma u otra apoyaron esta

investigación: Carlos Camara, Enrique Estrada, Edward Ninacondor, Carlos de la Torre,

Juan Pablo Barandiarán, Mónica Macha, Samy Yrazábal, Ronald San Miguel, Michiel

Zegarra, Cristian Cancho, Dafne Vargas, Jeannette Mercado, Alfonso Ponciano, Carlos

Campos, Katherine Zuzunaga, Mauro Ordóñez, José Onofre, Martin Rodríguez, Daniel

Cáceda, Roberto Quispe, Nataly Saldaña, Johana Vivar, Carlos Zapata, Víctor Salazar,

Diana Galindo, Mónica Suárez, Piero Damiani, Fernando Carranza, Gabriela de los Ríos,

Luis Bejar, Erick Prado, Fatima Camus, Fiorela Burga, Diana Carhuanina, Oscar Espinoza,

Selene Figueroa, Rodrigo Areche, Oscar Araujo y Mariel Gallardo.

A todas estas personas, todo agradecimiento es poco.

8
INTRODUCCION

La costa central del Perú, vale decir el territorio de la costa desde el valle de

Chancay por el norte hasta el Lurín por el sur, siempre tuvo desde las épocas más remotas

de ocupación humana cierta trascendencia en los aportes culturales para la civilización de

los andes centrales. Así, desde el Complejo Chivateros (10, 000 a.C.), pasando por los

sitios precerámicos de Chilca, La Paloma, Rio Seco de León, para luego venir los

monumentales templos formativos de Garagay, San Jacinto, Huacoy y Mina Perdida. Luego

con los logros de la Cultura Lima (200-600 d.C.), con los del Período Horizonte Medio y

terminando con los logros culturales de los señoríos de Chancay, Colli e Ichma (1200-1470

d.C.), que tuvo en el santuario del dios Pachacamac a su máximo exponente, hubo en toda

esta región de la costa una fuerza y energía civilizatoria que se manifestó durante toda la

época prehispánica.

Dentro de este marco geográfico, de una estrecha franja costera entre el Océano

Pacífico y las estribaciones de los andes, entre los 2500 y 1000 a.C. la región participó de la

emergencia civilizatoria que se desarrollaba en todo el largo de la costa, desde la zona del

Golfo de Guayaquil (Real Alto) pasando por la zona de La Libertad-Lambayeque

(Cupisnique), la zona de Casma hasta la región de Ica, emergencia que también se

desarrollaba en buena parte de los andes centrales, incluyendo amplias zonas de la serranía

e incluso de la selva. Así, entre los 2500 a 2000 a.C. se construyeron los primeros edificios

público-ceremoniales que congregaron a la dispersa población de esta zona. Estos centros

ceremoniales fueron poco a poco modificando la vida de estas poblaciones, aumentándolas

en complejidad social, política y económica.

9
Huaca La Florida, centro ceremonial circunscrito a la tradición arquitectónica de

templos en U e incluido también en la cultura formativa de éstos templos, denominada

Cultura Manchay, fue uno de los centros ceremoniales más grandes e imponentes del valle

del Rímac y de la costa central. Fue un centro de congregación y de “ordenamiento del

cosmos” desde los 1800 hasta los 1000 a.C. para los tempranos habitantes del valle del

Rímac. En su época de mayor esplendor estuvo rodeado de toda una serie de montículos y

de casas de planta rectangular, que conformaron el primer asentamiento humano complejo

del valle del Rímac: el Complejo Amancaes, donde incluso existió otro templo en U más,

completamente desconocido para la arqueología hasta ahora: Los Manzanos.

La investigación realizada en esta tesis, concerniente a plantear la secuencia

cronológica de Huaca La Florida, ha planteado las siguientes fases de ocupación del sitio y

de la zona del actual distrito del Rímac: Fase San Jerónimo (¿?-1800 a.C.), Fase Amancaes

(1800-1500 a.C.), Fase El Bosque (1500-1200 a.C.) y Fase Villacampa (1200-1000 a.C.).

Durante esta secuencia de tiempo no sólo se fue poblando más la zona baja de la pampa de

Amancaes sino que aparecieron estructuras monumentales que fueron aumentando

progresivamente de volumen arquitectónico hasta llegar a una magnitud gigantesca, como

es el mismo cuerpo central de La Florida.

Creemos haber contribuido a la arqueología de los andes centrales, debido a que el

nombre de La Florida a sido reiteradas veces mencionado y usado en muchísimas

publicaciones y trabajos relacionados con la arqueología del Período Formativo. Notamos

que siempre ha estado relacionado con la aparición de la cerámica en la costa central y de

los primeros centros ceremoniales. De todas formas los escasos datos publicados de La

Florida han sido repetidos sin considerar la débil base empírica en la cual se sustentaron.

Además, nunca nadie se propuso hacer una síntesis de los pocos datos disponibles, siendo

10
usual en las publicaciones que sólo se mencione a un autor (turnándose en esto los nombres

de Toribio Mejía Xesspe y Thomas C. Patterson, los únicos que llegaron a publicar

artículos exclusivamente del sitio).

En este trabajo se ha hecho una síntesis de todos los conocimientos que se tenían

sobre este sitio arqueológico. También se da a conocer por primera vez datos inéditos de 2

excavaciones de rescate (de las 6 que hubo) hechas en el sitio por el renombrado

investigador Jorge C. Muelle, en los cincuenta y sesenta. También se ha hecho un registro

de todas las estructuras arquitectónicas expuestas en el cuerpo central de La Florida, muros

y rellenos expuestos por la progresiva agresión al monumento. Asimismo, se ha logrado

reunir y analizar una significativa colección de la cerámica procedente del sitio y de las

inmediaciones, analizarla en conjunto y definir 9 grupos cerámicos para este relativamente

homogéneo estilo cerámico de La Florida: La Florida Marrón, Marrón amarillento, Marrón

grisáceo, Marrón rojizo, Rojo, Crema, Gris, Naranja y Negro. También se calibraron los

fechados radiocarbónicos con las últimas dendrocurvas disponibles y se planteó una

hipotética secuencia cronológica, ocupacional y arquitectónica, del templo en U de Huaca

La Florida y de toda la zona en general.

Esta investigación ha sido ardua, árida y muy dificultosa por momentos, pero

también emocionante durante todo su transcurso, desde que se decidió hacerla sobre La

Florida. El estado de completo abandono y peligrosidad del sitio dificultó el registro y las

observaciones realizadas en éste. También la búsqueda azarosa en los depósitos de los

museos de los materiales del sitio, junto con la tediosa acción de copiar a mano las libretas

de campo ubicadas en los archivos (ya que otro tipo más práctica de reproducción, y que

hubiera acelerado considerablemente el proceso de la investigación, involucraba costos

astronómicos para nuestra modesta economía). También el hecho de explorar los cerros de

11
la pampa de Amancaes, con su grado de adrenalina y peligrosidad. Todo esto lo

desarrollamos en todos estos años, con la ayuda desinteresada de colegas y estudiantes de

arqueología amigos, a los cuales estamos profundamente agradecidos. También a vecinos

de la calle 11 de la urbanización La Florida en el actual distrito del Rímac, circundante del

cuerpo central de La Florida, los cuales nos acompañaron al ingresar al lugar, única

garantía de no poner en riesgo nuestra integridad física debido a que se ha convertido en

refugio de drogadictos y delincuentes, hecho bastante lamentable de un monumento tan

imponente e importante, científica y turísticamente, situado a tan poca distancia del centro

de la ciudad, donde se ubican las sedes gubernamentales de toda la República. Creemos que

el hecho de culminar esta tesis es una muestra tangible que todos los esfuerzos, sacrificios,

peripecias y riesgos pasados valieron la pena para dar un modesto aporte a la arqueología.

Sólo terminamos esto diciendo que el hecho que el nombre de La Florida sea tan

nombrado en la arqueología de la costa central peruana es evidencia de la importancia del

lugar para comprender los procesos culturales que ocurrieron en esta zona de los andes

durante los siglos anteriores a la era cristiana. Al haber esclarecido al máximo que hemos

podido los procesos culturales que tuvo el sitio desde sus primeras ocupaciones hasta el

abandono del templo en U y del complejo Amancaes creemos haber dado un aporte

importante a la comprensión de los fenómenos que se dieron durante el fascinante período

Formativo de la costa central y de los andes centrales. Creemos haber contribuido a

entender en algo uno de los puntos medurales de la discusión arqueológica de esta zona de

los andes durante el Período Formativo.

De todas formas creemos que esto es sólo el comienzo y que un sitio de la magnitud

de La Florida aún guarda muchos secretos para el futuro. También que nuestra

investigación no está ajena a cualquier error, observación o crítica, asumiendo toda

12
responsabilidad del caso. Creemos que es parte de la ciencia el debate y el señalar sin temor

alguno los errores cometidos ya que sólo eso permitirá que la arqueología en el Perú avanze

y no se enfrasque en modelos y paradigmas sólo vigentes por el hecho que determinada voz

los proponga o por no romper la “tradición” de tener un esquema ya establecido. En el caso

de la investigación de la cultura Manchay y del Formativo de la costa central aún hay

muchísimo por hacer.

Sólo esperamos que esta investigación cumpla su propósito de esclarecer la historia

prehispánica de este importante sitio de Huaca La Florida y que llegue a ser conocida para

los actuales habitantes del populoso distrito del Rímac y de toda la urbe de Lima

Metropolitana. La arqueología debe ser un vínculo entre el habitante moderno del hoy con

el habitante milenario del pasado.

13
CAPÍTULO I

ENTORNO GEOGRÁFICO DE LA HUACA LA FLORIDA

Huaca La Florida se sitúa en la margen derecha del valle bajo del Rímac, costa

central del Perú. Esta a 12º 01’ 20’’ L.S. y 77º 02’ 08’’ L.O., a una altitud de 133 msnm., a

unos 2 km. al norte del río Rímac y a unos 11 km. del Océano Pacífico (Fig. 1).

Geográficamente se sitúa en la región Costa o Chala (Pulgar Vidal, 1996 [1946]) definida

también como ecorregión de Desierto del Pacífico (Brack y Mendiola, 2000) Vale decir que

actualmente toda la zona que circunda el sitio arqueológico forma parte del espacio urbano

de Lima Metropolitana (Fig. 2).

1. La cuenca del Rímac.

El valle del Rímac forma parte de todo un sistema de drenaje de agua natural

denominado la cuenca del Rímac. Esta cuenca incluye las zonas definidas como valle bajo,

medio y alto del Rímac, así como los valles y cuencas de los ríos tributarios (siendo el

Santa Eulalia el de mayor magnitud), cubriendo un área de 3, 132 km2. Esta cuenca como

casi todas las que vierten sus aguas hacia el Pacífico tiene un relieve profundamente

accidentado, producto de la cercanía de la divisoria de aguas de las cuencas del Pacífico y

el Atlántico con relación al litoral (unos 110 km. en promedio) y de la presencia del sistema

montañoso andino, que eleva sus cumbres a más de 5000 m. en la cadena occidental de los

Andes, que es el límite este de la cuenca.

Los límites de la cuenca son: por el norte con la cuenca del Chillón, por el este con

la cuenca del Mantaro, por el sur con la cuenca de Lurín y por el oeste con el Océano

Pacífico.

14
Podemos dividir el recorrido del río y de la cuenca en varias secciones, tomando en

cuenta la altitud y la geomorfología. La primera sección va de los orígenes del río, en el

nevado Anticona, a más de 5000 m.s.n.m., hasta la zona de Chicla, donde recibe las aguas

por la margen izquierda del tributario Río Blanco. En esta zona el río discurre en dirección

hacia el sur, en medio de lagunas y de montañas que tienen las cimas cubiertas con

glaciares y con una fuerte pendiente. En esta zona se sitúa el asentamiento minero de

Casapalca. La vegetación de la zona es propia de la puna (ichu).

La segunda zona va desde Chicla hasta la zona de Matucana. Allí la pendiente del

río no es tan pronunciada. No obstante, entre Chicla y San Mateo y entre San Mateo y

Matucana existen dos “cañones” o zonas donde las paredes rocosas de los cerros

circundantes, que alcanzan alturas considerables, se acercan a escasas decenas de metros

del río y, por lo tanto, prácticamente no existen tierras cultivables en las márgenes del

mismo. Entre Chicla y San Mateo se sitúa el cañón del Infiernillo y entre San Mateo y

Matucana está el cañón de Viso. La dirección del río es hacia el suroeste.

La tercera zona se sitúa entre Matucana y Ricardo Palma. Desde Matucana, el valle

va ampliándose progresivamente y van aumentando las tierras cultivables en ambas

márgenes del río. En esta zona se sitúan los pueblos de San Jerónimo de Surco y de San

Bartolomé (donde se sitúan los bosques de Zárate). Los cerros ya no tienen tanta vegetación

como en la zona anterior y son de un relieve un poco más suave. La confluencia de los ríos

Rímac y Santa Eulalia (que desemboca en la margen derecha del Rímac) en la zona de

Ricardo Palma marca el límite de esta zona. Podríamos decir que es aquí donde termina el

valle alto y empieza el valle medio del Rímac. La dirección del río prosigue hacia el

suroeste con una pendiente menos acentuada.

15
La cuarta zona correspondería a lo que se ha venido denominando “valle medio”,

territorio que comprende la zona desde Ricardo Palma hasta Ate- Vitarte, donde se inicia la

ampliación del cono de deyección del valle bajo. Aquí el río discurre con una pendiente

moderada, los campos agrícolas de ambas márgenes son relativamente dilatados y los

cerros ya no ofrecen ninguna vegetación y presentan sedimentos reducidos, exponiéndose

hacia la superficie la roca viva. Es interesante hacer notar que en la margen norte o derecha,

justo antes de iniciarse el valle bajo desemboca hacia el Rímac una amplia quebrada

(ligeramente más pequeña que la de Santa Eulalia) que se ha denominado Jicamarca o

Huaycoloro. El cauce de esta quebrada la mayor parte del año está seco, pero suele

activarse en algunos veranos por las lluvias en la sierra. En la zona sur de esta quebrada los

cerros forman una especie de gran hoyada que viene a ser la zona de Huachipa, delimitada

al este por el cerro Matabuey, al norte por el cerro Camote Sur, al noroeste por el cerro

Balcón y al oeste por el cerro Ventana, encerrando una relativamente amplia llanura donde

en parte se sitúan las ruinas de Cajamarquilla.

2. El valle bajo del Rímac.

El valle bajo del Rímac se extiende desde la zona de Ate – Vitarte hasta la

desembocadura del río Rímac en el Pacífico, al norte del puerto del Callao, incluyendo

también toda la amplia llanura que conforma el cono de deyección (Fig. 1). La base del

cono incluye toda la línea litoral entre la zona de Oquendo y el Lomo de Corvina en Villa

El Salvador siendo el vértice la confluencia de los valles bajo y medio a la altura de Ate.

Ambos lados del “cono” estan delimitados por una serie de cerros desérticos y

rocosos que en los últimos años poco a poco han sido invadidos por urbanizaciones

populares. Este gran cono de deyección fue formado en épocas prehistóricas por las

16
enormes avenidas de agua, producto de los deshielos de los glaciares que se formaron en la

época de las glaciaciones. Fue así como se fueron formando capas de sedimentos fluviales

en toda la llanura, y son las que conforman actualmente el suelo del valle. El río en esta

zona tiene una pendiente bastante reducida y avanza hacia el litoral en dirección este-oeste.

El litoral que delimita el valle bajo por el oeste no ofrece grandes accidentes. Al

norte de la desembocadura existe una playa arenosa que se confunde con la playa Márquez

de la zona sur del Chillón. Al sur de la desembocadura del Rímac empiezan las

instalaciones portuarias del Callao y luego prosigue una pequeña península denominada La

Punta (que probablemente en tiempos prehistóricos se unía con la isla San Lorenzo). Luego

de ésta el litoral se extiende hacia el sureste, formando una especie de amplia bahía que va

a rematar en un aislado farallón rocoso denominado Morro Solar en Chorrillos. En toda esta

zona el litoral está conformado por playas arenosas y rocosas, delimitadas por el este por un

acantilado que sube progresivamente hacia el sur. Al sur del Morro Solar se sitúa una zona

de ciénagas denominada actualmente los pantanos de Villa, que se une con los humedales

de Conchán entre el Lomo de Corvina y la playa.

Por la margen izquierda, el primer cerro que encontramos es el cerro de Vitarte.

Luego de éste prosigue una hoyada (en la cual se sitúa el sitio arqueológico de Catalina

Huanca) sucedida por el denominado cerro de Huaquerones. Luego prosigue el cerro de

Puruchuco (donde se sitúan éstas conocidas ruinas) y continúa hasta la zona de Rinconada

Alta. Luego hay una amplia quebrada (donde se sitúa buena parte del distrito de La Molina)

para proseguir los cerros en las crestas y laderas de un enorme macizo rocoso denominado

Cerro Colorado Sur. Uno de sus ramales se denomina San Francisco y es en el que se

asienta en parte de su ladera noroeste parte de la zona de Monterrico en Surco. Desde esa

zona los cerros van perdiendo altura y fueron en el pasado cubiertos de arena y dunas, a

17
medida que descendieron hacia el sur y hacia el litoral. Luego prosiguen una serie de

colinas bajas cubiertas por arena que en la actualidad estan ocupadas por asentamientos

humanos, como son los cerros de Pamplona y el Cerro Papa en San Juan de Miraflores. El

límite del valle lo marca la duna fósil de Lomo de Corvina, que divide las cuencas del

Rímac y de Lurín.

En la margen norte del valle el primer cerro es una prolongación del Cerro Ventana

en Huachipa. Desde allí prosiguen hacia el oeste, casi linealmente, los cerros Pedreros, el

Chivo y Lurigancho. En este punto la sucesión de cerros se interrumpe al existir la

quebrada de Canto Grande donde actualmente se asienta el distrito de San Juan de

Lurigancho. Esta quebrada está delimitada por el oeste por las estribaciones provenientes

de los cerros de Comas, en los cuales se sitúan los cerros San Jerónimo y San Cristóbal, que

delimitan el escenario donde se sitúa la pampa de Amancaes y Huaca La Florida.

Podríamos decir que el cerro San Cristóbal es el último cerro que “delimita” la margen

norte del valle bajo del Rímac. Desde allí y hasta el litoral nos encontramos con la llanura

aluvial que existe entre los cauces del los ríos Rímac y Chillón, llanura interrumpida por

algunas pequeñas elevaciones rocosas (cerros La Milla, Mulería, Oquendo, etc.).

3. La zona de Huaca La Florida (distrito del Rímac).

3a. Aspectos geomorfológicos:

Topografía de la zona

Huaca La Florida se encuentra situada en una planicie de pendiente suave que

desciende hacia el río Rímac por espacio de 2 km. Esta suave planicie forma parte de una

mediana hoya o cono de deyección conformado en su parte superior por la zona

denominada pampa de Amancaes, zona rodeada de colinas de mediana altura.

18
La zona donde se sitúa Huaca La Florida hasta hace unos cincuenta años estuvo

sometida a la explotación agrícola, ya que un canal proveniente del río Rímac, el canal

Piedra Lisa, recorría la zona por la parte superior de los cultivos, delimitándolos de las

zonas desérticas, propias de la pampa de Amancaes. Actualmente la zona que circunda la

huaca está totalmente urbanizada.

El cono de deyección en el cual se sitúan tanto la pampa de Amacaes como Huaca

La Florida se encuentra circundado por bajas y medianas colinas que provienen de un ramal

de los cerros que marcan la divisoria de aguas entre las cuencas del Rímac y del Chillón.

Este ramal proviene de los cerros de Carabayllo, Comas, Independencia y alcanzan una

cima relativamente elevada en el cerro San Jerónimo (755 msnm.) situado exactamente en

el vértice norte de la pampa de Amancaes, marcando su cima y sus crestas el límite norte de

esta zona. Del cerro San Jerónimo se desprenden dos ramales de cerros. Uno se dirige hacia

el suroeste y esta conformado por el denominado cerro Arrastre Bajo que después de la

pequeña abra que lo separa del San Jerónimo alcanza una altura de 455 msnm. y sus crestas

proyectadas hacia el suroeste y el sureste encierran una pequeña hoyada la cual sirve de

campo de operaciones al cuartel Hoyos del Ejército. De estos dos ramales pequeños o

crestas que encierran esta hoyada uno desciende suavemente hacia la Universidad Nacional

de Ingeniería y otro hacia Huaca La Florida. Éste ramal que se aproxima al sitio

arqueológico se subdivide en dos: el oriental llega a “tocar” el límite nor este del brazo

izquierdo del sitio y el ramal occidental se acerca hacia el punto de unión del cuerpo central

y el brazo izquierdo. Actualmente las laderas de estos ramales están cubiertas por el

asentamiento humano Mariscal Castilla (Fig. 2).

El segundo ramal importante que se desprende del cerro San Jerónimo se dirige

hacia el sureste, dando forma al denominado cerro Segundo (520 msnm.), que viene a ser

19
una prolongación, menor en altitud, del cerro San Jerónimo. Cerro Segundo baja

suavemente hacia una pequeña abra situada a unos 300 msnm. que permite la comunicación

entre la pampa de Amancaes y la quebrada de Canto Grande. Es importante esta abra ya

que por las fotos aéreas de la década del cuarenta podía percibirse un antiguo camino,

probablemente prehispánico, que ascendía de la pampa de Amancaes y bajaba hacia un

actualmente desaparecido monumento precerámico, el denominado Templo de Canto

Grande (Fig. 2).

De esta abra nuevamente la pendiente sube, esta vez hacia la cima del cerro

Observatorio (Observatorio Alto, 465 msnm.) en cuya cima actualmente se ha instalado una

torre de transmisión de ondas. Las laderas suroeste de este cerro también se acercan unas

decenas de metros al extremo del brazo derecho de Huaca La Florida. Del cerro

Observatorio se encuentra hacia el suroeste una pequeña abra de la cual prosigue el

denominado cerro de Las Ramas (o cerro Atilio); un cerro que hacia el distrito del Rímac

ofrece una ladera bastante empinada y en la cual existen una serie de formaciones rocosas

caprichosas. Desde este cerro prosigue hacia el sureste el conocido Cerro San Cristóbal,

cuya cima tiene unos 406 msnm. y que marca el fin de esta prolongación o ramal que se

desprende desde las estribaciones de la cordillera (Fig. 2).

Es importante recalcar que la denominada pampa de Amacaes, más que una planicie

extensa es en verdad el espacio que encierran las cimas y laderas de los cerros Arrastre

Bajo, San Jerónimo, Segundo y Observatorio, espacio que sólo tiene una pequeña área

“plana” en la cual hace cincuenta años había terrenos eriazos y campos de cultivo de la

Hacienda Muñoz, y que en la actualidad ocupan las urbanizaciones La Florida, El Bosque y

Ciudad y Campo. Además de éste espacio plano parte de la pampa incluían los comienzos

suaves y pronunciados de las laderas de estos cerros que circundan la zona. Todo este

20
espacio, planicie, laderas y cimas se cubría hasta hace unos cincuenta años de la vegetación

conocida como “lomas”, tan abundante en tiempos coloniales que permitía cacerías de

venados.

El cono de deyección, en el cual la pampa de Amancaes se sitúa en la parte superior,

tiene en su parte inferior terrenos planos, que ofrecen una casi imperceptible pendiente

hacia el río Rímac. Fuera de este cono está la zona donde en tiempos coloniales se

construyó el barrio de “Abajo del Puente” y la zona de Acho, que ofrecen a líneas generales

una topografía similar.

Suelos de la zona

Podemos decir que en la zona del distrito del Rímac hay dos tipos de suelos: el tipo

de suelo presente mayormente en la llanura aluvial, entre las faldas de los cerros y el río y

el tipo del que estaría conformado el inicio de suave pendiente de las laderas de los cerros

que circundan la zona. El primer tipo de suelo mencionado, y que sería el suelo en el que

propiamente se asienta el sitio de Huaca La Florida, corresponde a terrenos del Cenozoico

sistema Cuaternario, serie Pleistoceno, depósitos aluviales “Qp – al”. Los suelos del

segundo tipo estarían comprendidos dentro de la serie Reciente (Holoceno), depósitos

aluviales “Qr – al” (Instituto Geológico Minero y Metalúrgico del Perú, 1992)

Geología de la zona

La geología de esta zona del valle bajo del Rímac es bastante compleja. Los cerros

que circundan todo el distrito del Rímac y sobre todo la pampa de Amancaes se componen

de afloramientos de varios sistemas rocosos o geológicos que formaron parte de la

geodinámica del sistema montañoso andino en las últimas eras geológicas.

Casi toda la zona que comprende al cerro San Jerónimo (el cerro más alto de la

pampa de Amancaes) es de rocas intrusivas de la súper unidad “Santa Rosa”, siendo el tipo

21
de roca Adamelita “Ks – ad – s.r”. También del mismo tipo de roca es Cerro Segundo y el

cerro Observatorio. Existe una exposición en el cuadrángulo de Chancay al norte de Lima,

en los alrededores del distrito de Independencia, la cual ha sido reconocida como Adamelita

Amancaes (Instituto Geológico Minero y Metalúrgico del Perú, 1992: 63).

El cerro Arrastre Bajo comprende una mezcla de tres tipos de sistemas geológicos.

La mayor parte del cerro es del Mesozoico, del Cretáceo Inferior, grupo Puente Piedra, Fm.

Cerro Blanco “Ki – cb”. Litológicamente ésta formación está constituida por una secuencia

sedimentaria – volcánica de aproximadamente 180 m. de grosor, predominando los

sedimentos en la base y los volcánicos en las capas superiores. (Instituto Geológico Minero

y Metalúrgico del Perú, 1992: 21) También una parte del cerro es de rocas intrusivas, de la

súper unidad Patap, siendo el tipo de roca gabro-diorita “Ks – gbdi – pt”. Ésta super unidad

Patap está constituida por cuerpos de gabros y dioritas, las más antiguas del batolito. La

parte suroeste del cerro es también del Mesozoico, Cretáceo Inferior, grupo Morro Solar,

Fm. Marcavilca “Ki – m”. Los últimos cerros de éste pequeño sistema montañoso: Las

Ramas y San Cristóbal, son también de rocas intrusivas, de la súper unidad Patap, del tipo

de roca gabro-diorita “Ks – gbdi – pt”.

Fuentes de agua de la zona

Es probable que desde tiempos remotos la principal fuente de agua de la zona fuese

el río Rímac. Creemos que el cauce que actualmente ofrece probablemente fuera el mismo

por el cual transcurría hace 4000 años, aunque hay la posibilidad que en tiempos

pleistocénicos el cauce desde la zona de Ate haya sido otro. Llama la atención que antes de

llegar a la zona del distrito del Rímac, el río cruza entre cerros que alguna vez fueron un

solo ramal, como son el cerro de Mangomarca y el de Santa Rosa (situado junto a la planta

de agua de La Atarjea) y el San Cristóbal y el Agustino. En cambio, al sur de los cerros

22
Santa Rosa y El Agustino se extiende una amplia llanura que es sólo interrumpida por los

contrafuertes de La Molina y Monterrico.

Lorenzo Rosselló (1997:56) menciona que hacia el año 900 a.C. hubo un fuerte

terremoto en la costa central que ocasionó el cambio de cauce de los ríos Chillón y Rímac

(y que ocasionó según este autor el ocaso de la sociedad constructora de los templos en U o

cultura Manchay). Pero por las interpretaciones que da en el texto al parecer se refiere al

cauce del Rímac desde la zona del Centro de Lima hasta el mar.

No parecen haber bajado cauces de agua por las pequeñas quebradas que se sitúan

en y entre los cerros que conforman la pampa de Amancaes y los cerros aledaños en por lo

menos 10,000 años. Pero probablemente sí se activaron estas pequeñas quebradas en

tiempos de intensas lluvias (como en el Fenómeno del Niño) arrastrando a su paso

sedimentos y material que se depositó conformando la suave llanura que existe entre éstos

cerros y el río Rímac. De todas estas quebradas la de mayor magnitud es la que nace en el

recodo que conforman los cerros San Jerónimo y Arrastre Bajo. Desde allí este antiguo

cauce recorre unos 1000 m. aproximadamente y viene a proseguir por terrenos donde se

construyó y niveló la amplia plaza de Huaca La Florida. Pero pensamos que esta quebrada

sólo pudo activarse con Mega Niños (como el que aconteció hacia el 800 a.C.) (Onuki,

1993; Burger, 1992; Elera, 1993, 1997; Kato y Seki, 1998).

Acerca de puquios o fuentes de agua al parecer sí existieron en la zona del Rímac y

sobre todo en la pampa de Amacaes. En esta zona algunos estuvieron conformados por

afloramientos de agua dulce subterránea, mientras que es probable que la mayoría se

originase en el condensamiento del agua de la neblina por árboles como las taras y otros

propios de la zona de lomas, que forman pequeños abrevaderos para los animales (las

noticias de venados en la zona probarían eso).

23
3b. Aspectos biológicos:

Ecosistemas de la zona

A pesar del fuerte impacto humano podemos identificar dos ecosistemas en la zona:

el río Rímac y la vegetación de sus orillas (monte ribereño) y la planicie, laderas y cimas de

los cerros. Éstos dos ecosistemas se encuentran definidos en el Mapa Ecológico del Perú

(ONERN, 1976) que redefine al primero como Desierto desecado subtropical (dd - S) y al

segundo como Desierto perárido matorral bajo subtropical (dp – MBS).

Puede decirse que el ecosistema del río Rímac y el monte ribereño de sus orillas

existe, con profundas modificaciones, hasta la actualidad. El río, como todos los ríos de la

costa peruana, exhibió hasta hace unos cincuenta años un profuso hábitat de flora y fauna

fluvial, como algas de agua dulce, camarones, ranas, etc. Actualmente la contaminación del

río por relaves mineros y por el arrojo de desagües de la ciudad de Lima desde la zona de

Chosica ha prácticamente desaparecido las poblaciones bióticas. La vegetación del monte

ribereño estuvo presente hasta hace unos cincuenta años, sobre todo en las riberas al este de

Acho y al oeste del puente Santa Rosa, pero actualmente ha sido prácticamente borrada del

paisaje urbano y solo existen aislados relictos de ella a lo largo de la margen del río.

El otro ecosistema es el que Brack y Mendiola (2000) denominan “Desierto del

Pacífico”. Supuestamente, antes de la llegada del hombre a esta zona, todos estos terrenos

eran desérticos, sólo interrumpidos en épocas invernales por la vegetación de lomas. Es

posible que desde el Período Inicial (2000-800 a.C.) (y aún posiblemente desde tiempos

precerámicos) se construyeran los primeros canales que desviaron el agua del río y lo

llevaron hacia terrenos alejados de éste. Esto permitió el desarrollo de la agricultura en las

zonas aledañas al río y a los canales (Mac Neish, Patterson y Browman, 1975:38-39). A

24
pesar de este impacto humano creemos que esta zona siguió perteneciendo a éste

ecosistema, debido a factores como clima, altitud, etc.

Las cimas y laderas de los cerros que circundan la pampa de Amancaes y el distrito

del Rímac son desérticos la mayor parte del año. Puede encontrarse en las partes bajas de

las laderas algunas deposiciones de arena, que en tiempos pasados pudieron ser mayores.

Subiendo las laderas de los cerros sólo se perciben rocas desnudas de aristas cortantes y de

colores mayormente negruzcos, si bien existen algunos bolsones de arcilla y arena.

Este ecosistema del “Desierto del Pacífico” fuera de la temporada eriaza (de

Diciembre a Abril) ofrece la temporada de lomas (de Junio a Octubre). Según Rostorowski

(1978:99) hasta hace unos cincuenta años las lomas de la pampa de Amancaes y de los

cerros aledaños eran tan abundantes que permitían la vida de una numerosa fauna silvestre

y de la concurrida fiesta de San Juan, siendo numerosas las descripciones desde tiempos

coloniales y del siglo XIX describiendo a la pampa de Amancaes como un lugar que

rebosaba de vida silvestre. En recorridos actuales por la zona y por los cerros del Rímac

hemos notado que hasta la actualidad existen relictos de éstas lomas que sólo reviven en

época invernal.

Un factor importante del proceso acelerado de retroceso de lomas es, sin duda, el

progresivo avance de Lima Metropolitana, que urbanizó las partes bajas de la pampa de

Amancaes, y que terminó de ocupar el resto (como las laderas de los cerros) con el

establecimiento de asentamientos humanos. Otro factor importante fue la contaminación

atmosférica que experimentó el distrito del Rímac desde la década del cincuenta. Lima

Metropolitana creció a un ritmo vertiginoso desde esa época, y esto conllevó el crecimiento

del parque automotor y de las fábricas. Por la corriente de aire denominada “Anticiclón del

Pacífico Sur” el viento siempre sopla en esta parte de la costa de sur a norte, por lo que el

25
viento siempre ha llevado los contaminantes del cielo de Lima hacia el norte, noreste y este

(Proyecto Vicon, 1992). El cerro San Jerónimo y los otros crean un “bolsón” de aire, por

ello buena parte de las sustancias contaminantes de la atmósfera (smog) se concentra allí.

Flora

La flora presente en esta zona es propia de la costa central peruana. Para el

ecosistema de monte ribereño debieron existir comunidades perennifolias, herbáceas,

trepadoras, arbustivas o arbóreas. Entre las especies debieron predominar las siguientes:

caña brava (Gynerium sagittatum), carrizo (Phragmites australia), faique (Acacia

macracantha), algarrobo (Prosopis pallida), tara (Caisalpinia tara), cerezo (Muntingia

calabura), jabonillo (Luffa operculata), cahuato (Tecoma arequipensis), overo (Codia

rotundifolia), chilco (Baccharis lanceolata), tañuz (Pluchia chingujo), pájaro bobo

(Tessaria entigafolia), sauce (Salix chilensis), boliche (Sapindus saponaria) y flor de clavo

(Tussieva peruviana) (Pulgar Vidal, 1996:47).

En las lomas de Amancaes debió estar presente una vegetación propia de estos

ecosistemas hasta hace unos cincuenta años, pero todavía en algunas zonas de las laderas

altas de los cerros y en época invernal aparecen algunos relictos de vegetación. Entre las

especies que aparecen están: lechuga (Tetragonia sp.), flor blanca (Alternanthira

ferruprae), amancay de Lima (Hymenocallis amancaes), amancay de Mollendo (Cooperia

albicans), suncho (Siquiera weberbaueri), arrayán (Myrcianthis ferreyrae), faique (Acacia

macracantha), algarrobo (Prosopis pallida) y palillo (Capparis prisca) (Pulgar Vidal,

1996:47-49).

Fauna

En la zona que nos ocupa pensamos que la fauna natural entre las faldas de los

cerros y el río Rímac quedó alterada desde la llegada de los primeros seres humanos al valle

26
del Rímac, con lo cual la fauna propiamente “salvaje” y natural quedó arrinconada al río

Rímac, a sus riberas y a las laderas, cimas y lomas de los cerros del Rímac.

En la zona del río Rímac hasta hace unos cincuenta años se encontraban camarones,

peces de río y anfibios. En las riberas también subsistía una fauna particular como lagartijas

y ratones de campo. Actualmente queda ya muy poco (por no decir nada) de la fauna

natural de esta zona.

En las lomas de Amancaes subsistía hasta hace unos cincuenta años una fauna

propia del ecosistema de lomas. Entre las especies estuvieron: reptiles como lagartija

(Tropidurus peruvianus), geko (Phyllodactylus sp.), sacarranca (Bothrops pictus); aves

como perdiz serrana (Nothoprocta pentlandii), aguilucho grande (Geranoetus

melanoleucus), cernícalo (Falco sparverius), halcón (Falco sp.), huerequeque (Burhinus

superciliaris), madrugadora (Zenaida auriculata), tortolita peruana (Columbina cruziana),

cascabelita (Metriopelia ceciliae), lechuza de los arenales (Atiene cunicularia), colibrí azul

(Colibrí coruscans), picaflor cola ahorquillada (Rhodopis vesper), pampero peruano

(Geositta peruviana), canastero de los cactus (Asthenes cactorum); y mamíferos como

vizcacha (Lagidium peruanum), zorro andino (Dusicyon culpaeus) y venado de cola blanca

(Odocoileus virginianus) (Velarde, 1983:85).

3c. Aspectos climáticos:

Clima

El clima de la zona donde se ubica Huaca La Florida (vale decir el clima del distrito

del Rímac) es el típico y propio de Lima Metropolitana, y vale decir también de la costa

central del Perú.

27
Pueden reconocerse en la actualidad dos épocas del año bastante diferenciadas. Una

que va desde Diciembre hasta Marzo, que es la estación de verano, en donde la mayor parte

de los días el cielo está despejado, hay fuerte irradiación solar y prácticamente no hay

precipitaciones pluviales (excepto durante un Fenómeno del Niño). La otra época va desde

Junio hasta Setiembre durante la cual el cielo está casi permanentemente cubierto por nubes

bajas que generan una constante precipitación de garúa, fuerte humedad en el aire,

sensación de frío y poca irradiación solar. Es la época en la cual, como producto de la

neblina procedente del mar, hay fuerte condensación de agua en las colinas cercanas al

litoral y se forma el fenómeno conocido como “lomas”. Entre ambas estaciones hay

períodos de “transición” que equivaldrían al “otoño” y a la “primavera”.

Debido a la latitud de Lima (12º Sur) el clima debiera ser tropical, pero debido a la

corriente fría procedente de la Antártida de Humbolt es que el clima no es así, y resulta de

ello la aridez de la costa peruana. Esta situación se invierte cuando ocurre el llamado

Fenómeno del Niño, durante el cual las aguas cálidas provenientes del Pacífico Norte que

normalmente avanzan sólo hasta Paita descienden hasta la costa central. Este fenómeno

climático, que al parecer se ha dado regularmente desde épocas prehistóricas, ha ido

marcando ciclos y períodos en la vida de los pueblos en los Andes.

La temperatura en la zona del distrito del Rímac varía dependiendo de la estación,

durante el verano se registran temperaturas de unos 25ºC en promedio y durante el invierno

la temperatura promedio es de unos 14ºC. Durante los períodos “transicionales” la

temperatura oscila entre 20 a 15 ºC.

Meteorología: vientos, lluvia, etc.

Los fenómenos atmosféricos que se manifiestan en el distrito del Rímac varían

dependiendo de la estación. Acerca de los vientos es propio el viento proveniente del sur

28
que empuja las masas de nubes hacia los contrafuertes de la pampa de Amancaes, siendo

una de las razones de la intensa humedad en esa zona. Este viento al parecer es permanente

durante todo el año y es parte del denominado “Anticiclón del Pacífico Sur”. Este viento

tiene una fuerza de 30 a 35 nudos, siendo más intenso y fuerte por las noches y las tardes

que durante el día.

Las lluvias varían dependiendo de la estación. Durante el invierno se presenta la

precipitación fina denominada garúa que es la causante del fenómeno de lomas en los

cerros de Amancaes. Ésta precipitación presenta un promedio de 20 a 40 cm3 al año.

Proviene de las bajas nubes estratos, lo que ocasiona muchas veces que la humedad del aire

suba hasta casi el 100% de humedad (dándose una humedad promedio en el bajo Rímac de

90 a 96 % anual). Durante el verano las precipitaciones son mínimas, pero sólo en casos

excepcionales ocurre la denominada “lluvia de verano” en la cual caen gruesas gotas de

agua en períodos de tiempo bastante breves.

3d. Aspectos de geografía humana:

Situación política de la zona: provincia, distrito, etc.

El sitio arqueológico de Huaca La Florida pertenece a la circunscripción política del

distrito del Rímac, provincia de Lima, departamento de Lima. En tiempos coloniales lo que

ahora es el distrito del Rímac era un arrabal de la ciudad de Lima, denominado barrio de

“Abajo del Puente”. Durante el siglo XX este barrio se expandió y vino a ocupar todo el

espacio llano entre los contrafuertes andinos que conforman los cerros de Amancaes y San

Cristóbal con el río Rímac. El distrito actual tiene fronteras casi naturales, ya que por el

norte y este lo delimita la divisoria de aguas de los diversos cerros que conforman el tramo

final del contrafuerte que baja de la sierra: San Jerónimo, Segundo, Observatorio y San

29
Cristóbal. Éste es el límite entre el distrito del Rímac y San Juan de Lurigancho. La cresta o

divisoria de aguas del cerro Arrastre Bajo es el límite entre el distrito del Rímac y el de

Independencia, siguiendo el límite entre las laderas bajas de éste cerro y la avenida Túpac

Amaru. El Rímac limita por el oeste con el distrito de San Martín de Porres, siendo el límite

las avenidas Túpac Amaru y Caquetá. Por el sur el Rímac limita con el distrito del Cercado

de Lima, siendo el límite el cauce del río Rímac. Como puede observarse los límites del

distrito del Rímac son casi naturales, y están enmarcados por el norte y este por las crestas

de los cerros y por el sur por el río Rímac, que lo separa del Cercado de Lima (Fig. 2). No

es de extrañar que desde tiempos antiguos esta zona del valle bajo del Rímac haya tenido

cierta independencia, identidad o autonomía propia con respecto al resto del valle, debido a

sus peculiares condiciones geográficas. Fue quizás una de las razones para que los antiguos

habitantes del valle del Rímac decidieran construir allí una de las primeras grandes

edificaciones público – ceremoniales que tuvo la costa central: Huaca La Florida. También

es importante recalcar que en tiempos del Período Intermedio Tardío y también del Período

Horizonte Tardío existió en la zona un pequeño curacazgo denominado Amacaes, que tuvo

al parecer los mismos límites naturales que tiene actualmente el distrito del Rímac. Este

curacazgo al parecer fue la mitad de otro más grande que se extendía del río Rímac hacia el

sur, que se ha denominado curacazgo de Lima. Juntos constituían una sola entidad política,

en lo que vendría a ser la tradicional división de mitades en el mundo andino de “Hanan” y

“Hurin” (Rostorowski, 1978:98-99).

Actualmente Huaca La Florida se emplaza entre las urbanizaciones La Florida y El

Bosque. El cuerpo central se ubica en un espacio delimitado por el sur por la Calle 11 de la

primera urbanización, por el oeste por un muro que lo separa de un terreno de la cervecera

Backus y Johnston y por el norte y este por las instalaciones del Club Sporting Cristal. El

30
área donde se emplazó el brazo izquierdo separa las áreas del Club Sporting Cristal y la

urbanización El Bosque del barrio Mariscal Castilla. El área del brazo derecho separa éstas

áreas de la urbanización Ciudad y Campo. Creemos que el área de la plaza llegó hasta el

trazo actual de la avenida Flor de Amancaes. Más allá se instalaron los actuales

asentamientos humanos de El Altillo, 9 de Diciembre, Chachi Dibos, Covirimac, San Juan,

Flor de Amancaes y Balcón del Rímac (Fig. 2).

Situación actual de la zona: impacto del hombre.

Hasta hace unos cincuenta años aproximadamente el impacto humano en la zona

donde se emplaza Huaca La Florida sólo se circunscribía a la explotación de terrenos

agrícolas. Existieron desde la época colonial varias haciendas y fundos en la zona, siendo el

último fundo que rodeó los montículos de Huaca La Florida el denominado “Muñoz”

(razón por la cual algunas veces se ha denominado al sitio “Huaca Muñoz”). Pero a raíz del

progresivo crecimiento de Lima Metropolitana en los últimos cincuenta años toda la zona

que rodea Huaca La Florida se ha urbanizado por completo (Fig. 3). Hasta 1a década del

cincuenta el distrito del Rímac sólo llegaba hasta el barrio de Malambo, donde culminaban

las quintas de la calle del mismo nombre, ahora conocida como avenida Francisco Pizarro.

Fue desde la década de los cincuenta que empieza la urbanización de los diversos fundos

existentes al norte y oeste de ésta zona. Así nacen progresivamente la Unidad Vecinal del

Rímac, la urbanización La Florida (que es la que da el nombre finalmente a la huaca), El

Bosque, Ciudad y Campo, Villacampa, etc. Al parecer es desde la época en que empieza la

lotización para construir la urbanización La Florida en que se instala, en lo que vendría a

ser la mitad suroeste de la plaza central del sitio arqueológico, el Club Sporting Cristal, con

lo cual empezó la progresiva destrucción de las evidencias arqueológicas. La infraestructura

de éste club se instaló ocupando el área no sólo de esa porción de la plaza, si no también del

31
vestíbulo y parte de los brazos izquierdo y derecho. Posteriormente la expansión de la

urbanización La Florida barrió prácticamente con la serie de montículos arqueológicos que

rodearon al templo en U de Huaca La Florida. Para finales del año 1962 la construcción de

la urbanización El Bosque terminó de destruir los montículos que quedaban en esa zona y

también parte de los brazos. A la par de éste crecimiento urbano medianamente formalizado

se dio la creación de asentamientos humanos en la pampa de Amancaes y en las laderas de

los cerros cercanos a ésta y en todo el distrito del Rímac. Estas zonas pasaron a

denominarse “barriadas” y se instalaron como un cordón humano alrededor de la pampa de

Amancaes. Ocuparon las laderas de los cerros Arrastre Bajo, San Jerónimo, Segundo y

Observatorio, y empezaron a crecer hacia arriba, tratando de ocupar, en la medida que

pudieron, todas las pendientes suaves de los mismos, llegando sólo hasta la cota de los 300

msnm. Les ha sido imposible seguir construyendo hacia arriba debido más que nada a la

naturaleza rocosa de las laderas y a que la pendiente es demasiado pronunciada. La

urbanización, invasión y ocupación humana de la pampa de Amacaes ocasionó la

desaparición completa del ecosistema de lomas que existió en esa zona y alteró también

completamente el clima, humedad y temperatura de la zona. Por lo que puede notarse, el

impacto humano actualmente en la zona de Huaca La Florida es bastante fuerte. No sólo es

la ocupación de viviendas en toda la zona sino también la polución ocasionada por el humo

de los vehículos motorizados, y también por la contaminación atmosférica que suele

arrastrar el viento hacia los contrafuertes como San Jerónimo.

32
CAPITULO II

LOS ESTUDIOS SOBRE LOS TEMPLOS EN U DE LA COSTA CENTRAL

Las investigaciones acerca del Período Inicial (1800 – 800 a.C.) en la Costa Central

del Perú han abordado necesariamente el tema de los templos en U. Estos colosales

monumentos han sido mencionados en la literatura desde casi los inicios de la arqueología

en el Perú. Sin embargo, fue recién hacia las décadas de los cincuenta y sesenta que se

logró no sólo identificar varios de éstos sitios sino también definir el patrón arquitectónico

que compartían (Williams, 1971). Posteriormente y hasta la actualidad, se han investigado

varios de estos sitios con excavaciones en área. Además, se han identificado más sitios de

los que había registrado Williams. Finalmente, existe ya una propuesta de denominación

(Cultura Manchay) (Burger y Salazar, 2008) para la sociedad responsable de la edificación

de éstos centros ceremoniales.

Antes de continuar mencionaremos que la forma en U para los centros ceremoniales

formativos no se circunscribe sólo a la costa central. Está también presente en la costa

norcentral, costa norte, sierra surcentral y sierra norte. El patrón en U de la costa central

estaría dentro del patrón de templo en U desarticulado (los brazos no están unidos al cuerpo

central) mientras que para otras zonas (como es el caso de Chavín) estaría presente el

patrón de templo en U articulado con plaza circular al centro.

2a. Las características de un templo en U de la costa central

Carlos Williams fue el investigador que definió este patrón arquitectónico

(Williams, 1971, 1978-80). Un templo en U se compone básicamente de 4 partes: la

pirámide central o cuerpo central, el brazo derecho, el brazo izquierdo y la plaza central del

33
sitio o cancha nivelada, enmarcada entre los tres elementos anteriores (Fig. 4). El cuerpo

central se compone a su vez de 4 componentes arquitectónicos fácilmente identificables: el

núcleo, que viene a ser una pirámide troncocónica de planta cuadrangular situada en medio

del cuerpo central; dos alas laterales, una derecha y otra izquierda, que no son otra cosa que

dos plataformas de planta cuadrangular o rectangular de una altura generalmente menor que

el núcleo y que se sitúan o adosan a ambos lados del mismo; y finalmente el vestíbulo, que

viene a ser un espacio situado a los pies del frontis del núcleo que mira a la plaza central y

que se encuentra cercado por dos muros que parten de ambos extremos del frontis del

núcleo y que a determinada distancia tuercen en 90º convergiendo y dejando un espacio de

acceso entre la plaza y el vestíbulo justo en el eje del cuerpo central y de todo el sitio.

Valdría decir que el espacio del vestíbulo también podría considerarse dentro del espacio de

la plaza, ya que se sitúa en ella. Podemos a su vez mencionar que el núcleo tiene 3

elementos arquitectónicos importantes más: una escalera principal de acceso (que comunica

el vestíbulo al atrio), el atrio, que es un ambiente de planta cuadrangular situado en el

frontis principal del núcleo pero que se encuentra semi hundido en la superficie del mismo

y finalmente una pequeña plataforma situada a espaldas del atrio que coronaba el núcleo del

cuerpo central.

El brazo derecho se compone generalmente de una, dos o más plataformas

generalmente más bajas que el cuerpo central y que adoptan una planta cuadrangular o

rectangular. Al parecer pueden presentar algunas de ellas varios cuerpos escalonados.

Generalmente se sitúan perpendicularmente al cuerpo central y a escasos metros del

extremo del ala derecha, aunque en algunas ocasiones se encuentran unidos a la misma, y

en la práctica conforman un solo montículo con el cuerpo central. Las excavaciones en

algunos de ellos han revelado escalinatas que ascienden desde la plaza central hacia las

34
terrazas superiores e inclusive ambientes encima de las plataformas como cuartos,

pazadizos, escalinatas, etc. Otro detalle importante es que se han encontrado plazas

circulares hundidas asociadas a los mismos, frente a éste (en lo que vendría a ser la plaza

central del sitio, como en Garagay) y en la parte posterior (como las plazas circulares

hundidas de Cardal). Sin embargo, hay que mencionar que en varios de estos sitios las

plazas circulares han estado en varias posiciones y lugares, incluso frente al mismo cuerpo

central como en Pucará o Piedra Liza.

El brazo izquierdo ofrece las mismas características del brazo derecho, por lo que en

varios de estos sitios hay una simetría bastante marcada de sus elementos, aunque en otros

casos esta simetría no se cumpla. Finalmente el cuarto elemento de un templo en U, la plaza

central, se define como el espacio enmarcado entre el cuerpo central, el brazo derecho y el

brazo izquierdo, dejando el cuarto lado sin alguna edificación1. Al parecer, fuera del

vestíbulo, zócalos de piedra y plazas o estructuras circulares la superficie de la misma

estaba libre de construcciones, pero se han hecho hasta la fecha pocos trabajos en estos

espacios. Finalmente podemos incluir un quinto elemento, que son las estructuras

domésticas que se han encontrado en varios de estos sitios rodeando estas estructuras: a

espaldas del cuerpo central, a espaldas de ambos brazos laterales y en la parte delantera de

la plaza central.

2b. El estudio de los templos en U de la costa central

La mayor parte de estos sitios han tardado en identificarse desde que comenzó la

arqueología en el Perú a mediados del siglo XIX. Tenemos algunas vagas referencias de

1
Aunque en algunos casos exista por este cuarto lado un muro cercando o cerrando el espacio o hasta
inclusive una edificación pequeña.

35
éstos sitios durante la primera mitad del siglo XX pero sería a mediados de éste siglo que se

empezara a reparar en la naturaleza arqueológica de éstos monumentos.

La naturaleza arqueológica de varios de los cuerpos centrales de los templos en U

fue ya reconocida en la colonia, hecho que motivó la practica de saqueos a gran escala en

dichos montículos, dentro de la conocida “mita de huacas”. Los ejemplos más conocidos

son La Florida (Mejía, 1978) y Cardal (Burger y Salazar, 1992) y posiblemente también

podríamos incluir a Chacra Socorro A. Como lo han anotado las investigaciones de Jorge

Zevallos Quiñónez (1994) en la colonia el huaquear a gran escala monumentos

prehispánicos implicaba todo un trámite burocrático y (lo más interesante para nuestro

caso) dejaba documentación acerca de la ubicación del sitio, magnitud de éste, operarios a

trabajar, tiempo que duró la explotación del sitio y (lo más importante) un recuento o

catálogo de los materiales (metales) hallados en éste, con el posterior pago de la quinta

parte de lo obtenido al rey. Suponemos que debe existir documentación de la explotación

de los monumentos cercanos a Lima en los archivos coloniales, y si bien la naturaleza de

dicha investigación sería de otras características podría darnos datos muy valiosos acerca de

éstos templos en U. De todas formas no hay ninguna razón para no pensar que ya en

tiempos de la República se siguieran saqueando a gran escala estos monumentos. Richard

Burger y Lucy Salazar (2009:39) mencionan que el enorme corte en medio del cuerpo

central de Mina Perdida fue hecho a principios del siglo XX por el hacendado de la zona,

Fernando Reuche. Una noticia similar tenemos para la Huaca Alta del sitio precerámico de

El Áspero en Supe. Creemos por estas noticias que cabe la posibilidad que varios de estos

forados hayan sido hechos por los hacendados de la costa hasta tiempos relativamente

recientes.

36
2b1. Primeras investigaciones.

Según Lorenzo Rosselló (1978:523 y 1997:46), Adolf Bandelier fue el primer

investigador en excavar un templo en U (en este caso el templo en U de Huacoy). Fue

posiblemente en 1892, aunque al parecer Bandelier no llegara a publicar algo al respecto.

Un caso similar al de Bandelier fue la excavación que Kroeber hizo en Infantas en 1927

(Rosselló, 1978:523), de la cual al parecer tampoco publica dato alguno.

Al parecer la primera mención de un templo en U se la debemos a Pedro Villar

Córdova (1935), específicamente para el sitio de Huacoy. Siguiendo la descripción que

realiza Huacoy sería “Kon-Kon” aunque también hace mención de un sitio denominado

Huacoy.

“Las Ruinas de “Kon-Kon”._ Un poco más arriba de “Collique”, continuando la

misma ruta de la carretera, se encuentran las ruinas de “Kon-Kon”, consistentes en una

hermosa pirámide donde, seguramente, estaría ubicado el templo o adoratorio del dios

“Kon”, divinidad muy venerada en el norte, y cuyo culto se extendió hasta la región de

“Atavillos” (Canta). En las excavaciones practicadas en esta pirámide se ha encontrado

restos muy finos de cerámica del tipo de Nievería. Las ruinas de “Kon-Kon” se hallan a 21

km. de Lima; un ramal de esta carretera se dirije a Carabaillo, cruzando el Chillón. Las

Ruinas de “Punchauca”._ A partir de la hacienda de “Concón”, y continuando por la

misma carretera, se pasa por la “pampa de Huacoy”, con numerosas necrópolis del tipo

de Atavillos, donde, también, se encuentra el adoratorio de Huacoy. Estas necrópolis se

halla, más o menos, a 25 km. de Lima.” (Villar Córdoba, 1935:172)

Por el texto anteriormente trascrito pensamos que el templo en U de Huacoy pudo

ser tanto lo que Villar Córdoba denomina “Kon-Kon” como “el adoratorio de Huacoy”, si

bien nos inclinamos por el primero. También hizo excavaciones en el sitio recuperando

37
cerámica Nievería, posiblemente de entierros posteriores intrusivos. Otro aspecto

importante es que en esta primera referencia sobre los templos en U, Villar Córdoba asocia

éste monumento al culto de una antigua deidad prehispánica, al que, posiblemente, pudo

estar relacionado en las épocas de su florecimiento.

Posteriormente para el area de Lurín Duccio Bonavia (1966:42) señala que Julio C.

Tello y Toribio Mejía realizaron trabajos en el sitio de Mina Perdida y que publicaron un

informe de éstos en 1941. Hemos tratado de hallar esta publicación o informe de Tello y

Mejía pero no la hemos encontrado.

Luego entre 1952 y 1953 Louis Stumer realizó prospecciones y excavaciones en el

valle del Chillón (Stumer, 1954). Él menciona por primera vez a El Paraíso (lo menciona

como Chuquitanta) y a los sitios de Infantas, Huacoy y Cocayalta.

En 1959 a raíz de una solicitud para la explotación industrial de los montículos

arqueológicos situados en la hacienda Garagay Alto, por parte de la dueña de la hacienda,

Jorge Muelle dirigió una evaluación de la zona, “descubriendo” el sitio de Garagay

(Ravines, 1975:9; Ravines e Isbell, 1975:273; Mejía, 1978:507 y Fuentes, 2007:16-17). Los

trabajos de identificación fueron realizados por Manuel Ontaneda, Aquiles Ralli y José

Casafranca entre Julio y Agosto de ese año. Sólo se realizaron cateos y unidades de prueba

en el cuerpo central, hallando frisos polícromos en el atrio del núcleo. Nunca hubo una

publicación oficial de éstos trabajos.

La primera intervención en un templo en U del valle de Lurín parece haber sido

llevada a cabo por José Casafranca, quien investigó y/o publicó acerca del sitio de Mina

Perdida en 1960 (Bonavía 1965:8-10, 1966:42). Bonavia indica que las excavaciones de

Casafranca fueron realizadas en el brazo derecho. Posteriormente Bonavia hace una

38
descripción general del sitio, sobre todo del cuerpo central. Señala 3 fases constructivas

para el cuerpo central y la presencia de shicras para la segunda fase (Bonavia, 1965:12).

En 1963 Hans Horkheimer identifica en Chancay el templo en U de Miraflores

(Horkheimer, 1963). Posteriormente reportará el sitio de Pampa de Cueva (Horkheimer,

1965, 1970:367). Asimismo, en 1964 Thomas C. Patterson y Edward Lanning discuten las

evidencias de El Paraíso (que vuelven a denominar como Stumer “Chuquitanta”) y

Garagay, mencionando de éste que probablemente haya sido el centro ceremonial más

importante de la zona durante gran parte del Horizonte Temprano (Patterson y Lanning,

1964, 1970:398).

Entre 1965 y 1966 Frédéric Engel excavó y restauró el edificio denominado por éste

“Unidad I” del sitio de El Paraíso2 (Engel, 1966, 1967). Este autor señala que el complejo

lo componen siete edificios incluyendo dentro del complejo el monumento precerámico

ubicado frente al Paraíso en la otra margen del Chillón, denominado actualmente Pampa de

los Perros.

Sobre la base de estas evidencias, Lanning fue el primero en reparar en la

composición arquitectónica del sitio: un templo central flanqueado por dos largos brazos

encerrando un amplio patio o plaza (Lanning, 1967:71), con lo cual fue el primero en

definir la forma en U para éste sitio. Asimismo, planteaba que Garagay fue un templo

Chavín en la costa central, y que estuvo en funcionamiento en la primera parte del

Horizonte Temprano (Lanning, 1967:108). El carácter precerámico de El Paraíso fue

corroborado por un fechado (I-1676: 3750+-150 AP) consistente en “Carbón obtenido por

F. Engel de la última fase de la construcción del Templo restaurado de El Paraíso.”

(Ravines y Alvarez, 1967:18).

2
Al parecer es Engel el que le asigna al sitio el nombre de El Paraíso.

39
Así, Patterson y Moseley asignan a la fase Gaviota (1900 – 1750 a.C.) al sitio de

Chuquitanta (El Paraíso) mencionando también al sitio de Garagay, al que asignan al

tiempo de duración de la fase Colinas en Ancón (1300 – 1175 a.C.) (Patterson y Moseley,

1968:118, 125). La ubicación cronológica de este tipo de estructuras fue también

desarrollada por Harry Scheele, quien realizó excavaciones en Mina Perdida, Cardal,

Manchay Bajo y Mal Paso (Piedra Liza), además de en Huaca Malache y en los sitios

domésticos de Chillaco y Palma (en el valle de Lurín), así como en Garagay, mencionando

también a Pampa de Cueva (en el valle del Rímac). Señala también dos sitios domésticos

(Chira/Villa y PV47-39). Para el Chillón menciona dos sitios domésticos y tres

fortificaciones (Scheele, 1970).

2b2. La definición del patrón por Williams, los catastros y la sistematización final.

En esta sección de los antecedentes pensamos que es importante reparar en el papel

que tuvo el arquitecto Carlos Williams en la definición del patrón de templo en U para la

cultura Manchay y de la identificación de buena parte de los templos conocidos bajo ese

patrón. Relacionado con esto estaría la importante labor de ejecución de catastros por parte

también de arquitectos y arqueólogos de buena parte de los valles de la costa central donde

se definieron estos sitios, identificándose nuevos sitios del patrón de Williams de templos

en U. Finalmente a mediados de los ochenta Williams hace una síntesis del número de

templos reconocidos y de sus principales características, enriqueciendo la definición del

patrón hecha en un inicio y añadiendo varios datos relacionados con éste. A esta síntesis

habría de añadirse algunos datos más de superficie hechos por Agurto, Bueno, Bonavia y

Shibata.

40
En el año de 1971 Carlos Williams publicó un pequeño artículo de una importancia

trascendental para nuestro tema de investigación. En él se definió por primera vez el patrón

arquitectónico de templo en U (Williams, 1971). Si bien con anterioridad otros

investigadores habían reparado en la planta en U de éstos sitios (como Stumer, Lanning y

Scheele) de todas maneras hasta ese momento nadie se había tomado el trabajo de

caracterizar dicho patrón, es decir, describir detalladamente los rasgos arquitectónicos más

importantes de éstos edificios y las características que le dan una homogeneidad al conjunto

de estructuras y que permiten diferenciar éstos templos en U de los templos

contemporáneos de otras regiones como Casma, Trujillo o las zonas altoandinas. Fue

también la primera vez en que se mencionaba al conjunto de sitios repartidos en los

diferentes valles de la costa central que componen éste patrón. Es por ello que creemos que

aunque modesto el artículo fue pionero en la investigación de los templos en U de la costa

central.

Williams menciona en este texto a nueve templos en U: tres en el Chillón (Chocas,

Huacoy y Chuquitanta (El Paraíso3)), tres en el Rímac (Garagay, La Florida y Huaca Las

Salinas) y tres en Lurín (Manchay Bajo, Parka y Mina Perdida). Otro aspecto importante es

que Williams fue el primero en observar una relación dual entre los templos en U situados

en ambas márgenes de éstos valles, relación que a sido reafirmada por investigadores

posteriores. También incluye los planos de cuatro templos en U: La Florida, Garagay,

Huacoy y Chocas.

3
Sobre El Paraíso hay un debate todavía si se le debería considerar un templo en U o no. Lanning (1967),
Williams (1971) y Bonavia (1996) piensan que sí podría incluirse dentro de esta lista. En cambio Scheele
(1970) y Silva (1984) piensan que no, puesto que la distribución arquitectónica de sus elementos no es
semejante a la configuración clásica de un templo en U (sobre todo tal como lo define Williams).

41
Posteriormente y a lo largo de la década de los setenta una serie de arquitectos y

arqueólogos realizan para el Instituto Nacional de Cultura una serie de inventarios o

catastros de los diferentes valles de la costa central. Para 1974 se culminan 3 de éstos

catastros. El primero fue para el valle de Chancay y lo realizaron Santiago Agurto Calvo y

Abelardo Sandoval. En total se definieron 16 templos en U, distribuidos casi todos en el

valle bajo. De todos ellos tenemos la certeza de que siete de los mencionados sí lo son: 24I

1J07 (Miraflores), 24I 2J05 (San José A), 23I 14J02 (San Ignacio), 23I 14J03 (San Jacinto),

23I 14J04 (Huando B), 23I 12M01 (Cuyo) y 23I 14J10 (Agurto y Sandoval, 1974). Al

parecer los otros 9 no son templos en U. De todas maneras Agurto y Sandoval mencionaron

un sitio más que Williams (1983:414) señaló como templo en U: Huaral (23I 14J13)

situado al oeste de San Ignacio. El segundo catastro fue para el valle del Rímac y lo realizó

Carlos Milla Villena. Él identifica 20 sitios tempranos, de los cuales sólo 4 son templos en

U: Garagay (25i-14L-2), La Florida (conformado por “La Florida A” y “La Florida B”),

Pampa de Cuevas (24j-14M-1) y Las Salinas (denominado por él “Salinas (Huaca)” (25j-

1B-4) (Milla, 1974). El tercer catastro fue para el valle de Lurín, siendo realizado por

Santiago Agurto Calvo y Luis Watanabe. Entre los nueve sitios del Formativo mencionados

por ellos cuatro son templos en U: Cardal (5D06), Manchay Bajo (5D05), Mina Perdida

(6D05) y Parka (6D08). Fuera de éstos sitios menciona también los templos en U (pero no

reparando en ésta disposición) de Huaca Candela (6C07), Buenavista (7D04), Piedra Liza

(2G02) y Anchucaya (1H01) (Agurto y Watanabe, 1974).

Un segundo catastro de Lurín se realiza para 1976, siendo hecho por Carlos Milla,

quien registra al parecer 12 sitios Formativos de los cuales 6 son templos en U: 25j-5E-04

(Templo Manchay (Manchay Bajo)), 25j-5E-08 (Cardal), 25j-6E-06 (Mina Perdida), 25j-

42
2H-01 (Templo Piedra Liza (Piedra Liza)), Parka (25j-6E-03 ó 25j-6E-07 (San Fernando))

y Buenavista (25j-7E-02 ó 25j-7E-02 (Huaca Hacienda Buena Vista)) (Milla, 1976).

En 1977 Mercedes Cárdenas reporta el templo en U de Chacra Socorro A ubicado al

oeste de la ciudad de Huaura (Cárdenas, 1977). Es importante decir que este catastro no se

hizo a cuenta del INC sino del Instituto Riva-Agüero de la PUCP.

Finalmente en 1979 Carlos Williams y Manuel Merino entregaron al INC el catastro

del valle de Supe. Ellos consideran la existencia de seis templos en U para este valle: El

Chirimoyo (22h 10I04), El Molino (22h 10J02), Pueblo Nuevo (22h 11M03), Alpacoto

(22h 11N01), La Empedrada (22i 13B03) y Las Carpas (22i 13C07) (Williams y Merino,

1979).

Sobre esta base Carlos Williams aumenta en 21 la lista de templos en U, de los 9

que originalmente había dado en su artículo de 1971, notándose de alguna forma el papel

que los catastros realizados en estos valles habían tenido en la identificación de nuevos

templos en U. Para el valle de Huarmey señala a Barbacay (que no es un templo en U)4,

para Supe La Empedrada, para Huaura los sitios de Huaura (que menciona también como

San José y que es Chacra Socorro A) y Huayabal. Para Chancay los sitios de Salinas, San

Jacinto (lo menciona también como Huando A), San Ignacio, Huando B, Miraflores y

Cuyo. Para el Chillón El Paraíso (también lo llama El Paraíso de Chuquitanta), Cueva,

Huacoy y Chocas. Para el Rímac Garagay, La Florida y La Salina (Las Salinas) y

4
Debemos aquí hacer una aclaración. Cuando Williams (1978-1980:98) realizó su segundo listado de templos
en U mencionó como límite norte de éstas estructuras al valle de Huarmey, donde se encuentra el sitio de
Barbacay. Este sitio Williams lo ubicaba en el valle medio de Huarmey. En las cercanías del poblado del
mismo nombre Bonavia (1982:429-430) ubica por lo menos cuatro sitios con ésta denominación (PV35-50,
PV35-51, PV35-53 y PV35-54) y en ninguno de ellos identifica las características de un templo en U o le
asigna la filiación Formativa (el único candidato que puede ser el sitio al cual se refiere Williams es PV35-51,
que es un montículo que Bonavia ubica en medio de los campos de cultivo al sureste del actual pueblo de
Barbacay).

43
finalmente para el Lurín los sitios de Mina Perdida, Manchay Bajo y Cardal. También

señala El Salitre para el valle de Mala pero se ha comprobado su filiación tardía5.

Una de las cosas más importantes de este trabajo es que elabora una secuencia de

desarrollo de éste patrón arquitectónico, con lo cual plantea la primera cronología de estas

edificaciones. Esta secuencia de los templos en U se divide en dos períodos. El Primer

Período incluye las dos primeras fases de desarrollo, siendo representativo de la Fase 1 el

sitio de El Paraíso y siendo para la Fase 2 los sitios de La Salina (Las Salinas, Rímac),

Salinas (Chancay) y Barbacay. El Segundo Período lo componen las cuatro siguientes fases

(3,4,5 y 6), siendo representativos de la Fase 3 los sitios de La Florida y Mina Perdida. Para

la Fase 4 asigna a Garagay, Huacoy, Chocas y Miraflores. Para la Fase 5 los sitios de San

Jacinto, San Ignacio, Huando B, Cuyo, Huaura, Huayabal y La Empedrada, y finalmente

para la Fase 6 los sitios de Cardal, el pozo circular de San Jacinto y El Salitre. Uno de los

aspectos más polémicos del artículo fue la función que asignó a éstos sitios Carlos

Williams: “Los grandes conjuntos de pirámides con planta en U fueron complejos agrario-

religiosos, vinculados al cultivo ritual de las plantas de mayor interés económico de la

época.” (Williams, 1978-80:109).

Para aseverar esta hipótesis señala que: todos los templos en U se encuentran

actualmente en zonas de cultivo y que las plazas han estado hasta la actualidad siendo

usadas de chacras, que las plazas o canchas han sido niveladas cuidadosamente, que todos

los templos en U están abiertos hacia el este (origen de las aguas), que en varios de ellos se

observa una ruptura entre el cuerpo central y uno de los brazos (para que pueda salir una

5
Con respecto a El Salitre tanto Tantaleán (1996) como Campos (2006:6) coinciden en afirmar que los
montículos que conforman éste supuesto templo en U son en verdad tardíos, relacionados con la estructura
Inca situada en la cima del sitio y que el supuesto pozo ceremonial es en verdad un pozo de huaqueo
(Tantaleán y Pinedo, 2004: 150-151).

44
acequia que desfogue las aguas que llegan a la plaza), que los cortes hechos en Garagay por

Ravines no han mostrado estructuras arquitectónicas sino tierra limpia y capas de lodo y

piedra y, finalmente, que la magnitud de las plazas no guarda relación con la escala humana

(por ser demasiado grandes). Aunque en su tiempo la hipótesis de Williams acerca de la

naturaleza de estos sitios fue novedosa, las investigaciones posteriores han refutado este

planteamiento.

Williams también propuso unas diez hipótesis acerca de la “evolución formal” de

los templos en U (Williams, 1983:410-417), elaborando en base a éstas 10 hipótesis una

nueva propuesta de secuencia en la cual en la primera generación de templos en U estarían

La Florida y Mina Perdida. Luego, en la segunda generación estarían Garagay, Manchay

Bajo, Huacoy, Chocas y Miraflores. Menciona que para ésta segunda generación

corresponderían las plazas circulares hundidas. La tercera y última generación estaría

ejemplificada con Pampa de Cueva, comparando su pirámide de planta cuadrada como su

patio rectangular hundido con el Templo Nuevo de Chavín. Menciona también que habría

dos fases que antecederían a La Florida, la primera ejemplificada con El Paraíso y la

segunda con Las Salinas. Dentro del trabajo incluye una serie de dibujos isométricos,

croquis, planos, mapas, etc. mencionando los siguientes templos en U: Mina Perdida,

Huaura (Chacra Socorro A), Garagay, Huando (San Jacinto), La Florida, Cardal, La

Empedrada, Miraflores, El Paraíso, Chocas, Huacoy, La Salina (La Salinas), Pampa de

Cueva, Manchay (Manchay Bajo) y El Salitre. Para el caso del valle de Chancay en una

serie de croquis que hace de éstos sitios menciona un templo en U que no hemos escuchado

ni antes ni después: Porvenir (Williams, 1983:412). También en un plano que hace de los

“complejos en U de Huando” menciona un sitio que ya había inventariado Agurto Calvo y

45
Sandoval pero que Williams recién señala como templo en U: 23J 14J13, situado a unos

500 m. aproximadamente al oeste de San Ignacio, que nosotros hemos denominado Huaral.

Posterior a esta sistematización de Williams aparecieron aportes de otros

investigadores sobre patrones y secuencias alternas de éstos monumentos. Alberto Bueno

menciona dos templos en U como precerámicos: Piedra Liza y Mal Paso asignándoles una

antigüedad de más de 3000 a.C. (Bueno, 1982:17). Señala que entre los 3,000 y 2,000 a.C.

sería la época de los templos en U para el valle de Lurín, mencionando a Mina Perdida,

Manchay Bajo y Cardal. Menciona para Mina Perdida la presencia de shicras al igual que

otros sitios en la costa, como El Paraíso, y que al parecer los adobitos odontiformes

anteceden a los cúbicos en la construcción del sitio (Bueno, 1982:18). Para Manchay Bajo

señala que la etapa más temprana fue elaborada con piedras campestres que se unieron con

argamasa de barro, que tuvo un pozo asociado a uno de los montículos sur (¿brazo

derecho?) del sitio y que en la desembocadura de la quebrada Manchay en el valle frente al

sitio se construyó una muralla a base de piedra y barro para contener al parecer avenidas de

agua. Bueno menciona la ocupación de éstos sitios para ésta época como Mina Perdida I,

Manchay Bajo I, etc. siendo la época (p.e. Mina Perdida II) la perteneciente a la presencia

Chavín en el valle de Lurín. Ésta época Bueno la denomina Lurín III, mencionando que los

templos en U de Lurín llegan a su apogeo. Posteriormente ubica a los templos en U entre

los valles de Supe y Lurín. Menciona que entre los 3,000 a 2,000 a.C. se ubican los sitios de

San Jacinto, Huaura (Chacra Socorro A), La Empedrada, Chocas, Huacoy, El Paraíso,

Pacaray (Pucará), La Florida, Garagay (menciona su primera fase: Garagay I), Yanacoto,

Piedra Liza, Mina Perdida, Manchay Bajo y Cardal (primera fase: Cardal I). Menciona que

entre los 2,500 a 2,000 a.C. los templos en U incorporan el pozo en el atrio (Garagay I,

Yanacoto, Manchay Bajo I, Cardal, San Jacinto, El Paraíso y Pacaray (Pucará)). Para su

46
Período III (2,000 – 100 a.C.) menciona que los templos en U adquirieron mayor

envergadura, poniendo de ejemplos a La Florida II y a Garagay II. Por lo que podemos

entender del planteamiento de Bueno él señala que algunos templos en U tienen dos fases

constructivas, denominadas según los números I y II que coloca después de sus nombres:

una primera fase antes de los 2,000 a.C. (precerámica) y la siguiente después de los 2,000

a.C. (ya con cerámica). Aunque no se haya encontrado todavía una primera fase

constructiva precerámica en los cuerpos centrales esta hipótesis podría comprobarse en el

futuro. Bueno incluye en el artículo una serie de croquis de éstos sitios: Cardal, Manchay

Bajo, Piedra Liza, Mina Perdida, Garagay, La Florida, Yanacoto, El Paraíso, Chocas,

Huacoy, Pacaray (Pucará) y del templo en U de Cocayalta. Posteriormente, menciona como

sitio de mayor antigüedad del valle a Piedra Liza, dándole una antigüedad de 4,000 a 3,000

a.C. seguido de Mal Paso. Ambos sitios los sitúa en el precerámico. Lo curioso es que

Bueno no los menciona como los antecedentes de los templos en U, sino que evolucionaron

paralelamente a la introducción de los conjuntos en U (Bueno, 1984:44). Por esto

entendemos que los templos en U es un patrón que proviene de fuera de Lurín, hipótesis

que podría ser cierta.

Otro investigador que trató el tema fue Santiago Agurto Calvo. Menciona, como

Williams, que los primeros templos en U son La Florida y Mina Perdida, siendo el

antecedente de la zona El Paraíso. Cita los sitios de San Jacinto, Huacoy, Chocas, Las

Salinas, Cardal, Manchay Bajo, Miraflores y Porvenir (en el valle de Chancay). Agurto es

el segundo estudioso en mencionar el templo en U de Porvenir, estando al parecer por la

zona de Huando. Después del acápite correspondiente a Garagay menciona otros templos

47
en U como Infantas, Pampa de Cueva, y tres más en el valle de Lurín los cuales no hemos

definido bien su ubicación: San Fernando, Cuatro Bocas y Cieneguilla6 (Agurto, 1984).

Por su parte Duccio Bonavia con respecto a los templos en U menciona que el

patrón en U tuvo su origen probablemente en el Chillón para de allí extenderse a los otros

valles y que tiene por lo menos una antigüedad de 2000 a.C. (Bonavia, 1996:14). Menciona

que en el caso de El Paraíso se ha calculado que para su construcción se ha empleado más

de 100,000 toneladas de piedra.

Finalmente Koichiro Shibata elabora una nueva cronología tentativa para el

Formativo de los Andes en base a la de Kato y Seki (1998) en el cual los períodos son:

Formativo Inicial (2500 – 1800 a.C.), Formativo Temprano (1800-1200 a.C.) (período para

el cual asigna la aparición de los templos en U), Formativo Medio (1200-800 a.C.),

Formativo Tardío (800-250 a.C.) y Formativo Final (250-50 a.C.). A su vez Shibata define

6 patrones arquitectónicos que aparecen en varias regiones del país a lo largo de esta

cronología, éstos patrones son: Plaza Circular Hundida (PHC), Plaza Hundida Rectangular

(PHR), Tradición Religiosa Kotosh (TRK), Unidad Modular de Recintos de planta

rectangular (UMR), Disposición de Plataformas (DU) (así denomina a los templos en U de

la costa central) y Disposición Lineal (DL). Para el Formativo Temprano aparecen los sitios

de El Paraíso y La Florida. Para el Formativo Medio asigna Garagay, Cardal, Mina Perdida

y Huacoy. Otra cuestión interesante es que Shibata ha reparado en que la “Disposición de

Plataformas en Forma de U” aparece en el Formativo Temprano entre los valles de Lurín y

6
Es posible que Agurto se haya referido a Parka con “Cuatro Bocas”. Sobre San Fernando es posible que
también se haya referido al mismo sitio, a menos que se refiera a un montículo pequeño que el catastro de la
UNI refiere también como “San Fernando” (15-1036) situado a 50 m. al norte del brazo izquierdo de Mina
Perdida que es un montículo pequeño en donde para su construcción se han empleado muchas shicras. Sobre
“Cieneguilla” es probable que se haya referido a Pampa Cabrera, situado cerca de la desembocadura de la
quebrada de Tinajas, o quizas a otro sitio.

48
Casma (templos en U de la cultura Manchay y de la tradición casmeña), luego en el

Formativo Medio el área se extiende por el norte hasta el valle de Moche (aparecen los

templos en U Cupisniques) y por último en el Formativo Tardío son abandonados todos los

templos en U de la costa (Manchay, Casma y Cupisniques) y el patrón se desplaza a la

sierra, desde el valle de Cajamarca hasta las cabeceras del Marañón. Shibata incluye una

tabla acerca del volumen de los templos del Formativo Temprano (El Paraíso, Chuquitanta

A, Chuquitanta B y La Florida), Medio (La Empedrada, Cuyo, Grupo B (Huando B), San

Ignacio, Miraflores, San Jacinto, Cueva (Pampa de Cueva), Chocas, Pro (Infantas), Huacoy,

San Antonio, Garagay, Balca (Parka), Cardal, Manchay Bajo, Mina Perdida y Huaura

(Chacra Socorro A)) y Tardío (Shibata, 2004:92).

2b3. Las investigaciones específicas hechas en los templos en U

Huacoy

La primera de las investigaciones “específicas” sobre un templo en U (nos referimos

a una investigación hecha a lo largo de un tiempo determinado sobre un sitio o sitios de un

valle con varias publicaciones) fue hecha en el sitio de Huacoy (Fig. 6) en el valle del

Chillón y fue hecho por Hugo Ludeña (1970, 1973 y 1975).

Los trabajos de Ludeña en Huacoy consistieron en 15 unidades de 2x2 m. excavadas

en el sitio. Se concentra sobre todo en definir 12 tipos cerámicos, establece su frecuencia y

su posición estratigráfica en las unidades y señala las formas en las cuales se presentan.

Concluye que Huacoy es un edificio de los períodos finales del Formativo (Ludeña,

1973:159). También menciona que tres son los materiales de construcción más importantes

del sitio: adobitos hemisféricos, piedras canteadas y cantos rodados, y que los tres

materiales son “utilizados simultáneamente o alternativamente” (Ludeña, 1973:147) lo que

49
significa que no se puede asignar un valor cronológico (o de fases constructivas) a las

construcciones hechas con estos elementos (lo que sí puede hacerse en Mina Perdida).

También señala la presencia de shicras en un pozo de huaqueo hecho en la parte alta del

cuerpo central y también menciona que “Como es frecuente en la Costa las paredes

estuvieron pintadas y en algunos casos presentaron decoración en relieves de barro. En

una pared de Huacoy se observó líneas pintadas y zonas de color blanco y naranja claro.

Otra pared presentaba vestigios de relieves con incisiones; ambas con pintura de color

gris en las incisiones. Estas estructuras no fueron excavadas.” (Ludeña, 1973:147). Esta es

la primera (y la única) mención que se realiza de frisos polícromos (como los de Garagay y

Cardal) en Huacoy.

Garagay

El segundo sitio en tener una investigación específica fue Garagay (Fig. 7), con las

excavaciones que iniciaron en 1974 Rogger Ravines y William Isbell, aunque en los años

posteriores hasta la actualidad el único que siguió publicando sobre el sitio fue Ravines.

En 1974 el Centro de Investigación y Restauración de Bienes Monumentales del

Instituto Nacional de Cultura inicia el Proyecto 7.1.11 de investigación, delimitación y

conservación de Garagay (Ravines, 1975:255). Rogger Ravines y William Isbell excavaron

en 3 zonas del sitio: en el atrio del montículo central7, en el brazo derecho o Montículo A y

en el pozo circular hundido situado frente al brazo derecho. Fue en el atrio donde se

descubrieron tres pisos en desnivel, dos terrazas adyacentes al muro del atrio con pozos, la

“procesión mítica” de figuras plasmadas en frisos en las paredes del atrio que, partiendo del

ingreso al mismo, se dirigía hacia una escalera que subía a las plataformas superiores del

7
Al parecer también la escalera de ascenso del vestíbulo al atrio y parte de la plataforma situada sobre el
atrio, en la cima del núcleo.

50
cuerpo central. Éstos frisos (que sumaron algo de 9 figuras aproximadamente) fueron uno

de los exponentes iconográficos más importantes del Período Inicial de la costa central (o

de la cultura Manchay), destacando dos imágenes denominadas “Rostro Antropomorfo” y

“Gran Imagen” (Ravines e Isbell, 1975:263). En el brazo derecho se excavó buena parte del

montículo, despejando una serie de estructuras y también escaleras que subían a la cima de

la plataforma. Alineado con éstas escaleras se encontraba la escalinata de acceso a una

plaza circular hundida situada a 90 m. al oeste del inicio de la escalera de la pirámide

(Ravines, 1991:226). Ravines lleva a cabo también una serie de experimentos realizados

con obreros de su excavación en el sitio en los cuales hizo cálculos consistentes en cuánto

material (piedras, barro, basura) era transportados por determinado número de obreros de la

probable cantera de materiales de Garagay (cerro Mulería) al sitio, así como en cuánto

tiempo se transportaba material de un lugar a otro del sitio. Ravines llega a la conclusión

que la edificación de Garagay demandó 5 y medio millones de días-hombre, en un tiempo

no mayor de 200 años, estimando 28,000 horas-hombre por año (Ravines, 1979:80).

El análisis de la cerámica de Garagay implicó la recuperación de 4000 fragmentos y

que a pesar que sus contextos han sido los rellenos de la arquitectura permitieron definir 4

estilos en el sitio: Curayacu, Colinas, Ancón y Huachipa. Ravines divide también esta

fragmentería en base al acabado de la superficie y la decoración en 6 alfares y 33 categorías

(Ravines, et al. 1982:141). El material botánico incluyó restos de una serie de plantas no

sólo de los hipotéticos campos agrícolas que tuvieron los constructores de Garagay sino de

humedales que al parecer se situaron al norte del sitio, siendo comunes plantas como el

maíz, lúcuma, maní, calabaza, etc. Los restos malacológicos incluyeron 17 especies de

moluscos como Thais chocolata, Crepipatella sp., Choromytilus chorus, Argopecten

51
purpuratus, etc. siendo al parecer el litoral entre las desembocaduras del Rímac y del

Chillón el lugar de extracción de éstas especies.

Rogger Ravines detalla posteriormente otras excavaciones en Garagay con

información de los frisos y arquitectura del brazo derecho y de la plaza circular hundida

(Ravines 1984, 1991, 2009).

El Paraíso

El año de 1983 Jeffrey Quilter realiza excavaciones en El Paraíso (Fig. 25), dentro

de su “Proyecto Bajo Valle del Chillón”. Realiza 5 unidades de excavación: una en la

Unidad I (Pozo 2), dos en la Unidad IV (situada a escasa distancia al noroeste de la Unidad

I) (Pozos 1 y 3) y dos en la Unidad II (lo que vendría a ser el brazo izquierdo del templo en

U) (Pozos 4 y 5). El Pozo 5 fue una excavación en área relativamente grande (7x7 m.

aprox.) donde se excavaron una serie de cuartos. Lo importante es que Quilter realiza una

serie de 12 fechados de muestras procedentes de las Unidades I, II y IV que confirman la

antigüedad de El Paraíso, para comienzos del Segundo Milenio a.C. Éstas muestras

vendrían a agregarse a los cuatro fechados realizados por Engel en el sitio (Quilter, 1985).

El valle de Lurín

Fue en 1985 que Richard Burger y Lucy Salazar iniciaron el Proyecto Lurín, con la

intención de conocer a plenitud un caso del proceso de civilización en los Andes,

restringido a un solo valle de la costa. Iniciaron los trabajos de excavación ese año en el

sitio de Cardal (Fig. 8). Fuera de las excavaciones de Scheele en el sitio nadie más había

intervenido en él, así que las excavaciones de Burger y Salazar fueron las primeras a gran

escala en el sitio. Excavaron en cuatro zonas del sitio: en el sector situado entre el cuerpo

central y el brazo izquierdo (Sector V), en el cuerpo central (Sector IIIA), en el brazo

derecho (Sector IIA) y en la zona situada a espaldas del cuerpo central, al sur (Sector IIIB).

52
Burger (1987:366-368) menciona que en el Sector V se excavaron 2 trincheras con la

intención de comprobar la hipótesis de Williams del uso agrícola de la plaza central del

templo en U, encontrando evidencias de 2 pisos superpuestos, una vereda de 2.25 m. de

ancho y una plaza circular hundida (EC-4), no encontrando evidencias de canales

prehispánicos ni de tierra que haya servido para cultivar, con lo cual quedaba descartada la

hipótesis de Williams, al menos para el sitio de Cardal. En el brazo derecho excavaron en la

zona situada en el borde exterior del mismo, en el lugar donde según las fotos aéreas se

ubicaban cinco plazas circulares hundidas. Burger sólo excavó 3 de ellas, las denominadas

EC-1, EC-2 y EC-3, encontrando respectivamente un cráneo de infante como ofrenda, un

fogón de planta en T y en el relleno creado para la plaza circular un muro tapado con parte

de un friso de una para de araña. Los pisos de estas plazas circulares estaban

cuidadosamente preparados y hechos de arcilla fina. Burger descartó que se hayan usado

como depósitos de alimentos o como reservorios de agua (1987:369-370). En la plataforma

central (o cuerpo central) Burger despeja lo que podemos definir como un espacio de planta

rectangular abierto hacia el frontis pero situado entre la escalera de acceso de la plaza y el

atrio (un “rellano”) en el cual encontró el friso de una boca felínica gigante. También

intervino en una construcción situada en la parte superior, que ya había sido denominada

por Scheele “Room B”. Finalmente en la zona situada a la espalda del cuerpo central

encontró un sector doméstico, evidencias de casas de gente común y basura doméstica:

rastros de alimentos, conchas, vegetales, etc. Finalmente establece en base a 19 fechados

radiocarbónicos (Burger, 1987:372) que el sitio empezó a ser construido antes de los 1100

a.C. y que las últimas fases de construcción estarían fechadas hacia los 850 a.C.

Entre los años de 1987 y 1988 Richard Burger y Lucy Salazar realizaron la segunda

temporada de trabajos en Cardal. Excavaron en dos sectores: el sector doméstico situado a

53
la espalda del cuerpo central (Sector IIIB), y en el cuerpo central, excavando una serie de

habitaciones situadas sobre el ala derecha del cuerpo central (lugar donde encontró un

“altar dual” y graffitis con iconografía similar a Garagay) (Burger y Salazar, 1991:281).

También intervinieron en el cuerpo central el atrio del núcleo y la escalera que permitía el

acceso desde la plaza del sitio al rellano. Burger y Salazar definieron 4 escalinatas

superpuestas, y excavaron 2 atrios superpuestos: el atrio del Templo Tardío y el atrio del

Templo Medio. Pudieron darse cuenta que las escaleras 2 y 3 se correspondían con el atrio

del Templo Medio, y que la escalinata 1 con el del Templo Tardío (Fig. 8). La escalinata 4

que es la más antigua parece corresponderse con un hipotético atrio de un “Templo

Temprano” enterrado y aún no excavado. El atrio del Templo Medio fue un ambiente de

planta rectangular de 1 piso a desnivel y que tuvo tres escalinatas que lo comunicaban con

ambientes superiores, situadas una frente al ingreso y las otras dos en las paredes laterales.

Por fechados radiocarbónicos se sabe que este atrio fue terminado hacia el año 970 a.C. Al

clausurarse fue cubierto cuidadosamente con relleno de piedras, tierra, shicras, etc. y

también se colocaron 15 entierros, envueltos en una manta de algodón y puestos sobre una

estera. Pocos tuvieron ofrendas, y las que hubieron fueron sólo cuentas, orejeras,

instrumentos de tejer, etc. (Burger y Salazar, 1991:287). El atrio del Templo Tardío fue de

paramentos hechos de piedra canteada y tuvo en su piso un pozo circular. Lo curioso es que

ambos atrios no tuvieron decoración mural como los frisos de Garagay, pero en éste último

no existe al parecer un ambiente como el rellano de Cardal. Publica 7 fechados

radiocarbónicos más y finalmente publica también un cuadro comparativo entre los atrios

de Garagay y de Cardal (Burger y Salazar, 1992:138).

Fue en 1990 que Richard Burger y Lucy Salazar iniciaron las excavaciones en el

templo en U de Mina Perdida (Fig. 9). Realizan excavaciones de prueba en el área al sur

54
del templo en U para detectar ocupación doméstica y se empezó la elaboración del plano

topográfico del sitio. También intervinieron el cuerpo central, limpiando la zona del gran

corte de huaqueo hecho en la parte central del núcleo y el área donde se sitúa la escalera

que asciende del vestíbulo al atrio. Burger y Salazar (2009:43) mencionaron que pudieron

definir 16 momentos secuenciales de construcción en todo el perfil despejado y que

encontraron cuatro escaleras superpuestas hacia el frontis del núcleo (Burger y Salazar,

2009:44)). Es importante indicar que encontraron evidencia de un gran incendio en la cima

del cuerpo central que ellos creen formo parte de las ceremonias hechas en la cima (Burger

y Salazar, 2009:43). La segunda temporada se realizó entre Julio y Agosto de 1991, donde

se prosiguió elaborando el plano del sitio y se continuaron con las excavaciones en la zona

al sur del templo en U en busca de evidencias domésticas. También se continuó con la

limpieza y examen de la escalera central, se limpió parcialmente las terrazas ubicadas en la

parte posterior del montículo central y se inició la excavación de lo que quedaba del brazo

izquierdo (Burger y Salazar, 2009:46) llegando a descubrir muestras de láminas de cobre

(Burger y Gordon, 1998:1108). Es importante reparar que se determinó que existía un área

doméstica hacia el oeste del brazo izquierdo, no sólo estando detrás del cuerpo central, lo

que hacía que su área doméstica fuese más grande que Cardal (Burger y Salazar, 2009:47).

Burger en el Capítulo 3 de su libro Chavin and the origins of andean civilization

hace una síntesis de los conocimientos de los templos en U de la costa central. Se explaya

sobre todo en Garagay y Cardal (que son a decir verdad los dos templos en U mejor

conocidos y más excavados e investigados). También menciona datos acerca de los

asentamientos, la subsistencia, los entierros y la organización social. Una de las

conclusiones importantes acerca de éstos monumentos es que no estuvieron integrados

55
dentro de sistemas sociopolíticos complejos, que hubo una débil estratificación social y que

las instituciones religiosas tuvieron un control fuerte de la sociedad.

Richard Burger y Lucy Salazar vuelven a excavar Mina Perdida en una tercera

temporada en 1993, y una cuarta (que fue la última) en 1994. En la tercera prosigue la

limpieza del corte de huaqueo en el núcleo y ubican las escalinatas mas antiguas del templo

(Fig. 9); y en la cuarta intervienen la cima del cuerpo central, ubicando restos de columnas

y también láminas de cobre y oro (Burger y Gordon, 1998:1108) (Burger y Salazar,

2009:54-55). También en 1994 hallaron en el talud sur del cuerpo central los vestigios de

una gran escalera que prácticamente ascendía desde la misma base hasta la cima en 3

segmentos, excavaron nuevamente la zona posterior del cuerpo central ubicando estructuras

domésticas (Burger y Salazar, 2009:55-56) y también hallaron una figurina en una de las

terrazas posteriores del cuerpo central, en forma al parecer de iguana, que tenía un rostro

con pintura y dientes sobresalientes, recordando a una figurina hallada también en Garagay

(Burger y Salazar, 1998:33-35). Burger y Salazar por los 17 fechados radiocarbónicos

hechos en Mina Perdida situan la antigüedad del sitio entre los 1520 a 870 a.C. (Burger y

Salazar, 1998:33), mencionando en esta publicación por primera vez al sitio de Buenavista.

De Julio a Agosto de 1998 Richard Burger y Lucy Salazar excavaron el templo en U

de Manchay Bajo (Fig. 10) en el valle de Lurín. En esta primera temporada lograron ubicar

muros monumentales ubicados en la periferia del sitio, protegiéndolo de avenidas de agua

de la quebrada Manchay colindante hacia el noroeste con el templo y de derrumbes del

cerro ubicado al oeste. También encontraron un área doméstica situada hacia el norte de la

plaza central, se intervino el brazo izquierdo y también el cuerpo central. En éste excavaron

el frontis del edificio, identificando por lo menos una superposición de nueve escalinatas y

tres atrios (Burger,2003b:94). Una fibra de shicra asociada al atrio medio dio un fechado

56
entre 1404-1052 a.C. Entre Julio y Agosto de 1999 fue la segunda temporada, en la cual

prosiguieron las excavaciones en el cuerpo central y también en el muro de grandes

dimensiones que bordea al sitio por el noroeste, situado justo en los límites de las zonas

agrícolas con la superficie desértica de la quebrada de Manchay. Las excavaciones se

intensificaron en esa zona y se comprobó la contemporaneidad del muro (o muralla) con el

templo en U. Su función fue proteger el sitio de avenidas de agua provenientes de la

quebrada provocadas por el Fenómeno del Niño. Por los fechados radiocarbónicos

Manchay Bajo fue coetáneo con Cardal y con la última época de Mina Perdida. La

evidencia sugiere que Manchay Bajo fue abandonado después de los otros dos sitios.

El 2007 Burger hace un balance de los resultados de sus trabajos en los 3 templos en

U: Cardal, Mina Perdida y Manchay Bajo. Lo más importante es que propone que la

arquitectura monumental del valle de Lurín fue posible por sociedades que no tuvieron el

grado de cacicazgos complejos o Estados, si no que se basaron en el trabajo cooperativo y

no en la coerción de una élite (Burger, 2007:347). El 2008 apareció el artículo de Richard

Burger y Lucy Salazar The Manchay Culture and the Coastal Inspiration for Highland

Chavin Civilization en el libro Chavín: Art, Architecture, and Culture publicado por el

Cotsen Institute of Archaeology y la Universidad de California, Los Angeles dando de

forma detallada una definición clara de la cultura Manchay como sociedad que edificó los

templos en U de la costa central y el papel que tuvo ésta cultura en el surgimiento de la

cultura Chavín. Finalmente el 2009 la Pontificia Universidad Católica del Perú publica el

libro Arqueología del Período Formativo en la cuenca baja de Lurín publicando varios

artículos anteriores de Burger y Salazar, versiones en castellano de artículos que

aparecieron en inglés y artículos nuevos.

57
El valle de Chillón

Jorge Silva inició desde los años ochenta una investigación de todo el valle del

Chillón, enfatizando posteriormente ésta en el período Formativo. Así en 1984 hace una

síntesis de los conocimientos que se tenían de El Paraíso hasta ese momento. Compara la

arquitectura del lugar con el patrón de templo en U definido por Williams y llega a la

conclusión que El Paraíso no puede incluirse en esta categoría puesto que no cumple de

forma estricta con el patrón planteado para éstos sitios (sobre todo por la “ausencia” de un

cuerpo central). Otra de sus críticas es la función de los supuestos “brazos” de El Paraíso,

señalando acertadamente que no es segura la contemporaneidad de ambos (Silva, 1984:7).

De todas formas el debate sobre este tema ha continuado hasta nuestros días.

En 1988 Joyce Marcus y Jorge Silva, en un breve resumen de la historia

prehispánica del valle del Chillón, sitúan en el Precerámico 7 (2500 – 1800 a.C.) (en la

denominada fase Gaviota (1900 – 1750 a.C.)) la construcción del complejo de El Paraíso,

mencionando que algunos investigadores postularon que su construcción la realizó una

jefatura. Para el Período Inicial (1750 – 1000 a.C.) ubican a la mayoría de templos en U

(como Garagay, La Salina (Las Salinas), Huacoy, Chocas, Cueva (Pampa de Cueva).

Vuelven a mencionar la hipótesis que las sociedades encargadas de su construcción fueron

jefaturas, preguntándose si estos templos tuvieron la función de integrar linajes particulares,

si algunos tuvieron mayor control que otros y si hay evidencia de varios niveles jerárquicos

en ellos (Marcus y Silva, 1988:40). Finalmente para el Horizonte Temprano (1000 – 100

a.C.) mencionan que varios de los conjuntos en U siguieron en funcionamiento: Huacoy,

Cueva, Chocas, pero sobre todo Garagay, mencionando para ésta época las ofrendas Chavín

depositadas en el atrio del Templo Medio del mismo y la construcción de la plaza circular

hundida frente al brazo derecho.

58
Luego Silva ubica para finales del Precerámico (7,000 – 1,800 a.C.) al sitio de El

Paraíso y para el Período Formativo (1,800 – 200 a.C.) menciona tres tipos de estructuras:

estructura piramidal simple, estructura piramidal con recinto circular semihundido y

estructura en forma de “U”. Asigna para el segundo caso al sitio de Pucará, y para el tercer

caso los sitios de Huacoy, Chuquitanta (Chuquitanta A), Chocas y Cueva (Pampa de

Cueva) (Silva, 1992:395).

Los años de 1992 y 1993 Jorge Silva y Cecilia Jaime excavaron 13 unidades de 2x2

m. en el templo en U de Pucará. Es importante que en las unidades abiertas en la plaza

circular hayan encontrado vestigios de un piso ya algo erosionado (Silva y Jaime,

2000b:38). Como conclusiones Silva y Jaime mencionan que el sitio al parecer tuvo una

sola ocupación y que no se encontraron evidencias de shicras (Silva y Jaime, 2000b:42).

Posteriormente realiza un estudio de patrones de asentamiento de todos los sitios del

valle, prospectados en el valle bajo, medio y alto. Para el Período Inicial menciona el patrón

de planta en U, mencionando que éstos centros ceremoniales en el valle del Chillón son 8:

Oquendo (o Salamanqueja), Chuquitanta A (PV46-522), Chuquitanta B (PV46-530/534,

543, 544), Pro (se refiere a Infantas), Pampa de Cueva (PV46-130) (que lo incluye en el

Chillón), Huacoy (PV46-135), Chocas (PV46-758) y Santo Toribio de Pucará (PV46-949a)

(Silva, 1996).

Posteriormente hace mención de las prospecciones que realizó en las partes baja y

media del valle y de la arquitectura monumental del Período Formativo. La divide en:

edificios con planta en U, pirámide y recinto circular hundido y pirámides simples. Para el

primer caso menciona a Huacoy, Pampa de Cueva, Chuquitanta A, Chuquitanta B, Pro

(Infantas), Oquendo (Salamanqueja), Chocas y Santo Toribio de Pucará. Es importante que

para el tercer caso mencione a Cocayalta (se refiere a nuestro templo en U) (Silva, 1998).

59
En 1998 inicia la delimitación del templo en U de Huacoy mediante la apertura de

unidades de excavación alrededor de los montículos, además de iniciar el levantamiento

topográfico. Se excavaron seis unidades en la zona externa del brazo derecho (Unidades 1-

6). Otras seis se excavaron en la zona externa del brazo izquierdo (Unidades 9-14). Por

último se excavaron 4 más en la zona sur posterior del cuerpo central (Unidades 15-18)

(Silva y Jaime, 2000a:64-66). En 1999 estas excavaciones prosiguieron, además de excavar

una Unidad más (20) en el extremo norte del brazo derecho y ampliarse las unidades 11 y

13 de la zona externa del brazo izquierdo. También se excavó una unidad al este del

vestíbulo, en el área de la plaza del sitio, no encontrando evidencias de un piso o algun tipo

de apisonado (Silva y Jaime, 2000a:69). Al parecer por lo mencionado por Silva y Jaime

demuestran que no encontraron ninguna señal de construcciones en la plaza, ninguna

evidencia de pisos (como los encontrados en Cardal por Burger y en Garagay por Cock) y

ninguna evidencia de suelo agrícola (hipótesis de Williams). También ambos

investigadores sospechan de la evidencia de avenidas de agua en las unidades exteriores al

brazo derecho, provenientes al parecer de crecidas del río o de la quebrada de Torre Blanca

situada al frente del sitio, avenidas que piensan fueron ocasionadas por el Fenómeno del

Niño (Silva y Jaime, 2000a:67). Hacen un plano del sitio con una sectorización: el cuerpo

central más el vestíbulo es el Sector I, el brazo izquierdo es el Sector II, el brazo derecho es

el Sector III y la plaza del sitio es el Sector IV (Silva y Jaime, 2000a:59). El sitio ha

seguido siendo excavado por ellos hasta la actualidad.

San Jacinto

La investigación que Lucénida Carrión empezó en los años 80 en el templo en U de

San Jacinto (Fig. 11) en el valle de Chancay ha sido la única intervención con excavaciones

60
hecha en un templo en U de este valle. Por ello mismo tiene mucha importancia porque es

la única referencia para el mismo.

Entre los años de 1986 y 1987 Lucénida Carrión junto con Cristina Baltazar, Beatriz

Miyashiro, Francisco Medina y Margarita Mejía realizaron excavaciones en el templo en U

de San Jacinto en el valle de Chancay, siendo parte de su práctica preprofesional, bajo la

asesoría de Rosa Fung. Estas excavaciones se localizaron en tres zonas: dos unidades en la

plaza del sitio (Sector D), otras dos unidades en la parte externa del brazo derecho (Sector

G) y una unidad en el brazo izquierdo (Sector C) (Carrión, 1994:48).

En 1993 Lucénida Carrión realizó su segunda temporada de excavaciones en San

Jacinto, entre los meses de Setiembre a Noviembre. Carrión excava ésta vez 5 áreas en la

plaza central ó Sector D, 1 unidad en el Sector H (situado a la espalda del cuerpo central) y

dos unidades en el Sector G. Las excavaciones de ésta temporada fueron más extensivas

que las desarrolladas los años de 1986-87. Presenta un plano del sitio y una sectorización:

el Sector A (brazo derecho), Sector B (cuerpo central), Sector C (brazo izquierdo), Sector D

(plaza central), Sector E (lado derecho del vestíbulo), Sector F (lado izquierdo del

vestíbulo), Sector G (zona externa del brazo derecho), Sector H (zona externa o posterior

del cuerpo central) y el Sector I (zona externa del brazo izquierdo) (Lucénida, 1994:51).

En 1997 Carrión compila todos los datos obtenidos en las campañas de excavación

en el sitio en los años de 1986, 1987 y 1993. Describe las excavaciones hechas sobre todo

en la plaza del sitio (donde encontró evidencia de construcciones, al parecer vestigios del

vestíbulo) y en otros sectores. Realiza además un análisis y descripción de los diferentes

grupos cerámicos definidos en este sitio y sus relaciones con sitios como Ancón, Garagay,

San Humberto (Huacoy), La Florida y Las Aldas. Finalmente incluye un listado de otros

templos en U ubicados por ella en el valle de Chancay, que son siete: San José A,

61
Miraflores (o Barranca), San Ignacio, Huando B, Huaca de tierra (o Barranquito),

Quilcayán y Cerro Prieto. Fue la primera vez que se dió una descripción de algunos de

éstos templos en U del valle de Chancay y fue la primera vez que se da noticia del sitio de

Quilcayán. Propone cuatro fases para la ocupación de San Jacinto: Fase I (1600-1200 a.C.),

Fase II (1200-900 a.C.), Fase III (900-500 a.C.) y Fase IV (500-200 a.C.). Por lo expuesto

por Carrión San Jacinto es ocupado durante un largo período, desde el Período Inicial hasta

prácticamente el final del Horizonte Temprano, coexistiendo con las influencias Chavín en

la costa central, con lo cual sería uno de los templos en U más tardíamente ocupados, ya

que los del Rímac y Lurín fueron abandonados hacia el 800 a.C (Carrión, 1997).

Después sintetiza la información proporcionada por sus temporadas de excavación

en el sitio y por los datos finales que arroja su tesis aprobada el año anterior. Hace mención

de sus excavaciones sobre todo en el Sector D del sitio (plaza central) y menciona que se

excavaron dos zonas: un área con estructuras y un área sin ellas, lo curioso es que esta

última se trazó justo en medio de la misma plaza, donde no se encontraron pisos y rellenos

postformativos (Carrión, 1998:242). Hace mención de sus cuatro fases de ocupación del

sitio e ilustra cerámica de cada una de ellas.

Otras contribuciones

Después que Williams diera la definición del patrón de templo en U de la cultura

Manchay varios investigadores, fuera de los anteriores que hicieron investigaciones más

sistemáticas sobre un sitio o varios en un área determinada, hicieron también sus

contribuciones al respecto, de forma no tan sistemática como los anteriores.

Mercedes Cárdenas publica 2 fechados para el sitio de Chacra Socorro B, uno de

7,230+-180 a.C. y otro de 1,440+-80 a.C.; 2 fechados más de Garagay (1,220+-80 a.C. y

780+-70 a.C.); y finalmente un fechado de Mina Perdida de 2,800+-100 a.C. y uno más de

62
Cardal de 2,360+-90 a.C. (Cárdenas, 1977-78). En la misma publicación Cirilo Huapaya

Manco detalla, entre otras técnicas arquitectónicas de uso de vegetales, las famosas shicras.

Huapaya señala que “Tiene semejanza con un tipo de bolsa pequeña que se llama Shicra,

en la actualidad los usan los arrieros para el transporte de carga entre la costa a la Sierra

y viceversa.” (Huapaya, 1977-78:28). Por estos datos es al parecer Huapaya el que acuña

este nombre a ésta técnica arquitectónica. Aparte de Huaricanga señala otros templos en U

que tienen ese elemento: Pampa de Cueva y El Paraíso en el Chillón y Mina Perdida en el

valle de Lurín. Para el sitio de El Paraíso señala la publicación de Engel de 1966, indicando

los dos tipos de canastas que se encontraron: la primera construida con junco y hojas de

caña, conteniendo bolas de barro (al parecer con fines ceremoniales) y la segunda que tuvo

como función el traslado de piedras con fines de relleno arquitectónico, siendo ésta última

la shicra común (Huapaya, 1977-78:30-31).

En 1978 Mejía Xesspe menciona sitios como Caudivilla (Huacoy), Garagay Alto

(Garagay) (mencionando las excavaciones de Casafranca en 1959, sus observaciones en

1961 y también las recientes excavaciones del INC allí) y Pampa de Cueva (señalando la

existencia de un geoglifo desde el templo en U hacia la parte alta de la quebrada) (Mejía,

1978). En la misma publicación Lorenzo Roselló señala la filiación Formativa de los

geoglifos de Canto Grande, mencionando también los templos en U de Las Salinas, Pampa

de Cueva, Garagay, Chocas, Caudivilla (Huacoy) e Infantas. Rosselló plantea una estrecha

relación entre los geoglifos y los templos en U, diciendo que “Canto Grande es el “Campo

de Pruebas Astronómicas” cuyas comprobaciones van a determinar los ejes de ejecución-

construcción de los Centros Ceremoniales vecinos.” (Rosselló, 1978:527) hipótesis que

desarrolla en publicaciones posteriores.

63
En 1985 Ravines se concentró en inventariar los sitios del valle bajo del Rímac,

llegando sólo hasta los inicios del valle medio. De todas formas su inventario en su

momento fue el más completo y es hasta la fecha uno de los más detallados. Describe de

una forma puntual los sitios de Garagay, Pampa de Cueva, La Florida y Huaca Las Salinas.

Algo importante es que Ravines registra por primera vez una serie de montículos en San

Martín de Porres que Rosselló señalaría en 1997 que fueron partes de una serie de templos

en U, éstos son: Huaca Condevilla Señor 1 (Condevilla Señor A), montículo que fue parte

del brazo derecho de este templo en U y Condevilla Señor 2 (Condevilla Señor B),

montículo que fue el cuerpo central de este templo en U.

Jonathan Palacios desarrolla una secuencia de la cerámica del Formativo para el

área de Huachipa alterna a la planteada por Silva y otros investigadores en la misma zona

unos años antes. Menciona los estilos Jicamarca (ubicado en el Período Inicial), Ventana,

Cerro, Pinazo y Huayco. Relacionado con el estilo Jicamarca, que vendrían a ser las

primeras ocupaciones alfareras de la zona de Huachipa, menciona la existencia de un nuevo

templo en U para el Rímac: San Antonio, que empezó a ser construido en las primeras fases

del estilo Jicamarca y que en sus comienzos fueron pequeñas plataformas, de muros de

cantos rodados con argamasa de barro (Palacios, 1987:14). Finalmente dice que el

montículo principal fue reutilizado en la época Jicamarca, agregando un nuevo nivel

constructivo lo que proporcionó su configuración final en U. Lamentablemente para el año

de publicación ya la fábrica “Textil Perú-Pacífico” había adquirido esos terrenos y había

nivelado el brazo izquierdo, además de hacer un profundo forado en la parte posterior del

cuerpo central. Es importante que mencione que acompañando al templo en U estaban algo

de 24 montículos piramidales aterrazados, situados al oeste del mismo.

64
En 1988 Elzbieta Zechenter hace un análisis de las estrategias de subsistencia que

tuvieron las sociedades que habitaron el valle de Supe en el Precerámico Tardío y en el

Período Inicial. Para éste último período hizo mención dentro de los patrones de

asentamiento al patrón en U, definiendo más templos en U que La Empedrada (al que le da

el código E1-3). Señala que junto con La Empedrada (al cual le da un fechado de 1550

a.C.) los templos en U de El Chirimoyo (E1-1) y El Molino (E1-2) (ambos situados en el

valle bajo de Supe) son sitios típicamente del patrón en U. Además de éstos tres templos en

U señala a Alpacoto (E1-10), Pueblo Nuevo (E1-15) y Las Carpas (E1-7).

En 1993, debido a una denuncia efectuada por unos propietarios de fundos en las

cercanías de la zona conocida como “Las Palmas” en el valle bajo de Lurín, el INC paralizó

la demolición del templo en U de Huaca Candela. El propietario de los terrenos donde se

encontraba el sitio, Antonio Andaluz, había iniciado la demolición del cuerpo central con

maquinaria pesada. Después de paralizadas las obras un equipo de arqueólogos dirigidos

por Luisa Díaz inició un proyecto de evaluación en lo que quedaba del cuerpo central y en

el brazo izquierdo. Apareció una nota en El Comercio (09/05/1993) en la cual se daba

cuenta de los daños sufridos por este sitio y se daban algunas noticias acerca del resultado

de las excavaciones.

En el inventario de la UNI de 1994 para el valle del Chillón se menciona los

templos en U de Salamanqueja (15-1262), El Paraíso (15-1166, 15-1095 y 15-1156),

Infantas (15-1030 y 15-1155), Huacoy (denominado “Huacoy Templo”) (15-1128), Chocas

(15-1085) y Cocayalta (denominado “Cocayalta III”) (15-1099). Para el valle del Rímac

menciona a: Garagay (15-1278), Pampa de Cueva (15-1253), Condevilla Señor A

(denominado “Huaca Condevilla Señor 1”) (15-1342), Condevilla Señor B (denominado

“Condevilla Señor 2”), La Florida (15-1257), El Golf A (denominado “San Isidro”) (15-

65
1295), Las Salinas (15-1002), San Antonio (denominado “Huachipa – Templo”) (15-1259),

Yanacoto (15-1005) y Ricardo Palma (denominado “Ricardo Palma 1”) (15-1260). Y para

el valle de Lurín menciona los sitios de Mina Perdida (15-1001), Cardal (15-1033),

Manchay Bajo (15-1035) y Piedra Liza (15-1034). Para los casos de Salamanqueja, El Golf

A y Ricardo Palma fue la primera vez que se hizo mención de ellos. También este año

Katie Navarro, a base del catastro de Williams y Merino, hace una contabilización de 15

“complejos con planta en U” los cuales divide en dos grupos: los conformados por tres

pirámides dispuestas en forma de U (templos en U propiamente dichos) y los edificios con

planta en U. En el primer grupo incluye 9 sitios y en el segundo 6. Los sitios del segundo

grupo no son templos en U propiamente dichos así que los excluímos de este estudio. En

cuanto a los 9 sitios que ella señala como templos en U sólo 5 lo son: El Chirimoyo, El

Molino, Pueblo Nuevo, La Empedrada y Las Carpas.

En 1995 Gori Echevarría hace un estudio comparativo de los materiales implicados

en la construcción de arquitectura monumental en el período Formativo. Menciona los

materiales involucrados en la edificación de El Paraíso, Pampa de los Perros, Huacoy,

Chocas, Pacaray (Pucará), Garagay, La Florida, Pampa de Cueva, Las Salinas, Yanacoto,

Mina Perdida, Manchay Bajo, Cardal, Mal Paso y Piedra Liza. En la tipología que elabora

menciona dos tipos de materiales: materiales constructivos de relleno (rellenos sueltos y

shicras) y materiales constructivos murarios. En éste último distingue dos tipos: líticos

(piedra de campo, piedra canto rodado y piedra de cantera) y adobes (cúbicos, cónicos y

hemisféricos) (Echevarría, 1995). Incluye un cuadro con los principales materiales

arquitectónicos de los templos en U mencionados.

En 1996 Fidel Fajardo hace una descripción del templo en U de Piedra Liza y de la

cerámica e incluye un plano del lugar (Fajardo, 1996:64). También Lizardo Tavera en un

66
artículo en internet hace alusión de un templo en U más en el valle de Lurín: Pampa

Cabrera (Tavera, 1996).

En 1997 Rosselló plantea la estrecha relación entre los geoglifos de la quebrada de

Canto Grande y los templos en U (con lo que se datarían a éstos geoglifos en el Período

Inicial), mencionando que para la construcción de cada templo en U se emplearon éstos

geoglifos para trazar la orientación tanto del frontis, los brazos, plazas circulares, etc. hacia

puntos astronómicos como estrellas, puntos de aparición y ocaso del sol, etc. Ésta es una

hipótesis novedosa pero que aún necesita de pruebas empíricas para comprobarse. Fuera de

la descripción y análisis del campo de geoglifos Rosselló hace un recuento de varios de los

templos en U estudiados por él, entre ellos Huacoy (denominado por él “Caudivilla II”) que

asocia a los geoglifos de la quebrada de Torre Blanca e Infantas8. También Rosselló fue el

primero en reparar la existencia, en el área de San Martín de Porres al sur de Garagay, de

por lo menos tres templos en U: Condevilla Señor A (que Roselló denomina “Condevilla

Señor B”), Condevilla Señor B (que Rosselló denomina “Condevilla Señor A y que le

asigna una data precerámica) y Condevilla Señor C. Por las fotos aéreas publicadas por él

los tres templos tenían la misma orientación de Garagay y es importante mencionar que

actualmente aún quedan vestigios de los dos primeros (Rosselló, 1997:74-75). También

identifica en las fotos aéreas a Chuquitanta A (que lo menciona como “Puente Inga”) y a

Chuquitanta B (que lo menciona como “Collique”) (Rosselló, 1997:75-76). Menciona

también un templo en U más en la zona de Huaycán en el valle del Rímac (Rosselló,

1997:51-52), cuya existencia aún no ha sido comprobada. Finalmente concluye el trabajo

mencionando que a principios del primer milenio a.C. hubo un terremoto en la costa

8
Para el cual menciona el hallazgo de adobes cónicos, lo que confirmaría su data Formativa (Rosselló,
1997:39,77-78).

67
central, que modificó el cauce del Chillón y del Rímac y que estuvo asociado al tsunami

que mencionó Bird en 1987 (Rosselló, 1997:59). Este evento ocasionó la desestructuración

de la sociedad que erigió los templos en U.

También este año Jorge Silva y Rubén García tratan en una publicación de dos

temas: la descripción de su secuencia alfarera elaborada en Huachipa en base a

prospecciones y excavaciones hechas desde 1978 (Huachipa-Jicamarca A,B, C y D) y la

hipótesis que los sitios del valle del Rímac del Formativo expresan un patrón de

asentamiento correlacionable a un sistema tipo Jefatura, Señorío, Cacicazgo o Curacazgo.

Para el caso de los templos en U del valle del Rímac mencionan que cada templo integraba

a una cantidad no precisada de sitios o aldeas y que esas poblaciones participaban de un

mismo “sistema de creencias base” y una “estructura ceremonial” materializada en los

templos, pero que cada uno de estos grupos de asentamientos ligados a cada templo

“reinterpretó” el sistema y modificaron los ritos y las estructuras de los templos (Silva y

García, 1997:222). Además de eso mencionan que la población que circundaba cada templo

en U tuvo más de un asentamiento, que cada templo controló una pequeña parte del valle,

que llevó una vida relativamente autónoma y que entre todos ellos establecieron vínculos

fluidos (Silva y García, 1997:222).

Silva y García sólo mencionan para el caso del Rímac siete templos en U: Garagay,

San Isidro (El Golf A), La Florida, Huaca Las Salinas, San Antonio, Yanacoto y Ricardo

Palma. Ellos también suponen que debió existir un templo en U entre San Miguel y

Bellavista (debido a la presencia en la zona de numerosos sitios domésticos Formativos) y

también uno en la sección del valle medio entre San Antonio y Yanacoto, ya que entre

ambos sitios hay una distancia de 26 km. (Silva y García, 1997:223).

68
En Agosto de 1997 se desploma el ambiente construido de caña que protegía los

frisos de Garagay del brazo derecho. Dante Casareto interviene el sitio de Diciembre de

1997 a Enero de 1998. No sólo reconstruye el derruído ambiente construido en la época de

las excavaciones de Ravines sino que realiza un plano de la arquitectura excavada y puesta

al descubierto de ese brazo. El plano se encuentra en un informe presentado al INC

(Casareto, 1998) más detalles de las labores hechas en la intervención del sitio. Este plano

llegó a ser publicado (Fuentes, 2007:22). Casi simultáneamente con los trabajos de

Casareto, de Noviembre de 1997 a Enero de 1998 Guillermo Cock realiza excavaciones en

las áreas de Garagay ocupadas por el asentamiento humano “12 de Agosto” con el objeto

de hacer una evaluación. Se excavaron 25 unidades en los márgenes interiores de la

poligonal original de Garagay, encontrando arquitectura en algunas de las situadas en las

cercanías de los montículos. Destacó que en la plaza del sitio encontraran un apisonado

constante en todas las unidades, cubierto de capas de sedimento producto de avenidas de

agua9. También realizó 4 trincheras, tres de ellas que involucraban el brazo derecho

encontraron que en la base noroeste del brazo se encontró dos o tres remodelaciones en la

fachada del edificio, y que dos de éstas remodelaciones estuvieron asociadas a un piso que

según Cock es el mismo que exhibe la plaza circular hundida (Cock, 1998:30). En la

trinchera 2, en el extremo suroeste del montículo, se encontró un muro asociado a un piso

bien preparado, que al ser remodelado se le cubrió aparentemente de cantos rodados. Éste

piso Cock lo considera el mismo que aparece en la trinchera 11 y en la plaza circular

hundida. Las trincheras también probaron que originalmente el brazo derecho fue más

extenso de lo que actualmente se ve, diríamos tal como es actualmente el brazo izquierdo,

lo que probaría que el conjunto en un inicio fue simétrico, y que la actual condición del

9
Lo que respaldaría el hallazgo de Burger de pisos en la plaza de Cardal.

69
brazo derecho es por una descomunal avenida de agua. También se hizo otra trinchera

(Trinchera 8) en el talud sur del cuerpo central, lo que descubrió una serie de terrazas

escalonadas, teniendo ofrendas algunas de ellas, como el esqueleto de un cóndor (Cock,

1998:51).

También ese año Marco Machacuay y Rocío Aramburú presentan, en un artículo de

descripción e interpretación de entierros tardíos en el templo en U de Las Salinas, un plano

(Machacuay y Aramburú, 1998:38) hecho en base a las fotografías aéreas del SAN, en

donde pueden distinguirse claramente los dos templos en U que conforman el “Complejo

de Las Salinas”, el más grande (Las Salinas A), que ha sido constantemente mencionado en

la literatura como el templo en U de Las Salinas, y Las Salinas B situado en la zona exterior

sur del brazo derecho, adyacente al anterior templo y siendo tres veces más chico. En el

croquis se evidencia que para la época de las fotos aéreas sólo conservaba el cuerpo central

y el brazo derecho. En toda la zona se distinguen numerosos montículos pequeños.

Daniel Chumpitaz realiza una descripción y levantamiento isométrico del sitio de

Pampa de Cueva en base a la foto aérea de la década del 40. Algo interesante es que plantea

que para el caso de este sitio el elemento “vestíbulo” de los templos en U ha crecido en

tamaño, encerrando a la plaza central, por lo que deduce que la importancia de las

ceremonias realizadas en éste ambiente aumentaron en comparación a sitios como La

Florida o Garagay. También menciona que en la primera plataforma del cuerpo central se

ubicaba una plaza circular hundida, ahora al parecer ya desaparecida (Chumpitaz, 1999:17).

Posteriormente Christian Mesía trata sobre las implicancias que tiene el templo en U

de Anchucaya y las relaciones que pudo tener con el resto de templos en U en el valle de

Lurín, como con Piedra Liza, distante unos 15 km. valle abajo (Mesía, 2000) y también

Ruth Shady, Camilo Dolorier, Fanny Montesinos y Lyda Casas mencionan a los templos en

70
U de El Molino, Pueblo Nuevo y Alpacoto en Supe, señalando para El Molino la presencia

de plazas hundidas (Shady, Dolorier, Montesinos y Casas, 2000:35).

El 2001 Isabelle Druc, Richard Burger, Regina Zamojska y Pierre Magny hacen una

comparación de cerámica de Ancón y de Garagay, usando técnicas como análisis

petrográfico, fluorescencia de rayos X, microscopia electrónica y microanálisis por rayos X

de energía dispersiva (SEM-EDX). La cerámica de Garagay usada en éste análisis provino

de las excavaciones de Cock, que según los autores de éste artículo es contemporánea con

la fase Urabarriu de Chavín de Huántar (Druc, Burger, Zamojska y Magny, 2001:31). Entre

las conclusiones está el que al parecer hubo poco intercambio entre la cerámica de ambos

sitios, lo que avalaría la idea de que ambos tuvieron centros de producción alfarera propios

para abastecer sus propias necesidades.

En una ponencia presentada por Pablo Gómez al XII Congreso Nacional de

Estudiantes de Arqueología, organizado por la CONADEA10 trató sobre los desaparecidos

templos en U de El Golf A y El Golf B, que se ubicaron en el actual distrito de San Isidro,

trabajo hecho en base a las fotografías aéreas del SAN, siendo El Golf A más grande y El

Golf B situado hacia el noroeste del anterior (Gómez, 2002).

El 2003 Chamorro hace un recuento de los sitios e investigaciones hechas en San

Juan de Lurigancho. Para el Período Inicial (1800 – 900 a.C.) menciona los sitios de

Próceres, Cerro Lurigancho, Cerro Gramal y Azcarrunz. Éste último lo tipifica como un

templo en U y que fue identificado por primera vez por Julio Abanto y Emma Eyzaguirre

en 1996. Al parecer en la actualidad el sitio ya no existe pero por las fotos aéreas de la

década del 40 se puede identificar la planta en U del sitio. Chamorro menciona que el

10
Son las siglas de: Coordinadora Nacional de Estudiantes de Arqueología.

71
templo tiene una orientación de 50º al Noreste y que ocupa un área de 1500 m2 (Chamorro,

2003:21).

El 2004 Mercedes Cárdenas da cuenta de sus observaciones hechas en el templo en

U de Chacra Socorro en dos visitas hechas el año 2003, denunciando la progresiva

ocupación por parte de invasores de ambos brazos del templo. Es importante que Cárdenas

fue la primera investigadora que reparó en la existencia de dos templos en U en este lugar:

Chacra Socorro A (que Cárdenas menciona como el conjunto principal y de mayor tamaño,

dándole el código 36-23h-3k7) y Chacra Socorro B (que menciona como el conjunto

menor, situado hacia el suroeste del cuerpo central del anterior, dándole el código 171-23h-

3k-6). Cárdenas también menciona que en el extremo este del brazo derecho encontraron en

los forados hechos por los invasores para construir sus viviendas a un muro de piedras

conteniendo un relleno de cantos rodados y shicras (Cárdenas, 2004:2). Menciona también

al pozo circular hundido (de diámetro este-oeste de 27 m.) y que reconoció en el cerro

Mirador, situado al este del sitio, una escalinata de 5 peldaños hechos de barro, piedra tosca

y shicras. Incluye finalmente un croquis de ambos templos en U. También este año

realizaron una extensa prospección del valle de Huaura Katherine Nelson y Alvaro Ruiz

confeccionando un inventario de los sitios de este valle (registraron 555 sitios y 20 fueron

del Período Inicial). Mencionan a los dos templos en U de Chacra Socorro A y Chacra

Socorro B. Al primero denominan PV41-153 y confirman el dato de Mercedes Cárdenas

que los rellenos de las plataformas que conforman los brazos y el cuerpo central son de

cantos rodados, barro y shicras. En el caso de Chacra Socorro B cada montículo es

denominado como un sitio arqueológico por separado. Es interesante que también ubicaran

estructuras con shicras en la cima del cerro Mirador situado al este del brazo derecho de

72
Chacra Socorro A, confirmando el dato de Cárdenas, estructuras que estarían relacionadas

con los templos en U.

El 2007 publicamos un recuento de las investigaciones realizadas en el templo en U

de Garagay, además de detallar la invasión y ocupación ilegal del sitio por parte del

asentamiento humano 12 de Agosto desde 1985 hasta la actualidad. Lo más importante es

que se publica el plano de Dante Casareto de la estructuras del brazo derecho y se calibra

los fechados de Ravines del sitio, por lo cual calculamos que el Templo Temprano estaría

fechado hacia los 1600 a.C., el Templo Medio (donde están los frisos del atrio) sería del

1400 a.C. y el Templo Tardío se asignaría hacia los 1200 a.C. (Fuentes, 2007:37-38). Este

año también Abel Traslaviña, Natalia Haro y Edgar Bautista detallan las características de

dos sitios situados en la cima del cerro Mulería frente a Garagay: El Pacífico A y El

Pacífico B. Los autores asignan ambos sitios al Precerámico Tardío en base a la presencia

de shicras en las estructuras (Traslaviña, Haro y Bautista, 2007). Es importante el hallazgo

de estos sitios ya que de alguna manera se relacionarían con Garagay, ya que en otros

templos en U (como Chacra Socorro A) se han encontrado en un cerro frente a uno de los

brazos estructuras y shicras.

2b4. Nuevos sitios a considerar

Williams cuando define el patrón de templo en U para la costa central en 1971 hace

un listado preliminar de nueve templos en U: El Paraíso, Huacoy, Chocas, Garagay, La

Florida, Huaca Las Salinas, Manchay Bajo, Parka y Mina Perdida. Posteriormente aumenta

en 21 sitios cuando agrega los siguientes templos en U en su publicación de 1978-80:

Barbacay, La Empedrada, Huaura (Chacra Socorro A), Huayabal, Salinas, San Jacinto, San

Ignacio, Huando B, Miraflores, Cuyo, El Paraíso, Cueva (Pampa de Cueva), Huacoy,

73
Chocas, Garagay, La Florida, La Salina (Las Salinas), Mina Perdida, Manchay Bajo, Cardal

y El Salitre11. Finalmente en su artículo de 1985 agrega al listado del artículo de 1978-80

un sitio más: Estación. Es curioso que en su publicación de 1983 menciona 2 templos en U

más del valle de Chancay: Porvenir (un sitio del cual no hemos tenido más referencias ni

hemos podido ubicar en el mapa del valle así que lo hemos descartado) y Huaral. En total el

listado de templos en U que Williams tiene para 1985 es de 25 templos en U. De todos ellos

sabemos que no son de este patrón realmente Barbacay y El Salitre (además de Porvenir del

cual no hemos tenido mayor referencia), con ello el listado sería de 22 sitios. Hay que

mencionar que este listado fue posible en parte debido a la información que realizaron los

catastros de los valles de la costa en los setenta.

Pero desde ese año (y en verdad desde tiempo anterior a esa fecha) otros

investigadores habían reparado y descubierto otros sitios que serían asignados a este patrón.

Así Bueno (1982) agrega Piedra Liza y Mal Paso, y en (1983) agrega a Cocayalta, Pacaray

(Pucará) y Yanacoto. Palacios (1987) a San Antonio. Zechenter (1988) a El Chirimoyo, El

Molino, Pueblo Nuevo, Alpacoto y Las Carpas. Silva (1992) a Chuquitanta A. UNI (1994)

a Salamanqueja, El Golf A y Ricardo Palma. Silva (1996) a Chuquitanta B y Pro (Infantas).

Tavera (1996) a Pampa Cabrera. Carrión (1997) a San José A, Huaca de tierra (o

Barranquito), Quilcayán y Cerro Prieto. Roselló (1997) a Condevilla Señor A, Condevilla

Señor B y Condevilla Señor C. Burger y Salazar (1998) a La Candela y Buenavista.

Machacuay y Aramburú (1998) a Las Salinas B. Mesía (2000) a Anchucaya. Gómez (2002)

a El Golf B. Chamorro (2003) a Azcarrunz. Cárdenas (2004) a Chacra Socorro B.

11
Es curioso que no mencione a Parka, que había mencionado con anterioridad y con el cual el número sería
de 22.

74
Del listado de 22 templos en U de Williams en 1985 aumentó para el 2004 a 54

templos en U (más de la mitad) lo que evidencia la gran densidad de estas edificaciones en

estos valles. De todas formas pensamos que podrían agregarse 4 sitios más que a nuestro

juicio podrían entrar dentro de la denominación de templo en U de la cultura Manchay:

Huaricanga en el valle de Fortaleza (Muelle (1940), Ishida, et. al. (1960), Horkheimer

(1965), Huapaya (1977-78), Vega-Centeno, Villacorta, Cáceres y Marcone (1998) y Haas y

Ruiz (2003)), Huayto y Potao en el valle de Pativilca (Haas y Ruiz (2002) y Creamer, Ruiz

y Haas (2007)) y Las Salinas C en el valle del Rímac, al suroeste de los templos en U de

Las Salinas A y B (Machacuay y Aramburu, 1998:38).

2c. Listado de sitios arqueológicos identificados como templos en U de la cultura

Manchay.

Por nuestras revisiones bibliográficas podemos decir que hasta la fecha se han

detectado cincuenta y cuatro (54) templos en U, a los que se sumaría los cuatro propuestos

por nosotros, sumando en total 58. Encontrándose repartidos desde el valle de Fortaleza por

el norte hasta el de Lurín por el sur.

En el valle de Fortaleza se encuentra uno: Huaricanga. En Pativilca tres: Estación,

Huayto y Potao. En Supe seis: El Molino, El Chirimoyo, La Empedrada, Alpacoto, Pueblo

Nuevo y Las Carpas. En Huaura tres: Chacra Socorro A. Chacra Socorro B y Huayabal. En

Chancay once: Salinas, San José A, Miraflores, San Jacinto, San Ignacio, Huando B,

Huaral, Cerro Prieto, Huaca de tierra, Quilcayán y Cuyo. En el Chillón localizamos nueve:

Salamanqueja, El Paraíso, Chuquitanta A, Chuquitanta B, Infantas, Huacoy, Chocas,

Pucará y Cocayalta. En el Rímac se ubican quince: Garagay, Pampa de Cueva, Condevilla

Señor A, Condevilla Señor B, Condevilla Señor C, El Golf A, El Golf B, La Florida,

75
Azcarrunz, Las Salinas A, Las Salinas B, Las Salinas C, San Antonio, Yanacoto y Ricardo

Palma. En Lurín se encuentran diez: Candela, Buenavista, Mina Perdida, Parka, Cardal,

Manchay Bajo, Pampa Cabrera, Mal Paso, Piedra Liza y Anchucaya (Fig. 5).

2d. Antecedentes de estudio de Huaca La Florida

La Huaca La Florida es un monumento del que no tenemos noticias o referencias

más antiguas que las de la década de los cuarenta del siglo XX. A diferencia de otros

monumentos del que hay algunas noticias proporcionadas por los viajeros del siglo XIX (o

inclusive coloniales) de La Florida no poseemos ninguna referencia dada de estas épocas, a

pesar de su cercanía al casco urbano antiguo de la ciudad de Lima y de que numerosos

investigadores exploraran el valle de Lima desde el siglo XIX.

Creemos que esto se debió a que La Florida, como muchos monumentos de épocas

tempranas del área andina, semejaron por muchos siglos ser simplemente montículos

naturales ya que por su antigüedad la erosión y otros factores habían desaparecido de la

superficie todo vestigio de arquitectura, cubriendo las estructuras con una capa de tierra y

polvo, a diferencia de otras estructuras más tardías en las cuales sí se podían identificar

como montículos prehispánicos por la presencia de tapias, adobes, etc.

De todas formas vale la pena mencionar la observación que hiciera Mejía Xesspe

sobre el forado o cráter que exhibe el cuerpo central del montículo principal de La Florida,

abierto hacia su frontis y por ende hacia la plaza principal del sitio. Mejía menciona que

este forado de grandes dimensiones se debió probablemente a algún saqueo colonial con la

intención de buscar tesoros antiguos (Mejía Xesspe, 1978:495). De ser cierta la suposición

de Mejía Xesspe sobre el corte de La Florida éste forado fue obra de algún saqueo bien

planificado de la época colonial, que tuvo ciertas características (Zevallos, 1994:10).

76
Suponiendo que esto fuera verdad debería existir en algún archivo la documentación

colonial sobre el saqueo de La Florida y del material extraído, esto vendría a ser la primera

referencia sobre el sitio arqueológico, mucho antes del siglo XX.

De todas maneras antes de empezar a referir las noticias dadas sobre el sitio desde la

década de los cuarenta existe una mención hecha por Middendorf en 1893. En ella da

algunos datos acerca de “El valle de Amancaes” (la pampa de Amancaes). Entre ellas

menciona que en la cima de uno de los cerros ubicó una estructura de piedra de planta

circular (Middendorf, 1973 [1893]:447). El cerro sobre el cual ubica Middendorf esta

estructura es al parecer el cerro Arrastre Bajo donde actualmente se encuentra el

asentamiento humano “Ramón Castilla” y el ambiente rodeado de bloques pétreos bien

pudo ser una construcción prehispánica, y probablemente Formativa, relacionada con La

Florida12.

2d1. Primeras noticias sobre Huaca La Florida.

La primera referencia oficial sobre La Florida la dio Julio C. Tello. Éste

investigador visitó La Florida el 21 de Mayo de 1946 (Mejía, 1978:495)13. El motivo de la

visita de Tello al sitio se debió a la denuncia que se hizo de un industrial que pretendía

explotar la huaca extrayendo tierra y piedras para material de construcción. Quizás fue por

el inicio de estos trabajos de extracción de material que se descubrieron evidencias

arqueológicas, noticia que se habría filtrado hasta las autoridades de la cultura.

12
Hay que tener en cuenta que el extremo este del brazo izquierdo termina en el inicio del talud del cerro
citado.
13
Según la versión escrita en el cuaderno de campo de Mejía Xesspe de 1955 ésta visita junto con Julio C.
Tello se realizó el 21 de Enero de 1946.

77
Tello visitó La Florida en calidad de Inspector General de Monumentos y miembro

del Patronato Nacional de Arqueología. Sabemos que ésta visita la hizo junto con Toribio

Mejía Xesspe y que comprobaron la naturaleza arqueológica del montículo. Ellos llegaron a

observar muros de piedra y barro que constituían la estructura de tres grandes plataformas

superpuestas. Constataron el forado abierto en la cima del cuerpo central y llegaron a

observar adobitos cúbicos en medio de los muros de piedra que aparecían en los contornos

ó perfiles del forado. Menciona Mejía que la estratigrafía evidenciaba que el muro de

piedras era posterior al de adobitos. También menciona que no llegaron a encontrar ó

recolectar fragmentos de cerámica u otros materiales arqueológicos. En base a lo registrado

en la visita Julio C. Tello informó al Patronato Nacional de Arqueología de la naturaleza

arqueológica del montículo para que denegara el permiso de la instalación de la

“chancadora”, recomendando la protección de la huaca para futuras exploraciones (Mejía

Xesspe, 1978:495-496).

Hemos intentado ubicar el informe que Julio C. Tello preparó para el Patronato

Nacional de Arqueología de su visita de La Florida pero lamentablemente hasta ahora no se

ha podido ubicar. Éste documento vendría a ser la primera referencia científica acerca de

La Florida. Pensamos que podemos encontrarlo en dos lugares: en el Archivo Tello

existente en el Museo de Arqueología y Antropología de la UNMSM14 y en el Archivo del

Patronato Nacional de Arqueología existente en el Museo de Arqueología, Antropología e

Historia del Perú. Según los resultados de la búsqueda hecha por personal del museo no se

ha encontrado ninguna referencia acerca de este sitio. Lo único que hemos encontrado

nosotros es un documento de Jorge Muelle dirigido al Presidente del Patronato Nacional de

14
Por comunicación personal con Pedro Novoa, que es una persona que lo ha revisado con frecuencia para la
elaboración de los Cuadernos del Archivo Tello, no existe al parecer en ese lugar referencias acerca de La
Florida.

78
Arqueología (26/07/1963) (AT-332-2001 MNAAHP) en el cual se hace mención de una

solicitud por parte de Jacobo Woloshin de disponer de un terreno entre la calle 11 y la Hda.

Muñoz en la Urb. La Florida. Señala que Woloshin acompaña su solicitud de una fotocopia

del Informe de Tello de 1946 de La Florida. Muelle menciona que en el informe de Tello se

habla de “muros de piedra” y de “gigantesca pirámide totalmente artificial”. Menciona

que lo que Woloshin quería era disponer de la misma Huaca La Florida, que Muelle señala

que se la conocía como “Chancadora La Hoyada”. Termina el documento solicitando se

denegase cualquier pedido de reanudar la explotación industrial del sitio. De todas formas

quizás ya esté perdido este informe de Tello, por lo que la única información que

tendríamos de su visita y su informe sería por los datos que da Mejía en su artículo de 1978.

Siguiendo el relato de Mejía después de la muerte de Tello, acaecida en Junio de

1947, se agudizaron los problemas de conservación de La Florida, debido a que los

industriales consiguieron el permiso para el funcionamiento de la “chancadora” en el

extremo norte de la huaca y debido también a la progresiva urbanización de los alrededores

de la misma y el trazado de las calles de la Urb. La Florida. Por todos estos motivos se

empezó a extraer materiales de la base occidental del montículo. Imaginamos que todo esto

fue recortando considerablemente el área arqueológica de La Florida. Creemos también que

entre 1947 y 1955 se construyeron las estructuras de concreto de la “chancadora”,

estructuras que hasta ahora pueden observarse contiguas al lado suroeste del ala izquierda.

Ésta “chancadora” no fue otra cosa que un molino artesanal donde se mezclaba y se

“chancaba” el material que se iba extrayendo de la huaca15. Fueron precisamente estas

15
No es coincidencia que el talud norte y oeste del ala izquierda del cuerpo central sea la zona que ha sufrido
la mayor cantidad de cortes y que exhibe la mayor cantidad de perfiles.

79
depredaciones las que fueron informadas por José Casafranca Noriega a Toribio Mejía

Xesspe y las que motivaron su intervención en Septiembre de 1955.

Podemos decir que fue a partir del año 1955 que la huaca es “redescubierta” y fue

blanco de atención de los investigadores y del público en general hasta el año de 1975

aproximadamente. En este lapso de 20 años se suceden las visitas constantes de una serie de

investigadores, docentes y estudiantes de arqueología que recorren el sitio, hacen estudios

superficiales y recogen material de superficie. También podemos mencionar que a la par de

eso se suceden una serie de proyectos de investigación y rescate que son hasta la fecha las

únicas intervenciones con excavación que se han realizado en La Florida. Estos proyectos

en parte estuvieron impulsados por la necesidad de ir construyendo y ampliando la moderna

urbanización La Florida en esta parte del distrito del Rímac. De todas formas fueron los

únicos proyectos que con autorización oficial excavaron el sitio arqueológico y reunieron

una importante colección de cerámica que fue una fuente de datos importante para estudios

de otros científicos que se ocuparon de la problemática de la cerámica inicial en la costa

central. Éstos proyectos con excavación se llevaron a cabo en 1957 (en el Parque Juan Ríos,

rescate realizado por Muelle), 1960 (al parecer en el ala izquierda del cuerpo central,

¿investigación?, realizada por Muelle), 1962-63 (en la sección este de la plaza central y en

parte del brazo derecho, rescate realizado por Muelle), 1968 (en una zona cerca del punto

de confluencia del cuerpo central y el brazo derecho, rescate realizado por Oscar Gómez),

1971 (al parecer en el mismo cuerpo central, ¿investigación?, realizada por Abelardo

Sandoval) y 1975 (en la zona al oeste del ala izquierda del cuerpo central, rescate realizado

por Idilio Santillana) (Fig. 15).

Toribio Mejía Xesspe realizó desde el sábado 17 de Septiembre de 1955 hasta el

domingo 30 de Septiembre de 1956 una serie de seis visitas a La Florida en compañía de

80
varias personas. En estas visitas tomó una serie de apuntes y recogió los primeros

materiales de superficie documentados de este sitio arqueológico. Posteriormente, ya 21

años después de su sexta visita, toda esta información y material reunidos sirvieron para

presentar una ponencia en el III Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina,

realizado en la UNMSM en Febrero de 1977. Posterior a la realización del Congreso visitó

una vez más La Florida, el viernes 8 de Julio de 1977, y tomó una serie de apuntes más.

Junto con estos últimos datos escribió el artículo de su ponencia publicado en las Actas del

Congreso en 1978.

Podemos decir antes de pasar revista a todas las visitas de Mejía Xesspe que fue

gracias a éste estudioso que los investigadores repararon en la Huaca La Florida y que

pudieron realizarse esos proyectos con excavaciones en los alrededores de la huaca y en

ella misma. Ya que comparando las fotografías aéreas del SAN desde la primera de 1944

con las posteriores vemos que antes y después de 1955 la expansión de la ciudad de Lima

barrió sin ningún proyecto de rescate o de registro la mayoría de las numerosas estructuras

arqueológicas que rodearon a La Florida.

En su visita del 17 de setiembre de 1955, Mejía Xesspe estuvo acompañado de José

Casafranca Noriega y de Lorenzo Roselló Truel. Otro documento importante aparte de su

artículo de 1978 constituye un cuaderno de campo conservado en el Archivo “Mejía

Xesspe” en el Instituto Riva-Agüero de la PUCP, cuaderno de campo que registra las seis

salidas de Mejía Xesspe. Éste cuaderno de campo se titula Notas arqueológicas y recuerdos

oníricos (sueños) sobre arqueología. 1955 Waka La Florida, Lima. 1966 Sueños. Según

éste cuaderno de campo la visita se realizó el 17 de Setiembre desde las 4:00 hasta las 5:30

p.m. Lo trascendental de esta incursión fue que aparte de constatar que nuevamente se

habían iniciado las obras de acarreamiento de material por parte de la “chancadora”, Mejía

81
halló en un perfil abierto en el talud nor-oeste del núcleo de la pirámide central, en una capa

de tierra oscura, un fragmento de cerámica monocróma que calificó como “Chavín” por el

borde “en forma de coma”. Junto con Casafranca y Roselló lograron reunir más

fragmentos, entre ellos algunos con decoración incisa. En esta salida además Mejía

describió y dibujó este perfil (que asignó como “Corte B” en su publicación de 1978) y

realizó un croquis de la huaca. El hallazgo de fragmentos de cerámica temprana que en un

principio equivocadamente se asignaron a la cultura Chavín fue determinante para el inicio

de las visitas y estudios de La Florida (Mejía, 1978:496-502). Fuera de ésta información,

existen 3 fotografías del corte o perfil B de Mejía que nos han sido proporcionadas por

Hermilio Rosas (Figs. 12, 78 y 80), además de 9 fotografías de fragmentería de cerámica y

2 más de restos óseos y malacológico. Es posible que estas fotografías hayan sido tomadas

el día de la primera salida pero también es probable que hayan sido tomadas después16.

Lorenzo Rosselló menciona el hallazgo de adobitos cúbicos (los menciona como

“cuadrados”) y que mostró a Edward Lanning los fragmentos de cerámica recogidos,

repararando éste en su antigüedad. Los fragmentos de Rosselló eran “cerámica delgada en

formas de botellas y asa-puente de color ante-medio pardo” (Rosselló, 1997:xvi). Señala

además su similitud con su “primera cerámica de Ancón” y con la de Chira-Villa

recolectada por Lanning. De todas formas es válida la afirmación de Rosselló que el

“redescubrimiento” de La Florida cambió fundamentalmente el cuadro cronológico y

evolutivo del valle del Rímac: fue la primera construcción monumental del Período

Formativo que se descubrió en este valle.

16
En la hoja de las fotografías menciona “Arqueología del valle de Lima.- Waka “LA FLORIDA” 1955-
1956”.

82
Por los dibujos conservados en el cuaderno de campo de Mejía Xesspe de 1955 se

sabe que se recogieron varios fragmentos de cerámica (seis de ellos publicados en 1978).

Actualmente la fragmentería recogida por Mejía se encuentra en el MNAAHP.

Al día siguiente, el lunes 19 de Septiembre de 1955, Mejía Xesspe realizó su

segunda visita al sitio a eso de las 4:30 p.m. junto con Luis E. Valcárcel, Jorge C. Muelle y

los entonces estudiantes José Matos Mar y Warren Cook. Constataron la existencia de la

capa oscura en el perfil que aportó los fragmentos “Chavín”. Ese mismo día Mejía Xesspe

fue entrevistado por un periodista de El Comercio, publicándose una pequeña nota sobre el

hallazgo de esta cerámica en este diario el día martes 20 de Septiembre (Mejía, 1978:498).

La nota Cerámica de Chavín ha sido hallada en una huaca de la Urbanización de La

Florida hace una puntual referencia del hallazgo de Mejía y además describe el sitio: “Tres

montículos, uno de los cuales tiene una altura aproximada de 30 metros, se levanta al lado

de una calle, en los límites de la urbanización La Florida. Parecen tres cerros de piedra y

tierra que terminan en marcadas plataformas, donde a simple vista no es posible descubrir

la presencia de construcciones antiguas.” (El Comercio, (20/09/1955):3). Rosselló también

menciona esta salida, indicando que Muelle y Valcárcel certificaron ese día los hallazgos de

Mejía y que Muelle recogió las muestras para el primer fechado radiocarbónico (N-44:

3760+-170 BP) (Rosselló, 1997:35).

La tercera visita de Mejía Xesspe se realizó el viernes 23 de Septiembre de 1955 a

las 9:30 a.m. estando acompañado de Jorge C. Muelle, la Sra. de Pulgar y los estudiantes

José Matos Mar, Rosa Fung, Francisco Iriarte y N. Cueva. En dicha visita se recogieron

más fragmentos de superficie y se exploró un corte efectuado en el extremo norte del ala

izquierda (en la publicación de 1978 aquí se ubica el perfil o Corte A). En este corte o perfil

aparte de dibujarlo se realizó el hallazgo de una vasija pequeña completa de color rojizo y

83
de dos picos y asa puente. Aparte de tener la versión publicada por Mejía en su artículo de

1978 y en su cuaderno de campo de 1955 existen una serie de 10 fotografías de esta visita

que se conservan en el Archivo Fotográfico del Museo de Arqueología y Antropología de

San Marcos. En estas fotos puede observarse a Mejía Xesspe y a los visitantes observando

la vasija de doble pico y asa puente, el perfil donde estuvo la vasija y la vasija in situ antes

de extraerla del perfil (Figs. 13, 79, 475 y 476). En su publicación de 1978 Mejía menciona

que en esa visita también se constató la existencia de tumbas saqueadas en las plataformas

laterales de la pirámide. Para Mejía la vasija roja recuperada entera del perfil era de un

estilo semejante a los estilos de Paracas-Necrópolis y de Pre-Nievería o Proto-Lima (Mejía,

1978:499). En su cuaderno de campo de 1955 para esta salida apunta también que

conversaron con un vecino que les dio datos acerca de los cortes efectuados por la

“chancadora” en La Florida. De todas formas fuera de lo publicado en 1978 desconocemos

donde se encuentra el material recuperado en esa salida (Mejía, 1978:498-500).

El día miércoles 5 de Octubre de 1955 Mejía Xesspe realizó su cuarta visita a La

Florida en compañía de un fotógrafo de El Comercio a las 10:30 a.m. La salida tuvo como

único objetivo tomar algunas vistas y fotografías para ilustrar un artículo en el suplemento

Dominical de dicho diario. Se tomaron en total 9 fotografías, las cuales están descritas una

por una en el cuaderno de campo de Mejía de 1955. Suponemos que estas fotos están en

poder del diario El Comercio.

En un documento en el Archivo del Museo de Arqueología, Antropología e Historia

del Perú (AT-265-2001 MNAAHP) de fecha 15 de Febrero de 1956 se aprueba, entre una

serie de exploraciones arqueológicas en el territorio nacional, una para La Florida (Rímac).

Éstos trabajos iban a estar a cargo de Muelle y de Mejía, e incluían exploraciones y

excavaciones. Pensamos que podría tratarse de los cateos que se realizaron en el sitio en la

84
sexta salida de Mejía en Setiembre de ese año, aunque podría tratarse de un proyecto más

grande que quizá nunca se realizó o que posiblemente haya sido los trabajos en el Parque

Juan Ríos en 1957.

La quinta visita de Mejía Xesspe se realizó al año siguiente, el 26 de Junio de 1956

en compañía de Ernesto Tabío. Según el cuaderno de campo de Mejía de 1955 se tomaron

algunas fotografías y se recogieron algunos fragmentos.

Por este mismo cuaderno de campo sabemos que al parecer la última de esta serie de

visitas seguidas a la Florida se produjo el domingo 30 de Septiembre de 1956. Se realizó a

eso de las 9:00 a.m. y estuvo acompañado de Jorge C. Muelle y los estudiantes José Matos

Mar, Rosa Fung, Luis Guillermo Lumbreras y Julio Cotler. En esta salida aparte de

conversar con un vecino de La Florida apellidado Mansilla, el cual refirió la historia de la

urbanización La Florida y el litigio que existía sobre el terreno de la huaca entre el

propietario de la urbanización y el dueño de la empresa “chancadora”, refiere el cuaderno

de campo que se realizaron dos cateos en el talud oeste del núcleo de la pirámide principal

de La Florida, en los cuales todos los estudiantes participaron. El primer cateo se hizo con

la intención de limpiar un muro y el segundo para descubrir una tumba. En esta salida el

señor Mansilla obsequió al Instituto de Etnología y Arqueología un vaso de plata

procedente de La Florida (según el cuaderno de campo éste sería de estilo Lima-

Pachacámac). El vaso estaba decorado por una cara humana. Éste ejemplar se encuentra

actualmente en la curaduría de metales del MNAAHP y hemos constatado su filiación

tardía (Horizonte Tardío).

Es importante hacer mención a esta sexta salida de Mejía Xesspe a la Florida ya que

hemos encontrado en el Archivo del Centro de Estudiantes de Arqueología de la UNMSM

un documento dirigido al Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Víctor Medina

85
(04/12/1987) en el cual varios profesores de arqueología le piden el nombramiento de

Profesor Emérito de San Marcos de Luis Guillermo Lumbreras. Junto a éste documento se

anexa el Curriculum Vitae de Lumbreras, en el que se menciona en la sección Función

Profesional “-Excavaciones en la Huaca La Florida (Rimac), bajo la dirección del Dr.

Jorge C. Muelle (Setiembre-Diciembre).” para el año de 1956. Esto coincidiría en el tiempo

con la sexta salida que tuvo Mejía Xesspe al sitio de La Florida (y en la que fue Lumbreras)

pero el dato que nos da el Curriculum Vitae de Lumbreras da mayor información al

mencionar que él participó en excavaciones que realizó Jorge C. Muelle en La Florida de

Septiembre a Diciembre de 1956 (por un lapso de cuatro meses). Inclusive no es el único

documento que menciona un dato así. Rogger Ravines señala para La Florida en 1956

“excavaciones arqueológicas de salvataje a través del Patronato Nacional de

Arqueología” (Ravines, 1985:40) y también que el Museo Nacional de Antropología y

Arqueología realizó excavaciones en La Florida (Ravines, 1989:29). Y la UNI menciona

para La Florida intervención en el monumento en 1956 con excavación (UNI, 1994).

Considerando estos datos pensamos que en 1956 se dio la primera intervención oficial de

Jorge C. Muelle en La Florida, intervención que incluyó las primeras excavaciones de

rescate del Patronato Nacional de Arqueología. Aunque los dos Inventarios y el documento

anterior avalen esta idea tenemos nuestras dudas al respecto. Es curioso que ningún

inventario mencione las excavaciones que se realizaron en las cercanías de La Florida en

1957 (de las que sí tenemos datos y registros concretos). Además Lanning menciona que en

el sitio se habían realizado trabajos en sólo dos oportunidades: la primera que fue sólo una

pequeña intervención de estudiantes de arqueología de San Marcos y la segunda que fue un

real proyecto de rescate hecho por Muelle y Casafranca en un parque cercano de la huaca

(Lanning, 1960b:372). Aunque las fechas de estas intervenciones mencionadas por Lanning

86
no coincidan con las que tenemos nosotros (esto se tratara más adelante) nos inclinamos a

pensar que esas “excavaciones de rescate” hechas por Muelle en 1956 no fueron más que

los cateos hechos ese día de Septiembre por los estudiantes en la sexta salida de Mejía

Xesspe, en todo caso el dato en el Curriculum Vitae de Lumbreras sería una imprecisión.

En el Archivo del MNAAHP existe un documento dirigido a Muelle (05/03/1959)

en el cual se hace mención de la solicitud de Ricardo Bentín Mujica, representante de la

Compañía Inmobiliaria “Alameda de Los Descalzos” S.A., de pedir la designación de un

inspector del Museo que supervise los “trabajos de emparejamiento de los montículos

existentes en el terreno de la Hacienda Chica de Muñoz, del distrito del Rímac, en donde la

mencionada Compañía está preparando campos deportivos del Club Sporting Cristal”.

Según el documento se resolvió autorizar a ésta compañía inmobiliaria que bajo la

inmediata supervigilancia del Museo explore los montículos existentes en los terrenos de la

Hacienda Chica de Muñoz. Gracias a éste documento sabemos que hacia 1959 la plaza

central de La Florida y su vestíbulo ya eran propiedad del Sporting Cristal y que ya se

habían iniciado las obras de acondicionamiento del Club y que además hubo al parecer una

evaluación o monitoreo por parte del Museo de los montículos situados en las

inmediaciones de La Florida, que al parecer fueron totalmente destruidos por la

urbanización de la zona.

Edward Lanning trabajó desde su llegada al Perú en sitios tempranos en la costa

peruana, en un inicio con Engel y, luego, junto con los estudiantes de arqueología de la

Universidad de San Marcos. Lanning estuvo en permanente contacto con las actividades

arqueológicas que realizó San Marcos en estos años y desde esta época tuvo un interés

bastante marcado por los sitios tempranos de la costa central. Así refiere que visitó por

primera vez La Florida junto con Casafranca en 1957 (el mismo año que se realizó el

87
rescate en el parque) y que nuevamente visitó el sitio al año siguiente junto con John Rowe

(Lanning, 1960b:372). En estas visitas Lanning fue juntando una colección de fragmentos

de cerámica de superficie, que, junto a las que había recogido Rowe y las que habían

recuperado Muelle y Casafranca del proyecto de rescate sirvieron para incluirlas en su

estudio de la cerámica temprana del Perú17 tema central de su tesis (Lanning, 1960b:372-

373). En 1958 en un trabajo menciona que Muelle le había facilitado para su estudio

cerámica de La Florida (Lanning, 1958:54) y que una prueba que avalaría la

contemporaneidad del estilo chavinoide y Paracas (dato encontrado en sus excavaciones en

Ancón) sería la vasija de doble pico y asa puente no decorada de pasta color ante que

Muelle y Mejía encontraron en el perfil del extremo norte del ala izquierda de La Florida en

1955, en un estrato “chavinoide” (Lanning, 1958:60). Este trabajo fue republicado en una

versión corregida en Berkeley por el Institute of Andean Studies en 1960. Paralelamente en

1959 escribe en Berkeley un estudio sobre este tema Early ceramic chronologies of the

Peruvian Coast que ha permanecido inédito hasta el momento. Hemos podido consultar

este trabajo gracias al Dr. Duccio Bonavia que posee una copia. Lanning señala que ha

estudiado los fragmentos de La Florida recogidos últimamente por numerosos

investigadores y que al parecer conforman una fase homogénea. Ésta fase “La Florida” la

ubica dentro de la cronología del Horizonte Temprano al final, contemporánea con Paracas

T-4, Jahuay 2 y Cupisnique C (Lanning, 1959:85). Según este investigador en la columna

cronológica del Horizonte Temprano las fases se sucederían en este orden: Curayacu 1,

Curayacu 2, Colinas 1, Colinas 2 y finalmente La Florida. Pensamos que Lanning asignó

esta fecha tan tardía para este grupo cerámico debido al hallazgo por parte de Muelle y

17
Además usó fotografías de fragmentos de cerámica de La Florida de Ernesto Tabío, que muy
probablemente son las que tomó este investigador cubano cuando visitó la huaca con Mejía Xesspe el 26 de
Junio de 1956.

88
Mejía en 1955 de la vasija entera doble pico a la que asignaron semejanza con Topará.

Todas estas discusiones se amplían en Chronological and cultural relationships of Early

Pottery Styles in Ancient Peru, su tesis doctoral sustentada en la Universidad de California,

Berkeley en 1960 que fue el primer trabajo científico difundido que incluyó a La Florida.

Precisamente el capítulo VIII está dedicado a este sitio arqueológico. Describe al sitio como

“La pirámide de La Florida está construida enteramente de mampuestos, en parte

edificados dentro de gruesos muros contiguos, en parte edificados en forma de terraplenes

mampuestos entre muros enlucidos mampuestos. La superficie de los muros está enlucida

con arcilla. En un punto, la estructura fue parchada con pequeños adobes cúbicos del tipo

Intermedio Temprano. Por aquí y por allá, en varias alturas, delgados terraplenes de

desechos pueden ser vistos en las caras cortadas, desde las cuales las personas han

colectado tiestos.” (Lanning, 1960b:373, traducción de Jimmy Morales). La mayor parte

del capítulo Lanning describe el tipo de cerámica del sitio, que para él pareciera representar

una única y relativa breve fase. Cuando Lanning menciona los anteriores trabajos

realizados en la huaca señala dos: la intervención de estudiantes de arqueología de San

Marcos (“excavaron un pozo de prueba en la cima de la pirámide, encontrando una

pequeña serie de entierros tardíos introducidos.” (Lanning, 1960b:372,idem)18 y la

excavación en el parque de Muelle y Casafranca. El problema es que a ambos da fechas

distintas de las que poseemos nosotros. A la primera le da el año de 1957, y a la segunda

Marzo y Abril de 1958. Nos inclinamos a pensar que es un error de Lanning y que él corrió

las fechas de la sexta salida de Mejía Xesspe en 1956 (intervención de estudiantes de San

Marcos) y el rescate en el parque “Juan Ríos” (excavación de Muelle y Casafranca).

18
Esta información no concordaría con lo mencionado en la libreta de Mejía, en la cual dice que se hicieron
dos pozos de prueba pero en la base del núcleo del cuerpo central.

89
Creemos que es lo más probable. De todas formas Lanning define un tipo de cerámica para

La Florida, correlacionando esta colección con la cerámica de Las Colinas de Ancón y del

sitio de Curayacu. Es muy importante reparar que Lanning menciona que las colecciones de

cerámica que él recogió de La Florida las depositó en el Museo de Arqueología y Etnología

de San Marcos, lugar donde hasta ahora se encuentran.

Bonavia menciona que por una comunicación personal de Casafranca se encontró en

La Florida “tejidos de lazada en forma de redes” (shicras) similares a las encontradas en

Mina Perdida, a la que Bonavia asigna una “época chavinoide tardía” (Bonavia, 1961:153).

Este dato es importante ya que es la única mención que tenemos de shicras usadas en La

Florida. Creemos que estas shicras pudieron encontrarse en las excavaciones de 1960 o

1957, o quizás en una visita o reconocimiento.

John Rowe llevó posteriormente a La Florida a otro investigador estadounidense de

profundas contribuciones a la arqueología de la costa central. Thomas C. Patterson visitó

por primera vez La Florida junto con Rowe en agosto de 1962 (Patterson, 1985:67). Éste

fue el inicio de una serie de visitas a éste sitio arqueológico hasta 1970 y de las cuales

fueron fruto una serie de trabajos y publicaciones (Patterson 1968, 1971, 1983, 1985;

Patterson y Moseley 1968).

En los años de 1962-1963 salió publicado el Informe sobre los monumentos

arqueológicos de Lima de la Junta Deliberante Metropolitana de Monumentos históricos,

artísticos y lugares arqueológicos de Lima. La sección de arqueología fue realizada por

Duccio Bonavia, Ramiro Matos y Félix Caycho. En este primer inventario de Lima se

menciona al sitio pero seccionado en tres partes: La Florida (Sector I) (2F/8) que es el

cuerpo central, La Florida (II) (2F/9) que es el brazo derecho y La Florida (2F/10) que

correspondería a los montículos situados en el sector oriental de la plaza central y que

90
fueron excavados por Casafranca. Las fichas de estos tres sitios fueron escritas por Ramiro

Matos. La pirámide central la describe como “Se trata de un gran montículo construido

con paredes de piedra y adobes esféricos o ligeramente cónicos hechos a mano.” Agrega

más adelante que “Igualmente están visibles algunas colcas de piedras, muros de

construcción de la huaca y el plano inclinado que servía para subir a la terraza superior,

que era por la parte posterior. Esta, rampa que al parecer viene desde el suelo natural y

servía de acceso a ambas plataformas, superior y las dos del medio.” Es la única referencia

que tenemos de una “rampa” o plano inclinado que servía para subir desde el nivel del

suelo a las plataformas superiores, nosotros en nuestros reconocimientos en el sitio no

hemos podido hasta ahora distinguir este elemento arquitectónico pero llama la atención

que Bonavia (1961) había observado una “rampa en caracol” que servía para ascender a la

cima de Mina Perdida.

Otro dato muy importante lo da Matos al mencionar “Habría necesidad de

consolidar algunos muros que están por caerse y tapar mejor el panel en bajo relieve para

que no se destruya.” (Bonavia, Matos y Caycho, 1962-63:54). Ésta es hasta el momento la

única referencia que tenemos de frisos en La Florida. Matos no especifica en que zona del

cuerpo central se hallaba este “bajo relieve” ni en que consistían sus diseños. Esperamos

que haya sido tapado y que exista hasta la actualidad, aunque también hay la posibilidad

que haya sido destruido19. Pero es probable que existan más, puesto que han sido

encontrados en sitios como Garagay, Cardal, Manchay Bajo y Huacoy. Para el brazo

derecho20, que aun se conservaba en parte, menciona que su estado no es muy bueno y que

19
En una de las fotografías de Bonavia del cuerpo central (Fig. 107) en el enlucido que cubre a un muro de
adobitos hemos creído distinguir una pintura mural en forma de mano ¿Es el bajo relieve al que se refiere
Matos?
20
Vendría a ser el montículo BD1 denominado por nosotros.

91
estaba en parte cubierto por grass en la parte del Club Cristal y por basura en la zona fuera

de éste. Menciona haber visto arquitectura todavía conservada en algunos sectores: “En

este sector La Florida II se distingue mejor la arquitectura, así como la técnica de la

edificación de los adobes y del barro que servía de mortero. La presencia de éstas paredes

dan idea de la existencia de varios compartimientos, posiblemente habitaciones.” y más

adelante señala “Aparece un paramento tartajeado y junto paredes de adobitos esféricos y

de cantos rodados de aspecto vertical y completado con rellenos.” (Bonavia, Matos y

Caycho, 1962-63:57-58). Finalmente el último sector del sitio denominado por Matos

2F/10 se compone de: el montículo superviviente del brazo derecho (que denominamos

Montículo BD2), el montículo situado frente a él y que fue liberado por las excavaciones de

Casafranca (montículo BD4) y que Buse denomina “Adoratorio sepultado de Amancaes” y

2 montículos más situados en la sección oriental de la plaza central de La Florida. Matos

incluye finalmente croquis de éstas tres secciones. Hay que mencionar que Matos también

recogió cerámica de superficie, que actualmente se encuentra en el MAA-UNMSM.

El 2 de Setiembre de 1964 apareció en el diario El Comercio Gráfico una pequeña

nota sobre el sitio denominada Rica huaca cerca de Lima en el cual denuncian los

atentados conferidos contra La Florida en los últimos años, mencionando también que el

año anterior la Casa de la Cultura había anunciado que no poseía presupuesto para iniciar

investigaciones en el sitio (Fig. 14).

Aparte de Thomas C. Patterson numerosos investigadores estadounidenses visitaron

La Florida durante la década de los sesenta. Inclusive varios de ellos recogieron muestras

para dataciones radiocarbónicas. Entre ellos estuvieron Carol Mackey, Dorothy Menzel y

Gary Vescelius (Patterson, 1985:64). En 1967 Ravines y Alvarez publican el primer

fechado de La Florida extraído por Muelle (N-44, 3760+-170 BP, 1810+-170 a.C.).

92
2d2. Intervenciones en Huaca La Florida

Excavaciones de 1957

Oficialmente y hasta donde sabemos la primera intervención de Muelle en el sitio

(o en las cercanías del sitio) se produjo del 30 de Septiembre al 26 Octubre de 1957, en el

actual Parque “Juan Ríos” a 80 m. al sur del cuerpo central de La Florida (Fig. 16). Fueron

trabajos de rescate que estuvieron financiados por el Rotary Club del Rímac y se hicieron

por que en ese lugar se ubicó una huaca pequeña que fue demolida para construir este

parque. Llegamos a ubicar la libreta de campo de José Casafranca en el Archivo “Jorge C.

Muelle” en el Instituto Riva-Agüero de la PUCP. También pudimos consultar la libreta de

campo que llevó el entonces estudiante Duccio Bonavia sobre sus excavaciones en este

mismo proyecto. Hermilio Rosas nos proporcionó una copia de una versión mecanografiada

de la libreta de Casafranca que incluye al final unas notas y dibujos de Pablo Carrera.

Lamentablemente, fuera de las menciones hechas por Lanning en su tesis doctoral (1960)

nuestras averiguaciones no han hallado ningún informe ó publicación de estos trabajos. El

material o parte de éste, producto de estas excavaciones, se encuentra actualmente en el

MNAAHP. Es una caja que contiene bolsas de fragmentería de cerámica y restos

malacológicos mayormente. Básicamente se hicieron cinco cateos, más dos excavaciones

adicionales que encontraron restos de ocupación doméstica como arquitectura simple,

basura, capas de ceniza, fragmentería utilitaria de cerámica, etc. inclusive restos humanos.

Dispusimos de 14 fotos de estas excavaciones que se encuentran en el archivo de Mejía en

el IRA-PUCP y también de 67 fotos proporcionadas por Bonavia de su archivo. Llegaron a

publicarse dos fotos de éstas excavaciones en el diario Ultima Hora (11/10/1957) en su

nota Templo del Imperio del Sol han encontrado en esta Lima que se aleja (¿?) en la cual

hacen una breve mención de los hallazgos que hacían en éstas excavaciones, entre éstos un

93
entierro (Fig. 17). En otra nota publicada en este mismo diario Hallazgos dan razón al

arqueólogo Tello (16/10/1957) Muelle calcula la edad de los restos hallados en La Florida

en 2000 a.C., hecho que nos sorprende, debido a que coincide con los fechados

radiocarbónicos hechos en los sesenta pero con la calibración posterior.

Excavaciones de 1960

Tenemos conocimiento que en el año de 1960 se realizaron otras excavaciones al

parecer en el mismo cuerpo central. De ser cierto habrían sido las primeras excavaciones en

la misma huaca. Son mencionadas por los inventarios del área de Lima de Ravines y de la

UNI, pero el dato más importante lo da el Informe de la Junta Deliberante Metropolitana de

Monumentos de 1962-63 que menciona: “En las dos plataformas ubicadas en la parte

media del montículo, a ambos lados de la terraza superior (lado Norte y Sur), se pueden

notar la existencia de algunas excavaciones practicadas por los huaqueros y dos

trincheras excavadas por el Museo Nacional en el lado Norte.” (Bonavia, Matos y Caycho,

1962-63:52) (Figs. 18 y 19) y más adelante menciona “En la terraza sur existen tumbas

huaqueadas y algunas excavaciones, ahí mismo hay dos cortes excavados por el Museo

Nacional.” (Bonavia, Matos y Caycho, 1962-63:53). Por lo expuesto podemos confirmar

que en una fecha con anterioridad a 1962 el Museo Nacional realizó excavaciones en las

dos alas del cuerpo central. No pudo ser en 1957 ya que en esa fecha sólo se hicieron en el

parque, por lo que sólo queda la intervención de 1960 mencionada por Ravines y la UNI.

Creemos que por haberse realizado estas excavaciones en el mismo cuerpo central dudamos

que hayan sido una evaluación o rescate, siendo probable que fuera el primer proyecto de

investigación en el sitio. Al parecer este proyecto también fue dirigido por Jorge C. Muelle.

94
Excavaciones de 1962-1963

En 1962 empezaron otras excavaciones de rescate en el sitio, entre noviembre de

1962 y febrero de 1963. Según Patterson (1985:65) realizaron los trabajos José Casafranca

y Pablo Carrera en el lado nordeste de la pirámide. También los inventarios de Ravines y de

la UNI mencionan éstas excavaciones de 1962. Fueron excavados alrededor de 5

montículos dispuestos en la zona oriental de la plaza central de La Florida debido a que en

esa zona se iba a emplazar la urbanización El Bosque. También se realizaron excavaciones

en una porción del brazo derecho (montículo BD4), porción que se situó frente al único

montículo que supervive del brazo derecho y en donde actualmente hay una capilla y

juegos infantiles. Ubicamos en el Archivo del MNAAHP dos diarios de campo de éstas

excavaciones: uno de José Casafranca y otro de Pablo Carrera, además de 3 planos de la

zona. Las evidencias no fueron muy abundantes en los montículos de la plaza central, pero

en el del brazo derecho si registraron varias fases constructivas. Acerca de los materiales

sólo hemos hallado algunos fragmentos de cerámica en el MAA-UNMSM y en el

MNAAHP. Datos adicionales a éstas excavaciones las dan notas anónimas aparecidas en El

Comercio: Adoratorio de más de 2000 años descubren en Pampa Amancaes (05/01/1963),

Descubrimiento arqueológico en Amancaes (06/01/1963)21 y Lima ostenta monumentos

arqueológicos de 2000 años (06/03/1963). También en notas escritas por Hermann Buse:

Construcciones de más de dos mil años descubren cerca de Pampa Amancaes (05/01/1963)

en la cual mencionan “Luego de mes y medio de excavación, han salido a luz recios muros

de piedra, algunos de más de cincuenta metros de largo por dos a tres de alto, espléndidas

esquinas de bloques semicanteados, tabiques de disposición laberíntica,…” y también

21
Donde se publica la foto de una excavación (Fig. 129) y señala que Muelle ha extraído muestras para
fechados con Carbono 14.

95
“Los muros están formados por grandes bloques de granito de las canteras inmediatas de

los cerros San Cristóbal, San Gregorio y San Gerónimo.”. Señala también que “El

adoratorio en estudio se relaciona con extrañas construcciones circulares próximas a la

barriada Mariscal Castilla y con la enorme Huaca La Florida,…” y en Arqueología 1962

(25/01/1963). También en el libro de Hermann Buse Introducción al Perú publicado en

1965 escribe sobre los hallazgos en Amancaes de 1962 y 1963, mencionando: “Los muros,

hechos con pesados bloques de sienita escasamente cuarzosa de las canteras inmediatas

de los cerros San Jerónimo, San Gregorio y San Cristóbal, mostraron una técnica

perfeccionada de construcción, con amarre seguro y esquinas cuidadosamente

elaboradas.” (Buse, 1965:53). La denominación de “Adoratorio sepultado de Amancaes”

se refiere a la porción del brazo derecho que fue excavado del templo en U, denominado

por nosotros montículo BD4.

Excavaciones de 1967

Al parecer en 1967 se hicieron nuevas excavaciones en el sitio (o en las

inmediaciones). Sospechamos esto puesto que en el Museo de Arqueología y Antropología

de la UNMSM hemos hallado algunas bolsas de cerámica en cuyas etiquetas figura la fecha

de Enero de 1967. Al parecer fue producto de excavaciones puesto que figuran letras,

números (¿refiriéndose a unidades?). Desconocemos quienes fueron los responsables de la

extracción de este material del sitio, si fueron exavaciones y en que zona del sitio se

realizaron. La única mención que tenemos son las etiquetas de este museo.

Excavaciones de 1968

En 1968 hubo otras excavaciones de rescate en las inmediaciones de La Florida.

Oscar Gómez fue el arqueólogo encargado de los trabajos. Éstos trabajos se realizaron antes

de Octubre de 1968 y al parecer duraron un par de semanas o quizás tres. La zona de estas

96
excavaciones estuvo en las inmediaciones del portón de acceso al Club Sporting Cristal.

Fueron hechas en un terreno de aproximadamente 50 x 20 m., en el terreno de una señora

llamada Ofelia Bolozzo, estando estos terrenos frente a la misma calle 11, al parecer para el

lado que da hacia el parque “Juan Ríos”. Se abrieron alrededor de 6 cuadrículas de 2x2 m.

En una de ellas se encontró arquitectura al parecer doméstica conformada por piedras

unidas con argamasa de barro. Al parecer por los perfiles expuestos hubo como 4

ocupaciones, todas probablemente del Período Inicial. La cerámica encontrada fue de una

superficie pulida y color marrón, de decoración estampada y con incisiones (Gómez, 2005,

comunicación personal). Se mencionan éstos trabajos en el inventario de Ravines (mas no

en el de la UNI), pero dando como fecha 1969. Lamentablemente hasta el momento no

hemos podido consultar su informe.

Excavaciones de 1971

Según los inventarios de sitios arqueológicos de Lima de Ravines y de la UNI, para

el año de 1971 hay otra intervención con excavaciones en La Florida. Estos trabajos fueron

realizados por Abelardo Sandoval, al parecer interviniendo en el mismo cuerpo central.

Ignoramos en qué lugar de la huaca Sandoval realizó sus excavaciones pero en el Depósito

G de materiales en el MNAAHP hemos observado 7 cajas de grandes dimensiones que

mencionan “Sandoval, La Florida” por lo que creemos que la intervención debió ser de

gran envergadura y que sacó abundante material (quizás fue un rescate). También por

comunicación personal con el mismo Sandoval nos mencionó que había excavado en el

cuerpo central, encontrando toda una secuencia estratigráfica bastante notable, desde el

Período Inicial hasta el Intermedio Temprano aproximadamente. Lamentablemente no ha

sido posible hallar el informe respectivo.

97
Excavaciones de 1975

De Marzo a Junio de 1975 Idilio Santillana realizó un rescate en el sector colindante

con el ala izquierda del cuerpo central y el brazo izquierdo de La Florida. Al parecer se

hicieron los trabajos a solicitud del Club Sporting Cristal que quería desafectar esos

terrenos. Las excavaciones consistieron en 4 trincheras próximas al ala izquierda del cuerpo

central y 7 pozos de cateo ubicados más hacia el Cuartel del Ejército del Rímac.

Lamentablemente no ha sido posible ubicar el informe de los trabajos de Santillana. Las

únicas fuentes que poseemos son un Plano Topográfico realizado por el INC de La Florida

el año 2002, en el cual se ubican las excavaciones de Santillana y una nota publicada en el

diario La Crónica el 12 de Junio de 1975 titulada Restos humanos y cerámicos encuentran

en La Florida. Mencionan el hallazgo de restos humanos (un niño y dos adultos). Señalan

también el hallazgo de una vasija entera de forma globular, con dos picos y asa cintada

puente y que tiene como decoración un punteado en diversas partes de ella, asignando una

antigüedad de 3 mil años a esta vasija. También mencionan el hallazgo de cerámica tardía.

La nota incluye fotos de las excavaciones (Fig. 20). Parte de los materiales extraídos por

Santillana se encuentran en el MAA-UNMSM y en el MNAAHP. Parte de los restos óseos

hallados en sus excavaciones se encuentran en la curaduría de Restos Humanos de éste

último museo.

2d3. La Florida en la discusión sobre el Formativo de la Costa Central.

Lanning hace algunos comentarios acerca de La Florida, mencionándola como la

pirámide más grande edificada en la costa central para su época. Menciona las

excavaciones del MNAAHP en 1962 (excavaciones de Muelle) y señala que desenterraron

una “gran formación de plataformas subsidiarias y edificios alrededor del pie de la

98
pirámide (cuerpo central)” (Lanning, 1967:91). Lanning se refiere a lo que Buse había

denominado el “Adoratorio sepultado de Amancaes” que no es otra cosa que la porción del

brazo derecho liberada por estos trabajos (montículo BD4). Lanning termina diciendo que

La Florida fue un gran complejo ceremonial que sirvió de punto de reunión para un buen

número de sitios rurales pero que el sitio no fue asimismo lugar de residencia (Lanning,

1967:91). Le asigna un fechado de 1800 a.C. Finalmente hace una reflexión acerca del

grado de complejidad política que tuvieron las sociedades que edificaron La Florida y Las

Haldas, y se inclina a pensar que fueron estados, los primeros estados en los andes pero que

sólo tuvieron una jurisdicción pequeña en uno o dos valles bajos. Menciona que empresas

de la envergadura de La Florida no podrían haber sido realizadas sin los esfuerzos

cooperativos de muchas comunidades, y tuvo que haber necesariamente una autoridad que

contara con alianzas locales en toda la comarca, por eso cree que La Florida fue la capital

de un estado en el valle bajo del Rímac (Lanning, 1967:94). Este año también Rosa Fung

plantea como hipótesis que la cerámica de Las Aldas se originó en la costa central, en algún

lugar entre Chilca y el valle del Chillón, siendo Ancón y La Florida lugares de difusión

pero no de origen, puesto que el adelanto tecnológico de la alfarería revela experiencia y no

experimentación (Fung, 2004 [1967]:32).

Patterson menciona que la cerámica asociada a un fechado en sus excavaciones en

Ancón de 1285 a.C. es similar a la cerámica de La Florida que él ha fechado con otra

datación radiocarbónica de 1695 a.C. (Patterson, 1968:423). También Patterson y Moseley

hacen mención que la segunda fase de cerámica temprana para la costa central tiene como

sitio clave a La Florida ya que de allí, de la esquina suroeste del núcleo del cuerpo central

se han extraído la mayor cantidad de muestras. La fase la datan entre los 1700 a 1600 a.C.

Describen la colección de cerámica proveniente del sitio y mencionan por primera vez dos

99
fechados del sitio GX-1210 (3680+-85 BP) (1730+-120 a.C.) extraído por Carol Mackey y

el mismo Patterson, y GX-0456 (3645+-120 BP) (1695+-85 a.C.) extraído por Vescelius y

Menzel. Mencionan también otro fechado (N-87) (3660+-170 BP) (1710+-170 a.C.) que es

una muestra recogida por Muelle distinta a la que dio el fechado N-44 (3760+-170 BP,

1810+-170 a.C.). Mencionan un sitio en el valle bajo del Chillón, PV46-122, que posee

fragmentería de cerámica muy similar a La Florida. Terminan mencionando que en las

inmediaciones del sitio se ha encontrado evidencias domésticas (debe referirse a las

excavaciones de Muelle en el parque Juan Ríos) y que el sitio fue abandonado antes que

este en uso la alfarería Colinas (Patterson y Moseley, 1968:125).

Harry Scheele no repara en La Florida tanto como en otros sitios arqueológicos

como Huaca Malache, Cardal o Garagay pero una cosa importante es que Scheele al

elaborar un cuadro cronológico de ésta época para la costa central elabora la primera

“secuencia cronológica” de La Florida (Scheele, 1970:66,84-86). Menciona que la primera

ocupación del sitio se realiza antes de los 1200 a.C. y que la cerámica de ésta fase es similar

al “Thin Ware” que Scheele definió para Ancón. También señala que para ésta época sólo

habría estado construido el cuerpo central. Entre el 1200 y el 500 a.C. se ubicaría la

segunda fase y se habrían añadido los brazos, mencionando que los fragmentos de las

excavaciones de Casafranca y Carrera siguen siendo similares a su “Thin Ware”. La tercera

fase sería después de los 500 a.C. y señala que La Florida siguió siendo ocupada, antes de

su abandono definitivo. Señala que Patterson observó que Casafranca y Carrera habían

encontrado fragmentos del estilo Ventanilla en sus excavaciones. También este año Rosas

denomina “La Florida” a la segunda fase del Período Inicial de su secuencia de Ancón,

debido a que es en este sitio arqueológico en donde se le ha encontrado en mayor cantidad.

La primera fase la denomina “Chira” y tiene ya algunos rasgos en común con la cerámica

100
del sitio de La Florida (Rosas, 2007:87 [1970]). Para la segunda fase “La Florida” de

Ancón define dos tipos o alfares: Marrón Alisado Estriado y Ante Pulido. Señala que hay

tres tipos de decoración: línea ancha incisa, línea incisa fina y delgada y el modelado e

inciso. Para la segunda modalidad de decoración “En la muestra de la Huaca La Florida,

donde los patrones de diseño y técnica de ejecución son los mismos dada su relación

cultural y tempo-espacial, se observa mayor riqueza decorativa, con representaciones de

cabezas de serpientes que decoran la superficie interna de tazas y platos, variedad no

encontrada en Ancón.” (Rosas, 2007:94 [1970]) y para la última modalidad decorativa

señala “En Ancón y la Florida, se encuentran tiestos que parecen indicar objetos

modelados representaciones de figuras de animales o quizá humanas, los adornos son a

base de líneas incisas.” (Rosas, 2007:95 [1970]). Para el caso del tiempo de ocupación de

La Florida, Rosas señala que se mantuvo durante casi todo el Horizonte Temprano,

evidenciado por la cerámica Topará encontrada en el sitio (Rosas, 2007:125 [1970]). En lo

que concierne a las relaciones entre Ancón y La Florida Rosas señala que en La Florida

están bastante desarrolladas las Fases II y III de la secuencia de Ancón, apareciendo incluso

cerámica mucho más elaborada y decorada y con mayor cantidad de formas. Para la

cerámica de La Florida de la Fase II menciona “La superficie pulida sobre relieve

irregular, color gris rojizo, pasta fina, diseños en base a líneas anchas, características de

la fase II de Ancón, aparecen en La Florida con mayor riqueza decorativa, hay

representaciones de serpientes sobre la superficie de las tazas, que no ocurre en Ancón,

además los colores son mucho más claros y oxidados,…” (Rosas, 2007:125-126 [1970]).

Para la cerámica de La Florida de la Fase III de Ancón señala “parece predominar las

vasijas de engobe anaranjado, algunos escasamente pintados de negro, la decoración

incisa es fina en ambos sitios, de firme ejecución.” (Rosas, 2007:126 [1970]). Por el tipo de

101
su cerámica y de la arquitectura y por la ausencia de cerámica de la Fase Chira Rosas

señala que La Florida estuvo ocupada a fines del Período Inicial. Menciona también que

Julio Espejo Núñez recolectó una muestra de 81 fragmentos de cerámica del sitio y que los

depositó en el MNAAHP22. Mas adelante señala que sitios como Ancón, La Florida y

Chira-Villa corresponden a una sola unidad cultural y patrón estilístico común, a pesar que

del análisis exhaustivo de material como la cerámica indiquen algunas diferencias

(temperante, pulido, decoración, etc.) que se deberían a variantes propias de cada grupo,

determinadas por las condiciones ecológicas y la materia prima disponible, y que ésta

diversidad no alcanza a modificar la “estructura esencial” que homogeniza la cultura

material de éstos sitios (Rosas, 2007:140-141 [1970]). Estas afirmaciones de Rosas son

interesantes debido a que avizoran lo que Burger iba a definir más adelante como la

“Cultura Manchay”. Menciona que el prestigio del “Templo de Ancón” sería opacado por

el surgimiento de La Florida en el Rímac. En las conclusiones señala que de la Fase La

Florida encontró 544 fragmentos llanos y 29 decorados, y que asociados a éste material en

la respectiva capa se encontraban material vegetal como raíces, cogollos de achupalla,

lúcuma, guayaba, maní, calabazas y algodón, señalando que con respecto al estrato anterior

(Fase Chira) hay un aumento en la cantidad de plantas (Rosas, 2007:253 [1970]).

Williams publica el primer plano de La Florida (Fig. 21) y repara en la especial

concentración de éstos monumentos en el delta común entre el Chillón y el Rímac.

También menciona que para el valle bajo del Rímac Garagay y La Florida en la margen

derecha se complementan con Las Salinas y un sitio más que Williams supone se situó por

la zona de San Miguel o Lima Cercado pero que ya no existe (Williams, 1971:2).

22
Debe ser esta colección lo que nosotros ubicamos después en el museo como la “Colección Espejo”.

102
Patterson menciona que para el Período Inicial fue común la construcción de

edificaciones piramidales de grandes dimensiones, poniendo de ejemplos a La Florida con

Mina Perdida. También menciona que su cerámica es similar a la Colinas de Ancón y a la

de Curayacu (Patterson, 1971:31).

Milla Villena secciona a La Florida en dos sitios: La Florida “A” (25i – 1M – 2) y

La Florida “B” (25i – 1M – 3). La Florida “A” vendría a ser el cuerpo central (lo menciona

como “Centro Ceremonial” y lo asigna al Formativo). La Florida “B” creemos que es lo

que queda del brazo derecho (montículo BD2), puesto que menciona que “Parece haber

sido parte de la Florida “A” y ha sido extensamente descrito en la Bibliografia existente.

Está en los terrenos del Club Cristal.” (Milla, 1974:547). Menciona para este edificio de

materiales predominantes a los adobitos y a la piedra y le asigna una antigüedad de 1,700

a.C. Es importante que Milla haga alusión también de tres sitios más en las cercanías de La

Florida: “Amancaes-Adoratorio”, “El Bosque “A”” y “El Bosque “B””, que quizás sean el

primero la porción del brazo derecho rescatada (montículo BD4) y los otros montículos que

se situaban en la zona oriental de la plaza.

Mac Neish, Patterson y Browman mencionan para el Periodo 8 (1750-1050 a.C.)

que el asentamiento de mayor magnitud en el área de Ancón-Chilca fue La Florida, y que

éste sitio necesariamente involucró la construcción de un canal en esa zona de Amancaes,

de 4 a 6 kilómetros de longitud, para surtirlo de agua (Mac Neish, Patterson y Browman,

1975:38-39).

En 1977 Mejía Xesspe después de dar su ponencia en el III Congreso del Hombre y

la Cultura Andina sobre La Florida visita una vez más el sitio y registra un nuevo perfil,

ésta vez en el talud suroeste del núcleo de la pirámide central. Esto quedó registrado en un

cuaderno de campo también conservado en el Archivo “Mejía Xesspe” en el IRA - PUCP

103
titulado: “Notas sobre exploraciones en Paracas-Pisco-Río Seco (Lachay)-Waka Garagay-

Chongos-Pachacámac-Lurín-Chavín-Sechín”. También incluye esta nueva información en

su artículo Importancia prehistórica de la “Huaca Florida” en el valle de Lima que sale

publicado en las Actas de este Congreso el año de 1978. Mejía sintetiza todos los datos

recogidos del sitio por él, desde su primera visita con Tello en 1946 hasta la última en

1977. Menciona que el nombre anterior de la huaca (y el más temprano que hayamos

escuchado de la misma) fue “Huaca de la Hoyada de Amancaes” y que desde la década del

30 se la conoce como “Huaca La Florida” debido a la urbanización de las tierras de la

hacienda Muñoz por la Compañía Urbanizadora La Florida (Mejía, 1978:495). Describe sus

tres perfiles (que Mejía denomina “Cortes”): el Corte A situado en el extremo norte del ala

izquierda (que fue el explorado en la tercera salida y en donde descubrieron la vasija

entera), el Corte B situado en la base suroeste del núcleo (que fue explorado en la primera

salida y en donde Mejía halló los primeros fragmentos “chavinoides”) y, el Corte C situado

en la esquina sur del núcleo, explorado por Mejía en 1977. Posteriormente realiza una

“correlación” (comparación) de las evidencias de La Florida con otros sitios con evidencias

Formativas, como Bellavista, Maranga Norte, Caudivilla (Huacoy), Maranga Sur, Garagay

Alto (Garagay), Pampa de Cueva, Ancón y Curayacu. Después hace alusión del fechado

radiocarbónico de La Florida de Muelle (N-44) más otros tres fechados de Ancón,

Chuquitanta (El Paraíso) y de Pachacamac. Finaliza con una discusión. Incluye finalmente

un croquis del cuerpo central del sitio23.

Posteriormente Williams señala algunas referencias importantes para La Florida. En

el Cuadro I (Williams, 1978-80:98) señala que el Azimut del sitio es: 37º 3’, el área de la

23
Algo curioso es que denomina al extremo sureste del ala derecha “islote rocoso” (Mejía, 1978:517) cosa
que en nuestras visitas hemos descartado debido a que no encontramos ningun afloramiento de roca madre.

104
plaza central es 14 Ha., el ancho del sitio es 350 m., el largo es de 400 m. y posee dos alas y

vestíbulo. Anota que en La Florida puede apreciarse un “segundo patio” (Williams, 1978-

80:102) refiriéndose a la zona oriental de la plaza central, donde estuvieron ubicados los

montículos que excavó Casafranca en 1962-63 y lo interpreta como una extensión posterior

a la zona occidental de la plaza. Por sus dimensiones y extensión lo denomina “cabeza de

serie” de los templos en U del Rímac (Williams, 1978-80:103). Menciona que Mejía en su

ponencia sobre La Florida en el III Congreso del Hombre y la Cultura Andina menciona

que “ha informado igualmente de la existencia de una ocupación anterior a la

introducción de la cerámica, que señalaría una fase de transición sepultada por el

monumento entre las formas de El Paraíso, Salinas y las del estilo desarrollado”

(Williams, 1978-80:106). Finalmente en su cronología tentativa que establece para los

templos en U coloca a La Florida en su Segundo Período, Fase 3 (Williams, 1978-80:109).

Silva, Hirth, García y Pinilla mencionan que la fase AB de la secuencia de Huachipa

se relaciona con La Florida, pero que esta relación debió darse en etapas tardías del

Formativo (Silva, Hirth, García y Pinilla, 1982:62).

Williams posteriormente indica: “Proponemos a La Florida como representante del

estilo clásico de los templos en “U”. Reconocemos que es una estructura ya desarrollada

que necesariamente tuvo antecedentes en edificios menores; no hemos identificado estas

obras, que también pudieron haber sido construidas en el valle de Chancay. Insistimos en

que La Florida representa el estilo clásico sin que por ello tenga que ser la más antigua, y

que corresponde al momento de la expansión de este tipo arquitectónico con ejemplos

similares en Lurín (Mina Perdida).” (Williams, 1983:417) y más adelante señala que “En

las edificaciones tipo La Florida los brazos tienen apariencia de pirámides de dedicación

ceremonial.” (Williams, 1983:418). Presenta también un croquis del sitio y señala que el

105
área del vestíbulo es 2,500 m2. Este mismo año Bueno menciona dos “fases” de

construcción para el sitio: La Florida I, fechada entre los 3,000 y 2,000 a.C. (da a entender

que esta etapa sería precerámica) y La Florida II que fecha entre los 2,000 y 1,200 a.C.

(etapa que tuvo cerámica) (Bueno, 1983:21-22, 25). Menciona que La Florida y los templos

en U de Chancay comparten “cierta sencillez” y “mayor amplitud del atrio” (Bueno,

1983:22). También Patterson denominando “La Florida” a la “Formación Social” que se

dio en la costa central entre los 2350 a 500 a.C. Ésta “Formación Social La Florida” tuvo

como principal fuente de subsistencia a la agricultura. Menciona Patterson que en los

últimos tiempos de ésta formación social se estaban dando las condiciones para el

surgimiento de clases sociales (Patterson, 1983:35). Finalmente Silva, Hirth, García y

Pinilla mencionan que La Florida como conjunto “cívico ceremonial” pudo ser el eje bajo

el cual se desenvolvió la vida aldeana del valle bajo del Rímac durante el Formativo

Temprano (1700-1200 a.C.) (Silva, Hirth, García y Pinilla, 1983:28) puesto que mantuvo

contactos con Chira-Villa y con el sitio aldeano de Santa Eulalia. Su posición en la parte

baja de la pampa de Amancaes le permitió un control del valle bajo y medio del Rímac, que

incluyó al valle bajo del Chillón y que llegó hasta Ancón. Mencionan que hacia el 900 a.C.

cuando llegan las influencias Chavín a la costa central La Florida no pierde su status de

control sobre el Rímac sino que asimila la nueva corriente. Agregan que fue por esta época

que Garagay surge y se vuelve el competidor más fuerte para la hegemonía de La Florida

(Silva, Hirth, García y Pinilla, 1983:28-29).

Agurto Calvo hace mención que la mayor parte de los templos en U se sitúan en la

zona plana del valle, cercanos a los cauces naturales de los ríos. Menciona como

excepciones a esa regla el caso de La Florida que está adyacente a una zona de lomas y

Garagay que está junto a unos humedales. Es importante que Agurto haya reparado en la

106
cercanía que La Florida tenía con las lomas de Amancaes, hecho que debió jugar algún

papel en su subsistencia. Menciona algunas medidas del sitio y publica la foto aérea del

SAN de 1944 (Agurto, 1984:67).

Thomas C. Patterson presenta una ponencia en el Simposium on Early Ceremonial

Architecture in the Andes realizado por la Dumbarton Oaks en Washington en 1982 que fue

publicado en 1985 bajo el nombre de The Huaca La Florida, Rimac valley, Peru en el libro

Early Architecture in the Andes. Patterson sistematiza los datos que él reunió sobre todo en

los sesenta del sitio, más información de los conjuntos de cerámica que habían reunido las

excavaciones en el lugar. Describe al sitio como: “La pirámide se abre a 37 grados hacia

el nordeste. El núcleo de la estructura consta de una plataforma central flanqueada por

dos alas. La plataforma central se eleva a más de 17 m. sobre la superficie del terreno

antiguo y las alas que la flanquean, a unos cuantos metros por debajo.” (Patterson, 1998:4

[1985]). Menciona que para esa época los dos brazos de La Florida áun se levantaban 3 o 4

m. sobre la superficie y que el volumen de la estructura completa es 1 010 500 m3.

Posteriormente hace la descripción de un perfil del cuerpo central ubicado al parecer en las

cercanías del Corte B de Mejía y describe de forma detallada la sucesión de capas, pisos y

muros. Menciona que en las capas donde se encontró restos orgánicos encontraron

moluscos como Aulacomya ater, Crepidula onyx y Mesodesma donacium y restos de

plantas como algodón. Menciona que de una capa extrajo 458 fragmentos de cerámica y de

otra 98. Señala que “Juntos, estos fragmentos proporcionan la base para describir el

altamente distintivo estilo alfarero La Florida” (Patterson, 1998:5 [1985]). Patterson

define cuatro formas de vasijas para el conjunto cerámico de La Florida: ollas sin cuello,

tazas grandes poco profundas, botella de un solo cuello y plato abierto (Patterson, 1985:63).

Menciona los tres fechados que ya había publicado con Moseley en 1968 indicando que

107
“Estos fechados indican que la plataforma central se construyó antes del 3680 AP (1680

a.C.) y que el ala norte, que es una adición a la plataforma central, estuvo en construcción

por el 3645 AP (1645 a.C.). Además, las asociaciones de cerámica de los fechados indican

que la alfarería ya estaba en uso cuando el ala norte estaba en construcción.” (Patterson,

1998:6 [1985]). Revisó la colección de fragmentos de cerámica proveniente de las

excavaciones de Muelle en 1963, señalando que “Todas – menos una – de sus

excavaciones produjeron conjuntos cerámicos que fueron identificados con – o eran muy

similares a – la asamblea alfarera La Florida de la base de la pirámide, que está asociada

con los fechados radiocarbónicos.” (Patterson, 1998:6 [1985]). Agrega que de ésta

excavación buena cantidad de los fragmentos eran de la época Blanco/Rojo (cultura

Miramar) y que en la base del ala sur encontró un muro Lima de adobitos, posterior a las

estructuras formativas24. Patterson al comparar el material cerámico de La Florida con la

secuencia elaborada en Ancón por él y Burger arriba a las siguientes conclusiones:

“Primero, que se construyó muy rápidamente. Las etapas constructivas iniciales pueden

fecharse, probablemente, hacia el final del Período Precerámico, esto es, antes del 2150

a.C. Segundo, que la pirámide La Florida fue abandonada antes que fuese manufacturada

y estuviese en uso la alfarería Colinas en el área entre Ancón y el valle de Lurín, esto es,

un poco antes del 1750 a.C.” (Patterson, 1998:6 [1985]). Menciona además que la

construcción y abandono de La Florida y de Mina Perdida fueron casi simultáneos, y que la

construcción y abandono de estos edificios se realizó mucho antes que los templos en U de

Manchay Bajo, Cardal, Garagay y Huacoy. Realiza también el cálculo de fuerza laboral que

demandó el edificio y concluye que fueron 6 736 670 hombres/día, y que la fuerza laboral

24
En nuestros reconocimientos no hemos encontrado ningún muro de estas características y que se afilie a la
cultura Lima.

108
mínima para construir el sitio en dos siglos fue de 500 a 1000 individuos (Patterson,

1985:66). Termina mencionando el rol vital que tuvo la expansión de los cultivos, con la

construcción de canales agrícolas en el valle medio. Patterson publica la foto aérea del sitio,

un dibujo isométrico (Fig. 23), un bosquejo del perfil (Fig. 87) y dibujos de las 4 formas de

cerámica (Fig. 430). En el mismo libro de la Dumbarton Oaks Williams hace una

descripción de los templos en U pertenecientes a la Fase 3 del Segundo Período, en donde

se encuentra La Florida (Williams, 1985:232), y también Burger señala que a pesar que

Mejía en su ponencia al III Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina insistió en

denominar a La Florida “sitio Chavín” ya Patterson había publicado con anterioridad

fechados y cerámica más temprana de las fechas asignadas a ésta cultura. Esto se comprobó

debido a que Patterson y otros formularon una detallada secuencia alfarera para el Período

Inicial y el Horizonte Temprano en Ancón, y la cerámica de La Florida era contemporánea

con una fase temprana de dicha secuencia, unos 1200 años antes de la aparición de

materiales Chavín en la costa central (Burger, 1993:271 [1985]).

En 1985 Ravines publica su inventario de Lima. En éste La Florida está numerada

como sitio Nº 30 e incluye una apretada descripción del sitio. Para la técnica constructiva

menciona: “La técnica de edificación de las estructuras, pese a las diversas fases de

ampliación y remodelación observadas, es idéntica y consiste en muros de retención de

mampostería ordinaria y rellenos de adobes redondos y piedras angulares de diversos

tamaños dispuestos en capas, separadas entre si también, mediante capas de barro, a

manera de pisos.” (Ravines, 1985:40). Incluye también 2 fotos del sitio y dibujos

reconstructivos de planta y elevaciones del cuerpo central.

Engel inventarea a La Florida con el código 12a II-108 y menciona que es probable

que el material que sirve de base al monumento fuera un basural precerámico (Engel,

109
1987:89). Desconocemos los fundamentos de ésta afirmación. Robert McK. Bird

(1987:298) se pregunta si La Florida también estuvo afectado por el tsunami que destruyó

Garagay. En 1988 Fung comparte la opinión que La Florida y Mina Perdida serían

contemporáneas y en una nota a pie de página señala que tanto Bonavia como Scheele

mencionan una conversación con Casafranca en la cual les menciona que los fragmentos de

Mina Perdida eran similares a los de La Florida (Fung, 2004:188 [1988]).

Marcus y Silva escriben al tratar el Período Inicial de la costa central (1750 – 1000

a.C.) toda una sección denominada “El Edificio de La Florida y su Rol Integrador”. Señalan

que ya Patterson (1971) había mencionado que el abandono de El Paraíso se relaciona con

la aparición de La Florida, sugiriendo que un grupo de familias de la zona de El Paraíso

junto con otro grupo proveniente de la zona de Ventanilla se asentaron en la zona de La

Florida. Pero Marcus y Silva señalan acertadamente que no hay evidencia arqueológica que

pruebe esto y que esta suposición podría oscurecer los cambios sociopolíticos en el Rímac

que permitieron el surgimiento de La Florida. Señalan que tanto El Paraíso como La

Florida son distintos en forma, tamaño y disposición de los espacios sagrados y seculares.

Para el caso de La Florida señalan “En breve, este último presenta una clara separación de

los espacios privados y no privados: la gran plaza está separada del pequeño y privado

recinto situado en los montículos central – oeste, norte y sur.” (Marcus y Silva, 1988:40).

Se preguntan ambos investigadores si El Paraíso y La Florida fueron simultáneamente

ocupados o si fueron ocupados secuencialmente. En caso se haya dado lo primero señalan

que pudieron mantener una relación competitiva o que pudieron ofrecer ritos y servicios a

poblados diferentes. Para La Florida señalan que su construcción parece producirse a la par

con otros procesos: “1)La aparición de cerámica en la costa central, 2)La construcción de

centros ceremoniales en forma de U en la costa central y norte (el de La Florida es sólo

110
una muestra) 3)El surgimiento de una unidad sociopolítica poderosa en el valle del Rímac,

y 4)La importancia regional de La Florida y el probable control que ejerció sobre el área

Ancón-Rímac, la misma que incluyó numerosos asentamientos (Patterson, 1985:65). El

hecho que durante este tiempo existió una alfarería similar a través de esta área sirve para

inferir la existencia de un amplio control político.” (Marcus y Silva, 1988:40). Señalan

finalmente que por lo menos una de las fases de construcción de Garagay sería

contemporánea con otra similar en La Florida.

Bonavia menciona algunos datos de La Florida. Señala que tuvo una “gran

plataforma en la base” y que ésta fue levantada sobre paredes contiguas de piedra que

fueron enlucidas. Menciona también que aunque sus alrededores se urbanizaron antes de

estudiarlos no parece que hubiera existido una población alrededor. Menciona finalmente

que las poblaciones contemporáneas situadas en el resto del valle tuvieron que abrir canales

para cultivar (Bonavia, 1991:176).

Burger señala que para la arquitectura del sitio el núcleo del cuerpo central está

conformado por un relleno de bloques de piedra, adobes hemisféricos pequeños y cantos

rodados, y también ocasionalmente shicras (Burger, 1992:61-62).

La UNI menciona también a La Florida con el código 15-1257. Señalan que el

trabajo de recopilación de datos y de elaboración de la ficha lo terminó Daniel Guerrero el

22 de Junio de 1988, dándose de forma apretada una serie de datos generales del sitio.

Incluye un plano del mismo (UNI, 1994) (Fig. 22).

Echevarría menciona que en la construcción de La Florida sólo se emplearon

piedras de campo y adobes cuadrangulares (cúbicos), a diferencia de otros templos en U en

donde aparecen adobes “lenticulares” (plano-convexos) (Huacoy, Maranga Sur, Garagay) y

cónicos (Garagay) (Echevarría, 1995). Lo curioso es que Echevarría menciona que el

111
mismo Mejía llama también a los adobes de La Florida “elipsoides” (lo cual los haría

semejantes con los plano-convexos). Menciona que el Informe de la Junta Deliberante hace

alusión de adobes “esféricos” y “ligeramente cónicos” con lo cual posiblemente se

emplearon en la construcción de La Florida 4 tipos de adobes: cúbicos, plano-convexos,

esféricos y cónicos.

Roselló menciona de La Florida que anteriormente fue conocida como “Huaca

Muñoz” y que por detrás del cuerpo central se observan, en la foto aérea de 1944,

estructuras subsidiarias que se presentan también en el templo en U de Condevilla Señor B

y en otros templos. Agrega que éstas estructuras fueron destruidas antes de que Casafranca

realizara excavaciones en el Parque Juan Ríos y también que en la visita hecha con Mejía y

Casafranca en 1955 recorrió el ala derecha de la estructura y reconoció el extremo de esta

“conservado con adobes cuadrados de un revestimiento interno expuesto.” (Rosselló,

1997:40). Señala que la existencia de 2 alas le llevó también a la interpretación dual (como

Burger y Salazar en 1994). Calcula el área total del sitio en 282,000 m2 y agrega dos datos

únicos: menciona que en la parte superior izquierda de la foto aérea de 1944 (zona noroeste

de la pampa de Amancaes) se observan rayas asociadas al sitio (geoglifos) (Rosselló,

1997:73-74) y que halló cerámica Inicial en la cima del cerro San Cristóbal (Rosselló,

1997:xii). También Carrión compara la cerámica de San Jacinto con la de La Florida.

Menciona que ambos sitios comparten el tener vestíbulos, la presencia de un gran

porcentaje de restos de moluscos marinos y que la cerámica de La Florida tiene una

relación evidente con San Jacinto a partir de su Fase II (Carrión, 2000:256). También Silva

y García mencionan que “Por otro lado, tal vez el volumen y gran tamaño de La Florida

no necesariamente se explique por su mayor antigüedad frente a los edificios en “U” más

pequeños sino más bien a su probable importancia política y económica.” (Silva y García,

112
1997:220). Añaden que construir edificios de la magnitud de La Florida “sería resultado de

una autoridad que desplegó poder e influencia bajo la sombrilla de una compleja

estructura religiosa, conocida con el nombre de Jefaturas, Señoríos, Cacicazgos o grandes

Curacazgos…”. Mencionan también que La Florida y Garagay habrían sido “cabezas de

series” contemporáneas del valle del Rímac, el primero controlando una porción de la parte

baja del Rímac y el segundo la zona aledaña al litoral (Silva y García, 1997:221).

Carrión posteriormente menciona que en cada valle de la costa central hubo un

templo en U de mayor jerarquía. En el caso de Chancay sería San Jacinto, en el Chillón

Huacoy y en el Rímac La Florida. Estos tres sitios representan el “primer nivel jerárquico,

de todo el conjunto, siendo su desarrollo paralelo y por tanto contemporáneo.”(Carrión,

1998:247).

Existe un plano topográfico de La Florida confeccionado por el INC que pudimos

consultar por gentileza de Rommel Angeles, arqueólogo que labora allí. El plano se elaboró

el año 2002. Fue confeccionado por Fernando Fujita y Rommel Angeles como parte de los

trabajos de delimitación de sitios arqueológicos que realizó la Dirección General del

Patrimonio Arqueológico. Es hasta la fecha el mejor plano que se tenga de La Florida.

Grafica con una gran precisión el cuerpo central y el montículo sobreviviente del brazo

derecho (las curvas de nivel están cada 25 cm.). También ubica las unidades y trincheras

excavadas por Idilio Santillana en 1975.

Shibata señala también algunos datos interesantes de La Florida. Al ser templo en U

lo clasifica dentro del patrón de “Disposición de Plataformas en Forma de U (DU). En su

cuadro de volumen de los templos del Formativo Temprano le asigna un promedio de

600,000 c.u.m. (Shibata, 2004:92).

113
Para terminar Burger y Salazar mencionan a La Florida como el sitio que poseyó los

fechados más convincentes para un templo en U antes que Burger iniciara sus excavaciones

en Lurín. De todas formas señala algo bastante cierto: “Un defecto de los datos de La

Florida lo constituían los contextos arquitectónicos de las muestras debidas a modernas

operaciones extractivas que no podían ser relacionadas con una secuencia arquitectónica

más general para el lugar.” (Burger y Salazar, 2008: 95-96, traducción nuestra).

2d4. Síntesis sobre los antecedentes de estudio de La Florida

Al hacer la revisión de todos los antecedentes de estudio, sean observaciones de

superficie, excavaciones, análisis de materiales, publicaciones, interpretaciones de datos

publicados, etc. desde la primera visita de Julio C. Tello y Mejía Xesspe en 1946 hasta la

actualidad reparamos en varias cosas interesantes.

Primero que buena cantidad de publicaciones sobre arqueología, sobre todo del

período Formativo y en manuales de historia prehispánica, mencionan reiteradamente a La

Florida pero sólo mencionando datos de un investigador que trató el tema o a lo mucho 2 de

éstos. Es decir, se ha repetido a lo largo de todo este tiempo determinados datos sobre el

sitio pero sin haberse realizado hasta ahora un análisis que confronte los datos expuestos

por todos estos investigadores. La base empírica sobre la cual se han armado discusiones

sobre La Florida es hasta ahora muy débil, debido a lo primero que hemos mencionado

anteriormente y segundo porque aunque parezca increíble ninguno de los resultados de las

siete intervenciones y/o excavaciones hechas en el área, sean registros de las excavaciones,

interpretaciones o análisis de material, se llegaron a publicar (es más, ni siquiera hemos

hallado en el INC los informes que debieron existir al final de cada excavación). Creemos

que de haberse sistematizado los datos de cada una de éstas intervenciones y sobre todo de

114
haberse llegado a publicar, nuestros conocimientos sobre el sitio hubieran aumentado

considerablemente.

Lo segundo que notamos es que lamentablemente muy pocos investigadores se han

dedicado a realizar un estudio a profundidad de la problemática del sitio. Sólo 2

investigadores lo hicieron y ambos publicaron 2 artículos que son hasta la fecha los únicos

que tratan exclusivamente sobre éste, ellos son Toribio Mejía Xesspe (1978) y Thomas C.

Patterson (1985). Ambos publicaron sus artículos en fechas relativamente cercanas y ambos

ofrecen, aparte de observaciones y datos propios sobre el sitio, análisis y síntesis de los

datos disponibles de las intervenciones y observaciones hechas en el sitio en los cincuenta,

sesenta y setenta. Paradójicamente ninguno de estos dos arqueólogos llegó a excavar en el

sitio, pero dieron a conocer algunos datos de las excavaciones realizadas.

Y tercero que llama la atención las diversas fechas que los diversos investigadores

ponen a la secuencia de ocupación del sitio, y los pocos intentos de elaborar una en base a

toda la información sobre el sitio disponible. Estrechamente relacionado con esto, a pesar

de no llegarse a conocer de una forma oficial los resultados de las siete intervenciones

hechas en La Florida creemos que tenemos los suficientes datos, registro e información de

2 de ellas (1957 y 1962-63) para intentar un análisis de ésta información, lo que sumado a

la información disponible para el cuerpo central (datos de Mejía, Patterson y datos

personales) ayudaría a esclarecer no sólo la información empírica que se dispone para la

actualidad de La Florida sino que también contribuiría a esclarecer la secuencia cronológica

del sitio.

115
CAPITULO III

HUACA LA FLORIDA: MARCO CONCEPTUAL Y DEFINICIÓN DE LA

PROBLEMÁTICA EN LA PRESENTE INVESTIGACIÓN.

En este capítulo haremos un balance del estado actual de los conocimientos sobre

los templos en U de la cultura Manchay y de Huaca La Florida en particular. Este balance

permitirá plantear el problema de investigación. La organización de éste capítulo será de la

siguiente manera: estado de la cuestión de los templos en U, estado de la cuestión de Huaca

La Florida y, finalmente, el planteamiento del problema.

3a. Estado de la cuestión de los templos en U de la costa central

Las investigaciones llevadas hasta la fecha sobre los templos en U de la costa

central permiten ya tener un balance acerca del papel que tuvieron dentro de la sociedad

que los edificó, la función que cumplieron dentro de ésta y la naturaleza, tanto religiosa,

económica y política que conllevaron.

Cuestiones tipológicas

Richard Burger y Lucy Salazar son los que acuñan el término de Cultura Manchay a

la cultura o sociedad que construyó los templos en U de la costa central. Aunque esta

denominación aparece en trabajos de Burger desde el 2003, es en el artículo The Manchay

culture and the coastal inspiration for highland Chavín civilization en que definen de una

forma precisa a esta cultura. Mencionan que son características suyas: el patrón de templo

en U para la costa central definido por Williams en 1971, el concepto marxista de

“Formación Social La Florida” elaborado por Patterson en 1983, la similitud de formas y

decoración en la cerámica recuperada en Ancón, Curayacu y todos los templos en U y sitios

116
formativos en toda la costa central y en la iconografía similar presente en la cerámica,

frisos, etc. (Burger y Salazar, 2009:86-92).

Algo importante acerca de la investigación de los templos en U de la cultura

Manchay es cuando y dónde surge este patrón, porqué adopta esta disposición y porqué

surgieron estos colosales centros ceremoniales en la costa central.

La forma en U se configuró probablemente debido a la herencia de tradiciones

arquitectónicas presentes en la costa central y norcentral de tiempos del Precerámico Tardío

que ya prefiguraban esta disposición. Jugó un rol importante el patrón de una pirámide

principal (el cuerpo central), donde se realizaron algún tipo de ceremonias, junto con una

plaza central, situada frente a este edificio, donde también se realizaron actividades. En

algún momento se construyeron los dos brazos laterales limitando ambos lados de la plaza

y dejando solo un lado libre25. En las excavaciones llevadas por Ravines en Garagay se

planteó que el cuerpo central estaba conformado por tres pirámides superpuestas (Ravines e

Isbell, 1975:259) y que el brazo derecho también se conformaba de la superposición de tres

etapas constructivas. Por la similitud en la iconografía de los frisos, se determinó que la

primera fase constructiva del brazo derecho se correspondería con la segunda fase del

cuerpo central (Templo Medio, 1400 a.C.) (Ravines, 1984:35-37) precisamente la fase de la

cual se desenterró el atrio con los frisos más importantes de Garagay. Probablemente en la

primera fase del cuerpo central (hacia los 1600 a.C.) no se habían construido los brazos

todavía, o al menos el brazo derecho y por lo tanto aún Garagay no tenía la configuración

en U.

25
Esto se debió probablemente a que las actividades en la plaza tomaron mayor importancia y por ello se
construyeron mas montículos o santuarios cuyo ingreso era desde ésta explanada.

117
Hemos mencionado al inicio del segundo capítulo una breve descripción de un

templo en U de la costa central y de las diferentes partes de las que se compone.

Repararemos brevemente en la función que se ha asignado o se ha especulado para cada

uno de los componentes de este centro ceremonial. Para empezar, es un consenso general

entre los investigadores que han tratado este tema que la naturaleza de estos monumentos es

religiosa. Por tanto es lógico pensar que cada uno de los elementos arquitectónicos que

componen el edificio tuvo también una connotación semejante. El cuerpo central fue la

parte más importante del conjunto, avalando esto su magnitud, altura, presencia de la

escalera central, el atrio y la plataforma situada en la cima y además de que el eje del

mismo es a su vez el eje de todo el templo en U. Podemos observar que hay hasta el

momento un “único” recorrido de ingreso a éstas estructuras: de la plaza se ingresó primero

al vestíbulo, lugar que quizás sirvió para congregar cierto tipo de gente, distinta a la que

podía estar en la plaza, y en donde también pudieron realizarse algunas ceremonias. Del

vestíbulo se ascendía al cuerpo central propiamente dicho a través de la escalera central26

que permitía primero el acceso a lo que conocemos como el atrio27. En el atrio al parecer se

realizaban ceremonias en las que participaban una cantidad menor de personas de las que

podían acceder al vestíbulo y tuvieron un carácter más privado que las actividades

realizadas en éste y en la plaza. Del atrio partían dos escaleras situadas sobre el eje

perpendicular al eje del templo en U que permitían el acceso a las terrazas y plataformas

superiores (Ravines e Isbell, 1975:260-261; Burger y Salazar, 1991:286), de las cuales la

más importante era la situada precisamente detrás del atrio, en el eje del templo en U.
26
Es interesante que tanto en Cardal como en Garagay el enlucido que cubría la escalera estaba bastante
conservado por lo que revela que el tránsito por ellas fue bastante escaso, por consiguiente pocas personas
ascendían hacia el atrio y a la parte superior del cuerpo central (Burger y Salazar, 1991:283; Ravines e Isbell,
1975:259).
27
En el caso de Cardal primero a un rellano donde estaba ubicado el friso de la gran boca felínica (Burger,
1987:370).

118
Ravines e Isbell (1975:258) mencionan que en el caso de Garagay era una plataforma de

planta rectangular y que tenía cierta semejanza con el ushnu incaico. Pensamos que la

función que tuvo este lugar fue probablemente la más importante de todo el templo en U.

Fue el lugar más sacro al parecer, en donde quizás estuvo la efigie o imagen principal del

dios tutelar del santuario o centro ceremonial.

Al parecer hubieron más ambientes o cuartos emplazados en el núcleo pero no eran

muchos. Sobre la función de las alas laterales es difícil con la información disponible tener

algunas respuestas concretas. En algunos templos en U como Garagay, Mina Perdida,

Huacoy y San Jacinto existe una simetría en las alas (son exactamente iguales) pero en

otros casos, como La Florida, las alas no son simétricas. La función que pudieron tener

estas plataformas aun no podemos saberlo a cabalidad pero al parecer pudieron tener otros

ambientes o cuartos donde quizás vivieron los sacerdotes encargados del culto. En el ala

derecha de Cardal, Burger y Salazar (1991:281) encontraron una serie de cuartos y

ambientes y, en uno de ellos un altar dual, por lo cual este sector del edificio siguió

teniendo una naturaleza sacra, avalado por el entierro ritual que tuvo (Salazar, 2009:89-93).

También es probable, observando la superficie de varias de las alas laterales de diferentes

templos en U, que existieran pequeños atrios en estas plataformas.

Ambos brazos laterales tuvieron la misma función, pensamos esto debido a su

simetría. Es probable que en los diferentes ambientes emplazados en las plataformas

superiores se hayan realizado también otras ceremonias, probablemente de un rango o

importancia menor que las realizadas en el cuerpo central. También es posible que hayan

estado los santuarios o lugares donde estuvieron imágenes de deidades menores. En el

brazo derecho de Garagay, Ravines encontró que estaba conformado de tres plataformas

superpuestas y que una serie de escaleras situadas en un mismo eje ascendían hasta la cima,

119
donde al parecer se encontraba un ambiente pequeño, que estuvo flanqueado por dos frisos

de personajes “danzando” y portando escudos. (Ravines, 1984:35-37; Fuentes, 2007:22). Es

probable que en este ambiente estuviera la imagen de una deidad.

Finalmente, en lo que toca a la función del siguiente elemento importante de un

templo en U, la plaza central, Williams (1978-80:109) pensó en un primer momento que

fue un lugar donde se emplazaron campos de cultivo donde se sembraron plantas sagradas.

Las excavaciones en las plazas de Cardal (Burger, 1987:366-368), Garagay (Cock,

1998:49-50), Huacoy (Silva y Jaime, 2000:69) y San Jacinto (Carrión, 1998:241-242) han

refutado hasta el momento este planteamiento. Se ha descubierto una superficie apisonada

en la mayoría de ellos, que vendría a ser un piso que cubrió al parecer toda la extensión de

la plaza. Creemos que es lógico pensar que sirvió para congregar a las multitudes que

conformaban los campesinos, pescadores del litoral, cazadores y pastores de las lomas, etc.

para grandes ceremonias y festividades. No negamos que pudieron tener otras funciones,

pero esto se develará cuando sean excavadas en un buen número de sitios. Es interesante

también la probable función que pudieron tener las plazas circulares hundidas. Aunque no

están presentes en la mayoría de los sitios, se han asignado funciones diversas a estas

estructuras. Milla Villena (1983:149) piensa en una función relacionada con la observación

astronómica. Rosa Fung pensó que en su interior se realizaron prácticas alucinógenas

(Fung, 1969). En cambio Matsuzawa (1978) pensó en ceremonias de un culto al fuego. De

todas maneras es pertinente la observación de Williams (1983:405) de que un observador

120
situado al centro de una de ellas mantuvo una relación visual y despejada con el cielo

abierto, con lo cual se refuerza la idea de una función astronómica28.

Las características de cada una de éstas partes reforzaría la función religiosa de

estos monumentos. Un templo en U fue un “templo”, un lugar sacro, un santuario, un

centro ceremonial. Fue un “cosmograma que expresa la mediación de fuerzas opuestas

pero complementarias” (Burger y Salazar, 1994:111) para los pobladores de estos valles

durante el Período Inicial. Creemos que con las evidencias descubiertas por diferentes

investigadores (arquitectura monumental, ausencia de basura doméstica en los ambientes,

presencia de frisos polícromos en los atrios, hallazgos de “ofrendas” en los atrios como

figurinas en Garagay y entierros humanos en Cardal, etc.) son comprueba la función

religiosa de estos monumentos.

Pero surge la pregunta ¿Qué connotaciones políticas, económicas y sociales

conllevó la naturaleza religiosa de un templo en U? ¿Qué papel cumplió un templo en U en

cada uno de éstos aspectos? Con las investigaciones hechas hasta la fecha es difícil sacar

algunas respuestas satisfactorias. Creemos que al ser el centro ceremonial de la sociedad de

la cultura Manchay, el “centro del universo” de su mundo, jugó un papel clave en todas

estas cuestiones. En lo que concierne al campo político tuvo al parecer un papel importante.

Es posible que los sacerdotes del templo, al controlar la mano de obra local tanto de las

poblaciones de campesinos, pescadores, artesanos, etc., canalizaran los excedentes de

fuerza de trabajo para la construcción de estos centros ceremoniales, lo que conllevaría que

ellos planificaron el diseño y volumen de las construcciones. Esta idea indicaría que los

sacerdotes fueron también líderes políticos, una suerte de “señores” de autoridad religiosa y

28
Algo curioso es que Ravines presenta un dibujo en planta de la plaza circular de Garagay, sugiriendo que
no era un círculo completamente cerrado sino que los muros de dos de los apéndices o proyecciones se
extendían hacia lados opuestos, no terminando de cerrar la plaza circular (Ravines, 2009).

121
a la vez política. Pero existe la posibilidad que las autoridades políticas no necesariamente

residieran en el templo pero que sí cooperaron y coordinaron con los sacerdotes en su

construcción. Finalmente otra hipótesis más flexible considera que no existió ningún tipo

de coerción en la construcción de los templos en U, si no que los habitantes de los valles de

la costa central asumieron en un “consenso” la construcción de estos sitios, inclusive

compitiendo entre las diferentes familias o linajes puesto que a mayor volumen construido

por determinada familia mayor prestigio alcanzaría en su comunidad (Ravines e Isbell,

1975:267-268). De todas maneras, esta última hipótesis considera que necesariamente hubo

una mente o mentes que dirigieron y planificaron la obra.

Estas hipótesis están relacionadas con la naturaleza política de las sociedades del

Período Inicial de la costa central. Silva y García (1997:220) asignan el rango de jefatura a

las sociedades responsables de la construcción de estos sitios. Al parecer cada templo en U

(o al menos cada templo en U grande) representa la labor constructiva de una jefatura29. En

cambio Lanning (1967:94) al considerar la magnitud de La Florida y la cantidad de mano

de obra que se necesitó en su ejecución pensó en un estado, el primer estado en la costa

central y en los Andes (junto con Las Haldas). Pero el considerar que fue un estado el

responsable de la construcción de los templos en U o fueran varios estados pequeños

conlleva a otra serie de cuestionamientos ¿Existió en esta época en los Andes

diferenciación social? Burger (1992:75) menciona que estas sociedades fueron débilmente

estratificadas, siendo una prueba de esto el hecho que hasta el momento no se hayan

descubierto tumbas o ajuares funerarios que evidencien una clara división social y de

acceso a bienes suntuarios. En el caso de los entierros encontrados en el atrio de Cardal, las

29
Por lo que podemos pensar que hubo en esa época una jefatura por valle, o varias por valle, poniendo de
ejemplo el Rímac una asentada en Garagay y otra en La Florida.

122
asociaciones de los individuos y su ajuar era muy escaso (Burger y Salazar, 1991:287). Al

ser débilmente estratificadas no habían grandes diferencias entre los individuos del pueblo

llano y los que se situaban en la cima de la pirámide social (los sacerdotes), sin embargo el

papel de la religión para ésta época era clave, puesto que era la única vía que los

campesinos de entonces tenían para comunicarse con el mundo de los poderes

sobrenaturales y tratar de plantear una comunicación con éste, para saber lo más

certeramente posible cuando habrían catástrofes climáticas, puesto que creían que los

fenómenos naturales dependían totalmente de estas fuerzas sobrenaturales.

Acerca del rol económico Ravines e Isbell (1975:267-268) pensaron que el templo

en U sirvió como un instrumento de captación de la producción agrícola y de redistribución

de los productos. Esto conllevaría a que hubo un sector en el centro ceremonial (alguno de

los brazos, el cuerpo central o en la plaza) que sirvió como lugar de depósito, una suerte de

colcas30. Esta hipótesis contemplaría que los sacerdotes del lugar controlaron cuanta

producción ingresaba a sus depósitos y cuanta salía, y sobre lo último cabría preguntarse

¿Con qué criterios redistribuían este excedente productivo, si es que no era toda la

producción? También conlleva el hecho de que debieron existir formas de contabilizar estas

cantidades de bienes que entraban y salían (un sistema de pesos, medidas, etc.). Otro

aspecto a tomar en cuenta en lo económico es que la construcción de cada templo en U

conllevó una carga y presión económica fuerte para la sociedad. Se tuvo que “reclutar” o

traer, probablemente sólo en algunas épocas del año, un contingente numeroso de hombres

que se dedicaron a: extraer el material constructivo de las canteras (piedras de los cerros

vecinos, tierra, arcilla y cantos rodados de graveras, bancos de los ríos, el litoral, etc.),

30
En una reconstrucción elaborada por Ravines e Isbell para Garagay se insinúa en el dibujo que en ambos
lados del vestíbulo pudieron existir ambientes o cuartos con esta función.

123
elaborar las canastas de shicras para transportar piedras u otro material y tirarlo con todo y

shicra al relleno que se iba construyendo. Otro detalle importante es el agua, debió

necesariamente existir una fuente de agua cercana a todo lugar donde se construía un

templo en U, no sólo para aplacar la sed de los constructores, si no para preparar la

argamasa de barro que juntaría las piedras que conformarían los muros, escalinatas y

rellenos. Por ello se explica que varios templos en U estén junto a los actuales cauces de los

ríos (Huacoy (Silva, 1998:253-254) y Las Salinas A (Ravines, 1985:44) (Machacuay y

Aramburu, 1998:38)) pero en el caso de los que estaban a cierta distancia se construyeron

necesariamente canales, que a su vez necesitaron toda una planificación. A medida que se

traía el material al lugar se iban edificando las plataformas del sitio y finalmente pensamos

que otros artesanos eran los que ejecutaban los acabados finales (enlucidos, pintura, frisos,

etc.). De todas maneras toda esta población que ejecutó los trabajos necesitó alimentación

durante todo este período de trabajo y un lugar donde pernoctar. Patterson (1985:66) pensó

que los templos en U se edificaron por períodos determinados de tiempo por año (dos

meses) cuando probablemente los campos agrícolas ya estaban sembrados y había todo un

período de tiempo de espera hasta la cosecha. Ravines e Isbell (1975:267) piensan que la

construcción debió estar regulada por un ciclo calendárico. Burger (2009:25) piensan que

no se edificaron en períodos de tiempo relativamente cortos los enormes volúmenes de las

pirámides, sino que fue el resultado de superposición tras superposición de modificaciones

arquitectónicas en las pirámides, hechas a lo largo de los siglos.

En lo que concierne a lo social, la construcción de un templo en U exigía que al

menos exista dos estamentos o por así decirlo dos “grupos sociales” en la sociedad

encargada de su construcción: la gente que trabajó directamente en la obra (campesinos,

pescadores, etc.) y las personas que planificaron y dirigieron la obra (sacerdotes, jefes

124
locales, etc.) (Lanning, 1967:94; Ravines e Isbell, 1975:267). Pensamos que estos dos

grupos conllevaron en sí toda una ideología de carácter religioso y político que justificaba

el hecho no sólo de construirse el templo sino también la asignación de tareas en su

elaboración. Tentativamente podría haber existido un estamento intermedio entre ambos,

que pudieron ser los que realizaron los frisos y otros trabajos que requieren de un

entrenamiento más concienzudo. Quizás la sociedad de la costa central en el Período Inicial

se componía de campesinos, pescadores, pastores, cazadores de lomas, artesanos y

finalmente jefes locales y sacerdotes, al menos podemos intuir eso en la división del trabajo

que debió existir en la construcción de un edificio de la magnitud de un templo en U.

Y aquí se toca necesariamente otro gran cuestionamiento ¿Fueron construídos los

templos en U sólo por un consenso o necesariamente involucró coerción? Es difícil

responder a esta pregunta, aun con las investigaciones realizadas. Nos inclinamos a pensar

que se usaron ambas modalidades. Creemos que el impulso que tuvo la sociedad al

construirlos fue asegurarse una mediación con los poderes sobrenaturales para tratar de

paliar las catástrofes naturales a las que se veían expuestos. En pocas palabras, un factor

que empujó a su construcción fue el temor y el ansia de sobrevivir. Por este factor

pensamos que pudo darse perfectamente un consenso en la construcción, pero también

debió existir cierta coerción, debido a que los sacerdotes u oficiantes planificaron la

construcción y no sólo controlaron el trabajo del pueblo en la elaboración del centro

ceremonial sino que probablemente también empezó un proceso de “apropiación” de toda

la producción o de determinadas cantidades de ésta para ser almacenadas y controladas en

el sitio. Fue progresivo creemos el hecho que cada vez los sacerdotes controlaran mayor

producción de la población y controlaran la mano de obra de éstos, bajo amenaza de ser los

únicos intermediarios entre el pueblo y esas fuerzas sobrenaturales impredecibles que

125
podrían aniquilarlos. De todas formas eso no evitaba que desde esa lejana época ya

empezaran conflictos entre la población común y las dirigencias.

Cuestiones cronológicas

Los 58 templos en U definidos para la cultura Manchay fueron construidos,

ocupados y abandonados en un lapso de tiempo que va desde los 2300 a.C.31 hasta los 600

a.C.32. En pocas palabras unos 1700 años, abarcando desde el Período Precerámico Tardío

hasta mediados del Período Horizonte Temprano. Pero sería erróneo pensar que los 58

edificios tuvieron una ocupación contemporánea y permanente durante este período de

tiempo. Al parecer el “promedio” de ocupación de un templo en U, desde el inicio de su

edificación hasta su abandono fue de unos 800 a 600 años aproximadamente, pero éstos

cálculos con los datos actuales todavía debemos considerarlos tentativos. Aunque se hayan

hecho excavaciones intensivas en pocos de ellos y se tengan fechados solo para algunos

podemos esbozar un cuadro cronológico tentativo y preliminar para el conjunto.

Los primeros templos en U habrían empezado a construirse hacia el 2300 a.C. a

finales del Período Precerámico Tardío. Los fechados más antiguos los poseen dos de ellos:

El Paraíso y Huayto, paradójicamente los dos en valles relativamente alejados: Chillón y

Pativilca como para plantear cierta interrelación entre ambos. Al parecer hasta el 1800 a.C.

no tenemos evidencias de la coexistencia de otros templos en U junto con éstos, pero es

probable que hayan existido otros o que en las partes más profundas de otros templos en U

exista ocupación de éste período. Hacia el 1800 a.C. empiezan a construirse varios templos

en U en cada valle. Creemos que este período es importante debido a que se configura el

patrón de templo en U “clásico” que había definido Williams en 1971. A ésta época

31
Primeras ocupaciones de El Paraíso en el Chillón (Quilter, 1985:281) y de Huayto en Pativilca (Ruiz,
Creamer y Haas, 2007:87).
32
Época en la que al parecer se abandonaron Cardal y Manchay Bajo en Lurín (Burger y Salazar, 2008).

126
también pertenecería Garagay, que empieza a ser edificado hacia los 1600 a.C. y cuya

última remodelación (Templo Tardío) habríase realizado hacia los 1200 a.C. siendo

abandonado hacia los 900 a.C. aproximadamente. (Ravines, 1982:135; Fuentes, 2007:37-

38). También las primeras ocupaciones de Mina Perdida se dieron hacia los 1500 a.C.

estando ocupado este sitio hasta los 900 a.C. (Burger y Salazar, 1998:33). También podría

datarse para este período a La Empedrada en Supe, con un fechado de 1550 a.C. (Zechenter

1988:520), Potao en Pativilca (Ruiz, Creamer y Haas, 2007:102) con un fechado de 1480 a.

C. y Chacra Socorro B con 1440 a.C. (Cárdenas, 1977-78:22) y para los finales del período

a Huaricanga, con su fechado de 1080 a.C. (Ishida, et. al. 1960). El tercer período de los

templos en U vendría aproximadamente desde el año 1000 a.C. hasta su total abandono

hacia los 600 a.C. Para esta época datarían los templos en U de Cardal (Burger y Salazar,

1991:277) y Manchay Bajo (Burger, 2003:94-95) en el valle de Lurín. De todas maneras

con los actuales conocimientos que tenemos de estos monumentos es difícil asignar a cada

uno de éstos períodos o siglos los distintos templos en U de los cuales aun no se tienen

fechados radiocarbónicos, trabajos realizados, cerámica recolectada o inclusive que en la

actualidad lamentablemente no quede nada de ellos, pero con investigaciones futuras en

todos estos yacimientos y también analizando material rescatado de los desaparecidos se

puede hacer el intento de elaborar una cronología lo mas precisa posible de todos los

templos en U de la cultura Manchay.

Hemos visto que El Paraíso y Huayto son los dos templos en U que tienen los

fechados mas antiguos, que los sitúan hacia los 2300 a.C. La pregunta acerca de dónde y

cuando surgió el patrón de templo en U los involucra pero el detalle es que ambos se sitúan

en valles separados por 158 km. Aun así algunos fechados de Quilter para El Paraíso

(Quilter, 1985:281) llegan hasta los 2500 a. C. aproximadamente ¿Fue El Paraíso el primer

127
templo en U? ¿Surgió el patrón en U en el valle bajo del Chillón y de allí se irradió hacia

toda la costa central y norcentral? Es una pregunta que con los actuales conocimientos aún

no podemos responder a cabalidad. De todas formas debe recordarse la polémica de si debe

considerarse al sitio un templo en U o no. Lanning (1967:71) fue el primero en señalar ésta

configuración para el sitio. Posteriormente Scheele (1970: 112-113) menciona que

examinando el plano publicado por Engel en 1966 pudo distinguir que la configuración en

U señalada por Lanning no es correcta, debido a que no se distribuyen la Unidad I y los

montículos II y VI en forma de U en el estricto sentido de la palabra. A pesar de ello

Williams (1971:2) incluye al sitio dentro del patrón de templo en U definido por éste para

la costa central. Moseley (1975: 96, 99) posteriormente menciona que la configuración en

U de los principales montículos del sitio fue algo casual y no algo planificado. De todas

formas Williams (1978-80:109) lo pone como representante de la primera época de templos

en U en su cronología tentativa. Finalmente Silva (1984:4-8) comparte la opinión de

Scheele, mencionando que la configuración de los montículos de El Paraíso no se ajusta de

forma exacta al patrón definido por Williams. Este debate es explicado también por

Morales (1998:230 [1993]). En todo caso, de no ser El Paraíso el primer templo en U ¿Fue

en Pativilca donde surgió el patrón en U? ¿O fue en algún valle situado a la mitad de la

distancia entre ambos valles (podría ser Huaura) en donde se configuró y se edificó el

primer templo en U? De todas maneras es curioso que aunque Huayto tenga un fechado

hacia los 2300 a.C. templos en U cercanos como Huaricanga, Potao, La Empedrada o

Chacra Socorro B tengan fechados mas o menos contemporáneos hacia los 1400 a.C. (lo

que sería motivo de revisar los fechados de Huayto) en cambio El Paraíso tiene una serie de

fechados tomados por Engel y por Quilter que oscilan entre los 2400 a 2100 a.C. lo que

128
aseguraría su datación para fines del Período Precerámico Tardío y también lo aproximaría

a ser el candidato a primer templo en U de la costa central.

Pensamos que aunque El Paraíso no tenga en planta una exacta disposición en U es

posible que guarde una relación con el resto de templos en U de la costa central y que haya

influido en el surgimiento de este patrón. De todas formas no hay que excluir la posibilidad

que el foco cultural de la costa norcentral (valles de Supe, Pativilca y Fortaleza) haya tenido

su cuota de responsabilidad en la configuración de este patrón, debido a que en varios de

los tipos arquitectónicos presentes en los complejos monumentales del Período Precerámico

Tardío hay varias estructuras similares a algunos elementos que componen un templo en U

(como la planta y disposición del cuerpo central, con un núcleo y dos alas laterales más el

atrio, y también la plaza circular hundida) (Shady, Dolorier, Montesinos y Casas, 2000:20-

26; Ruiz, Creamer y Haas, 2007). Pero creemos que ese es un tema de investigación que

aún no ha sido abordado.

La ocupación del espacio y los patrones de asentamiento

Acerca de cómo se difundió el patrón en U, una vez construido y consolidada la

estructura pública de El Paraíso, hemos esbozado lo siguiente. Primero se afianzó en el

mismo valle del Chillón33 entre el 2300 hasta los 1800 a.C. Posteriormente el patrón se

difundió en dos direcciones: hacia el sur, al valle del Rímac (construyéndose La Florida,

Pampa de Cueva, Azcarrunz y posiblemente San Antonio) llegando hasta el valle de Lurín,

que por razones que desconocemos fue el valle límite por el sur para el patrón

(construyéndose Mina Perdida, Huaca Candela y posiblemente Parka). En dirección norte

el patrón llegó al valle de Chancay (iniciándose la construcción del complejo de templos en

33
Es probable que varios de los templos en U cercanos a El Paraíso como Salamanqueja, Chuquitanta A,
Chuquitanta B, Infantas y hasta Huacoy tengan sus primeras fases constructivas en este período.

129
U de Huando, con San Jacinto al centro de las estructuras) y llegó hasta Huaura, con el

inicio de la construcción de Chacra Socorro A, que pensamos necesitó varias generaciones

para su elaboración. La pregunta que surge es que de haberse producido una difusión en dos

sentidos desde el valle del Chillón ¿Por qué avanzó más hacia el norte, llegando el patrón

hasta el valle de Fortaleza y hacia el sur sólo llegó hasta Lurín y no avanzó más hacia el

sur, hasta Chilca o Mala? Al menos por los fechados que disponemos de los templos en U

norteños el patrón ya estaba afianzado hacia los 1400 a.C. en Fortaleza, Pativilca, Supe y

Huaura, una época en que Mina Perdida seguía ocupada y que estaba en pleno apogeo el

sitio de Garagay en el valle del Rímac. Pero por razones que desconocemos el patrón de

templo en U de la cultura Manchay no se expandió más al norte de Fortaleza y más al sur

de Lurín, pero se consolidaron los templos en U existentes en los diferentes valles y

tenemos la impresión que se construyeron una serie de “réplicas” menores de los templos

en U más grandes, tal como mencionaron Silva y García para el valle del Rímac

(1997:221). También tenemos la impresión que en esta etapa de “consolidación” del patrón

en U, con ejemplos como Garagay, San Jacinto, Cardal y Manchay Bajo, se difunde el

patrón hacia el este y llegan a construirse una serie de templos en U en los diferentes valles

medios: Piedra Liza, Anchucaya, Yanacoto, Ricardo Palma, Pucará, Cocayalta y Cuyo.

Pensamos que es probable que existan mas templos en U en esta zona, en valles como

Chancay, Huaura, Supe, Pativilca y Fortaleza pero que necesitan prospecciones mas

exhaustivas.

Una cuestión importante es que no todos los templos en U de la costa central

responden fielmente al patrón definido por Carlos Williams en 1980. Es más, de los 58

templos en U solo un número reducido (menos de la mitad) responde de manera fidedigna a

la configuración dada por Williams, sobre todo en lo que concierne a la planta y volumetría

130
del cuerpo central. Así solo Mina Perdida, Cardal, Manchay Bajo, Garagay, La Florida,

Huacoy, San Jacinto, Miraflores, San Ignacio, Huando B y Chacra Socorro A son

semejantes en disposición al dibujo idealizado publicado por Williams en su artículo de

1978-80 (Estos 11 templos conformarían un patrón propio de los templos en U (Fig. 24)).

Si bien el resto de templos en U responden a la fórmula básica de tres montículos rodeando

un espacio central guardan ciertas diferencias, sobre todo en la planta del cuerpo central.

Así es como hemos podido observar patrones o tipos diferentes en las diferentes plantas de

los templos en U, y podemos esbozar tentativamente 8 tipologías más de estas plantas

arquitectónicas.

El segundo patrón en ser identificado es el sitio de El Paraíso, que es al parecer el

antecedente de todos los templos en U (Fig. 25). El tercer patrón de templo en U es el que

hemos podido identificar en sitios como Chuquitanta A, Chuquitanta B, Infantas,

Condevilla Señor A y Condevilla Señor B, y esta caracterizado por un cuerpo central de

planta rectangular sin alas como Infantas o con vestigios de éstas como en los demás pero

que ambos brazos laterales tienen dos montículos de planta cuadrangular simétricos (Fig.

26). Y es interesante que sólo aparezca esta característica en el área del bajo Chillón y

Rímac, lo que nos hace pensar que pueden estar entre los templos en U más antiguos,

después de El Paraíso (lo que los dataría hacia el 2000 a.C.). Un cuarto patrón de templo en

U vendría a ser aquellos que tienen los brazos laterales bastante alargados y que la plaza

central tiene por ello una planta rectangular y grandes dimensiones. En varios de ellos por

esta gran extensión de los brazos se “tuercen” y no se mantienen paralelos al eje del sitio.

El cuerpo central de la mayoría de ellos presenta vestigios de alas laterales (Fig. 27). Están

Las Salinas A, Las Salinas B, (quizás Las Salinas C), Chocas, Ricardo Palma y Cuyo

(llama la atención que varios de ellos estén presentes en el valle medio). Un quinto tipo

131
estaría caracterizado por un tamaño pequeño del templo en U y cuerpos centrales

conformados sólo por el núcleo, sin alas laterales (Fig. 28). Estarían dentro de este patrón

La Candela, Buenavista, Pampa Cabrera, Anchucaya, El Golf A, El Golf B, Azcarrunz, San

Antonio, Salamanqueja, Salinas, San José A, Quilcayán, Huaral, Cerro Prieto, Huaca de

Tierra, Huayabal, Chacra Socorro B, Alpacoto y La Empedrada. Un sexto tipo está

conformado por templos en U pequeños con plaza circular hundida situada en la plaza

central en el eje del sitio (Fig. 29). Este patrón está más presente en el valle medio de

algunos de los valles, pero habría que agregar que sitios como Garagay y Cardal tienen

plazas circulares hundidas agregadas34. Dentro de este patrón estarían Piedra Liza,

Yanacoto (la plaza circular no la tiene en la plaza central, sino entre el cuerpo central y el

brazo izquierdo) y Pucará. Al parecer también San Jacinto y Chacra Socorro A (que

curiosamente son los templos en U más grandes) tuvieron plazas circulares en su plaza

central (Bueno, 1983:22; Cárdenas, 2004:2). Sería conveniente mencionar que Pampa de

Cueva también tuvo al parecer una plaza circular, pero circunscrita a la primera plataforma

del cuerpo central, y al parecer también hubo plazas circulares asociadas al sitio de El

Molino en Supe, siendo claras para sitios como Pueblo Nuevo y Alpacoto, pero asociadas a

edificios del Período Precerámico Tardío.

Hay al parecer dos patrones más pero circunscritos a los valles norteños. El primero

es un patrón presente sólo en Supe y está caracterizado porque los templos en U situados en

la margen derecha están orientados hacia el sur y los situados en la margen izquierda están

orientados hacia el norte (ambos mirando el cauce del río) (Fig. 30). En la margen derecha

están El Molino y Pueblo Nuevo, mientras que en la izquierda están El Chirimoyo y Las

34
Es extraño que Garagay sólo presente una asociada con el brazo derecho, mientras que Cardal tiene
aproximadamente diez, repartidas en varias zonas del sitio.

132
Carpas. El otro patrón norteño se circunscribe a los valles de Pativilca y Fortaleza y está

representado por Huaricanga, Huayto y Potao. Se caracterizan porque los tres montículos

(cuerpo central y ambos brazos laterales) son plataformas macizas de planta cuadrangular

de similar volumetría (Fig. 31). Finalmente sólo señalaremos que un caso especial lo

constituye Pampa de Cueva, que al parecer no podemos incluirlo en ninguna de estas

tipologías (vendría a ser un noveno patrón de templo en U). Sus características de cuerpo

central con una amplia primera plataforma donde se situó una plaza circular hundida y

vestíbulo de amplias dimensiones encerrando toda el área de la plaza central lo convierte en

un caso único (Fig. 32).

Debemos de todas maneras advertir que esta división de los templos en U en nueve

tipologías es sólo algo preliminar y que ameritaría un estudio más concienzudo,

comparando el estado actual con las fotografías aéreas de la década del 40 e inclusive con

levantamientos topográficos precisos. Sólo así podrían aislarse con precisión tipos para los

templos en U de la cultura Manchay. Otro aspecto importante es si sería válido darle una

connotación cronológica a estos tipos. Se podrían dar en algunos casos pero también hay la

posibilidad que algunos de estos tipos arquitectónicos hayan coexistido en el tiempo.

Valdría la pena también hacer un estudio comparativo de estas formas volumétricas y

plantas con otras tradiciones arquitectónicas, como la casmeña, la Cupisnique y las

serranas, en las cuales sí se tienen “secuencias” arquitectónicas más precisas e inclusive con

fechados radiocarbónicos.

Acerca de cómo se distribuyen estas tipologías en los diferentes valles y como los

templos en U se distribuyen en el paisaje tenemos algunas ideas preliminares. Pero valdría

la pena realizar un estudio más profundo de patrones de asentamiento de estas estructuras y

que su número regular (58) lo amerita. Para empezar casi todos se ubican en el valle bajo de

133
los valles, como en el Chillón (Silva, 1996:122), Lurín (Burger, 2009:23-24) y en Chancay

(Carrión, 1997:380). Sólo un número reducido se ubica en el valle medio, y podríamos

decir en la sección del valle medio más cercana al valle bajo. Es notorio que buen número

de éstas estructuras se ubican también a escasa distancia y algunas prácticamente

colindantes con los cauces actuales de los ríos. También hay templos en U cercanos a

humedales y puquiales antiguos, como Garagay (Ravines e Isbell, 1975:268). Otra

característica importante es que buena cantidad de templos en U no sólo están orientados

hacia el noreste y en dirección del cauce del río sino que si uno proyecta el eje del sitio y

sobre todo los brazos laterales en varios casos se conecta con una colina rocosa o con

inicios de estribaciones de cerros, algunos de considerable dimensión. Y es importante esto

debido a que en las cimas de estos cerros más de un investigador ha llamado la atención de

la presencia de plataformas con piedras canteadas y shicras como material constructivo, los

cuales son indicadores que relacionarían estas estructuras con los templos en U. Es el caso

de Cerro Mirador frente al brazo derecho de Chacra Socorro A en Huaura (Cárdenas,

2004:2-3) y los sitios El Pacífico A y B en el cerro Mulería frente al brazo derecho de

Garagay (Traslaviña, Haro y Bautista, 2007). Así hemos podido reparar que muchos

templos en U están orientados a colinas, cerros y montañas, y es probable que en éstas

cimas existan estructuras. Es un aspecto totalmente desconocido, y que abre nuevas

perspectivas en la investigación de estos sitios.

Otro aspecto importante relacionado con los patrones de asentamiento es la

afirmación de Williams (1971:2) de que los templos en U se distribuyen en cada valle en

una manera simétrica en ambas márgenes. Así para el caso del Rímac menciona que

Garagay situado en la margen derecha debió complementarse con otro templo en U situado

en la margen izquierda a la misma altura en el valle pero ahora desaparecido. La Florida en

134
la margen derecha se correspondería con Las Salinas A35. Para el valle de Lurín Mesía

(2000:49) menciona que pudo existir ésta dualidad complementaria entre ambas márgenes

entre La Candela (margen derecha) y Buenavista (margen izquierda), Mina Perdida y Parka

(el detalle aquí es que ambos están en la margen izquierda) y Manchay Bajo (margen

derecha) y Cardal (margen izquierda). Menciona que algo similar podría ocurrir entre

Piedra Liza y Anchucaya, pero la distancia entre ellos es mayor. En los otros valles se

dieron al parecer casos similares y pensamos que sí es probable que haya existido esta

dualidad o complementación entre dos templos en U situados en ambas márgenes del río.

Pero se dan casos como el Chillón que prácticamente todos los templos en U se sitúan en la

margen izquierda (Silva, 1996:122) y no existe ninguno emplazado en la margen derecha36.

Otro aspecto importante es que da la impresión que los templos en U se distribuyen en cada

valle manteniendo una distancia entre ellos que al parecer es constante. Esto ameritaría otra

investigación calculando la distancia exacta entre templos en U y calcularía lo que vendría

a ser su “área de influencia”, es decir, el área donde hipotéticamente se habrían ubicado las

aldeas donde vivió la gente responsable de su edificación. Silva y García (1997:220,222) se

refirieron a esto cuando mencionaron que ésta “área de influencia” de cada templo en U

vendría a ser equivalente al área de control de la jefatura encargada de la construcción del

sitio.

Pero existe un aspecto importante que estaría estrechamente vinculado con el

aspecto de distribución espacial de los templos en U: existen “conglomerados” de templos

en U en algunos valles, o también “sistemas binarios” (dos templos en U cercanos, uno

grande y otro pequeño). Estos “conglomerados” también los denominados “complejos de

35
Pero en este caso no es tan exacta la comparación debido a que Las Salinas A se encuentra unos kilómetros
más al este.
36
Williams cree que pudo existir uno en Puente Piedra, que se “complementaría” con Huacoy (1971:2).

135
templos en U” y el ejemplo por excelencia y al parecer el más grande de todos viene a ser

el complejo de templos en U de Huando. Involucra seis templos en U, cinco de ellos al

parecer situados alrededor (algunos los han llamado satélites) de la estructura mayor que es

San Jacinto. Vendrían a ser San Ignacio, Huaral, Huando B, Cerro Prieto y Huaca de tierra.

Incluso por un mapa en la tesis de Carrión (1997) daría la impresión que existieron dos

templos en U más, de los cuales ya no quedan mayores vestigios. Pero aún con las

estructuras existentes el complejo es de verdad impresionante e inclina a pensar que fueron

algo más que jefaturas las responsables de la planificación y construcción de obras de

tamaña magnitud. Otro complejo de templos en U vendrían a ser Las Salinas: Las Salinas

A, B y C. Otro complejo tan impresionante como el de Huando (pero el detalle aquí es que

es más disperso) vendría a extenderse en los valles bajos del Rímac y Chillón, e incluirían a

El Paraíso, Salamanqueja, Chuquitanta A, Chuquitanta B, Infantas, Garagay, Condevilla

Señor A, Condevilla Señor B, Condevilla Señor C y Pampa de Cueva (inclusive podría

estar Casa Blanca de ser un templo en U). Y dentro de los “sistemas binarios” estarían

Mina Perdida y Parka en Lurín (Williams, 1978-80:102-103) (Burger, 2009:24), El Golf A

y El Golf B en el Rímac (Gómez, 2002:6) y Chacra Socorro A y Chacra Socorro B en

Huaura (Cárdenas, 2004:2). Para estos “sistemas binarios” hubo alguna razón para que se

hayan construido uno al lado del otro, a diferencia del resto que estuvieron más aislados.

Relacionados con los “complejos de templos en U” estaría el hecho que algunos de estos

sitios se encuentran rodeados o colindantes con una serie de montículos irregulares

generalmente de tamaño reducido pero en algunas ocasiones teniendo uno que otro un

tamaño considerable. Esto sucede en el complejo de Las Salinas (Machacuay y Aramburu,

1998:38), San Antonio (Palacios, 1987:14) y en Huacoy (Ludeña, 1970:34).

136
Antes de proseguir la presente discusión sería bueno mencionar, al menos muy

brevemente, que para la cultura Manchay (vale decir para el Período Inicial en la costa

central) los templos en U no fueron el único tipo de asentamiento que existió. Silva

(1996:113-140) para el caso del Chillón identificó aparte del patrón de templo en U dos

clases de edificios públicos más: edificio piramidal con plaza circular hundida (menciona a

Pampa de los Perros y a Hospital de Collique (o Año Nuevo)) y pirámide simple. Referido

a este último patrón arquitectónico, muy poco estudiado, nosotros lo hemos denominado

pirámide aislada. Varios investigadores han reparado en este tipo de construcción y sería

válido considerar incluso que algunas de ellas puedan ser cuerpos centrales de templos en U

en los que los brazos desaparecieron, incluso antes de la década de los cuarenta cuando se

tomaron las primeras fotos aéreas. Se incluirían dentro de este patrón la pirámide temprana

de Molle en Cieneguilla, valle medio de Lurín (Feltham, 1983:137; UNI, 1994), la pirámide

de Aznapuquio situada en las cercanías de Naranjal en Los Olivos, valle bajo del Chillón

(Williams, 1983:40; Fung, 2004:176 [1988]), Huanchipuquio, Checta y Santa Rosa de

Quives en el valle medio del Chillón (Silva, 1998:258)37 y San José B en las cercanías del

templo en U de San José A en el valle bajo de Chancay, en las cercanías de Aucallama

(Carrión, 1997:348-351). También se incluiría dentro de este patrón la pirámide situada en

las colinas de Ancón (Rosas, 2007:103-108 [1970]). Es posible que existan más pirámides

aisladas en todos los valles de la costa central, y su estudio sería tan interesante e

importante como el de los templos en U.

Además de este patrón y para terminar esta sección de patrones de asentamiento si

bien varios investigadores descubrieron que tanto el cuerpo central como los brazos

estuvieron rodeados externamente de viviendas domésticas es probable que también

37
Silva incluye en este grupo a Cocayalta, que nosotros hemos denominado templo en U.

137
existieran aldeas aisladas, de agricultores, pescadores, pastores, etc. dispersos por la

extensión del paisaje de la costa central, en caletas y bahías, holladas y quebradas en los

valles, en las lomas, etc. Rastrear estas evidencias y mapearlas es una labor que aun no se

ha realizado en su totalidad y sería el complemento ideal para una investigación de la

cultura Manchay. Pero aun así se han logrado ubicar algunos sitios domésticos de la época.

Silva (1996:135-140) registra 17 sitios tanto en el valle bajo como medio del Chillón, por

su distribución relacionados con los templos en U del valle bajo y con las pirámides

simples del valle medio. Burger (1992:69-70) señala dentro de sus 3 tipos de asentamientos

para el Período Inicial de la costa central dos tipos de aldeas: las del litoral (Ancón y

Curayacu) y del valle adentro (Chillaco y Palma), siendo el otro tipo el de templo en U38.

Otros asentamientos para ésta época son: Bellavista (Uhle, 1998:239 [1910]; Cornejo,

2001:2-16), Maranga (Shady, 1983:27-31) y Huaca Vásquez (Mendoza, 1974) en el valle

del Rímac. A pesar que muchas de las aldeas ubicadas en el piso llano de los valles

actualmente deben estar sepultadas por muchas capas de material aluviónico o totalmente

destruidas, deben quedar todavía vestigios de aldeas en lugares eriazos que rodean a los

valles de la costa central.

El fenómeno constructivo

Un tema relevante son los materiales y las técnicas constructivas que se emplearon

en la elaboración de los templos en U. Acerca de los materiales podemos decir que

básicamente fueron cuatro: piedra, barro (en forma de adobes y en la argamasa que se

empleó para unir las piedras y el adobe), material vegetal (para confeccionar las shicras) y

finalmente agua, para hacer los adobes, la argamasa, etc. Sería conveniente mencionar que

38
Señala un cuarto tipo más, que denomina “centro cívico-ceremonial de pequeña escala”, mencionando a
Piedra Liza, Yanacoto, etc.

138
para elaborar los rellenos de las plataformas se usaron más tipos de materiales, como:

basura, restos malacológicos, plantas, huesos, etc. pero no son tan relevantes como los

anteriores. Gori Echevarría (1995) realizó un importante estudio de clasificación de los

tipos de materiales involucrados en la construcción de los templos en U. Los materiales

constructivos los divide en materiales constructivos de relleno y materiales constructivos

murarios. Los primeros los divide en rellenos sueltos y shicras. El segundo tipo de material

constructivo los divide en dos clases: lítico y barro (adobes). Los materiales líticos los

divide en: piedras de campo, cantos rodados y piedras de cantera. Y a su vez las piedras

de campo las divide en simples y seleccionadas. Los adobes son divididos en tres tipos:

cúbicos, cónicos (que para Echevarría involucra los odontiformes) y hemisféricos (a su vez

divididos en de base plana e irregulares). Consideramos que esta clasificación tipológica

de los materiales involucrados en la construcción de los templos en U es interesante y es

hasta donde conocemos la única que se ha hecho. Aunque acerca de los adobes ya Ludeña

(1975) había esbozado una primera clasificación: hemisférico, cónico y esféricos; y Mejía

(1978:513) había esbozado una segunda: lenticular, paralelepípeda (que vendría a ser el

cúbico) y cónico. Pensamos que un estudio más profundo acerca de este tema de los

materiales constructivos es necesario debido a que sería interesante correlacionar

cronológicamente el uso de los diferentes tipos de adobe, del uso de cantos rodados, de

piedra canteada, de las mismas shicras, etc. Por ejemplo Bonavia (1965:11-13) menciona

que en las tres fases constructivas que definió para Mina Perdida la primera está

caracterizada por el uso de adobes cúbicos y las siguientes dos por piedra canteada unida

con argamasa de barro. En cambio Ludeña (1973:114) para el caso de Huacoy menciona

que tres tipos de material constructivo (piedra canteada, adobe hemisférico y canto rodado)

son usados de forma simultánea, no pudiendo asignar un valor cronológico al uso de éstos.

139
También para el caso de los templos en U más norteños (Huayto, Potao) las excavaciones

de Ruiz, Creamer y Haas (2007:81, 100-101) revelaron el uso mayormente de cantos

rodados. Shicras al parecer se han usado en la gran mayoría de ellos, aunque sería

interesante verificar de forma concienzuda a que fases constructivas se asocian. Tenemos la

impresión que no se asocian con las más tempranas, sino con las fases medias y tardías,

como son en Garagay (Ravines e Isbell, 1975:264), Mina Perdida (Bonavia, 1965:12)

(Burger y Salazar, 2009:43-44) y Cardal (Burger y Salazar, 2009:69). Llama la atención

realmente la gran cantidad de tipos de adobes. Los cúbicos aparecen en Mina Perdida

(Bonavia, 1965:12; Burger y Salazar, 2009:53) y La Florida (Mejía, 1978:496). Los

cónicos en Garagay (Mejía,1978:507) Pampa de Cueva (Chumpitaz, 1999:17), Infantas

(Rosselló, 1997:39) y en la pirámide aislada de San José B en el valle de Chancay

(Carrión, 1997:349-350). Valdría la pena una investigación para ubicar en qué templos en

U se ubican adobes esféricos, odontiformes, irregulares, plano convexos, etc. Y también

son preguntas válidas el por qué de la variedad de tipos de adobes y si su elaboración

corresponden a etnias o poblaciones distintas.

Acerca de las técnicas constructivas tanto las piedras canteadas, cantos rodados y

adobes se unieron con argamasa de barro para formar los muros. Para construir las

plataformas se construyeron primero los muros de contención y luego se rellenó su

contenido con basura, piedras, barro, etc. Una vez rellenado totalmente se sellaba el

contenido con un piso, y encima de éste en la superficie de la terraza se construían las

edificaciones. Pero existió también una forma de relleno más “ordenado” que Williams

(1978-80:102) ha denominado emparrillado que no es otra cosa que la sucesión ordenada

de capas de piedras de cerro o cantera y barro. Esta técnica constructiva es propia de sitios

como Garagay (Ravines, 1975:10; Ravines e Isbell, 1975:258-259) y La Florida.

140
Generalmente los muros eran cubiertos con un enlucido y en algunos casos pintados y

decorados con frisos de varios colores. Aunque se tenga noticia de frisos sólo en los

templos en U de Huacoy (Ludeña, 1973:147), Garagay (Ravines e Isbell, 1975:262-264),

La Florida (Bonavia, Matos y Caycho, 1962-63:54), Cardal (Burger, 1987:370) y Manchay

Bajo (Burger, comunicación personal), creemos que probablemente todos los templos en U

de la cultura Manchay tienen o tuvieron frisos, y es probable que muchos aún no hayan sido

descubiertos. Desconocemos que en algún templo en U se haya encontrado pintura mural,

aunque para este período ya se decoraban edificios con esta técnica en la zona de Casma.

Desconocemos también que en alguno de ellos se haya encontrado algún tipo de techumbre,

si bien en el atrio de Garagay Ravines e Isbell (1975:261) encontraron hoyos donde se

situaron postes de madera que soportaron uno, posiblemente hecho de fibras vegetales.

Hoyos posiblemente para soportar un techo se encontraron también en los sectores

posteriores al cuerpo central en Cardal (Burger, 1993b:96), Mina Perdida (Burger y

Salazar, 2009:47) y San Jacinto (Carrión, 1997:94).

Detalles colaterales

Sería oportuno mencionar solo de una manera superficial que se han hecho pocos

estudios hasta la fecha de los materiales asociados a los templos en U y a la cultura

Manchay, a excepción de la cerámica. Se han encontrado pocos textiles en las excavaciones

hechas en los templos en U, muy pocos en verdad de la época del Período Inicial. Engelstad

(1982) analizó un conjunto de textiles provenientes del cuerpo central de Garagay pero que

provinieron de un saqueo de un cementerio del Horizonte Medio. También algunas de las

figurinas halladas en el atrio del cuerpo central las encontraron “vestidas” lo cual es la

única evidencia sobre la hipotética vestimenta que llevaron las personas que vivieron en

ésta época (Ravines e Isbell, 1975:265). Por otro lado, Mina Perdida es el único templo en

141
U hasta la fecha donde se han encontrado vestigios de metal, en este caso cobre y oro

(Burger y Gordon, 1998:1108). Se encontraron láminas martilladas de ambos minerales en

el cuerpo central (Burger y Salazar, 2009:55) y sólo cobre en el brazo izquierdo (Burger y

Salazar, 2009:53). Son las primeras evidencias de trabajo de metalurgia en la costa central y

están entre las primeras muestras de los Andes Centrales. Acerca de otros materiales

conocemos pocas muestras de trabajos en madera, también de artefactos fabricados con

huesos de animales, como los hallados en las tumbas del atrio de Cardal, consistentes en

orejeras, collar y punzón (Burger y Salazar, 1991:287) trabajados en huesos de delfín o

ballena y colmillos de lobo de mar. También existieron ofrendas consistentes en figurinas

(Ravines e Isbell, 1975:264-265) el esqueleto de un condor y “piedras vestidas” (Cock,

1998:51-52) en Garagay.

Pero definitivamente el material mayor trabajado para esta cultura (y para el resto de

culturas y períodos en la arqueología peruana) es la cerámica. Curiosamente en las

excavaciones practicadas en los templos en U se ha reportado un conjunto bastante limitado

de fragmentos cerámicos diagnósticos, y muy pocas vasijas enteras. Entre las asambleas

más importantes están la que recuperó Carrión de San Jacinto (1997, 2000), Ludeña de

Huacoy (1970, 1973), Ravines en Garagay (1982) y Burger para Cardal, Mina Perdida y

Manchay Bajo (1987, 1991, 1992, 1998, 2003, 2008, 2009). Sería conveniente mencionar

las limitadas pero importantes muestras de fragmentería de La Florida que presentaron

Mejía (1978) y Patterson (1985). Pero existen dos sitios más que tienen ocupación de ésta

época y que han producido no sólo las más grandes y más documentadas asambleas

cerámicas de ésta época sino también las mejores y más detalladas secuencias para éste

período, secuencias que han servido a los investigadores para correlacionar las muestras

cerámicas de los templos en U con los hallazgos en estos sitios. Nos referimos a Ancón y a

142
Huachipa. Ancón es un sitio que presenta una ocupación ininterrumpida desde los 10,000

a.C hasta la actualidad, siendo también un sitio muy importante donde empezaron los

trabajos arqueológicos en el Perú. Acerca de nuestro período de investigación tuvo una

ocupación importante, construyéndose también un templo de varias plataformas adosado a

la ladera del cerro denominado San Pedro39. Uhle excava en Ancón en 1904 y fue el

primero en reportar el hallazgo de cerámica de este período (1906, 1913). Después Strong

ordena y analiza el material de Uhle y asigna el material de esta época a su Early Ancon

(1925). Posteriormente Willey y Corbett excavan en 1942 y asignan el material encontrado

a su fase “Cultura Ancón-Supe Temprano” (1954). Posteriormente Lanning excava en el

sitio a fines de los cincuenta y elabora la primera secuencia detallada de la cerámica

Formativa del lugar (con las fases Chira y Ancón Temprano 1 para el Período Inicial y

Ancón Temprano 2, Colinas 1, Colinas 2 y Florida para el Horizonte Temprano) (Lanning,

1960b). Ernesto Tabío también excava con Lanning y hace algunas interpretaciones sobre

el material (Tabío, 1960, 1965, 1972). Ramiro Matos excava a principios de los sesenta y

propone una secuencia nueva (Ancón A y Ancón B para el Período Inicial y Ancón C,

Ancón D-1, Ancón D-2, Ancón E y Ancón F para el Horizonte Temprano) (Matos, 1962).

Thomas Patterson excava en 1968 el sitio y elabora una secuencia adicional (Florida,

Colinas y Malecón para el Período Inicial y Balta y Abtao para el Horizonte Temprano)

(Patterson, 1968). Posteriormente Patterson y Moseley reelaboran la secuencia (Lo dividen

en 7 fases: la Fase 1, Fase 2 (Chira), Fase 3 (Chira Tardío), Fases 4, 5 y 6 (Colinas) y la

Fase 7) (Patterson y Moseley, 1968). Hermilio Rosas elabora una secuencia para la

cerámica Formativa de Ancón basada en capas estratigráficas naturales y elabora la

secuencia más detallada para el sitio (Chira (Fase I), Florida (Fase II) y Hacha (Fase III)

39
Que podría incluirse dentro de la tipología arquitectónica de pirámide aislada.

143
para el Período Inicial y Fases IV, V, VI, VII, VIII, IX y X para el “Chavinoide” (Horizonte

Temprano)) (Rosas, 1970, 2007) y finalmente Harry Scheele reelabora la secuencia

propuesta por Patterson (“Alfar delgado”, Colinas y Colina Yanamanka Balta 1 para el

Período Inicial y Colina Yanamanka Balta 2 y 3 y Colina Yanamanka Abtao 4, 5 y 6 para el

Horizonte Temprano). Para el caso de Huachipa Jorge Silva, Rubén García y otros

elaboraron una secuencia en base a la cerámica recolectada y excavada en la planicie del

mismo nombre, muchas de ellas provenientes de aldeas pequeñas de la época Formativa

excavadas por las canteras de extracción de tierra para la fabricación de ladrillos. Elaboran

una secuencia compuesta por tres fases: Huachipa-Jicamarca AB, C y D , en la cual AB se

asigna al Formativo Medio, C al Formativo Tardío y D a la época Blanco sobre Rojo

(Silva, Hirth, García y Pinilla, 1982). En una posterior publicación (Silva, Hirth, García y

Pinilla, 1983) explican de una forma más detallada la secuencia, añadiendo resultados de

análisis cerámicos, encontrando que la muestra se subdividía en 4 alfares (A, B, C y D)40

(Silva, Hirth, García y Pinilla, 1983:9-11) y que habían encontrado 24 tipos de rasgos

decorativos (Silva, Hirth, García y Pinilla, 1983:12-16). Cronológicamente asignan éstas

fases entre los 1200 a 100 a.C. (Silva y García, 1997:197) con lo cual Huachipa Jicamarca

AB se correlacionaría con la ocupación de los templos en U. Posteriormente Silva y García

modifican un poco la secuencia, pero en esta nueva versión por el cuadro de correlación

que aparece en su publicación (Silva y García, 1997:205 (Fig. 6)) Huachipa-Jicamarca AB

sería equivalente a lo que denominan “Huachipa-Jicamarca B”, luego sigue la fase C y por

último la D la subdividen en D-1 y D-2 (Silva y García, 1997). Otro investigador que ha

elaborado una secuencia para esta zona del valle es Jonathan Palacios (1987), planteando

40
Subdividiéndose a su vez el alfar B en B.1 y B.2.

144
los siguientes estilos: Jicamarca (que subdivide en Temprano41, Medio y Tardio), Ventana,

Cerro (que subdivide en Temprano, Medio y Tardio), Pinazo y finalmente Huayco (que

subdivide también en Inicial, Temprano y Medio). De todos estos estilos solo al parecer

Jicamarca y Ventana se relacionarían con los templos en U. Posteriormente Palacios en su

tesis de Licenciatura (1999) reduce de tres a dos las fases del estilo Cerro, desapareciendo

la fase “Cerro Temprano” y sólo quedando las fases “Cerro Medio y Tardío” pero en este

caso adoptando la fase “Cerro Medio” la denominación de “Cerro Temprano” (Palacios,

1999:27). También podríamos agregar a las asambleas de estos dos sitios la cerámica

recuperada en los sitios de Chira-Villa y Curayacu, cuya importancia también es relevante

en nuestro tema de investigación.

Otro aspecto importante de la cultura Manchay sería lo relacionado con las prácticas

funerarias. Al respecto, se han hecho hasta ahora pocos hallazgos de entierros de esta

época, siendo los más importantes los realizados por Richard Burger y Lucy Salazar

(1991:279) en el sector doméstico situado en la parte posterior del cuerpo central y en el

atrio del sitio (Burger y Salazar, 1991:287). Los entierros del atrio se hicieron en el relleno

existente entre el atrio medio y el tardío y se hicieron en pozos irregulares de forma ovoide

de poca profundidad. Los cuerpos estaban en posición flexionada, generalmente ventral.

Fueron 15 entierros y eran de hombres, mujeres y niños y eran de edades distintas. Muchos

de ellos mostraban deformación en el cráneo, de tipo tabular oblicuo. Casi todos fueron

enterrados envueltos en un tejido de algodón y puestos sobre una estera, aplicándose en

algunos casos pigmento rojo en la cabeza de los cadáveres. Los objetos asociados a estos

entierros fueron escasos: orejeras, cuentas de collar, ollas de cocina, piruros, etc. Los

estudios sobre éstos entierros (Vradenburg, 2009:185) señalan que la salud de éstos

41
Período al que estaría relacionado la construcción del templo en U de San Antonio.

145
pobladores no era buena comparada con la promedio en el Período Precerámico Tardío y

que las mujeres tuvieron mayor grado de desnutrición que los hombres.

Otro aspecto de vital importancia para el tema de los templos en U y de la cultura

Manchay es acerca de la subsistencia en estos sitios. ¿Qué variedad de alimentos

comprendía la dieta promedio de los habitantes que construyeron los templos en U? ¿De

donde procedían: el mar, los campos agrícolas, las lomas? ¿Cómo los extraían? En las

excavaciones en Garagay y Cardal se hicieron pocos hallazgos de material orgánico que

fuera basura producto de la alimentación de las personas. En Garagay se encontraron restos

de maíz, pacae, maní, fríjol, haba, lúcuma, calabaza y zapallo (Palomino y Ravines,

1982:210), además de restos malacológicos como de Thais chocolata (caracol),

Choromytilus chorus (choro), Argopecten purpuratus (concha de abanico), Mesodesma

donacium (macha), etc. (Sandweiss, 1982:215). También en Cardal se hallaron restos de

pacae, frutos de cactus, lúcuma, ají, calabazas, maní y zapallo, además de restos de

mariscos, pescados, mamíferos marinos, venados y aves (Burger, 1987:371). Marcelle

Umlauf (2009:109-110) menciona que en la dieta de los pobladores de Cardal tuvo mayor

importancia las plantas silvestres que las cultivadas, que éstas últimas se encontraron en los

lugares más sacros del edificio y que pudo comprobarse la presencia de maíz como parte de

la dieta. También Gorriti (2009:115-117) arroja resultados sobre el papel de los moluscos

en la dieta de ésta población. Es importante también el aporte que han dado para el tema los

estudios de Meadors y Benfer (2009:158-159) que en su investigación en base al análisis de

elementos traza (mayormente en el uso de las proporciones de bario/estroncio) presentes en

los restos óseos han determinado “una inversión del incremento sostenido del consumo de

alimentos marinos hacia una mayor dependencia de las plantas terrestres.” (Meadors y

Benfer, 2009:158). Los hallazgos en líneas generales confirman que ya se cultivaban

146
porciones significativas de terreno en los valles, además que la fuente de recursos del mar

era también importante. Un complemento importante en la dieta era la recolecta y caza en

las lomas. De todas formas es un tema de investigación que exige mayores estudios.

Abandono de los templos en U y fin de la cultura Manchay

Finalmente y para terminar esta apartado acerca del estado de nuestros

conocimientos sobre los templos en U trataremos de respondernos ¿Por qué fueron

abandonados estos templos? ¿Y cuando sucedió esto? Primero diremos que la construcción,

uso y abandono de estos templos fue un proceso constante desde los 2300 hasta los 600

a.C. en que al parecer fueron abandonados los últimos templos en U. Los habitantes de las

aldeas de fines del Período Precerámico Tardío erigieron en un primer momento una serie

de templos en U. Posteriormente se fueron erigiendo otros que en algunos casos tuvieron

más prestigio que los anteriores, por lo que la importancia de éstos fue decayendo hasta que

fueron abandonados. Así, al parecer templos en U como El Paraíso, La Florida y Mina

Perdida estuvieron abandonados mientras otros como Garagay, Cardal y Manchay Bajo

siguieron ocupados. La pregunta que surge es ¿Por qué se dio este proceso?

Lamentablemente con los conocimientos actuales no tenemos aún como responder esta

pregunta. Pero la pregunta de fondo es ¿Qué sucedió hacia los 600 a.C.? ¿Hubo una crisis

en la costa central para que los últimos templos en U fueran abandonados y desapareciera la

cultura Manchay? Bird (1987:285) mencionó la hipótesis del impacto de un enorme

tsunami en la costa central producto de un terremoto, que por ejemplo habría barrido

Garagay y por ende a los templos en U y a las aldeas más cercanas al litoral. Esto habría

ocurrido hacia los 900 a.C. Posteriormente Rosselló (1997:55-56) mencionó haber

encontrado evidencia geológica de un gran terremoto en la costa central para esa época y

que este terremoto produjo el “cambio de cauce” de los tramos de los ríos Chillón y Rímac

147
antes de su desembocadura. Y coincide en los efectos catastróficos del tsunami en la

sociedad de esa época. Otros investigadores propusieron el efecto negativo que un

Fenómeno del Niño de grandes proporciones habría causado en los habitantes de la costa

norte (Cupisnique) para la zona de Casma y a la costa central (Elera, 1993; Onuki, 1993;

Kato y Seki, 1998; Burger, 1992) hacia el 800-700 a.C. Como puede observarse las fechas

del tsunami de Bird, del terremoto de Rosselló y del Fenómeno del Niño de diversos

investigadores están bastante cercanas a las últimas ocupaciones de Cardal y Manchay

Bajo, que fueron datadas hacia el 600 a.C. Quizás fue la suma de todos estos factores que

fue debilitando la organización de la cultura Manchay y que originó el abandono total de

éstos centros ceremoniales. Por las escasas investigaciones realizadas la costa central

después del 600 a.C. cae en un período convulso, refugiándose progresivamente las aldeas

en las cimas de los cerros para defenderse, lo cual demuestra que el nivel político y cultural

decayó. Siguió el período de la cultura Miramar, un estilo de cerámica que se ubica en el

Horizonte Blanco sobre Rojo. La sociedad en la costa central no se recuperaría sino hasta el

200 d.C. cuando surge la sociedad Lima.

De todas formas no se debe descartar el hecho que pudieron estar involucrados

factores más sociales en el abandono de estos centros ceremoniales. Pudieron haberse

agudizado los conflictos entre los campesinos y las clases sacerdotales dirigentes, lo que

pudo provocar la pérdida progresiva de control y de poder de éstos, lo que a la larga

provocó el colapso del tipo de control que los templos en U ejercieron sobre la sociedad de

su época. Es probable que ambas hipótesis, de causas naturales y sociales, estén

involucradas. Quizás los desastres naturales hicieron tambalear las bases de la organización

económica de ésta sociedad, lo que ocasionó en las masas campesinas un descontento y

pérdida de confianza en sus sacerdotes y en todo el aparato político-teocrático que

148
sustentaba el control que ellos ejercían. Sólo futuras y extensas investigaciones en estos

sitios daran luces sobre este problema.

3b. Estado de la cuestión sobre Huaca La Florida

Por las escasas investigaciones y publicaciones realizadas hasta la fecha tenemos un

limitado panorama acerca del papel y de la naturaleza que tuvo la Huaca La Florida en las

sociedades del valle del Rímac durante el tiempo de su ocupación, principalmente durante

el Período Inicial (1800-800 a.C.).

Hay la posibilidad que la primera ocupación de La Florida fuera de carácter

precerámico, siendo probable que debajo de las construcciones visibles en el cuerpo central

se encuentre un núcleo arquitectónico de este período, cubierto totalmente por las

construcciones posteriores del Período Inicial. Esto ya lo habían intuido Patterson

(1985:65), Williams (1978-80:106) y Engel (1987:89) al afirmar que la primera ocupación

de La Florida debió producirse antes de la introducción de la cerámica. Esta hipótesis

estuvo en parte respaldada por la idea que La Florida sería la primera construcción en

planta en U en el valle del Rímac y que su inmediato antecesor en la región sería el sitio El

Paraíso en el valle bajo del Chillón. Así Patterson (1971:198) mencionó que el surgimiento

de La Florida se debió a que un conjunto de familias provenientes de El Paraíso y de la

zona de Ventanilla migró de sus antiguas zonas de vivienda y se asentaron en la zona de

Amancaes. Esto respalda la idea que La Florida en un inicio comenzó siendo un centro

ceremonial marginal del área del Paraíso y que poco a poco fue adquiriendo mayor

importancia. En cambio Marcus y Silva (1988:40) criticaron la hipótesis de Patterson,

mencionando que esta propuesta podría oscurecer los procesos que se dieron en el Chillón

para el abandono de El Paraíso y que se dieron en el Rímac para el surgimiento de La

149
Florida. Williams esbozó una cronología tentativa para los templos en U en la costa central

(1978-80:103) y en su columna cronológica menciona que el antecesor de La Florida fue El

Paraíso, siendo sucesor de La Florida en el valle del Rímac el sitio de Garagay. En la última

fase estuvo el sitio de Pampa de Cueva.

Una pregunta importante es ¿De qué año a cuál funcionó o estuvo ocupada La

Florida? Es hasta el momento una pregunta difícil de responder con precisión y para la cual

se pueden esbozar algunas hipótesis y conjeturas. Patterson fue el investigador que más

trató de definir el tiempo de ocupación de La Florida. Menciona que el sitio empezó a ser

ocupado a finales del Precerámico Tardío (antes de 2150 a.C.) y que continuó siendo

ocupado hasta el 1750-1700 a.C. (es decir por un período de 400 años aproximadamente)

(Patterson, 1985:65). Reporta tres fechados radiocarbónicos para La Florida. En un inicio

los publica junto con Moseley (1968:129) y después vuelve a publicarlos en su artículo de

1985, mencionando a los investigadores que recogieron las muestras y los contextos. Estos

tres fechados fueron: el fechado de Muelle (N-87) (3660+-170 BP) que estaría por los

1710+-170 a.C., el fechado de Vescelius y Menzel (GX-04456) (3645+-120 BP) que estaría

por los 1695+-120 a.C. y el fechado de Patterson y Mackey (GX-1210) (3680+-85 BP) que

estaría por los 1730+-85 a.C. Burger calibra los fechados anteriores de La Florida, los

cuales arrojaron las siguientes fechas: el de Muelle: 2037 - 2043 a.C., el de Vescelius y

Menzel: 2033 a.C. y el de Patterson y Mackey 2123 - 2080 - 2042 a.C. (Burger, 1992:232).

Debemos agregar el primer fechado que se realizó del sitio, y fue también una muestra

recogida por Muelle (N-44) que arrojó 3760+-170 BP (1810+-170 a.C.) (Ravines y

Alvarez, 1967:25).

Patterson asigna a la construcción de la Florida un calculo de un mínimo de 6 736

670 hombres por día. En base a esto establece que en un período de dos siglos (el tiempo

150
que demandó la construcción de la pirámide central) estuvieron trabajando diariamente en

la construcción de 500 a 1000 personas. Pero Patterson calcula esto para un período de

construcción de dos meses por año, es decir, en épocas en que la gente no estaba ocupada

en otras actividades, como la agricultura y subsistencia (Patterson, 1985:66).

El problema de la cronología de La Florida no deja de ser complicado debido a las

innumerables interpretaciones que ha tenido. Edward Lanning en base a sus propios

estudios le asigna un período de ocupación entre el 1800 a 1600 a.C. (Lanning, 1967:90).

Patterson y Moseley (1968:119) le asignan una fecha tentativa casi similar a la de Lanning:

1700-1600 a.C. Esto es más o menos repetido en la publicación que realizan Patterson, Mac

Neish y Browman sobre la interacción de los períodos prehispánicos en el área central del

Perú. Allí La Florida es un sitio presente en el Período 8, de 1750 a 1050 a.C. (Mac Neish,

Patterson y Browman, 1975:38-39) El investigador que discrepa de estas fechas tentativas

para La Florida es Harry Scheele (1970). En su tesis doctoral elabora otra secuencia

cronológica para la ocupación de las sociedades en el Período Inicial y el Período Horizonte

Temprano en la costa central, estableciendo tres grandes períodos, uno anterior a los 1200

a.C., otro entre los 1200 y 500 a.C. y un tercero después de los 500 a.C. La tradición

arquitectónica de los templos en U la sitúa entre los 1200 a 500 a.C. Scheele elaboró otra

secuencia en base a su estudio de colecciones de cerámica de estos períodos. Para La

Florida establece una ocupación para sus tres períodos, siendo la más importante la del

segundo período, entre los 1200 a 500 a.C. Scheele es al parecer el investigador que asigna

el fechado más tardío para La Florida.

Williams (1978-80:103) menciona un fechado radiocarbónico dado a conocer por

Patterson y Moseley (1968:129) como una fecha tentativa para La Florida: 1695 a.C. Mejía

Xesspe (1978: 512) menciona la fecha radiocarbónica que extrajo Muelle (1964) del perfil

151
de la pirámide, que tiene un valor de 1810 a.C. Patterson en su artículo de 1985 menciona

que La Florida y Mina Perdida en el valle de Lurín fueron dos templos en U de un

desarrollo y cronología paralelos y que éstos sitios se construyeron mucho antes que los

templos de Garagay y Cardal. Patterson también repara en el breve tiempo que demandó la

construcción de La Florida (Patterson, 1985:65). Burger como anteriormente habíamos

mencionado es uno de los últimos que menciona un fechado aproximado a La Florida,

asignándole 2000 a.C. (Burger, 1992:61).

Resumiendo esta parte de la cronología podemos observar que la mayoría de

investigadores asignan a La Florida una ocupación entre los 2000 y los 1700 a.C.

Las preguntas son ¿Por qué surgió este monumento en ese lugar? ¿Por qué fue

adoptando con el tiempo la forma en U? ¿Qué papel jugó La Florida en la vida de las

sociedades que la edificaron? ¿Qué naturaleza tuvo? ¿Cómo se organizó la sociedad de

entonces para construirlo? ¿Fue un aparato coercitivo el que obligó a la gente a erigir el

monumento o fue un consenso entre los pueblos de la zona? Y por último ¿Por qué fue

abandonado?

Todas estas preguntas si somos sinceros son muy difíciles de responder a la altura

actual de nuestros conocimientos pero podemos esbozar algunas ideas, lanzar algunas

hipótesis y sugerir algunas especulaciones acerca de estas interrogantes.

Acerca de la función y naturaleza de La Florida creemos que fue un centro

ceremonial, un edificio de naturaleza eminentemente religiosa. En esto prácticamente

coinciden todos los investigadores que la han mencionado (Lanning, 1967:90; Williams,

1971:2; Williams, 1978-80:109-110; Patterson, 1985:67; Ravines, 1985:60; Burger,

1992:61-62; Roselló, 1997:35). La pregunta que sigue es: ¿Qué rituales se realizaban en

este lugar? ¿Que importancia tenía para los habitantes de toda esta región?

152
Patterson menciona que existieron veintiún sitios domésticos en el área entre Ancón

y el valle de Lurín para el período en que se construyó La Florida (Patterson, 1985:66).

Suponemos que en estas aldeas vivió la gente que de alguna manera estuvo relacionada con

el sitio. De todas formas no sabemos si La Florida congregaba gente sólo de aldeas del

valle del Rímac o también de los vecinos valles de Lurín y de Chillón. Tenemos que

considerar que si los datos de Patterson son ciertos en el valle del río Lurín Mina Perdida ya

estuvo en funcionamiento. Es curioso que tanto La Florida como Mina Perdida, que

asignamos a un mismo período, tengan en sus elementos arquitectónicos adobitos cúbicos

en sus primeras fases.

Al parecer El Paraíso fue el centro ceremonial más importante de la costa central

antes de la aparición de la cerámica. Algunos de los templos en U, incluído La Florida,

pudieron ser ocupados desde ésta época pero sus estructuras precerámicas pueden

encontrarse ahora cubiertas por las posteriores del Período Inicial. A finales del Tercer

Milenio a.C. se abandona El Paraíso y surgen estos centros ceremoniales, estando entre

ellos La Florida. Esto coincidió con la introducción de la cerámica en la costa central.

Hacia el 1800 a.C. La Florida se había consolidado como un centro ceremonial importante

del valle del Rímac y probablemente su influencia llegó más allá de este valle. El patrón en

U ya estaba definido hacia el 1800 a.C. y La Florida fue uno de los primeros exponentes de

esta tradición. Por la cercanía geográfica y cronológica debió existir una estrecha relación

entre El Paraíso y La Florida.

Según Williams “la edificación, tanto en términos de su forma como del

tratamiento del espacio y de las superficies, expresa ideas, tiene connotación cultural” y

que “pueden leerse… como expresión de superestructura en tanto dan cuenta de valores,

de modos de ver y valorar el mundo.”. Por ello creemos que las características

153
arquitectónicas que desarrolló el templo en planta en U y que por ende desarrolló La

Florida estuvieron condicionados por los rituales que en ellos se realizaban, es decir, la

religión o los ritos (la superestructura) que se realizaron en este centro ceremonial fueron

los que influenciaron para que aparecieran elementos arquitectónicos como el vestíbulo, el

atrio, los brazos, la plaza, las alas laterales de la pirámide central, etc. La Florida fue al

parecer el primer sitio en el valle del Rímac en que se define esta tradición arquitectónica

en U con todos sus elementos: la plaza, cercada por ambos brazos; el vestíbulo, del cual

partía una escalinata al atrio del templo y el cuerpo central con el núcleo y las alas laterales.

Como en Garagay la cima del cuerpo central en La Florida se encuentra inmediatamente al

oeste del atrio pero su área es muy pequeña. Da la impresión de no haber existido allí un

recinto o ambiente similar al definido en Garagay pero pensamos que esto se deba al

huaqueo colonial que afectó no sólo al atrio sino a la sección este de este recinto, pero

también hay la posibilidad que en La Florida este ambiente fuera pequeño. Es curioso que

algunos de los elementos arquitectónicos de La Florida tuvieron un desarrollo mayor en

Garagay con la adición de la plaza circular hundida, como los brazos laterales que al menos

el izquierdo en Garagay es mucho mas ancho y alto que los de La Florida. Otra cuestión

bastante curiosa es que las dos alas en La Florida no son semejantes (la derecha es un poco

más elevada que la izquierda) mientras que en Garagay fueron al parecer totalmente

simétricas.

En lo que respecta a la plaza de La Florida ¿Fue realmente plaza? ¿Sirvió para

congregar a la gente? Nosotros pensamos que sí fue una plaza para congregar multitudes.

Creemos que las plazas de los templos en U tuvieron ese tamaño ya que se realizaban allí

ceremonias o actividades que necesitaban ese enorme espacio.

154
En lo que concierne al cuerpo central creemos que en el frontis del núcleo de La

Florida, debe existir, enterrada, una escalera (y probablemente varias de éstas), como la

encontrada en Garagay (Ravines e Isbell, 1975:259). Probablemente La Florida también

tuvo un atrio con los niveles de pisos descubiertos en Garagay (Ravines e Isbell, 1975:261)

y con frisos en sus paredes laterales. Lamentablemente debido al profundo pozo de huaqueo

que existe en el cuerpo central es posible que quede muy poco de estos elementos

arquitectónicos.

En lo que respecta al recinto situado en la cima del núcleo creemos que La Florida

sí lo tuvo y que este lugar tuvo una gran importancia dentro de la naturaleza del templo.

Esto lo afirmamos por las siguientes razones: es el lugar de mayor altitud de todo el sitio

arqueológico (de allí puede divisarse todos los puntos del templo, teniéndose no sólo una

visión general de todo el sitio sino de todo el paisaje circundante) y también porque en

Garagay todo parece indicar que en ese lugar estuvo el ambiente más sagrado del templo

(Ravines e Isbell, 1975:258), y probablemente lo mismo sucediera en La Florida.

En lo que respecta a las alas laterales ¿Para qué sirvieron? ¿Por qué se añadieron al

cuerpo central de la pirámide? Las únicas exploraciones se han realizado en los taludes de

una de ellas: en el ala norte o izquierda. A partir de la lectura de los perfiles de Mejía

Xesspe (1978: 518-519) y de Patterson (1985: 62) lo que podemos decir a manera

preliminar es que evidencian dos fases de ocupación. La primera situada entre dos estratos

de tierra arcillosa compuesta de basura doméstica, tierra negruzca con ceniza y cerámica

utilitaria. Encima del segundo estrato de arcilla vendría la segunda fase que es la

construcción en sí de la pirámide. Mejía Xesspe encontró cerámica en la primera

ocupación. Patterson registra un perfil que corresponde a fases de crecimiento de la

pirámide encima del segundo estrato de arcilla, con pisos asociados a muros sobre los

155
cuales hay basura doméstica. Se nota que estos conjuntos son posteriormente sellados por

nuevos muros. Son evidencia que hubieron diversos períodos de ocupación en el ala

izquierda, ocupación que puede ser doméstica por los restos de basura dejada.

Las personas que vivieron tan cercanos a la pirámide no fueron probablemente

pobladores comunes (agricultores de la zona). Posiblemente fueron personas estrechamente

relacionadas con las actividades y rituales que se celebraban en el edificio. Otra cuestión

importante es: ¿Por qué son asimétricas las dos alas laterales del sitio? ¿Hay una razón

fundamental o no la hay? En lo que respecta a la función de los pequeños montículos que se

encontraban tanto al oeste como al sur del templo en U no sabemos realmente cual fue su

verdadera función. Probablemente fueron lugares de viviendas de pobladores comunes y

que los montículos se formaron por la superposición de casas una sobre otra.

Acerca del material cerámico recuperado del sitio por la cantidad de recolecciones

de superficie efectuadas y por la cantidad de excavaciones realizadas en el sitio y en las

inmediaciones imaginamos que debió acumularse una cantidad considerable de

fragmentería cerámica. Pero lamentablemente aparte de no encontrar los informes de esas

excavaciones en muy pocas publicaciones se han ilustrado, descrito o comentado algo

acerca de estas asambleas cerámicas. El primero en hacerlo fue Lanning (1960b:374-378)

quien pudo reparar en la enorme similitud y homogeneidad que tenía toda la cerámica

proveniente del sitio. Separa éstas asambleas en dos grupos: finas y utilitarias. De acuerdo

con él, la cerámica fina de La Florida la caracteriza por tener un acabado de superficie

pulido y color marrón “tostado” a oscuro (también menciona ejemplares oscuros). Sobre las

formas menciona que la más común es la botella de un solo pico alto ligeramente cónico y

con un borde ligeramente acampanado, menciona también que los cuencos son raros.

También hace mención de la botella doble pico y asa puente encontrada por Muelle y Mejía

156
en 1955 y menciona que es un ejemplar excepcional. Sobre las decoraciones menciona que

son incisiones de “líneas de pan” hechas con un instrumento obtuso y fueron hechas antes

del pulido de las vasijas. Los diseños que reconoce son líneas rectas, curvadas, círculos

irregulares y en algunos casos diseños y figuras más representativas. También menciona un

moldeado, en forma de hileras de protuberancias marcadas por el dedo. Menciona que tuvo

la impresión que sólo las botellas estuvieron decoradas. Sobre la cerámica utilitaria

menciona que el acabado de la superficie varía entre “livianamente pulido” a “pulido

granulado” (bruñido y alisado). El color de superficie es generalmente marrón. Sobre las

formas menciona que priman las ollas con bordes engrosados. Lanning (1960b:377)

finalmente ubica tentativamente esta asamblea de cerámica de La Florida después de su

fase Colinas 2 de su secuencia de Ancón, esto es, a fines del Horizonte Temprano. Lo hace

también debido a que opina que la botella de doble pico y asa puente es una copia Topará.

Posterior a Lanning, Hermilio Rosas (2007:125-126 [1970]) señala que la cerámica

proveniente del sitio de La Florida corresponde a las fases II y III de su secuencia de Ancón

(fases La Florida y Hacha) y que se caracteriza principalmente por tener las formas de

botellas de un solo pico y “bols”, teniendo dos tipos de decoraciones: incisa y pintadas.

Menciona que las vasijas pulidas son de superficie gris o marrón en cambio las engobadas

son de color rojizo o anaranjado. Menciona que en la cerámica por él analizada no

figuraron formas de ollas, pero que sí pudo verlas en otras colecciones (Rosas, 2007:126-

127 [1970]). Dentro de la fase II de su secuencia de Ancón (o fase La Florida) define dos

tipos de alfar: marrón alisado estriado y ante pulido y los tipos de decoración son “línea

incisa fina y delgada” y “modelado e inciso”. Para el primer tipo menciona diseños de

cabezas de serpientes que decoran la superficie interna de platos y tazas (Rosas, 2007:95

[1970]) y para el segundo que aparecen fragmentos con modelados que parecen figuras

157
animales y humanas (Rosas, 2007:95 [1970]). Después de este trabajo, Mejía (1978:520)

ilustra algunos de los fragmentos de cerámica recogidos por él en los cuales pueden notarse

los diseños incisos en forma de círculos. Finalmente Patterson (1985:64) ilustra los cuatro

tipos de formas que encontró en las dos colecciones analizadas por él: ollas sin cuello, tazas

grandes poco profundas, botella de un solo cuello y plato abierto. Como puede observarse,

las formas descritas por estos investigadores se repiten y también la decoración y acabado

de superficie. De todas maneras la información acerca de la cerámica de La Florida es aún

preliminar por no haberse analizado todas las colecciones existentes.

Para terminar con esta parte de la discusión sólo queremos comentar dos aspectos:

la relación que tuvo La Florida con otros templos en U y con los diversos asentamientos

contemporáneos a él dispersos en el valle del Rímac y, por último, por qué es abandonado.

En lo que respecta a las relaciones con otros templos semejantes y con asentamientos

aldeanos en el valle del Rímac empezaremos diciendo que en esa lejana época (1800 a.C.)

el valle no era tan ancho como lo es ahora debido a que el área que tuvieron los cultivos

hasta hace unos años era debido a los canales de irrigación que se fueron construyendo

desde aproximadamente el Período Intermedio Temprano. En la época de La Florida el área

de cultivo recién estaba expandiéndose y suponemos que se construyeron algunos canales y

acequias pero no fueron tan considerables. Es por ello que los templos en U se han

construido en los ocho valles de la costa central y norcentral relativamente cerca de los

cauces de los ríos, puesto que para su construcción necesitaron también agua (recuérdese

que la argamasa que une las piedras canteadas de los muros y también la tierra y arcilla que

está presente en el relleno la necesitaron) y también lógicamente para subsistir. Los

poblados o aldeas también debieron de estar cerca de las fuentes de agua y por ende cerca

del cauce del río. Aunque también pudieron estar cerca de humedales y de lagunas (como

158
Chira-Villa). No sabemos si inmediatamente en los alrededores de La Florida existieron

viviendas comunes y si el poblado se esparcía alrededor de su centro ceremonial. Ravines e

Isbell (1975: 266-267) creen que la gente que construyó Garagay vivió en poblados

dispersos por todo el valle, y no en los alrededores del centro ceremonial. Pero evidencia en

contra son los hallazgos en San Jacinto (Carrión, 1997:94-97), Mina Perdida (Burger y

Salazar, 2009:47) y en Cardal, donde Richard Burger y Lucy Salazar excavaron áreas más o

menos considerables en sus alrededores y encontraron una constante ocupación doméstica

(Burger, 1992:125).

La Florida fue el centro ceremonial más importante en su época en el valle del

Rímac. Creemos que todos los poblados de los alrededores guardaron una estrecha relación

con el centro ceremonial, pero ¿Cuál era el tipo de dominio que tenía el templo o centro

ceremonial sobre el pueblo? ¿Sólo era un dominio religioso ó ideológico? ¿Era un dominio

de alguna naturaleza política? ¿Cuál era el alcance del dominio del templo en la vida de la

gente que vivía en el valle? Sobre esto Marcus y Silva (1988:40) mencionan que el

surgimiento de La Florida estuvo relacionado con el surgimiento de una unidad

sociopolítica poderosa en el valle del Rímac y que también tuvo una importancia regional

puesto que probablemente ejerció un control sobre toda el área Ancón-Rímac. Silva y

García (1997:221) mencionan también que La Florida pudo ser cabeza de una jefatura que

controló la parte “media” del valle del Rímac, mientras que Garagay controlaba toda la

sección baja del valle.

Por último ¿Por qué fue abandonada La Florida? Patterson cree que este abandono

debió producirse hacia los 1700 a.C. (Patterson, 1985:65) época en la que estaba en pleno

proceso de emerger el vecino centro ceremonial de Garagay. Probablemente el período de

decadencia de La Florida coincidió con el desarrollo de Garagay. No sabemos si hubo por

159
esos años algún factor climático o desastre que afectara de forma irreversible al centro

ceremonial de La Florida, pero pudo deberse a que el prestigio de Garagay creció hasta

superarlo, con lo que poco a poco fue decayendo. Quizás la frontera agrícola se expandió

mejor en esa zona, entre otras explicaciones. De todas formas los arqueólogos que han

estudiado el sitio observan una débil ocupación posterior perteneciente al Período Blanco

sobre Rojo (200 a.C.- 200 d.C.), Período Intermedio Temprano (200 d.C. – 600 d.C.) hasta

el Período Intermedio Tardío (1000 d.C. –1470 d.C.) (Patterson, 1985:65). Pero estas

ocupaciones posteriores fueron en forma de entierros intrusivos, prueba que el monumento

siguió siendo un lugar sagrado o huaca para las posteriores generaciones.

3c. Definición del problema a investigarse

Después de haber pasado revista a los antecedentes de estudio, tanto de los templos

en U como de Huaca La Florida, y de haber hecho un estado actual de nuestros

conocimientos tanto de los templos en U como de Huaca La Florida es que creemos

nosotros ahora poder definir nuestro problema de investigación.

Tenemos la impresión que dentro de los muchos problemas de investigación

detectados para el tema de estudio de Huaca La Florida uno de los más importantes es el

cronológico. Aunque la mayoría de los investigadores que trataron sobre el sitio hayan

abordado este problema, algunos planteando fechas tentativas del principio de la

construcción del lugar hasta del abandono y otros dando sólo un lapso hipotético de tiempo

de ocupación, creemos que todavía se puede precisar con mayor certeza el período de

ocupación de La Florida. Es decir, pensamos que volviendo a revisar los datos de las

investigaciones hechas sobre el sitio y sobre todo consultando y analizando las fuentes

inéditas y colecciones del material que se extrajo de allí puede precisarse mejor: la probable

160
fecha de inicio de construcción y ocupación y la fecha de abandono del sitio. En pocas

palabras el probable lapso de ocupación del sitio, desde su inicial poblamiento hasta su

abandono.

Pero aparte de precisar el período de tiempo que fue ocupado Huaca La Florida

pensamos que también podemos establecer, con todos los datos que tengamos a la mano y

con la mayor aproximación posible, cuántas fases de ocupación tuvo el sitio, cuántas fases

arquitectónicas tuvieron el cuerpo central y los brazos, en cuántos períodos de tiempo o

fases de ocupación claramente diferenciados se puede dividir el lapso de tiempo que duró la

ocupación de todo el lugar. En pocas palabras tratar de elaborar, con la mayor precisión

posible, una secuencia cronológica para el sitio, ya que hasta ahora ningún investigador que

haya tratado el tema de La Florida realizó una secuencia arquitectónica u ocupacional del

lugar. Y por último creemos que otro problema importante es que hasta ahora no se ha

definido el contexto geográfico general donde se ubicó el sitio, qué edificaciones

relacionadas con el templo en U se encontraban a su alrededor y como fue su entorno

geográfico circundante y cómo se relacionó con éste.

Creemos que en estos tres puntos se centraría nuestro problema de investigación.

Entonces, la pregunta o preguntas serían:

¿En que años se inició la ocupación (y construcción) de La Florida y ocurrió el

abandono del sitio?

¿Cuántas fases de ocupación o constructivas pueden detectarse en el sitio con los

datos disponibles por las exploraciones, intervenciones y excavaciones realizadas hasta la

fecha?

¿Cuáles fueron las características a lo largo del tiempo del complejo arquitectónico

donde se encuentran las estructuras conocidas como Huaca La Florida?

161
CAPITULO IV

HIPÓTESIS Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Los problemas de investigación detectados en el capítulo anterior conllevan la

necesidad de establecer con la mayor precisión posible las hipotéticas fechas de inicio de

ocupación y/o construcción del sitio arqueológico de Huaca La Florida y de abandono por

parte de las poblaciones que lo edificaron y, por otro lado, definir con la mayor precisión

posible cuántas fases de ocupación y/o construcción se presentan en éste sitio y definir el

contexto geográfico general del asentamiento donde se ubicó.

En base a estas preocupaciones, las preguntas que nos hemos formulado son: ¿En

que años se inició la ocupación (y construcción) de La Florida y ocurrió el abandono del

sitio? ¿Cuántas fases de ocupación o constructivas pueden detectarse en el sitio con los

datos disponibles por las exploraciones, intervenciones y excavaciones realizadas hasta la

fecha? ¿Cuáles fueron las características a lo largo del tiempo del complejo arquitectónico

donde se encuentran las estructuras conocidas como Huaca La Florida?

Es a partir de éstas preguntas que formularemos nuestra hipótesis y nuestros

objetivos de trabajo.

4a. Hipótesis

La hipótesis que planteamos para las preguntas: ¿En que años se inició la ocupación

(y construcción) de La Florida y ocurrió el abandono del sitio?, ¿Cuántas fases de

ocupación o constructivas pueden detectarse en el sitio con los datos disponibles por las

exploraciones, intervenciones y excavaciones realizadas hasta la fecha? y ¿Cuáles fueron

162
las características a lo largo del tiempo del complejo arquitectónico donde se encuentran

las estructuras conocidas como Huaca La Florida? es:

“El sitio arqueológico de Huaca La Florida fue un centro ceremonial que formó

parte de un gran complejo arquitectónico, fue ocupado desde antes de los 1800 a.C. hasta

los 1000 a.C. y experimentó una secuencia de cambios de cuatro fases: fase de ocupación

precerámica, fase arquitectónica hecha mayormente de adobitos y también de piedra, fase

relacionada con una primera remodelación constructiva del cuerpo central con

arquitectura de piedra canteada con argamasa de barro y una última fase relacionada con

un mayor desarrollo de este tipo de arquitectura.”

4b. Datos relevantes para probar la hipótesis

Los tipos de datos que nos ayudarán a comprobar la hipótesis formulada son los

siguientes:

a) Evidencia de elementos arquitectónicos y otros componentes correctamente

contextualizados dentro de La Florida. Esto implica la definición de sus

características formales (orientación, patrones constructivos, dimensiones, etc.).

Estas evidencias deben verse reforzadas por asociaciones con fechados de

carbono 14 y cerámica.

b) Evidencia de estratigrafía y de secuencias constructivas, también asociadas con

materiales culturales (cerámica) y fechados de carbono 14.

4c. Objetivos generales

En base al tipo de información requerida, los objetivos generales a cumplir para

probar nuestra hipótesis fueron:

163
a) Recuperar información de arquitectura y componentes ocupacionales

relacionados en tiempo y espacio con Huaca La Florida.

b) Recuperar información de contextos de superposición y secuencia constructiva

en Huaca La Florida.

c) Recuperar información de materiales culturales asociados con los diversos

momentos ocupacionales identificados en Huaca La Florida.

4d. Objetivos específicos

En base a estos objetivos generales, se hizo necesario cumplir los siguientes

objetivos específicos:

a) Llevar a cabo un registro fotográfico y aerofotográfico de componentes

ocupacionales en los alrededores de Huaca La Florida.

b) Confeccionar un plano general de los componentes ocupacionales en los

alrededores de Huaca La Florida.

c) Revisar y analizar la información existente en notas de campo inéditas de

reconocimientos y excavaciones hechas en Huaca La Florida.

d) Observar y registrar los indicios arquitectónicos detectables en la actualidad

(cortes, muros y rellenos expuestos, etc.) en Huaca La Florida.

e) Registrar y analizar los componentes cerámicos recuperados de Huaca La

Florida, existentes hoy en las colecciones de los museos.

f) Identificar los contextos de procedencia de las colecciones en cuestión.

g) Analizar las fechas arrojadas por muestras de carbono 14 reportadas para Huaca

La Florida y evaluar los contextos de procedencia de las muestras.

164
4e. Metodología

En base a los objetivos propuestos se hicieron los siguientes procedimientos:

-Análisis de documentación inédita. En este grupo están las libretas de campo de

exploraciones y excavaciones, fotografías sueltas, documentos diversos y planos o mapas.

Se analizaron las siguientes libretas de campo: las libretas TMX-375 y TMX-522 del

Archivo Mejía Xesspe ubicado en el Instituto Riva Agüero de la PUCP que dieron datos

referentes al cuerpo central de La Florida. También las libretas de las excavaciones de José

Casafranca y Pablo Carrera en la Urb. El Bosque en 1962-63 ubicadas en el Archivo del

MNAAHP y por último la libreta de José Casafranca de excavaciones en el Parque Juan

Ríos ubicada en el Archivo Muelle en el Instituto Riva-Agüero de la PUCP, una versión

mecanografiada de esta libreta proporcionada por Hermilio Rosas y la libreta de campo de

estas excavaciones de Duccio Bonavia. Dentro de las fotografías sueltas analizadas

estuvieron: 10 fotos del MAA-UNMSM, 15 fotos proporcionadas por Hermilio Rosas, 14

fotos del Archivo Mejía Xesspe y 67 fotos de Duccio Bonavia. Dentro de documentos

diversos estuvieron: 1 del Archivo del CEAR-UNMSM y 3 del Archivo del MNAAHP. Y

por último los planos fueron 3 planos de la Urb. El Bosque del Archivo del MNAAHP y un

plano topográfico de Huaca La Florida del INC (PTOP-0007-INC-PQÑ-2002-AI/G).

-Análisis de las fotos aéreas. Fueron básicamente fotografías tomadas por el

Servicio Aerofotográfico Nacional (SAN) de Huaca La Florida y de los alrededores en el

distrito del Rímac, tanto de planta como oblicuas. Las de planta fueron 340-978, 340-613,

340-611 y 340-550 (12/02/1944) y las oblicuas fueron las 0-18955 (20/11/1959), 0-5156

(21/04/1945), 0-610 (19/12/1942), 0-9841 (05/07/1949). A esas habría que agregarse las

recientes satelitales de Google Earth, más que nada como comparación.

165
-Visitas de campo. Estas visitas al cuerpo central de La Florida, a los montículos

BD2 y BI1 supervivientes de los brazos derecho e izquierdo respectivamente y

exploraciones a los cerros Segundo, Arrastre Bajo y San Jerónimo tuvieron como primer

objetivo la descripción detallada de las evidencias arqueológicas observables en estos

lugares, y segundo, el registro detallado de los muros y rellenos presentes en los perfiles A,

B y C del cuerpo central. Las visitas y registro de evidencias en el cuerpo central se

llevaron a cabo los meses de Noviembre y Diciembre de 2005. La visita al montículo BD2

se realizó en Febrero del 2007, la visita al montículo BI1 fue en Febrero del 2005. Los

ascensos a los cerros de la pampa de Amancaes se hicieron los meses de Febrero de 2006 y

2007.

-Análisis de la cerámica. La cerámica procedente de recolecciones y excavaciones

en Huaca La Florida la ubicamos en 2 museos: en el Museo de Arqueología y Antropología

de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en el Museo Nacional de Arqueología,

Antropología e Historia del Perú. En ambos después de ubicarse el material con ayuda de

trabajadores de estos museos se procedió a: inventariarse (todo el material procedente de La

Florida, no sólo cerámica), lavarse (la cerámica) y luego sólo a este material se le dibujó,

analizó y fotografió. La ubicación y análisis se llevó a cabo en ambos museos los años de

2005 y 2006.

-Análisis de los fechados. Los cuatro fechados radiocarbónicos procedentes del sitio

fueron calibrados con los softwares OxCal 4.0 del Oxford Radiocarbon Accelerator Unit,

copyright C. Bronk Ramsey 2007. Rafael Vega Centeno calibró los 4 fechados con la

dendrocurva Sh Cal04 y Elmo León calibró al N-44 con la curva Marine04.

166
CAPITULO V

DESCRIPCIÓN DE LA HUACA LA FLORIDA Y DEL COMPLEJO AMANCAES

En este capítulo describimos las evidencias de superficie de Huaca La Florida y

también del complejo de montículos al cual pertenece, el cual hemos denominado

Complejo Amancaes.

5a. Huaca La Florida

El sitio arqueológico denominado “Huaca La Florida” (PV47-18) es uno de los

dieciséis templos en U que han sido hasta ahora definidos para el valle del Rímac,

situándose en la margen derecha del valle bajo, en las inmediaciones de una amplia hoyada

que enmarca unos contrafuertes andinos que tienen como punto de término al Cerro San

Cristóbal, cerca de lo que antiguamente fue la pampa de Amancaes. Por esta razón,

antiguamente esta huaca era conocida como “Huaca de la Hoyada de Amancaes” (Mejía,

1978:495). También tuvo el nombre de “Huaca Muñoz” por encontrarse en los campos

agrícolas de la hacienda del mismo nombre (Rosselló, 1997:73).

Huaca La Florida se compone de cuatro sectores o estructuras principales: el cuerpo

central, el brazo derecho, el brazo izquierdo y la explanada que encierran estas tres

estructuras: la plaza central. Estas cuatro estructuras involucran un área aproximada de

450,000 m2 (Fig. 35). La Florida es un sitio arqueológico que ha sufrido como todos los

sitios del valle bajo del Rímac el impacto del crecimiento explosivo de Lima Metropolitana.

El entorno agrícola en el cual estuvo la huaca por muchos años (entorno que se vislumbra

en las primeras fotos aéreas tomadas en 1944) (Figs. 33 y 37) ha cambiado radicalmente en

la actualidad (Fig. 34) y la huaca ha sufrido diversos recortes y mutilaciones de su área

167
original producto de la urbanización de la zona y la construcción de las instalaciones del

Club Sporting Cristal.

La Florida fue parte de todo un complejo de montículos tempranos esparcidos en

toda la zona del actual distrito del Rímac, desde el actual Cuartel del Ejército hasta la

urbanización Ciudad y Campo, complejo que denominamos “Complejo Amancaes” (Fig.

60 y 61). En este complejo se situó un pequeño templo en U al sureste de La Florida al cual

hemos denominado Los Manzanos42. Añadiríamos a este complejo una serie de estructuras

situadas en las cima de los cerros Arrastre Bajo, San Jerónimo, Observatorio y Las Ramas

(y posiblemente hasta el San Cristóbal) que guardan al parecer relación con los templos en

U y las estructuras situadas en la llanura.

El Cuerpo Central

El cuerpo central es la estructura de La Florida que mejor se ha conservado.

Comparando su estado actual (Fig. 38) con la foto aérea de 1944 puede decirse que no han

habido cambios drásticos pero sí se ha visto afectado por la construcción de la urbanización

La Florida y del Club Sporting Cristal. Tuvo originalmente un largo máximo de 370 m. y

un ancho de 230 m., considerando al vestíbulo y, de 165 m. considerando sólo el núcleo

(Plataformas A, B y C) Actualmente se encuentra reducido a unos 320 m. de largo y 160 m.

de ancho. Se compone de tres partes claramente diferenciadas: el núcleo y las dos alas

laterales (Fig. 55). Tuvo un vestíbulo que puede verse en la foto aérea de 1944 frente al

frontis principal de la pirámide, vestíbulo ahora destruido por la instalación del club de

fútbol. Actualmente el cuerpo central limita por el suroeste y el sureste con la Calle 11,

calle que al ser trazada cortó y demolió parte de una plataforma que se proyectaba del

núcleo hacia el suroeste.

42
Por el nombre de la actual urbanización donde se ubicó este templo en U.

168
El Cuerpo Central se componía básicamente de cuatro partes: el vestíbulo, el núcleo

(conformado por la Plataforma A, la Plataforma B y la Plataforma C), el ala derecha

(conformada por la Plataforma D y la Plataforma E) y el ala izquierda (conformada por la

Plataforma F y la Plataforma G). Actualmente el vestíbulo ha desaparecido y de las

distintas plataformas ha desaparecido al parecer la Plataforma G.

El vestíbulo estuvo situado frente al núcleo de la pirámide central, en terreno plano

de la plaza central del sitio. Tuvo unas medidas aproximadamente de 90 x 70 m. Se

compuso de cuatro montículos, tres alargados y uno semicircular, no muy anchos y

dispuestos de tal forma que formaron los tres lados de un rectángulo. El Montículo V1 es el

que conformaba el lado noroeste del vestíbulo. El Montículo V2 conformaba el lado

noreste. El Montículo V3 y el Montículo V4 conformaron el lado sureste del vestíbulo pero

no estaban unidos. No se encuentran alineados y el último se orienta hacia el interior del

vestíbulo. No queda claro cuál fue el ingreso al interior del área de éste. Una pequeña

depresión en el terreno de planta circular, situada entre el espacio plano dentro del vestíbulo

y la plataforma B, sugiere la posible existencia de una plaza circular hundida. En una vista

oblicua (Fig. 36), se nota con claridad los cuatro montículos que conforman el vestíbulo, la

“ausencia” de un acceso al mismo y la posible “plaza circular hundida”.

El núcleo está conformado por las Plataformas A, B y C. La Plataforma A tiene

planta cuadrangular Sus medidas aproximadas son de 110 m. (noreste-suroeste) x 100 m.

(noroeste-sureste) (Fig. 39). Presenta en su parte interna un gran orificio o cráter abierto

hacia el noreste, es decir hacia el frontis principal de la pirámide (Fig. 40). Este gran

orificio se sitúa en la zona donde se habría emplazado el atrio del sitio (e inclusive en parte

de la plataforma situada en la cima del núcleo), pero por la considerable magnitud y

profundidad del hueco pensamos que el atrio fue destruido al producirse este enorme

169
huaqueo, realizado probablemente en la colonia43. Las medidas que tomaron Tello y Mejía

del mismo fueron de 30 m. de longitud este-oeste, 20 m. de ancho norte-sur y 15 m. de

profundidad (Mejía, 1978:496). En los taludes internos de este orificio o corte no se

distinguen actualmente muros o perfiles constructivos aunque Mejía mencionó que en este

lugar encontraron con Tello “la presencia de adobes pequeños y cuadrangulares en medio

de los muros de piedra que aparecían en los contornos del forado, dando a entender que el

edificio de piedras era posterior al de adobitos” (Mejía, 1978:496). Inmediatamente

delante del cráter se sitúa el desmonte producto de su huaqueo que cubre parte de la

plataforma B y posiblemente cubra la escalera de acceso al hipotético atrio (Fig. 42). El ala

izquierda se adosa al núcleo uniendo la superficie de la plataforma superior de ésta con la

superficie del talud noroeste de la Plataforma A, mientras que en el ala derecha no se unen

la superficie superior del ala con el talud sureste de la Plataforma A, sino que la Plataforma

D (el ala derecha) tiene un propio talud que baja hacia el noroeste, el cual se une con el

talud sureste del núcleo en un punto bajo. En la parte superior de la Plataforma A no se

distinguen muros u otras estructuras, siendo prácticamente uniforme su superficie, con la

excepción de un muro situado en el extremo norte del talud nor-oeste del mismo, cerca de

la cima, que hemos denominado Muro 1. Este muro mide 5.30 m. de largo y se compone de

una alineación de piedras angulosas (Fig. 41).

La Plataforma B es una pequeña plataforma de planta rectangular situada frente a la

plataforma A, en su base o flanco noreste, situándose exactamente entre el núcleo y el

vestíbulo. Por la foto aérea de 1944 podemos observar que tuvo casi la misma longitud que

el flanco noreste del núcleo, siendo sus medidas 35 x 85 m. Se encuentra actualmente

parcialmente sepultada por el desmonte producto del huaqueo hecho en el núcleo.

43
Aunque no se descarta el haberse realizado en tiempos republicanos.

170
Actualmente subsiste todavía buena parte de ésta plataforma, sepultada en parte por el

desmonte del huaqueo colonial y dentro de las instalaciones del Club Sporting Cristal.

La Plataforma C es una plataforma de planta rectangular que se proyecta desde todo

el lado suroeste de la Plataforma A hacia esta misma dirección. En la foto aérea de 1944

puede verse que la plataforma se proyectó 25 m. y su largo original fue de 128 m. Esta

plataforma actualmente se encuentra recortada en todo su lado suroeste, hecho que se

produjo al trazarse la Calle 11 y al sembrarse las jardineras a los pies de los mismos

perfiles. También exhibe un profundo corte en su extremo noroeste, corte hecho por la

explotación de la chancadora en la década del cincuenta y que conforma parte del Perfil A.

Antes de producirse este corte, la Plataforma C llegó en su límite noroeste hasta la misma

altura que el límite noroeste de la Plataforma A. En su extremo sureste en la actualidad la

Plataforma C también ha sufrido algunos recortes (en ellos se sitúa el Perfil C) pero no son

tan profundos como los que presenta su otro extremo.

El ala derecha se conforma de las plataformas D y E. La Plataforma D es una

pirámide trunca que presenta los cuatro taludes con una pendiente uniforme (Fig. 43), a

excepción del que mira hacia el nor-este, que presenta las huellas de un posible atrio

rectangular (Fig. 44). Sus medidas aproximadas son de 90 x 80 m. El talud sur-oeste es

bastante empinado y presenta huellas de derrumbes, pero no hay huellas de muros u otras

evidencias. La superficie del ala es plana, regular y presenta algunos trazos y evidencias de

ambientes, estructuras o cabeceras de muros asociados al atrio. Esta ala no tiene huellas de

grandes alteraciones producto de la explotación de la chancadora. En ella solamente hemos

distinguido un perfil: el Perfil D que es un perfil hecho en el talud noreste. Mide 3.63 m. de

largo y 1.20 m. de alto, componiéndose de una sucesión de capas de cantos rodados,

algunos de gran tamaño y otros mas bien pequeños, entre los cuales se observa una

171
alineación de adobes, algunos odontiformes y otros cúbicos. Entre los adobes y las piedras

(cantos rodados y piedras angulosas) hay barro. Los adobes miden 15 x 15 cm. (Fig. 45).

La Plataforma E es una pequeña plataforma de planta cuadrangular adosada al talud

sur-este de la Plataforma D, cubierta actualmente en su mayor parte de basura moderna

(Fig. 46). Sus medidas fueron aproximadamente de 50 x 50 m. Presenta hacia su lado o

talud sur-oeste un corte que hemos denominado Perfil E. Mide 6.20 m. de largo y 1.80 m.

de altura. Se compone de una sucesión de tres estratos: el primero (el más profundo) se

compone de piedras pequeñas angulosas sin mezcla de barro, visible en sólo una parte del

perfil. El segundo estrato que prosigue es una especie de capa de barro sin elementos

interiores al parecer y el tercer estrato es un relleno conformado por piedras angulosas y

cantos rodados mezclados con argamasa de barro puestos sin ningún orden (a diferencia de

los rellenos existentes en el Perfil A) (Fig. 47). Lo particular es que quedan en la base del

perfil los vestigios de dos horcones de madera o troncos, arrancando uno al parecer desde la

primera capa, mientras el otro arranca desde la segunda o tercera (Fig. 48).

El ala izquierda se conforma por las plataformas F y G. La Plataforma F es una

pirámide de planta rectangular, a simple vista adosada al núcleo (Fig. 49). Sus medidas

fueron de 95 x 128 m. Ha sido la parte de la pirámide que más ha sufrido por la explotación

de la chancadora. Se compone al parecer de dos plataformas. La primera la hemos

denominado plataforma F1, es la más amplia y la que ha sufrido el mayor daño de la

explotación industrial. Prácticamente en todo su flanco noroeste presenta una enorme

trinchera (ahora sepultada en parte por desmonte) que fue efectuada por la chancadora y

que literalmente partió esta plataforma en dos, dejando hacia el noroeste un pequeño mojón

de la misma (Fig. 53). En esta trinchera hicieron sus observaciones Mejía (1978) y Muelle

en 1955 y fue donde recuperaron la vasija de doble pico y asa puente. El flanco suroeste de

172
ésta plataforma también presenta huellas de la explotación de la chancadora (vista en planta

se observa una profunda brecha que trató de introducirse hacia el norte) y también están

presentes tres estructuras modernas de cemento que fueron construidas para la explotación

industrial de la huaca (Fig. 51). Es en la esquina oeste de esta plataforma que se sitúa

nuestro Perfil B, perfil que fue realizado cuando se abrió la trinchera de la chancadora en

los cincuenta. Hacia su lado nor-este, la plataforma F1 no presenta grandes alteraciones. La

plataforma superior la hemos denominado F2 y presenta un trazo más definible, rectangular

y menos afectado por la explotación de la chancadora. Su superficie es plana y uniforme.

Exhibe una serie de perforaciones superficiales circulares que parecen huaqueos. Sólo hacia

el lado norte hay huellas de dos excavaciones amplias que parecen antiguas unidades de

excavación44. Hacia su lado nor-este su talud presenta dos aberturas que parecen las huellas

de dos atrios, cuya superficie sería la superficie de la plataforma F1 (Fig. 50). Colindante

con éste talud está la cabecera de un muro de cantos rodados grandes que es media sinuosa

(Fig. 54). Esta cabecera sinuosa parece haber sido parte de una construcción de planta

semirectangular, trazada en casi toda el área de la plataforma F2. Hacia el nor-oeste, nor-

este y sur-oeste el talud no presenta huellas de alteraciones y es uniforme.

Existe un muro aislado en el ala izquierda ubicado en el talud suroeste de la

plataforma F2, cerca de la cima, que lo hemos denominado Muro 2 (Fig. 52). Es un muro

que se extiende por 5.36 m. y, al parecer, es una alineación de piedras angulosas unidas con

argamasa de barro cubierta su superficie con una capa de enlucido.

La Plataforma G se situó en el extremo noroeste de la Plataforma F, de una forma

casi simétrica a la de la Plataforma E. Tuvo una planta cuadrangular de 50 x 50 m. y un

44
Ramiro Matos (1962-63) menciona que en esta zona de la huaca el Museo Nacional abrió dos trincheras de
excavación, que corresponderían a éstas dos unidades. Estas excavaciones serían las efectuadas en 1960 por
Jorge C. Muelle.

173
camino de herradura la cortaba oblicuamente. Al parecer en la actualidad ha sido destruida

completamente, pero hay la posibilidad que subsista algo de ella todavía. Idilio Santillana

excavó en el área donde estuvo esta plataforma una trinchera y un pozo el año de 1975

(Plano Topográfico del INC, 2002).

El brazo derecho

El brazo derecho fue en realidad una sucesión de montículos alineados desde el

extremo sureste del ala derecha y llegaron hasta las inmediaciones de la actual avenida

Ferreyros en la urbanización El Bosque. Tuvo un largo original de 559 m. Tal parece que

los montículos que compusieron el brazo no fueron muy voluminosos ni muy altos.

Tuvieron un ancho promedio de 50 m. y culminaron un poco antes de la zona donde

finalizaba el área cultivada y se iniciaba el área desértica de la pampa de Amancaes. El

brazo se compuso de seis montículos. El montículo BD1 era el que iniciaba. Midió 175 x

50 m. Comenzaba en el extremo sureste del ala derecha de la pirámide central, tenía una

planta elíptica y exhibía por el lado noroeste un muro moderno que servía de límite entre

los fundos. Este montículo en la actualidad ya no existe y fue destruido cuando se

construyó sobre él una manzana de la Urb. La Florida y parte del trazo de la actual Calle

11. Ramiro Matos registró los vestigios supervivientes de éste montículo en 1962

denominándolo “Florida II” e incluyéndolo en el inventario de sitios arqueológicos para la

Junta Deliberante Metropolitana (Matos, 1962-63), mencionando que para entonces su

superficie se encontraba cubierta de cantos rodados y restos de adobes. Indica que era el

sector de La Florida donde se podía distinguir mejor la técnica de edificación a base de

adobes (Matos, 1962-63:57) lo que confirma la presencia de construcciones de adobitos en

el brazo. También al parecer fue en esta zona donde Oscar Gómez realizó excavaciones de

rescate en 1968. El montículo BD2 (Fig. 56) se situaba inmediatamente al noreste de BD1,

174
teniendo una planta semi trapezoidal. Sus medidas son de 70 x 54 m. Es actualmente el

único montículo que subsiste del brazo derecho y, comparando con su estado en 1944, no

parece haber sido alterado, a excepción de un corte efectuado en su flanco suroeste y del

aterrazamiento moderno efectuado por el Club Sporting Cristal en su flanco noroeste, con

la consiguiente pérdida de un apéndice o lengua de tierra que partía del extremo norte de

este frontis hacia la plaza central. Este montículo lo han conformado dos plataformas

superpuestas, notándose un talud escalonado en los flancos noroeste, noreste y sureste más

no en el suroeste debido a que un corte efectuado allí perfiló ambas plataformas. Su

superficie sólo exhibe tierra, arena y piedras, no reconociendo vestigios de cabeceras de

muros u otras estructuras definibles (Fig. 57). Parte del talud noroeste del montículo se

encuentra dentro de las instalaciones del Club Sporting Cristal. En el corte efectuado en el

flanco suroeste se encuentra el Perfil F (Fig. 58). En este perfil se distingue una

acumulación de adobes cúbicos odontiformes y rellenos de piedras de cerro junto con barro

más dos muros de piedra canteada unida con argamasa de barro ubicados en el lado norte

del perfil. Lamentablemente debido a lo difícil del acceso y a la existencia de plantas y

regular cantidad de basura no pudimos hacer un registro detallado de este perfil tal como lo

hemos hecho del A, B y C. Inmediatamente al sureste de este montículo y separado de éste

por una vía carrozable se encontraban lo que parecen ser los vestigios de otro montículo,

que hemos denominado montículo BD3. Quizás fuera parte del BD2 y fue cortado al

construirse esa vía. Midió 70 x 54 m. Actualmente este montículo ya no existe y en su lugar

se ha construido un parque. El montículo BD4 se situó inmediatamente al noreste del BD2,

separado de éste por una vía carrozable que después dio origen a la avenida Abelardo

Gamarra. Midió 95 x 50 m. Fue un montículo de planta ligeramente rectangular y que al

parecer tuvo poca altura. Actualmente el montículo no existe y en el lugar se encuentran

175
algunas manzanas de la urbanización El Bosque y una capilla junto con áreas recreativas.

El último vestigio de este montículo fue excavado y rescatado por Jorge Muelle en 1962-

1963, realizando las excavaciones junto con José Casafranca y Pablo Carrera.

Inmediatamente al noreste del montículo BD4 se situaba el BD5 que estuvo separado del

BD4 por una pequeña abertura o franja que tuvo al centro una especie de ampliación de

planta circular. Por la foto aérea de 1944 da la impresión que hubiera un pequeño estanque

o fuente de agua aquí. El montículo BD5 también tiene planta rectangular y exhibe dos

franjas o huellas de paso de maquinaria pesada. Sus medidas fueron 70 x 32 m.

Después del montículo BD5 se nota un espacio libre y, por último, el extremo

noreste del brazo derecho estaba conformado por un delgado montículo alargado que

hemos denominado montículo BD6. Sus medidas fueron 120 x 15 m. Da la impresión que

no fuera muy alto y lo particular es que al culminar se alinea perfectamente con el término

del brazo izquierdo.

El brazo izquierdo

El brazo izquierdo arrancaba en el extremo noroeste del ala izquierda del cuerpo

central y se prolongaba hacia el noreste, paralelamente al brazo derecho. Su largo original

fue de 537 m. Se componía también de una sucesión de montículos de 45 m. de ancho

aproximado y que culminaban en el límite de la zona agrícola y el inicio del talud de una

estribación del cerro Arrastre Bajo, no siendo estos montículos muy altos ni muy

voluminosos, componiéndose básicamente de cuatro. El montículo BI1 es el primero en

iniciar el brazo izquierdo desde el extremo noroeste del ala izquierda y fue casi

completamente simétrico al montículo BD1 del brazo derecho. Sus medidas son 192 x 47

m. Actualmente aún subsiste parte de éste en el interior de las instalaciones del Club

Sporting Cristal y al parecer queda la mayor parte de su planta original pero hasta una

176
altura de tres a cuatro metros. Todo parece indicar que es lo único que subsiste del brazo

izquierdo actualmente. Aunque el montículo BI1 ha sido aplanado y rebajado en casi toda

su extensión aún se conserva buen porcentaje de éste (Fig. 59), inclusive cerca de su

extremo suroeste dando frente a la plaza central exhibía un perfil en donde sólo se

distinguía al parecer el relleno constructivo conformado de piedras de cerro y barro, perfil

que hemos denominado Perfil G. Inmediatamente al noreste del montículo BI1 se situaban

una serie de construcciones coloniales y republicanas que fueron construidas alrededor de

una vía carrozable que actualmente es la avenida Abelardo Gamarra. Si bien no se

distinguían vestigios de un montículo en esta zona, bajo la casa hacienda colonial Muñoz

existió un montículo. Esta pequeña porción del brazo izquierdo situado debajo de lo que fue

la casa hacienda Muñoz lo denominamos montículo BI2. Inmediatamente al noreste de

estas instalaciones se encontraba el montículo BI3, que tuvo una planta ligeramente

rectangular y sobre el cual se construyeron algunas construcciones modernas y se

sembraron algunas plantas. Sus medidas fueron de 60 x 35 m. Actualmente ya no existe y

en su lugar están algunas manzanas de la moderna urbanización El Bosque.

Inmediatamente al noreste de este montículo se encontraba una zona al parecer vacía e

inmediatamente al noreste de este sector estuvo el montículo BI4, montículo de planta

alargada, ligeramente arqueado hacia el noroeste, bastante reducido en su ancho y que

semejaba una lengua de tierra. Midió 110 x 15 m. Su término marcaba el límite del brazo

izquierdo. Actualmente ya no existe ningún rastro de él.

La plaza central

La plaza central de Huaca La Florida fue una explanada de 14 ha. (140,000 m2)

(Williams, 1978-80:98) delimitada por el frontis principal del cuerpo central por el

suroeste, el brazo izquierdo por el noroeste y el brazo derecho por el sureste. En la foto

177
aérea de 1944 podemos distinguir que su área estuvo libre de construcciones modernas.

Frente al ala derecha existía un pequeño montículo de planta circular, que actualmente ha

desaparecido (Montículo PC1) (20 x 15 m.). Hacia la parte central pueden distinguirse

cinco montículos, dos de pequeñas dimensiones (Montículos PC2 y PC3, ambos de 9 x 6

m.) situados alineados al eje del núcleo del cuerpo central, otro de planta circular de

dimensiones considerables está situado casi cerca del límite noreste de la plaza (Montículo

PC4, de 28 x 17 m.) y dos más circulares de área pequeña están situados hacia el este del

último (Montículos PC5 y PC6, de 15 x 15 y 10 x 10 respectivamente). Aparte de estos

elementos la zona no exhibe otros vestigios. Actualmente este sector está totalmente

ocupado por las manzanas de la urbanización El Bosque y los cinco montículos han

desaparecido. Los tres primeros montículos fueron excavados por José Casafranca y Pablo

Carrera bajo las órdenes de Jorge C. Muelle entre 1962 y 1963, al parecer para esa época

los otros dos ya habían desaparecido.

5b. Otras estructuras del Complejo Amancaes

El templo en U de Huaca La Florida formaba parte de un complejo más grande de

montículos, que hemos denominado “Complejo Amancaes”. Este complejo se extendió

hacia el sureste, estando el templo en U en el extremo noroeste del complejo. Por todo el

lado noreste el límite lo marcó la línea que dividió los campos cultivados de la planicie

desértica de la pampa de Amancaes y el cerro Observatorio. Por el sureste el límite era la

ladera del cerro Las Ramas y una serie de huertas en las inmediaciones del Convento de

Los Descalzos. Por el suroeste podemos mencionar que el límite lo conformaba una amplia

vía que en la actualidad es la avenida Alcázar. Por el noroeste más allá de La Florida las

178
laderas del cerro Arrastre Bajo y las instalaciones del Cuartel del Ejército conformaban el

límite (Fig. 60).

A pesar que, en la actualidad, prácticamente todos estos vestigios han desaparecido

(Figs. 64 y 65) y que en ellos no se realizaron investigaciones y excavaciones pensamos

que tuvieron una estrecha relación con La Florida y que fueron del mismo período de

ocupación de esta estructura, es decir del Período Inicial.

Pensamos esto por las siguientes razones:

- Por la proximidad que tienen todos ellos al templo en U de La Florida.

- Por el aspecto que ofrecen en las fotos aéreas del SAN de las décadas del 40 y

50, teniendo superficies similares a las de los montículos que conforman el

templo en U, sin estructuras visibles (las estructuras tempranas casi siempre son

montículos que no ofrecen muros o estructuras visibles, mientras que las tardías

sí lo ofrecen: tapiales, adobes, etc.).

- Por el hecho de haber identificado un templo en U entre estos montículos

(conformando con La Florida otro “sistema binario”) que hemos denominado

“Los Manzanos”. Mantiene la misma orientación que La Florida (37º 3’) y su

eje está orientado hacia el Cerro Observatorio situado hacia el noreste, tal como

La Florida está orientado hacia el cerro Segundo.

- Por el hecho que las excavaciones en el Montículo E, Muelle y Casafranca en

1957 encontraron vestigios tempranos similares a los recuperados de la Huaca

La Florida.

Hemos identificado algo de 27 montículos conformando este complejo Amancaes

(Fig. 61), fuera de los 21 que conforman propiamente el templo en U de La Florida. A

continuación pasaremos a describir cada uno de ellos:

179
Montículo A: Situado a escasos 15 m. al oeste del ala izquierda del cuerpo central

de La Florida. Midió aproximadamente 45 x 32 m. Es un pequeño montículo de planta

rectangular que ofrece algunos pozos de huaqueo en su cima y que tiene hacia su lado

suroeste un “anillo” de tierra que rodea un espacio de planta rectangular a mayor

profundidad que la tierra que lo rodea (¿estanque de agua?). En la actualidad en el lugar del

montículo se sitúa un terreno que sirve de depósito a la compañía de cerveza Backus y

Johnston. En 1975, Idilio Santillana excavó una pequeña trinchera a los pies de la ladera

sureste de este montículo y también una serie de unidades tanto hacia el suroeste, sureste y

noreste del montículo (Plano Topográfico del INC, 2002).

Montículo B: Situado a 20 m. al suroeste del núcleo del cuerpo central de La

Florida. Midió aproximadamente 77 x 32 m. Tiene un área ligeramente mayor que el

Montículo A, y cuenta también con una planta rectangular. En la foto aérea se nota que

estuvo conformado por dos cuerpos: uno situado en el mismo eje del vestíbulo, atrio y

núcleo del cuerpo central, y otro, al parecer más bajo que el primero, situado hacia su lado

sureste. Por las fotos oblicuas del SAN que disponemos no tuvo mucha altura. En su lugar

se encuentran actualmente manzanas de la Urb. La Florida.

Montículo C: Situado a 45 m. al sur del núcleo del cuerpo central de La Florida.

Midió aproximadamente 64 x 32 m. El montículo es de planta rectangular, observándose

algunos pozos de huaqueo en su cima. Algo curioso es que su eje mayor se encuentra casi

alineado con la Plataforma D del ala derecha, y es prácticamente perpendicular al eje mayor

del Montículo B.

Montículo D: Situado a 96 m. al suroeste del Montículo C y a unos 200 m. al sur

del cuerpo central de La Florida. Midió aproximadamente unos 45 x 20 m. Tiene una planta

180
rectangular. Se encontraba inmediatamente al suroeste de la vía que en la actualidad es la

Avenida Alcázar.

Montículo E: Situado a 96 m. al sureste del Montículo C y a unos 135 m. al sur del

ala derecha. Midió aproximadamente unos 35 x 32 m. Tuvo una planta cuadrangular. No se

observan otros detalles en su superficie. En el área donde se ubicó este montículo

excavaron en 1957 Muelle junto con Casafranca, donde actualmente se encuentra el Parque

Juan Ríos, encontrando numerosas evidencias del Período Inicial.

Montículo F: Situado a 65 m. al sureste del Montículo E y a 224 m. al sureste del

ala derecha del cuerpo central de La Florida. Midió unos 32 x 20 m. Fue de planta

cuadrangular irregular. Tuvo un apéndice de tierra hacia el sureste.

Montículo G: Junto con el Montículo L es uno de los más grandes del Complejo

Amancaes, después del cuerpo central de La Florida. Tuvo una planta irregular, alargada y

un ancho variable en todo su recorrido. Su eje mayor está orientado noroeste-sureste. Midió

de largo unos 340 m. y tuvo un ancho máximo de unos 90 m. Su extremo noroeste estuvo a

sólo 64 m. al sur del extremo del ala derecha del cuerpo central de La Florida. Este extremo

del montículo se situó en el área donde después se ubicaría el extremo norte del parque

Juan Ríos, área excavada por Muelle en 1957. En las fotos aéreas oblicuas puede

distinguirse que tuvo cierta altura. En uno de sus extremos pareciera tener un “apéndice” o

lengua de tierra que se extendió unos metros hacia el este. También pareciera que hubo dos

montículos pequeños circulares, tanto al norte como al sur de su extremo sureste. Viendo su

planta irregular da la impresión que el montículo originalmente tuvo una planta regular y

homogénea (¿quizás rectangular?) y que el paulatino avance de los cultivos hizo que

adoptara esa configuración. Lamentablemente en la actualidad no queda nada de él,

cruzándolo por la mitad el actual trazo de la Avenida Flor de Amancaes.

181
Montículo H: Delgada y alargada lengua de tierra sobreelevada que da la impresión

que parte del extremo sureste del ala derecha del cuerpo central de La Florida, siendo su

longitud unos 135 m. A la mitad de su recorrido este montículo tuerce su orientación hacia

el suroeste. Tuvo un trazo casi paralelo al extremo noroeste del Montículo G.

Montículo I: Situado a unos 135 m. al este del extremo noreste del brazo derecho

de La Florida, muy cerca del inicio de una ladera del Cerro Observatorio y contiguo a la

curva que hacía el camino antes de llegar a la pampa de Amancaes. Tiene una planta semi

circular, midiendo aproximadamente 20 x 20 m.

Montículo J: Pequeño montículo de planta circular situado a 125 m. al sureste del

Montículo BD5 del brazo derecho de La Florida. Se situaba a escasos metros al sureste del

camino que en la actualidad es la avenida Flor de Amancaes.

Montículo K: Pequeño montículo situado inmediatamente al sureste del camino

que en la actualidad es la avenida Flor de Amancaes, a 100 m. al este del montículo BD3

del brazo derecho de La Florida.

Montículo L: Junto con el Montículo G es uno de los que tuvieron mayor

envergadura en el Complejo Amancaes después del cuerpo central de La Florida. Tuvo una

planta irregular. Podemos definirlo como un cuadrado de aproximadamente 110 x 95 m.

que tuvo un apéndice en su esquina oeste de unos 90 m. de largo por 15 m. de ancho y que

también tuvo otra prolongación amplia hacia su esquina sur, de aproximadamente 64 x 45

m. El extremo oeste del apéndice estuvo a unos 200 m. al sureste del montículo BD1 del

brazo derecho de La Florida. Todo el volumen del montículo se encontraba al este de la

curva que hacía el antiguo camino que, partiendo de la Alameda de Los Descalzos, se

dirigía hacia la pampa de Amancaes, siendo esta curva en la actualidad la esquina de la

Avenida Flor de Amancaes y la calle Cajatambo. En una foto oblicua del SAN de 1942

182
(Fig. 62) puede notarse que la altura de este montículo fue semejante a los montículos que

conformaron los brazos del templo en U de La Florida. En la actualidad donde estuvo el

Montículo L está la urbanización Ciudad y Campo.

Montículo M: Pequeño montículo de planta circular situado a unos 145 m. al este

del Montículo L. Midió unos 30 x 30 m. No se observan otras evidencias en su superficie.

Situado donde actualmente es la urbanización Ciudad y Campo.

Montículo N: Pequeño montículo de planta circular situado a 70 m. al suroeste del

Montículo M y a 128 m. al sureste del Montículo L. Midió unos 30 x 25 m. También en la

actual urbanización Ciudad y Campo.

Montículo Ñ: Montículo de planta irregular semi rectangular ubicado a unos 70 m.

al sureste del “apéndice” de tierra más voluminoso del Montículo L. Midió

aproximadamente unos 40 x 25 m. Estuvo a pocos metros al noreste del camino afirmado

que conducía a la pampa de Amancaes y que ahora es la calle Cajatambo. Otro detalle es

que se sitúa en el mismo eje del pequeño templo en U de Los Manzanos. También donde es

actualmente la urbanización Ciudad y Campo.

Montículo O: Pequeño montículo de planta semicuadrangular situado a unos 135

m. al sureste del Montículo N. Midió unos 20 x 20 m. Estuvo en las inmediaciones de las

instalaciones de una casa hacienda y cerca de la ladera noroeste del cerro de Las Ramas. No

se observan otros detalles en su superficie. Se ubicó en terrenos de la actual urbanización

Ciudad y Campo.

Montículo P: Vino a ser el brazo izquierdo del templo en U de Los Manzanos.

Pequeño montículo de planta rectangular, ubicado a unos 85 m. al sureste del extremo sur

del Montículo G. Midió unos 50 x 20 m. El montículo se prolongaba hacia el noreste,

siendo originalmente simétrico con el Montículo R (brazo derecho de Los Manzanos).

183
Montículo Q: Vino a ser el cuerpo central del templo en U de Los Manzanos. A

unos 128 m. al sureste del extremo sur del Montículo G. Midió unos 55 m. de largo por 35

m. de ancho. Tuvo una planta rectangular. No se observa evidencia de alas laterales, solo

fue una sola plataforma. Por las fotos oblicuas que disponemos podemos percibir que tuvo

cierta altura (Fig. 63).

Montículo R: Vino a ser el brazo derecho del templo en U de Los Manzanos. A 15

m. al este de la esquina sur del Montículo Q. Tuvo una planta rectangular y sus medidas

fueron 95 m. de largo y 15 m. de ancho. No se observan otros detalles en su superficie y da

la impresión que estuvieron alineados con él en un mismo eje los montículos M y N.

Montículo S: Pequeño montículo de planta alargada situado a la mano izquierda del

camino que conducía de la Alameda de los Bobos a la pampa de Amancaes, hoy calle

Sanchez. Inmediatamente al suroeste del montículo se situaron unas instalaciones

modernas. Se situó a 224 m. al sureste del Montículo R y midió unos 45 x 15 m.

Montículo T: Situado inmediatamente al sureste del Montículo S pero a la mano

derecha del camino que conducía a la pampa de Amancaes (hoy calle Sánchez). Tuvo una

planta semi circular y midió unos 20 x 20 m. Da la impresión que originalmente con el

Montículo S fueron un solo montículo. La zona donde estuvo se encuentra actualmente en

los terrenos del colegio María Parado de Bellido.

Montículo U: Pequeño montículo de planta circular situado a 50 m. al sur del

Montículo T. Midió unos 15 x 10 m. Cerca de la esquina que hacían dos calles o vías que

conformaron el antiguo camino a la pampa de Amancaes, hoy calles “Camino de

Amancaes” y Sánchez.

184
Montículo V: Pequeño montículo de planta circular situado a 40 m. al sureste del

Montículo U. Midió 10 x 10 m. Actualmente en la zona donde se ubicó y en donde estuvo

el montículo U se encuentra el colegio María Parado de Bellido.

Montículo W: Montículo de planta irregular, semejando un montículo circular

central con dos “lenguas de tierra” o proyecciones hacia el suroeste y el sureste. Se situó a

unos 128 m. al este del Montículo T. Su proyección al suroeste midió 40 m. y la dirigida al

sureste fue de unos 70 m. A unos 110 m. al norte se encontraba el inicio de la ladera

suroeste del cerro de Las Ramas. No se observan otros detalles. Se ubica en terrenos del

actual colegio María Parado de Bellido.

Montículo X: Tiene en planta una forma irregular situada frente al anterior

montículo. Al tener una forma semejante al anterior a manera de su reflejo, su extremo

noreste (de 35 m. ) pareciera “unirse” con la proyección suroeste del anterior montículo,

mientras que su otra proyección o “lengua de tierra” (sureste) (de 70 m.) es casi paralela a

la proyección sureste del Montículo W. Es probable que originalmente ambos montículos

hayan conformado uno solo, formando una suerte de un montículo de planta en forma de U

pero con un eje hacia el sureste. Se situó también en los actuales terrenos del colegio María

Parado de Bellido.

Montículo Y: Situado a 80 m. al sureste del extremo de la proyección sureste del

Montículo W. Tuvo una planta alargada y midió unos 45 x 10 m. También a unos 135 m. al

norte se situó la ladera suroeste del cerro de Las Ramas. Se sitúa alineado con el eje mayor

de la proyección sureste del Montículo W (como si hubiera sido originalmente la

prolongación de éste). Se ubicó donde actualmente es el Club de Tiro.

185
Montículo Z: Montículo de planta alargada, situado a unos 65 m. al sur del extremo

sureste de la prolongación sureste del Montículo X. Midió unos 64 x 10 m. Su eje mayor es

paralelo al del Montículo Y. También se ubicó donde actualmente está el Club de Tiro.

Estos 27 montículos vendrían a agregarse a los 21 que conformaron propiamente el

templo en U de La Florida, con lo cual el temprano Complejo de Amancaes se conformó

con un total de 48 montículos o unidades arquitectónicas, de los cuales lamentablemente

sólo subsisten en la actualidad tres. De todas formas la escala, organización y planificación

de este complejo de estructuras evidencia que para las sociedades del Período Inicial toda

esta zona del Rímac fue considerablemente importante. Es posible que todas estas

estructuras en su época de auge hayan conformado el centro ceremonial más grande e

importante del valle del Rímac. Una cuestión a tomar en cuenta por las siluetas y vestigios

que presentaban estos montículos en las fotos aéreas de 1944 es que pareciera que varios de

ellos fueron paulatinamente recortados por la progresiva ampliación de las áreas agrícolas

de estas haciendas desde la época colonial y en tiempos republicanos. Así, es posible que

no sólo hayan sido de mayor magnitud en área y tamaño, sino que posiblemente existieron

más de ellos, y también hay la posibilidad que haya existido otro templo en U pequeño

como Los Manzanos. Esta posibilidad se sustenta en la existencia de otros ejemplos de

“complejos” de templos en U, como el de Huando en el valle de Chancay y el del bajo

Chillón-Rímac, ya señalados.

Es probable también que en los espacios vacíos entre montículo y montículo se

hayan emplazado algunas plazas, aunque por el momento no nos aventuramos a señalar

alguna. Fuera de la plaza central del pequeño templo en U de Los Manzanos, pudieron

186
existir otros espacios abiertos, como al parecer entre el brazo derecho de La Florida y los

montículos L y G45.

Hay la posibilidad que el complejo se haya extendido hasta el área actual del

Convento de Los Descalzos e inclusive hasta las mismas faldas del cerro San Cristóbal,

pero para 1944 toda esta área ya era zona urbana desde tiempos coloniales. Al parecer más

al suroeste de la actual Avenida Alcazar no se encontraban más montículos de este

complejo, aunque es posible que la ampliación de las chacras los hayan destruído. Algo que

vale la pena mencionar es la existencia de una huaca situada en terrenos contiguos al actual

colegio Ricardo Bentín del Rímac, a aproximadamente 1 Km. al sur de Huaca La Florida.

Esta huaca se llamó Estebita y subsistió hasta 1950, fecha en que fue demolida (Ravines,

1985:96). No tenemos mayores referencias de ella, no teniendo idea de su filiación

cronológica. Por ello no nos aventuramos a considerarla como parte del Complejo

Amancaes, pero no descartamos que haya tenido una ocupación temprana.

5c. Descripción de estructuras y otros vestigios situados en los cerros Arrastre Bajo,

San Jerónimo, Las Ramas y en la pampa de Amancaes.

El registro de evidencias arqueológicas del Complejo Amancaes se complementa

con los vestigios arqueológicos existentes en las laderas y cimas de los cerros vecinos, que

circundan toda la pampa de Amancaes. Como antecedentes, señalaremos que Middendorf

en 1893 señaló una estructura de piedra en una de las cimas del cerro Arrastre Bajo.

Posteriormente Rosselló (1997) señaló la existencia de geoglifos en la superficie de la

pampa de Amancaes y de un hallazgo de fragmentería de cerámica en el cerro San

45
Curiosamente el cuerpo central de La Florida y estos dos montículos fueron los tres más grandes de todo el
complejo Amancaes.

187
Cristóbal. Finalmente Chamorro (2003) menciona unos 3 sitios tempranos ubicados en la

cima del cerro Las Ramas.

En el cerro Arrastre Bajo, que es el más próximo a La Florida, Middendorf

documentó una estructura en una de sus cimas. En su texto no menciona el nombre del

cerro donde se encontraba esta estructura (solo menciona que se encontraba junto a la

pampa de Amancaes) pero da un dato que nos ha permitido señalar que se refería a esta

colina: “A pesar de que la ascensión a las alturas que separan el valle de Amancaes del

valle del Rímac es algo penoso...El valle es cerrado por un estribo, sobre el que, como un

botón, se yergue un cerro en forma de cono.” (El resaltado es nuestro) (Middendorf,

1973:447 [1893]). Más adelante señala que situado en esta cima se distinguía: “Sólo por

un lado, el septentrional, la mirada está limitada por el San Jerónimo, que se encuentra a

nuestra espalda y cuya cumbre, como casi siempre, está envuelta, hasta muy abajo por

espesas nubes.” (Middendorf, 1973:447 [1893]). Si observamos en planta como se

distribuyen los cerros alrededor de la Pampa de Amancaes notaremos que es precisamente

el Arrastre Bajo el que “cierra” o “separa” lo que Middendorf denomina “valle de

Amancaes” (la pampa de Amancaes) del resto del valle del Rímac. Y también a cualquier

espectador situado en la cima de este cerro le cierra su visión por el norte el cerro San

Jerónimo. La pregunta que sigue es ¿A cual de las cimas del Arrastre Bajo se refería

Middendorf? Para empezar, la descripción que da de la estructura de piedra situadas en esta

cima es la siguiente: “Toda la colina está densamente poblada de altas plantas de lirios, y

en la misma cumbre hay un pequeño espacio redondo y libre, rodeado de bloques de

granito, como si éstos hubieran sido colocados allí intencionalmente para utilizarlos como

asiento. Es probable que su existencia, no sea casual, pues la configuración del espacio y

su situación hacen suponer que en tiempos remotos puede haber servido para fines

188
religiosos.” (Middendorf, 1973:447 [1893]). La cima más elevada del cerro Arrastre Bajo

tiene una altitud de 455 msnm. y tiene efectivamente forma de cono. Pensamos, sin

embargo, que no se refiere a ésta, debido a que nosotros hemos subido y no hemos

encontrado vestigio alguno de una estructura de piedra de éstas características. Nosotros

pensamos que se refería a una cima más baja situada sobre el punto en que la cresta que

desciende hacia el sureste de la cima más alta se bifurca en dos crestas más pequeñas que

descienden: una hacia el sureste (la cresta que al terminar se “une” precisamente con el

extremo noreste del brazo izquierdo del templo en U de La Florida) y otra hacia el sur,

cresta que termina a poca distancia del extremo noreste del Montículo BI1. Estas dos

crestas encierran una pequeña hoyada donde, por la foto aérea de 1944, podemos distinguir

lo que parece ser un extenso cementerio totalmente saqueado. No sabríamos decir a que

período correspondieron las tumbas situadas allí, pero pudo ser utilizado desde el Período

Inicial y seguir siendo usado hasta tiempos tardíos. Pensamos que en esta cima que es

punto de bifurcación de las crestas estuvo la estructura de piedra que menciona

Middendorf. Nosotros hemos ascendido a este lugar y hemos notado que algunas piedras

guardan cierto orden alrededor de un espacio aparentemente circular. Lamentablemente las

casas del asentamiento humano Ramón Castilla se encuentran a escasos metros abajo y la

zona se encuentra con basura. Además da la impresión de que los invasores desmontaron

las piedras más fáciles de traslado de ésta estructura para sus viviendas.

De todas formas ¿Cómo saber que esta estructura de piedra circular fue

contemporánea con el templo en U de La Florida? Lo pensamos debido a que el extremo

del brazo izquierdo llega a “unirse” con el inicio de la ladera de la cresta que baja de esta

cima. Ascendiendo por esta cresta como vía de acceso natural se puede llegar a esta

estructura de piedra. Sería la única evidencia que probaría cierta relación entre ambos.

189
Otras estructuras más llamativas se encuentran en toda la cresta que asciende por el

suroeste a la cima del cerro San Jerónimo, y en la cima misma de este cerro. Para ascender

a la cima de esta montaña, la más alta de todos los cerros que rodean la pampa de

Amancaes, se llega a la parte más elevada de la pampa propiamente dicha situada entre las

laderas de los cerros Arrastre Bajo y San Jerónimo y luego se asciende hasta un “abra”, el

punto más bajo de la cresta que une ambos cerros. Luego desde este punto se asciende por

la cresta que sube hacia el noreste hacia la cima misma del San Jerónimo. A poca distancia,

ascendiendo desde el abra, uno llega a una serie de terraplenes o plataformas sostenidas por

muros de contención de piedra unida con argamasa de barro. En algunas zonas estas

plataformas son bastante amplias, la mayoría de planta rectangular, amoldándose a la

topografía del cerro. A medida que uno asciende encuentra cada cierta distancia terraplenes

aislados o en grupo. A unos 100 metros de la cima (en altura) se inicia una escalinata con

peldaños de piedra canteada (en algunos casos bastante acabados) que evidencia que sus

constructores pusieron una especial dedicación en que las personas que asciendan a la cima

realicen este último tramo de una forma más cómoda que todo el tramo de ascenso inicial

(Fig. 66 y 68). En varios tramos de esta escalinata pueden distinguirse los muros de

contención que soportaban todo el relleno de la misma (Fig. 67). Al término de la

escalinata se llega a la cima del San Jerónimo, a 755 msnm. Desde allí se tiene un

panorama de todo el valle bajo del Rímac (Fig. 72 y 74) y de buena parte del valle bajo del

Chillón. También se vislumbra parte del valle medio del Rímac y casi toda la amplitud de

la quebrada de Cantogrande (Fig. 73). No hay punto más elevado en toda esta cadena de

cerros que esta cima. En la zona de la cima que mira hacia el este se encuentra una pequeña

“planicie” semi inclinada hacia el norte donde se encuentran los vestigios de un poblado de

medianas dimensiones (Fig. 69). Se nota que las casas o estructuras fueron hechas de piedra

190
y tuvieron una planta ortogonal, notándose en algunas de ellas piedras grandes formando

las jambas de las puertas de acceso a las mismas. En varias de ellas pudimos notar pozos de

relativa profundidad revestidos de piedra y que pudieron ser tumbas o almacenes (Fig. 70).

En la ladera o cresta que baja de la cima del San Jerónimo hacia el cerro Segundo existen

también algunas terrazas sostenidas con muros de contención de piedra. En toda la

superficie de esta pequeña aldea hay cerámica (Fig. 71).

De todas las evidencias arqueológicas dispersas en estos cerros, las estructuras en la

cima del San Jerónimo constituyen las de mayor complejidad y envergadura. Hemos

denominado al sitio “Cerro San Jerónimo” y creemos que pudo tener relación con La

Florida. Es probable que la aldea haya sido ocupada desde el Período Inicial y que tuvo una

ocupación importante hasta los inicios del período Intermedio Temprano.

Pensamos que tanto las estructuras del cerro Arrastre Bajo como del San Jerónimo

tuvieron una relación con el templo en U de La Florida y con todo el Complejo Amancaes

porque para otros templos en U se han hallado estructuras en la cima de los cerros situados

frente a su eje o a alguno de sus brazos, como es el caso de Garagay con las estructuras en

la cima del cerro Mulería (Traslaviña, et. al., 2007:33-34) y de Chacra Socorro A con las

evidencias en la cima del cerro Mirador (Cárdenas, 2004:2-3).

La Florida está orientada en su eje hacia una de las cimas del cerro Segundo, cerro

contiguo hacia el sur del San Jerónimo. Nosotros hemos ascendido a esta cima y no hemos

encontrado vestigio alguno de estructuras. Bajando por la ladera del cerro Segundo hacia el

sur se llega al abra del cerro Segundo con el cerro Observatorio. Por esta abra uno puede

comunicarse con la quebrada de Cantogrande y bajar a una pequeña hoyada donde se situó,

por las fotos aéreas de 1944, una estructura de piedra de planta cuadrangular que tuvo

varias plataformas, patios, plazas circulares, etc. que se ha denominado la “Estructura

191
Precerámica del Cuello de Amancaes” (Rosselló, 1978:532, 1997:73), “Centro ceremonial

de Canto Grande” (Chumpitaz, 1999:14) y 15 de Enero (Chamorro, 2003:21, Narváez,

2006:118). Creemos que aunque han asignado tentativamente esta estructura al período

Precerámico Tardío, es probable que haya tenido alguna relación con Huaca La Florida.

Hemos detectado por las fotos aéreas de 1944 unas líneas, rayas o trazos que

vendrían a ser geoglifos situados frente a La Florida en la pampa de Amancaes, algo que

fue previamente mencionado por Rosselló (1997:74). Lo que podemos distinguir hasta el

momento son dos líneas o rayas paralelas separadas por algo de 30 m. que se proyectan

desde las cercanías de la zona donde culminan los campos agrícolas y comienzan los

terrenos desérticos de la pampa de Amancaes, prolongándose hasta el inicio de las laderas

del cerro Segundo (Fig. 75). La raya o línea más norteña se encontraba a 128 m. al este de

la ladera del cerro Arrastre Bajo que se unía con el extremo del brazo izquierdo de La

Florida. Proyectando las dos líneas hacia el cuerpo central, se alinean perfectamente con el

eje del vestíbulo, del hipotético atrio y del núcleo del cuerpo central. Por esta evidencia

creemos que prueba su filiación con La Florida y su ubicación cronológica. Debe

mencionarse, por otro lado, que no son los únicos geoglifos de la zona. Frente a Pampa de

Cueva, en la extensión del suelo de la quebrada que desciende del cerro San Jerónimo se

encontraba también un geoglifo (Mejía, 1978:508, Rodríguez, 1997:7,11). Fueron, sin

embargo, las evidencias más importantes, el gran complejo de geoglifos de Cantogrande,

situado en toda la extensión de la quebrada del mismo nombre (Rosselló, 1978:522,

1997:xvii). Otros geoglifos también han sido fechados para el período Precerámico Tardío

y para el Período Inicial (Rosselló, 1997:xviii, 72). Finalmente Rosselló menciona que en la

cima del cerro San Cristóbal ubicó fragmentería cerámica del Período Inicial (1997:xii).

192
Por su parte Anderson Chamorro menciona a 3 sitios ubicados en la cima del cerro

Las Ramas que denomina Cerro Gramal, Cerro Santa Rosa y Cerro El Altillo. Llama la

atención que al primero lo asigna al período Inicial, mientras que a los otros 2 los asigna al

Horizonte Temprano. Cerro Gramal lo describe como “tiene 3 muros que circundan a una

pequeña estructura cuadrangular en la cima del mismo” (Chamorro, 2003:22), que la

cerámica se asocia al estilo Colinas de Ancón y que se asemeja a Cerro Lurigancho46. Cerro

Santa Rosa lo describe como “pequeñas terrazas de piedra de cerro, asociadas a material

orgánico, moluscos, especialmente en la ladera que mira a la Pampa de Amancaes

(Rímac).” (Chamorro, 2003:23) agregando que la cerámica es del Horizonte Temprano y

del estilo Blanco sobre Rojo. Por último para Cerro El Altillo menciona “No se aprecia

arquitectura visible, pero sin embargo encontramos evidencia significativa de una

actividad doméstica, inferida a partir de restos orgánicos, moluscos y alfarería.”

(Chamorro, 2003:22) y que la cerámica es “llana” y de “pasta marrón” afiliándose al

Horizonte Temprano.

Para terminar en el cerro Observatorio Chamorro (2003:27) menciona que en la

parte baja de la ladera sur de este cerro (próximo al abra que lo separa de Las Ramas) se

ubica un sitio que denomina Cerro Las Ramas (aunque se ubique en el cerro Observatorio)

y que describe como “un pequeño asentamiento compuesto por una serie de recintos y un

gran patio. Por la evidencia superficial de material orgánico, ceniza, moluscos y los

fragmentos de cerámica, se infiere que es un sitio con actividad doméstica muy

significativa.”. Aunque lo asigna al Horizonte Tardío (época Inca) es probable que haya

tenido una ocupación anterior, y que esta pueda haberse iniciado en el Formativo.

46
Otro sitio temprano situado en la cima de un cerro situado al otro lado de la quebrada de Cantogrande y que
coincidentemente se ubica frente a otro templo en U: Azcarrunz.

193
CAPITULO VI

ANÁLISIS DE LOS DATOS ARQUITECTÓNICOS Y ESTRATIGRÁFICOS DEL

CUERPO CENTRAL

De los tres montículos que sobreviven de Huaca La Florida y de todo el Complejo

Amancaes es el cuerpo central el que más datos ha proporcionado para tratar de elaborar

una secuencia constructiva o secuencia cronológica para el sitio (Fig. 76).

Paradójicamente, han sido los cortes efectuados en el cuerpo central por la

Compañía Chancadora en la década del cincuenta los que han permitido que se exhiban

perfiles donde se ha analizado la estratigrafía expuesta. Estos cortes se efectuaron sobre

todo en los flancos noroeste y suroeste del ala izquierda. Creemos que se habría continuado

afectando todo el contorno de la huaca de no ser por las denuncias de Tello y Mejía en 1946

y Casafranca, Mejía y Rosselló en 1955.

Al parecer, la Compañía Chancadora realizó cortes y extracciones de material hasta

1955 en todo el contorno suroeste del ala izquierda, desde el flanco noroeste de la

Plataforma C hasta el punto donde se inicia el flanco noroeste del ala izquierda. Los cortes

de la chancadora prosiguieron a esta altura hacia el noreste, realizando una profunda

trinchera o corte que literalmente seccionó este extremo del ala izquierda, dejando hacia el

noroeste una pequeña porción de la misma o “mojón”. Este corte o trinchera debió ser

profundo, ya que Mejía comparó la estratigrafía del perfil expuesto aquí con el perfil

situado entre la Plataforma C y el inicio del ala, reconociendo las mismas capas en ambos.

Actualmente toda esta trinchera se encuentra cubierta de desmonte, al igual que parte del

flanco suroeste del ala izquierda.

194
En la actualidad sólo dos sectores de todo este flanco de la huaca están libres de

desmonte y basura, lo que ha permitido el registro de la estratigrafía y las etapas

constructivas. El sector situado al noroeste de la Plataforma C del núcleo, que se encuentra

justo debajo de la esquina oeste de la Plataforma A y se extiende hasta el inicio del flanco

suroeste del ala izquierda. Toda esta zona exhibe un continuado corte o perfil que nosotros

hemos denominado “Perfil A” (Fig. 81). Aquí se ubica el “Corte B” de Mejía (Mejía,

1978:496-498, 500-502) y el perfil documentado por Patterson (1985:62). Las fotografías

de la época revelan que el perfil expuesto era el doble de alto que lo que se observa

actualmente (Fig. 78 y 79). El otro sector está situado en lo que vendría a ser la esquina

oeste del ala izquierda o zona donde el flanco o talud de la misma “tuerce” hacia el norte.

Lo hemos denominado “Perfil B”. Es una zona colindante por el sur con una antigua

estructura de cemento de la chancadora y que fue el inicio por el suroeste del corte o

trinchera que la chancadora efectuó en esta parte del ala izquierda (Fig. 82).

Existe otro perfil que nosotros hemos registrado en el cuerpo central. Este es el

“Perfil C” que está situado en la esquina sureste de la Plataforma C (Mejía, 1978:502-503)

(Fig. 83). Asimismo, en el frontis noreste de la Plataforma D, está el Perfil D, y en la ladera

sur de la Plataforma E se encuentra el Perfil E. También es importante incidir en que todo

el flanco suroeste de la Plataforma C, que mira en toda su longitud a la Calle 11, exhibe un

largo corte o perfil, efectuado al abrirse la Calle 11, pero que se encuentra parcialmente

sepultado por desmonte, jardineras, plantas y árboles, lo que ha dificultado su registro47.

Antes de mencionar el registro efectuado por nosotros es importante que primero

hagamos mención al detalle de los datos que nos proporcionaron las dos personas que nos

han antecedido en esta investigación: Toribio Mejía y Thomas Patterson. Es importante la

47
Vendría a ser como el perfil que “conecta” los perfiles A y C del cuerpo central.

195
aclaración que al mencionar la descripción de capas de estos cortes o perfiles (en los casos

de los de Mejía y en el nuestro en el Perfil C) se describen las capas en un orden de abajo

hacia arriba (desde la más antigua hasta la más reciente).

6a. Los registros de Mejía Xesspe.

En su primera visita en Setiembre de 1955, Mejía Xesspe reconoció dos zonas

principales donde los cortes de extracción de la chancadora habían sido bastante profundos

(Fig. 77): en todo el contorno de la esquina oeste del núcleo, lugar que Mejía denomina

Corte B (Mejía, 1978:500) (Figs. 104 y 105) y de donde también recogió cerámica de un

estrato y, el otro situado en la esquina oeste del ala izquierda y en su flanco noroeste, lugar

que denominó Corte A (Mejía, 1978:499). En esa visita realizó el registro de un perfil en el

Corte B y en una cuarta visita junto con Muelle realizan el registro del Corte A, recogen

cerámica, incluyendo la primera vasija entera extraída de Huaca La Florida.

Corte B

El Corte B de Mejía se situó en todo el contorno de la esquina oeste del núcleo,

afectando el extremo noroeste de la Plataforma C y llegando al límite en que se inicia el

talud abrupto de la Plataforma A. El corte se extiende hasta el punto de unión con el ala

izquierda y da la impresión como si hubiera continuado más hacia el norte. Este corte lo

registramos el 2005 como Perfil A y aquí también Patterson dibujó su perfil de 1985.

El sábado 17 de Setiembre de 1955, Mejía realizó un boceto de un perfil

estratigráfico que se notaba en este corte. Este perfil creemos ubicarlo entre los muros A6 y

A5 del Perfil A que nosotros registramos el 2005 en el sitio (habiendo sido el Relleno A6

la Capa E del perfil de Mejía). Afirmamos esto gracias a las fotografías que se encuentran

en el MAA-UNMSM (Fig. 79) y a las fotos proporcionadas por Hermilio Rosas (en la cual

196
la Foto 3 muestra el lugar exacto donde Mejía recogió sus primeros fragmentos y donde

hizo el registro del perfil (Fig. 80)). De acuerdo con Mejía Xesspe, la estratigrafía en este

corte era la siguiente:

Capa A: Grava fina con arena limpia (1 m. de espesor desde el nivel del suelo en

1955)

Capa B: Arcilla compacta de color amarillento (40 cm. de espesor)

Capa C: Residuos orgánicos (20 a 40 cm. de espesor)

Capa D: Arcilla compacta (20 a 25 cm. de espesor)

Capa E: Muros de contención de piedra y relleno (20 m. de espesor)

Para la Capa A indica que también se conforma de cantos rodados (Mejía,

1978:501). Para la Capa C menciona que se compone de “varias láminas cenicientas y de

tierra arenosa que aprisionan fragmentos de moluscos marinos azulados o choros (Mytilus

chorus, Molina) y algunos trozos de cerámica negra con decoración incisa perteneciente a

cántaros globulares, a juzgar por el espesor y superficie no pulimentada de la cara

interior; y pedazos de bordes de olla o taza con perfil en “coma”, característicos de

vasijas finas y utilitarias de estilo Chavín.” (Mejía, 1978:501). Se registró además que

también conformaban esta capa ceniza, carbón, conchas de choros o almejas y alfarería fina

y utilitaria, éstas de color chocolate (marrón), rojo ladrillo y negro, con decoración de

líneas paralelas y algunas con relieves (TMX-375, IRA-PUCP).

Para la Capa D, se observaron adobes hechos a mano (TMX-375, IRA-PUCP) y

también piedras rodadas, grumos de tierra, adobes cuadrangulares (cúbicos y que al parecer

pudieron estar conformando una estructura o muro in situ) y también un adobe “elipsoide”

que tuvo huellas impresas de tejido burdo. Las medidas de los adobes cuadrangulares

197
fueron: 14 cm. de largo x 18 cm. de ancho x 14 cm. de alto, y del elipsoide fue: 19 cm. de

largo x 15 cm. de ancho x 13 cm. de alto (TMX-522, IRA-PUCP).

Para la Capa E (que vendría a ser toda la arquitectura de piedra unida con argamasa

de barro hasta la cima de la huaca) menciona la presencia de adobitos cuadrangulares

formando parte del relleno (Mejía, 1978:501-502) y que la conformaban “5 estructuras”

(TMX-371, IRA-PUCP).

Al parecer fue de una muestra proveniente del estrato C del cual se realiza el primer

fechado radiocarbónico del sitio (Muestra N-44: 3760+-170 BP).

Corte A

Este corte se ubicó en la esquina oeste del ala izquierda y en su flanco noroeste.

Mejía le da a la trinchera las siguientes medidas: 50 m. de longitud, 8 a 10 m. de ancho y 5

a 8 m. de alto. Agrega también que las cinco capas de estratificación que lo conforman

aparecen bien marcadas en el lado más alto o sur de la zanja, y que en el lado opuesto (que

vendría a ser el lado norte ubicado en el pequeño mojón que quedó del ala izquierda hacia

esa zona) solamente aparecían tres de ellas. Por lo tanto el Corte A propiamente dicho

estuvo en el lado sur de esta zanja. El extremo suroeste de la trinchera esta aquí expuesto y

lo hemos designado Perfil B.

La estratigrafía del Corte A de Mejía es la siguiente:

Capa A: Grava fina con arena limpia

Capa B: Arena fina y limpia de color gris (30 a 40 cm. de espesor)

Capa C: Residuos orgánicos (70 a 80 cm. de espesor)

Capa D: Arcilla compacta y grumos de tierra amasada (20 a 30 cm. de espesor)

Capa E: Muros de contención de piedra y relleno (5 a 10 m. de espesor)

198
Para la Capa C Mejía anota las siguientes características: “acumulación de residuos

orgánicos: trozos de moluscos marinos, ceniza, grumos de arcilla amarillenta, piedras

menudas y tierra suelta, que se extiende sobre la capa b), cuyo espesor es de 70 a 80 cm.

Este estrato es netamente arqueológico, porque en él existen vestigios de habitabilidad

humana con muestras de alfarería ceremonial y utilitaria, entre ellas una pequeña vasija

globular con dos tubos o picos y una asa plana, ligeramente arqueada, de estilo Paracas o

Pre-Nievería, anotada mas adelante. Los fragmentos de alfarería negra tienen

decoraciones incisas de lineas rectas y curvas de estilo Chavin, y los bordes de vasijas de

color marrón y chocolate son reforzados intencionalmente, cuyos perfiles acusan formas

de “coma” y de bisel a uno y otro lado del labio.” (Mejía, 1978:500). A esto se agregan

piedras angulosas y pequeñas, fragmentos de cerámica roja con incisiones curvas y algas

(TMX-375, IRA-PUCP). Mejía Xesspe consideró que la botella de doble pico y asa puente

encontrado aquí puede asignarse a la época Cavernas de Paracas o a Blanco sobre Rojo, y

que esta capa también podría subdividirse en dos sub – capas: la primera de arcilla de color

amarillento mezclado con algunas piedras angulares y pequeñas (donde se encontró la

botella de doble pico y asa puente) y la segunda de tierra suelta con grumos, restos de

basura (conchas y algas) donde ubicaron fragmentos de cerámica incisos.

Para la Capa D menciona la presencia de cerámica utilitaria de color rojo y marrón y

para la Capa E observó adobitos cuadrangulares y elipsoides y también tumbas tardías

intrusivas en las plataformas superiores (Mejía, 1978:500).

Corte C

En 1977, Mejía Xesspe registró un perfil más, ubicado unos 50 m. al sur del Corte

B, aproximadamente a la mitad del flanco suroeste de la Plataforma C, dando frente a la

Calle 11. Todo el flanco que la Plataforma C exhibe hacia la Calle 11 fue cortado

199
precisamente para poder realizar el trazado de la calle y podría decirse que desde el Corte B

hasta el extremo sureste de la Plataforma C es en la práctica un solo corte o perfil.

Lamentablemente en la actualidad toda esta zona se encuentra casi sepultada por desmonte

y jardines. Registramos, en el extremo sureste de este flanco, una serie de muros y rellenos

que denominamos Perfil C y en donde hicimos el dibujo de un perfil estratigráfico.

Las capas mencionadas por Mejía en su publicación de 1978 son las siguientes:

Capa A: Grava

Capa B: Arcilla compacta (5 cm. de espesor)

Capa C: Basura arqueológica (40 cm. de espesor)

Capa D: Tierra grumosa (5 a 9 cm. de espesor)

Capa E: Muros de piedra

Mejía menciona de la Capa C que aparecieron adobitos cuadrangulares, al parecer

no conformando estructuras sino mezclados en el relleno, cuyas medidas fueron 19 cm. de

largo x 18 cm. de ancho x 14 cm. de alto y que tuvieron las aristas redondeadas (lo que

interpreta como evidencia que fueron hechos con las manos) y que no observó adobitos

“lenticulares o semiesféricos” (podría referirse a “elipsoides” como los que observó en la

capa E del Corte A). También menciona la presencia de moluscos, fragmentos de cerámica

negra y marrón (señalando que los fragmentos que observó son monócromos). Otra

apreciación importante es que señala la presencia de un “muro bajo” en la Capa C, que tuvo

un alto de 40 cm.48, que fue hecho de tierra grumosa, que tuvo la “cara exterior” enlucida

con barro del mismo material y también tuvo “cierta inclinación hacia adentro”. Sobre el

mismo muro menciona que “da la impresión de ser muy antiguo, tal vez fundamento de

48
Da a entender que la base del mismo estuvo a la altura del punto de unión de las capas B y C y que su
cabecera estuvo donde se unían las capas C y D, teniendo el alto de la capa.

200
algún edificio o de un parapeto, porque la cara superior se encuentra desgastada con el

borde exterior biselado.” (Mejía, 1978:502). Otro dato de la Capa C es que “Este muro

(refiriéndose al anterior) se halla cubierto por dos o tres delgadas capas de basura, ceniza

y conchas marinas,…” (Mejía, 1978:502). Por esto podemos suponer que este “muro bajo”

dividía el material de la Capa C en dos zonas: la zona donde se situaron estas 3 capas que

fue el “exterior” del muro (y hacia donde pensamos se encontraba la cara enlucida) y el

material situado al otro lado del muro, que pensamos pudo ser el relleno que éste contuvo.

Estas 3 capas pueden ser la prueba de 3 momentos de ocupación de esta zona.

Mejía registró el Corte C a partir de tres perfiles (TMX-522, IRA-PUCP). Estos

perfiles los hemos denominado Corte C-1, C-2 y C-3. Revisando la estratigrafía de cada

uno de ellos pudimos constatar que ninguno de ellos se corresponde con el orden de las

capas anotado para el “Corte C” publicado en 1978. Este “Corte C” reúne características de

los cortes C-1 y C-3 y en verdad fue “construido” por Mejía juntando características de los

dos anteriores. Esto se comprueba también porque la ubicación del “Corte C” no coincide

con ninguna de las ubicaciones de los otros tres49.

Corte C-1 (Fig. 84)

Mejía ubica este corte en el “Lado oeste, calle 11” (TMX-522, IRA-PUCP). Por la

similitud en la estratigrafía con el perfil dibujado por nosotros el 2005 (las capas coinciden

em orden, características y grosor) creemos que se ubicó en el extremo sureste de la

Plataforma C, en la zona donde nosotros registramos nuestro Perfil C.

La estratigrafía es la siguiente:

Capa A: Piedras y barro (2.50 m. de espesor)

49
Vendría a ubicarse hipotéticamente a la mitad de la distancia de los cortes C-3 y C-2.

201
Capa B: Material orgánico (29 cm. de espesor) (se compuso de tres “subcapas”:

basura (1 a 2 cm. de espesor), tierra sucia (15 cm. de espesor) y la tercera también

de basura (12 cm. de espesor)

Capa C: Arcilla compacta

Capa D: En esta capa Mejía junta dos capas o estratos claramente diferenciados: un

primero de una masa de barro grumoso y el segundo de los muros y rellenos de

piedras angulosas, que conforman la arquitectura superior de la huaca.

El nivel de la calle 11 se encuentra al inicio de la Capa A. En la Capa A en la

superficie de unión con la Capa B se encuentra un piso horizontal de barro compacto, de 5 a

10 cm. de grosor. Sobre la Capa B las características que da de las capas son: para la

primera menciona que fue una capa de basura, carbón, ceniza, conchas de almejas y otros

desperdicios y, para la tercera, menciona que también es una capa de basura que tiene más

abundancia de conchas de almejas y de otras especies. No da más características de la

segunda. Algo importante es que para toda la Capa B no se encuentran restos de cerámica.

Para la Capa C menciona que la superficie que colinda con la Capa D es un piso. Para la

Capa D, específicamente para la segunda capa de la arquitectura de piedras angulosas,

menciona que existen muros verticales y que en el relleno hay algunas piedras rodadas de

tamaño mediano.

Corte C-2 (Fig. 85)

Este perfil se ubicó a unos 10 cm (¿?)50 al norte del Corte C-1 (TMX-522, IRA-

PUCP). Es el único perfil de Huaca La Florida cuyas capas más bajas se encuentran por

debajo del nivel de la calle 11.

La estratigrafía es la siguiente:

50
Nosotros pensamos que fue un error de Mejía y que en verdad se refería a metros.

202
Capa A: Cascajo fino mezclado con grumos de arcilla

Capa B: Capa de piedras o lajas sobre las cuales hay un piso

Capa C: Ceniza (Juntando las capas A, B y C hay 1 m. de espesor)

Capa D: Piedras y barro (2.20 m. de espesor)

Sobre la Capa B, menciona que las piedras o lajas están dispuestas horizontalmente

sobre la capa de cascajo más grueso y que el piso de barro es de arcilla compacta. Sobre la

Capa C menciona que es una capa de ceniza o basura del mismo color que la “capa

anterior”51. En esta capa no encontró cerámica y, también al parecer, esta capa se encuentra

a la altura de la calle 11.

Corte C-3 (Fig. 86)

Este corte se encontraba 50 m. al norte del corte C-2, y a 8 m. al sureste del Corte B

(TMX-522, IRA-PUCP). Creemos que se encuentra en la ladera suroeste de la Plataforma

C, a pocos metros al sureste de nuestro Perfil A. La estratigrafía es la siguiente:

Capa A: Grava fina

Capa B: Piso

Capa C: Basura arqueológica (40 cm. de espesor)

Capa D: Piso

Capa E: Basura arqueológica (Junto con la capa D son 40 cm. de espesor)

Capa F: Estructuras superiores de piedra angulosa

Para Mejía, la Capa A fue como una base de piedras rodadas menudas y sería el

estrato natural o el estéril. La capa B fue un piso de barro compacto. En la Capa C se

encontraron restos de cerámica utilitaria de colores negro y rojo. También un fragmento

fino de cántaro de superficie externa negra y de interior rojo ladrillo y un borde de un plato

51
No sabemos si se refiere al piso de barro o a la capa de ceniza presente en el perfil C-1.

203
o taza ligeramente biselado. Teniendo como cimiento la Capa C se yergue “un muro de

tierra grumosa con la cara exterior enlucida y orientada en sentido norte sur. Este muro es

bajo q’ tiene 40 cm. de altura cuya cara superior termina en chaflán, esto quiere decir q’

es un muro bajo especie de banco.” Menciona que sobre este muro estaría el piso de barro

(Capa D) y una capa de basura con conchas y cerámica (Capa E). Nosotros consideramos

que tanto este piso como el muro se construyeron sobre la Capa C de basura y están

estrechamente relacionados. Por su parte la Capa E de basura pertenece a una ocupación

que se llevó a cabo sobre ellos.

Datos adicionales se encuentran en el croquis elaborado por Mejía (TMX-375, IRA-

PUCP) (Fig. 77) donde menciona hacia el sureste de su plataforma F (lo denominamos

Plataforma E) que existe una: “Plataforma más baja que F, que se prolonga hacia el

oriente en cuyo piso inferior se ven restos de muros de adobitos con paredes enlucidas.”

En la publicación de este croquis (1978:517) aparece un “islote rocoso” al sur del ala

derecha, pero en la libreta de campo no aparece y comprobamos en el campo que no existe.

6b. Los registros de Thomas C. Patterson.

Thomas C. Patterson, visitó por primera vez La Florida en Agosto de 1962

(Patterson, 1985:67), regresando al sitio varias veces hasta 1970 (Patterson, comunicación

personal).

En realidad, Patterson nunca excavó en La Florida y su intervención en el sitio se

limitó a realizar el registro de un perfil expuesto y describir el sitio y una pequeña colección

de cerámica por él recuperada del perfil en cuestión. Asimismo, extrajo una muestra para

fechado radiocarbónico y proporcionó una serie de datos importantes relativos al lugar.

204
El perfil registrado por Patterson ilustra muros y rellenos que involucran tanto al

cuerpo central como al ala norte (el ala izquierda). Creemos que el único lugar donde se

pudo ubicar este perfil es en el punto de unión de las laderas suroeste del núcleo y del ala

izquierda, es decir, cerca o dentro de lo que Mejía denominó Corte B y nosotros

registramos como Perfil A.

Existen, sin embargo, varios problemas al correlacionar la información que él

proporciona con nuestros registros. Es probable que el perfil de Patterson haya estado

inmediatamente al norte del límite de nuestro Perfil A, una zona actualmente cubierta de

desmonte y basura y por lo cual nosotros no hemos podido registrarlo.

Ilustra en su registro dos capas horizontales (cantos rodados y grava y pavimento

arcilloso) que son uniformes en toda su ilustración y que sirven de base a los muros y

rellenos que se encuentran encima. Asimismo ilustra tres muros de contención que sería

sucesivas adiciones a la “pirámide central” (suponemos que es el núcleo) y con las cuales

fue construyéndose el ala izquierda. Los tres muros están inclinados hacia la derecha. Entre

el muro central y el situado hacia la derecha se grafica un relleno pero entre el muro central

y el situado hacia la izquierda muestra una secuencia estratigráfica de varios pisos y en

medio de ésta, un cuarto muro de piedra, perpendicular a los otros tres.

Creemos que es posible disgregar el perfil de Patterson en las siguientes capas y

elementos arquitectónicos (estando las capas en un orden de abajo a arriba) (Fig. 87):

-Capa A: Capa de cantos rodados y grava, que por lo que se ve es uniforme en todo

el dibujo. Vendría a ser el estrato natural o estéril.

-Capa B: Patterson lo menciona como “pequeños hoyos de basura doméstica,

encontrados cerca de la cima de la capa de cantos rodados y grava, representan

205
intentos de nivelar la antigua superficie antes de colocar el pavimento.” (Patterson,

1998:4).

-Capa C: Pavimento arcilloso (Piso1 o P1) de 40 cm. de espesor. Este estrato es

uniforme en todo el dibujo y Patterson acierta al afirmar que fue hecho

deliberadamente como base de las estructuras superiores.

-Muro 0: Lo que Patterson denomina en su descripción como el “muro frontal de la

pirámide central” (que no grafica en su dibujo y que vendría a estar situado a la

derecha del Muro A).

-Relleno 1 (R1): Es el relleno que contuvo el Muro A hacia el muro de la pirámide

central (Muro 0) situado hacia su derecha. Patterson asigna a este relleno la letra B,

pero lo sitúa equivocadamente en su dibujo (lo sitúa en el relleno situado entre los

muros A y C).

-Muro A: Primer muro de contención que aparece a la derecha en el dibujo.

-Relleno 2 (R2): Situado entre los muros A y C. Patterson le asigna en el dibujo la

letra B, confundiéndolo con el relleno que contuvo el muro A (el Relleno 1).

-Muro C: Muro que contuvo al Relleno 2. Patterson menciona que estuvo 8 m. hacia

el norte de A y que la superficie exterior de este muro estuvo enlucida (1985:61).

-Muro D: Muro orientado perpendicularmente hacia los muros A y C. Por lo que se

distingue en el dibujo la distancia entre el Muro D y el C no debió ser mucha.

Patterson grafica entre ambos muros 4 estratos de basura (B1, B2, B3 y B4)

separados por 4 pisos de arcilla (P2, P3, P4 y P5).

-Capa de Basura 1 (B1): Patterson le asigna la letra E. Señala que esta capa de

basura tuvo 80 cm. de espesor.

206
-Piso 2 (P2): Fue el piso que selló la capa de basura B1. Tuvo un espesor de 10 cm.

Sobre este piso Patterson menciona que se construyó una vivienda de quincha, y que

el piso de esta vivienda se renovó en cuatro ocasiones (el croquis solo muestra 3).

De esta zona Patterson extrajo 458 fragmentos de cerámica de los estratos de basura

situados entre los pisos.

-Capa de Basura 2 (B2): La situada en el dibujo encima del piso P2.

-Piso 3 (P3): El situado en el dibujo encima de la capa de basura 2 (B2).

-Capa de Basura 3 (B3): La situada en el dibujo encima del piso P3.

-Piso 4 (P4): El situado en el dibujo encima de la capa de basura 3 (B3).

-Capa de basura 4 (B4): La situada en el dibujo encima del piso P4.

-Piso 5 (P5): El situado en el dibujo encima de la capa de basura 4 (B4).

-Capa de basura 5 (B5): Capa de basura que se acumuló sobre el primer piso de

arcilla (P1) a la izquierda del Muro D en el dibujo.

-Piso 6 (P6): Se hizo sobre la capa de basura B5 y se extendió del Muro D hacia el

lado izquierdo del dibujo (vendría a ser hacia el norte).

-Capa de basura 6 (B6): Es la situada encima del piso 6, que limita a la derecha con

el Muro D y hacia la izquierda parece extenderse indefinidamente.

-Piso 7 (P7): Piso que cubre la capa de basura B6. Se extendió desde el Muro D

hacia la izquierda en el dibujo (hacia el norte).

-Muro F: Es el tercer muro de contención en el perfil. Esta en el lado izquierdo del

dibujo y se sitúa sobre el Piso 7. Algo curioso es que aunque está inclinado igual

que los dos anteriores la estratigrafía dibujada en el croquis revela que antes que se

rellenara con el relleno R3 entre este muro y el muro C la zona siguió siendo

ocupada. La distancia que separa los muros F y C es aproximadamente 15 metros.

207
-Capa de basura 7 (B7): Situada encima del Piso 7 y entre los Muros F y D.

-Piso 8 (P8): Situado entre los muros F y D, sellando la capa de basura B7. Un

detalle en el dibujo es que a la mitad de la longitud del piso se distingue una

“rotura” en este, producida desde la capa de basura situada encima (B8). Y dentro

del hoyo que al parecer sirvió para hacer la rotura se distinguen algunas piedras.

-Capa de basura 8 (B8): Situada sobre el Piso 8, la cabecera del muro D y el último

piso de la vivienda de quincha (P5). Patterson señala que esta capa tuvo 50 cm. de

espesor (Patterson, 1985:63).

-Relleno 3 (R3): Relleno que cubrió toda la zona entre los muros F y C, estando

conformado de ripio.

Patterson señala que las capas de basura situadas en la zona donde se situó la

vivienda de quincha fue la zona donde existió mayor concentración de artefactos. Entre

ellos señala cantos pequeños, lascas de cantos, fragmentos gruesos y lascas de piedras

canteadas angulosas, pequeños fragmentos de carbón de madera, desechos de alimentos

(huesos de pescado, cuyes, moluscos como Aulacomya ater, Crepidula onyx, Balanus

psittacus y Mesodesma donacium), restos vegetales como ramitas y palos carbonizados y

semillas de algodón carbonizadas (Patterson, 1985:63). Los fragmentos de cerámica

extraídos de esta zona suman 556. 98 son provenientes de la basura situada encima del

último piso de la vivienda de quincha (Capa B8) y el resto de las diferentes capas de basura

inferiores. En base a esta colección, Patterson definió 4 tipos para la cerámica de La Florida

(olla sin cuello, tazón, plato y botella de un solo pico). Añade que encima del “pavimento

de arcilla” (pensamos que se refiere al piso P1 de su perfil) fueron recuperados diversos

objetos como “una piedra de moler con manchas de pigmento de color rojo; un fragmento

de figurina de arcilla no cocida; un piruro de piedra inciso, con huellas de pigmento

208
blanco pos cocción en las incisiones; un pequeño plato oval hecho de hueso poroso de

mamífero marino y un fragmento de cesta entrelazada.” (Patterson, 1998:5).

Finalmente Patterson menciona 3 fechados provenientes del sitio que son el N-87

(3660+-170 BP), el GX-0456 (3645+-120 BP) y el GX-1210 (3680+-85 BP). De los 3, sólo

le da una ubicación concreta en su pefil al GX-0456 que lo ubica en la capa de basura que

yace encima del último piso de la vivienda de quincha (la capa de basura B8).

6c. Registros del 2005.

El año 2005, realizamos el registro de los muros, rellenos y estratos que podrían ser

observados en las extensiones definidas como Perfiles A, B y C. Este registro incluyó la

descripción de los elementos arquitectónicos observables, su fotografiado, así como la

localización de los mismos por medio de triangulación en el plano del cuerpo central. Este

plano (Fig. 76) lo hemos realizado en base al Plano Topográfico PTOP-0007-INC-PQÑ-

2002-AI/G del INC (2002).

Descripción del Perfil A

El Perfil A (Fig. 81) se extiende desde el punto de unión del núcleo con el ala

izquierda, pasando por la esquina oeste del núcleo hasta el extremo noroeste de la

Plataforma C. Es un corte de unos 45 m. de largo que fue hecho por la chancadora entre

1947 y 1948 cuando ésta explotó la huaca para la extracción de material, paralizándose

éstos trabajos un año antes de la visita de Mejía, Casafranca y Roselló (TMX-375, IRA-

PUCP). Tiene en planta una silueta semielíptica y da frente a la esquina de las calles 9 y 11.

Mejía lo denomina Corte B (1978:500) y fue también descrito en parte por Patterson

(1985:62). Exhibe a lo largo de su superficie una serie de muros y rellenos de los que está

209
compuesto el núcleo y la Plataforma C. Estos muros y rellenos, nombrados de sur a norte

son los siguientes (Fig. 91):

Muros:

-Muro A1: Mide 1.80 m. de largo, no pudiéndose determinar el ancho. La técnica

constructiva consistió en colocar una capa de barro (de aproximadamente 10 cm. de grosor)

y luego otra de piedras angulosas (la mayoría de aproximadamente 20 x 20 x 20 cm.). Su

cara da hacia la calle 11. Junto con el muro A2 forman una esquina (Fig. 90).

-Muro A2: Mide 0.80 m. de largo. No pudimos determinar su grosor. Se conforma,

al igual que el muro A1, de una sucesión de capas de barro y piedras angulosas grandes con

algunas pequeñas, siendo el grosor de la capa de barro de 10 cm. y el de las piedras

aproximadamente 20 cm. A diferencia de la superficie del muro A1, la suya es menos

uniforme. Nos da la impresión que este muro junto con el A1 no llegaron a estar expuestos

sino que fueron inmediatamente cubiertos por los rellenos que los taparon (los rellenos A1

y A3) siendo su función al parecer de la de muros de contención (del relleno A2).

Pensamos esto debido a que no hay rastros de enlucido en ninguna de sus caras y a que la

superficie del A2 es muy irregular.

-Muro A3: Mide 0.67 m. de largo y 85 cm. de grosor. Es un muro de piedras

angulosas de regular tamaño, semi canteadas, estando las piedras unidas con argamasa de

barro de color beige, superponiéndose una capa de barro a una de piedras, no

distinguiéndose otros detalles. Está orientado de forma paralela al A1 dando su cara a la

Calle 11, siendo uniforme su superficie.

-Muro A4: Mide 0.94 m. de largo y 84 cm. de grosor. Se compone igual que los

anteriores de piedras angulosas unidas con argamasa de barro. Su cara da hacia la Calle 11

(siendo paralelo al muro A3), siendo difícil distinguirlo por el relleno que lo cubre.

210
-Muro A5: Mide 0.94 m. de largo y 1 m. de grosor. Al igual que los otros está

conformado de piedras grandes, al parecer semi canteadas en capas sucesivas con argamasa

de barro. Es un muro que sostiene el relleno A5 dando su cara al noroeste (siendo paralelo

al muro A2 y perpendicular al A4). Su superficie no es uniforme sino irregular. (Fig. 88).

-Muro A6: Mide 2.59 m. de largo y 90 cm. de grosor. Se compone de piedras

canteadas unidas con argamasa de barro que se superponen a capas de barro. Las caras

planas de las piedras dan hacia la cara del muro (posiblemente tuvo enlucido). Es un muro

cuya cara mirando al nor oeste es bastante definida y uniforme, siendo paralelo al muro A5.

-Muro A7: Mide 4 m. de largo y 70 cm. de grosor. Su composición es de piedras

apiñadas, no se nota argamasa de barro entre las piedras, cuyas caras expuestas no son

planas. Su cara da hacia la Calle 11, siendo paralelo a los muros A4 y A3. Al parecer llegó

a adosarse al muro A6 de forma perpendicular.

-Muro A8: Mide 6.30 m. de largo y 58 cm. de grosor. Se conforma de piedras

angulosas de mediano y gran tamaño unidas con argamasa de barro. En la parte que colinda

con su extremo norte, debajo de una alineación de piedras, se distingue una especie de piso

de barro y debajo de este una acumulación de piedras mezcladas con barro sin ningún

orden. Corre paralelo al muro A7 y en su extremo norte al parecer se une a otro hipotético

muro que se proyecta hacia el interior de la pirámide conformando una esquina.

-Muro A9: Mide 3.44 m.de largo y 60 cm. de grosor. Se conforma de piedras

angulosas de mediano tamaño mezcladas con argamasa de barro. Su superficie es irregular,

no presentando las piedras caras planas hacia la cara del muro. Casi en la base se ve que el

muro se asienta sobre una capa de barro (¿Un piso?) de grosor considerable (30 cm.). Su

cara da hacia la Calle 11 (siendo paralelo a los muros A8 y A7). Forma una esquina con el

muro A10. Al parecer no fue un muro que estuvo expuesto sino que sólo tuvo como

211
función junto con el muro A10 de contener al relleno A10, siendo parte de un proceso de

ampliación de la pirámide (Fig. 89).

-Muro A10: Mide 2.64 m. de largo y 50 cm. de grosor. Su descripción es similar a la

del muro A9, haciendo esquina con éste (Fig. 89).

-Muro A11: Mide 2.56 m. de largo y 54 cm. de grosor. Es un muro bien definido, de

piedras angulosas de pequeño, mediano y gran tamaño, dando las caras planas de las

piedras hacia la cara del muro, estando unidas con argamasa de barro. Sostiene al relleno

A11. Es paralelo al muro A10.

-Muro A12: Mide 2.32 m. de largo y 45 cm. de grosor. Es un muro de piedras

angulosas de mediano y gran tamaño unidas con argamasa de barro, siendo la cara del muro

irregular. Es un muro que se ubica perpendicularmente al muro A11 (siendo paralelo al A9

y A8). Al parecer el relleno A12 lo cubrió en parte.

Rellenos:

-Relleno A1: Este relleno está conformado de la siguiente manera: primero una capa

de barro y después una de piedras angulosas, luego otra de barro y así sucesivamente. El

grosor de la capa de barro es de 10 cm. y el de las piedras es de 20 cm. Este relleno se

adosa sobre la cara del muro A1. La superficie expuesta de este relleno se extiende hacia el

sur colindando con los jardines hasta unos 43 metros (Fig. 90).

-Relleno A2: Es el relleno que contienen los muros A1 y A2.

-Relleno A3: Este relleno está compuesto de piedras angulosas de pequeño,

mediano y gran tamaño, viéndose cierto orden en la disposición de sus componentes,

poniendo primero una capa de barro grumoso al parecer sin elementos interiores y encima

del barro una capa de piedras, siendo algunas pequeñas, otras medianas y otras grandes, y

212
así sucesivamente. El grosor promedio de la capa de barro es 10 cm. y el de la capa de

piedras es 20 cm. Se adosa sobre las caras de los muros A2 y A3.

-Relleno A4: Está conformado de capas de piedra angulosa de pequeño, mediano y

gran tamaño, entremezcladas con capas de barro, una capa sobre otra, habiendo algunas

capas de piedras más pequeñas. Este relleno está contenido por el muro A3.

-Relleno A5: Se conforma de capas sucesivas de barro con piedras angulosas de

pequeño, mediano y gran tamaño, al parecer no canteadas. Es el relleno que contienen los

muros A4 y A5.

-Relleno A6: Es el relleno que tapa o se adosa al muro A5 y que el muro A6

sostiene. Al parecer se elaboró en 2 etapas: en un primer momento el relleno fue un

apiñamiento de piedras sin argamasa de barro que se adosó a la superficie del muro A5 y

que el muro A6 contuvo, luego fue cubierto por un segundo momento de relleno hacia el

suroeste, es decir hacia la Calle 11, que fue una deposición de capas sucesivas de barro y

piedras de pequeño, mediano y gran tamaño (similar a los rellenos situados hacia el sur).

-Relleno A7: Es un relleno que se conforma de piedras angulosas de pequeño,

mediano y gran tamaño junto con cantos rodados, unidos con barro. Este relleno no guarda

ningún orden en su deposición, dando la impresión que fue depositado de forma

apresurada. Es el relleno que se adosa o tapa al muro A6 y, al parecer, tapa también al muro

A7, porque éste se “introduce” dentro del relleno.

-Relleno A8: Es el relleno que hipotéticamente contiene el muro A7, pero no es

distinguible ya que lo tapa el desmonte.

-Relleno A9: Es el relleno que hipotéticamente el muro A8 sostiene, relleno que

cubre al muro A9.

213
-Relleno A10: Se conforma al parecer de piedras angulosas de todo tamaño

mezcladas con barro, cantos rodados, etc. Es el relleno que los muros A9 y A10 contienen.

Hay una buena porción de este relleno que sobresale por encima del muro A9. Da la

impresión que cubriera al relleno A9, al muro A8 y al relleno A8, y que llegó a unirse con

el relleno A7.

-Relleno A11: Está conformado de piedras angulosas, cantos rodados, etc. Tiene

poco grosor. Es el que cubrió al muro A10 y que sostuvo el muro A11.

-Relleno A12: Se compone de piedras angulosas, cantos rodados, etc. mezclados

con barro. Es el relleno que cubrió al muro A11 y que posiblemente se extendió hacia el

norte.

-Relleno A13: Está conformado de piedras angulosas, cantos rodados y barro. Es el

relleno que el muro A12 sostiene. Puede distinguirse parte de él sobresaliendo sobre la

cabecera del muro.

Descripción del Perfil B

El Perfil B se ubica en la esquina oeste del ala izquierda (Fig. 82). Fue producido al

realizarse la explotación industrial por la chancadora, que no solo extrajo material de esta

esquina del ala sino que realizó una trinchera que prácticamente seccionó el extremo

noroeste del ala misma el año de 1954 (TMX-375, IRA-PUCP). Se inicia junto a una vieja

estructura de concreto que sirvió para fines de la chancadora y se dirige hacia el norte hasta

la zona donde se iniciaba la mencionada trinchera. Al parecer en años pasados esta

trinchera estuvo libre de desmonte y exhibió un perfil estratigráfico bastante claro. La

silueta del perfil en planta es casi recta. Los muros y rellenos que aparecen expuestos de sur

a norte son (Fig. 96):

214
Muros:

-Muro B1: Mide 1 m. de largo y 45 cm. de grosor. Es un muro de piedras angulosas

de pequeño, mediano y gran tamaño unidas con argamasa de barro. Las piedras han sido

semi trabajadas y exponen su cara plana hacia el sur-oeste, es decir, hacia la cara del muro.

Por la poca superficie del muro expuesta no se distinguen grandes detalles.

-Muro B2: Mide 1.50 m. de largo y 54 cm. de grosor. Se compone de piedras

angulosas de gran tamaño, unidas con argamasa de barro, que exponen su cara plana a la

cara del muro. Al parecer tiene una pequeña porción de enlucido. Es un muro paralelo al

muro B1.

-Muro B3: Mide 4.08 m. de largo y 42 cm. de grosor. Se compone de piedras de

gran tamaño semi canteadas, dispuestas con argamasa de barro, que exponen sus caras

planas hacia el norte, hacia la cara del muro. Al parecer hay rastros de enlucido en la pared.

Corre perpendicular a los muros B1 y B2. Junto con el muro B2 sostienen el relleno B2.

-Muro B4: Mide 3.80 m. de largo y 45 cm. de ancho. Está conformado de piedras

angulosas de mediano y gran tamaño unidas con argamasa de barro. Las piedras son semi

canteadas y ofrecen una superficie plana hacia la cara del muro, hay huellas de enlucido

sobre la superficie del muro. Corre paralelo al muro B3 y sostiene al relleno B3 (Fig. 93).

-Muro B5: Mide 1.45 m. de largo y 45 cm. de ancho. Se compone de tres piedras de

gran tamaño al parecer semi trabajadas, una de ellas incluso parece labrada. Se sitúa unos

metros más hacia el norte del muro B4 y es su continuación.

-Muro B6: Mide 6.70 m. de largo y 65 cm. de ancho. Se compone de piedras de

pequeño y mediano tamaño unidas con argamasa de barro, semi canteadas y que exponen

sus caras planas en la cara del muro. Hay rastros o evidencias de enlucido cubriendo partes

del muro. Lo curioso es que en algunas partes del muro las piedras no exhiben caras planas

215
sino caras bastante irregulares, inclusive en algunas partes en vez de piedras angulosas hay

cantos rodados. Corre paralelo a los muros B5 y B4.

-Muro B7: Mide 4.10 m. de largo y 60 cm. de ancho. Se compone de piedras

angulosas unidas con argamasa de barro. Las piedras son de mediano y gran tamaño. La

superficie no es uniforme, no exhibiendo caras planas en la cara del muro. Muchas veces

las superficies que exhiben hacia la cara son puntiagudas. Hay también cantos rodados de

mediano y gran tamaño. No hay huellas de que haya sido cubierto por enlucido. Es un muro

de piedras situado inmediatamente encima del muro B6. Al parecer formaron ambos un

solo muro, pero el B7 esta un poco más situado hacia el interior de la pirámide que el B6,

como unos 30 cm. más adentro (Fig. 94).

-Muro B8: Mide 0.57 m. de largo y 45 cm. de grosor. Se compone de piedras

angulosas de pequeño y mediano tamaño unidas con argamasa de barro, exhibiendo una

cara plana hacia el sur oeste, que es la cara del muro. Es perpendicular a los muros B6 y B7

y se sitúa sobre B6 casi a la misma altura que B7. Es paralelo a los muros B1 y B2.

-Muro B9: Mide 1.47 m. de largo y 43 cm. de ancho. Solo se distinguen algunas

piedras angulosas que tienen al parecer caras planas hacia el sur-oeste. Es paralelo a los

muros B1 y B2. Esta ubicado junto a la base del muro B10 y parece que fue un muro de

contención para éste.

-Muro B10: Mide 4.80 m. de largo y 82 cm. de grosor. Se compone de piedras

angulosas de mediano y gran tamaño, semi canteadas y exhibiendo sus caras planas en la

cara del muro. Están unidas con argamasa de barro y tienen al parecer rastros de enlucido,

siendo su superficie uniforme. Está dispuesto perpendicularmente a los muros B7 y B6.

Tanto este muro como el muro B9 son paralelos a los muros B8, B2 y B1. Se sitúa a un

nivel mayor que los otros muros (Fig. 95).

216
Rellenos:

-Relleno B1: Es el relleno que contiene el muro B1. No se puede distinguir mucho

puesto que está cubierto de desmonte, cubre el muro B2.

-Relleno B2: Son piedras angulosas dispuestas sin ningún orden de pequeño,

mediano y gran tamaño, unidas con argamasa de barro, no distinguiéndose otros detalles.

Es el relleno que sostienen los muros B2 y B3. La parte que está más expuesta está

inmediatamente detrás del muro B2.

-Relleno B3: Es el relleno que cubre el muro B3 y el cual es sostenido por el muro

B4. La mayor parte del relleno B3 está cubierto por desmonte, no distinguiéndose mayores

detalles. Sólo en una porción hay evidencias de lo que parece ser un piso (ó torta de barro)

y sobre él una capa de pintura.

-Relleno B4: Una parte de él está cubierta por desmonte pero la parte visible se

compone de una acumulación sin orden de piedras angulosas de pequeño y mediano

tamaño mezclados con barro como argamasa. El relleno ha sido puesto sin ningún orden

aparente. Cubre a los muros B4 y B5 y el muro B6 lo sostiene.

-Relleno B5: Por lo que puede distinguirse es una acumulación sin orden de piedras

angulosas de pequeño, mediano y gran tamaño unidas con barro, no habiendo otros detalles.

Es el relleno que los muros B8 y B7 están sosteniendo.

-Relleno B6: Por lo que se distingue se ve una masa puesta sin ningún orden de

piedras angulosas de pequeño y mediano tamaño mezcladas con barro. En algunas zonas se

ven acumulaciones de piedras pequeñas angulosas (como bolsones) entre el barro. Es el

relleno que cubrió las caras de los muros B6 y B7.

-Relleno B7: Se compone de capas más o menos dispuestas en orden de barro con

piedras angulosas de pequeño tamaño, cantos rodados y algunas piedras angulosas grandes.

217
Es un relleno dispuesto encima del muro B7 y del relleno B6. Al parecer cubrió este relleno

B7 todas estas estructuras, adosándose a los muros B9 y B10.

-Relleno B8: Por lo que puede distinguirse es un conglomerado sin orden de piedras

angulosas de pequeño, mediano y gran tamaño, unidas con argamasa de barro, no

distinguiéndose otros detalles. Es el relleno que contuvo el muro B10.

Descripción del Perfil C

El Perfil C (Fig. 83) se encuentra en la esquina sur del núcleo, dando cara a la Calle

11 y frente a un quiebre de ésta. Es el perfil de menor longitud de los tres (unos 20 m.

aproximadamente) y es el único que presenta en una pequeña sección un claro perfil

estratigráfico (Fig. 99). Parte de este perfil ya había sido registrado por Mejía en 1977

(TMX-522, IRA-PUCP) (Corte C-1) y habría sido producido entre 1956 y 1977 (no existía

en los años de sus primeras visitas) (Mejía, 1978:502). Los muros y rellenos de este perfil

de este a oeste son (Fig. 101):

Muros:

-Muro C1: Mide 2.09 m. de largo y 33 cm. de ancho. Está compuesto de una serie

de piedras angulosas al parecer sin cantear o semicanteadas cuyas caras más planas se

sitúan en la cara que da hacia el oeste, que es la cara del muro. Estas piedras están unidas

por una argamasa de barro de un color beige. En algunas zonas se descubren al parecer

evidencias de que tuvo un enlucido de barro. El muro no es recto completamente y

pareciera que exhibiera una curvatura muy sutil en su extremo más sureño. Es el situado

más al este en el perfil. Por las proyecciones que hemos visto y notando rastros de éste

hasta abajo en el talud parece que el relleno C2 se adosó a éste muro, siendo este muro más

antiguo que el relleno C2. Por ende el relleno que soportó este muro, el relleno C1, es más

antiguo que el C2 (Fig. 98).

218
-Muro C2: Mide 1.30 m. de largo y 35 cm. de ancho. Se compone de una serie de

piedras angulosas de mediano y gran tamaño unidas con mortero de barro. La cara de este

muro daba hacia el este y por lo que se puede notar ésta también estuvo enlucida. El muro

se asienta sobre la capa de barro B del perfil estratigráfico, capa que sella al relleno C2, y

tiene una inclinación hacia el oeste. Junto con el muro C1 formaron una especie de

ambiente o callejón pero al parecer ambos no son totalmente paralelos. El muro arranca de

la capa de barro B del perfil y adosados a su superficie este están las capas C, D y E del

perfil estratigráfico (Fig. 100).

-Muro C3: Mide 25 cm. de largo y 22 cm. de ancho. El detalle es que está definido

por una sola piedra que exhibe una cara plana hacia el sur. De todas formas queda la duda

de que sea un muro. Al parecer fue de la misma composición del C1. Se adosa de forma

perpendicular a éste muro.

Rellenos:

-Relleno C1: Se compone de piedras angulosas de pequeño, mediano y gran tamaño

mezclados con mortero de barro de una coloración similar al mortero de barro del relleno

C2, habiéndose dispuesto el relleno C1 de forma más desordenada, no notándose otros

detalles. Este relleno es el que contiene el muro C1, es decir se sitúa hacia el este de dicho

muro. El relleno C1 es anterior al relleno C2.

-Relleno C2: Se compone de una sucesión ordenada de capas alternadas de un barro

plomizo y de piedras angulosas de todo tamaño: grandes, medianas y pequeñas. Esta

disposición del relleno es similar a la de los perfiles A y B. Este relleno C2 es la capa A del

perfil estratigráfico presente en el Perfil C. Al parecer éste relleno se adosa al muro C1, que

es el más antiguo.

219
-Relleno C3: Este relleno fue dispuesto como una serie de capas alternadas, una de

piedras angulosas y otra de barro, y así sucesivamente. El barro es de un color similar al de

la capa B del perfil estratigráfico. Es el relleno que contuvo el muro C3, dispuesto hacia el

oeste de dicho muro y que descansa en la capa de barro (Capa B del perfil estratigráfico)

que sella al relleno C2.

-Relleno C4: Se compone de un conglomerado de piedras angulosas y grumos de

barro mezclados con un mortero de barro de un color similar al mortero del relleno C2. Es

el que se situó entre los muros C1 y C3 y corresponde a la capa E en el perfil estratigráfico.

-Relleno C5: Es posiblemente el relleno que contuvo el muro C3, relleno que se

adosó también al muro C1 como el muro C3. Este relleno se situaba hacia el norte de este

pequeño muro.

Descripción del perfil estratigráfico (Fig. 103):

Este perfil se ubica en la base del Perfil C. Podemos decir que parte desde el Muro

C1 por el noreste hasta el Muro C2 por el suroeste. Algo importante es que su Capa A es el

Relleno C2 y su Capa E es el Relleno C4. Mide de largo 2.50 m. aproximadamente.

-Capa A: La capa A es la capa más profunda y antigua del perfil. Se compone de

piedras angulosas de pequeño, mediano y gran tamaño mezcladas con un mortero de barro

o tierra plomiza. En verdad esta capa es un relleno que se preparó de una forma uniforme y

que al parecer es casi constante en todo el perfil C. Todas las piedras que componen el

relleno parecen ser del mismo tipo y parecen provenir de la misma cantera (al parecer es

piedra granítica). Ofrece la misma técnica de elaboración de los rellenos de los perfiles A y

B, es decir, una capa de barro y otra de piedras, y así alternadamente.

-Capa B: La capa B es una capa uniforme y constante de barro ó arcilla compactada

en cuyo interior no hay al parecer otros componentes. Su superficie superior es casi plana y

220
fue realizada para sellar el relleno que fue la capa A. La tierra es de un color marrón más

claro que la anterior (beige). Sobre ésta se asentó la capa C de basura orgánica y el muro

C2, cuya cara daba hacia un ambiente donde ahora están las capas C, D y E del perfil.

-Capa C: La capa C se compone de tierra negruzca en la cual se puede notar

abundante presencia de basura orgánica: material malacológico, carbón, restos botánicos,

etc. El color oscuro podría deberse a descomposición del material orgánico o por

combustión (quema). También hay la presencia de algunas piedras angulosas pequeñas en

esta capa, de algunos cantos rodados y de algunos grumos de barro (¿núcleos de adobitos?).

-Capa D: Es la capa asentada sobre la capa C. Se compone de barro y arcilla en cuyo

interior hay algunos cantos rodados de pequeño tamaño. Al parecer se realizó como sello de

la capa C y para preparar un nuevo piso o superficie. Esta capa o piso estuvo adosada al

muro C2. El color del barro es casi el mismo que el de la capa B.

-Capa E: Es al parecer un relleno que se colocó sobre la capa D o el piso. Se

compone de una masa de barro en cuyo interior colocaron algunas piedras angulosas,

pequeños cantos rodados y sobre todo algunos grumos de barro, al parecer núcleos de

posibles adobitos. En este relleno no se ve el orden que se distingue en la capa A.

6d. Definición y correlación de secuencias ocupacionales

Secuencias ocupacionales en los cortes de Mejía

Corte B

El Corte B de Mejía presenta la siguiente secuencia: un estrato natural o estéril

(Capa A), una capa de preparación de la superficie para construcciones (Capa B), la

primera ocupación humana (Capa C) en la que se produjeron los desechos de ceniza,

carbón, cerámica, moluscos, etc. (desechos que evidencian actividades domésticas como la

221
preparación de alimentos, zonas de quema, consumo de alimentos (moluscos), cerámica

desechada, etc.). Una capa de preparación de las estructuras de piedra (que contuvo

adobitos dentro) (Capa D) que selló la primera ocupación y finalmente la segunda

ocupación de la zona que fue la erección de los muros de contención de piedra unidos con

argamasa de barro y sus rellenos (Capa E). Es significativo que se hayan encontrado

adobitos cúbicos y elipsoides en las Capas D y E, en la primera conformando al parecer un

muro y en ambas como material de relleno, lo que sería un respaldo más a la afirmación de

Tello y Mejía de que la arquitectura de adobitos es anterior a la de piedra en La Florida.

Corte A

En este Corte, antes del primer momento que estaría representado por la Capa C

hubo un aparente episodio de avenida de agua (representado por la capa B). Por los restos

que presenta la Capa C guarda una analogía directa con los restos y las conclusiones que

tenemos para la Capa C del Corte B. Luego vendría la Capa D, la cual es una capa de

preparación del terreno. Y el segundo momento fue la Capa E, en el cual se construyeron

los muros de contención de piedra unida con argamasa de barro y sus rellenos (en los cuales

se encuentran adobitos cuadrangulares y elipsoides, lo que evidencia, al igual que en la

Capa E del Corte B, que estos adobitos son anteriores a esta arquitectura).

Corte C-1

Pueden inferirse 3 momentos de ocupación. El primero (Capas A y B) estaría

conformado de 5 fases: la elaboración del relleno y la elaboración del piso (Capa A),

seguidos de la primera capa de basura, la capa de tierra sucia y la tercera capa de basura

(Capa B). El segundo momento de ocupación (Capa C) estuvo conformado de 2 fases: la

elaboración del relleno y la elaboración del piso. El tercer momento de ocupación (Capa D)

222
estuvo conformado de 2 fases: la elaboración de un relleno y luego la construcción de los

muros y rellenos de la arquitectura de piedra masiva de la huaca.

Nos llama la atención que no exista encima del piso de la Capa C una capa de

basura arqueológica como es toda la capa B sobre el piso de la Capa A, y que

inmediatamente se sitúe el relleno de barro grumoso que sirvió de soporte a la arquitectura

de piedra. Pensamos que esta superficie la mantuvieron siempre limpia debido a que, o fue

una superficie de un ambiente público y abierto o fue de un ambiente sagrado.

Corte C-2

En este corte hay dos momentos de ocupación. El primero (Capas A, B y C) puede

separarse en dos fases: preparación del relleno de cascajo y de lajas para el piso de barro

(Capas A y B) y luego ocupación del lugar (Capa C). El segundo momento de ocupación

(Capa D) estaría conformado por la elaboración del relleno de piedras y barro.

Por la composición de las capas, su grosor y por la altura en que se encuentran en

relación al nivel de la Calle 11 podemos decir que las capas D del Corte C-2 y A del Corte

C-1 son una misma capa (además de encontrarse a poca distancia uno del otro). Es

significativo que debajo de esta capa exista un nivel más de ocupación humana, que

preparó también un relleno constructivo para preparar un piso, sobre el cual se encuentra

una capa de ceniza en la cual no se encuentra cerámica.

Corte C-3

Los momentos de ocupación que hemos detectado son 3. El primer momento (Capas

B y C) tuvo dos fases: la preparación del piso (Capa B) y la ocupación del lugar (Capa C).

El segundo momento de ocupación fueron las capas D y E, junto con el muro de barro,

dividido en 3 fases: una primera de construcción del muro, la segunda de construcción del

223
piso (Capa D) y una tercera de ocupación del lugar (Capa E). El tercer momento de

ocupación fue la construcción de las estructuras de piedra unida con argamasa de barro.

La secuencia en el perfil de Patterson

En base a las capas, muros y rellenos graficados por Patterson en su perfil, hemos

esbozado 10 momentos de ocupación en este dibujo:

-1er Momento de Ocupación: Vendría a ser la Capa B, compuesta por “hoyos de

basura doméstica”, que Patterson denomina “intentos de nivelar la antigua

superficie” (refiriéndose a la Capa A).

-2do Momento de Ocupación: Está conformado por la Capa C (el pavimento

arcilloso o Piso1) que fue la base de las estructuras superiores. A este segundo

momento de ocupación vendría a agregarse una segunda fase que consistió en la

erección del muro que denomina “muro frontal de la pirámide central” (Muro 0),

que no grafica en su dibujo y que vendría a estar situado a la derecha del Muro A.

-3er Momento de Ocupación: Vendría a ser la construcción del primer muro de

contención que aparece a la derecha en el dibujo (Muro A) y del relleno que

contuvo hacia el muro de la pirámide central situado hacia su derecha (Relleno1 o

R1). Patterson interpreta este momento de ocupación (Muro A y Relleno 1) como:

“representa, aparentemente, los límites de la primera etapa constructiva del ala

norte, o al menos los de una muy temprana.” (Patterson, 1998:4).

-4to Momento de Ocupación: Conformado por la construcción del muro de

contención al que le asigna la letra C y el relleno que contuvo (R2), que Patterson

asigna en el dibujo la letra B y que confunde con el relleno que contuvo el muro A.

224
-5to Momento de Ocupación: En este momento de ocupación se construyó el muro

D y se depositaron entre este muro y el C4 los estratos de basura B1, B2, B3 y B4

separados por los 4 pisos de arcilla P2, P3, P4 y P5.

-6to Momento de Ocupación: Fue la deposición de la capa de basura 5 (B5) que se

acumuló sobre el primer piso de arcilla (P1) a la izquierda en el dibujo del Muro D.

-7mo Momento de Ocupación: Está representado por el piso 6 (P6) que se hizo

sobre la capa de basura 5 (B5) y se extendió del Muro D hacia el lado izquierdo del

dibujo (vendría a ser hacia el norte). La segunda fase vendría a ser la capa de basura

que se depositó encima de este piso, que es la B6.

-8vo Momento de Ocupación: Está representada por la construcción del piso 7 (P7),

que cubre la capa de basura B6, extendiéndose este piso desde el Muro D hacia la

izquierda en el dibujo (hacia el norte). Luego se construyó un tercer muro de

contención (que Patterson denomina F). Finalmente el piso 7 se cubre con la capa de

basura 7 (B7).

-9no Momento de Ocupación: Conformado por la construcción del piso 8 (P8) entre

los muros F y D, que sella la capa de basura B7 y luego por la deposición de la capa

de basura 8 (B8) sobre este piso, la cabecera del muro D y el piso P5.

-10mo Momento de Ocupación: Cobertura de toda la zona entre los muros F y C

con un relleno de ripio.

Secuencias ocupacionales y arquitectónicas registradas el 2005

En base al registro realizado en los tres perfiles (A, B y C) en el 2005 la

reconstrucción de las secuencias constructivas que tenemos son las siguientes:

Perfil A

Hay al menos tres secuencias constructivas en el Perfil A (Fig. 92).

225
-Secuencia Constructiva 1 (SC1): Se compone de dos momentos constructivos: un

primer momento fue cuando se construyeron los muros A5 y A4 que al parecer formaron

una esquina. Estos dos muros sostuvieron al relleno A5. Todo esto fue el Momento

Constructivo 1 (MC1). Lo siguiente que se hizo fue construir los muros A6 y A3 y rellenar

el espacio conformado con los rellenos A4 y A6 que al parecer serían uno solo. La

diferencia entre los dos rellenos que conforman el relleno A6 podría significar dos

momentos distintos en que se colocó el relleno. Todas estas añadiduras serían el Momento

Constructivo 2 (MC2). Suponemos que al terminar este momento constructivo se terminó

una parte considerable del núcleo del cuerpo central.

-Secuencia Constructiva 2 (SC2): Está situada al extremo sur del perfil. En un inicio

se construyeron los muros A1 y A2 que forman esquina, que sostuvieron el relleno A2.

Hasta aquí fue el Momento Constructivo 1 (MC1). Luego se añadieron los rellenos A1 y

A3 que taparon esta esquina, siendo estos rellenos al parecer uno solo. El relleno A3 se

adosó al muro A3. Éstas añadiduras serían el Momento Constructivo 2 (MC2), que

posiblemente estuvo contenido por un muro ya inexistente (posiblemente fue la última

etapa constructiva de la pirámide y la que permitió la ampliación de la Plataforma C hacia

el suroeste).

-Secuencia Constructiva 3 (SC3): Esta etapa al parecer se adosa a la SC1. Permitió

el crecimiento de la pirámide hacia el norte, permitiendo construir también el ala izquierda.

Primero se rellenó la superficie con piedras para luego colocar encima un piso o relleno de

arcilla. Al parecer tanto el relleno como el piso se adosaron al muro A6. Esto fue el

Momento Constructivo 1 (MC1). Luego se elaboraron los muros A10 y A9 conformando

una esquina que sostuvo al relleno A10. Estas añadiduras conformaron el Momento

Constructivo 2 (MC2). Luego volvió a reforzarse esto con los muros A11 y A8 que

226
conformaron al parecer una esquina a escasa distancia de la otra esquina con un relleno

respectivo, los A9 y A11 que al parecer conformaron uno solo. Ésta nueva añadidura fue el

Momento Constructivo 3 (MC3). Después se añadió el muro A7 con el relleno respectivo,

adosándose perpendicularmente al muro A6. Ésta añadidura conforma el Momento

Constructivo 4 (MC4). Luego (o posiblemente antes) se construye el muro A12 adosándose

de forma perpendicular al muro A11 con su relleno respectivo. Ésta añadidura constituye el

Momento Constructivo 5 (MC5). Luego se cubre esta etapa con un relleno, que constituye

el Momento Constructivo 6 (MC6) que pudo ser el relleno que el muro A7 contuvo aunque

no es seguro (posiblemente fue parte del MC4). Luego el MC4 se tapó con un relleno que al

parecer cubrió todas las estructuras de los anteriores momentos constructivos. Esto fue el

Momento Constructivo 7 (MC7), todo este relleno estuvo contenido por un muro de piedra

ahora destruido.

Si hacemos una sucesión de las etapas constructivas, la SC1 fue la primera.

Pensamos esto por encontrarse a mayor profundidad en el corte o Perfil A hecho por la

chancadora a la huaca. Después se adosaron la SC2 y la SC3 a ésta etapa. Fueron

posteriores pero no sabemos cual fue la primera (o hay la posibilidad que se hayan hecho de

forma simultánea).

Perfil B

Hay al parecer una sola secuencia constructiva en el Perfil B (Fig. 97).

-Secuencia Constructiva 1 (SC1): Primero se construyeron los muros B2 y B3

conteniendo al relleno B2. Todo esto fue el Momento Constructivo 1 (MC1). Luego se

reforzó esta esquina al construirse los muros B1 y B4-B5 conteniendo los rellenos B1 y B3

que serían en la práctica uno solo. Lo añadido es el Momento Constructivo 2 (MC2). Luego

se erigió el muro B6 que contuvo al relleno B4. Al parecer casi al mismo tiempo que se

227
hizo el muro B6 se construyeron los muros B7 y B8. Junto con el relleno B5 lo añadido es

el Momento Constructivo 3 (MC3). Posteriormente se taparon las caras de los muros B6 y

B7 con el relleno B6 hasta la altura de la cabecera del muro B7. Esto fue el Momento

Constructivo 4 (MC4). En lo que concierne a los muros B9 y B10 y el relleno que éste

último soportó, el B8, es problemática su inserción dentro de esta secuencia constructiva ya

que no es claro si fueron posteriores o anteriores (o simultáneos) al MC4 (esto sólo podrá

saberse excavando esta zona). Lo único que parece claro es que el momento constructivo

que estos muros y su relleno representan es anterior a la deposición del relleno B7, que

sería el último momento constructivo. Para la construcción de los muros B9 y B10 al

parecer el B9 fue el primero, sosteniendo un hipotético relleno (supuestamente diferenciado

del B8) y encima de esta plataforma fue construido el B10, que contuvo al relleno B8. Estos

elementos conforman el Momento Constructivo 5 (MC5). Finalmente se sella todo con el

relleno B7 que tapa los anteriores muros y se adosa a la cara del muro B10. Esta añadidura

final sería el Momento Constructivo 6 (MC6). Este relleno fue contenido por muros ya

inexistentes a la fecha por la seria destrucción de esta parte de la pirámide por la

chancadora. Sólo añadimos que esta secuencia constructiva involucró a la Plataforma F1 y

que quizás los Momentos Constructivos MC5 y MC6 fueron parte de las construcciones de

la Plataforma F2.

Perfil C

Al parecer hubo una sola secuencia constructiva en el Perfil C (Fig. 102):

-Secuencia Constructiva 1 (SC1): Primero construyeron el muro C1 junto con el

relleno que soportó (relleno C1). Éste fue el Momento Constructivo 1 (MC1). Luego

construyeron el relleno C2 y lo sellan con el piso de barro (Capa B del perfil estratigráfico).

Estas añadiduras fueron el Momento Constructivo 2 (MC2). Luego erigen el muro C2 junto

228
con el relleno que soportó (relleno C3), esto fue el Momento Constructivo 3 (MC3). Luego

se ocupa el espacio o ambiente entre los muros C1 y C2, cuya evidencia sería la basura

orgánica, luego esta etapa de ocupación se sella con un piso de barro y se rellena el espacio

con el relleno C4, hasta aquí sería el Momento Constructivo 4 (MC4). Posteriormente se

adosa el muro C3 al muro C1 y se crea un ambiente hacia el sur, junto con el muro C3 se

crea el relleno que contuvo (relleno C5). Estas añadiduras finales serían el Momento

Constructivo 5 (MC5).

Correlación de las secuencias

Al ordenar la estratigrafía de los cortes o perfiles que registraron Mejía (5 cortes o

perfiles ubicados en el plano de La Florida), Patterson (1 perfil) y los nuestros (3 perfiles)

creemos distinguir 2 grandes momentos de ocupación en todo el sitio.

Consideramos que el estrato natural o estéril fue observado y registrado sólo por

Mejía, ejemplificado por la capa A de sus cortes A, B y C-3, teniendo todos ellos un común

denominador: grava. Posterior a este estrato encontramos lo que pensamos fue el vestigio

de un evento de avenida de agua, evidenciado por la capa B del corte A de Mejía, al que

también podría estar relacionado la capa B del Corte B (aunque no sea arena sino arcilla).

Es probable que estos estratos sean la evidencia de un Fenómeno del Niño.

La primera ocupación de La Florida vendría a estar representada por la capa C de

los cortes A y B de Mejía, por las capas A, B y C del Corte C-2 de Mejía (pensamos que

debajo de la capa A vendría a estar el estrato de grava que es el estéril) y por las capas B, C,

D y E del Corte C-3 también de Mejía. En el caso de la zona “central” del sitio (los perfiles

colindantes con la Plataforma C) podemos distinguir que por las capas C, D y E más el

muro de barro del Corte C-3 se evidencia una densa ocupación en esta zona para este

período. En cambio en los cortes A y B la capa C es relativamente homogénea (aunque en

229
ambos parece que también tuvo subdivisiones, como en A) y se encuentra en el caso del

Corte B sobre una capa de arcilla amarillenta (Capa B), que pudo ser natural (avenidas de

agua, origen aluvial) pero también humano (de preparación de un piso o apisonado para la

ocupación de esta zona). En el único corte donde Mejía señala claramente la presencia de

adobitos en esta etapa de ocupación es en la capa C del corte C. Aunque este perfil haya

sido elaborado en base a otros creemos que el dato es válido, sumado al hecho de

encontrarse adobitos cúbicos y plano-convexos en los rellenos de las construcciones de

piedra superiores (lo que indica que fueron anteriores). Tentativamente subdividimos esta

primera etapa de ocupación en dos fases: la primera está representada por el primer nivel de

la capa C del Corte A de Mejía (“Arcilla color amarillento, mezclada con algunas piedras

angulosas y pequeñas”) (TMX-375, IRA-PUCP)52 y por las capas B y C del Corte C-3

también de Mejía. La segunda fase estaría ejemplificada por el segundo nivel de la capa C

del Corte A de Mejía y por las capas D, E y el muro de barro asociado a ellos del Corte C-

3. Separamos estas dos fases tentativas más por la superposición que hay de las capas en

estos dos perfiles que por algunos indicadores o artefactos que señalen claramente una

diferencia temporal. Pensamos que fue en esta primera etapa de ocupación que se empezó

la construcción de la huaca pero usando como elementos constructivos adobitos cúbicos y

plano-convexos. Éstas construcciones no sólo se realizaron en la zona del núcleo, sino

también al parecer en ambas alas laterales, debido al dato que nos proporciona Mejía de que

ubicó muros de adobitos en la base de la Plataforma E del ala derecha. Es importante

mencionar que en 2 fotos del archivo de Duccio Bonavia tomadas en 1957 de los perfiles

del cuerpo central situados hacia la calle 1153 se ve con claridad un muro de adobitos

52
Fue aquí donde se encontró la vasija de doble pico y asa puente.
53
Lamentablemente no sabemos el lugar exacto donde se tomaron.

230
cúbicos que contienen un relleno de barro, piedras pequeñas, etc. y que esta cubierto con un

enlucido de 0,5 cm. aproximadamente (Fig. 106). En ambas fotos se nota que un relleno

compuesto por 2 capas (piedra canteada unida con argamasa de barro y barro con piedras

pequeñas) lo cubre. Por una de las fotos diera la impresión de existir sobre el enlucido un

motivo pintado, que asemeja una mano, lo cual de serlo sería la única evidencia de pintura

mural en La Florida. (Fig. 107 y 108).

Entre la primera y la segunda ocupación ubicamos nosotros un episodio de

preparación del terreno, siendo los vestigios las capas D de los cortes B y A de Mejía,

siendo de arcilla compacta o de tierra grumosa.

La segunda ocupación, que ha sido la última registrada, vendría a ser la

construcción masiva de los muros de piedra unidos con argamasa de barro y sus rellenos,

también de piedra, barro y adobitos. Estaría ejemplificada por las capas E de los cortes A y

B de Mejía, por las capas A, B, C y D del Corte C-1 de Mejía, por la capa D del Corte C-2

de Mejía, por la Capa F del Corte C-3 de Mejía, por todas las capas y estructuras del perfil

de Patterson y por todas las estructuras arquitectónicas de nuestros perfiles A, B y C.

Asignamos a la Secuencia Constructiva 1 (SC1) del Perfil A registrado por nosotros

el ser la fase más antigua de esta segunda fase de ocupación de La Florida (que a su vez

tuvo dos etapas). Extrapolando las direcciones de los muros A3 y A4 hacia el sureste y A5

y A6 hacia el noreste vislumbramos que conformaron los muros suroeste y noroeste

respectivamente de una primera plataforma hipotética, que fue la base del núcleo y que se

construyó antes de la Plataforma A y que involucró a parte de las Plataformas B y C. Los

muros sureste y noreste de esta primera plataforma (que denominamos Plataforma 0)

estarían actualmente sepultados y cubiertos por la tierra y la Plataforma B. Esta Plataforma

0 tuvo dos momentos de construcción hasta ahora detectados: el Momento Constructivo 1

231
(MC1) (Muros A4, A5 y relleno A5) de la SC1 del Perfil A (Plataforma 0A) y el MC2

(Muros A3, A6 y rellenos A4 y A6) de la SC1 del Perfil A (Plataforma 0B). La Capa E del

Corte B de Mejía vendría a ser el Relleno A6 de la Plataforma 0B (Fig. 109).

La segunda fase de construcción y ampliación de la huaca, del núcleo o de la

Plataforma 0 fue la construcción de una plataforma hacia el noroeste adosada al Muro A6

que pensamos era el muro que marcó el límite de la Plataforma 0 hacia este lado. Esta

Plataforma la denominamos 01 y viene a ser los MC1, MC2, MC3 y MC4 de la Secuencia

Constructiva 3 (SC3) del Perfil A registrado por nosotros. Para construirla primero hicieron

una base de piedras que cubrieron de una capa de barro de 30 cm. de grosor,

vislumbrándose esta cimentación debajo de los muros A8 y A9. Luego construyeron los

muros y sus rellenos, distinguiéndose dos fases de construcción: Plataforma 01A (Muros

A9, A10 y Relleno A10) y Plataforma 01B (Muros A8, A11 y rellenos A9 y A11) (creemos

que el Muro A7 y el Relleno A8 fueron una adición, quizás como muro de reforzamiento o

contención, para la Plataforma 01B). Extrapolando los muros A10 y A11 vemos que esta

Plataforma 01 fue una adición importante a la Plataforma 0 pues permitió la construcción

del ala izquierda (Plataforma F1), la Plataforma A del núcleo y posteriormente la

Plataforma F2 en el ala izquierda. El ancho de la Plataforma 01 fue de 17 m. (Fig. 110).

El perfil de Patterson podría encajar en la parte anteriormente descrita. Su capa de

cantos rodados y grava (Capa A) y su pavimento arcilloso (Capa C) podrían ser

perfectamente la capa de piedras y el piso registrados por nosotros debajo de los muros A8

y A9 del Perfil A. La pregunta surge cuando queremos identificar a sus muros frontal de la

pirámide central, A, C, D y F. Pensamos en un inicio que los Muros A y C eran

respectivamente nuestros A5 y A6, el Muro D vendría a ser el A7 o el A8 y el Muro F sería

o el A10 o A11 (con esta interpretación el “muro frontal de la pirámide central” estaría más

232
al sureste del A5, lo cual es imposible debido a que el Relleno A5 no permite observar más

muros) pero con las evidencias registradas por nosotros creemos que no se corresponden

así. Pensamos que el “muro frontal de la pirámide central” es el Muro A6, y que los muros

A y C del perfil de Patterson vendrían a ser los A10 y A11, siendo el Muro D el A12. Esto

equivaldría bien puesto que Patterson denomina a todas las construcciones situadas al norte

del “muro frontal de la pirámide” la “primera etapa constructiva del ala izquierda”. Si fue

así el Muro F estuvo más al norte del Muro A12 y esta actualmente sepultado. También la

zona donde estuvo la vivienda de quincha, sus cuatro pisos y las capas de basura estuvo

entre los muros A12 y A11 (zona actualmente cubierta de los derrumbes de la huaca) y esto

es importante debido a que esta vivienda de quincha se habría ubicado en las afueras de la

Plataforma 01. El Relleno C3 de Patterson que cubrió toda esta zona vendría a ser el

Relleno A12.

Creemos que al otro lado de la Plataforma 0, en su flanco sureste, se construyó una

plataforma simétrica a la Plataforma 01, que hemos denominado 02. Aunque no tengamos

registro de ella creemos que es lógica su ubicación, porque para la construcción de la

Plataforma A del núcleo se necesitó una base más ancha de la que proporcionaba la

Plataforma 0.

Hacia el flanco suroeste de la Plataforma 0 se construyó una plataforma más que se

adosó a ésta y que denominamos Plataforma 03. Esta plataforma fue la base de la

Plataforma C. Los vestigios registrados de ésta serían la SC2 del Perfil A, la Capa F del

Corte C-3 de Mejía, la Capa D del Corte C-2 de Mejía, las capas A, B, C y D del Corte C-1

de Mejía y toda la SC1 del Perfil C registrado por nosotros. Haciendo analogías el estrato

de relleno de piedras y barro (Capa D) del Corte C-2 es el mismo que la Capa A del Corte

C-1, relleno que sirvió de soporte al piso que aparece al final de esta capa A del Corte C-1.

233
Comparando el Corte C-1 de Mejía con el perfil estratigráfico registrado por nosotros en el

Perfil C comprobamos que es el mismo. Al estar nuestro perfil estratigráfico asociado a las

construcciones de piedra unida con argamasa de barro entonces las capas del Corte C-1 de

Mejía lo estarían, lo que comprobaría a su vez que la Capa C del Corte C-2 es anterior a

esta etapa y por lo tanto pertenece a la primera fase de construcción de la huaca (fase de

adobitos). Para la construcción de la Plataforma 03 pasaron por los siguientes pasos:

rellenaron la zona con un relleno de piedras y barro (Capa A del Corte C-1, Capa D del

Corte C-2, Capa F del Corte C-3 y Capa A de nuestro perfil estratigráfico) para construir

encima un piso de barro (piso situado en la parte superior de la Capa A del Corte C-1 y

Capa B de nuestro perfil estratigráfico). Al adosarse las capas A y B de nuestro perfil

estratigráfico al Muro C1 lo haría perteneciente a la Plataforma 0 ó 02, y el Relleno C1

también pertenecería a una de las dos plataformas. Después de la construcción del piso en

algunas partes se adosaron muros y rellenos (SC2 del Perfil A) o en algunas se ocupó la

zona (Capa B del Corte C-1 de Mejía y Capa C de nuestro perfil estratigráfico). El Muro C2

acompañó a la ocupación dada en esta zona. Luego se selló con la capa C del Corte C-1

(que viene a ser la Capa D de nuestro perfil estratigráfico). Esta capa reviste un caso

especial debido a que al terminar exhibe un piso (Mejía, TMX-522, IRA-PUCP) que

también nosotros hemos creído reconocer. Sobre este piso se construyó un relleno de barro

grumoso que fue sellado por otros rellenos para ir elevando la altura de la Plataforma C. No

creemos que el Muro C2 se corresponda con el Muro A1 del Perfil A, pero quizás el

Relleno C3 tenga alguna relación con el Relleno A1.

Posteriormente, se empieza la construcción de las dos alas laterales. Vestigios de la

Plataforma F1 serían: las capas D y E del Corte A de Mejía, todas las capas y estructuras

situadas a la izquierda del Muro C en el dibujo del perfil de Patterson, por el Muro A12 y

234
los rellenos A13 y A12 de la SC3 del Perfil A y todos los momentos constructivos del

Perfil B, a excepción del MC5 y quizás del MC6 (Fig. 111).

Es probable que los pasos de construcción de la Plataforma F1 fueron las siguientes:

primero se “aplanó” toda la zona construyéndose el piso o apisonado cuyos vestigios serían

el “pavimento arcilloso” o Capa C del perfil de Patterson y la Capa D del Corte A de Mejía.

Luego se ocupó la zona, construyéndose algunos muros (como el Muro D del perfil de

Patterson, que sería el Muro A12 de nuestro Perfil A) y la vivienda de quincha situada

contigua a éste. Vestigio de esta ocupación doméstica serían las capas B5 y B6 de basura y

el piso 6 y 7 (P6 y P7) del perfil de Patterson. Al parecer fue encima del Piso 7 que se

empieza la construcción masiva de la Plataforma F1 (la evidencia del Muro F dibujado por

Patterson y la deposición del Relleno 3 (R3) entre los muros F y C, que probablemente sea

el Relleno A12). Creemos que a esta etapa corresponderían los MC1, MC2, MC3 y MC4

del Perfil B. Los tres primeros vendrían a ser sucesivas ampliaciones de esta plataforma

(denominadas Plataforma F1A, F1B y F1C respectivamente). El Muro B6 habría hecho

esquina con uno paralelo al B1 y situado más al suroeste de éste. El Relleno B6 del MC4

evidencia una ampliación más que pudo conformar una ampliación más (Plataforma F1D).

Consideramos que al igual que en el ala izquierda se construyó la Plataforma F1, en

el ala derecha se construyó una simétrica, que vendría a ser la Plataforma D1. A primera

vista se percibe que la Plataforma D que conforma la mayor parte del ala derecha estuvo

conformada por una sola plataforma trunca construida desde el nivel del suelo de la calle

11. Pero en una foto oblicua del SAN tomada el año 1959 (0-18955) (Fig. 36) es bastante

claro dos niveles en el talud noreste de la Plataforma D desde el piso de la plaza central (el

muro divisorio del Club Sporting Cristal se ubica justo sobre la superficie de la plataforma

baja o Plataforma D1) e igual puede notarse para el ala izquierda. Creemos que a esta fase

235
constructiva puede añadirse las plataformas E en el ala derecha y G en la izquierda. La

construcción de las plataformas F1, G, D1 y E para ambas alas sería la tercera fase de

construcción del cuerpo central, dentro del segundo momento de ocupación de la huaca de

arquitectura de piedra unida con argamasa de barro.

La cuarta fase de construcción vendría a ser la erección de la Plataforma A, que

viene a ser la más alta no sólo del cuerpo central, si no de todo el templo en U. La

Plataforma A se construyó sobre la base de las plataformas 0, 01 y 02 sobre todo. Es aquí

donde se ubicaron hipotéticamente el atrio que tuvo La Florida y la plataforma más alta,

situada inmediatamente al suroeste de este atrio. Creemos también que el vestíbulo se

construyó, la escalera que lo comunicó con el atrio, que se adosó sobre la Plataforma B y

también que se concluyó la construcción de la Plataforma C (Fig. 112).

Por último proponemos que la quinta y última fase de construcción del cuerpo

central fue el añadir la Plataforma F2 en el ala izquierda, sobre la F1 y también adosándose

sobre el talud noroeste de la Plataforma A (Fig. 113). A esta Plataforma F2 corresponderían

los MC5 y MC6 del Perfil B. Los muros B9 y B10 contuvieron el Relleno B8, lo que vino a

ser una fase constructiva antes de la adición del Relleno B7. Quizás eso nos señala que al

construir la Plataforma F2 es probable que empezaran desde la parte “central” de la

plataforma y luego prosiguieran tanto hacia el noreste como al suroeste. Antes de terminar

con esta plataforma la topografía del talud noreste del ala izquierda (plataformas F1 y F2)

evidencia dos pequeñas “hoyadas” que es probable que hayan sido dos atrios dando frente a

la plaza central. Sobre el ala derecha se construyó la Plataforma D2, que fue más trunca que

la F2 y que también tiene en su talud noreste un atrio sepultado.

236
6e. Propuesta de secuencia cronológica para el cuerpo central de Huaca La Florida.

Nuestra propuesta de secuencia cronológica en base a los registros antes descritos es

la siguiente:

a) Estrato de arena (¿Fuertes avenidas de agua? ¿Fenómeno del Niño?).

b) Primera Ocupación: Construcciones y muros de barro de adobes cúbicos y plano

convexos.

-Fase 1: Ocupación leve de la zona.

-Fase 2: Aumento de la intensidad de la ocupación de la zona.

c) Episodio de preparación del terreno para las construcciones de piedra canteada.

d) Segunda Ocupación: Construcción de arquitectura de piedra unida con argamasa

de barro y rellenos también de piedra y barro.

-Fase 1: Construcción de la Plataforma 0 (En dos etapas: 0A y 0B).

-Fase 2: Construcción de las plataformas 01, 02 y 03 (la Plataforma 01 en

dos etapas: 01A y 01B)

-Fase 3: Construcción de las plataformas F1 y G en el ala izquierda y D1 y E

en el ala derecha.

-Fase 4: Construcción de la Plataforma A del núcleo encima de las

plataformas 0, 01, 02 y 03. Contrucción del vestíbulo y término de la

Plataforma C.

-Fase 5: Construcción de las plataformas F2 y D2 en el ala izquierda y el ala

derecha respectivamente.

237
CAPITULO VII

ARQUITECTURA Y ESTRATIGRAFÍA DEL BRAZO DERECHO, BRAZO

IZQUIERDO Y MONTÍCULOS DE LA PLAZA CENTRAL DE LA FLORIDA

(MUELLE, 1962-1963)

Entre el 7 de Noviembre de 1962 y el 8 de Marzo de 1963 el Museo Nacional de

Antropología y Arqueología ejecutó un proyecto de rescate en la urbanización El Bosque

en el distrito del Rímac. El área de esta urbanización se sitúa casi exactamente donde

estuvo la mitad oriental de la plaza central de La Florida (Fig. 115). Estos trabajos fueron

dirigidos por Jorge C. Muelle y trabajaron en el campo José Casafranca y Pablo Carrera. Se

excavaron los restos de dos montículos pertenecientes a los brazos derecho e izquierdo del

conjunto, así como de 4 montículos pequeños más un área colindante con uno de ellos

situados en el interior mismo de la plaza central (Fig. 114). Fuera de breves menciones por

parte de Buse (1963a:5, 1963b:2, 1965:52-53) y Lanning (1967:90-91), los resultados de

estos trabajos permanecen inéditos (Fig. 129).

Con miras a recuperar la información de estos trabajos, dispusimos de las libretas de

campo de José Casafranca y Pablo Carrera (Archivo del MNAAHP). También pudimos

ubicar tres planos de los trabajos hechos en esta zona (AT-1198-2003 MNAAHP). En base

a este material, sistematizamos los datos de estas excavaciones.

Casafranca menciona que la Compañía Urbanizadora “El Bosque” obtuvo la

autorización del Ministerio de Fomento para lotizar la zona, previo informe del Consejo

Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos Históricos. Agrega sin embargo

que el Ministerio de Fomento (que tenía referencias sobre la existencia de evidencias

arqueológicas en el lugar) no consultó con el Patronato Nacional de Arqueología acerca del

238
contenido arqueológico de la zona. Es por ello que la maquinaria pesada de la Compañía

Urbanizadora destruyó en casi su totalidad el Montículo BD4, perteneciente al brazo

derecho del templo en U de La Florida. A raíz de esta destrucción, el inspector de

monumentos arqueológicos del Litoral Central, señor Victor Salazar y, el mismo

Casafranca, lograron paralizar los trabajos hasta que el Patronato Nacional de Arqueología

ejecutase un rescate de las evidencias supervivientes. Pablo Carrera menciona que el día de

inicio de los trabajos (07/11/1962) encontró toda el área de la urbanización El Bosque en

plena nivelación con material y desmonte extraídos tanto del montículo BD4 (brazo

derecho) como de uno situado en medio de la plaza central54. Menciona también que ya

estaban trazadas las calles y que los obreros hacían zanjas en ellas para la instalación del

desagüe. Agrega que al parecer los trabajos en la zona ya tenían una semana de iniciados.

Los trabajos de rescate de este proyecto se realizaron básicamente en 5 montículos

arqueológicos: el Montículo BD4 (que el proyecto denomina Montículo 1) perteneciente al

brazo derecho, tres montículos ubicados en la mitad oriental de la plaza central, los PC2

(Montículo 4 por el proyecto de Muelle), PC3 (Montículo 3) y PC4 (Montículo 2), mas uno

situado fuera de la plaza central, el Montículo I, perteneciente al Complejo Amancaes,

situado a 135 m. al este del extremo noreste del brazo derecho (montículo que el proyecto

de Muelle denomina Montículo 5). A éstas cinco zonas habría que agregarles dos

intervenciones más: una excavación hecha unos metros al noroeste del PC3 sobre los restos

de una antigua muralla de piedra y, la supervisión y un cateo hechos en lo que vendría a ser

el Montículo BI2 perteneciente al brazo izquierdo.

Los perfiles estratigráficos de este capítulo han sido descritos desde la capa más

reciente hasta la más antigua y/o profunda.

54
El que denominamos PC4, que el rescate denominó Montículo II.

239
7a. Las excavaciones

Montículo PC3 (Montículo 3, Excavación 1)

El Montículo PC3, de 9 m. x 6.30 m. y de 1.80 m. de altura, fue excavado por

Casafranca entre el 8 y 10 de Noviembre de 1962, siendo continuados los trabajos hasta el

día 13 por Carrera. Posteriormente, los trabajos fueron reanudados por Carrera entre el 1 y

el 3 de Diciembre de ese año, justo antes que deje de trabajar en el proyecto. Casafranca

describe al PC3 como un montículo cubierto por un conglomerado de piedras de aristas

cortantes, no habiendo ninguna estructura en su superficie.

Sólo se hizo una excavación, la Excavación 1, que comprendió dos trincheras

dispuestas en forma de cruz cuyas medidas fueron de 7.50 x 1.20 m., siendo la orientación

de la primera de Este a Oeste y de la segunda de Norte a Sur. La trinchera Este-Oeste se

ubicó en el “centro” del montículo. En ambas trincheras se encontró una estratigrafía

similar conformada por:

Capa A: Desmonte de piedras aglomeradas y tierra suelta (90 cm. de espesor).

Capa B: Tierra orgánica compacta con algunas piedras angulosas (90 cm. de

espesor).

Capa C: Gravilla (estéril).

Casafranca menciona que el material de la capa A es producto de la “limpieza de

chacra” que se realizaba en los terrenos de la Hda. Muñoz, mientras que Carrera menciona

que las piedras de esta capa fueron “colocadas como depósito”. También menciona la

presencia de 32 fragmentos de cerámica utilitaria (¿prehispánica?), 1 fragmento de

cerámica colonial y 3 conchas marinas. En la segunda trinchera casi al centro del montículo

apareció el entierro de un adulto. El cadáver estaba en posición fetal, orientado hacia el sur,

ligeramente inclinado hacia el este. El cráneo se encontraba a una profundidad de 50 cm. de

240
la superficie y el cuerpo ocupaba un espacio de 60 cm. Los huesos se encontraban

completamente descalcificados y la dentadura aparecía desgastada y picada. Este entierro

estaba a poca distancia al este del muro circular de piedra hallado en la capa siguiente.

En la Capa B Casafranca menciona que se encontraron los restos de un muro de

piedra que, tuvo al parecer 30 cm. de ancho, ubicado hacia el oeste de la trinchera “el cual

cruza el corte en sentido ligeramente curvo”. Estaba conformado por una hilera de piedras

de aristas cortantes de regulares dimensiones que corría de sur a norte (Carrera). Las

piedras no conformaban una línea recta sino que tenían “desvíos”, es decir, dibujaba una

línea curva, y sus extremos estaban como rotos (cortados). Casafranca agrega que “detrás”

de éste (creemos que se refiere hacia el este, fuera de la circunferencia que posiblemente

encerraba) se encontró material de esta capa que califica como relleno, encontrándose aquí

fragmentería chavinoide, “Huancho” (Ichma) y colonial. Fue por el hallazgo de este muro

de piedra que se empieza la excavación de la segunda trinchera (la que tuvo orientación

norte-sur). Carrera agrega que la frecuencia de fragmentos de cerámica baja en esta capa

(sólo 1) y que aumenta la presencia de moluscos (29 conchas). Menciona la presencia de 3

fragmentos de huesos humanos.

El 13 de noviembre Carrera da por concluida la excavación en estas dos trincheras

debido a que ya se había alcanzado el estéril (a 1.80 m. de profundidad). Posteriormente se

decide reanudar el despeje de todo el largo del muro descubierto en la Capa B para

comprobar si conformó o no una estructura de planta circular debido a que en el PC4

(Montículo 2) se había descubierto una estructura de piedra con esa planta. Se amplió la

Excavación 1 comprobándose que este muro fue parte de una estructura de piedra de planta

circular, con el detalle que el muro curvo estaba conservado en la porción que se

encontraba debajo del PC3, pero la sección que se encontraba fuera de éste había sido

241
destruída. Casafranca anota que en esa zona sólo quedaban aglomeraciones de piedra, como

único rastro del muro (Fig. 116).

Menciona Casafranca la recuperación de una cantidad regular de fragmentos de

cerámica color rojo (que califica de utilitaria), bordes de platos, tazas, ollas, barrigas (se

refiere a cerámica colonial), picos de cántaros y asas. También menciona la presencia de

valvas de moluscos como Crepidula, Tays Chocolata, choros blancos, etc. Y por último

fueron 54 los huesos humanos procedentes del entierro y 5 huesos estuvieron incompletos.

Carrera también menciona que fue frecuente hallar en esta excavación fragmentos de

cerámica colonial denominada “Botija”.

Excavación en la muralla de piedra (Excavación 2)

El mismo día que empezaron las excavaciones (8 de Noviembre de 1962), a la par

que se iniciaba la Excavación 1 en el Montículo PC3, se inició la Excavación 2 unos 10 m.

al norte de este montículo, excavación que cubría una porción de una ancha hilera de

piedras que delimitaba dos porciones de tierra agrícola de la Hda. Muñoz, hilera que tenía

una orientación hacia el noreste y cuyo ancho era de 4 a 5 m. Al parecer se intuyó que esta

hilera podría ser el vestigio de una muralla arqueológica, lo que confirmaron. Pablo Carrera

fue el que estuvo a cargo de esta excavación que duró entre el 8 y el 13 de Noviembre.

La Excavación 2 también fue una trinchera, de 5 m. de largo x 1 m. de ancho. Sin

embargo, la disposición de esta trinchera fue perpendicular al eje de esta muralla, cubriendo

una porción de ella (ampliándose luego en el extremo norte de la trinchera, sobre la mitad

norte de la muralla, unos 40 cm. hacia el oeste) La porción de ésta que cogía la Excavación

2 es descrita por Casafranca como un “agrupamiento de piedras el cual tiene como altura

máxima 0.60 m. de alto”. La longitud total de este amontonamiento de piedras o muralla es

242
200 m. según Carrera. En su parte sur la trinchera cubría terreno que era parte de la

superficie de la plaza central de La Florida.

La estratigrafía que reveló la Exacavación 2 fue la siguiente en la porción donde

estuvieron los vestigios de la muralla:

Capa A: Desmonte de piedras pequeñas angulosas (42 cm. de espesor)

Capa B: Tierra con mezcla de gravilla (18 cm. de espesor)

En la Capa A las piedras de mayor grosor se sitúan en la zona alta de la capa.

Debajo de éstas dos capas se encontraron las bases de esta muralla o zócalo de piedra, a 60

cm. de la superficie, muralla que como anota Casafranca corría en la misma dirección de la

aglomeración de piedras. En la libreta de campo de Carrera hay un dibujo (Fig. 117). Se

distingue que en ambos bordes de esta estructura hay dos hileras de piedras que definen

bien sus límites, mientras que al centro al parecer existió un relleno. Las dos hileras de

piedras estuvieron a la altura de la capa natural o estéril que se define en el extremo sur de

la trinchera, en el área libre de la plaza. Casafranca menciona “Hacia su “parte posterior”

se encuentran al parecer restos de un muro “muy movido” y detrás de éste se localiza otro

aparente cimiento de muro” mientras que Carrera dice “Aparecieron restos de hileras de

piedras, como una pared que dividió en zonas cuya parte inferior dobla a ambos lados

para formar como grandes plataformas, el afloramiento de piedras que se encuentra a lo

largo posiblemente formaba parte de dicha pared.” En estas descripciones creemos

identificar el ancho del zócalo y las dos hileras de piedras que se identifican en el dibujo

como los bordes de las bases del zócalo. Carrera menciona que en la porción donde el

ancho se amplió a 1.40 m. salieron fragmentos de cerámica utilitaria y algunos bordes de

ollas y tazas mezcladas con el desmonte. Agrega después que en esta excavación “Se

encontró 28 fragmentos de cerámica utilitaria entre los cuales habían bordes de vasos,

243
ollas y tazas, sin ninguna incisiones, 12 conchas, pequeñas de moluscos marinos y 8

conchas de caracoles de la época actual. Hay un frag. que es una vasija colonial.” Parece

que se amplió algo más la Excavación 2 siguiendo la longitud del muro, debido a que

Casafranca anota en su libreta: “En la Exc. # 2 continúa el muro hallado en una extensión

de 4 m.”

En el extremo sur de la trinchera (que correspondería al piso de la plaza central de

La Florida) la estratigrafía fue algo distinta a la expuesta en la zona del zócalo:

Capa A: Relleno de piedras (70 cm. de espesor).

Capa B: Terreno natural (90 cm. de espesor expuesto).

En la Capa A Carrera menciona que se encontraron fragmentos de cerámica

utilitaria, mientras que en la segunda capa no se encontró ninguna evidencia arqueológica.

La profundidad total que adquirió la excavación en esta zona fue de 1.60 m. desde la

superficie. Llama la atención que en el dibujo de Carrera la Capa A de esta zona esté sobre

las hileras de piedras que delimitan el zócalo mientras que la Capa B esta a la altura de

éstas (Fig. 117).

Montículo PC2 (Montículo 4, Excavación 4)

El Montículo PC2 medía 9 x 6.30 m. y tuvo una altura de 1.40 m. sobre la

superficie. En este montículo Pablo Carrera excavó del 14 al 16 de Noviembre de 1962.

Menciona que la superficie del montículo sólo era una aglomeración de piedras pequeñas y

tierra salitrosa, sin ninguna evidencia de arquitectura u otro tipo de estructuras. La

excavación que practicó (denominada Excavación 4) fue también una trinchera que tuvo

una orientación Oeste-Este y cuyas medidas fueron 8 x 1.20 m. Luego, se profundizó la

excavación, tanto al centro de la trinchera como en el extremo Este con cateos de 1.20 x

0.60 m.

244
La estratigrafía que se encontró fue la siguiente:

Capa A: Aglomeración de piedras pequeñas y grandes de esquinas cortantes

mezcladas con tierra suelta (1.40 m. de espesor al centro del montículo).

Capa B: Cascajo sin ninguna tierra orgánica (estéril).

En la Capa A Carrera menciona que se encontraron fragmentos de cerámica

“utilitaria estilo del valle de Lima” (¿Lima, Ichma?) y también colonial. También se

encontraron los restos del entierro de un niño, al que Carrera asigna aproximadamente 2

años de edad, sin ningún ajuar y colocado casi superficialmente al lado Oeste del

montículo. Por uno de los dibujos de su libreta advertimos que el entierro tiene al parecer la

posición flexionada. Carrera por alguna razón cree que el entierro es posterior a los Incas,

por lo tanto sería casi contemporáneo con el encontrado en el PC3. Sumaron 84 los restos

óseos del niño.

Montículo PC4 (Montículo 2, Excavación 5)

El Montículo PC4 fue el montículo de mayor envergadura localizado en la

superficie de la plaza central de La Florida. Se situó unos 80 metros al noreste del PC3.

Midió unos 28.20 m. de largo en dirección Este-Oeste y 16.60 m. de ancho en dirección

Norte-Sur. La altura mayor del montículo fue de 1.50 m.

Pablo Carrera menciona que la intervención del montículo empezó el 16 de

Noviembre de 1962 y que duró hasta el 28 de ese mes. El mismo día que se iniciaron los

trabajos de este proyecto de rescate describe a este montículo como “Para el lado norte de

la Urb. cerca a la Pampa de Amancaes se encontraba un pequeño promontorio cubierto

con grandes piedras en cuya base se observa relleno con material arqueológico que se

estaba destruyendo”. Observó esto debido a que el montículo se encontraba en pleno

proceso de destrucción, se extraía material de la parte suroeste del mismo que era

245
trasladado por camiones como desmonte a los desniveles de la urbanización. Estos cortes

habían afectado la tercera parte del montículo.

La excavación englobó una serie de cateos y limpiezas de perfil que se hicieron en

el ya desfigurado Montículo PC4. Carrera mandó a limpiar ambos lados de los muros

cortados en el perfil dejado por los cortes de extracción de material en el montículo y un

obrero empezó la excavación de un cateo de 2.40 x 2.50 m. en la base del corte (cateo que

denominaremos “5a”). La excavación del Cateo 5a llegó hasta la profundidad de 70 cm. y

se hizo ya en la capa estéril, mencionando Carrera que sobre este terreno natural es que se

levantó el montículo. Se hizo otro cateo al lado oeste del montículo (Cateo 5b) de 1.20 x

1.50 m., ubicado donde “termina los muros con rellenos de desmonte”. Otro cateo se hizo

en el lado Noreste del montículo (Cateo 5c).

La descripción que Carrera da del perfil abierto en el PC4 por el corte hecho por los

obreros de la compañía es el siguiente: “aglomeración de piedras grandes sacados de los

muros de contención, capas que forma posibles pisos a base de barro, debajo de estas

relleno de piedras chicas con tierra suelta. Afloran fragmentos de cerámica utilitaria,

conchitas y ceniza mezclada con carbón, todo este material en pequeñísima escala.” Esto

da a entender la presencia de muros y pisos que significarían varias etapas constructivas de

un edificio que conformaría el montículo. En otra descripción menciona que “El montículo

está formado en su totalidad por desmonte trasladado exprofesamente para rellenar los

compartimientos formados por medio de pequeños muros que muchos de ellos presentan

esquinas en pisos adosados con tierra dura. En el desmonte se encuentran en pequeña

escala fragmentos de cerámica utilitaria y conchas marinas, carbón de palo y ceniza.”

Carrera menciona que la “estructura básica” del PC4 estaba conformada por “muros

primitivos” asociados con los fragmentos de cerámica “chavinoide” y por otros muros

246
posteriores, pertenecientes a pobladores tardíos. También al este del montículo encontraron

el entierro de un adulto con un pequeño ajuar, pero era de filiación tardía (Ichma).

El hallazgo más importante del PC4 fue el de una estructura de piedra de planta

circular. Se halló la primera evidencia del muro circular en la zona noroeste del montículo,

junto con otro muro alineado Este-Oeste que al parecer se adosaba al muro curvo, pero de

factura de piedra más rústica, con “salientes hacia la fachada levantada sobre relleno de

piedras chicas y tierra suelta.”. Carrera menciona que en la construcción del muro curvo se

usaron “piedras grandes de cantos cortados colocados con preferencia a lo largo

buscando la mejor base con mezcla de barro presentando una fachada casi pareja con

huellas de enlucido y pintado de blanco.” Fue una sección de la superficie interna del

muro, la que daba al ambiente circular interior la que ofrecía el enlucido y la pintura blanca.

El diámetro aproximado de esta estructura fue de 6.80 m., siendo el diámetro interno de

aproximadamente 2.80 m. El ancho de la pared circular fluctuó entre los 2.80 a 2 m. La

altura del muro fue de 1.20 m. en su sección más conservada y de 30 cm. en su parte más

derruida. El perímetro de la circunferencia interna fue de 29 m. Por un plano que grafica

Carrera del montículo observamos que si bien se conservaba todo el borde interno del

muro, sólo se conservaban los lados oeste y sur del lado externo, el resto al parecer se había

derruido (Fig. 118). La sección de cara de muro interno con el enlucido y la pintura blanca

se encontraba hacia el lado sureste. En el interior de esta estructura circular de piedra

existió un piso de barro, que tuvo en su composición pequeñas muestras de materia

orgánica.Por un dibujo de corte que grafica se observa que el piso era colindante con la cara

del muro pero al parecer era ausente en la parte central del ambiente (Fig. 119). Algo

también importante es describir el “relleno” que cubría el muro circular, estando

conformado por:

247
Capa A: Piedras grandes y chicas.

Capa B: Hormigón suelto (10 cm. de espesor) (aparece en el dibujo de 3 D).

Capa C: Entortado de barro compacto con mezcla de conchitas (30 cm. de espesor).

Capa D: Pequeñas piedras con tierra suelta (45 cm. de espesor).

Capa E: Gruesa capa de hormigón con mezcla de tierra suelta (60 cm. de espesor).

Capa F: Capa no descrita pero que figura en uno de los dibujos en 3 D.

Capa G: Cascajo natural.

La Capa D contenía una “pequeñísima” cantidad de fragmentos de cerámica,

conchitas y carbón de palo.

Carrera hizo un último cateo en el interior de la estructura circular (Cateo 5d) junto

a la base de la pared de piedra, de 1.30 x 0.80 m. y que alcanzó una profundidad de 40 cm.

Este cateo permitió comprobar que las bases del cimiento de este muro circular se

construyeron encima del terreno natural conformado por cascajo. Menciona que también se

hizo otro cateo (Cateo 5e) “buscando la otra cara de esta pared con resultado negativo,

solamente encontramos el relleno comprobando que la tecnica del muro circular es

adosado con fachada interior con huellas de tartajeo y pintura blanca.”

Acerca del material recuperado del Montículo PC4 Carrera menciona que del corte

colindante con el muro circular se recuperaron “fragmentos de cerámica utilitaria cuyos

bordes de ollas y golletes de cántaros presentan influencia Chavín.” También menciona

que “En el desmonte del Mont # 2 se ha encontrado golletes botelliformes, formas clásicas

de Chavín pero con la diferencia del labio no es ovalado, sino una simple inclinación o

expansión hacia fuera.” Menciona también que “el contenido del desmonte arroja 326

frag. de cerámica utilitaria, 101 frag. de huesos humanos, 34 conchitas (Crepidulas).”

248
Montículo I del Complejo Amancaes (Montículo 5, Excavación 8)

El Montículo I del Complejo Amancaes fue uno de los pocos montículos ubicado

fuera del conjunto en U de La Florida que fue excavado arqueológicamente. Estuvo situado

a 135 m. al este del extremo noreste del brazo derecho, tuvo una planta circular y sus

medidas fueron 20 x 20 m. Inmediatamente al este del camino situado a su lado se iniciaba

la ladera rocosa del Cerro Observatorio55. Carrera menciona que en la superficie del

montículo se observaban restos malacológicos (almejas y crepidulas), fragmentos de

cerámica prehispánica (botellas rotas) y coloniales y que, a simple vista, la tierra ofrecía un

aspecto orgánico sin presentar restos de muros o paredes a la vista. Lo que sí llamaba la

atención era que la cima del montículo había sido aplanada para construir al parecer una

choza de vigilancia de los campos agrícolas vecinos56 y que existieron tres “paredones” (al

parecer eran muros de tapia) que rodeaban la base del montículo por tres lados (menciona

que posiblemente fuera usado por esto como corral).

Dentro del proyecto de rescate de Muelle, este montículo fue denominado

Montículo 5. Fue excavado por Pablo Carrera desde el 28 hasta el 30 de Noviembre de

1962. La Excavación 8 consistió en una trinchera de 12 x 1.50 m. Carrera menciona que

sólo se excavaron ambos extremos de ésta, siendo la estratigrafía similar en ambos cateos:

Capa A: Relleno de tierra seca suelta.

Capa B: Cascajo fino compacto (estéril).

Carrera menciona que el cateo del lado Este alcanzó una profundidad de 50 cm. De

la primera capa extrajo fragmentos de cerámica “chavinoide” (7 frag. de un gollete

botelliforme, señalando Carrera que a este tipo de vasija Casafranca lo denomina “piturro”),

55
Carrera lo denomina “Santa Chapita Baja” (¿?) que en ese entonces estaba ocupado por el pueblo joven “El
Altillo”.
56
Carrera menciona también que alrededor del montículo existían “círculos con huellas de sembríos”.

249
así como fragmentos de vasijas de arcilla arenosa y sin pulido (llama la atención que no

encontrara fragmentos con incisiones). Extrae también restos malacológicos (5 variedades).

Menciona además que no encuentra vestigios de muros o algún tipo de arquitectura, sólo

menciona algunas piedras grandes que formaban parte del relleno.

Sobre la Capa B menciona que ésta avanza hacia el interior del montículo,

notándose que forma algo así como un promontorio natural, sobre el que se edificó el resto

de ésta huaca. Carrera concluye mencionando que el montículo sólo fue un basural.

Montículo BI2 (Brazo izquierdo)

La obras efectuadas en la mitad este del templo en U de La Florida para la

construcción de la urbanización El Bosque contemplaron la ampliación de una antigua vía

carrozable que desde tiempos antiguos había dividido en dos la plaza central de La Florida,

vía que en la actualidad es la avenida Abelardo Gamarra. Cerca del extremo noroeste de

esta vía (a unos metros del inicio de una cresta del cerro Arrastre Bajo) se ubicaba la casa

hacienda Muñoz, dando su frontis principal a esta vía carrozable en el lado noreste de la

vía. Tanto el edificio principal de la casa hacienda como una serie de instalaciones anexas

se construyeron sobre un montículo de baja altura, que fue el Montículo BI2 perteneciente

al brazo izquierdo. Al frente, en el otro lado de la vía carrozable, se ubicaban otras

instalaciones de la antigua hacienda colonial, construidas al parecer sobre el extremo

noreste del Montículo BI1 del brazo izquierdo. Todo esto puede observarse con claridad en

la foto aérea de 1944.

La ampliación de esta antigua vía carrozable demolió parte de la casa hacienda

Muñoz y con ella parte del Montículo BI2. También se mutiló otra parte por la

prolongación de una avenida que venía por el lado de las instalaciones militares (la avenida

Eléspuru). Ambos cortes, más los que se hicieron para instalar las tuberías del desagüe,

250
fueron supervisados por Casafranca durante Enero y Febrero de 1963 y han arrojado

algunos datos acerca del brazo izquierdo.

Casafranca menciona que el 19 de Noviembre de 1962 los ingenieros le informan

que se iba a realizar un corte en la casa hacienda Muñoz y el montículo sobre el que estaba

para ampliar la avenida Abelardo Gamarra, informándole para que los arqueólogos

vigilaran estos trabajos cuando se realicen. Carrera inspecciona la casa hacienda y confirma

que todo el montículo BI2 estaba cubierto de construcciones coloniales.

Las intervenciones de la compañía urbanizadora en este montículo de restos

prehispánicos y coloniales fueron tres. Primero fue el corte hecho al parecer en la zona

posterior (o noreste) del edificio principal de la casa hacienda Muñoz, corte efectuado para

la prolongación y ampliación de la avenida Abelardo Gamarra. La segunda intervención fue

un segundo corte efectuado esta vez en el lado noroeste del edificio principal de la casa

hacienda, corte realizado con el fin de prolongar la avenida Eléspuru. La tercera

intervención fue la apertura de dos zanjas para el desagüe en la nueva avenida de 2 vías

abierta con el primer corte (Abelardo Gamarra), en la zona donde precisamente estuvo la

casa hacienda y el Montículo BI2.

La primera de estas intervenciones se empezó el 29 de Enero de 1963 y duró al

parecer hasta el 13 de Febrero de ese año. Casafranca anota que pensó en un primer

momento que este montículo sería prehispánico, pero al término del corte menciona que

sólo era un relleno colonial con muros de contención de adobe también coloniales, que

sirvieron para construir la casa hacienda, mencionando que su composición era de un

relleno de piedra y tierra suelta en cuya parte media sureña aparecían restos de

construcciones y materiales de la Colonia o la República. Llegan a encontrar un túnel

revestido en el techo con ladrillos unidos por calicanto. Casafranca consideró que pudo ser

251
una galería prehispánica reutilizada en la colonia pero descartamos esta afirmación. Si bien

los vestigios coloniales fueron más relevantes de todas maneras menciona que en la base de

este montículo se hallaron algunos restos de moluscos y fragmentería de cerámica

“chavinoide”.

La segunda intervención se empezó a realizar el 14 de Febrero de 1963 y terminó al

parecer al día siguiente. Casafranca anota que todo lo que se encontró fue colonial y de

épocas posteriores.

La tercera intervención se empezó el 20 de Febrero de 1963 y al parecer continuó

hasta el 27 de ese mes. La profundidad que alcanzarían las zanjas fue de 5 metros57.

Primero se abrió la zanja situada a la “derecha” (creemos que es la zanja situada en la vía

este) que se abrió con obreros y que no presentó vestigios arqueológicos. En cambio en la

zanja situada a la “izquierda” (creemos que es la zanja situada en la vía contigua al extremo

noreste del Montículo BI1) sí se encontraron evidencias, hallándose un grueso relleno de

piedras de 1 m. de espesor. También encontraron un muro de piedra de 1 m. de alto, que

presenta una “saliente” (por un dibujo hecho en la libreta de Casafranca parece ser una

pequeña banqueta en la base del muro (Fig. 120)) de 40 cm. de alto y de 25 cm. de ancho.

Este muro se ubicó a 18,75 m. al noreste del buzón Nº 138 de la red de desagüe de la

urbanización y cortaba la zanja de suroeste a noreste. Asociado a este muro en la base del

mismo se ubicó un lente de ceniza de 10 cm. de grosor junto con basura y fragmentos de

cerámica “chavinoide”, señalando Casafranca que son semejantes a los hallados en las

excavaciones del Montículo I (Montículo BD4). La segunda evidencia hallada fue el paso

del túnel colonial con techo en arco de calicanto.

57
Profundidad que creemos tuvieron todas las zanjas que se abrieron para el desagüe en toda esta porción de
la plaza central de La Florida.

252
De todas formas Casafranca anota al final que “Este relleno (se refiere al colonial)

está a su vez sobre los restos completamente destruidos de una posible huaquita chavinoide

a juzgar por los restos de un muro de 1.00 mt. de alto localizados en su base asociado a un

lente de basura de estilo chavinoide.” Hecho que fuera también ratificado por Jorge C.

Muelle. Por último Casafranca menciona que para el 27 de Febrero de 1963 se empezaron a

abrir otras zanjas en los alrededores del Montículo BI2, no encontrando en ellas evidencias

arqueológicas.

Montículo BD4 (Brazo derecho, Montículo 1, Excavaciones 3, 6, 7, 9, 10, 11 y 12 e

Intervenciones A y B)

El Montículo BD4 fue denominado por el proyecto Montículo I. De las siete áreas

intervenidas ésta fue la que más tiempo requirió en su excavación y registro. Fue de la que

se recogió mayor cantidad de artefactos arqueológicos y la que tuvo mayor complejidad

arquitectónica y estratigráfica.

Para la época de la intervención, ya había sido nivelada la cima de este montículo

por maquinaria pesada. Para el 7 de Noviembre de 1962, tanto Casafranca como Carrera

informan del avanzado estado de destrucción que el mismo ofrecía. Carrera menciona que

los trabajos de nivelación ya tenían una semana de realizados y que se había afectado el

montículo por tres de sus lados (creemos que deben ser los lados noroeste, suroeste y

sureste, que colindaban con el trazo de las calles 19, 9 y 22 respectivamente). Las medidas

que tuvo para Noviembre de 1962 fueron de 81 m. de largo máximo y 48 m. de ancho,

siendo la altura de unos 2.20 m. en promedio. En planta ofrecía una forma irregular. De

acuerdo con un plano, este montículo58 era semi rectangular pero con un apéndice hacia su

58
Plano hecho en base a otro perteneciente a uno de los ingenieros de la compañía urbanizadora apellidado
Bendezú, en adelante le diremos plano Bendezú (Fig. 121).

253
esquina noroeste. Hacia el lado oeste de su mitad, un poco hacia el sur, ofrecía una especie

de corte en el montículo que se profundizaba desde su lado noreste hacia el este.

Junto al Montículo BD4 se instaló el campamento-caseta de la compañía

urbanizadora. Al trazar la red de calles y manzanas de la urbanización El Bosque, la

compañía ubicó en el área del montículo una manzana entera, rodeada de las calles 19 (lado

noroeste, hoy Francisco Monserrate), 9 (lado suroeste, hoy avenida Abelardo Gamarra), 22

(lado sureste, hoy Sancho Davila) y 7 (lado noreste, hoy Samuel Joya). Lo curioso es que

sólo se lotizaron los lados noroeste y noreste de la manzana, quedando el resto,

precisamente el área donde estuvo la mayor cantidad de evidencias del montículo, sin

construir ninguna vivienda. Los restos supervivientes del BD4 fueron demolidos y en su

lugar se construyeron una capilla y una cancha deportiva, que existen hasta la actualidad.

Los trabajos de excavación del Montículo BD4 empezaron el 12 de Noviembre de

1962 y concluyeron en una fecha no determinada. El registro de las evidencias descubiertas

duró hasta el 8 de Marzo de 1963. Por la magnitud del montículo y por la complejidad de

las evidencias descubiertas se hicieron siete excavaciones (las Excavaciones 3, 6, 7, 9, 10,

11 y 12), pero las libretas de Casafranca y Carrera registran por lo menos 2 intervenciones

más (Fig. 122).

Excavación 3:

Casafranca aprovechó los cortes que se habían hecho para la instalación de tuberías

en el trazo de las calles que rodeaban el Montículo BD4 para registrar las evidencias

arqueológicas descubiertas. Fue cerca de la esquina suroeste del montículo que se abrió,

colindante con la zanja y hacia su lado norte, la Excavación 3 (Fig. 123).

En la zanja para el desagüe se encontró un muro de piedra (que denominaremos

Muro 3MA) ubicado a 80 cm. de la superficie. Hacia el norte de este muro se realizó la

254
Excavación 3 que tuvo 2 x 2 m. de área (delimitando la zanja y el Muro 3MA su lado sur).

Fue en medio de esta Excavación 3 que se halló otro muro paralelo al primer muro

descubierto (que denominamos 3MB). El material hallado entre los muros 3MA y 3MB lo

denominamos Relleno 3RA. Es importante mencionar que el material situado al norte del

muro 3MB también es considerado relleno por Casafranca (pensando que existía otro muro

paralelo al 3MB hacia el norte), por lo que lo denominamos Relleno 3RB.

La estratigrafía del relleno 3RA es la siguiente:

Capa A: Tierra compacta con algunas piedras (55 cm. de espesor).

Capa B: Piedras medianas con argamasa de barro.

El Relleno 3RB sólo estaba constituido por tierra compacta con inclusiones de

algunas piedras pequeñas. A 1.70 m. de profundidad se ubicó un piso (que denominamos

Piso 3PA), elemento que al parecer se ubicó debajo del Relleno 3RA o quizás de ambos

rellenos. Casafranca menciona que los fragmentos de cerámica son escasos y los que hay

aparecen sobre el piso. Carrera apuntó que los fragmentos de cerámica hallados en esta

unidad tenían incisiones gruesas pintadas de blanco en fondo color bruno, estando uno de

los fragmentos decorado con una cabeza de serpiente, pero enfatiza que no es semejante al

clásico Chavín. Posteriormente se rompió este piso hallándose el Relleno 3RC, que lo

describe como tierra compacta con algunos fragmentos de cerámica. Menciona que tuvo 40

cm. de espesor y que debajo de éste apareció el terreno natural de cascajo. Algo importante

es que Casafranca menciona que este relleno no guarda ninguna relación con los rellenos

encontrados en la ampliación de esta excavación.

El 16 de Noviembre de 1962 se amplía la Excavación 3 hacia el sur de la zanja

abierta para desagüe. Casafranca menciona que esta ampliación (que tuvo un área de 3.50 x

3 m.) se debió a la ubicación de un muro que era perpendicular al 3MA (formaba esquina

255
con éste) y que se dirigía hacia el Club Sporting Cristal (lo denominamos Muro 3MC).

Menciona que este muro corre 3 metros hacia esta dirección y luego “dobla” hacia la Av.

Amancaes (es decir hacia el este) (Muro 3MD) teniendo este nuevo muro 1.65 m. de

longitud. El relleno que los muros 3MA, 3MC y 3MD encerraban lo denominamos Relleno

3RD. La estratigrafía de este relleno era la siguiente:

Capa A: Relleno de basura arqueológica.

Capa B: Piedras angulosas y cantos rodados puestos desordenadamente y mezclados

con barro.

Casafranca menciona que en la Capa A habían moluscos, restos de pescado, cenizas,

carbón, piedras de regular tamaño angulosas y fragmentos de cerámica de estilo

“chavinoide”. También halló 2 “pitarros” que es como designa a los picos de las botellas

formativas. En la Capa B menciona que se encontraron muy pocos fragmentos de cerámica.

Algo importante es que al despejar el Relleno 3RD se encontró un piso a 1.10 m. de

profundidad (Piso 3PB). Este piso a la altura donde el Muro 3MD se perdía era

“ligeramente irregular por la presencia de varias piedras que causas muy extrañas

aparecen paradas desordenadamente, esto cambia casi por completo un concepto que

tenemos sobre el relleno en que las piedras aparecen en sentido horizontal.”

Luego se rompió el piso 3PB y se encontró el Relleno 3RE que tuvo la siguiente

estratigrafía:

Capa A: Piedras angulosas desordenadas mezcladas con barro (50 cm. de espesor).

Capa B: (20 cm. de espesor) (no tenemos datos de su registro).

Capa C: Relleno formado de basura con tierra (35 cm. de espesor).

Capa D: (15 cm. de espesor) (no tenemos datos de su registro).

256
Casafranca menciona que en la Capa A las piedras fueron “generalmente paradas”.

Menciona la presencia de abundante basura arqueológica, conformada por fragmentos de

cerámica “chavinoides”59 y moluscos (la mayoría Crepidulas, siendo pocas las almejas,

caracoles y choros). Sobre la Capa B menciona que la fragmentería de cerámica es de las

mismas características de la capa anterior pero que la decoración ofrece mayor variedad al

parecer. Es importante mencionar que Casafranca nota entre la Capa B y la C los restos de

un posible piso. Sobre la Capa C menciona que el material que la conforma es una masa

casi compacta y que tiene menos fragmentos que el estrato anterior. Finalmente debajo de

la Capa D aparece un piso (Piso 3PC) y debajo de éste aparece ya el estrato estéril,

conformado por gravilla (Figs 124 y 125).

La Excavación 3 se amplió mucho más que el área original de las dos unidades

descritas, por el hecho de excavar trincheras delgadas siguiendo la dirección de los muros,

para así tener una idea del contorno del Montículo BD4. Así, para el 13 de Diciembre se

encontró la esquina entre el muro 3MA y otro muro que marcaba el límite noroeste de todo

el montículo (muro que denominaremos 3ME). Este muro al parecer se perdía a los 2.55 m.

de extensión. El 15 de Diciembre se encontró en esta zona a 1.20 m. de profundidad “un

fragmento de plato lítico correspondiente a un borde el cual esta bien trabajado siendo de

color rojizo morado”. Se prosiguió limpiando el muro, encontrándolo en algunos

segmentos en buen estado de conservación. Al final de su limpieza se había podido hallar al

Muro 3ME desde la esquina que conformaba con el 3MA hasta unos 72 m. de extensión.

Casafranca observa que en algunas secciones las piedras que conforman el paramento

aparecen desordenadas o caídas de su lugar, dando la sensación que fueron afectadas en

59
Menciona varios fragmentos incisos, destacando 2 de ellos por corresponder a una cabeza realista
posiblemente de serpiente, cuyos rasgos incisos están pintados de crema. También señala que hay un
fragmento de color negro.

257
tiempos antiguos por un terremoto. Hacia el lado suroeste se trató de encontrar, creemos

nosotros, la prolongación del Muro 3MA hacia el este, prolongación que se encontró

paralela a la zanja abierta para la instalación de tuberías, extendiéndose este muro desde la

esquina que hacía con el 3ME unos 42 m. Todos estos 5 muros hallados fueron de piedra.

En uno de los dibujos en 3 dimensiones de Pablo Carrera de todo el montículo se

vislumbra la zona nuclear de ésta excavación y también en los planos que disponemos de

este proyecto de rescate (sobre todo en el plano Bendezú). Sobre los materiales recuperados

de esta zona Casafranca en su lista final de materiales menciona fragmentos de cerámica

consistentes en bordes de ollas, platos, vasos, picos, en colores negro y rojo, incisos, bases,

etc. también fragmentos de vasija de piedra, material malacológico, huesos incompletos de

llama y por último huesos humanos fragmentados e incompletos, lo que indicaría

probablemente la presencia de entierros, lo cual estaría relacionado a un comentario que

hace Carrera al mencionar que sólo se encontraron en el Montículo BD4 entierros

“huanchos” (probablemente del Período Intermedio Tardío).

Excavación 6:

A 7 m. de la zanja abierta para el desagüe y “casi al centro” del Montículo BD4 se

practicó un “corte longitudinal” que tuvo 1.80 m. de ancho60. Creemos que estuvo a unos

12 m. hacia el noreste de la Excavación 3. Casafranca menciona que el corte se realizó

“junto a un conglomerado de adobes pequeños trabajados a mano de diferentes tamaños

casi de formas cúbicas y de aristas redondeadas, otros son casi en formas redondas, es

decir que han sido modelados por la presión de la mano, y posiblemente acabados en un

terreno plano.” Menciona que el material que los conforma es arenilla, tierra y algunos

60
No menciona el largo, y en los planos hechos tampoco figura éste.

258
cantos rodados pequeños. Se midieron 3 que arrojaron las siguientes medidas: 20 x 20 x 16

cm., 17.5 x 15 x 15 cm. y 16 x 12 x 11.5 cm.

Casafranca menciona que hacia el lado sur de esta excavación el conglomerado de

adobes está cubierto por un relleno de piedras y adobes sueltos mezclados con barro.

Debajo de este relleno aparecieron las cabeceras de muros de adobitos (lamentablemente no

menciona cuantos muros fueron) pero menciona que algunos parecieron estar adosados

entre ellos (quizás fueron perpendiculares). La estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Desmonte de piedras angulosas, canto rodado, adobes sueltos y barro.

Capa B: Relleno de tierra, adobitos y piedras chicas angulosas.

Capa C: Relleno de piedras angulosas de regular tamaño y tierra.

Capa D: Estrato natural de ripio (estéril).

Para la Capa A Casafranca señala que los fragmentos de cerámica son “huanchos” y

“chavinoides” y que la argamasa que une a los componentes es de la misma constitución

que la de los adobes. Menciona también que de la Capa B se extrajeron muy pocos

fragmentos de cerámica. El muro o los muros de adobitos descubiertos en esta excavación

estuvieron al mismo nivel y asociados a la Capa B, ya que Casafranca menciona que la

Capa C se situó debajo de estos muros.

Casafranca menciona también que la profundidad de la excavación desde la

superficie es de 4.10 m. pero tomando en cuenta la máxima altura del montículo la altura

sería 6.50 m. En el plano Bendezú aparece mencionada la Excavación 6 siendo al parecer

paralela a un muro que pareciera dividir en 2 al montículo en el eje longitudinal. Este muro,

que denominaremos muro 6MA, es graficado en el plano como paralelo al muro 3ME.

Pudo ser el muro de adobitos mencionado en el registro. Su extensión total fue de 18 m.

259
Entre ésta excavación y el muro 3ME estaba al parecer la mayor altura del

Montículo BD4. Sobre los materiales recogidos fueron muy escasos, mencionando el

inventario de Casafranca sólo moluscos como Crepidulas y Tay chocolata, y también los

fragmentos de un vaso de piedra.

Excavación 7:

La Excavación 7 se situó hacia el flanco sureste del Montículo BD4, contigua al

trazo de la calle 22. Casafranca la sitúa “en el extremo SE del muro superior truncado que

se halla en la parte posterior de los restos de la huaca” (lo denominamos Muro 7MB).

También agrega “está situada a 8.70 m. desde la tubería de desagüe de la calle # 22 en

dirección NO.” En el plano Bendezú figuran dos muros paralelos en esta zona: el más

exterior (que lo denominamos Muro 7MA, que el plano denomina “Muro externo” y que

tuvo una extensión de 69 m.) y otro paralelo a éste situado a 1 o 2 metros hacia el oeste,

muro que denominamos 7MB y que tuvo una extensión de 24 m.

Las medidas de esta unidad es de 1.80 m. por lado, siendo cuadrangular. Menciona

que se realiza “debajo del posible piso del muro superior” (Muro 7MB). La estratigrafía

fue la siguiente:

Capa A: Relleno que cubre el muro 7MB.

Capa B: Relleno de piedras colocadas desordenadamente (1 m. de espesor).

Capa C: Tierra compacta y húmeda (1.80 m. de espesor).

Capa E: Gravilla (estéril).

El posible piso asociado con el muro 7MB estaría encima de la Capa B, sellándola.

Sin embargo, al parecer más que un piso fue un apisonado (de todas maneras lo

denominamos piso 7PA). Menciona que la Capa B contiene algunos fragmentos de

cerámica “chavinoide” y restos de basura. Sobre la Capa C, menciona que contiene mayor

260
número de cerámica “chavinoide” que el anterior estrato. Finalmente tanto las capas C y B

fueron un relleno (7RA) que fue contenido por el Muro 7MA.

Al parecer la limpieza del muro 7MA continuó en los días siguientes para despejarlo

en toda su longitud. Carrera menciona que aprovechando la excavación profunda para un

buzón situado en la esquina de las calles 22 y 9 se limpió toda la cara del muro (que estaba

solo a 6 cm. al oeste del buzón) hasta la base. Tenía una altura de 2.40 m. y la mampostería

era de piedras con tierra compacta como argamasa. Realiza un dibujo de corte del muro y

de la estratigrafía asociada a él. Creemos que es similar a la estratigrafía que registra

Casafranca pero hay un detalle interesante: el muro 7MA no se apoya sobre el terreno

estéril sino que, entre el estéril (la capa E) y el inicio del muro, hay una capa (Capa D) que

Carrera la caracteriza con presencia de basura, ceniza, tierra orgánica, carbón vegetal y

fragmentos de cerámica “chavinoide”. La superficie de esta capa es definida como una

especie de apisonado de “arcilla ligosa” con basura arqueológica. Sobre la fragmentería de

cerámica que aparecía en esta capa menciona que “presentan incisiones gruesas hechas al

juzgar con bruñidores, tomando formas geométricas, uno de los fragmentos tiene una

incisión que representa una cabeza de serpiente, pero no Chavín, sino de un estilo local”.

Si Casafranca no registró esta capa en su perfil es por que quizás sólo apareció en esta zona.

Casafranca menciona que las piedras que conformaban el muro 7MA se encontraban en

algunos sectores fuera de su lugar, dando la impresión que fueron sacudidas en el pasado

por un terremoto (igual que el 3ME) y que este muro se pierde casi a la altura de otro muro

importante que corría de noreste a suroeste (pensamos que se refiere al Muro 9MA).

Excavación 9:

Esta excavación es ubicada por Casafranca a 17.20 m. en dirección NO de la zanja

del desagüe de la calle 22 y a 1.70 m. al norte de un muro ubicado al centro del Montículo

261
BD4 y que lo dividía en dos partes, corriendo de noreste a suroeste. A este muro lo

denominamos 9MA. Este muro en la parte descubierta presentaba enlucido de barro, siendo

su altura máxima 1.30 m. desde la superficie superior del montículo y su longitud unos 43.5

m. llegando a unirse al parecer por el oeste con el muro 3ME61 y por el este al parecer

también se unía al 7MA. Casafranca menciona que en esta superficie aparecen partes del

terreno removido por el tractor cuando niveló la cima de la huaca. No da medidas de la

excavación pero por el plano del Montículo BD4 se grafica que tuvo una planta en L

adosada a dos muros que hacen esquina: el 9MB y el 9MC. La estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Tierra (90 cm. de grosor).

Capa B: Relleno de piedras y tierra (60 cm. de espesor).

Capa C: Tierra (1.05 m. de espesor).

Capa D: Terreno de ripio (estéril).

En la Capa B se ubica mucha basura con ceniza, fragmentería de cerámica, restos

malacológicos (almejas, choros y crepidulas) y restos de pescado. En la Capa C en cambio

se encontraron pocos fragmentos de cerámica y poca basura.

Asociado a la Capa B está el muro 9MB que corre en dirección noreste – suroeste y

que fue paralelo al muro 9MA (siendo su extensión 14 m.). Este muro 9MB hizo esquina

con otro denominado 9MC (de 3 m. de largo) que se dirigió hacia el muro 9MA y lo cruzó

por debajo (Fig. 126).

Se siguió ampliando la Excavación 9 continuando la limpieza del muro 9MB

tratando de descubrirlo en toda su extensión. Al parecer se encontraron restos de shicras. Se

menciona que se encontraron junto a “terrones quemados” (es por ello que pensamos que se

encontraron en la Capa B).

61
Ese segmento de 6 m. está al parecer afectado y en su trayectoria hay dos vacíos de 4.5 y 6 m.

262
Sobre el material recuperado en el inventario de Casafranca se menciona fragmentos

de cerámica utilitaria, bordes de ollas, tazas y platos, picos y fragmentos con incisiones,

también se hallaron piedras pulidoras, restos malacológicos (Crepidula, Mesodesma,

Mytilus Chorus, Tay Chocolata, etc.) y huesos humanos fragmentados incompletos, lo que

evidencia que hubieron entierros, probablemente tardíos.

Excavación 10:

La Excavación 10 fue realizada en la zona noroeste del Montículo BD4. Casafranca

menciona que está situada a 34.50 m. al Este del Buzón # 112 de la Calle 19, y que sus

medidas fueron 1 x 1 m. inicialmente. Se hizo en esta zona debido a que superficialmente

aparecían rastros de la cabecera de un muro, hecho que la excavación confirmó. Lo

denominamos 10MA.

Este muro 10MA era paralelo al muro 3ME y se encontraba a unos 5 m. al noreste.

La extensión total que figura en el plano Bendezú fue de 48 m. aproximadamente. A 3 m.

de su extremo sureste se encontraba el muro 9MA. Y de este extremo sureste del muro

10MA partía otro muro (10MB) con dirección noreste, que era paralelo al muro 9MA y que

por el plano sólo tuvo unos 2.50 m. de extensión. Por último, Casafranca menciona que el

relleno que ambos muros soportaban hacia el noreste (Relleno 10RA) era piedra pequeña

de canto rodado.

Los materiales recuperados de esta excavación fueron pocos al parecer. En el

inventario de Casafranca sólo figuran moluscos como Crepidulas.

Excavación 11:

La Excavación 11 es ubicada por Casafranca a 5.30 m. al NO de la Excavación 9.

Esta excavación se hizo con el fin de ver si el muro 9MB se prolongaba hacia el oeste. Sus

medidas originales fueron de 2 x 1.5 m. Se llevó a cabo del 6 al 22 de Diciembre de 1962.

263
Se ubicó a 45 cm. de profundidad un muro de piedras chicas (Muro 11MA) que

tenía un eje norte-sur62. Casafranca menciona que su extremo sur se encontraba a 4 m. del

muro 9MA y que lo cubría un material que constituía un solo estrato, compuesto por tierra

compactada por la humedad. Este muro 11MA tuvo en toda su longitud descubierta unos 20

m. Su extremo sur se unía (y al parecer era de la misma época) al muro 9MB, que se

extendía más al oeste de su unión con este muro. En su extremo norte Casafranca menciona

que, contiguo a su finalización, se encontraba un basural, donde se ubicó un fragmento de

mortero de piedra (al parecer de basalto) conservado en 2/3 de su integridad. Del muro

11MA, a 5 m. al norte de su extremo sur, partía otro muro pequeño (de 1.85 m. de longitud)

hacia el noreste, muro que denominamos 11MB. Por otro lado, del extremo noreste de este

nuevo muro partía otro, hacia el norte, que denominamos 11MC, que tuvo 6.90 m. de

longitud. Para terminar, el muro 11MA cerraba por el lado noreste el único recinto definido

que se encontró en el Montículo BD4, recinto que denominamos Recinto A.

En el inventario que Casafranca presenta se menciona como objetos recuperados de

esta excavación fragmentos de cerámica utilitaria con incisiones y huesos humanos

incompletos.

Excavación 12:

La Excavación 12 fue la más amplia de las realizadas en el Montículo BD4. Se llevó

a cabo en la zona norte de los restos del montículo y permitió el revelamiento de una serie

de muros y estructuras que definieron el único ambiente descubierto en el montículo que es

el que denominamos Recinto A. Según Casafranca el núcleo original de la excavación se

situó a 23.20 m. al NO del muro 9MA y las medidas originales de este núcleo fueron 2.50 x

1.70 m. El área nuclear se excavó del 13 al 20 de Diciembre de 1962 (Fig. 127). Después

62
Era paralelo a los muros 10MA y 9MC pero perpendicular al muro 9MA.

264
de esa fecha se continuó ampliando las excavaciones, con el principal objetivo de despejar

los muros que definían el denominado Recinto A hasta el 30 de Enero de 1963. Se situó

colindante con el extremo norte del muro 11MA, donde se halló un bolsón de ceniza63

razón por la que se decidió abrir ésta excavación. Del extremo norte del muro 11MA partía

un pequeño muro de 1.5 m. de longitud hacia el este (Muro 12MA) y que hacía esquina con

otro pequeño muro también de 1.5 m. de longitud (Muro 12MB) que se dirigía hacia el

norte, siendo paralelo con el 11MA. A su vez este muro 12MB hacía esquina con otro

(12MC) de mayor longitud (12 m.) que tuvo una mampostería de cantos rodados con

algunas piedras angulosas que exhibían el lado más plano hacia la cara exterior. Este muro

se dirigía hacia el oeste y definía el lado norte del Recinto A. Algo importante es que

notamos que los muros 12MA, 12MB y 12MC en su primer tramo encerraban un pequeño

espacio (situado en la esquina noreste del Recinto A) donde precisamente se ubicó un

interesante bolsón de ceniza64. Por el plano Bendezú se nota que el núcleo original de la

Excavación 12 estuvo colindando con esta zona, al parecer hecho en la parte posterior

(norte) del muro 12MC.

Casafranca menciona que en este sector el terreno había sido nivelado por la

maquinaria antes que se iniciara el proyecto de rescate. Del área original se ampliaron 3 m.

más (suponemos que del largo). La estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Relleno de piedras grandes angulosas.

Capa B: Lente de piedras pequeñas angulosas (El grosor de las capas A y B fue 85

cm.).
63
Compuesto de ceniza, carbón vegetal al parecer de ramos de pequeños arbustos, conchas de tipo almejas,
caracoles, choros y fragmentos de cerámica, cuyas incisiones no fueron muy gruesas y los restos de un
mortero.
64
Casafranca también menciona que dentro del bolsón se encontró “un terreno compacto de tierra con
piedras que da la sensación de ser un muro”, quizás se refiera a uno de los muros anteriormente
mencionados.

265
Capa C: Relleno mayormente de ceniza, con algunas muestras de tierra, piedras y

carbón (50 cm. de espesor).

Capa D: Tierra arcillosa, con poca basura (17 cm. de espesor).

Capa E: Arena (15 cm. de espesor).

Capa F: Tierra compacta (32 cm. de espesor).

Capa G: Hormigón menudo (estéril).

La Capa A correspondería al terreno que la maquinaria destruyó antes de la

intervención del proyecto de rescate, sobreviviendo sólo algunos rastros de ésta. De todas

formas se lograron recuperar algunos fragmentos de cerámica. La Capa B contuvo conchas

marinas (Mytilus chorus y Crepidulas), restos de pescado y cuyes. En la Capa C “la

fragmentería es muy numerosa llamando la atención la decoración incisa gruesa por los

rasgos que no recuerdan en nada al tipo clásico Chavín que parece ser más bien un brote

local con motivos a veces al parecer interlocking y figuras extrañas, que recuerdan los

frescos de Punkurí del valle de Nepeña. Los bordes son chavinoides aunque con ligeras

variantes.”. También se hallaron fragmentos de cuarzo, 1 fragmento de maxilar superior

(¿humano?), restos de cuy y huesos de aves. Algo también relevante de esta capa fue la

presencia de un conglomerado desordenado de piedras, que eran lajas planas (2 de ellas

depositadas en sentido horizontal) y cantos rodados. La Capa D contuvo pocos fragmentos

de cerámica. En la Capa E no apareció fragmentería cerámica pero sí algunas trazas de

carbón. Igual situación presentó la Capa F.

Después de los trabajos en la zona nuclear de la Excavación 12, se prosiguió

despejando al muro 12MC en toda su longitud hacia el oeste. Algo importante es que

Casafranca menciona que esta ampliación sólo se hizo retirando la Capa A anteriormente

definida. El 4 de Enero de 1963 se halló su extremo oeste que hacia esquina con un muro

266
de adobitos que se dirigía hacia el sur, y que era paralelo al muro 11MA. Este nuevo muro

lo denominamos 12MD.

Este muro 12MD midió unos 7 m. de longitud, tuvo un ancho de 1.10 m. y su altura

fue de 1.10 m. Estuvo hecho de adobitos pero en la cabecera tuvo un paramento de piedra

(Casafranca piensa que fueron los inicios de otro muro), teniendo un enlucido de barro en

su cara externa. En su base se encontró un piso (que hemos denominado 12PA) tanto en su

cara externa (oeste) como en la interna (este, correspondiente al interior del Recinto A). Su

extremo sur exhibía una cara, que era la jamba norte de un acceso al Recinto A, teniendo

este acceso un ancho de 1.45 m. El relleno que cubrió este muro es descrito como tierra y

piedras mayormente angulosas, que tuvo muy poca fragmentería cerámica y restos

malacológicos como choros y Crepidulas. Alineado con el muro 12MD le seguía hacia el

sur el muro 12ME, de las mismas características del anterior pero de 4.50 m. de longitud.

La cara de su extremo norte conformaba la jamba sur del acceso al Recinto A, donde se

encontraba un pequeño nicho (Casafranca indica que apenas era visible) de 18 cm. de alto

por 20 cm. de ancho, teniendo una profundidad de 10 cm., siendo un detalle importante que

el ancho en su parte superior era menor que en la base (lo cual le daba una forma

trapezoidal). Algo importante es que al despejarse el acceso al Recinto A se vio que estaba

“tapiado” por un cerco conformado por sólo una hilada de adobitos superpuestos (hecho

que definiría un acto de clausura y sello del Recinto A) (Fig. 128).

Al despejarse los muros 12MD y 12ME se prosiguió con la excavación y despeje de

toda el área del Recinto A65. Al excavarse el área del Recinto A se encontró que había sido

totalmente cubierto por un relleno (12RA) consistente en dos estratos:

65
Que estaba definido por el norte con el muro 12MC, por el este por el muro 11MA, por el sur por parte del
muro 9MB y por el oeste con los muros 12MD y 12ME, que se situaban a ambos lados del acceso al recinto.

267
Capa A: Piedras grandes angulosas (70 cm. de espesor).

Capa B: Tierra y algunas piedras (40 cm. de espesor).

En algún lugar del Recinto A en el punto de unión de ambas capas se encontró un

fragmento escultórico de cerámica al parecer correspondiente a la cabeza de un mono “o de

otro mamífero de factura realista”. Una vez excavado todo el Recinto A y expuesta toda la

superficie del piso 12PA (sobre el que al parecer no se hicieron más hallazgos) se procedió

a excavar la esquina noroeste del Recinto A donde se encontraban los muros 12MA y

12MB. Por el registro que da Casafranca menciona que en esta zona se rompió el piso

12PA y al hacerlo descubrieron un relleno de tierra con algunos fragmentos de cerámica

(12RB). Al hacerlo no sólo descubrió al muro 12MA uniendo a los muros 12MB con

11MA sino que hacia el noreste del punto de unión de los muros 12MC y 12MB

descubrieron otro muro que parecía la prolongación del muro 12MC hacia el noreste. A

este nuevo muro lo denominamos 12MF y tuvo una longitud de 2.80 m. Casafranca

menciona que en el relleno de tierra (que parece ser también 12RB) que cubría a este muro

12MF se descubrió un fragmento de cerámica correspondiente a la cabeza de una figurina

antropomorfa (Casafranca también lo denomina “cuchimilco”).

A aproximadamente 5 m. al suroeste del extremo sur del muro 12ME de adobitos se

hallaron dos muros de corta longitud conformando una esquina. El 12MG de 1.5 m. de

longitud (que era paralelo a los muros 3ME y 10MA) y el 12MH, de 2 m. de longitud y que

estuvo alineado con el muro 9MB y que en la práctica vendría a ser el mismo muro.

Sobre los materiales recuperados fueron abundantes: fragmentería de cerámica

como bordes de cántaros, platos, ollas, tazas, picos de botella, bases de trípode, etc. de

colores rojo, negro y decorados con incisiones; también piedras pulidoras, restos

268
malacológicos como Mesodesmas, Crepidulas, Tay chocolata, Concholepas, etc. y huesos

humanos incompletos.

Intervención A:

Esta excavación o intervención del Montículo BD4 se realizó en una zona muy

cercana a la Excavación 9, con la que está creemos íntimamente ligada. En la libreta de

Casafranca no le asigna un número determinado y no sabemos si en realidad fue parte de

una de las excavaciones o fue una excavación independiente.

Desde el 21 de Noviembre de 1962 los obreros estuvieron limpiando la cabecera del

muro 9MA, que es un muro que corta el Montículo BD4 en dos zonas. Para el 29 de

Noviembre la limpieza de este muro continuaba. Fue en un sector cercano al punto de

intersección de los muros 9MA y 9MC que se excavó una unidad de excavación profunda,

del 1 al 5 de Diciembre de 1962. El lado sur de la excavación vino a estar definida por la

cara norte del Muro 9MA. La estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Relleno de basura arqueológica y tierra suelta (1.30 m. de espesor).

Capa B: Tierra con basura arqueológica (75 cm. de espesor).

Capa C: Tierra compacta (90 cm. de espesor).

En la Capa A se encontró fragmentería de cerámica, entre ellos los “pitarros” (picos

de botella) “de características semejantes al conocido del blanco sobre rojo (baños de

Boza)”. Casafranca menciona que la superficie de la Capa B era un piso (que denominamos

APA y que era de “tierra compacta”). Al excavar la Capa B notó que estaba asociada a un

muro que era más “irregular”66. Este muro aparece en el plano Bendezú y se desplaza de

forma paralela al muro 9MA (teniendo también una longitud de 43.5 m.) pero dando su

cara hacia el sur (en dirección opuesta al 9MA). Este muro lo denominamos 9MD. Es

66
Creemos que se refiere a que el acabado del paramento no era tan bueno como el del muro 9MA.

269
interesante que este muro “se notaba claramente en asociación con el terreno de tierra con

mezcla de basura arqueológica de estilo Chavinoide (pero en que no aparecen pitarros),

en cambio se observa cerámica con engobe crema, y con pintura de color verduzca

plomiza, pico notorio (¿?) al parecer formando ornamentación geométrica, en (rejilla)”.

Al parecer la superficie de la Capa C era un piso (Piso APB) y dice que descendía

gradualmente hacia el terreno SE.

Se halló al muro 9MC pasando debajo del muro 9MA a la altura de la Capa B.

Nosotros creemos que el muro 9MC se unió al 9MD. Casafranca menciona que en el

espacio entre los muros 9MA y 9MC se halló un relleno de basura arqueológica

“compuesta de muchas conchas marinas en su mayoría de tipo almejas, siguiéndole en

orden los chanques, las crepidulas y por último las lapas y caracoles siciadas,

fragmentería de estilo chavinoide representado por cántaros botelliformes, de gollete

angosto, saliente hacia los bordes de color rojo, bordes de ollas y ausencia de fragmentos

de platos y tazas. La calidad de esta fragmentería es muy burda, solo se ha encontrado un

fragmento inciso de trazo muy delgado en relación con los encontrados en otras

excavaciones”.

Acerca del material asociado a éste muro menciona que la cerámica es “chavinoide”

“en lo que se destaca la forma del pico de golletes de botellas, altos y extraños que

parecen ser más bien pitarros grandes, y muy altos, en proporción que nunca he visto en

otros lugares, su color marrón y rojizo. Además entre los alimentos se hallan huesos de

aves, de mamíferos y roedor, posiblemente cuy”.

Intervención B:

La Intervención B fue un cateo de 3 x 1.50 m. colindante con el muro 7MA, cerca

de su extremo sur (definiendo este muro su lado oeste). Al parecer se hizo al lado de la

270
Excavación 7, con la que estaría ligada. Casafranca menciona que la excavación se hizo con

el objetivo de extraer mayor número de fragmentos de cerámica, sobre todo los “pitarros” o

picos de botella, que se encontraron en regular cantidad en esta zona durante los primeros

trabajos de reconocimiento, antes que empezara el proyecto de rescate.

La Intervención B se realizó del 17 al 22 de Enero de 1963. La estratigrafía fue la

siguiente:

Capa A: Desmonte (60 cm. de espesor).

Capa B: Relleno de piedras y tierra.

Casafranca menciona que el primer día que empezó la excavación se halló buena

cantidad de material arqueológico, pero que fue destruido por el tractorista mientras el

equipo del proyecto fue a almorzar. En la Capa B encontró material arqueológico. Al

parecer debajo de la capa B todavía no se encontraba el terreno estéril pero al terminar de

extraerse todo el material arqueológico de esta capa se abandonó la excavación.

Se hicieron más excavaciones de prueba en los lados del montículo BD4 para ver si

aparecían más muros, pero al parecer fueron pequeñas. También Casafranca menciona que

existía un desnivel del terreno hacia el este de la calle 22 y que era de 1.95 m. comparado

con el nivel de esta calle67. Como comentarios generales Carrera dice de la fragmentería

cerámica proveniente de este montículo que es “fina color rojizo, bruno, blanquecino con

incisiones que son hechas con punto mocha y no cortante como los casos de cerámica

Cavernas, estas incisiones son geométricas”. Sobre las formas menciona que en la última

capa de ocupación se han extraído golletes o picos de botella de forma clásica Chavín, pero

con la diferencia de que el labio no es biselado sino es una simple inclinación o expansión

hacia fuera. Los labios de las ollas, vasos y cántaros tienen la silueta en forma de coma,

67
Realizando un dibujo de corte de este desnivel, la calle 22 y el Montículo BD4 en su libreta de campo.

271
común en Chavín. Menciona que tampoco se han encontrado vasijas escultóricas salvo

acordonados y bruñidos que parecen serpentiformes. Sobre la técnica de construcción

menciona “presentan paredes gruesas con piedras grandes de filos cortantes con amarres

de barro colocados a lo largo cuidando la mejor fachada siempre con inclinación ligera de

la base hacia arriba, en el intermedio de éstos muros se observa relleno de piedras

pequeñas con barro” aclarando que esa técnica de relleno se presenta sólo en las bases de

los muros.

7b. Análisis y correlación de la arquitectura y estratigrafía registradas en las

excavaciones de los brazos y montículos de la plaza central de La Florida.

Montículo PC3 (Montículo 3, Excavación 1)

Podemos identificar un momento de ocupación del Montículo PC3, evidenciado por

los datos proporcionados por las dos trincheras de la Excavación 1, más dos eventos

postdeposicionales. La primera y única ocupación corresponde a la construcción de la

estructura circular de muro de piedras canteadas, del cual lamentablemente no tenemos

medidas exactas, sobre todo de su diámetro interno o externo (el grosor del muro fue al

parecer de 30 cm.). Las libretas no dan mayor información acerca de su posible ubicación

cronológica y de las funciones que pudo tener68. El material de la Capa B (donde se

encontró este muro) fue un material que se depositó después que se abandonara la

estructura. Este material, que califican de relleno, contuvo cerámica Formativa, Ichma y

Colonial, lo que indicaría que al menos el fechado más tardío de deposición de esta capa

fue en la colonia. Pensamos que esta capa vendría a ser el primer evento postdeposicional

en el montículo. Y el segundo evento vendría a ser la Capa A, conformada por un desmonte

68
Carrera menciona que pudo ser una colca, adoratorio o depósito de agua.

272
de piedras y tierra producto al parecer de la limpieza de los campos agrícolas de la

Hacienda Muñoz hechos durante la Colonia y la República.

Volviendo a la estructura de piedra circular calculamos que fue relativamente

pequeña69 pero el problema más que su función es su datación ¿Fue una estructura del

Período Formativo? ¿Fue contemporánea con el templo en U de La Florida? Yendo más

allá ¿Pudo ser una plaza circular hundida? Mencionamos que por la foto aérea de 1944

creemos distinguir en medio del vestíbulo de La Florida la silueta de una plaza circular,

otro detalle es que la estructura circular del PC3 estaría casi en el mismo eje de la anterior,

coincidiendo con el mismo eje de todo el templo en U. Lo que haría dudar esta propuesta es

el tamaño de esta supuesta plaza circular, pero aún así es algo que debe considerarse.

Por último en las libretas de Casafranca y de Carrera no mencionan el hallazgo de

un piso, ni en las dos trincheras ni en el interior de la estructura circular. En el corte que

dibuja Carrera inmediatamente debajo de la Capa B se encuentra una capa de gravilla que

interpretan como el estéril. Es probable que ésta estructura en su interior haya tenido un

piso, pero nos preguntamos si fue el mismo que debió tener la plaza central de La Florida.

Al no hallarse ningún vestigio de éste creemos que puede ser un indicador más de que esta

construcción fue contemporánea de la plaza (si se hubiera encontrado el piso de la plaza

debajo indicaría que la construcción fue posterior).

Excavación en la muralla de piedra (Excavación 2)

En esta excavación podemos identificar sólo una ocupación y un proceso

postdeposicional. La ocupación definida sería la presencia de las bases de la muralla o

zócalo, dividiendo en dos la porción oriental de la plaza central de La Florida. ¿Fueron

69
Por el croquis de Carrera de la planta del montículo pensamos que pudo tener 4 m. de diámetro
aproximadamente.

273
estas bases de piedra restos de un camino sobreelevado, zócalo o muralla? ¿Qué altura

debió tener? ¿Cuál es la cronología de esta construcción? Por las características de

construcción al parecer podría datar del Período Inicial, pero no tiene muchas asociaciones

convincentes. Acerca de las dimensiones que tuvo en su tiempo de uso creemos que no

debió ser muy alta, debido a que la hilera de piedras aglomeradas en medio de las chacras

de la Hacienda Muñoz no tenía mucho volumen de piedras. El proceso postdeposicional

estaría representado por las dos capas situadas encima de las bases del muro.

La orientación de esta muralla o zócalo de piedra corre hacia el noreste. En la

fotografía aérea del SAN de 1944 figura con claridad esta hilera de piedras aglomeradas y

nos hemos dado con la sorpresa que se alinea perfectamente con uno de los geoglifos

situado en la pampa de Amancaes, que también es una línea trazada en la arena, siendo de

las dos que hay la situada hacia el noroeste o hacia el lado del cerro Arrastre Bajo.

Mencionamos que estos dos geoglifos se alinean con el eje del núcleo del cuerpo central.

Hacia el sureste del PC3 también hubo una línea en el terreno que dividió parcelas y que

coincide con el alineamiento del otro geoglifo. La longitud total de la muralla de piedras o

zócalo despejado por la Excavación 2 es de 320 m., yendo desde el camino que después

sería la Avenida Abelardo Gamarra por el suroeste hasta el límite de las tierras agrícolas

con el área desértica de la pampa de Amancaes por el noreste (donde cruzaba un canal de

regadío). Esto quiere decir que cruzaba toda la mitad oriental de la plaza central de La

Florida70. Al coincidir los vestigios de la muralla o zócalo con el alineamiento de este

geoglifo sería una prueba que esta estructura fue contemporánea con éste y con el templo

en U de La Florida (Fig. 75).

70
Mientras que la otra línea o división de los campos agrícolas situada al sureste de PC3 sólo hacía la mitad
oriental de ese recorrido.

274
En el extremo sur de la trinchera pensamos que debió encontrarse el piso de la plaza

central de La Florida, pero no se halló. De haber existido debió estar sobre la Capa B71, es

decir, en el límite de ambas capas. Pero el no haberse ubicado el piso de la plaza en esta

trinchera no significa que no haya existido, para ello tendría que verificarse en varias zonas

de la gran amplitud de la plaza de La Florida.

Montículo PC2 (Montículo 4, Excavación 4)

Por el registro hecho por Carrera podríamos decir que sólo existió un evento de

ocupación de este montículo, que fue el entierro del niño. Al parecer, y por los datos

proporcionados por la Excavación 4, el PC2 sólo fue una acumulación de tierra y piedras

angulosas producto probablemente de la limpieza de chacra hecha en los campos

colindantes durante la Colonia y la República (los fragmentos de cerámica colonial del

desmonte apoyarían esa afirmación). En cuanto al entierro como mencionó Carrera es

posterior al Período Horizonte Tardío, siendo quizás de los primeros tiempos de la Colonia.

De todas formas consideramos que la intervención hecha en el montículo no

descarta del todo el hecho que tuviera algún contenido arqueológico en contexto, o que

estuviera cubriendo algún tipo de arquitectura enterrada. Llama la atención dos cosas:

primero el tamaño del montículo, igual al del PC3 (donde se descubrió la estructura de

piedra circular) y segundo el hecho de ubicarse en medio de la plaza central de La Florida

alineado con el PC3 en el mismo eje de todo el templo en U.

Montículo PC4 (Montículo 2, Excavación 5)

Da la impresión de que hubo una serie de fases constructivas y de remodelación del

montículo, tanto en el Período Formativo como en épocas tardías. Sin embargo, la

71
Da la impresión que la Capa A corresponde a un proceso de deposición de tierra y material de desecho
posterior al abandono del sitio.

275
ocupación más clara del PC4 (en clara asociación con fragmentería temprana) es la

construcción circular de piedra. Es importante el dato que da Carrera de que las bases de los

cimientos de estos muros se asentaban sobre el terreno estéril. El piso asociado a este muro

también sería parte de esta primera etapa de ocupación. Recordando la construcción

circular del PC3 ¿Ésta del PC4 también podría considerársele una plaza circular? Llama la

atención la altura que alcanzó el muro, de 1.20 m., pero la magnitud de la estructura aboga

en el hecho que sea una de éstas construcciones. Luego de esta primera ocupación la

estructura es enterrada por sedimentos y deshechos (que vendrían a ser las capas D y E)

para luego ser sellada por la Capa C, que por la descripción que da Carrera parecería ser un

piso. Ésta vendría a ser la segunda ocupación de PC4, datada también para el Período

Formativo. Luego de ésta ya vendrían otras ocupaciones posteriores tardías (Períodos

Intermedio Tardío, Horizonte Tardío y posteriores) en los que se observaron muros de

piedra muy rústica y fragmentería de cerámica tardía. A esta época también pertenecería el

entierro hallado (que quizás haya sido contemporáneo a los entierros de PC3 y PC2).

Montículo I del Complejo Amancaes (Montículo 5, Excavación 8)

Por los datos que nos proporciona Carrera, creemos que su interpretación de

“basural” para el Montículo I del Complejo Amancaes es la más acertada. Por la

estratigrafía del mismo sólo definiríamos una sola “ocupación” del montículo que sería el

material de desecho encontrado en la Capa A. Creemos que no se debe descartar que hayan

existido vestigios de construcciones o de habitación en este montículo ya que la clase de

desechos que hay hacen pensar en una ocupación doméstica (considerando también que se

niveló la cima). De todas formas, por el tipo de fragmentería encontrada en la capa,

podemos asignar la ocupación de este montículo al Período Inicial, lo cual lo haría

contemporáneo con el templo en U de la Florida y sería una prueba más de la filiación

276
temprana del Complejo Amancaes. Llama también la atención que en el cateo Este sólo se

hayan extraído restos malacológicos y del cateo Oeste sólo fragmentos de cerámica.

También por los restos óseos humanos que se encontró al parecer hubo también un entierro,

quizás intrusivo, como los encontrados en los otros montículos.

Montículo BI2 (Brazo izquierdo)

Es poco lo que podemos decir sobre los períodos de ocupación del Montículo BI2.

A diferencia de las otras 6 zonas donde se hicieron excavaciones antes que las obras de

urbanización destruyeran por completo las evidencias, en este caso, quizás por la prisa que

tenía la compañía o por la presencia del edificio colonial de la casa hacienda, no se hicieron

excavaciones de rescate propiamente dichas, sino que se hizo algo que se acercaría a lo que

ahora se conoce como “monitoreo”72.

Es acertada la opinión de Casafranca que el antiguo montículo arqueológico

existente (BI2) fue severamente afectado durante la Colonia y la República y que esto lo

redujo prácticamente a rastros supérstites encontrados en las bases del montículo colonial.

Son relevantes, sin embargo, el hallazgo del muro de piedra de 1 m. de alto, el lente de

ceniza asociado a éste (que lo fecharía en el Período Inicial) y los vestigios de moluscos y

de cerámica chavinoide en la base del mismo Montículo BI2. El muro con el lente de

ceniza sería la única ocupación prehispánica que podría definirse en el lugar. Da la

impresión que la cara de este muro estaría dando hacia el sureste, donde estaría ubicada en

la base la pequeña banqueta ¿Fue acaso un muro de contención? ¿Se ubicó hacia el

noroeste del Montículo BI2 una antigua plataforma?

72
La vigilancia de la apertura de una zanja en la tierra para verificar si aparece algún tipo de evidencia
arqueológica.

277
Montículo BD4 (Brazo derecho, Montículo 1)

Excavación 3:

Creemos distinguir tres etapas constructivas importantes o de ocupación. La primera

(3EC1) tuvo 2 momentos constructivos: el primero (3MC1) fue la edificación del muro

3MA y la deposición del Relleno 3RC, que fue a su vez sellado por el piso 3PA. Parte de

este primer momento fue la edificación del muro 3ME, que delimitó el montículo por el

lado noroeste y también del piso 3PC en la base del muro 3MA. El segundo momento

(3MC2) fue la edificación del Muro 3MB y del relleno que soportó, el 3RB. La segunda

etapa constructiva (3EC2) tuvo 2 momentos de construcción: el tercer momento

constructivo (3MC3) que vino a ser la deposición del relleno 3RE y su sello con el piso

3PB, a lo que sumaríamos la construcción de los muros 3MC y 3MD, el cuarto momento

constructivo (3MC4) fue la deposición del Relleno 3RD y de su capa A, que estuvo

conformada por basura arqueológica, lo que revela una intensa ocupación a nuestro juicio

“doméstica”. Por último la tercera etapa constructiva fue el quinto momento constructivo

(3MC5) que fue la deposición del relleno 3RA que selló al muro 3MB, al piso 3PA y al

relleno 3RD. Este relleno fue al parecer base de construcciones que cubrieron todas estas

estructuras pero que fueron destruidas al parecer por la maquinaria pesada. La capa A del

relleno 3RD fue la única con éstas características, siendo las demás casi siempre un relleno

homogéneo de piedras angulosas con tierra con algo de basura arqueológica y tiestos de

cerámica73. Algunos segmentos del muro 3ME según Casafranca tuvieron huellas de haber

sido afectados por un movimiento sísmico. De ser cierto esto ¿En qué época se produjo este

terremoto? Es nuestra impresión que estas tres etapas constructivas revelan al principio un

crecimiento del edificio desde el muro 3MA tanto al norte (crecimiento en altura del

73
Lo que los homogeniza mucho con los rellenos registrados por nosotros en el cuerpo central de La Florida.

278
edificio) como hacia el sur (adosamiento de estructuras) para luego ser sellado todo para la

construcción de otra estructura. Éste planteamiento apoyaría la idea que originalmente el

Montículo BD4 fue independiente de sus vecinos del brazo derecho.

Excavación 6:

En esta excavación podemos definir dos momentos constructivos. El primero

(6MC1) está relacionado con el muro y/o muros de adobe. Sobre la capa natural se depositó

un relleno (la Capa C) que sirvió de soporte al muro 6MA. No se registró un piso

relacionado pero no debemos descartar que haya existido uno. El segundo momento

(6MC2) fue la deposición de las capas B y A, que fueron el relleno que sirvió de soporte a

construcciones situadas encima pero que para el año 1962 ya habían sido destruidas.

Excavación 7:

Distinguimos tres momentos de construcción. El primero (7MC1) fue la elaboración

del Muro 7MA con la deposición del relleno 7RA, que fueron sellados con el piso 7PA. El

segundo momento (7MC2) fue la construcción del Muro 7MB y por último el tercer

momento (7MC3) fue la deposición de la Capa A, sobre el Muro 7MB y el piso 7PA, capa

que al parecer fue sostenida también por el Muro 7MA. Llama la atención el hecho de

presentar el muro 7MA las piedras de su mampostería también caídas, dando la impresión

de haber sido afectadas por un terremoto al igual que las del muro 3ME.

Excavación 9:

Los momentos constructivos que podemos identificar son los siguientes: el primer

momento (9MC1) fue la deposición de la Capa C que sirvió como relleno para la

edificación de los muros 9MB y 9MC. El segundo momento de construcción u ocupación

(9MC2) fue el relleno que se acumuló en su zona colindante manifestado por los restos de

279
basura doméstica, ceniza, etc. de la Capa B. Por último el tercer momento de construcción

(9MC3) vino a ser el sello de los muros 9MB y 9MC y de la Capa B por la Capa A.

Excavación 10:

Podemos definir un sólo momento constructivo en esta excavación (10MC1), que

fue la erección de los muros 10MA y 10 MB y la deposición del relleno 10RA, que fue de

piedra pequeña de canto rodado.

Excavación 11:

Sólo podemos identificar dos momentos constructivos en esta excavación. El

primero (11MC1) fue la edificación de los muros 11MA, 11MB y 11MC, que al parecer

fueron todos ellos construidos en un mismo tiempo (junto al resto de muros que definieron

el Recinto A). El segundo momento de construcción (11MC2) fue el sello de toda esta

arquitectura con el relleno de tierra compacta que los cubrió.

Excavación 12:

Podemos definir 3 momentos constructivos. El primero (12MC1) fue la deposición

de las capas F, E y D sobre el terreno estéril que sirvieron de soporte al muro 12MF (y al

parecer para partes de 12MB y 12MA) y la deposición de la capa C que evidencia una

intensa actividad doméstica en ese sector asociada a éstas construcciones. El segundo

momento (12MC2) fue el recubrimiento del muro 12MF (y de parte de los muros 12MA y

12MB) por el relleno 12RB, la elaboración de los muros 12MA, 12MB, 12MC, 12MD,

12ME, 12MG y 12MH (definiendo así el Recinto A) y del piso 12PA. A éste momento de

construcción estarían asociadas las actividades hechas en estos ambientes74. Por último el

tercer momento de construcción (12MC3) fue el sello del Recinto A con la clausura del

74
El bolsón de ceniza situado en la esquina noreste del Recinto A que tuvo el mortero vendría a ser evidencia
de las actividades realizadas en este lugar.

280
acceso al construir el murete de adobes y luego la deposición del relleno 12RA que lo

cubrió, que vendría a estar relacionada con la capa A75. Al parecer todos los muros y

estructuras fueron cubiertos por este relleno que sirvió de base a construcciones posteriores

que lamentablemente fueron arrasadas por los cargadores frontales. ¿Qué función tuvo el

Recinto A? ¿Qué clase de actividades se realizaron allí? Llama la atención la ubicación de

lo que pareció ser el acceso principal al recinto (al oeste, mirando la plaza central) y que los

dos muros que flanqueaban el ingreso hayan sido de adobitos (siendo el resto de muros que

definen el Recinto A de canto rodado y piedra angulosa). Otra cuestión importante es la

presencia del pequeño nicho trapezoidal en la jamba sur del acceso al recinto (al parecer

sólo aparece allí y no en la jamba norte). Otro detalle es que al parecer al despejarse el

relleno 12RA el piso 12PA estuvo limpio, sin restos de basura o de algún objeto, artefacto o

hallazgo. También es importante la presencia de la ofrenda de la cabeza del mono de

cerámica precisamente en el límite entre las dos capas que conformaron el relleno 12RA

(¿Evidencia de entierro ritual?). Por último es importante reparar que en la esquina noreste

del Recinto A se ubicó un bolsón de ceniza, basura, etc. con un mortero, lo que podría ser

evidencia de molienda y preparación de alimentos (por las huellas de combustión) o

consumo de éstos (por los restos de basura). Creemos que por los indicadores: acceso

orientado a la plaza central, presencia del nicho trapezoidal en la jamba sur del acceso,

limpieza del piso del recinto y la ofrenda de la cabeza de mono es que el Recinto A tuvo

una función ritual.

Intervención A:

Los momentos constructivos que podemos identificar en esta excavación son los

siguientes: El primero (AMC1) fue la deposición de la Capa C, su sello con el piso APB y

75
La deposición de la ofrenda de la cabeza de mono de cerámica estaría relacionado con esta remodelación.

281
la elaboración de los muros 9MC y 9MD. El segundo momento (AMC2) fue el relleno de

este ambiente con la Capa B (que incluso parece que cubrió al muro 9MC como lo atestigua

el bolsón de basura situado entre este muro y el 9MA), su sello con el piso APA y la

elaboración del muro 9MA. El último momento de construcción (AMC3) fue la cubierta

con la Capa A de la cara del muro 9MA, que probablemente sirvió de relleno para

construcciones que fueron barridas por la maquinaria.

Intervención B:

Los momentos de construcción que podemos diferenciar en esta excavación son

sólo 2. El primero (BMC1) fue la construcción del muro 7MA, que al parecer sirvió para

delimitar el Montículo BD4 por este flanco. Y el segundo momento (BMC2) fue la

deposición de las capas B y A, pudiendo ser el relleno de construcciones posteriores pero

también pudieron ser deposición producto del abandono del montículo o del sitio.

Correlación de datos de las excavaciones del Montículo BD4

Correlacionando todos los datos que tenemos sobre la arquitectura y estratigrafía

que reportaron las excavaciones en el Montículo BD4 proponemos seis fases constructivas.

Para empezar el estrato estéril o natural se ubicó en 5 de las excavaciones: debajo

del relleno 3RC (cascajo) y del piso 3PC (gravilla) en la Exc. 3; la capa D (ripio) en la Exc.

6; debajo del relleno 7RA y de la capa D, denominándolo capa E (gravilla) en la Exc. 7; la

capa D (ripio) en la Exc. 9 y la capa G (hormigón menudo) en la Exc. 12. Al parecer todas

estas denominaciones de cascajo, gravilla, ripio y hormigón vendrían a significar lo mismo.

La primera fase constructiva (BD4FC1) está ejemplificada por el momento

constructivo 12MC1. Creemos que el muro 12MF es la estructura más antigua del

montículo y pudo ser parte de un edificio más amplio (pero de menor envergadura que los

edificios de las fases siguientes). Lamentablemente el registro de Casafranca no menciona

282
el tipo de material que se usó para edificarlo, pero sospechamos que fue piedra, debido a

que si hubiera sido adobe u otro tipo de material era probable que lo mencione, como los

muros 12MD y 12ME (Fig. 130).

La segunda fase constructiva (BD4FC2) fue el sellado de las estructuras

contemporáneas con el muro 12MF y la construcción de estructuras de muros de piedra y

adobitos de las cuales el Recinto A es el ambiente mejor definido. Al parecer este edificio

no sólo se construyó en la porción norte del Montículo BD4 sino también en su porción sur

(creemos que el muro 6MA de adobitos sería parte de esta fase constructiva). Así los

momentos constructivos 12MC2 y 11MC1 definieron la construcción del Recinto A, de

planta rectangular y con su acceso principal hacia el oeste (mirando a la plaza central).

Formarían parte de esta fase los momentos constructivos 10MC1, 9MC1, 9MC2, AMC1 y

6MC1. La presencia del muro 6MA al centro de la mitad sur del Montículo BD4 y su casi

alineación con el muro 11MA hace pensar que este edificio también se extendió hacia esta

zona, ya que la ubicación del muro 9MD dividiendo el montículo en dos partes y dando su

cara hacia el sur hace pensar que ese sería el límite sur de esta fase constructiva (Fig. 131).

La tercera fase constructiva (BD4FC3) fue la clausura del Recinto A y el sellado de

todas las estructuras de la segunda fase con rellenos y la construcción de una plataforma de

planta rectangular en la mitad sur del montículo. Los muros que definirían esta plataforma

serían por el norte el 9MA, por el oeste el 3ME, por el sur 3MA y por el este el 7MA. Un

detalle importante es que al parecer colindante con la cara interna de los muros existió un

piso, ya que junto al muro 3MA y al 7MA estuvieron los pisos 3PA y 7PA

respectivamente76. Por las evidencias de los rellenos que cubrieron al Recinto A y las

construcciones anexas pensamos que la tercera fase también estuvo presente en la mitad

76
Estando el piso en un nivel más bajo que la cabecera del muro, siendo esta parte una especie de parapeto.

283
norte, pero que la maquinaria pesada de la compañía urbanizadora destruyó esta parte del

edificio. Forman parte de esta tercera fase los momentos constructivos 3MC1, 6MC2,

7MC1, 9MC3, AMC2, 11MC2, 12MC3 y BMC1 (Fig. 132).

La cuarta fase constructiva (BD4FC4) fue la elaboración sobre el piso de la

plataforma anterior y a 1 o 1.5 m. de los muros de contención externos de cuatro muros que

constituyeron una segunda plataforma (creemos que fue en los cuatro lados, al menos en los

lados sur y este sí está comprobado). Los momentos constructivos que definen esta cuarta

fase son 9MC2 y 7MC2 (Fig. 133).

La quinta fase constructiva (BD4FC5) fue el adosamiento de una estructura que

definen los muros 3MC y 3MD al lado sur de la primera plataforma, cerca de la esquina

suroeste del montículo. Es probable que haya conformado una pequeña plataforma alargada

adosada a la cara del muro 3MA. Estaría definida por los momentos constructivos 3MC3 y

3MC4 (Fig. 134). El aspecto del edificio es similar a la descripción que Ravines hace de los

vestigios excavados por él en el brazo derecho de Garagay, de ir ampliando la plataforma

inicial con “bloques” constructivos similares (Ravines, 2009:121).

Por último la sexta fase constructiva (BD4FC6) fue al parecer el cubrimiento de

todas estas estructuras (incluso de los muros perimetrales de la plataforma de la tercera

fase) con un relleno, que posiblemente hayan soportado unas estructuras encima. Esta fase

estaría definida por los momentos constructivos 3MC5, 7MC3, BMC2 y AMC3 (Fig. 135).

Algo que advertimos es que si este último relleno cubrió el muro perimetral sur de la

plataforma de la tercera fase (muro 3MA) es probable que esta última remodelación haya

servido para unir en un solo montículo al BD2 con BD4 (y quizás a los demás también) lo

que nos hace pensar que hasta la quinta fase constructiva el montículo BD4 conformó una

sola unidad arquitectónica.

284
Correlación de los datos registrados en todas las excavaciones y posible secuencia

constructiva en los brazos y estructuras de la plaza en La Florida

Contrasta el hecho de la cantidad de fases constructivas y/o de remodelación del

montículo BD4 con las del resto de montículos y/o excavaciones. Creemos que no

disponemos de indicadores fiables para correlacionar de una forma efectiva las escasas

fases de ocupación de los otros montículos con las fases de construcción del montículo

BD4. Al menos no podemos aun correlacionar algunas de éstas ocupaciones pero para otras

sí podemos ubicarlas de forma tentativa en relación a la secuencia del montículo BD4.

Serían siete las fases de ocupación registradas para las siete intervenciones.

Antes de mencionarlas es importante indicar que el terreno estéril, fuera de las

excavaciones hechas en el Montículo BD4, se encontró en las siguientes intervenciones: en

la Exc. 1 (Montículo PC3) como la Capa C (gravilla), en el extremo sureste de la Exc. 2 (al

sureste del zócalo de tierra) siendo la Capa B (terreno natural), en la Exc. 4 (Montículo

PC2) como la Capa B (cascajo sin ninguna tierra orgánica), en la Exc. 5 (Montículo PC4)

como la Capa G (cascajo) y en la Exc. 8 (Montículo I) como la Capa B (cascajo fino).

La primera fase de ocupación estaría representada por el BD4FC1 y el muro de

piedra de 1 m. de altura descubierto en las proximidades de los restos del Montículo BI2

cubierto por la casa hacienda Muñoz en el brazo izquierdo. La asignación en verdad es

tentativa ya que no disponemos de algún indicador fiable para asociarlos. Lo único que

podemos decir para respaldar esto es por la profundidad de las estructuras de ambos brazos.

La segunda fase de ocupación vendría a ser el BD4FC2 (Recinto A con los muros

de adobitos). Es probable que el crecimiento de ambos brazos haya sido simétrico y en el

izquierdo también hayan existido construcciones similares y de adobitos. La tercera fase de

ocupación estaría definida por el BD4FC3 (plataforma rectangular de muros de piedra).

285
La cuarta fase de ocupación vendría a ser el BD4FC4 (construcción de la segunda

plataforma sobre la primera del Montículo BD4). La quinta fase de ocupación es el

BD4FC5. La sexta fase de ocupación vendría a ser el BD4FC6 (el sello de todas las

construcciones anteriores del Montículo BD4 para la construcción de estructuras superiores

ya destruidas).

Surge un problema al tratar de relacionar con la secuencia del BD4 las dos plazas

circulares encontradas en los montículos PC3 y PC4 situados en medio de la plaza central,

el zócalo de piedra ubicado en la Excavación 2 que sería parte de la continuación del

geoglifo de la pampa de Amancaes hacia el núcleo del cuerpo central y el basural

“chavinoide” del Montículo I perteneciente al Complejo Amancaes. Aunque antes de

intentar eso creemos que es posible plantear una relación entre algunos de éstos elementos.

Tanto las plazas circulares como el zócalo son de piedra y podrían ser contemporáneos.

Además de eso se encuentran sobre el estrato estéril de la zona, lo que sería un indicador

más de que sean de la misma época. En una fase posterior a ésta vendría a estar el entierro

de la plaza circular del Montículo PC4 por las capas E y D y su sello con la capa C (que al

parecer conformó un piso). De todas formas para esta pequeña segunda secuencia

constructiva de las estructuras de esta zona aún no tenemos forma de correlacionarla con las

fases del BD4 o con otras fases de La Florida, por lo que por el momento quedaría

“flotando” en el tiempo. Para el Montículo I del Complejo Amancaes sucedería lo mismo.

Por último la séptima fase de ocupación vino a ser la cubierta por desmonte y

relleno de los montículos PC3, PC4 y al parecer de todo el montículo PC2 en su integridad.

Esta cubierta se realizó en un marco de tiempo bastante amplio pero vino a suceder después

del abandono del templo en U de La Florida.

286
7c. Construcción de una propuesta de secuencia constructiva para los vestigios de

los montículos excavados.

Nuestra propuesta cronológica y constructiva de los brazos y los montículos de la

plaza central es la siguiente:

-Fase 1: Fase constructiva 1 del Montículo BD4 del brazo derecho y muro de piedra

con banqueta y cenizal asociados en la base del Montículo BI2 del brazo izquierdo.

-Fase 2: Fase constructiva 2 del Montículo BD4.

-Fase 3: Fase constructiva 3 del Montículo BD4.

-Fase 4: Fase constructiva 4 del Montículo BD4.

-Fase 5: Fase constructiva 5 del Montículo BD4.

-Fase 6: Fase constructiva 6 del Montículo BD4.

-Fase 7: Cubierta de las estructuras en los montículos de la plaza central con

rellenos realizados después del abandono del templo en U de La Florida (PC3 y

PC4) más todo el Montículo PC2 en su integridad.

Como secuencia alterna y que queda flotando en el tiempo están:

-Fase 1: Construcción en la plaza central de La Florida de las plazas circulares de

los montículos PC3 y PC4, más el zócalo de piedra hallado en la Exc. 2

(continuación del geoglifo).

-Fase 2: Segundo momento de ocupación del Montículo PC4.

Y sucede el mismo caso con la ocupación del basural “chavinoide” del Montículo I

del Complejo Amancaes.

287
CAPITULO VIII

LA EXCAVACIÓN DEL MONTÍCULO E DEL COMPLEJO AMANCAES Y

ESTRUCTURAS ALEDAÑAS (MUELLE, 1957)

Entre el 30 de Setiembre y el 26 de Octubre de 1957, Jorge C. Muelle, a nombre del

Museo Nacional de Antropología y Arqueología, realizó un proyecto de rescate en el área

de la urbanización La Florida donde se estaba construyendo el parque “Juan Ríos”. El área

donde se iba a emplazar el parque era un rectángulo de 200 x 150 m., concentrándose las

excavaciones en la mitad oeste del terreno. Este parque se encuentra actualmente

circundado por las calles 15 por el norte, 18 por el este, 19 por el oeste y 21 por el sur (Fig.

137). En la esquina suroeste del área del parque se encontraba el Montículo E del Complejo

Amancaes, que tuvo una planta cuadrangular y midió unos 35 x 32 m. aproximadamente77.

Casafranca indicó que antes de su demolición se observaba en la superficie de la huaca

muros de piedras angulosas. Hasta el año 1955 este montículo estuvo al parecer

prácticamente intacto, pero en ese año y debido a la construcción de la urbanización La

Florida, se le demolió en casi toda su integridad.

Casafranca menciona que después de la visita que hizo a la Huaca La Florida con

Mejía y Rosselló en Setiembre de 1955 escuchó referencias de los vecinos de esta

urbanización que en el área asignada para la construcción del parque Juan Ríos había

existido esta pequeña huaca. Por este motivo Casafranca recorrió esta zona observando que

la demolición del montículo no había sido completa y que aún se levantaba 1 m. sobre la

superficie. Él reporta haber recogido algunos fragmentos de cerámica “chavinoide”.

77
Casafranca menciona que midió unos 50 x 25 m., siendo su área de unos 1,250 m2 y su altura de unos 6 a 8
m.

288
Posteriormente, en 1957, se reiniciaron los trabajos de nivelación de esta área para terminar

de construir el parque, motivo por el cual se terminó de destruir lo que quedaba del

Montículo E por encima del nivel del suelo. Esto fue informado por Casafranca a Muelle,

quien se comunica con el presidente del Rotary Club del Rímac78 efectuándose la

paralización de las obras de nivelación e iniciándose el proyecto de rescate (Fig. 138).

Casafranca menciona que “capas de basura” se encontraban aledaños a los restos de este

montículo, tanto dentro como fuera del área asignada para el parque, lo cual es una prueba

de que existió una ocupación (quizás doméstica) alrededor de éste e incluso alrededor de

cada montículo del Complejo Amancaes.

Es importante mencionar que en el área del actual parque Juan Ríos no sólo se

emplazó el Montículo E sino también en la zona colindante con la esquina noreste estuvo el

extremo noroeste del Montículo G (uno de los más grandes de este complejo) y cerca de la

esquina sureste estuvo el Montículo F79 (Fig. 136).

En el tiempo que duró este proyecto de rescate se hicieron 8 unidades de

excavación: 5 cateos (Cateo 1, 2, 3, 4 y 5) mas 3 unidades más que Casafranca denomina

Cateo 3(a), Primera Excavación y Segunda Excavación. De todas estas intervenciones los

Cateos 1, 2, 3, 5, 3(a) y la Primera Excavación se ubicarían en el área donde estuvo

emplazado el Montículo E del Complejo Amancaes mientras que el Cateo 4 se ubicó

relativamente cerca de la esquina noroeste del parque, lugar en donde no estuvo emplazado

ningún montículo, pero aún así se hallaron evidencias arqueológicas en esa zona. La

Segunda Excavación se realizó hacia el oeste de la zona donde se ubicó el Montículo E

78
Entidad que financiaba la construcción de la urbanización y del parque.
79
Pero al parecer situado ya en las afueras del área del parque.

289
(Fig. 139). La descripción de capas de los perfiles estratigráficos se han hecho desde el más

reciente hasta el más antiguo y/o profundo.

8a. El registro de las excavaciones.

Cateo 1:

El Cateo 1 (Fig. 142) fue iniciado el 30 de Setiembre de 1957 y se terminó el 3 de

Octubre de ese año. Estuvo ubicado cerca de la esquina suroeste del parque. Casafranca lo

ubica a 27 m. “ligeramente hacia el N.O. de la pista que circunda el parque Juan Ríos, en

dirección de la avenida #2”. Empezó siendo una unidad de 1 x 1 m. para luego ampliarse 1

m. más hacia el sur, terminando siendo una unidad de 2 x 1 m. Al inicio se hizo por niveles

arbitrarios de 25 cm. para luego hacerse ya por capas estratigráficas.

La estratigrafía registrada fue la siguiente (en el perfil sur del cateo):

Capa A: Terreno arqueológico removido (8 cm. de espesor).

Capa B: Tierra de cultivo con algo de arenilla (54 cm. de espesor).

Capa C: Relleno de cantos rodados de tamaño mediano (48 cm. de espesor).

Capa D: Basura arqueológica (29 cm. de espesor).

Capa E: Relleno de piedras angulosas mezcladas con barro y pequeños cantos

rodados (8 cm. de espesor).

Capa F: Basura arqueológica (2 cm. de espesor).

Capa G: Tierra húmeda compacta con piedras chicas (26 cm. de espesor).

Capa H: Ceniza (2 cm. de espesor).

Capa I: Cascajo (estéril).

290
Casafranca menciona que la Capa B tuvo un terreno compacto, fue algo húmedo y

contuvo algunas piedras de canto rodado y piedrecillas. Hacia el suroeste de la unidad se

profundizó más. También menciona la presencia de “capitas intermitentes de basura

compuesta de conchitas de tipo choro y almejitas”. Junto a los restos malacológicos había

ceniza y carbón y restos óseos de un ave, posiblemente marina, además de 2 fragmentos

óseos al parecer de mamífero. Se recogieron de esta capa 108 fragmentos de cerámica

monócroma (los colores fueron rojo, marrón y negruzco, 5 tuvieron incisiones) de los

cuales el 50 % tuvieron un fino acabado de superficie. Entre las formas estuvieron los

cántaros u ollas de paredes regularmente gruesas, no encontrándose fragmentos de platos,

vasos y tazas. En la libreta de Bonavia vendría a ser la capa A.

Sobre la Capa C anota que los cantos rodados “al parecer fueron puestas

intencionalmente allí, ya que las más planas y grandes están en sentido horizontal”. A

medida que se profundizaba las piedras se hacían más menudas. Se extrajeron de esta capa

6 fragmentos de cerámica y material malacológico. En la libreta de Bonavia esta capa

estaría conformada por sus capas B, C y D (la B la denomina “relleno artificial de barro con

piedra”, la C “tierra con piedras” y la D “estrato de tierra con restos de concha, carbón y

piedras chicas”).

La Capa D fue la que produjo mayor cantidad de evidencias. Hubieron restos

malacológicos, huesos de aves y de peces chicos, fragmentos de cerámica, tronquitos

quemados, cenizas y restos de junco. Esta capa ya está asociada a un muro de cantos

rodados (Muro CAT1MA) (Fig. 141) que tenía un eje ligeramente hacia el nornoreste y se

ubicaba en el lado sureste de la unidad. Midió 87 cm. de largo, 30 cm. de ancho y 40 cm. de

alto. A la altura de la mitad de la unidad, el muro desaparecía. Casafranca menciona que los

cantos rodados que conformaban el muro estaban colocados en sentido transversal a la

291
orientación del muro y Bonavia anota que conformaban en lo ancho del muro dos hiladas

de piedra. La argamasa que unía a las piedras estaba conformada de tierra arcillosa y mucha

arena fina. En el perfil noroeste el grosor de este bolsón de basura se reduce

considerablemente (llega a ser 2 cm.) donde se recogieron 13 fragmentos de cerámica,

restos de roedor (¿cuy?), moluscos y una vértebra de venado. En la libreta de Bonavia esta

capa la divide en dos: la E (arena con restos de carbón) y la F (basural). Por su dibujo

existió un bolsón o rasgo de tierra en el límite sur de la capa E (que denomina E’).

Debajo de la Capa D existía un piso (Piso CAT1PA) (Fig. 143). Este piso estaba

formado por una masa compacta de tierra arcillosa de unos 8 cm. de grosor. Casafranca

menciona que el material era el mismo que la argamasa del muro CAT1MA. Para limpiar la

cara externa del muro se tuvo que romper una “especie de embarrado grueso” que lo cubría

(¿enlucido?). En el perfil de Bonavia al piso le asigna la letra G.

Debajo del piso existió un relleno de piedras angulosas mezcladas con barro y

cantos rodados pequeños de 8 cm. de grosor (Capa E) que a opinión de Casafranca le sirvió

de refuerzo al piso CAT1PA. Bonavia le asigna a esta capa la letra H (“relleno de piedras

chicas y barro”). Casafranca menciona que debajo de esta capa existió una “capita de

basura” (que denominamos Capa F) que al parecer tuvo sólo unos 2 cm. de espesor.

Bonavia menciona que el muro CAT1MA estaba asociado hasta su capa H (lo que vendría

a ser al piso CAT1PA) y en un dibujo de planta de Casafranca de la unidad muestra que

asociado al muro CAT1MA estaban dos pisos. Creemos que debajo de la delgada capa de

basura F estuvo un segundo piso (Piso CAT1PB) asociado también al muro CAT1MA (Fig.

140). Debajo de este piso CAT1PB estuvo la Capa G, a la que Casafranca denomina

292
“cimiento” y Bonavia le asigna la letra I80. Luego prosiguió una “capita de ceniza y basura

con conchas de tipo choro” (Capa H). Finalmente debajo de ésta estuvo el terreno estéril81.

En el perfil noroeste la estratigrafía es similar sólo variando en la zona más profunda. Así,

debajo de lo que vendría a ser la Capa C (el relleno de cantos rodados) estuvo presente la

Capa D de basura muy delgada. Debajo de ésta estuvo una capa de tierra mezclada con

cantos rodados pequeños, más compacta que la anterior C. Menciona Casafranca que tuvo

esa consistencia por tener intercaladas capas de piedras y de tierra y que en esta capa

además de restos de basura con ceniza hubieron cerca de 30 fragmentos de cerámica que

estuvieron algo erosionados y que fueron más burdos que los de los estratos superiores (no

habiendo fragmentos de platos ni de tazas). Se extrajo más material malacológico que

fragmentería de cerámica. Ésta capa (que denominamos PNOE) tuvo un grosor de 25 cm. y

debajo de ésta siguió otra similar (PNOF) en la cual la tierra se hizo más compacta hacia la

pared suroeste y en el fondo del cateo los fragmentos de cerámica fueron muy frágiles y

escasos82 siendo siempre más notoria la presencia de moluscos (conchas de choros muy

pequeños). También menciona la presencia de huesos de venado pero de especies pequeñas.

Esta capa PNOF se profundizó hasta casi 1,75 m. en la primera zona abierta de la unidad,

no llegándose hasta el estéril (que en el otro pefil estuvo 25 cm. más abajo). Nosotros

creemos que tanto las capas PNOE y PNOF formaron parte de la capa G.

80
La foto TMX-0792 (Archivo Mejía Xesspe, IRA-PUCP) es de la esquina suroeste del cateo, donde puede
distinguirse de forma clara el muro CAT1MA y lo que parecen ser tres pisos asociados a éste (CAT1PA y
CAT1PB mas uno más) ¿Esto significaría que en la capa H también existió otro piso? Quizás sólo haya sido
uno de éstos la superficie de una de las capas. Otra foto (TMX-0793) (Archivo Mejía Xesspe, IRA-PUCP) es
el perfil oeste del cateo, donde pueden distinguirse la Capa C del relleno de cantos rodados y al fondo tres
pisos asociados al muro CAT1MA. Probablemente hayan existido 3 pisos asociados a este muro.
81
Casafranca lo denomina cascajo, mientras que Bonavia lo define como grava (capa J).
82
Casafranca atribuye eso a la humedad del terreno, rescatando sólo 4 fragmentos.

293
Cateo 2:

El Cateo 2 (Fig. 144) también fue iniciado el 30 de Setiembre de 1957 y se excavó

al parecer hasta el 3 de Octubre de ese año. Casafranca lo ubica a 7.30 m. hacia el sur del

Cateo 1, mientras que en dos planos existentes en la libreta de Bonavia notamos que se

encontraba más cerca de la pista de la calle 21 y también de un área del parque donde ya se

había construido o se iba a construir una piscina. Empezó siendo una excavación de 1 x 1

m. para posteriormente ampliarse hacia el sur y ser de 2 x 1 m. La excavación empezó

siendo por niveles arbitrarios de 25 cm. cada uno para luego ser por capas estratigráficas.

Las capas fueron las siguientes en el perfil norte:

Capa A: Tierra suelta removida (5 cm. de espesor).

Capa B: Tierra de cultivo compacta mezclada con cantos rodados pequeños y

grandes (50 cm. de espesor).

Capa C: Relleno de cantos rodados con barro (65 cm. de espesor).

Capa D: Tierra compacta (20 cm. de espesor).

Capa E: Relleno de piedras chicas (10 cm. de espesor).

Capa F: Basura arqueológica (40 cm.de espesor).

Capa G: Terreno natural (estéril).

Casafranca menciona que en el perfil sur la Capa B es más gruesa, sobre todo hacia

el oeste. También menciona que los fragmentos de cerámica de la Capa B son de menor

calidad en el acabado de los encontrados en la Capa B del Cateo 1 y que se encuentran muy

erosionados y frágiles por la humedad. Sobre la Capa C menciona que este relleno es más

notorio hacia los extremos suroeste y noreste de la unidad y que no se nota casi hacia el

centro de la misma. Con relación a la superficie de la Capa D, Casafranca la considera un

piso que tuvo su soporte o relleno en la capa E. Por ello la superficie de esta capa la

294
denominamos Piso CAT2PA. Menciona también que en la Capa F no hay tanta

fragmentería cerámica como en el bolsón de basura del Cateo 1. Bonavia en su libreta

grafica un dibujo de la estratigrafía de este cateo en el perfil oeste, toma también unas fotos

del perfil suroeste (Fig. 145) y es bastante similar a lo que había registrado Casafranca en el

perfil norte, agregando que en la Capa F existía grava con tierra junto a los restos de basura

y carbón.

Cateo 3:

El Cateo 3 (Figs. 146-148) se situó unos 3 m. hacia el noreste del Cateo 1. Se

excavó del 3 hasta aparentemente el 26 de Octubre de 1957. El Cateo 3 empezó siendo una

unidad de 2.40 x 1 m. para después ampliarse de forma progresiva en casi todos sus lados

adoptando una planta de polígono irregular, que se unió mediante una pequeña cala al

Cateo 5. En la ejecución de la zona nuclear del cateo se encontró la siguiente estratigrafía:

Capa A: Tierra de cultivo compacta (60 cm. de espesor).

Capa B: Relleno de cantos rodados (80 cm. de espesor).

Capa C: Relleno de cantos rodados con basura y tierra (80 cm. de espesor).

Capa D: Grava (estéril).

Casafranca menciona que la Capa A contenía capitas aisladas de basura, en las que

se encontraba gran cantidad de fragmentos de cerámica (entre fina y utilitaria, algunas

también incisas), moluscos de tipo choro, almejas y caracolitos y también restos óseos al

parecer de aves marinas y de mamíferos. Sobre la Capa B menciona que los cantos rodados

que conformaban la capa se encontraban colocados de una forma bastante estable y no de

una forma desordenada, disponiendo a los cantos rodados en un sentido horizontal con las

caras anchas en plano, teniendo entre piedra y piedra una suerte de argamasa de barro no

muy húmedo. Algo importante es que en esta capa disminuye la presencia de materiales

295
arqueológicos de forma significativa. De todas formas se encontraron pequeños lentes de

basura entre los cantos teniendo pocos fragmentos de cerámica, siendo frágiles y

erosionados, habiendo también conchas marinas partidas83. Bonavia menciona que las

piedras de esta capa parecieron formar estructuras circulares, pensando que eran algo

semejante a “colcas” pero luego descartaron eso. Se menciona también que la superficie

superior de la Capa C es un terreno compacto o piso (que denominamos Piso CAT3PA). En

la Capa C aumenta la presencia de fragmentos de cerámica y también de moluscos84. En un

dibujo de perfil que dibuja Bonavia de la estratigrafía de la zona nuclear de este cateo lo

que denominamos Capa C aparece dividida en dos: una primera capa de “tierra casi limpia”

(pensamos que quizás sea el piso CAT3PA) y una segunda de basura con conchas

(pensamos que es la Capa C propiamente dicha).

Casafranca menciona que una vez concluida esta fase del Cateo 3 se decidió

ampliarlo hacia su lado sureste, debido a que aparecía la cara de un muro de cantos rodados

(el muro CAT3MA). Este muro CAT3MA tenía una orientación sureste a noroeste y su

cabecera se encontraba a 40 cm. de profundidad. Estaba conformado por cantos rodados de

regular tamaño mezclados con barro y su altura fue de 1.60 m. (Fig. 151) Casafranca anota

que sobre la cabecera del muro a 10 cm. de profundidad de la superficie se encontraba una

capa de arenilla color amarillo verdosa de 5 cm. de espesor que corría en sentido horizontal.

La parte superior de esta capa era un estrato de tierra de cultivo compacta mezclada con

restos de basura. El muro se asentaba sobre una capa de basura con bastante ceniza de 10

cm. de espesor. Esta capa se asienta sobre una de arena de río de 20 cm. de espesor, debajo

de la cual aparecía el cascajo. Casafranca menciona que estas dos últimas capas

83
Casafranca piensa que por efecto del peso del relleno.
84
Bonavia dibuja un borde de cerámica encontrado en el límite de la Capa C con el estéril.

296
corresponderían al estéril. También menciona que, asociado a éste muro, encontró una serie

de objetos arqueológicos (cerámica, moluscos, huesos de ave, restos de pescado) pero

también el “maxilar de un rumiante”85 a 1.80 m. de profundidad (estaría en la Capa C).

Bonavia también menciona que en la Capa A de la ampliación aparecieron fragmentos de

cerámica incisa con pintura blanca dentro de la incisión. Unos 1.20 m. hacia el este se

encontraba de forma paralela al anterior el muro CAT3MB, estando su cabecera a 10 cm.

de profundidad de la superficie y teniendo de altura 90 cm. Su constitución era también de

cantos rodados de regular tamaño mezclados con barro colocados horizontalmente. Su largo

fue de 2.80 m. y su ancho de 27 cm. y en su extremo noroeste parecía cortado. Casafranca

menciona que el muro se encontraba sobre un relleno, que servía de base a éste (quizás

pueda ser la Capa B de cantos rodados).

Haciendo esquina con el muro CAT3MB estaba el CAT3MC (Fig. 146). Este muro

tenía 1.60 m. de largo, 35 a 40 cm. de ancho y Casafranca menciona que tenía la misma

conformación y altura que CAT3MB (apareciendo su cabecera a la misma profundidad que

el anterior). La base de este muro estaba conformada de cantos rodados dispuestos de forma

horizontal habiendo sobre éstos 2 hileras de piedras angulosas. Asociado a “la parte

delantera del final del muro “c”” (CAT3MC) y a 65 cm. de profundidad se encontró “un

asta de venado con cristalizaciones salitrosas, en estado burdo o natural” y también en

este mismo lugar a 1.20 m. de profundidad se hallaron muchos fragmentos de cerámica

incisa fina, dos fragmentos de conchas marinas gruesas y un piruro de arcilla con incisiones

geométricas en sus polos. Ambos muros van disminuyendo de forma gradual hasta

desaparecer en sus extremos. El relleno que ambos muros soportaron fue de piedras de

poco espesor irregular (30 cm. de grosor) que se situó también debajo de la tierra arcillosa

85
Creemos nosotros que puede ser de un camélido.

297
de cultivo, que tuvo también algunos lentes de basura. Aunque Casafranca menciona que

no se excavó esta parte, tenía la impresión que era un “todo de tierra compacta hasta

adosarse a los muros principales”. Casafranca observó que los muros CAT3MB y

CAT3MC estaban cubiertos por un relleno que a su parecer pudo ser parte de un relleno de

grandes dimensiones para construir una plataforma de considerable altura, mencionando

que 5 m. al noreste del muro B aparecieron piedras de gran tamaño de aristas cortantes.

Unos 2.20 m. al noreste del muro CAT3MC se encontraba el muro CAT3MD (Fig.

148). Su cabecera apareció a 40 cm. de la superficie, teniendo un largo total de 2.10 m. y un

ancho de 20 cm. Su altura fue de 50 cm. En su eje, este muro era paralelo al muro

CAT3MC. Hacia el noroeste soportaba un relleno de piedras menudas sueltas mezcladas

con basura de conchas en detritus. Este relleno se extendía hasta el muro CAT3MC y era

“un grupo de piedras de cantos rodados colocados como caidas pero también en sentido

horizontal a manera de un relleno.” Bonavia menciona que en esta zona observó que a

0,80-1,10 m. de profundidad aparecían unos cantos rodados que estaban colocados dando la

impresión de haber sido la cara de un piso o superficie. Esto se refuerza debido a que estos

cantos rodados estaban “ajustados” sobre un piso que aparecía a 1.22 m. de profundidad de

la superficie (Piso CAT3PB). Uniéndose al muro CAT3MD por su extremo noreste y en

forma perpendicular se encontraba el muro CAT3ME, conformado por 2 hileras de cantos

rodados superpuestos. Su largo fue de 1 m. y su ancho de 30 cm. En el dibujo de planta que

Casafranca presenta en su cuaderno para este cateo, se observa un muro paralelo al muro

CAT3ME y uniéndose en 90º con el extremo noreste del muro CAT3MC, este muro

pequeño lo hemos denominado CAT3MF. En el dibujo de la versión mimeografiada

aparece otro muro, que es paralelo al CAT3MB y que esta a 40 cm. al noreste. Nosotros lo

298
denominamos CAT3MG, midió unos 63 cm. de largo y al parecer se situó sobre el piso

CAT3PC (Fig. 152).

Un hallazgo bastante importante en el Cateo 3 y de todo este proyecto de rescate

fueron unos restos humanos encontrados a 30 cm. al norte del muro CAT3MA y a 20 cm.

de profundidad (Fig. 149). La importancia de estos restos óseos es que no sólo fueron el

único contexto de restos humanos encontrado en las excavaciones de esta zona del

Complejo Amancaes sino que es el único contexto de restos humanos que disponemos para

la zona de Huaca La Florida que puede fecharse de forma fidedigna al Período Inicial. Por

el motivo de haber encontrado estos restos se hizo una especie de cateo de 1.50 x 1 m.

Estos restos humanos se encontraban sobre una capa de arena amarillenta verdosa (que

según Casafranca marcaba el límite entre las capas B y C) y estaban cubiertos por un

relleno de cantos rodados pequeños y tierra arcillosa compacta que impregnaba las

osamentas. El primer hueso que hallaron fue el maxilar inferior, fragmentado pero casi

completo con algunos dientes dentro de sus cavidades dentarias y otros fuera de ellas (el

grado de conservación de los dientes era bueno) que estuvo colocado boca abajo (Fig. 150).

Después se encontraron más restos óseos, distribuidos en dos grupos: el cráneo

(completamente aplastado en sentido “horizontal”, fragmentado y con las órbitas mirando

al oeste, a 40 cm. al este del maxilar inferior), el esternón (colocado casi verticalmente y a

18 cm. ligeramente hacia el norte del cráneo), el calcáneo (ubicado a 5 cm. al oeste del

esternón), un hueso que pareciera ser el húmero y las vértebras cervicales in situ. El otro

grupo estaba constituido por la tibia, el peroné, 2 costillas y los falanges de la mano (a 18

cm. al sur del maxilar inferior). Entre estos 2 grupos se encontraba la clavícula y el maxilar

inferior (Casafranca menciona que se encontraba casi en sentido norte a sur) sobre una

costilla incompleta. Algo que Casafranca anota es que el tamaño del maxilar inferior era

299
grande y que perteneció a una persona adulta de constitución robusta. Se menciona también

que los huesos eran completamente frágiles y que se destruían durante su extracción.

Además estaban asociados a ceniza y fragmentos de cerámica fina e incisa, habiendo pocos

fragmentos de cerámica utilitaria. Anota que, cubriendo los huesos y debajo de los cantos

rodados pequeños, se encontraba una capa de basura que contuvo osamentas de animal, al

parecer de mamífero. Casafranca repara en dos cosas importantes: el esqueleto está

incompleto y no sigue una clara orientación. Según Bonavia parecía que el esqueleto estuvo

originalmente en cuclillas y que debido al peso del material de relleno cayeron los huesos

hacia el suroeste. A unos 2 m. al norte de los restos humanos Bonavia menciona que se

encontró la cabeza de un fémur. Posiblemente perteneció al cuerpo encontrado pero debido

a la distancia había la posibilidad que perteneciera a otro cuerpo86.

A medida que avanzaron las excavaciones Bonavia registró un segundo perfil

estratigráfico en otra zona del cateo que pensamos fue colindante con el muro CAT3MA.

La estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Tierra de cultivo compacta mezclada con restos de basura y pocos cantos

rodados pequeños (35 cm. de espesor).

Capa B: Capa delgada de arenilla amarilla limpia (5 cm. de espesor).

Capa C: Tierra de cultivo más arcillosa casi sin basura y algunos cantos rodados

(30 cm. de espesor).

Capa D: Semejante al anterior con un poco más de basura (30 cm. de espesor).

Capa E: Tierra arcillosa marrón compacta mezclada con ceniza y basura de color

plomizo (50 cm. de espesor).

86
Bonavia también menciona que el día 11 de Octubre por un descuido unos niños se llevaron todos los
huesos que estaban in situ pero que fueron recuperados por Casafranca.

300
Capa F: Lente de basura (8 cm. de espesor).

Capa G: Tierra arcillosa con capas intermitentes de basura (50 cm. de espesor).

Capa H: Ceniza.

Capa I: Arena (20 cm. de espesor).

Capa J: Grava (estéril).

Bonavia menciona que el muro CAT3MA se iniciaba en la Capa C y que continuaba

hasta la Capa H. Sobre la Capa D menciona que en su zona noreste se encontraba más

basura arqueológica. Asociados a la Capa G aparecen unos fragmentos que grafica, además

de restos fragmentados de golletes, bruñidos toscamente y de color rojizo. También señala

que en la Capa H hay fragmentos de cerámica utilitaria.

Bonavia menciona que en un lugar de la excavación a 93 cm. de profundidad

(vendría a ser en la Capa B del primer perfil estratigráfico) uno de los peones encontró un

fragmento bícromo. Añade que era muy pequeño, de pasta rojiza y que a simple vista era

rojo. También menciona que en esta misma zona se encontraron fragmentos de engobes

blanco y rojo. También a 1.55 m. de profundidad, incrustado en uno de los muros apareció

un fragmento de pintura negra exterior post cocción. También a 1.20 m. de profundidad

encuentra un piruro de arcilla de 1,2 cm. de diámetro que en los dos polos tenía un dibujo

inciso. También aparecieron otros fragmentos de cerámica de pintura roja sobre blanco87 y

también algunos con rastros de pintura anaranjada. Bonavia menciona también que Edward

Lanning al visitar las excavaciones identificó las siguientes especies de moluscos

procedentes del cateo 3: Crepidula onyx, Mytilus, Thays chocolate, Modeolania y Tegula

atra.

87
Por los gráficos que da parece que la pintura blanca estuvo dentro de las incisiones y que el color del resto
de la superficie fue rojo, por lo que creemos más apropiado el término pero al revés.

301
Cateo 4:

El Cateo 4 empezó siendo excavado el mismo día que el Cateo 3. Empezó siendo

una excavación pequeña de aproximadamente 1.50 x 1 m. para ir progresivamente siendo

ampliado, adoptando una planta irregular, hasta el día 18 de Octubre de ese año, en que el

personal de las obras de edificación del Parque Juan Ríos lo inundan totalmente de agua88,

causando un gravísimo e irreversible daño a las estructuras y contextos hallados en este

amplio cateo (Fig. 161). A pesar de ese grave incidente Casafranca y los otros pudieron

seguir extrayendo y registrando algunos datos de esta zona hasta el día 26 de Octubre.

Este cateo, a diferencia de los demás, se situó cerca de la esquina noroeste del

Parque Juan Ríos (la confluencia de las calles 15 y 19) por tanto creemos que no estuvo en

la zona donde se situó el Montículo E del Complejo Amancaes sino a unos 65 m. al norte,

en una zona situada a unos 25 metros al oeste del extremo noroeste del Montículo G y a 40

m. al este del Montículo C del Complejo Amancaes.

Antes de iniciar la excavación Casafranca observó que superficialmente el terreno

aparecía compacto “como si hubiera existido una plataforma”. La estratigrafía que se

registró inicialmente en la zona nuclear del cateo (Fig. 155 y 156) fue:

Capa A: Relleno compacto de tierra mezclada con piedras angulosas grandes y con

algunos cantos rodados (90 cm. de espesor).

Capa B: Masa compacta de barro (25 cm. de espesor).

Capa C: Relleno de basura arqueológica mezclada con barro (30 cm. de espesor).

Capa D: Tierra arcillosa compacta.

En la Capa A se encontraron algunos fragmentos de cerámica “chavinoide”

monocromos y 2 conchas pequeñas (concha de abanico y un caracolito). También se

88
Bonavia menciona que el agua llegaba hasta el mismo nivel del suelo.

302
encontró detritus de basura formando capitas intermitentes casi imperceptibles. Casafranca

menciona que este estrato corresponde a un relleno colocado ex profeso para construir una

plataforma, pues cubría otras estructuras anteriores. En la superficie de la capa B se

encontraba un piso calcinado (Piso CAT4PA) cuyo grosor era de 4 cm. y en el interior de

esta capa se encontraron restos malacológicos y basura, como detritus, sin fragmentos de

cerámica. También la superficie de la capa C estaba delimitada por un piso empedrado

(Piso CAT4PB) hecho de cantos rodados colocados en sentido horizontal (con la superficie

plana mirando hacia arriba) unidos con un barro fino y cuyo grosor era de 10 cm. Sobre

esta capa había un pequeño lente de tierra calcinada de 2 cm. de espesor. En esta capa sí

estaban presentes muchos fragmentos de cerámica “chavinoide” monócroma, varios con

incisiones gruesas y poco profundas. La superficie de la capa D también era un piso (Piso

CAT4PC) que estaba conformado por un empedrado de cantos rodados unidos con barro

fino (8 cm. de grosor) cubierto de un entortado de tierra arcillosa que mide 3 cm. de

espesor. En esta capa había vestigios de capas intermitentes de basura (Fig. 164). Bonavia

menciona que aparecieron fragmentos de cerámica en asociación con carbón. Entre estos

fragmentos de cerámica se encontraba uno de incisiones más delgadas que las de los demás

fragmentos (sobre todo de los encontrados en los cateos 1 y 2). Por los apuntes de Bonavia

al parecer sí se llegó al estéril en el área de la excavación nuclear.

Asociados a estas capas y pisos se descubrió una serie de muros que fueron

definiendo una amplia estructura de planta semirectangular, que al parecer conformó una

plataforma baja relacionada probablemente con el Montículo G del Complejo Amancaes.

La denominamos Plataforma JR3 y midió unos 15 x 9 m (Figs 166 y 167).

El primero de los muros en ser hallados fue uno situado en el lado oeste de la zona

nuclear del cateo 4. Lo denominamos CAT4MA. Estuvo conformado por grandes piedras

303
angulosas colocadas desordenadamente. Su orientación fue casi sur-norte. Su cabecera se

encontraba a 25 cm. de profundidad en relación a la superficie y tuvo una altura de 80 cm.

Según Casafranca, estaba colocado sobre el piso CAT4PB (por lo cual estaba al mismo

nivel que la capa B). Un dato importante es que este muro se adosaba al muro CAT4MB.

Este muro CAT4MB estuvo conformado de cantos rodados de regular tamaño, colocados

en sentido horizontal y unidos con argamasa de barro arcilloso. Según Casafranca su

cabecera estaba casi al ras de la superficie y su eje tenía una orientación este-oeste. Algo

importante es que se hallaba colocado sobre el piso CAT4PB (al igual que el CAT4MA).

En su extremo este hacía esquina con el muro CAT4MF (Fig. 157). Desde este punto hasta

su extremo oeste tenía un largo de 8.40 m. En su extremo oeste se le adosaba al parecer

(pero dando la sensación que lo continuaba) un muro de adobón o tapia (el muro

CAT4MG). Para Casafranca su función fue la de ser un muro de contención debido a que

era el muro que definía el lado sur de la Plataforma JR3. Un dato interesante es que en el

primer dibujo de planta que Bonavia hace de la zona nuclear de este cateo puede

distinguirse del muro CAT4MB hacia el sur una ampliación de la excavación y las siluetas

de unas piedras. En una de las fotos del archivo de Mejía también puede corroborarse que a

la altura de donde se adosó el muro CAT4ME al CAT4MB se amplió la excavación hacia el

sur. Es posible que hayan sido restos de estructuras que existieron en esta zona

inmediatamente colindantes a la cara sur del muro CAT4MB. El siguiente muro hallado fue

el CAT4MC. Según Casafranca se ubicó sobre el piso CAT4PC y estuvo en el mismo nivel

que la capa C. La altura del muro fue de 30 cm. Otro pequeño muro adosado al CAT4MB

fue el CAT4MD, que se encontraba cerca de la esquina que hacían los muros CATMB y

CATME. Según Casafranca “irrumpía en los estratos inferiores”. Desde el límite este de la

excavación nuclear de este cateo hasta unirse con el muro CAT4MD se situaba un muro

304
que los croquis de Casafranca y de Carrera denominan “murito adosado” y era por estarlo

al muro CAT4MB. Lo denominamos CAT4ME y su largo fue de unos 2 m. Al parecer

estuvo al mismo nivel y relacionado con el CAT4MD. Bonavia menciona que este muro,

junto con el CAT4MB, estaban conformados de piedras angulosas y cantos rodados,

predominando estos últimos. También menciona que cerca de la esquina de los muros

CAT4MB y CAT4MF apareció a 1 m. de profundidad una valva de choro con pintura

verdosa. Otro muro tan importante como el CAT4MB fue el CAT4MF, puesto que definía

el lado este de la Plataforma JR3. Estaba constituido según Casafranca de cantos rodados y

de piedras angulosas colocadas indistintamente con las caras planas hacia fuera, unidas con

argamasa de barro. Para Casafranca su función también fue de contención. Su largo fue de

8.40 m. y se excavó hasta la profundidad de 90 cm. Su eje estaba orientado sur-norte.

Bonavia hace una observación importante, al reparar que el aparejo del muro no era igual

en toda su extensión. La primera sección que midió 1 m. desde la esquina con el CAT4MB

hacia el norte fue de sólo cantos rodados, la segunda sección que corrió unos 3.40 m. más

predominaron las piedras angulosas irregulares colocadas con cierto descuido. La tercera

sección del aparejo corrió desde los 4.40 m. hasta su extremo norte con la esquina con el

CAT4MM (unos 4 m.) Esta sección tenía la porción superior del muro cubierto de un

enlucido hasta los 60 cm. de profundidad, estando hecho el muro de cantos rodados grandes

mientras que en su parte inferior el muro estuvo conformado de cantos rodados

horizontalmente colocados con intrusiones de piedras angulosas grandes. El muro que junto

con el CAT4MB definía el lado sur de la Plataforma JR3 era el CAT4MG. Partía desde el

extremo oeste del muro anterior y tuvo de largo unos 4.60 m. Su característica fue que era

de adobón (tapia), siendo esto importante, puesto que comprobaría que la tapia ya era usada

como elemento arquitectónico desde esas épocas. En su extremo oeste se perdía por su mal

305
estado de conservación y por “estar casi en la superficie” (entendemos que tuvo una baja

altura) ya que el terreno en esta zona tuvo un declive hacia el oeste. Otro muro que aparece

por esta zona era el CAT4MH. Era perpendicular a los CAT4MB y CAT4MG y se ubicaba

justo al nivel donde los muros anteriores se unían. Desde este punto se dirigía al norte 3.20

m. Estaba conformado también de adobón y su base era una hilera de cantos rodados

colocados horizontalmente.

En esta zona apareció un pequeño ambiente adosado al muro CAT4MG que

Casafranca denomina “Cuarto 1” y que nosotros preferimos llamar “Ambiente 1”. Fue un

ambiente de 4 x 1 m. que no tuvo aparentemente un acceso claro. Estaba definido por los

siguientes muros: CAT4MI (4 m. de largo por el este), CAT4MJ (1 m. de largo por el

norte), CAT4MK (4 m. de largo por el oeste) y un segmento del CAT4MG por el sur. Los

muros que definían este ambiente a excepción del CAT4MG eran “muros deformes de

piedras de aristas cortantes y barro”. Para Casafranca el cuarto nunca tuvo otra función

que la de estar rellenado y ser parte del relleno de la Plataforma JR3. Otro muro que se

adosaba al CAT4MB, y que era paralelo a los CAT4MA, CAT4MH y CAT4MD fue el

CAT4ML, situado a 1 m. aproximadamente al norte de CAT4MA. Aunque Casafranca no

lo mencione, aparece graficado en un croquis general de la Plataforma JR3 de su libreta de

campo y también en otro croquis general hecho por Pablo Carrera de la misma

plataforma89. Su largo fue de unos 2 m. aproximadamente.

Casafranca llama la atención de que el muro CAT4MA pareciera dividir dos tipos

diferentes de relleno que cubren todos estos muros. Hacia el oeste de este muro y cubriendo

los muros CAT4MG, CAT4MH, parte del CAT4MB y el Ambiente 1 se situaba un relleno

89
En el primer croquis se le menciona como “murito en la base de cantos rodados” y en el segundo croquis
como “hilera de cantos rodados como cimientos”.

306
de cantos rodados. Mientras que al este del muro CAT4MA se situaba el otro conformado

de piedras angulosas, que cubrían al muro CAT4MF y parte del CAT4MM.

A medida que se fue ampliando el cateo 4 se fueron despejando los muros que

conformaron la Plataforma JR3. Al llegar al extremo norte del muro CAT4MF se vio que se

unía haciendo esquina de 90º a otro muro importante que definía la Plataforma JR3 por el

lado norte, siendo este muro el CAT4MM. En esta zona la excavación se profundizó en un

cateo de 1.20 m. por lado, siendo la estratigrafía encontrada la siguiente:

Capa A: Barro arcilloso mezclado con tierra de cultivo (60 cm. de espesor).

Capa B: Relleno de piedras angulosas grandes mezcladas con barro (30 cm. de

espesor).

Capa C: Tierra color amarillo oscuro compacta (48 cm. de espesor).

Capa D: Basura con ceniza.

Capa E: Mezcla no muy compacta de tierra y pequeños cantos rodados (75 cm. de

espesor).

Capa F: Bolsonadas de basura arqueológica (20 cm. de espesor).

Capa G: Tierra compacta (60 cm. de espesor).

Capa H: Cascajo (estéril).

En la capa A no hubieron fragmentos de cerámica y tuvo una hilera de cantos

rodados. Casafranca agrega que esta capa cubría parte de los muros CAT4MF y CAT4MM.

Con relación a la capa C, menciona que su superficie estaba delimitada por un piso “bien

hecho” (Piso CAT4PD). Algo importante es que sobre este piso se encontró el hallazgo de

“una mancha de ceniza a 0.90 de profundidad de la superficie muy pura, color blanca, al

parecer cal con inclusiones de algunas conchas calcinadas de tipo choro, alrededor la

tierra aparece colorada formando una concavidad de 0.30 a 0.35 mt. de diámetro, se

307
observan también huellas de carbón vegetal. La masa es compacta y uniforme con un piso

aproximado de 3 kilos. Su situación es de 0.65 mt. del muro “C” (CAT4MM) y 0.60 mt.

del muro “B” (CAT4MF)” (Fig. 158). Bonavia menciona que se encontró en este contexto

muy poca basura arqueológica. A muy poca distancia de este hallazgo y también al parecer

sobre el piso CAT4PD se encontró “A 92 cm. y 1.01 mt. de los muros “B” (CAT4MF) y

“C” (CAT4MM), respectivamente y a 87 cm. de profundidad de la superficie actual del

cateo 4 se encuentra una valva de conchita marina, incrustada boca arriba en el piso, la

cual contiene restos de pintura color carmín, completamente fragmentada, que se extrae

para la conservación. La conchita es de tipo choro. Es interesante anotar el hecho de que

esta conchita está cerca del hornito con cal encontrado el día 15/X/57 y casi a la misma

profundidad. Esta orientada de N a S.” y a 4.40 y 15 cm. de los muros CAT4MF y

CAT4MM respectivamente y a 75 cm. de profundidad se encontró “dos porciones de

pintura color rojo carmín y rojo violáceo. La primera estuvo colocada en una valva de

concha tipo choro completamente descalcificada por el tiempo y la segunda al parecer,

dentro de un tubito de caña carbonizada. Se recogen ambas muestras, así como las cañitas

carbonizadas.”. Menciona además que la capa C la conformaban ceniza con basura, no

tenía casi mezcla con otros materiales y no se encontraron fragmentos de cerámica. Aún así

se hizo un hallazgo importante: a 1.10 m. de profundidad “casi al centro del lado oeste” del

cateo hecho en esta zona se halló un hueso de ave trabajado, con huellas de incisión

burilada burda, estando rajado e incompleto. Su forma era casi tubular. Debajo de este

artefacto, a 10 cm. de profundidad, apareció una semilla de lúcuma completamente

carbonizada. En la capa E mencionó que se hallaron capitas intermitentes de basura y

ceniza, y que en estas capas aparecen muchos fragmentos de cerámica y restos

malacológicos como choros y caracolitos. En esta capa fue que apareció una hilera de

308
cantos rodados colocados a 47 cm. al oeste de la esquina de los muros CAT4MF y

CAT4MM. Esta hilera midió unos 60 cm. y tuvo un eje casi sur-norte, pasando por debajo

del muro CAT4MM y situándose hacia el sur una depresión en el terreno. Esta depresión

adoptaba la forma de una curva y se situaba a 57 cm. del muro CAT4MM y a 62 cm. del

CAT4MF, teniendo 4 cm. de alto, bajando su altura suavemente hasta perderse en la hilera

de cantos rodados dando la sensación de ser una “parábola” según Casafranca. La

descripción que da de este hallazgo es importante: “Este conjunto parece corresponder a

un hornito por presentar asociado a él, restos de alimentos como cuy, choros, caracoles,

conchitas carbonizadas, piedras chicas en cantidad, dando la impresión de ser vestigios de

una “walia” (watia) acentuándose más ésta suposición por la presencia del terreno

calcinado alrededor de la depresión” (Fig. 165). Menciona también que era de un color

ladrillo el terreno calcinado que aparece alrededor de la depresión. Además al excavarse el

“horno” se halló que su base en el centro era de tierra a manera de un entortado. Debajo de

este entortado se encontraba una mezcla de ceniza con vetas de cal, restos de moluscos

calcinados y en estado normal de los tipos choro, caracol, choritos, etc. y muchos cantos

rodados chicos. A 40 cm. de profundidad del inicio de este “horno” apareció “un terreno

plano con restos de cocina formando casi un piso, que parece ser la primitiva base de la

watia”. Casi a la misma profundidad y en las inmediaciones de este hallazgo se encontró un

hueso de pescado trabajado “teniendo la apariencia de una pieza dentaria humana, siendo

una cuenta de collar” y también se hallaron los restos óseos de un cuy en regular estado de

conservación que se extrajo incompleto para ser enviado al museo. Entre las capas E y F se

situaba un nuevo piso empedrado de cantos rodados (Piso CAT4PE) (Fig. 160). Sobre la

capa G menciona que no tuvo contenido arqueológico.

309
Asociado a estos pisos y a esta estratigrafía se hallaron una serie de muros que

definían por el lado norte a la Plataforma JR3. El muro CAT4MM hacía esquina con el

CAT4MF en 90º (Fig. 159) y se dirigía hacia el oeste, teniendo un largo de 14,60 m. En su

extremo oeste se unía con el muro CAT4MO. Su altura debió ser de aproximadamente 1 m.

Al parecer fue de un grosor considerable, puesto que según Casafranca varió entre los 60 a

80 cm. Este muro o tuvo dos “fases” de elaboración o eran dos muros superpuestos:

menciona que el “muro inferior” o base del muro estaba conformado por piedras angulosas

de tamaños medianos y algunos cantos rodados, mezclados con tierra arcillosa como

argamasa. Las piedras estaban colocadas dando sus caras planas hacia la cara del muro,

siendo su superficie regular (su ancho era de 80 cm.) mientras que el “muro superior” o

parte de arriba estaba constituido por una hilera horizontal de cantos rodados “metidos”

dentro de un relleno de tierra o adobón “el cual se nota también en la parte superior del

muro “B” (CAT4MF) al unirse con éste”. El ancho de esta porción superior del muro

CAT4MM era de 60 cm. lo que demuestra que el muro iba reduciendo su ancho a medida

que aumentaba de altura. Su fisonomía no fue la misma en todo su largo. Así, desde el

punto de unión con el muro CAT4MF hasta los 9.40 m. de longitud se caracterizó por tener

piedras angulosas de tamaños medianos y cantos rodados. Desde este punto los 3.10 m.

siguientes (Es decir, hasta los 12.50 m. desde el punto de unión del muro con el CAT4MF)

tuvo un enlucido o entortado de barro grueso. Los 1.80 m. restantes hasta el punto donde el

muro se une al CAT4MO estaban constituidos por piedras angulosas de tamaño mediano.

Casafranca menciona “El entortado que aparece en una porción de este muro “c”

(CAT4MM) solo cubre una especie de núcleo de piedras de cantos rodados de tamaños

casi chicas bien colocados.” (Creemos que se refiere a la parte superior del segundo

segmento del muro). Este muro en la zona de su unión con el CAT4MF, que fue donde se

310
profundizó la excavación, se iniciaba en la capa D. Es probable que haya continuado un

poco más debajo de este límite, debido a que Casafranca menciona que se halló justo

debajo de éste una “hilera de cantos rodados”. Es decir que tanto la capa C como el piso

CAT4PD que selló esta capa estaban adosados a la parte inferior del muro CAT4MM. Esta

“parte inferior” de piedras angulosas y de cantos rodados seguía 40 cm. por arriba del piso

CAT4PD. De todas formas la “parte superior” se encontraba cubierta por la capa A,

evidenciando que fue un relleno que se colocó para cubrir estas estructuras. Otro muro que

apareció por esta zona fue el CAT4MN, que se adosó perpendicularmente al CAT4MM por

su cara sur a la altura de los 8.60 m. recorridos desde la esquina con el CAT4MF hacia el

oeste. Casafranca lo describe como un “murete de adobón” de 25 cm. de alto y 40 cm. de

ancho. Algo importante es que soportó hacia el oeste un relleno de cantos rodados

medianos. Finalmente el muro que se unía con el extremo oeste del muro CAT4MM y que

definía el lado oeste de la Plataforma JR3, dirigiéndose desde este punto en dirección

suroeste fue el CAT4MO. El largo descubierto de éste fue de 6 m. de longitud. Estuvo

constituido de cantos rodados de regular tamaño colocados ordenadamente y en sentido

horizontal. Casafranca menciona también que este muro corría paralelo al parapeto

moderno del parque Juan Ríos que limitaba con la calle 19, corriendo este a medio metro al

noroeste del muro CAT4MO. Es bastante probable que el muro CAT4MO se uniera con el

CAT4MG cerrando así la Plataforma JR3 por su esquina suroeste. Sin embargo, por alguna

razón que desconocemos90 no se excavó esa parte. El muro CAT4MO no era paralelo al

CAT4MF (que delimitaba la plataforma por el lado este) sino que tenía un eje suroeste a

noreste, habiendo un ángulo de 120º entre las caras internas de los muros CAT4MO y

90
Probablemente el escaso tiempo que dispusieron para hacer las excavaciones o también por el incidente de
llenado de agua del cateo.

311
CAT4MM. De continuar esta orientación hasta su punto de unión con el CAT4MG la

planta de la Plataforma JR3 no habría sido completamente rectangular.

Se menciona, por último, a un muro más que estuvo ya destruído y que

denominamos CAT4MP. Se situaba a 1.27 m. por debajo de la base del muro CAT4MM y

corría en la misma dirección de este.

Bonavia menciona que Edward Lanning, quien visitó las excavaciones el 15 de

Octubre, identificó las siguientes especies de moluscos: Mytilus magallanicus, Crepidula

onyx, Crepidula excavata, Mytilus chorus, Mesodesma donacium, Thais sp. y Concholepas

concholepas. También dice que, al describir algunos perfiles del irregular cateo, menciona

la presencia de “adobes” conformando uno de los muros, unidos con argamasa de barro.

Cateo 5:

El Cateo 5 estuvo situado, según Casafranca y Bonavia a 6 m. al noroeste de la

ampliación del Cateo 3. Ambos coinciden en afirmar que la principal razón para su

realización fue la de hallar la continuación de un muro del Cateo 3 (denominado por

Casafranca “Muro A” y que era el CAT3MA) (Fig. 162) la cual efectivamente se halló

junto con dos muros más. La excavación fue del 16 hasta probablemente el 26 de Octubre

de 1957. La planta que tuvo este cateo fue trapezoidal, con la base más amplia hacia el

noroeste y la parte alta del trapecio hacia el sureste (hacia el cateo 3). En la esquina norte

de este trapecio se encontraba una ampliación de esta excavación hacia el noreste. En total

las medidas fueron: lado sur: 5 m., lado norte: 4 m., lado noroeste (base del trapecio): 2 m.,

lado sureste (lado alto del trapecio): 70 cm., siendo 70 cm. el lado noreste de la ampliación

y 90 cm. su lado sureste.

Bonavia menciona que la estratigrafía encontrada es semejante a la hallada en el

cateo 3 y que en este cateo también se encontró una capa delgada de basura amarillo-

312
verdosa (5 a 10 cm. de espesor) y que parecería estar en un nivel más elevado que en el

cateo 3, donde aparece a 35 cm. de profundidad.

Se encontró en el Cateo 5 tres muros alineados de cantos rodados. Por los croquis

que presenta Bonavia en su libreta se situaron en un eje sureste-noroeste. El denominado

por éste muro A (que nosotros denominamos CAT5MA) medía alrededor de 1.75 m. de

largo y se ubicaba junto al lado noreste del trapecio. Su ancho era de 16 cm. y estaba

conformado por cantos rodados colocados verticalmente (Fig. 163). También menciona que

estuvo a 20 cm. al norte de su muro B y que su cabecera estuvo a 81 cm. de la superficie.

Lo que Bonavia menciona como muro B se situaba según sus croquis entre los

muros A y C estando su trazo casi al centro del trapecio. Su ancho fue de 25 cm. y los

cantos rodados estuvieron colocados en una fila verticalmente y en la otra horizontalmente.

Menciona también que su cabecera apareció a unos 84 cm. de la superficie y que la altura

descubierta desde la cabecera hacia abajo era de 1.40 m. Al parecer hacia el lado sur tenía

otro muro adosado o era un muro doble. Entre este muro y el C había 25 cm. de distancia.

Sin embargo, otra anotación de Bonavia menciona que estos dos muros estaban adosados

uno al otro. Parece que ambos muros estuvieron a escasa distancia y estrechamente

relacionados. Este muro B de Bonavia prologándose hacia el sureste resultaba ser el

denominado muro A del Cateo 3 según Casafranca (Muro CAT3MA). Finalmente el muro

C de Bonavia (Muro CAT5MB) se situaba junto al lado sur del trapecio. Su ancho al

parecer fue de 30 cm. y la longitud descubierta hasta ese momento era de unos 2 m. La

cabecera del muro apareció a unos 70 cm. del suelo, lo cual lo hace más elevado que el

muro B, entonces ¿El muro B se adosó al muro CAT5MB?

Al segundo día de iniciada la excavación de este cateo se le prolongó por el lado

sureste hasta la ampliación del Cateo 3, con lo cual en la práctica ambas excavaciones

313
quedaron unidas y fueron una sola. Se hizo esto para verificar si el muro B descubierto en

el Cateo 5 se conectaba con algún muro del Cateo 3, lo cual se comprobó al conectarse con

el muro CAT3MA. Pero llamo la atención que los muros CAT5MA y CAT5MB no se

conecten con otros muros situados al sureste, sino que quedaran truncos. Bonavia menciona

que para el 17 de Octubre en la porción sur del cateo la profundidad a la que se había

llegado era de 60 cm. y en el sector situado al noreste del muro CAT5MA era de 1.10 m.

Datos importantes que da Bonavia son el hecho de que al ampliarse la excavación

hacia el norte del muro CAT5MA se encontró “una especie de empedrado a la altura del

nivel del muro A” lo cual interpretamos como un piso (CAT5PA) cubierto de caras de

piedras adosado al muro CAT5MA y situado al parecer al nivel de su mayor profundidad

encontrada. Otra cuestión importante es que por algunas observaciones suyas notaba que

hacia el lado oeste de estos muros “había un montículo que subía hacia el lado oeste”.

Sobre los materiales encontrados en este cateo, Bonavia anota que estaban

apareciendo fragmentos de cerámica en relativa cantidad, tanto utilitaria como

“ceremonial” (con incisiones). También menciona que en algún punto del cateo, a los 60

cm. de la superficie apareció un piruro que tenía un motivo decorativo inciso.

1ª Excavación:

Aparte de estas cinco excavaciones o cateos se realizaron dos excavaciones de 0,50

m. de lado cada una con la intención de recoger toda la fragmentería de cerámica posible.

Ambas se hicieron el último día de labores de este proyecto: el 26 de Octubre de 1957. La

“1ª Excavación” (Fig. 168) se realizó, por un croquis que Casafranca hace en su libreta de

campo, cerca del Cateo 2 y casi colindante con un área que menciona como “fuente de

agua” (a 30 cm.). Menciona que “Se hizo esta a 4.88 mts. de la parte interna en dirección

314
Este de la vereda del parque “Juan Ríos”, a 1 mt. de ella en dirección de la av. 2.” La

estratigrafía fue la siguiente:

Capa A: Tierra mezclada con cantos rodados chicos casi compacta (20 cm. de

espesor).

Capa B: Relleno de piedras chicas sueltas (16 cm. de espesor).

Capa C: Relleno de cantos rodados chicos con barro suelto (40 cm. de espesor).

Entre las capas B y C existía un piso (Piso 1EXPA) de un grosor de 10 cm. También

asociado a toda esta estratigrafía y al piso se encontraba un muro (Muro 1EXMA) que se

situaba por los croquis de Casafranca en el lado noreste del cateo, corriendo de sureste a

noroeste. La cabecera del muro se había encontrado a 10 cm. de la superficie. La altura

total del muro desenterrada fue de 60 cm. Lo particular es que la parte alta del muro fue de

“adobón” (¿tapia?) y tuvo unos 20 cm. La porción inferior fue de cantos rodados colocados

horizontalmente unidos con argamasa de barro, siendo su altura de unos 40 cm. Como

comentario final Casafranca menciona que “No se hallaron fragmentos de cerámica a

pesar de que cerca de allí se encontró restos de un basural durante la construcción de la

zanja para el cable de la luz eléctrica.” Según los comentarios de Casafranca la porción del

muro de cantos rodados se profundizaba más y la capa C también, no llegándose al estéril.

2ª Excavación:

Se realizó según Casafranca “a 13.50 mt. casi en dirección norte desde el punto en

donde se inicia el parapeto moderno que circunda el parque “Juan Ríos” cerca de la

conjunción de las calles 21, 13 y 19”. Por estas indicaciones pensamos que se hizo hacia el

suroeste del Cateo 2.

315
Sólo se excavó una capa de basura hasta una profundidad de 50 cm., no llegando a

suelo estéril. La razón fundamental para realizar esta excavación fue la de conseguir todas

las muestras posibles de cerámica y los fragmentos recogidos se los rotulo como: “2º Ex”.

Fuera del área de las excavaciones, Casafranca hace mención de un “terreno

compacto con restos arqueológicos” situado en el área del mismo parque Juan Ríos a unos

30 m. al sureste de una casa (Nº 235 de la Calle 15) de la siguiente manera: “entre ésta (la

casa) y el montículo artificial del parque Juan Ríos, se ha encontrado, al ser rebajado por

la cuchilla mecánica el terreno para sembrar gras, un campo compacto blanquizco con

capas de ceniza y algunos fragmentos el cual aflora mas adelante en dirección de la calle

19 con vestigios de tierra quemada color ladrillo. Este sitio corre paralelo e inmediato a la

calle 15” y luego agrega más adelante “En el terreno compacto frente a la casa #235 de la

calle 15, se encontró superficialmente un fragmento de cerámica incisa de líneas

geométricas gruesas correspondiente al parecer a parte de la base y cuerpo (intersección)

de un cantarito color marrón de factura fina bruñido”. Esta información denota la

existencia de una gran extensión de terreno ubicado hacia el norte de lo que fue la

Plataforma JR3 en el cual se hicieron una serie de actividades que dejaron grandes huellas

de combustión (el color blancuzco, las capas de ceniza y la tierra quemada color ladrillo).

Por su parte, Bonavia menciona que a lo largo de las excavaciones también se

aprovechaba de las aberturas y cateos hechos por los obreros por las obras del parque para

recoger cerámica, así como de toda la superficie del mismo. Menciona también que se hizo

una pequeña excavación o cala de 1 x 1 m. hacia el noroeste del cateo 1 que estuvo casi al

frente de la calle 20. Al parecer se hizo con la intención de recoger fragmentos de cerámica.

Dibuja uno de los fragmentos extraídos de este cateo y lo describe de la siguiente manera:

“Las incisiones reunen siempre las mismas características: gruesas e imperfectas. No

316
tienen acabado fino. La cerámica es de color marrón oscuro y no hay restos de cerámica

negra. El fragmento de superficie aquí arriba dibujado en las incisiones tiene restos de un

material blanco que parece ser pintura pues al lavado no se destiñe: queda por comprobar

eso. De todos si es post-cocción y eso indica que no conocieron bien el arte cerámico.”

Mencionan que también se encontraron fragmentos de gollete, bases planas, tacitas,

cántaros, no habiendo ni asas ni restos de platos. Termina diciendo que este pequeño cateo

se interrumpió a pocos centímetros del suelo.

8b. Análisis y correlación de la arquitectura y estratigrafía registrada en el

Montículo E del Complejo Amancaes y zonas aledañas.

Cateo 1:

Podemos diferenciar 5 momentos de ocupación.

El primero (CAT1MO1) está definido por la Capa H, que representó una primera

ocupación de la zona. El segundo momento de ocupación (CAT1MO2) fue la deposición de

la Capa G, la elaboración encima suyo del piso CAT1PB y el inicio de la construcción del

muro CAT1MA de cantos rodados. Habría que sumarse a ésta ocupación la capa de basura

F. El tercer momento de ocupación (CAT1MO3) vino a ser el sello de la Capa F con el

relleno de piedras (Capa E) y la elaboración del piso CAT1PA, todo esto asociado al muro

CAT1MA, incluyéndose en esta ocupación la capa D (el bolsón de basura) que viene a ser

la evidencia de la densa ocupación que hubo sobre este piso. El cuarto momento

(CAT1MO4) vino a ser el sello de la capa de basura D y del muro CAT1MA por el relleno

de canto rodado (Capa C) que Casafranca interpreta de forma correcta como un relleno

constructivo para el Montículo E situado encima. Por último, el quinto momento de

ocupación (CAT1MO5) fue la deposición de la Capa B, que vino a ser la ocupación y

317
también el progresivo relleno de esta parte del montículo para la elaboración de estructuras

superiores. Casafranca enfatiza que hay un gran contraste entre el acabado externo de la

fragmentería cerámica de las capas B, C y D del acabado de la cerámica de las capas

situadas debajo del piso CAT1PA91 lo que a nuestra opinión sería un indicador cronológico

de dos épocas distintas en las cuales mejoró la elaboración de cerámica. Si bien en la capa

G hay cerámica no hay registro que se haya encontrado fragmentos de ésta en la capa H, la

capa de ceniza que es la evidencia de la primera ocupación humana en la zona sobre la capa

estéril, en donde se hallaron restos malacológicos (choros y chankes, que menciona que no

estuvieron presentes en los estratos superiores), huesos de aves y mamíferos92, vértebras de

pescado y la ausencia de restos vegetales. Nosotros creemos que esta Capa H podría

evidenciar una ocupación precerámica del sitio, y vendría a ser la ocupación más temprana

de la Huaca La Florida y de todo el Complejo Amancaes. Algo también importante es que

Casafranca nota que el número de restos malacológicos en las capas inferiores es mayor

que en las superiores, unido a la mayor evidencia de restos vegetales en las superiores.

Cateo 2:

Podemos identificar 4 momentos de ocupación. El primero (CAT2MO1) se realizó

sobre el terreno natural o estéril y fue la ocupación de la zona que dejó evidencias de

basura, carbón y ceniza (la Capa F). Esta capa tuvo cerámica asociada. El segundo

momento de ocupación (CAT2MO2) fue lo que pareciera ser el sellado de la primera

ocupación con la Capa E de piedras que sirvió de soporte a la elaboración de la Capa D,

cuya superficie al parecer fungió de piso (CAT2PA). El tercer momento de ocupación

91
Las situadas arriba tienen un acabado fino, mientras que las provenientes de las inferiores tienen un acabado
burdo.
92
Casafranca menciona que algunos de ellos estuvieron trabajados y Bonavia en su libreta menciona que uno
de ellos parecían haberlo acondicionado como la punta de una flecha.

318
(CAT2MO3) fue la deposición del relleno de cantos rodados (Capa C) que al parecer se

hizo para colocar el relleno o basamento para una construcción monumental ya

desaparecida (el Montículo E). El cuarto momento de ocupación (CAT2MO4) fue la

deposición de la Capa B, que fue al parecer rellenos para la edificación superior.

Cateo 3:

Distinguimos 5 momentos de ocupación. Es importante reparar que en la

estratigrafía registrada se nota un episodio de cubierta de la zona por una arena fina y dos

de cubierta de una arenilla “amarillo verdosa”, siendo todas al parecer de origen natural.

Probablemente la primera tuvo un origen aluvial y se debió a avenidas de agua vinculadas a

un fenómeno del Niño. Sobre la capa de cascajo estéril y debajo de la primera capa de

ocupación se encontró una capa de arena de 20 cm. de espesor. Sería posiblemente la

evidencia de avenidas de agua que afectaron la zona. El primer momento de ocupación

(CAT3MO1) vendría a estar representado por la Capa H del 2do perfil registrado, que fue

una capa de ceniza. Esta misma capa aparece debajo del muro CAT3MA por lo que se

comprueba su anterioridad. Este momento de ocupación no está ligado al parecer a algún

momento constructivo. El segundo momento de ocupación (CAT3MO2) fue la erección del

muro CAT3MA y al parecer también del muro CAT3MD, con el cual es probable que

hicieran esquina (quizás también se hicieran en esta época los muros CAT3ME y

CAT3MF). Ambos delimitaron un hipotético espacio que se rellenó de materiales (Capa C

del 1er perfil y Capa G del 2do) y que fue sellado por el piso CAT3PA que se adosó al

muro CAT3MA (Fig. 153). Es bastante probable que el piso CAT3PB sea el mismo que el

anterior. Sobre este piso se depositó una capa de arena amarillo verdosa que no sabemos si

fue deposición eólica o avenida de agua. Sobre esta capa es que se depositaron las

osamentas incompletas del individuo adulto (probablemente fuera un hombre por la

319
robustez de los huesos) que por estar incompletas es probable que se trate de un “entierro

secundario”, es decir, que hayan traído las osamentas de otro lugar y que hayan sido

arrojadas allí. Es probable que esta ofrenda de huesos humanos haya estado relacionada con

la capa de arena sobre la que se depositó y también con la deposición de un relleno de tierra

arcillosa sobre el piso CAT3PA (la Capa E del 2do perfil). Algo importante es que sobre las

osamentas humanas existió una capa de basura que contuvo huesos al parecer de mamífero

(¿camélido?) y esta capa probablemente sea la misma que la Capa F del 2do perfil. El

episodio de la deposición de los restos humanos, la capa de basura y la deposición del

relleno de tierra arcillosa (Capa E del 2do perfil) conforman a nuestro modo de ver el tercer

momento de ocupación (CAT3MO3). El cuarto momento de ocupación (CAT3MO4) fue la

construcción de una plataforma más sobre el relleno de la Capa E del 2do perfil,

representado por los muros CAT3MB y CAT3MC que conformaban una esquina y que

delimitaron un ambiente donde se situó el piso CAT3PC (Fig. 154). Pensamos que el muro

CAT3MG debería incluirse en este momento también. Los muros CAT3MB y CAT3MC se

construyeron a 1.20 y a 2.20 m. de distancia de CAT3MA y de CAT3MD respectivamente.

El quinto momento de ocupación (CAT3MO5) fue el sellado del espacio ubicado entre los

muros CAT3MA y CAT3MB por el relleno de cantos rodados (Capa B del 1er perfil

estratigráfico). También se incluiría en este episodio de remodelación el sellado del piso

CAT3PC por un relleno similar. Algo importante es que sobre este quinto momento de

ocupación se registró otra delgada capa de arena amarillo verdosa. Sobre este episodio

apareció un estrato de “tierra de cultivo” que pensamos pudo ser el relleno de superiores

etapas constructivas del Montículo E del Complejo Amancaes que fueron barridas por la

maquinaria pesada. Estas últimas y superficiales capas serían el sexto momento de

ocupación (CAT3MO6).

320
Algunas evidencias que tenemos en este cateo denotan cierto ceremonialismo entre

algunos episodios de remodelación de este edificio y también mientras se depositaba el

relleno mismo. En cuanto a lo primero la deposición de los restos óseos humanos que

pensamos es un contexto secundario estuvo relacionado con la remodelación de la

plataforma, depositándose antes de la Capa E que remodeló el edificio. También estuvo

sobre la capa de arena amarillo-verdosa que pudo deberse a deposición eólica o avenida de

agua. Otra pregunta que surge es ¿El estar estos restos óseos asociados a restos de

fragmentería de cerámica, basura y restos de osamentas de animales (posiblemente

camélidos) denota un ritual ejecutado por el fenómeno natural que produjo la capa de arena

o por la remodelación, o por ambos juntos?

Cateo 4:

En esta excavación el primer momento de ocupación (CAT4MO1) debió estar

relacionado con la capa G del perfil estratigráfico situado en la esquina noreste de la

Plataforma JR3. Aunque Casafranca mencione que en esa capa no se encontraron

evidencias arqueológicas el dato que menciona Carrera de la presencia de un muro a ese

nivel (el CAT4MP) paralelo al CAT4MM nos indica que sí hubo algún tipo de ocupación.

El segundo momento de ocupación (CAT4MO2) fue el rellenado de esta zona con la capa F

y su sello con el piso empedrado CAT4PE. El tercer momento de ocupación (CAT4MO3)

fue el rellenado de esta zona con la capa E correspondiendo a este momento la

construcción/uso del horno “watia” que tuvo dos ocupaciones93. Asociado a este horno

93
Su estratigrafía fue la siguiente: primero se hizo un terreno plano (casi un piso según Casafranca) que tuvo
como restos de cocina que fue la base del horno, sobre esto estuvo una capa de ceniza con cal, choros,
caracoles, moluscos calcinados y cantos rodados chicos (fue el primer momento de utilización del horno),
luego se cubrió esto con tierra a manera de entortado (que fue al parecer la base del segundo momento de
utilización) y luego encima estuvieron los restos de alimentos como un cuy, choros, caracoles, moluscos
carbonizados y cantos rodados chicos. Encima de esto estuvo la hilera de cantos rodados, que cruzaba por
debajo al muro CAT4MM.

321
estuvieron los hallazgos del hueso de pescado tallado a manera de diente humano y usado

probablemente como collar y el cuerpo entero de un cuy. El cuarto momento de ocupación

(CAT4MO4) fue cuando se cubrió la hilera de cantos rodados con que se concluyó el horno

“watia” con la capa D de basura y ceniza de la estratigrafía de la esquina noreste de la

Plataforma JR3 (Fig. 169). Comparando ambos perfiles estratigráficos se ve que esta capa

de basura coincide en el mismo nivel con el piso empedrado CAT4PC del primer perfil

estratigráfico de la zona nuclear de la excavación. Algo importante es que de la capa D del

segundo perfil se inició la construcción del muro CAT4MM (o de su primera fase de

piedras angulosas y de cantos rodados). Posiblemente también se haya iniciado la

construcción del muro CAT4MF. Relacionados con el piso CAT4PC que se ubicaría en

este cuarto momento constructivo estaban los muros CAT4MC, CAT4MD (cantos rodados

al parecer) y CAT4ME (cantos rodados y piedra angulosa) de la zona nuclear del cateo 4.

El quinto momento de ocupación (CAT4MO5) fue la cubierta del piso CAT4PC con la

capa C del primer perfil estratigráfico (capa de basura arqueológica) y su sellado con el

piso empedrado CAT4PB. Sobre este piso es que se construyó el muro CAT4MB,

terminando de definirse la Plataforma JR3 por su lado sur (Fig. 170). Creemos también que

a la par se construyó el muro CAT4MH, que delimitó inicialmente la Plataforma JR3 por su

lado oeste, teniendo ésta originalmente una planta cuadrangular. El sexto momento de

ocupación (CAT4MO6) fue la elaboración de los muros CAT4ML y CAT4MN (que serían

en la práctica un solo muro) ya que en los planos hechos por Casafranca y por Carrera

ambos se alinean en un mismo eje (Fig. 171). Se construyó este muro para contener un

relleno de cantos rodados con que se cubrieron todas las estructuras situadas hacia el oeste

de este muro (quizás para elaborar una terraza y construir encima). El séptimo momento de

ocupación (CAT4MO7) fue la ampliación de la Plataforma JR3 hacia el oeste,

322
construyendo los muros CAT4MG y CAT4MO y prolongando el muro CAT4MM hacia el

oeste hasta su confluencia con el CAT4MO (Fig. 172). En este momento de ocupación es

que se debieron edificar los muros CAT4MI, CAT4MJ y CAT4MK que definieron el

Ambiente 1. El octavo momento de ocupación (CAT4MO8) fue la construcción del muro

CAT4MA sobre el piso empedrado CAT4MB, que sostuvo hacia el oeste un relleno de

cantos rodados, que cubrió por así decirlo todas las estructuras situadas hacia el oeste del

eje de este muro94 (Fig. 173). El noveno momento de ocupación (CAT4MO9) fue la

cubierta del piso CAT4PB con la capa B (masa compacta de barro) del primer perfil95 y su

sellado con el piso CAT4PA (Fig. 174). También conformarían este mismo momento la

deposición de la capa C del segundo perfil96 y su sellado con el piso CAT4PD. Algo que

avala esto es que los pisos CAT4PA y CAT4PD se encuentran en un mismo nivel

comparando ambos perfiles estratigráficos. Sobre el piso CAT4PD se encontró el horno de

cal, asociado a una valva de choro con pintura roja. Cerca de estos contextos (al parecer en

un nivel más elevado) es que se hallaron otra valva de choro con pintura roja carmín y unos

tubitos de caña carbonizados con rojo violáceo. Por último el décimo momento de

ocupación (CAT4MO10) fue la deposición de la capa B del segundo perfil y de las capas A

de ambos perfiles estratigráficos, en el segundo caso esta capa A cubrió la cabecera del

muro CAT4MM (Fig. 175). Creemos que estas capas estarían relacionadas con el sellado

de toda esta zona con un relleno caracterizado por piedra angulosa que según Casafranca

cubría las estructuras desde el eje del muro CAT4MA hacia el este.

94
Quizás correspondió a una ampliación significativa de la Plataforma JR3.
95
Algo importante es que a este nivel y a cierta distancia del cateo nuclear se halló una valva de choro con
pintura verdosa en su interior.
96
En el cual se ubicaron los hallazgos del hueso de ave trabajado de forma tubular y la semilla carbonizada
debajo.

323
Antes de terminar queríamos reparar en unas cuestiones importantes. Primero ¿Esta

Plataforma JR3 formó parte o estuvo asociada a uno de los montículos del Complejo

Amancaes? Al parecer y por la foto aérea de 1944 no vislumbramos en el lugar donde

estuvo alguna construcción de gran magnitud, quizás haya sido originalmente una

plataforma chica o quizás las construcciones situadas en su cima se nivelaron antes del año

1944. Hay también la posibilidad que el Montículo G del Complejo Amancaes se haya

prolongado hasta este lugar. Queremos reparar en los importantes contextos hallados en la

esquina noreste de la plataforma, en la capa E el horno “watia”, en la capa C el hueso de

ave y la lúcuma carbonizada y por último en la capa B, sobre el piso CAT4PD el horno de

cal y las valvas de choro con pintura roja con las cañas carbonizadas también con pintura

roja ¿Qué significan estos contextos? En la esquina sureste también se halló al mismo nivel

del hueso de ave trabajado del segundo perfil otra valva de choro, pero con pintura verdosa.

Estos contextos no se situaron (a excepción del horno de cal) sobre una superficie o piso, si

no en medio de una capa, casi todos de relleno. Es decir, fueron depositados en medio de la

deposición de los rellenos ¿Revela esto ceremonias de entierro ritual de las estructuras? ¿Se

hicieron estas ceremonias con cada remodelación del edificio? El horno “watia” llama la

atención puesto que indicaría que se sirvió para preparar alimentos y que al parecer estos

fueron consumidos en el mismo lugar ¿Tuvo esta comida o banquete un contexto ritual o

fue algo más secular? También nos llama mucho la atención las valvas de choro cubiertas

de pintura roja, y también las cañas carbonizadas. Valvas de choro con un pigmento rojo

similar fueron halladas en Garagay por las excavaciones de Ravines (Sandweiss, 1982:224)

y en Cardal por Richard Burger y Lucy Salazar (Salazar, 2009:88 y 90). Sandweiss piensa

que las valvas de este molusco tuvieron un papel importante en el ritual de las primeras

sociedades complejas en los andes, mencionando que se encontraron restos similares en La

324
Paloma, en el valle de Chao y también con pigmento rojo y amarillo en el sitio de Morro de

Eten en Lambayeque (Sandweiss, 1982:224).

Cateo 5:

Podemos esbozar unos 3 momentos de ocupación. El primero (CAT5MO1) fue la

elaboración de los muros CAT5MB y CAT3MA que sostuvieron una terraza o plataforma

que se situó hacia el lado este. El segundo momento de ocupación (CAT5MO2) fue la

construcción del muro CAT5MA hacia el noreste de los otros muros (sosteniendo un

relleno entre ambos) y la elaboración del piso CAT5PA de piedras. Finalmente el tercer

momento de ocupación (CAT5MO3) fue el recubierto de todas estas estructuras con un

relleno que por la foto del archivo de Mejía parece de cantos rodados, piedras angulosas y

tierra. Fue en este relleno que Bonavia menciona se encontró una capa de basura amarillo-

verdosa.

1ª Excavación:

Los momentos de ocupación que se hallaron en esta pequeña excavación fueron los

siguientes: primero (1EXMO1) se construyó la porción inferior del muro 1EXMA

(mampostería de cantos rodados unidos con argamasa de barro). El segundo momento

(1EXMO2) fue la deposición de la Capa C (el relleno de cantos rodados chicos con barro) y

el sello de esto con el piso 1EXPA que se adosó a la parte inferior del muro 1EXMA de

cantos rodados. El tercer momento (1EXMO3) fue la continuación del muro 1EXMA con

su parte superior de “adobón”, hecho que creemos pudo estar ligado a la elaboración del

piso 1EXPA puesto que la superficie del piso se encuentra a 5 cm. abajo del punto de inicio

de la porción de “adobón” del muro. Por último el cuarto momento (1EXMO4) fue la

deposición de las capas (o rellenos) B y A, que pudieron ser el relleno colocado para

construcciones superiores que fueron demolidas.

325
2ª Excavación:

Sólo hay un momento de ocupación en esta excavación (2EXMO1): la deposición

(pensamos progresiva) del basural arqueológico, de donde Casafranca menciona que se

sacó abundante fragmentería de cerámica, pero suponemos también que estuvieron

presentes ceniza, carbón y otros materiales arqueológicos. De todas formas sobre esta capa

debieron existir otras, debido a que posiblemente encima de esta excavación se erguía el

Montículo E del Complejo Amancaes.

Correlación de los datos registrados en todas las excavaciones y propuesta de

secuencia constructiva en el Montículo E del Complejo Amancaes y zonas aledañas.

Comparando las secuencias de los cinco cateos y de las dos excavaciones tenemos

las siguientes fases de ocupación:

Para empezar se encontró el estrato estéril en las siguientes unidades: la capa I

(cascajo) del cateo 1, la capa G (terreno natural) del cateo 2, la capa D (grava) del primer

perfil del cateo 3 y la capa I (arena) y J (grava) del segundo perfil también del cateo 3 y

finalmente en la capa H (cascajo) del segundo perfil del cateo 4.

La primera fase de ocupación está representada por el primer momento de

ocupación (CAT1MO1) del cateo 1, que es la capa H de basura arqueológica, la cual al no

tener cerámica pensamos que puede datarse a finales del período precerámico.

Pensamos pudo haber un evento de avenida de agua entre las dos fases separadas

por una capa de arena ubicada antes de la capa H del 2do perfil del cateo 3.

La segunda fase de ocupación estaría representada por el CAT2MO1 (Capa F de

basura arqueológica) del cateo 2, el CAT3MO1 (capa H de ceniza) del cateo 3 y los

326
momentos de ocupación CAT4MO1, CAT4MO2 y CAT4MO3 del cateo 497. Esta es la fase

de ocupación anterior a la construcción de las plataformas rectangulares de muros de cantos

rodados mayormente, aunque en las capas G y H del 2do perfil del cateo 4 existen

elementos arquitectónicos como un muro y un piso que denotan que hubo algunas

construcciones. En todas estas capas y momentos de ocupación se encuentra cerámica.

El tercer momento de ocupación está caracterizado por el inicio de la construcción

de las plataformas de planta cuadrangular o rectangular de muros de canto rodado

mayormente. Del cateo 1 serían los CAT1MO2 y CAT1MO3 (que fueron la construcción

de 2 pisos asociados a un muro de canto rodado). Este pequeño segmento de construcción

pudo ser parte de una plataforma emplazada hacia el suroeste del cateo (Plataforma JR1).

Del cateo 2 se incluiría el CAT2MO2 (que tuvo al final al piso CAT2PA que fue una

superficie situada casi al mismo nivel que el piso CAT1PA y con el cual creemos estuvo

relacionado). Del cateo 3 incluimos al CAT3MO2 (la edificación de los muros CAT3MA y

CAT3MD que conformaron los muros perimetrales de dos lados de una plataforma

(Plataforma JR2), la deposición al interior de un relleno (capa C del 1er perfil y capa G del

2do perfil) y su cubierta con los pisos CAT3PA y CAT3PB). Relacionado con el segundo

momento de ocupación del cateo 3 están el CAT5MO1 del cateo 5, que fue la edificación

de los muros CAT5MB y la prolongación hacia el norte del CAT3MA, y el CAT5MO2,

que fue la construcción del muro CAT5MA y de un piso empedrado asociado a éste. Del

cateo 4 estarían el CAT4MO498, el CAT4MO599, el CAT4MO6100 y el CAT4MO7101.

97
Sucesivamente la capa G del segundo perfil estratigráfico y el muro CAT4MP, luego la capa F (2do perfil)
y el piso empedrado CAT4PE y finalmente la capa E (2do perfil) (que contuvo el horno “watia”).
98
El inicio de la edificación de la Plataforma JR3, con la deposición de la capa D (2do perfil) y la
construcción del piso empedrado CAT4PC (ubicado en el 1er perfil) y la construcción de los muros
CAT4MM y CAT4MF sobre la capa D y de los muros CAT4MC, CAT4MD y CAT4ME ubicados en la zona
nuclear del cateo 4.

327
Creemos que el primer “nivel” de estas plataformas se construyó en este período. Al

parecer entre este período y el cuarto hubo algún fenómeno natural (deposición eólica,

avenida de agua), debido a la presencia de la capa de arena amarillo-verdosa encima del

piso CAT3PB sobre la cual se encontró el contexto de osamentas humanas.

El cuarto momento de ocupación estaría representado por la construcción del

“segundo nivel” de estas 3 plataformas. Al menos en las Plataformas JR2 y JR3 hay

evidencias de eso. Del cateo 3 vendrían a estar los CAT3MO3102 y el CAT3MO4103. Del

cateo 4 serían los CAT4MO8104 y el CAT4MO9105. También estaría relacionado a este

momento de ocupación el horno de cal y los hallazgos de valvas de choros y cañitas con

pigmentos rojo. Creemos que los tres primeros momentos de ocupación de la Excavación 1

estarían relacionados con este período106 y también es probable que el único momento de

ocupación de la Excavación 2 halla pertenecido a esta fase.

El quinto y último momento de ocupación estuvo caracterizado por la cubierta de

estas estructuras y plataformas de dos niveles con rellenos de cantos rodados y tierra, que

creemos fueron las bases para construcciones situadas sobre éstas, que lamentablemente

fueron destruidas por la maquinaria pesada que niveló el parque Juan Ríos. Vendrían a estar

99
La deposición de la capa C del 1er perfil y del piso empedrado CAT4PB y la construcción de los muros
CAT4MB y CAT4MH, con los cuales la Plataforma JR3 quedaba inicialmente definida.
100
La construcción del muro cuyos extremos sur y norte eran CAT4ML y CAT4MN y la deposición del
relleno que contuvo hacia el oeste.
101
La construcción de los muros CAT4MG y CAT4MO y la prolongación del CAT4MM hacia el oeste, junto
con la construcción del Ambiente 1.
102
La deposición encima del estrato de arena amarillento-verdosa de las osamentas humanas, la cubierta de
este contexto de basura (capa F del 2do perfil) y de una capa de tierra arcillosa (capa E del 2do perfil).
103
La edificación de los muros CAT3MB y CAT3MC, conformando la segunda plataforma, y luego la
construcción en su interior del piso CAT3PC.
104
La construcción del muro CAT4MA de piedras irregulares y la cubierta de todas las estructuras situadas
hacia el oeste de cantos rodados.
105
La deposición de la capa B del 1er perfil y su sello con el piso CAT4PA, al igual que la deposición de la
capa C del 2do perfil y su sello con el piso CAT4PD (ambos pisos están a un mismo nivel).
106
Edificación de la base del muro 1EXMA con cantos rodados, deposición de la capa C y su sello con el piso
1EXPA y la continuación de la porción superior del muro con adobón.

328
el CAT3MO5 (deposición de la capa B de cantos rodados del 1er perfil y sellado del piso

CAT3PC) y la CAT3MO6 (cubierta de todas estas estructuras de una capa de tierra). Entre

estos dos momentos de ocupación en el cateo 3 hubo otra deposición de la arena amarillo-

verdosa (sobre la cabecera del muro CAT3MA) que también es visible dentro del

CAT5MO3 del cateo 5 que pudo ser evidencia de otro fenómeno natural. Del cateo 4

vendría a ser el CAT4MO10107, y también de los momentos de ocupación 4 y 5 del cateo 1

y también de los 3 y 4 del cateo 2. Algo que los homogeniza es que el CAT1MO4 y el

CAT2MO3 son rellenos de canto rodado, y los CAT1MO5 y CAT2MO4 son relleno de

tierra de cultivo. También sería de este período el momento de ocupación 3 del cateo 5

(relleno de estas estructuras con cantos rodados) y el momento de ocupación 4 de la

Excavación 1 (capas B y A). Los rellenos depositados en las estructuras de los cateos 1, 2,

3, 5 y de la Excavación 1 de este período vinieron a soportar las estructuras de piedra del

Montículo E del Complejo Amancaes, mientras que los rellenos de este período

depositados encima de las estructuras de la Plataforma JR3 sirvieron para un montículo o

plataforma distinto al E.

8c. Construcción de una propuesta de secuencia constructiva para los vestigios

encontrados en el Parque Juan Ríos.

Nuestra propuesta cronológica y constructiva del Parque Juan Ríos es la siguiente:

-Fase 1: Momento de Ocupación 1 del Cateo 1, capa de basura arqueológica

(¿Precerámico?)

-Deposición de capa de arena ¿Fenómeno del Niño?

107
La cubierta de las estructuras con la capa B del 2do perfil y con la capa A de ambos perfiles, rellenos que
estuvieron caracterizados de tener piedras angulosas.

329
-Fase 2: Período con presencia de cerámica, anterior a la edificación de las

plataformas JR1, 2 y 3. Débil presencia de arquitectura (Cateo 4).

-Fase 3: Inicio de la construcción de las plataformas JR1 (Cateo 1), JR2 (Cateo 3) y

JR3 (Cateo 4) de planta cuadrangular o rectangular

-1era deposición de arena amarillo-verdosa ¿Deposición eólica, avenida de agua?

-Fase 4: Construcción del “segundo nivel” de las plataformas (presente en las JR2 y

JR3)

-Fase 5: Cubierta de las plataformas JR1 y JR2 (y de las zonas colindantes) de un

relleno constructivo destinado a soportar las estructuras de piedra del Montículo E

del Complejo Amancaes. En medio de dos capas de relleno de la plataforma JR2

aparece la 2da deposición de arena amarillo-verdosa (¿Deposición eólica, avenida

de agua?). También se cubrieron las estructuras de la Plataforma JR3 con rellenos

similares, posiblemente para construir otra plataforma de gran volumen encima.

330
CAPÍTULO IX

LA CERÁMICA DE LA HUACA LA FLORIDA Y SU CORRELACIÓN CON LA

ALFARERÍA DEL FORMATIVO

Los fragmentos de cerámica formativa procedentes de excavaciones y recolecciones

de superficie realizadas en la Huaca La Florida y sus alrededores se encuentran en la

actualidad en las colecciones de dos museos: Museo de Arqueología y Antropología de la

Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Museo Nacional de Arqueología,

Antropología e Historia del Perú. En total, la muestra recuperada se compone de 287

fragmentos.

Es muy probable que de las excavaciones hechas en el mismo templo en U como en

los alrededores se haya extraído una considerable cantidad de cerámica que, de llegar a

reunirse, sería fundamental para el estudio y comprensión de éste monumento.

Lamentablemente pese a todos nuestros esfuerzos sólo hemos podido hallar en los

depósitos de los museos antes mencionados una pequeña muestra de todo este corpus

cerámico.

9a. Muestra cerámica reunida de Huaca La Florida:

De la muestra de 287 fragmentos diagnósticos 155 son cuerpos decorados, 101 son

bordes y 31 son bases. Entre ellos 202 fragmentos proceden de 4 excavaciones

arqueológicas: la mayoría (147) de la excavación que Jorge C. Muelle realizó en el Parque

Juan Ríos. Todos estos fragmentos fueron hallados en los depósitos del MNAAHP. 38

fragmentos proceden de las excavaciones de Muelle en el brazo derecho y en los

montículos de la plaza central. La fragmentería se encontró tanto en los depósitos del

331
MAA-UNMSM como en los del MNAAHP. Dos fragmentos proceden de una excavación

de autores anónimos que, al parecer, se produjo en 1967 y se encuentran en el MAA-

UNMSM. Por último, disponemos de 15 fragmentos de la excavación que Idilio Santillana

realizó en 1975, hallados tanto en el MAA-UNMSM y en el MNAAHP.

Por otro lado, 43 fragmentos fueron extraídos de La Florida en la modalidad de

recolección de superficie: 10 corresponden a la primera recolección que Mejía Xesspe hizo

en el sitio en 1955, ahora en la colección Julio Espejo en los depósitos del MNAAHP; 7

fragmentos fueron recolectados por Lanning y Casafranca en 1957 (en el MAA-UNMSM).

Asimismo Lanning y Rowe en 1958 recolectaron 13 fragmentos (en el MAA-UNMSM) y

Ramiro Matos recolectó 13 fragmentos en el sitio en 1962 (en el MAA-UNMSM). Las tres

primeras colecciones fueron recogidas del cuerpo central del sitio, mientras que la última

fue recolectada en los montículos que se situaban en la urbanización El Bosque.

Para 42 fragmentos diagnósticos no disponemos de información de cómo fueron

extraídos del sitio. Es por ello que tienen un origen indeterminado. La mayoría de

fragmentos (35) son de la colección Julio Espejo en los depósitos del MNAAHP. Los

restantes 7 fragmentos corresponden a una bolsa en el MAA-UNMSM, que fueron

inventariados por Rosa Fung y Félix Caycho cuando estas personas estaban a cargo de este

museo en 1964.

9b. Metodología empleada en el análisis cerámico

Las colecciones cerámicas halladas fueron trabajadas de la siguiente manera: luego

de ubicar las colecciones se procedió a realizar un inventario de todos los materiales

encontrados procedentes de éste sitio arqueológico. Así, junto con la cerámica se

inventariaron bolsas de material lítico, malacológico, textil, etc. haciéndose listas detalladas

332
del número de bolsas, número de fragmentos y de los datos proporcionados por las

etiquetas y otros escritos hechos en la superficie de las bolsas, cajas, etc.

Luego de esto, se procedió a lavar la cerámica. Luego de lavarse los fragmentos se

procedió a separar los diagnósticos de los no diagnósticos, para luego contabilizar el

número de diagnósticos en cada bolsa, contándose los bordes, bases y cuerpos decorados.

Luego de haberse separado, contabilizado y clasificado a los fragmentos

diagnósticos se procedió al dibujo y fotografiado de todos éstos y a su respectivo análisis.

Éste se compuso de una ficha que con ligeras variantes (dependiendo si era cuerpo

decorado, borde o fragmento de base) se hizo para cada fragmento. La información general

de cada fragmento se hizo mediante un código (MSM = Museo de San Marcos (MAA-

UNMSM), MPL = Museo de Pueblo Libre (MNAAHP)) que fueron seguidos por los

números de caja y bolsa de procedencia. Luego, los cuerpos decorados fueron enumerados

sólo con dígitos, los bordes con la palabra “B” al final, y las bases con la palabra “Ba”. (Por

ejemplo (MSM-3.1-1Ba) significa: Museo de San Marcos, Caja 3, Bolsa 1, Base 1).

Ficha de análisis ceramográfico

1. Morfología: Vasija cerrada: -Olla sin cuello, -Olla con cuello, -Botella
Vasija abierta: -Cuenco, -Plato, -Escudilla
2. Superficie: Externa: Acabado: -Pulido, -Bruñido, -Alisado fino, -Alisado tosco,
-Irregular
Color: Munssell
Engobe: -Presente, -No presente
Interna: Acabado: -Pulido, -Bruñido, -Alisado fino, -Alisado tosco,
-Irregular
Color: Munssell
Engobe: -Presente, -No presente
3. Decoración: -Incisión, -Relieve
(en los fragmentos de borde)
4. Forma del borde: -Directo, -Divergente, -Convergente
5. Forma del labio: -Redondeado, -Aplanado, -Biselado
(en los fragmentos de base)
6. Forma de la base: -Plana, -Convexa, -Cóncava
7. Forma del punto de unión de la base con el cuerpo: -Lineal, -Angular, -Carenado

333
9c. Resultados del análisis.

9c1. Formas identificadas.

Para definir las formas de las vasijas hemos hecho una clasificación en base a las

formas observadas en los bordes y en las bases.

Bordes:

Los bordes nos han dado 2 tipos de vasija: cerradas y abiertas. Dentro de las vasijas

cerradas están las ollas (sin cuello y con cuello) y las botellas. Dentro de las vasijas abiertas

están los cuencos, los platos y las escudillas.

Vasijas cerradas:

-Ollas:

Olla sin cuello:

1. Olla sin cuello de borde convergente y


engrosado (MSM-3.1-3B y 4B, MSM-
3.2- 5B, MSM-3.4-8B, MSM-5.1-21B,
MPL-1IS-10B y 11B, MPL-2M-14B,
23B, 25B, 39B) (9)

2. Olla sin cuello de borde convergente y


engrosado por el lado interno (MSM-3.1-
1B, MSM-3.4-9B, MSM-1.2-16B, MPL-
1IS-2B, 3B, MPL-2M-15B, 27B y 28B,
41B, 65B) (9)

3. Olla sin cuello de borde convergente


no engrosado (MSM-2.2-10B, MPL-1IS-
12B, MPL-2M-17B, 21B, 37B, 56B, 64B,
67B) (8)

334
4. Olla sin cuello de borde convergente y
labio con ojiva interior (MSM-5.1-25B,
MPL-2M-22B, 35B, 36B, 45B, 62B, 70B,
74B, 75B) (9)

5. Olla sin cuello de borde convergente y


labio plano y engrosado (MSM-5.1-26B,
MPL-1IS-5B y 6B, MPL-2M-26B, 43B,
55B) (5)

6. Olla sin cuello de borde convergente y


con unión discontinua con el cuerpo
(MPL-2M-20B, 40B) (2)

7. Olla sin cuello de borde recto y labio M

engrosado (MSM-5.1-22B, MPL-1IS-4B,


MPL-2M-18B, 19B, 31B, 58B, 59B, 66B,
68B y 69B) (9)

Olla con cuello:

8. Olla con cuello de lados rectos


convergentes (MSM-1G.1-20B) (1)

9. Olla con cuello de lados y bordes


divergentes (MSM-5.1-24B, MPL-2M-
46B) (2)

10. Olla con cuello de lados verticales


(MSM-2.4-14B, MPL-2M-24B y 72B)
(3)

335
-Botellas:

11. Botella de pico recto alargado (MPL-


1IS-7B, MPL-2M-33B, 34B, 49B) (4)

12. Botella de pico y borde recto


(MPL-2M-71B) (1)

13. Botella de pico y borde divergente


M
(MPL-2M-53B) (1)

14. Botella de pico recto y borde


divergente (MPL-2M-51B) (1)

15. Botella de pico de lados convexos y


borde convergente (MSM-3.2-6B) (1)

Vasijas abiertas:

-Cuencos:

16. Cuenco de borde directo y engrosado


(MSM-3.2-7B) (1)

336
17. Cuenco de borde directo (MSM-2.4-
15B y MPL-1.I.S.-9B) (2)

18. Cuenco de borde convergente y


engrosado (MSM-3.1-2B, MSM-2.2-11B,
MPL-2M-30B, 47B, 63B) (5)

19. Cuenco de borde convergente (MPL-


1RF-1B, MPL-2M-13B, 16B, 32B, 44B,
57B, 60B, 61B, 73B) (9)

20. Cuenco de borde divergente


(MSM-2.4-12B y 13B, MPL-1IS-8B y
MPL-2M-42B) (4)

21. Cuenco de borde divergente y


engrosado al interior (MPL-2M-29B,
52B) (2)

-Platos:

22. Plato (MSM-1.2-17B y 18B, MSM-


MSM
5.1-23B, MPL-2M-38B, 48B, 54B) (5) MSM

-Escudillas:

23. Escudilla (MSM-1.2-19B) (1)

337
Bases:

1. Base plana (MSM-3.1-1Ba, MSM-3.2-


2Ba, MSM-2.4-4Ba, MSM-1.2-5Ba,
MSM-5.1-6Ba, 7Ba, 8Ba, 9Ba, 10Ba,
11Ba, MPL-1IS-1Ba, MPL-2M-2Ba, 3Ba,
4Ba, 5Ba, 6Ba, 7Ba, 9Ba, 10Ba y 11Ba,
12Ba, 13Ba, 15Ba, 16Ba, 17Ba, 18Ba,
19Ba, 20Ba ) (27)

2. Base cóncava (MSM-2.4-3Ba) (1)

3. Base anular (cóncava pero con una


protuberancia al medio) (MPL-2M-14Ba)
(1)

4.Base semi convexa (MPL-2M-8Ba) (1)

9c2. Identificación de tratamiento superficial

Para los 287 fragmentos de cerámica provenientes de La Florida hemos podido


agruparlos según el color de la superficie en seis grupos cerámicos correspondientes a 9
colores bien definidos, correlacionándolos también con el acabado de superficie:

338
Grupos Acabado
cerámicos
Pulido Pulido- Bruñido Bruñido Alisado Alisado Alisad Alisado Erosionado
(con bruñido (con (sin fino fino (sin o tosco tosco (sin
engobe) (con engobe) engobe) (con engobe) (con engobe)
engobe) engobe) engob
e)
Marrón 48 2 10 1 13 1
Marrón 2 1
amarillento
Marrón rojizo 74 13 15 2 3
Marrón 21 4 1 5 1 1
grisáceo
Rojo 7 1 3
Crema 1 1
Naranja 12 2 5 1
Gris 8 5 3
Negro 7 3 1 1

339
9c3. Identificación de motivos decorativos.

Los motivos decorativos fueron realizados básicamente por la técnica de la incisión,

existiendo en menor medida el uso de aplicaciones modeladas. La mayoría de las incisiones

posee un ancho entre los 2 y los 5 mm. Por otro lado, dentro de éstos motivos con

incisiones hemos aislado los siguientes diseños:

Incisión curva:

1. Incisión circular o semi circular (MSM-


3.1-1, MSM-3.2-2, MSM-3.4-1, MSM-
2.2-1, MPL-1RF-1, 2, 3, 4, 6, 10, 18, 19,
27, 28, 30, 31, 33, 34, 35, 38, 40, 41, 43,
44, 45, 46, 48, 52, 53, 54, 56, 61, 63, 64,
65, 68, 71, 72, 73, 77, 78, MPL-1IS-80,
MPL-2M-83, 84, 87, 88, 89, 91, 92, 96,
98, 100, 101, 104, 106, 107, 108, 109,
110, 111, 112, 113, 116, 120, 122, 123,
124, 126, 127, 130, 132, 137, 139)

2. Incisión de círculos concéntricos (MSM-


3.1-1, MSM-3.2-1, MPL-1RF-9, 23, 24,
36, 40, 42, 50, 51, 52, 59, 74, MPL-1IS-
81, MPL-2M-86, 102, 118)

340
3. Incisión elipsoide (MPL-1RF-16, 37, 55)

4. Incisión de línea sinuosa (MPL-1RF-5, 14,


59)

5. Incisión curva gruesa (MPL-2M-94, 121,


128)

6. Incisión en forma de grano (MPL-1RF-19,


25, 26, 28, 33, 35, 36, 38, 58, 66, 79, MPL-
2M-83, 85, 89, 91, 95, 104, 105, 114, 115,
117, 130, 133, 135)

7. Conglomerado de incisiones pequeñas


(MPL-2M-122)

Incisión recta:

8. Incisión recta (MSM-3.2-1, 3, MSM-3.4-3,


4, 5, MSM-1Gs/n-1, MPL-1RF-7, 11, 15, 17,
23, 25, 29, 34, 35, 42, 49, 50, 53, 60, 71, 76,
MPL-2M-90, 93, 99, 119, 134, 136, 138)

341
9. Incisión quebrada en ángulo obtuso
(MSM-3.4-2, MSM-2.4-2, MPL-1RF-10,
23, 26, 32, 36, 42, 60, 61, MPL-2M-91,
131, 138)

10. Incisión quebrada en ángulo agudo


(MSM-3.1-2, MPL-1RF-2, 9, 20, 24, 75, 93,
97, 103)

11. Incisión de líneas formando un entramado


(MPL-1RF-23, 73)

12. Incisión de cuadrados o trapecios


concéntricos (MPL-1RF-4)

13. Incisión en forma de herradura (MPL-


1RF-43)

342
14. Incisiones que se bifurcan de otra
(MPL-1RF-7, 39, 58, 62, 74)

Diseños figurativos:

-(MPL-1RF-3) Posible diseño de aleta de pez (Fig. 391)

-(MPL-1RF-13) Posible diseño de aleta de pez (Fig. 190)

-(MPL-1RF-22) Posible cabeza y ojo de una imagen zoomorfa (Fig. 434)

-(MPL-1RF-57) Posible tallo de una planta con ramas (Fig. 196)

-(MPL-1RF-69 y 70) Diseño de punta de colmillo (Parecido al diseño del motivo

divisor de los paneles en el friso del atrio de Garagay) (Fig. 199 y 210)

-(MPL-1RF-1B) Cabeza de serpiente (Figs. 212 y 213)

Relieves o aplicaciones sobre la superficie

15. Relieve alargado con incisión al medio


(MPL-1RF-8)

16. Relieve alargado con muchas incisiones


finas sobre éste (MPL-1RF-21)

343
17. Relieve circular o protuberante (MSM-
2.4-1, MSM-5.1-1, MPL-1RF-67, 79,
MPL-2M-82, 86, 129)

18. Concavidad (MSM-1.2-1)

19. Relieve o banda sin decoración adicional


(MPL-1RF-47)

Diseños modelados:

-(MPL-1RF-12) Diseño escultórico de cabeza de ave

9d. Análisis y definición de grupos cerámicos para La Florida

9d1.Combinación de los análisis anteriores.

Combinando los resultados de los 3 análisis hechos con anterioridad el resultado es

elsiguiente:

344
Grupo Formas Bases
cerámico
Olla sin Olla con Botellas Cuenco Plato Escudilla Base Base Base Base semi
cuello cuello plana cóncava anular convexa
Marrón 14 4 6 1 11 1 1 1
Marrón 1 1
amarillento
Marrón rojizo 19 3 10 1 10
Marrón 9 2 1 1
grisáceo
Rojo 1 3 1 1 1
Crema 1 1
Naranja 2 2
Gris 2 1 2 2
Negro 1 2 1

345
Grupo Decoración
cerámico incisiones
Circular o Círculos Elipsoide Línea Curva Forma Conglomerado Incisión Quebrada Quebrada Líneas
semi concéntricos sinuosa gruesa de de incisiones recta en en formando
circular grano pequeñas ángulo ángulo un
obtuso agudo entramado
Marrón 20 1 1 1 5 7 3 2
Marrón 1
amarillento
Marrón 28 8 2 2 10 16 6 3 1
rojizo
Marrón 9 4 3 7 4 3 1
grisáceo
Rojo 1 1 2
Crema
Naranja 9 1 1 4 1 1
Gris 1 1
Negro 4 2 11 1

346
Grupo Decoración Relieve
cerámico incisiones
Cuadrados o En forma Que se Relieve Relieve alargado Relieve Concavidad Relieve o
trapecios de bifurcan alargado con con muchas circular o banda sin
concéntricos herradura de otra incisión al incisiones finas protuberante decoración
medio sobre éste adicional
Marrón 1 1 1
Marrón
amarillento
Marrón 4 2 1
rojizo
Marrón 1 1 1
grisáceo
Rojo 1 1
Crema
Naranja 1
Gris
Negro 1

347
9d2. Definición de grupos cerámicos

Los grupos cerámicos que pueden definirse para la colección cerámica de La Florida

son los siguientes:

La Florida Marrón (Fig. 176 y 177)

Pertenece mayormente a ollas sin cuello, de base plana, superficie pulida y con

incisiones de círculos o semi círculos. La muestra se compone de 74 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene tres tonalidades de marrón, desde uno claro, pasando por

un opaco hasta uno oscuro. Acerca del grado de acabado de la superficie externa diremos

que mayormente es pulido, seguido del alisado fino y del bruñido108. Todas las superficies

externas de vasijas tuvieron engobe con excepción de una bruñida y una alisada fina.

Acerca de las formas que se han podido identificar para este grupo cerámico están las ollas

sin cuello de borde convergente (engrosado, engrosado por el lado interno, no engrosado y

con el labio plano y engrosado) y de borde recto y labio engrosado. Existen también

botellas de picos rectos y alargados y de borde divergente y cuencos de bordes

convergentes y divergentes. También se identificaron un plato y bases mayormente planas,

habiendo también una cóncava, una semi convexa y otra anular. Acerca de los motivos

decorativos, todos fueron de incisiones, siendo éstas mayormente semi circulares, rectas y

en forma de grano, siguiéndoles en popularidad las quebradas en ángulo obtuso y las

quebradas en ángulo agudo. Hubo también una de línea sinuosa, de cuadrados o trapecios

concéntricos, que se bifurcan de otra, de curva gruesa, de círculos concéntricos y también

hubo la presencia de un relieve circular o protuberante.

108
Habiendo algunos casos que no se diferencian bien el pulido del bruñido.

348
La Florida Marrón amarillento (Fig. 178)

Al igual que La Florida Marrón, pertenece a ollas sin cuello, base plana, pulidas y

con incisiones de círculos o semi círculos. La diferencia es la tonalidad del marrón de

superficie, más amarillento. La muestra se compone de sólo 3 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene tres tonalidades: un marrón amarillento promedio, un

marrón amarillento brillante y un marrón amarillento oscuro. El grado de acabado de la

superficie externa fue mayormente pulido, habiendo también un bruñido presente. Todas

las superficies tuvieron engobe. Sobre las formas disponemos de una olla sin cuello de

borde convergente y engrosado, una base plana y sobre decoración tenemos una incisión

semi circular.

La Florida Marrón rojizo (Fig. 179 y 180)

Pertenece mayormente a ollas sin cuello, cuencos y hasta botellas, de base plana,

superficie pulida, bruñida y alisada fina (todas con engobe) y con incisiones de círculos o

semi círculos, rectas y en forma de grano. La muestra se compone de 107 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene cuatro tonalidades: un marrón rojizo promedio, un

marrón rojizo brillante, un marrón rojizo opaco y un marrón rojizo oscuro. El acabado de la

superficie fue mayormente pulido (casi la mayor parte), siguiéndole el alisado fino y luego

el bruñido; habiendo también algunos ejemplares de alisado tosco. Todos tuvieron engobe a

excepción de algunos fragmentos de alisado fino. Sobre las formas que tuvo el grupo

cerámico, hay ollas sin cuello de borde convergente (engrosado, no engrosado, con unión

discontinua con el cuerpo, engrosado por el lado interno, labio con ojiva interna y labio

plano y engrosado) y también de borde recto y labio engrosado, botellas de pico recto y

alargado y de pico y borde recto, cuencos de borde convergente, divergente y directo y

platos. Llama la atención que perteneciendo a este grupo cerámico se encuentra el

349
fragmento del cuenco con decoración bícroma (MPL-1IS-8B) (Figs. 378 y 382). Sobre las

bases, todas son planas. Sobre los motivos decorativos la mayoría son incisiones semi

circulares, seguidos de incisiones rectas y en forma de grano. También hay presente pero en

menor número las incisiones quebradas en ángulo agudo, quebradas en ángulo obtuso,

círculos concéntricos, elipsoides, herradura, que se bifurcan de otra, de curva gruesa y de

líneas formando un entramado. También hay relieves circulares o protuberantes y una

banda sin decoración adicional. Aparte de estos diseños es importante reparar que a este

grupo cerámico pertenecen unas muestras aisladas pero bastante elaboradas de decoración

como los dos diseños similares al del atrio de Garagay (semejante a 2 extremos de granos o

de puntas de colmillo), dos diseños que semejan la aleta de un pez y el diseño escultórico

de la cabeza de un ave.

La Florida Marrón grisáceo (Fig. 181 y 182)

Pertenece a ollas sin cuello y botellas, de superficie mayormente pulida, pero

también de bruñido y alisado fino (todos con engobe) y con incisiones de círculos y semi

círculos, líneas rectas y quebradas en ángulos agudos y obtusos. La muestra se compone de

32 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene cuatro tonalidades: un marrón grisáceo promedio, un

marrón grisáceo amarillento, un marrón grisáceo oscuro y un marrón grisáceo muy oscuro.

Acerca del acabado de la superficie, la mayor parte son pulidos, habiendo pocos casos de

bruñidos y alisado fino. Está presente también un caso de alisado tosco. Todos tienen

engobe a excepción de algunos alisados finos y bruñidos. Sobre las formas hay ollas sin

cuello de borde convergente (engrosado, de labio con ojiva interior, engrosado por el lado

interno, no engrosado, de labio plano y engrosado y recto y labio engrosado), ollas con

cuello de lados verticales, botellas de pico recto y borde divergente, un cuenco de borde

350
convergente y un plato. Sobre las decoraciones son mayormente incisiones semi circulares

junto con las rectas, habiendo en menor número pero regular las de forma de grano, las

quebradas en ángulo agudo, las quebradas en ángulo obtuso y los círculos concéntricos.

Habría que añadir una incisión de líneas formando un entramado. También estuvo presente

un relieve circular o protuberante, un relieve alargado con incisión al medio y un relieve

alargado con muchas incisiones finas sobre éste. Algo importante es mencionar que aparte

de estos diseños estuvieron presentes el diseño de lo que parece un árbol con ramaje y otro

que es el único diseño identificable que hemos detectado en el conjunto de cerámica de La

Florida: la cabeza de una serpiente.

La Florida Rojo (Fig. 183 y 184)

Pertenece mayormente ollas con cuello, superficie pulida y con incisiones rectas. La

muestra se compone de 11 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene tres tonalidades: un rojo promedio, un rojo amarillento y

un rojo débil. Sobre el acabado de la superficie externa la mayor parte son pulidos,

habiendo algunos fragmentos de alisado fino y otro de bruñido, todos con engobe. Sobre las

formas, llama la atención que casi todas las ollas con cuello definidas para el conjunto

cerámico de La Florida sólo estén presentes en este grupo cerámico (olla con cuello directo,

divergente y convergente) y que éstas formas se relacionen con la tonalidad roja promedia.

En cambio en la tonalidad amarillenta y débil hallamos botellas con pico de lados convexos

y borde convergente, una olla sin cuello de borde convergente y engrosado y un cuenco de

borde convergente. También se encuentra una base plana. Sobre los motivos decorativos

llama la atención que las incisiones solamente se encuentren en las tonalidades amarillenta

y débil, siendo semi circulares, recta, círculos concéntricos y una concavidad.

351
La Florida Crema

Pertenece a ollas sin cuello y con cuello, con una superficie alisado fino con engobe.

La muestra se compone sólo de 2 fragmentos. La tonalidad que tiene este grupo cerámico

es crema rojizo. El acabado de la superficie externa es de un alisado fino con engobe,

habiendo también un fragmento con la superficie erosionada. Sobre las formas están

presentes ollas sin cuello, una de borde convergente y labio con ojiva interior y una olla con

cuello de lados y bordes divergentes. No se halló decoración alguna en los pocos

fragmentos que definimos para este grupo cerámico pero por lo reducido de la muestra

creemos que sí tuvo decoración.

La Florida Naranja (Fig. 185 y 186)

Pertenece a ollas sin cuello de base plana, pulidas y alisado fino con incisiones

circulares o semi circulares y en forma de grano. La muestra se compone de 20 fragmentos.

Este grupo cerámico tiene tres tonalidades: un naranja promedio, un naranja opaco y un

naranja amarillento opaco. Sobre el acabado de la superficie, éste fue mayormente pulido,

habiendo también algunos fragmentos de alisado fino y muy pocos con bruñido y alisado

tosco. Todos los fragmentos tuvieron engobe. Sobre las formas, hubo ollas sin cuello

convergentes (con unión discontinua con el cuerpo y de labio con ojiva interior). Hay la

presencia de base plana. Sobre los motivos decorativos, las incisiones son mayormente

semi circulares, siendo también numerosas las de forma de grano. Motivos aislados fueron

las incisiones quebradas en ángulo obtuso, la de círculos concéntricos y la de línea sinuosa.

Llama también la atención un tipo único que denominamos conglomerado de incisiones

pequeñas que aparece en este grupo cerámico. También se añadiría un relieve circular o

protuberante.

352
La Florida Gris (Fig. 187)

Pertenece a ollas sin cuello y platos de base plana, pulidas y bruñidas mayormente,

con incisiones circulares, semi circulares y quebradas en ángulo agudo. La muestra se

compone de 15 fragmentos. Este grupo cerámico tiene tres tonalidades: dos parecidas (un

gris marrón promedio y otro gris marrón brillante) y la tercera es un gris rojizo oscuro. El

acabado de la superficie es mayormente pulido, siguiéndole el bruñido y luego el alisado

fino. Todos tienen engobe. Sobre las formas hay ollas sin cuello convergentes (engrosados

por el lado interno y no engrosados), un plato y un cuenco. Hay una base plana. Sobre la

decoración las incisiones son semi circulares, quebradas en ángulo y hay un posible diseño

marino.

La Florida Negro (Fig. 188 y 189)

Pertenece a cuencos pulidos y bruñidos, con incisiones elipsoides y de semi

círculos. La muestra se compone de 12 fragmentos. Este grupo cerámico tiene dos

tonalidades: una negra promedio y otra negra marrón. Sobre el acabado de la superficie

externa la mayoría son pulidos siguiendole los bruñidos, habiendo también un alisado fino

y un alisado tosco. Todos tienen engobe a excepción del alisado tosco. Sobre las formas

hay una olla sin cuello de borde convergente y engrosado, un cuenco de borde divergente y

otro de borde convergente y una escudilla. Sobre las decoraciones la mayoría son incisiones

semi circulares, siguiendole la de círculos concéntricos siendo casos aislados la elipsoide y

la de línea sinuosa. Se presenta también un relieve circular o protuberante.

Haciendo una síntesis del análisis realizado de la colección de cerámica de La

Florida tenemos que hemos llegado a definir 9 grupos cerámicos. Viéndolos a todos ellos

nos damos cuenta que ha primado en su definición el agrupamiento por color de la

superficie. De todas formas tienen algunas características más que son importantes. Algo

353
que tienen en común es que el acabado de su superficie es mayormente pulido, seguido por

el alisado fino y por el bruñido109. Otra cosa es que en cuanto a formas la más frecuente es

la olla sin cuello, seguido de los cuencos y luego las botellas. Este orden se da de forma

exacta en los grupos cerámicos La Florida Marrón y Marrón rojizo. En cuanto a bases en

prácticamente todos los grupos cerámicos fue plana (algo curioso es que sólo en La Florida

Marrón haya la presencia de las bases cóncava, anular y semi convexa). En cuanto a la

decoración la mayor parte fueron de 2 modalidades: circular y semi circular y de círculos

concéntricos, siguiéndole en orden las rectas, en forma de grano y quebradas en ángulo

agudo y obtuso. De los relieves el más abundante fue el circular o protuberante. Creemos

que la relevancia de estos grupos cerámicos es que evidencia que durante el Período Inicial

en esta zona del valle del Rímac hubieron varias modalidades en los mismos procesos de

cocción, más que hayan sido producidos por diferentes talleres. Por los porcentajes en el

total de la muestra los grupos cerámicos La Florida Marrón rojizo y Marrón fueron los más

populares, seguidos de Marrón grisáceo, Naranja y Gris. El por qué de 9 modalidades

diferentes de proceso de cocción y de la abundancia de algunos de éstos en comparación

con otros sugieren facilidades en su confección (o abundancia de cierto tipo de arcilla,

temperante, etc.). En cuanto a las formas 1 de ellos tiene el mayor número de éstas: La

Florida Marrón rojizo (olla sin cuello, botella, cuenco, plato y tazón) seguidos de La

Florida Marrón (olla sin cuello, botella, cuenco y plato), La Florida Marrón grisáceo (olla

sin cuello, botella, cuenco y plato) y La Florida Rojo (olla sin cuello, botella, cuenco y olla

con cuello). Es curioso que sólo algunos grupos cerámicos tengan determinado número de

formas, como La Florida Negro (escudilla) y La Florida Marrón grisáceo, Rojo y Crema

109
Este orden por cantidad es exactamente en 5 de ellos: La Florida Marrón, Marrón rojizo, Marrón grisáceo,
Rojo y Naranja.

354
(olla con cuello). Sobre estos últimos llama la atención que en la tonalidad rojo promedio

del grupo cerámico La Florida Rojo estén presentes todas las ollas con cuello de este grupo

cerámico, lo que nos hace pensar que al parecer las ollas con cuello del grupo cerámico La

Florida Rojo son formas no formativas y pertenecen a cerámica de épocas posteriores.

Ahora evaluaremos esta colección y los 9 grupos cerámicos definidos con relación a

los contextos de excavación registrados en los que se han podido ubicar algunos fragmentos

para aproximarme a entender la relación con las fases arquitectónicas y de ocupación

definidas para las tres zonas donde hemos elaborado secuencias: el cuerpo central, el

montículo BD4 y zonas anexas de la plaza central y el parque Juan Ríos.

9e. La cerámica en sus contextos de procedencia.

a) Colección procedente de las excavaciones de Muelle y Casafranca (1962-1963).

Hasta ahora sólo hemos hallado 38 fragmentos diagnósticos de éstas excavaciones.

De todos ellos 35 son cuerpos decorados y sólo 3 son bordes (uno con decoración). Casi

todos (35) proceden del MNAAHP mientras que solamente 3 fueron encontrados en el

MAA-UNMSM. Los fragmentos hallados en el MNAAHP fueron encontrados en un viejo

gabinete colindante con el Depósito G, en un armario que contenía una serie de bandejas de

madera, cada una teniendo un conjunto de fragmentos de cerámica formativa de un sitio

arqueológico determinado. Así una de ellas contuvo 80 fragmentos provenientes de La

Florida, de los cuales para 35 pudimos comprobar su filiación a estas excavaciones (fueron

34 cuerpos decorados y 1 borde decorado). La forma como reconocimos esta filiación fue

de 2 maneras: 10 de éstos aún conservaban su rotulado en la superficie interna que los

identificaba como provenientes de éstas excavaciones y los otros 25 fueron identificados

debido a que en el cuaderno de campo de Pablo Carrera fueron ilustrados al final, indicando

355
la excavación y la capa a la cual pertenecían. A la colección de 80 fragmentos de La Florida

hallados en esta bandeja de madera la denominamos “Colección Espejo” debido a que este

gabinete perteneció a este investigador y es bastante probable que él reuniera los

fragmentos de cerámica en estas bandejas. Para los 35 fragmentos diagnósticos hallados en

esta bandeja casi todos pertenecieron a las excavaciones realizadas en el Montículo BD4 o I

(4 frag. de la Exc. 3; 1 frag. de la Exc. 6; 4 frag. de la Exc. 9; 16 frag. de la Exc. 12 y 7

frag. que no sabemos a que excavación del Montículo BD4 pertenecen), 1 salió de la Exc. 8

del Montículo I del Complejo Amancaes (o Montículo 5) y finalmente para 2 no sabemos

de que montículo intervenido fueron extraídos.

Los 3 fragmentos ubicados en el MAA-UNMSM son 1 cuerpo decorado con

incisiones y 2 bordes de ollas sin cuello. La única referencia que tuvimos para asignarlos a

éstas excavaciones es que en las etiquetas de la Caja 2 donde están se menciona: “Material

de las galerías del Bosque”. Por esta referencia creemos que provienen de la excavación

realizada en el Montículo BI2 del brazo izquierdo, debido a que allí se encontró una galería

colonial subterránea. Se sitúan en las tres primeras bolsas de la Caja 2.

Montículo BD4

De este montículo proceden la mayoría de los fragmentos cerámicos (32). Llama la

atención que casi todos tienen un bello acabado de superficie. Lamentablemente de las 9

excavaciones practicadas en este lugar sólo tenemos fragmentos de 4 de ellas: 4 frag. de la

Exc. 3; 1 frag. de la Exc. 6; 4 frag. de la Exc. 9 y 16 frag. de la Exc. 12. Tenemos que

mencionar que para 7 fragmentos no sabemos de que excavación del Montículo BD4

fueron extraídos (éstos son los: MPL-1.R.F.-7, 9, 11, 25, 61, 62 y 65) (Figs. 220 a 226).

356
Excavación 3 (Capa A del Relleno 3RE, debajo del piso 3PB, 5ta fase de

remodelación del edificio)

Fueron 4 fragmentos los que pudimos ubicar para este contexto: 3 cuerpos

decorados (MPL-1.R.F.-60, 70 y 77) y 1 borde decorado (MPL-1.R.F.-1B). Los 3 cuerpos

decorados son del grupo cerámico La Florida Marrón rojizo y el borde es de La Florida

Marrón grisáceo (Fig. 209 a 211).

El fragmento de borde es único en toda la asamblea de cerámica analizada de La

Florida porque es el único fragmento de borde presente en la bandeja de la Colección

Espejo y también es el único fragmento que exhibe un diseño iconográfico identificable (la

cabeza de una serpiente) (Fig. 212). Presenta amplios sectores descascarados de la

superficie externa. Cabe señalar también que se ha desprendido un fragmento de una de las

esquinas, en donde se sitúa el labio. Otra cosa a señalar es que queda muy poco de la

superficie del labio y del borde, por lo que el cálculo del diámetro del cuenco es sólo

aproximado (12 cm.) (Fig. 213). La cabeza de la serpiente se encuentra en sentido

horizontal con relación al borde del cuenco. Es triangular y tiene una incisión en medio de

la porción de cuerpo que queda. Recuerda unos diseños de serpientes de una vasija de

Cardal ilustrada por Burger (1993: entre las págs. 96 y 97) (Fig. 477). La altura aproximada

del cuenco fue de 5 cm.

Excavación 6 (Capa B, 3ra fase de remodelación del edificio)

De la excavación 6 sólo proviene 1 sólo fragmento, el MPL-1.R.F.-45, que es un

cuerpo decorado. Este fragmento pertenece al grupo cerámico La Florida Naranja (Fig.

208).

357
Excavación 9

De la excavación 9 provienen 4 fragmentos. A dos de ellos (MPL-1.R.F.-39 y 18)

les pudimos encontrar un contexto pero para los otros dos (MPL-1.R.F.-38 y 40) (Figs. 218

y 219) sabemos que provienen de esta excavación pero ignoramos de qué capa. El primero

de estos fragmentos tiene decoración de incisiones cortas mientras que el segundo son dos

círculos concéntricos.

(Capa C, 1ra fase de remodelación del edificio)

De esta capa proviene el fragmento MPL-1.R.F.-18 y pertenece al grupo cerámico

La Florida Marrón rojizo (Fig. 200).

(Capa A, 3ra fase de remodelación del edificio)

De esta capa proviene el fragmento MPL-1.R.F.-39 y pertenece al grupo cerámico

La Florida Marrón rojizo (Fig. 207).

Excavación 12

De la excavación 12 provienen 16 fragmentos. Todos son cuerpos decorados.

(Capa C, 1ra fase de remodelación del edificio)

De esta capa provienen 10 fragmentos (MPL-1.R.F.-13, 15, 23, 27, 35, 56, 57, 59,

66 y 69). Los grupos cerámicos a los cuales pertenecen son: La Florida Marrón rojizo (5),

La Florida Rojo (1), La Florida Marrón grisáceo (2), La Florida Negro (1) y La Florida

Naranja (1) (Fig. 190 a 199).

Lo particular del fragmento MPL-1RF-13 es que las incisiones dibujan lo que al

parecer es la aleta de un pez (Fig. 190). Otro fragmento interesante es MPL-1.R.F.-69 que

semeja la punta de un colmillo y es bastante similar a la parte superior del diseño que

separa las imágenes principales del atrio de Garagay (Fig. 199).

358
(Capa A, 3ra fase de remodelación del edificio)

Son 6 los fragmentos asignados a éstas capa (MPL-1.R.F.-12, 17, 21, 28, 47 y 75).

Los grupos cerámicos son: La Florida Marrón rojizo (4), La Florida Marrón grisáceo (1) y

La Florida Marrón (1) (Figs. 201 a 206).

El fragmento MPL-1.R.F.-12 es un fragmento único dentro de la asamblea de

cerámica que tenemos de La Florida debido a que perteneció a una pieza escultórica (Fig.

201). Es el extremo de un motivo que asemeja la ¿cabeza? de un animal (¿un ave?). Tiene a

los costados dos círculos que semejan ojos. En la parte posterior de estos círculos hay dos

incisiones paralelas. La superficie exterior tiene algunas huellas de bruñido. Otro fragmento

interesante es MPL-1.R.F.-21 (Fig. 203) que tiene entre las dos incisiones una banda de la

superficie que ha sido decorada con líneas incisas pequeñas y finas.

Viendo en conjunto la cerámica proveniente del montículo BD4 vemos que es

relativamente homogénea. Tratando de encontrar diferencias entre la cerámica de las 3

fases constructivas notamos un mayor número de grupos cerámicos en la 1era (mayormente

La Florida Marrón rojizo (6), seguido de Marrón grisáceo (2) habiendo después La Florida

Rojo, Negro y Naranja (1 cada uno)). En la 3era fase constructiva sigue siendo primero La

Florida Marrón rojizo (5) seguido de La Florida Marrón grisáceo, Marrón y Naranja (1 cada

uno). Finalmente para la 5ta fase sigue siendo primero La Florida Marrón rojizo (3) seguido

de La Florida Marrón grisáceo (1). Al parecer se va reduciendo el número de grupos

cerámicos en cada época de construcción del montículo pero hay que tener en cuenta que el

escaso número de la muestra no permite conclusiones terminales.

Montículo I del Complejo Amancaes

De este pequeño montículo del Complejo Amancaes sólo encontramos 1 sólo

fragmento: el MPL-1.R.F.-44.

359
Excavación 8 (Capa A, 3ra fase de ocupación)

La excavación practicada en el Montículo I (o montículo 5 como lo denominó

Casafranca) fue denominada 8. Fue una trinchera que tuvo una orientación este-oeste y en

cuyos extremos se profundizó más. Según Casafranca la cerámica sólo se encontró en el

lado oeste de la trinchera pero por los datos de Carrera al parecer fue uniforme en toda la

excavación. La Capa A de esta excavación corresponde a la única ocupación que tuvo el

Montículo I y se correlacionaría a la 3ra fase de remodelación del Montículo BD4 por

semejanzas en la decoración. El grupo cerámico al que pertenece el fragmento MPL-1RF-

44 es La Florida Marrón rojizo (Fig. 214).

Montículo BI2

De la excavación y monitoreo hechos en el brazo izquierdo (al demolerse la casa-

hacienda colonial de los Muñoz) proceden al parecer estos 3 fragmentos: 1 cuerpo decorado

(MSM-2.2-1) (Fig. 215) y 2 bordes (MSM-2.2-10B y 11B) (Figs. 216 y 217). Estuvieron

en el MAA-UNMSM y no en el MNAAHP. Los grupos cerámicos a los que pertenecen

son: La Florida Marrón amarillento (1) y La Florida Marrón (2).

Sin procedencia definida

Tenemos 2 fragmentos que no tienen una procedencia definida pero que sabemos

que provienen de las excavaciones de este proyecto de rescate. Son los MPL-1.R.F.-8 (Fig.

227) y MPL-1.R.F.-10 (Fig. 228).

Resumiendo las características de estas pequeñas colecciones vemos que pertenecen

a los grupos cerámicos La Florida Marrón rojizo, Marrón amarillento y Marrón. En cuanto

a su relación con la cerámica identificada sólo para 3 fases constructivas del montículo

BD4 vemos que la cerámica del Montículo I se relaciona con la 3era fase constructiva (por

semejanzas en la decoración, siendo también del grupo cerámico con mayor porcentaje en

360
esa colección) y que la cerámica del Montículo BI2 se relacionaría con la 1era fase de

construcción, debido a la relación planteada entre éstas 2 ocupaciones.

b) Colección procedente de las excavaciones de Muelle y Casafranca (1957)

Esta colección se compone de 147 fragmentos: 59 son cuerpos decorados, 69 son

bordes y 19 son bases. La mayor parte de este material (140 fragmentos) se encontró en una

sola caja dentro del depósito G del MNAAHP, mencionando en su exterior que procedía de

La Florida. Por información de las etiquetas y por el rotulado supimos que correspondían a

las excavaciones que Muelle realizó en el parque Juan Ríos110. La caja contiene 21 bolsas,

que además de cerámica contienen material malacológico, etc. Contienen cerámica

diagnóstica las Bolsas 1, 2, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21. Todos los

cuerpos decorados tienen incisiones. Los bordes son fragmentos de ollas sin cuello sobre

todo, también algunos picos de botella y cuencos. La mayoría de las bases son planas. Un

grupo pequeño de 7 fragmentos se encontró en la caja de materiales de Idilio Santillana,

también encontrada en el depósito G. Fueron 1 cuerpo decorado y 6 bordes.

Cateo 1

Del Cateo 1 provienen 18 fragmentos: 2 son cuerpos decorados, 12 son bordes y 4

son de bases.

Capa D (CAT1MO3, 3er Momento de Ocupación General)

De esta capa provienen la mayoría de los fragmentos (17). Los cuerpos decorados

son MPL-2.M.-82 (Fig. 229) y 125 (Fig. 230); los bordes fueron los siguientes: MPL-2.M.-

13B, 14B, 15B, 16B, 55B, 56B, 57B, 58B, 59B, 60B y 61B (Fig. 231 a 241); y las 4 bases

son: MPL-2.M.-2Ba, 3Ba, 4Ba y 5Ba (Fig. 242 a 245). Los grupos cerámicos a los que

110
Aunque creemos que no es todo el material.

361
pertenecen son: La Florida Marrón rojizo (7), La Florida Marrón (4), La Florida Marrón

grisáceo (3), La Florida Negro (1), La Florida Rojo (1) y La Florida Naranja (1).

Para el fragmento MPL-2.M.-2Ba (Fig. 242) al parecer todo el borde de unión de la

base con el cuerpo no pertenecía a una circunferencia. Por la forma de la superficie externa

parece que pertenecía a una botella escultórica.

Capa F (CAT1MO2, 3er Momento de Ocupación General)

De esta capa sólo llegamos a ubicar 1 sólo fragmento de borde (MPL-2.M.-17B)

cuyo grupo cerámico es La Florida Marrón grisáceo (Fig. 246).

Cateo 2

Provenientes de este cateo se extrajeron 14 fragmentos: 3 cuerpos decorados, 9

bordes y 2 bases.

Capa B (CAT2MO4, 5to Momento de Ocupación General)

De esta capa provinieron la mayoría de fragmentos (10) que fueron: los 2 cuerpos:

MPL-2M-126 (Fig. 312) y 127 (Fig. 313); los 6 fragmentos de borde fueron MPL-2M-25B,

26B, 27B, 28B, 29B y 62B (Fig. 314 a 318); y las dos bases fueron: MPL-2M-18Ba (Fig.

319) y 19Ba (Fig. 320). Los grupos cerámicos de estos fragmentos fueron: La Florida

Marrón (4), La Florida Marrón rojizo (3) y La Florida Negro (2).

Capa C (CAT2MO3, 5to Momento de Ocupación General)

De los cuatro fragmentos provenientes de esta capa 1 era un cuerpo decorado (MPL-

2M-87) (Fig. 321) y los otros 3 eran bordes (MPL-2M-18B, 19B y 20B) (Figs. 322 a 324).

El grupo cerámico para todos los fragmentos fue La Florida Marrón rojizo.

Cateo 4

De este cateo es que provienen la mayor parte de los fragmentos analizados (70

fragmentos). Son 29 cuerpos decorados, 28 bordes y 13 bases. Habría que mencionar que

362
para 4 bordes (MPL-2M-21B, 22B, 23B y 24B) (Figs. 357 a 360) no sabemos a que capa

pertenecían.

Capa A (1er perfil, CAT4MO10, 5to Momento de Ocupación General)

De esta capa provino la mayor parte de la cerámica. Los 19 cuerpos decorados son:

MPL-1IS-80, MPL-2M-105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 122,

123, 124, 128, 129 y 134 (Figs. 267 a 285); los 12 bordes fueron los siguientes: MPL-1IS-

5B, 6B, 7B, MPL-2M-43B, 44B, 50B, 51B, 52B, 53B, 54B, 63B y 64B (Figs. 286 a 297);

y los 7 fragmentos de base son: MPL-2M-10Ba, 11Ba, 12Ba, 13Ba, 14Ba, 15Ba y 16Ba

(Figs. 298 a 303). Los grupos cerámicos para todos estos fragmentos fueron los siguientes:

La Florida Marrón (18), La Florida Marrón rojizo (8), La Florida Marrón grisáceo (5) y La

Florida Naranja (5).

En el fragmento MPL-1IS-80 (Fig. 267) por la inclinación de la superficie externa

en la parte superior del dibujo puede ser que esa zona sea el punto de unión entre el cuerpo

y el cuello. Bonavia mencionó acerca de este fragmento que se encontró a una profundidad

de 90 cm., que fue el primer ejemplar de cerámica marrón con incisiones muy delgadas en

comparación con las demás encontradas en esta zona y que al parecer fueron hechas post-

cocción. Buena parte de la superficie externa del MPL-2M-122 está algo erosionada (Fig.

280). Las incisiones en este fragmento son completamente distintas a las otras incisiones,

tiene en un sector como simples rasguños o líneas que de largo tienen 5 mm y adyacente a

éste dos líneas paralelas oblicuas del mismo grosor y profundidad que las anteriores. El

fragmento MPL-2M-129 (Fig. 284) es un pedazo de arcilla que al parecer formó parte de

una vasija escultórica. Tiene un lado muy plano que asemeja una base, pero pareciera no

serlo. Tiene como un borde o cresta al centro, sólo posee una superficie: la externa.

363
En la bolsa de plástico en la que está el fragmento MPL-1IS-7B hay 3 fragmentos

más no diagnósticos de picos, de superficie y color similar que pueden estar asociados. El

fragmento MPL-2M-51B (Fig. 286) es un fragmento único dentro de toda nuestra colección

de cerámica de La Florida puesto que corresponde al borde y cuello de una botella de muy

buen acabado de superficie.

Los fragmentos MPL-2M-10Ba y MPL-2M-11Ba se acoplan y forman 1 sólo. Al

parecer la planta de la base de la que fueron parte estos dos fragmentos no fue circular, si

no media eliptica. También con el resto de fragmentos de base de esta bolsa111. Del

fragmento MPL-2M-13Ba no se pudo encontrar el diámetro de la base ya que al parecer no

tiene uno propiamente dicho. Al parecer la planta de la base no era circular y era algo

eliptica (o rectangular) posiblemente junto con todos los fragmentos de la bolsa haya

formado una sola vasija.

Capa B (1er perfil, CAT4MO9, 4to Momento de Ocupación General)

De esta capa tenemos 11 fragmentos. Los 3 cuerpos fueron: MPL-2M-85, 86 y 135

(Figs. 256 a 258); los 4 bordes son: MPL-2M-45B, 47B, 48B y 49B (Figs. 259 a 262); y

los 4 fragmentos de base son: MPL-2M-6Ba, 7Ba, 8Ba y 17Ba (Figs. 263 a 266). Los

grupos cerámicos registrados para estos fragmentos son: La Florida Marrón (4), La Florida

Marrón rojizo (2), La Florida Naranja (2), La Florida Marrón grisáceo (1), La Florida Gris

(1) y La Florida Negro (1).

La decoración que forman las incisiones en el fragmento MPL-2M-85 (Fig. 256)

son siluetas de granos algo paralelas y de anchura regular. En cambio en el MPL-2M-86

(Fig. 257) son 2 círculos concéntricos alrededor de una protuberancia que asemeja un

pezón. También la superficie interna de este fragmento presenta muchas estrías curvas.

111
Hasta el MPL-2.M.-15Ba forman al parecer parte de una misma vasija.

364
Del MPL-2M-7Ba la zona de la superficie externa que precisamente es la unión de

la base con el cuerpo se ha "descascarado" por lo que la medición del diámetro es

imprecisa. En ambas superficies hay escrito un rotulado que se ha borrado en su mayor

parte, lo que lo hace ininteligible. La base parece pertenecer a una vasija tardía.

Capa C (1er perfil, CAT4MO5, 3er Momento de Ocupación General)

De esta capa tenemos 9 fragmentos. Los 3 cuerpos decorados son: MPL-2M-102,

103 y 104 (Figs. 247 a 249); los 5 fragmentos de borde son: MPL-2M-38B, 39B, 40B y

41B y 42B (Figs. 250 a 254); y el único fragmento de base es MPL-2M-9Ba (Fig. 255).

Los grupos cerámicos definidos aquí fueron: La Florida Marrón rojizo (4), La Florida

Naranja (2), La Florida Gris (1), La Florida Marrón grisáceo (1) y La Florida Marrón (1).

Capa A (2do perfil, CAT4MO10, 5to Momento de Ocupación General)

De esta capa provinieron sólo 2 fragmentos de cuerpo decorado (MPL-2M-136 y

139) (Figs. 304 y 305). Los grupos cerámicos fueron La Florida Marrón grisáceo (1) y La

Florida Gris (1)

Capa B (2do perfil, CAT4MO10, 5to Momento de Ocupación General)

Los fragmentos provenientes de esta capa suman 6. Los 2 cuerpos decorados son:

MPL-2M-137 y 138 (Figs. 306 y 307); los 3 fragmentos de borde son: MPL-1IS-4B, MPL-

2M-74B y 75B (Figs. 308 a 310); y el único fragmento de base es MPL-2M-20Ba (Fig.

311). Los grupos cerámicos son: La Florida Marrón grisáceo (2), La Florida Marrón (1), La

Florida Gris (1), La Florida Naranja (1) y La Florida Negro (1).

Cateo 5

Provenientes de este cateo se analizaron 33 fragmentos: 17 cuerpos decorados y 16

bordes.

365
Estrato 1 (formaría parte de la Capa A (1er perfil) del Cateo 3 (CAT3MO6),

CAT5MO3, 5to Momento de Ocupación General)

De esta capa provinieron la mayoría de los fragmentos (30). Los 14 cuerpos

decorados son: MPL-2M-89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 98, 99, 100, 101, 131 y 132 (Figs.

325 a 338); y los 16 bordes fueron: MPL-2M-30B, 31B, 32B, 33B, 34B, 35B, 36B, 37B,

65B, 66B, 67B, 68B, 69B, 70B, 71B y 72B (Figs. 339 a 353). Los grupos cerámicos

reconocidos son: La Florida Marrón rojizo (12), La Florida Marrón (8), La Florida Marrón

grisáceo (5), La Florida Naranja (2), La Florida Gris (1) y La Florida Negro (1).

La profundidad de la única incisión que hay en la superficie externa del fragmento

MPL-2M-92 (Fig. 328) es bastante pequeña (1 mm. aproximadamente) lo que la hace casi

imperceptible. El fragmento MPL-2M-94 (Fig. 330) presenta en el cuerpo una serie de

ondulaciones en el perfil mismo de éste. Las incisiones se han convertido así en unas

franjas anchas. El MPL-2M-32B es de una olla sin cuello cuyo borde y labio exhiben un

reborde externo cuyo límite inferior tiene una figura, notándose que esta parte del borde se

"sobrepuso" al cuerpo. En la superficie externa del MPL-2M-65B hay algunas estrías en la

parte inferior, como pequeños rebordes, que no parece ser parte de una decoración, sino

producto de un desperfecto del acabado.

Estrato 2 (formaría parte de la Capa B (1er perfil) del Cateo 3 (CAT3MO5),

CAT5MO3, 5to Momento de Ocupación General)

De esta capa provienen sólo 3 cuerpos decorados: MPL-2M-88, 97 y 130 (Figs. 358

a 360). Los grupos cerámicos fueron: La Florida Marrón rojizo (2) y La Florida Marrón (1)

Sin procedencia definida

Existen 12 fragmentos que provienen de este proyecto de rescate pero de los cuales

no sabemos de qué cateo o capa provienen. Los cuerpos decorados son 8 (MPL-2M-83, 84,

366
117, 118, 119, 120, 121 y 133) (Figs. 361 a 368). Los 4 bordes son MPL-1IS-2B, 3B,

MPL-2M-46B y 73B (Figs. 369 a 372).

La muestra de los fragmentos del Parque Juan Ríos es relativamente uniforme. Las

diferencias que notamos comparando la cerámica del 3er, 4to y 5to MOG son las

siguientes: en el primer grupo el grupo cerámico predominante es La Florida Marrón rojizo

(11) seguidos de La Florida Marrón grisáceo y Marrón (5 cada uno) para luego venir el

Naranja (3). En el caso de los dos conjuntos siguientes el grupo cerámico predominante

viene a ser La Florida Marrón (4, 4to MOG) (32, 5to MOG) seguido de La Florida Marrón

rojizo (2, 4to MOG) (29, 5to MOG) y Marrón grisáceo (13, 5to MOG). Vemos que La

Florida Naranja sigue siendo mas importante que el resto (2, 4to MOG) (8, 5to MOG). La

decoración parece bastante homogénea también. En cuanto a las formas notamos que en el

3er MOG hay ollas sin cuello de borde convergente (engrosado (2), engrosado por el lado

interno (2), no engrosado (2), labio plano y engrosado (1) y con unión discontinua con el

cuerpo (1)) y de borde recto y labio engrosado (2), cuencos de borde convergente (5) y de

borde divergente (1). También un plato. Todas las bases fueron planas. En la cerámica del

4to MOG notamos que aparece una olla sin cuello de borde convergente que anteriormente

no apareció: la de labio con ojiva interior (1). También aparece la botella (de pico recto

alargado). Hay también un cuenco de borde convergente y engrosado y un plato. Las bases

fueron planas a excepción de una semi convexa. En cuanto a la cerámica del 5to MOG en

cuanto a ollas sin cuello de borde convergente prosigue la forma de labio con ojiva interior

(6) labio plano y engrosado (3), no engrosado (3), engrosado por el lado interno (2),

engrosado (1), con unión discontinua con el cuerpo (1), habiendo también de olla sin cuello

de borde recto y labio engrosado (6) y de olla con cuello de lados verticales (1). En cuanto

a los cuencos hay de borde convergente (2), convergente y engrosado (2) y de borde

367
divergente y engrosado al interior (2). Aparte de las botellas de pico recto alargado (3) hay

pico recto y de borde divergente (1), de pico y borde divergente (1) y pico y borde recto (1).

Hay también una ocarina y un plato. Casi todas las bases fueron planas, habiendo una

anular. Llama la atención que hayan aumentado las ollas sin cuello de borde recto y labio

engrosado y que hayan descendido en número las de borde convergente y engrosado.

También creemos es importante el hecho que hayan aparecido las ollas sin cuello de borde

convergente y labio con ojiva interior en el 4to MOG y que se hayan popularizado más en

el 5to MOG, al igual que las botellas.

Haciendo un breve balance entre toda la cerámica con contextos de excavación del

sitio (Montículo BD4 y zonas anexas con el Parque Juan Ríos) vemos en un primer

momento que la ocupación del sitio ha sido relativamente uniforme. De todas formas algo

que nos llama la atención es que en la cerámica de las 3 fases constructivas del montículo

BD4 el grupo cerámico predominante es La Florida Marrón rojizo, cosa que también

sucede con el grupo cerámico predominante en el 3er MOG del Parque Juan Ríos,

notándose que en las dos fases siguientes (4to MOG y 5to MOG) hay un cambio de

predominancia con La Florida Marrón. Es posible que esto permita relacionar ambas

secuencias. De todas formas lo que veríamos a primera vista serían 2 fases: la del

predominio de La Florida Marrón rojizo y la del predominio de La Florida Marrón.

c) Colección procedente de una excavación o recolección en 1967

Estos fragmentos fueron ubicados en el MAA-UNMSM. Por la breve información

disponible en las etiquetas de las bolsas de la Caja 1(grande) fueron extraídos de La Florida

en Enero de 1967. Se compone de sólo 2 fragmentos: 1 cuerpo decorado (MSM-1Gs/n-1)

(Fig. 373) y 1 borde (MSM-1G.1-20B) (Fig. 374). Por todo lo investigado hasta la fecha no

tenemos conocimiento de alguna intervención hecha en el sitio en ésta época (la anterior

368
fue la de Muelle en 1962 y1963 y la posterior fue la de Oscar Gómez en 1969) pero da la

impresión que fuera producto de una excavación, por las letras y números que aparecen

(¿unidades?) y por la mención de la palabra “desmonte”112. También otro posible autor de

ésta colección (pero en este caso sería recolectado) es Thomas C. Patterson. Se encuentran

en todas las cajas de la Caja 1 (grande). El borde es de una olla con cuello de lados rectos y

convergentes y el cuerpo está decorado con una corta incisión recta.

d) Colección procedente de la excavación de Santillana (1975)

Hasta el momento sólo hemos llegado a ubicar 15 fragmentos de cerámica

provenientes de este proyecto. Lamentablemente, no contamos con el informe de la

excavación ni con otro tipo de registros realizados que nos permita reconstruir los contextos

de estos fragmentos de cerámica.

8 fragmentos se encontraron en el MAA-UNMSM y 7 en el MNAAHP. Los

fragmentos ubicados en el primer museo se componen de 2 cuerpos decorados (MSM-2.4-1

y 2) (Figs. 375 y 376), 4 bordes (MSM-2.4-12B, 13B, 14B y 15B) (Figs. 383 a 385) y 2

bases (MSM-2.4-3Ba y 4Ba) (Figs. 390 y 391). Las únicas referencias por las cuales

nosotros asignamos estos fragmentos a ésta excavación es por lo que dicen las etiquetas de

las bolsas 4 y 5 de la caja 2 en donde se encontraron: “Ay-4.4 Cor 452 Capa 2” (Bolsa 4) y

“Ay-4.4 Sala 4. Capa 1. 75 cm deep 45 cm. Ex 10a ms-of NW Corner” (Bolsa 5). Éstas

denominaciones son parecidas a las que dicen las bolsas del material de Santillana en el

MNAAHP por lo tanto creemos que estos fragmentos de San Marcos tienen la misma

procedencia. Uno de los cuerpos decorados tiene una incisión que forma un ángulo y el otro

tiene una protuberancia en forma de botón en la superficie externa. Los bordes

112
Aunque no hay que descartar una recolección de superficie.

369
corresponden a cuencos y a una pequeña olla con cuello. Algo importante es que los

fragmentos MSM-2.4-12B y MSM-2.4-13B se acoplan y forman 1 sólo borde.

La colección presente en el MNAAHP se compone de 7 fragmentos: 1 cuerpo

decorado (MPL-1IS-81) (Fig. 377), 5 bordes (MPL-1IS-8B, 9B, 10B, 11B y 12B) (Figs.

386 a 389) y 1 base (MPL-1IS-1Ba) (Fig. 392). Fueron hallados dentro de una caja en el

depósito G que mencionaba en su superficie que procedían de las excavaciones que

Santillana efectuó en La Florida en 1975, que contenía materiales que habían sido

separados de la curaduría de restos humanos (ya que no eran restos óseos) y que fueron

entregados a registro. La caja contenía varias bolsas de tela y de papel más una pequeña

caja de cartón El material que contenían no sólo era cerámica, sino textiles y otro tipo de

artefactos. El cuerpo decorado tiene una incisión en forma de círculo. De los bordes llama

la atención el MPL-1IS-8B (Fig. 378) debido a que es el único fragmento de toda la

colección de cerámica de La Florida que tiene en su superficie externa 2 campos, uno

pintado de rojo y el otro de naranja separados por una incisión recta que junto al borde hace

un quiebre y se dirige hacia abajo113. Los demás son ollas sin cuello, cuencos y un borde

del pico de una botella. Algo importante es que los fragmentos MPL-1IS-10B y MPL-1IS-

11B se acoplan y forman 1 sólo fragmento.

9f. Fragmentos procedentes de recolecciones de superficie

a) Colección recolectada por Mejía Xesspe (1955).

Corresponde a la primera colección de fragmentería cerámica recolectada por Mejía

Xesspe, Lorenzo Roselló y José Casafranca en Setiembre de 1955 del cuerpo central de La

Florida. Se componen de 10 cuerpos decorados (MPL-1RF-1, 2, 3, 4, 5, 6, 14, 30, 55 y 76)

113
Justo la zona colindante a este quiebre hacia el borde presenta un color marrón.

370
(Figs. 389 a 398). Todos fueron hallados en la bandeja de madera de la “Colección Espejo”

y pudimos identificar su procedencia debido a que los 6 primeros exhiben debajo del

rotulado que tienen todos los fragmentos de la bandeja un primer rotulado que dice: “Huaca

La Florida 1955”. Los 4 restantes fueron identificados debido a que aparecen en el album

de fotografías “Arqueología del valle de Lima.- Waka “LA FLORIDA” 1955-1956” que

nos facilitó Hermilio Rosas, en las cuales hay fotos de los fragmentos que Mejía, Roselló y

Casafranca recogieron.

Algo importante de esta fragmentería es que sí podemos asignarle un contexto.

Todos menos el MPL-1RF-1 fueron extraídos de uno de los perfiles abierto por la

chancadora en el cuerpo central de La Florida, siendo más precisos de la Capa C del Corte

B de Mejía114. Por la libreta de campo de Mejía TMX-375 sabemos que el fragmento MPL-

1RF-1 fue extraído de la Capa C del Corte A. Sabemos también que las capas C de los

cortes B y A de Mejía son del mismo período y pertenecen a la Primera Ocupación, Fase 1

del cuerpo central. Los grupos cerámicos a los cuales pertenecen estos fragmentos son los

siguientes: La Florida Marrón (5), La Florida Negro (2), La Florida Rojo (1), La Florida

Marrón grisáceo (1) y La Florida Marrón rojizo (1).

En el fragmento MPL-1RF-1 (Fig. 389) la superficie externa ofrece 2 colores: el

lado de las incisiones es de color marrón y el otro es rojo claro. Al parecer esta diferencia

de colores se debió a una falla en la cocción y no a pintura puesta post-cocción. Todo este

fragmento se conforma de 2 fragmentos pegados. También el fragmento MPL-1RF-3 (Fig.

391) está conformado por 2 fragmentos pegados. Una porción de la pasta del MPL-1RF-4

(Fig. 392) adquiere una coloración plomiza. También en los alrededores de las incisiones

hay huellas de otras pequeñas que debieron hacerse cuando se hicieron las otras. Este

114
Ubicado en lo que denominamos Perfil A, siendo su lugar de procedencia debajo de nuestro Relleno A6.

371
fragmento también se compone de 2 fragmentos pegados. Del fragmento MPL-1RF-5 (Fig.

393) dos extremos de la superficie exterior tienen manchas negruzcas posiblemente

causadas por hollín. A la mitad de la incisión mayor hay la huella de una cresta que divide

la incisión en 2 partes115. Probablemente sea la huella que esta incisión se hizo en 2

direcciones contrapuestas que confluyeron en esta zona, no siendo lineal. El fragmento

MPL-1RF-14 (Fig. 395) presenta en uno de los lados de la superficie externa huellas de

pequeños hundimientos, que fueron hechos al parecer cuando se hicieron las incisiones. Los

diseños que presentan estos fragmentos son líneas semi curvas y rectas paralelas, algunas al

parecer forman círculos concéntricos, semi parábolas y otros son motivos semi

cuadrangulares o rectangulares. También las incisiones forman espacios parecidos a la

silueta de una banana, con una incisión pequeña al centro. En el fragmento MPL-1RF-3

(Fig. 391) la incisión pareciera formar la silueta de la aleta de un pez.

Una cuestión relacionada con este tema es la siguiente: desde que fuera descubierta

en la Capa C del Corte A una vasija entera de doble pico y asa puente116 ha suscitado cierta

polémica debido a que desde un inicio fue asignada a Paracas, a Pre-Nievería o a Blanco

sobre Rojo por Mejía. Varios autores más han hecho mención de este ejemplar y la han

asignado por sus características morfológicas a períodos similares117. Esta controversia es

significativa debido a que la vasija fue ubicada118 en un estrato del Período Inicial (1810

a.C.) y la mayoría de autores la han asignado a estilos de períodos que distan unos 2000

años de posterioridad. Por el bosquejo hecho por Mejía del Corte A y por las fotos del

Museo de San Marcos no aparecen huellas de intrusión alguna de los estratos superiores
115
Da la impresión que fuera la prolongación de uno de los bordes de la incisión.
116
Que curiosamente es la única vasija entera que se haya encontrado en La Florida hasta donde nosotros
sepamos.
117
Lanning (1960:375) lo menciona como una “copia de una botella Topará”.
118
Y esto está comprobado fehacientemente por las fotografías encontradas por nosotros en el Museo de
Arqueología y Antropología de la UNMSM.

372
(Figs. 473 y 474). Nosotros creemos que la vasija en sí no es ni Paracas, ni Pre- Nievería, ni

Blanco sobre Rojo ni Topará si no que pertenece a la asamblea cerámica de La Florida del

Período Inicial. Burger extrajo una vasija globular de doble pico decorada con diseños de

serpientes del centro de una de las plazas circulares de Cardal (1993:96-97) que se le

asemeja, al menos en el detalle de los dos picos divergentes (Fig. 478). También en las

excavaciones de Santillana (hechas en las cercanías del ala izquierda) se encontró otra

vasija globular de 2 picos, asa puente “cintada” y con decoración punteada en algunas

zonas del cuerpo (La Crónica (12/06/1975)). Por las fotos del MAA-UNMSM constatamos

que la vasija de La Florida tuvo unos 15 cm. de ancho y 15 cm. de alto aproximadamente.

El cuerpo estuvo compuesto de dos partes bien definidas que se “acoplaron” o unieron

hacia el centro del cuerpo. La base estaba conformada por una especie de “cuenco” de base

plana y la parte de arriba por un “plato” de base convexa. El punto de unión fue anguloso.

Los dos picos midieron de largo unos 5 cm. y fueron divergentes. El asa puente partía de la

misma base de cada pico. Al parecer no tuvo ningún tipo de decoración y sobre su color

Mejía apunta que al momento de descubrirlo percibieron que era rojo (Fig. 477).

b) Colección recolectada por Lanning y Casafranca (1957)

Esta colección de fragmentería fue recolectada por Edward Lanning y José

Casafranca en 1957 al parecer de la superficie del cuerpo central de Huaca La Florida. Se

compone de 7 fragmentos: 2 cuerpos decorados (MSM-3.1-1 y 2) (Figs. 399 y 400), 4

bordes (MSM-3.1-1B, 2B, 3B y 4B) (Figs. 401 a 403) y 1 base (MSM-3.1-1Ba) (Fig. 404)

encontrándose en la Bolsa 1 de la Caja 3 en el MAA-UNMSM. Los cuerpos están

decorados con incisiones (que asemejan círculos concéntricos, pequeños círculos e

incisiones que forman quiebres) y los bordes son de ollas sin cuello. Los fragmentos MSM-

3.1-3B y MSM-3.1-4B forman un solo fragmento.

373
c) Colección recolectada por Lanning y Rowe (1958)

Estos fragmentos al parecer también fueron recolectados por Lanning y Rowe en la

superficie del cuerpo central de Huaca La Florida en 1958. Se trata de 13 fragmentos: 4

cuerpos decorados (MSM-3.2-1, 2, 3 y MSM-1.2-1) (Figs. 405 a 408), 7 bordes (MSM-3.2-

5B, 6B, 7B, MSM-1.2-16B, 17B, 18B y 19B) (Figs. 409 a 414) y 2 bases (MSM-3.2-2Ba y

MSM-1.2-5Ba) (Figs. 415 a 416) encontrándose en la Bolsa 2 de la Caja 3 y en las tres

bolsas de la Caja 1 (chica) en el MAA-UNMSM. Los cuerpos están decorados con

incisiones, siendo los diseños círculos, líneas semi rectas y semicurvas. Un fragmento tiene

también una depresión en la superficie externa. Los bordes son de ollas sin cuello y del pico

de una botella. Los fragmentos MSM-1.2-17B y MSM-1.2-18B forman un solo fragmento.

d) Colección recolectada por Ramiro Matos (1962)

Estos fragmentos fueron recolectados por Ramiro Matos en 1962 en los montículos

arqueológicos que se situaban en la zona este de la plaza central de La Florida (PC2 al

PC6), en donde actualmente se levanta la urbanización El Bosque. Debe notarse que, si

bien Matos también recolectó fragmentos este mismo año en el cuerpo central de Huaca La

Florida119, los diagnósticos del Período Inicial son de los montículos de la plaza central. La

colección se compone de 13 fragmentos: 1 cuerpo decorado (MSM-5.1-1) (Fig. 417), 6

bordes (MSM-5.1-21B, 22B, 23B, 24B, 25B y 26B) (Figs. 418 a 423) y 6 bases (MSM-5.1-

6Ba, 7Ba, 8Ba, 9Ba, 10Ba y 11Ba) (Figs. 424 a 429) encontrándose en la Bolsa 1 de la

Caja 5 en el MAA-UNMSM. Destacan bordes de olla sin cuello, un pequeño tazón que

presenta en la superficie interna del borde 4 manchas oscuras más o menos definibles a

119
Estas recolecciones las hizo para el Informe de la Junta Deliberante Metropolitana de Sitios
Arqueológicos.

374
manera de franjas pudiendo ser parte de una decoración, el borde de un cántaro con cuello y

un cuerpo que tiene un abultamiento en su superficie externa.

e) Colección recolectada por Thomas C. Patterson (1985)

Esta muestra proviene del cuerpo central de La Florida. Se trata de las 4 formas

cerámicas (olla sin cuello, taza grande poco profunda, botella y plato abierto) (Fig. 430)

que Patterson documenta (1985:64) en base a una amplia colección de cerámica que

provino de los pisos de una vivienda de quincha adosada a la Plataforma 01 que

corresponde a la Segunda Ocupación, Fase 2 del cuerpo central. Comparando las

ilustraciones que publica en su artículo de 1985 con las formas que tenemos nosotros en

base a los bordes y bases, su forma de olla sin cuello (a) se asemeja a nuestros “Olla sin

cuello de borde convergente y engrosado” y “Olla sin cuello de borde convergente no

engrosado”. También su forma de cuenco o tazón (c) se asemeja a nuestro “Cuenco de

borde convergente y engrosado”. Sus formas de plato (b) y de botella de un solo pico de

borde convergente (d) no las hemos registrado en nuestra muestra. Algo curioso también es

que las bases de sus formas a y c son semi convexas, similares a la base con esa

característica definida por nosotros. Por estas características, los grupos cerámicos a los que

tentativamente podemos relacionar esta cerámica son: La Florida Marrón, La Florida

Marrón amarillento, La Florida Marrón rojizo, La Florida Marrón grisáceo, La Florida

Rojo, La Florida Gris y La Florida Negro.

9g. Fragmentos de procedencia indeterminada

a) Colección Julio Espejo del MNAAHP

La colección de fragmentos de cerámica de La Florida “Julio Espejo” que se

encontró en la bandeja de madera en el gabinete del MNAAHP se componía de 80

375
fragmentos. De ellos pudimos determinar que 10 habían sido recolectados por Mejía del

cuerpo central de La Florida en 1955 y que 35 procedían con certeza de las excavaciones de

Muelle en el brazo derecho, realizadas en 1962-63. Aún así, han quedado otros 35

fragmentos sin conocerles alguna procedencia y que forman el primer grupo de cerámica

sin un origen determinado. Es importante mencionar que todos los fragmentos de esta

colección exhiben un rotulado que se les hizo al momento de reunirlos en la bandeja, en

algunos casos sobre el primer rotulado que tuvieron. Los 35 cuerpos decorados que

quedaron sin establecer su procedencia son: MPL-1RF-16, 19, 20, 22, 24, 26, 29, 31, 32,

33, 34, 36, 37, 41, 42, 43, 46, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 58, 63, 64, 67, 68, 71, 72, 73, 74,

78 y 79. (Figs. 431 a 465) Los diseños que forman las incisiones son: parábolas, círculos,

ovoides, líneas semi curvas, rectas, semi rectas, quebradas, siluetas de granos, en forma de

herradura, reticulados, círculos con apéndices. Las líneas también se unen o parecieran

irradiar de un centro. El diseño del fragmento MPL-1RF-22 sugiere una posible cabeza y el

ojo de una imagen zoomorfa (Fig. 434). Las incisiones del MPL-1RF-36 (Fig. 442) tienen

huellas de un material blancuzco (¿pintura?) y el fragmento MPL-1RF-79 (Fig. 466) fue

parte de una pieza escultórica. Presenta 3 superficies exteriores, una de ellas con 3

incisiones en forma de lentes, pero por lo limitado del fragmento ignoramos qué motivo

tuvo esta vasija.

b) Colección Fung – Caycho del MAA-UNMSM

Es una colección de 7 fragmentos que se encontraron en el MAA-UNMSM: 5

cuerpos decorados (MSM-3.4-1, 2, 3, 4 y 5) (Figs. 466 a 470) y 2 bordes (MSM-3.4-8B y

9B) (Figs. 471 a 472). La etiqueta de la bolsa en la cual se encuentran mencionan que este

material fue revisado el 18 de Julio de 1964 por Rosa Fung y por Félix Caycho, cuando

éstos trabajaban en el MAA-UNMSM. Es por ello que desconocemos el año y el autor de la

376
extracción del sitio arqueológico y la naturaleza de ésta. Se encuentran en la Bolsa 4 de la

Caja 3. Los cuerpos decorados tienen incisiones (siendo sus diseños líneas curvas, semi

curvas, quebradas y semi rectas) y los bordes son de ollas sin cuello. El fragmento MSM-

3.4-5 ofrece un ángulo en la dirección del cuerpo.

Ahora que hemos revisado todas las colecciones cerámicas de Huaca La Florida

haremos una pequeña sistematización de los datos que nos ha proporcionado la muestra.

Para empezar definimos 9 grupos cerámicos. Llama la atención que hayan 4 grupos

cerámicos bastante “parecidos” o que sean de una misma tonalidad (La Florida Marrón,

Marrón amarillento, Marrón rojizo y Marrón grisáceo), siendo los otros 5 de colores bien

definidos: Rojo, Crema, Naranja, Gris y Negro. Llama la atención que de los 4 primeros La

Florida Marrón rojizo y Marrón sean los que tengan la mayor cantidad de fragmentos, en

contraste con La Florida Marrón amarillento que sólo tuvo 3. De los otros 5 el más

abundante fue La Florida Naranja, ocurriendo que La Florida Crema también tiene muy

pocos fragmentos (2)120. Creemos que algunos fragmentos de La Florida Rojo son

formativos pero otros (sobre todo los bordes de ollas con cuello) son fragmentos de épocas

posteriores. Sobre las formas las más abundantes fueron ollas sin cuello, cuencos y botellas,

siendo de las vasijas abiertas y bajas la más frecuente el plato. Las bases casi todas fueron

planas. Sobre patrones decorativos vemos que básicamente fueron dos: incisiones y

relieves. Hubo también pintura post cocción (fragmento bícromo de la colección de

Santillana). Los diseños de incisiones más frecuentes fueron hechos a base de líneas

circulares y semi circulares, junto con las de círculos concéntricos, las quebradas en

ángulos, rectas y en forma de grano. El relieve más frecuente fue el círcular.

120
Siendo este grupo cerámico junto con el Marrón amarillento los más escasos, coincidiendo en ambos la
tonalidad.

377
Lo que haremos ahora será verificar si los grupos cerámicos que tenemos, junto con

las formas y decoraciones que contienen tienen o no una organización secuencial en base a

los datos estratigráficos que disponemos de los fragmentos que tienen contexto.

9h. Resultados de análisis por etapas de ocupación:

9h1. Primera ocupación, Fase 1 del cuerpo central (Colección de Mejía)

Algo que nos llama la atención de esta pequeña y antigua asamblea de cerámica es

su elevado acabado, cosa que sorprende de una cerámica que ha sido reiteradas veces

tipificada entre las más antiguas del Perú. Así lo demuestra el hecho que casi todas las

superficies externas tengan engobe y un acabado pulido (hasta brillante). El color casi

dominante es el marrón, con algunas tonalidades (pudo haber otros colores como el negro y

el rojizo). Otra característica importante es que casi todos los fragmentos pertenecieron a

vasijas cerradas (probablemente ollas sin cuello). Acerca de las decoraciones todas fueron

con incisión y el ancho de éstas estuvo entre los 2 y 3 mm. Entre los diseños estuvieron

líneas circulares o semi circulares, rectas, de líneas sinuosas, círculos concéntricos e

incisiones que forman la silueta de una banana con incisión en forma de grano al centro.

También hay cuadrados o trapecios concéntricos. Una de las cosas que llama la atención es

la presencia de una incisión que pareciera la “aleta” de un pez. Quizás haya estado

representada en la vasija la imagen completa de un pez determinado. De una capa asignable

a este período se extrajo la vasija pequeña de dos picos divergentes y asa puente, de cuerpo

formado de dos partes ensambladas, y también en la libreta de Mejía TMX-375 hay dibujos

de otros fragmentos de cerámica que no llegamos a ubicar en los museos y analizar. Hay

fragmentos de cuerpos decorados con incisiones de líneas rectas y circulares. También hay

fragmentos de bordes de ollas sin cuello. Hay también un fragmento de lo que parece ser la

378
“pata” de una vasija (¿de una base trípode o tetrápode?) o que también pudo ser un

abultamiento en el cuerpo que fungió de asa. En las hojas de fotografías de la cerámica de

Mejía del archivo de Hermilio Rosas también figuran las fotos de varios de estos

fragmentos de cuerpo y de los bordes. Se distinguen cuerpos decorados con abultamientos

en forma de círculos, incisiones sinuosas, parabólicas, semicirculares, rectas. Muestra

también un fragmento de un tubo o pico de una botella, pero lo curioso es que por la foto no

pareciera ser completamente circular, si no algo “prismático”. Las fotos de los bordes

muestran ollas sin cuello de borde engrosado y también hay fotos de fragmentos de bases,

al parecer planas. Algo que nos llama la atención es que tanto los fragmentos de bordes

como de bases parecieran tener un acabado de superficie burdo (quizás sea alisado tosco)

en comparación con los fragmentos de cuerpo que tienen un mejor acabado. En orden de

frecuencia los grupos cerámicos reconocidos en este conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón (5)

La Florida Negro (2)

La Florida Marrón rojizo (1)

La Florida Marrón grisáceo (1)

La Florida Rojo (1)

9h2.Excavaciones de Muelle en 1962-63:

Montículo BD4 o I

1era fase de remodelación del edificio

En la primera fase de construcción de este edificio, que corresponde al brazo

derecho y por tanto puede corresponderse con los inicios de la construcción de esta parte

del templo en U, llama la atención que todos los fragmentos tengan un buen acabado,

siendo todos pulido con engobe. El color predominante es el marrón (con algunas

379
tonalidades) y también el naranja. La forma de las vasijas a las que pertenecieron estos

fragmentos fue cerrada (probablemente ollas sin cuello). En cuanto a la decoración todas

fueron incisiones que tuvieron un ancho entre 2 y 4 mm. siendo los motivos líneas

semicirculares, rectas, tramados, círculos concéntricos, líneas quebradas, en forma de

grano, un diseño complejo que recuerda la imagen de “ramas saliendo de un tronco” y

también el diseño de la punta de un colmillo, que recuerda a la parte superior de la imagen

divisoria en el atrio de Garagay. Aparece otra incisión semejando la “aleta” de un pez. En

orden de frecuencia los grupos cerámicos reconocidos en este conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón rojizo (6)

La Florida Marrón grisáceo (2)

La Florida Rojo (1)

La Florida Naranja (1)

La Florida Negro (1)

3era fase de remodelación del edificio

Los fragmentos de esta fase de remodelación siguen siendo todos pulidos con

engobe, siendo el color mayoritario en la superficie marrón y marrón claro, habiendo otras

tonalidades de marrón oscuro y rojizo. Todas las formas son de vasijas cerradas (al parecer

de ollas sin cuello). Las decoraciones son casi todas incisiones, de un ancho entre 2 y 4

mm. Entre los diseños destacan las incisiones que se bifurcan de otra (ramas saliendo de un

tronco), líneas semi circulares, en forma de granos y quebradas. También llama la atención

el presentar un relieve o banda de contornos paralelos sin decoración, un relieve con

muchas incisiones finas sobre éste y finalmente el único fragmento de decoración

escultórica de toda la asamblea de La Florida: lo que pareciera ser el pico de un ave, con

380
dos protuberancias que asemejan ojos. En orden de frecuencia, los grupos cerámicos

reconocidos en este conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón rojizo (5)

La Florida Marrón grisáceo (1)

La Florida Marrón (1)

La Florida Naranja (1)

5ta fase de remodelación del edificio

El acabado de los fragmentos de esta fase constructiva sigue siendo pulido con

engobe. El color de la superficie mayormente es marrón y uno con una tonalidad más clara.

Sobre las formas al parecer son de vasijas cerradas. La decoración es a base de incisiones

que forman líneas rectas, quebradas en ángulo y semicirculares. Uno de los fragmentos

tiene el diseño de la punta de un colmillo y es similar a la parte superior de la figura que

divide las imágenes del atrio de Garagay y un fragmento de borde tiene la imagen de una

cabeza de serpiente, la imagen más evidente que tenemos en la iconografía de la cerámica

de La Florida. En orden de frecuencia los grupos cerámicos reconocidos en este conjunto

de cerámica son:

La Florida Marrón rojizo (3)

La Florida Marrón grisáceo (1)

Montículo I del Complejo Amancaes

De este montículo sólo dispusimos de un fragmento para nuestro análisis. La

información que nos da es que su acabado externo es pulido con engobe y el color es

marrón. Fue al parecer parte de una vasija cerrada. La decoración es incisiones y su forma

es de líneas semicirculares. El grupo cerámico al que pertenece es La Florida Marrón

rojizo.

381
Brazo izquierdo

De esta parte del templo en U sólo disponemos de un fragmento de cuerpo y de 2

bordes. Es curioso que mientras el acabado de superficie del fragmento de cuerpo es pulido

con engobe los acabados externos de los bordes son alisados finos con engobe pero el color

es casi el mismo en todos: marrón (pero en los dos bordes el color es más claro). Las

incisiones del cuerpo decorado son semicirculares. Uno de los bordes es de una olla sin

cuello de borde convergente y delgado mientras que el otro es de un cuenco de borde

convergente y engrosado. En orden de frecuencia los grupos cerámicos reconocidos en este

conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón (2)

La Florida Marrón amarillento (1)

9h3. Excavaciones de Muelle en 1957:

3er Momento de Ocupación General

Algo importante de los conjuntos cerámicos de estas fases de ocupación es que

tenemos tanto cuerpos decorados como bordes y bases. Para este momento de ocupación

disponemos información de los cateos 1 y 4. Los cuerpos decorados tienen el mismo

acabado de superficie: pulido con engobe. En cambio en los bordes el acabado superficial

es menor, la mayoría son bruñidos, seguidos de alisado fino, pero también hubo un número

menor de pulidos. Hay que mencionar que casi todos no dejaron de tener engobe. Sobre la

superficie externa de los fragmentos de base la mayoría fueron bruñidos, habiendo un

alisado fino y también un pulido (siendo el alisado fino el único sin engobe). Sobre el color

en los cuerpos decorados éste fue mayormente marrón (aunque hubo un ejemplar de color

negro). Los bordes y las bases también casi todos fueron de color marrón, con algunas

tonalidades. Los cuerpos al parecer fueron todos de vasijas cerradas (uno al parecer de una

382
botella) y los bordes fueron casi todos de ollas sin cuello, mayormente de borde

convergente y no engrosado (7), seguido de borde convergente y engrosado por el lado

interno (3), viniendo luego borde recto y de labio engrosado, no engrosado y labio con

ojiva interior (2) y borde convergente y engrosado (2), estando finalmente el borde

convergente y con unión discontinua con el cuerpo (1). Dos bordes fueron de cuencos: uno

fue un cuenco de borde divergente y engrosado al interior y el otro fue un cuenco de borde

divergente. Sobre las bases todas fueron planas. Sobre la decoración de los cuerpos 3

tuvieron incisiones, cuyas formas fueron círculos concéntricos, líneas sinuosas,

semicirculares y en forma de grano. Otro de los cuerpos tuvo una “banda” sobresaliente en

uno de los lados. En orden de frecuencia, los grupos cerámicos reconocidos en este

conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón rojizo (11)

La Florida Marrón grisáceo (5)

La Florida Marrón (5)

La Florida Naranja (3)

La Florida Gris (1)

La Florida Rojo (1)

La Florida Negro (1)

4to Momento de Ocupación General

El conjunto cerámico que tenemos para este momento de ocupación procede del

cateo 4. La superficie de los cuerpos decorados son todos pulidos con engobe, la de los

bordes mayormente es bruñido, habiendo también un pulido, todos con engobe. De las

bases todos fueron pulidos con engobe. El color en el caso de los cuerpos fue naranja, negro

y marrón; en los bordes fue mayormente marrón claro, habiendo también marrón y marrón

383
oscuro y en las bases mayormente marrón y 1 marrón claro. La forma de la vasija fue en el

caso de los cuerpos y de las bases al parecer de vasijas cerradas y en los bordes fue de 2

ollas sin cuello121, el cuenco fue de borde divergente y el otro borde fue de una botella de

pico recto alargado. Sobre las bases casi todas fueron planas a excepción de una que fue

semi convexa. La decoración que tuvieron los cuerpos fue de incisiones de forma de grano,

círculos concéntricos, protuberancias circulares y líneas rectas. En orden de frecuencia los

grupos cerámicos reconocidos en este conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón (4)

La Florida Marrón rojizo (2)

La Florida Naranja (2)

La Florida Marrón grisáceo (1)

La Florida Gris (1)

La Florida Negro (1)

5to Momento de Ocupación General

Para este momento de ocupación disponemos de la mayor cantidad de fragmentos,

siendo su procedencia los cateos 2, 4 y 5. Acerca del acabado de la superficie externa de los

fragmentos los cuerpos mayormente fueron pulidos con engobe, habiendo algunos alisado

fino con engobe y algunos bruñidos, siendo el color mayormente marrón, con algunas

tonalidades, habiendo algunos fragmentos de color negro y crema. En los bordes el acabado

fue mayormente bruñido, habiendo también algunos fragmentos alisado fino y pulido,

siendo la mayoría con engobe. De las bases fueron mayormente pulidas con engobe,

habiendo una bruñida con engobe. En cuanto a las formas casi todos los cuerpos fueron de

121
De borde convergente y engrosado y el otro de borde convergente recto, no engrosado y labio con ojiva
interior.

384
vasijas cerradas de forma indeterminada (una fue de una vasija escultórica). En cuanto a los

bordes la mayoría fue de ollas sin cuello, siendo las formas (en orden de frecuencia): de

borde recto y labio engrosado, de borde convergente y labio con ojiva interior (13), de

borde convergente y no engrosado (9), de borde convergente y engrosado (2), de borde

convergente y engrosado por el lado interno (2) y de borde convergente y con unión

discontinua con el cuerpo (1). Hubo también 2 cuencos de borde divergente y engrosado al

interior, 2 cuencos de borde divergente, 1 cuenco de borde convergente y 1 cuenco de

borde convergente y engrosado. También 4 bordes de botella de pico recto y alargado, 1

pico y borde recto y 1 pico recto y borde divergente. También un fragmento de lo que

parece ser una ocarina. En cuanto a las bases todas fueron planas, a excepción de una que

fue anular (cóncava pero con una protuberancia al medio). En cuanto a la decoración que

tuvieron los cuerpos fueron todas incisiones y los diseños fueron líneas semicurvas, rectas,

quebradas, quebradas en ángulo, círculos concéntricos y en forma de granos. Otro

fragmento presenta una especie de “cresta”. Otro presenta una decoración de superficie que

consiste de un relieve que alterna crestas curvas con depresiones cóncavas. Tuvo también la

forma que denominamos “incisión fina sin orden” y otro fragmento fue al parecer parte de

una vasija escultórica, pues es una especie de “bulto” de cerámica. En orden de frecuencia

los grupos de cerámica reconocidos en este conjunto de cerámica son:

La Florida Marrón (32)

La Florida Marrón rojizo (29)

La Florida Marrón grisáceo (13)

La Florida Naranja (8)

La Florida Negro (4)

La Florida Gris (3)

385
9h4. Comparación de los análisis cerámicos

Creemos que a pesar que varias de estas muestras cerámicas son bastante pequeñas

en número son de todas formas representativas de los diversos períodos de ocupación y de

remodelación que tuvo el templo en U de La Florida y las zonas colindantes del Complejo

Amancaes. Es por eso que creemos muy útil hacer una comparación entre estos complejos

cerámicos y poder establecer contemporaneidad entre algunas de los conjuntos para así

tener algunos puntos de enlace entre las diversas fases constructivas y de ocupación.

Para empezar tenemos por así decirlo 3 “secuencias” de cerámica claramente

estratificadas, relacionándose a una de ellas una cuarta. Estas secuencias son:

1. Montículo BD4:

1era Fase de remodelación del edificio - Mont. BI2

3era Fase de remodelación del edificio - Mont. I del Com. Amancaes

5ta Fase de remodelación del edificio

2. Parque Juan Ríos:

3er Momento de Ocupación General

4to Momento de Ocupación General

5to Momento de Ocupación General

3. Cuerpo central:

Cerámica de Mejía (Primera Ocupación, Fase 1)

Cerámica de Patterson (Segunda Ocupación, Fase 2)

Creemos que por similitudes en los diseños decorativos podemos hacer 2

paralelismos o enlazar dos conjuntos de cerámica. Primero, la cerámica de la 1era Fase de

remodelación del edificio BD4 es bastante similar a la cerámica de Mejía de la Fase 1 de la

Primera Ocupación del cuerpo central. Y creemos que también las cerámicas de la 5ta fase

386
de remodelación del edificio BD4 y del 3er Momento de Ocupación General del Parque

Juan Ríos se relacionan debido al detalle ya mencionado del grupo cerámico predominante:

en los grupos cerámicos de los 3 sucesivos momentos constructivos del Montículo BD4

priman los designados como La Florida Marrón rojizo (siempre en primer lugar) y La

Florida Marrón Grisáceo (siempre en segundo lugar). En cambio en los grupos cerámicos

del Parque Juan Ríos en el 3er Momento de Ocupación General sucede lo mismo debido a

que se encuentra primero La Florida Marrón rojizo y segundo La Florida Marrón Grisáceo

mientras que en el 4to y 5to Momento de Ocupación General está primero La Florida

Marrón y segundo La Florida Marrón Rojizo. Aparte de afirmar que progresivamente en el

tiempo La Florida Marrón sustituyó en importancia a La Florida Marrón Rojizo creemos

que es la prueba empírica que la cerámica de la 5ta fase de remodelación del Mont. BD4 y

del 3er Momento de Ocupación General del Parque Juan Ríos son contemporáneas.

9i. Comparación con otras asambleas cerámicas del Formativo de la costa central:

9i1. Comparación con Garagay

Ha sido una sorpresa para nosotros al momento de comparar la asamblea de

cerámica que tenemos para La Florida con la cerámica que Rogger Ravines y William

Isbell excavaron en Garagay el hecho que sean bastantes diferentes. A pesar de ser los dos

templos en U más grandes del valle del Rímac, que existe poca distancia entre ellos (6 km.)

y que volumétricamente son bastante parecidos la cerámica es muy distinta. Las muestras

cerámicas de Garagay que hemos usado para compararlas con las de La Florida son las que

Rogger Ravines ilustró en el artículo Materiales arqueológicos de Garagay que publicó

junto con Helen Engelstad, Victoria Palomino y Daniel Sandweiss en la Revista del Museo

Nacional Tomo XLVI de 1982.

387
Ravines asigna a los más de 4000 fragmentos de cerámica recuperados en sus

excavaciones en Garagay a 4 tradiciones fundamentalmente: Curayacu, Colinas, Ancón y

Huachipa. Tomando en cuenta el acabado de la superficie externa y la decoración clasifica

la cerámica en 6 alfares y 33 categorías (Ravines, Engelstad, Palomino y Sandweiss,

1982:136-141). Comparando sobre todo las imágenes que adjunta en el artículo podemos

decir que ninguna de las tradiciones descritas o de los alfares con sus categorías se asemeja

a los grupos cerámicos que hemos definido para La Florida. La decoración definida para

cada una de las tradiciones es bastante distinta, a pesar de ser también la decoración por

incisiones (los diseños son distintos). Inclusive en las mismas formas hay diferencias

marcadas. Las únicas formas semejantes que aparecen en Garagay son algunas ollas sin

cuello para el alfar negro bruñido que pertenece mayormente a la tradición Ancón y Colinas

(Lám. 8, g), algunos cuencos y platos del alfar gris pulido (de la tradición Ancón

mayormente) (Lám. 10, b y k; Lám. 11, i y h) y picos de botella del alfar rojo pulido

(también propios de la tradición Ancón) (Lám. 12, n).

De todas formas hay algunos fragmentos de nuestra muestra cerámica de La Florida

que sí guardan una estrecha semejanza con los ilustrados por Ravines. El fragmento MPL-

1IS-8B (Fig. 378) excavado por Idilio Santillana en la zona oeste del ala izquierda del

cuerpo central es claramente asignable a la categoría “Rojo y anaranjado en zonas” del

Alfar Bícromo de la “Tradición Curayacu”, aunque por el tipo de incisión se asemeja más a

lo que Ravines ilustra para su categoría “Rojo en zonas”. Nuestro fragmento de La Florida

fue parte de un cuenco pequeño, que por la forma es semejante a los tipos d y f de la Lám 3

de la publicación de Ravines. Es curioso que Ravines mencione que los fragmentos de esta

tradición son los que representan la ocupación más antigua del sitio de Garagay (Ravines y

otros, 1982:226).

388
Otro fragmento de La Florida bastante semejante es el MPL-2M-51B (Fig. 286) (5to

MOG) que es un pico recto de botella de borde divergente y cuyo acabado superficial es

bastante bueno. El fragmento n de la Lám. 12 es prácticamente idéntico al de La Florida y

pertenece a la categoría “Llana” del alfar Rojo Pulido (relacionado más con la tradición

Ancón). Debemos también señalar que el fragmento MPL-1RF-21 (3era fase del Montículo

BD4) por el tipo de decoración “Relieve alargado con muchas incisiones finas sobre éste”

es semejante a varios fragmentos de la Lám. 11 (a, b, c, d, e, f, k, m, q y r) que son del alfar

gris pulido y de las categorías “punzonado en zonas” y “punteado” del alfar Marrón alisado

regular, asignadas a la tradición Ancón. Algo que llama la atención es que el fragmento “k”

dibujado en esta lámina tiene un diseño semejante al diseño “divisorio” de las imágenes

principales del atrio del cuerpo central de Garagay y que aparece en dos fragmentos de La

Florida: el MPL-1RF-69 (Fig. 199) (1era fase del Montículo BD4) y MPL-1RF-70 (Fig.

210) (5ta fase del Montículo BD4) semejando el diseño de la punta de un colmillo.

Fuera de estos dos fragmentos no hay otros con los que podamos establecer un claro

paralelismo. Nos llamó la atención la semejanza en las bases de los puntos de unión del

cuerpo con la base. Así la base MPL-2M-2Ba (3er MOG) es semejante a las bases de la

Lám. 9 “k” y “l” y la base MPL-2M-5Ba (3er MOG) es algo parecida al dibujo “e” de la

anterior lámina. Estos fragmentos pertenecen a la categoría “Línea fina incisa superficial”

del alfar Gris Pulido relacionado con la tradición Ancón. La base MPL-2M-8Ba (4to MOG)

guarda con las figuras o, r, p, q y l de la Lám. 6b la semejanza de ser algo convexa, aunque

la dirección del cuerpo en los fragmentos de Garagay es más divergente. Estos fragmentos

son de la categoría “Línea incisa ancha superficial” del alfar Negro Bruñido de la tradición

Colinas. Finalmente las bases MPL-2M-10Ba/MPL-2M-11Ba y MPL-2M-12Ba (5to MOG)

389
son semejantes a las figuras “l” y “m” de la Lám. 6b, asignables a la categoría “Línea incisa

ancha superficial” del alfar Negro Bruñido, de la tradición Colinas.

Por las comparaciones realizadas creemos que hay una mayor incidencia de formas

de las tradiciones Ancón y Colinas excavadas en el sitio de Garagay con la cerámica de La

Florida. Aunque no tengamos la posición exacta en la secuencia cronológica del fragmento

bícromo excavado por Santillana en La Florida relacionado con el resto de conjuntos

cerámicos tenemos la impresión que es más tardía que los otros conjuntos, debido a la

ubicación estratigráfica de cerámica semejante en la secuencia de Rosas de Ancón (1970).

En pocas palabras por la comparación hecha de los fragmentos de La Florida con las

tradiciones reconocidas en Garagay tendríamos una secuencia: Ancón-Colinas-Curayacu,

que paradójicamente en el caso de Garagay es interpretado totalmente al revés: Curayacu-

Colinas-Ancón (Ravines y otros, 1982:226). Futuros estudios podrán afinar mejor esto.

9i2. Comparación con Huacoy.

El sitio de Huacoy fue excavado por Hugo Ludeña en 1971 y en base a esas

excavaciones sustento su tesis de bachiller Investigaciones arqueológicas en el sitio de

Huacoy: valle del Chillón en 1973. En esta tesis Ludeña hace un análisis de la cerámica

recuperada por las excavaciones en el sitio, clasificándola en 12 alfares.

Lo que nos ha llamado primero la atención al comparar ambas asambleas de

cerámica es que, contrastando con Garagay, las similitudes son muchas. Sobre todo mucha

de la iconografía representada en los fragmentos de Huacoy son bastante similares (por no

decir algunos idénticos) con la cerámica de La Florida, sobre todo con la cerámica de Mejía

(Primera ocupación, Fase 1 del cuerpo central), de la 1era Fase del Montículo BD4 y hasta

del 4to MOG. Los diseños decorativos presentes en Huacoy que también se presentan en La

Florida están las líneas semicurvas, los círculos concéntricos, las incisiones en forma de

390
grano, etc. Al respecto es importante mencionar que el fragmento Nº 94 de la Lámina XL

de Ludeña (que asigna al alfar Gris Pulido A) es prácticamente idéntico al diseño presente

en el MPL-1RF-13 (Fig. 190) (que semeja la aleta de un pez) de la 1era Fase del Montículo

BD4. También son igual de idénticos el fragmento Nº 123 de la Lámina XLII (diseño de

círculos concéntricos) a los MPL-1RF-1 (Fig. 389) (cerámica de Mejía) y MPL-1RF-59

(Fig. 197) (1era Fase del Montículo BD4). Otro caso serían el Nº 94 de la Lámina

XXXVIII y el Nº 93 de la Lámina XXXIX que son parecidos a los MPL-1RF-6 (Fig. 394)

(Cerámica de Mejía) y MPL-1RF-44 (Fig. 214) (Montículo I del Complejo Amancaes).

También llama la atención que en uno de los fragmentos graficados por Ludeña (Lámina

XVII, Nº 87) que es un pico de botella, este un diseño bastante parecido al presente en los

fragmentos MPL-1RF-69 (Fig. 199) (1era Fase del Montículo BD4) y MPL-1RF-70 (Fig.

210) (5ta Fase del Montículo BD4), que es el que hemos señalado como la punta de un

colmillo y semejante a la parte superior de la imagen divisoria de los íconos del atrio de

Garagay. Otro fragmento similar es el graficado en la Lámina LXXIX que lo asigna al alfar

Gris Pulido A, siendo similar el diseño al MPL-2M-86 (Fig. 257) (4to MOG).

En cuanto a las formas la más frecuente en Huacoy similar a las de La Florida es la

olla sin cuello. Los bordes de ollas sin cuello graficadas en las Láminas XII y XIII son

bastante similares a las ollas sin cuello del 3er MOG, coincidiendo algunos con la

protuberancia interna y otros con el reborde interno. Otros fragmentos del 3er MOG de La

Florida semejantes a los de Huacoy son el MPL-2M-60B semejante al cuenco graficado en

la Lámina LXXII y el plato MPL-2M-38B que tiene varios fragmentos similares en la

colección de Ludeña. En cuanto a bases de este conjunto las MPL-2M-5Ba y MPL-2M-9Ba

son semejantes a las que aparecen en las láminas XVIII y XIX; y la base MPL-2M-2Ba se

parece a la base del cuenco de la Lámina XC. Del 4to MOG el plato MPL-2M-48B de La

391
Florida guarda cierto parecido con los graficados en las láminas XXIII y XXIV, siendo

también similar al cuenco de la Lámina LXIII. La base MPL-2M-8Ba de este conjunto es

similar a algunas bases cóncavas de Huacoy.

En cuanto al 5to MOG de La Florida hemos encontrado algunas formas similares.

Siguen siendo las ollas sin cuello de borde convergente y engrosado las que son

compartidas por las asambleas de ambos sitios. Así las ollas MPL-2M-25B y MPL-2M-

27B/MPL-2M-28B son similares a las ollas sin cuello de las láminas XII, XIII y XIV. Otra

forma bastante similar son las botellas de pico recto y borde divergente que en el caso de

La Florida es el MPL-2M-51B que es similar a los Nº 85 y 87 de la Lámina XVII. En

cuanto a bases la MPL-2M-14Ba es similar a una base anular de Huacoy que se grafica en

la Lámina XVIII.

9i3. Comparación con Cardal.

Aunque no es muy abundante el material cerámico proveniente de Cardal que ha

sido publicado por Richard Burger en The U-shaped Pyramid Complex, Cardal, Peru en el

Vol. 3 de Nacional Geographic Research de 1987 y en Cardal, un complejo piramidal en

forma de U, costa central, Peru en el libro Emergencia de la Civilización en los Andes de

1993 permite de todas formas hacer algunas comparaciones.

Una de las piezas más resaltantes que Burger publica es una botella globular de dos

picos cilíndricos con decoración de serpientes bicéfalas y entrelazadas (Fig. 478). Para

empezar queremos reparar en la forma y en los dos picos. Se asemeja por estas

características a la botella de 2 picos y asa puente descubierta por Mejía y Muelle en el

cuerpo central de La Florida y que estaría cronológicamente en la Primera Ocupación, Fase

1 del cuerpo central (Fig. 477). Las diferencias que hay entre las dos piezas es que la de La

Florida el cuerpo no es globular (son dos partes ensambladas), tiene asa puente, la base es

392
plana al parecer, no tiene decoración y el color es rojizo; mientras que la de Cardal el

cuerpo es globular, no tiene asa puente, la base es cóncava, tiene decoración de serpientes

entrelazadas y el color es grisáceo (Burger, 1993:90). Los contextos también han sido

distintos. La de La Florida se encontró en una capa que fue al parecer producto de material

de desecho que se depositó en esa zona del ala izquierda del cuerpo central, mientras que la

de Cardal se colocó a manera de ofrenda en una cesta de piedras en una plaza circular

hundida situada entre el ala izquierda del cuerpo central y el brazo izquierdo (Burger,

1993:90).

En cuanto a la decoración de la botella de Cardal guarda semejanzas con la

decoración presente en 2 fragmentos de la asamblea de cerámica que tenemos para La

Florida. Para empezar la cabeza de las serpientes es semejante por su forma triangular a la

cabeza de serpiente presente en el fragmento de cuenco MPL-1RF-1B (Figs. 212 y 213)

con la diferencia que en el caso de Cardal sólo presenta en el interior de la cabeza

incisiones pequeñas en forma de grano y en la zona donde se sitúa la boca una incisión algo

larga pero con dirección hacia el punto de unión de las incisiones que conforman la silueta

de la cabeza. En cambio en el caso de La Florida están delineados con claridad los ojos

(que son 2 círculos), la boca (una incisión horizontal pequeña) y tiene hacia el lado del

punto de unión de la cabeza con el cuerpo una incisión al medio perpendicular a la boca.

Tenemos la impresión que la “dirección” en que van las serpientes de ambas vasijas es la

misma. El fragmento de La Florida con esta decoración pertenece a la 5ta fase del

Montículo BD4. También el fragmento MPL-1RF-21 (Fig. 203) de la 3ra fase del

Montículo BD4 por su decoración “Relieve alargado con muchas incisiones finas sobre

éste” es similar a la decoración de incisiones pequeñas en el cuerpo de las serpientes de la

393
botella de Cardal (también hay cierto parecido con el fragmento MPL-2M-122 (Fig. 280),

del 5to MOG).

En cuanto a las formas Burger grafica una olla sin cuello (1993: página final de

ilustraciones entre las págs. 96 y 97) que por su borde abultado internamente guarda

semejanza con las ollas sin cuello MPL-2M-41B (3er MOG) y MPL-2M-65B (5to MOG)

de La Florida. También los picos de botella de Cardal ilustrados en la misma página de la

misma publicación de Burger guardan semejanzas: los pequeños al MPL-2M-51B (Fig.

286) y los picos grandes y anchos al MPL-2M-72B, siendo los de La Florida del 5to MOG.

9i4. Comparación con San Jacinto.

Antes de mencionar la comparación que hemos realizado entre el material cerámico

de La Florida y el que excavó Lucénida Carrión en San Jacinto tenemos que indicar que

dicha arqueóloga hizo primero una comparación entre su cerámica y la de La Florida. Pero

la cerámica de La Florida con la cual comparó fueron sólo los fragmentos dibujados por

Mejía en su publicación de 1978. De todas formas esta primera comparación arroja algunos

datos importantes. Menciona que la cerámica de La Florida tiene una evidente relación con

la de San Jacinto a partir de la Fase II de este templo en U, explícitamente por la técnica

decorativa de líneas incisas, el color rojo, negro y marrón y por las formas de ollas simples

con bordes gruesos y biselados de sección “coma” (Carrión, 2000:256).

Nosotros por haber reunido un corpus de cerámica mucho mayor que el que Mejía

publica en 1978 podemos realizar una comparación más profunda con el abundante

material que excavó Carrión.

Para empezar reparamos que en cuestión de motivos decorados las similitudes son

muy pocas entre las asambleas cerámicas de ambos sitios. Los fragmentos con incisiones de

San Jacinto repiten algunos diseños presentes en La Florida como líneas curvas, rectas y

394
semicurvas (m’ de la Fig. 7, Fase IV, Sector D) que están presentes sobre todo en la 3era

fase del Montículo BD4 y en el 5to MOG del Parque Juan Ríos de La Florida. Llama la

atención el fragmento del borde de un cuenco que tiene un diseño parecido a un gancho (a

de la Fig. 18, Fase II, Sector G) pero que se asemeja al diseño presente en los fragmentos

MPL-1RF-69 (Fig. 199) (1era fase del Montículo BD4) y MPL-1RF-70 (Fig. 210) (5ta fase

del Montículo BD4).

En cuanto a las formas hay muchas más similitudes. La cerámica del 3er MOG tuvo

formas semejantes en San Jacinto como ollas sin cuello de borde convergente y engrosado,

engrosado por el lado interno y con unión discontinua con el cuerpo (MPL-2M-15B con

fragmentos “c” y “e” de la Fig. 2, Fase II del Sector D; MPL-2M-15B con frag. “e” de la

Fig. 7, Fase IV del Sector D; MPL-2M-40B con frag. “c” de la Fig. 7, Fase IV del Sector D,

MPL-2M-41B con frag. “a” y “b” de la Fig. 13 de la Fase I del Sector G; MPL-2M-39B

con frag. “i” dela Fig. 15, Fase II, Sector G y MPL-2M-14B y MPL-2M-15B con el frag.

“d” de la Fig. 19, Fase II, Sector G). También estuvo presente un cuenco de borde

convergente (MPL-2M-13B y MPL-2M-16B con fragmento “i” de la Fig. 2, Fase II del

Sector D). La cerámica del 4to MOG compartió las siguientes formas: olla sin cuello de

borde convergente y labio con ojiva interior (MPL-2M-45B con frag. “d” de la Fig. 20,

Fase III, Sector G), cuencos de bordes divergentes (MPL-2M-48B con frag. “c” de la Fig.

6, Fase III del Sector D y frag. “h” de la Fig. 21, Fase III, Sector G) y base convexa (MPL-

2M-8Ba con bases dibujadas en la Fig. 8, Fase IV, Sector D). En la cerámica del 5to MOG

las formas fueron mucho más abundantes: olla sin cuello de borde convergente y engrosado

(MPL-2M-25B con frag. “h” de la Fig. 7, Fase IV, Sector D), engrosado por el lado interno

(MPL-2M-27B/MPL-2M-28B con frag. “k” de la Fig. 7, Fase IV, Sector D; MPL-2M-65B

con frag. “b” de la Fig. 13, Fase I, Sector G), no engrosado (MPL-2M-67B con fragmentos

395
“c” y “e” de la Fig. 2, Fase II, Sector D y con los bordes que aparecen en la Fig. 15, Fase II,

Sector G), labio con ojiva interior (MPL-2M-62B con frag. “d” de la Fig. 1, Fase I, Sector

D y con fragmentos “a” y “b” de la Fig. 4, Fase I, Sector G; MPL-2M-70B con el frag. “a”

de la Fig. 25, Fase I, Sector H; MPL-2M-74B con los bordes que aparecen en la Fig. 15,

Fase II, Sector G; MPL-2M-75B con los bordes que aparecen en la Fig. 19, Fase II, Sector

G y con el frag. “c” de la Fig. 26, Fase III, Sector H ), olla sin cuello de borde recto y labio

engrosado (MPL-2M-66B con fragmentos “c” y “e” de la Fig. 2, Fase II, Sector D; MPL-

2M-31B con frag. “j” de la Fig. 12, Fase I, Sector G; MPL-1IS-4B con los bordes que

aparecen en la Fig. 19, Fase II, Sector G), cuenco de borde convergente (MPL-2M-32B con

frag. “a” de la Fig. 7, Fase IV, Sector D), olla sin cuello de borde convergente y un “surco”

interno en el borde (MPL-2M-36B con fragmento “b” de la Fig. 20, Fase III, Sector G),

botella de pico recto y borde divergente (MPL-2M-51B con frag. “k” de la Fig. 3, Fase II,

Sector D), botella de pico y borde recto (MPL-2M-71B con el frag. “g” de la Fig. 26, Fase

III, Sector H), cuenco de borde divergente y engrosado al interior (MPL-2M-52B con frag.

“i” de la Fig. 6, Fase III, Sector D) y cuenco de borde convergente y engrosado (MPL-2M-

63B con el frag. “b” de la Fig. 18, Fase II, Sector G).

Para terminar diremos que la comparación que hemos hecho sobre todo de las

formas del 3er, 4to y 5to MOG definidos para La Florida con las formas de las vasijas

definidas para San Jacinto permite de alguna forma corroborar la validez de la secuencia

presente, tanto estratigráfica como de la cerámica, hecha para los vestigios del Parque Juan

Ríos. Las formas del 3er MOG se asemejan mayormente a formas de la Fase II de San

Jacinto (corroborando también lo que en un inicio había mencionado Carrión), las del 4to

MOG se asemejan a las de la Fase III y IV de San Jacinto pero algo que nos llama la

atención es que las formas del 5to MOG que comparten tanto La Florida como San Jacinto

396
para el caso de este último se encuentran repartidos casi equitativamente entre las cuatro

fases (I, II, III y IV) pero pensamos que esto podría deberse a que varias de las formas

usadas en las primeras fases de San Jacinto siguieron siendo usadas, al menos en el valle

del Rímac y en La Florida.

9i5. Comparación con Ancón.

Ancón es un sitio en el cual han excavado una gran cantidad de investigadores y del

cual se han extraído varias asambleas de cerámica Formativa, sobre todo de la falda norte

del cerro que cierra la explanada donde se asienta el puerto por el sur, lugar que es

comúnmente conocido en la literatura arqueológica como “Las Colinas”. Desde los tiempos

de Uhle hasta finales de los sesenta varios investigadores excavaron allí y encontraron

cerámica Formativa (Willey y Corbett (1954), Carrión Cachot (1948), Lanning (1960),

Tabío (1960), Matos (1962), Patterson (1968), Rosas (1970)). De todas las secuencias

hemos elegido la de Hermilio Rosas, ya que es la más precisa debido a que la trinchera que

excavó en esa zona la registró por niveles naturales estratigráficos.

En su tesis de Bachiller La secuencia cultural del período Formativo en Ancón

recibida en la UNMSM en 1970 Rosas plantea una secuencia de 10 fases para el Formativo

de Ancón, que empieza con la aparición de la cerámica y culmina con la cerámica blanco

sobre rojo. Esta tesis fue publicada el 2007 por Avqi Ediciones y por sus ilustraciones es el

texto que más hemos usado para comparar la cerámica de Ancón con la de La Florida.

Antes de mencionar la comparación efectuada por nosotros entre las dos asambleas

de cerámica tenemos que mencionar que ya Rosas en 1970 había efectuado una

comparación de la cerámica formativa de ambos sitios. Es interesante que el material de La

Florida que Rosas utilizó para comparar con el de Ancón fueron “81 tiestos de cerámica

recolectados por el Sr. Julio Espejo Núñez (Museo Nacional de Antropología y

397
Arqueología)” (Rosas, 2007 [1970]:125) que es para nosotros la “Colección Espejo”

presente en una de las bandejas de madera del gabinete contiguo al depósito G en el Museo

de Pueblo Libre. Además de eso Rosas menciona que usó las referencias de Lanning sobre

la arquitectura del sitio y referencias verbales de los trabajadores de las excavaciones de

rescate en La Florida en 1962 (pensamos que debió referirse a Casafranca, Carrera, etc.).

Rosas menciona que la cerámica de La Florida guarda una relación estrecha con el

material excavado por él en Ancón de las Fases II (La Florida) y III (Hacha) básicamente

por la técnica de ejecución de los diseños, el tratamiento de la superficie, el color, la

decoración y por la calidad de la pasta. Menciona también que los materiales de La Florida

que se relacionan con su Fase III (Hacha) de Ancón son de decoración y acabado mucho

más complejo, predominando más las vasijas de engobe anaranjado y algunos teniendo

rastros de pintura negra.

La comparación hecha por nosotros de alguna forma corrobora lo mencionado por

Rosas. Sobre todo en los diseños decorativos que hacen las incisiones, la cerámica de La

Florida se asemeja mucho a los diseños de la Fase II de Ancón de Rosas (llamada también

por él Fase La Florida). Pero de todas maneras notamos que hay fragmentos dentro de

nuestra asamblea de cerámica de La Florida que tienen semejanzas con materiales de las

fases posteriores a la II de Ancón, y también al parecer con la Fase I (Chira).

En la Lámina IV, Figs. b, 3, 4, 5 y 6 (2007:275) Rosas ilustra una serie de

fragmentos de su Fase II o La Florida. Los diseños son semejantes a los que se presentan en

la cerámica de Mejía, en la de la 1era y 3era fase del Montículo BD4 y de los 4to y 5to

MOG: incisiones rectas paralelas, incisiones en forma de grano e incisiones largas

semicurvas que encierran una pequeña incisión al medio. De todas formas hay algunos

diseños decorativos de fases posteriores a la II de Ancón que aparecen en la cerámica de La

398
Florida, como círculos concéntricos (Fase Chavinoide II) parecidas a fragmentos del 4to

MOG e incisiones en forma de grano (Fase Chavinoide VII) parecidas a fragmentos del 3er

y 4to MOG y de la 1era fase del Montículo BD4. De todas formas llama la atención un

fragmento con diseños de rectángulos concéntricos (Lámina X, Fig. d, Fase chavinoide III y

Dibujo 42:b) semejante al MPL-1RF-4 (Fig. 392) de la cerámica de Mejía. También el

diseño de la punta del colmillo (semejante a la parte superior de la imagen divisoria de

paneles en el atrio de Garagay) (Lámina X, Fig. a, Fase chavinoide II; Lámina XIII, Fig.

ll(15), Fase chavinoide VII; Fig. 9a5, 10c1 y 11a2 y Dibujo 43:d y 44:b) es semejante al

MPL-1RF-69 (Fig. 199) de la 1era fase del Montículo BD4 y al MPL-1RF-70 (Fig. 210) de

la 5ta fase de construcción del BD4. También el motivo de incisiones finas semejando

gránulos delimitadas por incisiones (Lámina XI, Fig. b(8), c(9), d(14) y e(12), Fase

chavinoide III; Lámina XIII-B, Fig. A, Fase chavinoide VI; Fig. 8e y Dibujo 44,e) es

semejante al del MPL-1RF-21 (Fig. 203) de la 3era fase del Montículo BD4. El motivo de

círculos concéntricos que encierran una protuberancia (Lámina XV, Fig. 9, Fase chavinoide

VII) es similar al del MPL-2M-86 (Fig. 257) del 4to MOG. Finalmente un fragmento de

borde con decoración bícroma exavado por Santillana en la zona oeste del ala izquierda del

cuerpo central de La Florida (MPL-1IS-8B) (Fig. 378) es prácticamente idéntico al que sale

graficado en la Lámina XII-B, Fig. B (Fase chavinoide V), en la Fig. 9a, 3 (Fase chavinoide

IV) y en la Fig. 10a (Fase chavinoide V). Como habíamos mencionado anteriormente los

fragmentos de la Fig. 5c que son de la Fase I de Ancón (La Chira) son semejantes al

acabado del MPL-2M-125 (Fig. 230), que es del 3er MOG. En el caso de los bordes hay

más fragmentos parecidos a los de esta fase.

En cuanto a las formas que dibujan los bordes tenemos también una gran muestra

semejante. Para la cerámica del 3er MOG las formas compartidas con la cerámica de

399
Ancón son: olla sin cuello de borde convergente y engrosado (MPL-2M-39B con Lám. II,

6, Fase II o La Florida), de borde convergente y engrosado por el lado interno (MPL-2M-

15B con Lám. V, 6 y 7, Fase chavinoide I), de borde convergente no engrosado (MPL-2M-

56B con los bordes de la Lám. I de la Fase I (Chira) y con Lám. II, b y también con Lám.

VI, Fig. 7,9 y 11, Fase chavinoide IV), de borde convergente y labio plano y engrosado

(MPL-2M-55B con los bordes de la Lám. I de la Fase I (Chira)), cuenco de borde

convergente (MPL-2M-13B y MPL-2M-61B con la Lám. II, 9, Fase II (La Florida)).

Finalmente hay un plato (MPL-2M-48B con Lám. V, Fig. 13, Fase chavinoide I).

Para la cerámica del 4to MOG encontramos las siguientes formas: una botella de

pico recto alargado (MPL-2M-49B con Lám. IV, b (Fase La Florida) y Lám. XII-A (Fase

chavinoide V)) y una base (MPL-2M-8Ba con la base del cuenco de la Lám. XII-C, Fase

chavinoide IV).

Finalmente para la cerámica del 5to MOG las formas ubicadas han sido

mayormente ollas sin cuello: de borde convergente y engrosado por el lado interno (MPL-

2M-27B/MPL-2M-28B con Lám. III, 12, Fase chavinoide I; MPL-2M-65B con Lám. III,

10, Fase chavinoide I), de borde convergente no engrosado (MPL-2M-64B con Lám. I, 11,

Fase Chira; MPL-2M-67B con Lám. VI, 12 y 13, Fase chavinoide V; MPL-2M-64B con

Lám. VI, 9, Fase chavinoide V), de borde convergente y labio con ojiva interior (MPL-2M-

74B con Lám.II, 7, Fase La Florida; MPL-2M-75B con Lám. II, 6, Fase La Florida; MPL-

2M-35B con Lám. II, 15, Fase La Florida; MPL-2M-70B con Lám. I, 14, Fase Chira; MPL-

2M-62B con Lám. II, 15, Fase La Florida), de borde convergente y labio plano y engrosado

(MPL-2M-26B y MPL-2M-43B con Lám. II, Fig. 13, Fase La Florida y con Lám. III, 16,

Fase chavinoide I), de borde convergente y con unión discontinua con el cuerpo (MPL-2M-

20B con Lám. II, 3, Fase La Florida), de borde recto y labio engrosado (MPL-2M-31B con

400
Lám. III, 16, Fase chavinoide I; MPL-2M-18B con Lám. II, c y d, Fase La Florida; MPL-

2M-66B con Lám. V, 6, Fase chavinoide I). Fuera de las ollas sin cuello habían cuencos: de

borde convergente y engrosado (MPL-2M-30B y MPL-2M-63B con Lám. V, 13, Fase

chavinoide II) y de borde divergente y engrosado al interior (MPL-2M-29B y MPL-2M-

52B con Lám. XV, 1, Fase chavinoide VI) y el pico de botella MPL-2M-51B con el pico de

la botella de asa estribo Lám. XIV, 4, Fase chavinoide VI y la olla con cuello de lados

verticales MPL-2M-72B con Fig. 6d 2, Fase Chira.

Fuera de reforzar el parentesco entre la decoración y las formas de la cerámica de

La Florida (sobre todo de la cerámica de Mejía, de la 1era fase del montículo BD4 y del

brazo izquierdo) con lo que Rosas había denominado su Fase II (o también La Florida)

notamos 2 cosas importantes: hay la presencia de fragmentos en La Florida de cuerpo y

bordes de ollas sin cuello que se afiliarían a la Fase I o Chira. Estos fragmentos se

presentan en el 3er MOG122, lo que avalaría que la ocupación de La Florida sería más

antigua de lo esperado. Lo segundo es que hay una presencia importante de formas de las

fases chavinoides. En el 3er MOG hay cerámica de las fases chavinoides I, IV y VII. En el

4to MOG hay de las fases II, III, IV, V y VII. Para el 5to MOG hay de las fases I, II, III, V

y VI y también para la 5ta fase del Montículo BD4 hay de la Fase chavinoide VII. Creemos

que la incidencia mayor de formas de cerámica de las fases chavinoides de Rosas en el 4to

y 5to MOG avala el hecho que el templo en U y probablemente el resto del Complejo

Amancaes haya seguido ocupado durante el Horizonte Temprano. Y una prueba más es el

hecho que el fragmento bícromo MPL-1IS-8B sea idéntico a fragmentos bícromos de

Ancón de las fases chavinoides IV y V, lo cual sería un respaldo más a esta tesis.

122
Pero también en la 3era fase del Montículo BD4 y en el 5to MOG, pero sería creemos una reminiscencia
de viejas formas.

401
CAPITULO X

LOS FECHADOS RADIOCARBÓNICOS PROCEDENTES DE LA FLORIDA Y

SUS IMPLICANCIAS CRONOLÓGICAS

Contamos con 4 fechados provenientes de Huaca La Florida. En este capítulo

evaluaremos sus implicancias en la elaboración de la secuencia ocupacional del sitio.

Debemos mencionar que las fechas fueron calibradas123 con el software OxCal 4.0

del ORAU124.

10a. Los fechados de La Florida.

Todas las muestras de Huaca La Florida provienen del cuerpo central del templo en

U. La primera muestra tiene el código N-44 (3760+-170 BP) y, por la información que

disponemos fue extraída por Jorge C. Muelle antes de 1961 y fue analizada en el

laboratorio de la Universidad de Tokio, teniendo el resultado ya para 1964.

Esta muestra provino de la capa C del perfil que Mejía registró en su Corte B, es

decir, se situó casi en la base del núcleo del cuerpo central (Plataforma A), ubicándose este

perfil a la altura de lo que registramos nosotros como Relleno A6, contenido por el muro

A6 de nuestro Perfil A. El fechado N-44 se asocia por tanto a la Fase 1 de la Primera

Ocupación del cuerpo central.

La primera mención que se hizo de este fechado fue de Ravines y Álvarez.

Mencionan textualmente lo siguiente:

123
Rafael Vega Centeno y Elmo León colaboraron con nuestro trabajo calibrando las muestras. El primero
calibró los 4 fechados con la dendrocurva Sh Cal04 y el segundo al N-44 con la curva Marine04.
124
Oxford Radiocarbon Accelerator Unit, copyright C. Bronk Ramsey 2007.

402
“N-44 3760+-170 hasta 1950

1810 +-170 a.C.

Muestra de carbón de una estructura antigua, asociada con cerámica. Recogida por J.C.

Muelle y remitida al Laboratorio por intermedio de Seiichi Izumi, Método: Acetileno.

La Florida, Huaca (PV47-5), Distrito del Rímac, valle del Rímac, aproximadamente a: 12º

02’ L.S. y 77º 02’ L.O.

Comunicación personal de N. Watanabe a J. C. Muelle, en setiembre de 1963.” (Ravines y

Álvarez, 1967:25)125

Posteriormente Toribio Mejía menciona lo siguiente:

“a) Huaca La Florida, valle de Rímac. Muestra N-44. Laboratorio: Universidad de

Tokio, 1964. Restos de ceniza y conchas del estrato con cerámica estilo Chavín; remitidos

por Jorge C. Muelle. Edad: 3,760 m/m 170 o sea 1,810 antes de Cristo.” (Mejía,

1978:512).

Rosselló también confirma el hecho de que el lugar de procedencia de la muestra

radiocarbónica N- 44 es la Capa C del Corte B de Mejía:

“Jorge C. Muelle remitió restos de ceniza y conchas del largo lente encontrado por

nosotros en la base de la estructura principal en su parte posterior con asociación a

cerámica delgada, al laboratorio de la Universidad de Tokio – Muestra N – 44 con fecha

1964, el resultado fue 3760 +-170. 1810 A.C.” (Rosselló, 1997:35)

Por último Ziólkowski y otros mencionan que el fechado N-44 fue hecho en base a

material malacológico, que procede de una capa con cerámica temprana situada en la base

de la huaca y que la muestra fue analizada en 1961 (Ziolkowski et. al., 1994:359).

125
Ravines (1982) menciona que el año de análisis fue 1961, Rosselló (1997:35) da la fecha de 1964 para
éste.

403
Los otros 3 fechados de La Florida fueron publicados por Patterson y Moseley en

1968. Fueron los GX-1210 (3680+-85 BP), N-87 (3660+-170 BP) y GX-0456 (3645+-120

BP). Posteriormente Thomas C. Patterson en 1985 agrega más información acerca de su

procedencia. Primero menciona del fechado N-87 que fue recogido por Jorge C. Muelle

“de uno de los depósitos de basura que produjeron cerámica, cercano a la base del ala

norte,…” (Patterson, 1998:5 [1985]). Con estos pocos datos es bastante difícil ubicar el

lugar o la capa de donde fue extraída esta muestra. Es probable que haya sido de las capas

de basura situadas inmediatamente encima del piso P1 en el croquis de Patterson, pero

también pudo ser recogida de un lugar no graficado en su croquis. Pudo ser de cualquier

capa de basura situada en todo el flanco noroeste (zona de la trinchera de la chancadora) y

suroeste del ala izquierda (ala norte) debido a que en toda esta zona la chancadora afectó

bastante el ala. Pensamos que ha podido provenir de los primeros niveles de la fase de

construcción de piedras unidas con argamasa de barro. Esta muestra fue de carbón vegetal.

Acerca del GX-0456, Patterson menciona que fue extraído por Gary Vescelius y

Dorothy Menzel y que provino, probablemente, de la capa de basura que yace encima del

último piso de la vivienda de quincha126. Este lugar de ubicación estaría entre los muros

A12 y A11 de nuestro Perfil A y por ende se ubicó colindante con la Plataforma 01, lo cual

lo haría contemporáneo con la Fase 2 de la Segunda Ocupación del cuerpo central.

En cuanto al tercer fechado GX-1210 menciona que fue extraído por Carol Mackey

y el mismo Patterson de un lugar que en su publicación lamentablemente no precisa.

Pensamos que los fechados N-87 y GX-1210 no provinieron de las capas que

fecharon al N-44 sino de unas relacionadas a los primeros momentos constructivos de la

arquitectura de piedra.

126
La capa de basura B8 de su croquis.

404
Un punto importante pero no muy esclarecido es acerca de la naturaleza de las 4

muestras que se usaron en los fechados. Para la primera Ravines y Álvarez mencionan que

fue carbón (Ravines y Álvarez, 1967:25), luego tanto Mejía como Rosselló mencionan que

fue ceniza y conchas (Mejía, 1978:512, Rosselló, 1997:35). Finalmente Ziolkowski

menciona que fue hecha en base a material malacológico (Ziolkowski, et. al., 1994:359).

Queda de todas formas la duda si fue carbón vegetal o material malacológico el que se usó

para este fechado. Acerca de los otros 3 según Patterson el N-87 fue de carbón vegetal

(Patterson, 1985:64) pero no menciona la naturaleza de las muestras de los otros 2

10b. Calibración de los fechados

Se calibraron los 4 fechados con la dendrocurva ShCal 04 (McCormac, et. al.

2004)127 y los resultados han sido sorprendentes. Podemos decir a líneas generales que la

antigüedad inicialmente asignada a las fases constructivas del cuerpo central aumenta

considerablemente.

El fechado más antiguo (N-44) sometido a la calibración retrocede en el tiempo,

teniendo una antigüedad en años calendáricos de 2700 a 1600 a.C. (con un 95.4% de

probabilidad) (Fig. 479). Podemos asignar este intervalo de tiempo para fechar la Fase 1 de

la Primera Ocupación del cuerpo central. Y algo todavía más sorprendente es que esta fecha

podría asignarse a la cerámica que se identificó asociada a este estrato, que fue la que

recolectó Mejía compuesta de los siguientes grupos cerámicos: La Florida Marrón (5), La

Florida Negro (2), La Florida Marrón rojizo (1), La Florida Marrón grisáceo (1) y La

Florida Rojo (1). De todas formas al existir la posibilidad que sea malacológica el tipo de

muestra que se usó para el fechado N-44 es que se calibró el fechado también con la curva

127
No se han añadido ningún valor delta (reservoir effect).

405
Marine04 (Huguen, et. al., 2004) tomando en cuenta los valores máximo y mínimo del

efecto reservorio de la costa central peruana. Los resultados han sido los siguientes: con el

valor máximo 1664-1212 cal BC128 (Fig. 483) y con el valor mínimo 1929-1456 cal BC129

(Fig. 484). Estos resultados son interesantes debido a que señalan que de ser la muestra

malacológica la antigüedad de la fecha disminuiría, al menos en algunos siglos.

Los otros fechados también retroceden en el tiempo. El otro fechado que tiene un

contexto seguro es el GX-0456. Este calibrado retrocede a un intervalo de 2450 a 1650 a.C.

(con un 95.4% de probabilidad) (Fig. 481) en el cual se ubicaría el momento en que se

depositaba la basura B8 del perfil de Patterson, encima del último piso de la vivienda de

quincha situada colindante con el muro A11 de nuestro Perfil A, lo cual lo haría

contemporáneo con la Plataforma 01 que pertenece a su vez a la Fase 2 de la Segunda

Ocupación del cuerpo central. Algo importante es que esta fecha correspondería a la

cerámica que Patterson recogió de este lugar y que corresponde a los grupos cerámicos La

Florida Marrón, La Florida Marrón amarillento, La Florida Marrón rojizo, La Florida

Marrón grisáceo, La Florida Rojo, La Florida Gris y La Florida Negro.

Calibrando los otros fechados sucede el mismo fenómeno. El N-87 retrocede a unos

2600 a 1600 a.C. (Fig. 480) y el GX-1210 a unos 2350 a 1750 a.C. (Fig. 482) (ambos con

un 95.4% de probabilidad). Lo cual nos indicaría que aunque no tengamos unos contextos

seguros el N-87 y el GX-1210 son prácticamente contemporáneos con el GX-0456.

Como comentario final diremos que los 4 fechados son bastante cercanos entre sí en

el tiempo y creemos que fechan el inicio de la construcción del cuerpo central del templo en

U, habiéndose realizado aproximadamente hacia los 1800 a.C.

128
68.2%, con valor local -Delta Reservoir Effect 261±55 (Jones, et. al., 2007).
129
68.2%, con valor local -Delta Reservoir Effect 261±55 (Jones, et. al., 2007).

406
CAPÍTULO XI

PROPUESTA DE UNA SECUENCIA CRONOLÓGICA

PARA LA HUACA LA FLORIDA

Habiendo analizado los datos estratigráficos y arquitectónicos disponibles hasta la

fecha para el templo en U de La Florida y de construcciones circundantes y, habiendo

propuesto secuencias arquitectónicas para el cuerpo central, el Montículo BD4, las

estructuras anexas de la plaza central de La Florida y las estructuras situadas en el Parque

Juan Ríos (plataformas JR1, 2 y 3), en asociación con sus materiales cerámicos respectivos,

desarrollamos en este capítulo una correlación de las secuencias para proponer una

secuencia que sintetice los datos disponibles del sitio y así tener una columna cronológica

representativa del sitio de Huaca La Florida.

11a. Correlación de las secuencias elaboradas para el cuerpo central y los vestigios

del Parque Juan Ríos y de la urbanización El Bosque.

Los datos estratigráficos y arquitectónicos disponibles del templo en U de Huaca La

Florida han sido de 3 zonas básicamente: el cuerpo central, el Montículo BD4 (brazo

derecho) y estructuras anexas y de las estructuras del parque Juan Ríos. De cada una de

estas zonas se establecieron secuencias ocupacionales y/o arquitectónicas.

Contamos con dos tipos de datos para correlacionar estas secuencias. En primer

lugar, están los datos arquitectónicos, es decir, la comparación de tipos de material de

construcción, las técnicas constructivas y las formas de las construcciones. En segundo

lugar, pueden observarse paralelos entre algunos de los conjuntos cerámicos que tuvieron

contexto. Estos 2 tipos de datos nos hicieron dar una idea de cómo podrían correlacionarse

407
las 3 secuencias. Además de estos 2 tipos de datos contamos con la información

proporcionada por los fechados radiocarbónicos.

Antes de correlacionar las 3 secuencias debemos mencionar que, considerando la

ausencia o presencia del indicador de cerámica, podemos sugerir el período de ocupación

más antiguo del sitio, asociado a una etapa precerámica. Bajo este criterio, la Fase 1 de

ocupación de las estructuras del parque Juan Ríos vendría a ser el primer período de

ocupación registrado en el área donde se asentó el templo en U de La Florida y el complejo

Amancaes. Este primer período de ocupación estuvo indicado sólo con una capa de basura

arqueológica y, algo interesante, separado estratigráficamente de las capas superiores (es

decir de los períodos de tiempo posteriores) por una capa de arena fina.

Por los datos que tenemos del análisis cerámico, la colección de Mejía (Fase 1 de la

Primera Ocupación del cuerpo central) sería contemporánea a la de la 1era fase constructiva

del Montículo BD4. Por otro lado, la muestra de la 5ta fase constructiva del Montículo BD4

se relaciona con la Fase 3 de ocupación de las estructuras del parque Juan Ríos.

Estos dos datos son importantes para relacionar las 3 secuencias cronológicas del

sitio. Acerca de la arquitectura, en un inicio habíamos considerado que las construcciones

de adobitos habían sido anteriores a las de piedra130 pero el Recinto A de la 2da fase

constructiva del Montículo BD4 tuvo muros tanto de piedra como de adobitos, es decir,

debido a esto no tenemos la seguridad que la utilización de ambos materiales se hayan

hecho en épocas completamente distintas. Consideramos importante para relacionar las 3

secuencias ciertas similitudes arquitectónicas en las formas de las construcciones. En este

caso la Fase 2 de la segunda ocupación del cuerpo central es en forma (la plataforma 0

130
Así la primera y segunda ocupación del cuerpo central tenían un indicador de material constructivo
claramente definido y que podía extenderse a las otras estructuras del templo en U y del complejo Amancaes.

408
junto con las plataformas 01, 02 y 03) similar a la Fase 5 del Montículo BD4 (la plataforma

que forman los muros 3MC y 3MD y que se adosa al muro 3MA, que es el límite oeste de

la mayor plataforma que conformaba el montículo). También son semejantes las formas de

superposición escalonada de las plataformas del montículo BD4 (que se vislumbra en sus

fases constructivas 3, 4 y 5) con sobre todo las fases 1 y 2 de construcción de la plataforma

JR2 situada en el parque Juan Ríos. Otro dato importante es que en las últimas fases de

ocupación tanto del Montículo BD4 como de las estructuras del Parque Juan Ríos se cubren

todas las estructuras superiores con considerables rellenos, para construir montículos de

mayor envergadura lo que sería un punto más de comparación.

Llama la atención en la columna cronológica del Parque Juan Ríos 1 capa de arena

fina y 2 capas de arena amarillo-verdosa, estando el primer evento separando las fases 1 y 2

y el primero de la arena amarilla las fases 3 y 4. Para la primera pensamos que su origen fue

natural y que pudo deberse a una avenida de agua considerable, pero para las 2 siguientes

no lo sabemos con certeza, pudiendo ser su origen avenidas de agua, deposición eólica o

incluso deposición intencionada. Pero llama la atención que en ellas no se haya encontrado

material cultural (lo que avalaría su origen natural) y que se encuentren entre episodios de

remodelación de las construcciones. Hay la posibilidad que se relacionen con avenidas de

agua producidas por Fenómenos del Niño pero el problema es que en las columnas

estratigráficas del resto de construcciones de los alrededores de La Florida no hay estratos

similares. Pero en un perfil descrito por Mejía del cuerpo central se llega a observar 1

estrato similar (Capa B en el Corte A).

409
Correlacionando las 3 secuencias cronológicas tenemos lo siguiente:

Montículo BD4 Parque Juan Ríos Cuerpo central

Fase 1 (¿Precerámico?)

Capa de arena – (¿Fenómeno del Niño?) – Estrato de arena

Fase 1 (junto con el brazo izquierdo) ------------ (cerámica) -------------------- 1era Ocupación (Fase 1)

Fase 2

Fase 3 (junto con el Mont. I) Fase 2 (Fase 2)

Fase 4

Fase 5 ------------ (cerámica) ------------ Fase 3

Arena amarillenta 1–(¿Fenómeno del Niño?)-Estrato de arcilla

Fase 4 2da Ocupación (Fase 1)

(Fase 2)

Fase 6 ---- (crecimiento de los montículos) ----- Fase 5 (Fase 3)

Plazas circulares PC3 y PC4 (Fase 4)


más zócalos y geoglifos
Fase 2 del PC4 (Fase 5)

Fase 7

Por la calibración realizada, los dos fechados que cuentan con un contexto seguro

son significativamente antiguas, si bien tienen sigmas muy amplios. Por ejemplo, la Fase 1

de la 1era Ocupación del cuerpo central pudo ocurrir en un intervalo de tiempo entre los

2700 a 1600 a.C. (con un 95.4% de probabilidad) (fechado N-44), intervalo que podría

aplicarse para la 1era Fase de construcción del montículo BD4. El otro fechado (GX-0456)

implicaría que la Fase 2 de la 2da Ocupación del cuerpo central ocurriría dentro de un

intervalo de 2450 a 1650 a.C. (con un 95.4% de probabilidad).

410
Creemos que en base a esta correlación de las secuencias cronológicas puede

elaborarse una sola para todo el sitio, y que también podemos subdividirla en 4 períodos de

tiempo.

11b. Propuesta de secuencia cronológica para el sitio arqueológico de Huaca La

Florida y el Complejo Amancaes.

La secuencia cronológica que hemos elaborado para el templo en U de Huaca La

Florida, y que también podría extenderse al resto del complejo Amancaes, es la siguiente:

Fase San Jerónimo (¿? – 1800 a.C.)

Es la primera fase de ocupación del sitio y, por la ausencia de cerámica en la capa

que define este período y por otras características lo hemos asignado al Período

Precerámico131.

La única evidencia que disponemos para la definición de este primer período de

ocupación del sitio es una capa de basura y ceniza arqueológica en la cual la cerámica

estuvo ausente. Fue la capa H del Cateo 1 de las excavaciones de Muelle en el parque Juan

Ríos, que conformaba el primer momento de ocupación humana del cateo (CAT1MO1) y

que a su vez conforma la Fase 1 de la secuencia de las estructuras del parque.

Por los datos concisos del registro efectuado en ese rescate es poco lo que podemos

decir de este importante período del sitio. Casafranca describe la capa como una “capita de

ceniza y basura con conchas de tipo choro”. Importante es el hecho que en ella se

encontraran restos malacológicos como choros (Choromytilus chorus) y chankes132,

vértebras de pescado, huesos de aves y de mamíferos. Señalan también que no hubo

131
Vendría a estar en todo caso en las últimas épocas del precerámico, justo antes de la aparición de la
cerámica en la costa central.
132
Indicando que esos restos no estuvieron en los estratos superiores.

411
evidencia de restos vegetales y que algunos de los huesos de mamíferos estuvieron

trabajados, teniendo incluso uno de ellos al parecer la forma de la punta de una flecha. Algo

también importante es que por la foto TMX-0792 del archivo de Mejía Xesspe puede verse

que el muro CAT1MA esta asociado a 3 pisos (los CAT1PA, CAT1PB más un tercero) que

vendría a estar debajo de la capa H, con lo cual este estrato precerámico estaría sobre un

sitio asociado a este muro de cantos rodados, pero lamentablemente la fotografía no es lo

suficientemente clara como para probar contundentemente eso.

Lo único que podemos decir de este período en base a estas evidencias es que por la

mayor cantidad de restos de vértebras de pescado y malacológicos los recursos marinos

jugaron un rol importante en la dieta, quizás sobre la horticultura, lo que estaría reforzado

por la ausencia de restos botánicos133. Los restos de aves y de mamíferos provendrían quizá

de la caza, lo que estaría reforzado por el hueso trabajado para ser la punta de una flecha.

Lamentablemente no podemos decir más características de esta Fase San Jerónimo pero

creemos que podría quedar evidencia de esta ocupación todavía en la zona y que

investigaciones futuras podrían echar mas luz al respecto.

Antes de pasar a la descripción de la fase siguiente es importante mencionar que

entre la fase San Jerónimo y la Amancaes hay la presencia de la capa de arena que fue la

capa I del 2do perfil registrado en el Cateo 3 de las excavaciones de Muelle en el parque

Juan Ríos. Pensamos que pudo ser producto de avenidas de agua ocasionadas por un

Fenómeno del Niño pero no tenemos más datos al respecto. Pensamos que se relacionaría

con la capa de arena B del Corte A de Mejía del cuerpo central. Futuros estudios podrán dar

más luz al respecto.

133
Lo que no significa que ya se practicara un cultivo incipiente.

412
Fase Amancaes (1800 - 1500 a.C.)

Definimos a este período en la ocupación de Huaca La Florida con tres sucesos

importantes. Está definido entre la capa de arena y el 1er episodio de arena amarillo-

verdosa, la aparición de la cerámica en las capas que lo definen y, la aparición de la

arquitectura monumental. Domina la escena el inicio de la construcción del cuerpo central

del templo en U, del Montículo BD4 del brazo derecho134 y la Fase 2 de la ocupación del

Parque Juan Ríos.

Algo importante es que durante esta fase se inició la construcción del cuerpo central

del templo en U de La Florida. Correspondería a este período la 1era ocupación del cuerpo

central con sus dos fases (estando en la primera la cerámica de Mejía y el fechado N-44).

Aunque por las descripciones de los cortes de Mejía no se hayan encontrado arquitectura

masiva asociada a estas fases135 creemos que se inició en este período la construcción del

cuerpo central, siendo en un inicio una plataforma primigenia de adobitos en la zona del

núcleo con construcciones del mismo material adyacentes, iniciándose también la

construcción de las alas laterales. Las capas de ocupación atestiguan una ocupación

doméstica de la zona, con la presencia de desechos de alimentación, ceniza, basura

arqueológica como cerámica, etc. Se observaron algunos pisos preparados asociados.

En lo que concierne al montículo BD4 por la información que tenemos de los

registros de las 5 primeras fases constructivas está el hecho que la arquitectura fue hecha en

base a piedra canteada, canto rodado y adobe (adobito hecho a mano). Lo más resaltante de

la 2da fase de construcción del montículo BD4 es el Recinto A, cuyos muros del frontis

principal que miraba a la plaza central de La Florida estuvieron hechos de adobes,

134
Estando las 5 primeras fases de construcción del montículo en este período.
135
Sólo algunos muros pequeños de adobes y de barro, ubicados en las capas asociadas.

413
enmarcando un acceso donde en la jamba sur se encontró un nicho de forma trapezoidal,

estando el interior del ambiente limpio, con la excepción del mortero encontrado en la

esquina sureste asociado a rastros de ceniza, carbón vegetal, restos malacológicos y

fragmentos de cerámica, lo que atestigua las actividades hechas en esa parte del ambiente.

En el relleno de clausura del Recinto A, justo en el límite entre las dos capas que

conformaron el relleno, se encontró un fragmento escultórico de cerámica que pareció ser la

cabeza de un mono o de otro mamífero. Posteriormente esta edificación se cubre de relleno

para construir una plataforma de planta trapezoidal, con el lado este más ancho que el oeste,

sobre la cual se construyó una segunda plataforma encima, adoptando la forma de una

pirámide escalonada, para al final del período (antes que ocurra el segundo episodio pluvial

EP2) se adose una plataforma más pequeña en su flanco oeste. Algo importante es que se

encontraron shicras en la 2da fase de construcción del montículo.

En este período también se inició la construcción de muros de piedra de

edificaciones en el sector del parque Juan Ríos y a esta época pertenece el interesante

hallazgo del horno “watia” que Casafranca encontró en la esquina sureste de la plataforma

JR3. Este “horno” tuvo 2 etapas de ocupación, separadas por un entortado de barro y en

ambos episodios de uso se encontraron moluscos calcinados y no calcinados y cantos

rodados chicos, siendo su función de un “horno” normal de cocina o evidencia de

ceremonias por la construcción de la plataforma. El horno se encontró sobre un piso de

canto rodado y cerca de éste un hueso de pescado trabajado que fue una cuenta de collar

con la apariencia de un diente humano. Posteriormente se iniciaron la edificación de las 3

plataformas definidas en el área del parque Juan Ríos (las JR1, JR2 y JR3) que tuvieron

plantas cuadrangulares y rectangulares. Estas plataformas estuvieron definidas por muros

414
de piedra canteada, canto rodado y también tapial136. Asociados a estos muros estuvieron

pisos, en más de una ocasión hechos de cantos rodados unidos con argamasa de barro fino.

Para el caso de la plataforma JR3137 sus fases de remodelación 4, 5, 6 y 7 se

circunscribirían a este período, notándose en las sucesivas fases la progresiva ampliación de

la plataforma hacia el oeste.

Sobre la cerámica de esta fase diremos que vista en conjunto notamos cierta

uniformidad pero que diferenciando por sus respectivos contextos nos dan ciertas lecturas.

Para empezar notamos que en conjunto prevalece el grupo cerámico La Florida Marrón

rojizo, seguido de La Florida Marrón grisáceo, seguido de La Florida Marrón. Sobre los

otros grupos cerámicos (Naranja, Gris, Rojo, Negro, etc.) aparecen siempre en porcentajes

por debajo de los anteriores, pero teniendo el grupo cerámico La Florida Naranja cierta

preeminencia sobre el resto. Lo interesante es que si lo vemos de una forma diacrónica se

nota que en el transcurso del tiempo (desde la 1era hasta la 5ta fase constructiva del

montículo BD4) la distribución de grupos cerámicos se mantuvo casi sin algún tipo de

cambio. Comparando la cerámica de la 1era, 3era y 5ta fase de remodelación hay una

preeminencia de La Florida Marrón rojizo seguido de La Florida Marrón grisáceo, junto

con La Florida Naranja. Incluso en la cerámica de la Fase 3 del parque Juan Ríos La Florida

Marrón rojizo estuvo por encima de La Florida Marrón grisáceo, seguido a su vez de La

Florida Marrón.

Sobre las características a grandes rasgos de la cerámica de la fase Amancaes

diremos que por el material que tenemos todos los cuerpos decorados fueron pulidos con

engobe, mientras que el tratamiento de la superficie de los bordes de ollas, cuencos, etc. fue

136
Siendo esta una de las evidencias más antiguas del tapial en los Andes Centrales.
137
Que es para la que disponemos de la secuencia constructiva mejor definida.

415
mayormente bruñido y alisado fino. En cuanto a las formas sobresalieron las ollas sin

cuello y los cuencos, habiendo la presencia de una botella. Sobre el tipo de decoración fue

mayormente incisiones que tuvieron de ancho entre 2 a 4 mm.y los motivos de la

decoración fueron: líneas semi circulares, rectas, círculos concéntricos, tramados,

quebradas en ángulo agudo y obtuso, en forma de grano, líneas que se separan de otra

(como las ramas de un árbol) y sinuosas. También es importante un fragmento que tuvo un

relieve con muchas incisiones finas sobre éste. En los diseños reconocibles sobresalen una

imagen parecida a un maní (¿?) o la punta de un colmillo, que es bastante parecida a las

imágenes que separan los motivos principales que aparecen en el atrio de Garagay.

También la aleta de un pez, un fragmento escultórico (el único de La Florida) de la cabeza

de un ave y un fragmento del borde de un cuenco pequeño de borde convergente con el

diseño en incisión de la cabeza de una serpiente que corresponde a la 5ta fase de

remodelación del montículo BD4. En los registros también se señaló que se encontraron

varios fragmentos con este tipo de decoración, incluyendo uno de esta misma fase de

remodelación cuyos rasgos incisos estuvieron pintados de crema. El registro menciona que

también se ubicó una figurina antropomorfa en la 1era fase de construcción del montículo.

Acerca de la cerámica que Mejía encontró en la base del cuerpo central podemos

decir que aunque es un conjunto bastante pequeño de fragmentos pareciera vincularse con

la cerámica de la 1era Fase Constructiva del Montículo BD4 por similitudes en los diseños

de las incisiones. Este conjunto es interesante ya que fue el único conjunto cerámico que

hemos podido analizar del cuerpo central. El acabado de superficie fue pulido para todos

(hasta brillante). Casi todos los fragmentos pertenecieron a vasijas cerradas (probablemente

ollas sin cuello) y las decoraciones hechas con incisiones tuvieron las formas de líneas

circulares o semi circulares, rectas y sinuosas. También hubo algunos círculos concéntricos,

416
con silueta de banana, granos, cuadrados y trapecios concéntricos. También resalta una

imagen que pareciera la aleta de un pez. Es importante mencionar que contemporánea a

esta cerámica fue la vasija pequeña color rojizo de 2 picos divergentes y asa puente. Por

fotos de fragmentos que provinieron de esta zona pero que no llegamos a encontrar o

analizar sabemos que hubieron “patas” de vasijas trípode o tetrápode, ollas sin cuello de

borde engrosado y bases planas, siendo interesante que estos últimos fragmentos tuvieron el

acabado de superficie burdo, a comparación de los cuerpos decorados que fue pulido.

Pasando a otros aspectos, es probable que durante esta fase se empezara la

edificación de varios montículos del complejo Amancaes. Al parecer por el volumen de la

fuerza laboral utilizada para iniciar la construcción del cuerpo central y de construir el

montículo BD4 se tenía el suficiente excedente laboral para dirigirlo hacia esas empresas y,

por ende, hubo un grupo de personas que planificó, dirigió y se benefició de la construcción

de éstas edificaciones. Creemos que la agricultura era practicada en una escala mayor y que

inclusive existieron canales cuyas bocatomas estuvieron en el río Rímac y que permitieron

regar las tierras donde se ubicó el complejo Amancaes. Otro problema importante es lo que

concierne a la aparición de la cerámica. Esta cerámica es de una manufactura avanzada, lo

que descarta el hecho que haya sido una invención de la gente de la zona. Al parecer

provino de otra zona ajena al valle del Rímac, pero cuya manufactura fue rápidamente

aprendida por la población, al grado que notamos que hubo cerámica fina (¿de la élite

gobernante o para las ceremonias religiosas?) y cerámica más burda, que se encontró en la

zona del parque Juan Ríos y que estuvo relacionada con pobladores comunes.

Podemos afiliar a este período la ocupación del Montículo I del complejo

Amancaes, ubicado cerca del extremo noreste del brazo derecho. Esto sería una prueba que

417
el complejo Amancaes comenzó a ser construido (al menos este montículo o quizás los

montículos más cercanos al templo en U) durante esta época.

Marcando el límite entre las fases Amancaes y El Bosque está la primera deposición

de arena amarillo-verdosa, que probablemente fuera producida por deposición eólica, lluvia

o avenida de agua. Esta capa estuvo situada cubriendo la superficie del piso CAT3PA que

fue el piso del primer nivel de la plataforma JR2. En el cuerpo central podría relacionarse

con esto las capas D de los cortes B y A de Mejía, y al parecer el Nivel 1 de la capa D del

Corte C-1 (se sitúan estas capas entre la Primera y Segunda ocupación del cuerpo central)

pero al ser de arcilla compacta dejan la duda al respecto. Otro fenómeno natural que al

parecer dejó evidencias en la zona fue un terremoto que destruyó los muros que definían la

plataforma de la 3era fase constructiva del montículo BD4 (específicamente los muros 3ME

y 7MA que definían los lados oeste y este de la plataforma). Es probable que este sismo

haya ocurrido durante el transcurso de la fase Amancaes debido a que después de este

suceso en la 6ta fase de remodelación del montículo BD4 se cubren todas las estructuras de

rellenos para conformar un montículo más grande (un sismo no hubiera hecho eso con

estructuras enterradas).

Fase El Bosque (1500 – 1200 a.C.)

Este período tiene su límite en el tiempo con la fase Amancaes en la primera

deposición de arena amarillo-verdosa. Relacionada con esta capa de arena estuvo el entierro

secundario hallado en la plataforma JR2 en el área del parque Juan Ríos. Los restos

desordenados e incompletos del hombre adulto (lo que evidencia que fue un entierro

secundario, es decir que trajeron el cuerpo o los huesos de otro lado) fueron depositados

sobre la capa de arena amarillento-verdosa lo cual prueba que la deposición de esos huesos

ocurrió después de producirse la deposición de esta arena. Las osamentas estuvieron

418
asociadas a ceniza, basura arqueológica, huesos de animal (al parecer mamífero) y

fragmentería de cerámica incisa, mayormente fina y poca utilitaria138. Cubriendo este

importante contexto estaba una capa de cantos rodados pequeños y de tierra arcillosa. Este

hallazgo pudo estar relacionado con el fenómeno natural que produjo la capa de arena y

también con el inicio de la construcción del segundo nivel de la plataforma JR2.

En líneas generales lo que caracteriza esta fase es el inicio de la construcción de las

construcciones de piedra del cuerpo central que pertenecen a la Segunda Ocupación.

Empezaron construyendo al parecer una base de barro para esta fase de construcción de la

pirámide, en la cual en algunos perfiles de Mejía encontró éste adobes cúbicos y elipsoides

(al parecer conformando muros). Posteriormente se empezó la construcción de una

plataforma baja nuclear (plataforma 0) en dos momentos y después se le añadió 3

plataformas más, en sus flancos oeste, este y sur (01, 02 y 03 respectivamente). Colindante

con el muro de piedra que delimitaba la plataforma 01 hacia el norte Patterson encontró los

vestigios de una vivienda de quincha que tuvo varias fases de remodelación, de la cual sacó

una abundante colección de fragmentos de cerámica y en donde se ubicaron otros

artefactos139. De su último piso se extrajo un fechado, el GX-0456, el cual calibrado

retrocede a un intervalo de 2450 a 1650 a.C. (con un 95.4% de probabilidad) en el cual se

ubicaría el tiempo en que se había terminado de construir la plataforma 01. En el caso del

parque Juan Ríos se construyó el “2do nivel” de la plataforma JR2 y se amplió

considerablemente la JR3. En estas ampliaciones de la plataforma JR3 hubieron algunos

hallazgos importantes asociados: el “horno” de cal con inclusiones de conchas choro

138
Lo cual sería la prueba concreta de su filiación formativa y el hecho de haber más cerámica fina indicaría
una cualidad importante y ritual del contexto.
139
Piedra de moler con manchas de pigmento rojo, figurinas de arcilla cocida, piruro de piedra inciso, plato
oval hecho de hueso de mamífero marino, etc.

419
calcinadas asociado a una valva de choro cubierta de pintura roja, cerca hallaron otra valva

de choro con pintura roja carmín y unos tubitos de caña carbonizados que contenían un

color rojo violáceo. También se halló un hueso de ave trabajado de forma tubular con

huellas de incisión burilada burda junto con una semilla carbonizada de lúcuma. Habría que

agregar una valva más de choro con pintura verdosa.

En lo que respecta a la cerámica es importante reparar en el cambio de los

porcentajes de los grupos cerámicos que hay entre la cerámica de las fases 3 y 4 del Parque

Juan Ríos. En la cerámica de la Fase 3 (que pertenece a la fase Amancaes) son mayoría los

grupos cerámicos La Florida Marrón rojizo y Marrón grisáceo que La Florida Marrón, pero

en la Fase 4 el grupo cerámico La Florida Marrón es mayor, siguiendo siendo así en la

cerámica de la Fase 5. Tenemos la impresión que junto con este grupo cerámico otro que va

tomando importancia es La Florida Negro. La cerámica de este período corresponde a la

cerámica de la fase 4 de las estructuras del parque Juan Ríos. Mencionando las principales

características de este conjunto está que la superficie es mayormente pulida con engobe,

siendo de los bordes mayormente bruñido. El color de la superficie fue naranja, negro,

marrón, marrón oscuro y marrón claro. La forma de la vasija fue en los casos de los cuerpos

y de las bases al parecer de vasijas cerradas y en los bordes fue de 2 ollas sin cuello (de

borde convergente y engrosado y el otro de borde convergente y labio con ojiva interior), el

cuenco fue de borde divergente y el otro borde fue de una botella de pico recto alargado.

Sobre las bases casi todas fueron planas a excepción de una que fue semi convexa. La

decoración que tuvieron los cuerpos fue de incisiones con formas de grano, círculos

concéntricos, relieves circulares y líneas rectas.

420
Fase Villacampa (1200 – 1000 a.C.)

Esta fase correspondería a la etapa de mayor volumen constructivo de Huaca La

Florida y del complejo Amancaes. La característica más importante es que se realizaron las

3 últimas fases constructivas del cuerpo central y se cubrieron de rellenos el montículo BD4

y las estructuras del Parque Juan Ríos para construir montículos más elevados. No sólo el

templo en U de La Florida adquirió su fisonomía final (cuerpo central con núcleo

sobreelevado con atrio, dos alas laterales, vestíbulo, dos brazos prolongándose hacia

delante) sino que se agregaron en la plaza central del sitio las 2 plazas circulares de los

montículos PC3 y PC4 y se construyó el zócalo de piedra hallado en la Excavación 2 de

Muelle en 1962 que fue la continuación en la plaza de un geoglifo que cruzó la pampa de

Amancaes y llegó hasta el inicio de la falda del cerro Segundo.

En el volumen ya construido del cuerpo central se añaden las plataformas F1, G, D1

y E que conformaron las dos alas laterales. Posteriormente se construye la plataforma A, en

donde se ubicó el atrio y la escalera frontal. También se construyeron el vestíbulo y la

plataforma B. Finalmente la última fase de remodelación fue la construcción de la

plataforma F2 (ala izquierda) y F1 (ala derecha) con lo cual el cuerpo central adquirió su

última fisonomía. En lo que concierne a las estructuras del Parque Juan Ríos se cubrieron

con rellenos de cantos rodados140 y de piedra angulosa141. Al parecer en la capa de relleno

de canto rodado encima de la plataforma JR2 hubo estructuras circulares hechas de piedra,

quizás provisionales para realizar algunas ceremonias. También se encontró entre el relleno

de cantos rodados y la siguiente capa de tierra que conformaron el relleno para construir

encima el montículo E la segunda capa de arena amarillo-verdosa. En el Montículo BD4 se

140
En el caso de las plataformas JR1 y JR2 para construir encima el Montículo E del complejo Amancaes.
141
Para proseguir construyendo la plataforma JR3, en la cual se hizo su última fase de crecimiento.

421
cubrieron todas las fases constructivas anteriores con rellenos de piedra y tierra para

elaborar una plataforma más elevada142.

Es importante mencionar que las estructuras de piedra circulares y el zócalo de

piedra que era la continuación del geoglifo (se hablaría probablemente de 2 zócalos de

piedra) estarían relacionados con la Fase 4 de la Segunda Ocupación del cuerpo central.

Pensamos esto debido a que es durante esta fase que se añaden al cuerpo central una serie

de edificaciones del núcleo (la plataforma B, el vestíbulo, la plataforma A y los hipotéticos

atrio y escalera central) que habrían servido para definir o trazar los dos geoglifos presentes

en la pampa de Amancaes y su continuación en la plaza central del templo en U como dos

zócalos de piedra que se alinean con ambos lados del hipotético atrio que estuvo dispuesto

en la plataforma A del núcleo. Pensamos que la construcción de estos zócalos y de la plaza

circular del montículo PC3 situada en medio de éstos y en medio de la plaza del sitio se

hizo proyectando visuales desde el atrio, una vez que éste se construyó. La plaza circular

del montículo PC4 se correspondería con esta fase y finalmente afiliándose con la Fase 5 de

construcción del cuerpo central estaría el segundo momento de ocupación del PC4.

En cuanto a la cerámica correspondería a la de la Fase 5 del Parque Juan Ríos. La

superficie externa es mayormente pulido con engobe, habiendo algunos alisado fino con

engobe y algunos bruñidos (sobre todo los bordes), siendo el color mayormente marrón,

con algunas tonalidades, habiendo algunos fragmentos color negro y crema. En cuanto a las

formas casi todos los cuerpos fueron de vasijas cerradas de forma indeterminada (uno fue

de una vasija escultórica). En cuanto a los bordes la mayoría fue de ollas sin cuello, siendo

las formas mayormente de borde recto y labio engrosado, de borde convergente y labio con

ojiva interior y de borde convergente no engrosado. En menor número hubieron de borde

142
Es posible que en esta fase de construcción el montículo se haya unido al BD2.

422
convergente y engrosado, de borde convergente y engrosado por el lado interno y de borde

convergente y con unión discontinua con el cuerpo. Hubo también cuencos de borde

convergente y divergente (algunos con engrosado al interior). También botellas de pico

recto y alargado, de pico y borde recto y de pico recto y borde divergente. También hubo la

presencia de ocarinas. En cuanto a las bases todas fueron planas, a excepción de una que

fue anular (cóncava pero con una protuberancia al medio). En cuanto a la decoración que

tuvieron los cuerpos fueron todas incisiones y los diseños fueron líneas semicurvas, rectas,

quebradas en ángulo agudo y obtuso, círculos concéntricos y en forma de granos. Otro

fragmento presenta una especie de “cresta”. Otro presenta una decoración de superficie que

consiste de un relieve que alterna crestas curvas con depresiones cóncavas. Hubo también

la decoración que denominamos “incisión fina sin orden” y un fragmento fue al parecer

parte de una vasija escultórica, pues es una especie de “bulto” de cerámica.

Creemos que durante la fase Villacampa el templo en U de La Florida y el complejo

Amancaes llegaron al máximo nivel de desarrollo e importancia política, económica y

religiosa. Es probable que una vez configurada la volumetría final de Huaca La Florida se

erigiera a poca distancia de allí y siendo parte del Complejo Amancaes el pequeño templo

en U de Los Manzanos.

Da la impresión que finalizada esta fase, hacia los 1000 a.C. se abandona el templo

en U (y probablemente todo el complejo Amancaes) por causas que aún desconocemos.

Podrían haber jugado una serie de factores climáticos (Niños), auge de otros templos en U

(como Garagay, cuyo desarrollo pudo eclipsar La Florida), invasiones, etc. pero hasta el

momento son sólo conjeturas. En realidad desconocemos a ciencia cierta los factores que

desencadenaron el abandono de todo este centro ceremonial, cosa que sorprende porque

sucedió inmediatamente después de su mayor desarrollo.

423
CAPITULO XII

DISCUSIÓN DE LA PROPUESTA DE SECUENCIA: IMPLICANCIAS

PROCESUALES DE LA SECUENCIA ESTABLECIDA EN RELACIÓN A HUACA

LA FLORIDA Y A LA ARQUEOLOGÍA DE LA COSTA CENTRAL DURANTE EL

PERÍODO FORMATIVO

En este último capítulo discutiremos las implicancias procesuales que tiene la

secuencia que hemos planteado para el sitio de La Florida con el complejo Amancaes y con

el estado actual de los conocimientos de la arqueología de la costa central durante el

Período Formativo.

12a. Implicancias procesuales de la secuencia establecida con el sitio Huaca La

Florida y con el Complejo Amancaes.

Cuando redactamos el estado de la cuestión de los conocimientos que se tienen

sobre el templo en U de La Florida en el capítulo 3 planteamos una serie de preguntas que

nuevamente pasamos a detallar ¿Por qué surgió este monumento en ese lugar? ¿Por qué fue

adoptando con el tiempo la forma en U? ¿Qué papel jugó La Florida en la vida de las

sociedades que la edificaron? ¿Qué naturaleza tuvo? ¿Cómo se organizó la sociedad de

entonces para construirlo? ¿Fue un aparato coercitivo el que obligó a la gente a erigir el

monumento o fue un consenso entre los pueblos de la zona? Y por último ¿Por qué fue

abandonado? Creemos que con la investigación realizada y con sus resultados podemos

tratar de contestar hasta donde se pueda varias de estas interrogantes.

Las implicancias procesuales que tiene nuestra secuencia de 4 fases para la historia

arqueológica de Huaca La Florida y del Complejo Amancaes son bastante profundas. Para

424
empezar esta la cuestión cronológica. Por nuestra secuencia se establece que la ocupación

humana de la zona empezó con anterioridad a los 1800 a.C. y que esta primera etapa de

ocupación (Fase San Jerónimo) fue precerámica. Aunque no podamos definir el límite más

temprano de esta fase o período es posible que haya tenido una magnitud en el tiempo

considerable. Es probable que para ésta época existiera ya un poblado permanente en la

zona, que subsistió a través de una horticultura incipiente, explotó los recursos del río y que

utilizó la recolección y la caza en las lomas de los cerros vecinos (las lomas de Amancaes).

Hay la posibilidad, porque no tenemos evidencia en contra para descartarlo, que desde esa

lejana época existiera una estructura monumental pública de fines religiosos,

probablemente en el actual sitio del cuerpo central. Esta ocupación precerámica ya estaba

intuida por Patterson (1985:65), por Williams (1978-80:106) y por Engel (1987:89) y

creemos que tenemos la evidencia tangible para probarla.

Ya en la Fase Amancaes encontramos 2 cosas importantes en el registro

arqueológico: la aparición de la cerámica y de la arquitectura monumental. También podría

decirse que ocurrió un incremento en las construcciones “domésticas” de los alrededores

(evidenciado en las construcciones del parque Juan Ríos). En este período es que empieza a

construirse el templo en U propiamente dicho de Huaca La Florida. Es probable que la

estructura de adobitos primigenia que existiera en la zona143 tuviera ya la disposición en

planta de un templo en U: el cuerpo central con un núcleo y dos alas laterales144 y dos

brazos laterales que llegaban al menos hasta la altura del Montículo BD4145. Si esto es así,

entonces creemos que como había planteado Williams “La unidad en las formas

143
Algo que avalaría esto es el hecho que la primera fase constructiva de Mina Perdida registrada por Burger
y Salazar fue una pequeña plataforma de 3 m. de alto hecha de adobitos sobre el terreno estéril (2009:53 y
54).
144
Mejía ubica debajo del ala derecha muros de adobitos.
145
Las primeras fases constructivas de este montículo, sobre todo su Fase 2 tuvo adobitos en su arquitectura.

425
arquitectónicas a través de un territorio extenso, representa difusión paralela (en el mismo

espacio) de elementos supraestructurales, de liturgia, de cosmovisión, etc.” (Williams,

1983:410-417), es decir, el culto o religión que fue practicado en estos templos en U estuvo

presente ya desde la fase Amancaes, desde las primeras fases constructivas de La Florida.

Nos preguntamos si este culto no es el que Villar Córdoba pretendió identificar en Huacoy

con el dios Con, con la filiación toponímica (Villar Córdoba, 1935:172). Algo relacionado

con esta discusión es el hecho que varios investigadores señalaron que La Florida fue el

primer templo en U del Rímac y que su antecesor en la zona fue El Paraíso (Patterson,

1971:198). Por los fechados de El Paraíso nos llama la atención que las etapas de ocupación

de éste sitio estuvieron durante el segundo milenio a. C. (entre los 2000 a 1000 a.C.) con lo

cual prácticamente lo haría contemporáneo con La Florida. Aún así creemos que El Paraíso

fue empezado a construir antes que La Florida y que fue abandonado antes del abandono de

ésta. Éste planteamiento guardaría relación con la idea discutida por nosotros en el estado

de la cuestión de que La Florida fue el sitio en que se “definió” por primera vez el patrón en

U en el valle del Rímac y posiblemente en la costa central. Es probable eso, aunque la

cercanía a El Paraíso de otros templos en U (Chuquitanta A, Chuquitanta B, Infantas,

Condevilla Señor A, B y C, etc.) hacen posible que hayan estado en el momento del inicio

de su ocupación entre El Paraíso y La Florida.

La cuestión de la aparición de la cerámica en la zona también es otra cuestión clave

en esta problemática. Creemos que sobre todo por el detalle del acabado de la superficie

ésta cerámica no fue una invención del valle sino que el invento provino de un área externa

al sitio o a la zona. También creemos que su aparición influyó de alguna forma en el

desarrollo de la población, puesto que coincidió con el inicio de la arquitectura monumental

en el lugar. La fase El Bosque (1500 – 1200 a.C.) definió el inicio de la arquitectura masiva

426
de piedra en el cuerpo central. Es importante reparar en el cambio progresivo de mayor

frecuencia de tipo de material en las construcciones. En la fase Amancaes se usó al parecer

con mayor frecuencia el adobe, pero en El Bosque el mayor uso fue de piedra canteada

unida con argamasa de barro. Este fenómeno fue observado por Burger y Salazar también

en Mina Perdida (2009:43). La pregunta que surge es: ¿Qué significó ésta sustitución de la

mayor frecuencia en uso del tipo de material constructivo? Nosotros nos aventuramos a

proponer que el cambio de uso del barro o arcilla para la fabricación de adobes a la

explotación de las piedras de los cerros vecinos para la confección de piedras canteadas o

semi canteadas significó que la población decidió explotar las canteras de los cerros

vecinos debido a que dispuso de mayor cantidad de personas para estos fines y que quiso

construir con mayor celeridad el templo en U. Pensamos esto porque al sacar un pedazo de

piedra de la cantera ubicada en el cerro puede ser transportado y puesto casi

inmediatamente en el relleno o en el muro146, en cambio al fabricar adobes debe hacerse

cerca de una fuente de agua constante y el adobe demora cierto tiempo en secar al sol.

Creemos que la sociedad tuvo la necesidad de construir más rápido sobre todo el cuerpo

central, dispuso de mayor población y se dio cuenta que más rápidamente lo construirían

explotando las piedras de los cerros que fabricando adobes. Pero ésta es una hipótesis que

exige mayores investigaciones para su validación o descarte. Por último en la fase

Villacampa (1200-1000 a.C.), Huaca La Florida llega a su máximo volumen constructivo,

las edificaciones en el Montículo BD4 (y por ende creemos en todo el brazo derecho) junto

con las pequeñas plataformas del área del actual Parque Juan Ríos se cubren de rellenos

para construir estructuras masivas de muros de retención de piedra canteada, que

146
A no ser que se disponga en la cara del muro y por ello deba de ser trabajado (canteado) para que exhiba
una cara plana.

427
aumentaron en volumen considerablemente a todas las edificaciones. Esto pensamos

significó un aumento más grande en comparación de la fase anterior de la cantidad de mano

de obra dirigida a construir todas estas construcciones. Sumado a que probablemente el

resto de montículos del complejo Amancaes hayan aumentado en volumen de crecimiento

nos hace pensar que es probable que para esta época se haya producido cierta coerción por

parte de alguna autoridad que dirigió todos estos trabajos147. Algo importante es que es

recién durante esta fase Villacampa que el templo en U de La Florida configura el patrón

que Williams había definido (1971:1), sobre todo para el cuerpo central: núcleo con dos

alas laterales, dos plataformas más pequeñas de planta cuadrangular en el extremo de cada

ala148 y en el frontis del núcleo un vestíbulo, una escalera que sube a un atrio y una pequeña

plataforma en la parte posterior al atrio. Tanto el atrio como esta pequeña plataforma se

establecían en todo un tronco de pirámide dispuesto encima de la base del núcleo, mucho

más amplia, que en el caso de La Florida denominamos Plataforma A. Al terminar de

definirse el patrón de templo en U definido por Williams creemos que se estableció y/o

configuró firmemente en el valle bajo del Rímac el culto religioso que se practicó en los

templos en U. Aunque hay la posibilidad que desde los inicios de la construcción del

cuerpo central (en la fase Amancaes) hayan estado definida algunas características

importantes de este patrón (núcleo, alas laterales, escalera) creemos que es posible también

que algunos de estos elementos arquitectónicos hayan aparecido con el tiempo y con las

sucesivas remodelaciones que tuvo el cuerpo central (como son el atrio, el vestíbulo y las

dos pequeñas plataformas cuadrangulares en los extremos de cada ala). De todas formas eso

sólo se corroborará con futuras investigaciones.

147
Inclusive la edificación de un segundo templo en U, Los Manzanos, al sureste de La Florida.
148
Este no fue un detalle definido por Williams sino por nosotros durante esta investigación.

428
Aparte de definirse la volumetría final del cuerpo central de La Florida se

construyeron algunos elementos arquitectónicos importantes en la plaza central. Así se

proyectó desde los dos lados del hipotético atrio que estuvo en el frontis del núcleo dos

líneas hacia el este que cruzaron la plaza central, líneas en las cuales se construyeron 2

zócalos de piedra que al parecer prosiguieron más al este que el área final que tuvo la plaza

central, cruzaron la pampa de Amancaes149 y llegaron hasta las mismas faldas del Cerro

Segundo. En medio del trazo de éstos 2 zócalos se construyó la pequeña plaza circular

hundida del montículo PC3 y es probable que también haya existido una debajo del

montículo PC2 (que también se encontraba en medio del trazo de los 2 zócalos),

construyéndose también la plaza circular del montículo PC4150. La pregunta que surge es

¿Por qué se construyeron éstos zócalos que dividieron la plaza central en dos lados

simétricos y que enmarcaron un “camino” al centro de ésta? ¿Y por qué se construyeron

éstas 2 (posiblemente 4) plazas circulares hundidas en el área de la plaza? ¿Qué clase de

ritualidad justificó la construcción de estos elementos y que actividades se realizaron en

éstos? No es la primera vez que se reportan estos tipos de elementos en las plazas centrales

de templos en U. Ravines e Isbell para el caso de Garagay mencionan literalmente: “La

gran plaza incluye, sin embargo, otras más, de dimensiones y características aún no

definidas totalmente. Cabe destacar aquí una pequeña plaza cuadrangular, abierta

también hacia el norte, determinada por el cuerpo central de la estructura A y por las

estructuras D y E. Hacia la parte media aparecen al menos dos plazas circulares hundidas,

que siguen el eje este-oeste de los montículos A y C y de los que a su vez son parte

149
En este trayecto no sabemos si siguieron siendo zócalos de piedra o sólo fueron 2 líneas trazadas en la
arena, como 2 geoglifos como se nota en la foto aérea del SAN de 1944.
150
Hay la posibilidad que haya existido otra frente al montículo PC4 en el lado oeste de la plaza, con lo cual
hubieran sido simétricas.

429
integrante. Hipotéticamente un gran camino ceremonial debió haber conectado todas estas

diversas estructuras y plazas. Una parte de este camino debe haber accedido al complejo

desde el norte, llegando hasta la plaza cuadrangular menor que funcionaba como un

vestíbulo que controlaba el acceso a la pirámide central B.” (Ravines e Isbell, 1975:257)

(El resaltado es nuestro). Creemos que estas descripciones refieren a estructuras similares a

nuestros zócalos de piedra descubiertos en la plaza central de La Florida, siendo bastante

similar a éstos la parte resaltada por nosotros del texto de Ravines e Isbell. También en

Cardal Burger y Salazar definen una serie de estructuras bastante semejantes en la plaza

central del sitio: “Se observó la existencia de un camino ceremonial que cruzaba el eje

central del sitio de norte a sur y las dos zonas de plazas, para terminar al pie de la plaza

central.” (Burger y Salazar, 1992:130). Mencionan que este camino dividía dos zonas de

plazas situadas al este de la plaza central del sitio. La zona más oriental eran 2 plazas

cuadrangulares divididas por este camino con pequeñas estructuras circulares de 3,6 m. de

diámetro situadas en las dos esquinas al costado del camino. La zona siguiente hacia el

oeste tenía un muro de piedra que era de trazo perpendicular al “camino ceremonial” y se

situaban cerca de éste 2 plazas circulares de 11 m. de diámetro interno dentro de pequeñas

plataformas cuadrangulares. Creemos que estos elementos arquitectónicos presentes en

Cardal que son las bases de columna circular y las plazas circulares de la primera y segunda

zona de plazas respectivamente son relacionables con la estructura o plaza circular del

montículo PC3 y la plaza circular del montículo PC4 de La Florida respectivamente.

Aunque la plaza circular PC4 de La Florida sea más pequeña (el diámetro total fue de 6,80

m.) la ubicación es similar en relación a todo el conjunto con las plazas circulares de la

segunda zona de plazas de Cardal151. Quizás fue algo común para los templos en U tener en

151
Lo que sería una evidencia más que respaldaría la existencia de 2 plazas circulares simétricas en la plaza

430
sus plazas una serie de “caminos ceremoniales” que se proyectaban en geoglifos hacia

colinas, cerros u otro tipo de lugares. Esto nos hace recordar la hipótesis de Roselló, la cual

mencionaba que para la edificación de cada templo en U y para el trazado del eje del

sitio152 se necesitaba haber trazado geoglifos en el terreno. Esto lo menciona de esta forma:

“Los ejes de estos Centros Ceremoniales son efectuados en base al Sistema astronómico,

que utiliza Sol y estrellas. Para el entendimiento de la función de las Rayas estelares y

líneas solares me remito a mis trabajos de 1986 y 1988.” (Roselló, 1997:36 y 37) y

también “¿Qué significa esta presencia conjunta de Centro Ceremonial y sitios con

Rayas cercanas? Esto es debido a que las Rayas son absolutamente necesarias para

establecer el eje principal que gobierna a todos estos Centros Ceremoniales con el Sistema

obtenido en Cantogrande, primero que la edificación del Centro es necesario obtener el

ángulo que va a proporcionar el eje estelar con la ayuda de una línea solar. Ello es más

factible en una pampa.” (Roselló, 1997:37). De todas formas nuestro planteamiento es

contrario al de Roselló. Creemos como él que hay geoglifos asociados a los templos en U,

pero no que fueron usados para construirlos sino que se hicieron después de la construcción

del mismo, trazándose en el terreno por visuales lanzadas desde determinadas partes de los

ambientes arquitectónicos del templo (en el caso de La Florida desde el atrio).

Otra cuestión importante es la que concierne al resto del complejo Amancaes, es

decir, con los montículos situados al este, sur este y sur del templo en U de La Florida y

con la serie de construcciones situadas en las cimas de los cerros que rodean toda esta zona

por el norte y noreste ¿Qué fue en realidad el complejo Amancaes? ¿Llegaron a funcionar

central de La Florida.
152
Entiéndase la línea imaginaria que dividía en 2 la plaza central y el cuerpo central, pasando por en medio
del vestíbulo, la escalera central, el atrio y la plataforma situada a la espalda de ésta, “partiendo”
(literalmente) en 2 al sitio.

431
todas sus estructuras juntas en un determinado momento? ¿Fue un gran centro ceremonial

que enmarcó al templo en U de La Florida? Y llegando aún más lejos ¿Llegó a conformar

una especie de urbe andina temprana? Creemos que son preguntas que lamentablemente no

llegaremos nunca a contestar debido a que casi todo este complejo fue arrasado por la

urbanización del distrito del Rímac, lo cual no sólo es una pérdida más irreparable para el

extraordinario patrimonio arqueológico peruano sino que nos impide llegar a una

comprensión real de lo que fuera este sitio. De todas formas por los datos que tenemos para

los montículos I y E más los datos de la plataforma JR3, da la impresión que cada

montículo del complejo tuvo una historia constructiva similar sobre todo al montículo E y,

lo más importante, es que quizás la mayoría de los montículos (por no decir todos) fueron

ocupados desde la fase Amancaes (hasta es posible desde la fase San Jerónimo). Si esto

fuera así, nos inclinamos a pensar que todo este complejo de montículos que incluyó el

templo en U de La Florida fue desde la fase Amancaes como mínimo un centro ceremonial

planificado. Esta es la primera evidencia tangible que un templo en U de gran envergadura

fue construido enmarcándose dentro de todo un sistema de montículos. Pensamos que el

templo en U de Los Manzanos fue construido durante la fase Villacampa porque fue

construido a imitación de La Florida, teniendo su mismo eje de orientación. La magnitud de

varios de estos montículos (como los L y G, comparables en área incluso con el cuerpo

central de La Florida) nos hace pensar que la inversión de mano de obra fue tan fuerte

como el invertido en el mismo templo en U de La Florida. Es probable también de que

existieran plazas y caminos entre estos montículos, y quizás también viviendas comunes

como las excavadas por Muelle en el parque Juan Ríos en 1957. Al imaginar todo un gran

complejo de montículos con muchas viviendas rectangulares en los espacios entre éstos con

plazas lo primero que se nos ocurre es una ciudad, una urbe andina. De todas formas para

432
una afirmación de semejante naturaleza se necesita mucha mayor evidencia, pero es una

extrapolación sugerente. Para terminar con este punto, las construcciones de piedra situadas

en las cimas de los cerros Arrastre Bajo, San Jerónimo, Observatorio y Las Ramas153 a

nuestro parecer son parte del complejo Amancaes, con mayor razón debido a que se detectó

cerámica formativa en el cerro Las Ramas en los sitios Cerro Gramal, Cerro Santa Rosa y

Cerro El Altillo (Chamorro, 2003:21-23) y también porque en la cima del cerro San

Jerónimo se encontró un asentamiento de muros de piedra canteada, junto con la serie de

plataformas en toda la cresta que se dirige al abra entre este cerro y el Arrastre Bajo. Llama

la atención la escalera de piedra situada también en esta cresta muy cerca de la cima de este

cerro y que estaría relacionada con este asentamiento. Creemos que, más que sitios

domésticos, fueron lugares de culto y significado religioso, debido a que se situaron en la

cima de estos cerros donde la visibilidad es muy buena, no sólo de Huaca La Florida y de

todo el Complejo Amancaes sino de prácticamente todo el valle bajo del Rímac y de parte

del valle del Chillón. Además de eso, se añadiría el detalle que los dos templos en U del

complejo, La Florida y Los Manzanos, se orientan hacia 2 cerros donde posiblemente

también existan estructuras tempranas en su cima: Segundo y Observatorio

respectivamente. De todas formas, el hecho que varios templos en U estén orientados o al

menos uno de sus brazos hacia cerros o colinas rocosas en cuyas cimas se encuentren

estructuras de piedra (como para Chacra Socorro A y Garagay) refuerza el hecho que las

estructuras situadas en estas cimas y sobre todo las de la cima del cerro San Jerónimo sean

también del Formativo, lo que reforzaría que el culto practicado en estos templos en U

estaría relacionado con las montañas o colinas rocosas más cercanas a éstos, quizás como

153
Es probable que haya existido también ocupación formativa en el San Cristóbal debido al hallazgo de
cerámica formativa (Roselló, 1997:xii).

433
un culto a los apus de la zona. En el caso de La Florida, estaría relacionado con el cerro San

Jerónimo. Llama la atención también que La Florida está orientado hacia una quebrada

desértica (en este caso la pampa de Amancaes) al igual que Pampa de Cueva y otros

templos en U.

Creemos que fue al final de la fase Villacampa (hacia los 1000 a.C.) que el templo

en U de Huaca La Florida y todo el Complejo Amancaes es abandonado. Las razones de

ello con el estado actual de nuestros conocimientos no podemos responderlas de una forma

satisfactoria. Pero llama la atención que haya sido inmediatamente después de la época de

mayor esplendor que todo un centro ceremonial se abandone, al parecer de forma

intempestiva. De todas formas, podemos señalar algunas hipótesis. Llama la atención que

esa fecha coincida aproximadamente con la fase de ocupación del cuerpo central de

Garagay que se ha denominado “Templo Tardío”154, fase en la cual por los datos de las

excavaciones de Ravines se remodeló el atrio del cuerpo central, cubriéndose los antiguos

frisos y elaborándose una nueva galería de ellos (Ravines e Isbell, 1975:264). Es probable

que el crecimiento en prestigio y poder de Garagay haya crecido con el consiguiente

debacle de La Florida. De todas formas, en nuestra investigación anterior (Fuentes,

2007:37) determinamos que el inicio de la construcción de Garagay debió producirse hacia

los 1700 a.C., cuando La Florida estaba en su fase Amancaes, y que desde ese período La

Florida todavía aumentó su volumen constructivo en todas sus edificaciones. Pero Garagay

siguió siendo ocupado (y aumentó al parecer su volumen constructivo) después del

abandono de La Florida hasta el 900-800 a.C.155. Hay la posibilidad que con el tiempo

154
Con la calibración hecha los fechados de Garagay señalan aproximadamente ese momento (Fuentes,
2007:37).
155
Fecha en que varios investigadores han postulado desastres naturales: Niño (Elera 1993, 1997), terremoto
(Rosselló, 1997:55-56), maremoto (McK Bird, 1987:295-296).

434
Garagay haya sobrepasado en prestigio a La Florida en los cultos y/o actividades realizadas

allí, pero habría que considerar que en esas lejanas épocas pudieron darse otro tipo de

relaciones entre ambos centros, inclusive hasta conflictos. Una relación semejante es

observada en Lurín entre los templos en U de Mina Perdida, Cardal y Manchay Bajo

(Burger, 2009a:27-28) ya que los templos en U de Mina Perdida y Cardal coexisten durante

un período de tiempo (1150-900 a.C.) (Burger y Salazar, 2009:56). Estos autores incluso

lanzan una hipótesis interesante que refiere que la construcción de Cardal se hizo debido al

aumento demográfico de las comunidades de Mina Perdida, y que un grupo de la población

de ésta se separó para fundar Cardal y habitar en ese sector del valle (Burger y Salazar,

2009:58). Esto nos hace pensar que es probable que Garagay haya sido fundado por un

segmento de la población de La Florida que se separó de este templo en U. De todas

formas, llama la atención y es interesante la relación entre ambos sitios, debido a que son

los dos templos en U más grandes del valle del Rímac (aunque La Florida es ligeramente

más grande que Garagay) y sólo distan 6 km. uno del otro. También llaman la atención las

diferencias entre éstos156. Otras posibilidades para el abandono de La Florida y del

Complejo Amancaes serían desastres naturales (Mega Niño y terremoto), epidemias,

invasiones, etc.

Con la elaboración de esta secuencia de cuatro fases observamos que el período de

inicio de construcción de La Florida se inició hacia los 1800 a.C. y que su término fue hacia

los 1000 a.C. El lapso de tiempo que duró su ocupación fue de unos 800 años

aproximadamente. Creemos que es un lapso de tiempo coherente con los estimados que se

tienen para el tiempo de construcción y ocupación de otros templos en U: Garagay (1700-

156
En Garagay la plataforma situada a la espalda del atrio es de mayor área que la de La Florida y las alas
laterales son simétricas mientras que las de La Florida no.

435
900 a.C.) (800 años), Mina Perdida (1800-900 a.C.) (900 años), Cardal (1200-800 a.C.)

(400 años), San Jacinto (1600-200 a.C.) (1400 años). Lo que llama la atención aquí es que

el período de ocupación de La Florida es menor comparado con la amplitud de otros sitios

(como Mina Perdida o San Jacinto). Nosotros tenemos la impresión que el tiempo de

ocupación de La Florida fue mayor, y que debería extenderse hacia el pasado157 lo que no

sólo haga más antigua todavía a la fase Amancaes sino que es posible que la construcción

del cuerpo central haya empezado desde la fase San Jerónimo (es decir desde tiempos

precerámicos). De todas formas siendo conservadores decidimos elegir la ya bastante

antigua fecha de 1800 a.C. como punto de inicio de la fase Amancaes y de la construcción

del cuerpo central del templo en U de La Florida. También sobre la fecha de término hay la

posibilidad que haya seguido siendo ocupado por un período de tiempo más158. De todas

formas futuros estudios podrán esclarecer esto.

Otro tema bastante importante es la relación que hemos observado entre los cambios

de fases constructivas y de ocupación con la aparición de las capas de arena gris y amarillo-

verdosa, que pensamos pudieron estar relacionadas con fenómenos el Niño. Al menos el

primer evento del Parque Juan Ríos pudo relacionarse con un estrato similar en el cuerpo

central. Si fue así nos llama la atención que los dos primeros hayan ocurrido precisamente

en los límites de las tres primeras fases, y justo antes que se iniciaran remodelaciones

constructivas a gran escala. Inclusive el segundo evento de la arena amarillenta-verdosa

detectado en la remodelación de la plataforma JR2 para construir el Montículo E del

Complejo Amancaes fue una delgada capa de sedimento entre los rellenos de cantos
157
Esto avalaría el hecho que el fechado N-44 en años calibrados en 2 sigmas tiene un intervalo de tiempo
entre 2700 a 1600, un intervalo de 1100 años, lo cual tendría como fecha central a 2150 a.C.
158
El fragmento de cuenco MPL-1IS-8B con decoración de incisión separando dos zonas de color diferente
(bícroma) es idéntico a los que ilustra Rosas para sus fases chavinoides IV y V, lo cual sería un indicio que el
lugar pudo seguir siendo ocupado hasta después de la llegada de las influencias Chavín a la costa central
(hacia los 1000-800 a.C.).

436
rodados y de tierra que estuvo bastante cerca temporalmente del inicio de la fase

Villacampa (hacia los 1200 a.C.). Para sitios de este período hay evidencias de haberse

enfrentado a este tipo de fenómenos. Al parecer los Niños más antiguos se produjeron hacia

los 3800 a.C. (Rollins, et al. 1986) por lo cual no es descabellado que varios de estos

eventos hayan golpeado a La Florida durante su etapa de ocupación. Además Silva y Jaime

mencionan que en sus excavaciones en Huacoy notaron evidencias de avenidas de agua

desde la quebrada de Torre Blanca provocadas por este fenómeno (Silva y Jaime, 2000a:67)

y Burger señaló que los habitantes del templo en U de Manchay Bajo construyeron un

enorme muro perimetral que cerró la boca de la quebrada de Manchay para evitar la

inundación de la plaza central del sitio por avenidas de agua (Burger, 2009b:206) con lo

cual prueba que los templos en U de la cultura Manchay se enfrentaron a este tipo de

fenómenos.

Acerca de la cerámica creemos que con nuestra investigación hemos confirmado lo

que ya había sido señalado por Lanning (1960:374-378) de que el “estilo” cerámico de La

Florida guarda semejanzas bastante definidas, es decir, es bastante homogéneo. De todas

formas nuestra definición de 9 grupos cerámicos para el sitio: La Florida Marrón, Marrón

amarillento, Marrón rojizo, Marrón grisáceo, Rojo, Crema, Naranja, Gris y Negro es

importante debido a que así se han definido grupos de vasijas con un mismo color de

superficie. Las formas presentes en esta asamblea de cerámica estudiada han sido: ollas sin

cuello (dividiéndose en 7 formas), ollas con cuello (dividiéndose en 3 formas)159, botellas

(5 formas del pico), cuencos (6 formas) y platos (1 forma). Además de estas formas se

detectó una escudilla y una ocarina. Sobre los diseños que adoptó la decoración, que fue

básicamente en forma de incisiones, fueron: incisiones circulares, semi circulares,

159
Diera la impresión que esta forma es de épocas más tardías post formativo.

437
quebradas en ángulo agudo y obtuso, de círculos concéntricos, rectas, en forma de grano, de

líneas formando un entramado, de cuadrados o trapecios concéntricos, elipsoides, en forma

de herradura, de línea sinuosa, que se bifurcan de otras, incisiones curvas gruesas y el

conglomerado de incisiones pequeñas. Una segunda forma de decoración fueron los

relieves: alargado con incisión al medio, alargado con muchas incisiones finas sobre éste,

circular o protuberante, concavidad y el relieve o banda sin decoración adicional. La

muestra cerámica analizada careció de diseños complejos o de iconografía detallada del

mundo simbólico de las gentes que construyeron La Florida, sólo tuvimos 2 fragmentos con

posibles diseños de aletas de pez, 2 fragmentos con un diseño de la punta de un colmillo,

semejante a una imagen del friso de Garagay, 1 fragmento con el diseño de una cabeza y

ojo de una imagen zoomorfa, 1 fragmento con el diseño del tallo de una planta con ramas y

2 fragmentos más que a nuestro juicio tuvieron los diseños más definidos, reconocibles o

naturalistas de toda la asamblea: 1 fragmento de cuenco con el diseño de una cabeza de

serpiente y 1 fragmento con el diseño escultórico de la cabeza de un ave. De todas formas,

aunque hayamos comprobado con esta investigación la gran homogeneidad de esta

asamblea cerámica hay que tener en cuenta sus dimensiones: fueron sólo 287 fragmentos

diagnósticos analizados. Llama la atención por ejemplo que no hayamos podido detectar 2

de las 4 formas que Patterson define para la cerámica de la vivienda de quincha asociada a

la Plataforma 01 del núcleo, que se circunscribiría a la fase El Bosque160. Es significativo

también que hayamos encontrado algunos fragmentos que no se corresponden con las

características homogéneas de toda la asamblea (el fragmento bícromo MPL-1IS-8B

excavado por Santillana al oeste del ala izquierda del cuerpo central) y las ollas con cuello

del grupo cerámico La Florida Rojo. Esto nos hace pensar que hemos analizado una muy

160
Estas formas son “taza grande poco profunda” y “pequeño plato abierto” (Patterson, 1998:5 [1985]).

438
pequeña muestra de la cerámica de La Florida de sus primeras etapas de ocupación.

Creemos que futuras investigaciones enriquecerían notablemente nuestro conocimiento

acerca de la cerámica de este sitio y permitiría hacer comparaciones con otras asambleas de

cerámica temprana del área andina.

Para terminar, sólo queremos hacer una breve reflexión acerca del nivel político que

tuvo la sociedad que construyó Huaca La Florida y el Complejo Amacaes. Lanning

(1967:94) se aventuró a decir que La Florida fue la capital del primer estado de la costa

central. Creemos que una de las razones de tal afirmación fue el tamaño colosal del cuerpo

central y la cantidad de mano de obra y energía dedicada a su construcción. Otros

investigadores que se han referido a la naturaleza política de esta sociedad han sido Silva y

García (1997:221) que mencionaron que La Florida era la cabeza de una jefatura que

controló la parte “media” del valle del Rímac mientras que Garagay lo hacía con la parte

baja. Creemos que esta hipótesis se ajusta más a la realidad. De todas formas Burger

propone otro tipo de organización política para éstas sociedades: “la arquitectura

monumental temprana de esta parte del mundo fue emprendida por sociedades

organizadas con menores jerarquías que los llamados cacicazgos complejos o estados.

Tales edificaciones fueron el producto de un sistema socioeconómico basado en el trabajo

cooperativo y no en la coerción ejercida por un estrato social en el poder.” (Burger,

2009a:22). Creemos que sobre este punto el debate está abierto y la definición de las

entidades políticas responsables de la construcción de los templos en U de la cultura

Manchay sólo se podrá realizar de una forma efectiva cuando se investiguen varios de estos

sitios en varios de los valles de la costa central y norcentral con excavaciones a gran escala.

De todas formas en el caso de La Florida sólo podemos afirmar que las comunidades del

valle del Rímac tuvieron la suficiente organización de construir el Complejo Amancaes y

439
los dos templos en U de La Florida y Los Manzanos y creemos que la religión jugó un

papel bastante importante en la organización de la comunidad en la construcción de estos

edificios con lo cual el papel del sacerdote-chamán fue de principal director y guía en todos

los asuntos de la comunidad y en la dirección de la construcción de este monumental

centro ceremonial.

12b. Implicancias procesuales de la secuencia establecida con la arqueología de la

costa central durante el Formativo.

Al realizar la reseña del estado actual de nuestros conocimientos sobre los templos

en U de la costa central y sobre la cultura Manchay en el Capítulo 3 nos dimos con una

serie de ideas centrales y cuestionamientos que ahora pasamos a revisar, teniendo el aporte

de esta nueva secuencia para el templo en U de La Florida. Creemos que esta secuencia es

un aporte nuevo e importante para la arqueología de la costa central del período Formativo

y revisaremos algunas implicancias que tendría para la arqueología de esta zona.

Para empezar esta nueva secuencia cronológica de La Florida: (Fase San Jerónimo:

¿?-1800 a.C.), (Fase Amancaes: 1800-1500 a.C.), (Fase El Bosque: 1500-1200 a.C.), (Fase

Villacampa: 1200-1000 a.C.) puede ser un punto de comparación para otras secuencias

cronológicas, arquitectónicas y ocupacionales de otros templos en U y de otros sitios de la

costa central. La pregunta que sigue es ¿En que otros templos en U se han elaborado

secuencias similares? ¿Son semejantes las secuencias constructivas de los templos en U

investigados a la de La Florida? Para efectos del caso confeccionamos un cuadro de

comparación de nuestra secuencia de La Florida con otras de la costa central (Fig. 485).

Al parecer sólo disponemos de 4 secuencias constructivas y 1 ocupacional

elaboradas en templos en U con la cual comparar la de La Florida. Los 4 primeros son

440
Garagay, Cardal, Mina Perdida y El Paraíso, que se hicieron con excavaciones en el cuerpo

central y se pudieron reconocer varias fases arquitectónicas. El último es San Jacinto, que

aunque no haya sido intervenido en su cuerpo central se excavaron evidencias en la plaza

del sitio y en los sectores posteriores al brazo derecho y el cuerpo central, permitiendo la

creación de una secuencia ocupacional para el sitio.

Empezaremos diciendo que el sitio con la secuencia más larga y detallada (y que al

parecer va desde la primera ocupación hasta la última) es Mina Perdida. Y es importante

debido a que varios autores (como Patterson, 1985:65) mencionan una contemporaneidad

entre estos dos templos. Richard Burger y Lucy Salazar (2009:39) mencionan que debido a

un gran corte hecho en el núcleo de Mina Perdida por el hacendado Fernando Reuche a

inicios del siglo XX se tuvo un enorme perfil, donde se pudo determinar la secuencia

constructiva de casi todo el cuerpo central. Burger estima haber definido al menos veinte

episodios constructivos (2009:25). En un dibujo del perfil sur de este gran forado del

huaqueo de los hacendados (Burger y Salazar, 2008:100) puede verse parte de esta gran

secuencia arquitectónica determinada para Mina Perdida. Lo que nos llama la atención es

que desde la primera fase constructiva definida hacia los 1500 a.C.161 estuvo presente un

detalle arquitectónico importante que se repitió a lo largo de la secuencia de todo este sitio

y que estuvo presente en varios de los templos en U estudiados: la escalinata que sube a la

cima de la plataforma de un solo tiro desde el piso de la plaza central. Al comparar la

secuencia arquitectónica del cuerpo central de La Florida con la de Mina Perdida creemos

que hay semejanzas, sobre todo porque las 2 primeras fases constructivas en La Florida

fueron hechas con adobitos cúbicos también, y porque la tercera fase (1ra de la Segunda

161
Que se conformó de una pequeña plataforma de 3 m. de altura que tuvo una escalinata dando frente hacia
la plaza central de sólo 8 escalones y hecha de adobes cúbicos unidos con argamasa de barro (Burger y
Salazar, 2009:53 y 54).

441
Ocupación del cuerpo central) se conformó de una plataforma de muros de piedra canteada

unida con argamasa de barro de planta cuadrangular de unos 5 m. de altura

aproximadamente, a la cual se le fueron añadiendo otras plataformas para ir construyendo

el cuerpo central. Esta plataforma (Plataforma 0) creemos que tiene una gran semejanza con

las plataformas de las primeras fases de Mina Perdida, con lo cual creemos que inclusive

para las 2 primeras fases de La Florida pudieron haber 2 plataformas, cada cual con su

escalinata hacia la plaza central, con lo cual la Plataforma 0 también la tuvo. Otra

semejanza que es bastante notable entre ambos templos en U es que tanto en La Florida

como en Mina Perdida las primeras fases de construcción fueron hechas con adobitos, y en

Mina Perdida el tercio superior de construcciones fue hecho con muros de piedra y

rellenados de shicras. En La Florida creemos que las dos terceras partes superiores fueron

hechas con muros de piedra canteada unida con argamasa de barro y soportando un relleno

de emparrillado como lo había definido Williams (1978-80:102) a diferencia de Mina

Perdida que fueron shicras162.

En lo que respecta a las secuencias establecidas para Garagay y Cardal hay algo que

homogeniza a ambos templos en U y es que los investigadores que los excavaron

determinaron una secuencia o sucesión de 3 “templos” o mejor dicho 3 fases constructivas

en los cuerpos centrales de ambos templos en U (Ravines e Isbell, 1975:259) (Burger y

Salazar, 1992:127). Se definió que en los dos sitios existió una sucesión de 1 templo

antiguo con 2 remodelaciones posteriores (teniendo al parecer las 3 fases la misma

volumetría y elementos arquitectónicos), es decir, tuvieron un núcleo, dos alas laterales, y

en el núcleo una escalera y un atrio. Ha sido la sucesión de atrios los que básicamente han

definido esta secuencia (mas la escalera en el caso de Cardal). Para el caso de La Florida la

162
Aunque sí se ubicaron shicras en la 2da fase constructiva del montículo BD4 del brazo derecho.

442
existencia de un atrio con similares características a los existentes en Garagay y Cardal es

algo hipotético pero que no resultaría para nada descabellado. De todas formas

lamentablemente el enorme huaqueo colonial parece haber destruido todo vestigio de éste y

no hemos encontrado en nuestras investigaciones ningún muro o elemento arquitectónico

que haya formado parte de éste. Observando el forado colonial y calculando el lugar donde

se ubicó este atrio comparando con el núcleo de Garagay uno llega a atisbar que el atrio de

La Florida se ubicó en el frontis noreste de la Plataforma A, que hemos ubicado en la 4ta

Fase del Segundo Momento de Ocupación del cuerpo central. La pregunta que surge de

inmediato es ¿Antes de la construcción de ésta plataforma existió el atrio?

Comparando la volumetría de La Florida con la de Garagay percibimos que en

Garagay también existe la misma disposición de plataformas (los 3 atrios definidos por

Ravines e Isbell se ubican en la Plataforma A de Garagay). En Cardal la volumetría es

distinta a la de Garagay y La Florida. Aunque los 3 atrios se ubiquen en el núcleo del

cuerpo central no existe en Cardal una “Plataforma A” como la hemos definido en La

Florida. Aun así, por la ausencia de este elemento arquitectónico en las plataformas que

componen las primeras fases constructivas de Mina Perdida es que nosotros pensamos que

su aparición se hizo cuando se construyó la Plataforma A tanto en La Florida como en

Garagay. La aparición de este elemento arquitectónico se debió a que la complejidad de los

cultos hechos en el templo en U creció y, a la par que se necesitó construir la Plataforma A,

se incorporó el atrio a esta estructura163. De todas formas sería conveniente comprobar esto

descubriendo la superficie colindante con el frontis de las plataformas que conforman las

primeras fases arquitectónicas de los cuerpos centrales. En lo que concierne a El Paraíso

Engel (1967:250) hace mención de unas 4 fases constructivas en la Unidad I (lo que

163
En La Florida vendría a aparecer recién en la fase Villacampa (1200 – 1000 a.C.).

443
vendría a ser el cuerpo central del templo en U) pero la definición que hace de ellas es muy

vaga. Para la última remodelación (Fase 4) llama la atención de la escalinata que sube a un

ambiente de planta casi rectangular que asemeja a un atrio, donde se ubica un desnivel en el

piso de planta rectangular con 4 pozos con revestimiento de piedra en cada esquina. De

todas formas, es interesante cuando define el primer volumen arquitectónico de la primera

fase: “No es absurdo imaginar que hubiera existido un primer edificio, más reducido, de

poca altura, rectangular, extendiéndose de este a oeste, con fachada principal al norte.”

(Engel, 1967:249) lo cual guarda cierta semejanza con las pequeñas plataformas que fueron

las primeras fases constructivas de los cuerpos centrales de La Florida y Mina Perdida.

En lo que respecta a San Jacinto, aunque allí no se intervinieron ni el cuerpo central

ni los brazos laterales, se llegaron a definir 4 fases en base a las excavaciones hechas en la

plaza central y en las partes posteriores del brazo derecho y del cuerpo central. El problema

al comparar ambas secuencias es que la de La Florida tiene un intervalo (al menos sus tres

últimas fases) del 1800 al 1000 a.C. pero la secuencia de 4 fases de Carrión se establece en

un intervalo de tiempo que va de los 1600 hasta los 200 a.C. (Carrión, 1998:243). Las

formas cerámicas de la fase Amancaes se asemejan mayormente a las de la Fase II de San

Jacinto, las de la fase El Bosque se asemejan a las de la Fase III y IV de San Jacinto pero

las formas de la fase Villacampa aparecen en las cuatro fases (I, II, III y IV) de San Jacinto.

Aunque la correspondencia de las fases Amancaes y El Bosque con las fases II, III y IV de

San Jacinto no sea exacta (las fases de San Jacinto son un poco más tardías) esto podría

deberse a que San Jacinto fuera un receptor con un poco de posterioridad de la cultura de

La Florida o que la cronología de San Jacinto debiera retroceder en el tiempo. Al menos la

secuencia cerámica establecida para San Jacinto por Carrión parece comprobar la secuencia

cerámica establecida para La Florida, al menos para las fases Amancaes y El Bosque.

444
Hubo un montículo más en La Florida del cual se pudo tener una secuencia

constructiva incluso mucho más detallada que del cuerpo central. Nos referimos al

montículo BD4 que se situaba en el brazo derecho del templo en U. Las excavaciones de

Muelle de 1962-63 sólo pudieron registrar las ocupaciones más antiguas debido a que las

fases superiores fueron destruidas por los caterpilars de la urbanización El Bosque. Registró

unas 6 fases constructivas en el montículo. La fase 2 es bastante interesante en complejidad,

al igual que la pirámide escalonada que forman las fases 3 a 5. Viendo el panorama fuera de

La Florida ¿Qué otros brazos de templos en U se han excavado?

Nos encontramos con que sólo 3 brazos de 3 templos en U se han excavado hasta

ahora: el brazo derecho de Garagay, el izquierdo de Mina Perdida y el izquierdo de El

Paraíso164. Es el brazo derecho de Garagay en el que se han efectuado las excavaciones de

mayor envergadura y buena parte de su volumen se ha despejado. Aunque el brazo fuera

intervenido a mediados de los setenta, sólo tuvimos algunas breves referencias de su

arquitectura y decoración (Ravines, 1984:35-37). En 1997 Dante Casareto hace un plano de

todas las estructuras descubiertas del brazo que nosotros publicamos (Fuentes, 2007:22)

aunque este año Ravines publicó más registros de las excavaciones llevadas en este lugar

(Ravines, 2009). A pesar de las pocas evidencias que quedaron de las fases constructivas

del montículo BD4 debido a las obras de nivelación y del registro limitado que ha llegado

hasta nosotros podemos establecer una comparación entre el brazo derecho de Garagay y de

La Florida (ambos son brazos derechos). El brazo derecho de Garagay se compuso de 3

fases constructivas (Ravines, 1984:35-36, 2009:125). Es curioso que por el plano de

Casareto y por los que publica Ravines este año se puede notar que esta pirámide se

164
Aunque las últimas excavaciones de Burger y Salazar en Cardal los años de 2007 y 2008 han intervenido
ambos brazos de éste templo en U.

445
compone de 3 plataformas superpuestas, aunque por las descripciones de Ravines parece

que estas estructuras corresponden con la segunda fase de remodelación. Al comparar las

estructuras de la 2da fase de remodelación del montículo BD4 con los planos del brazo

derecho de Garagay la primera impresión que se tiene es que no hay puntos para

compararlos. Sin embargo, creemos que la disposición del Recinto A y su principal acceso

que mira hacia la plaza principal del sitio guarda semejanza con la dirección de las

escalinatas del brazo derecho de Garagay que miran hacia la plaza central, en un mismo eje

con la escalinata que baja a la plaza circular hundida. El Recinto A podría haber tenido

correspondencia con el recinto ubicado en la cima del brazo derecho de Garagay, donde

según Ravines se ubicó la imagen principal (Ravines, 1984:36). La estructura piramidal de

2 plataformas de las fases 3 a 5 del montículo BD4 guarda semejanza con el brazo derecho

no sólo por las 3 plataformas superpuestas, sino que por los registros publicados por

Ravines este año de los muros, pisos y rellenos de este montículo hay una estrecha

semejanza en la construcción de una plataforma sobre otra (Ravines, 2009:126), en la

forma como detrás de un muro de contención se construyó un piso encima del cual se

construyó otro muro (como en los muros 3MA que sostenía al piso 3PA, que a su vez

sostenía al muro 3MB del montículo BD4). Es gracias a esta comparación que pensamos

que las estructuras del montículo BD4 que fueron demolidas probablemente fueron varias

plataformas superpuestas, en las que pudo existir una escalera en el eje, con un atrio y un

ambiente en la cima del montículo165.

En cuanto al brazo izquierdo de Mina Perdida, éste tiene cierta semejanza con el de

La Florida puesto que desde la década del 50 estuvo en permanente proceso de destrucción

165
Al igual que debajo del montículo del brazo derecho de Garagay pueda existir estructuras como el Recinto
A del montículo BD4 de La Florida.

446
y nivelación por maquinaria pesada (Burger y Salazar, 2009:48). Las excavaciones de

Burger y Salazar en 1991 hechas en los estratos inferiores de éste (que era lo que quedaba

del brazo) descubrieron una serie de muros de piedra canteada, unidas con mortero de barro

y cubiertos de enlucido que encerraban rellenos de piedras y shicras. Aunque no presentan

un plano de las edificaciones por la descripción que dan se percibe que es “restos de una

plataforma baja aterrazada que había sido modificada varias veces. La estructura visible

más temprana fue una plataforma de piedra con múltiples niveles de terrazas.” (Burger y

Salazar, 2009:49) y menciona más adelante: “La plataforma inferior presentaba una

esquina que doblaba en ángulo recto y daba forma a una base a modo de pedestal para la

plataforma mayor.” (Burger y Salazar, 2009:49) Esta descripción se asemeja mucho a la

pequeña porción de estructuras que Casafranca y Carrera habían definido en un pequeño

cateo cerca de la casa hacienda Muñoz en el brazo izquierdo de La Florida. De todas

formas la descripción de una plataforma que va creciendo paulatinamente teniendo

adiciones constructivas guarda cierta semejanza con las fases 3, 4 y 5 del montículo BD4 de

La Florida. Finalmente el otro “brazo” excavado de un templo en U fue el brazo izquierdo

de El Paraíso por Jeffrey Quilter (1985:287-294) quien en la parte central del mismo, a la

altura de una especie de “apéndice” que el brazo tenía hacia el suroeste descubrió una

construcción de planta rectangular que encerraba al centro otro ambiente de planta

cuadrangular (Room 1) que tuvo otros ambientes pequeños asociados. Tuvo 2 accesos

puestos en un mismo eje en sus lados sureste y noroeste, dando el sureste hacia la plaza

central del sitio. Éste sería la única analogía con el Recinto A de la 2da fase del montículo

BD4 del brazo derecho de La Florida.

Acerca de la secuencia elaborada para las estructuras domésticas excavadas en el

parque Juan Ríos, a la espalda del cuerpo central de La Florida, podemos compararla con

447
vestigios domésticos excavados también en la parte posterior de otros cuerpos centrales:

Cardal, Mina Perdida y San Jacinto. En el caso de Cardal Burger menciona que se encontró

en la parte posterior del cuerpo central “Una estructura rectangular dividida en dos

recintos habría sido utilizada como vivienda. Asimismo, se identificaron hoyos sin

delinear, algunos de los cuales fueron usados para entierros.” (Burger, 1993:96).

Posteriormente y con los trabajos de su segunda temporada de excavaciones define mejor

este patrón: “El grupo doméstico básico del Sector IIIB de Cardal, incluye una casa de

varios cuartos, un área externa para cocina, un patio abierto, una zona para echar basura,

entierros, una estructura para almacenar y, posiblemente, una pared perimétrica.” (Burger

y Salazar, 1992:125). Las dimensiones de una de las casas (6 x 5,46 m.) y el tipo de

material constructivo (piedras irregulares unidas con argamasa de barro) lo asemejan

mucho sobre todo a la plataforma JR3. Inclusive varios de los ambientes definidos por

Burger y Salazar podrían haberse distribuido en los diversos cuartos o ambientes que tuvo

esta plataforma. En cuanto a Mina Perdida las excavaciones en la zona posterior del cuerpo

central sólo descubrieron secciones de pisos quemados, lentes de basura, hoyos de postes y

un fogón con revestimiento de piedras (Burger y Salazar, 2009:47). Este último hallazgo

nos hace recordar el horno “watia” que las excavaciones de Muelle encontraron en la

plataforma JR3. A pesar de no encontrar arquitectura significativa en este sector y que la

ocupación fue nula a finales del Período Inicial se encontró que posteriormente habrían

regresado a la zona algunas familias que se asentaron de forma más permanente. Se excavó

una vivienda de muros de piedra se características similares a la de Cardal (con lo cual

podría compararse a la plataforma JR3). Se encontró un entierro simple y toda la casa de

piedra estaba superpuesta a un piso más antiguo con hoyos de poste (Burger y Salazar,

2009:56). Finalmente para el caso de San Jacinto, Lucénida Carrión excavó en las partes

448
exteriores del brazo derecho y del cuerpo central (Sectores G y H respectivamente)

encontrando evidencia en ambos sectores de pisos y muros de cantos rodados unidos con

argamasa de barro, que fueron parte de viviendas domésticas (Carrión, 1997:94-97, 102-

103). De todas formas, por lo limitado del área de sus excavaciones no logra definir

unidades habitacionales completas, pero encuentra que tuvieron varias fases constructivas

con hoyos de poste como en Mina Perdida (Carrión, 1997:94) y bastante fragmentería de

cerámica asociada. También huellas de hornos, lentes de ceniza y otros vestigios de

actividades domésticas. Una cuestión en la que queríamos reparar era en el hallazgo del

“horno” de cal con inclusiones de conchas choro calcinadas asociado a una valva de choro

cubierta de pintura roja, en la plataforma JR3, hallándose en las inmediaciones del sitio otra

valva de choro con pintura roja carmín y unos tubitos de caña carbonizados que contenían

un color rojo violáceo, ubicándose en las estructuras de la misma fase (que corresponde a la

fase El Bosque) un hueso de ave trabajado de forma tubular con huellas de incisión burilada

burda junto con una semilla carbonizada de lúcuma. En la misma fase se encontró una

valva más de choro con pintura verdosa. Habíamos mencionado que este hallazgo no es

nuevo en la arqueología de la costa central. En Garagay, Sandweiss registra valvas de

Choromytilus chorus con pigmento rojo en su interior (Sandweiss, 1982:224) y también en

Cardal Lucy Salazar registra valvas de choros que contienen restos de pigmentos rojos,

además de restos de Oliva también con pigmento rojo (Salazar, 2009:88) en el sello que se

hizo de una escalera y del ingreso a un ambiente conocido como el “Templo de los

Altares”. También en los alrededores del “Altar B” (que fue parte del “Templo de los

Altares”) aparte de encontrar al piso calcinado se encontró valvas de Aulacomya ater con

pigmento rojo en su interior, además de eso en la superficie de la primera grada de este

“Altar B” se encontró Olivas con cortes en la parte superior y con el mismo pigmento rojo

449
de los choros (Salazar, 2009:90). Al parecer, el uso de pigmentos rojos en las valvas de

algunos moluscos estuvo relacionado con la clausura ritual de estructuras y fases

arquitectónicas.

Fuera de la comparación de nuestra secuencia de La Florida con las secuencias

(básicamente constructivas) hechas para otros templos en U podemos compararla con otras

secuencias más generales hechas para la costa central. Creemos que una de las más

importantes es la de Moseley (1975) para finales del período Precerámico de la costa

central. El período Precerámico 7 (2500-1800 a.C.) esta vinculado a las primeras

ocupaciones que tuvo La Florida (estrechamente con la fase San Jerónimo). Así desde la

fase Pampa (2500-2300 a.C.) pasando por Playa Hermosa (2300-2100 a.C.) hasta Conchas

(2100-1900 a.C.) se nota que aunque la dieta de los pobladores era principalmente marina

hubo un progresivo crecimiento del consumo de cultígenos. También es notorio un

progresivo crecimiento de las construcciones públicas de la zona de Ventanilla desde

Pampa (fase Pampa), Camino, Banco Verde y Yacht Club (fase Playa Hermosa) hasta

Punta Grande y El Tanque (fase Conchas). De todas formas con las investigaciones hechas

en las últimas décadas estas fases probablemente retrocedan en el tiempo. Creemos que las

condiciones descritas en las fases Pampa, Playa Hermosa y Conchas se corresponderían con

nuestra fase San Jerónimo166 y las características de la fase Gaviota (1900-1750 a.C.), en la

cual Moseley ubica a El Paraíso, podrían corresponderse con la fase Amancaes. De todas

formas investigaciones más profundas en La Florida aclararán mejor esto.

Hay otro aspecto importante en esta discusión y es la denominación que Thomas

Patterson (1983:35) le da de “Formación Social La Florida” a la formación social que se

dio en la costa central entre los 2350 a 500 a.C. Ésta “Formación Social La Florida” tuvo

166
Y esto lo avalaría el hecho que no sabemos el límite más antiguo de esta fase en el tiempo.

450
como principal fuente de subsistencia a la agricultura. Menciona Patterson que en los

últimos tiempos de ésta formación social se estaban dando las condiciones para el

surgimiento de clases sociales. Nuestra secuencia de 4 fases se incluye dentro de esta etapa

y sólo podemos mencionar que efectivamente hubo un aumento en la dependencia de la

dieta a base de la agricultura y que la sociedad fue complejizándose.

Con las comparaciones realizadas creemos que se puede situar mejor a La Florida

en la secuencia tentativa de templos en U hecha cuando escribimos el estado de la cuestión

de nuestros conocimientos sobre su problemática. Es probable que la hayan antecedido en

el tiempo El Paraíso y el grupo de templos en U colindantes con éste (Chuquitanta A,

Infantas, Condevilla Señor A, etc.) pero si la construcción del cuerpo central empezó hacia

los 1800 a.C. (siendo probable que en la fase San Jerónimo haya existido ya una

construcción) podemos considerar a La Florida dentro de los primeros templos en U

construidos. Pensamos que durante toda su etapa de ocupación La Florida coexistió al

menos con 2 templos en U de gran envergadura en el Chillón y Lurín: Huacoy y Mina

Perdida, coexistiendo desde la fase Amancaes también con Garagay. Las relaciones que

existieron entre estos templos en U es materia de investigaciones mucho más profundas

pero nos inclinamos a pensar que cada uno de ellos tuvo un área de control o de influencia

suficiente como para no “inmiscuirse” en la zona o valle del otro (La Florida pudo tener el

valle del Rímac, mientras que Huacoy el Chillón y Mina Perdida el Lurín). Aún así surgen

cuestionamientos cuando nos preguntamos la relación que pudieron tener estos templos en

U con los demás y más pequeños que existieron en cada valle. En el valle del Rímac donde

está La Florida hubieron 14 templos en U más: Garagay, Condevilla Señor A, Condevilla

Señor B, Condevilla Señor C, Pampa de Cueva, El Golf A, El Golf B, Azcarrunz, Las

Salinas A, Las Salinas B, Las Salinas C, San Antonio, Yanacoto y Ricardo Palma. Sumado

451
a Los Manzanos que estuvo dentro del mismo Complejo Amancaes y a La Florida misma

serían 16 ¿Cuál fue la relación existente entre 16 centros ceremoniales en un valle que no es

en tamaño de gran envergadura como el Rímac? Para empezar llama la atención que 2

destacan por su magnitud y son Garagay y La Florida, siendo el resto de pequeña magnitud.

De todas formas llama la atención que varios de ellos se sitúen en zonas geográficamente

definidas por bocas de quebradas, colinas (como son el caso de San Antonio, Azcarrunz,

Yanacoto, etc.) como teniendo un pequeño territorio geográficamente bien definido. Esto

reforzaría la hipótesis, ya propuesta por Silva y García (1997:222) y por Burger y Salazar

(2009:58) de que cada templo en U fue autónomo con respecto del otro y que fueron

construidos por la población de una serie de aldeas situadas en su entorno y que durante su

existencia fue el punto de congregación de ésta población. Pero para el caso del Rímac (y

sabemos que también para otros valles) la existencia de “conglomerados” de templos en U

pareciera plantear un reto a estas hipótesis ¿Por qué se construyeron templos en U de

iguales dimensiones tan cerca unos de otros?167 En el caso del Rímac existen 2 de estos

“conglomerados”: el del “bajo Rímac con el bajo Chillón” (Garagay, Condevilla Señor A,

Condevilla Señor B, Condevilla Señor C y Pampa de Cueva en el valle del Rímac que se

sitúan cerca de El Paraíso, Salamanqueja, Chuquitanta A, Chuquitanta B e Infantas en el

valle del Chillón) y de Las Salinas en el Agustino (Las Salinas A, Las Salinas B y Las

Salinas C). Aunque el conglomerado de templos en U de los bajos Rímac y Chillón tenga a

sus templos más dispersos que el conglomerado de Las Salinas existe otro conglomerado en

el valle de Chancay que es el conglomerado de templos en U por excelencia: Huando.

Sumado a esto existe lo que habíamos denominado como “sistemas binarios” y en el caso

167
Podría deberse a una continuidad en el tiempo del patrón de centros ceremoniales del Precerámico Tardío,
con aumento del volumen constructivo y adición de otros elementos arquitectónicos (Alberto Bueno, 2009,
comunicación personal).

452
del valle del Rímac se encuentran 2: El Golf A y El Golf B en San Isidro y la misma Huaca

La Florida con Los Manzanos, dentro ya del Complejo Amancaes. La pregunta que sigue es

¿Se debió la existencia de éstos sistemas binarios o de los conglomerados de templos en U

a que se situaran en medio de centros ceremoniales de grandes dimensiones como el

complejo Amancaes? Y viendo sobre esto ¿Se han detectado otros conjuntos de montículos

rodeando a otros templos en U? En este caso sólo se han registrado 3 hasta la fecha. 2 se

encuentran en el valle del Rímac: Las Salinas168 y San Antonio (Palacios, 1987:14). El otro

sitio era Huacoy en el Chillón. De todas formas las dispersiones de montículos que se

observan en las fotos aéreas no llegan a tener la complejidad del Complejo Amancaes

¿Surgió el sistema binario en centros ceremoniales como el complejo Amancaes?

¿Surgieron estos conglomerados de templos en U como Las Salinas y Huando en centros

ceremoniales como el complejo Amancaes? Estas preguntas ameritan mayor investigación.

Creemos que las implicancias que tiene esta nueva secuencia cronológica de Huaca

La Florida en la arqueología del período Formativo de la costa central podrían ser mayores

al investigarse de una forma exhaustiva el sitio de La Florida y al aumentar los estudios

sobre el resto de templos en U, un panorama que se presenta de una magnitud inmensa pero

el cual abriga infinidad de sorpresas en la investigación de Huaca La Florida y de la cultura

Manchay, la cultura de los templos en U.

168
Rodeando a los 3 templos en U de Las Salinas existía una gran dispersión de montículos arqueológicos
pequeños (Machacuay y Aramburú, 1998:38).

453
CONCLUSIONES

Las conclusiones a las que llegamos con esta investigación son las siguientes:

1. El sitio arqueológico de Huaca La Florida (PV47-18) es un templo en U de la

cultura Manchay y se inició su construcción hacia el año 1800 a.C.

abandonándose el lugar hacia los 1000 a.C. Estuvo ocupado por un lapso de 800

años y fue abandonado por causas desconocidas que no hemos llegado a

precisar. Pero antes del inicio de su construcción ya el lugar estaba habitado

desde una fecha indeterminada.

2. Huaca La Florida se enmarcó dentro de todo un conjunto de montículos

arqueológicos contemporáneos a ésta, que hemos denominado el Complejo

Amancaes. Este fue un gran centro ceremonial en el cual existió otro templo en

U “satélite” de La Florida que hemos denominado Los Manzanos. Constituyeron

ambos un sistema binario más de templos en U: La Florida-Los Manzanos,

aumentaron en 16 los templos en U para el valle del Rímac y en 59 el número de

templos en U para toda la Cultura Manchay. Incluyó el Complejo Amancaes la

serie de estructuras que existen o existieron en los cerros Arrastre Bajo, San

Jerónimo, Segundo, Observatorio, Las Ramas y San Cristóbal. El Complejo

Amancaes tuvo un desarrollo paralelo a La Florida y fue abandonado por causas

también desconocidas.

3. La primera fase de ocupación del sitio es la Fase San Jerónimo que tuvo su

inicio en una fecha no determinada todavía pero cuyo límite inferior en el

tiempo fue en el 1800 a.C. Esta fue la fase de ocupación precerámica del lugar y

454
en la cual es posible que haya existido un edificio primigenio en el lugar donde

estuvo posteriormente el cuerpo central de La Florida. A pesar de las escasas

evidencias disponibles pensamos que fue la ocupación de una aldea que extraía

recursos del mar y practicaba la caza en las lomas de la pampa de Amancaes,

quedando para futuras investigaciones tener un cuadro más completo acerca de

esta fase y determinar la fecha de inicio de ésta.

4. La segunda fase de ocupación del sitio es la Fase Amancaes que tuvo un

período de duración de 1800 a 1500 a.C., empezándose la construcción del

templo en U de La Florida. Empezó como un núcleo primigenio de adobitos en

el cuerpo central, que tuvo dos alas y también brazos laterales. También se

empezó la construcción de casas-plataformas en la zona del actual Parque Juan

Ríos. Apareció la cerámica (al parecer traída de otro lugar del área andina)

siendo mayoritarios los grupos cerámicos La Florida Marrón rojizo y La Florida

Marrón grisáceo. Disminuyó la dependencia hacia los recursos marinos y

aumentó hacia los cultígenos del valle. También se empezó la construcción del

Complejo Amancaes. Queda por precisar cuál era la configuración

arquitectónica de esta primera fase de construcción del templo en U (si tuvo

todos los rasgos que después Williams definiría para este patrón) debido a que la

arquitectura de las fases posteriores cubren casi todos los vestigios de este

período.

5. La tercera fase de ocupación del sitio es la Fase El Bosque que tuvo un período

de duración de 1500 a 1200 a.C. Se remodeló a una escala mayor las

construcciones existentes (sobre todo el cuerpo central) el cual se amplió usando

mayormente piedra canteada unida con argamasa de barro. También se

455
construyó un segundo nivel en las casas-plataformas del parque Juan Ríos. En lo

que concierne a la cerámica hubo un cambio en la mayor proporción del grupo

cerámico, siendo ahora mayoritario La Florida Marrón. Queda por investigar el

por qué del aumento tan significativo del volumen constructivo y del cambio del

uso de adobes cúbicos (para la fase Amancaes) a piedra canteada unida con

argamasa de barro en la construcción de muros.

6. La cuarta fase de ocupación del sitio es la Fase Villacampa que tuvo un período

de duración de 1200 a 1000 a.C. Durante esta fase el volumen constructivo del

templo en U de La Florida llegó a su máximo desarrollo. En el cuerpo central se

edificó la plataforma más alta del templo, donde se ubicó el atrio. También se

construyó a los pies de éste el vestíbulo, llegando las alas laterales también a su

máximo volumen constructivo. Los montículos de los brazos laterales y las

casas-plataformas del parque Juan Ríos se cubrieron de relleno para edificar

montículos de mayor magnitud, para el segundo caso montículos del Complejo

Amancaes. En la plaza central del sitio se construyeron dos zócalos de piedra

que se proyectaban de ambos lados del atrio y dividieron la plaza central en 2

partes. Estos zócalos continuaron hacia el este de la plaza y en forma de

geoglifos llegaron hasta las faldas del cerro Segundo. También se construyeron

2 plazas circulares hundidas de pequeña magnitud en la plaza central (es posible

que hayan sido 4). El Complejo Amancaes también llega a su máximo nivel de

desarrollo, construyéndose el templo en U de Los Manzanos. En lo que

concierne a la cerámica el grupo cerámico predominante sigue siendo La Florida

Marrón pero aún no hay un cambio sustancial en el estilo cerámico.

456
7. Hacia los 1000 a.C. por causas de las que no tenemos ninguna evidencia

empírica se abandonda el templo en U de Huaca La Florida y también el

Complejo Amancaes. Una de las hipótesis más convincentes es el progresivo

nivel de importancia que tuvo Garagay en cuanto eclipsó la importancia de La

Florida en cuestiones religiosas, pero es un tema que exige futuras

investigaciones para su aclaración.

8. El análisis de 287 fragmentos diagnósticos de cerámica permitió la definición de

9 grupos cerámicos: La Florida Marrón, La Florida Marrón amarillento, La

Florida Marrón rojizo, La Florida Marrón grisáceo, La Florida Rojo, La Florida

Crema, La Florida Naranja, La Florida Gris y La Florida Negro. Queda para el

futuro el tratar de recuperar toda la cerámica posible del total extraído en todas

las excavaciones y recolecciones hechas en el sitio y el hacer excavaciones para

con la cerámica extraída afinar esta primera clasificación y verificar como se

distribuyen en el tiempo, relacionándose con las distintas fases arquitectónicas.

9. La creación de esta secuencia permite comprobar que Huaca La Florida estuvo

entre los primeros templos en U de la costa central, por ende fue uno de los

responsables de la definición de este patrón arquitectónico, junto con Mina

Perdida y Huacoy. De todas formas El Paraíso fue el que tuvo una ocupación

más temprana en la zona. Aún así queda como una gran responsabilidad para el

futuro el realizar excavaciones en el lugar para corroborar con pruebas empíricas

concretas esta secuencia para el sitio.

10. Huaca La Florida junto con el Complejo Amancaes fueron un gran centro

ceremonial que permitió a la población congregarse e interrelacionar a un nivel

mayor de lo que lo hacían en el Precerámico Tardío. Este complejo fue un

457
antecedente junto con el resto de templos en U y la cultura Manchay para los

desarrollos posteriores que hubieron en el valle del Rímac y en la costa central,

como la cultura Lima.

458
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480
ANEXOS

Capítulo 1:

Figura 1: Mapa de ubicación de Huaca La Florida en el valle bajo del Rímac.

481
Figura 2: Plano actual del distrito del Rímac, con la ubicación de Huaca La Florida y del área donde
estuvo el Complejo Amancaes, junto con las cumbres de los cerros San Jerónimo y de los otros donde se
sitúan estructuras arqueológicas y que enmarcan el área del complejo. Fuente: Hojas 24-i II 55 y 25-i I
15 a escala 1:10,000 del IGN.

482
Figura 3: Vista satelital actual del distrito del Rímac, con ubicación de Huaca La Florida, tomado de
Google Earth.

483
Capítulo 2

Figura 4: Dibujo isométrico de la imagen ideal de un templo en U. Tomado de Williams (1978-80:99).

484
Figura 5: Mapa de la costa central y norcentral con ubicación de los templos en U de la Cultura
Manchay definidos hasta este momento.

485
Figura 6: Vista del cuerpo central de Huacoy desde Figura 7: Rostro Antropomorfo del atrio del
el brazo derecho. Foto JLFS, Enero 2007. templo medio de Garagay (1400 a.C.) Tomado
de Ravines (1984).

Figura 8: Vista de las excavaciones de Burger y Salazar Figura 9: Vista de las excavaciones de Burger
en el cuerpo central de Cardal. Tomado de Burger y Salazar en el frontis del cuerpo central de
(1992:67) Mina Perdida. Tomado de Burger (1992:61)

Figura 10: Vista del cuerpo central de Manchay Figura 11: Imagen satelital del templo en U de
Bajo desde el brazo derecho. Foto JLFS, Febrero San Jacinto. Tomado de Google Earth.
2007.

486
Figura 12: Foto del Corte B de Mejía en el cuerpo Figura 13: Toribio Mejía y Jorge C. Muelle exa-
central de Huaca La Florida, tomada al parecer minando junto a estudiantes de arqueología de
el 17/09/1955, en la primera salida de Mejía, la UNMSM restos junto al Corte A de Mejía del
Casafranca y Roselló. Tomado de las Hojas de cuerpo central de La Florida, en su tercera
fotografías “Arqueología del valle de Lima.- Waka salida del 23/09/1955. Nótese al fondo las estruc-
“LA FLORIDA” 1955-1956”, Archivo Hermilio turas de cemento de la chancadora “La Hoyada”
Rosas. Archivo fotográfico del Museo de Arqueología
de la UNMSM.

Figura 14: Vista del abandono de Huaca La Florida. Foto El Comercio Gráfico (02/09/1964).

487
Figura 15: Plano de las intervenciones realizadas en Huaca La Florida y zonas colindantes.

488
Figura 16: Vista de Huaca La Florida desde el parque Juan Ríos. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

489
Figura 17: Excavaciones en el Parque Juan Ríos de
Muelle en 1957. Foto Ultima Hora (11/10/1957).

Figura 18: Vista O-E de una de las excavaciones he- Figura 19: Vista N-S de una de las excavaciones
chas por el Museo Nacional en 1960 en el ala izquier- hechas por el Museo Nacional en 1960 en el ala
da del cuerpo central de La Florida. Foto JLFS. izquierda del cuerpo central de La Florida.
Diciembre 2005. Foto JLFS. Diciembre 2005.

Figura 20: Vista de una de las excavaciones de Idilio Santillana, ubicadas al oeste del ala izquierda.
Foto La Crónica (12/06/1975).

490
Figura 21: Plano de La Florida de Williams (1971:3).

Figura 22: Plano de La Florida de la UNI (1994).

Figura 23: Isometría de Patterson de La Florida (1985:62).

491
Capítulo III
Fotos satelitales de templos en U característicos de cada uno de los 9 patrones:

Figura 24: Patrón 1: Garagay (Google Earth). Figura 25: Patrón 2: El Paraíso (Google Earth).

Figura 26: Patrón 3: Infantas (SAN 1944). Figura 27: Patrón 4: Chocas (Google Earth).

Figura 28: Patrón 5: El Golf A (SAN 1944). Figura 29: Patrón 6: Yanacoto (Google Earth).

492
Figura 30: Patrón 7: El Chirimoyo (Google Earth). Figura 31: Patrón 8: Huaricanga (Google Earth).

Figura 32: Patrón 9: Pampa de Cueva (SAN 1944).

493
Capítulo V

Figura 33: Foto aérea de Huaca


La Florida (Fuente: SAN, 340-613,
(02/02/1944)).

Figura 34: Foto satelital de Huaca


La Florida el 2009 (Fuente: Google
Earth).

494
Figura 35: Ubicación de los diferentes montículos que conforman el templo en U de La Florida.

495
Figura 36: Vista oblicua de Huaca La Florida desde el noreste (Fuente: SAN (0-18955) (20/11/1959)).

Figura 37: Vista oblicua de Huaca La Florida desde el este (Fuente: SAN (0-5156) (21/04/1945)).

496
Figura 38: Foto satelital actual del cuerpo central de La Florida. Tomado de Google Earth.

Figura 39: Vista del núcleo del cuerpo central de La Florida (Plataforma A) desde la plaza del sitio,
donde actualmente están las instalaciones del Sporting Cristal. Foto Alfonso Ponciano, Febrero 2005.

497
Figura 40: Vista del cráter o forado en el núcleo del cuerpo central, vista desde la plataforma superior
del núcleo. Foto JLFS, Diciembre 2005.

Figura 41: Vista del Muro 1, en la ladera noroeste de la Plataforma A en el núcleo del cuerpo central de
La Florida. Foto JLFS, Noviembre 2005.

Figura 42: Vista del desmonte sobre la plataforma B producto del huaqueo del núcleo del cuerpo
central de La Florida. Foto JLFS, Diciembre 2005.

498
Figura 43: Vista del ala derecha del cuerpo central de La Florida (Plataforma D) desde la cima del
núcleo. Foto JLFS, Diciembre 2005.

Figura 44: Vista del atrio en el frontis noreste del ala derecha del cuerpo central de La Florida. Foto
JLFS, Diciembre 2005.

Figura 45: Vista del perfil D, en la ladera noreste del atrio del ala derecha del cuerpo central de La
Florida. Foto JLFS, Noviembre 2005.

499
Figura 46: Vista de la Plataforma E, desde el sureste. Foto JLFS, Diciembre 2005.

Figura 47: Vista del perfil E, en la ladera suroeste de la Plataforma E. Foto JLFS, Junio 2006.

Figura 48: Horcón hecho de un tronco de árbol en la base del perfil E. Plataforma E. Foto JLFS,
Noviembre 2005.

500
Figura 49: Vista del ala izquierda del cuerpo central de La Florida (Plataforma F) desde la cima de la
Plataforma A. Foto JLFS, Noviembre 2005.

Figura 50: Vista de los dos atrios en la ladera noreste del ala izquierda del cuerpo central de La Florida
(Plataforma F). Foto JLFS, Diciembre 2005.

Figura 51: Vista de las estructuras de cemento de la chancadora, en la ladera suroeste del ala izquierda
del cuerpo central de La Florida. Foto JLFS, Diciembre 2005.

501
Figura 52: Vista del Muro 2 en la ladera suroeste de la Plataforma F2 del ala izquierda del cuerpo
central de La Florida. Foto JLFS, Noviembre 2005.

Figura 53: Vista del extremo noroeste del ala izquierda. Nótese la trinchera abierta por la chancadora
que seccionó esta parte del ala. Al fondo la Plataforma BI1 del brazo izquierdo. Foto JLFS, Diciembre
2005.

Figura 54: Vista del muro sinuoso de cantos rodados grandes situados en la superficie de la Plataforma
F2 en el ala izquierda del cuerpo central. Foto JLFS, Diciembre 2005.

502
Figura 55: Vista desde la cresta sur del cerro Arrastre Bajo del cuerpo central de La Florida, del
montículo BI1 del brazo izquierdo y de parte de la plaza central. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 56: Vista satelital actual del Montículo BD2 del brazo derecho. Nótese en la parte superior la
capilla moderna, la cancha deportiva y el parque donde se situó el montículo BD4 excavado por Muelle
en 1962-63. Google Earth.

503
Figura 57: Vista de la superficie actual del montículo BD2 del brazo derecho. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 58: Vista del perfil F, situado en la ladera suroeste del montículo BD2 del brazo derecho. Foto
JLFS, Febrero 2007.

Figura 59: Vista del montículo BI1 del brazo izquierdo, donde se sitúa el perfil G. Foto Alfonso
Ponciano, Febrero 2005.

504
Figura 60: Reunión de fotos aéreas de la zona noreste del actual distrito del Rímac, con la ubicación de
Huaca La Florida, el templo en U de Los Manzanos, los distintos montículos que conformaron el
Complejo Amancaes y la pampa de Amancaes. (Fuente: SAN, 340-978, 340-613, 340-611 y 340-550
(12/02/1944)).

505
Figura 61: Ubicación de los distintos montículos arqueológicos con la letra asignada a cada uno de ellos
que conformaron el Complejo Amancaes.

506
Figura 62: Vista desde el norte del Complejo Amancaes. Foto aérea oblicua del SAN (0-610)
(19/12/1942).

Figura 63: Vista desde el oeste del Complejo Amancaes. Foto aérea oblicua del SAN (0-9841)
(05/07/1949).

507
Figura 64: Vista satelital actual de la zona del distrito del Rímac donde se situó el Complejo Amancaes.
Google Earth.

Figura 65: Vista oblicua satelital de la zona del distrito del Rímac donde estuvo el Complejo Amancaes.
Google Earth.

508
Figura 66: Vista del inicio de la escalinata de piedra que sube por una cresta a la cima del cerro San
Jerónimo donde se encuentra el sitio arqueológico del mismo nombre. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 67: Vista del muro de contención de piedra de la escalinata que sube al sitio de Cerro San
Jerónimo. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 68: Vista de un tramo de la escalinata de piedra que sube al sitio de Cerro San Jerónimo. Foto
JLFS, Febrero 2007.

509
Figura 69: Vista del sitio arqueológico de Cerro San Jerónimo, situado en la cima del cerro del mismo
nombre, a 755 msnm. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 70: Vista de una cista de piedra semisubterránea en el sitio de Cerro San Jerónimo. Foto JLFS,
Febrero 2006.

Figura 71: Fragmentos de cerámica del sitio Cerro San Jerónimo. Foto JLFS, Febrero 2006.

510
Figura 72: Vista del valle bajo del Rímac en dirección hacia el Callao y la Punta desde la cima del cerro
San Jerónimo (755 msnm). Nótese el mar y la isla San Lorenzo. Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 73: Vista de la parte alta de la quebrada de Canto Grande donde se sitúa el distrito de San Juan
de Lurigancho desde la cima del cerro San Jerónimo. Nótese al fondo el cerro Colorado Norte (2171
msnm.) Foto JLFS, Febrero 2007.

Figura 74: Vista del valle bajo del Rímac en dirección hacia el sur desde la cima del cerro San
Jerónimo. Foto Ronald San Miguel, Febrero 2007.

511
Figura 75: Vista aérea del templo en U de Huaca La Florida y de la pampa de Amancaes. Nótese en la
superficie desértica de la pampa de Amancaes los dos geoglifos que son dos líneas o rayas paralelas que
cruzan la pampa en la línea del mismo eje del cuerpo central de La Florida y que llegan hasta las faldas
del cerro Segundo. Hacia el este del punto de unión del geoglifo situado hacia el sureste con el inicio de
la ladera del cerro Segundo se encuentra la capilla colonial de San Juan de Amancaes. Nótese también
que los dos geoglifos se alinean perfectamente con dos divisiones de las chacras de la hacienda Muñoz,
en medio de las cuales se encuentra el montículo PC3 donde se situaba una plaza circular hundida.
Proyectando ambas líneas se alinean perfectamente con la parte central del núcleo, donde estuvo el
atrio del templo en U de La Florida. Foto aérea del SAN (340-613) (02/02/1944).

512
Capítulo VI

Figura 76: Plano topográfico de La Florida, hecho en base al plano topográfico del INC PTOP-0007-
INC-PQÑ-2002-AI/G del 2002. Indicando en el cuerpo central los perfiles de Mejía, Patterson y de
Fuentes.

513
Figura 77: Croquis de Mejía Xesspe del cuerpo central de La Florida, que hemos redibujado de su
libreta “Notas arqueológicas y recuerdos oníricos (sueños) sobre arqueologia. 1955 Waka La Florida.
Lima. 1966, Sueños” (TMX-375, Archivo Mejía Xesspe, Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad
Católica del Perú). El croquis fue hecho en la fecha de su primera visita al sitio (17/09/1955) y tiene en
la libreta la siguiente leyenda que hemos copiado textualmente:

“Explicación:
C A _ Planta de concreto de la “chancadora”.
A B_ Corte reciente de 7 m. de ancho por 5 a 10 m. de alto.
B C_ Corte reciente al pie O de la waka, para extraer grava y piedras, dejando al descubierto
las capas arqueológicas de la waka y donde se ha descubierto el estrato Chavin en el piso
inferior.
D_ Corte antiguo practicado en la parte central y superior de la waka (Epoca colonial)
X X . Sitios del hallazgo de fragmentos incisos estilo Chavin.
E_ Plataforma Norte de la waka, cuya altura sobre el nivel del valle es de 20 m. m/n
F. Plataforma Sur de la waka, de altura igual a E.
G. Plataforma mas baja que F, que se prolonga hacia el oriente en cuyo piso inferior se ven
restos de muros de adobitos con paredes enlucidas.”

514
Figura 78: Foto del Corte B de Mejía o de nuestro Perfil A situado en la esquina oeste del núcleo del
cuerpo central de La Florida. En la foto Toribio Mejía Xesspe. Tomada el 17/09/1955, en la primera
salida de Mejía, Casafranca y Roselló, tomado de las Hojas de fotografías “Arqueología del valle de
Lima.- Waka “LA FLORIDA” 1955-1956”, Archivo Hermilio Rosas.

Figura 79: Vista del corte B de Mejía o del Figura 80: Vista más cercana del Corte B de Mejía o de
Perfil A nuestro. Foto tomada en la nuestro Perfil A. En la foto Toribio Mejía parado frente
tercera salida de Mejía (23/09/1955). al preciso lugar donde encontró por primera vez los frag-
Nótese debajo de los muros y rellenos de mentos de cerámica formativa. Tomada el 17/09/1955,
piedra una capa de material más fino, en la primera salida de Mejía. Tomado de las Hojas de
donde Mejía ubicó las primeras muestras fotografías “Arqueología del valle de Lima.-Waka “LA
de fragmentería cerámica formativa. FLORIDA” 1955-1956, Archivo Hermilio Rosas.
Archivo fotográfico del Museo de Arqueo-
logía de la UNMSM.

515
Figura 81: Vista desde el noroeste del Perfil A, localizado en la esquina oeste del núcleo del cuerpo
central de La Florida, donde se ubican el Corte B de Mejía y el perfil de Patterson. Foto JLFS, Junio
2006.

Figura 82: Vista del Perfil B desde suroeste, localizado en la esquina oeste del ala izquierda del cuerpo
central de La Florida. Hacia la izquierda de la foto se ubicó la trinchera que seccionó esta parte del ala
y en donde se ubicó el corte A de Mejía. Foto JLFS, Junio 2006.

Figura 83: Vista desde el sureste del Perfil C, localizado en la esquina sur del núcleo del cuerpo central
de La Florida. Allí Mejía registra su corte C-1 y también nosotros el único perfil de capas
estratigráficas que pudimos registrar en Huaca La Florida. Foto JLFS, Junio 2006.

516
Figura 84: Dibujo del Corte C-1 de Mejía, ubicado en donde se encuentra nuestro Perfil C, ubicado en
la esquina sur de la Plataforma C, dando frente a la calle 11. (TMX-522, Archivo Mejía Xesspe,
Instituto Riva-Agüero, PUCP).

Figura 85: Dibujo del Corte C-2 de Mejía, ubicado a 10 m. al norte de nuestro Perfil C, ubicado en la
ladera suroeste de la Plataforma C, dando frente a la calle 11. (TMX-522, Archivo Mejía Xesspe,
Instituto Riva-Agüero, PUCP).

517
Figura 86: Dibujo del Corte C-3 de Mejía, ubicado a 7 m. al sur del Perfil A, en el talud suroeste de la
Plataforma C, dando frente a la Calle 11. (TMX-522, Archivo Mejía Xesspe, Instituto Riva-Agüero,
PUCP).

518
Figura 87: Perfil de Patterson, redibujado de la publicación original (1985:62) y con indicación de los
códigos asignados por nosotros a los pisos, rellenos y muros.

519
Figura 88: Vista del muro A5 del Perfil A. Nótese a su Figura 89: Vista de los muros A9 y A10
derecha el relleno A5 y a su izquierda el relleno A6. haciendo esquina. Nótese a la izquierda el
Foto JLFS, Noviembre 2005. relleno A11. Foto JLFS, Noviembre 2005.

Figura 90: Vista del Relleno A1. Nótese a su derecha al muro A1. Foto JLFS, Noviembre 2005.

520
Figura 91: Plano del Perfil A del cuerpo central de La Florida.

521
Figura 92: Dibujo en 3 dimensiones del Perfil A del cuerpo central de La Florida. Dibujo Piero
Damiani.

522
Figura 93: Vista del muro B4 en el Perfil B. Nótese al relleno B4 a su izquierda en la foto. Foto JLFS,
Noviembre 2005.

Figura 94: Vista del muro B7. Nótese al relleno B6 a su izquierda y al relleno B7 encima suyo. Foto
JLFS, Noviembre 2005.

Figura 95: Vista del muro B10. Nótese a su espalda al relleno B8. Foto JLFS, Noviembre 2005.

523
Figura 96: Plano del Perfil B del cuerpo central de La Florida.

524
Figura 97: Dibujo en 3 dimensiones del Perfil B del cuerpo central de La Florida. Dibujo Piero
Damiani.

525
Figura 98: Vista del muro C1 (donde esta apoyado la escala) y C3 (que se adosa a éste por la izquierda).
Nótese al relleno C1 detrás del muro C1 y al relleno C5 detrás del muro C3. Perfil C. Foto JLFS,
Noviembre 2005.

Figura 99: Vista del perfil estratigráfico ubicado en el Perfil C. Foto JLFS, Noviembre 2005.

Figura 100: Vista del muro C2 en el Perfil C, colindante con el perfil estratigráfico a su derecha en el
dibujo. Foto JLFS, Diciembre 2005.

526
Figura 101: Plano del Perfil C del cuerpo central de La Florida.

Figura 102: Dibujo en 3 dimensiones del Perfil C del cuerpo central de La Florida. Dibujo Piero
Damiani.

527
Figura 103: Dibujo del perfil estratigráfico registrado en el Perfil C del cuerpo central. Dibujo JLFS
(22/12/2005)

528
Figura 104: Vista de muros de piedra canteada sosteniendo rellenos de piedra y barro, posiblemente del
Perfil A. Huaca La Florida. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 105: Vista de muros de piedra canteada sosteniendo rellenos de piedra y barro, posiblemente del
Perfil A. Huaca La Florida. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 106: Vista de un muro de adobitos cúbicos unidos con argamasa de barro y con enlucido, que
son cubiertos por un relleno consistente en piedra, barro y piedras pequeñas. Estuvo en un lugar no
precisado del cuerpo central pero posiblemente estuvo en el lado sureste del cuerpo central, dando
frente a la calle 11. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

529
Figura 107: Foto del muro de la foto de adobitos cúbicos. Nótese la capa de enlucido que lo cubría. Algo
importante es que en la superficie superior de este enlucido en el lado izquierdo (junto al inicio del
relleno de tierra y piedras menudas) aparece una sombra caprichosa que es al parecer una pintura
mural en la superficie del enlucido. Esta pintura tendría forma de una mano y su color fue algo oscuro.
Foto de Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 108: Dibujo aproximado de la pintura mural en el enlucido del muro de adobitos de la foto
anterior.

530
Figura 109: Fase de ocupación 3 del cuerpo central.

Figura 110: Fase de ocupación 4 del cuerpo central.

531
Figura 111: Fase de ocupación 5 del cuerpo central.

Figura 112: Fase de ocupación 6 del cuerpo central.

532
Figura 113: Fase de ocupación 7 del cuerpo central.

533
Capítulo VII

Figura 114: Plano de los montículos excavados en 1962-63 por Jorge C. Muelle.

Figura 115: Vista aérea de la plaza central del templo en U de La Florida, con indicación de los
montículos PC2, PC3, PC4, la zona de la excavación 2 (zócalo de piedra), el montículo BI2 del brazo
izquierdo, el montículo BD4 del brazo derecho y el Montículo I del Complejo Amancaes. Fuente: SAN
(340-613) (02/02/1944).

534
Figura 116: Dibujo en 3 dimensiones del montículoPC3 donde se ubicó la Excavación 1. Nótese las 2
hiladas de piedra curvas que definieron el muro curvo de la estructura o plaza circular. Redibujado de
la libreta de Pablo Carrera. Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del
Perú.

Figura 117: Dibujo en 3 dimensiones de la Excavación 2 hecha en el zócalo de piedra situado en la


mitad de la plaza central de La Florida, que proyectándose hacia el noreste coincide con el trazo de uno
de los geoglifos que cruzan la pampa de Amancaes y terminan en el cerro Segundo. Redibujado de la
libreta de Pablo Carrera. Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del
Perú.

535
Figura 118: Croquis en planta del montículo PC4, indicando los lugares de los cateos hechos por Muelle
y la ubicación de la estructura o plaza circular. En la leyenda menciona: “Medidas: largo 35x26 m.,
pared circular 8.90x8.90 m. (diámetro rellenado), ancho de la pared circular: mayor (2.80 m.) y menor
(2.00 m.), altura muro circular: mayor (1.20 m.) y menor (0.30 m.), pared circunferencia 29.00 m.,
inclinación de la pared en la parte más alta 0.22 m.”. Redibujado de la libreta de Pablo Carrera.
Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

Figura 119: Corte de la estructura o plaza circular ubicada en el montículo PC4. Redibujado de la
libreta de Pablo Carrera. Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del
Perú.

536
Figura 120: Dibujo en 3 dimensiones de la trinchera hecha en la vía sur de la avenida Abelardo
Gamarra para el tendido del desagüe, donde se vislumbra el muro de una banqueta que fue parte del
montículo BI2 del brazo izquierdo sobre el que se levantó la casa hacienda Muñoz. Redibujado de la
libreta de José Casafranca. Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del
Perú.

537
Figura 121: Foto del plano Bendezú, de estructuras del montículo BD4 del brazo derecho. 1963.
Archivo del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

538
Figura 122: Plano Bendezú con la señalización de todos los muros numerados por nosotros.

539
Figura 123: Dibujo en planta de la zona nuclear de la Excavación 3, hecha en la esquina suroeste del
Montículo BD4.

Figura 124: Dibujo en 3 dimensiones de la Excavación 3, hecha en la esquina suroeste del Montículo
BD4.

540
Figura 125: Corte de la Excavación 3 señalando los muros, rellenos y capas que se registraron en su
excavación.

541
Figura 126: Dibujo en 3 dimensiones de la Excavación 9 y de la Intervención A.

Figura 127: Dibujo en 3 dimensiones de la zona nuclear de la excavación 12.

542
Figura 128: Dibujo en 3 dimensiones del Recinto A y de zonas aledañas en el Montículo BD4.
Redibujado de la libreta de Casafranca, 1962-63. Archivo del Museo Nacional de Arqueología,
Antropología e Historia del Perú.

Figura 129: Vista de una de las excavaciones hechas por Muelle en 1962-63. No sabemos con certeza
cuál de las excavaciones fue, pero da la impresión que fuera una de las hechas en el Montículo BD4 del
brazo derecho. Es hasta donde tenemos la única foto de este proyecto de rescate. Foto El Comercio
(06/01/1963).

543
Figura 130: Fase de construcción 1 del Montículo BD4 del brazo derecho.

Figura 131: Fase de construcción 2 del Montículo BD4 del brazo derecho.

544
Figura 132: Fase de construcción 3 del Montículo BD4 del brazo derecho.

Figura 133: Fase de construcción 4 del Montículo BD4 del brazo derecho.

545
Figura 134: Fase de construcción 5 del Montículo BD4 del brazo derecho.

Figura 135: Fase de construcción 6 del Montículo BD4 del brazo derecho.

546
Capítulo VIII

Figura 136: Vista aérea de la zona al sur del cuer- Figura 137: Vista satelital actual del parque Juan
po central de La Florida, donde se ubicaron los Ríos en el distrito del Rímac. El montículo E del
montículos E y el extremo noroeste del montí- Complejo Amancaes se situó en el área del parque
culo G del Complejo Amancaes. La plataforma inmediatamente hacia el suroeste de la cancha de,
JR3 se situó a la mitad de la distancia entre los futbol mientras la plataforma JR3 se situó cerca de
montículos G y C. Sección de la foto aérea del la esquina noroeste del parque. Tomado de Google
SAN (340-978) (12/02/1944). Earth.

Figura 138: Vista del parque Juan Ríos en Octubre de 1957 cuando se realizaron las excavaciones de
Muelle. Archivo Mejía Xesspe (TMX-0797). Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del
Perú.

547
Figura 139: Plano del parque Juan Ríos, con ubicación de las unidades excavadas en 1957, hecho en
base a un plano de Bonavia dibujado en su libreta de campo “Trabajo “Parque Juan Ríos” Urbanización
La Florida (Inmediaciones Huaca Florida). Libreta Nº 3” Archivo Duccio Bonavia.

548
Figura 140: Vista desde el noreste del Cateo 1, con el muro CAT1MA en la parte baja del perfil sureste.
Nótese los pisos CAT1PA y CAT1PB a su derecha. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 141: Vista de detalle del muro CAT1MA de cantos rodados grandes. Nótese a su derecha al piso
CAT1PA. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 142: Vista del perfil noroeste del Cateo 1. Archivo Mejía Xesspe (TMX-0793) (1957). Instituto
Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú.

549
Figura 143: Vista del perfil suroeste del Cateo 1. Nótese en la parte inferior los pisos CAT1PA y
CAT1PB. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

550
Figura 144: Vista desde el norte del Cateo 2. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 145: Vista del perfil suroeste del Cateo 2. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

551
Figura 146: Foto del Cateo 3, donde se nota la unión de los muros CAT3MB y CAT3MC, y también se
percibe un piso asociado a ambos muros que estuvo en el recinto que ambos delimitaron (Piso
CAT3PC) y otro que da la impresión que se extiende por debajo de ellos (piso CAT3PA). Archivo
Mejía Xesspe (TMX-0799) (1957). Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú.

Figura 147: Vista de un muro de piedra adosándose a otro de canto rodado en el Cateo 3. Es probable
que el muro de piedra sea el CAT3ME o el CAT3MF. En la leyenda de la foto sólo menciona
“Ampliación Cateo 3”. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 148: Vista de la zona sureste del Cateo 3. La persona de terno observando es Jorge C. Muelle.
Nótese a su izquierda el muro CAT3MD, delante del obrero de gorro el muro CAT3MC y a su derecha
el muro CAT3MB. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

552
Figura 149: Vista del entierro hallado inmediatamente sobre la primera capa de arena amarillenta en el
Cateo 3, que posiblemente sea la evidencia de un fenómeno natural que marca el límite entre las fases
Amancaes y El Bosque. El entierro secundario se depositó también antes de iniciar la construcción del
segundo nivel en la plataforma JR2. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 150: Vista del maxilar inferior recuperado del entierro secundario depositado inmediatamente
después de la capa de arena amarillenta en el Cateo 3. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 151: Vista de una trinchera con la cabecera de un muro de cantos rodados grandes al fondo, que
probablemente sea el muro CAT3MA del Cateo 3, notándose también al fondo el Cateo 5. Archivo
Mejía Xesspe (TMX-0801). Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú.

553
Figura 152: Plano de los cateos 3 y 5, con los muros que conformaron la Plataforma JR2. Hecho en
base a un plano elaborado por José Casafranca presente en su libreta de campo“Excavaciones
arqueológicas en el sector II de la zona “Huaca La Florida” (Parque Infantil “Juan Ríos”)” (JM-340).
Archivo Jorge C. Muelle. Instituto Riva Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú.

554
Figura 153: Fase de construcción 1 de la Plataforma JR2 del Parque Juan Ríos.

Figura 154: Fase de construcción 2 de la Plataforma JR2 del Parque Juan Ríos. Sobre el piso CAT3PA
se ubicó el estrato de arena amarillenta sobre el cual se depositó el contexto de ofrenda de huesos
humanos que fue un entierro secundario. Este evento fue importante ya que marca el límite entre las
fases Amancaes y El Bosque.

555
Figura 155: Vista de sur a norte de la zona donde se empezó a excavar el Cateo 4. En primer plano la
cabecera del muro CAT4MB, al fondo nótese la superposición de los pisos: CAT4PA (en el cual está
apoyado la lampa), CAT4PB (de superficie de canto rodado) y CAT4PC (también de canto rodado). A
la izquierda de la lampa en la foto la cara del muro CAT4MA. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 156: Vista de sureste a noroeste de la zona donde se empezó el Cateo 4. A la izquierda el muro
CAT4MB de canto rodado y a la derecha la sucesión de los pisos CAT4PB y CAT4PC. En la parte
superior de la foto el inicio del muro CAT4MA. Foto de Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 157: Vista desde la esquina de los muros CAT4MB y CAT4MF de todo el largo de una trinchera
que se excavó junto a la cara norte del muro CAT4MB, en el Cateo 4. Nótese al fondo la calle 19 de la
Urb. La Florida. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

556
Figura 158: Vista de la mancha de ceniza de color blancuzco (cal con inclusiones de conchas calcinadas)
que se encontró en la capa B del segundo perfil del Cateo 4, sobre el piso CAT4PD, colindante con la
esquina de los muros CAT4MF y CAT4MM. Cerca de este hallazgo se encontraron las valvas de choros
con pintura roja y los tubitos de caña carbonizada que tenían dentro también esta sustancia. Foto
Duccio Bonavia, Octubre 1957.

Figura 159: Vista de la esquina interna de los muros CAT4MF y CAT4MM del Cateo 4. A la izquierda
el muro CAT4MM. Nótese junto a la lampa la superficie del piso CAT4PE. Foto Duccio Bonavia,
Octubre 1957.

Figura 160: Vista de detalle de la superficie del piso CAT4PE de canto rodado. Foto Duccio Bonavia,
Octubre 1957.

557
Figura 161: Vista del Cateo 4 después de ser inundado por personal de las obras de edificación del
Parque Juan Ríos el 18 de Octubre de 1957. Foto Duccio Bonavia.

Figura 162: Vista de la cabecera del muro de canto rodado B de Bonavia, que es el CAT3MA. Al
parecer es de la sección de la excavación que unió el Cateo 5 con el Cateo 3. Foto Duccio Bonavia,
Octubre 1957.

Figura 163: Vista del Cateo 5 desde el sureste. A la izquierda se nota el muro CAT3MA y a la derecha
de la trinchera el CAT5MA. Foto Duccio Bonavia, Octubre 1957.

558
Figura 164: Dibujo en 3 dimensiones de la zona nuclear del Cateo 4, en donde se notan los pisos
CAT4PA, CAT4PB y CAT4PC y junto a ellos a la izquierda el muro CAT4MA. Tomado de la versión
mecanografiada de la libreta de José Casafranca de las excavaciones de 1957. Archivo Hermilio Rosas.

Figura 165: Dibujo en 3 dimensiones de la esquina noreste de la plataforma JR3, donde se ubicaron
varios hallazgos, entre ellos el horno watia. Redibujado de la libreta de Casafranca “Excavaciones
arqueológicas en el sector II de la zona “Huaca La Florida” (Parque Infantil “Juan Ríos”)” (JM-340) en
el Archivo Muelle del Instituto Riva-Agüero, PUCP.

559
Figura 166: Plano de las evidencias descubiertas para la Plataforma JR3 (Cateo 4). Tomado de la
versión mecanografiada de la libreta de José Casafranca de las excavaciones de 1957. Archivo Hermilio
Rosas.

560
Figura 167: Plano de la Plataforma JR3 hecho en base al plano anterior de la versión mecanografiada
de la libreta de Casafranca con indicación de los códigos asignados por nosotros a los muros, pisos, etc.
Archivo Hermilio Rosas.

561
Figura 168: Dibujo en 3 dimensiones de la Excavación 1 del Parque Juan Ríos. Redibujado de la libreta
de Casafranca “Excavaciones arqueológicas en el sector II de la zona “Huaca La Florida” (Parque
Infantil “Juan Ríos”)” (JM-340) en el Archivo Muelle del Instituto Riva-Agüero, PUCP.

Figura 169: Fase de construcción 4 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

562
Figura 170: Fase de construcción 5 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

Figura 171: Fase de construcción 6 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

563
Figura 172: Fase de construcción 7 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

Figura 173: Fase de construcción 8 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

564
Figura 174: Fase de construcción 9 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

Figura 175: Fase de construcción 10 de la Plataforma JR3 del Parque Juan Ríos.

565
Capítulo IX

La Florida Marrón

Figura 176: MPL-1RF-4 Figura 177: MPL-1RF-6

La Florida Marrón amarillento

Figura 178: MSM-2.2-1

La Florida Marrón rojizo

Figura 179: MPL-1RF-3 Figura 180: MPL-1RF-17

La Florida Marrón grisáceo

Figura 181: MPL-1RF-21 Figura 182: MPL-1RF-23

566
La Florida Rojo

Figura 183: MSM-3.2-1 Figura 184: MSM-1.2-1

La Florida Naranja

Figura 185: MPL-1RF-45 Figura 186: MPL-1RF-46

La Florida Gris

Figura 187: MPL-2M-103

La Florida Negro

Figura 188: MPL-1RF-14 Figura 189: MPL-1RF-27

567
Cerámica de las excavaciones de Muelle (1962-63)

Cerámica de la 1era fase de construcción del Montículo BD4


De la capa C de la Excavación 12

Fig. 190: MPL-1RF-13 Fig. 191: MPL-1RF-15 Fig. 192: MPL-1RF-23

Fig. 193: MPL-1RF-27 Fig. 194: MPL-1RF-35 Fig. 195: MPL-1RF-56

Fig. 196: MPL-1RF-57 Fig. 197: MPL-1RF-59 Fig. 198: MPL-1RF-66


De la capa C de la Excavación 9

Fig. 199: MPL-1RF-69 Fig. 200: MPL-1RF-18

Cerámica de la 3era fase de construcción del Montículo BD4


De la capa A de la Excavación 12

Fig. 201: MPL-1RF-12 Fig. 202: MPL-1RF-17 Fig. 203: MPL-1RF-21

568
Fig. 204: MPL-1RF-28 Fig. 205: MPL-1RF-47 Fig. 206: MPL-1RF-75

De la capa A de la Excavación 9 De la capa B de la Excavación 6

Fig. 207: MPL-1RF-39 Fig. 208: MPL-1RF-45

Cerámica de la 5ta fase de construcción del Montículo BD4

De la capa A del relleno 3RE de la Excavación 3

Fig. 209: MPL-1RF-60 Fig. 210: MPL-1RF-70 Fig. 211: MPL-1RF-77

Fig. 212: MPL-1RF-1B Fig. 213: MPL-1RF-1B. Dibujo Roberto Quispe.

569
Cerámica del Montículo I del Complejo Cerámica del Montículo BI2
Amancaes (Figs. 215, 216 y 217)
De la capa A de la Excavación 8

Fig. 214: MPL-1RF-44 Fig. 215: MSM-2.2-1

Fig. 216: MSM-2.2-10B169

Fig. 217: MSM-2.2-11B

Cerámica sin contexto de este proyecto

De la excavación 9 (sin capa definida)

Fig. 218: MPL-1RF-38 Fig. 219: MPL-1RF-40

No se sabe de que excavación del Montículo BD4 provienen

Fig. 220: MPL-1RF-7 Fig. 221: MPL-1RF-9 Fig. 222: MPL-1RF-11

169
Todos los dibujos de bordes y bases, si no estan especificados, son de Gabriela de los Ríos. La escala de
los dibujos, si no esta especificada, es de 1:1 (tamaño natural).

570
Fig. 223: MPL-1RF-25 Fig. 224: MPL-1RF-62 Fig. 225: MPL-1RF-61

Fig. 226: MPL-1RF-65

No se sabe de que excavación del proyecto provienen

Fig. 227: MPL-1RF-8 Fig. 228: MPL-1RF-10

Cerámica de las excavaciones de Muelle (1957)

3er Momento de Ocupación General

Cateo 1, capa D, CAT1MO3

Fig. 229: MPL-2M-82 Fig. 230: MPL-2M-125

Figura 231: MPL-2.M.-13B

571
Figura 232: MPL-2.M.-14B

Figura 233: MPL-2.M.-15B

Figura 234: MPL-2.M.-16B

Figura 235: MPL-2.M.-55B

Figura 236: MPL-2.M.-56B

Figura 237: MPL-2.M.-57B

Figura 238: MPL-2.M.-58B

Figura 239: MPL-2.M.-59B

Figura 240: MPL-2.M.-60B

Figura 241: MPL-2.M.-61B

572
Figura 242: MPL-2.M.-2Ba

Figura 243: MPL-2.M.-3Ba

Figura 244: MPL-2.M.-4Ba

Figura 245: MPL-2.M.5Ba

Cateo 1, capa F, CAT1MO2

Figura 246: (MPL-2M-17B)

Cateo 4, capa C (1er perfil), CAT4MO5

Fig. 247: MPL-2M-102 Fig. 248: MPL-2M-103 Fig. 249: MPL-2M-104

Fig. 250: MPL-2M-38B

573
Fig. 251: MPL-2M-39B

Fig. 252: MPL-2M-40B

Fig. 253: MPL-2M-41B

Fig. 254: MPL-2M-42B

Fig. 255: MPL-2M-9Ba

4to Momento de Ocupación General

Cateo 4, capa B (1er perfil), CAT4MO9

Fig. 256: MPL-2M-85 Fig. 257: MPL-2M-86 Fig. 258: MPL-2M-135

Figura 259: MPL-2M-45B

574
Figura 260: MPL-2M-47B

Figura 261: MPL-2M-48B (escala 1: 1.25) (reducido en un 25%) (el diámetro es 28 cm.)

Figura 262: MPL-2M-49B

Figura 263: MPL-2M-6Ba

Figura 264: MPL-2M-7Ba

Figura 265: MPL-2M-8Ba

Figura 266: MPL-2M-17Ba

5to Momento de Ocupación General

Cateo 4, capa A (1er perfil), CAT4MO10

Fig. 267: MPL-1IS-80 Fig. 268: MPL-2M-105 Fig. 269: MPL-2M-106

575
Fig. 270: MPL-2M-107 Fig. 271: MPL-2M-108 Fig. 272: MPL-2M-109

Fig. 273: MPL-2M-110 Fig. 274: MPL-2M-111 Fig. 275: MPL-2M-112

Fig. 276: MPL-2M-113 Fig. 277: MPL-2M-114 Fig. 278: MPL-2M-115

Fig. 279: MPL-2M-116 Fig. 280: MPL-2M-122 Fig. 281: MPL-2M-123

Fig. 282: MPL-2M-124 Fig. 283: MPL-2M-128 Fig. 284: MPL-2M-129

576
Fig. 285: MPL-2M-134 Fig. 286: MPL-2M-51B

Figura 287: MPL-1.I.S.-5B y MPL-1.I.S.-6B

Figura 288: MPL-1.I.S.-7B

Figura 289: MPL-2M-43B

Figura 290: MPL-2M-44B

Figura 291: MPL-2M-50B ¿Ocarina? Dibujo Roberto Quispe.

577
Figura 292: MPL-2M-51B

Figura 293: MPL-2M-52B

Figura 294: MPL-2M-53B

Figura 295: MPL-2M-54B

Figura 296: MPL-2M-63B (escala 1: 1.25) (reducido en un 25%) (diámetro 30 cm.)

Figura 297: MPL-2M-64B

Figura 298: MPL-2M-10Ba y MPL-2M-11Ba

Figura 299: MPL-2M-12Ba

578
Figura 300: MPL-2M-13Ba

Figura 301: MPL-2M-14Ba

Figura 302: MPL-2M-15Ba

Figura 303: MPL-2M-16Ba

Cateo 4, capa A (2do perfil), CAT4MO10

Fig. 304: MPL-2M-136 Fig. 305: MPL-2M-139

Cateo 4, capa B (2do perfil), CAT4MO10

Fig. 306: MPL-2M-137 Fig. 307: MPL-2M-138

Figura 308: MPL-1.I.S.-4B

Figura 309: MPL-2M-74B

579
Figura 310: MPL-2M-75B

Figura 311: MPL-2M-20Ba.

Cateo 2, capa B, CAT2MO4

Fig. 312: MPL-2M-126 Fig. 313: MPL-2M-127

Figura 314: MPL-2M-25B

Figura 315: MPL-2M-26B

Figura 316: MPL-2M-27B y MPL-2M-28B

Figura 317: MPL-2M-29B

Figura 318: MPL-2M-62B

580
Figura 319: MPL-2M-18Ba

Figura 320: MPL-2M-19Ba

Cateo 2, capa C, CAT2MO3

Fig. 321: MPL-2M-87

Figura 322: MPL-2M-18B

Figura 323: MPL-2M-19B

Figura 324: MPL-2M-20B

Cateo 5, estrato 1, CAT5MO3

Fig. 325: MPL-2M-89 Fig. 326: MPL-2M-90 Fig. 327: MPL-2M-91

581
Fig. 328: MPL-2M-92 Fig. 329: MPL-2M-93 Fig. 330: MPL-2M-94

Fig. 331: MPL-2M-95 Fig. 332: MPL-2M-96 Fig. 333: MPL-2M-98

Fig. 334: MPL-2M-99 Fig. 335: MPL-2M-100 Fig. 336: MPL-2M-101

Fig. 337: MPL-2M-131 Fig. 338: MPL-2M-132

Figura 339: MPL-2M-30B (escala 1: 1.25) (reducido en un 25%) (diámetro 30 cm.)

Figura 340: MPL-2M-31B

582
Figura 341: MPL-2M-32B

Figura 342: MPL-2M-33B

Figura 343: MPL-2M-34B

Figura 344: MPL-2M-35B

Figura 345: MPL-2M-36B

Figura 346: MPL-2M-37B

Figura 347: MPL-2M-65B

Figura 348: MPL-2M-66B

Figura 349: MPL-2M-67B

583
Figura 350: MPL-2M-68B y MPL-2M-69B

Figura 351: MPL-2M-70B

Figura 352: MPL-2M-71B

Figura 353: MPL-2M-72B

Cateo 5, estrato 2, CAT5MO3

Fig. 354: MPL-2M-88 Fig. 355: MPL-2M-97 Fig. 356: MPL-2M-130

Cerámica sin contexto de este proyecto

Proviene del Cateo 4 pero no sabemos de que capa

Figura 357: MPL-2M-21B

Figura 358: MPL-2M-22B

584
Figura 359: MPL-2M-23B

Figura 360: MPL-2M-24B

Procedencia no definida

Fig. 361: MPL-2M-83 Fig. 362: MPL-2M-84 Fig. 363: MPL-2M-117

Fig. 364: MPL-2M-118 Fig. 365: MPL-2M-119 Fig. 366: MPL-2M-120

Fig. 367: MPL-2M-121 Fig. 368: MPL-2M-133

Figura 369: MPL-1.I.S.-2B

Figura 370: MPL-1.I.S.-3B

585
Figura 371: MPL-2M-46B

Figura 372: MPL-2M-73B

Cerámica de las excavaciones de 1967

Fig. 373: MSM-1Gs/n-1

Fig. 374: MSM-1G.1-20B

Cerámica de las excavaciones de Santillana (1975)

Fig. 375: MSM-2.4-1 Fig. 376: MSM-2.4-2 Fig. 377: MPL-1IS-81

586
Fig. 378: MPL-1IS-8B
(fragmento de decoración bícroma)

Figura 379: MSM-2.4-12B y MSM-2.4-13B

Figura 380: MSM-2.4-14B

Figura 381: MSM-2.4-15B

Figura 382: MPL-1.I.S-8B

Figura 383: MPL-1.I.S-9B

587
Figura 384: MPL-1.I.S-10B y MPL-1.I.S-11B

Figura 385: MPL-1.I.S-12B

Figura 386: MSM-2.4-3Ba

Figura 387: MSM-2.4-4Ba

Figura 388: MPL-1.I.S-1Ba

Cerámica de la recolección de Mejía (1955)

Fig. 389: MPL-1RF-1 Fig. 390: MPL-1RF-2

Fig. 391: MPL-1RF-3 Fig. 392: MPL-1RF-4

588
Fig. 393: MPL-1RF-5 Fig. 394: MPL-1RF-6

Fig. 395: MPL-1RF-14 Fig. 396: MPL-1RF-36

Fig. 397: MPL-1RF-55 Fig. 398: MPL-1RF-76

Cerámica de la recolección de Lanning y Casafranca (1957)

Fig. 399: MSM-3.1-1 Fig. 400: MSM-3.1-2

Figura 401: MSM-3.1-1B

589
Figura 402: MSM-3.1-2B

Figura 403: MSM-3.1-3B y MSM-3.1-4B

Fig. 404: MSM-3.1-1Ba

Cerámica de la recolección de Lanning y Rowe (1958)

Fig. 405: MSM-3.2-1 Fig. 406: MSM-3.2-2

Fig. 407: MSM-3.2-3 Fig. 408: MSM-1.2-1

Fig. 409: MSM-3.2-5B

590
Fig. 410: MSM-3.2-6B

Fig. 411: MSM-3.2-7B

Fig. 412: MSM-1.2-16B

MSM
MSM
Fig. 413: MSM-1.2-17B y MSM-1.2-18B

Fig. 414: MSM-1.2-19B ¿Escudilla? Dibujo Roberto Quispe.

Fig. 415: MSM-3.2-2Ba

Fig. 416: MSM-1.2-5Ba

591
Cerámica de la recolección de Ramiro Matos (1962)

Fig. 417: MSM-5.1-1

Fig. 418: MSM-5.1-21B

Fig. 419: MSM-5.1-22B

Fig. 420: MSM-5.1-23B

Fig. 421: MSM-5.1-24B

Fig. 422: MSM-5.1-25B

592
Fig. 423: MSM-5.1-26B

Fig. 424: MSM-5.1-6Ba

Fig. 425: MSM-5.1-7Ba

Fig. 426: MSM-5.1-8Ba

Fig. 427: MSM-5.1-9Ba

Fig. 428: MSM-5.1-10Ba

Fig. 429: MSM-5.1-11Ba

593
Cerámica de Thomas C. Patterson (dibujos) (1985)

Fig. 430: Dibujo de las 4 formas cerámicas definidas por Thomas C. Patterson para la cerámica de La
Florida (a) olla sin cuello, b) plato abierto, c) taza grande poco profunda, d)botella de un solo cuello),
en base al material recogido de las capas de basura presentes entre los pisos de la vivienda de quincha
registrada en su perfil adosada a la Plataforma 01 que corresponde a la Segunda Ocupación, Fase 2 del
cuerpo central, que correspondería a la fase El Bosque (1500-1200 a.C.). Tomado de Patterson
(1985:64).

Cerámica de colecciones indeterminadas

Colección Julio Espejo

Fig. 431: MPL-1RF-16 Fig. 432: MPL-1RF-19 Fig. 433: MPL-1RF-20 Fig. 434: MPL-1RF-22

594
Fig. 435: MPL-1RF-24 Fig. 436: MPL-1RF-26 Fig. 437: MPL-1RF-29 Fig. 438: MPL-1RF-31

Fig. 439: MPL-1RF-32 Fig. 440: MPL-1RF-33 Fig. 441: MPL-1RF-34 Fig. 442: MPL-1RF-36

Fig. 443: MPL-1RF-37 Fig. 444: MPL-1RF-41 Fig. 445: MPL-1RF-42 Fig. 446: MPL-1RF-43

Fig. 447: MPL-1RF-46 Fig. 448: MPL-1RF-48 Fig. 449: MPL-1RF-49 Fig. 450: MPL-1RF-50

Fig. 451: MPL-1RF-51 Fig. 452: MPL-1RF-52 Fig. 453: MPL-1RF-53 Fig. 454: MPL-1RF-54

Fig. 455: MPL-1RF-58 Fig. 456: MPL-1RF-63 Fig. 457: MPL-1RF-64 Fig. 458: MPL-1RF-67

595
Fig. 459: MPL-1RF-68 Fig. 460: MPL-1RF-71 Fig. 461: MPL-1RF-72 Fig. 462: MPL-1RF-73

Fig. 463: MPL-1RF-74 Fig. 464: MPL-1RF-78 Fig. 465: MPL-1RF-79

Colección Fung-Caycho

Fig. 466: MSM-3.4-1 Fig. 467: MSM-3.4-2 Fig. 468: MSM-3.4-3

Fig. 469: MSM-3.4-4 Fig. 470: MSM-3.4-5

Fig. 471: MSM-3.4-8B

Fig. 472: MSM-3.4-9B

596
Figura 473: Vista del lugar donde Muelle y Mejía hallaron Figura 474: Otra vista del lugar
la vasija de doble pico y asa puente in situ (el primer donde se encontró la vasija. Archivo
nivel de la capa C del Corte A de Mejía). Nótese debajo fotográfico del MA-UNMSM.
de ese estrato la capa B consistente en arena fina y
limpia de color gris, producto probablemente de un
Fenómeno del Niño que afectó la zona entre las fases
San Jerónimo y Amancaes, hacia el 1800 a.C. aprox.
Archivo fotográfico del Museo de Arqueología de la
UNMSM.

Figura 475: Toribio Mejía Xesspe revisando la vasija de doble Figura 476: Mejía revisando un textil
pico y asa puente recien encontrada. De izquierda a derecha de La Florida, sosteniendo en su mano
Muelle, Mejía, José Matos Mar, Sra. De Pulgar, Rosa Fung y la vasija de doble pico y asa puente.
Francisco Iriarte. Archivo fotográfico del MA-UNMSM. Archivo fotográfico del MA-UNMSM.

Figura 477: Dibujo de la vasija de las fotos anteriores de Figura 478: Vasija similar de
La Florida. Cardal (Burger, 1993:96-97).

597
Capítulo X
Atmospheric data from Reimer et al (2004);OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron]

N 44 : 3760±170BP
4500BP 68.2% probability
Radiocarbon determination

2460BC (68.2%) 1970BC


95.4% probability
4000BP 2700BC (95.4%) 1600BC

3500BP

3000BP

3500CalBC 3000CalBC 2500CalBC 2000CalBC 1500CalBC 1000CalBC


Calibrated date
Figura 479: Calibración del fechado N-44 de La Florida con la dendrocurva ShCal04.

Atmospheric data from Reimer et al (2004);OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron]

4500BP N 87 : 3660±170BP
68.2% probability
Radiocarbon determination

2300BC (68.2%) 1750BC


4000BP 95.4% probability
2600BC (95.4%) 1600BC

3500BP

3000BP

3500CalBC 3000CalBC 2500CalBC 2000CalBC 1500CalBC 1000CalBC


Calibrated date
Figura 480: Calibración del fechado N-87 de La Florida con la dendrocurva Sh Cal04.

598
Atmospheric data from Reimer et al (2004);OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron]

GX 0456 : 3645±120BP
4200BP
68.2% probability
Radiocarbon determination

4000BP 2210BC (67.3%) 1870BC


1840BC ( 0.9%) 1830BC
3800BP 95.4% probability
2450BC (95.4%) 1650BC
3600BP

3400BP

3200BP

3000BP

3000CalBC 2500CalBC 2000CalBC 1500CalBC 1000CalBC


Calibrated date
Figura 481: Calibración del fechado GX-0456 de La Florida con la dendrocurva Sh Cal04.

Atmospheric data from Reimer et al (2004);OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron]

GX 1210 : 3680±85BP
4200BP 68.2% probability
Radiocarbon determination

2200BC ( 7.7%) 2160BC


4000BP 2150BC (60.5%) 1940BC
95.4% probability
3800BP 2350BC (95.4%) 1750BC

3600BP

3400BP

3200BP

3000CalBC 2500CalBC 2000CalBC 1500CalBC


Calibrated date
Figura 482: Calibración del fechado GX-1210 de La Florida con la dendrocurva Sh Cal04.

599
Figura 483: Calibración del fechado N-44 de La Florida con la curva Marine04 (valor máximo).

Figura 484: Calibración del fechado N-44 de La Florida con la curva Marine04 (valor mínimo).

600
La Florida Costa Garagay Huachipa Huachipa Valle del Chillón Ancón
(Fuentes 2009) central (Ravines (Silva y García (Palacios 1988, (Silva 1996) (Rosas 1970,
(Moseley 1982) 1997) 1999) 2007)
1975)
0 Huachipa-
Jicamarca D-2
100 Huachipa- Fase IX
a.C. Jicamarca D-1 Huayco Chavinoide
Huachipa- Pinazo
500 Jicamarca C Cerro
a.C. Huachipa

1000 Abandono de La Florida Fase IV


a.C. Ancón Huachipa- Periodo Horizonte Chavinoide
Jicamarca B Temprano
1200 Fase Villacampa Jicamarca
a.C. Colinas Fase III Hacha
Curayacu Fase Colinas
1500 Fase El Bosque
a.C.
Fase Chira Fase II Florida
1800 Fase Amancaes Gaviota Fase Florida
a.C. (inicio de construcción de Fase I Chira
La Florida)
2000 Conchas
a.C. Fase San Jerónimo
Playa
2500 Hermosa
a.C. Pampa

Figura 485: Cuadro de comparación de la secuencia cronológica propuesta para Huaca La Florida con otras secuencias de la costa central.

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