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CARLOS A.

GARDUÑo CoMPARÁN

Arte, Psicoanálisis y Estética:


promesa de reconciliación
LA FALTA DE EVIDENCIA DEL ARTE CONTEMPORÁNEO Y SU DERECHO A LA EXISTENCIA

ARS
UNIVERSITAT JAUME 1
BIBLIOTECA DE LA UNIVERSITAT JAUME l. Dades catalografiques

GARDUÑO COMPARÁN, Carlos A.

Arte, psicoanálisis y estética : promesa de reconciliación 1 Carlos A. Garduño


Camparán: Castelló de la Plana: Publicacions de la Universitatjaume 1, D. L. 2012
p. ; cm. : (Ars; 2)
Bibliografía Para Coral Herrera
ISBN 978-84-8021-878-8
1. Art- Filosofía. 2. EstCtica. 3. Psicoan.3.1isi i art. J. Universitat jau me l.
Publicacions. 11. Títol. 111. Serie. Ars (Universitat Jaume 1); 2
En el goce de nuestra compañía,
. 1
7.01 la obra es el amor de ca d a mstante.
111.852
159.964.2:7
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Director de la col·lecció: joan M. Marín

©Del text Carlos A. Garduño Camparán, 2012


© ll·lustracions de la coberta: Josep Parear, 2012

©De la present edició: Publicadons de la Univers"1tatjaume 1

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ISBN: 978-84-8021-878-8

Dipüsit legal: CS 238-2012


Sea como sea! es preciso tratar de explicar por qué los niños tienen
miedo a fa oscuridad. Se comprueba al mismo tiempo que no
siempre tienen miedo a la oscuridad. Entonces! hacen psicología.
Los que se llaman experimentadores se ponen a hacer teorías sobre
la reacción heredada! ancestral! primordial! de un pensamiento -ya
que hay pensamiento! parece que siempre se deba conservar este
término- estructurado de un modo distinto que el pensamiento
lógic0 racional. Y construyen e inventan. Ahí es donde hacen :;
1

filosofía. En este punto esperamos a aquellos con quienes alguna


vez deberemos proseguir el diálogo! en el mismo terreno en que
este diálogo tiene que ser juzgado. Veamos si podemos! por nuestra
parte dar cuenta de la experiencia de un modo menos hipotético.
1

jacques Lacan
Seminario de la angustia

History is a nightmare from which 1 am trying to awake.


james)oyce
Ulysses

... vi cosas que me indujeron a no hablar más de aquella bendita


mujer hasta tanto que pudiese tratar de ella más dignamente.
Dante Alighieri
Vida Nueva
ÍNDICE

11
INTRODUCCIÓN 18
AGRADECIMIENTOS

19
CAPfTULO 1. LA PROMESA DE RECONCILIACIÓN
19
1.1. Freud: Ilusiones y malestares de la cultura
1.2. Benjamin y Adorno: El derecho a la existencia del arte) la técnica
24
en la producción y consumo, y la redención de la ilusión
42
!f.3.1.>--.l;trte y crítica cultural en la obra de Adorno
50
i!:Yiaceres y goces de la Ilustración

CAPfTULO 2. LOS PROCESOS DE SUBLIMACIÓN Y EL ARTE SUBLIME: FREUD


Y KANT, PLACER Y GOCE ENTRE EL INTERÉS Y EL DESINTERÉS ESTÉTICOS 65

>;K(Vta oposición de Freud y Kant en la Teoría Estética 66

2.2. El psicoanálisis en la obra de Adorno 75


/Í-.~i-Adorno y la estética kantiana 85
-, ,/

CAPiTULO 3. EL PLACER Y EL GOCE ESTÉTICOS EN FREUD 95

c(YEI arte en la obra de Freud 95


3.2. El chiste y su relación con la estética 102

('(3JJ creador literario y el fantaseo 11 O

r;.~}\rte más allá del principio de placer 114

-3.5~catarsis y sublimación 120

-:f6)~.1 placer y el goce estéticos en Freud 127

CAPÍTULO 4. MORALIDAD Y SUBLIMIDAD EN KANT 131

tfJ.la moralidad y sus incentivos 131

f.i.~sobre lo sublime: Longino y Burke 139


--... 4.2.1. Longino 139
4.2.2. Edmund Burke 146
,c{3J lo sublime en Kant
',,__/ . / ' \ ) .
161 INTRODUCCIÓN
~:'~~·
Observacrones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime 161
A·_~.)'. la Crítica del juicio 165 En 1969, tras una década de constantes cuestionamientos políti-
4.3.2.1. De los propósitos y definiciones de la Crítica del juicio 166 cos, sociales y culturales en el mundo, muere Theodor Adorno, dejan-
4.3.2.2. Analítica de lo bello 174
do inconclusa su última obra, la Teoría Estética, en la que articula, en
~V 4.3.2.3. Analítica de lo sublime 181
su acostumbrado estilo dialéctico, sus múltiples preocupaciones en
~9~~~~~~k;~-;~ 188
\·--,_. __ )· --- -------- ____ /' torno al arte y sus posibilidades reales de aportación a los individuos,
,~PÍTULO 5. ARTHUR DANTO: El ARTE COMO LENGUAJE VACÍO 195 sobre los intereses de cualquier racionalidad impuesta sistemática-
-?.•.1) El fin del arte 196 mente. El tono de la obra, sin embargo, está marcado desde sus pri-
'S. 2\a esencia del arte 219 meras líneas, por la siguiente afirmación (1971: 9): «Ha llegado a ser ~
1, ,'.

5.3;;EI arte y su conflicto con la estética 240 evidente que nada referente al arte es evidente: ni en él mismo, ni en
su relación con la totalidad, ni siquiera en su derechc? a la existencia».
-s~PfTULO 6. LA PERTINENCIA DE LA ESTÉTICA EN LA HISTORIA DEL ARTE 265 La afirmación de Adorno es tajante y apunta a una evidencia que
-:9,res artistas norteamericanos: Poe, Newman y warhol 265 no podemos evadir. Evidencia que, desde su obra fundamental, la Dia-
·- 6.1.1. Edgar Allan Poe 265 léctica de la Jlustración, se prefigura. La cultura occidental ha perdido
rj r6:I~)Barnett Newman 270 '
', ~--- ·''\ certeza en relación a aquello que el arte, en tanto que elemento cons-
6),~3. Andy Warhol
'
\ '
278
/ --·--•. 6.·1 :.~) ~roblemas a considerar con miras a una teoría estética 292 titutivo, puede ofrecer.
\'"'f>.2. ¿Por que Lacan y Benjamin según Zizek? 295
El problema, considerado en abstracto, separado del resto de la
6.3. Una historia del arte a partir de las tesis de Benjamin 303
dinámica histórica, social y cultural, en sí no parece tener consecuen-
cias. Que el arte resulte absurdo, probablemente incomprensible, no
CAPÍTULO 7. HACIA UNA ESTÉTICA PSICOANALfTICA: EL ARTE solo para la gran masa, sino incluso para las élites intelectuales y los
COMO UN SÍNTOMA PARTICULAR 313 mismos productores, luce como una espec'le de cur'1osidad. Sin em-
7.1.la angustia 314 bargo, pensado dia!écticamente, en el seno de las contradicciones so-
7.1.1. La angustia en Freud 314
ciales, de los conflictos políticos y afectivos, la absurdidad del arte se
_____, 7.1.2. la angustia en Lacan 322
ir. \ revela en su inquietante obscenidad. ¿Por qué? Porque se espera algo
(7 .2;':Sentido ético y sublimación 335
de aquellos objetos denominados arte, que supuestamente tienen un
(7~ Generación de valor 355
re' valor particular y elevado. Algo de suma importancia en el devenir
?.4':')fl goce estético 368
de nuestro destino cultural, sin que obtengamos respuestas ni de las
,:f.S·:· El arte como «sinthome)) 381
producciones artísticas ni de sus productores.
/ ~---
(j:Q~_Cl,L!S!Qr--J~~ _JJNAL~S) 389 ¿Qué se espera del arte? Adorno no ofrece una respuesta afirmativa
al respecto¡ de hecho, parece evadirla, aun y cuando su obra apunta
BIBLIOGRAFÍA 397
a ella. Desde el conflicto de la racionalidad occidental, denunciado
en la Dialéctica de la Jlustración, se deja ver que la radicalización de
la opresión propia de la razón moderna -desde la superación griega

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

de los mitos, hasta los regímenes totalitarios del siglo xx y la instaura- la tesis de que tal promesa ofrece el punto de mira, la noción de ver-
ción de un sistema económico que impone una producción cultural dad, al que se dirigen tanto los desarrollos de la estética como los del
bajo criterios industriales- ha venido engendrando, inevitablemente, psicoanálisis. Y lo que nos mostrará es que dicho elemento. ~o s~!o
su contrario: un resto de irracionalidad, igualmente radical. El tono mantiene una estrecha relación con los distintos tipos de util1zac1on
de los textos de Adorno, al respecto, es, de hecho, más que alarman- de [a técnica, la producción y el consumo resultantes, y los tipos de
te, desesperado. Si la irracionalidad se intensifica con la imposición lenguaje a ello vinculados, sino de manera más originaria, con las vías
sistemática de una racionalidad de dominio, nuestra civilización pa- de acceso al placer y al goce que la evolución histórica de nuestra
rece estar condenada, en función de su acelerado progreso, a mani- cultura ha generado. Lo que esperamos entonces del arte, su promesa,
festaciones de violencia igualmente progresivas y sistemáticas. Cada esa incógnita que enigmáticamente se les plantea tanto a estetas como
avance en el dominio racional del mundo parece traer consigo inevi- a psicoanalistas, ¿es el placer y el goce?
tablemente una escalada de la barbarie. Y, ante ello, en un repaso y Sobre dichos cimientos, a partir del segundo capítulo, se indagará
cuestionamiento a nuestra cultura, tras la superación de los mitos y en la naturaleza del placer y el goce estéticos, en tr-nto condiciones
sus prácticas mágicas y rituales, pareciera que solo el arte podría ofre- de la promesa que, suponemos, es el arte; para lo cual, no solo hemos
cer una respuesta para la conjura de la irracionalidad. Sin embargo, de responder qué tipo de placer y goce son los propios del arte, sino
guarda silencio. qué f1po de experiencia o expectativa genera esta p,romesa. Tra~ic.lo­
En su constante interrogatorio al arte, Adorno recurre a diversos nalmente, se ha señalado al sentimiento de lo bello como atnbuto
métodos para abordarlo: los de la filosofía, la sociología, la crítica y esencial de las obras. Sin embargo, ante el reto que el arte contem-
el psicoanálisis. Y, de entre ellos, en el desarrollo de la Teoría Estética, poráneo implica contra la tradición y nuestras nociones cotidianas de
se revela una particular oposición dialéctica que podría dar frutos. gusto y sensibilidad, Adorno apunta a un sentmiento más radical: lo
Quizás el arte no solo deba ser entendido en función de su historia y sublime. ¿Cómo podemos entender, entonces, el arte contemporáneo
de sus relaciones con la sociedad, en términos de la tradición estética en función de dicho sentimiento? Y, por otro lado, ¿el psicoanálisis
¡:
occidental que encuentra en Kant una de sus articu)aciones privilegia- tiene algo que ver con él?
das. Quizás esta misma tradición, en función de ¡a_ propia evolución La oposición dialéctica que Adorno realiza en la Teoría Estética,
histórica del arte hasta nuestros días, nos revela que su aparente insufi- entre las críticas de Kant y Freud al arte, enfrenta, en último término,
ciencia ha de ser complementada por un tipo de pensamiento distinto el sentimiento de lo sublime, tal como lo caracteriza Kant, con el pro-
que, sin embargo, apunta al mismo problema: el psicoanálisis. ceso que permite que nuestros impulsos y actividades en general, para
¿El psicoanálisis apunta al mismo problema en relación al arte, Freud, se conviertan en virtud cultural: la sublimación. Ahora bien,
que la tradición estética de occidente? En este trabajo, se partirá del ¿por qué hemos de abordar así el problema? ¿Por qué el acercamiento
supuesto que la pregunta implica, pues, en efecto, parece que el pro- de Adorno es pertinente?
blema identificado por Adorno remite directamente a una de las gran- La importancia de dicha oposición radica en la identificación de
des preocupaciones del pensamiento psicoanalítico, detectable en los dos elementos paradójicos en la experiencia estética, de los cuales,
textos de Freud. ¿Qué preocupación es tal? como nos muestra Adorno, pareciera que Kant y Freud optan por uno
El primer capítulo de este texto, titulado <<La promesa de reconci- distinto, rechazando el otro: el interés y el desinterés en la contempla-
liación>>, pretende ser una respuesta a la mencionada pregunta, bajo ción. Para Adorno, pues, la crítica de Freud en cuestiones artísticas,

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CARLOS A_ GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

así como su noción de sublimación, está del lado del interés; mientras !a problemática falta de evidencia del arte, desde un punto de vista
que la crítica kantiana se ubica, en su comprensión formal del arte, que claramente excluye el que venía desarrollando. Me refiero al del
con base en sus análisis de los sentimientos de lo bello y lo sublime, filósofo analítico y crítico de arte norteamericano Arthur Danta. A mi
del lado del desinterés. Desde este punto de vista, el pensamiento oc- parecer, su filosofía del arte -basada en consideraciones semánticas
cidental, representado en este caso por Kant y Freud, se nos muestra y no estéticas- ha introducido en !a discusión sobre la comprensión
en un conflicto irresoluble. ¿Cuál es o ha de ser, dada esta situación, del arte contemporáneo un argumento que no debemos evadir. Si es
nuestra actitud hacia el arte contemporáneo? ¿Cuál es el estado de verdad, como afirma, que la historia del arte ha !legado a su fin -alre-
nuestro deseo en relación a él? Por_otro lado, lObstaculiza dicho con- dedor de la época de la muerte de Adorno y de !a elaboración de su
flicto nuestra comprensión del arte? A mi parecer, lo que revela Ador- Teoría Estética-, en virtud de la elección de una empresa de autocono-
no con la identificación del conflicto es justo lo contrario; a saber, que cimiento, desechando la de abrir vías de placer y goce, entonces sería
tal oposición puede abrirnos el camino hacia su comprensión. preciso dejar de verlo como aquí lo hacemos: como una promesa. Sin
Si es verdad, entonces, que las teorías de Kant y Freud son fun- embargo, ¿es verdad lo que Danta propone? ¿Qué ta~ atinadas son sus
damentales en la comprensión del problema que implica el arte en valoraciones del trabajo de los artistas que utiliza como ejemplos para
nuestra cultura -cada una desde una perspectiva distinta, ambas anti- sustentar su teoría? ¿Puede realmente existir arte que no se configure
téticas una respecto a la otra-, es un deber ineludible de este trabajo en función de efectos estéticos?
adentrarse en las obras de dichos pensadores para sacar a la superficie A pesar de su coherencia interna, el juicio de Danta sobre el arte
los elementos que están en juego. Los capítulos tres y cuatro están me parece erróneo, particularmente cuando se trata de comprender
destinados a dicha labor. En el tercero, bajo la misión de comprender su relación con la experiencia, así como su importancia en la vida de
las conflictivas relaciones, en diversos procesos entre la represión y la las personas. Por ello, para refutarlo, y para regresar a mi perspectiva
sublimación, que posibilitan en nuestra psique, para Freud, el goce y original, en el séptimo capítulo analizo los textos de tres artistas nor-
el placer estéticos. En el cuarto, para comprender análogas relaciones teamericanos, significativos ~n relación a los argumentos que Danta
entre la moralidad y el goce estético, palpables desde la analítica de esgrime -pues de hecho, refiere a la obra de dos de ellos-, en los
lo bello en la Crítica del juicio de Kant, pero ampliamente manifiestas que exponen lo que se puede considerar su filosofía de producción.
en la esquematización de la razón ante el desbordamiento de la ima- Los tres artistas escogidos, pertenecientes a tres periodos distintos, son
ginación, expuesta en la analítica de lo sublime. Edgar Allan Poe, Barnett Newman y Andy Warhol. Y lo que el análisis
La cosecha recogida tras la elaboración de los cuatro menciona- arroja como resultado, es que, en contra de Danta, no hay pruebas de
dos capítulos, nos permite contar con los elementos para abordar el que el trabajo de estos artistas se apoye en consideraciones semánti-
problema de la «promesa de reconciliación)) del arte, desde la pers- cas. Todo lo contrario, la evidencia apunta a que su labor está dirigida
pectiva en la que Adorno nos instruye. Sin embargo, en este punto, a la consecución de efectos estéticos, claramente relacionados con !os
cabe la disyuntiva que cuestione si la brecha que abre Adorno nos que veníamos estudiando.
lleva a dar en el blanco sobre el problema que intentamos aclarar o si El mencionado análisis, sin embargo, saca a relucir aspectos que no
existe algún otro ángulo a tomar en cuenta. se contemplan en la perspectiva de Adorno. Ciertamente, el trabajo de
En un esfuerzo dialéctico, como medio de contraste, he decidido estos artistas no rechaza la base estética que propone, en una dialécti-
exponer, en el quinto capítulo, un intento representativo de abordar ca entre interés y desinterés, pero sí cuestiona, sobre todo en Warhol,

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CARLOS A. GAROUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

la función crítica del arte y su oposición a lo que Adorno denomina, Por su parte, el séptimo capítulo, en su totalidad, está dedicado
despectivamente, <dndustria culturah. 1 La obra de Warhol, entonces al desarrollo de los principios que nos pueden permitir comprender
-como de alguna manera indica Danta-, nos impone nuevos retos para el arte, en su dimensión estética, bajo la lente de los descubrimien-
comprender lo que pasa con el arte contemporáneo. Pero, de acuerdo tos freudianos y la formalización en la que se esfuerza en instruirnos
al argumento aquí realizado, podemos afrontarlos bajo la perspectiva Lacan. Y, así, al introducirnos en la compleja trama de sus escritos y
de la estética y el psicoanálisis, más allá del punto de vista de Adorno. seminarios, se establece que hemos de lidiar con el afecto de angustia,
A estas alturas, por tanto, la cuestión a indagar es sobre los ele- con lo que llama la Cosa freudiana, ·con la escabrosa relación entre la
mentos que deben agregarse a nuestra comprensión del arte. ¿Qué filosofía práctica de Kant y Sade, con la ética del psicoanalista, con los
nos puede seguir prometiendo después de Warhol y su aparente y procesos de sublimación y de generación de valor en la producción
enigmática fusión de arte y mercancía? En el mismo sexto capítulo, de objetos referidos -como residuos- con la denotación «a>>, con el ~
propongo que el filósofo y crítico de la cultura Slavoj Zizek, en su insimbolizable goce y con la noción de sinthome -la cual mantiene
libro El sublime objeto de la ideología, traza el camino hacia la posi- una íntima relación con el arte de la escritura.
'
ble respuesta. Y tal camino, básicamente, apunta hacia dos sitios, que Esto es, en suma, el camino planteado por este texto, con la inten-
no se alejan mucho de donde partimos, pero que permiten innovar ción de lograr cierta comprensión acerca de qué puede, en las condi-
respecto a Adorno: hacia Walter Benjamín y sus Tesis de la filosofía de c-Iones actuales de nuestra cultura, ofrecer esperanz7-s reales de satis-
la historia, y hacia los desarrollos psicoanalíticos de jacques Lacan. facción más allá de los conceptos abstractos que nuestra racionalidad
¿Por qué? Porque ambos pensadores, de manera complementaria, nos en su evolución ha concebido y del desahogo barbárico de nuestros
ofrecen un panorama de la historia y el lenguaje en el que, en contra impulsos elementales. De no existir una especie de justo medio en-
de la teoría de Danto, el verdadero motor de la cultura son los efectos tre ambos extremos, en una desesperación como la que los textos de
estéticos que puedan generarse en función cierta expectativa, la cual Adorno suelen expresar, pareciera que solo tendríamos las opciones
considero análoga a la promesa que guía el rumbO de este texto. de la resignación socrática, la violencia dionisiaca o la abstención de
Así, como una propuesta de comprensión del prte desde un punto todo acto y decisión al estilo del Bartleby de Herman Melville.
de vista estético, el último apartado del sexto capítulo está dedicado Si, como muestra Freud, nuestra cultura es incapaz de concebir
a mostrar la viabilidad de una historia del arte a partir de las Tesis de caminos para la satisfacción, nuestro destino sería no solo el malestar,
Benjamin; una historia que, más que progresar bajo el auspicio de sino rivalizar con la propia cultura y nuestros semejantes, en el mar-
cierto concepto, significado o narrativa, se concebirá como una serie co de la lucha de esos seres míticos que son Eros y Tánatos. Pero si
de detenciones de la continuidad temporal, las cuales son capaces nuestra cultura, de hecho, ha creado tales caminos, como en este tra-
de inaugurar, en función de sus efectos, horizontes que engendren bajo sostengo, es labor de quienes nos dedicamos a su estudio echar
esperanza en una oportunidad de redimir el pasado oprimido; como mano de las herramientas de análisis, crítica y reflex-Ión que ofrece,
una promesa de reconciliación de los elementos de la cultura que se para aclararlos y mostrarlos. Es mi opinión que la filosofía, a través
mantienen en conflicto durante su desarrollo. de !a tradición estética occidental, y el psicoanálisis, nos proporcio-
nan los elementos suficientes para discernir esa virtud, de naturaleza
1. A través de este término, Adorno refiere a la imposición de un tipo de racionalidad -basada en más técnica que intelectual, que a la fecha nos sigue prometiendo e
criterios industriales- sobre la producción cultural -promovida por el sistema económico capitalista-,
que la masifica y estereotipa.
impulsando a continuar, aun en el frecuentemente desesperanzador

16 17
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

escenario de nuestro mundo contemporáneo y sus depresivas ilusio- CAPÍTULO 1. LA PROMESA DE RECONCILIACIÓN
nes posmodernas.
Si este texto aspira a alguna utilidad, esa sería la de mostrar, a 1.1. Freud: ilusiones y malestares de la cultura
través de las exigencias de la investigación, la posibilidad real de la
convicción que sostengo. Por ello, no queda más que dar paso a su En su texto de 1927, El porvenir de una ilusión, Freud aborda el
desarrollo y conclusiones, quedando, sin embargo, abierto al mejor tema del desarrollo de la cultura en relación a las posibilidades de
juicio del lector. satisfacción que es capaz de ofrecer. En su opinión, la vida humana,
regida por la cultura, muestra dos aspectos; por un lado, el saber y el
poder a través de los cuales los hombres se han elevado sobre la na-
AGRADECIMIENTOS turaleza; por otro, las normas para regular los vínculos entre los hom- ~
bres y la distribución de los bienes. Ahora bien, esas dos orientaciones
A mi padre, sin cuyo sostén económico y moral, este proyecto no de la cultura son independientes entre sí por tres factores (Freud, 1980
habría sido. b: XXI, 6): <<porque los vínculos recíprocos entre !Os seres humanos
son profundamente influidos por la medida de la satisfacción pulsio-
Al Dr. Francisco de Asís Caja López, porque su guía dio luz al nal que los bienes existentes hacen posible [... ]; por~ue el ser humano
camino que me propuse. individual puede relacionarse con otro como un bien él mismo [... ];
porque todo individuo es virtualmente un enemigo de la cultura>>. Así,
Al Dr. Pedro Chacón Fuertes, por su siempre amable disposición a Freud hace notar que la cultura no solo satisface necesidades, sino
auxiliarme en los complicados mecanismos de la Universidad. que además posibilita la explotación de los hombres, los somete a
una opresión que exige renuncias y crea en ellos tendencias agresivas
A la Dra. Ana María Leyra Soriano, por haber considerado este en contra de la misma cultura. ((Por eso la cultura debe ser protegida
trabajo y haberlo recomendado para publicación,. contra los individuos». lQuerrá decir esto que la cultura tiene fallas
intrínsecas a su concepto, que paradójicamente, en ciertos momentos,
pueden empujar a los hombres a la barbarie? ¿Cultura y barbarie están
intrínsecamente relacionadas?
En primera instancia, nos dice Freud (1980 b: XXI, 7), ((cabe supo-
ner que estas dificultades no son inherentes a la esencia de la cultura
misma, sino que están condicionadas por las imperfecciones de sus
formas desarrolladas hasta hoy», con lo cual uno puede albergar la
esperanza de perfeccionamiento y de reconciliación de los elementos
en conflicto en el seno de la cultura. Sin embargo, inmediatamente
Freud apunta que, mientras el progreso en el dominio de la naturaleza
es evidente, «no se verifica con certeza un progreso semejante en la
regulación de los asuntos humanos». lNo hay, entonces, posibilidad

18 19
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARH, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

de perfeccionamiento en la manera en que concebimos nuestras rela- ser satisfecha, mientras que la prohibición sería la norma que la exi-
ciones humanas? ge y la privación el estado producido por la prohibición, siendo las
Para Freud (1980 b: XXI, 8) es un hecho <<que toda cultura debe prohibiciones fundamentales aquellas relacionadas con los deseos del
edificarse sobre una compulsión y una renuncia de lo pulsional>> y incesto, el canibalismo y el gusto por matar. ¿Ha creado la cultura los
que «en todos los seres humanos están presentes unas tendencias medios suficientes para que logremos resarcir estas renuncias?
destructivas, vale decir, antisociales y anticulturales>>, siendo que lo Antes de intentar contestar dicha pregunta, Freud se apresta a
primero parece implicar como consecuencia a lo segundo. Con ello, explicar el desarrollo moral de los individuos, el cual se basa en la
el centro de los problemas de la cultura, en nuestro actual grado de interiorización de la autoridad externa, creando una instancia aními-
desarrollo, no parece ser el control de la naturaleza, sino «que se lo- ca particular que acoge sus mandamientos: el superyó. Así, la psique
gre[ ... ] aliviar la carga que el sacrificio de lo pulsional impone a los deviene moral y social; no hay cultura sin superyó. Sin embargo, las~
hombres, reconci!iarlos con la que siga siendo necesaria y resarcirlos privaciones que imponen dichos mandamientos son, a su vez, la base
por ella>>. del descontento y de la opresión de la mayoría de )os hombres. Exis-
A lo anterior se aúna la cuestión de que la gran mayoría de los te, por otro lado, un tipo de patrimonio anímico di,stinto de las leyes
hombres ha de ser gobernado por una minoría; unos «individuos ar- morales; se trata de los ideales y las creaciones artísticas (Freud, 1980
quetípicos que las masas admitan como sus conductores». 2 Todo iría b: XXI, 12), <<vale decir, las sa"tisfacciones obtenidas, de ambos», en los
bien, según Freud, si estos hombres tuvieran la capacidad de encon- que se expresan los logros supremos y más apetecibles de la cultura.
trar soluciones a las necesidades objetivas de la vida y, al mismo tiem- Por un lado, en lo referente a los ideales, estos distan mucho de

'',, po, fueran capaces de controlar sus propios deseos pulsionales, edu- ser universales para Freud. La satisfacción que involucran es de tipo
cando a las masas «en el amor y respeto por el pensamiento» que les narcisista, descansa en el orgullo y requiere de la comparación con
permitiera disfrutar de los beneficios de la cultura de la mejor manera. los ideales de otras culturas, a los que ha de despreciar; con lo cual, a
Pero, ¿qué tan probable es que eso realmente suceda? ¿La cultura es pesar de que ayudan a contrarrestar las tensiones que provocan hos-
capaz de perfeccionarse y de permitir la reconciliación en función de tilidad contra la cultura, tienden a crear nuevas formas de discordia,
un buen liderazgo que guíe a las masas hacia ·ros ideales del pensa- esta vez contra quienes no pueden ser identificados como parte de la
miento? misma cultura. Por otro lado, el arte brinda satisfacciones sustitutivas
Como identifica Freud, hemos de tomar en cuenta varios factores para las renuncias culturales, por lo que (Freud, 1980 b: XXI, 13-14)
para evaluar la situación: económicos, políticos, sociales y psicológi- mada hay más eficaz para reconciliarnos con los sacrificios que [... ]
cos, de entre los cuales, centrará sus esfuerzos en los problemas relati- imponen». Lo «consiguen dando ocasión a vivenciar en común sen-
vos a los últimos. Así, básicamente señala dos tipos de medios anímicos saciones muy estimadas [... ], sirven a la satisfacción narcisista cuan-
a través de los cuales se pretende conservar la cultura (Freud, 1980 b: do figuran los logros de la cultura en cuestión y hacen presentes sus
XXI, 10): «los medios compulsivos y otros destinados a reconciliar con ideales de manera impresionante». ¿Será entonces el arte la mayor
ella a los seres humanos y resarcirlos por los sacrificios que impone>>. esperanza de reconciliación de la cultura?
Frustración o denegación sería el hecho de que la pulsión no pueda Antes de dar una respuesta, Freud continúa repasando el inventa-
rio psíquico de la cultura, pasando a la que quizá sea su manifestación
2. Este tema fue desarrollado en profu11didad por Frcud e11 Psicología de las masas y análisis del yo, más importante: !as representaciones religiosas; sus ilusiones. ¿Cuál
de 1921.

20 21
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

es, pues, para Freud, el valor de la religión? Se trata de una especie de torno a un complejo paterno, de una solución universalmente admi-
consuelo que disipa los terrores que inspiran el mundo y la vida, y que tida. Universalmente admitida, sin embargo, sin justificación racional
ofrece respuestas al apetito de saber de los hombres, humanizando alguna. Debe ser aceptada a priori¡ es irrefutable. ¿Por qué habríamos
! i
la naturaleza. Entonces (Freud, 1980 b: XXI, 17), «uno cobra aliento, entonces de creer en ella?
se siente en su casa {heimisch} en lo ominoso {Unheimlich}, puede De acuerdo a lo dicho hasta ahora, las esperanzas de reconci-
elaborar psíquicamente su angustia sin sentido)). Y no solo las huma- liación que ofrece la cultura, ¿aspiran a una justificación racional o
niza; les confiere, además, «Carácter paterno, hace de ellas dioses, en no son más que ilusiones irracionales que responden a profundas ca-
lo cual obedece no solo a un arquetipo infantil, sino también, como rencias afectivas, pero sin eficacia en su resolución? La respuesta de
he intentado demostrarlo, a uno filogenéticOJJ. La religión, pues, tiene Freud es que nuestra cultura está edificada sobre las ilusiones de tipo
su base en el desvalimiento de los hombres y en su añoranza por los religioso, pero ello no debería llevarnos a acallar cualquier tipo de~
padres, convertidos en dioses. cuestionamiento intelectual a favor del mantenimiento de un orden
La respuesta de la religión, sin embargo, fracasa porque no resuel- irracional sino a una revisión radical del vínculo éntre cultura y re-
ve el desvalimiento y el desconcierto de los hombres ante la natura- ' '
ligión. En este sentido (Freud, 1980 b: XXI, 41 ), «sería una indudable
leza. La religión, entonces, encuentra su dominio genuino, más que ventaja dejar en paz a Dios y admitir honradamente el origen solo
del lado de las satisfacciones, en el de la moral, con lo cual se termina humano de todas las normas "y todos los preceptos de la cultura. Con
1

atribuyendo origen divino a los preceptos culturales mismos y se crea la pretendida sacralidad desaparecería también e1 carácter rígido e
la ilusión de que la vida en este mundo sirve a un fin superior. inmutable de tales mandamientos y leyesJ>.
¿Cuál es el valor efectivo, el significado psicológico, de esta ilu- Dicha actitud, en principio, posibilitaría el progreso racional en el
sión? Las representaciones religiosas (Freud, 1980 b: XXI, 25-29) «Son camino a la reconciliación entre la cultura y la satisfacción pulsional.
enseñanzas, enunciados sobre hechos y constelaciones de la realidad Pero, ¿puede la razón por sí misma encontrar la respuesta esperada?
exterior (o interior), que comunican algo que urlo mismo no ha des- La discusión que entabla Freud en el texto le lleva a admitir que quizá
cubierto y demandan creencia [... ], nos dan información sobre lo que la ciencia y la razón también persiguen ilusiones; es decir, no que
más nos importa e interesa en la vida)). Se trata, "pues, de información ellas en sí mismas sean ilusiones, pero sí creer que podríamos obtener
que, a falta de pruebas, requiere de fe y de no ser cuestionada, lo cual de otra parte lo que ellas no pueden darnos. ¿Pueden ellas, entonces,
en el fondo revela que (<la sociedad conoce muy bien la fragilidad de darnos, además de herramientas de análisis y de dominio de la natu-
los títulos que demanda para sus doctrinas religiosas)). Tenemos, pues, raleza, una esperanza realista de reconciliación?
que precisar ((en dónde radica la fuerza interna de estas doctrinas, a La posible respuesta siempre resultará problemática para Freud.
qué circunstancias deben su eficacia independientemente de su acep- Incluso, en El malestar en la cultura, al hacer un repaso de las nu-
tación racionaiJJ. merosas técnicas y creaciones que el hombre ha llevado a cabo para
La respuesta de Freud es clara, simple y se sigue del planteamiento resarcir sus renuncias, de las diversas satisfacciones sustitutivas y su-
del problema. En tanto que ilusiones, las representaciones religiosas blimaciones que ha logrado alcanzar, los conflictos producidos por las
son cumplimientos de los deseos más antiguos e intensos del hombre; exigencias de la cultura que nos piden duras renuncias no encuentran
anhelos producidos por sus más profundas carencias. El secreto de una clara solución. Parecería, pues, que la cultura, en el desarrollo de
su fuerza es la fuerza de estos deseos, a los cuales se les provee, en sus diferentes manifestaciones -arte, religión, moral, tecnología, etc.-,

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA.: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

implica siempre un malestar, el cual, en ocasiones, puede llevar al in-


En El autor como productor, texto presentado en 1934, en París,
dividuo a desarrollar impulsos violentos contra la cultura. La situación
para el estudio del nazismo, Walter Benjamin aborda el tema del tipo
planteada por Freud es preocupante y complicada. ¿Estaremos conde-
de arte que, en una situación social específica, tiene derecho a existir,
nados a la insatisfacción y a la exposición a la violencia, la cual puede
por ser el que responde a los problemas del momento en lugar de
irrumpir en el momento menos esperado, a causa de nuestra propia
perpetuarlos, a partir del cuestionamiento «sobre el derecho de exis-
naturaleza? Freud, finalmente, se pronuncia al respecto en El malestar
tencia del poeta>>.-' Señala que, al plantearse la cuestión, se suele caer
en la cultura (Freud, 1980 a: XXI, 140):
en una discusión sobre qué es lo fundamental en el arte, la tendencia
i 1
, ... Así, se me va el ánimo de presentarme ante mis prójimos como un profeta, y me política o la calidad de la obra. La opción que Benjamin (2004: 21-
someto a su reproche de que no sé aportarles ningún consuelo -pues eso es lo 22) suscribe como propia, es la siguiente: «una obra que presente la
que en el fondo piden todos, el revolucionario más cerril con no menor pasión
que el más cabal beato. tendencia correcta poseerá necesariamente toda otra cualidad». Con~
esto, Benjamin conjuga dos aspectos que se suelen pensar por separa-
El malestar parece, pues, imponerse sobre la ilusión de reconcilia- do, el de la praxis política y el del trabajo artístico, ~ues «la tendencia
ción, la cual, a pesar de todos lo? intentos de la cultura por mantener política correcta incluye una tendencia literaria. Y,· para completarlo
viva la esperanza en ella, termina fracasando por su ineficacia; por su de una vez: que es en esta tendencia literaria [... ] y no en otra cosa,
propia irracionalidad. La racionalidad, entonces, solo encuentra lugar en lo que consiste la calidad de la obra». Una obra de calidad, por
en el dominio sobre la naturaleza, mientras que el dominio de los tanto, es una obra cuya tendencia es realizada correctamente; es útil
ji'
hombres y sus relaciones se revela como irracional y carente de una a la praxis política.
respuesta satisfactoria. Freud no puede prometer nada. Ahora bien, en lugar de partir del debate entre tendencia y calidad,
Benjamin nos señala que pudo partir de otro análogo, aquel entre for-
ma y contenido. Este resulta estéril si se analiza !a obra en abstracto.
1.2. Benjamin y Adorno: El derecho a la existenCia del arte, la técnica Más bien, para que !a discusión sea fecunda, ha de insertarse la obra
en la producción y consumo, y la redención de la ilusión en el conjunto de las relaciones sociales, las cuales, desde el punto
de vista del materialismo dialéctico, están condicionadas por las re-
Freud se abstiene de dar consuelo, pues prefiere ello a engendrar laciones de producción, con el fin de analizar desde allí la forma y el
ilusiones, falsas esperanzas; las cuales, en el fondo, son como un en- contenido. Así, nos dice Benjamin, se suele preguntar sobre la actitud
gaño o una mentira. Sin embargo, aun y cuando no se pueda garan- de las obras frente a dichas relaciones de producción. Sin embargo, es
tizar una solución al conflicto, habríamos de seguir preguntando por preferible formular otro tipo de pregunta, menos pretenciosa, en su
posibilidades dentro de la misma cultura que no necesariamente sean opinión, y más precisa, a mi parecer (Benjamín, 2004: 25): «¿cuál
falsas y que nos brinden un tipo de esperanza que no tenga que caer es su posición [de la obra] dentro de ellas [las relaciones de produc-
en el engaño. ¿Qué puede, entonces, en el estado de la cultura con- ción]?». Es decir, qué papel juegan la forma y contenido específicos de
temporánea, mantener viva la esperanza de superación del conflicto,
sin mentir? Las respuestas de W. Benjamin y T. Adorno apuntan hacia
3. Dicha cuestión, como nos recuerda Benjamín, fue planteada con toda su fuerza por Platón, en
un mismo lugar, desde diferentes perspectivas, aunque con muchas la República, por el concepto elevado que tcní~ del poder de 1~ poesía. Ahor~, es necesario retomarla
semejanzas: hacia la producción artística. desde un contexto distinto: Platón consideraba daFiina la poesía en una comunidad periecta, pero en una
imperfecta ha de precisarse su aportación.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

una obra dentro de la compleja red de relaciones. La pregunta, pues, ciales y de producción cambien, para Benjamin, tiene una tendencia
1

¡!, «apunta directamente a la función que tiene la obra dentro de las incorrecta, es de pobre calidad y no es eficaz en absoluto.
1
relaciones de producción [... ] apunta directamente hacia la técnica Si se está en una situación de alienación e insatisfacción, lo propio
11,
[... ] de las obras>>. de aquello que hemos de llamar arte ha de ser su funcionalidad para
1' cambiar materialmente la situación de las relaciones sociales que de-
El centro de la discusión que le interesa precisar a Benjamin, por
1' tanto, es el de la correcta utilización de la técnica para producir una penden de las relaciones de producción y encontrar una solución. Se
1

obra, siendo así que la tendencia de una obra, en la cual consiste su trata de (Benjamin, 2004: 44) «suprimir la oposición entre el ejecutan-
calidad, consiste, a su vez, en un progreso o retroceso de la técnica. te y el oyente y suprimir la oposición entre la técnica y el contenido)).
La producción, el producto y su función en la red de relaciones so- La cultura, por tanto, y particularmente el arte, no ha de ser entendida
ciales, vinculada a la actividad política, no pueden pensarse como como objeto de consumo, paladeo y contemplación, sino desde sus ~
momentos ajenos, sino como parte del mismo proceso dialéctico que, procesos de producción y desde sus aportaciones, fundamentalmente
en su conjunto, constituyen el fenómeno artístico. No se trata, por técnicas. El espectador ha de ser capaz de comprenper el proceso de
tanto, de producir a partir de géneros y funciones previamente es- producción de aquello que se le presenta como satisfactorio, criticarlo
tablecidos, como si existiera una necesidad espiritual o natural para y, de ser necesario, convertirse en productor de nuevas obras.
hacerlo, sino de funciones determinadas por las circunstancias en las Así pues la utilización de'la técnica, desde la perspectiva deBen-
' '
que se encuentran las relaciones de producción en un momento de- jamin, es la base a partir de la cual hemos de discutir las posibilida-
terminado, con el fin de que sean útiles a la tendencia política que des de superación de la alienación y la insatisfacción que el sistema
cada uno elija. de producción genera. Ante ello, hemos de considerar la opinión de
Lo anterior no solo favorece la autonomía -pues el individuo no Freud, en el Malestar en la cultura, acerca de la tecnología. Menciona
depende de lo que el sistema produzca para satisfacer sus necesida- que, sin duda, debemos sentirnos orgullosos del grado de desarrollo
des, ya que él mismo desarrolla la técnica que requiere cada obra en que ha alcanzado la técnica en la modernidad; que es, de hecho,
específico para ser útil a sus intereses, a partir Qe las condiciones de como un cuento de hadas, como (Freud, 1980 a: XXI, 90) <(el cumpli-
desarrollo existentes-, sino que además propicia la liberación de los miento de todos los deseos de los cuentos)). El hombre se ha hecho
medios de producción que, de otra manera, quedarían monopoliza- de aquello que en otras épocas parecía imposible lograr, de aquello
dos por los capitalistas. que se imaginaba propiedad exclusiva de los dioses. En virtud de la
Haciendo referencia al teatro de Brecht y sus aportes técnicos, técnica, el hombre ha devenido un dios él mismo; «una suerte de dios-
Benjamin nos hace notar que se trata de una refuncionaliZación del prótesis, pbr así decir, verdaderamente grandioso cuando se coloca
material existente en la realidad social, sin la cual, se encontraría ata- todos sus órganos auxiliares¡ pero estos no se han integrado con él, y
do a relaciones de explotación. Vale la pena insistir que no se trata de en ocasiones le dan todavía mucho trabajo».
una (Benjamin, 2004: 38) nenovación espiritual como la proclamada ¿Por qué no se han integrado al hombre sus órganos auxiliares, a
por los fascistas; se proponen innovaciones técnicas>>. Con ello, lo pesar de que estos le dan el poder de un dios~ ¿Qué se entiende por
producido se resiste a alimentar el sistema dominante y más bien se integración en este contexto~ De lo que habla Freud es del cumpli-
propone transformarlo. Por lo tanto, una obra que abastece y fortifica miento de deseos. La integración se refiere a la utilización de dichas
el sistema, es decir, que no aporta nada para que las relaciones so- herramientas a favor de ello. Sin embargo, aún es

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CARI.OS /\. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, pSICOANÁLISIS y ESTÉTICA: PROMESA DE RKONCILIACIÓN

cuenta otro aspecto (Freud, 1980 a: XXI, 91 ): «el ser humano de nues- señada para reproducir. Producir arte, en nuestros tiempos, por tanto,
tros días no se siente feliz en su semejanza con un dios)). No se trata, es reproducir, con lo cual, otro tipo de técnicas ajenas a la reproduc-
pues, solo de cumplir deseos, los cuales, como sabemos, en gran parte ción van perdiendo paulatinamente vigencia.
solo persiguen ilusiones. Lo que está en juego son las posibilidades Lo anterior implica que el aquí y ahora de las obras, su existencia
de la técnica en el logro de la felicidad, de satisfacción. Del mayor singular, su aura, esa manifestación irrepetible de una lejanía, base
de los deseos. Así, la verdadera integración no consiste simplemente de su autoridad y autenticidad, quedan irremediablemente dañadas.
en insertar al individuo en el sistema de producción, sino en adaptar y esta atrofia del aura, nos dice Benjamín, es un proceso sintomáti-
los medios de producción a las necesidades de satisfacción y a la co. ¿Un síntoma de qué~ El arte, cada vez más, se desvincula de la
búsqueda de felicidad de cada individuo. No se trata, pues, de subsu- tradición, de sus prácticas y sus conceptos; se vuelve masivo y pue-
mir lo particular en lo general, sino de que lo particular encuentre su de actualizarse constantemente, al desligarse de su contexto origi- ~
satisfacción a través de lo que solo debería ser un medio. Por lo tanto, nal, para salir al encuentro de cualquier destinatario. El desarrollo de
hemos de preguntarnos si en nuestras sociedades la técnica es real- los medios de reproducción, pues, está íntimamen~e vinculado a la
mente un medio cuyo fin es la satisfacción de los individuos o, más formación de masas, las cuales requieren la superadón de la singula-
bien, se ha convertido en un sistema que administra los intereses de ridad y el acercamiento espacial y temporal de todas las producciones
los individuos de acuerdo a una lógica que es ajena a las necesidades culturales para adueñarse de estas en su falta de inqividualidad. Con
de estos. esto, la percepción de los objetos sufre modificaciones; lo igual le
En su famoso ensayo de 1936, La obra de arte en la época de su gana terreno a lo irrepetible; acostumbramos nuestro gusto a lo in-
reproductibi/;dad técnica, Benjamín realiza una crítica de las transfor- mediato y reproducible, y perdemos sensibilidad hacia lo auténtico
maciones que implica e! creciente progreso de los medios, y nos da y diferente.
una idea de sus posibilidades, en un contexto apenas anterior al del Por un lado, el arte tradicional, vinculado al culto y al ritual, sufre
capitalismo de consumo. 4 una severa crisis que lleva a ciertos artistas a la posición extrema de
El primer rasgo a considerar y sobre el cual gira el texto, es que la /'art pour rart; por otro, el arte se emanc.1pa del ritual y se abre a una
producción cultural, en específico el arte, ya no puede ser estudiada, nueva posibilidad (Benjamín, 1989: §4): «En lugar de su fundamenta-
como se anticipa en El autor como productor, a partir de conceptos ción en un ritual aparece su fundamentación en una praxis distinta, a
que han sido dejados atrás, como los de creación, genialidad, peren- saber en la política)). El arte, en su vinculación con I;I política, privi-
nidad y misterio; conceptos todos que pueden ser utilizados con sen- legia la exhibición de la obra sobre su valor cultual ,S haciéndola sus-
tidos fascistas, por su ineficacia en la transformación de las relaciones ceptible de los más diversos usos; liberándola, podríamos decir, para
de producción. La cultura, bajo esta perspectiva, no es un producto darle la función que la tendencia política requiera. La consecuencia,
del espíritu, sino de la técnica. Ahora bien, lo propio de este texto, sin por tanto, es que los objetos artísticos se vuelven objetos de todo tipo
embargo, es que la técnica característica de nuestra época ha sido di- de manipulación: manipulación de realidades fotografiadas, manipu-
lación de los actores en el mecanismo cinematográfico, manipulación
de la percepción de los espectadores sometidos a todo tipo de estímu-
4. Desde el texto ya citado del Autor como productor, las dos preocupaciones principales deBen-
jamin parecen ser el fascismo y el enfrentamiento entre proletarios y capitalistas. Me parece que, para
poder hablar de la sociedad de consumo, bajo una línea de pensamiento similar, tenemos que recurrir al 5. Valor cultual que depc11de del ritual, la tradiciúfl y sus ideas religiosas que determi11an de a11tema11o
concepto formulado vario o años después por T. Adorno de la «Industria cultural"· la función de la obra.

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los; todos los participantes en los procesos de reproducción hemos de y aprOpiación masiva, pero que, por otro lado, carece de un vínculo
responder de manera automática a las exigencias de los medios, ha- cultural que determine la dirección de la producción, con lo cual,
bituando nuestra percepción a las diversas competencias requeridas. como nos dice Benjamín, la política se convierte en el eje en torno al
Aunque, como veíamos en El Autor como productor, este parece cual se decide el destino de la producción, ya sea en la estetización de
ganar autonomía y eficacia, el análisis de los medios de reproduc- la política, como en el fascismo, en la politización del arte, como en
ción nos muestra que, en la formación de masas que ellos propician, el comunismo, o, como nos hará ver Adorno, en la mercantilización
en función de su propia dinámica, los que participamos en ella en de la cultura que promueve la industria.
realidad perdemos autonomía e. individualidad en la producción y Propiamente hablando, es con el concepto de industria cultural
consumo, tras la desaparición de los roles tradicionales. Es cierto, el con el que entramos en el análisis del arte en la sociedad de consumo
consumidor aspira siempre a ser productor, pero lo que también tien- y de sus posibilidades en ella. Según el punto de vista liberal que sirve ~
de a suceder es que el productor pierde su carácter de creador para de ideología al sistema de producción capitalista, la utilidad que los
convertirse en un operador de mecanismos. Se trata, en suma, de una individuos puedan obtener de los medios está en sus' manos; depende
manipulación y puesta en circulación constante del material disponi- por completo de sus capacidades. Sin embargo, bajO' las condiciones
ble, que pone en cuestión la eficacia política que Benjamín postulaba actuales de repartición de la riqueza y división del trabajo, esa res-
como constitutiva de la calidad de la obra. ¿Puede aún el productor puesta parece insuficiente, pUes no logra explicar la insatisfacción,
aspirar a ser autónomo al verse enfrentado a los medios de reproduc- los síntomas, las alienaciones y, en suma, los mal~stares propios de
ción? ¿Puede aún realizar la tendencia política de la obra, siendo que nuestras sociedades. Los hechos, como dice Adorno, lo desmienten
su producto es susceptible de circular de manera indeterminada por cotidianamente. Los individuos no parecen tener a la mano, dentro
todo el sistema? ¿Puede asegurarse de que su producto, en la circu- de la lógica del sistema de producción, los medios para intentar rea-
lación, opere una transformación en el sistema, en lugar de que el lizar su felicidad. De ser así, la producción -los intentos- sería tan
sistema lo transforme a él y lo integre en su lógica? variada como los individuos. Pero el hecho es que, más bien, en todo
Para ampliar nuestra comprensión de lo que,Benjamin ha identifi- el mundo cada vez se parece más lo que se produce, se ofrece como
cado, hemos de continuar con el análisis del texto. ¿Qué es lo que de satisfactorio y se consume. Todo, como ve Adorno, tiene un rasgo de
hecho se realiza en esta transformación en el gusto y la percepción, semejanza. Ello, por supuesto, nos debería hacer reflexionar. ¿En fun-
operada por los medios? Benjamín nos da algunas pistas en relación ción de qué producimos? ¿De nuestra individualidad? ¿De nuestras
a los desarrollos del psicoanálisis. Los medios de reproducción nos necesidades? ¿O de un tipo de generalidad impuesta por el sistema?
permiten ver cosas que de otra manera habrían pasado desapercibi- La tesis de Adorno apunta a esto último. El sistema controla la pro-
das. Los medios, en este sentido, son como herramientas de análisis. ducción a través de la estandarización, bajo criterios que ya no tienen
A través de ellos nos enteramos de toda una realidad que permanecía que ver con la cultura en un sentido tradicional, sino con la industria
desconocida, como en el psicoanálisis nos enteramos del inconscien- y el comercio. A falta de cultura tenemos, entonces, una industria que
te. Los medios, pues, literalmente, producen y, en el proceso, amplían produce un sucedáneo de cultura.
la realidad, a costa, sin embargo, de su fragmentación. Crean una rea- Adorno reconoce que la industria cultural busca armonizar todos
lidad en la que se puede profundizar fragmentándola, diseccionándo- los elementos que puedan entrar en contradicción con el sistema, con
la, dispersándola, separándola en piezas para su análisis minucioso lo cual, si su pretensión se pudiera cumplir, en principio, al menos, la

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alienación disminuiría notablemente, y nuestra satisfacción, si no es- de cualquier sistema? ¿Un gasto puro, una descarga de energía que
tuviera garantizada, sería, al menos, muy facilitada. El problema para está destinada a perderse y que incluso puede manifestarse, en su cru-
Adorno es que esta promesa de reconciliación descansa en una premi- deza, en su violencia, de manera amenazadora, siniestra, destructiva,
sa falsa. Para que sus pretensiones fueran genuinas, los individuos de- como ya identificaba Freud en el caso de la pulsión de muerte?
berían tener cada vez más poder frente al sistema, tal como proclama La producción en la industria cultural, para Adorno, funciona es-
el espíritu liberal con sus propuestas de /aissez-faire. Pero, para Ador- quemáticamente; en su racionalidad, toda manifestación es absorbida
no, lo único que se hace cada vez más poderoso es el mismo sistema y sometida; todo contenido procede de la conciencia. El contenido
1 de producción, sometiendo cada vez más a su antítesis, el individuo. pulsional e inconsciente es domesticado de manera cada vez más ava-
1

Ahora bien, al igual que Benjamín, Adorno reconoce la atrofia del salladora hasta convertirlo en cliché, con lo cual su impacto puede
aura y la identifica en el sacrificio de la lógica propia, única e irrepeti- ser calculado para distribuirse con éxito en función de su valor de
ble, de cada obra, en el seno de la producción en serie. La diferencia, cambio. La carrera hacia el éxito que cualquier individuo emprenda
sin embargo, es que para Adorno (2001: 166) esto «no se debe atri- se convierte, así, en la suma de esos acontecimien;tos idiotas, en el
buir a una ley de desarrollo de la técnica como tal, sino a su función cumplimiento del cliché, sin ninguna repercusión en.ergética. ¿Qué se
en la economía actuah. Utilizar medios de reproducción para hacer siente, pues, al lograr el éxito en una empresa de este tipo? No mucho,
objetos culturales no implica por sí mismo la disolución del aura y la al parecer. El tedio es la const.1nte.
pérdida de autenticidad, lo cual, quizás, abre una posibilidad al arte ¿Ofrece algo la industria cultural para lidiar con el tedio? Ofrece
autónomo aun en el marco de la reproductibilidad. Lo que más bien entretenimiento; industria del entretenimiento, bajo un hostil mandato
pone en jaque al arte bajo esta perspectiva, son las exigencias del ¡nherente: ¡diviértete! Adorno (2001 : 181) es contundente al referirse
mercado en el que hemos de interactuar y resolver nuestras necesi- a este proceso:
dades y suerte. Necesidades que no están determinadas ni siquiera
La diversión es la prolongación del trabajo bajo el capitalismo tardío. Es busca-
por los deseos de los individuos, como pudo haber pensado Freud o da por quien quiere sustraerse del proceso del trabajo mecanizado para ponerse
como afirma la ley de oferta y demanda, sino por el secreto que Marx en condiciones de poder afrontarlo. Pero, al mismo tiempo, la mecanización
identificaba en la fetichización de la mercancía y en la plusvalía, a ha conquistado tanto poder sobre el hombre durante el tiempo libre y sobre
su felicidad, determina tan íntegramente la fabricación de los productos para
saber, la reproducción del mismo sistema operada por la abstracción distraerse, que el hombre no tiene acceso más que a las copias y a las repro-
del valor, en función del tiempo de trabajo social, lo cual asegura su ducciones del proceso de trabajo mismo. El supuesto contenido no es más que
éxito como negocio. una pálida fachada; lo que se imprime es la sucesión automática de operaciones
reguladas. Solo se puede escapar al proceso de trabajo en la fábrica y en la ofi-
Lo que Adorno muestra, en contra de cualquier espíritu de libre cina adecuándose a él en el ocio. De ello sufre incurablemente toda diversión.
competencia, es que la producción tiende al monopolio cultural; a la El placer se petrifica en aburrimiento.
administración eficaz de todo recurso a través de una estandarización
que no tolera desperdicios o cualquier tipo de gratuidad sin fines de Si el placer, y la satisfacción pulsional que en él se logra, implica,
lucro. ¿No es esto paradójico? ¿Cómo puede un sistema prometer las como en los análisis de la sexualidad, de los chistes y de las crea-
mayores satisfacciones en su publicidad, sin aceptar, a su vez, un gas- ciones artísticas en Freud, un relajamiento de la conciencia y lacen-
to improductivo? ¿No implica la idea misma de satisfacción un gasto sura que nos impone el trabajo y nuestras interacciones sociales, 6 el
que no sea necesariamente susceptible de ser reinvertido en la lógica
6. Lo cual se analizará en el tercer capítulo de este trabajo.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN AI<Tt, PSICOANÁLISIS Y ESHTICA: PRO,VtfSA DE RECONCILIACIÓr-.'

entretenimiento de la industria cultural lo imposibilita al igualar el esperanzas de reconciliación, realizando tendencias políticas, como
trabajo al ocio. Al entretenernos con lo que se nos brinda para consu- pretendía Benjamín? La cuestión es planteada de manera problemá-
mir, reproducimos el sistema tanto como lo hacemos en el trabajo. En tica, por no decir desesperada. Me parece claro que, en la dialéctica
términos de Adorno, los divertimentos que se nos ofrecen son absur- interna del objeto artístico, Adorno ubica la posibilidad de reconcilia-
dos, desprecian el significado que pueden tener en relación a la vida ción como una promesa, pues, al contrario de la industria que busca
interior de los individuos; carecen de simbolismo, el cual es sustituido eliminar en sus mercancías cualquier tipo de tensión entre lo universal
por tramas de acción, de violencia en aumento y de destrucción sin y lo particular, igualando su producción a la vida cotidiana y vicever-
sentido. sa, lo propio del arte es mantener la tensión en la expresión, como
La industria acostumbra a nuestros cuerpos al maltrato continuo y manifestación de las estructuras sociales y las violencias que produce.
al quebrantamiento de la resistencia individual, pues no es solo que Con ello, el estilo de cada obra no es, como en la moda, un conjunto ~
seamos sometidos constantemente a la violencia ejercida contra per- de aspectos a reproducir para ser usados por cualquiera. La promesa y,
sonajes ficticios o ajenos a nosotros (Adorno, 2001: 183), sino que el en este sentido, la esperanza, tiene lugar en virtud d~l mantenimiento
«placer de la violencia hecha al personaje se convierte en violencia de la tensión.
contra el espectador, la diversión se convierte en tensión». La repro- Sin embargo, regresando al motivo freudiano ya mencionado, las
ductibilidad técnica, en manos del sistema económico de producción, promesas de la cultura, incluidas las del arte, son flusorias; siempre
impone como régimen una estimulación violenta y perpetua que nos ideológicas. Y, sin embargo, piensa Adorno (2001: 175), la promesa
mantiene en una tensión distinta y de hecho opuesta a lo que, para no deja ·de ser necesaria; dan necesaria como hipócrita>). Pareciera,
Adorno, es propio del arte. pues, que en pos de mantener vivas las posibilidades de satisfacción,
En el arte, el sufrimiento es expresado en la tensión entre elemen- hemos de recurrir no solo a la eficacia que pretendía Benjamín en sus
tos alienados de hecho en el seno de las relaciones entre la vida in- reflexiones sobre la técnica, sino a ilusiones. Pero no a cualquier tipo
terior y exterior del artista, lo cual posibilita la conciencia de dicha de ilusión. La ilusión que ofrece la mercancía, como indica el subtí-
represión y puede engendrar la esperanza de reconciliación. En la tulo del capítulo sobre la industria cultural, es un engaño de masas;
diversión, la tensión es provocada por el objeto sobre el sujeto, exci- aquello que nos mantiene atados a la reproducción de la lógica del
tándolo descaradamente con todo tipo de crudas exhibiciones, en las sistema a través del consumo. La ilusión que posibilita la autonomía,
que incluso se ofrece la ilusión de posesión .de objetos sexuales. Con la hemos de ubicar, más bien, en la constitución de la obra artística;
esto, el arte, al menos, podría salvar la pulsión en una S}lblimación en su compleja dialéctica, ya mencionada por Benjamín, entre forma
nunca asegurada (Adorno, 2001: 184), al «representar la plenitud a y contenido, en el seno de las relaciones de producción.
través de su misma negación>>. Mientras que la industria cultural no Ahora bien, identificar la obra de arte como el lugar de la autono-
sublima, sino que reprime al exhibir y prometer más de lo que puede mía no garantiza ni resuelve nada por sí mismo, porque, como bien
dar. No «hace más que excitar el placer preliminar no sublimado que, ve Adorno, no hay nada más incierto que el arte. Su Teoría estética co-
por el hábito de la privación, ha quedado desde hace tiempo deforma- mienza con la siguiente afirmación, que resulta sumamente significa-
do y reducido a placer masoquista>>. tiva (Adorno, 1971: 9): «Ha llegado a ser evidente que nada referente
lQuerrá decir lo anterior que aun en una época dominada por al arte es evidente: ni en él mismo, ni en su relación con la totalidad,
la industria cultural, el arte, para Adorno, puede seguir ofreciendo ni siquiera en su derecho a la existencia)). Con esto, de nueva cuenta,

34 3S
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regresamos al motivo del que partía Benjamin en el Autor como pro- reflejan las proyecciones del sistema. Lo propio del arte sería resistirse
ductor: el derecho a existir del arte no está asegurado de entrada; la a ser objeto de proyecciones; el sujeto debería olvidarse a sí mismo en
cuestión es problemática y su posibilidad dependerá de lo que los la contemplación. No ha de igualar el objeto artístico a sí mismo, sino
individuos sean capaces de producir -y no de lo que consuman o in- igualarse a él (Adorno, 1971: 31 ): «Era la sublimación estética; Hegel
tenten legitimar independientemente de su función y de su incidencia llamaba a esta actitud libertad hacia el objeto)). La sublimación, pues,
en las relaciones de producción. entendida como posibilidad propia del arte, contribuye a la liberación
¿Cuál es, pues, para Adorno, la situación de esa promesa de recon- de las relaciones de producción al evitar que el sujeto proyecte sus
ciliación que es el arte, en nuestra época? En su constante lucha por ilusiones ideológicas sobre los objetos, obligándolo a salir, al menos
la autonomía, el arte ha perdido todo tipo de evidencia a priori; in- momentáneamente, de la lógica del sistema -mientras que la mercan-
cluso sus materiales, los cuales, a fuerza de usarse, se han desgastado cía lo mantiene atado a ella.
y caído en expediente decorativo sujeto e intereses comerciales. Sin Sin embargo, nunca se puede cantar victoria (Adorno, 1971: 32),
embargo, este desgaste transforma a su vez el concepto de arte, lleván- porque el «arte nunca fue perfectamente autónomo respecto del opro-
dolo cada vez más hacia la desilusión. El arte, pues, va perdiendo su bio qwe le viene de la autoritaria industria cultural: Su autonomía es
naturalidad y se vuelve una reacción en contra del entretenimiento de algo a lo que ha accedido, lo que constituye su concepto, aunque no
la industria, el cual busca la integración social. Sucede, entonces, una a priori)). Cada obra se ha de ganar su libertad en '\lomentos específi-
polarización entre arte y mercancía en la que esta última, para Adorno cos, en virtud de su constitución, de su dialéctica interna entre forma
(1971: 30), «es un testimonio del fracaso de la cultura [... ] [la cual] y contenido. La autonomía es algo que ha de llegar a ser y que nunca
convirtió ese fracaso en voluntad propia)). El arte sería la esperanza puede asegurarse. Engañarse y pensar que, de antemano, el arte tiene
de la cultura y estaría luchando en contra de los procesos sociales derecho a existir, es la base de la ideología que ha hecho del arte un
que parecen empujarnos a la barbarie. «Pero por esto mismo perciben negocio orientado al lucro económico, porque, aunque responda a
[los engañados por la industria cultural] su inadecuación [del arte] al una necesidad real, habrá dejado de ofrecer una verdadera promesa;
proceso social contemporáneo de forma mucho más transparente que se encontrará del lado del oponente, al servicio del más fuerte, es
quienes todavía recuerdan lo que un tiempo fue la obra de arte». decir, del sistema.
El arte se ha vuelto algo ajeno al común de los consumidores, Así, lo propio del arte es la expresión de un contenido que se ha
quienes han acostumbrado su gusto a la mercancía; lo cual, sin em- dado por llamar negatividad (Adorno, 1971: 33); «algo en la realidad
bargo, reafirma la verdad del arte que no se deja integrar. Así (Adorno, que es reacio al conocimiento racional»; aquello que este cree poder
1971: 31), los <<clientes de la cultura se rebelan contra la autonomía subsumir y determinar; «el resumen de todo aquello que oprime la
de la obra de arte porque la convierte en algo mejor de lo que ellos cultura establecida» y que Adorno llama sufrimiento. Tal ha de ser la
creen que es>>. ¿Qué es eso que los consumidores creen o quieren verdad del arte; una verdad no conceptual, pero no por ello absoluta-
que sea el arte, según Adorno? Un fetiche en el que lo que realmente mente irracional o barbárica. En todo caso, expresión de lo irracional
se consume <<es el carácter abstracto de su ser-para-otro, sin que real- de manera racional, la cual, sin embargo, no resuelve el sufrimiento ni
mente esas mercancías sean para otro)). promete hacerlo; pero que, aun así, en la tensión que manifiesta, por
Cuando la cultura se transforma en mercancía, las obras que se su misma constitución, en su objetividad, brinda verdaderas esperan-
consumen se convierten en un mero factum; ya no prometen, solo zas¡ una verdadera promesa de reconciliación, no en el ofrecimiento

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ARTE, ~SICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA Df RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARAN

de garantías, sino en la toma de riesgos (53): «Solo las obras que algu- objeto, pues la realización implicaría el fin del arte, el fin del progreso
na vez corrieron riesgo tienen la posibilidad de sobrevivir>>. técnico y, finalmente, «la posibilidad de la catástrofe total)). El arte, en
Lo producido en arte, pues, no ha de verse integrado sin más en la contra, «quisiera exorcizar esa catástrofe)).
dinámica social, ya que la integración frena así las fuerzas que se le Adorno somete a la producción técnica, por tanto, a un tabú de la
oponen. La unidad de lo múltiple lograda por el arte debe ser antitéti- representación; a la imposibilidad de representar la realización subje-
ca¡ mientras que una unidad abstracta, sin tensión (Adorno, 1971: 47), tiva, la satisfacción, con el fin de evitar su ideologización; para evitar
sería «Una unidad alienante l ... ] [al] desprenderse de su esperanza que su promesa se convierta en engaño. De lo que se trata en arte es
para caer en la necesidad ciega>J. De hecho, «podemos entender todo de correr riesgos; de prOducir sin modelos o esquemas establecidos
el arte nuevo como una constante intervención del sujeto que ya no (Adorno, 1971: 57): «La imaginación del artista casi nunca ha podido
piensa dejar dominar sin reflexión el tradicional juego de fuerzas en la concebir lo que va a producir)).
obra de arte)>, sin que esto signifique que el sujeto imponga su volun- El riesgo del arte y sobre el que recae el tabú está en el uso que
tad sobre el objeto. El arte, más bien, coloca los resultados objetivos se le da a la imaginación en la producción técnica. La posibilidad de
1

fuera del sujeto, descargando a este de responsabilidad y haciendo de liberación que implica el arte requiere de dominio subjetivo, pero no
tales descargas una <<garantía de una indestructible objetividad)). sobre el objeto, sino sobre la relación entre el sujeto y su producto.
Con esto, la técnica sería concebida por Adorno no solo como No se trata, entonces, de una responsabilidad que llene al sujeto de
prolongación del sujeto, sino como algo que lo conduce siempre más culpas. Para Adorno (1971: 59), la técnica artística' tendría que incor-
allá de este. El arte, en donde lo fundamental es la utilización técnica porar «ingredientes lúdicos sin los que el arte no puede ser pensado,
de los materiales disponibles, no puede ser subsumido en el domi- como tampoco la teoría)), sin perder la seriedad. Se trata de mantener
nio de la subjetividad pura. Para lograr una expresión no alienada el equilibrio entre responsabilidad e irresponsabilidad como posibili-
que posibilite la sublimación, la subjetividad requiere una mediación dad de la sublimación.
objetiva. Lo contrario, a saber, la pérdida del objeto, implicaría el em- El sujeto con respecto a la obra de arte ha de respetar, por tanto,
pobrecimiento del sujeto, su alienación; la ·imposibilidad de buscar cierta distancia, siendo la subjetividad, en el proceso de producción,
su satisfacción a través de la cultura, en virtud del desarrollo técnico. una parte de su objetividad. Dicho de otra manera, el sujeto no es más
Cuanto más se totaliza una sociedad, reduciendo su funciona- que un momento en la construcción del objeto y, como tal, una fuerza
miento a la lógica de un sistema, tanto más las obras de arte se con- productiva que debe mediar entre los procesos objetivos que siempre
vierten en su opuesto. En tanto más se impone una racionalidad, como corren el riesgo de independizarse de él y empujar a la sociedad a la
manifestación de un tipo de subjetividad, las obras se convierten en regresión. Así, como se ha venido diciendo, el arte ha de mantener
objetos que expresan la alienación al hacer desaparecer los matices una tensión, en sus procesos, entre sujeto y objeto, renunciando a
subjetivos y los tonos intermedios. El arte, pues, no necesariamente ha toda reconciliación de los opuestos. La autonomía sería posible en
de coincidir con una intención subjetiva, ya que su expresión requie- 1~ construcción de dicha tensión en el objeto, sin violar el tabú de la
re, más bien, la oposición a ella; su negación, introduciendo con ello representación.
un tipo de novedad en la que la técnica es usada para (Adorno, 1971: La construcción del objeto en el arte no estaría, por tanto, de-
51) «expresar lo inexpresable)), como una especie de utopía; una po- terminada por un fin, sino por una tensión dialéctica que permite la
1

sibilidad del sujeto que, sin embargo, no se realiza positivamente en el distancia crítica, la reflexión y, en último término, la sublimación y la

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CARLOS A GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

liberación de las relaciones de producción. Con ello, la forma de la en día, piensa Adorno (1971: 234), tal vez <<sean necesarias unas obras
obra no puede estar determinada por ningún tipo de concepto, ya que que por su núcleo temporal se consuman a sí mismas, que hagan des-
eso equivaldría a su integración en alguna ideología. Su verdad, más aparecer sin huellas su vida en el momento de la manifestación de la
bien, la habríamos de buscar en su contenido, el cual, sin embargo, verdad sin que esa verdad atenúe su desaparición en lo más mínimo)),
no es determinable. Con ello, la tendencia política de la que hablaba de manera que la realización de las tendencias en los materiales de
Benjamín, que constituía la calidad misma de la obra, se vuelve pro- la misma obra, en función de su inmanente dinámica, al tender a su
blemática, pues ¿cómo podemos comprenderla si no es representable desaparición, sea <<grandiosa, [... ] la de un arte de grandes exigencias
más que en negativo, en la expresión de tensiones? que sin embargo estaría dispuesto a verse desechado)).
La comprensión de la obra, así como la de la experiencia estética La propia dinámica de las obras, por tanto, impide que su repre-
que con ella se produce, siguiendo a Adorno (1971: 232-233), ha de sentación se consume y más bien tiende a la desaparición en una ~
adecuarse a ella como si se tratase de ((algo vivo». La obra, pues, está expresión de grandiosidad. En un mundo totalmente administrado,
en movimiento, porque la unidad de sentido que en ella se logra no como el que Adorno concibe en tiempos de industria cultural, el arte,
es algo fijo, sino un proceso en el que se alcanza cierto equilibrio de que tiende a radicalizarse, debería realizarse de tal manera
' como una
los antagonismos. «A partir de su técnica se puede entender que las manifestación de la conciencia oprimida, siendo este tipo de obras,
obras de arte no son ser, sino devenir». Y no solo eso, sino que, en que se trascienden a sí mismas, en función de su contenido de verdad
esta dinámica inmanente, es «donde la experiencia estética se parece (Adorno, 1971: 258): '
a la sexual, y precisamente en su culminación. El modelo viviente y
las que ocupan el lugar que en otro tiempo quería significar el concepto de
originario de la experiencia estética es la forma en que en la sexual lo sublime. Su espíritu y sus materiales se distancian, pero ellas conservan la
se modifica la imagen amada y en ella se une lo más viviente con lo tendencia de llegar a ser uno. Su espíritu se experimenta a sí mismo como irre-
presentable sensiblemente y sus materiales, como aquello que existe fuera del
más rígido>>.
confinamiento de la obra, como irreconciliable con su unidad.
El arte y la sexualidad son concebidos por Adorno en términos
dinámicos. En una tensión entre la síntesis orgánica que busca identi- El derecho a existir del arte cuyo fundamento es la utilización de
dad y los momentos no idénticos que la podrían constituir, pero que la técnica, pensada en función del contenido, en una época avanzada
no necesariamente se han de definir en función de ella, pues, en el tecnológicamente como la nuestra, para que posibilite la sublimación
proceso (Adorno, 1971: 233), la «unidad es un momento y no una fór- que libere las relaciones de producción, ha de tender a lo sublime. Por
mula mágica>>. La tensión '<no puede acabar en la resultante de la pura ello, Adorno (1971: 284) identifica que la ((idea kantiana de finalidad,
identidad» porque ello implicaría determinar de antemano el proceso que sirve en Kant de conexión entre el arte y el interior de la natura-
por un concepto y, en ese sentido, saber cuándo ha de terminar su leza, está cercanamente emparentada con la técnica. Esta es el medio
dinámica, lo cual equivaldría a su fetichización. por el que las obras de arte se organizan en relación a un fin [... ] Solo
El carácter dinámico y temporal de las obras, por la exigencia que la técnica las convierte en eficaces)).
les impone su verdad, su contenido, su negatividad, por tanto, se ha El tema de la eficacia política que Benjamín enfatizaba en El autor
de enfrentar siempre a su desaparición, en contra de su fijación en como productor, de las relaciones entre forma y contenido y tenden-
cualquier sistema ideológico, siendo así que, para Adorno, la duración cia y calidad, encuentra una respuesta por parte de Adorno -en el con-
de las obras es imitación de las categorías de posesión burguesa. Hoy texto de la industria cultural- en el arte sublime, el cual es concebido

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN /IRTE:', PSICOANÁLISIS Y tSTtTICA: PROMESA DE RECONCILIIICIÓN

como la posibilidad de realización de tendencias en virtud de la técni- históricos en los que son creadas las diversas manifestaciones cultura-
ca, siendo esta «la responsable de que la obra de arte sea más que un les, en su particularidad social.
aglomerado de lo fáctico, y este más es el contenido>>. En opinión de Adorno, el arte ha llegado a ser libre y autónomo
La técnica ha de evitar convertirse en aparato de dominio bajo el gracias a la separación que lleva a cabo, a través de su forma, de un
influjo de cierta forma de racionalidad. En sí mismas, las fuerzas de contenido de la realidad social que, sin embargo, sigue manteniendo
producción técnica no son nada¡ son medios que reciben su valor su identidad con aquello de lo cual fue separado, por lo cual expresa
solo en relación con su fin en las obras y su contenido de verdad, el la verdad del momento histórico. Esto, según él, ha permitido al arte
cual no es conceptual, sino de! ámbito de la experiencia. La obra, por responder a distintas demandas a lo largo de la historia. Por ejem-
tanto, no puede permanecer ni en la industria ni en la naturaleza, y plo, el arte cercano a la época de la Revolución francesa, como la
la técnica ha de ser el medio que evite su aislamiento y fijación en música de Beethoven, expresaba la plenitud de lo humano; producía ~
cualquiera de ambos polos, favoreciendo en su lugar una dinámica de obras afirmativas. Después de Auschwitz, en cambio, tan solo puede
alta exigencia que permita el constante progreso y la liberación de las concebirse como negación crítica, como expresión del lenguaje de!
relaciones de producción. sufrimiento. Ante ello, hemos de hacernos varias preguntas: ¿Cómo
puede la crítica hacer justicia a la verdad de las obras? ¿Cómo es que,
a partir de la crítica, Adorno pretende explicar la v~rdad del contexto
~~},~Arte y crítica cultural en la obra de Adorno actual? lQué función tienen el placer y el goce en un objeto que, en
nuestros tiempos, ha sido reducido a denunciar el sufrimiento? ¿Cómo
El arte, se ha mostrado, ocupa un lugar central en la filosofía de se relaciona esto con la esperanza de reconciliación?
Adorno. Son incontables sus textos sobre arte no solo en lo que se re- El arte es capaz de hablar, para Adorno, solo en función del len-
fiere a estética, sino también en crítica, sociología y musicología. Sus guaje que impone la particularidad de la forma de cada obra. Puesto
preocupaciones al respecto son numerosas y 'la variedad de manifes- que cada obra es como una mónada sin ventanas, su lenguaje no es
,:1'
taciones estéticas que aborda es amplia¡ desdE;: literatura y teatro -don- comunicativo, sino más bien mimético. El crítico, en este sentido, da
de sobresalen sus reflexiones sobre Kafka, Va!éry y Beckett-, pasando palabras a la obra sin que ello signifique que su función sea inter-
por obras y géneros musicales -a través de numerosos escritos sobre pretarla, pues la obra se niega a ser interpretada, a ser comprendida.
composición y apreciación de música clásica, popular y la llamada Habla sin hablar, muestra ocultando, no dice lo que dice, y el críti-
<<nueva música>>, acerca de autores como Schünberg, Wagner, Mahler, co debe mantener ese enigma, esa tensión, simplemente haciéndola
Beethoven o Stravinsky-, hasta productos de la «industria cultural» manifiesta, pues en ello radica su entendimiento. Se trata, pues, de
-como el cine y la televisión. Todos sus textos reflejan sus principales descifrar la configuración de la obra, lo cual es una necesidad que
posturas filosóficas, entre las cuales figura la tesis de que las artes, al esta impone, pues sin ello, la verdad de la obra permanecerá muda y
igual que el resto de la cultura, son el producto de la evo.lución de la se perderá; la crítica es inmanente al arte.
racionalidad occidental en una dialéctica de dominio de la naturale- La labor del crítico, por tanto, no consiste en valorar a través de
za. En ese sentido, tanto su filosofía como su crítica tienen como fin prescripciones normativas, pues ello sería fijar la obra en una ideolo-
contribuir a la comprensión de dicha evolución histórica. Cualquier gía, en un discurso atemporal que se opone a la historicidad a la que
explicación estética debe ser capaz de dar cuenta de los momentos responde el arte. Y, sin embargo, debe juzgar la legitimidad de cada

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CARLOS A. GARDUt'JO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

obra en su contexto social. Tenemos que la relación del crítico con el El método dialéctico de Adorno (1966: 32) no considera a los fe-
arte, y en general con la cultura, es conflictiva. Citemos la opinión del nómenos como ilustraciones de algo existente; más bien, ,<se exige
propio Adorno (1962 b: 9): transformar la fuerza del concepto universal en el autodesarrollo del
Al crítico cultural no le sienta la cultura, pues lo único que le debe a esta es la
objeto concreto y resolver la enigmática imagen social de este con las
desazón que le procura. El crítico cultural habla como si fuera representante de fuerzas de su propia individuación)), sin que con ello se busque una
una intacta naturaleza o de un superior estado histórico; sin embargo, él mis- justificación social, «sino una teoría social en virtud de la explicación
mo participa necesariamente de esa entidad por encima de la cual se imagina
egregiamente levantado.
de la justicia y la injusticia estética en el corazón de los objetos)). La
relación de la crítica con la cultura no se puede entender más que en
Ahora bien, el crítico cultural, a pesar de que su labor se basa pre- función de oposiciones; es una complicidad cuyo fruto no ha de ser su
cisamente en la cultura, se distingue de los especialistas de la industria separación radical, ya que una no se da sin la otra, sino el movimiento
en que no tiene por qué seguir su misma lógica para contribuir a la mismo de la cultura en cuya esencia está el negarse a ser fijada en
cultura. Su contribución se puede medir en función de su alejamiento valores ahistóricos. El esfuerzo del crítico, pues, es Uno de constante
de ella (Adorno, 1962 b: 1O): «Lo que hace el críticO es articular la valoración de la autenticidad de lo producido; una aUtenticidad
'
jamás
diferencia o distancia en el mismo dispositivo cultural que pretendía asegurada, ya que el crítico no puede dejar de valorar desde la cultura
superar y que precisamente necesita de esa distancia para tomarse por a la que critica y el objeto rio puede permanecer en las categorías
cultura>). Pero, ¿por qué es necesaria la distancia como condición para de la autenticidad inmutable sin convertirse en feti~he. El trabajo del
que algo se pueda «tomar por cultura>>? Porque, como ya menciona- crítico se basa en una insistencia en la independencia y autonomía
mos en el caso del arte, entre las creaciones culturales y la realidad de las obras respecto a los fines de la sociedad y en una (Adorno,
de la que surgieron se debería dar una diferencia en la cual pueda ser 1962 b: 15) ((ambigua promesa de la cultura mientras la existencia de
identificable tanto su particularidad como su contribución. Al articular esta depende de la realidad vanamente conjurada». La esencia de la
dichas distancias, el crítico es capaz no solo de cuestionar la dignidad crítica, entonces, está en la dialéctica entre una promesa de cultura
de las obras, sino que escapa a su legitimación¡ es decir, la cultura, a -que nunca debería ser aceptada por completo-, la realidad critica-
los ojos del crítico, nunca tendría ganado el derecho a ser considerada da y la posibilidad objetiva de superación. Por ello, la crítica misma
como legítima por sí misma, sino por lo que introduce en la realidad. nunca está segura como tal y puede caer en cualquier momento en
El crítico, pues, no debería ser un mero informador de lo que pasa en la ideologización. Sin embargo, su inestabilidad y su negatividad la
la cultura y mucho menos un manifestante de la fe en ella -es decir, vuelven un obvio instrumento de la cultura contra la violencia de su
en su versión oficial-; eso es más bien publicidad y un mecanismo al cosificación y reproducción. Adorno habla de una fisiognómica social
que recurre la industria. Su papel tan solo se puede entender dialécti- (24): <<Cuanto más alienado, socialmente mediado, filtrado, se hace el
camente (Adorno, 1962 b: 13): todo de los elementos naturales, cuanto más <<Conciencia>> es, tanto
más se hace el todo cultura. En todo momento se destaca el concepto
La cultura no es verdadera más que en sentido crítico-implícito, y el espíritu,
cuando lo olvida, se venga de sí mismo en los críticos que él mismo cría. La de negaUvidad de la cultura como condición de su verdad en función
crítica es un elemento inalienable de la cultura, en sí misma contradictoria; y de sus insuficiencias, las cuales la crítica no atribuye a diversos chivos
con toda su inveracidad es la crítica tan verdadera como la cultura es falaz.
expiatorios individuales (26), <(sino que intenta derivarlas de los diver-
sos momentos del objeto. Esta crítica persigue las aporías de la lógica,

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L!
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

las irresolubilidades ínsitas ya en su tarea. Y en estas antinomias com- objetos artísticos, por su capacidad de expresión de lo humano en su
prende las propiamente sociales)). totalidad no alienada por la producción industrial, están en represen-
El arte, a los ojos de la crítica, se presenta como una respuesta tación de aquello que podríamos ser; transforman materialmente la
auténtica a la dinámica cultural. Su producción permite alejarse de cultura. Esto, aun en la expresión del sufrimiento, será fundamental al
estereotipos y del pensamiento en fórmulas rígidas y esquemáticas, momento de definir el goce que pueden ofrecer.
por lo cual, como dice Adorno sobre la «nueva música», no tiene por Ahora bien, a pesar del alto concepto en el que son colocados el
qué ser entendida por todos. Por otro lado, su trabajo refleja una insis- arte y la cultura, no todo es coser y cantar en ellos. A través de su cons-
tencia en la inmanencia formal .de la obra de arte más que en la idea tante crítica, Adorno identifica tendencias regresivas en las manifesta-
de arte. Lo suyo, pues, es el objeto que produce en su materialidad; ciones culturales que pervierten su esencia y que brindan experiencias
Adorno (1985: 136) habla incluso de una <<disciplina objetiva)> y de y placeres que, a la luz del análisis histórico-socia!, serán juzgados ~
cómo, en el caso de la música, «el modo mismo de componer ten- como perjudiciales para la dinámica dialéctica. Pero, lPor qué le pasa
dría en cuenta las modificaciones históricas del acto de comprender)>. eso a la cultura? Porque, a partir del hecho de que (Adorno, 2004: 114)
El artista conoce de arte como un métier. Parte de la comprensión «quien dice cultura, dice también administración, lo quiera o no)), lo
de un oficio y de las posibilidades expresivas de sus materiales, en cultural en cada época es influido por determinaciones funcionales.
los cuales ve la posibilidad de manifestar al hombre entero, pleno, Cultura y administración se implican y a la vez s~ oponen. El con-
indiviso (Adorno, 1973 a: 193); «hombre cuyos modos de reacción cepto de cultura nunca se manifiesta en la realidad elevado sobre
y cuyas capacidades no han sido disociadas ellas mismas según el todo y de manera pura. El deseo que expresa la cultura es el de ser la
esquema de la división social del trabajo, enajenadas las unas de las esencia pura del ser humano sin consideración alguna de contextos
otras, cuajadas en funciones utilizables)).? El artista tiene al arte en una funcionales; lamentablemente, no es más que un deseo, una ilusión.
alta opinión¡ no es una mercancía más sino algo por lo que vale la Precisamente en la imposibilidad de cumplir su deseo, como ya había
pena trabajar, un producto cuya técnica hay que llevar a la perfección. mostrado Freud, está su malestar. Sin embargo, sin la administración,
Precisamente esa aspiración a la perfección aleja al objeto artístico del lo cultural puede perder su posibilidad de influencia y su existencia.
resto de los objetos; incluso lo aleja de\ mismo artista, pues su deseo Podemos decir, pues, que lo cultural es solo uno de los términos que
de perfección es como una promesa que no se cumple en la obra, aun da forma a lo social en tensión con lo administrativo, donde lo espe-
y cuando esta lo mantenga vivo. La técnica y el contenido del arte son, cíficamente cultural es lo que se ha exonerado de las necesidades im-
así, idénticos y no idénticos. Idénticos en tanto que el contenido ma- prescindibles de la vida, y lo administrativo, la institución que impone
nifiesta la tendencia general de la técnica en la sociedad; no idénticos su superioridad técnica al perseguir fines particulares, los cuales se
en tanto que la técnica al servicio del arte no busca el control de su realizan a través de funciones fijas. Por su naturaleza, lo administrati-
contenido para utilizarlo con otro fin que no sea la configuración de vo, al igual que lo cultural, tiende a independizarse, solo que aquello
la obra. El trabajo de producción artística se convierte de esta manera hace como forma de dominio en oposición a lo individual, mientras lo
en un momento de autonomía en tanto objetivación de lo espiritual cultural lo hace a su favor. Al estar-al mando la administración -cosa
que solo responde a su propia ley formal. Tenemos, por tanto, que los que parece inevitable-, se da lugar a la subsumibilidad bajo reglas
abstractas, reduciendo !as diferencias entre los sectores sociales y en
7. Dicho concepto de arte y de expresión del hombre en su integridad es enuncia~o a. ~artir de los
pensamientos y creaciones de Paul Valéry, artista que para Adorno es un ejemplo parad1gmat1co. cada uno de e!!os en particular, disminuyendo, en el proceso, su re-

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

sistencia a la administración. El ideal de humanidad de la cultura deja van al extremo de lo inútil, lo que le queda experimentar al individuo
de operar mientras mayor es el dominio de la administración, a la cual es indiferencia, conformismo, regresión, complacencia ciega y placer
solo le interesa formar especialistas que sepan organizar lo diverso en sensual inmediato. Cuando las obras están al servicio de la Ilustración
función del todo. y logran manifestar en ellas la dialéctica entre universalidad y particu-
Cuando lo administrativo se impone totalmente en una sociedad, laridad, el goce que puedan ofrecer será vivido en una tensión entre
lo cultural deja de ser apreciado en su autonomía y es medido por nor~ interés y desinterés que favorece la sublimación. 10 Lo importante aquí
mas que no son culturales, es decir, por normas que no tienen que ver es que la explicación psicológica -como la freudiana- de la vivencia
con las cualidades del objeto -en su dialéctica entre forma y conteni- de cierto placer o goce, para Adorno, no basta para hacernos com-
do-, sino con patrones abstractos. 8 Una administración ilustrada debe- prender el fenómeno total, de naturaleza histórico-social, en el que
ría ser consciente de dicha dialéctica y sobre todo de sus consecuen- acontece. 11 Para ello, es necesario un desarrollo teórico que tome en ~

cias. Sin embargo, la consciencia de la administración suele variar a lo cuenta la evolución histórica de la racionalidad, por lo cual, a conti-
largo de la historia, hasta grados en los que parece nula. Cuando ello nuación, nos adentraremos en la Teoría Estética y lp. Dialéctica de la
sucede, no solo se radicaliza el dominio administrativo, sino también Ilustración, para intentar comprender dicha propuesta. Antes, sin em-
la cultura -y en particular el arte-, hacia el extremo opuesto de lo bargo, hemos de recalcar que, lo que nos hace notar Adorno (2004:
inútil. Ahora bien, el problema con las categorías de utilidad e inutili- 135), gracias a su crítica, es que la cultura en estapo puro cae en la
dad, es que ninguna de ellas es natural, aunque la ideología requiera ingenuidad e inoperatividad, mientras que su conciencia -y su posible
de ellas para funcionar. En su polarización extrema, ambas se vuelven goce- solo se dan en oposición a lo que ella no es y en su tendencia
dudosas y privan a la cultura de su participación en la praxis, neutra- al extremo que nos permite definir su virtud:
lizándola. En su reemplazo, la administración suele generar «cultural
activitie5JJ, 9 las cuales, por la ignorancia de la administración en ma-
No existe inmediatez pura de la cultura: donde los hombres pueden consumirla
teria cultural, no tienen relación con el contexto ni con el contenido a placer como bien de consumo, manipula a los seres humanos. El sujeto se
social¡ son meros formalismos. El arte, pues, s:i pretende permanecer convierte en el sujeto de la cultura únicamente a través de la mediación, de
la disciplina objetiva, y su abogado en el mundo administrado es en cualquier
vigente, no puede prescindir del concepto de trabajo socialmente útil,
caso el experto. Desde luego que podrían encontrarse expertos cuya autoridad
aunque solo sea en su negatividad. es en realidad la del asunto y no meramente la fuerza del prestigio personal o
Para los propósitos del presente texto es importante tomar en del poder de sugestión. El que decide quiénes son expertos, tendría él mismo
que ser uno de ellos -un círculo fatal.
cuenta las distintas posibilidades de manifestación de la cultura en
su dialéctica histórica porque ello influye directamente en los tipos La relación entre administradores y expertos no es solo necesidad, sino también
de placer y goce estéticos que es capaz de ofrecer y, en este sentido, virtud. Abre las perspectivas para proteger los asuntos culturales del ámbito de
control del mercado o pseudomercado, que hoy casi los mutila irremisible-
en su promesa de reconciliación. Cuando las creaciones culturales se mente.

8. Para referir y criticar el modo de producción de objetos pretendidamente culturales en el que la


administración adquiere el control total de las decisiones, Adorno acunó el concepto de «industria cul- 1O. Esta tensión en relación a la sublimación nos ocupará a lo largo de todo este trabajo, pues es en
tural», entre cuyas realizaciones, en su opinión, están el cine, la televisión y géneros musicales como el ella, en gran parte, donde se juega la dignidad de la cultura y la esperanza de superación de los conflictos
jazz. Como se ha visto, uno de los capítulos de la Dialéctica de la Ilustración está dedicado por completo que engendra.
a este concepto. 11. Esto lo hemos de corroborar con un análisis de lo que se expone en la obra de Freud sobre el
9. Sarcasmo que Adorno (2004: 123) utiliza aquí para referir a su concepto de «industria cultural». tema.
,,
! i

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

1.4. Placeres y goces de la Ilustración desde las cosas hasta Dios; cada ser tiene su propio tipo de comuni-
cación. Mientras las cosas son mudas y se comunican mediante una
La dialéctica entre cultura y administración que favorece la tensión lengua sin palabras, el hombre es capaz de dar nombre a la naturaleza
interna de las manifestaciones culturales se ha de entender, en cuestio- y a sus semejantes, lo cual le permite conocer y juzgar. De hecho, para
nes estéticas, a partir de los tipos de lenguaje que posibilitan su expre- Benjamín, nombrar lo que la naturaleza nos comunica no sería sino una
sión. Como se ha mencionado, la administración obedece a un lengua- traducción de una lengua inferior a una superior; la expresión del ser
je de dominación, es decir, de ordenamiento y catalogación. La cultu- espiritual de lo conocido en un lenguaje de mayor perfección.
ra, en cambio, cuyo representante por antonomasia es el arte, recurre, Bajo esta concepción del lenguaje podemos comprender la facul-
en opinión de Adorno, a un lenguaje mimético en representación de lo tad mimética del hombre, la cual consiste, básicamente, en producir
individual. ¿Qué entenderemos, pues, por lenguaje mimético? semejanzas. Para Benjamin, dicha facultad tiene una historia tanto en ~
El concepto que Adorno tiene de dicho tipo de lenguaje está ba- sentido filogenético como ontogenético. Ya desde niños manifestamos
sado en gran parte en las reflexiones de W. Benjamín al respecto. Se una conducta mimética en el juego: jugamos no sqlo a imitar a los
puede decir que, para este filósofo, el tipo de lenguaje que utilizamos adultos, sino a todas las cosas. De manera similar, el hombre, a lo lar-
está en función de las relaciones que establecemos entre la humani- go de la historia, ha establecido su ámbito vital bajo el gobierno de la
dad y la naturaleza, con lo cual, lo que se pone en juego es el uso de ley de la semejanza, con los astros, por ejemplo. La lengua nos otorga
1

la técnica con diversos fines. 12 Así, para él (Benjamín, 1987: 97), la un canon para ayudarnos a comprender este establecimiento de seme-
técnica no debería ser <<dominio de la naturaleza, sino dominio de la janzas de tipo inmaterial. La semejanza inmaterial es aquello que, en
relación entre naturaleza y humanidad». El problema, pues, lo hemos tanto correspondencia no sensible, establece una relación por medio
de ubicar en el tipo de physis que la humanidad se está formando del lenguaje entre el hombre y su entorno y (Benjamin, 2006 a: 166)
a partir de la técnica, la cual determinará (98) «SU contacto con el «fundamenta las tensiones no solo entre lo dicho y lo entendido, sino
cosmos))' esencialmente distinto en la modernidad al de los pueblos también entre lo escrito y lo entendido y también entre !o dicho y lo
antiguos. El lenguaje, a los ojos de esta dialécti<::a, es entendido como escrito», a través de nexos significativos que le sirven de sostén como
medio en el que se relacionan el hombre y la naturaleza. elemento semiótico. Imitar, entonces, es establecer una relación por
A partir de lo anterior, podemos decir que el lenguaje encuentra medio del lenguaje con el mundo en la que se lleva a cabo una traduc-
manifestación en varios tipos de lenguas, siendo cada lengua de un ser ción de !o que un ser nos comunica en su propia lengua, a la nuestra.
(Benjamín, 2006 a: 161) «el medio en el cual se comunica su ser espiri- A partir de estas nociones de lenguaje y mímesis, podemos com-
tual)). Según Benjamín, esta comunicación atraviesa toda la naturaleza, prender la idea que tiene Adorno de arte y expresión estética. En su
texto sobre Música! lenguaje y su relación en fa composición actua/ 1

12. Al respecto, es importante hacer notar que, aunque a mi parecer, Adorno y Benjamín comparten dichos términos son utilizados en el sentido expuesto. La música, al
el mismo concepto de mímesio, sus opiniones en relación a la aplicación de la técnica divergen, lo cual
es patente en la polémica que se estableció entre ellos en torno al texto de Benjamín La obra de arte en la igual que el resto de las artes, es considerada por Adorno (2000: 25)
época de su rcproductibilidad técnica. Aunque anteriormente ya fue abordada, en parte, la postura de cada un tipo de lenguaje <<en tanto sucesión temporal de sonidos articula-
pensador sobre este tema, se ha de hacer notar que Adorno le critica a Benjamín haber menospreciado el
aura de las obras con nexo cultual y haber privilegiado el arte tendente a la copia. A su vez, Adorno intenta dos)) que «dicen algo, a menudo algo humano)). Las manifestaciones
reivindicar lo irracional como momento de la constitución de la obra, pues para él, en contra de Benjamín
(1971: 80): •Manifestar artísticamente lo irracional (la irracionalidad del ordert y de la psique), formarlo y estéticas, como la música, responden a cierta articulación interna, a
hacerlo ert cierto sentido racional, no es lo mismo que predicar la irracionalidad, tal como suele suceder cierta lógica, sin que se pueda decir, sin embargo, que sean un sistema
con el racionalismo de los medios estéticos, en nexos super~ciales groseramente conmensurables,.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUI'JO COMPARÁN

de signos. Así, aunque la música, por ejemplo, no conozca significa- interpretación, pues, cuando se pretende separar la interpretación de
dos, es análoga al habla no solo por articular sonidos, sino porque \a composición, como si la construcción del objeto fuera un proce-
«conoce la frase, el sintagma, el período, la puntuación; pregunta, ex- so independiente de su comunicación, lo que se hace es cosificar la
clamación, oraciones subordinadas [... ] las voces se elevan y decaen, obra, haciendo de la relación que se establece a partir de ella un asun-
to meramente técnico, de dominio de lo subjetivo sobre lo objetivo,
y en todo ello el gesto de la música es tomado de la voz que habla))'
donde (Adorno, 2000: 35):
además de crear conceptos determinados por la singularidad de su
contexto, cuya identidad (26) «Se halla en su propia existencia, y no el producto absolutamente objetivo resulta en verdad falto de sentido; objetiva
en \a de aque!\o a \o que se refieren))' por lo que podemos decir que y absolutamente indiferente. El sueño de una música completamente espiri-
tualizada que haya dejado atrás el estigma de la animalidad del ser humano,
su contenido se manifiesta por sí mismo, en sus propias intenciones.
despierta como rudo material prehumano y como monotonía mortal.
Tal tipo de lenguaje nos remite a una concepción de interpretación
en la cual su comunicación requiere de algo distinto al entendimiento La mímesis, en contra de cualquier racionalidad de dominio, im-
o captación de un mensaje por parte de un oyente (Adorno, 2000: plica la identificación con la obra y el olvido de sí npismo, lo cual no
27), pues «interpretar música es hacerla))' en el sentido de ejecutarla. significa que la obra se iguale al sujeto, sino que el sujeto se iguale a la
Lo que se quiere decir es que las manifestaciones estéticas, como las obra. Con ello, se establece una diferencia entre el arte y la vida que la
artísticas, no requieren ser descifradas, sino imitadas; se habla de una industria cultural no puede admitir, ya que ello signif icaría ceder en su
1

«praxis mimética))' de una compenetración con la obra más que de dominio. Al respecto, Adorno (1971: 31) hace una interesante afirma-
una contemplación o una cognición. ción que nos concierne directamente; para él, en esta identificación
Ahora bien, \a relación del arte y el lenguaje no se explica por sus <<consistía la sublimación estética; Hegel !!amaba a esta manera de
elementos aislados, sino por el todo de su composición, por la ten- comportarse libertad para el objeto)), A! parecer, Adorno entiende la
dencia de su propia forma que da unidad a \as intenciones de la obra sublimación como la experiencia espiritual en que un sujeto sale de sí
sin diluirlas en una intención más elevada o abstracta y, a la vez, a sus mismo para enfrentarse al objeto, el cual no cumple ninguna función
elementos expresivos, con lo cual de nueva cuenta nos encontramos más allá de oponerse en su autonomía -la cual no es a priori, sino que
ante \a dialéctica entre contenido y forma, en la cual, en el caso de la ha llegado a ser- al sujeto. El objeto aquí no es un fetiche, no es el
música (Adorno, 2000: 30): reflejo de nuestras proyecciones; el sujeto no se percibe en él. Se trata
de una experiencia en la que el sujeto se constituye como tal a través
el contenido musical es en verdad la plenitud de cuanto subyace a la gramática
y la sintaxis musical. Cada fenómeno musical señala más allá de sí mismo, de su enfrentamiento con lo que es distinto a él y no en virtud de un
gracias a lo que es recordado, a aquello de lo que se aparta, a lo que despiert~ ideal. Sin embargo, Adorno va más allá del punto de vista hegeliano,
esperanza. La síntesis de tal trascendencia del singular musical es el «COnteni-
y es aquí donde Freud se vuelve relevante; la mencionada negatividad
do»; lo que sucede en la música.
del objeto es más que una mera oposición (33):
Lo acontecido en los fenómenos estéticos en virtud de su dialécti-
es el compendio de lo reprimido por la cultura establecida. Ahí hay que ir. En
ca no implica una función simbólica que nos remita a un sentido o sig- el placer por lo reprimido, el arte asume al mismo tiempo la desgracia, el prin-
nificado más allá de su unidad de forma y contenido. Es en su propio cipio represor, en vez de protestar simplemente en vano contra él. Que el arte
exprese la desgracia mediante la identificación anticipa la destitución de la des-
lenguaje que su ser espiritual es comunicado; en su propio acontecer,
gracia.
en su ejecución, en su mímesis, y no en un acto ajeno y posterior de

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El lenguaje mimético, la identificación con el objeto que él exige partir de una planeación previa, como en la industria que tiende a la
y su negatividad entendida como «lo reprimido>>, lo cual nos remite a eficacia y a la obtención de un resultado externo a la composición del
un contenido de tipo pulsional, son los tres factores que intervienen objeto (Adorno, 1971: 66), «Sino que tiene que acomodarse (por así
en la sublimación estética y que permiten a la obra, en su dialéctica decirlo) a partir de los impulsos miméticos sin planificación>>. No hay,
de forma y contenido, establecer una relación de desinterés e interés en consecuencia, algo así como un punto de equilibrio a priori entre
en la que Adorno opondrá las críticas freudiana y kantiana, 13 abriendo la expresión y su objetivación, lo cual lleva al arte a (157) «hacer cosas
la posibilidad a un goce estético que rebase el placer inmediato que que no sabemos qué son>l, pero con las cuales nos podemos comuni-
suelen dar las mercancías y a. la vez ofrecer esperanzas de cambio, car y establecer relaciones.
pues en su misma constitución objetiva, la obra ofrece una alternativa La obra de arte, por ello, es la portadora de una verdad 14 que no
distinta a la del resto de los productos de la sociedad. Además, este puede ser enunciada o predicada, sino comunicada miméticamente a ·)
tipo de goce se nos presenta como una opción más auténtica, en tanto través de su forma. Participa de la irracionalidad y de la racionalidad,
que el hedonismo que la industria cultural motiva tiende a la monoto- estableciendo un orden que se opone al exterior y ~ue se eleva como
nía por recurrir a la reproducción. La negación, como algo disonante, una promesa de superación de las condiciones do'minantes. El arte,
como algo cortante, se convierte en un poderoso estímulo. por tanto, completa lo que el conocimiento puramente racional exclu-
De lo que hablamos es de un tipo de expresividad que re- ye y a la vez mueve a la técnka en dirección opuesta al dominio, en
'
nuncia a la reconciliación última, a la idealización y a la suavización, una dinámica que mantiene la tensión entre los momentos irreconci-
y que gracias a ello puede seguir dando esperanzas. Por ello mismo, la liables que van de la regresión a la magia y el culto hasta la raciona-
expresividad en la obra, en tanto representación de aquello irracional lidad que cosifica, renunciando a su inserción al mito. Las obras, por
que la racionalidad pragmática tiende a reprimir, no puede ser abso- tanto, y en ello participan de la sublimación, no reprimen, sino que
luta; a dicha imposibilidad de representación Adorno se refiere con el dan expresión a lo irracional de manera racional -oponiéndose a la
término de tabú mimético. De nueva cuenta, los términos freudianos racionalidad que domina de manera irracional.
son aquí la clave para comprender lo que Adorno pretende establecer. Ahora bien, la importancia del tabú mimético y de las posibili-
Si el contenido a representar es, antes que nada, de naturaleza pul- dades de expresión que este genera, han de entenderse no solo en
sional, es decir, si se trata de fuerzas subjetivas insertadas en la obra, términos de representación, ya que, como nos hace ver Adorno (1971:
estas, por la naturaleza misma de la pu!sióri, se negarán a ser fijadas 159), <<tras el tabú mimético se encuentra un tabú sexual>>. Hay en
en una representación a menos que sean llevadas a ello por otras fuer- juego algo más que la aceptación o el rechazo de cierto estilo; no
zas. Estas últimas son fuerzas productivas de carácter social, las cuales es, pues, un mero asunto de gusto y de juicio, como una crítica de
permiten la construcción del objeto. De lo que hablamos, por tanto, arte kantiana podría postular. La utilización de los conceptos psicoa-
es de una dialéctica entre construcción y expresión, en la cual el ob- nalíticos será un recurso indispensable para entender la componente
jeto puede alcanzar la dignidad de una obra de arte o el carácter de pulsional que involucran las manifestaciones estéticas y que tiene que
una mercancía, lo cual, a su vez, determinaría el tipo de placer que
el objeto pueda ofrecer. En el caso del arte, la construc~ión no puede
14. Por verdad Se entiende en este contexto, no algo que se dice del objeto, sino lo que aparece en
una negación determinada a través del objeto artístico. El contenido de verdad del arte no se puede iden-
tificar inmediatamente, sino solo a través de mediaciones, lo cual no quiere decir que se pueda atribuir a
13. Como veremos más adelante. algún fenómeno sensorial concreto, sino que se constituye a partir de e5te.

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ver con nuestras posibilidades de satisfacción, a saber, con el tipo de una de las cosas, para controlarlas. Con ello, así como los mitos, en su
placer y goce que nos pueden brindar las creaciones culturales. Así afán de representar y explicar, fijaban realidades hasta convertirlas en
pues, proponiendo una lectura de la Dialéctica de fa Ilustración en doctrina, la Ilustración, que pretende liberarnos de ellos, irónicamen-
estos términos, me pregunto ¿qué tipos de placeres y goces posibilita te, cae en la misma suerte. Solo que, supuestamente, quienes mandan
la Ilustración? A la luz de Auschwitz, esta pregunta se vuelve funda- en la Ilustración ya no son los dioses, sino los hombres, que se con-
mental, pues hubo en ese acontecimiento elementos patológicos de vierten en soberanos sobre lo existente. Así, los hombres son como
los cuales no es capaz de dar cuenta un pensamiento que se centra los dueños del mundo gracias a una ciencia que tiende a eliminar las
exclusivamente en los elementos formales y espirituales de la consti- diferencias entre las cosas, y entre los mismos hombres, para domi-
tución de la subjetividad y el devenir histórico. narlos mejor. La paradoja es clara: en su afán de dominio, el hombre
Lo que Adorno (2003: 59) entiende por Ilustración es definido desde termina esclavizándose a sí mismo; es opresor y oprimido a la vez. No ~
las primeras páginas de la Dialéctica y sostenido a lo largo toda ella: hay más dioses en quienes depositar la causa de nuestras desgracias.
La diferencia entre los pensamientos mítico e ilustrado la pode-
La Ilustración, en el más amplio sentido de pensamiento en continuo progreso,
ha perseguido desde siempre el objetivo de liberar a los hombres del miedo mos apreciar incluso en las formas lingüísticas (Adorno,
'
2003: 66): «El
y constituirlos en señores [... ] El programa de la Ilustración era el desencan- mundo de la magia contenía todavía diferencias» entre los objetos;
tamiento del mundo. Pretendía disolver los mitos y derrocar la imaginación
no eran simplemente un conjunto de cosas que estaban allí para ser
mediante la ciencia.
utilizadas, por lo cual era posible establecer afinidades
'
entre las cosas
Es fácil ver, desde estos enunciados, que, en la opinión de Adorno, e inclusive involucrarse con ellas sin que perdieran sus rasgos propios.
la Ilustración va unida a un proyecto de dominio. La paradoja es, a su La <<magia, como la ciencia, está orientada a fines, pero los persigue
vez, que este dominio implica una liberación, a saber, de los encantos, mediante la mímesis, no en una creciente distancia frente al objeto».
las ilusiones, las supersticiones y los mitos. Su vocación es claramen- Para Adorno no se trata, por tanto, en la magia, de una relación de
te la de objetivar científicamente. La cuestión es que esta liberación dominación con las cosas, pues estas, aunque distintas al hombre, no
no parece contemplar a la naturaleza y a lo material en general sino eran ajenas a él, no se mantenían radicalmente a distancia. Para que
como objetos de dominación por parte del espíritu, con lo cual (Ador- pudiera darse el paso de la magia a la técnica industrial tuvo que dar-
no,2003: 61), lo <<que importa no es aquella satisfacción que los hom- se, a !a vez, «que los pensamientos se independizasen de los objetos,
¡i bres llaman verdad, sino la operación, el procedimiento eficaZ>>. Con como ocurre ya en el yo apartado de la realidad». Como nos enseña
ello, resulta evidente que aquello que la Ilustración busca erradicar no el psicoanálisis, esta separación implica un proceso de represión y el
solo es la ilusión o la mentira¡ su proyecto establece un tipo de repre- establecimiento de un tabú que, como hemos visto, es a la vez mimé-
sión que equivale a una castración. La técnica del hombre ilustrado no tico y sexual, lo cual nos prohíbe (69) «el conocimiento que alcanza
lo ha de llevar necesariamente a la dicha, sino al ideal de dominio. La realmente al objeto»; aquello que, en las religiones antiguas, era vene-
llustración cree superar el mito en su pretensión de dominar \a materia rado como mana, como complejidad material, como algo insólito, «lo
(63) «Sin la ilusión de fuerzas superiores o inmanentes, de cualidades que en las cosas es algo más que su realidad ya conocida» y que, sin
ocultaS>>, sin embargo, lo que nos hace ver Adorno es que se vuelve embargo, no es ajeno a! individuo que se enfrenta a ellas.
igual o más totalitaria que cualquier mito, pues reduce a todo ser y Ahora bien, si en la base de la Ilustración está la separación entre
acontecer a la unidad de un sistema del cual se derivan todas y cada sujeto y objeto, Adorno nos hace ver que también lo está el temor

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y fSTi':TICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

mítico radicalizado, ya que el terror nace de la sola idea de lo exterior de alienación que exige la división del trabajo en la modernidad, han
que no puede ser asimilado. Es, pues, el objeto, que está en la base moldeado su cuerpo y alma según demandas meramente técnicas,
misma del proceso de la Ilustración, en la negatividad que hemos se- lo cual (Adorno, 2003: 83) «ha cubierto de maldición al olvido de sí
ñalado constantemente, lo que se opone a su proyecto de igualación, tanto en el pensamiento como en el placer>>. El ideal de dominio, nos
':1
repetición y reproducción, en una búsqueda obsesiva de dominio. Así dice Adorno, siempre ha seguido el modelo de la moderación, desde
las cosas, ¿qué instancia es capaz de salvar, en la Ilustración, el lugar Homero hasta la burguesía, alejándose de los extremos de la ascesis
del objeto, en un mundo sin magia ni encantamientos? ¿Quién se ha y la promiscuidad, bajo el espíritu de la conservación. El problema,
de hacer cargo de la negatividad en un mundo sin chamanes? La res- como mencionábamos, es que la satisfacción no tiene lugar en esta ló-
puesta, para Adorno (2003: 72-73), como hemos adelantado, es el gica; permanece reprimida, en el sentido psicoanalítico de olvidada, 17
arte, en el sentido de ejercer una capacidad mimética que sea capaz lo cual da píe a que varios grupos intenten !iberarla. 18 Sin embargo ·)
de <<sustraerse a la pura imitación de lo ya existente)), 15 reclamando (84-85), como el placer «ha aprendido a odiarse bajo la presión del
la dignidad de lo absoluto en «cuanto expresión de la totalidad)). Al trabajo a lo largo de milenios, en la emancipación totalitaria perma-
respecto, cabe recordar nuevamente que el arte no busca reconciliar nece vulgar y mutilado por el autodesprecio», co"n' lo cual, parece
ni consolar. Su esperanza, como la de la religión judía, está en (77) <da estar condenado, en la Ilustración, más allá del arte, al sadismo y al
prohibición de invocar como Dios aquello que no lo es, de tomar lo masoquismo, si no es que al tedio de la repetición de entretenimientos
'
finito como infinito, la mentira como verdad>>, no en ofrecer fórmulas estereotipados.
u objetos de redención, lo cual lo distingue claramente de la magia.H; El arte, arrancado de los objetos de acción, renuncia a la praxis
No tiene la naturaleza de un culto, aunque pueda tomar elementos de inmediata, se resiste a colaborar con el dominio, se convierte en un
él, ni puede comprenderse simplemente como un ámbito especial de objeto crítico de la praxis dominante y además pretende erigirse como
la actividad social, como si fuera parte de su sistema. una praxis mejor en tanto promesa de bonheur. Por lo tanto, no intenta
Si lo dicho hasta ahora es cierto y el arte es capaz de convertirse ofrecer la felicidad de manera inmediata, sino que establece una dis-
en el lugar de la negatividad en la época ilustrada, entonces ¿cuál es el tancia entre la praxis y ella, en virtud de lo cual es capaz de mantener
problema con la Ilustración? Que, como dice Adorno (1971: 9) al co- la esperanza. Así, propicia la sublimación, en una relación entre inte-
mienzo de la Teoría Estética, <<nada referente al arte es evidente: ni en rés y desinterés, renunciando a la felicidad por el bien de la felicidad.
él mismo, ni en su relación con la totalidad, ni siquiera en su derecho El goce artístico (Kunstgenuss) es, entonces, limitado; Adorno suele
a la existencia». La radicalización de la búsqueda de dominio parece decir que se disfruta menos del arte en tanto más se le entiende, pues
haber vuelto incierto su polo opuesto. Los individuos, en el proceso lo que ofrece en primera instancia no es placer, sino la posibilidad de

17. Al respecto, es importante hacer notar que solo el arte ha sido capaz de {2003: 86) <salvar el
15. Con esto, de cierta manera, se parte de la prohibición que imponía Platón sobre el arte, en el libro pasado como viviente en lugar de utilizarlo como material de progreso». Adorno tiene, por tanto, una
X de la República, al cual consideraba una mera práctica imitadora. Sin embargo, Adorno le reconoce al concepción del pasado que no >e agota en sus representaciones y que, me parece, se parece más a aquel
arle otras posibilidades derivadas de su conocimiento mimético de los objetos, las cuales lo relacionan, que postula el psicoanálisis sobre las bases de la pulsión y el inconsciente.
sin igualarlo, a la magia, y !lacen pertinente retomar los conceptos de culto y aura que fueron centrales en 18. He preferido no citar en el cuerpo del texto la siguiente referencia porque la intención de Adorno
la polémica de Adorno con Benjamín, a ra(z del texto de esle sobre la reproductibilidad técnica del arte. no es vincular el peligro de esta liberación solo a un grupo específico, ya que, en realidad, cualquier gru-
16. De nueva cuenta, de lo que hablamos aquí es del concepto de negación determinada que rechaza po podría tomar en sus manos dicha misión. Sin embargo, considero oportuno hacer referencia a uno de
toda representación de lo absoluto, lo cual determina la función que para Adorno tiene la dialéctica. E5ta el loo en tartto que Adorno (2003: 84) lo identifica como tal y por su importancia decisiva en la historia y
ha de enseriar a leer una obra no como representación de lo absoluto o de ideas, sino como objeto en el desarrollo de la Ilustración: "Los neopaganos alemanes, administradores del ánimo de guerra, quieren
cuyos rasgos reconocemos (2003: 78) «SU falsedad, que lo priva de su poder y se lo adjudica a la verdad". liberar de nuevo el placer».

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expresión de un contenido de verdad que, como hemos visto, es de orden de cosas en el que (Adorno, 2003, 88-89) «Üdiseo es sustituido
naturaleza pulsional. En contra, la mercancía, a través de la publici- en el trabajo)), gozando de lo producido pero abandonando «el lado
dad, es la encargada de ofrecer los objetos que brindan placer sensual de la independencia de la cosa al siervo, que la transforma>>. El siervo
inmediato¡ los acerca al espectador creando la ilusión de que es capaz es incapaz de gozar de la cosa tanto como el señor de alejarse de ella¡
de poseer y controlar lo que prometen. La negatividad del arte, en este se imposibilita la dialéctica que permite la sublimación estética. En su
sentido, puede ser entendida como una protesta contra el carácter de lugar, a partir de la especialización técnica alcanzada, !o que acontece
mercancía, abriendo la posibilidad de una vida que pueda aspirar a es la <dijación de los instintos mediante una opresión más fuerte. La
otro tipo de satisfacciones. Lo sensual en el arte, si es que la obra lo fantasía se atrofia>>. En sentido psicoanalítico, hemos de hablar de una
introduce como un elemento de su constitución, tan solo figura en él regresión en la que lo espiritual y lo físico parecen hallarse separados
como anhelo o recuerdo, como algo aludido a través de su lengua- uno del otro, lo primero dominando, lo segundo siendo experimentado ~

je formal estructurado, transfigurado, incluso, en dolor, disonancia o en su proximidad. La <<separación de estos dos ámbitos deja a ambos
ambivalencia, pero no como copia o efecto inmediato; lo sensorial dañados)); el exceso de civilización genera a su vez un exceso de bar-
se convierte en algo espiritual. El goce del arte es aquel que (Adorno, barie. Paradójicamente, la l!ustración que buscaba llevar al hombre a
1971: 28) ((se aproximaría al estado no de la empiria, sino de lo que un estado de madurez, lo vuelve inmaduro. «Cuanto más complicado
ha abandonado la empiria)), como una escapada repentina que no y sutil es el aparato social, eConómico y científico,, a cuyo manejo el
tiene por qué considerarse como constitutiva del arte, sino como un sistema de producción ha adaptado desde hace tiempo el cuerpo, tanto
posible acontecimiento. 19 más pobres son las experiencias de las que este es capaD>.
La incertidumbre acerca de la posible existencia del arte, al opo- Con lo anterior, no se quiere decir que Adorno sea un antii!ustra-
nerse al dominio de la mercancía, la hemos de ubicar en la división do, sino todo lo contrario; critica a la Ilustración porque reconoce en
del trabajo que establece el pensamiento ilustrado, en la relación entre ella elementos que es necesario rescatar. Al igual que Freud, Adorno
amo y esclavo que Adorno intenta caracterizar desde Odiseo, pasando (2003: 92) pretende completar aquello que la racionalidad científica
por Sade y la industria cultural, hasta el antisemitismo. 20 Lo que ejem- ha segregado de su práctica: «La Ilustración es más que Ilustración:
plifica el pasaje de las sirenas en la Odisea/ 1 no es solo la astucia del naturaleza que se hace perceptible en su alienación». No se trata de
héroe que es capaz de superar a las potencias míticas, sino un nuevo renunciar al dominio, sino de reconocerse en él para disolver la escla-
vitud a la que nos somete. De recuperar la autorreflexión y con ello
19. A ello, hemos de oponer lo que, en opinión de Adorno (1971: 315), implica la catarsis aristotélica, la posibilidad de establecer una relación satisfactoria con la natura-
la cual es considerada por él como un tipo de sublimación de la naturaleza. El problema con ella es que,
a pesar de que «la purincación de los afectos en la Poélica de Aristóteles ya no se adhiere sin tapujoo a
leza, lo cual equivale a establecer un dominio auténtico de nosotros
los intereses de dominio, [... ]los salvaguarda cuando su ideal de sublimación encarga al arte, en vez de mismos y de nuestras relaciones. El arte, por tanto, ha de entenderse
la satisfacción física de los instintos y las necesidades del público, instaurar la apariencia estética como
sustituto de la satisfacción: la catarsis es una acción dC' purificación contra los afectos en connivencia como una contribución a dicha toma de consciencia, no como un ob-
con la opresión. La catarsis aristotélica está anticuada porque forma parte de la mitología del arte y es
inadecuada a los efectos reales». Así. la catarsis aristotélica no es sino una forma sublimada equivalente
jeto que está allí para ser disfrutado, a pesar del goce que puede llegar
a la industria cultural. a brindar, y mucho menos como mero patrimonio cultural u objeto de
20. Dicha incertidumbre, me parece, se hace patente en la Filosofía de/a nueva música, sobre la cual,
Adomo nos dice que ha de ser leída como parte de la Dialéctica de la /lustración colección y exhibición.
21. Nos referimos al pasaje del canto duodécimo de la Odrf;ea en el que el héroe desafía el canto de
las sirenas y logra vencerlo al atarse a un mástil mientras su tripulación navegaba con los oídos tapados.
La felicidad de Odiseo implica verdad, la cual es posible en virtud
Para Adorno, esto es un claro símbolo del triunfo de la racio11alidad de dominio sobre el mito, lo cual trae del alejamiento que el poder de sus palabras logra sobre la realidad.
como consecuencia la alienación ya mencionada.

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El problema es que esto, a su vez, produce sufrimiento. Lo que critica época de avanzando dominio tecnológico, para Adorno, sea el arte
Adorno no es la separación en sí, sino que ese sufrimiento sea callado, sublime. Una clase de arte, como en la doctrina de Kant sobre el senti-
que no sea expresado en la narración. El arte es una respuesta a aque- miento de lo sublime (Adorno, 1971: 258), «vibrante en sí mismo, que
llo que no dice la epopeya; es la forma por antonomasia de la expre- queda en suspenso en gracia a una verdad que no tiene apariencia, lo
sión del sufrimiento. Sin embargo, el sadismo es otra respuesta, una cual no le impide, en cuanto arte, conservar su carácter aparienciah.
que se mantiene impasible ante él, lo cual no solo genera indiferencia Un arte que, aun en su apariencia, no viole, representándola, el tabú
22
ante el placer, que en él termina por ser un bien administrable, sino que la Ilustración ha impuesto sobre la naturaleza, pero que permita su
gusto intelectual por destruir la civilización, por la regresión. La in- expresión como un contenido que no se agota en la forma. El espíritu
dustria cultural también propone una respuesta, pero su producción de este arte sería «la autorreflexión sobre su propio elemento naturaL>,
estereotipada basada en la reproducción, termina por convertirse en espiritual izándolo, alejándolo del placer inmediato y elevándolo a un
un tedio que atrofia \a capacidad imaginativa. Finalmente, se presenta goce en el que el tabú sexual al que estaba sometido es superado, sin
el antisemitismo, símbolo del odio hacia lo que no se deja integrar, violar por ello, como apuntamos, el tabú mimético al que está sujeto
cuya raíz está en la insatisfacción y la alienación que, como hemos en !a obra. Así, el arte sublime, entendido como una espiritualización,
visto, son parte del origen mismo del pensamiento ilustrado. es decir, como una sublimación de la naturaleza, buscaría emancipar
De todo lo expuesto, resulta claro que nuestra comprensión del !os elementos alienados por la lógica Ilustrada en u~ arte que es, a su
goce y el placer estéticos tan solo puede ser lograda históricamente vez, (da emancipación de la autonomía de ese arte)); la emancipación
a través del estudio de la evolución de las manifestaciones cu!tura_- humana a partir de la liberación de sus medios de producción técnica.
les, en relación a aquella negatividad que es más que cultura y que La noción de lo sublime que.Adorno retoma, refiere directamente
podemos comprender gracias una disciplina como el psicoanálisis, a la obra de Kant. Según ella (Adorno, 1971: 259), ((el espíritu, en su
cuya articulación conceptual permite analizar nuestros modos de re- impotencia empírica ante la naturaleza, experimenta su inteligibilidad
lacionarnos con \a naturaleza -especialmente la interna- y concebir como separada de la naturaleza¡>, pero como esta puede ser sentida,
nuevos modos de hacerlo. La búsqueda de satisfacción, sin embargo, <da teoría de la constitución subjetiva de acuerdo a !a naturaleza tam-
puede tomar varios caminos, los cuales, una ~ez que se estableció un bién se vuelve sublime y la autodeterminación de lo sublime en la na-
tipo de relación, ya no son controlables. En ellos, el exceso de control turaleza sirve de anticipación de la reconciliación con ella)>; la natura-
de la Ilustración se ve vengado, y corren peligro de perpetuarse si la leza dejaría de estar oprimida por el espíritu. El retorno de la naturaleza
reflexión no es capaz de concebir otro tipo de conciencia. En tal pa- reprimida, en la manifestación de su grandeza y su poder, superando el
norama, solo el arte, como mera posibilidad, sería capaz de mantener dominio subjetivo, es lo sublime. Un arte sublime sería aquel que, más
la esperanza de reconciliación. Pero, ¿qué tipo de arte? Como semen- allá de las formas bellas y sus juegos, ha de privilegiar la manifestación
cionó anteriormente, quizás el arte que pueda dar esperanza en una de la verdad de su contenido, imponiéndose sobre ellas:

El ascenso de lo sublime es lo mismo que la necesidad que tiene el arte de no


22. De lo que se habla aquí es de una mecanización del placer y de su fetichización, como si ~udiera
esquivar las contradicciones fundamentales, sino de vencerlas del todo en sí
ser localizable en las partes del cuerpo. Las figuras ilustradas que para Adorno encarnan este fcnomcno,
respondiendo a un esquematismo de tipo kantiano, son los pedagogos sexuales, los psicoanalistas_ -re- mismas; su reconciliación no es resultado del conflicto sino, únicamente, de
firiéndose a los revisionistas de los que se hablará más ad"clantc-, los terapeutas hormonales Y qu1enes que ese conflicto encuentre un lenguaje.
creen realizar la utopía del placer físico en la higiene, el deporte y la vida sexual. En su vinculación con
la estética, nos parece que el placer del sadismo está asociado a la excitación característica del placer
1 i
previo, que se abordará en otra parte de este texto

62 63
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

El arte sublime es expresión, por tanto, del conflicto entre las fuer- CAPÍTULO 2. LOS PROCESOS DE SUBLIMACIÓN Y EL ARTE SUBLIME' FREUD

i ! zas de la cultura y la naturaleza; es expresión del malestar y, en cuanto Y KANT, PLACER Y GOCE ENTRE EL INTERÉS Y EL DESINTERÉS ESTÉTICOS
tal, esperanza de reconciliación, más que su reconciliación como tal.
Por ello, a continuación, tanto la reflexión de los procesos de subli- La Teoría Estética de Adorno, partiendo, desde sus primeras líneas,
mación, en la obra de Freud, como los del arte sublime, en la obra de del cuestionamiento sobre el derecho a la existencia del arte, realiza
Kant, serán el centro de nuestros análisis. un largo recorrido, lleno de oposiciones, con el fin de intentar com-
prender filosóficamente el lugar del arte en la situación actual del pen-
samiento y de la sociedad, pues en él se juega la posibilidad de man-
tener viva la esperanza de reconciliación como promesa de la cultura.
El libro comienza abordando el tema de la libertad del arte, su ~
ideal de humanidad, su autonomía irrevocable y su esencia histórica
en función de su separación de lo empírico y de una dialéctica entre
'
pasado y futuro, donde lo que el arte es no puede definirse más que
en función de lo que no es, es decir, de aquello a. lo que se resiste a
integrarse en función de su propia verdad; su negatividad. Posterior-
1

mente, Adorno se introduce al tratamiento de los problemas teóricos


de la forma y el contenido de las obras de arte en tanto opuestas a la
realidad empírica y a la vez productos del trabajo social. Justo inme-
diatamente después, de manera un tanto desconcertante, se anuncia
la relación del arte y el psicoanálisis -criticando su utilización en
la crítica de arte-, se lleva a cabo una crítica a las teorías estéticas
de Kant y Freud, y se procede a hacer un análisis del goce artístico
(Kunstgenuss) y el placer (Lust) en la experiencia estética -bajo el tí-
tulo de «Hedonismo estético y dicha del conocimiento)). La pregunta
que surge, ante este orden de temas, es ¿cómo podemos entender la
repentina irrupción del psicoanálisis y su relación con el placer y el
goce estéticos, en oposición a la teoría estética de Kant?
A partir de esta pregunta, se intentará desarrollar la concepción
de Adorno en torno a los términos en cuestión, lo cuales, me parece,
son puntos clave para comprender su pensamiento estético y, por ello,
su concepción de la promesa de reconciliación. Se ha de responder,
entoces, a lo siguiente: ¿qué relación mantiene el pensamiento de
Adorno con el psicoanálisis y la teoría kantiana? ¿Cómo se relacio-
nan las obras de Freud y Kant en materia de estética? ¿Qué tiene que

64 65
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

ver lo anterior con el goce y el placer que una obra puede generar y todo su contenido es relevante para el tema que tratamos aquC lo
qué lugar ocupa dicha preocupación en el pensamiento de los autores ideal para los intereses que nos ocupan es partir de su primer capí-
tulo titulado Arte, sociedad, estética -en especial sus últimos cuatro
mencionados?
Con el fin de ofrecer respuestas satisfactorias a los cuestionamien- apartados-26 y de los primeros tres apartados del siguiente capítulo
tos anteriores, propongo el siguiente procedimiento: partir del análisis titulado Situación Y No obstante, algunas otras partes del libro serán
de la oposición que establece Adorno entre las obras de Freud y Kant referidas en tanto sea conveniente.
en materia de estética para, a la postre, profundizar en algunos de los El texto comienza, como se ha mencionado, con la descripción de
principales textos en los que Adorno hace referencia al psicoanálisis una situación que, a la vez, es la denuncia de un problema filosófico
y a la filosofía kantiana, 23 con el fin de determinar los aspectos claves -en materia de estética- que requiere reflexión: nada que tenga que
de su interpretación de los autores mencionados, así como el lugar ver con el arte es obvio. Es significativo que no se diga que el arte ha '
que ocupan en su obra. Posteriormente, se analizarán los principales perdido algo que tiene que ser recuperado. Se parte, más bien, de lo
textos, en las obras de Freud y Kant, en los que el goce y el placer que para Adorno es un hecho surgido de las condici?nes objetivas del
estéticos son abordados o en los que existe alguna relación esencial momento histórico. Ahora bien, ¿por qué, al parece'r, nada en el arte
para comprenderlos/ 4 con el propósito de realizar una crítica de su es obvio? Porque, por la ampliación de la categoría de arte, este se ha
tratamiento del problema, así como de las oposiciones y de la comple- vuelto incierto. No se puede decir, a ciencia cierta, 9ué es arte. El arte,
mentariedad de ambos pensamientos que nos permita llegar una con- en tanto que históricamente se ha nutrido de la idea de humanidad, se
clusión, siempre en relación al planteamiento de Adorno que nos sirve volvió libre, lo cual se opone a la falta de libertad en la totalidad social
de base, el cual se estructura alrededor del problema de la promesa y le hace tambalear ante el!a. De su libertad y de su ideal de humani-
de reconciliación que descansa en las posibilidades de sublimación dad se sigue su autonomía irrevocable, que nos obliga a preguntarnos
si en las condiciones actuales aún es posible. Es importante recalcar
del arte. 25
que Adorno no intenta definir el arte ni fijarlo en valores universales
y atemporales, sino que más bien, su estado de libertad y autonomía,
2.1. La oposición de Freud y Kant en la Teoría Estética así como su incertidumbre, surgen a la vista de lo que el arte ha sido
a lo largo de la Historia. ¿Qué ha hecho, entonces, el arte, a lo lar-
La Teoría Estética desarrolla, con extraordinaria densidad, la gran go de la Historia, para ganarse su libertad y autonomía? Para Adorno
variedad de preocupaciones de Adorno en torno al arte. Aun y cuando (1971: 1 O), las (<Obras de arte salen del mundo empírico y producen
un mundo con una esencia propia, contrapuesto a lo empírico, como
23. Tartto para retomar conceptos a favor de su propia teoría como para crilicarlos y refutarlos. si también existiera ese otro mundo>). 28 En e! arte, pues, no hay de
24. En el caso de Freud, aparte de los trabajos en los que trata algún tema estético, haremos referencia
a su texto de Introducción del narcisismo y al de la Represión. En el caso de Kant, además de referir a
la obligada Crítica del juicio, referiremos a su texto de juventud Observaciones sobre elsenUmiento de
26. Los ternas de dichos aparatados son (Adorno, 1971: 18-29): Crítica de la teoría psicoanalítica del
fo bello y lo sublime, a la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y a la Cdtica de /a razón
arte, Las teorías del arte de Kant y Freud, "disfrute artístico» (Kunstgenuss), Hedortismo estético y dicha
práctica, para tratar sobre los problemas relativos a la definición del juicio reflexionante, a la capacidad
del conocimiento.
de juzgar en función de fines o de la mera finalidad sin fin, y al problema de los incentivos que han de
27. Los temas de dichos apartados son (Adorno, 1971: 29-34): descomposición de materiales, desar-
ser base de los respectivos juicios, pues todos son temas clave en la concepción de su teoría estética.
tifización del arte: crítica de la industria cultural, lenguaje del sufrimiento.
25. Al respecto, no solo será necesario hacer referencia a la Teoría Estética de Adorno o a sus textos
28. La respuesta de Adorno, a mi parecer, responde en gran medida a su valoración de aquellas obras
de crítica de arte, sino a aquellos a partir de los que podamos desJrrollar su noción de crítica cultural y
de arte que considera auténticas, en función de su interpretación de lo que el arte ha llegado a ser, más
a los textos de la OialécUca de la /lustración, en los que realiza su interpretaciórt de la evolución de la
que a aquello que ha sido considerado arte, en general, en diversas épocas y culturas.
racionalidad occidental.

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66
ARTE, f'SICOANÁLI515 Y ESTÉTICA: PROMfSA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

antemano reconciliación con la realidad, ni armonía, ni consuelo, ni (Adorno, 1971: 13), «Sino también algo ajeno, contrapuesto al arte>>.
nada en específico en relación con el mundo que lo produjo, a no ser Toda obra, en oposición a lo empírico, contiene algo de lo empírico.
su oposición. Niega la realidad con su propia realidad. Tal situación lo El arte no se agota ni en su forma ni en su contenido, y es más que
vuelve incierto, pero en virtud de ello se convierte cualitativamente en la dialéctica de estos, porque su contenido es, a la vez, parte de lo
una cosa distinta al resto de las cosas producidas en la realidad social; que se le opone. «En relación con la realidad empírica, el arte subli-
se trasforma y opera una transformación en el todo. Dicha oposición ma el principio allí imperante del sese conservare en el ideal de ser
a lo existente es llevada a cabo en virtud de la forma de la obra, que uno mismo de sus productos; se pinta -como decía Schünberg- un
a la vez da forma a una nueva existencia. Debido a esta negatividad cuadro, no lo que representa». El objeto artístico quiere la identidad
radical del arte, su esencia no se puede abordar genéticamente Y de- consigo mismo, por lo que se debe separar de la realidad empírica
ducir de su origen histórico. Lo que el arte era, pues, ya no es nece- que le niega dicha identidad. En esa separación, la «identidad estética ~

sariamente, y lo que es, no necesariamente se deduce de lo que fue. ha de socorrer a lo no-idéntico que es oprimido en la realidad por la
Más bien, se debe abordar filosóficamente en una dialéctica que nos imposición de la identidad>> al ser capaz de modelar las relaciones
ayude a comprender que, lo que el arte es (Adorno, 1971: 11-12), está que en lo empírico le son negadas. Lo que sucede, ' pues, es una es-
marcado «por lo que fue, pero solo se legitima mediante lo que el arte pecie de mímesis, en la que «.las obras de arte son copias de lo vivo
ha llegado a ser y la apertura a lo que él quiere ly tal vez puede) llegar empíricamente en la medida en que proporcionan a este lo que se le
1

a ser». Por lo tanto, el arte solo puede ser definido negativamente, a niega fuera, de modo que lo liberan de aquello en que lo convierte
partir de lo que no es, ya que su concepto remite a lo que no tiene, a su experiencia cósica exterior». El contenido del arte, entonces, es el
saber, a lo que fue y puede ser: «El arte solo es interpretable al hilo de contenido de lo empírico, de lo «exterior», pero reconfigurado en el
su ley de movimiento, no mediante invariantes [... ] su ley de movi- «interior» de la obra, de manera tal que satisface aquello ---€n el objeto
miento es su propia ley formal». artístico- que de otra manera no hubiera podido haberse satisfecho. El
Unas líneas después de haber tratado la cuestión de la esencia hecho de que se utilice el término «Sublimación» es significativo y nos
de\ arte en función de su forma, Adorno, en Sl'.ls acostumbrados movi- remite directamente a la obra de Freud. ¿De qué tipo de contenido se
mientos dialécticos, introduce la cuestión del contenido del arte a tra- está hablando que puede ser sublimado? Vayamos siguiendo el texto
vés del concepto de verdad. Si hay verdad en el arte, esta solo es como paso a paso.
algo que ha llegado a ser y no como algo que ha de ser, en contra Las obras de arte son un producto del trabajo social, a pesar de
de cualquier punto de vista teleológico. El contenido del arte podría oponerse a la sociedad. En virtud de ello, se comunican con la empiria
estar en su propio carácter perecedero, aun y cuando e\ contenido del a la que repudian, pero de la cual obtienen su contenido. Son capaces
arte pasado no necesariamente ha de desaparecer. Lo que se quiere de hablar, en ese sentido, de una manera que les está negada a los
decir con esto es que las obras de arte, en función de su contenido, objetos «naturales» y a los sujetos que las hicieron (Adorno, 1971:
son caducas, porque incluso en la formación de su autonomía son 14-15): «Hablan en virtud de la comunicación de todo lo individual
heterónomas y dependientes del mundo que las vio nacer; es decir, su en ellas». Su forma es contenido social sedimentado que se ha opues-
verdad, inclusive en su separación del mundo empírico -en virtud de to en su individualidad irreconciliable a la realidad que las produjo.
su forma-, depende de la realidad social en cierto momento histórico, Se comunican con ella mediante la «no-comunicación» al adoptar
pues es de esta de donde toma su contenido. No todo en el arte es arte una postura determinada, la cual constituye su estilo. Las «obras de

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

arte representan como mónadas sin ventanas lo que ellas no son»; su psicoanalíticas. Justo en ese sentido va dirigida la crítica de Adorno a
historicidad inmanente, en tanto dialéctica de naturaleza y dominio la aplicación de ciertos tipos de psicoanálisis a cuestiones estéticas.
de naturaleza, es de la misma esencia que la dinámica exterior, por lo Si bien es cierto que la constitución del territorio del arte (Adorno,
que se parece a ella sin igualarse, es decir, conservando su diferencia 1971: 18) «está en correspondencia con la de un territorio interior
y su relación con aquello de lo que proviene. La fuerza productiva del de los seres humanos en tanto que espacio de su representación))'
arte, entonces, es la misma que la del trabajo útil, pero en su particu- por lo que participa de antemano de la sublimación, reducirlo a lo
lar relación con la empiria, las obras salvan, neutralizando, lo que el meramente psíquico sería prestar atención únicamente a uno de los
espíritu expulsó de ella. En ese sentido, participan de la ilustración y términos de su dialéctica, a saber, el contenido, olvidándonos de sus
tienen una relación con la verdad; no mienten. Son una respuesta a categorías formales, producto de una larga tradición artística. Todos
la interrogación, a los problemas que les vienen de afuera, los cuales los psicologismos y formalismos absolutos son rechazados por Ador- "
se manifiestan en la obra como problemas inmanentes de su forma; no. Así como los segundos tienden a hacer de la obra un artefacto sin
su tensión interna se basa en ello. A su vez, en la medida en que relación con la realidad, propiciando su indiferensia y fetichización
representan un problema, también representan su superación, hecho -características de la industria cultural-, los primeros hacen de ella
que constituye la dicha del arte. Por ello, el arte nunca está asegurado, una mera representación afectiva, una proyección del inconsciente de
sino que tiene que estar actualizándose respecto a los problemas de quienes la produjeron, un sue.ño en vigilia que la requce a la categoría
la realidad exterior. Además, no puede percibirse de manera estric- de documento biográfico, cuyo fin, en manos de ciertos psicólogos/ 9
tamente estética. Solo en virtud de lo que no es arte en el arte, de lo es la «salud)> mental. Lo proyectivo en la obra de arte, para Adorno
que es otro en él, este puede sublimar. Aquello que el psicoanálisis (1973 a: 97), es solo un momento cuyo valor difícilmente es decisivo
nos puede ayudar a comprender en relación a esto, es el proceso a en su configuración; «al artista no pertenece sino lo mínimo de sus
través del cual el contenido de carácter social, que se enfrenta a una formaciones; que en verdad el proceso artístico de producción [... ]
problemática en el mundo empírico -su represión, podríamos decir-, tiene la rigurosa forma de una legalidad impuesta por la cosa, y que
encuentra una respuesta en el estilo particular: de la obra, sin ser pu- frente a esto la cantada libertad creadora del artista no tiene apenas
peso)). Así, para Adorno, el psicoanálisis se suele quedar en un siste-
ramente estética.
El arte, por tanto, no inventa su contenido, al cual responde asig- ma de signos subjetivos que no hace justicia a la idea de verdad de la
nándole una forma específica. No es arbitrario, sino que se estructura obra, la cual requiere de la forma y de aquello que no es psíquico en
a partir de una exigencia social que encuentra expresión gracias a la el arte. La función del psicoanálisis en la comprensión estética es, más
obra. El hecho de que esta se oponga a la sociedad, aun siendo huella bien, la de ayudar a sacar lo no artístico del interior del arte; aquello
de ella, nos habla de un conflicto del momento histórico cuya antítesis que en el arte está en relación con la pulsión, descifrando el carácter
se hace manifiesta, a través de la producción artística, para poder ge- social que habla desde una obra y en el que se manifiesta el carácter
nerar conciencia de él. Por ello, el arte es una respuesta y contribuye a social del autor. El psicoanálisis proporciona elementos de mediación
la superación del problema. Su parecido con la cura psicoanalítica nos entre la estructura social y la estructura de las obras, pero es incapaz
podría hacer caer en la tentación de clasificarlo como un artilugio psi- de abarcar todo lo que al arte se refiere.
cológico y de explicar todo lo que a él concierne en función de motiva-
29. A los cuales Adorno, cuando utilizan 1-lerramientas psicoanalíticas, llama revisionistas. Hablare--
ciones psíquicas-como, de hecho, suelen hacer algunas explicaciones mos de ellos más adelante.

70 71
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTf"TICA: PROMESA DE RECONCILI/\CIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

En este sentido, para Adorno, Freud, en cuestiones estéticas, es la en cuenta su historicidad-. En ello radica la pertinencia de recurrir a
antítesis de Kant, sin que ninguno, sin embargo, supere el ámbito de la teoría freudiana.31
lo subjetivo. Para sostener dicha afirmación -a reserva de desarrollar Adorno (1971: 22) deja claro que:

posteriormente los conceptos sobre los que se apoyan, en lo que a para Freud, las obras de arte no son realizaciones inmediatas de deseos, sino
nosotros concierne, ambas teorías-, se basa en la noción de «interés» que transforman la libido primariamente insatisfecha en una prestación social-
mente productiva; por supuesto, aquí el valor social del arte se sigue presupo-
de cada pensador. De acuerdo a su lectura de la «analítica de lo
niendo sin más, debido al respeto acrílico a su vigencia pública.
bello» de la Crítica del juicio, el sentimiento de lo bello se sostiene
0
en el desinterés por la representación de la existencia de un objeto,-' Por un lado, pareciera que el interés que Freud enlaza a las obras
mientras que para Freud e\ objeto artístico estaría allí para cumplir un de arte se aleja del efecto inmediato e implica, de hecho, cierto des in-
deseo -opinión que aún hemos de comprobar. En ambos pensadores terés; por otro, que se presupone una función social y no se considera '
hay un acento en la representación, producto de su enfoque subje- la oposición y la capacidad crítica del arte con respecto a la sociedad.
tivista que busca la cualidad estética en el efecto de la obra sobre el Lo que capta la teoría freudiana de la sublimación, para Adorno -que,
espectador. Ahora bien, para Adorno, \o revolucionario de la Crítica a la vez, es aquello de lo que adolece Kant-, es el retorno de los
del juicio es que intenta salvar la objetividad mediante el análisis de componentes pulsionales transformados -y en ese sentido, negados-,
los momentos subjetivos. Por ello, para Kant es fundamental que el lo cual pone de manifiesto el carácter dinámico lile lo artístico y su
desinterés se aleje del efecto inmediato, quebrando la supremacía relación con lo empírico, a la vez mimética y transformadora. Sin em-
del agrado. El problema es que, con ello, castra a la obra del goce bargo, en opinión de Adorno, en Freud no parece haber una distinción
,,·: que puede proporcionar, cargándose desmesuradamente a la forma de lo estético respecto de lo práctico y lo apetitivo, 32 con lo cual, el
(Adorno, 1971: 21 ): ((La doctrina del agrado desinteresado es pobre a arte no sería más que un representante de las pulsiones. Así, parte del
la vista del fenómeno estético; lo reduce a lo formalmente bello (que problema del modelo freudiano -compartido por el de Kant- es que la
es muy dudoso en su aislamiento) o a los objetos naturales llamados obra de arte solo existe en reladón a quien la contempla o produce, 33
sublimes)>. La consecuencia es clara para Adorno: ((Kant separa al sin tomar en cuenta el momento histórico y la dinámica social en la
sentimiento estético (y, de acuerdo con su concepción, virtualmente que fue producida.
también al propio arte) de la facultad de apetecer>). Aun y cuando
Adorno está de acuerdo con la concepción de Kant en que la com- 31. Una interpretación que nos permite profundizar en la comprensión de la relació11 de la Critica del
juicio con el intento de salvar el conocimiento objetivo, en relación a la noción de interés estético, es la
prensión del arte ha de ser separada del efecto inmediato (lo cual de Paul de Man (1998: 171-183) en su artículo «El materialismo de Kant», donde analiza retóricamente el
entra en correspondencia con su separación del mundo empírico Y análisis de la trascendentalidad del sentimiento de lo sublime. En palabras de P. de Man (182), <la dinámi"
ca de lo sublime marca el momento e11 que lo infinito es cOngelado en la materialidad de la piedra, el mo-
con la distancia que necesita para propiciar la reflexión), sostiene que mento en que no es concebible ningún pathos, ansiedad o sim"patía; es, en efecto, el instante del a-pathos,
o apatía, como pérdida completa de lo simbólico". Todo contenido real es negado -lo cual propicia la
debe involucrar cierto interés en cuyo nombre sea posible la sublima- radicalización de lo material- en la estética de Kant, bajo esta perspectiva, porque el sujeto kantiano no es
ción -lo cual salva al arte de \a trascendentalidad en tanto que toma más que un observador que siempre está a salvo en relación a lo observado (183): "La contemplación del
mundo por parte de Kant tal y como uno la ve («wie man ihn siehll>) es un formalismo radical, absoluto,
que no contiene ninguna noción de referencia o semiosis. Al contrario, es un formalismo absolutamente
no fenomenal, no referencial, a-pathético, que vencerá e11 la batalla entre los afectos y encontrará acceso
al mundo moral de la razón práctica, a la ley práctica y a la política racional [... 1el formalismo radical que
30. A Adorno (1971: 21) no le queda claro >i en Kant ese desi11terés se refiere al objeto tratado en la
anima el juicio estético en la dinámica de lo sublime es lo que se denomina materialismo».
obra 0 a la obra misma. El problema es que el tema de Kant 110 es el arte, si110 las facLJitades .d.e repre-
32. Aún hemos de corroborar esta afirmación con el análisis de la obra de Freud.
sentación, cuyo conocimiento nos ha de llevar a la comprenstón de las condtuones de pos1b1l1dad del
33. Se lrJtJ, según Adorno, de un enfoqLJe subjetivista, como se mencionó.
sentimiento de lo bello.

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72
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

Lo que pone Freud en el centro de la discusión al hacer participar a la esperanza de reconciliación que Adorno ubica en el arte? Así pues,
las pulsiones en la dinámica cultural es la cuestión del placer. La doc- sin más, pasemos al análisis de los textos de Adorno, Freud y Kant que
trina kantiana resulta insuficiente para explicar este asunto que tiene nos ayudará a dar respuesta a nuestros cuestionamientos.
que ver (Adorno, 1971: 23) «con el interés corporal, con las necesi-
dades reprimidas y no satisfechas>>, y su estética se convierte en «un
hedonismo castrado, en un placer sin placer». Por otro lado, el pro- 2.2. El psicoanálisis en la obra de Adorno
blema, para Adorno, de hacer de la sublimación la última palabra en
torno al arte, es que este se reduce a un hedonismo estético en función El pensamiento de Adorno, como sucedió en general con la escue-
de necesidades egoístas, lo cual se lleva bien con una teoría del apa- la de Frankfurt, pretende comprender la evolución histórica del sujeto
ciguamiento armónico de los contrastes y la aceptación conformista. y sus modos de producción a través de una filosofía de corte marxista 1
Entendida así, me parece, la sublimación no es más que una forma de en la que lo económico ya no tiene la primacía como principio expli-
integración que por sí misma no implica carácter subversivo alguno ni cativo. Sus intentos por explicar las manifestacioneS de una sociedad
fuerza que le permita superar el orden empírico. Es como si estuviera altamente tecnificada y consumista, después de ALischwitz,
'
le impu-
por completo del lado del interés, mientras que el lugar del arte está sieron el reto de recurrir a principios políticos, sociales, psicológicos y
más bien en la tensión entre el desinterés y el interés más salvaje. culturales a la vez, en un esfuerzo dialéctico en el que ningún elemen-
A partir de lo expuesto sobre la situación problemática del arte, to podía elevarse sobre los demás como si fuera absolutamente autó-
por aquello que ha llegado a ser en función de su dialéctica, en rela- nomo. En específico, las relaciones entre cultura, sociedad y psique,
1 ¡:·· ción al interés y desinterés estéticos, y al placer y goce a los que el arte ocupan un lugar central en su obra. El arte, en este sentido, pensado
puede aspirar, se han sentado las bases que hacen posible contrastar el como un producto, entre otros, sujeto a las fuerzas de producción del
pensamiento de Adorno con el de Freud y Kant. Varias son las pregun- momento histórico -y en cuanto tal, reflejo de ellas-, se distingue por
tas que hemos de contestar. ¿Cuál es el lugar del psicoanálisis y de la estar involucrado con una praxis específica y por sus cualidades obje-
teoría kantiana en la estética de Adorno? ¿El lugar social del arte está tivas. Su abordaje, por tanto, ha de tomar en cuenta la complejidad de
1

', sin más presupuesto en las obras de Freud y Kant? ¿Hay alguna consi- los elementos que lo componen, sin intentar reducir las oposiciones
deración en la obra de Freud con respecto a la forma del objeto y a la que lo constituyen, sino comprendiéndolas dialécticamente. El recha-
praxis artística que nos haga replantear las supuestas funciones socia- zo de Adorno de cualquier metodología armonizadora tiene su justi-
les del arte, así como en la de Kant alguna sobre el placer o el goce es- ficación precisamente en que la realidad social y cultural no presenta
téticos en relación a la dimensión práctica? ¿Qué tan subjetivistas son armonía alguna y en que la única manera de hacerle justicia sin caer
realmente los enfoques de Kant y Freud? ¿Qué tan complementarias en ideología es conservando, en la teoría, el antagonismo entre lo uni-
son las nociones de sublimación de Adorno y Freud, y cuál es su po- versal y lo particular. Una de las posibles maneras de expresar dicha
sible relación con el sentimiento de lo sublime, tal como es concebi- tensión se puede articular en una dialéctica entre sociología y psico-
do en la obra de Kant? ¿Qué relación, en suma, guardan la obra de logía, cuya separación como disciplinas del saber se presenta a la vez
Kant y Freud en relación al interés y el desinterés estéticos? Y, final- como verdadera y falsa. Verdadera porque refleja un antagonismo real
mente, ¿qué tipo de placer o goce se producen para Freud y Kant en y falsa porque su separación impide el conocimiento de la totalidad
la experiencia estética, y cómo puede ayudarnos ello a comprender que incluso la separación de ambas requiere.

74 75
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A- GARDUÑO COMf'ARÁN

psicológica contenga casi siempre un componente irracional, en todo caso an-


En este contexto, podemos entender la constante utilización que
tisistemático, no es tampoco una casualidad psicológica, sino que se deriva del
Adorno hace de la teoría psicoanalítica. Para él, el mejor acercamiento objeto, de la irracionalidad separada como complemento de la ratio dominante.
al componente psicológico de la cultura lo ha llevado a cabo Freud, aun
y cuando su teoría sea insuficiente para comprender la totalidad cultural. Así, para Adorno, tanto cualquier psicologismo, como todo in-
Por ello, cuando escribe sobre las aportaciones del psicoanálisis, lo hace tento de concebir un sujeto totalmente social y racional, son ideolo-
en relación a la sociología, la educación o el arte, y no tratándolo como gías que transforman realidades inexistentes, es decir, puramente so-
una disciplina aislada, arraigada en el ámbito clínico que la vio nacer. ciales o puramente extrasociales, en determinaciones naturales. De
En su texto sobre las relacion-es entre sociología y psicología, que ahí que, a pesar de su predilección por el psicoanálisis, este pueda
denuncia la arbitraria clasificación de estas ciencias, Adorno (1986 a: ser criticable bajo ciertas interpretaciones (Adorno, 1986 a: 49): «El
1
36) expresa claramente su predilección por la teoría psicoanalítica, mandamiento freudiano: Donde era e!lo, ha de ser yo contiene algo
pues es «la única que investiga seriamente las condiciones subjetivas· vacío, inevidente. El individuo atenido a la realidad, sano, es tan
de \a irracionalidad objetiva>>. Un pensamiento capaz de mostrar las poco inmune a la crisis como lo es, en lo económ¡co, quien mueve
contradicciones de la sociedad ha de recurrir a ella con el fin de com- sus negocios racionalmente>>. Lo social en oposición dialéctica a lo
prender la falsa conciencia que implica la separación de sociedad y psicológico es más bien una fuente de conflicto bajo las condicio-
psique, el desgarro de la vida interior y la exterior, así como la alie- nes actuales, y toda ideologfa, aun en sus versio11es científicas, es
nación de los individuos que, debido a \a división del trabajo, no se incapaz de verlo. De ahí la falsedad, en opinión de Adorno, de las
pueden reconocer en la sociedad. La aportación del psicoanálisis es psicoterapias y el psicoanálisis que busca encausar a los individuos a
'¡'! la de ayudarnos a dilucidar los mecanismos psíquicos que de manera la «normalidad>>, al triunfo del yo (50), que no es sino «Un triunfo de
inconsciente nos mantienen fijados a una falsa relación con la reali- la ofuscación por lo particular>>. La única posible reconciliación es
dad, en la que coinciden el superyó y las necesidades funcionales del de lo particular con lo universal, no de lo particular consigo mismo,
sistema social que aseguran su perpetuación (41 ), fusionando da vieja pues ello solo significaría el aislamiento en una sociedad cuyas con-
angustia ante la aniquilación física con la muy posterior de dejar de diciones objetivas son cada vez más dominantes. Por ello, ese tipo de
pertenecer a la unidad social que abarca a los hombres en lugar de la psicoanálisis contribuye a la acentuación del conflicto y a la subordi-
naturaleza>>. Así, la angustia y el apego al sistema social se acentúan nación del sujeto -a la sumisión, a la identificación con el agresor-,
en la medida en que el poder del individuo disminuye en proporción· al polarizar aún más los extremos en tensión, sin siquiera saberlo
al aumento del poder de las instituciones, cuya base es su capacidad (55): 34 «Cuanto más estrictamente es concebida la esfera psicológica
tecnológica de reproducción. En eso, en parte, consiste la irraciona-
34. El tipo de psicoar~álisis al que Adamo se refiere e o aquel que llama revisionista. En 1946, Adorno
lidad, desvelada por el psicoanálisis, de un sistema aparentemente prollullció u11a cor~fere11cia titulada «El psicoanálisis revisado" -a cuyo texto nos referiremos más adelan-
te- fre11te a la Sociedad Psicoanalítica de San Francisco, criticando la tende11cia de dicho psicoa11álisis
racional. Lo importante aquí es que las tensiones objetivas y las sub-
a concederle un papel más decisivo a las motivaciones sociales o culturales que a las inconscientes. Se
jetivas no pueden entenderse por separado, pues su oposición revela ha dado por llamar a esta corrie11te culturalismo americano, e11 la que se ha identificado a Karen Homey
como una de sus representa11tes principales. Es justo a ella a quie11 Adamo critica en la conferencia,
[o que suele ser reprimido en la praxis cotidiana impidiéndonos ser acusándola de reducir el psicoa11álisis a una psicología del yo.
Par otra parte, también son cor~ocidas las polémicas al respecto entre Fromm y Adomo desde la
conscientes de las fuerzas que nos determinan (44): década de los treinta. Fromm formó parte de la Escuela de Fra11kfurt desde su primera época y fue una
de las figuras centrales; sin embargo, paulatinamente, sus co11ceptos fuero11 separándose ta11to de Freud
el conocimiento no posee ninguna otra totalidad que la antagónica y solo en como de Adamo, al privilegiar las explicaciones basadas en aspectos sociales sobre aquellas basadas en
virtud de la contradicción puede alcanzarla [... ] Que la aptitud específicamente motivaciones inconscientes.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

como campo de fuerzas hermético y autártico, tanto más comple- relación trataremos de precisar en ambos autores, en función de la
tamente se desubjetiviza la subjetividad)). En su aislamiento, el in- experiencia estética. 36
dividuo no es capaz ni de ceder a su instinto (52) -((ya que ello es Así pues, ¿cómo entiende Adorno la relación del yo con el mundo
sancionado por la sociedad y presupone hoy, ni más ni menos, la en función de la necesidad de satisfacción pulsional? Para Adorno,
fuerza de que justamente carece quien actúa irracionalmente»- ni el yo no puede ser considerado una instancia meramente racional,
de adaptarse a la realidad -pues «cuanto más se ajusta a la realidad, pues ello no es suficiente para explicar la dinámica pulsional. El yo
tanto más se convierte él mismo en cosa, menos va viviendo, más (Adorno, 1986 a: 63) «tiene que convertirse él mismo en inconscien-
absurdo se torna ese «realismo>} suyo))-. Más bien, lo que a Adorno te, en parte de la dinámica pulsional sobre la cual, por otra parte,
(54) le interesa del psicoanálisis es el «cortocircuito entre incons- debe elevarse>>, por lo que constituye en sí un conflicto constante y
1
ciente y realidad» que le caracteriza y que le permite realizar expli- cambiante entre las exigencias internas y externas, y no una reconci-
caciones psicodinámicas, de acuerdo a las posibles interacciones de !iación con la realidad social, a la cual le conviene cualquier tipo de
la psique con su entorno objetivo. Esta flexibilidad en la explicación indiferenciación que vuelva absoluto ya sea al ello al yo. Este, por e
posibilita al pensamiento no partir de una definición de lo que debe tanto, bien puede considerarse una instancia mediadOra que mantiene
ser el sujeto ni de su lugar en la sociedad, sino de los variables y cir- en una errática unidad a la rea.lidad exterior y a la interior, siempre en
cunstanciales juegos de fuerzas, lo cual es uno de los fundamentos tensión. Sobre el concepto de yo, Adorno basa su desacuerdo con las
'
de la dialéctica negativa de Adorno. Por otro lado, el psicoanáli- interpretaciones revisionistas de Freud/ 7 puesto que, en la concepción
sis es pertinente en tanto que pone especial acento en la necesidad que estas tienen del yo, este parece estar reconci 1iado de antemano
de satisfacción pulsional. 35 Ninguna reconciliación, en opinión de con la realidad social, aislando atomísticamente la dinámica pulsional
Adorno, es posible si el objetivo pulsional aplazado -exigido por dentro del individuo en lugar de considerar al proceso vital-la tensión
la sociedad, en virtud de la escisión que implica en relación a la del yo entre el interior y el exterior- en su totalidad. En su texto El
vida psíquica- no es proporcionado, de alguna manera, con poste- psicoanálisis revisado, Adorno realiza una dura crítica al respecto. Las
rioridad. Ello vuelve al concepto de yo, dialéctico (62); ((psíquico y categorías históricas de los llamados revisionistas parecen coincidir
no psíquico, un trozo de libido y representante del mundo». Según con la autonomía histórica alcanzada por el sujeto, ignorando, sin
Adorno, Freud no identificó tal dialéctica implícita en su teoría -afir- embargo, tal relación (Adorno, 1986 b: 19):
mación bastante polémica, sin duda-, por lo cual, según él, «en el Como si la captación por Freud de la inevitabilidad de los conflictos culturales,
sistema freudiano falta de plano cualquier criterio suficiente para de la dialéctica del progreso, pues, no hubiese sacado a la luz más acerca de la
diferenciar las funciones «positivas» y «negativas» del yo, sobre todo esencia de la historia que el precipitado recurso a los factores del medio que,
según los revisionistas, han de explicar el surgimiento de conflictos neuróticos.
entre la sublimación y la represión)), temas que son fundamentales
para la reflexión que intentamos llevar a cabo en este trabajo y cuya

35. El concepto de satisfacción pulsional, en el contexto del psicoanálisis, ha tenido distintas inter- 36.lo que está en juego aquí es el lugar de la represión en el proceso de sublimación. En este trabajo
pretaciones. En este texto, se prete11de desarrollarlo en rel~ción ~ las aportaciones de Freud, Adorno Y se intentará precisarlo en función del goce estético que nos puede brindar el arte. Me parece que Adorno
finalmente de Lacan, en lo referente a la obtención de placer o de goce de tipo estético. Cabe aclarar que, está planteando un problema que exige de reflexión en materia de estética, y uno de los propósitos de
aunque la satisfacción -o la reconciliación, según la terminología usada por Adorno- juega un papel fun- este trabajo es mostrarlo a través de la comparación de lo dicho al respecto en la obra de Freud con los
damental en dichos pensadores, no estoy afirmando que para ellos el objetivo del arte o de las creaciones desarrollos de la Teoría Estética y la Dialéctica de la 1/usiJación de Adorno.
culturales sea brindar satisfacción. Como iremos viendo, más bien será la imposibilidad de alcanzar la 37. Hablamos de las interpretaciones de Karen Horney y Erich Fromm, a las cuales ya hemos hecho
satisfacción lo que determin~rá el tipo de goce propio de la experiencia estética. referencia en una nota anterior.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

El concepto de yo de los revisionistas se presenta a priori como au- conformista, a pesar de sus constantes críticas sociales que no llegan a
tónomo en relación al ello sin siquiera plantearse cómo es posible, si es la raíz del problema. En este sentido, hemos de resaltar que el placer
que es posible, \legar a esa conclusión. En opinión de Adorno, parten y la prohibición no pueden ser separados, sino que se condicionan
de la presuposición de un idea\ que ha de realizarse en una sociedad recíprocamente. Su comprensión, pues, es dialéctica: uno es inconce-
igualmente ideal, es decir, no conflictiva, no traumática, sin considerar bible sin el otro. No se puede hablar de emancipación sin hablar a la
que el yo, más bien, siempre está condicionado por \a alienación de\ vez de autoridad y represión; olvidarnos de ello sería ingenuo y solo
individuo en una sociedad imperfecta. Su totalidad, pues, es ficticia, contribuiría al status quo, pues imposibilitaría adquirir consciencia de
ideológica, y encubre lo que (Adorno, 1986 b: 20) «casi se podría lla- él. En cambio (32), «Si la teoría menciona la repetición por su nombre,
mar un sistema de cicatrices que solo son integradas en el sufrimiento, e insiste en lo idénticamente negativo de lo aparentemente nuevo,
mas nunca totalmente)); ocultando dicho dolor detrás del ideal, como pueda quizá arrancarle por la fuerza a lo siempre igual la promesa de ~

si el sufrimiento tuviera sentido en sí mismo. Estos revisionistas, sin lo nuevo)). Tal conciencia, a la cual contribuye el psicoanálisis que se
embargo, no hacen justicia a Freud, quien, sobre todo en sus últimas plantea llegar a los principios fundamentales de la p sique más que a
1

obras, 38 reconoció el conflicto entre los individuos y la sociedad sin normalizar individuos, es también una de las principales característi-
intentar resolverlo. Ellos (22-23) «olvidan que no solo el individuo, cas que, para Adorno, tienen las grandes obras de arte, las cuales en
sino también la categoría de la individualidad, es un producto social», su unidad formal son capaces de expresar la totalidad de la realidad
'
por lo que «una psicología analítica tendría que descubrir las fuerzas tal cual es y no como un ideal quisiera que fuera, aun y cuando ello
sociales determinantes en los mecanismos más íntimos del individuo>> implique oponerse a lo existente.
antes de intentar establecer su lugar en una sociedad preestablecida, Adorno, por tanto, considera que cierta versión del psicoanálisis
como si fuera una especie de segunda naturaleza. Por otro lado, los -la más apegada a Freud- es fundamental para comprender los fenó-
revisionistas, para Adorno, suelen entender los conflictos psíquicos en menos sociales y culturales a cabalidad. Sus textos están impregnados
función de una sexualidad que no es capaz de responder a la presión por doquier de conceptos psicoanalíticos y algunos están destinados
de la cultura, lo cual ubica su explicación más en el preconsciente de lleno a explicar cómo puede contribuir la teoría de Freud a cla-
que en la represión fundamental del inconsciente; como si la solución rificar un asunto específico, comúnmente relacionado al análisis de
pudiera hallarse en la mera modificación de algunos epifenómenos cierta autoridad o grupo autoritario. Ejemplos de ello son sus textos La
sociales (30), lo cual «desemboca precisamente en la confirmación Teoría Freudiana y el modelo de la propaganda fascista o La educación
de la sociedad patriarcal, de la cual quería apartarse la secesión)). El después de Auschwitz. En específico, este último texto contiene refe-
psicoanálisis radical, en cambio (23), se dirige «hacia la libido como rencias que nos conviene repasar aquí.
algo presocial, alcanza tanto filogenética como ontogenéticamente Una de las intuiciones de Freud que más interesan a Adorno (1973
aquellos puntos donde el principio social del dominio coincide con el b: 80) «es que la civilización engendra por sí misma la anticiviliza-
psicológico de la represión pulsional». Por ello, el revisionismo tiende ción», y ello, en su opinión, debería ser tomado en cuenta en co-
a suavizar el potencial subversivo de la teoría freudiana y a volverse nexión con Auschwitz, prestando especial atención a El malestar en
la cultura y a Psicología de las masas y análisis del yo. No es una
38. Hablamos aqLJí de obras como El malestar en la cultura, Psicología de las masas y análisis de: ~o,
exageración decir que toda la filosofía de Adorno está comprometi-
El porvenir de una ilusión o, inclusive, Tótem y tabú, obras, todas, en las qLJe se aborda la problema\lca da con esta problemática y que si deseamos comprender cualquier
relación entre individuo y sociedad.

so
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

aspecto de su pensamiento estético, debemos partir de la misión que terror sádico-autoritario. 39 Lo que nos hemos de preguntar aquí es ¿a
tiene para él cualquier tipo de educación: evitar que Auschwitz se qué tipo de autoridad se puede apelar para evitar caer en la lógica
repita. Preguntémonos, pues, ¿por qué Auschwitz? Porque Auschwitz del torturador? La respuesta de Adorno apunta hacia la autonomía y
significa el fracaso de la civilización, no por casualidad, sino por su la fuerza de autodeterminación y reflexión; a no entrar en el juego
misma lógica; porque es expresión de una tendencia social poderosa de otro. Por supuesto, esto tiene resonancias kantianas; sin embargo,
de la cual aún no somos plenamente conscientes. Si la civilización es Adorno reelabora la autonomía de la moral de Kant por considerar
una lucha contra la barbarie, y esta surge en aquella, se trata de una que, por su falta de compasión -por su renuncia a tomar en cuenta
lucha desesperada. Lo que nos queda es ser conscientes de la deses- los intereses patológicos-, cae en un tipo de heteronomía. 40 La no-
peración, lo cual posibilita escapar del idealismo utópico -como el ción de autonomía de Adorno estará ligada, más que a la moral, a la
de los revisionistas- e intentar contrarrestar las fuerzas que han sido estética, con lo que podremos hablar de una ((autonomía del objeto
engendradas por la historia. artístico», cuya peculiar relación con el goce y el placer será nuestro
Ahora bien, evitar que Auschwitz se repita no solo implicaría cam- tema central. Antes de profundizar en ello, sin em?argo, hemos de
biar las condiciones objetivas de la sociedad, sino también las subjeti- seguir repasando algunos de los acercamientos al pSicoanálisis en la
vas, sin apelar a valores eternos o a la Ilustración -en el sentido de do- obra de Adorno.
minio sobre la naturaleza. Ello requiere buscar las raíces del conflicto Como se ha adelantado, la·compasión estará ínti~amente ligada a
en los agresores con el fin de descubrir los mecanismos que vuelven a la idea de autonomía de Adorno. Me parece claro que, para Adorno,
los hombres capaces de tales cosas, mostrárselos e intentar disuadirlos no podemos ser plenamente autónomos si no somos capaces de iden-
de (Adorno, 1973 b: 82) (<golpear hacia el exterior sin reflexión sobre tificar el terror y el sufrimiento. La siguiente cita es bastante explícita
sí mismos». Todos los esfuerzos críticos de Adorno parecen resumirse (Adorno, 1973 b: 85): (<En esto radica, en buena parte, el peligro de que
en esto: desvelar la raíz profunda del conflicto, mostrar y propiciar la el terror se repita: que no se lo deja adueñarse de nosotros mismos, y
reflexión, sin moralizar. El arte y el psicoanálisis, bajo esta perspectiva, si alguien osa mencionarlo siquiera, se lo aparta con violencia, como
siguen la misma dirección. si el culpable fuese él, por su rudeza, y no los autores del crimen)>.
Como se mencionó, cualquier proceso de emancipación ha de Evitar que se repita Auschwitz, pues, no depende de la imposición y
tomar en cuenta al tipo de autoridad predominante. Para Adorno, las el cumplimiento de ciertas máximas, por más universales que puedan
sociedades actuales tienden a desintegrar la individualidad en la in- parecer a los ojos de cierta razón. La represión del terror y sufrimien-
tegración general, lo cual vuelve a los individuos incapaces de cual- to, como lo muestra el psicoanálisis, provocará su regreso en otras
quier resistencia. El vacío generado en el sujeto, su impotencia ante formas; de hecho, Adorno constantemente identifica en todas las ma-
la totalidad, que experimenta como una disminución de su libertad, nifestaciones culturales dominantes tendencias regresivas, indicativas
suele ser ocupado por alguna autoridad soberana que se convierte de componentes sádico-masoquistas reprimidos. Especialmente inte-
en la referencia para la libertad. Así, la libertad del individuo pasa resante al respecto, resulta el pequeño texto ((Interés sobre el cuerpo)>
a la de la autoridad, lo cual genera una dependencia de ella -de los
mandatos del más fuerte- que no se justifica racionalmente. Como 39. Esto es analizado por Adorno en otros textos como el ya mencionado La Teoría Freudiana y el
modelo de la propaganda fascista.
toda prohibición lleva aparejada un tipo de placer, el psicoanálisis 40. Esto es tratado en «julicttc, o Ilustración y moral», texto contenido en la Dialéctica de la Ilustra-
ción. Allí se ofrece un acercamiento a la autoridad, en relación al esquematismo de la moral kantiana,
nos ayuda a detectar en este fenómeno una de las condiciones del que degenera en sadismo, y que analizaremos más adelante.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN
ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

contenido en la Dialéctica de fa Ilustración. La relación con el cuerpo 2.3. Adorno y la estética kantiana
de nuestras sociedades refleja una conciencia mutilada y una estruc-
tura compulsiva proclive a la violencia, producto de la historia de La postura de Adorno en relación a la filosofía kantiana está ín-
los instintos y pasiones reprimidos o desfigurados por la civilización. timamente vinculada al papel de esta en la evolución de la raciona-
Puesto que nuestra sociedad es el resultado de una evolución en la lidad occidental. En específico, la crítica que realiza Adorno de los
que la división del trabajo ha llegado a ser solo a condición de explo- elementos de la filosofía práctica de Kant que reflejan los ideales de la
tar, humillar y estigmatizar el cuerpo, este se convirtió en objeto de Ilustración, nos servirá de base para comprender a profundidad su re-
prohibición y crueldad. Así, en StJ inferioridad con respecto al espíri- lación con la estética kantiana. Al respecto, su texto «Ju!iette, o Ilustra-
tu, permanece alienado, reificado y deseado como una cosa que se ción y moral», contenido en la Dialéctica de fa Ilustración, nos ofrece
puede poseer; reducido a lo material, a lo meramente físico, en una referencias que me parece pertinente retomar, para, posteriormente, ~
falsa conciencia que es incapaz de identificar la fractura sufrida en la adentrarnos en el contexto de la Teoría Estética y de los problemas que
separación de cuerpo y espíritu -la cual es vivida como una servidum- en ella se abordan.
bre, pues no es posible liberarse del cuerpo-. Con ello (Adorno, 2003: El escrito comienza retomando la definición dlda por Kant, en
280), «cuando no se le puede golpear, se lo exalta>>, lo cual es típico su respuesta a la pregunta sobre qué es la Ilustración (Adorno, 2003:
en el fascismo. 129-130): «la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad»,
Ni el rigor, ni el ascetismo, ni el pensamiento esquemático son siendo esta la '<incapacidad de servirse de su propio ~ntendimiento sin
respuestas para Adorno; de hecho, suelen ser parte del problema, pues la guía de otro», es deci~ «el entendimiento guiado por la razón». La
llevados al extremo generan indiferencia al dolor y fetichizan ideales razón, pues, para Kant, en su labor sintética, al reunir y combinar cono-
a los que los individuos les ceden su autonomía, reduciendo a estos a cimientos particulares en un sistema, hace del entendimiento su objeto,
la categoría de cosas, de especialistas, de bienes, cuya capacidad de determinando la aplicación de sus conceptos en virtud de un fin de sus
establecer relaciones libidinosas con otros hombres queda atrofiada. actos bajo cierta unidad colectiva, que es el mismo sistema. 41 La razón,
Me parece que el problema de todo formalismo, para Adorno, es que entonces, postula las normas que han de dirigir la construcción y aplica-
olvida el contenido afectivo de las acciones. Más bien deberíamos, ción del conocimiento. Se trata, en suma, de «producir un orden cien-
desde su perspectiva, pensar en términos de una dialéctica en la que tífico unitario y deducir el conocimiento de los hechos de principios».
no se impongan ni el contenido ni la forma. Esto es especialmente sig- En último término, el orden es determinado por leyes lógicas cuya uni-
nificativo en lo que se refiere a la estética, a la concepción que Adorno dad ha de residir en la unanimidad. Con esto, el «Conocimiento se iden-
tiene del arte y a la aportación del psicoanálisis a su comprensión. tifica con el juicio que integra lo particular en el sistema[ ... ] Todo pen-
Numerosos son los textos en los que Adorno trata la problemática uni- samiento que no tienda al sistema carece de dirección o es autoritario».
dad de contenido y forma en las obras de arte, mostrándose como un Todo conocimiento y experiencia posible están, pues, determinados por
crítico implacable ante aquellas expresiones que no cumplen dicha los elementos formales que garantizan la interconexión conceptual.
dialéctica a cabalidad. Hemos de ubicar al psicoanálisis, pues, del Así, según Adorno (2003: 130), para Kant, a priori podemos pen-
lado del contenido. En cambio, sobre la forma, hemos de repasar las sar la homogeneidad de lo particular y lo universal, garantizada «por
consideraciones de Adorno sobre la estética kantiana.

41. Referido por Kant (1996) como un «Reino de fine>» posibles.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

«el esquematismo del entendimiento puro>) que consiste en el obrar que, para Adorno, los conceptos de Kant sean ambiguos. Por un
inconsciente del mecanismo intelectual», siendo que, sin dicho esque- lado {Adorno, 2003: 131), la razón contiene la idea de libertad en
matismo, «es decir, sin la intelectualidad en la percepción, ninguna im- la que los hombres «Se organizan como sujeto universal y superan
presión se adecuaría al concepto, ninguna categoría al ejemplar; no el con.flicto entre la ~ión pura y la empírica», representando la uni-
se daría ni siquiera la unidad del pensamiento, mucho menos la del versalidad y la utop1 pero, por otro, «la razón es la instancia del
sistema, a !a que, no obstante, todo tiende)). La concordancia de la na- pensamiento calcula or que organiza el mundo para los fines de la
turaleza con nuestra facultad de conocimiento es presupuesta a priori autoconservación y no conoce otra función que no sea la de convertir
por el juicio y sirve de hilo conductor de nuestra experiencia. A~ora el objeto, de mero material sensible, en material de dominio». Hay,
bien, justo aquí reside el problema que identifica Adorno, pues el SISte- pues, una contradicción intrínseca a la razón, entre sus posibilida-
ma no solo es concebido con fines teóricos, sino que, además, Kdebe des de emancipación y de dominio. Lo que ha de·liberarnos, en su
ser mantenido en armonía con la naturaleza[ ... ] los hechos deben, a su inteligibilidad, nos somete en nuestra materialidad; nos homogeneí-
vez, confirmarlo [... ] los hechos pertenecen a \a praxis>). El sistema se za pasando por alto las tensiones y conflictos entre lo universal y lo
impone en la praxis como el deber de hacer concordar armónicamente particular. En realidad, para Adorno, la ciencia no debería ser más
\a naturaleza y nuestros actos. ¿Por qué? Porque cuando el pensamiento que instrumento; sin embargo, tanto Kant como la Ilustración en ge-
no armoniza sistema e intuición, en tanto que lo que está en juego no es neral parecen identificar verdad con sistema científ)co, degenerando
solo una teoría, sino la praxis real, deviene un conflicto de consecuen- tal noción, por ello (132), en «meras consignas para manipulaciones
cias físicas y tangibles {131 ): «el puente se hunde, la siembra se seca, la según las reglas del juego». Así, bajo la filosofía kantiana, para Ador-
medicina enferma en lugar de curar [... ] la muerte súbita». Lo que de no (133), «ciencia es ejercitación técnica, tan alejada de la reflexión
fondo encierra la filosofía kantiana, en tanto representante -quizás el sobre sus propios fines como otros tipos de trabajo bajo la presión
del sistema)).
más logrado- de la Ilustración, es la conciencia de que el conocimiento
se ha de traducir en dominio de la naturaleza con el fin de que el sujeto Así, la lógica de las teorías científicas, consecuente y dura, al ser
pueda conservarse a sí mismo, revelando que ~a supuesta minoría de aplicada, se manifiesta en doctrinas morales propagandísticas y sen-
edad no es otra cosa que la incapacidad de conservarse a sí mismo. timentales, cuyo fin oculto es (Adorno, 2003: 133) ((fundamentar el
! ! La 1\ustración y la filosofía kantiana encierran, por tanto, una ideología cuidado [... ] de otra forma que a través del interés material y la violen-
particular, la cual es, en opinión de Adorno, la del burgués, «en las cia>). El reverso no confesado de la filosofía kantiana, por tanto, el otro
sucesivas formas de propietario de esclavos, de libre empresario Y de lado de su fe en el constante progreso, es el horror ante la recaída en
la barbarie. El problema con esta falta de reconocimiento es que la ra-
administrador)), bajo la fachada del sujeto lógico.
Para Adorno, entonces, el concepto de razón de Kant, tras la apa- zón científica es presentada, falsamente, como «impulsos y modos de
rente claridad del sistema y de sus juicios, oculta el hecho de-que conducta no menos neutrales que los inmorales>). llusoriamente neu-
los sujetos se hallan inmersos en contradicciones reales, las cuales trales, porque en realidad ocultan sus relaciones con los poderes en
se manifiestan en las contradicciones no resueltas en la Crítica de turno, sin tomar en cuenta el rol de los deseos, pasiones y sentimien-
42
fa Razón Pura entre el yo trascendental y el empíric0. Esto hace tos en situaciones variables. Pareciera, pues, que la función última
de la razón no es más que la de administrar sin consideración de los
deseos o pasiones humanas, con lo cual, la consecuencia, en contra
42. Sobre ellas haremos referencia al analizar la obra de Kant en lo referente a su filosofía práctica.

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del mismo imperativo categórico, 43 es tratar a los hombres como cosas, esos rasgos penetrados por el tabú», con lo que ellos son juzgados
encerrados en funciones determinadas a priori por los esquemas que como feos «comparados con la actitud de reconciliación introducida
posibilitan el conocimiento y nunca por contenidos empíricos, recha- en el mundo por el sujeto adulto y su libertad viviente>>. Sin embargo,
zados, de antemano, como irracionales. Con esto, a final de cuentas, nos recuerda Adorno, ese contenido persiste. La Ilustración, pues, al
para Adorno, lo que Kant fundamenta en la teoría, de manera trascen- estigmatizarlo, no lo supera, sino que radicaliza su represión.
dental, a saber, la afinidad entre nuestras facultades de conocimiento En este sentido, la belleza, más allá de su formalidad, en relación
y nuestra actuación en el mundo, Sade lo lleva a cabo empíricamen- con el contenido reprimido, ha de ser entendida como la posibilidad
te en su literatura, desvelando así que la razón pura, encerrada en de sublimación de este, no pudiendo ser, por tanto, determinada a
su subjetividad (137), «devino antirrazón, procedimiento impeca- priori, pues más bien es (Adorno, 1971: 69) «algo que ha llegado a
ble y sin contenido», de manera análoga a lo que hace Nietzsche, ser por la renuncia a lo que en otro tiempo se temía>>. La belleza es,~
en su crítica, al mostrar cómo al radicalizarse la razón también lo hace entonces, «prohibición de prohibición>>; superación del terror mítico
la irracionalidad, es decir, la vida sin más ley que su propia fuerza, y condena, a su vez, en el arte, de lo «sexual, polimOrfo y la violencia
'
opuesta a \a ley sin vida de la moral kantiana. desordenada y mortal)); de lo feo como antítesis de "lo bello.
¿Cómo se traduce esta interpretación de la racionalidad en \a fi- Cuando el arte se racionaliza, el canon estético se mide a partir
losofía kantiana a cuestiones estéticas? Para comprenderlo, propongo del puro principio formal, quedando, entonces, encerrado en un tipo
1

partir del apartado de la Teoría Estética titulado <<Las categorías de lo de subjetividad que, como Adorno identifica en la estética kantiana,
bello, lo feo y la técnica», por ser aquí donde Adorno reconoce la permite que el arte se eleve sobre las fuerzas naturales, imponien-
influencia del formalismo kantiano en la concepción de lo bello, así do una especie de armonía dominadora y soberana. Una estética de
como en la de lo feo, de lo no formado, por negación. contenidos, 44 en opinión de Adorno, debería contraponerse a ella; sin
La categoría de lo feo, en la estética de Adorno, tendrá un lugar embargo, es necesario reconocer que el formalismo permite otorgar al
fundamental, siendo la disonancia el término técnico con la que se arte un carácter abstracto sobre su base material.
la apropia el arte, que no solo representa, sino· que hace que salte a . Ahora bien, la oposición bello-feo tiene un carácter socia!. Lo feo,
los ojos (Adorno, 1971: 68) «la violencia que la técnica ejerce sobre lo oprimido, quiere la revolución; se rebela contra la forma, contra
la naturaleza>> y que podría cambiar si «las fuerzas productivas cam- la razón dominante. En este sentido, para Adorno (1971: 71 ), el ((arte
biasen también, no solo de objetivos, sino de relación con la natura- tiene que convertí r en uno de sus temas lo feo y proscrito, pero no para
leza, a la que ahora se trata de tecnificar». Lo feo, al expresarse en integrarlo, para suavizarlo o para reconciliarse con su existencia por
disonancias, muestra las consecuencias represivas de la ideología de medio del humor [... ]Tiene que apropiarse de lo feo para denunciar)>.
dominio que la filosofía kantiana parece ocultar. Así, lo feo nos señala Una estética crítica, pues, ha de oponerse a cualquier autonomía de
el permanente retorno que en sus fases arcaicas tenía su contenido la forma, para mostrar su ideología de dominio y su consecuente re-
en (69) «la imitación del miedo que [... ] nacía como pecado)). Ahora presión. Imponer la armonía como una exigencia a priori y embellecer
bien, cuando el proyecto de la Ilustración busca superar este terror lo feo sería ceder por comp!eto el dominio a !a forma, siendo que, la
mítico, como sucede con la filosofía kantiana, «vacía de contenido verdad de la fealdad, está en el contenido.

43. Se opone a la exigencia formulada por Kant de relacionarse con la humanidad siempre como un
fin y no solo como un medio. Sobre esto se hablará en profundidad más adelante. 44. Estética a la cual el psicoanálisis puede aportar los conceptos fundamentales.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

En relación a la formalidad de la belleza, lo sublime, observa tanto, que definir, en términos estéticos, los límites de la racionalidad,
Adorno (1971: 71 ), suele ser considerado por las doctrinas que creen la forma y el dominio, para que estos sigan propiciando el progreso sin
en invariantes como una degeneración, implicando, sin embargo, la petrificarse en los esquematismos que critica Adorno en la Dialéctica
«infiltración de lo moral en lo estético, tal como Kant la describió)). de la Ilustración, como una consecuencia de la filosofía kantiana de-
Esta observación ha de hacernos preguntar ¿qué relación hay, pues, en terminada por su ideología burguesa. Tanto la afirmación del dominio
la estética kantiana entre la moral y la estética de lo bello y lo sublime? como la posibilidad de reconciliación parecen estar contenidos en la
¿Qué procesos hay involucrados en ello y qué identifica Adorno sobre obra de Kant; el primero en su moral, el segundo en su estética.
esto, en relación al arte? De acuerdo a lo anterior, para Adorno, la belleza natural y la be-
Las obras de arte violentan el contenido amorfo para elevarse a lleza artística serán dos temas fundamentales en su reflexión sobre el
una forma que, en la belleza, alcanza su máximo dominio y raciona- arte y su promesa de reconciliación, dedicándole a cada concepto un ~

lidad. Sin embargo (Adorno, 1971: 72), la «violencia que hay en la apartado en su Teorfa Estética. La belleza natural es descrita por Ador-
materia de la obra de arte refleja esa otra violencia de la que procedió no (1971: 87) como «algo parecido a una herida a la que se puede casi 1

1 i
y que perdura como resistencia frente a la forma». Así, la forma, que identificar con la fuerza con que la obra de arte, purO artefacto, golpea
en realidad procede de la materia que intenta racionalizar, que ha bro- a lo natural». Hay, en el seno del concepto mismo, una relación de
tado de lo feo, aun en sus formas ilustradas, «es la imitación del mito», oposición entre arte y naturaleza. La forma ciertamente tiende a la
' ' '
!.' siendo lo que ella reprime la fuente del «terror mítico de la belleza dignidad 45 y el arte pretendería realizarla, elevando al humano sobre
[que] penetra irresistiblemente en las obras)). Hacer, pues (73), «de la la animalidad, de no ser porque el arte no puede realmente separarse
estética una doctrina sobre la belleza es infecundo porque el concepto de aquello que pretende superar y que es su contenido: la naturaleza.
de belleza nace del conjunto del contenido estético)>. Lo bello es más Los hombres, apunta Adorno, no aspiramos a la dignidad de manera
bien solo un momento; uno muy importante, sin embargo: aquel que positiva (88): «Por eso Kant la situó en lo inteligible y no se la conce-
permite <<realizar ese movimiento de salida del terreno de los objetos dió a lo empírico». La belleza natural, entonces, ¿qué relación guarda
prácticos, de la autoconservación y del principio del placer, que es entre lo empírico y lo inteligible?
esencial, por constitución, al arte». En este sen.tido, la belleza, en- La obra de arte pura representa, para Adorno, algo humano en sí,
tendida desde la formalidad, no puede ser definida o determinada, la dignidad, el fin, lo que es no meramente para el sujeto; en términos
a priori, por un concepto (74), sino captada en la concordancia «del kantianos, la cosa en sí. Un progreso del arte hacia lo espiritual, in-
objeto estético con las determinaciones subjetivas más generales [... ] teligible y formal, llevaría a la ilusión de que se separa de lo natural,
como algo que ha llegado a ser en dinámica y, por lo tanto, según su reprimiéndolo en realidad (Adorno, 1871: 89): «A esto respondería el
contenidO>>. La belleza, pues, aun en su formalidad, ha de entender- cambio de dirección de la teoría estética hacia la belleza natural)). La
se dinámicamente como un proceso de formalización de contenidos belleza natural, pues, mantiene en tensión lo natural con los fines de la
que, en su movimiento, no puede permanecer en la identidad; no razón y permite conservar una relación de interés con el mundo. Inclu-
puede fijarse a un fin o a algún criterio de objetividad. Es justo ello so Kant, como nos hace notar Adorno con una cita tomada de la Crfti-
lo que permite el progreso del arte (86): «Si la obra de arte queda ca del juicio, lo señala: «Frente a la belleza del. arte, la belleza natural,
perfectamente objetivada de acuerdo con sus puras leyes prácticas se
45. Como analizaremos posteriormente, en la obra de Kant, en relación a la moral y el imperativo
convierte en un purum factum y deja por ello de ser arte)). Habría, por categórico.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, f'SICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

aun superada por aquella en cuanto a la forma, tiene la primacía en en la obra, la belleza natural llega a su punto máximo en lo que Kant
suscitar un interés inmediato. Todos los hombres que han cultivado llama lo sublime, relacionado con fenómenos de fuerza y grandiosi-
sus sentimientos morales están de acuerdo con ello en su forma de dad. Sin embargo, para Adorno, Kant no reconoce dicha dialéctica
pensar más pura y fundamental)). implícita en su estética (Adorno, 1971: 98):
La belleza natural no es posible cuando la naturaleza es conside-
La grandeza de la naturaleza, admirada todavía por Kant y comparada por él
rada como una instancia todopoderosa o como ajena a la historia¡ es con la ley moral, se contempla [... ] como un reflejo del delirio de grandeza
histórica y posible en un contexto en que las relaciones permiten la propio de la burguesía, de su sentido del récord, de su tendencia cuantitativa,
dialéctica entre técnica y naturaleza. Empero, Adorno (1971: 90) re- incluso de su culto por el héroe. Pero se pasa por alto que ese momento de la
naturaleza aporta también al que lo contempla algo diferente, la conciencia del
conoce que tal dialéctica no solo se conserva en este tipo de belleza, límite del dominio humano y la impotencia del afán y trabajo universal.
que va más allá de lo formal, sino que el mismo «Kant ha adscrito a
la naturaleza lo sublime». ¿Qué relación hay, pues, entre la belleza La estética de Kant, para Adorno, sigue siendo ideológica, aun y
natural y lo sublime, así como entre estos conceptos y el estado de la cuando de ella es posible obtener los elementos que nos permiten
civilización? comprender lo que posibilitaría la conciencia de los límites de la for-
En la belleza natural, la naturaleza se manifiesta libremente (Ador- ma, el dominio y la razón. Así (Adorno, 1971: 127):
no, 1971: 92), «no como materia de trabajo y reproducción de la
vida)). No se relaciona, pues, con la autoconservación. El arte, para La teoría kantiana de lo sublime anticipa para la belleza ' natural esa espiritua-
' lización que solo el arte proporciona. Lo sublime de la naturaleza no es en él
1
Adorno, podría intentar realizar la promesa que esta belleza implica, otra cosa que la autonomía del espíritu frente al poder de la existencia sensible
sin poder, sin embargo, liberar realmente a la naturaleza (93), porque y esto solo se afianza en la obra de arte espiritualizada.
<da naturaleza, en cuanto algo bello, no se puede imitar [... ] la belleza
natural [... ] es ya imagen. Su imitación tiene algo de tautológico, pues Desde la perspectiva de Adorno, la estética kantiana de lo sublime
al objetivar su presencia la destruye>>. El arte más bien debe some- es una expresión del triunfo del espíritu sobre la naturaleza y no la
terse a un tabú mimético¡ a una prohibición de .[a representación de posibilidad de expresión de esta en su negatividad, lo cual, a su pare-
la plenitud de la naturaleza. Como sea, aun en la imposibilidad de cer, implica ciertas aporías (Adorno, 1971: 129): «una creciente espi-
realizarla, al tender a ella expresando dicha imposibilidad, su nega- ritualización del arte[ ... ] choca con [... ]la posibilidad de su intuición
tividad, el arte renuncia al dominio absoluto de la razón y la forma. sensible». Sin lo sensible, que en lo sublime parece desaparecer por
El arte, pues (1 00), «no imita a la naturaleza, tampoco a una concreta completo (130), «el arte sería lo mismo que la teoría», sin que esto sig-
belleza natural, sino a la belleza natural en sí misma». El modelo del nifique que se le tiene que atribuir evidencia sensible. Se tendría que
arte, para Adorno, no está en el espíritu, lo inteligible o el concepto¡ comprender las obras, más bien, en una tensión dialéctica entre lo sen-
de hecho (1 07), <<no procede de intención humana alguna)). Tendría- sible, es decir lo natural, y lo conceptual. En Kant, para Adorno (132),
mos que concebirlo, más bien, en su contrario; en la naturaleza como !a aporía se mantiene porque «trata el juicio de gusto como función
contenido de verdad; y, aun y cuando su lenguaje sea mudo (1 08), <<el lógica» al mismo tiempo que (133) «la obra tiene que ser «Sin concep-
arte intenta convertir en lenguaje ese silencio». to», ofrecerse a la pura intuición sensible, como si fuera sencillamente
i
1! En la tensión entre lo que es posible representar bellamente a tra- extra!ógica». Resulta, entonces, que está implícita en Kant la noción
vés de la forma y aquello que tan solo se ha de expresar negativamente de arte como proceso que no puede ser fijado a un fin, concepto

92 93
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

o utilidad, 46 pero que no la pudo reconocer como tal por tender a !a j(¡:APÍTULO 3. EL PLACER Y EL GOCE ESTÉTICOS EN FREUD
formalización y a la espiritualización propias de su ideología burguesa
(259): ((La idea que Kant tuvo del arte era la de! servidor, pero el arte se ® 1 arte en la obra de Freud
hace humano desde el momento que reniega del servicio>).
Después de definir e! contexto desde el cual abordamos nuestra
problemática, a partir de la obra de Adorno, hemos de establecer la
manera en que Freud se acerca al arte y el lugar que ocupan e! placer y
el goce en su tratamiento. Podemos decir que la teoría freudiana, y en
general e! psicoanálisis, no fueron hechos para estudiar y comprender,
en principio, !os objetos culturales en su especificidad, sino solo a través
de la lente de los mecanismos y motivaciones que constituyen la vida
psíquica de los individuos. Así pues, no se puede deCir que exista una
'
teoría estética o una teoría de las artes en el psicoanálisis. Sin embargo,
este, desde el mismo Freud, constantemente ha dirigido su mirada al
arte, ya sea para analizar a! autor de alguna obra, por la carga psíquica
1

de esta, como apología de su propia doctrina, com 0 una ilustración


accesible al gran público no científico, como un modelo para elaborar
su propia teoría, como ampliación de esta o como una herramienta útil
para esclarecer los motivos de las creaciones culturales. En todos estos
acercamientos, el placer juega siempre un papel central. Sin embargo,
es difícil definir lo que el psicoanálisis entiende por placer, y en especí-
fico placer estético, pues, además de que cada autor parece tener una
concepción particular al respecto, en algunos, como en el mismo Freud,
el placer tiene distintos significados dependiendo del contexto en el que
es usado el término; en ocasiones, por ejemplo, relacionado con la des-
carga de energía psíquica, y en otras, con el juego de representaciones
significativas -manifiestas o latentes- sin que la tensión provocada por
el uso de energía que las carga encuentre salida. Si nos centramos en
Freud, el placer no parece corresponder exclusivamente con la descar-
ga satisfactoria de energía; en todo caso, tendríamos que hablar de dis-
tintos tipos de placer y goce entre los que se encuentra ese. Inclusive, se
habla de placeres previos y sublimados -ambos estrechamente relacio-
nados a los fenómenos artísticos- en los cuales no queda del todo claro
46. Profundizaré en la noción de finalidad sin fin, paradójica para Adomo, al adentrarme en el aná- qué rumbo toma la energía psíquica en relación a las representaciones
lisis de la obra de Kant.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

que carga. Nuestro problema se vuelve más complejo todavía si intenta- bargo, no pueden catalogarse como un síntoma neurótico más, pues
mos definir qué sucede con el deseo en un tipo de placer que surge de han pasado por un trabajo de producción que presenta elementos dis-
la apreciación desinteresada de un objeto. Para no entrar en una enu- tintos a la formación del síntoma y a la figuración de los sueños.
meración infinita de dificultades, propongo partir de los acercamientos Los textos de Freud sobre el arte se pueden considerar como textos
de Freud al arte y reflexionar sobre el!o bajo la perspectiva previamente aislados y fragmentarios, pero reforzados por el punto de vista siste-
definida para este trabajo. mático de la teoría psicoanalítica. Evidentemente, el psicoanálisis de
Por principio de cuentas, podemos decir que el acercamiento de una obra no puede compararse con un análisis terapéutico, a pesar
Freud al arte sirvió a varios propósitos, cuya motivación no fue siem- de todas las analogías que se puedan realizar, pues no existe una re-
pre la investigación científica. En ocasiones, fue un recreo del tra- lación entre el médico y el paciente, no se puede aplicar el método
bajo clínico que le permitió viajar, coleccionar y leer textos que le de asociación libre y se tiene que recurrir a documentos biográficos ~

apasionaban, desde obras literarias, hasta textos de crítica y análisis, e históricos que muchas veces tienen el valor de informes de terceros
arqueología, etnografía e historia de las religiones. También, el arte que no necesariamente son testimonios del creador. En todo caso, si
'
le permitió llevar a cabo una apología de su propia doctrina, a la vez se puede hacer una analogía, los abordajes de Freu"d se parecen más
como una defensa, una ilustración y un modelo para su teoría -como a una reconstrucción arqueológica que pretende dilucidar el contexto
en el caso del complejo de Edipo, sobre el cual se especuló desde su probable en el que varios indicios pueden encontrar sentido, bajo el
'
correspondencia con W. Fliess. Finalmente, fue una ampliación de la criterio sistemático de la teoría psicoanalítica.
teoría de la psiconeurosis más allá del ámbito clínico, proponiendo al En varias ocasiones, Freud nos advierte de los límites de su psicoa-
r i psicoanálisis como una herramienta útil para esclarecer los motivos de nálisis del arte. Constantemente nos hace ver que él no se considera
47
las más apreciadas creaciones culturales. un conocedor de arte, sino un profano; que no se acerca a todas las
Aunque sus intentos por aplicar el psicoanálisis al campo de la cul- manifestaciones artísticas que existen y que no le interesa desentra-
tura solían ser un paréntesis a su actividad clínica y sus acercamientos al ñar los misterios de la totalidad de los fenómenos estéticos, sino solo
arte, un producto de sus gustos personales, sus textos muestran siempre aquello que pueda servir a la teoría psicoanalítica como modelo o
'¡!
el rigor sistemático que caracteriza el estilo de Freud. En este sentido, como una aplicación en el campo de la cultura. Por otro lado, es no-
<da seducción estética)) que él mismo experimentaba al contemplar una table el énfasis que pone en el contenido simbólico y conceptual de
obra nunca reveló sus secretos a su ciencia. Sin embargo, sí fue capaz las obras, privilegiándolo sobre las propiedades técnicas y formales,
de mostrarnos que, a través del análisis de detalles que solo son relevan- aunque en su libro sobre el chiste, por ejemplo, puso gran atención a
tes a los ojos de un psicoanalista experto, se ocultan tras ella grandes estos últimos detalles siempre en relación con la obtención de placer.
tensiones que involucran deseos, afectos y necesidades desfigurados. La poesía, la escultura y la arquitectura eran las artes que mayor
Con ello, las representaciones de los distintos géneros artísticos en parte influencia ejercían sobre él; luego la pintura y finalmente la música,
pueden considerarse una forma de satisfacción sustitutiva que, sin em- de la cual, él mismo nos dice (Freud, 1980: XXIII, 217), era «incapaz
de obtener goce alguno)) porque no podía reducir a conceptos aque-
llo que le afectaba al escuchar una pieza. Una disposición raciona-
47. Puesto que el arte 11ofue uno de los temas >obre los que más escribió l'reud, hay poca información
respecto a loo propósitos que lo movieron a escribir sobw él. La información aquí vertida responde en lista y analítica le impedía dejarse afectar sin comprender el porqué
gra11 parte a informes de terceros y no tanto a fuentes documentadas. Las principales fuentes de consulta de lo que le conmovía. En este sentido, no es ninguna sorpresa que
en bs que me baso so11 las obras de Ernest Jo11es (1997) y Peter Gay (1989)

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¡¡¡
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

las obras, tanto literarias como escultóricas y pictóricas que escogió, de su obra dos teorías tópicas sucesivas, no excluyentes: la primera
se caracterizaran por su alto contenido representativo en el cual veía tópica, que dividía el aparato psíquico en conciencia, preconsciente
ocultos ciertos propósitos del artista que busca afectarnos a través de e inconsciente, y la segunda, que distinguía el yo, el e//o y el superyó.
una lógica que, muy probablemente, permanece oculta incluso para Ambas tópicas se relacionan de manera particular en lo referente al
él mismo. Lo que las obras escogidas deben posibilitar es el análisis arte y la estética, dependiendo del contexto. Por ahora, como intro-
de esos motivos psíquicos de los cuales son expresión en tanto repre- ducción, cabría señalar que, por ejemplo, al analizar lo cómico, el
sentantes¡ debe poder colegirse el sentido y el contenido de lo que chiste y el humor, en su libro sobre el chiste de 1905, Freud acentúa
en ellas ha sido figurado, es decir, poder ser interpretadas. Solo así, la importancia del inconsciente como la fuente a partir de la cual el
el psicoanalista puede hacer de la obra de arte un objeto análogo a chiste extrae su material para configurar, a través de cierta técnica,
los sueños y a los síntomas: figuraciones simbólicas que representan una representación cuyo efecto será la risa. En un texto posterior sobre
motivos ocultos de la psique del analizado. El tipo de arte del que se el humor, de 1927, Freud parece completar los análisis iniciados en
trate, plástico o literario, poco importa¡ el punto está en su capacidad el libro anterior con la aportación que la segunda tópica podía hacer
de representación. Así, representaciones en una obra dramática o en al tema. En este sentido, se señala que el humor es capaz de obtener
una pintura pueden ser tratadas por igual, pues ambas llevan a cabo su material de otra fuente distinta al inconsciente. Esta es el superyó,
una función simbólica en la que pueden interpretarse motivos. lo cual nos ayuda a entender inejor el efecto moder~do que ejerce el
El arte, bajo la lente del psicoanálisis, pasa a formar parte del con- humor en comparación con la risa más bien explosiva del chiste.
junto de representaciones a partir de las cuales los sujetos, a través de Por otra parte, los puntos de vista dinámico y económico no se
diversos mecanismos psíquicos, intentan obtener placer o, al menos, refieren a la estructura del aparato psíquico, sino a los contenidos que
defenderse del displacer, tramitando cierto conflicto entre las fuerzas se encuentran en ella. El dinámico se ocupa de los juegos de fuerzas
del deseo y las de la represión. Desde su libro sobre el chiste o su en la psique; el económico, de los flujos energéticos. Ambos aspectos
conferencia sobre el creador literario y el fantaseo, este punto de vista de la teoría freudiana son de gran relevancia para el tema estético
parece mantenerse en todos sus textos sobre el arte, ya sea analizando ,pues la afectación que una obra pueda tener sobre el espectador o
el trabajo del creador, el efecto sobre el espectador o el simbolismo sobre el mismo creador dependerá directamente de los conflictos de
de la obra en sí misma. fuerzas en la psique de los sujetos involucrados y de la exitosa o fallida
La concepción freudiana del aparato psíquico, la cual podríamos tramitación que se pueda llevar a cabo al crear o contemplar una obra,
entender desde un modelo sistémico, distinguiendo los aspectos tópi- la cual causará placer o displacer. Además, esta perspectiva tiene
co, dinámico y económico, es la base a partir de la cual el psicoanáli- especial importancia en cuanto a la crítica de arte se refiere, pues,
sis analiza el arte, tal como lo hace con el resto de las manifestaciones desde que el psicoanálisis aplicó estos conceptos al arte, se puede
clínicas y culturales. El aspecto tópico se refiere a la estructura del concebir un tipo de crítica que nos permita valorar una obra no solo
aparato psíquico. 48 Como es bien sabido, Freud desarrolló a lo largo por sus cualidades formales o técnicas, sino por la efectividad de su
contenido y su importancia simbólica; por el juego de fuerzas que sea
48. El intento de describir el aparato psíquico en términos tópicos tiene sus raíces en las intenciones capaz de desencadenar la obra.
de Freud de encontrar una forma de análisis que satisficiera los criterios mecanicistas de la neurología de
la época. Desde sus investigaciones con Charcot y Breuer se pueden rastrear explicaciones en las que se Ahora bien, aunque, como se ha mencionado, el aparato psíqui-
pretende construir un sistema para explicar las inreracciones dinámicas de cantidades de energía y sus
posibilidades de descarga.
co concebido por Freud parte de un modelo sistémico que pone en

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTE'TICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

juego fuerzas y flujos energéticos, el contenido de las estructuras no del segundo. Dicha cadena puede ser considerada como una cadena
se limita a ello. Así, mientras \as fuerzas y energías se refieren más de significantes, por lo que, auxiliándonos de términos lacanianos, se
bien a cantidades en una interacción dinámica, siendo susceptibles de trata de un fenómeno lingüístico, cuya naturaleza fantasmática se opo-
aumento, disminución, desplazamiento y descarga, también hemos ne a la realidad de la necesidad que impone la carga energética. 49 Así
de considerar las cualidades a través de las que se relacionan. El con- pues, el placer o displacer que pueda provocar un objeto, dependerá
cepto de representación (Vorstel/ung) ocupa ese papel y es entendido en gran medida del significado que pueda tener para un sujeto en un
en general como una imagen mental elaborada a partir de su origen momento específico. Justo en el posible juego de significaciones que
en los órganos de los sentidos. Sus antecedentes teóricos los podemos propone la obra de arte a través de sus representaciones es en lo que
encontrar en filósofos como Johann Friedrich Herbart, Theodor Lipps Freud está más interesado, pues en ello radica la capacidad de la obra
y Franz Brentano, e incluso, como nos hacen ver M. Henry (1985) y de dar placer, el tipo de placer que genere y su importancia en la vida
P. L. Assoun (1982), en Platón, Kant y Schopenhauer. Así pues, lo que anímica de los individuos.
Freud está intentando articular constantemente a lo largo de su obra Nuestro vínculo más claro con la experiencia eStética lo encon-
son las representaciones con las diversas cargas energéticas en juego tramos cuando el aparato anímico se halla libre de Obtener
'
las satis-
constante, en referencia a los fenómenos de excitación, los afectos y facciones imprescindibles y de la necesidad de permanecer atado a
las significaciones en relación con una investidura. las prohibiciones sociales, trabajando solo por placer, es decir, ex-
1

El placer en general (Lust) y el que puede dar una obra de arte, trayendo placer de su propia actividad, lo cual nos liga al concepto
parecen depender básicamente de los conceptos de energía y repre- de desinterés. Las actividades lúdicas y libres, como podrían ser la
sentación. Por una lado, tenemos el concepto de energía nerviosa o creación artística o la apreciación del arte, se entienden, en términos
psíquica, tomado del modelo de la física que nos remite a una concep- freudianos, como el trabajo placentero de ir dando forma a determi-
ción mecánica de\ deseo y, con esto, al concepto de pulsión (Trieb), nadas representaciones para lograr que vayan adquiriendo cierta carga
tal como es tratado en los Tres ensayos de teoría sexual y en El chiste y y la transmitan a su destinatario. Esa carga, que es a la vez energética,
su relación con el inconsciente, ambos libros escritos paralelamente y emocional y significativa, sería puesta por el artista en la obra -no
publicados en 1905. Por otro, por ejemplo en la Interpretación de los solo de forma consciente- al elaborar las imágenes o los sonidos que
sueños, el énfasis parece estar puesto en la relación de las representa- la forman. Así, una de las posibles vías de placer en el arte tendría
ciones del contenido manifiesto y su lógica latente. En general, se pue- sus raíces, como el placer del chiste o el del lapsus, en la apertura
de decir que la relación entre energía y representación se basa en la de nuevas vías de expresión para representaciones reprimidas y en
capacidad, frecuentemente insuficiente, de la percepción, el recuerdo la consecuente descarga de sus energías. Sin embargo, aceptar este
o la huella mnémica, es decir, algo del plano de la representación, de punto de vista para hablar de todo tipo de placer estético sería reducir
dar rumbo a la excitación ciega para que encuentre su camino hacia a toda obra de arte a un papel similar a! del chiste, a saber, un evasor
la satisfacción. La liberación satisfactoria de energía o no, dependerá,
49. De lo que hablamos aquí es de la propuesta de J. Lacan de concebir al inconsciente como una
por tanto, del objeto o representación que en el pasado satisfizo la ne- formación lingüística, bajo la influencia de la teoría estructural isla de F. de Saussure. En esle sentido, lo
cesidad y de aquello que en la actualidad se presenta a la percepción propio de las formaciones inconscientes sería la preeminencia de un número determinado de significan-
tes sobre el significado, el cual varía constantemente. La parte energética, como en Freud, sería un fenó-
como objeto, lo cual estará en función de las asociaciones que se lle- meno real que se mantiene en la psique independientemente de su representación, que es susceptible
de carga y descarga, y que en su interacción con la parte lingüística genera diferente> configuraciones
ven a cabo en la cadena de representaciones que separan al primero sintomáticas.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

de la censura con el fin de mostrar un objeto deseado, deformado por arte y estética. En este sentido, los mecanismos psíquicos involucra-
los mecanismos de condensación y desplazamiento, anteriormente re- dos en las manifestaciones estéticas aquí consideradas tendrán que ser
primido. Me parece, pues, que aunque ciertas obras de arte respondan leídos como las diversas relaciones que un sujeto logre establecer, a
a este tipo de mecanismo para expresar algo y generar placer, no se partir de una técnica específica, entre varias representaciones de cier-
puede generalizar y más bien debemos seguir buscando en la obra de ta significación social, con el fin de lograr un efecto en un espectador,
Freud otros indicios sobre nuestro tema. el cual consistirá en su aprobación a través de la descarga placentera
La creación artística para Freud, como hemos apuntado, permite que implica la risa.
a la psique estructurar representac-iones significantes con sus conteni- La importancia del estudio de la técnica del chiste radica en la com-
dos, tanto en el plano afectivo como en el cognitivo. Ahora bien, des- prensión de la manera en que las palabras son usadas para convertir un
de esta perspectiva, el acercamiento al fenómeno estético no habría juicio en un chiste. Se trata, pues, de un estudio de la forma más que del ~

que buscarlo exclusivamente en los contenidos que el artista pone en contenido del juicio; una especie de lógica formal que pretende diluci-
su obra de forma explícita o manifiesta; también habría que hacerlo dar los principios fundamentales de la estructura del f=histe.
en aquellos que se suponen latentes. Al igual que los sueños y los Uno de los primeros aspectos a tomar en cuenta, por saltar de
síntomas, las obras de arte supondrían el ocultamiento de verdades inmediato a la vista, es la brevedad de este. La presentación del juicio
secretas tras su apariencia. No solamente importa, por tanto, lo que que es el chiste no puede extenderse demasiado; su exposición no 1

se muestra en la figuración que lleva a cabo el artista¡ también es ne- debe ser exhaustiva, sino lo más abreviada posible. De hecho, en el
cesario descifrar los mecanismos que oculta; las relaciones, casi me- chiste se trata de algo más que de expresar en pocas palabras; se trata
cánicas, entre las cadenas asociativas de representaciones y los flujos de ocultar cierto contenido del juicio, cierta premisa necesaria para
energéticos, generalmente en conflictos entre las fuerzas del deseo Y obtener la conclusión del razonamiento que, al final, si el espectador
de la represión. Estos fenómenos implican una relación entre técnica es capaz de comprenderlo, se manifestará y completará el sentido que
y contenido, la cual fue desarrollada por Freud, por primera vez, en la en un comienzo no podía discernirse. Ahora bien, aquel contenido
parte analítica de su libro sobre el chiste, en rela~ión a la obtención de omitido tiene que ser sustituido por otro que nos permita reconstruir
placer a través del particular efecto del chiste, la risa. Conviene, pues, el sentido¡ justo en función del juego de sustituciones y parentescos
analizar dicho texto a profundidad, para avanzar en nuestra compren- que el chiste sea capaz de llevar a cabo, podemos ser capaces de en-
sión del tema, aunque el arte no se pueda reducir a ello. contrar su efecto risueño. La técnica aquí involucrada es denominada
.; 1 «Condensación con formación sustitutiva», término que ya había sido
utilizado en la Interpretación de los sueños para hablar de la manera
3.2. El chiste y su relación con la estética en que el sueño figura su contenido manifiesto a partir del material
deformado del contenido latente, 5° el cual, al igual que en el chiste,
El chiste y su relación con el inconsciente puede ser considerado
como el primer libro de Freud en el que se trata propiamente, como 50. De lo que hablamos aquí es de los mecanismos inconscientes que Freud identificó como genera-
objetivo principal, un tema estético. Sus aportaciones sobre la técnica dores de la figuración de los sueFíos (condensación y desplazamiento), con el fin de explicar su lógica en
la deformación de cierto contenido reprimido durante la vigilia, que solo en virtud de esa deformación
y su subordinación a la obtención de placer, son claves para entender puede manifestarse. Dichos mecanismos, para Freud, son análogos a los del chiste y las manifestaciones
artística>, y ello nos explica cómo el artista logra dar forma a la expresión de ciertos contenidos que,
lo que, en el marco de la teoría psicoanalítica, podemos entender por como en el sueño, estaban destinados a permanecer reprimidos.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACiÓ!'.'

permanece oculto. En este caso, la condensación consiste en crear como una técnica al servicio de la obtención del placer. Cuando en
significados mixtos, tal como en el sueño se crean imágenes y también un chiste no se utiliza un doble sentido y las repeticiones de un mismo
palabras que unen en sí elementos de otras distintas y permiten aso- material no implican significados múltiples sino una efectiva repeti-
ciaciones que comúnmente nuestro pensamiento crítico no permitiría, ción de\ mismo significado de las palabras, seguramente la técnica
es decir, asociaciones que permanecen reprimidas por nuestras ins- que está operando es un desvío del cauce que el chiste parece impo-
tancias censuradoras. Las condensaciones pueden variar dependiendo nernos al comienzo, es decir, un desplazamiento de acento psíquico.
del carácter de cada chiste, de la lógica y el contexto que cada juicio La idea del desplazamiento parece ir más allá de la representación y
establezca, siendo en unas más leves que en otros y en algunos más hacer énfasis en la importancia de la enunciación; es decir, el tono
cotidianas. que se le da a una palabra o frase en un lugar y el que se le da en otro
A partir de los argumentos expuestos, Freud (1980: VIII, 29) puede puede causar un desplazamiento y desviar el sentido del chiste, sin~­
concluir que: hacer uso de múltiples significados. Por lo tanto (Freud, 1980: VIII,
50), ((el chiste por desplazamiento es en alto grado' independiente de
la brevedad del chiste es a menudo el resultado de un proceso particular que
'
ha dejado como secuela una segunda huella en e\ texto de aquel: la formación la expresión litera!. No depende de las palabras 'sino de la ilación
sustitutiva. Pero, aplicando el proceso reductivo, que se propone deshacer el del pensamiento)). Aquí, la reducción del chiste no puede llevarse a
peculiar proceso de condensación, también hallamos que el chiste depende
cabo encontrando las palabras que permanecían ocultas y comple-
solo de la expresión en palabras producida por el proceso condensador.
taban el significado del chiste, sino solo modific;ndo la ilación del
En esta cita podemos apreciar algunos de los términos claves de pensamiento. Se puede decir, pues, que la condensación tiene que ver
la teoría freudiana en cuestiones estéticas. Por un lado se nos habla con las sustituciones de representaciones y el desplazamiento con el
de ((huellas))' las cuales funcionan como dormaciones sustitutivas)>. cambio de carga afectiva o de tono en una misma representación. Las
Como todo indicio y toda sustitución, nos llevan a algo que se puede combinaciones entre ambas técnicas son potencialmente infinitas y
rastrear a través de ellas. El proceso reductivo al que se refiere es aquel dependerán del talento del autor, puesto que (34) <das palabras son un
que hace de la obra, en este caso el chiste, una pista que nos lleva a material plástico con el que puede emprenderse toda clase de cosas)).
aquello que en realidad importa al psicoanálisis. La representación, a Hablamos aquí, por tanto, de una utilización totalmente libre de las
través de la cual hemos de llegar a los mecanismos psíquicos ocultos, palabras, de <(juegos de palabras)). La actividad propia del chiste y,
presenta la forma de condensación de palabras, es decir, de conden- como iremos viendo, de la creación artística en general, es la de jugar;
sación de representaciones. Dicho de otra manera, el efecto de una re- lo cual no quiere decir que el artista no se tome en serio lo que hace,
presentación sobre un sujeto, en este caso la risa -el cual no se puede sino que utiliza sus representaciones desligadas de cualquier función
explicar a partir de tal representación, por lo que su causa permanece socia! específica para fines que, en el caso del chiste al menos, pare-
oculta-, puede ser esclarecido a partir del reconocimiento de que tal cen estar vinculados a la obtención del placer.
representación es la fusión de dos o más representaciones, cada una Las técnicas de condensación y desplazamiento en el chiste nos
con su propio significado y carga afectiva. ponen muy cerca del empleo que se suele hacer de ciertas falacias y
Ahora bien, en la Interpretación de los sueños se hablaba de otro contrasentidos. En varios chistes se establecen relaciones lógicas no
mecanismo que tenía lugar en la figuración del sueño: el <<despla- sostenibles bajo una apariencia engañosa que nos hace recordar a los
zamiento)>. En el libro sobre el chiste, este mecanismo será descrito sofismas. Dentro de las técnicas que Freud identifica también encon-

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

tramos el recurso de la sustitución del «nOJ> por su contrario, al cual se la utilización técnica de las representaciones sino en su tendencia, la
le llamará figuración por su contrario -como figurar la fealdad a través cual está al servicio de pulsiones, de mociones reprimidas. El placer
de algo hermoso-, y la figuración por lo semejante, ambas figuracio- provocado por el mero uso de la técnica es moderado, lo cual indica
nes indirectas. Sin embargo, estos recursos, como el de las falacias, que la cantidad de energía invertida en ello es mínima. Su importancia
tampoco son exclusivos del chiste, pues son usados en la ironía, en sí- psíquica, por tanto, es mucho menor a la del uso tendencioso de las
miles y en alusiones no chistosas. Ante este tipo de casos, Freud (1980: representaciones y su utilización para la obtención de placer, en con-
Vlll, 70) se ve llevado a afirmar que <da sola técnica no basta para secuencia, parece que tan solo puede ser explicada por la represión
caracterizar al chiste. Tiene que agregarse algo más que hasta ahora no cultural que impide el goce obsceno.
hemos descubierto)). ¿Qué es, pues, lo que distingue el chiste de otros Este descubrimiento es muy importante para nuestro tema pues no
tipos de figuración, ya que no posee una técnica formal exclusiva? La solo nos da una clave sobre cómo comprender los diferentes tipos de~.
respuesta estará, más bien, del lado del contenido. placer que una obra puede generar a través del uso de técnicas como
Después de analizar las técnicas de los distintos tipos de chiste, el desplazamiento y la condensación de representaciones, sino que
Freud dedica una pequeña sección a reflexionar sobre las tendencias además nos permite discutir una posible definición de placer estético.
de carácter pulsional de los contenidos del chiste. Al comparar los ¿Qué tan desinteresado es el placer que una obra nos puede dar si en
efectos de los chistes inocentes -que no recurren al desvelamiento el fondo no solo surge de la· mera apreciación de, las representacio-
l. i de un contenido reprimido- y de los tendenciosos, Freud (1980: Vlll, nes manifiestas que contemplamos, sino de nuestros deseos sexuales
91) hace notar que, ya que la técnica de ambos tipos de chiste es la y agresivos? Pareciera, en primera instancia, que el placer obtenido
misma, «nos está permitido conjeturar que el chiste tendencioso por gracias a las representaciones tendenciosas no es estético, pues este
fuerza dispondrá, en virtud de su tendencia, de unas fuentes de placer debería depender de las formas que fueron manipuladas por el artista
a que el chiste inocente no tiene acceso alguno)). El problema de aná- a través de ciertas técnicas, más que de deseos. Sin embargo, hemos
lisis se traslada, por tanto, del aspecto formal y del tipo de actividad de considerar que las representaciones tendenciosas no se pueden re-
que estaban implicados en la técnica del chiste, .al del contenido. La ducir a puro contenido psíquico, pues ellas son también un elemento
cuestión ahora radica en cómo podemos abarcar las tendencias del constitutivo de la obra; son aquello que debe ser moldeado técnica-
chiste para lograr su comprensión. La respuesta de Freud sorprende mente para poder ser mostrado al espectador. Me parece, pues, que a
por su simpleza: el chiste, cuando no es inocente, «se pone al servicio esta altura podemos decir que hemos descubierto gran parte de lo que
de dos tendencias solamente, que aún admiten ser reunidas bajo un la obra freudiana puede decirnos en cuestiones estéticas y en especí-
único punto de vista: es un chiste hostil (que sirve a la agresión, la fico sobre el placer estético y su vínculo con la expresión. El artista es
sátira, la defensa) u obsceno (que sirve al desnudamiento))). La téc- capaz de expresar cierto contenido psíquico -significativo, emocional
nica no determina ninguna tendencia, sino que más bien, usada en y afectivo- a través de una representación de alto o bajo contenido
favor de la tendencia, ayuda a ocultar la obscenidad de una pulla tendencioso, moldeada a través de cierta técnica para causar un efecto
burda, la agresividad o el cinismo de un ataque, y nos provoca sin en el espectador, el cual puede obtener placer de distintos tipos de
embargo el mismo goce, engañando a la censura. Nos encontramos, intensidad, de acuerdo al grado de identificación que logre con lo
pues, ante uno de los grandes descubrimientos freudianos en cuestio- expresado. Además, como ya veníamos mencionando, el placer que
nes estéticas. Las fuentes del placer estético más explosivo no están en la obra puede proporcionar puede ser muy variado, y así como el

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

placer de un chiste tendencioso está basado en la liberación explosiva el mantenimiento de la tensión es el fin de una obra. Esto sucede
de energía, Freud habla también de placer previo y sublimaciones, en cuando la energía sofocadora tiende a ser mayor que la de las mocio-
los cuales el trabajo consciente del artista está presente, pues siempre nes sofocadas. Pero, si más bien, lo que se quiere es liberar dicha ten-
está involucrada la técnica. Aquí, el concepto de ahorro de energía sión, el artista está obligado a ofrecer un incentivo previo que pueda
nos puede ayudar a avanzar en nuestra comprensión. hacer ceder la represión como un excitador con miras a obtener una
La pregunta que guía la reflexión de Freud sobre dicho tema, en su satisfacción mayor, la cual radica en la cancelación de la inhibición y
libro sobre el chiste, es ¿a partir de qué fuente en común pueden gene- el ahorro y descarga consecuentes. Al incentivo ofrecido se le llama
rar placer la técnica y la tendencia? ¿Cuál es el mecanismo del efecto placer previo, término que Freud postuló también en los Tres ensayos
placentero? Para buscar un esclarecimiento, Freud comienza por el de teoría sexual y elevó al grado de principio. Allí, se habla de él como
chiste tendencioso. Como vimos, la tendencia pretende vencer una estimulación de zonas erógenas y no como un uso del lenguaje, tal
resistencia, interna o externa, cancelando la inhibición, lo cual con- como se hace aquí. Aunque ambas formas de obtener placer están
duce a una satisfacción de dicha tendencia que genera placer. Ahora emparentadas, puesto que en ambas se busca venc er cierta resisten-
1

bien, tanto para establecer como para conservar una inhibición es ne- cia o tensión y lograr con ello alivio o descarga, lo que se pone de
,' ' cesario realizar un gasto psíquico; el chiste tendencioso, al cancelar manifiesto en el libro del chiste es que los mecanismos de placer no
la inhibición, supone el ahorro de esa energía, lo cual hace suponer a necesariamente tienen que estar ligados a la práctic9- sexual. La obten-
Freud que la ganancia de placer del chiste puede estar en relación con ción de placer que pueden brindar las creaciones culturales es de gran
la cantidad de energía ahorrada. Con este concepto, tanto la técnica importancia para entender la idea que tiene Freud sobre la estética y el
como la tendencia pueden ser abarcadas, puesto que los fines de una arte. En este sentido, si consideramos que la satisfacción sexual es más
como de otra parecen estar en el ahorro. Los actos de reconocimiento, originaria en el desarrollo psíquico, la obtención de placer a través del
descubrimiento, conocimiento, inclusive de recuerdo, que tienen lu- uso de nuestras representaciones bien puede ser vista como una sus-
gar al apreciar una representación, implican el alivio de una tensión titución que nuestra psique requiere para evocar, de manera deforma-
que bien pudo haber sido mantenida por la mis~a lógica de la obra da, las etapas más primitivas, enterradas y olvidadas. El placer previo,
hasta que, como suele suceder frecuentemente en la música o en la pues, puede ser comprendido como excitación emparentada con la
literatura, ofreciera un desvío, giro o rodeo que permitiera la liberación práctica sexual, que place por sí mismo y que puede ser el preámbulo
y el consecuente ahorro de la energía antes invertida en el esfuerzo de de un placer mayor. Por otro lado, la desexualización que implican las
comprensión. De igual manera, el carácter lúdico o libre que carac- actividades culturales puede ayudarnos a comprender el mecanismo
teriza a la experiencia estética implica un ahorro porque la psique se de sublimación del que Freud habla en ocasiones, en algunos de sus
sustrae de la presión de la razón crítica y se entrega a su propia acti- textos sobre arte -como en su ensayo sobre Leonardo da Vinci-, sin
vidad por disparatada que pueda ser. Se puede decir, por tanto, que la desarrollarlo de manera sistemática. Sobre dicho tema trataremos con
finalidad de algunas obras está en devolver a la psique, que ocupa de- mayor profundidad más adelante. Por lo pronto, si la sublimación pue-
masiada energía en mantener las inhibiciones sociales introyectadas, de ser entendida como la canalización y drenaje de las excitaciones
un talante relajado en el que el gasto de energía psíquica sea mínimo. hipertensas, que vienen de las diversas fuentes de la sexualidad, en
Por supuesto, como se ha venido diciendo, este punto de vista no otros campos, como el arte, convirtiendo en virtud cultural la dispo-
puede ser generalizado a todo lo estético, pues quizás, precisamente sición universalmente perversa -en tanto dispersa y no funcional- de

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la infancia, ¿podríamos decir que el uso de la técnica en el arte, al 127): '<¿No deberíamos buscar ya en el niño las primeras huellas del
servicio de la tendencia, es una forma de sublimar la necesidad sexual quehacer poético?)). ¿Qué actividad realiza el niño que lo acerca a
que no pudo ser satisfecha en un acto concreto, sino solo a través de la creación poética? ¿Por qué buscar en él los orígenes de nuestra
su representación socialmente mediada? Quizá podríamos responder capacidad de poetizar? Como una primera respuesta, se nos plantea
afirmativamente si vemos en la creación artística una alternativa de que es en la actividad favorita de los niños, el juego, donde hemos
obtención de placer en un acto que a la vez expresa contenidos que, de comenzar a buscar. En su tratamiento sobre el chiste, como vimos
de otra forma, permanecerían reprimidos. anteriormente, ya se hacía referencia al carácter lúdico como fuente
A continuación, antes de continuar con el complicado tema de la de placer. Sin embargo, esta vez se apela a un objetivo diferente y más
sublimación, mostraré cómo los conceptos analizados hasta ahora son general¡ se trata de encontrar la relación esencial que existe entre la
constantes en los textos de Freud sobre temas estéticos, a la vez que creación poética -entre la que bien podría catalogarse al chiste como
son complementados con las aportaciones que ofrece a la reflexión una variedad de lo cómico- y el juego.
otro tipo de material estético más complejo que el del chiste. Para Freud, el niño se convierte en creador cuan<¡Jo juega, y en ese
sentido se comporta como un poeta porque se crea un mundo propio
insertando las cosas del mundo en un nuevo orden que le agrada.
3.3. El creador literario y el fantaseo Que esta actividad presente el carácter de juego na¡ le quita seriedad
en absoluto; el niño se toma muy en serio lo que hace pues invierte en
Varios son los textos en los que Freud intenta aplicar sus descu- ello grandes cantidades de afecto. Así pues (Freud, 1980: IX. 127), «lo
brimientos psicoanalíticos al campo del arte. En El creador literario opuesto al juego no es la seriedad, sino[ ... ] la realidad efectiva)). Lo
y el fantaseo se plantea la cuestión sobre el origen de los materiales anterior no significa que el niño se vuelve un psicótico cuando juega.
que el poeta utiliza para configurar una obra literaria y cómo logra Distingue perfectamente el mundo real del mundo creado por él, de
conmovernos con ellos, es decir, qué expresa y cómo nos afecta de tal manera que es capaz de apuntalar conscientemente sus objetos y
manera placenteraY situaciones imaginadas en cosas palpables y visibles en el mundo real
Justo después del planteamiento, se afirma que los mismos poe- (128): ('Solo ese apuntalamiento es el que diferencia aún su jugar del
tas, si les preguntáramos, no serían capaces de darnos razón de ello. fantasean). El poeta hace lo mismo que el niño al jugar: crea un mun-
¿Cómo podemos, pues, explicarnos una actividad que al parecer vas do imaginario al que dota de grandes cantidades de afecto, separán-
más allá de la conciencia del autor mismo que la lleva a cabo? El dolo de la realidad efectiva pero distinguiéndolo como ficción. Justo
camino propuesto por Freud, como suele hacer siempre que aborda en el carácter de juego de la creación poética y en la irrealidad de los
cuestiones estéticas o sobre el arte, es recurrir a una analogía con mundos que crea, Freud encuentra importantes consecuencias para la
alguna actividad que pudiera ser afín a aquella que busca desvelar. técnica artística, <'pues muchas cosas que de ser reales no depararían
Inmediatamente plantea otra pregunta al público (Freud, 1980: IX, goce pueden, empero, depararlo en el juego de la fantasía; y muchas
excitaciones que en sí mismas son en verdad penosas pueden conver-
tirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores del poe-
51. El creador literario y el fantaseo fue, originalmente, una conferencia expuesta en 1907 y publicada
en 1908. Se trata del tercer texto de Freud sobre cuestiones literarias, después de Personajes psicopáticos ta)). Lo que nos dice la cita es de gran relevancia porque pone de ma-
sobre el escenario y el texto sobre la Gradiva de jensen. El centro de interés de este trabajo es la utiliza-
nifiesto una de las cualidades del arte que desemboca precisamente
ción de las fantasías al servicio del arte literario.

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en nuestro tema. El arte, a través de su capacidad de afectarnos estéti- temporales. Con esto podemos decir que la fantasía oscila a la vez en
camente, es capaz de mostrarnos aspectos de la realidad, pero separa- tres momentos de nuestro representar en correspondencia con nuestra
dos de ella, de manera que podamos obtener placer de ellos y a la vez, experiencia temporal. Por un lado, la fantasía se anuda a una impre-
que podamos contemplarlos largamente sin necesidad de repudiarlos sión actual, al tiempo presente que es capaz de despertar el deseo de
o levantar barreras defensivas o críticas ante ellos. ]a persona¡ esto provoca el recuerdo de una experiencia anterior, que
Al igual que con el chiste, Freud (180: IX, 128) expone una pe- en términos freudianos suele ser infantil, en la cual el deseo se cum-
queña psicogénesis de la creación poética a partir de su origen en plió¡ finalmente, se crea una referencia al futuro, una expectativa que
el juego. El adulto en un momento de su desarrollo anímico e inte- figura como el nuevo cumplimiento del deseo. El pasado, el presente y
lectual dejó de jugar, lo cual no significa que haya renunciado a la el futuro están engarzados en la representación del cumplimiento del
fuente de placer que el juego le proporcionaba -la psique siempre deseo que implica la fantasía. La pregunta que nos hemos de hacer
se resiste a renunciar al placer-: «En verdad, no podemos renunciar ahora es si esa configuración temporal de la fantasía encuentra corres-
a nada; solo permutamos una cosa por otra)). ¿Cuál es, entonces, el pondencia en las creaciones del poeta. Para respon?er, por principio
sustituto adulto del juego? Lo que resigna el adulto al dejar de jugar es de cuentas, Freud restringe los alcances de su argumentación prescin-
el apuntalamiento de su imaginación en objetos reales; y en lugar de diendo por el momento de aquellos poetas que recogen materiales
ello, solamente fantasea; sueña despierto. Aquello que de niño hacía ya listos, como los épicos o !os trágicos antiguos, p ara quedarse con
1

en el espacio exterior, de adulto lo realiza solo en su interior, como si aquellos que parecen crearlos libremente. El hecho de que Freud no
una prohibición social a comportarse de manera infantil le impidiera universalice su respuesta, ni siquiera en aquellos que obtienen su ma-
seguir exteriorizando sus fantasías para transformar el mundo a placer. terial de su propia imaginación, nos habla de la consciencia que tenía
Los análisis de los neuróticos en este sentido son los que mejores pistas de los límites de la teoría psicoanalítica en cuestiones estéticas. Tan
nos dan para ilustrar esta situación; su deseo reprimido promueve fan- solo podemos enfocarnos en aquellos casos, quizá los más populares,
tasías que manifiestan al analista durante el tratamiento. Ahora bien, en los que el arte se asemeja a una fantasía y es capaz de generar de
evidentemente estamos hablamos aquí de una insatisfacción que bus- placer, lo cual por supuesto no implica que Freud pretendiera definir
ca salida a través de la actividad interior del fantaseo, pues el mundo toda manifestación artística o estética bajo esta categoría.
exterior ya no permite su realización en él. Las personas satisfechas, El primer rasgo que Freud señala en su comparación de la fantasía
por lo tanto, no fantasean; 52 solo lo hacen quienes necesitan satisfacer con la creación poética es que, la mayoría de novelas, novelas breves
su deseo a través de una fantasía; deseos de naturaleza generalmente y cuentos de los poetas que tienen mayor y más ávido número de lec-
ambiciosa, con fines de exaltación de la personalidad, o eróticos. tores, presentan a un héroe como el centro del interés. Este héroe ge-
Las fantasías tienen la cualidad de adecuarse a las impresiones neralmente muestra rasgos de invulnerabilidad que apuntan al carácter
vitales, es decir, no son rígidas, sino que varían con las circunstancias egocéntrico de las fantasías relacionadas con la figura del padre. El he-
cho de que los creadores modernos hayan escindido a ese héroe no los
52. Por supuesto, aquí podríamos preguntarnos si realmente existen personas satisfechas que no aleja de la fantasía; lo que sucede es que esta escisión permite al escritor
fantasean. Y, en caso de responder afirmativamente, preguntarnos qué tipo de personas serían y cómo po"
drían interactuar socialmente. Me parece que la respuesta a estas cuestiones es fundamental para lo que la observación de su propio yo en pequeños yoes parciales a los cuales
en este trabajo hemos de entender por satisfacción. En una nota anterior, al hablar del lugar del psicoaná-
lisis en la obra de Adorno, ya hablábamos de la dificultad que entraña el concepto para nuestro texto. En personificará en varios héroes con el fin de plasmar las corrientes que
mi opinión, al final del análisis de la sublimación tanto en Freud como en Adorno, y posteriormente en entran en conflicto en su propia vida anímica. Dicho o dichos héroes
Lacan, será la imposibilidad de satisfacción lo que posibilitará el goce estético.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

son insertados en una trama cuya temporalidad puede ser relacionada arqueólogo N. Hanold, cae en un estado delirante, para posteriormen-
con los tres tiempos anteriormente mencionados de la fantasía. La expli- te, con la ayuda de una amiga de la infancia a quien había olvidado,
cación que da Freud es que el poeta configura su creación a partir de una regresar al estado de normalidad y establecer una relación amorosa
vivencia actual que despierta su recuerdo de una anterior desde la cual con ella. El tema de la novela es la irrupción de la fantasía hasta apo-
arranca el deseo cuyo cumplimiento se asegurará en la creación poética. derarse de la realidad¡ el mérito del poeta, en este caso, fue su capa-
Así, las aventuras y desventuras que sufra un héroe en un relato no serán cidad de plasmarlo de manera tal que la historia causara placer en los
sino aquellos caminos que el poeta imaginaba y se procuraba durante el lectores. El texto de Freud ocupa demasiadas líneas en la descripción
juego en la niñez y del cual obtenía sus mayores satisfacciones. de la novela porque considera que esta logró captar una cura análoga
Con lo anterior, Freud en parte ha respondido al problema sobre el a la psicoanalítica. Se muestra cómo la fantasía sobreviene por la re-
presión sexual del protagonista, quien manda al olvido toda una parte ~
material del que se vale el poeta para sus creaciones. Aún le queda por
contestar la cuestión sobre los recursos que utiliza para generar sus efec- de su vida infantil relacionada con quien después será su salvadora,
tos. Su respuesta considerará aspectos que ya analizamos en el chiste, a Zoe Bertgang. El acierto del poeta, según Freud, fu~ notar que el re-
saber, el uso de la técnica para superar la crítica que implica la revelación cuerdo reprimido no se pierde, sino que mantiene su capacidad fun-
de algo que debe permanecer oculto, a través de un soborno que genera cional y eficiente, y está destinado a regresar con especial frecuencia
una ganancia de placer puramente formal, es decir, el placer previo que por hallarse ligado a las impr'esiones del sentir erótico
'
del individuo .
el autor brinda en la configuración de fantasías, con el fin de lograr una Así pues, Hanold, quien en su adolescencia huyó del contacto erótico
ganancia mayor proveniente de la liberación de las tensiones en nuestra para refugiarse en la ciencia que heredó de su padre, se vio destinado
psique, a raíz de la cancelación de nuestras inhibiciones. Para ejemplifi- a repetir a través de desfiguraciones fantasiosas de esa misma ciencia
car la técnica a la que Freud suele reducir el arte, repasaremos algunos aquellos deseos que en otra época tuvo que sepultar y que en el pre-
conceptos y reflexiones expuestos en sus libros sobre la Cradiva dejen- sente se le imponen como una necesidad que tiene que salir a la luz¡
sen y el Hombre de arena de Hoffmann, lo cual, además, sacará a la luz como si de un trabajo arqueológico se tratase. La novela, a ojos de
algunas novedades que nos pueden orientar hacia una concepción del Freud, es una perfecta expresión de los mecanismos generadores de
arte más allá del cumplimiento de deseos propio del principio de placer. la fantasía en concordancia con la teoría psicoanalítica. Y con esto, se
refuerza la tesis de que el creador literario obtiene su material de las
fantasías, plasmándolas de manera tal que, más que generar censura
por parte de los lectores, nos identifiquemos con ellas, acercándonos
3.4. Arte más allá del principio de placer
al héroe para comprenderlo y comprender a la vez los mecanismos
En El delirio y los sueños en la Cradiva de W ]ensen1 53 Freud ana- de nuestra propia psique. En este sentido, la literatura se nos muestra
liza el contenido de una novela en la cual el protagonista principal, el como algo más que una técnica a favor de una tendencia reprimida
con el fin de provocar un efecto placentero al satisfacer un deseo,
como ocurría con el chiste; la literatura es además capaz de mostrar-
53. Se trata del primer texto sobre asuntos literarios que publicó Freud, en 1907, y uno de sus pri-
meros trabajos de divulgación sobre la teoría de la neurosis y la acción terapéutica del psicoanálisis. La nos un fragmento de verdad. Es cierto, el efecto en el chiste resultaba
pequeña novela llegó a Freud por recomendación de Jung y es probable que, en parte, por ello se haya ser más explosivo, pero el contenido literario, correctamente maneja-
realizado este texto. Además, en él figuran algunos de los gustos personales de f.reud, como la arqueolo-
gía, de profundas analogías con el psicoanálisis -las cuales, a juicio de l'reud, son puestas en evidencia do de acuerdo a la técnica que soborna al espectador para mantenerlo
en la novela-, y su fascinación por la ciudad de Pompeya.

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en la lectura, permite un acercamiento ya no solo a la fantasía articula- que existen contenidos reprimidos que los artistas son capaces de
da en una representación temporal, sino a los mecanismos que le die- plasmar y que producen un efecto que, al menos en primera instancia,
ron origen. Por ello, no debe asombrarnos que Freud constantemente no es precisamente placentero sino más bien angustioso y terrorífico;
recurriera a figuras literarias no solo para ejemplificar su teoría, como nos referimos a lo siniestro u ominoso. Las mismas tragedias griegas y
en el caso de la Cradiva, Ham!et, El hombre de arena, etc., sino para las obras de Shakespeare tan citadas por Freud logran, en momentos
obtener de allí el material que le permitiría conceptuar el psicoaná- específicos, esos efectos. Sin embargo, Freud decidió ilustrárnoslo con
lisis mismo, como en el conocido caso del complejo de Edipo, cuya un cuento que a su juicio es más representativo: El hombre de Arena
especulación data desde antes de .la publicación de La interpretación de E.T.A. Hoffmann.;'
de los sueños y cuyos primeros escritos podemos encontrar desde sus Lo ominoso es un efecto del cual la estética tradicionalmente no
cartas a W. Fliess, (Freud, 1980: 1, 307): ha hablado mucho. La mayoría de los textos sobre esta materia, has- ~
ta entonces, se habían dedicado a esclarecer cuestiones relacionadas
Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. También en mí he
hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre [. .. ] Si esto con los sentimientos que cultural mente se consideran más elevados.
es así, uno comprende el cautivador poder de Edipo rey que desafía todas las Sin embargo, Freud, como estudioso de la psique hLmana, no pudo
objeciones que el intelecto eleva contra la premisa del oráculo, y comprende
dejar pasar que existe algo más que representaciones inmediatamente
por qué el posterior drama del destino debía fracasar miserablemente. Nos re-
belamos contra toda compulsión individual arbitraria [... ] pero la saga griega placenteras. La pregunta que nos interesa plantearnos aquí es por qué,
captura una compulsión que cada quien reconoce porque ha registrado en su si gran parte de la literatura, a juicio de Freud, tiene como función
interior la existencia de ella.
principal generar placer al mostrarnos aquellos contenidos propios de
En este reconocimiento del que habla Freud radica gran parte del nuestras fantasías, existen obras que más bien nos producen el efecto
contrario, es decir, horror.
efecto cautivador del arte y de su poder estético, más allá del mero
efecto placentero como en el caso del chiste. ¿Qué sería la fantasía La reflexión freudiana sobre lo siniestro comienza analizando el
en sí misma, por bellamente que pudiera ser plasmada por el poeta, si origen etimológico de dicha palabra en alemán, unheim/ich. De entra-
no pudiéramos reconocernos a nosotros mismos ~n ella? Así pues, me da, resulta evidente que unheimlich es lo opuesto a heimlich y a hei-
parece que gracias a \as interpretaciones y análisis literarios de Freud misch, íntimo y doméstico respectivamente, de lo cual puede inferirse
podemos agregar dos elementos de comprensión sobre la generación que lo terrorífico tiene algo que ver con aquello que es nuevo, ajeno
de placer y goce en el arte y la estética, que no estaban contenidos y extraño, sin que todo lo nuevo, ajeno y extraño cause horror. Freud
en su libro sobre el chiste: la plasmación de una fantasía, tanto de su señala una larga lista de significados emparentados a heimlich con el
contenido manifiesto como de su génesis y mecanismos en términos fin de familiarizarnos con el término, lo cual nos llevará por lo oculto
no científicos, sino de la trama misma, y la identificación por parte y lo secreto. Y, en este contexto, nos damos cuenta de que heimlich
del público con esa fantasía y esos mecanismos, capaz de generar un y unheim/ich pasan, repentinamente, de ser opuestos a significar algo
efecto catártico, como veremos un poco más adelante. similar; lo heim!ich devino unheim/ich; las fronteras entre lo familiar y
Ahora bien, hemos hablado de la fantasía, hasta el momento, solo lo no familiar parecen no ser tan claras como en un principio pudimos
como una manifestación de deseos reprimidos cuya figuración nos da
placer y conocimiento, y de la literatura como la expresión socialmen- 54. De lo que hablamos aquí es del texto publicado por Freud e111 g19, c011 título Lo ominoso. Se cree
que Freud ya pensaba en las ideas de este texto desde Tótem y Tabú, de 191.1, y que se relaciona con el
te aceptada de estas figuraciones. Sin embargo, Freud sabe y reconoce tema de la «compulsión de repetición" de Más allá del prinr::ipio de placer, de 1 g20

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

haber pensado. Al respecto, Freud (1980: XVII, 225) hace referencia que en la Gradiva el lector siente alivio al mismo tiempo que la trama
a una definición de Schelling sobre el concepto de unheim/ich: «Nos va desvelando la lógica de la fantasía de Hanold, en el Hombre de
dice que unheim/ich es todo lo que estando destinado a permane- arena el efecto es una angustia en aumento. La respuesta ante tales fe-
cer en secreto, en lo oculto, ha salido a la luz)). Así pues, mientras nómenos la hemos de buscar, más que del lado del contenido, en el de
heimlich parece designar aquella intimidad que permanece oculta y la técnica de narración, en la forma. Desde las reflexiones freudianas
unheimlich su desocultamiento, ambos términos coinciden en algún sobre el chiste supimos que la técnica es lo que permite que ciertas
punto con su opuesto, pues ¿no es precisamente lo que permanece mociones censurables sean capaces de aflorar con el consentimiento
oculto, lo que al aparecer nos caus.ará horror? del oyente y provocar su complacencia y complicidad a través de la
En el caso del cuento del Hombre de Arena, Freud centrará el efec- generación de placer. Una técnica inadecuada, es decir, aquella que
to siniestro sobre el acto que se le imputa a este hombre, a saber, des- no genere, a través del uso adecuado de palabras, el placer previo
pojar los ojos -acción emparentada con el castigo que Edipo inflige necesario para lograr la aprobación del público, impedirá que el chiste
sobre sí mismo al enterarse de la verdad de su asesinato y su relación logre su efecto. En el caso de las obras que ahora an~lizamos, la técni-
incestuosa-, y lo relacionará con el miedo a la castración, el cual sur- ca es análoga a la del chiste. En la pulla, por ejemplo, el que cuenta el
ge a partir de la amenaza de castigo que se profiere para salvaguardar chiste ubica al oyente como espectador de un acto de desnudamiento
las prohibiciones sociales. En este sentido, el hombre de arena ocupa que satisface su deseo, con lo cual le genera un f.?lacer que evitará
psíquicamente el lugar del padre -en tanto que la función simbólica que repudie el acto de agresión sexual. En las obras literarias, de igual
de este es el establecimiento de la ley y sus prohibiciones sociales, forma, el lugar en el que es ubicado el espectador para contemplar la
así como la aplicación de los castigos necesarios para hacerlas respe- escena determina el tipo de efecto sobre él. En la Gradiva, el especta-
tar- y la angustia que genera no es sino el recuerdo de su amenaza. dor permanece como un observador que se ubica sobre la percepción
Sabemos que el miedo a la castración es la base de la represión y que de los protagonistas y por ello es capaz de comprender su delirio y su
esta busca mantener a raya las mociones antisociales haciendo que cura, sin perder la noción de la realidad. En cambio, en el Hombre
gran parte de lo que en un momento de nuestra vjda era común pase de Arena nosotros vemos a través de los ojos del protagonista; se nos
al olvido como algo inaceptable para nuestro nuevo orden psíquico. coloca en la posición de quien experimenta el horror para que seamos
El afecto de dichas mociones antisociales es convertido en angustia a capaces de vivenciar en sus propios términos. Lo destacable es que, a
causa de la represión y con ello es posible explicar el porqué del pare- pesar de tal sentimiento, no nos alejamos horrorizados del texto, sino
cido semántico entre heimlich y unheimlich; ambos términos refieren que continuamos la lectura. Lo que sucede es que, en realidad, la obra
a un mismo contenido que en una etapa fue algo familiar y que por nos hace experimentar una mezcla entre displacer y placer, posibili-
obra de la represión se volvió siniestro. tada por un manejo específico de la técnica. La técnica, en relación a
Como vemos, la lógica a través de la cual se puede explicar el con- nuestros contenidos psíquicos, como en el chiste, es el factor decisivo
tenido psíquico del tipo de obras ominosas es similar a lo que mencio- para generar en el espectador los afectos que se requieren para que
nábamos con otros tipos de fantasía como en la Gradiva. Sin embargo, permanezca en la lectura y se involucre de la manera que el autor pre-
vemos que, aunque se trata en ambos casos de mostrar algo que estaba tende, sobornándolo con placer previo, inclusive en lo ominoso, para
destinado a permanecer oculto por no corresponder a lo que las leyes que siga la trama atentamente. Sin embargo, no se puede hablar aquí
de la práctica exigen, los efectos son distintos en cada caso. Mientras placer asociado al cumplimiento de un deseo, sino de angustia.

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CARLOS A. GAROUÑO COMPARÁN ARTE:', PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

El goce de este tipo de obras, por tanto, parece responder a otra lógica, excitación y el posterior alivio de una tensión. De nueva cuenta, se
cuya comprensión requiere que entremos de lleno al análisis de los utiliza la analogía con el juego de los niños al afirmar que el drama es
conceptos de catarsis y sublimación en los textos de Freud. el juego de los adultos, así como la analogía con la fantasía en la cual
se ofrece al espectador identificarse con el héroe de la obra, ahorrán-
dole los dolores y las penas que tendría que pasar para lograrlo en la
3.5. Catarsis y sublimación ilusión que se ofrece sobre el escenario, dando salida a las mociones
sofocadas que ansían libertad en lo religioso, político, social y sexual.
La catarsis, tanto en el método de Breuer para el tratamiento de la Ahora bien, lo que parece interesarle a Freud (1980 a: VIl, 278) del
histeria, 5 5 como en la tragedia griega -modelo y objeto de reflexión drama sobre otras creaciones literarias es su capacidad de plasmar a
privilegiado de Freud-, es uno de los antecedentes de mayor impor- los protagonistas en una serie de peripecias, desarrollando todas sus~
tancia del psicoanálisis. Para analizarla, en relación al tema que nos posibilidades afectivas, desde sus goces y triunfos hasta sus desdichas
ocupa, propongo partir de una obra en concreto. Personajes psicopá- y derrotas, en lo cual se vislumbra una «ComplacenCia casi masoquis-
ticos en el escenario es un texto brevísimo que condensa de manera ta». Por tanto, puede caracterizarse el drama por Su
'
relación con el
admirable el punto de vista de Freud en relación a la utilización de penar y la desdicha, tanto en la comedia como en la tragedia -donde
la técnica de configuración de personalidades en un espacio ficticio el penar encuentra su concreción.
con el fin de crear un efecto placentero en el espectador, en relación a Para Freud, el hecho de que el drama naciese de' los ritos de sacrifi-
una representación que, en condiciones normales, no tendría por qué cio no puede dejar de tener una relación con el sufrimiento; la función
ocasionar placer, sino lo contrario. de un sacrificio es apaciguar las penas que la revuelta contra el orden
El texto comienza con una referencia a la catarsis aristotélica divino nos ha traído. Los héroes suelen ser sublevados contra dicho
(Freud, 1980 a: VIl, 277): orden y el placer que generan puede ser comprendido tanto desde el
Si el fin del drama consiste en provocar <(terror y piedad», en producir una «pu-
punto de vista del masoquismo, por las penalidades que han de pasar,
rificación {purga} de los afectOSJJ 1 como se supone desdé Aristóteles, ese mismo como desde la grandeza que se les confiere. El tema del drama es el
propósito puede describirse con algo más de detalle diciendo que se trata de sufrimiento y su fin extraer placer de él (Freud, 1980 a: VIl, 278): «de
abrir fuentes de placer o de goce en nuestra vida afectiva.
ahí resulta la primera condición de la creación artística))' así como,
Se parte, pues, del principio del arte como medio para abrir fuentes agrego yo, su paradójica condición. El drama, pues, no debe hacer su-
de placer¡ como medio de desahogo de afectos, en la relación entre frir al espectador, sino proporcionarle goce¡ una «regla que infringen
con particular frecuencia autores recienteSlJ 1 por lo que Freud recono-
55. El método hipnótico de Breuer para el tratamiento de la histeria llamó poderosamente la atención
ce que no toda representación dramática responde a tal fin, aunque a
de Freud desde 1882, a partir del famoso caso de Anna O., más que por sus cualidades sugestivas, por su parecer, probablemente, así debiera ser.
sus efectos catárticos, los cuales se fundamentan en la posibilidad de traer a la conciencia un afedo y
su representación, anteriormente reprimidos, con el fin de propiciar la descarga o «abreacción» de la El drama necesita generar, por principio de cuentas, una acción
energía del afecto y quitarle, con esto, la fuerza al síntoma histérico, para dar paso a su desaparición. En
los Estudios sobre la histeria (18g}-1895), obra conjunta de Breuer y Freud, anterior a la formulación del
que induzca penas a través de un conflicto entre las fuerzas de una vo-
psicoanálisis, el método catártico tiene un papel protagónico como uso terapéutico y, como la 1, es uno luntad y de una situación adversa. Este conflicto puede llevarse a cabo
de los principales antecedentes del psicoanálisis que se mantiene a su base, a pesar de que, en escritos
posteriores, Freud destacara las diferC'ncias entre el psicoanálisis y el método catártico: tratamiento de en varios niveles: el orden humano contra el orden divino, el indivi-
otras neurosis además de la histeria, la etiología sexual, identificación de resistencias y la desestimación
de la hipnosis.
duo contra la comunidad humana o contra una sociedad, la lucha de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

caracteres individuales -entre personalidades sobresalientes no res- sepamos que es un enfermo, sino siguiendo el proceso a través del
tringidas por instituciones- que implica más de un héroe, o la lucha de cual enfermó.
héroes contra instituciones encarnadas en caracteres fuertes. El hecho La catarsis, desde el punto de vista freudiano, parece definirse a
de que la acción sea movida por fuerzas en conflicto que producen partir de una función que, sin transgredir el funcionamiento social,
sufrimiento, aunque sean ubicadas en el espacio social, implica que el permite la superación, aunque sea momentánea, de las inhibiciones
elemento esencial sea psicológico (Freud, 1980 a: VIl, 280): sociales, otorgándonos un goce en la desdicha. 56 En ese sentido, tal
vez estamos cerca del punto de vista de Adorno en relación al interés
Es en el alma misma del héroe donde se libra la lucha engendradora del su-
frimiento; son mociones encontradas.las que se combaten, en una lid que no que debe involucrar la obra de arte. Sin embargo, a partir de estas
culmina con la derrota del héroe, sino con la de una de tales mociones. Tiene reflexiones no podemos hablar de autonomía del arte, pues aún hace
que terminar con la renuncia a una de ellas.
falta el elemento crítico, objetivo y social que nos permita determinar~
Lo que pone de manifiesto Freud es que el efecto del drama sobre la distancia de la obra con respecto a la realidad, la cual posibilita
el espectador recae en el conflicto de lo que significan los agentes en al espectador tomar una postura reflexiva. Sin embargo, es un hecho
'
el escenario dentro de la psique del espectador y no lo que significan que, desde el punto de vista freudiano, el placer nOs permite ubicar-
de manera social o fáctica. Por ello, lo predominante en este tipo de nos más allá de nuestras propias represiones y, en este sentido, abre
ficción es la fantasía, aunque se valga de elementos tomados de la la posibilidad de superar también el orden social impuesto. Nuestro
1

realidad. Ahora bien, las posibilidades se amplían cuando el drama interés egoísta es capaz de triunfar sobre los inter eses sociales; nos
psicológico se vuelve psicopatológico, es decir, cuando una de las libera y nos da alivio psíquico. Nos otorga una vivencia a través de
mociones enfrentadas es de orden inconsciente o reprimida (Freud, la cual se nos permite contemplar la realidad y a nosotros mismos de
1980 a: VIl, 280): ((Condición de goce es, aquí, que el espectador una manera que bajo la perspectiva de nuestra conciencia cotidiana
sea también un neurótico)). Si la moción reprimida es mostrada a al- está prohibida; desde una visión a partir de la cual podría surgir una
guien cuyo proceso de represión haya sido exitoso, ella solo causará reflexión y un cambio de actitud acerca de nuestras posibilidades de
repugnancia. En el neurótico, en cambio, la represión siempre está en satisfacción o sobre nuestros límites en el mundo.
trance de fracasar, por lo cual, para mantenerla, requiere de un gasto Por otro lado, tenemos el proceso de la sublimación, uno de los
constante de energía psíquica; gasto que le es ahorrado cuando se le conceptos más complicados en la obra de Freud por no haber sido
presenta su misma lucha en el escenario. Sin embargo, la naturaleza desarrollado de manera sistemática. Su utilización aparece constante-
dual del neurótico impedirá que el goce de la obra sea absoluto; más mente referida a la práctica artística. Quizás el texto más representati-
bien generará goce y resistencia a la vez. Para lograr disminuir esa vo al respecto es el análisis biográfico de Leonardo da Vinci. En dicho
cuota de resistencia, el artista tiene que saber plasmar la moción re- ensayo, Freud (1980 a: XI, 75) habla de la sublimación como una
primida de manera tal que, por un lado, sea reconocible y susceptible tercera posibilidad, aparte de la inhibición del pensar y la compulsión
de identificación y, por otro, que nunca se le llame por su nombre, que neurótica -en relación a la investigación de los individuos sobre sus
nunca llegue a la conciencia del espectador. Así, la atención crítica
es engañada, queda distraída por el correcto uso la técnica del placer 56. Se trata de un goce que va más allá del principio de placer y de la descarga y ahorro de energía
que implica, a pesar de que, como en el chiste, hay una superación de las inhibicio11es sociales. Lo
previo, y el espectador es capaz de entregarse a sus sentimientos. El particular de la catarsis es que la superació11 convive con la represión, la cual se mantiene e11 parte. Con
esto, podemos ilablar aquí de un goce neurótico e inclusive masoquista, que se regodea en la liberación
trabajo del dramaturgo es colocarnos en el lugar del enfermo sin que y mantenimiento parciales de tensión.

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CARLOS A. GAROUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DF RECONCILIACIÓN

deseos-, en la que la represión no consigue arrojar al inconsciente la con algún mecanismo de formación sustitutiva que propicie el retorno
pulsión parcial de placer sexual, sino que «la libido escapa al destino de lo reprimido?
de la represión sublimándose desde el comienzo mismo en un apetito Al respecto, conviene indagar las relaciones entre la sublimación y
de saber y sumándose como refuerzo a la vigorosa pulsión de investi- la idealización. Esta surge como una incapacidad a renunciar a la sa-
gan>. La diferencia de la sublimación con la neurosis está en que en la tisfacción libidinal de la que alguna vez gozó el hombre. Al no querer
primera no hay una irrupción de lo inconsciente; de ella «está ausente privarse de la perfección narcisista de su infancia, procura recobrarla
la atadura a los originarios complejos de la investigación sexual, y la en su nueva forma de ideal del yo; proyecta frente a sí un ideal que es
pulsión puede desplegar libremente su quehacer al servicio del inte- sustituto del narcisismo perdido de su infancia en la que era su pro-
rés sexual)). Leonardo, pues, pareciera corresponder al tercer tipo de pio ideal. Se trata, pues, de una formación sustitutiva, cuyo proceso
personalidad cuya investigación logró ser sublimada. La sublimación, envuelve a un objeto que, sin variar de naturaleza, es engrandecido y ~
por tanto, ha de entenderse como un destino de la pulsión que escapa realzado psíquicamente (Freud, 2004 a: XIV, 91 ): «Por ejemplo, la so-
a la represión. En el caso de !a catarsis, veíamos que la represión era brestimación sexual del objeto es una idealización de este)). La subli-
'
necesaria para la consecución de goce, siempre y cuando la represen- mación, en cambio, es un proceso que atañe a la libido de objeto en
tación en el escenario pudiera mostrar lo reprimido, aun de manera el que la pulsión se lanza a una meta que no es la satisfacción sexual:
deformada. La sublimación es más bien un proceso en que no hay «el acento recae entonces en la desviación respecto de lo sexual».
irrupción desde lo inconsciente. Así pues, la sublimación describe algo que sucede' con la pulsión y
La represión solo existe a partir de que se ha establecido una sepa- la idealización algo que sucede con el objeto. Con ello, «que alguien
ración nítida entre la actividad consciente e inconsciente de la psique haya trocado su narcisismo por la veneración de un elevado ideal no
(Freud, 2004 b: XIV, 142) «y su esencia consiste en rechazar algo de implica que haya alcanzado la sublimación de sus pulsiones libidi-
la conciencia y mantenerlo alejado de ella)), lo cual pone de mani- nosas», aun y cuando el ideal del yo reclame dicha sublimación, sin
fiesto su función defensiva y posibilita el retorno de lo reprimido -por que pueda forzarla: «la sublimación sigue siendo un proceso especial
obvias razones- en diversas manifestaciones de intensidad y efectos cuya iniciación puede ser incitada por el ideal, pero cuya ejecución
variables -dependiendo del éxito del proceso represivo-, entre las es por entero independiente de tal incitación)). El ideal del yo, de he-
¡!
cuales están los síntomas, pero también los efectos de ciertas obras cho, tiende a aumentar las exigencias del yo y favorece la represión;
de arte y de otros objetos predilectos por los hombres, como los feti- la sublimación, en ese caso, puede constituir una vía de escape que
ches, en los que la agencia originaria representante de la pulsión se permite cumplir las exigencias del ideal sin dar lugar a la represión.
descompuso en dos fragmentos, uno que sufrió la represión y otro que Esto es especialmente significativo en la comprensión de !a psicolo-
se idealizó. Ahora bien, aun y cuando (148-149) «la represión crea, gía de masas, que tanto importa a Adorno, pues el ideal involucra un
por regla general, una formación sustitutiva>>, ello no implica que «es componente social que suele convertirlo en objeto de veneración co-
la represión misma la que crea formaciones sustitutivas y síntomas, mún de una familia, un grupo, una nación, etc. La sublimación puede
!'' sino que estos últimos, en cuanto indicios de un retorno de lo repri- o no participar en la formación sustitutiva de la idealización, pero al
mido, deben su génesis a procesos por completo diversos)). El meca- hacerlo, se convierte en una fuente de satisfacción libre de culpas; un
nismo de la represión no coincide con el de los mecanismos de for- escape de la angustia y la impotencia que provoca la totalidad sobre el
mación sustitutiva. ¿Puede la sublimación, entonces, estar relacionada individuo, podríamos decir. La idealización implica dependencia de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

una imagen forzada de sí mismo, la fijación de la pulsión a un objeto. La sublimación pone en suspenso cualquier sexualidad parcial i-
La sublimación, en cambio, es posible en tanto que la naturaleza de zada en objetos. Los objetos imaginarios son abandonados. Pero, el
la pulsión -al ser parcial izada por la represión y la amenaza de cas- que sublima, no se queda sin objetos, sino que los produce. El pro-
tración que la acompaña- permite que el objeto sea perpetuamente ceso de producción artística se relaciona con la investigación de la
intercambiable, sustituido. La pulsión sexual, por tanto, no siempre es sexualidad -pu lsión de saber- a la que Freud hace referencia en el
favorable a la plena satisfacción, por lo que esta debe ser disociada texto sobre Leonardo. Los objetos producidos son el resultado de esa
del objetoY investigación, pero no implican un punto de llegada, por lo cual no
La sublimación, entonces, puede convivir con formaciones sus- se restablece la sexualidad parcial izada ni sus componentes sociales.
titutivas que implican represión y ser, a la vez, un proceso que se Se puede decir que el proceso de sublimación nunca termina; nunca
sustrae a ella. No hay, pues, una síntesis del individuo y la sociedad se encuentra una respuesta al enigma de la sexualidad, a la tensión
en la sublimación porque no hay continuidad entre el contenido pul- dialéctica entre satisfacción e insatisfacción.
sional y la sociedad, sino que la sublimación echa mano de una cons- La sublimación se opone, además, a la perversiÓn. Esta no acepta
trucción antagónica, opuesta tanto a la tendencia pulsional -lo cual la castración y cae en la fetichización del objeto. Eil' la sublimación,
concuerda con el desinterés estético- como a la sociedad, en la cual en cambio, el objeto no es más que una mera ilusión, aun y cuando lo
ha de introducir una novedad -lo cual no se opone a las constantes sostenga la creencia de que puede referir a algo real -sin que se sepa
afirmaciones de Freud sobre la aceptación social de la sublimación; es a ciencia cierta a qué puede referir. Esto es importa.'nte en relación al
aceptada aun en su oposición. Por ello, en la sublimación se presenta arte en tanto que esto puede explicar el porqué de la necesidad de
una inhibición de la meta -la satisfacción sexual- como en el caso de autenticidad y originalidad, es decir, de su creatividad, de negarse a
Leonardo, cuya vida sexual era prácticamente inexistente y cuyos pro- ser fijado en estilos -no hay personaje menos creativo que el perverso,
yectos solían verse truncados con frecuencia. Y, aun así, es lo sexual a pesar de su alejamiento del patrón de «normalidad>l. 58
lo que está en juego, por lo que se puede decir que el proceso de la En rasgos generales, hemos hecho un repaso de lo más signifi-
sublimación es puesto en marcha por una tensión ,entre el interés por cativo que la obra de Freud contiene en torno al arte, en relación al
la satisfacción sexual y la renuncia a ella. El comportamiento religioso placer y el goce estéticos, por lo cual tan solo nos queda recapitular
es un buen ejemplo de esta renuncia y obtención de satisfacciones, y concluir en relación a las interrogantes que nos planteaba el tema.
así como de la convivencia entre idealización y sublimación. Se suele
prometer la satisfacción de la sublimación como recompensa por el
sufrimiento que exige el ideal, por lo cual la sublimación suele ser el 3.6. El placer y el goce estéticos en Freud
barómetro con el que se miden las acciones y las palabras elevadas.
Sin embargo, la separación que lleva a cabo la teoría freudiana entre Como hemos podido constatar a lo largo del recorrido realizado,
sublimación -que es un proceso y no un resultado- e idealización nuestro tema implica una complejidad considerable. El placer y el
-que es un punto fijo-- pone de manifiesto que el sufrimiento no tiene goce que podemos obtener en nuestras experiencias estéticas, en lo
ningún sentido en sí mismo.
58. Al respecto, refiero el libro de Janinc Chasseguet-Smirgel, Ética y e.>tética de la perversión: Las
57. Ningún objeto es satisfactorio porque, de ser así, uno solo sería sLJficientc. Por ello hay varios desviaciones de la conducta sexual como reescritura del universo (2007), donde se aborda a profundidad
destinos de la pulsión. Esa es la condición que posibilita la sublimación. la relación de las perversiones y la creación artística.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN A RTF., PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

que hemos analizado de la obra de Freud, no parece reducirse a un alguna función social específica del arte, sino al contrario, se acentúa
solo tipo, y mucho menos en el arte, cuyos elementos objetivos, for- su oposición, si no al orden social como tal, al menos a la represión.
males y sociales deben ser valorados con mayor detenimiento para ¿Qué tan subjetivista es realmente el enfoque freudiano? Pienso
poder obtener respuestas satisfactorias~ De hecho, Freud nunca tuvo que, por obvias razones, la perspectiva freudiana no puede dejar de
la intención de desarrollar la cuestión, por lo que podemos decir que poner su acento en lo subjetivo; sin embargo, eso en ningún momento
no existe una respuesta concluyente en su obra. Por ahora, al menos, lleva a la teoría a encerrarse en un subjetivismo radical. Las reflexio-
podemos retomar las preguntas con las que finalizamos el apartado nes freudianas toman en cuenta los momentos sociales, formales y
sobre la oposición del psicoanálisi~ y la estética kantiana realizada por objetivos de los temas sobre los que reflexiona, aun y cuando no se
Adorno, para responderlas con conocimiento de causa, y recapitular profundice de lleno en ellos, por no ser ese su objetivo principal. El
lo expuesto sobre la obra de Freud. hecho de que tome en cuenta tanto lo subjetivo como lo que no es l•

¿El lugar social del arte está sin más presupuesto en la obra de subjetivo de la experiencia estética, aunque no haga exploraciones
Freud? Me parece que, aun y cuando en El creador literario y el fantaseo exhaustivas más que del lado de lo subjetivo, da a la teoría una fle-
y Personajes psicopáticos sobre el escenario, se insinúa una función xibilidad que la vuelve el complemento ideal de un 8.nálisis objetivo,
social en la obtención de placer y en el alivio psíquico, este punto de formal y social del arte y la estética. Sin embargo, como bien apunta
vista no se puede generalizar; de hecho, Freud se cuida de no hacerlo. Adorno, no puede ser la última palabra al respecto. 5 9
Ya en sus reflexiones sobre el Hombre de arena pudimos detectar la ¿Qué tan acertada es la concepción de la sublimación de Adorno,
insuficiencia del principio de placer para caracterizar el arte. El tema de considerado lo problemático del término en la obra de Freud? Por lo
Freud, como él mismo suele puntualizar, no es la estética ni el arte en expuesto hasta ahora, podemos decir que la teoría freudiana de la
general, sino solo aspectos específicos. Por otro lado, sus reflexiones so- sUblimación parece coincidir profundamente con la dialéctica entre
bre la sublimación dificultan más una respuesta afirmativa, pues aunque interés y desinterés que propone Adorno para caracterizar el objeto
la sublimación no es rechazada por la sociedad, sws pro?ucciones tam- artístico, y que, aun y cuando la crítica de Adorno, ya expuesta, a la
poco tienen, como tal, un lugar previamente asignado. Leonardo, con teoría de la sublimación freudiana, me parece correcta en lo que refie-
su actividad sublimatoria, crea algo nuevo que nQ estaba presupuesto re a que esta no puede ser la última palabra para caracterizar todo lo
en el orden social. Pensar que la teoría freudiana de la sublimación que tiene que ver con el arte, por no tomar en cuenta el momento his-
determina un lugar específico para el arte en un orden previamente tórico y la dinámica social específicos en los que es producida la obra,
establecido, es lo mismo que subsumir la sublimación bajo el mandato no creo que implique ni hedonismo, ni egoísmo radicales; ni tampoco
de la idealización, lo cual, como hemos visto, sería un error teórico. una asimilación conformista de la obra por parte de un orden social
¿Hay alguna consideración en la obra de Freud con respecto a la preestablecido, sino renuncia a metas sexuales inmediatas, que no
forma del objeto y a la praxis artística que nos haga replantear las su-
puestas funciones sociales del arte? Como hemos visto, el tema de la
59. Según Adorno (1971: 24): "cuando se consigue la deseada sublimaciórl de la obra de arte y su
forma es tratado en relación a la técnica con la que las representacio- integración en el uno y en el todo, pierde la fuerza por la que supera la existencia externa, por la que se
desliga de ella en su propia forma de ser. Pero si conserva la negatividad de la realidad y toma posición
nes de importancia psíquica son manipuladas en las obras, con el fin respecto de ella, se modifica entonces el concepto de desinterés». Pensada exclusivamente en función
de explicar sus efectos al interior del sujeto. Por otro lado, también son de los intereses de integración de la sociedad, la sublimació11 resulta insuficiente para caracterizar el
fenómeno artístico. Sin embargo, como ya vimos en el análisis de la sublimación en Freud, se trata de un
constantes las referencias a la praxis artística en relación al juego y su proceso di11ámico que no puede permanecer fijo e integrado en el todo, pues eso equivaldría a reducirla
a la idealización, sino que requiere, tal como propone Adorno, de un impulso negativo, no integrable,
oposición al orden social represor. De todos esos análisis no se sigue que mantenga el proceso en movimiento constante.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

reprime la pulsión, así como oposición y transformación objetiva en el CAPÍTULO 4. MORALIDAD Y SUBLIMIDAD EN KANT

orden social que podría redundar en beneficio de la misma sociedad.


¿Qué relación guarda la obra freudiana en relación al interés y el A partir de la problemática establecida por Adorno sobre la pro-
desinterés estéticos? Las reflexiones de Freud en torno a la estética se mesa de reconciliación que podría ser el arte, en función de la cual
mueven de uno a otro polo dependiendo del tema analizado. En el se estableció la necesidad de oponer la teoría freudiana y la estética
chiste, por ejemplo, el interés parece ser lo predominante, mientras que kantiana para concebir la tensión dialéctica entre forma y contenido
en el caso de la sublimación, esta es propiciada por una dialéctica entre de las obras, y de haber analizado los elementos que en la obra de
los dos términos. Sin embargo, cualquiera que sea el caso, en tanto que Freud pueden contribuir a la comprensión del contenido de las obras
siempre hay involucrados contenidos pulsionales en relación a alguna de arte -el cual, según vimos, es de naturaleza pulsional- y de los pro-
fuerza represora, podemos decir que el interés y el desinterés nunca son cesos de sublimación en ellas involucrados, hemos de introducirnos ~

totales, pues ello implicaría o satisfacción o represión absolutas, que en el análisis de los elementos que, en la obra de Kant, en función de
impedirían, en ambos casos, cualquier tipo de efecto estético. la mencionada oposición con Freud, nos pueden a)(udar a dilucidar
¿Cuáles son las principales aportaciones de la obra de Freud al tema el elemento formal del arte. Para ello, seguiremos el'' siguiente orden:
del placer y el goce estéticos? El reconocimiento de que los objetos partiremos del análisis de los incentivos de la moralidad en la filo-
estéticos son formaciones sustitutivas que responden a procesos de sofía práctica de Kant con el fin de juzgar la relación que en ella se
producción técnica particulares que realizan figuraciones simbólicas, establece entre la ley moral -formal y objetiva- y s~ influjo sobre la
las cuales representan motivos ocultos de la psique, en conflictos entre subjetividad, cuyo efecto es el sentimiento de respeto; posteriormente,
fuerzas del deseo y la represión, en los que se reconoce un componente nos introduciremos en su pensamiento estético, con el fin de analizar
socia!. El placer, en este sentido, suele ser caracterizado por un aho- los principios que hacen posible para Kant el juicio sobre lo bello y
rro de energía y su consecuente descarga, gracias al correcto juego de lo sublime, poniendo énfasis en este último por ser, como veíamos en
asociaciones entre representaciones y cargas energé'ticas -en virtud de Adorno, el punto de mayor tensión en la expresión estética, donde
condensaciones y desplazamientos- que permite la apertura de vías de se ubicaría la esperanza de reconciliación que puede ofrecer el arte,
expresión a contenidos reprimidos. Por otro lado, se pone de manifiesto en su misma constitución, entre los elementos alienados por la diná-
el carácter lúdico de la experiencia estética, cuya praxis se opone a las mica historicosocia!. Respecto a este último punto, he considerado
exigencias de las prohibiciones sociales. Se puntualiza, además, el uso pertinente, a modo de introducción y antecedente, para profundizar
de la fantasía, la ficción y la irrealidad, al servicio de la satisfacción de acerca de lo sublime, repasar las que se suelen considerar las influen-
deseos en el apuntalamiento de objetos en la realidad exterior. cias más importantes de Kant en su concepción de dicho sentimiento,
Finalmente, en relación a lo siniestro, la catarsis y la sublimación, se a saber, las consideraciones al respecto de Longino y Edmund Burke.
!i exponen relaciones que parecen ir más allá del principio de placer. Al
analizar representaciones y procesos que no tienen como fin ofrecer pla-
cer inmediato, sino mantener una tensión entre displacer y placer, renun- 4.1. La moralidad y sus incentivos
cia y obtención de satisfacción, interés y desinterés, el psicoanálisis es
capaz de dar cuenta de un tipo de goce que no se identifica con el cum- La filosofía moral de Kant es considerada pura en tanto que deriva
plimiento de deseos pero que tiene su origen en contenidos pulsionales. sus teorías exclusivamente de principios a priori. Al estar limitada a

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

determinados objetos, a saber, a las costumbres, se llama metafísica, también que mi máxima se convierta en ley universah>, en una lucha
de los que se encarga de investigar sus principios racionales, es decir, contra los impulsos egoístas, determinados empíricamente. El modelo
lo moral separado de lo empírico. de la voluntad, de su dignidad, ha de ser puramente racional. Sin em-
Así, una ley, para valer moralmente como un deber, tiene que lle- bargo, la voluntad humana, en tanto que influida por determinaciones
var consigo una necesidad absoluta, y su fundamento debe buscarse empíricas, no puede ser enteramente buena, es decir, enteramente
a priori. Cualquier ley que se asiente en principios empíricos podrá obediente, 60 por lo que su relación con las leyes objetivas de la mo-
llamarse ley práctica, pero nunca ley moral. En este sentido, una vo- ral será de constricción. La representación de los principios objetivos
luntad buena será aquella que acon]Ode a un fin universal nuestros in- será, pues, para la voluntad, un mandato, y su fórmula, un imperativo,
flujos, inclinaciones y toda acción, siendo la buena voluntad la condi- siendo el categórico el propiamente moral, el que representa (Kant,
ción que nos hace dignos de aspirar a la felicidad, a la satisfacción de 1996: 159) «una acción como objetivamente necesaria por sí misma,
nuestras necesidades e inclinaciones. La buena voluntad, pues (Kant, sin referencia a otro fin»; como buena en sí (163): «No atañe a la
1996: 119), «es buena no por lo que efectúe o realice, no por su apti- materia de la acción y a lo que se siga de ella, sinO a la forma y al
'
tud para alcanzar algún fin propuesto, sino únicamente por el querer, principio de donde ella misma se sigue>>. Con esto, la pregunta (169)
esto es, es buena en sÍ». La voluntad, cuando es moralmente buena, <<CÓmo sea posible el imperativo de la moralidad l ... j no se puede
es un fin primero e incondicionado que restringe cualquier otro fin, apoyar en una presuposición [·~ .. ] no se puede decidir por medio de
segundo y siempre condicionado por ella. Con ello, la felicidad, al ningún ejemplo)); él mismo es el modelo de la acción'. En este sentido,
depender de principios empíricos, no puede ser considerada por Kant el imperativo categórico, en tanto causa cuyos efectos constituirán de
como un fin último y, para ser procurada de manera digna, debe bus- manera universal cierto orden de cosas a través de la acción de la
cársela no por inclinación, sino por deber, es decir, con asiento en la voluntad, cierta naturaleza, puede formularse así (173): «obra como si
voluntad determinada a priori por la ley moral. la máxima de tu acción fuese a convertirse por tu voluntad en una ley
El valor moral de una acción no está, por tantO, en su propósito a universal de fa naturaleza>>.
alcanzar, sino en la máxima por la cual se realiza;, en el principio del Ahora bien, para Kant (1996: 181 ), cuanto mayor sea la dignidad
querer. Con esto, la voluntad, que al tomar una deCisión se encuentra de una acción, tanto mayor será la sublimidad del mandato, lo que
en una encrucijada entre los principios a priori, que son formales, y equivale a decir que será más digna «Cuanto menos están a favor las
sus resortes a posteriori, que son materiales, tendrá que optar por el causas subjetivas y cuanto más están en contra, pero sin por eso de-
principio formal del querer en general (Kant, 1996: 131 ): «Una acción bilitar en lo más mínimo la constricción por la ley ni quitar algo a
por deber ha de apartar por entero el influjo de la inclinación [... ] así su validez>>. La ley moral, pues, es absoluta y solo en ella radica la
pues, no queda para la voluntad otra cosa que pueda determinarla, medida de la dignidad humana, mientras que las satisfacciones de las
a no ser objetivamente la ley y subjetivamente el respeto puro por inclinaciones están (187) «tan lejos de tener un valor absoluto para
esa ley práctica>>¡ la representación de la ley en sí misma y el respeto desearlas a ellas mismas que más bien estar enteramente libre de ellas
como influjo y efecto inmediato del seguimiento de la ley. tiene que ser el deseo universal de todo ser racional>>. El fin en sí mis-
Lo único que le queda para seguir1 entonces, a la voluntad, es la mo, totalmente racional, y no las inclinaciones, es lo que nos eleva a
universal conformidad a la ley de las acciones en general y, por ello,
no obrar más que de modo (Kant, 1996, 131 ): <<que pueda querer
60. Sí lo fuera, no necesitaría de una ley y oería más bien sanla.

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la dignidad de personas; «la naturaleza racional existe como fin en sí miembro adecuado para un reino de los fines posible por él mismo,
misma>;. Por ello, la medida de lo humano ha de ser lo racional y el esto es, favorezcan su expectitativa de felicidad», con lo que, igual-
imperativo moral que corresponde a nuestra relación con ello, ha de mente, hemos de preguntarnos, ¿qué relación hay entre la dignidad, la
formularse de la siguiente manera (189): «obra de tal modo que uses la naturaleza y la esperanza de felicidad, no solo como algo meramente
humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro posible, sino como la satisfacción de las propias inclinaciones?
siempre a la vez como un fin, nunca meramente como medio». Toda En el tercer capítulo de la primera parte de la Crítica de la Razón
acción ha de tener como fin último una condición objetiva, universal Práctica, acerca de los incentivos (triebfedern) de la razón pura prácti-
y, por ello, puramente racional, que limite la libertad humana, y no ca, se aborda el tema del influjo de la ley moral sobre la subjetividad
algún interés particular, como podría ser la satisfacción de las incli- y de los sentimientos involucrados en ello. Al comenzar esta parte, se
naciones. En esto radica la autonomía para Kant: en no depender de afirma que lo esencial en el valor moral, lo que le da su dignidad, es
interés alguno, propio o ajeno, sino en obrar por la ley que permita a que la moral determine inmediatamente a la voluntad; si la acción no
la voluntad erigirse en legisladora universal. Así, Kant puede concebir se produce por la ley misma, sino por un sentimient9 (Kant, 2001: 70),
como posible un reino de fines en el que distintos seres racionales, <<la acción tendrá legalidad, pero no tendrá moralidad»¡ es decir1 en
enlazados sistemáticamente por leyes comunes, prescindiendo de sus una acción en cuya base esté un sentimiento, no hay determinación
diferencias personales y del contenido de sus fines privados, legislen objetiva y por ello no aspira, cómo tal, a la dignidad ~ropia de la razón.
autónomamente, estando sujetos, a la vez, a dichas leyes. Por otro lado, para que la ley moral sea seguida no solo según la
En el reino de los fines, todo tiene o un precio o una dignidad. El letra, sino en cuanto al espíritu o a la intención, la ley moral no debe
fin en sí, la racionalidad, asiento de la moralidad, se halla sobre todo determinar solo objetivamente, sino que debe ejercer un influjo sobre
precio y es por ello digna. En cambio (Kant, 1996: 199), lo «que se la subjetividad; debe llegar a ser, pues, un incentivo, es decir, un fun-
refiere a las universales inclinaciones y necesidades humanas tiene damento determinante subjetivo de la voluntad. Sin embargo/ para ser
un precio de mercado; lo que, también sin presuponer necesidades, incentivo, la ley moral debe involucrar cierto sentimiento, sin que este
es conforme a cierto gusto, esto es, a una complacencia en el mero esté en la base de la voluntad; debe, pues, en tanto fundamento de-
juego, sin fin alguno, de nuestras facultades anímicas tiene un precio terminante objetivo, ejercer, a su vez, un efecto sobre la facultad hu-
afectivo». La dignidad de la naturaleza racional está en que se pone a mana de desear, de manera que afecte el alma en términos de placer
sí misma un fin, no a realizar, no determinado por interés o impulso, y displacer. ¿Qué tipo de sentimiento será aquel que ejerza un influjo
sino uno prohibitivo, negativo, contra el cual no debe obrarse nunca sobre nuestra subjetividad, afectando nuestra facultad de desear, sin
y que limita cualquier fin condicionado por ella. Las manifestaciones estar determinado, de entrada/ por placer o dolor?
estéticas, en cambio, valen en función de los afectos a ellas vincula- En tanto que la buena voluntad está determinada por la ley con
dos. Sin embargo, hemos de preguntarnos, lestán ellas determinadas exclusión de los impulsos (Kant, 2001: 71 ), <<el efecto de la ley moral
por el fin de la moral? Kant nos dice que aquello que se conforma a como incentivo es solo negativo>> y, dicho efecto «por e[ perjuicio
1

cierto gusto, lo hace sin fin alguno¡ entonces, ¿qué relación tiene el inferido a las inclinacioneS>>, por la represión a la cual son sometidas
gusto con el fin y la dignidad humana? Por otro lado (207-209), «el ser por la ley moral, «es también un sentimiento)), uno «que puede ser
racional no puede contar con que [... ] el reino de la naturaleza y la llamado dolor [... ] el primero y quizá también el último caso en el
ordenación con respecto a fines del mismo concuerden con él, como cual, con conceptos a priori, podemos determinar la relación de un

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CARLOS A. GARDUÑO COMf'ARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉIKA: PROMESA DE RECONCILit\CIÓN

conocimiento (que en este caso es de una razón pura práctica) con causados por la libertad, no a nada natural, pues esto tan solo puede
el sentimiento de placer o displacer». Tenemos aquí, pues, quizás, el causar amor, miedo, admiración o asombro. ¿No habrá, sin embargo,
único caso en que a priori podemos determinar la relación de un sen- algo en dicha admiración, miedo, admiración o asombro, análogo al
timiento con un conocimiento; aquel en el que ley moral se opone al respeto y su negatividad, que posibilite la redención de la naturaleza
egoísmo de nuestras inclinaciones, humillando nuestro amor propio, humillada, tal como el respeto le dio autoridad a la ley moral? Conti-
nuestra presunción y nuestra vanidad, pero reafirmando nuestro va- nuemos profundizando sobre el sentimiento de respeto y su relación
lor como seres racionales, como personas. Engendrando, entonces, con el placer y el dolor.
otro tipo de amor propio: uno raciona!. ¿Cuál es, puesr el sentimiento El respeto, aunque de entrada se imponga de manera dolorosa, no
involucrado en este conflictivo amor, que de entrada parece infligir es solo displacer, pero tampoco llega a ser placer. La descripción que
dolor, pero, después, un tipo de satisfacción más allá de nuestras in- hace Kant (2011: 75) de su influjo parece acercarse más bien a un tipo:,
clinaciones? de fascinación beatífica: <<no puede uno saciarse de mirar la majestad
La ley, en tanto que forma de la causalidad intelectual y real que de esa ley y el alma cree elevarse a la misma altura 'en que ve elevada
es la libertad, se convierte en objeto de respeto al oponerse a las ten- sobre de sí y de su frágil naturaleza a la santa ley». La
'
humillación por
dencias subjetivas contrarias; el respeto que inspira, pues, radica en parte de la razón a las inclinaciones y lo sensible, que en un primer
que humilla al amor propio, a las inclinaciones egoístas; se trata de momento genera un displacer, en un segundo momento produce una
1

una especie de desprecio intelectuaL Así, el respeto a la ley moral elevación de la estimación moral, es decir, una estim ación práctica; con
en tanto (Kant, 2001: 72) «sentimiento producido por un fundamento ello, el incentivo, en cuanto es representado mediante la razón, se con-
intelectual r... ] es el único que conocemos totalmente a priori y pode- vierte en interés, concepto sobre el cual se funda también el de máxima.
mos percatarnos de su necesidad)>; el único que, independientemente Sin embargo, los conceptos de incentivo, interés y máxima (77):
de cualquier inclinación, puede ser conocido, en función de la opo- suponen una limitación de la naturaleza de un ser, en el que la naturaleza
sición y humillación de la razón contra lo sensible y las inclinaciones subjetiva de su albedrío no coincide por sí misma con la objetiva de una razón
práctica; suponen también una exigencia de ser estimulado de alguna manera a
naturales. El efecto sobre el sentimiento es, pues, negativo, y por ello
la actividad puesto que un obstáculo interno se opone a ella.
no es producido patológicamente, sino prácticamente. El sentimiento
i!
de respeto a ley, así (74), «no es un incentivo de la moralidad sino Suponen, en suma, un conflicto interno, en el cual todos ellos
¡¡ que es la moralidad misma [... ] da autoridad a ley, la cual solamente juegan un rol en relación a la vida práctica de los individuos, sin que
tiene influjo ahora>> y hace posible que la sensibilidad no sea más un puedanr como tal, resolverlo o reconciliar las fuerzas en oposición.
obstáculo para las pretensiones de la razón. ¿Será, entonces, que en el Por ello, el respeto a la ley moral -la cual en un ser no santo no es sus-
respeto se reconcilian lo sensible y lo racional, nuestras inclinaciones ceptible de amor, sino de obediencia- está siempre (Kant, 2001: 79)
y las exigencias de la moral; en la afirmación de la humillación de «ligado al miedo o al menos a la aprehensión de transgredida)) y, por
aquellas y el dominio de esta? No. Aún no podemos hablar de recon- ello mismo, a la tentación de hacerlo.
ciliación porque aún no hemos hablado de esperanza ni de felicidad; Sería, pues, absurdo ordenar como un deber, hacer algo con gusto.
de la posibilidad de satisfacer, de alguna manera, las inclinaciones Empero, lograr la armonía entre gusto y deber, respeto y amor, para
humilladas. «El respeto siempre se refiere solo a las personas y nunca evitar caer en un fanatismo estoico o en la inmoralidad, debería pre-
a las cosas»; es decir, se refiere solo a lo racional puro y a sus objetos sentársenos siempre como posible (Kant, 2001: 81 ):

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como todos los preceptos morales del Evangelio, la disposición moral en toda por lo cual, a continuación, profundizaremos en ello, dando un re-
su perfección como un ideal de santidad inalcanzable por criatura alguna, y
paso a la historia de dicho concepto, tanto en las obras de autores
que, sin embargo, constituye el prototipo hacia el cual debemos procurar acer-
carnos y asemejarnos en un progreso sin interrupción pero infinito. fundamentales al respecto -Longino y Burke-, como en la obra del
mismo Kant hasta su culminación en la analítica de lo sublime de la
¿Como racionalmente posible, en tanto ideal que conjuga, como Crítica del jucio.
bien supremo, dignidad y felicidad, pero irrealizable? La virtud está en
cumplir el deber y el estado en que puede encontrarse es en la lucha,
no en la santidad o en la posesión c:le una presunta pureza perfecta de 4,2, Sobre lo sublime: Longino y Burke
las intenciones. Hacer de la dignidad una cuestión de gusto, por otro
lado (Kant, 2001: 82), sería caer en danatismo moral e incremento de 4.2.1. Longino
la presunción>>, como cuando:
El tratado Sobre lo sublime, atribuido a Longino, es considerado
se exhorta a los hombres a acdones que se presentan como nobles, sublimes y
magnánimas, pues así se les arroja en la ilusión de que no es el deber, es decir, una referencia fundamental en el estudio acerca de' la expresión su-
el respeto a la ley, cuyo yugo [... ] a disgusto, deben soportar, el que constituye blime en las artes. La fecha de realización y la autoría son inciertas, y
el fundamento determinante de sus acciones, y el que los humilla siempre cuan-
do lo cumplen (lo obedecen).
fue más bien estudiado y difundido hasta ya entrados en el siglo XVI.
Aun y cuando los intentos por precisar la fech'a de composición
Por otro lado (Kant, 2001: 84-85), la moralidad «eleva al hombre del tratado han sido infructuosos, se ha propuesto ubicarlo entre los
por encima de sí mismo (como parte del mundo sensible), lo que lo siglos 1 y 1!1 d. e De igual manera, el nombre del autor ha sido pro-
enlaza con un orden de cosas que solo el entendimiento puede pen- blemático, habiéndose propuesto nombres variados como Pompeyo
sar, al cual está sometido todo el mundo sensible» y nos da cierta Gémino, Elio Teón, Dionisia de Halicarnaso, Casio Longino y hasta
«paz interior [... ] meramente negativa respecto de· todo lo que puede el de Plutarco. La mayoría de los más recientes trabajos sobre el pro-
hacer que la vida sea placentera [... ] el efecto d,e un respeto hacia blema, basados tanto en referencias externas como internas al texto,
algo totalmente distinto a la vida», en la cual se vive únicamente por coinciden en que se trata de un autor griego desconocido que emigró
deber y «no porque tenga el más mínimo gusto por la vida)). La ley a Roma, durante el siglo 1 d. e, alrededor del mandato de Augusto.
moral, pues, nos eleva y, a la vez, nos aleja de .lo que tenga que ver A pesar de ser un texto incompleto, del cual solo se conservan
con nuestro gusto, nuestras inclinaciones y la vida, a las cuales más dos terceras partes, aún puede estudiarse una parte significativa de sus
bien ha de humillar, generando con ello respeto y paz interior.¿No ha- argumentos, los cuales resultaron de especial interés sobre todo para
brá, sin embargo, un tipo de elevación, análoga a la de la moralidad, los pensadores modernos, desde el siglo XVIII a la fecha. Escrito en una
en la que entren en juego nuestras inclinaciones en una relación que lengua de características semejantes al griego koiné, con reminiscen-
no sea de dominio y humillación, es decir, en la que sea considerado cias clásicas, rico en referencias platónicas y helenísticas -por lo que
nuestro gusto sin ser determinado racionalmente, y que en función de se le suele clasificar de estoico platonizante-, el texto refleja un estilo
ello, sea capaz de ofrecer una esperanza de reconciliación entre nues- sumamente personal y .original, !o cual soporta el argumento de Lon-
tra naturaleza y nuestra dignidad racional? Dicha posibilidad, como gino de que el estilo ha de representar al individuo y sus cualidades.
Adorno identificó, quizá se encuentra en el sentimiento de lo sublime, En este sentido, un estilo sublime es la expresión de una personalidad

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que tiende a la grandeza, siendo lo emocional, la imaginación y las <<en primer lugar que muestre cuál es su objeto de estudio, y en se-
dotes propias del escritor, las fuentes de las cuales ha de brotar la su- gundo lugar por el orden, pero por su valor lo más importante, que
blimidad del discurso. Aunado a esto, el tratado presenta un método enseñe cómo y a través de qué métodos podríamos hacerlo nuestro».
que conjuga lo psicológico y lo histórico en su análisis de discursos, Así pues, un tratado que verse sobre lo sublime, no solo ha de carac-
lo cual hace de Longino un autor particularmente cercano a la crítica terizar el término y ejemplificarlo, sino además, como meta de gran
1iteraría moderna y a sus intereses. importancia, mostrar de qué modo «podríamos llevar nuestra propia
El texto se divide en una introducción (los seis primeros capítu- naturaleza a un cierto progreso del sentido por la grandeza>>. Podemos
los) y una parte principal en la que propiamente se desarrollan los apreciar en esta cita aquello que para nuestro autor es necesario con-
argumentos del autor. En la introducción, se realiza una descripción siderar en la expresión artística. La importancia no radica exclusiva-
de lo sublime en la que se destaca la manera en que se ha de tratar la mente en la obra, sino en la relación del discurso con nuestra propia
cuestión, a saber, desde la perspectiva del efecto de la obra sobre el naturaleza; en las posibilidades que el objeto puede abrirle. En este
oyente. A su vez, el autor se cuestiona si existe un arte de lo sublime sentido, lo sublime ha de estar relacionado con la grandeza a la que
y su opuesto, señalando, para realizar obras de ese tipo, la necesidad podemos aspirar, con lo cual, en tanto que dependi,ente del estilo de
de conjugar el método de composición con una naturaleza excelsa. expresión, podríamos definirlo como «una elevación y una excelencia
En este sentido, se puede decir que el tratado, partiendo de la impor- en el lenguaje>> a través de la cual podemos a!ca~zar los más altos
tancia del efecto sobre el espectador, realza la importancia de una honores y la inmortalidad.
correcta composición, la cual solo es posible si el autor es capaz de Ahora bien, lo fundamental en el estilo de expresión sublime no
comprender la intrínseca relación entre el contenido del discurso y la ha de ser la persuasión, como se suele suponer de la retórica en gene-
moderación de sus propios deseos y pasiones. ral, sino el éxtasis. Lo fundamental, pues, en lo sublime, no serán los
Por otro lado, en la parte principal del texto (capítulos VI al XL), se argumentos ni los efectos sobre el entendimiento, sino lo maravilloso
procede a definir los aspectos que caracterizan 10 sublime, para dar y el asombro, lo cual (Longino, 1996: 149) es «siempre superior a la
paso al desarrollo de una crítica literaria en la qt,.~e el autor estudia, persuasión y a lo que solo es agradable)). La mencionada elevación de
en referencias particulares, lo que a su juicio son las cinco fuentes la naturaleza a través del lenguaje, por tanto, ha de estar vinculada a
principales de las que se deriva el estilo sublime: el talento, la pasión, efectos específicos, los cuales han de determinar en cierta dirección
el conveniente uso de las figuras, la justa elección de las palabras y la nuestros deseos y pasiones. ¿Por qué esto resulta superior? Porque
dignidad y emoción impresos en la composición. mientras la persuasión «depende la mayoría de las veces de nosotros)),
Longino comienza su tratado con una dedicatoria a su amigo Pos- lo sublime proporciona «un poder y una fuerza invencible al discurso
turnio Terenciano61 y con una referencia a un tratado sobre lo sublime, [que] dominan por entero .al oyente». La elevación de la naturaleza
atribuido a Cecilio, 62 al cual critica por ser, en su opinión, demasiado para este helenista, por tanto, no es un asunto primordialmente racio-
pobre y falto de utilidad para los lectores. A su parecer, a un tratado nal, sino afectivo. El más grande de los poderes que se pueden mani-
de esta naturaleza se le han de exigir dos cosas (Longino, 1996: 148): festar en el discurso no ha de captarse a través del entendimiento, sino
que ha de desbordarnos. Y ha de hacerlo no en virtud de un momento
61. Joven romar10 versado en las artes literarias. aislado del discurso, sino por la experiencia en la invención y la ha-
62. Probablemente se trate de Cecilia de Caleacte, profesor de retórica en Roma en época de Augusto
bilidad en el orden y en la disposición del material, las cuales solo es
y autor de varias obras sobre el tema.

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posible captar en el tejido total del discurso. En lo sublime, pues, lo de artificios que (153) <<encallan en un estilo chillón y afectado)). Al
propio de la forma del discurso, aquello a través de lo cual ha de ser perder su base natural, el arte se vuelve falso, inoportuno y vacío. Ade-
valorado, debe ser la manifestación de su poder, de un efecto devasta- más, muchos escritores, nos dice Longino, se dejan llevar por un éxta-
dor que ,<pulveriza como el rayo todas las cosas y muestra en un abrir sis que nada tiene que ver con el asunto tratado, por lo que el auditorio
y cerrar de ojos y en su totalidad los poderes del orador». se muestra indiferente a ellos y su discurso se vuelve patético.
¿Existe, entonces, un arte sublime o de su opuesto?, se pregunta Las diferencias entre el arte sublime y sus opuestos, entre la no-
Longino. No, si se pretende reducir el arte a reglas técnicas, ya que lo bleza del discurso y las faltas que lo rebajan, suelen ser provocadas
propio de lo sublime es la grandeza y esta es innata y no se adquiere por circunstancias, como la constante búsqueda de la novedad, que
con la enseñanza, con lo cual, afirma (Longino, 1996: 149), "el único distraen nuestra atención de lo verdaderamente grande en nuestra na-
arte para llegar a ella es ser así por naturaleza)). La naturaleza, por turaleza. ¿Cómo evitar, entonces, las fallas y lograr un estilo noble? La
tanto, en la expresión sublime, se impone a la técnica, lo cual no sig- dificultad para responder a esta cuestión radica en que un buen juicio
nifica que se trate de un asunto arbitrario o de mera genialidad, pues literario es el resultado de una larga experiencia y nO de un conjunto
la naturaleza <<no es algo fortuito y no le gusta en absoluto actuar sin de reglas y métodos. Uno conoce de lo grande en "la '
vivencia, pues
método; ella misma es en verdad el principio originario y arquetípico ante ello, sus pensamientos son transportados a lo alto, y las palabras
que subyace a toda creación)). La expresión de la naturaleza, aunque a través de las cuales se elevó nunca se convierten en algo insignifi-
'
no esté sujeta a reglas, requiere de orden y disciplina para lograr ma- cante. La grandeza del arte sublime, por tanto (Longino, 1996: 157),
nifestarse de manera poderosa. Fijarse límites para tomar sabias deci- es <<aquello que proporciona material para nuevas reflexiones y hace
siones, con lo cual, las particularidades de la literatura que depende difícil, más aún imposible, toda oposición y su recuerdo es duradero e
de la naturaleza (150) "no las podemos aprender por otro medio si no indeleble)). A lo verdaderamente grande en nuestra naturaleza, pues,
es por el arte)). Al privilegiar la naturaleza a la técnica, la concepción nada se le opone, no puede ser despreciado y, por ello, permanece
más elevada del arte para Longino, la sublime, prescinde de reglas siempre. Además, a pesar de que la grandeza es más que lo meramen-
fijas y propone un tipo de conocimiento y práctica en la composición te agradable, agrada siempre a todos, pues, en tanto dependiente de
que, de manera disciplinada y limitada, sabe cuándo y cómo expre- la naturaleza, no puede repugnar, lo cual sería ir en contra de ella.
sarse. La referencia última, por tanto, no es ni técnica ni formal; es el Ahora bien, que lo sublime siempre agrade no significa que sea
efecto sobre nuestra naturaleza, en función del. saber que hemos de sencillo ni de lograr ni de comprender, pues, como se ha mencionado,
desarrollar para lograrlo. hay factores de experiencia involucrados y no toda naturaleza se ha
Un arte que intenta expresar la grandeza a través de la pura téc- elevado lo suficiente. Por ello, ante la exigencia que Longino impone
nica, desligada de la naturaleza, cae en varios vicios que Longino de- a su tratado de ofrecernos un camino para la realización de lo subli-
nuncia. Hay escritores que (Longino, 1996: 152), sin estar <<poseídos me, se ve en la necesidad de explorar en las cinco fuentes a partir de
en realidad de un furor báquico [... ] juegan como niños)); en lugar las cuales se produce, a su juicio, la grandeza de estilo.
de expresar grandeza, hinchan sus discursos y se muestran, más bien, La base común de las fuentes de lo sublime (Longino: 1996: 158)
pueriles. Buscando lo sublime, caen en lo opuesto, un estilo superfi- <<es el poder de expresión)); sin este, ellas no serían nada. Sobre tal
cial, académico, de cuidados irrelevantes y excesivos que desembocan fundamento, se levanta la primera y más importante de todas, «el ta-
en la frialdad. Quieren lograr el asombro propio de la grandeza a través lento para concebir grandes pensamientos>), y la segunda, <da pasión

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vehemente y entusiasta». Estas dos primeras fuentes son disposiciones lo logran o no, en función de la pureza y el poder que manifiestan, de
innatas. Las otras son, propiamente hablando, producto del arte: la la pasión que imprimen y de la dirección en que es encausada, de los
formación de figuras (de pensamiento y de dicción), la noble expre- matices y las decisiones del escritor en el uso o abstención de ciertas
sión que depende de !a elección de palabras y de la dicción metafó- figuras y palabras. De las variables relaciones, nunca sujetas a reglas,
rica y artística, y la composición digna y elevada, que encierra a !as sino dependientes del talento y experiencia del artista, entre forma e
cuatro causas anteriores. De entre todas, Longi no destaca la pasión, intensidad, en el marco, siempre presente, de la grandeza de la natu-
pues suele ser olvidada por otros críticos que hablan de lo sublime, 63 raleza. Grandeza que se puede presentar de las más diversas maneras.
y hacerlo, nos puede !levar a imprecisiones, pues podríamos suponer Que no depende de límites, fórmulas o técnicas preestablecidas, por
que en lo sublime se puede manifestar cualquier pasión. Pero no toda !o que Longino ha de recurrir a una variedad considerable de ejem-
pasión es sublime; hay, de hecho, algunas que son patéticas y caen en plos para ilustrar su punto, siempre destacando que lo propio de lo
lo insignificante (159), como ({los lamentos, las tristezas y temores; y, sublime es la elevación y no la acumulación propia de la abundancia,
a su vez, hay muchas veces la sublimidad sin pasión». La pasión en y que es en función de aquella que los elementos pe la obra deben
la expresión sublime, por tanto, cuando esta la implica, debe ser una componerla, al grado de que los artificios de la retÓrica, las figuras y
pasión noble que se manifiesta en el momento oportuno; <<que respira palabras usadas (Longino, 1996: 182) «desaparecen completamente al
entusiasmo como consecuencia de una locura y una inspiración espe- ser rodeados por todas partes'por lo grandioso)). La grandeza, de ori-
'
ciales y que convierte a las palabras en algo divino>>. Por lo anterior, la gen natural, ensombrece cualquier arte y cualquier técnica, pues ante
pasión debe depender de la primera y más importante de las fuentes; su brillo, todo lo demás resulta insignificante. Así, por ejemplo, un
el talento, la natural tendencia a la grandeza de espíritu. Así, aun y discurso es más arrebatador cuando pareciera que el éxtasis y las pa-
cuando el talento sea algo recibido más que desarrollado, Longino siones del orador son espontáneos y surgen despreocupadamente del
recomienda (160), en la medida de lo posible, «elevar nuestras almas mismo tema y su desarrollo. Y, en esos casos, la obra da la impresión
hacia todo lo que sea grandioso, y preñarlas, por ·así decirlo, constan- de ser perfecta, en la profunda conmoción que provoca, porque (186)
temente de nobles arrebatoS>>. El arte noble, ento,nces, descansa en la «el arte es perfecto cuando parece que es una obra de la naturaleza¡¡;
naturaleza, en las disposiciones del orador, en sus pasiones y en las porque, en la expresión de la grandeza, cualquier detalle y posible
tendencias de su espíritu. Y por ello, Longino afirma categóricamente falla pasan desapercibidos.
que «no es posible que aquellos que han tenido toda su vida hábitos A partir de sus análisis y reflexiones, surge, para Longino, la cues-
y pensamientos bajos y propios de esclavos realicen algo digno de tión de cómo hemos entonces de evaluar la dignidad del arte (Longi-
admiración y de la estima de la posteridad)>. Lo que está en juego en no, 1996: 198): «¿es preferible la grandeza en la poesía y en la prosa,
el arte es la misma dignidad del artista. No hay grandes obras de arte aunque sea defectuosa en algunos momentos, a la mediocridad en la
hechas por espíritus mezquinos. La obra es un reflejo de la naturaleza perfección, completamente sana y sin faltas?)>. Para Longino, la gran-
de quien la compone¡ de sus pasiones y de su espíritu. deza de lo sublime no encuentra una necesaria correspondencia con
La mayor parte del tratado se ocupa del análisis de escritos que pre- la perfección técnica, la cual, de hecho (199), ({corre el peligro de la
tenden expresar grandeza. La intención de Longino es mostrar cómo vulgaridad)). Y más aún, «en los grandes talentos, como en las grandes
fortunas, debe haber también algún descuido», porque son los gran-

63. Aquí, Longino {1996: 158) refiere al tratado de Cecilio, ya mencionado.


des genios los que corren riesgos y siempre <<están sujetos a.Loelioro».

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

mientras que los espíritus mediocres, al arriesgarse poco, cometen po- un texto fundamental en la historia de la estética, en lo referente a la
cas faltas. La grandeza, por tanto, no aspira a una perfección sin fallas. conceptuación de lo bello y lo sublime.
Se trata, como hemos mencionado, de una elevación de la naturaleza Entre las influencias más importantes del texto, encontramos el
que no se somete a ley. Un tipo de perfección, en todo caso, que no Tratado de las pasiones de Descartes y el Ensayo sobre el entendi-
se puede determinar y que no puede ser medida por la ausencia de miento humano de Locke. El primero, en lo referente a la concepción
errores, sino por la sabia composición de figuras, palabras y pasiones del cuerpo humano como una especie de máquina en el que las per-
de intensidad variable. cepciones de objetos generan diversas impresiones, las cuales pueden
Para Longino, el hombre tiende por naturaleza a la grandeza. Su ser dilucidadas a través del análisis de los mecanismos que les dieron
arte, por tanto (Longino, 1996: 202), en función de wn amor inven- origen. El segundo, en relación al método empírico de investigación
cible por lo que es siempre grande y, en relación con nosotros, sobre- que busca los principios materiales, a partir de su procedencia en los
natural», debe buscar las formas de expresión más sublimes; aquellas sentidos, de las actividades usualmente atribuidas al ~!ma o al espíritu.
que (203) «abandonan las fronteras del mundo que los rodea». Lo Con base en estos fundamentos teóricos, el texto bu'sca reivindicar el
humano siempre busca ir más allá de lo humano y, en lo sublime, se lugar de las sensaciones y los sentimientos como base' en la formación
eleva y se acerca a «la grandeza espiritual de la divinidad>>. Quizá de nuestros conocimientos y nuestra moral.
lo «inmaculado sea irreprochable, pero la grandeza se gana también
nuestra admiración>>, y esto último suele hacer insignificante cual-
quier falla. En realidad, para Longino, la obra perfecta sería aquella Sobre el gusto
que pudiera conjugar la ausencia de faltas del arte con la excelsitud
de la naturaleza. Propone, a mi parecer, una dialéctica entre forma y El texto comienza con una pequeña introducción sobre el gusto.
contenido que no puede ser sometida a reglas fijas, sino que, en todo En ella se plantea la posibilidad de que exista una norma común a
caso, debe ser comprendida en la vivencia de sus procesos, que se todos los humanos en lo concerniente a la razón y el gusto, porque,
oponen a la indiferencia y más bien reconocen ]a, importancia de uti- de no haberla (Burke, 1997: 7) «Sería imposible aprehender su razón
lizar las herramientas de las distintas artes para encausar la pasión a lo o sus pasiones lo suficiente para mantener la ordinaria corresponden-
más noble y elevado de nuestra naturaleza, así como la preeminencia cia de la vida)). Sin embargo, no existe una conformidad obvia en las
del talento y la experiencia del artista. discusiones al respecto. ~sí pues, el objeto de estudio de la Indagación
será el gusto, entendido como (8) «aquella facultad o aquellas faculta-
des de la mente, que se ven influenciadas por, o que forman un juicio
4.2.2. Edmund Burke acerca de, las obras de la imaginación y las artes elegantes>>, con el
fin de encontrar los principios de afectación, de haberlos, comunes a
La Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca todos los hombres.
de Jo sublime y de lo bello de Edmund Burke, se considera uno de los Se parte, entonces, de que !as potencias naturales del hombre, a
antecedentes más importantes de la estética kantiana. Escrito en 1757, través de las cuales se relaciona con los objetos externos, son los senti-
algunos la clasifican como una obra marginal dentro del conjunto de dos, la imaginación y el juicio. Sobre los sentidos, Burke da por hecho
preocupaciones más bien políticas del autor. Sin embargo, se trata de que la manera en que perciben objetos en todos los hombres, difiere

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poco, así como los placeres y pesares que provocan, pues (Burke, ducimos nuevas imágenes, unimos, creamos y ampliamos nuestros sentidos.
Pero al establecer distinciones, no ofrecemos alimentos a la imaginación: la
1997: 9), si «negamos esto, hemos de imaginar que la misma causa,
tarea es en sí misma más severa y fastidiosa, y el placer que extraigamos de ello,
actuando del mismo modo y sobre sujetos de la misma clase, produ- cualquiera que sea, es algo de naturaleza negativa indirecta.
cirá efectos diferentes, lo cual es muy absurdo». Si hubiera alguna dis-
crepancia considerable en lo percibido por los sentidos, tendríamos Entre más esfuerzo, por tanto, menos placer. La imaginación, al
que suponer alguna falla o vicio. En consecuencia, se puede discutir combinar representaciones, crear imágenes en el proceso y establecer
con suficiente claridad sobre las cosas que son placenteras o desagra- semejanzas, produce un placer natural positivo, común a casi todos
dables para los sentidos, además de reconocer lo que en ellos es na- los hombres en la medida de su conocimiento de las cosas represen-
tural y adquirido. Así (11 ), en «todos los hombres hay una memoria tadas; mientras que el placer que pueda brindar la facultad de juicio
suficiente acerca de las causas naturales del placer, que los capacita no podrá ser directo y se ha de considerar, más bien, negativo. Con
para conducir todas las cosas que se les ofrecen a los sentidos>>. Una esto, se puede decir que los principios del gusto son naturales y por
base común a todos que posibilita una investigación sobre los princi- tanto comunes a todos los hombres, mientras que (E3urke, 1997: 14)
pios del gusto. «el gusto crítico no depende de un principio superior·' en los hombres,
La imaginación, por su parte, es el poder creativo que representa a sino de un conocimiento superior». Así pues, en la medida en que el
su antojo imágenes, sin que por ello pueda producir lo absolutamente gusto pertenece a la imaginación (15):
nuevo, sino que (Burke, 1997: 12) «solo puede variar la disposición
no hay ninguna diferencia en la manera en que les afecta [a los hombres], ni
de aquellas ideas que ha recibido de los sentidos>>. A su vez, la ima-
en las causas de la afección; pero sí hay una diferencia de grado que procede
ginación es <da provincia más extensa de! placer y el dolor>>, pero, principalmente de dos causas¡ sea de un grado mayor de sensibilidad natural, o
puesto que sus representaciones tienen origen en los sentidos, debe de una atención más cercana y larga con respecto al objeto.
compartir los mismos principios de lo que a ellos les complace o les
disgusta. Se presupone, pues, una concordancia entre la imaginación El principio de afectación del gusto, por tanto, es natural y uni-
y los sentidos, en la que la primera es la represen~ación en imágenes versal, y su base pertenece a los sentidos y a la imaginación, mientras
de las realidades percibidas por los sentidos, y en la que ambas facul- que las posibles discrepancias no son más que diferencias de grado
tades encuentran complacencia en los mismos orígenes. en el contacto con el objeto. Ahora bien, cuando entramos en el te-
Para Burke, el placer y el dolor propios de la imaginación se deri- rreno de las diferencias, nos introducimos en (Burke, 1997: 16) «la
van de dos causas, que actúan de manera uniforme en todos los hom- provincia del juicio», lo cual va más allá de las cualidades sensibles
bres (Burke, 1997: 12): ya sea porque <<Se desprenden de las propieda- de las cosas y de las representaciones de pasiones comunes a todos
des del objeto naturah> o por el «parecido que la imitación tiene con el como el «amor, dolor, miedo, cólera y alegría», y tiene que ver más
original». En relación a esto último, la imitación como causa de placer bien con «Costumbres, caracteres, acciones e intenciones de los hom-
tiene su base en la capacidad de la mente de buscar semejanzas, la bres, sus relaciones, sus virtudes y sus vicios)), por lo que, «lo que
cual se opone a la actividad propia del juicio de buscar diferencias. llamamos gusto [... ] depende en gran parte de nuestra habilidad en
Ahora bien, el placer se produce en las semejanzas porque: !as costumbres y en las observancias de tiempo y lugar, y de decencia
en general)). Así, en conjunto, tomando en cuenta las tres facultades
La mente del hombre da muestras de alacridad y satisfacción mucho mayores
trazando semejanzas que buscando diferencias; al establecer semejanzas, pro- mencionadas, el gusto:

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

no es una idea simple, sino en parte hecha de una percepción de los placeres es tal y el que solo puede existir en una relación, en específico una
primarios de los sentidos, de los placeres secundarios de la imaginación, y de
las conclusiones de la facultad de razonar, acerca de las diversas relaciones de relación con el dolor. Para referir a este placer relativo, no positivo,
estas, acerca de las pasiones humanas, costumbres y acciones. Burke utiliza el término deleite, con el fin de expresar <<la sensación
que acompaña la remoción de dolor o peligro».
El hecho de que el gusto es una idea compleja, posibilita el con- Ante el cese de placer, la mente suele ser afectada de tres mane-
flicto entre las diversas facultades que en él tienen lugar. Por ello, en ras distintas: por indiferencia, decepción y pesar. La primera se da
ocasiones, el juicio se opone a la imaginación, sujetándonos (Burke1 cuando el placer cesa después de haber durado un tiempo apropiado.
1997: 18) «al desagradable yugo de la razón>>. Pero con ello, también, La segunda, cuando el cese es brusco. La tercera es una pasión que
surge la posibilidad de otro tipo de placer: los placeres indirectos que acontece cuando el objeto se pierde, ya no hay posibilidad de gozar
no resultan «inmediatamente del objeto que está bajo contemplación» otra vez con él, y su representación es evocada constantemente. Aun y ·
y que, en tanto involucran a la razón, permiten mejorar nuestros jui- cuando es violenta, esta última pasión no se identifica ni con el dolor
cios, ampliar nuestro conocimiento y ejercitar nuestra atención y re- ni con el placer. De hecho, el placer y el dolor, por su inmediatez e
laciones con el objeto. intensidad, no pueden ser soportados durante mucho tiempo, mientras
que la persona que tiene un pesar (Burke: 1997: 27-28) <<aguanta que
la pasión se apodere de ella; .Se abandona a ella, la, ama>>. Se trata de
Sobre el placer, el dolor y el deleite una especie de melancolía en la que <(es natural mantener su objeto
continuamente a la vista, presentarlo bajo los aspectos más placen-
Bajo los mencionados principios del gusto, Burke comienza a ela- teros, repetir todas las circunstancias que le acompañan». De hecho,
borar su indagación sobre lo bello y lo sublime. La primera parte, ini- en el pesar, hay una especie de elevación del placer; un deleite en la
cia con un breve apunte sobre la necesidad de que haya cierto grado modificación del dolor, que refleja el material del cual fue originado
de novedad, en lo que integra todo instrumento que opera sobre la en los sentidos, «de naturaleza sólida, fuerte y dura».
mente)>, a pesar de que la curiosidad, nuestro d~seo de novedad, sea Ahora bien, para Burke, las ideas que causan las más fuertes im-
el más superficial de los afectos por cambiar constantemente de obje- presiones en la mente, ya sean placenteras o dolorosas, se pueden
to y por satisfacer de manera fácil e inmediata. reducir a la autoconservación y la sociedad. Las de autoconservación
Posteriormente, comienza a indagar sobre la naturaleza del pla- las relaciona con el dolor y el peligro, y en su opinión, son las más po-
cer y del dolor. Ambos, son ideas simples con origen en los sentidos, derosas de todas. Las de sociedad, con las relaciones entre los sexos y
las cuales, en cuanto tales, no pueden definirse. Burke (1997: 24) se con la sociedad en general, las cuales tienen su origen en la gratifica-
indina a creer que, en su forma más simple y natural de afectación, ción y el placer, y se relacionan con el amor, las actividades con otros
ambos son «de naturaleza positiva, y en modo alguno dependientes el seres humanos, y sus opuestos, las pérdidas de los objetos amados y la
uno del otro para su existencia)>; es decir, para Burke, uno no se puede soledad -que, al radicalizarse, pueden !legar a ser el mayor dolor que
entender por contraste con respecto al otro, sino que se perciben (25) puede concebirse. De las mencionadas pasiones, todo lo que es terri-
«por separado sin ningún tipo de idea de su relación con otra cosa». ble por atentar contra la salud y la vida (Burke, 1997: 29), «que actúa
La disminución de dolor no equivale, por tanto, a un verdadero placer. de manera análoga al terror, es una fuente de lo sublime». Ahora bien,
Sin embargo, sí es razonable distinguir entre el placer que simplemente cuando el dolor y el peligro son demasiado cercanos, no ocasionan

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ningún deleite; simplemente son terribles. Pero, «a ciertas distancias a las escenas miserables: «y el dolor que sentimos nos incita a conso-
y con ligeras modificaciones, pueden ser y son deliciosos)). He aquí larnos a nosotros mismos, consolando a aquellos que sufren; y todo
lo propio del deleite en lo sublime. Este surge en la distancia con res- esto antes de cualquier razonamiento, gracias a un instinto que nos
pecto a lo que amenaza la vida y, como en el pesar, no se identifica impulsa hacia sus propios fines sin nuestra participación». De ahí lo
con un placer inmediato y positivo, pues en realidad solo se puede sublime de esta afección: nos permite actuar moralmente ante situa-
medir por su relación, su distancia, respecto al dolor y el peligro. La ciones que, en primera instancia y sin la posibilidad de distanciamien-
belleza, por su parte, tiene que ver más con las pasiones que nos unen to del deleite, más bien nos repugnarían, nos alejarían o paralizarían;
en sociedad, por lo que Burke (32).la considera <<Una cualidad sociah>. posibilitando, en su lugar, que veamos <<con lástima pesares, que in-
Con respecto a las pasiones sociales, las tres principales categorías cluso aceptaríamos en lugar de los nuestros>>.
de toda la posible variedad son la simpatía, la imitación y la ambición. Con respecto a la imitación y la ambición, Burke las vincula con·,
En la simpatía, cuando nos emociona lo que a otros, sucede una es- un tipo de placer que no requiere mediación racio~al. Con relación a
pecie de sustitución y nos ponemos en el lugar de otro hombre. En la primera, menciona que es fundamental en los procesos de apren-
'
relación al dolor, puede formar parte de las pasiones que se refieren a dizaje. Sobre la segunda, destaca el sentido de superación que le ca-
la autoconservación y ser una de las fuentes de lo sublime. Al respec- racteriza y lo relaciona con la elevación de la cual (Burke, 1997: 38)
to, Burke apunta que esta identificación con el dolor de otro ha sido «Longino ha observado cerca del sentido glorioso de la grandeza inte-
propuesta como una de las fuentes del placer en las tragedias, 64 y que rior, que siempre invade al lector de pasajes sublim'es de poetas y ora-
se ha asegurado que dicho placer es ocasionado en el reconocimiento dores», lo cual la hace parte de la afección de lo sublime pues <<esta
de que lo presenciado no es más que una ficción de la cual, en reali- hinchazón nunca se percibe tanto, ni opera con más fuerza, como
dad, estamos a salvo. Sin embargo, para Burke (1997: 34-36), esta es cuando estamos en relación con objetos terribles sin peligro, ya que
una conclusión de la facultad de razonar sobre los objetos y más bien la mente reclama para sí parte de la dignidad e importancia de las
se «debería imaginar que la influencia de la razón en la producción de cosas que contempla)). Como se ha mencionado, lo sublime es todo lo
nuestras pasiones no es ni mucho menos tan decisiva como se cree co- que excita el deleite que nos causan las ideas de dolor y peligro (39),
múnmente». El reconocimiento del carácter ficticio de una represen- «sin hallarnos realmente en tales circunstancias», y se distingue de la
tación trágica, pues, nada tiene que ver, en opinión de Burke, con la belleza, porque esta, más bien, se refiere a aquellas cualidades de las
pasión que provoca. De hecho, Burke está «Convencido de que expe- cosas que «provocan en nosotros un sentimiento de afecto y ternura,
rimentamos cierto placer, y no pequeño, en las verdaderas desgracias o cualquier otra pasión lo más parecida a estaS>>.
y pesares de los demás)), y que nuestro deleite se eleva cuando el que Burke (1997: 41) finaliza la primera parte de su indagación con
padece es, efectivamente, «una persona excelente que se hunde bajo una reflexión sobre cómo la dilucidación de los principios del gusto
una fortuna inmerecida>>; y más aún, cuanto menos ficticia nos parece ha de influir en la composición de las artes. En su opinión, «el arte
la representación de una tragedia, mayor es su efecto en nosotros. nunca puede dar las reglas que hacen un arte»; los artistas, pues, no
Tal deleite no es condenado por nuestro autor, sino todo lo contra- han de imitarse unos a otros, porque esto los limita a un círculo re-
rio. Este placer mezclado con cierto malestar nos permite acercarnos ducido. Más bien, deberían seguir el modelo natural que ofrecen los
principios presentes en cada hombre, pues, las afecciones de !o bello
y lo sublime, como hemos visto, en opinión de Burke, así como las
64. Como en el caso de la Poética de Aristóteles.

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relaciones sociales que de ello se derivan, tienen sus orígenes en los y son más susceptibles de generar afecciones sublimes, mientras que una
sentidos y en pasiones anteriores a todo juicio, que todos comparti- idea clara para el entendimiento no es otra cosa que una pequeña idea.
mos, siempre en relación con el placer y el dolor. En este sentido, un arte que utiliza la oscuridad y la confusión como
medios de expresión estará mucho más cerca de lograr una afectación
sublime que aquel que muestra de manera demasiado clara sus ideas.
Las pasiones sublimes Aparte de la idea del peligro y cualquiera que produzca un efecto
similar, Burke (1997: 48) señala que no hay «nada sublime que no sea
En la segunda y tercera partes Qe su indagación, Burke se dedica a alguna modificación del poden>. El poder es sublime por su relación
explorar las variadas pasiones relacionadas con lo sublime y lo bello, no solo con lo oscuro y amenazante, sino con las nociones de fuerza
respectivamente. y violencia en tanto que no las podemos someter para usarlas a vo- ~·

Acerca de lo sublime, comienza afirmando que su pasión caracte- !untad y obtener de ellas algún placer. Cuando un gran poder se eleva
rística, en su grado más alto, es el asombro, en el sentido de un estado sobre nosotros, sea este natural o el de alguna fi$ura o institución
del alma en el que los movimientos son suspendidos con cierto grado social, es el sufrimiento y el dolor lo que se impone de manera terro-
de horror (Burke, 1997: 42), porque «la mente está tan llena de su rífica, mientras que, cuando dominamos su fuerza, lo despreciamos.
objeto, que no puede reparar en ninguno más, ni en consecuencia Así, por ejemplo, la idea de divinidad, al ser considerada, desde un
razonar sobre el objeto que la absorbe>>. Los efectos inferiores de lo punto de vista intelectual (50), como ((una idea co~pleja del poder, la
sublime son «admiración, reverencia y respetO>>. sabiduría, la justicia y la bondad», afecta muy poco a la imaginación
Las dos causas principales que Burke identifica de dicha pasión son y las pasiones. Sin embargo, al tratar de representarla sensiblemente,
el miedo ante la percepción del dolor y la muerte, en relación al peligro su efecto es distinto, porque nos topamos ante nuestra incapacidad de
que amenaza la autoconservación, y la oscuridad, en tanto imposibilidad acceder a este tipo de ideas a través de imágenes, enfrentándonos a
de determinación de lo que se presenta a la percepCión. Sobre el miedo, nuestras limitaciones naturales. La gradación más elevada del poder,
Burke destaca las asociaciones que solemos hacer ~ntre lo terrorífico, lo por tanto, en función de cómo afecta nuestro gusto (52), es aquella
admirable, lo reverenciable y lo respetable, pues todos están ligados a un en ((donde nuestra imaginación finalmente se pierde; y vemos que el
mismo tipo de asombro. Sobre la oscuridad, nos muestra que esta parece terror, a medida que aquel [poder] progresa, es un compañero insepa-
ser una de las condiciones de toda cosa terrible, en el sentido de lo que rable y que aumenta con este, hasta donde logramos seguirlos».
es incierto y confuso. De hecho, la oscuridad parece intensificar nues- En función de estos principios, lo sublime encuentra múltiples ma-
tras pasiones, mientras que la claridad (Burke, 1997: 45) «no contribuye nifestaciones que Burke explora. Las privaciones en general que, al ser
mucho a afectar las pasiones, al igual que es un enemigo para cualquier demasiado grandes, se vuelven terribles, como la vacuidad, la oscuri-
entusiasmo>>. La ignorancia, pues, pareciera ser <da causa de toda nuestra dad, la soledad, el silencio; la sensación de vastedad provocada por re-
admiración y la que excita nuestras pasiones)), reforzando la tesis de que giones de grandes dimensiones o las dimensiones demasiado pequeñas,
no es la racionalidad y el reconocimiento lo que provoca nuestras más como aquella que vinculamos a la infinita divisibilidad de la materia¡ las
elevadas afecciones, sino procesos más elementales e, incluso, opuestos. nociones de infinidad, sucesión y uniformidad en cuanto tratamos de
Ideas demasiado grandes o difíciles de abarcar por el entendimiento, representarlas a través de la imaginación; todo aquello que se encuentra
como las de eternidad o infinidad, por ejemplo, generan confusión en construcción o que no puede determinarse como acabado; las di-

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ficultades que parecen imposibles de superar o esfuerzos demasiado identificar cierta proporción. Es más, frecuentemente, (70) «el método
grandes; lo magnífico que no puede ser subsumido bajo un orden; la y la exactitud, el alma de la proporción, resultan más bien perjudicia-
luz, en tanto que ciega y no nos ayuda a identificar objetos; los sonidos les que beneficiosas para la causa de la belleza>>. Después de varias
y olores excesivos; el dolor corporal intenso que amenaza la autocon- consideraciones sobre la noción de proporción en objetos de la na-
servación. Todo esto genera en nuestro gusto un deleite que, a partir de turaleza, como animales, plantas y humanos, Burke desecha la idea
principios naturales y universales, con base en los sentidos y la imagina- de que existan proporciones o modelos naturales a los cuales cada
ción, como se ha visto, no se identifica ni con el dolor ni con el placer, individuo se adecua con mayor o menor grado de perfección, por lo
sino que, en relación a estas afecciones inmediatas y positivas, como en que más bien opina que (75), ((si la proporción no opera mediante un
una especie de conflicto, se manifiesta de manera indirecta y negativa. poder natural con arreglo a ciertas medidas, tiene que ser con arreglo
a la costumbre o a la idea de utilidad». Entonces, si la proporción tiene"
que ver con el modo en que acostumbramos percibir, ya sea natural-
mente o por cuestión de uso y conveniencia, la belleza le resulta ajena
Las pasiones bellas
porque (76), «en realidad, lo que nos afecta es extrehladamente raro e
inacostumbrado. Lo bello nos impresiona tanto por su novedad como
Burke (1997: 67) define la belleza como «aquella cualidad o aque-
por lo deforme)). La proporción, pues, presenta una especie de me-
llas cualidades de los cuerpos, por las que estos causan amor o alguna
diocridad que no congenia con el efecto de la bell eza. Sin embargo,
1

pasión parecida a él>>, limitándose a lo meramente sensible. Distingue,


¿cómo podríamos distinguir a esta de lo que es igualmente extraordi-
además, el amor del deseo o lascivia, siendo lo primero la satisfacción
nario, pero que más bien repugna por su fealdad?
provocada por la contemplación de algo bello, lo segundo ((una ener-
La proporción y la adecuación a cierto modelo producen un tipo
gía de la mente que precipita a la posesión de ciertos objetos>>.
de satisfacción que tiene que ver más con la aprobación y el asenti-
Bajo estos conceptos, Burke cuestiona la idea tradicional de que la
miento del entendimiento que con el amor. Se juzgan con respecto a
belleza consiste en ciertas proporciones entre laS partes que integran
un uso o un fin. Su medida es la razón, no la pasión o el apego. Por
un objeto. La proporción, como toda idea de orden (Burke, 1997: 68),
ello, la belleza y la virtud moral no son equivalentes ni necesariamen-
(<se refiere casi por completo a la conveniencia.>> y, por ello, es una te compatibles, además de que la primera no genera los sentimientos
causa que se relaciona más con el entendimiento que con la imagina- de admiración y respeto que puede ocasionar, como se ha visto, algo
ción. En realidad, para nuestro autor, <da belleza no exige auxilio de sublime. Sin embargo (Burke, 1997: 83-84), la belleza «afecta dema-
nuestro razonamiento; nada tiene que ver tampoco !a voluntad>>. La siado como para no depender de algunas cualidades positivas>> y, al
idea de proporción, en cambio, exige conciencia de las relaciones de no ser producto de la razón o la voluntad, se debe, en opinión de
las partes con respecto al todo, o de los medios con los fines; cálculos, Burke, ((concluir que la belleza es, en su mayor parte, alguna cualidad
mediciones y especulaciones de tipo matemático o práctico, cuyos de los cuerpos que actúa mecánicamente sobre la mente humana me-
juicios se realizan de mejor manera cuando la mente se encuentra en diante la intervención de los sentidos)), con lo que, al cuestionamos
un estado de neutralidad o indiferencia con respecto al objeto que la sobre sus causas, lo pertinente es indagar en la disposición de las cua-
ocupa. «Pero seguramente, la belleza no es una idea que se pueda lidades sensitivas en las cosas que nos provocan amor.
medir, ni tiene nada que ver con el cálculo y la geometría», por lo que Así, en una exploración del efecto de lo bello sobre nuestros sen-
también podemos encontrar belleza en cosas en las que no podemos tidos, parece ser, de hecho, que es opuesto al de lo sublime, en el

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sentido de que, mientras este es provocado por cosas grandes, terri- Ahora bien, si lo propio de lo sublime es la tensión, es decir, una
bles, poderosas y amenazantes, el primero más bien proviene de cosas especie de dolor, lo que se ha de indagar es «CÓmo se puede derivar
pequeñas, placenteras, familiares, que invitan a acercarse a ellas más ninguna especie de deleite de una causa aparentemente tan opuesta)}.
que a mantener una prudente distancia, siendo la fealdad, en cam- Para responder a la cuestión, Burke hace referencia al ejercicio físi-
bio (Burke, 1997: 89), ({suficientemente compatible con una idea de co y a la tensión que es necesario ejercer sobre el cuerpo para sacarlo
lo sublime>>, aunque como tal no se igualan, a menos que lo feo se de los perjudiciales estados lánguidos e inactivos (Burke, 1997: 100),
halle unido «a cualidades como las que excitan un fuerte terror}}. Lo la cual <<se asemeja al dolor[ ... ] en todo salvo en grados)}. De manera
moderadamente pequeño, lo liso, Jo frágil y delicado -sin caer en la análoga, Burke piensa que las facultades del alma, para mantenerse
debilidad-, lo limpio y de tono suave, la claridad, lo apacible, todo en buen estado, necesitan ser sacudidas y trabajadas. Sin embargo, no
ello, en cambio, genera un agradable sentimiento próximo (93) <<a una basta la acción física para mover estas partes más finas; se <<requiere
especie de melancolía>> que no puede ser clasificado bajo un concep- una especie de terror)}. Así pues, si las tensiones propias del dolor y el
to de utilidad o de finalidad específicos. terror no conducen a una violencia dañina, peligrosa o perturbadora,
sino que, a pesar de su intensidad, no atentan contra·' la autoconserva-
ción de la persona, producirán en esta un deleite; no un placer, que
Las causas de lo sublime y lo bello más bien la mantendría en uri estado de languidez, que a la larga la
perjudicaría (1 01 ), «sino una especie de horror delicioso, una especie
En la cuarta parte del texto, Burke indaga sobre las afecciones de de tranquilidad con un matiz de terror)}. Un asombro, en su grado más
la mente que causan en el cuerpo los efectos propios de lo bello y lo alto; «pavor, reverencia y respeto», en los inferiores.
sublime, presuponiendo una íntima y estrecha conexión entre lamen- Cualquier modo de afectación sublime puede ser entendido, para
te y el cuerpo (Burke, 1997: 98), al grado de que ({uno es incapaz de Burke, bajo dicha lógica. Los objetos demasiado grandes, por ejem-
dolor o de placer sin el otro}}. plo, causan tensión en la membrana ocular y en los nervios y múscu-
La primera relación entre mente y cuerpo que ,aborda es la del do- los relacionados, de manera que, entre más difícil es abarcarlos, como
lor y el miedo. Ambos, para nuestro autor (Burke,' 1997: 97), ({actúan cuando intentamos hacerlo de una sola vez y de manera uniforme, en
sobre las mismas partes del cuerpo>> y «Consisten en una tensión de los tanto que nuestros órganos no encuentran la oportunidad de relajarse,
nervios que no es natural)}, en el sentido de que van acompañados de la persona experimenta una sensación que se aproxima al dolor. De
una fuerza anormal. La diferencia entre ambos es que «las cosas que manera análoga, la idea de infinito refiere a una sucesión uniforme
causan dolor operan en la mente mediante intervención del cuerpo; de grandes partes que, en el esfuerzo de ser representadas como un
mientras que las cosas que causan terror generalmente afectan a los todo, generan tensión. Así, toda sucesión de cualquier tipo de imagen
órganos corporales mediante la actuación de la mente que sugiere (auditiva, visual, etc.), siempre y cuando sus reiteraciones sean simi-
peligro)}. En este sentido, el terror, una de las pasiones características lares o uniformes, pues las variaciones moderadas más bien permiten
de lo sublime, puede considerarse causa de (99) <<Una tensión anormal relajación, pueden producir, en el aumento de tensión, la emoción
y de ciertas emociones violentas de los nervios)}, por lo que, en conse- de lo sublime. La tensión que experimentamos en la oscuridad sería
cuencia, una pasión distinta, que no necesariamente implique peligro y un ejemplo. Igualmente, variaciones repentinas, pronunciadas o muy
que motive una tensión semejante, puede ser una causa de lo sublime. violentas, también son capaces de causar dichas tensiones.

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Por su parte, la belleza, en oposición a lo sublime, sería más bien por el sonido, y la afección del alma. 66 No toda composición ha de
(Burke, 1997: 112) «Una tendencia natural a relajar las fibras>>, y lapa- cumplir necesariamente con los tres, siendo que, en ocasiones, debe-
sión del amor sería, por tanto, <<producida por esta relajacióm, tanto mos separar la representación del sonido y del afecto. Por ello, un dis-
en la mente como en el cuerpo, por los objetos bellos. Así, contra los curso que, en conjunto, refiere a cosas irreales, puede afectarnos fuerte-
ejemplos de lo sublime, lo bello más bien se relaciona con la lisura, la mente. En este sentido, la retórica y la poesía no buscan describir algo
dulzura, la suavidad, los objetos que por su moderada pequeñez pue- (Burke, 1997: 129), sino <<afectarnos más bien mediante la simpatía que
den ser fácilmente abarcados por la vista, las variaciones atenuadas mediante la imitación¡ más bien mostrar el efecto de las cosas en la
que nos relajan placenteramente y sin aburrirnos, así como los colores mente del que habla, o de los otros, que dar una idea clara de estas mis-
suaves, claros y que tienden a la transparencia. mas cosas>>. Las palabras, pues, nos afectan mediante representación en
tanto que no necesitan la presencia de aquello de lo que hablan. Así, si
Las palabras y las pasiones una palabra, en su uso, por ejemplo, representa algo grande o podero-
so, es adecuada para causar un efecto sublime, aun ;y cuando aquello
La quinta y última parte de la obra está dedicada a indagar cómo de lo que habla no esté presente o no exista. Las palabras, entonces,
las palabras pueden provocar efectos bellos y sublimes. Ellas, en opi- afectan como las representantes de cosas naturales y nos afectan igual o
nión de Burke, afectan de manera distinta a lo que solo lo hace en más que ellas, dependiendo de la manera en que las Utilicemos en una 1

virtud de disposiciones naturales o de las leyes de la razón. composición. Si la composición es sumamente culta, racional y crítica,
Lo común de los diversos usos de las palabras, ya sea en la poesía, su efecto tenderá a la claridad y, por lo tanto, perderá fuerza¡ si lo que
la elocuencia o la conversación ordinaria (Burke, 1997: 121), es que se busca es la exaltación de los afectos, <<surtirá su efecto sin ninguna
«afectan la mente despertando en esta ideas de aquellas cosas para idea clara, y a menudo sin ninguna idea, de la cosa que originalmente
las que la costumbre les ha señalado significar)). Para lograrlo, se hace le ha dado lugar)). Podemos concluir, por tanto, bajo esta perspectiva,
uso de distintos tipos de palabras 6s y de diversas Composiciones entre que una obra de arte, la poesía o la retórica, excitan nuestras pasiones
ellas, que no necesariamente han de referir a unq. idea real, pero que, más como objetos naturales, que por el reconocimiento racional de las
al ser aplicadas en situaciones particulares, sabemos lo que significan ideas que expresan y los objetos a los que remiten.
y producen ciertos efectos. Así, en referencia a una observación de
Locke, las palabras relacionadas con el vicio y la virtud, por ejemplo,
suelen ser enseñadas antes de los modos particulares de acción, de 4.3. lo sublime en Kant
lo que podemos inferir que lo que de ellas importa, en realidad, es su
aplicación y no aquello a lo que refieren. Nos afectan, pues, incluso 4.3.1. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime
sin el momento en el que aquello que dicen tiene lugar.
Para Burke, las palabras producen tres efectos en la mente del que La fundamentación kantiana de los juicios estéticos retoma las no-
escucha: el sonido, la pintura o representación de la cosa significada ciones acerca de los sentimientos de lo bello y lo sublime de pensado-
res como Longino y Burke, y se encarga de establecer sus principios
65. Las agregada.1, que representan ideas simples unidas por la naturaleza; las simples y abstracws,
que contienen una simple idea de las composiciones de la naturaleza; las compuestas y abstractaó, que 66. Las palabras agregadas y las simples y abstractas cumplen con los tres efectos, mientras que las
están formadas de la unión arbitraria de las anteriores y de las variadas relaciones entre ellas en grados. compuestas y abstractas, solo con el primero y el tercero.

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de enjuiciamiento en el marco de la subjetividad trascendental, carac- de sublimidad: la terrorífica, ligada a un sentimiento de terror o de
terística de su filosofía crítica. melancolía; la noble, en la que acontece un asombro tranquilo; y la
Desde su ensayo de 1764, Observaóones sobre el sentimiento de magnífica, en la que se da un sentimiento de belleza extendido sobre
lo bello y lo sublime, Kant ya muestra interés sobre el tema de nuestras una disposición sublime. Todos ellos, como en Burke, relacionados
afecciones en función de la formación moral y el desarrollo cultural, con ciertas características, como la grandeza, la sencillez, la oscuri-
sin desarrollarlo sistemáticamente. Se trata de un texto cuyo atractivo dad y la profundidad, en oposición a la pequeñez, el engalanamiento,
radica en la identificación de algunas de las intuiciones de Kant sobre la claridad y la delicadeza de lo bello.
el tema, desde un punto de vista moral y psicológico¡ una obra llena Ahora bien, en el segundo capítulo, Kant realiza una interesante
de todo tipo de observaciones sobre diversos caracteres individuales y reflexión sobre aquellas cualidades que en el hombre, en general, son
colectivos, desde perspectivas tan variadas como la reflexión sobre los bellas o sublimes, lo cual bien puede ayudarnos a comprender las
géneros, las nacionalidades y la cultura en general. causas o facultades que en los individuos provocan tales sentimientos.
Entre aquello que podemos rescatar del texto, hemos de tomar en Así, la inteligencia, la audacia, la veracidad, la rectitud y todo lo que
cuenta la caracterización de los mencionados sentimientos en función infunda respeto, es sublime, mientras que el ingerlio, la astucia, lo
de los objetos que los suelen provocar, destacando que, ya desde esta atractivo y la amabilidad, son bellos. En este tenor, lo sublime es un
obra, Kant (1957:11) señala que los distintos modos de afectación, de sentimiento más poderoso qué lo bello, sin embargo, por ello mismo,
1

contento o disgusto, «obedecen menos a la condición de las cosas ex- más fatigoso. Suele dar dignidad y elevación, así co mo asociarse con
ternas que las suscitan que a la sensibilidad peculiar de cada hombre lo trágico, dependiendo de aquellas cualidades y facultades que, para
para ser grata o ingratamente impresionado por ellas)). darse o funcionar, requieren de grandes esfuerzos. En contraste, lo
En opinión de Kant, los sentimientos de lo bello y lo sublime, aun y bello más bien es desenfadado, cómico y hasta ridículo. Puede, ade-
cuando pueden ser experimentados por las almas más comunes, son de más, haber algo bello y sublime hasta en nuestros vicios y defectos, e
naturaleza más fina que el resto de aquellos en los que se juega la satis- incluso dichas cualidades pueden degenerar; en el caso de las subli-
facción de nuestras inclinaciones. El refinamiento de estos sentimientos mes, en lo monstruoso y extravagante, creando caracteres fantásticos
radica en que pueden ser disfrutados largamente (Kant, 1957:12), «Sin y chiflados; en el caso de las bellas, en la frivolidad.
saciedad ni agotamiento, bien porque supone en el alma una sensibili- En tanto que las cualidades sublimes suelen estar asociadas a la
dad que la hace apta para los movimientos virtuosos, o porque pone de inteligencia, también lo están los productos y actividades más propios
manifiesto aptitudes y ventajas intelectuales», provocando, en ambos y, podríamos decir, más puros de esta, como el dominio de las pasio-
casos, sensaciones de naturaleza agradable, aun y cuando, como en el nes y sus virtudes características, las representaciones matemáticas de
caso de lo sublime, pueda estar involucrado el terror. infinitud o las representaciones metafísicas de eternidad. Con esto, lo
A partir de estas bases, Kant se dedica a contraponer ambos senti- propiamente moral, a saber, el deber en cuanto tal, el cual ha de ser
mientos, caracterizándolos con diversos adjetivos y ejemplificándolos universal y apoyarse en una determinación autónoma de la voluntad,
a través de variadas manifestaciones. Así, mientras lo bello encanta y, es sublime y, a su vez, frío (Kant, 1957: 25), pues «no es posible que
de manera análoga a Burke, es susceptible de ser amado, lo sublime, nuestro pecho se interese delicadamente por todo hombre ni que toda
en su conmoción, provoca sensaciones de genuina amistad, despre- pena extraña despierte nuestra compasión>>. Lo sublime, pues, en esta
cio de lo mundano y de eternidad. En su opinión, existen tres tipos obra de Kant, de manera más decidida que lo bello, establece una

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distancia entre los individuos y la realidad en general, que permite el cada hombre, independientemente de su circunstancia, por igual. Y,
respeto y el ejercicio de la virtud con base en la autonomía. Así, una sin embargo, también, en su degeneración, puede volverse melancóli-
persona de carácter sublime suele actuar por deber, aun en contra de co, fanático, temerario, colérico y monstruoso.
las circunstancias y de lo que piensen los demás, mientras que una Finalmente, por los fines que aquí interesan, cabe destacar que
persona que tiende a la belleza (26), <<no obra según reglas encami- la expresión de lo bello, tanto en los caracteres individuales, como
nadas a la buena conducta en general» y busca más bien agradar a en los colectivos y en al arte, se relaciona con la diversidad; con una
los demás. «La verdadera virtud, por tanto, solo puede descansar en riqueza que no se deja abarcar y que se opone, a la vez, a lo que re-
principios que la hacen tanto má~ sublime y noble cuanto más gene- pugna. La expresión sublime, por su parte, se relaciona con la unidad
rales>>, sin que se trate de reglas especulativas, «Sino la conciencia de que pretende abarcarlo todo y que, en su generalidad y grandeza, nos
un sentimiento que vive en todo pecho humano, y cuyo dominio es sobrecoge. En este sentido, para Kant, la humanidad puede ser conce-
mucho más amplio que el campo de la compasión y la complacen- bida como un cuadro en el que se expresan, a través de los diversos
cia>>, las cuales (27), «son fundamentos de bellas acciones» que, para grupos e individuos que la componen, de sus géneros·, de sus naciona-
ser realmente virtuosas, necesitan el complemento de una inclinación !idades y de sus actividades culturales, la belleza y Ja' sublimidad; un
que nos aleje del egoísmo y el interés por los placeres inmediatos, cuadro (Kant, 1957: 41) «donde la unidad se transparenta en la grande
permitiendo el recto seguimiento del deber. Lo sublime permite di- diversidad y el conjunto de la naturaleza moral se muestra en sí bello
'
cha distancia en función del terror que provoca en su más alto grado, y digno». Bello por variado, digno por sublime.
limitando al alma y permitiéndole ver los peligros que debe vencer,
así como (29) «la grave, aunque grande, victoria del dominio sobre sí
misma»; mientras que, por otro lado, la belleza deja que nos llevemos 4.3.2. La Crítica del juicio
por la compasión y la benevolencia, sujetándonos al cambio de las
circunstancias, sin un principio lo suficientemente general como para La función de la Crítica del juicio dentro del sistema de la filosofía
actuar de manera sólida y autónoma. crítica kantiana, es la de tender un puente entre la razón especulativa
Ahora bien, la frialdad de lo sublime no implica ausencia de sen- y la práctica, entre lo empírico y lo suprasensible, entre naturaleza y
saciones, sino todo lo contrario; se trata de una conmoción más in- libertad, entre el entendimiento y la razón, estableciendo principios
tensa. Más seria, pero, por lo mismo, no menor. Para Kant, hay cierta a priori comunes a ambas dimensiones, a saber, los fundamentos de
fascinación en lo sublime en oposición al encanto de lo bello. Su nuestra facultad de juzgar, vinculada a nuestros sentimientos de placer
bienestar es, aunque intenso, una satisfacción tranquila y, a su vez, y dolor, que no son regidos ni por el entendimiento ni por la razón,
más constante que lo bello, porque lo sublime mueve a los hombres a con el fin de concebir, en función de ello, la posibilidad de realizar
(Kant, 1957: 31) «ordenar sus sensaciones bajo principios» generales. nuestra libertad en el mundo natural, gobernados bajo los mandatos
Lo sublime, pues, en tanto que elevado sentimiento, permite subordi- de la ley moral.
nar, en su amplitud, a los inferiores. Por ello, en virtud de este senti- La crítica está dividida en dos grandes partes, un prólogo y una
miento, un individuo puede sentir, más allá de sus inclinaciones por introducción. La primera parte, la cual ocupará nuestro interés, está
lo que place de manera inmediata o por su identificación con algún dedicada a la crítica del juicio estético. La segunda, a la del juicio
otro individuo en particular, respeto por la humanidad en general; por teleológico. A su vez, la primera parte está divida en dos secciones,

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una de análisis y otra de crítica del juicio estético. La sección ana- El Juicio, entonces, en relación a nuestras facultades de conoci-
lítica se divide en dos, una dedicada al juicio sobre lo bello y otra, miento, para Kant (2007: 73), «forma un término medio entre el enten-
al de lo sublime, de las cuales se deriva la deducción de los juicios dimiento y la razón», a lo cual se pregunta si también está constituido o
estéticos puros. Será, pues, nuestra labor adentrarnos en la analítica regulado por principios a priori y si puede dar la regla al sentimiento de
de lo bello y lo sublime para comprender cómo de ellas se deduce placer y dolor en tanto enlace entre las facultades de conocer y desear.
el juicio estético, con el fin de determinar las relaciones que, según Ahora bien, de existir, el principio característico del juicio no debe
Kant, en dicho tipo de juicio se dan entre nuestros afectos y facultades ser derivado de conceptos a priori (Kant, 2007: 74), «pues los con-
de conocimiento. Para ello, sin embargo, antes hemos de exponer los ceptos pertenecen al entendimiento y el Juicio se ocupa tan solo de
motivos de la Crítica del juicio y las definiciones fundamentales de las su aplicación>). Se debe, más bien, dar un principio por medio del
que parten sus principales argumentos. cual no se conozca, pero que le sirva al juicio como regla, «aunque
no regla objetiva)}. Tal tipo de regla, para Kant, se da sobre todo en los
juicios estéticos que se refieren a lo bello y lo sublim~ de la naturaleza
4.3.2.1. De los propósitos y definiciones de la Crítica del Juicio o del arte, pues en ellos no se contribuye en nada al conocimiento
de las cosas enjuiciadas y, sin embargo (75), «muestran una relación
1!
Desde el prologo, Kant explica los propósitos de su Crítica del inmediata de esta facultad con el sentimiento de pla,cer o dolor, según
juicio. Por un lado, la Crítica de la Razón Pura es concebida como algún principio a priori», sin confundirlo con el principio de deter-
la investigación de la posibilidad y límites de la facultad de conoci- minación de la facultad de desear que tiene su base en las ideas de
miento teórico por principios a priori. Así, en tanto que solo se ocupa la razón, ni con el principio de los juicios lógicos con base en con-
del conocimiento, excluye la investigación relacionada con nuestra ceptos del entendimiento, pues de ninguno de ellos se puede sacar
facultad de desear y con nuestros sentimientos de placer y dolor, ex- una conclusión inmediata sobre los sentimientos de placer o dolor. La
cluyendo, a su vez, la exploración de la razón y de nuestra facultad preocupación de Kant, en esta crítica, por tanto, no tiene pretensiones
de juzgar, centrándose en el análisis del entendimiento, pues solo este de cultivar o formar el gusto. Su interés, como en sus otras dos críticas,
puede proporcionar principios del conocimiento constitutivos a priori. es exclusivamente trascendental.
Lo propio del entendimiento, pues, es prescribir a priori leyes para la Así pues, tenemos que, para Kant, la filosofía se divide en teórica
naturaleza, considerando esta (Kant, 2007: 72) <<como el conjunto de o de la naturaleza y práctica o moral, habiendo respectivamente dos
los fenómenos (cuya forma es igualmente dada a priori)». clases de conceptos: sobre la naturaleza y sobre la libertad. Las reglas
Por otro lado, las ideas de la razón trascienden nuestra facultad de del arte y de la habilidad en general (Kant, 2007: 81), «en cuanto
conocimiento teórico y sirven de principios regulativos (Kant, 2007: sus principios descansan sobre conceptos, deben contarse solo como
72) <<para contener las inquietantes pretensiones del entendimiento)), corolarios de la filosofía teórica, pues ellas conciernen tan solo a la
así como para establecer los límites en que es posible conducirse en posibilidad de las cosas según conceptos de la naturaleza)}. A la na-
relación a la naturaleza «según un principio de integridad». La razón, turaleza, por su parte, pertenecen tanto los medios utilizados, como
pues, solo encierra principios constitutivos a priori en relación a nues- la voluntad «en cuanto puede ser determinada, según aquellas reglas,
tra facultad de desear, y su investigación ha de ser concebida como por medio de motores naturales>>. Dichas reglas se llaman precep-
una crítica de la razón práctica. tos, y no leyes, al entrar no solo bajo el concepto de naturaleza, sino

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también bajo e! de libertad. Por lo mismo, tampoco pueden contarse Para Kant (2007: 87), las facultades del alma pueden reducirse a
entre las leyes formales de la filosofía práctica, porque se basan en tres, que no se dejan deducir de una base común: da facultad de
un conjunto de reglas (82) <<exclusivamente técnico-prácticas, enca- conocer, el sentimiento de placer y dolor y la facultad de desear».
minadas a producir un efecto que es posible según conceptos de !a Entre la facultad de conocer y de desear, Kant supone que, de ma-
naturaleza de las causas y de los efectos>>, y no descansan, como las nera análoga al lugar intermedio del Juicio entre el entendimiento y
leyes morales, solo sobre el principio suprasensib!e que da a conocer la razón, está el sentimiento de placer y dolor. Así, puesto que es de
el concepto de libertad. suponer que el Juicio encierra un principio a priori (89), ((y que, ya que
Ahora bien, a pesar de que la facultad de conocer tiene dos es- necesariamente placer o dolor va unido a la facultad de desear [... ],
feras, la teórica y la práctica, y de que entre ellas hay un abismo in- [el Juicio] realiza también un tránsito de la facultad pura del conocer
franqueable, siendo que el tránsito entre ambas, de lo sensible a lo [... ] a la esfera del concepto de la libertad, del mismo modo que en
suprasensib!e, parece imposible, el territorio sobre el cual la filosofía el uso lógico hace posible el tránsito del entendimiento a la razón».
en general (Kant, 2007: 83) <<ejerce su legislación continúa siendo solo El análisis del Juicio, por tanto, es fundamental C:n la comprensión
'
el conjunto de los objetos de toda experiencia posible, en cuanto que del tránsito entre las operaciones mentales del entendimiento y de la
no son considerados más que como meros fenómenos». Debe haber, razón, mientras que el sentimiento de placer y dolor, es la facultad del
por tanto, cierta integridad entre nuestro conocimiento del mundo y alma a través de la cual podemos comprender el vínculo de la esfera
'
nuestra actuación en él; ambas esferas se deben influir (86): de! conocimiento con el de la libertad.
El Juicio, en general, es definido por Kant (2007: 89) como «la
El concepto de libertad debe realizar en el mundo sensible el fin propuesto por facultad de pensar lo particular como contenido en lo universal>). Si lo
sus leyes, y la naturaleza, por tanto, debe poder pensarse de tal modo que al
menos la conformidad a leyes de su forma concuerde con la posibilidad de los
universal es dado, el Juicio que subsume en ello lo particular es deter-
fines, según leyes de libertad, que se han de realizar en ella. minante. Si solo es dado lo particular, sobre lo cual el Juicio debe en-
contrar lo universal, es reflexionan te. El juicio determinante, por tanto,
La investigación de la posibilidad del fundamento para la unidad solo subsume contenidos bajo una ley ya dada, que «no tiene nece-
de la libertad y la naturaleza, que permita el tránsito de una a otra, es sidad [... ] de pensar por sí mismo [... ] con el fin de poder subordinar
el objetivo de la Crítica del juicio, a pesar de no tener esfera caracte- lo particular en la naturaleza a lo universal». El juicio reflexionante,
rística propia, ni ofrecer algún conocimiento teórico o práctico, con por su parte, asciende de lo particular, contingente y diverso en la
lo cual, lo que también está en juego es la posibilidad del fundamento naturaleza, a lo general; «necesita, pues, un principio que no puede
del arte y las actividades que requieren habilidad técnica en general. sacar de la experiencia». Debe, por tanto, darse a sí mismo, como
Kant identifica el Jucio como la facultad de conocimiento que ocupa principio, una ley trascendental que no está dada de antemano ni pue-
el término medio entre el entendimiento y la razón, y supone que, si de prescribir a la naturaleza. Esta ley ha de ser considerada como una
bien, quizá no posee una legislación propia, al menos tiene su propio unidad semejante a las leyes generales de la naturaleza que tienen su
principio (Kant, 2007: 87), «uno subjetivo y a priori[ ... ], el cual, aun- base en el entendimiento (91 ), ((para hacer posible un sistema de la
que no posea campo alguno de los objetos como esfera suya, puede, experiencia según leyes particulares de la naturaleza)). Sin embargo,
sin embargo, tener algún territorio y una cierta propiedad del mismo, tal principio sirve solo para reflexionar, para dar unidad a lo particular
para lo cual f... ] solo e] tal principio sería va[ederO>l. sin que haya dada de antemano una ley que lo determine. La facultad

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de juzgar, por tanto, «Se da, de ese modo, una ley solo a sí misma y con una experiencia posible y coherente, «Unidad que nosotros no
no a la naturaleza>>. tenemos que fundar, pero pensable, sin embargo, y conforme a ley>>,
En relación a lo anterior, Kant (2007: 91) llama fin al «concepto representada como finalidad de los objetos en un juicio reflexionante.
de un objeto, en cuanto encierra al mismo tiempo la base de la reali- Ahora bien:
dad de ese objeto)), siendo la finalidad <da concordancia de una cosa
Ese concepto trascendental de una finalidad de !a naturaleza, no es, empero, ni
con aquella cualidad de las cosas que solo es posible según fines)). un concepto de la naturaleza ni un concepto de la libertad, porque no añade
La finalidad es, pues, un principio de Juicio «con relación a la forma nada al objeto [. .. ],sino que representa tan solo la única manera como nosotros
hemos de proceder en !a reflexión sobre los objetos de la naturaleza [... ]; por
de las cosas de la naturaleza bajo leyes empíricas)), bajo el cual se
consiguiente, representa un principio subjetivo (máxima) del Juicio.
representa la naturaleza <<como si un entendimiento encerrase la base
de la unidad de lo diverso de sus leyes empíricas)). En tanto que dicha Como se ha mencionado, tal unidad en la finalidad no puede ser
unidad es solo un concepto que necesita darse a sí mismo el Juicio, demostrada ni examinada¡ es una necesidad del Juicio para establecer
la finalidad de la naturaleza es «un particular concepto a priori que una concordancia a priori entre la naturaleza y nuestra facultad de co-
tiene su origen solamente en el Juicio reflexionante>>i es un concepto nocimiento. Una necesidad para encontrar lo univerSal '
de lo particular
que solo se puede usar para reflexionar sobre la naturaleza y no para y el enlace de lo diferente, a través de un principio que no se prescribe
atribuir a sus productos una relación según fines. A su vez, el con- como ley de la naturaleza, ni se aprende por observación, pero que,
cepto de finalidad de la naturaleza es distinto al de finalidad práctica, en su aplicación, hace posible progresar en la expe~iencia, con el uso
tanto en el arte como en las costumbres¡ sin embargo, este último se de nuestro entendimiento, y adquirir conocimiento. Por ello, apunta
piensa según una analogía con aquel. El principio de finalidad de la Kant (2007: 96), «nos sentimos regocijados (propiamente aligerados,
naturaleza es un principio trascendental/7 pues no encierra nada em- después de satisfecha una necesidad), exactamente como si fuera una
pírico.68 El de finalidad práctica, en cambio, al ser pensado en la idea feliz casualidad [... ] cuando encontramos una unidad sistemática se-
de la determinación de una voluntad libre, es metafísico (Kant, 2007: mejante bajo leyes meramente empíricas». Así pues, hay cierto placer
92-93), 69 «porque e[ concepto de una facultad de desear, como una en la satisfacción de la necesidad del Juicio de darse un principio a
voluntad, tiene que ser empíricamente dado)), a pesar de ser igual- priori que prescribe una ley para sí mismo 71 y no para la naturaleza¡
mente a priori. 70 o, mejor dicho, «para la posibilidad de la naturaleza, pero solo en
Así pues, Kant (2007: 95-96) parte de que, para investigar la con- relación subjetiva>). Esto es así porque (99) la «Consecución de todo
tingente diversidad de las leyes de la naturaleza y sus productos, he- propósito va enlazada con el sentimiento del placer». Y, en este caso,
mos de presuponer y aceptar una unidad que enlace tal diversidad siendo que el sentimiento de placer está determinado por un funda-
mento a priori que establece una relación entre el objeto y la facultad
de conocer, sin hacer referencia a la facultad de desear, se distingue de
67. Se entie11de por prillcipio trasce11delltal (Kant, 2007: 92) «aquel por el cual se representa la con-
dición universal a priori bajo la cual solamente cosas pueden venir a ser objeto de nuestro co11ocimiento toda finalidad práctica de la naturaleza. Se trata, pues, de una especie
en general».
de admiración por la concordancia de nuestra facultad de conocer con
68. Los conceptos de objetos, pensados bajo este principio, no son más que conceptos puro> del
objeto del col"\ocimíento posible de experie11cla en ger~eral.
69. Por principio metafísico se entiende da condición a priori bajo la cual solame11te objetos cuyo
concepto debe ser dado empíricame11te pueden recibir a priori una mayor determinación•.
70. Porque (Ka11t, 2007: 93) «el enlace del predicado con el concepto empírico del sujeto de sus 71. Así como la autonomía es la posibilidad de una legislación propia, característica de la voluntad,
juicios no necesita más experiencia, sino que puede ser considerado como completamente a priori». la de una legislación que se da a sí mismo un sujeto, a través del Juicio reflexionante, e> heautonomía.

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la diversidad de las leyes de la naturaleza, haciendo posible, aunque objeto con las facultades del conocimiento del sujeto en las que se pro-
solo de manera contingente, la concepción de leyes más altas y prin- duce la representación de una finalidad, sea contingente.
cipios más sencillos. Lo contrario, en opinión de Kant (1 00-101 ), la Tal tipo de juicio es un juicio de gusto, y su única pretensión es
heterogeneidad, en cambio, «nos desagradaría por completo)), porque la de ser valedero para cada uno. Lo extraño y anormal de este juicio
«es un mandato de nuestro juicio el proceder, según el principio de es que, lo que se exige que sea aceptado como predicado del objeto
acomodación de la naturaleza a nuestra facultad de conocer, tan lejos juzgado, no es un concepto, sino un sentimiento de placer, como si se
como e!!o alcance[ ... ] sin decidir si tiene límites o no». tratara de un conocimiento del objeto (Kant, 2007: 1 04):
Lo propiamente subjetivo de la representación del objeto en el jui-
porque la base de este placer se encuentra en la condición universal, aunque
cio son sus cualidades estéticas, como la del espacio, en tanto forma subjetiva, de los juicios reflexionantes, que es, a saber: la concordancia final
a priori en la cual tenemos la intuición de las cosas, o la de la sensa- de un objeto (sea producto de la naturaleza o del arte) con la relación de las
facultades de conocer entre sí, exigidas para todo conocimiento empírico (la
ción, que expresa lo propiamente material de las representaciones.
imaginación y el entendimiento).
De lo subjetivo en una representación (Kant, 2007: 1 02), <do que no
!
puede de ningún modo llegar a ser un elemento de conocimiento, es Por estar fundados sobre .Principios a priori, es posible someter
el placer y dolor que con ella va unido>>, pues ello no nos dice nada los juicios de gusto a una crítica según su posibilidad, con base en la
sobre el objeto representado. De manera análoga, la finalidad de una capacidad de sentir placer n;:lcido de la reflexión so,bre la forma de las
cosa no es cualidad alguna del objeto mismo, sino que precede al cosas, la cual expresa, no una finalidad del objeto, ·como hemos visto
conocimiento como un elemento subjetivo. Por ello, la consideración (Kant, 2007: 105), sino «del sujeto con relación a los objetos, según su
de un objeto conforme a un fin, es solo tal «porque su representación forma y hasta su carácter informe, a consecuencia del concepto de li-
está unida con el sentimiento de placer, y esta representación misma bertad». En este sentido, la crítica que investiga sobre las condiciones
es una representación estética de la finalidad». de posibilidad del juicio estético debe indagar acerca de dos tipos de
Así, cuando una representación no es determinada por un concepto, juicio de gusto: el que reflexiona sobre la forma de un objeto y es re-
sino relacionada a un sentimiento de placer o dolpr, referirá solamente ferido a lo bello; y aquel en el cual la finalidad de un objeto es puesta
al sujeto y a la acomodación de la representación con las facultades de en relación con lo informe, considerado, por tanto, como «nacido de
conocimiento que entren en juego en un Juicio reflexionante que, por un sentimiento del espíritu» y no de un objeto, y referido a lo sublime.
necesidad, le asignará al objeto una finalidad formal (Kant, 2007: 103): Ahora bien, lo que aquí interesa es la crítica de los juicios estéticos,
«Semejante juicio es un juicio estético sobre la finalidad del objeto, que por su relación con los sentimientos de placer y dolor, y no tanto el otro
no se funda sobre concepto alguno actual del objeto, ni crea tampoco tipo de juicio que Kant analiza, a saber, el teleológico. La diferencia
uno del mismO>>. Lo juzgado es, por tanto, la mera forma del objeto entre uno y otro es que, en el primero, se juzga por medio de un sen-
en la reflexión «como la base de un placer en la representación de se- timiento de placer, mientras que, en el segundo, según conceptos. Por
mejante objeto, con cuya representación este placer es juzgado como ello, el segundo tipo de juicio, no es de gusto, sino lógico, y su función
necesariamente unido)), no solo para el sujeto que lo juzga, sino para es preparar al entendimiento para el conocimiento de la naturaleza a
todo sujeto en general, pues las condiciones de la conformidad a leyes través de un principio que dé unidad a las experiencias particulares, de
del Juicio a las que se ajusta la representación del objeto en la reflexión, manera empírica, en un juicio reflexionante, encontrando aplicación
son a priori y tienen valor universal, aun y cuando la concordancia del en la esfera teórica de la filosofía. Como se ha dicho, el juicio estético

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no aporta nada al conocimiento de los objetos ni a la determinación de el entendimiento, al sujeto y a su sentimiento de placer o dolor, y
nuestra voluntad, por lo que no encuentra sitio ni en la esfera teórica no al objeto. No genera, como se ha venido diciendo, conocimiento
ni en la práctica, sino solo en la crítica del sujeto que juzga y de sus alguno, porque la relación con el sentimiento no es objetiva, sino to-
facultades de conocimiento. Como sea, a pesar de no encontrar una talmente subjetiva. La representación en el juicio de gusto, por tanto,
aplicación directa en alguna esfera, la espontaneidad del juego de las no es vinculada a un fin, sino a la sensación de satisfacción; es referida
facultades del conocimiento que posibilita el placer ligado al juicio es- al sentimiento de la vida del sujeto. Para Kant (2007: 114), esto es su-
tético (Kant, 2007: 111), lo hacen aplicable para ((instituir el enlace de ficiente para fundar una facultad de discernir y de juzgar, distinta a la
la esfera del concepto de la naturaleza con la del concepto de la liber- que da conocimiento, que pone <da representación dada en el sujeto
tad, en cuanto favorece[ ... ] la receptividad del alma para el sentimiento frente a la facultad total de las representaciones, de la cual el espíritu
moral». Es, pues, nuestro interés, adentrarnos, a continuación, en las tiene consciencia en el sentimiento de su estado>>.
condiciones de posibilidad que Kant identifica en estos juicios, a través Ahora bien, la satisfacción propia de este estado, que determina
de la analítica de lo bello y lo sublime, para comprender sus modos de al juicio de gusto, es totalmente desinteresada, porque el interés es
afectación y los procesos involucrados. (Kant, 2007: 115) «la satisfacción que unimos con ta
'
representación
de la existencia de un objeto» y ello está siempre relacionado con la
facultad de desear. Según Kant/ en nuestro juicio sobre lo bello, no im-
4.3.2.2. Analítica de lo bello porta la existencia de la cosa, sino ((cómo la juzgamo's en la mera con-
templación (intuición o reflexión)». Lo que se juega en el juicio sobre
El análisis de las condiciones que determinan los juicios estéticos, lo bello es saber si la representación va acompañada de satisfacción,
en la crítica sobre nuestra facultad de juzgar, comienza con lo bello. siendo indiferente la existencia del objeto representado. Por ello, nos
El primer momento de la analítica tratará del juicio de gusto según su dice Kant (116), ((cuando digo que un objeto es bello y muestro tener
cualidad, porque, como indica la nota aclaratoria, el gusto se define gusto, me refiero a lo que de esa representación haga yo en mí mismo
aquí como la facultad de juzgar lo bello y los mornentos de su análisis y no a aquello en que dependo de la existencia del objeto>>. Un juicio
se han de establecer en relación a las funciones lógicas del juzgar interesado, para Kant, sería muy parcial y, por lo tanto, no sería puro.
(Kant, 2007: 114), ((pues en los juicios de gusto está encerrada, siem- ((No hay que estar preocupado en !o más mínimo de la existencia de
pre, a pesar de todo, una relación con el entendimiento» y porque lo la cosa, sino permanecer totalmente indiferente, tocante a ella, para
propio del método trascendental es estudiar el objeto en relación a la hacer el papel de juez en cosas del gusto».
facultad que hace posible el conocimiento del objeto, en este caso lo Por lo anterior, para Kant es de suma importancia contraponer la
bello, y los juicios que sobre él hacemos. Por otro lado, tratar primero satisfacción desinteresada del juicio de gusto con la satisfacción que
sobre la cualidad tiene su razón de ser en que lo bello siempre se va unida al interés; para lo cual, de inmediato, establece las diferen-
refiere primeramente a ella, es decir, en que algo bello se define, en cias entre lo bello, lo agradable y lo bueno, siendo la satisfacción
primera instancia, por sus cualidades. vinculada a estos últimos, interesada.
Así pues, la analítica comienza por reafirmar que un juicio de Así, lo agradable (Kant, 2007: 117) «es aquello que placea los sentidos
gusto es estético, entendiendo por ello que, cuando algo es bello, su en la sensación», es decir, en la percepción de un objeto, y provoca un
representación es referida mediante la imaginación, unida, quizá, con tipo de satisfacción interesada porque excita el deseo hacia él. Presupone,

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CARLOS A. GARDUÑO C:OMf'ARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA Dt RECONCILIACIÓN

por tanto (118), <<no el mero juicio sobre[ ... ] [el objeto], sino la relación (Kant, 2007: 123) «Como si la belleza fuera una cualidad del objeto y
de su existencia con mi estado>>. Un objeto agradable despierta inclina- el juicio fuera lógicO>J, exigiendo a cada uno exactamente la misma
ciones y su goce se vuelve fin, lo cual provoca que el sujeto se aleje del satisfacción. Sin embargo, esta universalidad no nace de conceptos;
juicio sobre sus cualidades y se entregue al placer. tan solo se trata de una pretensión que debe ir unida al juicio. El gusto,
Lo bueno, por su parte (Kant, 2007: 118), «es lo que, por medio por tanto, exige la aprobación de todos.
de la razón y por el simple concepto, place>>. Tanto en lo bueno para Al comparar lo agradable, lo bueno y lo bello, bajo el concepto de
algo -que place como medio-, como en lo bueno en sí -que place cantidad, tenemos que lo agradable es, más bien, un sentimiento pri-
por sí mismo-, <<está encerrado siempre el concepto de un fin>> y se vado (Kant, 2007: 134), pues «cada uno tiene su propio gusto (de los
establece una relación con la voluntad. Por consiguiente, en lo bueno sentidos))). 72 El bien, por otro lado, como la belleza, también pretende
acontece una satisfacción vinculada con la existencia de un objeto ser válido para todos; sin embargo, a diferencia del gusto, su universa-
o acción que involucra cierto interés. Para saber que algo es bueno lidad no descansa en un sentimiento, sino en un concepto.
como objeto de la voluntad, se debe tener un concepto de ello, es De los juicios aquí analizados, que descansan so9re un sentimien-
decir, se le debe colocar como propio para un fin, bajo principios de to, el de lo agradable sería una especie de juicio de !Os sentidos, mien-
la razón. Ahora bien, aunque lo bueno se distingue de lo agradable en tras que el de la belleza, de reflexión. El primero, pues (Kant, 2007:
que este excita el deseo por el goce que produce y el primero mueve 126), «enuncia solo juicios pri.Vados y el segundo, en cambio, supues- 1

a la voluntad por una determinación de la razón, ambos implican tos juicios de valor universal (públicos)>). Como se ha venido diciendo,
interés por la existencia de lo que ha de provocar una satisfacción. la universalidad del juicio de gusto, al no basarse en conceptos, no es
Lo agradable, entonces, provoca una satisfacción por estímulos, lógica, sino estética, por lo que no encierra un concepto de cantidad
mientras que lo bueno, una satisfacción práctica. En ambos, no solo objetiva. Lo que de el!a se desprende, entonces, es, más bien (127),
place la representación, sino también su existencia. En cambio, el jui- <<validez común [ ... ] de la relación de una representación [... ] con el
cio de gusto es meramente contemplativo; es indiferente a la existen- sentimiento de placer y dolor para cada sujeto>>. Por otro lado, todo
cia del objeto y enlaza la representación directamente al sentimiento juicio de gusto es individual, porque implica la comparación del obje-
de placer o dolor. No determina, por tanto, a través de ningún tipo de to, inmediatamente, sin conceptos, con el sentimiento de placer o do-
concepto; no presupone o produce exigencia, por lo cual, la satisfac- lor de cada uno. No puede haber, por tanto, a pesar de la mencionada
ción de lo bello puede ser considerada como desinteresada y libre. pretensión de universalidad (128), «regla alguna según la cual alguien
Así, solo donde se ha calmado la necesidad, tanto la del apetito como tuviera la obligación de conocer algo como bello», pues ello requiere
la impuesta por la razón en la ley moral (Kant, 2007: 122), <<puede de la mediación de un concepto. El juicio de gusto, entonces (129),
decirse quién tiene o no tiene gusto entre muchos)>. «no postula la aprobación de cada cual [... ]; solo exige a cada cual
Después de haber concluido el tipo de satisfacción propia del jui- esa aprobación como un caso de la regla, cuya confirmación espera,
cio de gusto, según su cualidad, en un segundo momento, Kant se no por conceptos, sino por adhesión de los demás».
presta a analizar dicho juicio por su cantidad. Lo bello, bajo este con- Una vez establecida la universalidad del juicio de gusto sobre base
cepto, puede ser representado como objeto de satisfacción universal, del sentimiento de placer y dolor, y no de un concepto, Kant (2007: 129)
al fundarse sobre la misma base de satisfacción para cualquier sujeto y
no sobre una inclinación particular, por lo que puede hablarse de ello
72. Contrario a lo que pensaría un empirista corno Burke, por ejemplo.

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afronta la cuestión acerca de si el sentimiento de placer precede al el juego facilitado de ambas facultades del espíritu (la imaginación y
juicio sobre el objeto o viceversa, por considerar la solución a este el entendimiento)>>. Por tanto, es la sensación la que nos permite ser
problema como <da clave para la crítica del gustO>>. Lo que para Kant conscientes de la disposición de nuestras facultades de conocimiento
tiene que estar a la base del juicio de gusto es (130) «la capacidad y de sus relaciones, a través de su libre juego, mediante una represen-
universal de comunicación del estado de espíritu, en la representación tación dada.
dada, [.,.]como subjetiva condición[ ... ], y tener, como consecuen- En el tercer momento de la analítica, Kant se dispone a abordar
cia, el placer en el objetO>>. Si en el conocimiento, lo universalmente los juicios de gusto desde la perspectiva de la relación con los fines
comunicable depende de la objetividad de la representación, en lo en ellos considerada. Comienza por definir que, según sus determi-
subjetivo del juicio estético, «no puede ser otr[o] más que el estado naciones trascendentales (Kant, 2007: 133)/4 <<el fin es el objeto de
del espíritu que se da en la relación de las facultades de representar un concepto, en cuanto este es considerado como la causa de aquel
unas con otras, en cuanto estas refieren una representación dada al (la base real de su posibilidad). La causalidad de un concepto, en
conocimiento en general>>. Tal estado del espíritu, comunicable uni- consideración de su objeto, es la finalidad (forma fin~lis)». Así, se pien-
versalmente, ha de ser el del sentimiento provocado por las facultades sa un fin cuando se piensa la existencia o forma de un objeto como
de conocimiento puestas en libre juego, es decir, sin la determinación efecto posible, mediante un concepto del objeto. «La representación
de un concepto que las restrinja a una regla particular, mediante una del efecto es aquí el motivo de determinación des~ causa y precede
representación, la cual, para que sea dada, requiere de la imagina- a esta última)). Así, un objeto, un estado del espíritu· o una acción son
ción para combinar lo diverso de la intuición, y del entendimiento, finales solo porque (134) «SU posibilidad no puede ser explicada y
para darle unidad a través de conceptos. La universal comunicabilidad concebida por nosotros más que admitiendo a su base una causalidad
subjetiva, por tanto (131), es «el estado de espíritu en el libre juego según fines, es decir, una voluntad que la hubiera ordenado según la
de la imaginación y el entendimiento>>, la cual establece una relación representación de una cierta regla». La finalidad, por tanto, es un prin-
subjetiva que, en tanto que universal, debe tener igual valor para cada cipio explicativo y <mo tenemos siempre la necesidad de considerar
hombre. Tenemos, entonces, que la base del placer en el juicio de con la razón (según su posibilidad) aquello que observamos». Por ello,
gusto es la armonía de las facultades de conocer, la cual funda, a su podemos concebir una finalidad según la forma, sin vincularla a un
vez, «la validez universal subjetiva de la satisfacción que unimos con fin, concepto o existencia, solo para reflexionar.
la representación del objeto llamado por nosotros bello>>. 73 En específico, el juicio de gusto solo tiene a su base la forma de
Ahora bien, la armonía de las facultades de conocimiento no pue- la finalidad, sin un fin, pues este implica interés en el objeto y refiere,
de conocerse más que por la sensación, siendo su universal comuni- además, a un concepto sobre las propiedades y la existencia de aquel.
cabilidad la que es postulada por el juicio de gusto. Así pues, si bien No se trata, por tanto, de vincular a la representación en el juicio de
el mencionado estado del espíritu no puede ser comunicado, ni pen- gusto con una causa, concepto o fin, pues en tal juicio solo están
sado, mediante conceptos, puede, en cambio, con base en sus condi- en juego las relaciones mutuas de las facultades de conocimiento. La
ciones subjetivas, ser sentido (Kant, 2007: 132) «en el efecto sobre el satisfacción que juzgamos como fundamento de determinación del
espíritu; y en una relación sin concepto alguno [... ], que consiste en juicio de gusto no es, entonces (Kant, 2007: 135), «nada más que la

73. El juicio de gusto es, por tanto, sintético, en tanto que es imposible extraer del concepto de sujeto
el predicado de belleza; a su vez es, a priori, por la base universal y subjetiva sobre la que se funda. 74. Sin suponer nada empírico, entre lo que se encuentra el sentimiento de placer y dolor.

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finalidad subjetiva en la representación de un objeto sin fin alguno (ni que de toda representación (Kant, 2007: 152) ((es posible a menos
objetivo ni subjetivo) y, por consiguiente, la mera forma de la finalidad que ella (como conocimiento) esté enlazada con un placer)) y que lo
en la representación, mediante la cual un objeto nos es dadO>>. bello siempre se piensa en una relación necesaria con la satisfacción;
Ahora bien, no puede establecerse a priori un enlace entre e! sen- una necesidad que no es ni teórica ni práctica, sino que determina
timiento de placer y dolor y una causa. Más bien (Kant, 2007: 136), el qué place y qué disgusta solo por medio del sentimiento, aunque con
«estado de espíritu [... ] es ya en sí un sentimiento de placer, idéntico valor universal por tener a su base el libre juego de nuestras facultades
con él, y así no se sigue de él como efecto)). Por ello, la «conciencia de conocer.
de la finalidad meramente formal J... ] es el placer mismo>>, el cual, en ¿En qué se funda dicha necesidad de satisfacción con pretensiones
todo caso, tiene como su única causalidad da de conservar, sin ulte- de validez universal? Kant (2007: 155) nos dice que los ((conocimien-
rior intención, el estado de la representación misma y la ocupación tos y juicios [... ]tienen que poderse comunicar universalmente, pues
de las facultades del conocimiento». El fundamento de determinación de otro modo no tendrían concordancia con el objeto; serían todos
del juicio de gusto descansa, por tanto, solo en la finalidad de la for- ellos un simple juego subjetivo de las facultades de representación,
ma, la cual se identifica con el estado del espíritu y el sentimiento exactamente como lo quiere el escepticismo». Tiene,' pues, que supo-
de placer y dolor propio de la armonía en juego de las facultades nerse cierta comunicabilidad universal que, sin embargo, en el juicio
de conocimiento, sin ninguna relación ulterior con interés, concepto, de gusto no puede estar determinada por conceptos, sino solo por el
causa, fin o cualquier determinación empírica. Por ello, también, se sentimiento. Ha de presuponerse, por ello, como co~dición necesaria
le considera puro. de la universal comunicabilidad de nuestro conocimiento, un senti-
De lo anterior se deduce que el juicio de gusto es independiente do común. Así, el sentimiento de lo bello no ha de ser considerado
de cualquier concepto de perfección o utilidad del objeto represen- como privado, sino común, pero sin poder fundarse en la experiencia.
tado, es decir, de lo que el objeto deba ser. El juicio puro de la forma El sentido común, es, entonces (156), (wna mera forma ideal» que
no se relaciona con finalidad objetiva alguna, sino con una finalidad permite que el juicio concuerde con ella, sobre la satisfacción que
subjetiva sin fin. Así, cualquier belleza que fuera juzgada con relación propicia su objeto, y que se haga una regla. Para Kant, pues, una «nor-
a la perfección de un objeto, no sería pura ni libre, sino condicionada ma indeterminada de un sentido común es presupuesta realmente por
por un fin, por lo que Kant prefiere llamarla adherente. De manera nosotros; lo demuestra nuestra pretensión a enunciar juicios de gusto»
análoga, los modelos de gusto no son más que la adecuación de una con pretensiones de valer para todos.
representación de la imaginación a conceptos sobre la función de un
objeto o a ideas de la razón. Este tipo de belleza es, por tanto, fijada 4.3.2.3. Analítica de lo sublime
por medio de un concepto de finalidad objetiva. Así, cualquier mo-
delo de belleza está en realidad determinado por funciones o ideales Tras afirmar la universal comunicabilidad de los juicios de gusto
que pretenden determinar la expresión de la utilidad o de lo moral en y su necesaria satisfacción, sobre la base de un sentido común que
una manifestación sensible e imaginaria, que no es susceptible de ser ha de presuponerse como forma ideal, para concordar con el juicio y
evaluada en un juicio ni puramente estético ni simplemente de gusto. permitir hacer una regla sobre ella, Kant procede a analizar el senti-
Finalmente, en un cuarto momento se analizan los juicios de gusto miento de lo sublime, estableciendo el tránsito del sentimiento de lo
según la modalidad de su satisfacción, partiendo de la afirmación de bello a aquel.

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El juicio sobre lo sublime, al igual que el de lo bello, es un juicio sublime, entonces, no tiene forma, se relaciona más bien con caos,
de reflexión, por lo que su satisfacción no depende de una sensación destrucción, grandeza y fuerza, pero refiere a ideas de la razón a las
determinada ni de un concepto. Ahora bien, como veíamos, el juicio cuales pone en movimiento por la inadecuación de nuestra sensibi-
sobre lo bello de la naturaleza se refiere a la forma del objeto, la cual lidad a él. El espíritu, pues, en lo sublime es ((estimulado a dejar la
consiste en su limitación, mientras que lo sublime (Kant, 2007: 162): sensibilidad y a ocuparse con ideas que encierran una finalidad más
elevada». Ahora bien, para Kant (164) esto significa que lo sublime
puede encontrarse en un objeto sin forma, en cuanto en él [... ] es representada
ilimitación y pensada, sin embargo, una totalidad de la misma, de tal modo que ((no presenta absolutamente nada de finalidad en la naturaleza misma,
parece tomarse lo bello como la exposición de un concepto indeterminado del sino solo en el uso posible de sus intuiciones para hacer sensible en
entendimiento, y lo sublime como la de un concepto semejante de la razón.
nosotros una finalidad totalmente independiente de la naturaleza)). La
finalidad no determinada de lo sublime, aun y cuando sea conside-
La satisfacción en lo bello, por tanto, está unida a la cualidad del
rado en relación a objetos de la naturaleza que nos desbordan, para
objeto mientras que en lo sublime, a la cantidad; pero, además, la de
Kant, no tiene nada que ver con la naturaleza, sino' con la razón. Así
lo bello (Kant, 2007: 162) (<lleva consigo directamente un sentimiento
las cosas, Kant afirma que: ·'
de impulsión a la vida)) y la sublime nace <(de una suspensión momen-
tánea de las facultades vitales, seguida inmediatamente por un desbor- Esta es una nota previa muy necesaria, que separa totalmente la idea de lo
damiento tanto más fuerte de las mismas; y así, como emoción, parece sublime de la de una finalidad de la naturaleza y hace de su teoría un simple
suplemento al juicio estético de la finalidad de la natural~za, porque mediante
ser, no un juego, sino seriedad en la ocupación de la imaginación)). la idea de lo sublime no es representada forma alguna particular de la natura-
En lo sublime, el espíritu experimenta una tensión entre la atracción leza, sino que solo es desarrollado un uso conforme a fin, que la imaginación
y el rechazo por el objeto, siendo los apelativos que Kant utiliza para hace de su representación.

calificarlo <<admiración o respeto, es decir, placer negativo». ¿Respeto,


En lo sublime, para Kant, lo que está en juego es un ((uso conforme
goce negativo, como el influjo que ocasionaba la ley moral sobre el
a un fin)) y no una forma, por lo que no puede referirlo a la naturaleza.
espíritu? ¿Aspira, entonces, lo sublime, que es un sentimiento, a la
¿Será entonces que, para que algo pueda ser referido a la naturaleza,
dignidad del reino de lo inteligible, de la libertad, de la razón? Por otro
ha de poder juzgarse en relación a una forma y, si no, tan solo puede
lado, ¿lo sublime es determinado racionalmente?
ser referido a la razón? Antes de responder, continuemos con la expo-
Lo sublime, al igual que lo bello, es considerado solo en relación
sición de la analítica.
a objetos de la naturaleza/5 pero, a diferencia de lo bello que parece
Al i-gual que con lo bello, Kant emprende el análisis de lo sublime
ser una finalidad en su forma y por ello concordar con nuestro jui-
según categorías lógicas: según la cantidad, para establecer su valor
cio, lo sublime, en cambio, surge en nosotros (Kant, 2007: 162) ((sin
universal; según la cualidad, para determinar que carece de interés;
razonar, solo en la aprehensión [... ] podrá parecer, según su forma
según su relación, para mostrar que se hace representable como una
[... ] contrario a un fin para nuestro Juicio, inadecuado a nuestra facul-
finalidad subjetiva; y según su modalidad, para señalar su necesidad.
tad de exponer y, en cierto modo, violento para la imaginación; pero
Sin embargo, en lo sublime habrá una división distinta a la de !o bello;
sin embargo, solo por eso será juzgado tanto más sublime)). El objeto
se analizará lo sublime matemático y lo sublime dinámico, porque
lo sublime lleva consigo un movimiento que lo bello no suponía -en
75. Y (Kant, 2007: 162) «lo sublime del arte se limita siempre a las co11diciones de la cor~cordar~cia tanto que su contemplación era reposada-, que será referido no solo a
con la naturaleza».

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la facultad de conocer -la cual será añadida al objeto como una dis- impide que pueda ser expuesta por los esquemas del entendimiento, a
posición matemática-, sino también a la de desear -añadida al objeto los cuales rebasa en una progresión hacia el infinito. Sin embargo, la
como una disposición dinámica de la imaginación. razón exige totalidad (Kant, 2007: 173): «Comprensión en una intui-
Para comenzar a tratar sobre lo sublime matemático, Kant (2007: ción, pide una exposición>>; poder pensar la progresión infinita como
166) define lo sublime como lo que es absolutamente grande, es decir un todo. Tal posibilidad denota una facultad del espíritu que supera
«lo que es grande por encima de toda comparación>>. Ahora bien, la toda medida de los sentidos; una facultad suprasensible, supone Kant,
magnitud de lo sublime, aun y cuando sea informe (167) «puede llevar bajo la cual puede ser comprendido el infinito bajo un concepto. El
consigo una satisfacción universalmente comunicable, y, por tanto, efecto sobre la subjetividad al lograr dicha comprensión es un (174)
encierra la conciencia de una finalidad subjetiva en el uso de nuestras «ensanchamiento del espíritu que se siente capaz de saltar las barreras
facultades de conocer, pero no una satisfacción en el objeto, como en de la sensibilidad>> en sentido práctico. A partir de esto, Kant formula
lo bello>>. Si no es, entonces, una satisfacción en el objeto, ¿en qué la siguiente definición de lo sublime: «la naturaleza en aquellos de
descansa la satisfacción en lo sublime? Se trata de <<Una satisfacción sus fenómenos cuya intuición lleva consigo la ide'a de su infinitud»;
'
en el ensanchamiento de la imaginación en sí misma», en el que, por la naturaleza que desborda la imaginación pero qUe puede ser com-
la apreciación de su magnitud en un juicio de reflexión «unimos a prendida como un todo infinito por nuestra razón, produciendo (175)
la representación siempre una especie de respeto». Nada de lo que «Una disposición del espíritU congruente y compatible con la que el
puede ser objeto de los sentidos puede ser llamado sublime; sin em- influjo de determinadas ideas (prácticas) producirí~ en el espíritu». El
bargo, entre la tendencia de la imaginación a progresar al infinito y sentimiento de lo sublime, por tanto, parece concordar con el senti-
la pretensión a la totalidad absoluta de nuestra razón, se despierta un miento de respeto, producto del influjo de la ley moral sobre la sub-
sentimiento que para Kant (168) es el de «una facultad suprasensible jetividad. Así, el fin de la naturaleza, aun en su ilimitación, frente a la
en nosotros», por lo que lo propiamente sublime no puede ser el obje- razón, análogo a lo que pasaba con las inclinaciones frente a la ley
to contemplado (169), sino «la disposición del espíritu mediante una moral, es su desaparición (176) «frente a las ideas de la razón cuando
cierta representación de la que se ocupa el Juicio reflexionante». Así, aquella (la imaginación] ha de proporcionar a estas una exposición
para Kant, lo sublime se ha de buscar (168), «no en las cosas de la adecuada».
naturaleza, sino solamente en nuestras ideas>>. Al tratar sobre la cualidad de la satisfacción en el juicio de lo su-
Con respecto a la apreciación de la magnitud en lo sublime, des- blime, Kant (2007: 176) insiste en comparar este sentimiento con el
de un punto de vista matemático, no existe un máximo, porque esta respeto, pues, el <<sentimiento de la inadecuación de nuestra facultad
puede ir hasta el infinito. Sin embargo, para la apreciación estética, sí para la consecución de una idea, que es para nosotros ley, es respeto».
lo hay, siendo la magnitud sublime aquella sobre la cual no es posible ¿Hay una idea que para nosotros sea ley, en lo sublime? Para Kant, la
apreciación subjetiva mayor. ¿Qué es lo que es llevado a su máxi- comprensión de la magnitud en una exposición «nos es impuesta por
mo en la imaginación al apreciar una magnitud demasiado grande? una ley de la razón [... ] que no reconoce otra medida determinada
Para intuir en la imaginación se requiere tanto de aprehensión como [... ] más que el todo absoluto». La imaginación, pues, en su inade-
de comprensión. Mientras que la aprehensión puede ir al infinito, la cuación, se ha de adecuar a la razón como si lo hiciera a una ley, con
comprensión tiene un máximo que no se puede rebasar. En la apre- lo que el sentimiento de lo sublime en la naturaleza sería uno «de res-
ciación de lo sublime, es la comprensión lo que se desborda, !o cual peto hacia nuestra propia determinación», aun y cuando lo refiramos

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a un objeto de la naturaleza. El respeto, como ya indicaba Kant al ningún poder». ¿Qué es lo que, desde esta perspectiva de lo sublime,
reflexionar sobre la moral, solo puede referir a lo humano, siendo lo es superado? El poder de la naturaleza sobre nosotros, venciendo la
racional su rasgo más elevado. Igualmente, no es propiamente la na- resistencia de nuestra facultad y provocando terror. La naturaleza, des-
turaleza la que hemos de juzgar como sublime, sino la razón misma de un punto de vista dinámico, es un objeto de temor. Quien teme,
imponiendo su ley sobre ella. El objeto, pues, solo está ahí para hacer entonces, no puede juzgar sobre lo sublime, «así como el que es presa
«intuible la superioridad de la determinación razonable de nuestras de la inclinación y el apetito no puede juzgar sobre lo bello>>. Sublime
facultades de conocer sobre la mayor facultad de la sensibilidad>>. es, pues, lo que, considerado como temible, juzgamos sin sentir temor
Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué tipo de goce es ante él. Es, entonces, condición de lo sublime que nos encontremos
el de lo sublime para Kant? Por una parte, implica un sentimiento de nosotros en un lugar seguro, en virtud de una supuesta independencia
dolor por la inadecuación de la imaginación en la apreciación estética de nuestro espíritu sobre la 'naturaleza en su inconmensurabilidad.
de las magnitudes; por otro, es un placer por la concordancia con las Una (181-182) «independencia en la cual la humanidad en nuestra
ideas de la razón (Kant, 2007: 177) «en cuanto el esfuerzo hacia estas persona permanece sin rebajarse, aunque el hombre tenga que some-
es para nosotros una ley>>, siendo la magnitud absolutamente grande terse a aquel poder>>. Así pues, ¿el hombre se somete, pero su humani-
de lo sublime una referencia no a la naturaleza, sino a la ley de la dad no se rebaja? ¿Lo sublime. es el sentimiento de la dignidad aun en
razón: «es un placer el encontrar que toda medida de la sensibilidad el sometimiento? ¿En virtud de ello podrá mantene~ viva la esperanza
es inadecuada a las ideas de la razón». ¿Es, pues, un goce en el que de reconciliación, siendo que (da satisfacción, aquí, se refiere tan solo
lo fundamental es la concordancia con la ley racional y no lo sensible a la determinación de nuestra facultad»?
o la naturaleza, en su movimiento y en su inadecuación a una ima- Lo sublime, en Kant (2007: 185), presupone el desarrollo de ideas
gen sensible? Se trata de un sentimiento de que tenemos razón pura morales, sin las cuales lo que se juzga como sublime «aparecerá al
independiente de la intuición sensible, que solo (178) «puede hacerse hombre rudo solo como atemorizan te». Se exige, pues, como condi-
intuible [... ] por la insuficiencia de la facultad misma>>. Con respecto ción del juicio, cierto nivel de cultura y la suposición subjetiva (186)
a la temporalidad, se anula la progresión de la imaginación y lo que «del sentimiento moral en el hombre». Pero, ¿no está con esto morali-
se hace intuible es la simultaneidad, con lo que, en último término la zándose y espiritual izándose el sentimiento de lo sublime, alejándose
(<violencia que ha sufrido el sujeto mediante la imaginación es juz- absolutamente de la sensibilidad y las inclinaciones? ¿No estaríamos
gada como conforme a fin para la total determinación del espíritu». así cayendo en la paradoja de quitarle lo sensible a un sentimiento, lo
Se trata de una especie de goce en el dominio de la razón sobre la cual ya parecía suceder desde la analítica de lo bello, al separar a este
violencia, en la que el tiempo parece detenerse. de lo agradable y del interés por la existencia del objeto, a pesar de
¿Cómo entender, entonces, de manera dinámica, lo que, en la que aún se juzgaba y mantenía su forma en función de una finalidad
comprensión de una magnitud infinita parece implicar la detención sin fin? Kant (196), al respecto, responde que es ((una preocupación
del tiempo? La naturaleza, desde un punto dinámico, ha de ser enten- totalmente falsa la de que, si se la privase de todo lo que puede re-
dida no como un objeto sino como una fuerza, siendo esta, lo mis- comendarla a los sentidos, vendría entonces a llevar consigo no más
mo que el poder (Kant, 2007: 180), «una facultad que es superior a que un consentimiento sin vida y frío y ninguna fuerza o sentimiento
grandes obstáculos». Por otra parte, la naturaleza, en lo sublime-diná- motriz». ¿Por qué? Porque en lo sublime, los sentidos no perciben ob-
mico, es considerada por Kant «como fuerza que no tiene sobre nosotros jeto, «y sin embargo permanece imborrable la idea de la moralidad».

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

¿Es, entonces, la idea de la moralidad, a falta de imágenes, la fuerza que presuponer una función social del arte, los objetos artísticos, en
motriz que da vida al sentimiento de lo sublime? ¿Hemos de suponer, su relación con el gusto, presuponen competencias culturales y cierta
por tanto, detrás de la representación formal de la ley moral, y más formación moral¡ una naturaleza digna, como suponía Longino, pero
allá de cualquier representación empírica, una fuerza que posibilite que, contrario al pensador helenista, en Kant no se ha de medir en
la sublimidad? ¿Qué tipo de fuerza sería esta? O, ¿debemos más bien función de sus pasiones, sino de la racionalidad, la libertad y la auto-
aceptar que la referencia última de la estética kantiana es la idea de la nomía. Presuponen, pues, ciertas estructuras subjetivas que no están
moralidad, es decir, un criterio puramente formal? determinadas por principios empíricos ni por contenido patológico,
sino por principios y leyes de nuestras facultades de conocimiento que
tan solo podemos conocer a priori. Estructuras formales y puras que,
4.4. Conclusiones por ello mismo, no están determinadas social o circunstancialmente,
sino que son la condición cuyo fundamento incondicionado, inteligi-
Tras la exposición de las complejas relaciones entre moral, cono- ble, posibilita la experiencia de lo bello y lo sublime, es decir, de una
cimiento, naturaleza, placer y goce estéticos en Kant, es ahora mo- contemplación libre y desinteresada. ''
mento de retomar las preguntas que nos planteamos en relación a la ¿Hay alguna consideración en la obra de Kant sobre el placer o
oposición que Adorno realizó de las teorías de Freud y Kant a propó- el goce estéticos en relación' a la dimensión práctica? Aun y cuando
sito del interés y el desinterés estéticos, para responderlas y concluir los juicios de gusto parecen estar desvinculados de consideraciones
al respecto. prácticas, al no estar determinados por concepto, fin o utilidad, parece
Así, ¿podemos decir que el lugar social del arte está sin más presu- haber siempre una relación de dichos juicios con las facultades de
puesto en la obra de Kant? Como pasaba con Freud, el tema central de conocimiento que posibilitan nuestra acción sobre el mundo, dispo-
Kant no es en ningún momento el arte ni su comprensión, sino la crí- niendo a nuestro espíritu para ello. Así, Kant recalca constantemente
tica trascendental de la subjetividad para dilucidar los principios que la afinidad entre lo bello, lo sublime y la moralidad, lo primero como
hacen posible el conocimiento, la determinación práctica de nuestras símbolo de la moralidad, lo segundo como un sentimiento de respeto,
costumbres y el juicio. Ahora bien, si en el arte no solo están involu- análogo al que impone como influjo la ley moral sobre la subjeti-
cradas reglas prácticas, sino juicios a cuya base hay sentimientos de vidad, lo cual es siempre calificado por Kant como sublime. Ahora
placer y dolor ~es decir, juicios estéticos-, y si estos, como nos hace bien, ¿un objeto juzgado como bello o sublime, es por ello juzgado,
ver Kant en el caso de lo bello y lo sublime, son de gusto, no pueden al mismo tiempo, como práctico? No, en Kant se trata de juicios dis-
estar de entrada determinados por fin o concepto, por lo que el juicio tintos. Sin embargo, me parece que, de manera análoga a la elevación
sobre obras de arte, bellas o sublimes, juzgadas en cuanto tales como que, como Longino señala, un discurso sublime es capaz de realizar
objetos naturales, no podría presuponer algún tipo de determinación en nosotros, o como indica Burke, al uso de palabras que es capaz
social, contrario, por ejemplo, a lo que sucedía con Burke, quien par- de causar en nosotros ciertos afectos, en Kant es posible concebir un
tía de una base empírica y juzgaba dichos sentimientos en función de arte capaz de engendrar en nosotros los sentimientos que dispongan a
la sociedad, sus costumbres y la autoconservación, y más cercano a nuestro espíritu de la mejor manera para ejercer su acción en el mun-
Longino, en quien lo sublime eleva nuestra naturaleza sobre las cir- do. La dimensión práctica, pues, no es omitida nunca por la estética
cunstancias concretas, más allá de cualquier regla. En todo caso, más kantiana, sino tan solo distinguida. De hecho, como se ha expuesto,

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARAN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

el propósito de la Crítica del juicio es el de comprender el enlace entre por elementos subjetivos, sino por el objeto mismo al cual el sujeto se
las dimensiones especulativa y práctica, a partir de la dilucidación de tiene que igualar. Lo sublime, de manera análoga, implica un proceso,
un principio a priori entre ellas, que, en el caso del juicio estético, no un movimiento, en el cual el contenido intuido por la imaginación, al
tiene su base ni en conceptos ni en ideas, sino en el sentimiento de desbordarla, no es susceptible de ser identificado con forma alguna,
placer y dolor. por lo que la contemplación del objeto natural, el cual pone en mo-
¿Qué tan subjetivista es realmente el enfoque de Kant? Tal como vimiento el proceso, no puede ser fijada en él. Tampoco hay aquí, en
pasaba con Freud, el enfoque de Kant, en tanto crítica trascendental tanto juicio de gusto, fijación a un concepto, fin o utilidad. En ambos,
del sujeto, no puede sino partir de este y considerar solo secundaria- la sublimación y lo sublime, además de los elementos cognitivos y
mente al objeto, omitiendo así un análisis de su realidad empírica, formales que los posibilitan, existen factores dinámicos que exigen
histórica y social. En este sentido, en relación al arte, como nos hace el concepto de fuerza en su compresión. Así, en ambos, la fuerza o
ver Adorno, su filosofía solo puede dar cuenta de lo formal en relación la pulsión parece mantenerse libre y en movimiento, superando todo
con el sujeto, pero no del contenido, de origen pulsional como vimos obstáculo empírico, sensible o circunstancial. Sin embargo, hay que
con Freud, ni de los elementos sociales, empíricamente determina- destacar que, en el caso de la noción kantiana de lo sublime, el pro-
dos, que afectan al objeto. Ello, sin embargo, no quiere decir que la ceso parece estar destinado a .la detención, a la simultaneidad y a su
filosofía kantiana rechace de entrada este tipo de determinaciones en separación radical de todo cOntenido sensible, el ,cual es superado
el arte. Por otro lado, desde lo bello, y con más fuerza en lo sublime, por la exigencia de totalidad de la razón, por la idea de moralidad,
parece llevarse a cabo una separación radical de cualquier conteni- por la ley que impone la facultad suprasensible en nosotros sobre la
do empíricamente determinado, siendo que, en lo sublime, el objeto naturaleza y cualquier contenido empírico. Solo así, nos dice Kant, el
mismo se pierde por completo y solo nos queda para juzgar el estado terror del desbordamiento ocasionado por la fuerza de la naturaleza es
del espíritu en el que la razón se impone a nuestra imaginación des- superado y puede ser entonces juzgado como sublime. La referencia
bordada para lograr una exposición de un contenido que no puede ser última en lo sublime, para Kant, es, entonces, la razón y no la pul-
caracterizado por Kant más que como informe y, caótico¡ una fuerza sión, como parecía ser en la sublimación freudiana. Ahora bien, esto
o poder susceptible de temor y confusión. Así, como se ha venido contrasta con las nociones de lo sublime tanto de Longino como de
diciendo, la estética kantiana no ofrece los elementos para la com- Burke. Para el primero, es la naturaleza, en función de la experiencia
prensión del contenido que se manifiesta bajo cierta forma en lo bello sensible, el talento y la pasión, la referencia última que en su eleva-
y que en lo sublime parece hacerlo más allá de toda forma, siendo ción, en su movimiento --el cual no es caótico ni desordenado, sino
entonces necesario, como nos hace ver Adorno, recurrir a Freud para medido y ordenado por cierta sensibilidad y conocimiento del artista,
ello y demostrar su naturaleza pulsional. que no se pueden enseñar sino que pertenecen al hombre mismo y
¿Qué relación guardan las nociones de sublimación de Adorno que por ello no están determinados de antemano conceptualmente-,
y Freud con el sentimiento de lo sublime? Como se ha analizado, la no encuentra ningún tipo de límite. Para Burke, como puede verse
sublimación es un proceso, un destino de la pulsión que escapa a la en su crítica a la catarsis aristotélica, la razón tampoco determina en
represión y que le permite mantenerse en movimiento, evitando su absoluto el sentimiento de lo sublime, el cual tiene su base en leyes de
fijación en cualquier objeto, fin, concepto o utilidad previamente esta- los sentidos y de la imaginación y no en el juicio. Para este pensador,
blecidos. Como señala Adorno, la sublimación es posibilitada no solo lo sublime se explica por la tensión provocada tanto en los sentidos

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

como en la mente y se relaciona con un esfuerzo no superado por la conceptualización kantiana, ¿no generarán, más bien, indiferencia
alguna instancia espiritual. Es, pues, como en el ejercicio físico, en por el objeto y por toda circunstancia empíricamente determinada, en
la tensión y en su negatividad donde se da el deleite de lo sublime. su separación de todo contenido patológico? ¿Una contemplación,
Me parece que esta noción coincide con la tensión dialéctica entre pues, indiferente? Como en el caso de la moralidad, parece que lo
interés y desinterés que Adorno exige a toda creación artística, siendo único susceptible de interés es nuestro estado anímico, determinado
así que en lo sublime dicha tensión encontraría su punto de mayor por la ley moral en el terreno de lo práctico, pero indeterminado en
tirantez. Me parece también que la conservación de la negatividad el de lo estético. ¿Puede aún así existir goce? ¿En la indeterminación
de la pulsión y de la tensión en- lo sublime permitiría mantener el y sin pasión? ¿Un goce apático, totalmente formal? Resulta difícil con-
movimiento de la sublimación, mientras que la noción kantiana más cebirlo y más bien me parece que, aun y cuando tomar distancia del
bien parece implicar su detención y desaparición en una especie de placer inmediato y las circunstancias empíricas posibilita cierto tipo
síntesis racional. Por otro lado, la noción kantiana involucra un tipo de goce, el componente pulsional, patológico y empírico debe con-
de negatividad que se opone al contenido pulsional, lo cual, quizás, servarse, pues e!!o, en su tensión con lo formal, a priori, abstracto
es la causa de que Adorno haya opuesto las teorías de Freud y de y universal, también es condición de posibilidad del deleite entre el
Kant. Dicha negatividad es la de la forma, la de la razón y su ley, la de dolor y el placer, como decía Burke; de goce en la renuncia al placer
la moralidad. Kant destaca que el sentimiento de respeto provocado inmediato, como veíamos en Fi-eud.
por la ley moral parte de un dolor, como lo sublime en Burke, por su ¿Qué tipo de placer o goce se produce para Kant en la experiencia
¡ 1

oposición a !as inclinaciones. Y, sin embargo, el respeto no se queda estética y cómo se relaciona con la promesa de reconciliación que
en el dolor, de manera análoga a lo sublime que, en la oposición de Adorno ubica en el arte? Por un lado, lo agradable produce un placer
la razón a\ terror del desbordamiento de la fuerza de la naturaleza, inmediato y sensorial sujeto por completo al interés por la existencia
en su negatividad, permite la realización de un goce que no se puede y posesión del objeto. El juicio de gusto, en cambio, implica desinte-
il _,!
igualar con el placer. rés por el objeto. Así, en lo bello, el goce no estará determinado por
¿Qué relación guarda la obra de Kant con el interés y el desinterés concepto, fin o utilidad, sino que responderá exclusivamente al estado
estéticos? El interés estético, en Kant, pertenece solo al agrado provo- de nuestro espíritu en el cual nuestras facultades de conocimiento, la
cado por un objeto, por su existencia, por su posible posesión, por el imaginación y el entendimiento, se encontrarán en libre juego entre
placer inmediato que proporciona a los sentidos. El interés, pues, se e!!as, conforme a fines, por una necesidad del juicio, pero sin deter-
encuentra del lado del hedonismo. El desinterés, en cambio, se rela- minarse. El goce de lo bello surgirá, pues, del juicio de la forma de un
ciona con los sentimientos de lo bello y lo sublime en tanto que su objeto de la naturaleza, no determinada por fin o concepto, en el libre
juicio exige un distanciamiento de cualquier tipo de interés determi- juego de las facultades de conocimiento involucradas. En lo sublime,
nado ya sea por sensación, concepto, fin o utilidad. Ahora bien, como en cambio, al verse desbordada la imaginación por la fuerza y magni-
señala Adorno, este desinterés permite la superación de lo inmediato, tud del objeto de la naturaleza, el juicio no podrá hacerse sobre la for-
le confiere cierta dignidad a la contemplación y posibilita la crítica¡ ma; sin embargo, la tendencia finalista se mantendrá y el contenido de
sin embargo, es cuestionable que el goce de lo bello y lo sublime al la imaginación superada será referido a la razón en la cual encontrará
separarse de lo sensible, como también señala Adorno, aún posibilite una correcta exposición. El goce de lo sublime será para Kant, por
cualquier tipo de placer o goce. Lo bello y lo sublime, de acuerdo a tanto, el de la superación del terror -que provoca el desbordamiento

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

de lo sensible- por nuestra facultad suprasensible. Será, pues, un goce CAPÍTUlO S. ARTHUR DANTO: EL ARTE COMO LENGUAJE VACÍO
en el que la naturaleza, aun en la manifestación de su máximo poder,
es superada por nuestra razón. El juicio de lo sublime es, propiamente, Después de haber analizado la oposición establecida por Adorno
sobre nosotros mismos; sobre la humanidad, sobre nuestra facultad entre las teorías de Freud y Kant en relación al interés y el desinterés
suprasensible y nuestra máxima dignidad, y no sobre la naturaleza. estéticos, con el fin de comprender el goce propio del arte, que en lo
En este sentido, ¿lo sublime, en Kant, puede ofrecer una esperanza sublime encuentra su mayor tensión, a continuación abordaremos la
de reconciliación entre la razón y la naturaleza, en la afirmación de propuesta del filósofo analítico Arthur Danto sobre el arte de nuestros
nuestra máxima dignidad como .humanos? Como muestran Freud y tiempos.
Adorno, tal dignidad, basada en la razón y la moralidad, conlleva un ¿Cuál es la pertinencia de introducir en esta investigación la filo-
tipo de represión. Si la naturaleza, aun en su máxima expresión, en sofía del arte de Danta? Danto, al igual que Adorno, en tanto crítico
lo sublime, es dominada y reprimida, ¿no estará destinada a generar de arte en Nueva York, se enfrenta al problema de la falta de evidencia
más bien malestar, como lo indica Freud? Por otro lado, si no existiera del arte. ¿Qué es el arte si ya nada es obvio con respécto a él? ¿Cómo
dicha posibilidad de sobreponernos a la naturaleza, ¿no permanece- podemos comprenderlo si cada vez resulta más difíCil '
identificar qué
ríamos, más bien, sumidos en el terror? Lo sublime, de acuerdo con en el objeto lo eleva a la dignidad de arte? La empresa de Danto,
Kant, me parece, contribuye a la reconciliación al hacer inteligible la sin embargo, a pesar de partir ·del mismo conflicto, tomará el camino
facultad que permite superar la inmediatez, lo empírico y las circuns- opuesto al de Adorno. Mientras que para este lo proPio del arte es su
tancias, aun y cuando estaS superen con su poder nuestra imagina- negatividad, posibilitada tanto por su forma, que se separa de lo empí-
ción. Ahora bien, creo que, además, para mantener viva la esperanza, rico, como por su contenido de origen pulsional, siendo la oposición
es necesario que esa superación no sea absoluta, es decir, que la na- dialéctica de estos elementos lo que permite el placer y el goce esté-
turaleza no aparezca dominada, como detenida de una vez por todas, ticos, Danto propondrá una respuesta en la que no tomará en cuenta,
sino que su poder, su fuerza y sus posibilidades se mantengan libres en absoluto, dicha tensión. Con ello, ni el psicoanálisis ni la estética
y en movimiento, pues la esperanza no solo radica en su superación, kantiana podrán tener un lugar en la comprensión del arte, sino que
sino en su posible cambio. se establecerá, más bien, que la filosofía hegeliana es la única sobre la
que se pueden establecer las bases para definir el arte.
¿Cómo concibe Danta una dialéctica hegeliana, sin recurrir a
los conceptos que Adorno pone en juego? Su respuesta se estructu-
ra bajo tres distintos aspectos que se expondrán a continuación: una
concepción de la historia del arte, como parte de la historia del es-
píritu, paralela a la de la filosofía y la religión, que es susceptible de
llegar a su fin. Una posible definición de la esencia del arte basada en
principios semánticos, que excluye consideraciones estéticas, lo cual
hace de los objetos artísticos, esencialmente, objetos de conocimiento
que no tienen por qué ofrecer goce. Finalmente, una reconsideración
del lugar de la estética en el arte a partir de cierta noción de la belleza

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

que entra en conflicto con los conceptos kantianos de fina/;dad sin fin [... ] por haber percibido un peligro en el arte, al grado de que la his-
y libre juego de las facultades de conocimiento. toria de la filosofía en sí casi podría ser considerada como un gran
¿Puede, entonces, el arte, pensarse sin una relación esencial con la esfuerzo de colaboración para neutralizar la actividad>>. Con esto, la
estética y, por ende, sin relación con el inconsciente y la pulsión? ¿No historia de la filosofía es, a su vez, la historia de la neutralización
es ello reducir todo lo que implica el arte a la consciencia, bajo cierta del arte, siendo que incluso podemos definir la primera a partir de la
lectura hegeliana de la evolución dialéctica del espíritu? ¿Será que una segunda: «es una manera de responder al peligro percibido del arte,
lectura hegeliana del arte, en nuestros tiempos, implicaría dejar de abordándolo metafísicamente como si no hubiera nada que temen.
lado tanto consideraciones estéti~as como psicoanalíticas? ¿Qué tan Entonces, para saber lo que es el arte, lo que se tiene que hacer es
pertinente es esto? Para dar respuesta a estos cuestionamientos, demos entender la relación de exclusión y de comp!ementariedad entre la
paso a la exposición de la filosofía del arte de Danta. filosofía y el arte. La historia del arte, pues, es la historia de sus con-
flictos con la filosofía; una especie de dialéctica amo-esclavo, en la
que el arte lucha contra su opresor en la búsqueda de' reconocimiento
5.1. El fin del arte y autoconsciencia. ·'
¿Dónde comienza esta lucha por el reconocimiento? En la estéti-
¿Qué quiere decir Danta con que la historia del arte ha llegado a ca de Platón, quien en el libro X de la República (Danta, 2005 b: S)
su fin? Según Danta, su concepción de la historia se basa en la filoso- ((identificó la práctica del arte con la creación de ap~riencias de apa-
fía hegeliana. Así (Danta, 2005 b: 4), ((Hegel coloca la religión justo al riencias, dos veces separadas de la realidad a la que la filosofía re-
lado del arte en las etapas finales del itinerario del espíritu, donde la fiere». El arte, desde Platón, se convirtió, entonces, en una imitación
historia ha llegado a su fin y no queda más que adquirir consciencia de apariencias; el artista imita sin poseer el conocimiento de aquello
de lo que, en todo caso, no puede ser cambiado>>. 76 Para Danta, la que imita, excepto cómo luce. Por ello, para Platón, el arte debe ser
historia es la historia del Espíritu en su camino hacia el conocimiento desterrado de la República, pues la política debe basarse en el co-
absoluto, siendo su destino la consciencia de lo que se ha consumado nocimiento teórico y práctico del que el arte carece; con lo cual, es
y que no puede ser cambiado. El fin del arte es, entonces, el momento relegado al reino de las sombras, los reflejos, los espectros, los sueños
en que el arte ha llegado a tal punto de su evolución histórica en que y las imágenes. Por esto, para Danta, la estética de Platón se basa en
por fin puede ser consciente de sí y en el cual ya no habrá cambios motivos políticos (6), «una lucha por dominar sobre las mentes de los
significativos ni, por ende, posterior evolución. hombres, en la cual se concibe al arte como el enemigo>>; el arte como
¿Cómo ha sido posible que el arte llegara a tal situación? La tesis la antítesis de la filosofía, encargada de velar por el conocimiento
parte del supuesto hecho de que el arte ha sido considerado peligroso verdadero.
a lo largo de la historia y de que, por ello, se ha buscado suprimirlo. Así, el arte fue relegado por la filosofía a la función de imitación. Ha
Ahora bien, la opinión de Danta (2005 b: 4) es que el peligro del arte sido sujetado por una teoría de la mímesis, la cual (Danta, 2005 b: 6)
no se deduce de circunstancias históricas, sino de creencias filosófi- '<nos da menos una teoría que una metáfora de la impotencia podero-
cas: «Se basa en ciertas teorías del arte que los filósofos han elaborado samente desabilitadoral>, a partir de la cual la misma filosofía se defi-
ne, pues si el arte no es más que una imitación de segundo grado de la
76. Todas las citas del libro de A. Danto The Philosopllical Dísenfranchisement of Art han sido tradu-
verdadera realidad, la filosofía, en cambio, es la disciplina que tiene
cidas por mí del original en inglés.

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CARLOS A- GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMF.SA DE RECONCILIACIÓN

acceso directo a dicha verdad. La filosofía, desde esta perspectiva, se las posibilidades que ofrece para distanciar de las contingencias del
ha encargado de mostrar la ineficacia del arte para resaltar su propia <<mundo real>).
efectividad, en función de una supuesta «realidad verdadera)). Bajo las dos perspectivas del arte, la hegeliana y la kantiana, lo
Según Danta, esta estrategia filosófica consta de dos etapas. La que nos trata de mostrar Danto (2005 b: 12) es que el arte es una espe-
primera es la realización de una ontología en la que la «realidad» cie de pretexto por el cual la filosofía existe; su justificación: <<el arte
queda lógicamente inmunizada de los «peligros)> del arte, neutralizán- es la razón por la fue inventada la filosofía, y los sistemas filosóficos,
dolo. La segunda consiste en la racionalización del arte, de manera tal al final, son arquitecturas peninteciarías que es difícil no ver como
que la razón paulatinamente col9niza el ámbito de los sentimientos, laberíntos para mantener monstruos dentro de ellos y protegernos así
tal como Nietzsche identificó en el Nacimiento de la tragedia como contra algún profundo peligro metafísico)>. ¿Cuál es, pues, ese peligro;
una especie de estética socrática, en la cual se iguala la razón con la ese núcleo traumático de la filosofía? Danta se hace la pregunta y con-
belleza, trayendo esto como consecuencia el fin de la tragedia y de la testa así: <<Quizás el temor es que si el enemigo es ilusorio, /a filosofía
comedia, por desechar su irracionalidad intrínseca. A partir, entonces, es ilusoria)). ¿Es, entonces, todo este juego polític~ que ha definido
de que el socratismo dominó la filosofía, la actitud de esta con respec- el lugar de la filosofía y del arte, una cuestión ilusoria sin referencia
to al arte ha sido la de alternar (Danta, 2005 b: 7) <<entre el esfuerzo a algo real? lNo hay realmente algún peligro? lTodo está en nuestras
analítico de volver efímero y, por tanto, apaciguar al arte, o permitirle cabezas? lNuestras prácticas, 'nuestras sociedades, r¡uestras institucio-
cierto grado de validez tratándolo como si hiciera lo que hace la filo- nes, están definidas exclusivamente por teorías, que en el fondo no
sofía, pero torpemente>), siendo la primera la opción elegida por Kant son sino ilusiones que nos protegen de ilusiones?
y la segunda la opción de Hegel. Para intentar responder a estos cuestionamientos desde la perspec-
La actitud de Kant hacia el arte es la del desinterés, lo cual es tiva de Danta, vayamos del lado del oponente reprimido, de lo que
compatible con la pretensión de su sistema filosófico de mostrar la han identificado y propuesto los artistas. Duchamp, para Danta, ha sido
universalidad del juicio estético. Con esto, según· Danta, Kant se pone un momento clave en la historia de la lucha del arte por ser reconoci-
cerca de la actitud de Platón, en el sentido de que, para este último, do por su opresor. Nos comenta que a Duchamp (Danta, 2005 b: 13)
nuestros verdaderos intereses deben estar en las formas puras y no le debe «la concepción de que, desde la perspectiva del arte, la esté-
en las obras de arte. Kant, como hemos visto, liga el juicio estético tica es un peligro, puesto que, desde la perspectiva de la filosofía, el
con una finalidad sin fin, con lo que el arte, desde el punto de vista arte es un peligro y la estética la agencia encargada de lidiar con él.
filosófico que lo limita a través de una teoría estética basada en la Sin embargo, ¿qué debería ser el arte si se deshace de la atadura de la
belleza -la cual implica distancia respecto a la realidad empírica-, belleza?)). Lo que sería el arte más allá de la estética es lo que intentó
no tiene utilidad alguna (Danta, 2005 b: 1 0): <<Por lo tanto, el arte es realizar Duchamp, según Danta. Es decir, no se trataba solo de no
neutralizado sistemáticamente, eliminado del dominio del uso [... ] hacer cosas bellas, haciendo cosas feas, sino de hacer arte más allá
y [... ] del mundo de necesidades e intereses. Su valor consiste en su de cualquier categoría estética, a lo cual, Danta hace una interesante
falta de valor». Entonces, aunque Kant suponga que el arte da placer, afirmación, comparando la liberación del arte con la liberación de
este se encuentra (11) «desconectado de la satifacción de necesidades las mujeres: «La forma de dejar de ser un objeto sexual no es conver-
reales o del logro de metas reales>J. El arte se convierte, así, en una tirse en un objeto antisexual, puesto que uno sigue siendo un objeto
especie de placer narcolépsico, cuyo valor, en todo caso, radica en a través de esa transformación, cuando el problema es cómo eludir

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y E)TÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

completamente la objetua!idad>l. La emancipación del arte con res-


pecto a la filosofía está en trascender su carácter de objeto, su esencia
basada en su apariencia, haciendo de lo que se percibe en el objeto
algo irrelevante para la definición del arte. Así, el arte escapa a su de-
finición por parte de la estética, lo cual, según Danta, nos lleva de la
postura kantiana a la hegeliana.
La pregunta de Danta, en relación al momento que la obra de
Duchamp implica en la historia del arte, es la siguiente: ¿Por qué un
objeto como Fuente (figura 1) -el orinal que Duchamp exhibió en
1917, en Nueva York, bajo el seudónimo de R. Mutt- es una obra de
arte, cuando un objeto que se ve exactamente como ella no es más
que un orinal? Ahora bien, ¿qué tiene que ver esta cuestión con Hegel?
Que su posible respuesta, planteada por el mismo gesto artístico de
exponer el urinal y no por un filósofo, implica el logro de !a conscien-
cia del arte por sí mismo. El arte, pues, en la época de Duchamp, llegó
al punto en que fue capaz de cuestionarse por su propia esencia, más
allá de la especulación filosófica; su carácter de objeto no dependía
de su definición por parte de una teoría del sujeto (Danta, 2005 b: 16):
«el dualismo sujeto/objeto es superado)). Así, si la obra de Duchamp
implica que la pregunta sobre la definición del arte se realiza desde
el mismo arte, ((el arte es ya filosofía en una forma auténtica, y ha
cumplido su misión espitirual al revelarnos la esencia filosófica en
su núcleo [... ] Por lo tanto, lo que el arte finalmente habrá alcanzado
Figura 1. Duchamp, Marcel. Fuente (1917)
como su cumplimiento y realización es la filosofía del arte)). El arte
se libera a sí mismo haciendo de sí una filosofía sobre sí mismo. Su
«misión espiritual)), a ojos de Danta, deducida de lo que, a su parecer, la irracionalidad, de su oponente. ¿Es, entonces, el fin del arte, el fin
ha llegado a ser por su desarrollo histórico, es la autoconsciencia; la de la filosofía como tal? Si la historia de la oposición ha llegado a su
autodefinición. Que cada obra contenga en sí su propia definición; fin, si la contradicción ha sido purificada, ¿en qué tipo de época es-
que no tenga que referir a una teoría externa al objeto artístico. Arte taríamos entrando? La respuesta de Danta es que nuestro arte es post-
y teoría se identifican en la obra. «Y, cuando lo hace, bueno, en gran histórico¡ que el arte mismo no tiene futuro, con lo cual la filosofía del
parte, el arte llega a su fin)). arte puede también realizar su fin: definir de una vez por todas lo que
Al realizarse el destino del arte, al convertirse en su opuesto, la el arte es, tomando en cuenta toda la diversidad que ha alcanzado,
filosofía misma que se definía a partir de aquel, irónicamente, se neu- gracias a que se ha agotado su concepto. Así, aunque puede seguir
traliza¡ pierde la justificación que implicaba la indefinición, el peligro, habiendo variadas manifestaciones artísticas, no habrá desarrollo en

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÜICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

el concepto de arte. El arte ha alcanzado, supuestamente, sus propios y, finalmente, todo junto desaparece en el expresionismo abstracto,
límites. Ahora bien, a todo esto, ¿cómo fue posible? ¿Cómo evolucio- lo cual por supuesto significó que la interpretación del trabajo pura-
nó el arte, de la estética socrática, al cuestionamiento de Duchamp y mente expresionista requería de la referencia a sentimientos sin obje-
de ahí a su fin? tos)). Contrario a Adorno, insisto, para Danta, el arte se convirtió en
La explicación de Danta parte de la identificación de dos modelos la expresión de sentimientos por parte del artista, y la apreciación,
impuestos al arte a lo largo de su historia. Un primer modelo, llamado en la identificación de ellos por parte del espectador, así como en su
mimético, que reduce el arte a la imitación de la realidad tal como juicio sobre la forma en que el artista los materializó en la obra. Ahora
se percibe (con base en la estética de Platón), y otro, el modernista bien, dada esta concepción, lo que en realidad le interesa a Danta es
(basado en la estética kantiana), en el cual se deja atrás la imitación y que «la historia del arte adquiere una estructura totalmente diferen-
se pone énfasis en el desarrollo de sus propios medios en· cuanto tal, te>>. Que la historia del arte se puede concebir más allá de su idea de
sin un fin ulterior. mímesis -distinta a la que concibe Adorno- y, por ende, más allá del
El primer modelo, entonces, puede ser concebido como (Danta, progreso de técnicas y medios: «ya no hay más una rázón para pensar
2005 b: 86) «la conquista gradual de las apariencias naturales>>; como el arte como si tuviera una historia progresiva [... ] No
'
la hay porque
un refinamiento de nuestras técnicas de representación de la realidad no hay tecnología mediadora de la expresión [... ] se fragmenta en una
para duplicarla; para imitar apariencias. Dicha historia, para Danta, secuencia de actos individuales, uno después del otro». El segundo
concluye con el desarrollo de los medios de reproducción en la fo- modelo, bajo el concepto de expresión, relativiza el' arte, con lo cual
tografía y el cine. ¿Quiere decir esto que otras artes, como la pintura, la historia del arte se reduce a (1 04) «las vidas de los artistas, una
fueron dejadas atrás? No. Es aquí donde entra el segundo modelo. El después de la otra».
arte en general, como la pintura ante el advenimiento de la fotografía, La relativización del arte tiene consecuencias en la forma en que
ya no solo intentó reproducir apariencias, sino definir la posición del definimos el arte y en la que pensamos su historia. Si no podemos
artista frente al objeto y la técnica en términos de los medios propios identificar progreso, la pregunta por el fin del arte no tiene sentido.
de cada arte. Así, se desarrolló una teoría en la que el fin de la obra ya Además, si la historia del arte es concebida como una sucesión de
no era representar, sino expresar la subjetividad a través del objeto, lo obras, cada una independiente de la otra, es imposible definir el arte
cual exigía que el espectador se involucrara en un complejo proceso en términos positivos -por lo que Adorno opta por hacerlo en términos
de interpretación. Con esto, Danta supone que (1 02) «el sentimiento negativos. Y esto va en contra de los intereses de Danta, por lo que
es entonces comunicado al espectador al grado de que el espectador rechaza el modelo expresionista y lo sustituye por su interpretación
puede inferirlo con base en las discrepancias. De hecho, el especta- de la filosofía de la historia hegeliana (Danto, 2005 b: 107), la cual
dor debe generar algunas hipótesis»¡ lo cual difiere, por ejemplo, de «requiere que haya genuina continuidad histórica y, de hecho, un tipo
opiniones como la de Adorno, en la que el arte modernista no busca de progreso [... ] un tipo de progreso cognitivo». La historia del arte
comunicar ni se presta a la interpretación, sino que, todo lo contrario, para Danta, entonces, no tiene sentido si la entendemos como un
intenta oponerse al sujeto; se niega a colaborar con él. Se podría decir, progreso de la técnica; habría que concebirla como un progreso de la
entonces, que para Danta, este segundo modelo es expresionista, con lo conciencia que ha llegado a su fin:
que, en él, lo importante no es la identificación de objetos, sino de sen-
La cuestión, entonces, es qué tipo de cognición puede ser esta, y la respuesta,
timientos (1 03): ((Los objetos se vuelven menos y menos reconocibles decepcionante como ha de sonar en un primer momento, es el conocimiento

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

de lo que el arte es[. .. ] La historia termina con el advenimiento de la autocon- obras que pretenden llevar en sí mismas su propia explicación, su
ciencia, o mejor, el conocimiento de sí[ ... ] El arte termina con el advenimiento
propia teoría y su propio imperativo. El arte, pues, al llegar a su fin, es
de su propia filosofía.
transportado al mundo de las ideas; ya no importa qué se haga ni qué
El modelo expresionista trajo como consecuencia la reducción del dirección tome la producción de arte, pues cada obra se dirige a sí
arte a movimientos basados en manifiestos y la concepción de la histo- misma; cada obra es su propio concepto. A lo cual, hemos de pregun-
ria del arte como la de sus discontinuidades, como si cada movimiento tarnos, ¿cuáles son estas obras que se han hecho y que nos han llevado
fuera una época, por efímero que fuera. Lo que Danta (2005 b: 109) a suponer que el arte ha rebasado todo modelo y que ya no depende
identifica, sin embargo, es que cada movimiento requería su propia teo- para su comprensión y su realización de ningún concepto exterior a
ría y que, <<ante la profunda interacción entre la ubicación histórica y la cada obra? ¿Cuáles son las obras que han consumado el destino de la
emancipación teorética, la apelación a los sentmientos y a la expresión historia del arte; a las cuales se llegó progresivamente, hasta el grado
lucía cada vez menos y menos convincente)>. Era como si, parafrasean- de no poder concebir progreso más allá de ellas?
do a Kant (11 0), «el arte fuera algo conceptua!izable sin satisfacer algún Para Danta, la conciencia del arte de sí mismo;comenzó a darse
concepto en específico>). Se podría decir, por tanto, que para Danta, las a comienzos del siglo XX, con el llamado periodo ~odernista, el cual
explicaciones basadas en la expresión no explican nada. no solo implicaba una nueva época, sino una crisis. Lo propio de esta
Por e!!o, Danta propone otro modelo para concebir la historia del nueva actitud del arte fue la de ver hacia el interior de sí mismo más
arte, con miras a su posible definición, a su fin -el fin del arte, pues, que hacia el mundo. Esta perspectiva trajo como consecuencia la pro-
es la posibilidad de su definición. Un modelo basado en estructuras ducción de nuevos tipos de objeto (Danta, 2005 b: 205): «volvernos
narrativas (Danta, 2005 b: 11 O) «ejemplificado por la Bildungsroman, conscientes de nosotros mismos como objetos no es lo mismo que
la novela de autoeducación, la cual !lega a su clímax en el autorreco- volvernos conscientes de cualquier otro objeto: es una nueva clase de
¡¡ nocimiento del yo>>. Un modelo en el que el arte es capaz de llegar al objetOJ>. ¿Nuevos objetos como cuáles? Objetos, según Danta, cuyos
:.¡
conocimiento de sí a partir de la realización de dicho conocimiento referentes son ellos mismos y que, para justificarse, tenían que defi-
en sí mismo (111 ), «demostrando, entonces, que la autoteorización nirse a sí mismos. Por ello (206), <da posterior evolucion del arte pudo
es una posibilidad genuina y garantía de que hay algo cuya identidad darse en lo sucesivo solo en el nivel de la filosofía)). Cada arte, así, no
consiste en entenderse a sí mismO>J. Así, lo que muestra Danta es que solo se encargaba de representar la realidad, sino de hacer percepti-
la historia del arte ha progresado en la dirección de la dependencia de bles sus propios límites. Y esto, para Danta, es un progreso cognitivo
cada obra de una teoría, al grado de que la teoría ya no es algo externo (207): <<el progreso del arte a la filosofía [.. . ] un progreso en la cog-
a cada obra de arte; cada obra es su propia teoría. Con esto, si la teoría nición [... ] donde la cognición se convierte en su propio objeto>). Es
quiere entender al arte, ha de entenderse a sí misma en el arte. Por en dicho sentido en el que cada obra se convirtió en su propia teoría.
lo que, como consecuencia de la evolución histórica, <<Virtualmente, Se negó, pues, que la representación, entendida como imitación de la
todo lo que hay al final es teoría, el arte finalmente se evapora en realidad visual, fuera la esencia del arte, lo cual inevitablemente llevó
una ofuscación de pensamiento puro sobre sí mismo, quedando, por a la abstracción y a la formalización. El concepto de representación
decirlo así, solo como el objeto de su propia consciencia teorética)). Y en arte se transformó; no se trataba de representar lo que vemos (208),
solo así es posible pensar que el arte ha llegado a su fin¡ es decir, solo sino <<una realidad más alta que la óptica>J, a través de la cual «nos
es posible pensar que el arte ha llegado a su fin cuando se realizan volviéramos más grandes y más espirituales como consecuencia de

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adaptarnos a ella>>. Justo esta narrativa de perfeccionamiento espiritual


y autoconsciencia es la que, para Danto, históricamente, ha llegado
a su fin.
Filosóficamente, las bases de esta narrativa las podemos encontrar
en Descartes (Danto, 1997: 6), quien «empezó a traer las estructuras
del pensamiento a la conciencia [... ] esas cualidades subjetivas que
la filosofía moderna puso en el centro». 77 Lo importante aquí son las
condiciones de la representación más que la representación misma.
La crítica de las condiciones de posibilidad, entonces, se volvió un
elemento fundamental en el arte, como en la filosofía de Kant. Ya no
era posible concebir el arte sin la crítica. Así, críticos de arte como
Clement Greenberg, consideraron que Manet es el equivalente en pin-
tura a Kant, lo cual, a su vez, posibilitaba pensar el arte dentro de una
narrativa análoga a la que guio la filosofía moderna desde Descartes
hasta Hegel: una narrativa del progreso de la conciencia hacia el co~
nacimiento absoluto. La cuestión que surge, a partir de estas transfor-
maciones del arte en relación a la filosofía, es ¿cómo el arte moderno
se convirtió en arte contemporáneo, en el cual ya no encontramos
narrativas bajo las cuales comprenderlo, ni estilos definidos? ¿Cómo
podemos comprender el paso del arte moderno al postmoderno?
Para Danto, el periodo modernista abarca desde 1880 hasta la dé-
Figura 2. Warhol, Andy. Brillo Soap Pads Box (1964)
cada de los sesenta, aunque la distinción entre m.oderno y contempo-
ráneo no fue clara sino hasta los setenta u ochenta. Ahora bien, llamar
a este nuevo arte postmoderno o, como Danto prefiere, posthistórico, con el ejemplo favorito de Danta: la Caja de Brillo de Andy Warhol
más que hablar de una comprensión de lo que sucede, habla de nues- (figura 2). El arte, supuestamente, dejó de apelar a los sentidos y em-
tra incapacidad para definir las nuevas manifestaciones. ¿Por qué? Por- pezó a hacerlo, más bien, al pensamiento, con lo que saber qué era
que parece que, actualmente (Danto, 1997: 12), «ha desaparecido el cada obra era saberlo filosóficamente (14): «Sin embargo, no fue hasta
linde de la historia. Todo está permitido [... ] lo más urgente es tratar de la década de los sesenta cuando una filosofía seria del arte se volvió
entender[ ... ] la década de 1970». Los sesenta fueron, para Danto, un una posibilidad; una que no se basara solamente en hechos locales>>.
paroxismo de estilos y los setenta, el momento en que el arte se con- La evolución histórica del arte en los sesenta, permitió, pues, para
ceptual izó de tal manera que ya no fue posible distinguir diferencias Danta, plantear la pregunta fundamental sobre el arte: ¿Por qué un
palpables entre objetos artísticos y objetos cotidianos, como sucede objeto es arte si ninguna de sus cualidades perceptibles lo distingue de
otro cualquiera que no es arte¡ si no hay criterios a priori sobre cómo
77. Todas las citas del libro de A Danto After the end of art: Contemporary art and the paJe o{ history
han sido traducidas por mí del original en inglés. debe lucir una obra?

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Justo antes de llegar el momento en que fue posible plantear la pre- era posible bajo los principios de la filosofía moderna, en específico,
gunta, en la época que Danto llama da edad de los manifiestOS>>, acep- de la estética kantiana. Este intento, Danto lo enmarca en el cambio
tar algo como arte era aceptar la ideología que lo justificaba, con lo de paradigma del modelo mimético al expresivo; el movimiento «del
que, en la búsqueda de la verdad que habría de definir el arte, lo que se ojo a la psique>>. Así, lo que se buscaba era redefinir el arte bajo una
imponía era la diversidad de ideologías. Sin embargo, parece que, para nueva narrativa, lo cual habría de redefinir también el modo en que
Danta (1997: 30), la búsqueda realmente, en algún punto de la década el arte tenía que criticarse: la crítica de arte ya no era solo cuestión de
de los sesenta, llegó a su fin: «a la conciencia de la verdadera naturaleza crítica de obras, sino una crítica de cada disciplina en particular; de lo
filosófica del arte>J, lo cual no se presenta a los sentidos sino a nuestro que cada una habría de ser, con miras a purificarse. El progreso, bajo
juicio sobre lo que el arte es. Así, el arte deja de valer por sus cualidades la perspectiva de Greenberg, no consistía más en el perfeccionamien-
estéticas, el goce que pueda brindarnos deja de ser tomado en cuenta, to de la representación de la realidad visual, sino en el desarrollo de
y más bien ha de ser juzgado por su aportación a la comprensión de lo los modos de expresión propios de cada disciplina. En la búsqueda
que él mismo es. ¿Cuál es, entonces, la verdad sobre sí mismo a la que, de la pureza en pintura, escultura, etc., a través de l'a constante críti-
supuestamente, accedió el arte? Una, probablemente, muy decepcio- ca que va depurando paulatinamente el concepto de' cada disciplina
nante (34): «que realmente no hay arte más verdadero que cualquier (Danto, 1997: 70): (<La historia del modernismo es la historia de la pur-
otro, y que no hay una manera en que el arte tenga que ser: todo arte gación>>. Sin embargo, hemos de preguntarnos: ¿esta depuración tiene
es igualmente e indiferentemente arte»; lo cual no significa que todo realmente bases estéticas? Es decir, ¿involucra elem~ntos patológicos
objeto es arte ni que todo arte sea de la misma calidad, por lo que una o solo considera criterios formales? ¿Se juzgan las obras por el senti-
definición de lo que es o no arte, resulta imprescindible, y con lo cual miento que producen en el sujeto o solo por su apariencia? Pareciera
regresamos a la pregunta sobre la Caja de Brillo de Warhol: ¿qué la hace que la interpretación de Greenberg de la estética kantiana es comple-
distinta de una que se puede comprar en un super~ercado? tamente formalista y desecha todo contenido empírico, pues Danto la
Ahora bien, ¿y qué si en lugar de pensar la verdad del arte como relaciona, de manera similar a las críticas de Adorno al pensamiento
algo filosófico y, por ende, conceptual, pensamos en ella como algo de la Ilustración, con el totalitarismo:
estético? ¿Si nos adaptamos a los cambios en el arte con explicaciones No es sorprendente, sino simplemente chocante, reconocer que el análogo po-
que refieran a nuestra sensibilidad y no al concepto de lo que el arte lítico del modernismo en arte era el totalitarismo, con sus ideas de pureza racial
[. .. ] Mientras más estrictamente -escribe Greenberg- se definan las normas de
es? Esto sería lo contrario a la postura asumida por Danto (1997: 56):
una disciplina, menos libertad permitirán en muchas direcciones.
«Para alguien cuya interacción con el arte es de este orden [estéti-
co], una teoría sobre el fin del arte no tiene sentido en absoluto; uno La consecuencia de la radicalización del formalismo, paulatina-.
continúa ajustándose y respondiendo a lo que sea que venga sin una mente, al llevar al límite la tensión entre las disciplinas artísticas y la
teorÍa>>. ¿Nadie, pues, fue capaz de articular una teoría estética que realidad, la cual era separada de la obra en un gesto de abstracción,
permitiera abarcar la diversidad de manifestaciones que se estaban hizo inestable la distinción misma entre arte y realidad. Para Green-
produciendo? Danto supone que solo Clement Greenberg se embarcó berg, lo que era arte se tenía que mostrar de manera inmediata. al ojo
en esa empresa, aunque su intento haya sido rebasado. a través de su forma¡ sin embargo, en virtud del· proceso de depura-
¿En qué consistió el intento de Greenberg? En definir los criterios ción que emprendió la crítica, dichas cualidades «estéticas» dejaron
estéticos a los cuales se tenía que ceñir el verdadero arte, lo cual solo de ser obvias, al grado de que ya no fue posible discernir, a través de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

la mera forma, entre un objeto artístico y uno común y corriente. En el que determinó el nuevo curso de las artes visuales>>, lo cual, pau-
contraparte, el mismo material de la obra se empezó a concebir como latinamente, fue alejando el arte de cualquier narrativa que juzgara y
una cualidad abstracta y a radicalizar (Danta, 1997: 72): «donde las definiera sus prácticas. Supuestamente, el éxito de obras como las de
propiedades físicas del cuadro -su forma, su pintura, su superficie pla- Duchamp y Warhol consiste en haber demostrado que un objeto pue-
na- se convirtieron en la inevitable esencia de la disciplina artística. de alcanzar el valor de arte sin recurrir a cualidades estéticas, por lo
Comparo esto con lo que se podría llamar lo abstracto formal, al cual que dichas obras demuestran que la estética no tiene que ser parte de
el nombre de Greenberg está indisolublemente asociado>>. la esencia del arte (112): «Lo que Duchamp hizo fue demostrar que el
¿Qué es lo que dejó de tomar en cuenta esta visión formalista, proyecto debería haber sido discernir cómo el arte debía distintguirse
según Danta? Cierto contenido, análogo al que la crítica de Adorno a de la realidad». El arte dejó de ser un asunto de gusto y se convirtió
la estética kantiana señala; sin embargo, el contenido que para Danta en una cuestión ontológica, tal como lo planteaba Platón, pero revalo-
dejó de ser considerado, no refiere a la negatividad, de naturaleza rándolo. Lo que se cuestiona, pues, es la separación misma entre arte
pulsional, que veíamos en Adorno, sino al significado (meaning) de la y realidad. Por ello, si la historia del arte inició con,dicha distinción,
obra, el cual es susceptible de ser sometido a juicio bajo procesos cog- al ponerse en duda, la historia del arte llega a su fin, y con ello (114):
nitivos y de interpretación, y es, por ende, de naturaleza conceptual. «Todo es posible. Cualquier cosa puede ser arte>>. El arte de hoy exis-
Por ello, para Danto (1997: 77): te, entonces, en una era plur;ilista; una en la que el arte ya no ha de
1

buscar su propia identidad porque, supuestamente, ya la encontró, y


El modernismo llegó a su fin cuando el dilema reconocido por Greenberg entre
obras de arte y meros objetos reales no pudo ser articulado en términos visuales,
ahora todos son libres de hacer arte como quieran.
y cuando se volvió imprescindible renunciar a una estética materialista a favor A estas alturas, cabe preguntarse, propiamente hablando, en qué
de una estética del significado. Esto, de nueva cuenta, en mi opinion, vino con consiste el pop. (Danta, 1997: 128) «El arte pop como tal se compone
la llegada del pop.
de lo que llamo emblemas de la cultura popular transfigurados en gran
La estética, pues, entendida en términos puramente formalistas, arte [... ] El arte popes tan excitante porque es transfigurativo [... ] La
como la de Greenberg, dejó de ser útil para explicar lo que estaba suce- transfiguración es un concepto religioso. Significa la adoración de lo
diendo con el arte que se producía en su momento, como el pop. ¿Po- ordinarÍOl>. Estamos, aquí, ante el que quizás es el concepto clave de
drá, entonces, una teoría del significado, como la de Danta, hacerlo? la teoría de Danto; su idea de transf;guración, de resonancias religio-
Antes de pasar a la exposición de la teoría dé Danta, que pretende sas, que se relaciona a su vez con la noción de aura que expusimos
definir el arte, así como a analizar su relación con la estética, hemos en Benjamín, pero que es concebido de una manera distinta a la de
de terminar de repasar la concepción de la historia del arte de este Adorno. Aquí, los objetos no se distancian de la realidad empírica
autor con algunas consideraciones. como suponía Adorno y, sin embargo, adquieren un valor superior.
Una de las mayores intuiciones de Danta con respecto a la apor- Mientras que en Adorno el arte se debía separar de lo ordinario, como
tación del pop y en relación al agotamiento del expresionismo es que, una mónada sin ventanas, en el pop, lo ordinario es lo que es elevado
mientras el expresionismo cada vez se separaba más de la realidad, (131 ): «la gente quería disfrutar de sus vidas tal como eran, y no en un
bajo sus propios principios críticos, las siguientes generaciones inten- plano diferente [... ] No querían posponer o sacrificar [... ] Solo ser de-
taron disminuir esa brecha y poner en contacto el arte con la vida jado en el mundo que el pop hizo consciente era una vida tan buena
cotidiana. Por ello, para Danta (1997: 104), «fue el pop, sobre todo, como la que cualquiera podría querer». Esta especie de divinización

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de lo ordinario, de la vida tal cual es, nos ayuda a distinguir, desde la Ahora bien, eso que supuestamente <<somos» y que la realidad ya
perspectiva de Danta, la obra de Duchamp de la de Warhol (132): «Lo nos proporciona, no tiene que ver con la mímesis de la realidad, de
que sea que haya logrado, Duchamp no estaba celebrando lo ordina- la que hablaban Benjamín y Adorno, ni con la belleza natural, que
rio. Estaba, quizá, disminuyendo la estética y probando los límites del veíamos en Kant, en la cual apreciar una obra de arte bella es como
arte». Duchamp, entonces, fue clave en el cuestionamiento de la esté- apreciar un objeto natural, sin concepto o fin que determine nuestro
tica como parte de la esencia del arte; pero el paso decisivo para que juicio. Pues aquí, lo que somos, no es referido a la naturaleza, sino
el arte lograra su supuesta autoconciencia, lo da el popal eliminar.la a lo que Adorno denominaría industria cultural. La belleza del pop,
barrera entre e! arte y la vida cotidiana, elevando esto último -transfi- en cambio, para Danta, se relaciona directamente con esta realidad
gurándolo-- a la dignidad de arte. No está de más destacar que, de esta social producida industrialmente (Danta, 2003: 140): ,yo creo que él
forma, el arte pierde todo el potencial revolucionario que Benjamín y [Warho[] sintió profundamente que la misma vida cotidiana era muy
Adorno pudieron ver en él, pues, así, no es capaz de agregar nada a bella y que sus objetos estaban dotados de una carga de significado
la realidad, ya que tan solo la celebra¡ como si el mundo de las sopas inconmensurablemente mayor de lo que el arte podría alcanzar». De
Campbe/1, las fibras Brillo y las botellas de Coca-Cola, en suma, el nueva cuenta es el significado, el concepto funda~ental de las no-
mundo de las mercancías, fuera el mejor posible. ¿Puede un arte así ciones estéticas de Danta. Si el pop era bello, lo era porque mostraba
seguir manteniendo la esperanza de reconciliación? Parece evidente significados que, en tanto que· conceptos, apelan al intelecto más que
que no, porque, como dice Danta, bajo esta concepción, el arte ya no a la sensibilidad. Conceptos que determinan objetos y funciones, en
1

tiene futuro¡ ha llegado a su fin. Solo trata de las cosas tal como son; relación a los intereses económicos de la sociedad. En realidad, Dan-
como si su labor fuera hacernos aceptarla o ayudarnos a soportarla, en ta tiene clara la mencionada oposición de ideologías estéticas: «Un
lugar de mostrarnos que algo más es posible. imperativo insistía en la diferencia entre el arte y la vida, y el otro
Las obras de Warhol, pues, eran una celebración de lo ordinario, insistía en su identidad». La belleza, pues, así como el rumbo del arte,
y la elevación de esto era lograda a través de la repetición de una para Danta, se definen por su identidad con la vida cotidiana, sujeta,
imagen (Danta, 2003: 136) '<hasta que la familiaridad se disuelve y en consecuencia, a significados, y no por su diferencia y su falta de
experimentamos lo milagroso de lo banaL>. Aquí, el uso de lo banal sujeción a fines o conceptos.
es indispensable; lo que se busca es el reconocimiento inmediato de El arte, entonces, y Danta (2003: 142) no parece tener empacho en
lo mostrado, que cualquiera se pueda identificar con la obra, sin que decirlo, prácticamente se iguala a la publicidad: «Warhol se inclinaba
por ello se convierta en algo trivial y se olvide. El punto es lograr que por ser una estrella, una celebridad, un producto publicitario, lo más
permanezca en la memoria de los espectadores como algo de supre- cercano a una divinidad que permite la cultura americana contem-
ma importancia. El pop, para Danta (2003: 138), es una especie de poránea: un ídolo artístico, algo que él inventó». Economía, religión,
"sacramentalidad de lo cotidiano>> que eleva a través del arte su visión filosofía, sociedad y arte parecen estar unidos bajo esta visión en una
de lo que supuestamente somos: unidad no conflictiva.
Evidentemente, la tan apreciada, por Adorno, distinción entre
Somos refrescos, sopa en lata, hamburguesas, patatas fritas, conservas dulces,
conos de helado. Somos pop. No somos pintura [... ] La intuición de Warhol alta cultura y cultura popular, se desvanece. Los artistas ingresan a la
fue que nada que un artista pudiera hacer nos aproximaría más a lo que el arte publicidad y la publicidad utiliza imágenes artísticas para transmitir
buscaba de lo que la realidad ya nos proporcionaba.
(Danta, 2003: 150) «parte de su aura a! producto anunciado». Warhol,

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pues, es el símbolo de una revolución cultural, cuya práctica primor- Mi propia impresión es que el poder del arte es el poder en efecto de la retó-
dial, para Danta (154), consiste en «transformar medios [means] en rica [... ] que tiene como objetivo la modificación de la actitud y la creencia.
El problema con la teoría platónica del arte es que reconocía el poder, pero
significados [meanings]>>; espiritualizar objetos elevándolos a la digni- trataba de reaccionar a él ofreciendo teorías filosóficas del arte de las que se
dad de conceptos de importancia social, con lo cual el arte pierde su desprende que el arte no podía ser peligroso porque era demasiado metafísica-
vocación de trascender la realidad social y referir a una realidad más mente insustancial.

auténtica y fundamental.
Aquí notamos otra diferencia fundamental en relación a Adorno.
¿Quiere decir esto que todo arte, al llegar el fin de la historia, ha
El peligro del arte, para Danta, tiene que ver con sus capacidades re-
superado toda contradicción entre. lo sensible y lo intelectual, entre el
tóricas; con su capacidad de convencer, afectar y modificar actitudes
sujeto y el objeto, y ha logrado la armonía que pretendía Platón en su
y creencias. Para Adorno, el peligro está relacionado con la violencia
República, desterrando todo peligro de su ámbito? No. Más bien, solo
patológica que el arte intenta conjurar a través del objeto artístico.
el arte que ha llevado la historia a su fin ha logrado esto. Pero Danta
Para Danta, el arte es reducido a discurso y a sus efectos, mientras que
no puede dejar de reconocer que se sigue haciendo otro tipo de arte, Adorno reconoce en la obra un contenido de naturaleza pulsional,
al cual denomina «peligroso» (Danta, 2003: 185): <<Yo creo que el una negatividad irreductible en el seno de la obra, que justifica su
análisis de Kant avanza un buen trecho en el camino de la explicación forma, a partir de la cual se opone a la realidad empírica. Finalmente,
de por qué el arte es peligroso. Es peligroso porque sus métodos están para Danta, el reconocimiento del poder del arte, más que una espe-
abiertos a la representación de cosas peligrosas, pero de tal modo ranza, como para Adorno, implica un problema moral que ha de ser
que se hace tan peligrosas como ellas». El peligro que puede implicar corregido (Danta, 2003: 187):
la obra misma radica en su oposición al orden social, lo cual ha de
Una vez que se entiende el poder, la siguiente tarea es de índole moral: eliminar
recordarnos a la negatJvidad que para Adorno debe ser uno de los la libertad meramente formal que el concepto de arte ha adquirido, por el cual
elementos constitutivos del arte, la cual determina su postura con res- las obras de arte pueden expresar cualquier cosa de cualquier modo sin efecto
pecto a la realidad. Ahora bien, para Danta, el peligro y la negatividad porque es arte. Esta es una libertad vacía, y su choque con la realidad lo vemos
en el racismo y la pornograffa.
no son algo fundamental, sino consecuencias de cierta concepción
filosófica impuesta al arte (186): AsÍ¡ para Danto, no se debería mostrar cualquier cosa en el arte;
Naturalmente, lo que a mí me preocupa es la re legitimación filosófica del arte, para él, hay obras que por el simple hecho de mostrar cierto conteni-
en la medida en que la misma deslegitimación es de origen filosófico. Aquí pa- do, no importando la forma en que lo hagan, son inmorales. Si bien,
rece haber dos tareas. La primera es en cierta medida arqueológica. Uno tiene la libertad formal busca mostrar ciertos contenidos dañinos, sin hacer
que volver a Platón e identificar qué era, por más que lo definiera, lo que él
percibía como peligroso en el arte. Y esto, por supuesto, lleva luego a la difícil daño --en virtud de la separación que logra con respecto a lo empírico-,
'1 cuestión de la corrección de su análisis y a la explicación, en último término, para adquirir consciencia de ellos, Danta, al reducir el arte a retórica,
de dónde radica realmente el peligro (si es que lo hay). ubica el peligro tanto en el contenido como en la forma -pues, así, el
contenido nos afecta a través de la forma-, con lo que podemos deducir
La empresa de Danta, la relegitimación del arte, por tanto, tiene que
que hay ciertos contenidos que no deberían ser mostrados de ninguna
ver, de fondo, con comprender el peligro con el que se le ha relacionado
forma posible, como los del racismo y la pornografía. A lo cual, me
y, a la vez, establecer una postura respecto a él, separándolo del arte en
pregunto: ¿Estos contenidos, entonces, han de permanecer por siempre
sí y considerándolo como un efecto de este (Danta, 2003: 186):
en la oscuridad, sin que haya alguna posible forma de manifestarlos?

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Bajo su concepción del fin de la historia, pues, podemos con- cuales el arte tendió a sofocar más y más: es una postura regresiva, que pugna
por recuperar una etapa del arte en la que el arte mismo era casi como magia
cebir en Danta dos modos de hacer arte: uno progresivo que busca -como magia profunda, que hace que las posibilidades oscuras se realicen.
la transfiguración del objeto en filosofía -y que se realiza en el arte
pop~ y otro regresivo que se empeña en la manifestación de conte- En esta relación con los impulsos fundamentales, que relaciona el
nidos peligrosos e inmorales. Profundicemos más acerca de lo que arte con los ritos primitivos, piensa Danta, quizá radica el peligro iden-
podría ser este último tipo de arte, a través de lo que Danta llama art tificado en el arte; sin embargo, a su vez, parece que para Danta la
of disturbation. evolución del arte sigue la dirección opuesta al contacto con dichos
Para Danta, existen dos tipos de frontera con respecto a los cuales impulsos1 hacia su espiritualización, como si la relación con los im-
se ha tratado de definir el arte: la frontera entre la filosofía y el arte y pulsos se perdiera en un arte desarrollado y solo nos quedaran, para
aquella entre el arte y la vida. La primera es la que Danta ha explorado relacionarnos, conceptos y significados. Por supuesto, Danto (2005b:
con más atención y sobre la que se basa su teoría sobre el fin del arte. 131-132) reconoce que «hay un componente subracional en cada una
La segunda se relaciona con la perturbación como efecto del arte, so- de nuestras psiques que el arte antiguo intentaba alcanzar, y es la reac-
bre lo cual hemos de tratar. El término disturbation art, en inglés, para tivación de este contacto -vemos estos impulsos erl' el Surrealismo y
Danta, refiere tanto a masturbation como a disturbance, en el sentido el Dadá- a lo que apunta el disturbatory art». Sin embargo, a su vez 1
de que busca producir una especie de espasmo así como introducir desprecia cualquier manifestación no conceptual de esta relación con
1

cierta amenaza o peligro en el ámbito de la vida. No basta en este arte los impulsos, por artística que pueda ser (132-133):- «Yo no disfruto el
con que el contenido de lo que se representa sea perturbador, sino que disturbatory art, quizás porque siempre estoy fuera de él y lo veo como
la obra misma cause un disturbio, con lo cual, la brecha entre arte y patético y fútil». Con esto, la teoría del fin del arte de Danta tal vez no
vida, entre imitación y realidad, es franqueada de una manera distinta puede ser tan concluyente como pretende si hay un tipo de arte que más
a como lo hace el pop. Así, la decisión de realizar la obra se convierte bien sigue la dirección contraria a la que supuestamente la historia ha
en una decisión existencial que implica cierto riesgo en relación con de tomar. Danta parece acercarse al fenómeno como a una excepción
la vida. Ahora bien, para Danta (2005 b: 123): «ordinariamente nues- que parece confirmar la regla que intenta postular: «El disturbatory art
tro involucramiento con el arte no es de este orden». Ordinariamente, sin embargo va contra el carácter histórico/ si mi construcción hegelia-
piensa Danta, el arte no se mete directamente en la vida ni se entro- na de la historia del arte es correcta/ pero nos recuerda de dónde debió
mete en nuestras decisiones existenciales -y por ello, el pop le parece haber madurado esta empresa filosófica altamente desarrolla)). Ahora
tan revolucionario; porque, a su parecer, une arte y vida sin peligro-. bien, ¿realmente puede definirse el arte y su historia, como pretende
¿Será este peligro del arte que es capaz de perturbar nuestra existen- Danta, si alguna de sus manifestaciones -como aquellas que intentan
cia, el que identificaba Platón? Danta acepta que dicho arte continúa hacer de la relación con los impulsos el fundamento y razón de ser de
siendo tan sofisticado como cualquiera, sin embargo, su fin no radica la obra- no entra por completo en la definición? ¿Basta con decir que
en la afirmación de su propia identidad y en su reconocimiento con- es una expresión primitiva, patética y fútil, que no ha evolucionado
ceptual, según la dirección que Danta asigna a la historia. Más bien hacia donde debería? ¿No nos dirá este tipo de expresión algo que no
(Danto, 2005 b: 127): podemos dejar de tomar en cuenta en relación al arte?
Las cuestiones sobre las excepciones y sobre !a relación de los
apunta a algo mucho más primitivo: apunta a reconectar el arte con aquellos
impulsos oscuros de los que se cree que el arte pudo haberse originado y a los impulsos y la estética con el arte, serán problemáticas en la obra de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

Danta. Según él, el fin del arte nos abre la puerta a una época de plu- depende en último término de quien los produce, sino de la evolución
ralismo, más allá de cualquier narrativa que intente imponer sentido a histórica del Espíritu, la cual ha de ser interpretada por filósofos para
la historia, pues con el pop han llegado a su fin. ¿Pero qué tan plura- establecer su correcta dirección. Y, entonces, bajo tales suposiciones,
lista es realmente esta época del arte? ¿Se puede realmente todo? ¿Ya Danta nos dice: «No tengo razones para excluir nada [... ] yo puedo
no hay ideología reinante? gustar de todo>>. Se proclama absolutamente pluralista. Pero, ¿puede
La evolución que llevó al arte a la era del pluralismo fue la realiza- aceptar que incluso lo que no encaje en su concepto de historia del
ción de obras que mostraran que (Danta, 2003: 212): arte, sea arte? ¿No es, más bien, que su pluralismo está limitado por
su teoría de la historia, y que no se puede extender más allá de estos
lo que constituye la diferencia entre e1 arte y lo que no es arte no es visual, sino
conceptual. Descubrirlo es algo que corresponde a la filosofía del arte [... j Los límites a un arte que pretenda ser radicalmente distinto? ¿Al grado de
artistas ya no necesitaban ser filósofos. Estaban liberados, una vez puesto el meterse, como el disturbatory art, con la vida misma -y no solo con
problema de la naturaleza del arte en manos de la filosofía, para hacer lo que
quisieran.
conceptos?
Para seguir profundizando en los cuestionamientos y en la obra de
'
Así, los artistas pueden hacer lo que quieran, excepto definir su Danta, a continuación se analizará su intento de definición del arte
propia actividad, tarea que Danta toma en sus manos. La verdad del contenido en La transfiguración de/lugar común, así como, posterior-
arte, pues, es un asunto de filósofos, mientras que (Danta, 2003: 217) mente, la complicada relación de su definición con las estéticas tanto
'
«en arte no hay ni verdad ni falsedad, lo cual significa que en último de lo bello como -de manera más acentuada- de lo sublime.
término el pluralismo resulta inevitable>>. Todo lo que haga un artista,
entonces, mientras haga arte, el cual es definido por filósofos como
Danta, es válido, siendo así liberado del peso de hacer algo verda- 5.2. La esencia del arte
dero, de la necesidad de justificar su obra en sus propios términos y
no en términos filosóficos. ¿Son realmente libres ·los artistas, de esta Uno de los objetivos de Danta, una vez identificado el fin del arte,
forma? ¿No es esta una noción de libertad sin autonomía? ¿Sin la posi- es el de determinar su esencia. Esto se ha intentado a lo largo de la
bilidad de que el artista defina por sí mismo el deStino de sus produc- historia de la Filosofía, pero a juicio de Danta, los filósofos que lo han
ciones, como si la historia, conceptual izada por Danta, lo hiciera de buscado han errado, debido a que, por su perspectiva histórica, han
antemano por él? Por otro lado, nos dice Danta que «la filosofía del confundido propiedades contingentes con propiedades esenciales.
arte únicamente puede discriminar entre obras de arte y meras cosas Así, Danta considera que él se encuentra en la perspectiva histórica
reales; no puede discriminar entre obras de arte, todas las cuales de- adecuada para definir de una vez por todas lo que el arte es.
ben encajar en sus teorías si es que las teorías tienen algo de bueno)), Danta considera que hay dos formas de pensar la esencia (Danta,
lo cual nos lleva a la siguiente, obvia, pregunta: ¿y cómo una buena 1997: 194): «refiriendo a la clase de cosas denotadas por un término,
teoría sabrá lo que es una obra de arte si no hay en ellas algún tipo o al conjunto de atributos que el término conota: por su extensión y
de verdad que nos permita distinguirlas de cualquier otra cosa? Danta su intensión)). El arte, considerado en toda su extensión, es indefinible
da por hecho que hay ciertos objetos en la realidad que son en efecto por la heterogeneidad de los objetos que pueden ser agrupados bajo
obras de arte y que se pueden distinguir conceptualmente de otro su concepto. Sin embargo, la definición que pretende realizar Danta
tipo de objetos, cuya definición, función o relación con la realidad no no procede por inducción, es decir, no parte de la observación de las

.1
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CARLOS A- GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

características de los objetos que se intentan definir, sino de los sig- Lo estético en la obra, contrario a la opinión de Adorno, no adquie-
nificados (meanings) a los que supuestamente las obras dan cuerpo. re sentido en su oposición a los modos de vida predominantes, sino
Esta noción de dar cuerpo (embodiment) va más allá de la distinción dentro de ellos; al interior de complejos sistemas filosóficos, de signi-
entre intención y extensión porque no depende de los objetos en sí ni ficados, los cuales hemos de descifrar para determinar el significado
de sus propiedades, sino del significado de la obra. Así, dos objetos de las obras particulares.
en apariencia idénticos, como la Caja de Brillo de Warhol y una caja Las obras y los objetos en general, pues, adquieren cierto sentido
de fibras, pueden ser diferenciados por sus respectivos significados. en determinados contextos y en otros pueden ser mencionados o ci-
Ahora bien, aunque las obras de arte varíen a lo largo de la historia, tados y adquirir otro uso o sentido. Entonces, una obra de arte solo lo
aumentando la extensión del concepto, Danta supone que su esen- es en su contexto y fuera de él no puede serlo. Lo que es arte se ha
cia es atemporal y que se revela a sí misma a través de la historia. El de entender en su contexto y fuera de él pierde su significado. Ahora
contenido de la obra y su medio de presentación son históricos; sin bien, planteémonos, junto con Danta, un ejemplo problemático, el
embargo, como para Danta las obras no apelan a la percepción sino caso del falsificador Van Meegeren. Vermeer, el artiSta falsificado por
'
al juicio, su apariencia no agrega nada a su definición y esta puede Van Meegeren, es reconocido como tal porque sus Obras tienen cierto
ser establecida de manera que valga para cualquier época y manifes- significado en el contexto holandés del siglo XVII, mientras que sus
tación artística. La variabilidad absoluta de las manifestaciones, en falsificaciones no pueden ser·arte, aunque sean perfectas imitaciones,
'
cuanto a su apariencia, es salvada y la definición posibilitada bajo el porque no tienen nada que ver con su significado original; porque fue-
concepto de pluralismo. Todo, pues, es posible en cuestión de apa- ron realizadas en un contexto en el que su producción no puede ser
riencia, pero no todo es arte y ello depende del significado de la obra. considerada arte. Así, aunque en apariencia una pintura de Van Mee-
En tanto que el significado de una obra depende de su inserción geren y una de Vermeer sean idénticas, para Danta (1997: 206) la del
en un momento histórico, se ha de tomar en cuenta la forma en que segundo es <<en verdad inconmensurablemente más vibrante que la fa-
las personas de cierto periodo se relacionan con sus objetos, así como bricación de Van Meegeren)) (figura 3). No hay, pues, en la apreciación
sus modos de vida. Con ello, los periodos de la, historia del arte no de Danta, ninguna consideración estética; lo que pueda ser arte es
son solo intervalos de tiempo, sino (Danta, 1997: 201) <<Un intervalo definido por su contexto -y no por oposición a él- porque conceptual-
en el que las formas de vida vividas por hombres y mujeres tienen una mente lo permite, pues se presupone que cada época está estructurada
compleja identidad filosófica)). Esto supone que la forma en que la narrativamente; como un sistema de ideas, de creencias filosóficas,
gente vive puede ser dilucidada en términos filosóficos; que es regida que a su vez determinan el significado de los objetos que en ellas se
por ciertos significados que a su vez determinan lo que puede o no ser producen. Con ello, las falsificaciones de Van Meegeren no aspiran
arte (202): «imaginar una obra de arte es imaginar una forma de vida a tener un uso en el sistema conceptual en el cual fueron realizadas.
en la cual juega un rol)). Ahora bien, para Danta, tratar una obra en Para lograrlo (207), sus producciones debieron hacer un <<enunciado
términos puramente estéticos es como sacarla del modo de vida que acerca del tipo de pintura que ejemplifica, y no un enunciado acerca
determina su significado: «despojarlas de su arraigo en formas de vida de lo que una pintura de Cristo en Emaús trata)), porque aquello acer-
y considerarlas en si mismas)); con lo cual, lo que así no se recono- .. ca de lo que la pintura trata depende del contexto holandés del siglo
ce, según Danta, es que cualquier cualidad estética, como la belleza, ~- XVII, con lo cual, si Van Meegeren aspiraba a ser considerado artista
solo tiene sentido bajo cierto modo de vida que se lo proporciona. ~1 debió hacer un enunciado que dijera algo sobre la pintura falsificada,

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Figura 4. Komar y Melamid. United States: Most wanted painting (1994~97)


'

que para él, la esencia de la obra no está en su materialidad, sino en


el supuesto mensaje que se da en esta (con lo que tendríamos que pre-
guntarnos qué sentido tiene tomarse la molestia de producir un objeto
en su materialidad si lo que importa es lo que se quiere decir, aunque
se haga bajo cierto estilo, y no el objeto en sí).
A las falsificaciones de Van Meegeren, Danta opone la obra de
los artistas rusos Komar y Melamid Most Wanted Painting (figura 4).
Figura 3. Meegeren, Han van. Falsificación de la obra de Johannes Vermeer,
Cristo con la adúltera (1941~1942) Básicamente, el proyecto de estos últimos es realizar encuestas sobre
lo que la gente quiere ver en una pintura para, estadísticamente, de-
terminar lo que han de pintar. El resultado, la pintura en sí, para Danta
haciendo que el significado de su falsificación fuera distinto de aquel (1997: 216), «no tiene lugar en el mundo del arte en absoluto. Lo que
de la pintura de Vermeer. Lo propio del arte, entonces, no es lo que se tiene lugar en el mundo del arte es la pieza de performance [ ... ] que
ve, no es la pintura en sí, sino el enunciado (statement) que a través consiste en la encuesta, la pintura, la publicidad, etc. [... ] Ese trabajo
de ella -al darle cuerpo a un significado- se realiza. Solo él puede es sobre el arte de la gente sin ser en sí mismo arte de la gente en
trascender su época y ser apreciado, a través del juicio, en otras (209): absoluto)). La obra, lo que vale como arte, entonces, no es la pintura,
«El mensaje, de hecho, trasciende su propia época y la nuestra>>. El sino el proceso de producción y aquello acerca de lo que el proceso
mensaje y no el cuerpo de la obra, con lo cual, a reserva de seguir habla. Al final, para Danta, Van Meegeren es una figura trágica que
confirmándolo en el análisis de los textos de Danta, podemos inferir no es capaz de embonar en su época y Komar y Melamid un par de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

bromistas que, sin un estilo particular (217), son ((verdaderos héroes lo que, siguiendo la analogía entre acción y obra de arte, «Una obra
del periodo posthistórico)). La comedia es lo que queda después del de arte es un objeto material más y)), siendo el problema de la filosofía
fin de arte. Ningún estilo en particular y ninguna exigencia estética. del arte resolver la identidad de y, como la filosofía de la acción ha de
La calidad de la obra, en todo caso, radica en la pertinencia de lo que hacerlo con x. <<Una solución wittgensteniana temprana fue esta: una
se quiera decir a través de ella y de los medios usados, en un contexto acción es un movimiento corporal determinado por una regla)). ¿Será,
determinado. Pero, entonces, me surge la siguiente pregunta acerca entonces, el arte un objeto determinado por una regla? Esto no resol-
de las falsificaciones de Van Meegeren: a través de sus actos y produc- vería el problema inicial de Danta, porque no es posible identificar
ciones, ¿intentaba decir algo? Y, aun si no tenía otra intención que la reglas específicas para el arte, válidas en cualquier época. ¿Cuál será,
de mostrar que era capaz de pintar como Vermeer, ¿no nos dicen sus entonces, la identidad de la incógnita despejada? (7) <<¿Qué clase de
actos y su producción algo sobre nuestra época, sobre el mundo del predicado es, en cualquier caso, una obra de arte?>)
arte, sobre la manera en que valoramos las cosas? ¿No nos dice más Como se indicó en el apartado anterior, ni el predicado de la imi-
Van Meegeren sobre nuestro mundo, incluso sin querer decírnoslo, en tación ni el de la expresión, para Danta, pueden definir todo tipo de
negativo, que Komar y Melamid haciendo encuestas? ¿Incluso el acto arte. Sin embargo, hay un concepto ligado a los dos anteriores, que
de estos últimos, no nos dice más si lo consideramos como un síntoma podría definir de mejor manera lo que buscamos: el de metáfora. La
y no como un performance o una especie de puesta en escena? ¿No metáfora no solo expresa o imita una realidad, sino que, involucrando
dice más lo que no dicen que lo que dicen en un statement? No para ambos aspectos, puede brindarnos conocimiento en virtud de la re-
Danta. Para él, una obra se define a partir de lo que el artista tiene flexión que es necesaria para su interpretación. Sin embargo, aún está
intención de decir, en cierto contexto, a través de ella. presente el problema sobre aquello en lo que se basa el conocimien-
Una vez establecido lo anterior, lo que nos queda es profundizar to que puede proporcionar; ello sigue siendo una incógnita, la cual
en el análisis de los conceptos que hemos de tomar en cuenta, bajo está involucrada en la determinación de lo que es ilusión y lo que es
la perspectiva de Danta, para definir el arte. Todos estos elementos realidad, cuyos orígenes en la tradición filosófica podemos encontrar
son abordados en su principal obra sobre el tem(;l, La transfiguración en Platón. ¿Cómo sabemos que una metáfora muestra una realidad o
de/lugar común, por lo cual, a continuación expOndré dicho trabajo. cómo sabemos que es solo una ilusión?Y, si podemos saberlo, ¿dónde
Se podría decir que La transfiguración de/lugar común es el inten- ubicamos el arte? Si consideramos el problema desde la perspectiva
to de Danta de dar respuesta a la pregunta sobre cómo podemos dis- de la verdad, pareciera que !a obra en sí, como lo establece la crítica
tinguir una obra de arte de un objeto común y corriente, aun y cuando platónica, no es más que una ilusión que, en el mejor de lo casos,
ambos luzcan idénticos, es decir, sin tomar en cuenta sus propiedades representa una realidad en la cual reposa la verdad. Sin embargo,
materiales o percibidas por los sentidos. Para ello, concibe una filo- Danta prefiere tratar el arte bajo una categoría distinta que, sin des-
sofía del arte bajo presupuestos de una filosofía de la acción. Así, al cartar la ilusión, permite abarcar un espectro de obras más amplio
hablar de arte, no se hablará simplemente de objetos, indiscernibles que aquel en el que lo que se muestra no es más que una imitación
muchas veces de objetos que no son arte, sino de acciones, siendo de una realidad exterior y más cercana a la verdad: el concepto de
una acción (Danta, 1981: 5) <<Un movimiento del cuerpo más Xl>/8 con representación.
El concepto de representación es utilizado en dos sentidos distin-
78. Todas las citas del libro de A. Danta The transfiguration of the Commonplace han sido traducidas
tos: uno religioso y otro simbólico. El primero es remitido a los rituales
por mí del original en inglés.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

en los que algo puede representar la divinidad bajo el entendido de a cuáles nos referimos, de los objetos ordinarios? El problema, enton-
que ello mismo es divino; de que dios está en él. En el segundo, algo ces, deja de ser estético y se vuelve metafísico.
está en lugar de algo más que se encuentra ausente. Así, el interés de Supongamos que tenemos dos objetos idénticos, uno de los cuales
Danta respecto a estos tipos de representación es conceptual (Danta, es un objeto cualquiera y el otro, uno que pretende ser arte y no una
1981: 19): «los dos sentidos de representación corresponden muy cer- mera copia del otro. Las intenciones con las que ambos fueron realiza-
canamente a dos sentidos de aparienda, siendo el primero en el que dos son distintas. Lo importante a destacar aquí es que estos hechos no
la cosa se muestra por sí misma [... ] y el segundo, en el que debemos son externos, sino que son parte de la constitución de la obra (Danta,
de hecho comparar la apariencia.con la realidad». Es el segundo tipo 1981: 36): «las obras están en parte constituidas por su ubicación en la
de representación el que para Danta está vinculado al arte y en virtud historia [... ] así como por sus relaciones con los autores[ ... ] no se pue-
del cual se distingue del ritual (21): des aislar estos factores de la obra porque ellos penetran, por decirlo
así, la esencia de la obra)>. Podemos inferir, entonces, que parte de lo
en un caso la relación era la de identidad -al ver la apariencia uno veía la
cosa- y en el otro la relación era la de designación, abriéndose una brecha, por que hace que una representación sea arte es cierta intención asociada
decirlo así, entre la realidad y sus representaciones, comparable a, si no es que a ella, en relación al contexto del autor. ¿Pero qué ti!po de intención?
de hecho la misma, que la brecha que percibimos al separar el lenguaje de la La respuesta, como hemos visto, en parte tiene que ser histórica;
realidad cuando aquel es entendido en su capacidad figurativa o descriptiva.
la intención a la que la obra· da cuerpo se tiene que entender en su
La distancia de este tipo de representación no es la distancia del contexto, determinado por sistemas de creencias fil~sóficas que posi-
desinterés estético de la que hablaba Kant, porque para Danta tal ac- bilitan la producción no solo del objeto sino de su significado (Danta,
titud puede ser tomada con respecto a cualquier cosa en la realidad 1981: 47): «que hubiera sido posible históricamente para tal objeto
y no explica nada sobre el problema específico de cómo podemos ser una obra de arte en una época y no en otra». Pero, por otro lado,
identificar obras de arte, además de que, en su opinión, separa a estas tiene que ver con el tema (subject) de la obra, que no se identifica ni
de toda actitud práctica, cosa que para Danta tampoco puede ser par- con el gesto, ni con la expresión -lo cual, para Danta, se asemeja más
te de la esencia buscada; a su parecer, las actitudes estéticas solo son a un síntoma.
convenciones de ciertas épocas. Lo que deberíamos identificar, por De nueva cuenta, Danta intenta establecer una analogía con la
tanto, en relación a este tipo de representación, no son las actitudes filosofía de la acción. Cuando alguien realiza una acción lo hace por
estéticas que le corresponden, sino que estas son posibilitadas por algún motivo; no tiene una mera reacción corporal. Y, aunque no sepa
1;,
1 sistemas de significados convencionales que determinan nuestra rela- decir por qué lo hizo, puede al menos hacerse la pregunta (Danta,
ción con lo que es ilusión y lo que es realidad. ¿Quiere decir esto que 1981: 48): '<La relación, entonces, entre una obra de arte y una cosa
las convenciones definen el arte? No, pues con ello regresamos al pro- en cuanto tal es, al respecto, análoga a la diferencia entre una acción
blema de encontrar reglas que valgan para el arte de toda época, cosa básica y un mero movimiento corporal, para toda apariencia externa)).
que es imposible; además, las convenciones como tal no nos ayudan a Una obra, así, ha de tener tema en relación a la intención del autor,
responder la pregunta fundamental de Danta sobre la diferencia entre ha de ser sobre algo, aun y cuando no sepamos sobre qué, pues la
una obra de arte y un objeto común y corriente. Podemos, sin embar- pregunta misma, si es arte, es pertinente. Y, aquello sobre lo cual la
go, al menos, plantearnos la pregunta de la siguiente manera: ¿Cómo obra es, está relacionado con su historia causal, con el contexto en el
se distinguen las representaciones artísticas, una vez establecido cual fue producida, con las razones que le dieron origen. Lo que se
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supone que se ha de hacer ante una representación artística, entonces, ¿Cómo lo reconocemos, entonces, si no es posible hacerlo a través de
es entender lo que esta pueda significar, su tema, en función de las las propiedades percibidas del objeto, ni de un concepto previo? La
intensiones y el contexto que la posibilitaron. respuesta apuntará a las relaciones que la obra estab-lece en su con-
La historia del arte, sin embargo, bajo la tesis de Danta, involucra texto. ¿Se pueden reconocer, empero, relaciones esenciales en el arte,
un elemento más: una progresión hacia la conciencia de sí. El arte como cuando uno reconoce a su tío por ser hermano de su padre?
ha evolucionado de tal manera que no se puede concebir el objeto El concepto de representación implica estar en relación con algo.
artístico sino como una reflexión sobre sí mismo, con lo que (Danta, ¿El arte con qué estaría, esencialmente, en relación? La respuesta de
1981 : 56) «las obras de arte han sido transfiguradas en ejercicios de Danta nos devuelve a la cuestión del tema (subject); la representación
filosofía del arte>>. Hacer arte es hacer, a la vez, filosofía del arte en el artística siempre está en relación con aquello acerca de lo que es,
objeto mismo: «la definición del arte se ha vuelto parte de la natura- sin que, necesariamente, aquello acerca de lo que es exista. ¿Qué
leza del arte de una forma muy explícita)). Parte de la esencia del arte, es entonces aquello acerca de lo que la obra es? Un concepto inten-
pues, yace en que, aquello de lo que trata y define su significado, es cional que, en tanto que forma parte de la esencia del arte, Danta lo
'
su esencia misma. Evidentemente hay cierta circularidad en el argu- llama, como si fuera una especie de propiedad del objeto, aboutness.
mento, lo cual «sugiere de manera casi irresistible que la filosofía y el El aboutness es el sentido que, en tanto que statement, formula el
arte son uno mismo» y que el arte no ha sido más que una parte de objeto artístico, y no requiere de una contraparte real para que la obra
'
la misma filosofía (y viceversa) que fue alienada de sí. Sin embargo, signifique. Su significado (meaning) radica en la relación que la obra
Danta pronto rectifica (57): <<Casi irresistible: pero es una sugerencia misma establece, sin que necesariamente se relacione con algo dife-
que prudentemente hemos de resistir». En realidad, si las fronteras rente a ella misma. Esto es así, porque el término significado puede ser
entre el arte y la filosofía se desvanecieran, ambos serían indefinibles, entendido de dos maneras distintas (Danta, 1981: 71 ):
y esto iría en contra de los intereses de Danta. El punto, más bien, es
un término significa aquello que representa, o lo que denota[. .. ] lo que es su
aclarar dichas fronteras de manera que se tomen ·en cuenta los intentos extensión [... ] Pero, a veces, un término, de hecho, no representa nada, o tiene
del arte de definirse a sí mismo, sin que ello lo convierta en filosofía. una extension nula [... ] algo más que su denotación debe invocarse para dar
cuenta de esto [... ] sea lo que sea, sería el segundo sentido de significado lo que
Así pues, intentemos seguir a Danta en su esfuerzo analítico de
parece necesario distinguir.
aclarar fronteras, bajo el siguiente cuestionamiento: ¿se puede reco-
nocer una obra de arte sin tener la definición· del arte? Incluso, radi- ¿Puede entonces el arte no denotar nada y sin embargo significar?
calicemos la pregunta retomando el planteamiento fundamental de Aquí, Danta hace uso de la distinción formulada por Frege entre sen-
Danta: ¿podemos distinguir una obra de arte de un objeto cotidiano, tido (Sinn) y referencia (Bedeutung) de una expresión. Una imitación,
si ambos son idénticos para la percepción sensorial y sin una defini- por ejemplo, debe tener ambos, pues no basta con que se entienda
ción de lo que el arte es? Como ya hemos mencionado, no podemos aquello acerca (about) de lo que la representación es, sino que ade-
partir de un conjunto de reglas o fórmulas para definir el arte, porque más establezca una relación de similitud refiriendo a algo real externo
su extensión es tal que lo impide (Danta, 1981: 61): «podemos ver a ella; que denote aquello de Ion lo que es (Danto, 1981: 75): "solo
mejor lo que se puede esperar de una definición del arte: no pue- por esa razón debería ser claro que entender que las imágenes repre-
de esperarse que nos dé una piedra de toque para reconocer obras sentan algo tiene poco que ver con entender de [of] qué son)>. Así, el
de arte». No necesitamos, pues, una definición para reconocer arte. arte puede o no ser una imitación, establecer o no una relación con la

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

realidad externa a la obra, pero no puede dejar de ser acerca (about) de la manera en que las palabras lo hacen, incluso si son en «Cual-
de algo. Una distancia se establece, entonces, entre al arte y la reali- quier otro sentido)) reales)). El arte es, en esencia, lenguaje puro -en
dad, separándose, a la vez, del ritual y la magia. Y, justo en este punto, tanto que significa algo- separado de todo referente y, por lo mismo,
es donde podemos abordar la relación del arte con la filosofía (78): no es susceptible de ser verdadero o falso. Por ello, la preocupación
Opinión que el arte, en cuanto tal, en tanto que es algo que contrasta con la de Danto al respecto (83) <<tiene que ver menos con la pregunta sobre
realidad, surgió junto a la filosofía, y que parte de la cuestión sobre por qué el cómo pueden ajustarse las obras de arte a la realidad [... ] que con la
arte es algo que tiene que ver con la filosofía puede ser relacionada con la cues-
diferencia entre realidad y arte)), siendo el valor filosófico del arte el
tión sobre por qué la filosofía no apareció históricamente en todas las culturas.
de haber ayudado a la conciencia de la separación que lo co~stituye.
Es decir, para que la filosofía existiera fue necesario que ciertas cul- Es en ese sentido en el que el arte fue capaz de llegar a su fin; cuando
turas, como la griega y la hindú, acuñaran un concepto de realidad fue capaz de hacer que un objeto cualquiera fuera separado de la
diferente al de los rituales religiosos; y para que esto fuera posible, ne- realidad cotidiana -en virtud de su capacidad de significar algo sin
cesitaba contrastar con algo distinto: con el arte, que es una representa- referencia-, sin modificación alguna de sus propiedades perceptibles.
ción que (Danta, 1981: 78) «establece totalmente la realidad y la pone a Lo anterior significa que ni las cualidades perceptibles
'
del objeto
distancia>). Detrás de esta separación, sin embargo, existe otra más fun- ni sus efectos sobre el espectador juegan algún rol en la definición del
damental: la separación entre el lenguaje y el mundo. Hay un contraste arte. De hecho, para Danto, saber que algo es arte -nuestra creencia
entre las palabras y las cosas y, por ende, entre las representaciones y de que el objeto es arte- determina los efectos estéticos del objeto y
la realidad. Una representación no es una cosa cualquiera, de la misma no al revés, es decir, que los efectos estéticos determinen lo que es
manera en que una obra de arte no es objeto ordinario (79): «Las cosas arte. Así, puede que haya estéticas y lenguajes propios del arte, pero
se distinguen de las representaciones en una relación muy diferente (o eso no contribuye en nada a su definición. Saber lo que es arte no re-
conjunto de relaciones) que aquel!as en las cuales se distinguen unas cae en nuestras respuestas estéticas ante e! objeto (Danta, 1981: 99),
de las otras)). Y el punto en relación con la filosofía es que solo esta sino en «Comprender[ ... ] que tiene cualidades a las que hay que pres-
requiere para articular sus discursos que sus conceptos se apoyen en la tar atención, de las que carecen sus contrapartes no transfiguradas)>;
mencionada distinción. No hay filosofía sin realidad y sin algo que con- cualidades que se relacionan, más bien, con su significado.
traste con ella. El arte, pues, es necesario para ser consciente de lo que ¿Qué es, entonces, lo que vale en el arte, si no es la experiencia
la filosofía es y, en este sentido, el arte que es consciente de sí mismo estética que ofrece? Aquello que no ofrecen las cosas ordinarias ni la
es el que es capaz de articular en el objeto artístico la relación del tal cruda materialidad; el significado que las distingue de estas. Las obras
objeto con el discurso filosófico que lo requiere para existir. de arte (Danta, 1981: 11 O) ((son sobre teorías que también rechazan, e
El arte se separa del mundo en virtud de su capacidad de articular interna! izan teorías que cualquiera que pueda apreciarlas debe enten-
un sentido, es decir, de significar, de decir algo acerca de algo que der, y aluden incluso a teorías adicionales, cuya ignorancia empobre-
no necesariamente existe (aboutness). Así pues, el sentido de la obra, ce la apreciación de estas obras)). No hay, pues, arte sin teoría, siendo
i
1

su significado, está en la obra misma. Pero, entonces, aquello que es esto último lo que lo define. Las obras de arte son (111 ):
portador de sentido y que contrasta con la realidad, ¿es real? ¿No es la obras teoréticas [... ]tan conscientes de sí, de hecho, que casi ejemplifican un
ilusión parte de la realidad? ¿De qué manera lo es? (Danto, 1981: 82) ideal hegeliano en el que la materia se transfigura en espíritu, habiendo difícil-
ment: en este caso un elemento de la contraparte material, el cual no puede ser
«Las obras de arte, en cuanto clase, contrastan con las cosas reales justo
cand1dato para ser parte de la obra de arte misma.
"·'¡'

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CARLOS A_ GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

Lo estético depende de lo teórico. De la conciencia que la obra una diferencia lógica -en contra del punto de vista de Adorno, en el
realiza en sí misma, no en las propiedades del objeto, sino en función que la oposición total de la obra, su negatividad, como mónada sin
de las relaciones que establece con su contexto; del sistema, históri- ventanas, y no solo un elemento que se separa y se distingue de lo
camente determinado, en el cual se inserta la obra. La apreciación de empírico, es lo decisivo en la configuración del objeto. Los límites de la
la obra, entonces, no consiste en experimentar los efectos del objeto interpretación y de la obra son, por tanto, históricos, no en el sentido,
sobre nosotros, sino en interpretar la teoría implícita en lo que esta- como se mencionó, de que la obra se oponga a lo existente, sino de
mos viendo. La apreciación es un proceso cognitivo y no estético¡ el que, en virtud de las relaciones en las que la obra es insertada en la red
proceso de determinar, conceptualmente, la relación de la obra con de lo existente, un objeto cotidiano adquiere un significado superior,
su contraparte material, con lo cual, la pregunta filosófica en relación un significado filosófico, sin dejar de ser por eso un objeto cotidiano
a la apreciación del arte, a su interpretación (Danta, 1981: 114), es (134): <<el mundo no ha de ser superado a favor de un mundo más alto,
«cuáles son las diferencias estructurales entre responder a obras de sino que ha de ser cargado con las cualidades de un mundo más alto}).
arte y responder a meras cosas}). Dado lo anterior, lo que debemos precisar es la relación entre la teoría y
Para empezar, hemos de identificar que un objeto es una obra de el arte -pues el segundo depende la primera- que determina
' el tipo de
arte, para después interpretar los elementos que constituyen su estruc- interpretación que hace de un objeto, obra de arte.
tura. Y, como decíamos, si el objeto es sobre (about) algo, si significa Danta plantea el problema en relación al tipo de representación
algo más de lo que vemos en él, entonces es una obra de arte y hay una que, a su juicio, es el arte. Es decir, en tanto que ei arte es un tipo de
estructura intencional-la cual constituye su significado- que interpretar representación particular, le ha de corresponder un tipo de interpre-
en ella. Así (Danta, 1981: 119), <<interpretar una obra es ofrecer una tación específica. Ahora bien, como hemos visto, para Danto el arte
teoría acerca de lo que trata la obra, sobre cuál es su tema)). Ofrecer tiene una historia particular dentro de la cual, lo que pretenda ser arte,
una teoría sobre lo que el objeto significa, siendo que la estructura de ha de ser interpretado. Dicha pertenencia a la historia del arte -el
la obra es un sistema de relaciones con las cuales el objeto establece inscribirse en sus procesos evolutivos- es uno de los elementos que
identificaciones¡ un sistema de relaciones intencionales que no pueden distingue un objeto que pretende ser arte del que no lo es, aunque en
ser percibidas sensorialmente en el objeto y que definen sus límites. apariencia sean idénticos. Las relaciones que determinan el significado
Cada interpretación de un objeto, pues, ofrece un sistema distinto y del objeto, entonces, han de ser leídas en el marco de la historia que
constituye obras distintas, lo cual hace posible que objetos idénticos ha posibilitado que ese objeto signifique algo, que sea un statement
sean obras distintas (125): «Uno puede ser un realista acerca de objetos que diga algo pertinente en el supuesto mundo del arte; que tenga va-
y un idealista acerca de obras de arte>>, ya que lo que se interpreta es la lor filosófico, de acuerdo a los cuestionamientos que es posible hacer
idea a la que el objeto da cuerpo, no el objeto en sí. La interpretación, en cada época. En virtud de lo anterior, una obra de arte tendrá un
entonces (126), «es algo como un bautizo, no en el sentido de dar un contenido distinto al de un objeto que, aunque idéntico en apariencia,
nombre, sino una nueva identidad, participación en la comunidad de no se haya inscrito dentro de la historia del arte (Danta, 1981: 143):
los elegidos>>. Hacer arte es tomar cualquier objeto e introducirlo en «Un contenido, entonces, ha de ser más profundo que el otro>>; sin
una red de relaciones en la que signifique algo más; en la que es transfi- embargo, este contenido como tal no es lo que busca Danta para de-
gurado, elevado, al reino del arte, sin que por ello pierda su significado finir el arte, porque para él, no hay un contenido en particular que se
literal; sin que se oponga al significado ordinario, pero estableciendo le tenga que asignar. Hay que insistir en que, para Danta, la diferencia

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

fundamental está en el tipo de representación que es el arte y no en su Por tanto, tenemos que lo propio de los objetos artísticos es su
contenido, por profundo que pueda ser -con lo que podemos suponer complejidad semántica, aun y cuando pueden ser estéticamente po-
que una obra puede ser extraordinariamente superficial, en relación a bres, siendo su forma la que determina su significado y el contenido
su contenido, y aun así, de excelente calidad. solo aquello que se muestra de cierta forma -por relevante que pueda
Entonces, si en la representación artística el contenido no deter- ser dicho contenido para los individuos de cierto contexto-. El con-
mina en absoluto su carácter artístico, ¿qué sí lo hace? Su antítesis, tenido, entonces, es completamente determinado por la forma bajo
la forma en que la obra representa un contenido (Danta, 1981: 146) esta perspectiva, con lo que, al final, lo único que nos queda para
«para llamar la atención sobre cómo es presentado el contenido)). La definir el arte es, precisamente, su forma, como si del análisis lógico
pregunta obvia en relación con esta caracterización de la forma del de un argumento se tratase -aun y cuando el contenido no sea recha-
objeto artístico, es ¿qué hemos de entender por «llamar la atención))? zado- (Danta, 1981: 157): «la imagen a la que el medio da cuerpo,
Siguiendo el texto de Danta podemos contestar que una obra de arte estrictamente hablando, supone no tener propiedades propias. Así, si
(147) «presenta el contenido de una forma que muestra algo sobre las flores representadas son amarillas, lo más que tenemos derecho a
el contenido presentado)). No basta, para Danta, que el arte muestre decir de eso en la imagen que muestra este rasgo de 'ellas,
'
es que es de
contenidos bajo cierta forma -una bella, por ejemplo-, por muy im- [of] amarillo)). El amarillo presentado en el cuadro, a pesar de todas sus
lii
portante que sea para los hombres de cierta época presenciar dichos cualidades estéticas, no importa en el juicio de si el objeto es arte o
contenidos, sino que lo haga de manera tal que la forma en que se no; lo que importa es que el cuadro muestre esta c~racterística de (of)
presenta la obra muestre algo acerca del contenido presentado ya en las flores para significar algo sobre (about) ello. Se trata de un asunto
algún objeto cotidiano -aconteciendo esto último, evidentemente, conceptual; de lenguaje y formas puras. Después de todo, Danta es
de forma cotidiana. Sin embargo, es necesario insistir en la pregun- un filósofo analítico.
ta, ¿mostrar qué? O, quizá, debamos más bien preguntar: ¿«llamar la ¿Cómo podemos, entonces, entender que una obra exprese y que
atención)) sobre qué? Me parece que la respuesta la hemos de buscar lo haga a través de cierto estilo, sin tomar en cuenta factores estéticos?
en el título mismo del libro: mostrar que lo cotidiano, el lugar común, ¿Qué entiende Danta por expresión y estilo, y qué relación tienen
puede encarnar significados filosóficamente relevantes; que un objeto estos términos con la forma y el contenido de las obras? Con la res-
puede transfigurarse en autoconsciencia, en una teoría sobre la reali- puesta a estos cuestionamientos, Danta finalizará su intento de definir
dad, sin perder su carácter de objeto cotidiano. Por ello, para Danta, la esencia del arte.
cada obra ha de ser interpretada en sus propios términos, porque cada Las obras de arte no solo representan, sino que, al hacerlo, ex-
obra es como un argumento distinto sobre la realidad en la cual se presan algo sobre los sujetos que las han llevado a cabo con cierta
encarna, entendible a partir de su propia lógica, de la forma en que intención, la cual no se reduce al significado, sino que, a su vez, busca
muestra su contenido, en su propio contexto. Lo propio de la repre- afectar a los espectadores, por lo que aquí se introduce, por su perti-
sentación artística, entonces, no es denotar un contenido, sino conno- nencia, el concepto de retórica. Con esto, la pregunta sobre la esencia
tar¡ agregarle un significado que no puede ser totalmente determinado del arte apunta (Danta, 1981: 165) «al punto de intersección entre
en relación a algún referente, lo cual, a juicio de Danta, pone al arte estilo, expresión y retórica)).
en una inevitable relación con la metáfora, la expresión y el estilo; La retórica es aquí entendida como la práctica que causa que !a au-
como si compartiera una estructura con los tres términos. diencia asuma cierta actitud hacia el tema del discurso (Danta, 1981: 165):

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

«hacer ver cierto tema bajo cierta luz>>. Así, un orador no solo dice En mi opinión, lo más interesante de la tesis de Danto es que en
algo sobre un tema, sino que intenta transformar la manera en que todo momento la empuja al borde de sus propios límites, como cuan-
la audiencia recibe el tema del discurso. El orador, pues, realiza una do, después de haber definido la metáfora en función de su forma
representación con una intención que va más allá de la de significar lógica, afirma que las más grandes metáforas son aquellas en las que
algo. Pero, este más allá, ¿no es estético? No para Danto -y en con- (Danto, 1981, 172) «el espectador se identifica con los atributos del
tra de lo que, por ejemplo, piensa Longino, como vimos. Para él, lo personaje representado: y ve su vida en términos de la vida represen-
propio de la retórica no es afectarnos sensiblemente -aunque pueda tada [... ] donde la obra de arte se vuelve una metáfora de la vida y la
recurrir a ello- (167), sino <<representar [el mundo] de tal manera que vida es transfigurada>>. Cuando nuestra vida cambia en función de una
nos haga verlo con una cierta actitud y con una visión especial)). Es estructura puramente formal con la que nos identificamos (173): «eres
una cuestión, fundamentalmente, de perspectiva y no de afectos. De aquello de lo que en último término trata la obra, una persona común
ver algo como si fuera otra cosa distinta: a Napoleón como si fuera un y corriente transfigurada en una mujer asombrosa)). ¿Quiere decir esto
emperador romano. Es justo esta función de la retórica a la que el tex- que la meta última del arte es definir nuestra identidad en función de
to de Danto ha intentado apuntar en todo momento: una <(transfigura- su forma lógica, transfigurando nuestra cotidianidad en la de personas
ción metafórica)), en función de la estructura significante del objeto, asombrosas, sin que nada cambie objetiva y materialmente hablan-
que mueve a las audiencias a adoptar cierta perspectiva. do? ¿No es esto una especie de mistificación de fllasas, como solía
Con esto, la relación entre el afecto y la estructura del discurso decir Adorno? Quizás. Pero Danta reconoce que algo más cambia
al que da cuerpo la representación, es de subordinación del primero aparte del significado que damos a nuestra identidad (174): <(es, más
al segundo. La representación (Danto, 1981, 169) «te hace tener esa bien, el poder de la obra el que la metáfora implica, y poder es algo
emoción y no solo te dice lo que deberías estar sintiendo)), es decir, que debe sentirse>>. Cambia, también, la manera en que nos sentimos.
determina intencionalmente lo que la audiencia ha de sentir, a través Pero, ¿qué factores hay involucrados en estos sentimientos? ¿Son ele-
de su estructura. ¿No es esto reducir el arte, en relación con la estética, mentos puramente formales? De ser así, entonces, ¿por qué el arte que
a manipulación de sentimientos, tal como suele hacerlo la propagan- perturba (art of disturbation), como vimos, no va en la dirección de la
da? Para Danto, la participación de la audiencia Con la obra debe ser evolución histórica que propone Danta, y el pop sí? ¿No deberíamos
activa; no se trata simplemente de recibir contenidos que la afecten. considerar factores que no sean puramente formales, como insistía
Sin embargo, dicha participación parece centrarse en seguir el hilo del Adorno, retomando las aportaciones psicoana!íticas?
argumento que propone la obra e interpretar lo que dice y lo que pide Que las representaciones artísticas sean intencionales, asegu-
hacer y pensar -no lo que no dice, lo cual sería una interpretación sin- ra Danto (1981: 175), no implica que se les tenga que reducir a la
tomática como las apoyadas en conceptos marxistas y psicoanalíticos-, conciencia: <(puede haber lugar para una teoría que remita el arte al
con lo que la labor del artista puede describirse como (179) <(explotar inconsciente del artista, sin que esto cambie de ninguna manera las
el momento del oyente>> para hacerlo aceptar su punto de vista. La me- relaciones conceptuales entre el arte y sus intenciones>>; pero Dante
táfora misma es definida como (171) «una especie de silogismo elíptico no se introduce en el estudio de lo que esa teoría -a la que refiere
con un término faltante y, por tanto, una conclusión de entimema>>. como «psicología» y no como teoría estética- podría ser, porque se
Claramente, los intereses teóricos de Danta son puramente formales. centra exclusivamente en las características formales de la representa-
Comprender una obra de arte, así, es seguir la lógica de un argumento. ción que contribuyen a que sintamos lo que nos hace sentir. Entonces,

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podemos insistir en la pregunta: bajo estos términos, ¿por qué preferir función de sus herramientas de análisis lingüístico? ¿Una alienación ba-
el pop sobre el arte que perturba? sada en una definición del hombre en la que este es capaz de separarse
Me parece que en este punto de la exposición, hemos de pregun- a sí mismo de la naturaleza y de las contingencias del mundo? ¿Habrá,
tarnos qué es lo que expresa el arte para Danta y si eso que expresa ha detrás de esto, un proyecto de dominio, análogo al que denuncia Ador-
de de ser tomado en cuenta como elemento esencial de la constitución no en la Dialéctica de la Ilustración?
de la obra. Las obras de arte (Danta, 1981: 189) ((no simplemente re- En relación con lo anterior, me parece que no es sorpresa que
presentan temas, sino propiedades de los modos de representación)). Danta recurra al concepto de genio de la modernidad para tratar de
Entonces, ¿su expresión puede ser reducida a formas de representar, in- referir al tipo de conocimiento que el estilo implica. El estilo, así, no
dependientemente de cualquier tipo de contenido, como el pulsional? se aprende ni se entrena como si fuera una habilidad técnica (Danto,
¿No participa en la obra algo más de la subjetividad del autor que su 1981: 200): «el estilo es un don)). El estilo, entonces, en realidad, va
modo de representar? Al parecer, todo lo que el artista puede expresar más allá del conocimiento y del arte entendido como técnica, al grado
en la obra, para Danta, es abarcado en el concepto de estilo, siendo lo de que Danto parece hacerlo el referente último de' estos (201 ): ((el
'
propio del estilo (193) <da correlación de forma y expresión)): el estilo estilo es e! hombre mismo. Es la manera en que es heCho>). No es, en-
como expresión de la forma en que el autor representa el mundo. Es, tonces, para Danta, una cuestión de dominio técnico, sino de auten-
por tanto, falso que una obra, bajo esta perspectiva, exprese sentimien- ticidad. Pero, ¿es así? ¿No habrá en el fondo, como sospecha Adorno,
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tos o contenidos no formales; en todo caso, los ejemplifica a través de un contenido que se intenta dominar y que, en la falta'
de reconoci-
metáforas, las cuales, como hemos visto, son descritas por Danta en tér- miento, radicaliza la alienación del sujeto, nulificando la promesa de
minos puramente formales (197): «El interés filosófico radica en que el reconciliación? ¿No está Danta recurriendo a una especie de ((jerga de
concepto de expresión puede reducirse al concepto de metáfora, cuan- la autenticidad)) 79 para hacer pasar habilidades y productos técnicos
do la manera en que algo es representado se toma en conexión con por cualidades metafísicas, impidiendo así el reconocimiento de otros
el sujeto representado)>. La expresión, al ser reducida a representación factores en la conformación del sujeto y sus productos?
metafórica, reduce lo expresable del sujeto a lo formal, al grado de afir- Me parece que, al negarse a aceptar que lo estético sea parte de
marse que lo que el estilo expresa es «lo que queda de la representación la definición del arte, Danta también se niega a reconocer en las pro-
cuando sustraemos su contenido>>. Ahora bien, como mencioné, Danta ducciones del sujeto algo más que estructuras formales. La ausencia
suele radicalizar sus conceptos, pues líneas después de la frase anterior, de cualquier contenido en la definición del arte, sobre todo de conte-
corona diciendo que (198) <<el estilo es el hombre mismo: es la manera nidos pulsionales, acarrea un conflicto ineludible en la relación entre
en que representa el mundo, menos el mundo, tomando al hombre, el arte y la estética. ¿Es que puede realmente haber arte sin estética? En
portentosamente, como la encarnación del mundo)). El hombre mis- la obra de Danto, me parece que La transfiguración del lugar común
mo, definido a partir del arte, como su modo de representar el mundo, no es su última palabra al respecto. Aún hay un texto más que analizar
separado del mundo y de todo contenido. El hombre como la transfi- a profundidad, en espera de que arroje alguna luz sobre el problema
guración que hace de él la encarnación de la palabra; de sus propias que aquí nos interesa acerca de las posibilidades del arte en relación
representaciones, en un sentido exclusivamente formal, frente al mundo a nuestros afectos: el abuso de la belleza.
y sus contenidos. ¿No hay implícita en esta teoría una alienación como
79. Este es el título de uno de los libros más importantes de Adorno en el que critica a los filósofos que
la que Adorno le criticaba a la estética kantiana, pero radicalizada en idealizan concepciones al grado de crear una jerga que ya nada tiene que ver con la realidad.

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5.3. El arte y su conflicto con la estética cultivados en cuestiones de gusto, como si detrás de ello no hubiera
un discurso que los determina. El reclamo de Danto es que, aunque
¿Por dónde podemos empezar a caracterizar el conflicto entre la se suponga una experiencia libre de determinaciones conceptuales,
estética y la concepción de arte de Danto? Quizá por la oposición críticos como Greenberg (90) «dieron razones, aun si la indagación
que las teorías estéticas suelen realizar entre belleza y consideracio- de la calidad estaba en función del ojo». Pero, ¿no estamos así con-
nes prácticas, es decir, a partir de la noción de satisfacción desinte- fundiendo dos órdenes distintos de juicio? ¿No está igualando Dan-
resada, de un goce sin concepto, central en la estética kantiana, que to, al recurrir al ejemplo de críticos como Greenberg, la calidad de la
hace preguntar a Danto (1997: 82-) <<¿qué tipo de satisfacción puede obra, <<the goodneSS!! 1 con una experiencia que para ser juzgada no
ser esa?>J. puede referir a conceptos de ese tipo sino, como dice Kant, al libre
Nuestro autor reconoce que, para Kant, no hay distinción entre juego de nuestras facultades? ¿No está eliminando la distinción que
belleza artística y natura!. Ahora bien, ¿la esencia del arte ha de pretende criticar, entre lo práctico y lo estético? ¿No está clausuran-
reposar en la belleza siendo que esta no es una propiedad exclusiva do Danto la posibilidad de hacer una crítica de la experiencia que
1

de los objetos artísticos? Según Danta, justo lo que Duchamp vino a obras como las de Duchamp yWarhol nos ofrecen, 'por insistir en su
demostrar con sus ready-made es que esto no tiene que ser así. Que reconocimiento como arte de buena calidad?
dichos objetos, para ser arte, no han de poseer alguna cualidad es- En el caso del pop, por ejemplo, Danta (1997: ,92) sabe que los
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tética, por lo que (Danta, 1997: 84) <<la belleza, de hecho, no puede objetos que se suelen utilizar, al provenir del ámbito comercial, es-
ser un atributo esencial del arte)). Con base en tal razonamiento, tán diseñados para atraer la atención (catch the eye), pero «lo que
para Danta, la crítica de arte no puede reposar en consideraciones hizo del pop gran arte, en vez de arte comercial, solo tuvo que ver
estéticas. Pero, ¿no implica esto reducir la aportación de la estética a accidentalmente con las cualidades estéticas que les dieron éxito
la comprensión del arte, a lo bello, como si lo único que nos pudiera como arte comercial>>. Entonces, cuando el pop transfigura objetos
decir la estética sobre el arte es que este debe ser bello? cotidianos en arte, ¿no eleva también la experiencia estética? Podría
Otra discusión, sin embargo, puede ser estqblecida al respecto. ser que sí, pero para Danto eso es indiferente para determinar por
La estética descansa sobre los conceptos de experiencia y de gusto. qué el pop es arte, así como su calidad. Lo que importa, bajo su
¿Tendrá el arte alguna relación esencial con ellos? Si la apreciación lectura de Hegel, es el significado de la obra y el modo en qUe di-
del arte se basara en dichos conceptos, para poder llegar a un acuer- cho significado es presentado en un objeto. Ahora bien, para Danto
¡:¡ do sobre las cualidades de una obra debemos suponer, como hace (98), el «error de la crítica de arte kantiana es que separa la forma
Kant, un sentido común, una facultad universal de comunicación, del contenido», lo cual parece coincidir con la crítica de Adorno
ciertos presupuestos subjetivos que todos hemos de compartir, sobre que nos llevó a considerar la necesidad de recurrir al psicoanálisis.
los cuales se apoyen los juicios estéticos. ¿Cuál es la postura de Dan- Pero, ¿qué entiende exactamente Danto por contenido? «La belleza
to al respecto? Que, en el caso de críticos de arte como Greenberg, es parte del contenido de las obras que aprecia, y su modo de pre-
que recurren a tales principios (Danto, 1997: 88), <do bueno en el sentación nos pide responder al significado de belleza». ¿La belleza
arte es en todo lugar y siempre lo mismo)). Que siempre se presupone es parte del contenido de la obra? ¿La belleza es un significado? ¿El
la misma experiencia más allá de cualquier teoría o concepto, como contenido del arte, entonces, es reducido a significado, así como las
una especie de aura que autoriza a ciertos críticos supuestamente cualidades estéticas de la obra? Evidentemente, si el contenido es

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significado, el psicoanálisis no tiene cabida en la comprensión de que la misma obra produce en su interior; el arte expresa significa-
lo que el arte es, pero tampoco la noción kantiana de juicio estético dos, ideas, no sentimientos o cualquier cualidad sensible. La expre-
en la que la contemplación de un objeto place sin concepto. Si la sión, pues, es de lo que Danta (2003: 78) denomina el yo empírico,
belleza depende de un concepto y más que ser experimentada ha el cual es <<definido por la comunidad de la que cabe esperar que
de ser interpretada, siendo constituida en ese acto de interpretación, capte las expresiones simbólicas que la cultura pone a disposición
ni Kant ni Freud, ni la estética ni el psicoanálisis, pueden decir algo del yo. El yo es esa comunidad asimilada)). Lo que el arte puede ex-
sobre el arte. presar, en contra del punto de vista de Adorno, está determinado por
El arte, así, es reducido a una función cognitiva, y lo estético a las condiciones empíricas de la cultura y la comunidad, dentro de
un (Danta, 2005 b: 29) «modo de estimulación sensorial o pasión, el cuyos límites se da y con las cuales ha de colaborar, siendo, además,
menos al tratar con obras de arte)), sin que estos estímulos constitu- las intenciones del yo que la comunidad constituye, el estilo de la
yan la obra en sí. ¿Sobre qué da, pues, conocimiento el arte? Como obra (230), <<Como si el estilo fuera la esencia platónica del artista)).
se ha mencionado, sobre la diferencia entre la realidad y el arte -es Entonces, si lo que se expresa es un símbolo que ~onstituye su pro-
decir, en parte sobre sí mismo. El punto de Danta es que dicho co- pio contenido y estilo, y estos son determinados pOr las condiciones
nocimiento no se logra por medio de experiencias estéticas, sino al contextua!es de cierta época, al final lo que termina expresándose es
interpretar el significado del objeto. La apreciación del objeto, y su una especie de «lenguaje compartido)), la narrativa de la época que,
'
misma constitución, depende de su interpretación. Por ello, Danta en función de su propia trama, propicia cambios que dan pie a que
puede decir de una obra como Fuente de Duchamp, a pesar de no la historia evolucione y que, inclusive, llegue a su fin.
ser susceptible de ser apreciada por el gusto (35): <<La admiro filosófi- Dado lo anterior, ¿la estética puede tener alguna pertinencia en
camente)). La apreciación y constitución del arte, en último término, el arte? ¿O los efectos estéticos logrados a lo largo de la variada tra-
son un asunto filosófico. dición artística de occidente han sido fútiles? La respuesta de Danta
Una de las consecuencias de la postura de ·Danto, en tanto que la hemos de buscar en El abuso de la belleza.
esencialista, es que pone de manifiesto la polarización de dos térmi- La obra en cuestión es un texto sui generis en el que el autor
nos. Por un lado, si aceptamos el significado como lo propio del arte, renuncia al estilo académico -y a referir citas textuales-, procurando
la experiencia estética no tiene cabida en su definición. Por otro, si convertir (Danta, 2005 a: 29) (<sus experiencias en el mundo artístico
la experiencia es lo fundamental, el significado tiende a desapare- en filosofíaJJ, haciendo del libro ((algo más personal y confesional
cer. Tenemos, bajo esta perspectiva, que elegir entre uno y otro. La [... ] [una] confesión meditativa [... ] como un relato de aventuras)),
esencia tiene que recaer en alguno. El conflicto, así, es inevitable. del cual, nos advierte, ((quisiera ante todo que nadie piense que[ ... ]
¿Cómo podemos concebir, entonces, que el arte pueda expresar aspira a cualquier autoridad académica)). No consideraré, pues, que
algo sin cualidades estéticas? Danta recurre al concepto de expresión este libro sea una contribución a sus teorías sobre la historia y la
simbólica. Si, a diferencia de un signo que representa a su causa -la esencia del arte, pero sí lo utilizaré como documento que nos ayude
cual es externa a él-, un símbolo contiene su significado -por lo que a reflexionar sobre la relación entre el arte y la estética.
la relación con su contenido es interna-, las obras de arte serían sím- El libro comienza con el siguiente epígrafe de Stendhal, que refiere
bolos que dan presencia a su contenido. Así, Danta concibe la ex- a uno de los principales temas que en el presente trabajo se intentan
presión en el arte como la comunicación de un contenido lingüístico abordar: «fa belleza es la promesa de felicidad». ¿Qué importancia

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GAROU~O COMPARÁN

puede tener dicha promesa en el arte? ¿No es el arte, como veíamos


con Benjamín y Adorno, el lugar en que, en la cultura occidental,
dicha promesa se realiza? ¿Un arte que deja de prometer, es decir,
un arte sin estética, tiene derecho a existir?
Danta (2005 a: 22) supone que, del siglo XVIII a principios del siglo
xx, «Se dio por sentado que el arte debía poseer belleza» y que los
movimientos vanguardistas como el dadá abjuraron de ella, prefirien-
do «el arte intelectual, sin gratifica<;:iones sensoriales», dando con ello
un paso filosófico, mostrando que el concepto de arte no requería de
consideraciones estéticas. Ahora bien, Danta parece atenuar su pos-
tura al asegurar que el «concepto de arte puede requerir la presencia
de algunos rasgos, entre los cuales está el de la belleza, pero también
muchos otros, como la sublimidad)), a los cuales llama pragmáticos
para distinguirlos de los semánticos. Como expuso en La transfigu-
ración del lugar común, para que algo pueda ser arte (27) <<debe re-
presentar algo, es decir, debe poseer alguna propiedad semántica»,
sin embargo ahora le <<gustaría añadir que una segunda condición es
poseer algunos de esos rasgos que yo he llamado aquí pragmáticos,
pero no tengo la certeza de que sea cierto>>. ¿Por qué esta vacilante
reconsideración? Porque se pregunta <<qué hace, después de todo, que
el arte sea algo tan significativo para la vida humaila». ¿No es este un Figura 5. Mapplethorpe, Robert. Patrice (1977)

!'1 cuestionamiento fundamental, en relación a la experiencia que el arte


ofrece, no solo para definir lo que es, sino para que este, sea lo que la apariencia de un objeto para determinar que es arte; lo que estos
sea, tenga valor y justifique su derecho a existir? Y, por otro lado, si objetos son, no es obvio. Pero, entonces, ¿qué es lo que les da valor?
algo no tiene derecho a existir, ¿por qué preocuparse tanto por definir- ¿No es eso que les da valor, lo que los define como arte? ¿No es fun-
lo? ¿No hay una relación fundamental entre el valor, la importancia y damental el valor para la definición del arte? De hecho, ¿algo puede
la definición de un objeto? De hecho, en el caso específico del arte, ser arte sin importar en absoluto?
tradicionalmente ¿no entran en su concepto sino objetos preciosos, de Danta (2005 a: 63) reconoce que a su definición «X es una obra de
un valor superior, propios de una elevada cultura? ¿Basta el significado arte si encarna un significado», formulada en La transfiguración del lu-
para explicar dicha importancia? gar común, le hace falta un elemento: la «referencia a la belleza». Pero,
El problema en nuestros tiempos, identifica Danto (2005 a: 54) ¿cómo podrá introducir tal elemento después de tan férrea oposición?
-¡refiriendo a Adorno!- es que, en nuestra relación con los objetos ¿Cuál es su noción de belleza? Al hablar sobre las fotografías de Robert
artísticos «ya no resulta tan fácil identificarlos como antes [.. . ] ha Mapplethorpe -sujetas a una grave polémica por su fuerte contenido
dejado de ser una cuestión de mero reconocimiento». Ya no basta sexual- (figura 5), Danto realiza la siguiente afirmación (65): «Fue su

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belleza, y no su contenido a menudo escabroso, lo que hizo que la De manera muy interesante, a propósito de una reflexión sobre
vanguardia fotográfica se distanciara de él como artista)) por la supues- Una temporada en el infierno de Rimbaud, Danta (2005 a: 80) relacio-
ta creencia de que «la belleza trivializa aquello que posee)). Lo que na la belleza con la moralidad, a la manera kantiana, como símbolo
está implícito en esta afirmación es que la belleza se distingue del de la segunda y en oposición a la locura a la que alude el poeta; como
contenido, con lo cual podemos inferir que, para Danta, reposa en su si la belleza fuera una especie de defensa contra la locura, análoga
carácter formal, lo cual congenia muy bien con la, tan criticada por -mas no equivalente-- a la moral. ¿En qué reposa esta analogía de
él, interpretación de la estética kantiana de Greenberg. Por otro lado ecos kantianos? En que la belleza pretende asentimiento universal y,
(68), a Danta le parece un acierto _«psicológicamente hablando, [... ] en virtud de ello, eleva el espíritu por encima de lo que agrada a los
conectar la conciencia de la belleza con el sentimiento de felicidad». sentidos. Pareciera, pues, que dignifica a las personas de manera se-
Entonces, después de todo, ¿sí hay un elemento patológico que consi- mejante a como lo hace la moral (81): «Desde esta óptica, la injuria
derar en relación a la belleza y a su posible introducción en la defini- a la belleza encarna simbólicamente un atentado a la moral y, por lo
ción del arte? ¿O estamos ante una flagrante contradicción? tanto, a la humanidad misma». Pero, ¿por qué habrí~ de atacar simbó-
A lo largo de su obra, Danta suele optar por la división entre be- licamente la vanguardia a la di.gnidad humana? ·
lleza natural y belleza artística, la cual a su parecer es propia de la Danta (2005 a: 81) recalca el punto de que el ataque es simbó-
filosofía hegeliana. En el texto que ahora nos ocupa, sin embargo, se lico, sobre la base de que «Kant manejaba las dife~encias morales y
nos dice que (Danta, 2005 a: 72): estéticas de modos sistemáticamente paralelos», con lo cual supone
que Kant está postulando un imperativo estético, paralelo al categóri-
La belleza conecta con algo inherente a la naturaleza humana, lo cual explica- co, que impone la belleza de manera universal. Por eso, según él, de
ría por qué es tan importante la realidad estética y por qué la privación estética
-desposeer a los individuos de la belleza- acabó adquiriendo la importancia forma análoga a su rechazo al relativismo moral (82), «Kant rechaza la
que adquirió en los programas artísticos de la vanguardia. estética de los Mares del Sur, tal como él la entiende)); como si la crí-
tica del juicio estético implicara una imposición del gusto europeo a
La reflexión recae aquí, por tanto, en relació~ a la cuestión de quien no es tal. Por ello, para Danta, juzgar estéticamente es imponer
la importancia, sobre la belleza natural en el arte, para explicar la prejuicios occidentales sobre el objeto. Lo correcto, entonces, sería,
actitud del arte de vanguardia con respecto al tradicional. Sin duda, por ejemplo, juzgar los tatuajes de un aborigen isleño en función del
un cambio de perspectiva respecto a lo que Danta nos tenía acostum- significado que le da su sistema de creencias y no de nuestra experien-
brados. Empero (Danta, 2005 a: 75), se apresura a atenuar este giro, cia estética determinada por nuestra tradición filosófica. ¿Quién nos
para aclarar que ((sería un error creer que el valor artístico es lo mismo dice, después de todo, que estos tatuajes no son, para los nativos, más
que la belleza y que la percepción del valor artístico es la percepción que una marca de estatus, en función de un significado, sin relación
estética de la belleza)). Su noción del valor del arte en función de su alguna con la belleza que nosotros vemos en ellos? Por otro lado,
calidad sigue estando del lado del significado, pero la importancia del podríamos cuestionar si no hay una relación esencial entre la expe-
arte para la vida se encuentra del lado de la belleza. Ahora bien, ¿por riencia de la belleza, que sentimos nosotros y que suponemos que
qué la vanguardia intratable -como Danta la califica- negó un aspec- ellos sienten, y el estatus del tatuado. Ambos cuestionamientos supo-
to del arte tan importante para la vida, haciendo sin embargo arte de nen una perspectiva distinta y asumir alguna determina nuestra com-
excelente calidad? prensión de las vanguardias: ¿Cuál era, pues, la meta de sus ataques?

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¿La experiencia estética en sí de la belleza o el significado que da justo inmediatamente después, en lugar de mantener la coherencia
importancia a ciertos personajes? con el resto de su obra y explicar cómo el significado vino a sustituir
Después de haber seguido los desarrollos teóricos de Danta, no es a la belleza para ayudarnos a superar la locura, Danta introduce un
de sorprender que para él la vanguardia jamás se opondría al signifi- apartado titulado <<Del gusto al asco)). ¿No es el asco una experiencia
cado, pues dejaría de ser arte, sino a la experiencia estética de la be- estética y no un significado? Danta reconoce que el arte vanguardista
lleza. Y, como se mencionó, fue Duchamp el primero en comprender- supera la estética de la belleza, pero ¿supera por completo a la estética
lo, como supuestamente demuestra (Danta, 2005 a: 86) «la profunda en función del significado? ¿No hay otro tipo de manifestaciones esté-
desconexión conceptual entre arte y estética en sus readymades>). Así, ticas a las cuales recurrió la vanguardia, que nos proporcionan goces
no le queda más que afirmar a Danta (87): <da apertura de esa brecha más complejos que el de la belleza y por 10 cual es pertinente seguir
es la aportación de lo que yo denominaré Vanguardia Intratable)). Lo haciendo críticas del juicio estético en relación al arte?
que separa, entonces, al arte de la mora!, !o que le permite inclusive ir El asco no da placer, asegura Danta refiriendo a Kant, pero ¿por
en contra de la mora! predominante, no son sus cualidades estéticas, ello supera el ámbito de la estética? ¿No puede da:r goce una repre-
como podrían habernos hecho pensar los análisis kantianos de la Críti- sentación de algo asqueroso? Recordemos que, com'o '
vimos en Burke,
ca del juicio, sino la desconexión del arte de los imperativos estéticos, hay goces paradójicos; deleites en los que no todo es placer; que in-
como si estos fueran la moral. ¿No está así Danta eliminando, más que volucran un impulso negativo, doloroso, repulsivo. ¿Dónde entra este
refutando, la distinción kantiana entre juicios morales y estéticos? Es tipo de experiencia en la concepción de Danta? Par~ciera que simple-
decir, si el ataque de la vanguardia contra la belleza es simbólico, ¿no mente no entra. O algo es bello o lo contrario, asqueroso, repulsivo,
está Danta pasando por alto que tal vez su verdadera meta era lamo- abyecto, horroroso, etc. No parece haber para Danta un punto medio
ral y sus significados y no la belleza? ¿Está así sugiriendo Danta que en el que se establezca una tensión gozosa -más allá del principio de
lo propio de la vanguardia fue la creación de una moral antiestética? placer- entre impulsos contradictorios. El objeto, o atrae o rechaza.
Pero, lno será más bien que la vanguardia intentó atacar la moral y Entonces, ¿dónde queda lo sublime? (Danta, 2005 a: 99):
toda imposición de significados, por medios estét(cos que Danta no
Lo sublime es un tema demasiado amplio para abordarlo a estas alturas de mi
es capaz de reconocer? investigación, pero merece la pena señalar que en [Observaciones sobre el sen-
¿Dónde queda entonces la estética en relación al arte después de timiento de lo Beffo y lo Sublime] [. .. ], Kant observa de manera deliciosa que el
antónimo de lo sublime es lo necio, lo cual sugeriría que el dadá no perseguía
la vanguardia? Danta sigue haciendo referencias a la relación de los
tanto injuriar a la belleza como rechazar lo sublime.
vanguardistas con la locura que en aquellos tiempos reinaba en Eu-
ropa.80 ¿Podían o pretendían enfrentarla sin estética? ¿No se supone Más allá de lo cuestionable que es no abordar a profundidad un
que Rimbaud recurrió a la belleza para salir del infierno? Para Danta tema tan pertinente como el de lo sublime, queda claro que para Dan-
(2005 a: 91) es todo lo contrario: la locura se superaba destruyendo ta lo propio de los vanguardistas era ser necios: aislarse del resto de
la belleza: <<De ahí el sueño de Tzara de asesinar a la belleza)). Pero, la humanidad, sumergida en la locura de su contexto, a través de los
significados de sus obras, y negarse a participar. Así, su postura ante
80. (Danto, 200S a: 91} Hans Atp: "Buscábamos un arte elemental que, esperábamos, salvaría a el sufrimiento humano no fue la de lidiar con él, sino la de recha-
la humanidad de la furiosa locura de aquellos tiempos. Aspirábamos a un orden nuevo''· Tristan Tzara:
«Tenemos que barrer y limpiar: afirmar la limpieza del individuo después del estado de locura, de total zarlo, con lo que la evolución del arte posterior más bien tendería a
y agresiva locura de un mundo abandonado en manos de los bandidos, que se desgarran mutuamente y
destruyen los siglos».
(Danto, 2005 a: 101) «lo desapasionado, lo racional, lo distanciado,

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lo abstracto)). La vanguardia, ejemplificada por el dadá, y el posterior desde la perspectiva kantiana, no se distingue de la artística. Pero,
desarrollo del arte, son reducidos a wna suerte de payasada puniti- para Hegel (1 06), la ((belleza artística es "más elevada" que la belleza
va>>. Sin embargo, continuando con los contradictorios giros de este natural, al haber nacido del espíritU>>. Con esto no se quiere decir que
peculiar texto, Danta reconoce que (1 02) <<es posible que al debilitar, la belleza no se presente a los sentidos sino que no se contenta con
si no destruir, la relación supuestamente intrínseca entre el arte y la gratificar a los sentidos. Es, pues, la cuestión del placer lo que está en
belleza haya posibilitado que el arte aborde de manera más directa las juego en las distinciones de Danta. Con esto, las artes «se instalan en
inhumanidades>>. Entonces, es posible que el arte y su relación con la misma esfera que la religión y la filosofía [... ] desplegando en lo
el sufrimiento -central en autores como Adorno-- sea más de lo que sensible hasta la más elevada de las realidades»; una realidad que,
su definición abarca y, así, será posible volver a lo sublime y su goce sin embargo, no se experimenta estéticamente, aunque se sienta, sino
más adelante. que en su presentación sensible significa algo. Así (1 07), «el arte se
En el recuento de las aventuras del filósofo analítico Danta en el convierte en un pretexto para el juicio intelectual [... ] objeto de aten-
mundo del arte, los cuestionamientos son constantes y no dejan de ción para eruditos y entendidos y su contenido pasa a ser materia de
'
horadar sus propias teorías sobre el arte. El texto es conflictivo y Dan- investigación para la historia del arte>l. La forma, p'ues, en cualquier
ta (2005 a: 103) no se deja de debatir, regresando una y otra vez a la tipo de arte no es lo fundamental para definirlo. Por eso, como Adorno
pregunta inicial sobre el lugar de la estética en la definición del arte: y Danta apuntan, nada en el arte es obvio a partir de su apariencia. Es
<<quizá la propia estética pueda explicar, para empezar, para qué te- el contenido lo que determina su relación con la ~stética; y, cuando
nemos arte: para que nuestros sentimientos se impliquen en aquello el arte se convierte en objeto de estudio y reflexión filosófica, no deja
sobre lo que trata el arte>>. De ser así, la vanguardia puede ser pensada de ser arte, piensa Danta, pero sí objeto de goce estético. Lo cual no
como una revalorización de las posibilidades estéticas más allá de la quiere decir que el arte no pueda ser más que eso; es decir, aunque
belleza. Pero, ¿cómo pudieron hacerlo si (1 04) la «diferencia entre la pueda ser objeto de goce, el contenido que se mantiene en sus dife-
belleza y el resto de las cualidades estéticas [... ] es q·ue la belleza es la rentes contextos es su significado, lo cual hace libre al arte.
única que se reivindica a sí misma como valor>> (Dq_nto, 2005 a: 104) Ahora bien, la mencionada belleza artística, dependiente de su
? ¿Cómo se puede revalorar algo que no aspira a valer en absoluto, significado, parece darle un lugar muy firme y autónomo al arte, per-
¿qué es asqueroso y que nos deja en un mundo insoportable? Visto mitiéndole trascender fronteras, pero no parece aportar mucho a la
así, el mundo mismo se perdería si se perdiera la belleza. Y, si no hay experiencia de los hombres. Por ello, Danta (2005 a: 108), en su bús-
mundo, no hay arte: «La cuestión filosófica urgente será entonces cuál queda de algo que sea importante en el arte para los individuos, in-
es el vínculo adecuado entre el arte y la belleza». Y la tentación será troduce en el texto «Un tercer reino estético [identificado por Hegel],
<<distinguir entre lo repugnante natural y lo repugnante artístico, como estrechamente relacionado con la vida y la felicidad humanas». Se
sí ocurre entre la belleza natural y la artística)). ¿Caerá Danta en la trata del reino de los objetos preciosos, de la decoración y el em-
tentación? Antes de poder responder, debemos seguir su pensamiento bellecimiento. El arte puro, por supuesto, tendría su propio reino y
en relación a sus concepciones de belleza. no tendría la necesidad de caer en el uso de este tipo de belleza; sin
Primero, bajo su lectura de Hegel, aborda la distinción entre be- embargo, para Danta es de suma importancia para la vida humana
lleza natural y artística. Belleza natural es (Danta, 2005 a: 1 05) «esa por su aplicación práctica, pues los mencionados objetos no solo pla-
belleza cuya existencia es independiente de la voluntad humana>> y, cen, sino que además son determinados por un concepto a servir para

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cierto fin. Dicha determinación, evidentemente, impide clasificar tal se formará en la elección de alguno de los tipos de belleza bajo cierta
belleza en categorías kantianas, por lo que, en lugar de cuestionar si perspectiva de vida o concepción moral; bajo cierto interés. La apor-
este tercer reino es en realidad autónomo y no una mera belleza ad- tación de alguno de los tipos de belleza mencionados a la felicidad,
herente, Danto más bien asegura que (112) lo «que le falta a Kant es el dependerá, por tanto, de cuál vaya mejor con la moral bajo la que nos
concepto de significado>>. Le corrige la plana al filósofo de Künigsberg regimos, por lo que ninguno debería ser a priori más relevante que
y se apresta a realizar una crítica del tercer reino (114): <<La belleza del otro para la vida. Danto se inclina a pensar que toda belleza es deter-
Tercer Reino es esa belleza que algo posee solo porque fue inducido a minada por ciertos principios morales de representación. Por ejemplo,
poseerla por medio de unas acciones cuyo objetivo era embellecen>. piensa que los criterios de representación renacentistas determinaron
lEste tipo de belleza no es natural por haber sido inducida? ¿Qué la dilucidación kantiana de los principios de la belleza natural, por lo
se quiere decir con eso? Que se trata de una especie de belleza super- que, en realidad (128), «el embellecimiento era el paradigma)). Por lo
ficial que (Danto, 2005 a: 114) <<Solo mantiene una relación marginal mismo, no debe ser la falta de determinación lo que en realidad carac-
con lo Verdadero y lo Bueno>>. ¿Pero no separa enfáticamente Kant la teriza la belleza, sino la determinación moral. Lo coriceptua!, pues, se
belleza natural del bien y la verdad? ¿Qué separa, entonces, para Dan- impone en su noción de belleza y esta solo importa en' función de ello.
ta, a la belleza natural del embellecimiento? Una especie de prejuicio Y, por eso, Danto entiende que la vanguardia atacó a la belleza porque
moral, a su juicio; aquel bajo el cual se piensa que engalanar algo determinaba nuestro gusto corilo una forma de moral estética -lo cual,
'
no es una verdadera belleza. Pero, ¿no es este embellecimiento una por supuesto, para Kant sería una especie de absurdo.
manifestación de lo que para Kant solo era agradable a los sentidos La lógica del razonamiento de Danto recae en una inversión de los
y que, por ello, generaba interés y no permitía la distancia necesaria fundamentos kantianos. En lugar de que lo natural, indeterminado, sea
para juzgar lo bello? Danto parece confirmar constantemente que en el modelo de belleza, Danto (2005 a: 130) piensa que «Kant parece es-
el embellecimiento el interés siempre es determinante: nos embelle- tar diciendo que el mundo es hermoso cuando se asemeja al modo en
cemos frente al espejo (115) «para ver cómo esperamos que los otros que los pintores lo representan)). La representación, pues, como la teo-
nos vean [... ] para que los demás nos vean como esperamos ser vistos. ría de Danto indica, inmersa en un sistema conceptual, es el fundamen-
Nuestra apariencia es índice de nuestra felicidad o infelicidad». El to de la belleza, forzando así a la estética kantiana de la belleza natural
embellecimiento, entonces, según Danto, es importante para nuestra dentro de los dominios de la moral y, por ende, del embellecimiento
felicidad porque nos ayuda a ser deseados. Y la belleza natural o la de contenidos, de temas, de objetos y, en suma, de representaciones.
artística, ¿cómo pueden contribuir a nuestra felicidad? Al parecer solo Estamos, por tanto, hablando de un ámbito (133) «donde no tratamos
en el Tercer Reino (119) <<realmente se vive la vida humana>>, mientras con lo natural sino con una belleza manipulada)); una belleza artificial.
que los otros son concebidos por Danto como si fueran propios de Y si es artificial, ¿por qué tendría que aspirar a la universalidad, a im-
órdenes exclusivamente naturales o espirituales, lo cual parece hacer portar igual para todos y a imponerse en la definición de lo que el arte
eco de la crítica de Adorno al desinterés estético de Kant, sin que Dan- es? Me parece que podemos inferir que, para Danto, a la belleza no le
ta le oponga, en un gesto dialéctico, su contraparte del interés para corresponde algún tipo de sentimiento o experiencia en particular, sino
generar tensión. Más bien, la tendencia de Danto es la de optar por que cada objeto es bello a su manera, dependiendo de las intenciones
uno de los términos y desechar el otro. Así, si no escoge el desinterés, del autor, inmerso en un sistema de significados determinado por su
escogerá el interés. El gusto, para él, en consecuencia, será relativo y contexto histórico. Y que, en el fondo, tanto la belleza natural como la

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artística son formas de embellecimiento o de belleza artificial; una con Por un lado, reconoce que la belleza no puede ser reducida a un
referencia a la naturaleza, otra a nuestros más altos ideales; ambos, em- concepto y, así, interpreta correctamente el sentido del texto kantiano;
pero, significados dependientes del contexto, que remiten a la percep- por otro, niega que esta experiencia pueda ser lo propio de la obra, por
ción sensible. Y, por supuesto, recordemos que, para Danta, lo esencial lo que si existe una belleza artística, esta no puede ser la que Kant ana-
en el arte no remite a los sentidos, a las apariencias que percibimos, liza, sino una que dependa de un significado, es decir, de un concepto.
sino al pensamiento. La belleza, así, puede ser analíticamente separada En el arte, pues, lo importante no es la belleza, y en general la expe-
del arte. Preguntemos, sin embargo, ¿qué hay de la idea kantiana de riencia estética, sino que la belleza sea un acierto artístico. Por ejemplo,
libre juego de nuestras facultades de conocimiento? ¿No remite esto, a Danta nos dice que cuando vio E!egy to the Spanish Republic de Robert
la vez, a lo percibido por los sentidos y al pensamiento? ¿No implica Motherwell (figura 6), comprendió su belleza al captar su pensamiento,
esto en realidad una noción más compleja que aquella a la que Danta por lo que su estética era interna a su significado. Pero eso quiere decir
reduce a la belleza? ¿Puede el arte simplemente desembarazarse de la que no experimentó la belleza que comprendió. ¿Puede ser, entonces,
tensión implícita en ese libre juego? que la belleza no sea experimentada? Si no lo es, obv¡amente no es es-
La lectura de Danta (2005 a: 143) de la analítica de lo bello, sugie- tética, con lo que lo propio de la teoría de Danta es acuñar un término
re que Kant limita '<el repertorio significativo de afectos al placer y el de belleza ajeno a la estética, pero característico del arte. ¿Por qué en
dolor, con la importante excepción de la sublimidad)). Pero podríamos una obra se habría de recurrir' a una belleza que no se puede experi-
1

refutar, aseverando que la noción de libre juego de las facultades im- mentar? La elegía de Motherwe!l, interpreta Danta (2005 a: 164), "es
plica ya un tipo de goce más complejo que el mero placer o dolor, y una forma de respuesta artística ante lo que no es posible soportar, o
que en lo sublime se intensifica por el desbordamiento de la imagina- que solo cabe soportar)>. La función de esta belleza determinada por un
ción. Que hay, por tanto, en ambas categorías estéticas, una relación concepto y no experimentada, ¿tiene la función de ayudar a soportar?
entre lo sensible y lo racional, condición que para Danta hemos de ¿Nos salva de la locura, como a Rimbaud? ¿Nos ayuda a comprender,
aceptar en relación al arte, pues este (144) «puede,·y de hecho debe, en su frialdad intelectual, aquello que de otra manera nos derrumba-
ser racional y sensible a un tiempo>>. El rechazo de panto de la estéti- ría? ¿Nos separa del sufrimiento sin darnos placer en absoluto? Según
ca en la definición del arte, así como su elección de basar la esencia Danto, esta belleza (165) "transforma en cierto modo el dolor, rebajan-
en la representación significante sin referencia a algún contenido real, do su gravedad en un ejercicio de liberación)>; y, a su vez, cuando el
pienso, tiene que ver con esta interpretación errónea del sentimiento asunto de la obra es una cuestión pública, quedamos <<absorbidos en
de lo bello que lo encierra en el ámbito de la sensación. Por otro lado, una comunidad de dolientes)). Es decir, nos quedamos dolidos, pero
¿qué pasa con el sentimiento de lo sublime? ¿No acabamos de citar aguantamos el dolor sin volvernos locos. Suena un tanto masoquista y,
que Danta acepta que en él hay un tipo de goce complejo? sinceramente, poco liberador en términos reales. Pero me parece que
Citemos otro de los múltiples pasajes en los que Danta (2005 a: esta es la opinión de Danta sobre las posibilidades del arte en relación
162) se bate con los conceptos kantianos: a nuestra experiencia: no puede hacer nada por cambiarla o enrique-
«Es bello -escribe Kant-lo que agrada universalmente sin concepto". Quiero cerla; en e! mejor de !os casos, nos ayuda a soportar, en una especie
subrayar lo de «Sin concepto>>. Esto indica que la belleza es un contenido no de conformidad forzada; en el peor, nos hacer gozar sádicamente del
conceptual de ciertas experiencias, que por supuesto pueden contribuir a una sufrimiento; y en el caso de la vanguardia, puede evadirlo poniéndolo
experiencia más amplia de una obra de arte cuando es tomado como parte del
significado de esta última.
en una especie de perspectiva filosófica, siendo indiferente a él (179):

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Figura 6. Motherwell, Robert. Elegy to the Spanish Repub/ic-108 (1965-1967)

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«El embellecimiento conlleva [... ] una insinuación de falsificación>> e bello>>, identificando a esto último con el ideal del arte de la tradición
incluso de manipulación. A Benjamín y a Adorno, seguramente, bajo occidental. Lo sublime, así, es el representante del «deseo de destruir
su visión marxista, les parecería que este arte no tiene derecho a existir. la forma>) bella; o, de otra manera, el deseo de encontrar cómo «la
Análogo a la Miseria de la Filosofía, 81 esto sería la Miseria del Arte. Pero forma pueda ser informe)); cómo la forma pueda ser más que forma.
para Danta, los efectos mencionados son los que vuelven a la belleza Cómo, en suma, se puede superar la tradición occidental sin dejar de
importante para la vida. Y, más allá de! sufrimiento, su pensamiento ser occidental y sin rechazar la estética. Cómo hacerla progresar y
apunta incluso a la muerte (196): ((Existe, como he tratado de demostrar, evitar con ello su fin.
un vínculo entre belleza y muerte siempre que mediante la belleza da- Como hemos visto en este trabajo, la reflexión sobre lo sublime ad-
mos significado a la muerte)). Una forma de domar a la muerte, en una quirió gran importancia en el siglo XVIII con la reva!oración del tratado
especie de negación de la nada. Pero, ¿es esta negación de la negación de Longino y los desarrollos de Burke y Kant. La cuestión acerca de la
aquella a la cual se refería Hegel? ¿Realmente hay en esta noción de posibilidad del arte de elevarse ;;obre sí mismo entró en una discusión
belleza, superación y reconciliación? ¿O se trata tan solo de una especie en relación al futuro de nuestra cultura y la validez 'de sus promesas,
de evasión o represión del vacío? Y, por otro lado, ¿qué hay del senti- lo cual hizo que (Danta, 2005 a: 208) «la idea de lb' sublime entrara
miento de lo sublime, que Danta ha aplazado hasta el último capítulo en colisión con la esfera del gusto como una fuerza perturbadora».
de su texto, y sobre el cual Adorno sentaba las mayores esperanzas de Lo sublime era postulado conio la emoción más fuerte que podía ser
reconciliación de nuestros días? experimentada; tan fuerte como para destruir los escluemas de nuestra
En este capítulo, Danta se refiere enfáticamente a la obra y los idea- imaginación, pero no tanto para, como veíamos en Kant, perder todo
les estéticos de Barnett Newman. En particular, a su trabajo titulado esquema en absoluto, pues al final, la razón es capaz de esquematizar
Onement l. ¿Qué de este autor llama la atención de Danta? J. F. Lyotard, el fracaso de la imaginación. Precisamente en esa tensión entre fraca-
cita Danta (2005 a: 203), «escribiría que la 'lógica de la vanguardia ha- so y éxito de distintos tipos de esquematización, radica la posibilidad
lla sus axiomas[ ... ] en la estética de lo sublime'>>, y Newman basaba su de superar la tradición sin quedarnos en el vacío o en la inmovilidad
arte en este principio estético. Tenemos, pues, una l~ctura contraria de del fin. Por ello mismo, como hemos visto y como reconoce Danta
las vanguardias a la de Danta. Ni Lyotard ni Newman conciben el arte (209), «Kant entendió que, más que un sentimiento por la belleza la
más radical como una negación necia de la belleza, sino como una ne- receptividad ante lo sublime es un producto de la cultura»¡ un produc-
gación que supera la belleza en lo sublime. El mismo Danta reconoce to de la cultura que, dentro de ella, se excede a sí misma. Pero, ¿cómo
que ninguna cualidad estética plantea (204) «el desafío a la belleza que puede eso ser posible? Porque, como se ha destacado desde Longino,
supone lo sublime». Por ello, para defender su punto de vista -su teoría el movimiento no es autorreferencial, sino que asienta sus raíces en la
del arte basada en el significado y su interpretación de la vanguardia que naturaleza humana; en su poder y en su fuerza.
marca el rompimiento con la estética-, es imprescindible que enfrente Precisamente por tal referencia a la naturaleza que se nos manifiesta
el reto que le plantea lo sublime, encarnado en la figura de Newman. en todo su poder, para Danto (2005 a: 213), respecto a la sublimidad,
Según Danta (2005 a: 205), en una época de polarizaciones, «nos hallamos en una situación equiparable a la de aquellos que Kant
«Newman no pudo resistirse a poner lo sublime en contraste con lo calificaría de salvajes)). Como seres primitivos que nos asombramos,
nos aterramos, de la fuerza de los elementos que nos superan y que, por
81. Libro de Karl Marx publicado 1847, en el que critica la postura de Proudhon en su libro La filosofía un instante, nos hacen experimentar nuestra vulnerabilidad. Podríamos
de la Miseria.

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decir que lo sublime nos pone en contacto con nuestra realidad más
elemental y, por ello, nos enfrenta a nuestros límites. De ahí que Danto
apunte que «el asombro sigue siendo cosa del poeta y no del científico.
El científico, si algo hace, es destruir la sublimidad [... ] La ciencia mata
para diseccionar [... ] Podría decirse que cuanto más sabemos, menos
sentimos». ¿Querrá decir esto, entonces, que la intención de Danto,
bajo su interpretación de Hegel, al tratar de convertir el arte en obje-
to de conocimiento, es matarlo en una disección analítica para saber
más de él, pero para sentirlo menos? ¿No dejaría así de asombrarnos
y, por ello, de enfrentarnos a nuestros límites? ¿Cómo podríamos sin
dicho asombro tener al menos la esperanza de superar nuestro contexto
y avanzar en nuestro conocimiento? Por otro lado, c0mo bien apunta
Danto, no necesitamos saber el tema de una pintura pára sentir la subli-
midad de la pintura. Sin embargo, surge la siguiente cuestión: ¿podemos
comprender la pintura, sin sentirla? ¿Basta con analizar su significado?
¿Lo sublime de una obra no es parte de su constitución?
Para Danta, el problema con la noción de lo sublime es que, al im-
plicar el fracaso de la imaginación, no puede ser representada. Y, si no
puede ser representada, ¿cómo se va a mostrar en una obra de arte? La
respuesta es que no se muestra. Más bien, como el mismo Danto (2005
a: 218) señala, descubrimos «así algo fundamental de nosotros mismos
al contemplar en nuestro retrato, algo que e[ retrato en sí no muestra».
Y, ¿qué descubrimos? (219): <<Descubrimos que no somos "inteligencias
puras" sino criaturas de sentimientos [... ] de sentimientos poderosos».
Pero, si aceptamos esta revelación como un elemento esencial del arte,
tenemos que concebir su esencia más allá de la representación, en su
fracaso mismo. Y eso impediría la definición del arte en términos posi-
tivos así como su fin, lo cual es contrario a todos los desarrollos de la
obra de Danta. Sería una paradoja: ¿cómo puede el arte definirse por su
fracaso mismo? La pregunta fundamental, por tanto, es: ¿puede haber
arte más allá de la representación? ¿Puede haber, por ejemplo, pintura
que no sea imagen? ¿Pintura anicónica? (220): «Newman consideraba
su obra decisiva, Onement !, como una pintura y no como una imagen
[... ] Onement 1"no se representa más que a sí misma" [... ]como pintu-
Figura 7. Newman, Barnett. Onement 1 (1948) ra se tiene a sí misma como tema>) (figura 7).

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, !'SICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

La apuesta de Newman es un arte que no represente, que no tenga que dieron origen a ese valor y que son del orden de la experiencia;
tema o quizá, siendo más radicales y retomando los planteamientos procesos, entre otros, que involucran el fracaso de la imaginación y la
de Adorno, un arte que represente el vacío, la negatividad. No un arte esquematización de dicho fracaso por la razón, propios de lo sublime?
que evada la realidad al no querer nada, tal como Danta interpreta las Para abordar estas interrogantes, será necesario ir más allá de los
vanguardias, sino uno que enfrente la realidad al querer la nada, al planteamientos de Danta. Es cierto, el autor reconoce la necesidad de
abrazarla en sus obras, enfrentándonos a la ausencia de formas en una incluir en el análisis del arte elementos históricos y semánticos para
experiencia sublime. Pero Danta (2005 a: 220) simplemente lo desca- comprender la manera en que una representación se configura y pre-
lifica: «No me lo creo)). Y procede a interpretarlo en sus propios térmi- tende decir algo con la intención de lograr algún efecto. Sin embargo,
nos: (<El cuadro trata de algo que puede decirse pero no mostrarse, al al rechazar la dimensión estética, condena el arte a su fin. Así, si el arte
menos no por medio de imágenes [... ] ¿Qué significa entonces One- vale, lo hace por decreto; no podemos llegar a comprender, bajo este
ment? En mi opinión, significa la condición de ser uno[ ... ] la unicidad marco, los procesos a través de los cuales llegó a convertirse en valor.
(oneness) de Dios)). ¿De qué es, pues, esta interpretación? No de la Necesitamos, pues, otra versión de la historia. U~a historia del arte
experiencia que Danta pudo haber tenido ante del cuadro -de la cual que no solo considere su evolución en función de un fin, sino que dé
nunca habla-, sino del supuesto tema, del título, en términos semánti- cuenta de todos aquellos momentos que no son eslabones de dicha
cos: (<En general, el sufijo '-ment' se une a un verbo -como en 'atone' realización progresiva. Que sOn, más bien, testimo~ios de su fracaso.
o 'comand para el que designa un estado -el estado de expiación
1
- Testimonios que, en tanto que refieren a lo que se opone al flujo que
(atonement), por ejemplo-, o un producto)). Onement 1 es, así, una nos lleva al fin, implican una esperanza de realización, en su negativi-
obra que trata sobre el estado de ser Dios. ¿Qué queda de lo sublime dad, más allá de él. El siguiente capítulo, por tanto, será un intento de
después de una interpretación como esta? Curiosamente, para Danta, comprender el arte y sus procesos en relación a su génesis conflictiva,
lo sublime radica en la conciencia que se logra del· cuadro después de no solo refiriendo a su esencia, sino incluyendo aquello que va más
la interpretación semántica (223): «es sublime porque está en la mente allá de ella y que determina su fracaso. Será, pues, un capítulo en el
del espectador)). Ninguna referencia, pues, a la fuyrza desbordante de que, para adentrarnos en sus orígenes, enfrentaremos la experiencia
la naturaleza, ni al terror, ni, por ende, a la elevaCión sobre el fracaso de lo sublime y retomaremos, para ello, las herramientas que nos brin-
de la imaginación. Como si, al evitar hablar de su experiencia ante la dan los desarrollos psicoanalíticos.
obra, omitiera todos los procesos que en él se dieron para llegar a su
conclusión. Como sugiriendo que en su interpretación solo entraron
en juego razonamientos sobre el significado de la obra y no una se-
rie de vivencias contradictorias, incluso más complejas que la de la
belleza. ¿No es esta falta de reconocimiento de la experiencia una
especie de alienación que, a final de cuentas, nos impide reconocer
la aportación del arte a nuestra vida? ¿Cómo puede entonces Danta
concluir que (da belleza, a diferencia de otras cualidades estéticas, lo
sublime incluido, es un valor))? Dicho de otra manera, ¿cómo se pue-
de comprender que la belleza es valor si no se consideran los procesos

262 263
CAPÍTULO 6.LA PERTINENCIA DE LA ESTÉTICA EN LA HISTORIA DEL ARTE

A continuación, con el fin de mostrar la posibilidad de una inter-


pretación del arte y su historia, alternativa a la de Danta, en la cual
la estética y el psicoanálisis tengan lugar, analizaremos textos de tres
artistas norteamericanos, en diferentes momentos históricos, para evi-
denciar que en su obra se juegan elementos que la teoría del significa-
do de Danta no contempla. Ello nos llevará a revisar su filosofía de la
historia y a proponer otra más acorde a nuestro análisis. Sin embargo,
nos hará cuestionar también la teoría estética de Adorno, pues los
métodos de trabajo de los artistas pondrán en duda que, en último
término, lo bello, lo sublime y sus promesas de reconciliación puedan
dar cuenta de !o que en sus obras se pone en juego.'
Los textos de los artistas que he decidido analizar pertenecen a
Edgar Allan Poe, Barnett NeWman y Andy Warhol, por dos razones
'
básicamente: porque dejaron testimonio escrito de sus motivaciones y
sus procesos de trabajo, en relación a su contexto sociohistórico par-
ticular; y porque Danta ubica el cambio de paradigma del arte mimé-
tico al expresionista alrededor de la época de Poe (mediados del siglo
XIX), y la conclusión del último en tiempos de Newman y Warhol (la
década de los sesenta del siglo XX), refiriendo a ambos -como se hizo
notar en el capítulo anterior- como protagonistas centrales de dicha
evolución: el primero en representación de un expresionismo abstrac-
to en decadencia, el segundo como autor de las obras que dieron fin al
predominio del mencionado estilo y de cualquier otro, lo cual implica
el fin de la historia del arte.

6.1. Tres artistas norteamericanos: Poe, Newman y Warhol

6.1.1. Edgar Allan Poe

E. A. Poe suele ser presentado como un escritor atormentado por


su complicada situación familiar y económica, en un contexto en el
que resultaba imposible pretender vivir del oficio de la escritura. Aquí,

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

sin embargo, dejaremos de lado dichos sufrimientos y nos limitaremos un significado, sino en realizar una intención; no del autor, sino de la
a analizar su método de trabajo, el cual expone de manera admirable- obra misma, especialmente a través del tono, dando al texto la indis-
mente clara en La filosofía de la composición, texto en el cual explica pensable semblanza de consecuencia o causalidad. De crear, pues, una
cómo concibió la elaboración de su más célebre poema: El cuervo. estructura -que recuerda a los desarrollos de la Poética y la Retórica de
¿Qué cambio, con respecto a Danta, implica analizar la obra de Aristóteles- que no está sujeta, sin embargo, a las intenciones particu-
un autor desde esta perspectiva? Que lo primordial no será lo que lares del orador o del escritor.¿Hemos de decir, por tanto, que el artista
uno pueda interpretar de la obra en tanto objeto, sino el proceso a se ha de someter, en el proceso de producción, a las exigencias que
través del cual el artista realizó dicha producción. La tesis es que, la estructura del objeto imponga? Y, de ser así, ¿cómo es que el objeto
enfatizando la importancia del proceso de producción sobre el signi- puede imponer al autor sus exigencias a partir de una estructura que
ficado del objeto en sí, podemos dar cuenta, de mejor manera, de la aún no ha sido realizada? Sigamos el texto.
importancia de la relación del autor con la obra en una dialéctica que ¿Cómo piensa Poe que conviene planear la estructura del texto?
los enfrenta a la condiciones sociales que posibilitan y limitan dicha Un error común y garrafal suele ser partir de una tesis sugerida por
'
producción, con lo cual podemos, a su vez, determinar la importancia un incidente ocurrido, lo cual hace del trabajo del escritor una forma
de los elementos estéticos de las obras, tanto desde el aspecto formal, de llenar espacios vacíos para sustentar la tesis. Lo preferible, piensa
como desde el contenido pulsional. Por otro lado, bajo tal perspec- Poe (2007: 10), es «Comenzar con una considera~ión concerniente
tiva, tampoco se realizará una especie de psicoanálisis basado en la al efecto)); al efecto y no al mensaje, lo cual pone a la base de la
biografía del autor, con el fin de explicar el contenido de su obra. Lo estructura del texto consideraciones estéticas y no semánticas. La p!a-
analizable será, más bien, el proceso de trabajo; los recursos técnicos neación del texto, bajo dicho punto de vista, requiere, entonces (11),
a partir de los cuales se generan efectos estéticos; la manipulación, echar «una mirada alrededor de mí (o más bien dentro de mí) a fin de
pues, del contenido que ha de ser parte de la configuración formal de lograr aquellas combinaciones de sucesos y de tono que resulten más
la obra, siendo dicha manipulación aquello sobre 16 cual, me parece, eficaces para la obtención del efecto)). Y, ¿qué ha de mirar Poe dentro
ha de recaer el valor del objeto, cuya explicación, por ende, no puede de sl? De ninguna manera, nos hace notar, una especie de «éxtasis
descansar en su significado. intuitivo, o algo así como un delicado frenesí))' como se solía pensar,
¿Cómo nos explica, entonces, Poe, el proceso de trabajo a través románticamente, del trabajo de los genios creadores; sino, más bien:
del cual produce un objeto capaz de expresar cierto contenido y no
un mero significado? Desde la primera página, refiriendo a sus propios las escenas de la elaboración y las vacilaciones del pensamiento que tienen
lugar en el proceso de la creación [... 11os innumerables vislumbres de la idea
análisis de los textos de Dickens y Godwin, Poe nos hace notar la im- que no llegó a madurar plenamente, las fantasías rechazadas por rebeldes, las
portancia de concebirlos de manera sistemática; como argumentos que cautelosas selecciones y exclusiones, las dolorosas raspaduras e interpolacio-
antes de ser expuestos deben ser planeados desde el comienzo hasta su nes, en pocas palabras, las ruedas y los piñones, los aparejos para cambiar las
escenas, que en noventa y nueve de cien casos constituyen las cualidades del
desenlace, pues no perder el objetivo final permite (Poe, 2007: 10) <<dar histrión literario.
al argumento la semblanza indispensable de consecuencia o causali-
dad, haciendo que los incidentes, y especialmente el tono, contribuyan De hecho, Poe (2007: 12) compara los procesos que llevó a cabo
en todo momento al desarrollo de la intención)). Hemos de notar, desde para la elaboración de El cuervo con la precisión y la consecuencia
ahora, que para Poe el fin de la obra no está en configurar o transmitir rígida de un problema matemático)). Sin embargo, reconocer el papel

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

de la razón en la creación artística no ha de llevarnos a confundirla en primer lugar al fin predominante [el efecto], y, en segundo lugar, de
con una especie de ciencia exacta. Como ya hacía notar Kant, en rodearlas, en todo lo posible, de esa belleza que es la atmósfera y la
referencia a los juicios puros de gusto, en estos no hay determinación esencia del poema». Lo importante aquí es destacar que la belleza no
por concepto; es el placer lo que está a la base; o, como nos dice Poe, es el efecto del poema, sino el lugar en el que se realiza; la «provin-
el efecto. Por otro lado, recalca Poe, tampoco hemos de tomar en cia» que posibilita el efecto. Así, el efecto, más bien, tiene que ver con
cuenta, como parte del poema, «la circunstancia [... ] de componer el tono o modo de manifestación de la belleza en el poema, es decir,
un poema capaz de satisfacer, a la vez, el gusto del público y del crí- con la manera en que el alma es elevada -con lo cual bien podríamos
ticOl>. Que la composición del poema implique cuestiones de gusto, comprender lo sublime como el tipo de belleza más alto.
no quiere decir que se tenga que satisfacer el gusto de alguien -lo cual Siendo que el efecto del poema es dependiente de la belleza, Poe
equivaldría a subsumirlo bajo los conceptos del público o del crítico, procede a explicarnos cómo eligió la técnica (el estribillo), el persona-
negando con ello los fundamentos del juicio estético, como lo hacía je (el cuervo) y el tema (la muerte de una mujer hermosa), en función
notar Kant. de un tipo de belleza específico (la melancolía, la q.Jal es la forma de
Así, Poe (2007: 13) comienza a explicar sus consideraciones en belleza que de manera más auténtica (Poe, 2007: 15) «hace derramar
la elaboración de El cuervo. La primera es sobre la relación de la ex- lágrimas al alma sensible»). El argumento, la trama y los diálogos del
tensión y unidad del poema con la totalidad del efecto, destacando poema, responden al estableCimiento de dichos pri11cipios.
que: «Un poema solo es tal cuando, al elevar el alma, determina cierto Ahora bien, podemos preguntarnos ¿qué sucede con la originali-
grado de exaltación; y que todas las exaltaciones intensas son, por dad de una obra -y, en ese sentido, con su aportación- al racionalizar
necesidad física, breves>>. Se destaca de nueva cuenta, pues, que una su proceso de producción en función del efecto? Poe (2007: 21) nos
obra, incluyendo su extensión y unidad, se ha de definir en términos indica que la originalidad «no es de ninguna manera un asunto, como
estéticos. muchos se inclinan a creerlo, de impulso o de intuición [... ] hay que
Posteriormente, siguiendo una especie de lógica kantiana, después buscarla afanosamente, y [... ] se requiere, para lograrlo, menos inven-
de haber abordado el efecto en relación a la magnitud del texto, lo tiva que negación>>. Lo creativo en el arte, pues, no parece tener que
hará en relación a la cualidad del efecto, de mane"ra que su obra pu- ver con ocurrencias o inventos, sino, como ya veíamos con Adorno,
diese ser universalmente apreciada, agregando, en gran concordancia con un arduo trabajo de elaboración técnica en el que lo propio es la
con el filósofo de K6nigsberg (Poe, 2007: 14): negación y no la afirmación de ideas o significados -lo cual más bien
nos llevaría a suscribir tendencias ideológicas. ¿En qué radica enton-
El placer que a la vez es el más intenso, el más elevado y el más puro, se
encuentra, según creo, en la contemplación de lo bello. Cuando los hombres ces, según Poe, la originalidad de El cuervo? En una mera aportación
hablan de Belleza quieren significar no precisamente una cualidad, como en técnica (22): «la originalidad que puede corresponderle a El cuervo
general se cree, sino un efecto. Para expresarlo en pocas palabras, se refieren a
reside en su combinación de estrofas. Nunca se ha intentado nada
la elevación intensa y pura del alma -no a la del intelecto o a la del corazón-
[... ] que se experimenta como consecuencia de la contemplación de lo <~bello>>. que remotamente asemeje a esa combinación>> -siendo el tema, en
contraste, de lo más convencional: la muerte de la amada.
La belleza, pues, no tiene que ver ni con la razón o el entendimien- Por otro lado, ¿qué hay del manejo del significado, siendo que este
to puros, ni con la pasión pura. Y, en su relación con la obra de arte no ha de ser el fin de la obra, sino un elemento en función del efecto?
(Poe, 2007, 15), <<el verdadero artista tratará siempre de subordinarlas, En opinión de Poe (2007: 26), debe ser tratado como «una corriente

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA UE RECONCILIACIÓN

profunda, aun cuando indefinida, de significado>>; siendo este inde- dominante. Como miembro de una familia emigrante de origen judío,
finido significado <do que imparte a la obra de arte esa riqueza [... ] de Europa del este, en Nueva York, y ante los obstáculos que tenían
que nos sentimos demasiado inclinados a confundir con el ideal)). El que enfrentar los intelectuales y creadores para hacer valer su obra y
correcto manejo del significado, pues, es esencial para el logro del sus opiniones -en tiempos en los que Estados Unidos estaba preocu-
efecto. Y confundir su uso con la determinación de un concepto, equi- pado por el desarrollo de su identidad como nación y por determi-
vale a «confundir la corriente superficial del tema con la profunda)), lo nar la ideología con la que establecería su lugar en el nuevo orden
cual convierte en prosa («por cierto del género más chato))) al poema. mundial, a raíz de las dos grandes guerras-, Newman se vio ante la
De lo que se trata en el uso del sig~ificado, por tanto, no es permitir- necesidad de precisar rigurosamente las ideas sobre su arte, en térmi-
nos interpretarlo en la obra, convirtiendo esta en una pieza de prosa nos estéticos y políticos, para que este pudiera sostenerse y defender-
filosófica, sino de que los conceptos usados pongan (27) «a la mente se. No pensaba simplemente que, para que una obra adquiera valor
en disposición favorable para buscar un significado>). La diferencia como arte, bastara con que esta comunicara un significado relevante
es sutil, pero las consecuencias, notables. No es lo mismo proponer en función de su contexto histórico. Como integran~e del movimiento
un significado para encontrarlo en la obra, que usar significados para expresionista abstracto americano -y aquí hay que recalcar que su no-
ponernos en posición de buscar, sin encontrar. Por ello, el ((lector co- ción de América abarca todo el continente, considerando incluso sus
mienza ahora a considerar al Cuervo como un símbolo>>. ¿Un símbolo raíces precolombinas-, para él lo primordial no se; puede identificar
de qué? De algo profundo y, en el fondo, indeterminado: «del recuer- en términos conceptuales, acotados por una cultura y un contexto. Lo
do, triste e imperecedero)). Es decir, no de un objeto determinado, sino primordial, lo que le importa expresar y lo que le da valor al arte, a
de algo de lo cual el poema es representante. De algo, pues, que nun- su juicio, trasciende sistemas simbólicos y aspira a la universalidad,
ca se presenta, ni a nuestro intelecto, ni a nuestra percepción sensible, por lo que podemos decir que Newman se inscribe en la búsqueda
pero que posibilita la particular belleza de la obra. propia del arte moderno. Analicemos sus textos para profundizar en
sus ideas.
Por principio de cuentas, hemos de precisar qué implica para
6.1 .2. Barnett Newman Newman criticar arte. ¿La comprensión de una obra requiere de hacer
un análisis objetivo, formal y semántico, para determinar su lugar den-
Newman vivió casi tres cuartas partes del siglo XX. Ya que murió tro de las estructuras conceptuales de su contexto? No. En opinión de
en 1970, podemos decir que fue testigo del nacimiento y desarrollo Newman (1990: 92), refiriendo al modo de hacer crítica de Roger Fry,
de gran parte de las vanguardias artísticas, a lo cual él mismo contri- lo que se debe destacar son <das cualidades que siempre han carac-
buyó con su propia obra, crítica y reflexión. Además, conservamos su terizado al gran arte [... ] esos principios que han sido el fundamento
amplia producción escrita, en su mayoría ensayos y artículos para di- de la estética [... ] en todas las épocas [... ] esas cosas que todo gran
versos catálogos, revistas y exposiciones, lo cual lo hace un excelente artista ha sentido y sabido>>. La crítica se debe basar en principios
candidato a ser estudiado en este trabajo por nosotros. estéticos válidos para cualquier contexto y, por tanto, independientes
A Newman se le reconoce no solo como artista, sino como un de conceptos socialmente determinados. Es decir, una buena crítica,
activista comprometido con las causas culturales e intelectuales de su en un espíritu muy kantiano, ha de identificar el núcleo que, indepen-
sociedad, frente al poder de las exigencias del mercado y la ideología dientemente de las circunstancias y de ideologías, le da valor a una

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

obra, posibilitando la experiencia estética. ¿Por qué? Porque, a juicio esto una manera de parafrasear a Kant, asegurando que lo propio del
de Newman, lo propio del arte es su relación con el gusto y ninguna arte está en la finalidad subjetiva de la forma del objeto, a cuya base
(93) «Universidad ha creado un gusto por la literatura, ninguna aca- están sentimientos de placer y dolor, y no en su fin? ¿Y que eliminar
demia de arte ha fomentado una visión perspicaz de la pintura, nin- este aspecto patológico, es eliminar al mismo tiempo al sujeto que
gún conservatorio una adecuada y fructífera concepción de la forma enuncia la crítica, como si estuviera rechazando la responsabilidad
musical>>. Es decir, porque los principios del gusto y la estética no se de emitir su juicio personal, en un gesto de «Cobardía moral»? Lo que
pueden apoyar en una teoría, en una ley, en ideales y, por ende, en a mi parecer intenta mostrarnos Newman es que aquello que da su
ninguna tradición, como ya mostraba Kant. Pues, en tanto una obra es valor a una obra, al juicio que se emite sobre ella y al mismo crítico
determinada por algún concepto, esta deja de ser juzgada como algo de arte, se constituye en la experiencia misma de creación de la obra
bello o sublime -es decir, por el gusto- y empieza a ser juzgada como y de emisión de juicios críticos, y no por adelantado en una teoría.
algo útil con respecto a un fin. Y, al dejar de valer por sí misma, ¿no Newman ejemplifica esto con la figura de Baudelaire:
pierde por ello su valor como arte? ¿No deja el objeto, así, de ser arte,
Lo que estamos celebrando no son estas cosas [los objetoS que le interesaban
perdiendo, en términos de Adorno, su negatividad, para convertirse en a Baudelaire]¡ sino su enorme valor para apasionarse por todo lo que le inte-
un objeto cualquiera? resaba, las cosas que veía, las cosas en las que pensaba, las cosas que sentía.
Fue este acto de valor hacia su :propia naturaleza pasional lo que le posibilitó
¿Puede, entonces, apreciarse una obra desde un punto de vista comprender el Rroblema más fundamental de un pintor, el problema que tiene
exclusivamente formal? Definitivamente no (Newman, 1990: 94): «El todo pintor, al margen de su estilo: qué pintar 1, ... ] A Baude·laire no le importaba
artista categóricamente no crea formas. El artista expresa en una obra ser correcto o no. Solo le importaba ser él mismo. El crítico <<científico>) vive con
el temor constante de cometer un error.
de arte una idea estética que es innata y eterna». ¿Innata y eterna? ¿A
qué tipo de contenido se refiere Newman? Al parecer, no a un conte- ¿A qué ideas estéticas eternas e innatas se refería, por tanto, New-
nido que pueda ser analizado a partir de la observación, desde lapo- man, al hablar de aquello que le da valor al arte de todos los tiempos?
sición de espectador. Lo que Newman quiere decir, 'tan solo puede ser A mi juicio, a lo que nos permite apasionarnos, sin una forma de-
comprendido (124) «desde el punto de vista del cr~ador, del artista»; terminada, por las cosas que vemos, pensamos y sentimos; es decir,
es decir, no desde un punto de vista externo y, en apariencia, neutral la condición de nuestro apasionamiento, nuestra propia «naturaleza
a la producción de la obra, sino desde una posición de involucra- pasional», la cual no necesariamente ha de concordar con máximas
miento e, incluso, de compromiso con el proceso a través del cual se científicas o morales, con lo correcto o incorrecto, pero sin la cual no
realiza en el objeto la dignidad de arte, en función de sus cualidades se podría sostener una postura ética; sin la cual, pues, nuestras obras
estéticas. Como el mismo Newman dice, en referencia a Baudelaire no tendrían valor.
(173), «la crítica debería ser parcial, apasionada, política». Y, más aún, Lo que da valor a las obras, para Newman, es independiente de
cualquiera «que ejerza la crítica de arte sin ser apasionado es culpable contextos y culturas; es natural. Y, por ende, ha de estar presente en
de cobardía moral. Ese escritor que practica la crítica desapasionada, cualquier obra de cualquier época, como expresión de la naturaleza
científica, objetiva, descriptiva, analítica, formal, declara abiertamente humana. Por ello, al apreciar el arte primitivo, por ejemplo, la pre-
que se autoelimina en su propio actO>>. El énfasis, por tanto, está pues- gunta no ha de ser sobre el significado que tenía el objeto para sus
to en los procesos subjetivos a través de los que se configura el objeto. creadores, en el contexto original, sino por aquello que posibilita que
En el sujeto y sus pasiones y no en la forma final del objeto. ¿Será lo apreciemos al igual que ellos (Newman, 1990: 99): <<El sentido de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

dignidad, la elevada seriedad de propósito, el sublime estado moral


[... ]";la pretensión de (1 02):

capturar el sentido de la vida [... ] una vitalidad superior [... ] captar el secreto
poder de la naturaleza r... ] la brutalidad de la vida, la ferocidad de la naturaleza
[... ] [la] expresión element.>ll ... ] el mayor misterio de la vida: la muerte[ ... ] un
arte religioso extraído de las profundidades del alma humana.

Así, el proceso de valorización, en los términos que maneja New-


man, parece coincidir, de manera universal, con el proceso en que se
origina el sentimiento de lo sublime, en relación al poder de la natura-
leza. Y, por ello, el arte puede ser considerado como (Newman, 1990:
1 09) «un terreno de pensamiento puro [... ] es autónomo>>, capaz de
abstraerse de las circunstancias históricas, al grado: de asegurar que
(201) '<el acto estético siempre precede al acto social>>. La expresión
originaria del hombre, más que una demanda de comunicación, es
Figura 8. Tamayo, Rufino. Dualidad (1964). La obra de Tamayo es uno de los concebida aquí como una exPresión del demor y la rabia por su trá-
ejemplos de Newman sobre la utilización de la abstracción para expresar el terror
primordial, a través de imágenes pertenecientes a la antigua tradición de su tierra gica condición, por la conciencia de sí mismo y su propia indefensión
ante el vacío>> (figura 8). De esta forma, lo fundamental en el arte y su
uso del lenguaje no tiene un fin cognitivo. El ámbito hacia el que está
dirigido es el de lo incognoscible.
En consecuencia, el arte ha de tender siempre a lo sublime. Ni
siquiera la belleza alcanza para expresar su valor. ¿Por qué? Porque
la belleza, cuyos ideales en el mundo occidental responden al gusto
griego, es incapaz, al depender de la forma para su expresión (New-
man, 1990: 21 0), de «penetrar la base nouménica de los objetos bár-
baros» (figura 9). En ese sentido, el arte bello, como el arte griego, «es
siempre más concreto que simbólico; y por eso el fanatismo griego,
como todos los fanatismos que se basan en lo concreto, derivó en un
fanatismo del refinamiento». Refinamiento que, al final, <<debe condu-
cir a un arte de la sensibilidad cohibida, al amor de las sensaciones
ideales, a una economía de la belleza». Lo que ha de valer en el arte
no es la posibilidad de materializar la belleza en formas que tiendan
a la idealización, sino lograr expresar contenidos primordiales del or-
den de lo real. Por ello, Newman insiste, quizá de manera más decidi-
Figura 9. Newman, Barnett. Broken Obelisk (1968) da que Kant, en la separación que implica lo sublime con respecto a

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Figura 10. Newman, Barnett. Vir Heroicus Sublimis (1950~1951)

la belleza, como (215) «un deseo de destruir la fOrma>>, siendo dicho Estamos reafirmando el deseo natural del hombre por lo exaltado, por una preocu-
pación por nuestra relación con las emociones absolutas [... ] Nos estamos libe-
deseo, a su parecer, lo que caracteriza los esfuerzos del arte moder-
rando de las trabas de la memoria, la asociación, la nostalgia, la leyenda, el mito
no y las vanguardias, desde el impresionismo hasta el expresionismo [. .. ] La imagen que producimos es la de la revelación, evidente, real y concreta,
abstracto, apartándose de las imágenes, figuras, objetos e ideales de que puede comprender cualquiera que la mire sin gafas nostálgicas de la historia.
la tradición y el clasicismo. Tal conciencia le lleva a afirmar que, en
Al parecer, estaban revelando -al propiciar cierto tipo de experien-
América, alrededor de 1948, se estaba (217-218) «encontrando la res-
cia estética sublime--, más que representando, lo real (Newman, 1990:
puesta [de los cuestionamientos modernos], al negar completamente
219) (figura 10):
que el arte tenga nada que ver con el problema de la belleza y dónde
encontrarla». La realización del destino de las vanguardias parecía algo que debe experimentarse en el lugar: el sentimiento [de] que aquí está el
espacio [... ] como si uno estuviera viendo afuera desde dentro de un cuadro
consistir en lo siguiente:

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

[... ] Súbitamente uno se da cuenta de que la sensación no es de espacio o [de] susceptible de ser catalogado bajo un género literario o académico
un objeto en el espacio [. .. ] Es la sensación del tiempo [... ]
específico, sus opiniones sobre diversos aspectos de la vida. ¿Cómo
Solo el tiempo se siente en privado [... ] Solo el tiempo es personal, una expe- podemos describir su estilo? Básicamente es un despliegue de pensa-
riencia íntima[ ... ] Cada persona debe sentirlo por sí misma. mientos, anécdotas y diálogos, sobre variadas situaciones de su vida
cotidiana. Quizás, una especie de retrato de sí mismo; como hacién-
Pero, entonces, si estaban realizando el destino de la vanguardia, a
donos notar que, si queremos conocer su filosofía, debemos conocer
saber, romper el vínculo del arte occidental con la tradición, logrando
su persona. ¿Cómo procede Warhol a mostrarnos su persona? El texto
elevar su experiencia al acto real de <<la sensación física del tiempo>>,
comienza con una breve introducción en la que Warhol representa su
¿no significa eso que llevaron a su fin ia vanguardia y, con ello, al arte
relación con un supuesto B. ¿Quién es B? Al parecer, cualquiera de las
moderno? ¿Podemos ver en las reflexiones de Newman una explica-
personas que mantienen contacto cotidiano con él, en cualquier as-
ción alternativa del fin del arte, con base en principios estéticos, que
pecto de su vida. 8, pues, es quien sea; una abstracci~~m que simboliza
va desde la exploración de la técnica para lograr efectos bellos, como
sus relaciones cotidianas, desde que se levanta por !la mañana hasta
vimos en Poe, hasta el logro de la destrucción de esas formas bellas en
que se va a dormir. De esta forma, Warhol (2007: 1) intenta mostrarnos
una experiencia sublime? Y, de ser así, ¿qué significaría el surgimiento
cómo «Andy puts his Warhol on», 82 es decir, cómo pone a andar lo
del arte pop, tras esta posible versión del fin del arte?
que a su parecer es <<Warhol».
Las situaciones mostradas no se distinguen por nida en particular.
6.1.3. AndyWarhol Y, sin embargo, quizás en ello radica la constante que se mantiene a
lo largo de todo el texto: la relación de B y Warhol con [a nada. Por
De acuerdo al punto de vista de Danta, que analizamos en el ca- ejemplo, cuando nos describe un acto intrascendente, como oler el
pítulo anterior, Warhol y el pop art son los protagonistas de un cambio alcohol con el cual humedeció un hisopo para limpiarse un grano, lo
en el rumbo de la historia del arte, en el que se pone fin a las búsque- que sucede en su mente es (Warhol, 2007: 8): <<Pienso en nada. Cómo
das, esfuerzos y desarrollos del arte moderno y las vanguardias -cul- siempre está a la moda. Siempre de buen gusto. Nada es perfecto -
minando con el expresionismo abstracto, del cual Newman es uno después de todo, B, es lo contrario a nada». Los diálogos, así, parecen
de los principales representantes-, dando paso a una nueva época, la ir, generalmente, de la nada a la enumeración de variadas situaciones
cual Danta califica de posthistórica. Ahora bien, la pregunta que aquí cotidianas y su valoración en términos frecuentemente monetarios.
se plantea, ante la interpretación de la historia del arte y la definición Y Warhol parece regresar siempre al mismo origen (9): <'El punto es
de este, que propone Danta, es si su teoría posibilita una comprensión pensar en nada, B. Mira, nada es excitante, nada es sexy, nada no es
adecuada de lo que implicó el por art. Para ello, como hicimos en el vergonzoso. La única vez que he querido ser algo es afuera de una
caso de Poe y Newman, partiremos del análisis de un texto representa- fiesta, para poder entrar», al grado de que <<nada no desilusiona». Y,
tivo de Warhol, La filosofía de Andy Warhol (de la A a la 8 y de regre- así, si nada es todo lo que se piensa, nada falta. Pero, entonces, ¿qué
so), para intentar determinar los elementos que él mismo consideraba es lo que pasa cotidianamente? ¿Algo? ¿Nada? Warhol constantemen-
como fundamentales en su arte y métodos de trabajo. te lo pregunta a lo largo del libro (12): <(Pero no me has dicho qué
La filosoffa de Andy Warho/ es un libro divido en quince pequeños
82. Todas las citas del libro de A. Warhol The philosophy of Andy Warho/ (From A to B and back
capítulos, en los cuales Warhol expone en un estilo muy personal, no again) han sido traducidas por mí del original en inglés.

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ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN
CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN

pasÓ>l. Quería que B me lo explicara detalladamente. Si alguien más manejó este nuevo escenario en el que todos llegaban a compartirle
habla sobre ello, escucho, oigo las palabras, y pienso, tal vez todo es sus problemas? Buscó ayuda psiquiátrica, pero no encontró apoyo al-
guno en ello. En su lugar, regresando del psiquiatra, compró su primer
verdad». Quiere que se lo digan; escucha y acepta todo lo que dicen.
televisor en Macy's (24):
Pero, al final, siempre regresa a lo mismo: la nada.
¿Cómo es que Warhol llegó a este grado tan radical de negativi- Y justo en este instante olvidé todo acerca del psiquiatra. Tenía la TV prendida
dad? Los tres primeros capítulos del libro tratan sobre el amor: en la todo el tiempo, especialmente cuando la gente me estaba contando sus proble-
mas, Y encontré que la televisión era lo suficiente entretenida como para que
pubertad, en la madurez y en la vejez. Así, en la primera etapa, nos
los problemas que la gente me decía realmente no me afectaran. Era como una
habla de sus propias niñez y adoles-cencia, en las cuales empezó a especie de magia.
sentir (Warhol, 2007: 21 ): «Estaba cargando con los problemas de la
gente que conocía». Él mismo no sentía que tuviera problemas pro- Paulatinamente, Warhol se empezó a hacer más y más popular, su
pios, porque no había especificado alguno, pero los de sus conocidos negocio iba creciendo y, en un momento, se vio rodeado de todo tipo
lo empezaban a afectar, llevándolo a sufrir tres crisis nerviosas espa- de gente; desde los más extraños hasta las celebridades más conoci-
ciadas por un año. Casi nunca veía a su padre y frecuentemente no das. En sus propias palabras, después de salir lasti~ado por preocu-
entendía lo que su madre le decía en su acento de Europa del este. Su parse demasiado en sus relaciOnes con otras personas, decidió dejar
situación general queda perfectamente descrita de la siguiente manera de preocuparse. Sus «amores.>>, con quienes mantuvo las relaciones
(22): <<No era muy cercano a nadie, aunque, supongo, lo quería; por- más satisfactorias, fueron su televisión y, posteriorm€nte, su <<esposa)),
que cuando veía a los chicos diciéndose unos a otros sus problemas, es decir, su grabadora (Warhol, 2007: 26): «Nada fue un problema de
me sentía segregado. Nadie confiaba en mí)). De acuerdo a esto, pare- nuevo, porque un problema simplemente significaba una buena cinta,
ciera que Warhol no desarrolló sus habilidades sociales y lingüísticas Ycuando un problema se transforma en una buena cinta, deja de ser un
en relación a sus afectos, y la situación se prolongó hasta su etapa problema. Un problema interesante era una cinta interesante. Todos lo
productiva, cuando viviendo en Nueva York, a pesar de que su carga sabían y actuaban para la grabadora». Y, así, comenzó a definir su arte
de trabajo no le brindaba la oportunidad de relacionarse y compartir Y su modo de trabajo. Lo que se cuestiona en sus cintas es [a realidad
problemas con los demás, aún se sentía aislado y lastimado. de las emociones y los problemas; es decir, ¿los problemas que la gente
¿Cómo tramitó su situación Warhol? justo en el momento en que manifiesta en las grabaciones son reales o actuados? Con esto, la postu-
decidió dejar de buscar amistad y permanecer solo (Warhol, 2007: ra de Warhol en relación a los afectos o, lo que es lo mismo, su relación
23): dados los que nunca había visto antes en mi vida empezaron a con la estética, parece definirse en lo siguiente (27): «Creo que una vez
seguirme para decirme cosas que justo había decidido no pensar que que miras las emociones desde cierto ángulo no puedes volver a pensar
era buena idea escuchar. Tan pronto como me volví un solitario, en mi en ellas como si fueran reales. Eso es más o menos lo que pasó conmigo
mente, ahí fue cuando obtuve lo que puedes llamar un "seguidor"». [... ] Realmente no sé si alguna vez fui capaz de amar, pero después de
Todos los Bs empezaron a llegar a compartirle sus problemas en cuan- los sesenta nunca volví a pensar en términos de amOr>>.
to él decidió dejar de desear su compañía: <<Tan pronto como dejas Mientras los afectos, ya fueran bellos o sublimes, eran la base en
de querer algo, lo obtienes. He encontrado que eso es absolutamente torno a la cual Poe y Newman desarrollaron su obra, Warhol cuestiona
axiomático>>. Lo que Warhol como celebridad y artista es, por tanto, su realidad; y, sobre dicho cuestionamiento elabora su arte. Si, por su
está íntimamente relacionado con el devenir de su deseo. Y ¿cómo parte, la vanguardia cuestionó los ideales de la tradición, oponiéndose

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CARLOS A_ GARDUÑO CQ,\•APARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

a ellos a través de medios estéticos, Warhol parece radicalizar el cues-


tionamiento al anular su deseo por relacionarse con otras personas,
oponiéndose a los afectos -empezando por el amor-, a través de su
trabajo. ¿Qué puede entonces darle algún valor a su obra a los ojos de
cualquiera? ¿Nada? Quizá la respuesta sea que, en efecto, la nada es
lo que le da valor a su obra, en el sentido de que la negatividad radical
que Warhol personifica y su obra material iza, después de todo, sí tiene
un efecto estético -muy acorde con las reflexiones de Adorno, en rela-
ción, por ejemplo, a la obra de Beckett. El efecto de esta «nada)) no es
solo de belleza o sublimidad, sino de fascinación (Warhol, 2007: 27):
«la fascinación que experimenté probablemente era cercana a cierto
tipo de amor>).
1

El ejemplo que da de su fascinación, fue una m ujer de Charleston


llamada Taxi -probablemente refiriéndose a Edie Sedgwick. ¿Por qué
le resultaba fascinante? Porque tenía una (Warhol, 2007: 33) «patéti-
camente vacía, frágil cualidad que la hacía un reflejo de las fantasías
privadas de todos. Taxi podía ser todo lo que querías que fuera [.. .]
Era un maravilloso, hermoso vacío)) (figura 11). De nueva cuenta, nos
encontramos con la relación con la nada: «Estaba tratando de probar
a su familia en Charleston que podía vivir de nada)). Su personalidad
era una especie de vacío que podía tomar cualquier forma. Todo el
tiempo actuaba. Sin embargo, no era atractiva por representar ideales.
Es necesario insistir en que su atractivo no descansaba en conceptos,
pues, de hecho, aunque a los ojos de Warhollucía muy bella (34), ((te-
nía más problemas que cualquiera que había conocido. Muy hermosa
pero muy enferma)). ¿No es esta fascinación que capturó a Warho!, un
efecto estético que escapa a cualquier significado? De hecho, ¿no es
un tipo de belleza que raya en lo sublime? La descripción que da War-
Figura 11. Warhol, Andy. Edie Sedwick (1966) hol de su sentimiento, al contemplarla cuando en apariencia dormía,
es (36): ((Estaba fascinado-pero-horrorizado)); una especie de tensión
entre el placer y el dolor que escapa a toda determinación. Por otro
lado, ¿este tipo de enigmático afecto tiene algo que ver con la obra
de Warhol y con el fenómeno que fue su arte? Continuemos con sus
reflexiones sobre el amor.

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CARLOS A. GARDUt\lO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

¿Por qué, para Warhol, el amor en realidad no vale la pena? Por-


que, de acuerdo a su experiencia, no es más que un ideal que una vez
realizado, decepciona. Nunca cumple lo que promete. ¿Qué ideal?
(Warhol, 2007: 43): «Te pago si me pagas». Es decir, la exigencia de
reciprocidad; de que las dos partes den lo mismo, sin que ninguna
gaste más de lo que recibe. El amor, pues, es una especie de fantasía
que mantiene vivo el deseo de relacionarse con el otro. Sin embargo,
mientras avanza la vida, la fantasía se desgasta (44): «Es mucho tiem-
po para jugar con el mismo concepto. El mismo aburrido concepto)).
Después de esta afirmación, uno espera que Warhol argumente a favor
de la experiencia concreta frente al ideal abstracto. Sin embargo, su-
cede algo muy particular; sucede todo lo contrario: ((El amor-fantasía
es mucho mejor que el amor-realidad. No hacerlo nunca es muy exci-
tante. Las atracciones más excitantes suceden entre dos contrarios que
nunca se encuentran>>. La realización de la experiencia concreta abu-
rre porque la fantasía deja de ilusionar y el deseo desaparece. Mante-
Figura 12. Warhol, Andy. Blowjob (1964)
ner la fantasía, rechazando su realización, por el contrario, conserva
la intensidad de la excitación. Pero, entonces, el precio que se paga
por la excitación es la evitación del acto. La pasividad y la soledad.
Se mantiene una especie de pureza, nunca se deja de ser lo que uno En palabras de Warhol (2007: 48): (<Lo que estaba tratando de ha-
mismo se esmera en no dejar de ser. Se intensifica, pues, la sensación cer en mis primeras películas era mostrar cómo las personas pueden
de riesgo y peligro; pero, por otro lado, se elimina 1~ posibilidad de conocer otras personas y qué pueden hacer y qué pueden decirse unos
realmente arriesgarse y sufrir daño. ¿No son estas características de lo a otros [.. .] Eran como actuales porejemplos sociológicos. Eran como
sublime, que Kant ya indicaba? En un primer momento, la excitación documentales>>. Sus películas tenían una especie de fin cognitivo. Eran
sube ante el aparente peligro¡ hay un terror que paraliza momentánea- como pruebas empíricas de la nulidad que es el amor en realidad. Pero,
mente; pero, posteriormente, el miedo es superado por la conciencia entonces, ¿eran arte? Resulta problemático saber si esto era arte para
de que, en realidad, estás a salvo. La conciencia de que solo eres un Warhol o una exploración cuasi científica. Analicemos las siguientes
espectador. ¿Será, entonces, que Warhol, y no Newman, fue quien dio afirmaciones: «Yo nunca quise, particularmente, hacer meras pelícu-
con el arte que mejor expresa la naturaleza de lo sublime, explorando las de sexo. Si hubiera querido hacer una película de sexo real, habría
este sentimiento entre la excitación y la inhibición? ¿Y será este la filmado una flor procreando otra flor. Y la mejor historia de amor es
promesa de reconciliación cuyas pistas hemos estado buscando a lo simplemente dos tórtolos en una jaula [. ..] El mejor amor es no-pensar-
largo de este trabajo? ¿Será este, por tanto, como Danto presumía, el en-eso» (figura 12). Las películas de Warhol muestran a personas re-
fin del arte -aunque en este caso, con base en un sentimiento y no en lacionándose, por lo que son documentales de tipo sociológico; pero
un significado? no pueden mostrar como tal la sexualidad, pues para ello más bien

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debió hacer una expresión del tipo «los pájaros y las abejas>>; es decir,
una expresión que al mostrar la reproducción de la naturaleza animal
y vegetal, refiriera, indirectamente, a la nuestra. El amor, pues, el mejor
amor, quizás aquel íntimamente ligado a lo sexual y no al ideal, no es
pensable ni directamente representable. Y, entonces, tal vez eso sería
arte y no un documental. Pero, aquí, no podemos estar seguros de ello,
por lo que tenemos que seguir avanzando.
De hecho, hemos de aclarar que los argumentos de Warhol no
tienen nada que ver con la cuestión de la representación de la sexua-
lidad, como si fueran análogos a los del tabú de la representación de
Adorno. Los argumentos de Warhol están en relación con la vivencia
misma de la sexualidad. En realidad, como ya hemos apuntado, lo
propio de Warhol es evitar a toda costa cualquier cosa que pudiera lle-
var a la realización de la experiencia concreta. Cualquier insinuación Figura 13. Perich, Anton. Fotografía de Candy y Andy Warhol tomada del
debe ser nulificada, al grado de definir el sexo no como un acto, sino documental Beautiful Darling: the fife and times of Candy Darling, Andy Warhol
Superstar, de James Rasin (2011)
como (Warhol, 2007: 53) «nostalgia de sexo>>. Nostalgia, ni siquiera
por algo que pasó y que deseas que vuelva a pasar, sino <<nostalgia de
cuando solías quererlo, a veces)). Y, aun y cuando reconoce que para la fantasía, de nueva cuenta, favorecen el efecto de fascinación. Me
algunos el sexo implica cierta violencia, Warhol se limita a decir de parece que podemos decir, por tanto, sin temor a equivocarnos, que
ello: «Nunca pude ver eso)). Se reitera, pues, la negación radical del el arte de Warho! descansa sobre principios estéticos y no sobre una
acto, la violencia y el riesgo reales. base conceptual. Principios estéticos que son logrados por los contras-
Pero, entonces, ¿qué es lo propio del arte de Warh,o! y qué relación tes logrados entre los ideales, las fantasías y la realidad concreta. Por
mantiene con la estética? Habría que determinar qué es lo que inten- la «nada)), por el vacío, que separa estos ámbitos.
taba captar Warhol en los personajes que filmaba, en relación a la fas- ¡Y, reforzando nuestra conclusión, justo en este punto de su libro,
cinación que le causaban. ¿Qué les daba valor a sus ojos? ¿Cuál era el después de haber hablado sobre el amor en tres distintas etapas, dedi-
efecto estético que experimentaba al verlos? Por ejemplo, cuando War- ca un capítulo a la belleza! La manera en que se expresa de ella, re-
hol (2007: 55) habla de las razones para utilizar a drag queens en sus cuerda a la definición del tiempo de San Agustín (Warhol, 2007: 61 ):83
películas, se refiere a que funcionan mejor que las chicas reales por- <<No he conocido una persona que no pudiera llamar una belleza)),
que estas «no parecían excitarse con nada, y los drag queens podían pues a su parecer todos tenemos algo de belleza, pero, «honestamente
excitarse con cualquier cosa>> (figura 13). Vemos, pues, que Warhol no sé lo que es la belleza».
está considerando detenidamente el efecto y, muy poco, el significado Inmediatamente después de hablar un poco de lo que le parece
de la obra. Que, además, el efecto tiene que ver con aquello que no bello, Warho! nos dice que prefiere a las personas que hablan (Talkers)
es «lo real», es decir, en este caso, no con las verdaderas mujeres, sino
con imitaciones de ellas. La evitación de lo real y el mantenimiento de 83. {Agustín de Hipona, 1999: 93) «¿Quó es, entonces, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, losó; si
quis1era explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé».

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a las que solo son bellas (Beauties), porque las primeras están hacien- Más bien, me parece que hemos de vincular esta noción de pulcritud
do algo y las segundas simplemente son así (Warhol, 2007: 62): «No a un efecto estético muy similar a los que describía Burke. La limpieza
sé qué es lo que están siendo. Es más divertido estar con personas que genera un sentimiento de seguridad y está íntimamente ligada a la
están haciendo cosas>>. Por una parte, podemos inferir que la belleza evitación del peligro y la autoconservación. Y, en este caso, con la
no tiene que ver con hacer algo en específico, sino con lucir de cier- ya mencionada evitación del acto que parece ser tan apreciada por
ta forma no determinable; con una especie de (63) <<magnetismo de Warhol. Así (67), «La belleza en peligro se vuelve más bella, pero la
pantalla [... ] algo secretO>>. Por otro lado, es curiosa la preferencia de belleza en suciedad se vuelve fea». La limpieza, pues, denota belleza,
Warhol por quienes están haciendo algo, siendo una de sus máximas su contrario la denigra y el peligro la acentúa -siempre y cuando no
evitar el acto. ¿Será, pues, que es mejor entretenerse viendo como se realice-, pues aumenta la excitación. La evitación del acto, quizás,
otros hacen algo, que hacerlo uno mismo? Como al ver una película, la eleva a lo sublime. No sorprende, por tanto, que Warhol haga afir-
¿la acción se vuelve más emocionante al no estar involucrado en ella? maciones similares a las que hacía Burke en relación a los objetos que
Por otro lado, ¿puede involucrarse de alguna manera la belleza con nos causan el sentimiento de belleza: «Los niños son siempre bellos
la acción? [... ] Las facciones pequeñas y la piel tersa ]... ] Los bebés al ser bellos
Cuando Warhol (2007: 64) describe a las personas que sufren son protegidos porque la gente quiere dañarlos menos. Esto también
crisis nerviosas, nos dice que pueden lucir muy hermosas «porque se aplica a todos los animales». Warhol, pues, parece reafirmar, al más
tienen ese algo frágil en la manera en que se mueven o caminan. puro estilo de un ilustrado, la relación de la belleza con la naturaleza.
Manifiestan un estado de ánimo [mood] que las hace más bellas». Y, sin embargo, «la belleza no tiene nada que ver con el sexo»; a [o
Es decir, una acción en sí no implica belleza como parte de su rea- cual, quizás hemos de agregar, después de seguir el texto, que no tiene
lización o su meta; sin embargo, sí se puede actuar y expresar en que ver con el acto sexual, pero sí con las fantasías sobre el sexo, el
ello una especie de estado de ánimo, que es como «algo>> frágil. La deseo que provocan y la excitación anterior al acto; como la belleza
estética y la acción no están peleadas. Todo lo contrario; la acción se de las sensuales actrices de las películas (68), «las únicas personas
puede volver efectiva en términos estéticos cuando es contemplada, que puedo identificar inequívocamente como bellezas)>; las cuales, al
y no realizada, en función de aquello que rebasa su ·'fin. Podemos ver verlas en vivo, «tampoco son realmente bellas, por lo que tus estánda-
esta relación claramente en la descripción que Warhol hace de Diana res tampoco existen realmente)) (figura 14). No existen los estándares
Vreeland, editora de Vague (66): «es una de las mujeres más bellas porque su belleza no es más que un efecto estético que depende de la
en el mundo porque no tiene miedo de otras personas, hace lo que apariencia lograda por las técnicas cinematográficas, y no por reglas
quiere». No actúa, pues, determinada por conceptos o significados de
o ideales.
peso social; es natural; es lo que es. Pero, además, Warhol añade algo, La belleza, sea lo que sea, hace que sobresalgan ciertos objetos
tras una observación de Truman Capote: «ella es muy limpia, y eso la sobre los demás, independientemente de conceptos o convenciones.
vuelve más bella. Tal vez es, incluso, el fundamento de su belleza». Con lo cual, para acabar de destacar la correspondencia de las no-
Resulta fascinante la introducción del concepto de «limpieza». ¿Qué ciones de Warhol (2007: 70) con los conceptos kantianos, hemos de
relación podrá tener con la belleza? ¿Tendrá que ver con prescripcio- agregar que «la belleza y la riqueza podrían no tener nada que ver con
nes higiénicas y, en ese sentido, estar determinada por conceptos? A qué tan bueno seas». Una cosa, como diría Kant, es juzgar la bondad
mi parecer, nada en el texto de Warhol nos lleva a tal interpretación. y la utilidad, y otra la belleza. Lo cual, por otro lado, no quiere decir

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN

de la otra persona. Solo puedes ver un aura en personas que no cono-


ces muy bien o que no conoces en absolutO>>. Algo que no depende
del conocimiento o función del objeto, pero que afecta al otro en la
contemplación, por lo que podemos suponer que tiene una base esté-
tica, o en lo términos de Warhol, una base en nada (86): «Las estrellas
de las películas ganan millones de dólares por nada>>. Por otro lado, es
algo que se puede producir y comercializar; Warhol nos dice que una
compañía estaba interesada en comprar su aura, y que, en el lugar y
tiempo adecuados, cualquiera puede tener un aura con la cual cual-
quier otro podría obsesionarse. De hecho, se pueden categorizar las
auras por tipo, al grado de que (85) <dos fanáticos solo idolatran partes
de las estrellas. Hoy, la gente puede idolatrar una estrella en un área
y olvidarse de ella en otra». El aura no tiene que ver con ninguna de
las características reales del objeto, sino con aquello que, del objeto,
atrapa la atención del espectador, sin ser nada en particular; pudiendo
ser cualquier cosa en absoluto que haga que las emociones luzcan
sumamente fuertes y reales.
La relación del aura con el dinero es que a ella, en función de la
importancia que adquiere para el espectador, se le puede asignar un
valor. Con esto, Warhol (2007: 92) nos asegura que «el Arte-Negocio
es el siguiente paso del Arte)). Más que arte comercial, Warhol realiza
Figura 14. Warhol, Andy.lngrid Bergman (as Herse/,f) (1983)
un arte que genera valor. Es decir, no simplemente crea mercancías,
las cuales bien pueden tener una utilidad; su arte se encarga de hacer
valer incluso aquello que ha sido desechado. Arte entendido como
que la belleza se lleve mal con el dinero, pues, lo más bello, para
trabajo que genera valor en lugar de utilidad y que, aunque siempre
Warhol, de Tokio, Estocolmo, Florencia y, podemos suponer, de cual-
evite cualquier acto real -su inserción en el transcurso de los aconte-
quier parte que no sea Estados Unidos, es McDonald's (71 ): <<América
cimientos cotidianos-, intensifica las emociones al distanciarse. Así,
es realmente la Bella. Pero sería más bella si todos tuvieran suficiente
para Warhol, una pintura es (133) «Como dinero en la pared)); y quizá,
dinero para vivir». ¿Qué tendrá Estados Unidos que lo hace la «Belle-
como le pasa a Warhol al tener contacto con el dinero, con el arte se
za>> por antonomasia? ¿Y qué misteriosa relación tendrá con el dinero,
puede sentir algo análogo (137): «todo desaparece en el momento
independientemente de consideraciones funcionales?
que lo toco».
Uno de los conceptos que Warhol maneja y que nos puede ayudar
¿En función de qué es capaz de crear valor Warhol? Como decía-
a comprender tal relación es el de «fama)), el cual liga inmediatamen-
mos, no en relación a la utilidad, pues bajo esa categoría los objetos
te con el de «aura>>. ¿Qué es, pues, el aura? Algo que solo alguien que
artísticos son una especie de desperdicio. El objeto en sí mismo no
no eres tú puede ver en ti (Warhol, 2007: 77): «Todo está en los ojos

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CARLOS A. GARDU~O COMPARÁN

vale nada, y en esto radica lo fascinante del arte de Warhol. El efecto de un pretendido efecto sobre el espectador. Ello lo podemos corro-
estético y, por tanto, su valor, consiste más bien en el espacio que el borar igualmente en Newman y Warhol; la concepción del trabajo
artista crea para colocar allí su objeto. Por ello (Warhol, 207: 144): como proceso de desarrollo técnico, así como el reconocimiento de
«El Arte-Negocio es una cosa mucho mejor que el Arte-Arte, porque su importancia, son vitales para la realización de sus producciones.
el Arte-Arte no mantiene el espacio que ocupa, mientras que el Arte- En todos, la técnica encuentra su finalidad en algo no determinable: la
Negocio sí lo hace. (Si el Arte-Negocio no mantiene su propio espa- generación de una experiencia estética a través de la obra. En contra de
cio, se queda fuera del negocio))). Hacer arte es como mantener un la teoría de Danta, no hay nada que nos indique que la utilización de
negocio; lo primordial es, por tanto,- ser capaz de mantener el espacio la técnica en la producción del arte deba encontrar su fin en la configu-
artístico, al grado de que dicho espacio puede valer por sí mismo, aun ración de un significado pertinente en función de su contexto. La forma
vacío, y ser por sí mismo bello, incluso cuando es creado por medios en que estos artistas manipulan el lenguaje nos muestra que el fin no es
de reproducción masiva. Nada, pues, en particular, tiene valor; lo que determinable lingüísticamente; en todo caso, si se puede hablar de un
vale en sí es el espacio que posibilita que algo adquiera importancia; fin, este ha de ser del orden de la experiencia en tanto ·no determinable·
'
de una experiencia bella o sublime, de clara correspoildencia con la fi-
'
el espacio vacío que en sí mismo es nada y que el artista llena con
lo que sea, creando distintas atmósferas. En el arte, entonces, según losofía kantiana, en el caso de Poe y Newman; o de una experiencia de
la visión de Warhol, no se arriesga nada personal. Es un asunto de «nada>>, en el caso de Warho!, en la cual cabría determinar sus posibles
producir espacios y cosas para llenarlos. Lo que está en juego no es vínculos con los sentimientos de lo bello y lo sublim~.
más que una decisión de negocios -que en sí no tiene nada que ver En este sentido, las nociones estéticas que hemos venido manejando
con la libertad de empresa y la capacidad de autodeterminación- en a partir del análisis de la teoría de Adorno, en relación a Kant y Freud,
la que uno debe ingeniárselas para hacer (183) «algo de la nada)), sin es decir, sobre los sentimientos de lo bello y lo sublime en función de
basarse en argumentos, sino, en todo caso, en la experiencia personal. la forma de la obra y su contenido pulsional, se vuelven problemáticas.
Es decir, en nada en particular. ¿Por qué? Porque los procesos del mencionado trabajo de producción
artística ponen en cuestión la realidad de dichos sentimientos. Si la be-
lleza de los poemas de Poe es resultado de la construcción de una es-
6.1.4. Problemas a considerar con miras a una teoría estética tructura --conclusión, a su vez, de un cuidadoso cálculo-, si lo sublime
en las obras de Newman es la culminación de una búsqueda -propia
Después de haber analizado los textos de los tres artistas escogi- de los desarrollos técnicos de las vanguardias- acerca de las estructuras
dos, es momento de exponer las conclusiones y los problemas que mínimas a partir de las cuales podemos generar cierta experiencia del
ellas generan en relación con la investigación aquí emprendida, con tiempo, y si los espacios creados por Warhol son la consecuencia de
miras a proponer ciertos principios a tomar en cuenta para la realiza- una fría decisión de negocios, ¿se puede seguir pensando lo bello y lo
ción de una posible teoría estética. sublime en función de la naturaleza, como suponíamos en Longino,
Para empezar, desde las reflexiones de Poe, se nos impone consi- Burke y Kant, y como parece corroborar Freud desde su propio campo
derar los siguientes aspectos en relación con la producción artística: de estudio? ¿No es, por ejemplo, este, el cuestionamiento fundamental
Que esta depende de un trabajo sistemático cuidadosamente planea- de la obra de Warhol: que los sentimientos no son reales, sino depen-
do, con el fin de desarrollar técnicas de expresión eficaces, en función dientes, por completo, de la evitación del contacto con lo real y de

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la correspondiente construcción de un espacio independiente de cual- como la producción de Warhol, tan cercana a la industria cultural. La
quier acto? ¿Que lo irreal, lo artificial, incluso lo que Adorno repudia estética de !o bello y lo sublime da cuenta, de manera satisfactoria, de
bajo el apelativo de «industria cultural>>, se impone en una especie de las producciones de Poe y Newman, pero, ¿sirve para describir lo que,
superación del riesgo y el sufrimiento? fundamentalmente, busca generar Warhol? Mi conclusión es que sus
Al respecto, el tema del la promesa de reconciliación, que hemos términos no son suficientes. Que, más bien, los métodos de trabajo de
mantenido como eje de este texto, también se cuestiona, pues ¿en Warhol nos revelan que, lo que primordialmente crea, más allá de los
verdad, bajo las premisas del trabajo y las nociones estéticas de estos mencionados sentimientos, bajo la categoría de «Business Art», es va-
artistas, es posible mantener una esperanza de reconciliación de los lor. Que las obras de Warhol, más que bellas o sublimes, son valiosas.
elementos alienados? En Newman, la pregunta parece encontrar una Y que su valor se funda en principios estéticos. Por ello, nuestra pre-
respuesta categóricamente afirmativa a través de su concepción de lo gunta fundamental debe formularse sobre los principios bajo los cua-
sublime y de las vivencias del tiempo que pretende generar. Pero el les una teoría estética puede explicar satisfactoriamente los procesos a
asunto es más complicado en Poe y en Warhol. En Poe, ¿la belleza través de los que se origina el valor de los objetos, T(láS allá de lo que
en que se configura el efecto de melancolía de El cuervo, nos per- prometan. Bajo tal premisa, a continuación, mostraré la posibilidad de
mite albergar esperazas de reencuentro con <da amada», o más bien explicar dichos principios, por un lado, bajo una teoría de la historia
refuerza su imposibilidad? Y, en Warhol, lno se niega, de hecho, de adecuada -la que propone Walter Benjamín en su~ Tesis de Filosofía
manera tajante, la posibilidad del amor -la posibilidad de reconcilia- de la Historia- y, por otro, a través de desarrollos psicoanalíticos que
ción-, reafirmando la alienación en la que vivimos? Es más, ¿no es nos permitan pensar la negatividad propia del contenido pulsional,
de hecho el sentido de la negatividad de Warhol el justo opuesto del en varios sentidos (tanto en el de la reconciliación, como en el de la
sentido de la negatividad de Adorno? Es deci!, mientras en Adorno la industria cultural) -a saber, lo que en mi opinión lleva a cabo Lacan.
negatividad del objeto artístico, al separarse de la realidad empírica,
ofrece la esperanza de algo mejor, en Warhol, dicha separación ¿no
es la afirmación de la imposibilidad de poder hace,r algo mejor en lo 6.2. ¿Por qué Lacan y Benjamin, según Zizek?
real? ¿No es que, en Warhol, lo mejor está en el Objeto mismo y no
en la posibilidad que ha de engendrar como esperanza? ¿Bajo qué Con el fin de introducir los conceptos de las obras de Lacan y
principios estéticos, por tanto, podemos explicar ambos sentidos de Benjamín que nos permitirán responder a nuestros cuestionamientos
la negatividad del arte, siendo que ni Adorno ni Danta parecen ser sobre el arte contemporáneo, a continuación echaré mano de la expli-
suficientes para dar cuenta de la complejidad emanada del análisis de cación de Slavoj Zizek, contenida en El sublime objeto de la ideología,
las ((filosofías)) de trabajo propias de cada artista? sobre cómo podemos pensar el objeto que sostiene a la ideología y
En función de dicho cuestionamiento, a continuación estructuraré posibilita su goce, para usarla en favor de nuestros propios intereses.
una propuesta bajo la lógica siguiente: en tanto que Warhol parece Para empezar, es necesario apuntar que la concepción del objeto
ofrecer, desde una postura definida y sostenible como artista, una opo- de Zizek, se basa en la ética que según Lacan 84 implica el psicoaná-
sición a los principios estéticos de Adorno, en cuya base, como vimos, lisis, cuyo lema es que no hemos de ceder al propio deseo, es decir
están Kant y Freud, pienso que hemos de buscar un nuevo punto de par-
tida para explicar tanto las producciones en las que Adorno se apoya,
84. En el Seminario 7: La ética del psicoanJiisis.

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CARLOS A_ GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

(Zizek, 1992: 25), «no hemos de borrar la distancia que separa lo La lectura de Lacan por parte de Zizek (1992: 35), comienza por
Real de su simbolización, puesto que es este plus de lo Real que hay identificar lo que para Lacan es un síntoma, en estrecha relación con
en cada simbolización lo que funge como objeto-causa de deseo>>. el análisis de la mercancía de Marx, bajo el supuesto de que las no-
Llegar a un acuerdo con el objeto, con el plus, «significa reconocer ciones fundamentales para analizar la mercancía también nos sirven
un desacuerdo fundamental (antagonismo), un núcleo que resiste la para analizar los sueños, los fenómenos histéricos y otros fenóme-
integración-disolución simbólica». Ahora bien, según Zizek, la mejor nos propios del psicoanálisis. La razón es que «hay una homología
manera de «Situar una posición ética de este tipo es a través de su fundamental entre el procedimiento de interpretación de Marx y de
oposición a la noción marxista tradicional de antagonismo social>l, Freud [... ]entre sus análisis respectivos de la mercancía y los sueños».
en el sentido de que la ética psicoanalítica no reduce la pluralidad de Dicho de otra manera, la pregunta sobre por qué los pensamientos
las luchas particulares a una sola causa socia!. Así, la pluralidad debe latentes han tomado la forma de un sueño, es análoga a la de por qué
ser pensada como (27) «Una multitud de respuestas al mismo núcleo el trabajo asumió la forma del valor de una mercancía (o, en términos
imposible real»; núcleo imposible que es pensado como una «dimen- de esta investigación, análoga a por qué el trabajo a,sume la forma de
sión de radical negatividad». Con ello, la negatividad, en opinión de una obra de arte). Lo fundamental, pues, en el sueño, la mercancía y
Zin~k .no puede ser superada o abolida¡ tan solo se puede pretender la obra de arte, es el trabajo sobre cierto contenido, del orden de lo
llegar a url-~uerdo con ella: «aprender a reconocerla en su dimensión real, que les dio forma. Así, en el sueño (38), «la verdadera materia
'
aterradora y Cl~spués, con base en este reconocimiento fundamental, del sueño (el deseo inconsciente) se articula en el trabajo del sueño,
tratar de articular un modus vivendi con ello». Ahí es justo donde en la elaboración de su "contenido latente"». ¿Será esto mismo lo que
radica el fin de la cultura y sus manifestaciones, como el arte, siendo se articula en los trabajos de elaboración de mercancías y obras de
la aspiración a abolir la negatividad (28), <da tentación autoritaria>>. arte? Y, por otro lado, sobre todo a partir de Warhol, ¿será pertinente
Para Zizek (1992: 29), esta comprensión sublime del objeto im- distinguir el trabajo de elaboración de mercancías del de obras de
plica una lectura de Hegel en la que su dialéctica· no es sino «Una arte? Dar respuesta a estos cuestionamientos ha de ser labor funda-
anotación sistemática del fracaso de todos los intentos de este tipo. mental de nuestro texto, pues, como dice Zizek, lo importante no es
El <<conocimiento absolutm> denota una posición subjetiva que final- saber que detrás de la forma del objeto hay un contenido oculto, sino
mente acepta la «contradicción>> como condición interna de toda comprender (40) «el proceso mediante el cual el significado oculto se
identidad)). En contra de la lectura hegeliana de la historia del arte de ha disfrazado de esa forma».
Danto, la lectura de Zizek nos muestra que cualquier pluralidad impli- ¿Qué es, entonces, lo que permite que un objeto, a través de su for-
ca conflicto, el mantenimiento de la negatividad y, en este sentido, la ma, adquiera cierto valor y que, en consecuencia, pueda ser intercam-
pertinencia de la estética (con sus nociones de belleza y sublimidad) biado? En primer lugar, que exista un orden simbólico sobre el que se
para comprender las maneras en que los individuos intentan lidiar sostenga el valor¡ en segundo, que al momento del intercambio, se
con el resto irreductible de lo real. Con ello, la empresa de Zizek (31) actúe con respecto a él como si fuera real, es decir, sin reconocerlo
es «salvar a Hegel [... ] a través de La can [... ] [abriendo] una nueva en su carácter simbólico. Tales condiciones implican que el valor y
manera de abordar la ideología [... ] sin ser presas de cualquier tipo de el intercambio siempre son ideológicos, entendiendo por ideológica
trampas "posmodernas" (como la de la ilusión de que vivimos en una (Zizek, 1992: 47) <<Una rea/;dad social cuya existencia implica el no
condición "posideológica")». conocimiento de sus participantes en lo que se refiere a su esencia, es

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

decir, la efectividad social>>. Esto mismo nos hace llegar a la dimen- Danta ubica el arte en el polo opuesto de la negatividad. La pers-
sión del síntoma, pues la efectividad de su goce depende de la igno- pectiva desde la cual Zizek nos instruye, a partir de la noción laca-
rancia de su lógica. 2Serán, pues, la ideología y el síntoma las claves niana de síntoma, ubica el arte en el terreno de una ideología que se
para comprender la mercancía y el arte? Por otro lado, 2responderán a sostiene en la negatividad, en lugar de oponerse a ella, posibilitando
ideologías y síntomas distintos? el goce con ello. Así, en un sentido lacaniano, la realidad social y las
Un síntoma, por definición, es un elemento paradójico dentro de creaciones culturales no serían sino (Zizek, 1992: 76) «Una construc-
una totalidad universal y racional. El elemento irracional dentro de ción de la fantasía que nos permite enmascarar lo Real de nuestro
un aparente funcionamiento racional_ (Zizek, 1992: 49): ((el punto en deseo». Pues, ¿cómo podría el arte mostrar lo real de nuestro deseo
el que la Razón encarnada en el orden social encuentra su propia sin fantasía? ¿Y cómo podría la fantasía en el arte dar goce sin un resto
sinrazón>>. ¿Cuáles son esos síntomas en un mundo del arte que, se- real que la sostenga? Por otro lado, es solo a través de esta ilusión que
gún Danta, ha llegado a una aparente totalidad racional a partir de podemos llegar a confrontar lo Real de nuestras fantasías, rompiendo
Warho!? ¿Qué irracionalidad podemos detectar en Warhol, que nos el poder de la ideología que estructura la realidad, !o cual nos acerca
lleva a gozar de su obra sin comprender por qué? ¿Qué relación se a las concepciones de Adorno y nos puede ayudar a comprender
'
la di-
establece entre arte y mercancía al respecto? ¿Realmente se resolvió la ferencia que estableció entre arte y mercancía: el primero te enfrenta,
contradicción que Adorno intentó radicalizar entre el arte y la indus- a través de la ilusión ideológica, a lo real; la segunda, te mantiene en
1

tria cultural, sin ningún resto de negatividad? el goce de lo real a través de la ilusión ideológica.
En términos de Zizek (1992: 60), podemos pensar que el síntoma El tipo de estructura temporal ligada al síntoma y a la fantasía debe
se relaciona con la ilusión de ver los objetos como si «fueran simple- estar mediada por la subjetividad y, contrario a la estructura histórica
mente otras tantas encarnaciones del Valor universal)); y más especí- propuesta por Danta, no puede caracterizarse en primera instancia
ficamente, con pasar por alto (61) «la ilusión que estructura nuestra por el autoconocimiento (Zizek, 1992: 91 ), sino porque «el error -fal-
relación efectiva y real con la realidad>>. Es decir, en él caso de Danta, ta, equivocación, falso reconocimiento- llega paradójicamente antes
en relación a su interpretación de Warhol, podemos pensar que el sín- que la verdad en relación con la cual lo designamos como error, por-
toma que está detrás de su comprensión del fin del árte y del supues- que esta verdad llega a serlo únicamente por medio de [... ] el error)).
to pluralismo sin contradicciones ni negatividad del arte de nuestros O, dicho de otra manera, la verdad solo puede ser propuesta en re-
días, tiene que ver con pasar por alto que esa concepción de realidad trospectiva sobre la base de la interpretación de una serie de actos
está estructurada por una ilusión utópica que encubre e! elemento fallidos. Actos que en sí mismos no son la expresión de la verdad,
negativo. Dicho de otra manera, Danta se encarga de exponer la fan- sino en función de una posterior elaboración simbólica. El punto es
tasía que Warhol estructura, pasando por alto que es una fantasía y, que estos actos no son la expresión del curso de la historia, pues de
por ende, sin tomar en cuenta la negatividad que posibilita los efectos hecho, en tanto que fallidos, con ellos (94) (<se rompe la necesidad
estéticos de su obra; el resto que (74) «lejos de obstaculizar la plena histórica». Son, pues, expresiones arbitrarias, negativas, que solo por
sumisión del sujeto al mandato ideológico, es la condición misma de su repetición se imponen como la nueva verdad de la historia. Es de-
ello: es precisamente este plus no integrado [... ] lo que sostiene lo cir, no porque, a modo de Danta, ese sea el fin de la historia; este se
que podríamos llamar el jouis-sense, goce-en-sentido (goza-significa) percibe erróneamente como fin, a fuerza de la repetición de lo que en
propio de la ideología>>. principio no fue sino un error que (94) <(cuando surge por primera vez

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

se experimenta como un trauma contingente, como una intrusión de queda ser impactados y callar. Desde un punto de vista psicoanalíti-
un cierto Real no simbolizado)), pero que al repetirse, paulatinamente co, en primera instancia, pareciera que la falla que implica un síntoma
encuentra lugar en la red simbólica; y aun simbolizado se sigue con dentro de la red simbólica de significados, está llamado a ser interpreta-
atención porque ese Real se mantiene como objeto causa de deseo; do, siendo que su interpretación, por otro lado, anuncia su disolución.
como aquello que nos atrae y nos mantiene en pos de él hasta el final; Dicha noción del psicoanálisis implica que su meta es (Zizek, 1992:
hasta que nos damos cuenta de que el fin de la historia no es sino lo 109) «restablecer la red rota de comunicación permitiendo al paciente
que nos mantuvo pendientes de ella, nuestro propio deseo y el núcleo verbal izar el significado de su síntoma: a través de esta verbalización, el
de negatividad que posibilita el goce. síntoma se disuelve automáticamente». Sin embargo, desde este punto
En este sentido, la historia no puede ser comprendida exclusivamen- de vista no se toma en cuenta la importancia del goce en la configura-
te en términos de estructuras simbólicas o semánticas. Pues, para seguir ción del síntoma; pues, si el síntoma no es solo una estructura lingüísti-
el hilo de la historia, para formar, incluso, nuestra identidad como parte ca, sino la forma en la que alguien organiza su goce, la disolución del
de una historia, debe haber, aparte de estructuras, cierto goce, cierta síntoma echaría a perder el goce y lo dejaría sin identidad.
fascinación; debe haber deseo. Así, entender el arte meramente por su Introduciendo el goce en la disyuntiva, esta se nos muestra de la
inclusión en narrativas es un error, porque dejamos de tomar en cuenta siguiente manera: o interpretamos el síntoma, lo estructuramos en el
el goce que nos ofrece, es decir, su dimensión estética. terreno del Otro y renunciamós al goce; o escogemo~ el goce y renun-
Podemos, retomando las reflexiones de Zizek (1992: 1 06) sobre el ciamos a su interpretación. Zizek nos hace ver que estas alternativas
Titanic, decir que el recurso último del arte: pueden ser pensadas haciendo una distinción entre síntoma y fantasía.
Mientras un síntoma se define por su significado, una fantasía lo hace
no es el de la presentación, sino el de una presencia inerte [ .. ] es una Cosa
por el goce que ofrece. Y, con ello, mientras un síntoma ha de ser
en el sentido lacaniano: el resto material, la materialización de la aterradora e
imposible jouissance [. .. ] una perspectiva del terreno prohibido, de un espacio interpretado, una fantasía ha de ser atravesada con el fin de obtener
que habría que dejar no visto [... ] Este impacto aterrador nO tiene nada que ver distancia con respecto a ella para (Zizek, 1992: 11 O) «experimentar
con el significado -o más exactamente, es un significado penetrado de goce, que la formación de la fantasía solo enmascara, llena, un cierto vacío,
unjouis-sense lacaniano [... ]funciona por lo tanto como u'n objeto sublime: un
falta, lugar vacío en el Otro>>.
objeto material, positivo, elevado al estatus de la Cosa.
La distinción entre interpretar un síntoma y atravesar una fantasía
No es, pues, lo propio de la obra de arte, recordando a Adorno, es clave en cuestiones artísticas, pues mientras lo primero nos deja por
lo que se puede decir sobre ella en términos de su significado, sino completo en el terreno del análisis semántico, lo segundo nos pone di-
la materialización de lo que escapa al significado, a la historia en- rectamente en el de la experiencia estética, a saber, en la necesidad de
tendida en términos de estructuras narrativas; su impacto aterrador y establecer distancia con respecto a un objeto cargado fuertemente de
gozoso: sublime. Un objeto material, en términos lacanianos, elevado afecto, que estructura nuestra realidad en función de nuestros deseos,
al estatus de la Cosa, cuyo proceso de elevación coincide con el de con el fin de experimentar una vivencia inespecífica e indefinible, sin
la sublimación. significado, que nos dé acceso a la comprensión de nuestros vacíos
El arte, entendido en términos de síntoma, nos pone entonces ante fundamentales. Podemos decir, por tanto, que en cuestiones artísticas
una disyuntiva: o es interpretable en función de significados o, ante la no se trata de superar el síntoma, sino de aceptar y comprender de for-
materialización de algo del orden de lo Real en una obra, tan solo nos ma vivenciallas fantasías que lo estructuran, por lo que lo más correcto

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sería recurrir al concepto lacaniano de sinthome (Zizek, 1992: 11 O), Para Zizek (1992: 188), esta suspensión del movimiento histórico
el cual designa «una determinada formación significante penetrada de <<Únicamente es posible como sincronía del significante, como la sin-
goce [ ... ] un significante como portador de jouis-sense, goce-en-sen- cronización del pasado con el presente>>; es decir, el aislamiento de
tido», que da consistencia a nuestro ser, sin estar, sin embargo (111), un fragmento de la historia, con respecto a la aparente continuidad,
«encadenado en una red sino inmediatamente lleno, penetrado de equivale a aislar <<el significante poniendo entre paréntesis la totalidad
goce [ ... ] "psicosomático" [ ... ] una marca corporal aterradora que es de la significacióm, lo cual trae como consecuencia un «cortocircuito
meramente un testigo mudo que testimonia un goce repugnante, sin entre presente y pasado)). Con esto, en completa oposición a la pers-
representar a nada ni a nadie>>. pectiva de Danta, bajo las tesis de Benjamín podemos pensar que los
Por otro lado, pensar la historia del arte en relación al goce, equi- acontecimientos artísticos, en lugar de reafirmar constantemente cierta
vale a pensar el proceso de simbolización en relación a un lugar vacío significación, llevando la historia hacia su fin, más bien introducen en
(Zizek, 1992: 181 ), <wn núcleo no histórico alrededor del cual se arti- función de su capacidad de materialización de goce, significantes que
cula la red simbólica», el cual a su vez, «nos permite concebir lapo- interrumpen la COntinuidad simbólica; SÍntomas, los suales «SOn inten-
sibilidad de un aniquilamiento total, global, de la red significante [ ... ] tOS revolucionarios fallidos del pasado>> que buscan redimir (189) «-es
la posibilidad de la "supresión" total de la tradición histórica». Una decir, realizar en lo Simbólico- estos intentos fallidos del pasado)).
concepción tal de la historia, como nos lo hace ver Zizek, fue conce- La concepción de la historia de Benjamín, para Zizek, puede ser
1

bida por Walter Benjamín en sus Tesis sobre fa filosofía de la historia. calificada de materialismo creacionista, en contra de un evolucionismo
Dichas tesis consisten en un modo de apropiación de la historia hacia el fin, como el de Danta. Materialismo creacionista porque en la
que, en opinión de Zizek (1992: 183), se opone a los modos de inter- irrupción constante de significantes materiales (Zizek, 1992: 192) «la
pretación propios de la hermenéutica, en los que la comprensión de Meta final no está inscrita en el comienzo; las cosas reciben su signifi-
un acontecimiento singular depende de la totalidad de su horizonte cado después; la creación repentina de un Orden confiere significación
histórico. La propuesta de Benjamín, en contra, tierie que ver con el hacia atrás al Caos precedente». La posibilidad de un nuevo comienzo,
<<aislamiento de un fragmento del pasado respecto 9e la continuidad a partir de la nada, en la ruptura de la continuidad de cualquier ciclo o
de la historia)), bajo una confesada predisposición pür las clases opri- significación que determine el acontecer histórico.
midas. El espíritu de esta perspectiva tiene que ver con oponerse a la Por todo lo anterior, los mencionados términos resultan de alta
continuidad histórica que conviene a las clases dominantes, introdu- prioridad para la investigación llevada a cabo en este trabajo, por lo
ciendo discontinuidades que rompen con el orden simbólico impe- que a continuación se dará paso a su exposición y análisis en las obras
rante y posibilitando con ello la redención de lo que en el pasado se de Benjamín y Lacan, con el fin explorar a profundidad sus posibilida-
vio truncado y en el presente permanece reprimido y latente. des en relación con nuestro tema.
Así, lo propiamente histórico para Benjamín no es el transcurrir
de acontecimientos encadenados como si una lógica determinara su
rumbo de antemano, sino la posible detención de dicho transcurrir, 6.3. Una historia del arte a partir de las tesis de Benjamin
la cual abre nuevos horizontes; una oportunidad revolucionaria que
permite el surgimiento de esperanzas que permanecían clausuradas, ¿Cómo comprender el arte a partir de las Tesis de la filosofía de la
en virtud del rompimiento de la continuidad histórica. historia de Benjamín?

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Para empezar, hemos de definir la perspectiva de la que parte el noción de la historia que tiende ciertamente a un fin, a saber, la re-
autor. Desde la primera tesis, se nos hace notar que se tomará partido dención de todos los momentos vividos (38), «el día del Juicio final>>.
por el punto de vista del materialismo histórico. Pero, ¿qué entenderá Sin embargo, este fin, este día, este ajuste, aunque esperado, no está
Benjamín por materialismo histórico? determinado nunca a realizarse, pues no es un hecho que se siga ló-
Bajo el estilo literario que le suele caracterizar, describe el concep- gicamente de la trama de la historia; todo lo contrario, la continuidad
to a través de una metáfora. El materialismo histórico es como un au- histórica lo niega constantemente, lo rechaza. El Juicio final, en todo
tómata, como un mecanismo diseñado para competir con cualquiera caso, es el objeto que mueve a la historia en función de un deseo, de
y vencerlo a partir de sus propios moyimientos. Sin embargo, como el un anhelo de justicia. Lo fundamental, pues, en la concepción de la
muñeco vestido de turco que parece vencer a sus rivales en el ajedrez, historia de Benjamín, es el deseo, cuya fuerza impulsora es todo aque-
a través de un mecanismo secreto que en el fondo no es más que un llo que no fue realizado, que fue negado por la historia dominante;
enano jorobado oculto, el materialismo histórico debe echar mano de que no existe y que nunca ha existido, pero que late como una posi-
su propio enano, a saber, de la teología. bilidad de realización. La felicidad de los oprimidos.
¿Por qué la teología? ¿Qué es lo que aporta a nuestra concepción En este sentido, en un tono claramente marxista, el motor de la
de la historia? La aportación es descrita en la tesis siguiente: ofrece historia es la lucha que pone en cuestión (Benjamín, 2008: 38) «todos
una imagen de la felicidad. ¿Qué tipo de felicidad? Una en la que los triunfos que alguna vez favorecieron a los domir¡adores», no sim-
(Benjamín, 2008: 36) «late inseparablemente la redención». Es de- plemente por un afán crítico, sino revolucionario; apuntando siempre
cir, la idea de felicidad de Benjamín remite en primera instancia al (39) «hacia ese sol que está por salir en el cielo de la historia». Nunca,
pasado, al (<aire que hemos respirado junto con otros humanos, a los pues, la historia, bajo esta perspectiva, puede o tiene derecho a ser
que hubiéramos podido dirigirnos; junto con las mujeres que se nos definida por los dominadores; nunca las apariencias, las ilusiones que
hubiesen podido entregan>; a las posibilidades que hubieran podido estos impongan, serán la fuente impulsora de la creación y las trans-
ser y que, sin embargo, no fueron. ¿Y dónde entra ·aquí la teología? formaciones. Todo lo contrario, es con «la más inaparente de todas
En que, a través de su lente, el pasado no se quePa atrás, perdido las transformaciones» que debe entenderse el materialismo histórico.
irremediablemente en un tiempo irrecuperable o su feto, en el presen- ¿Cuál es, pues, la imagen verdadera del pasado, si no es la que
te, a las narrativas de la historiografía en turno. Más bien, nos hace se impone bajo el régimen de los victoriosos, la del orden simbólico
notar que el <<pasado lleva un índice oculto que no deja de remitirlo imperante? (Benjamín, 2008: 39) «La imagen verdadera del pasado
a la redención». Lo no realizado, lo sofocado, lo fallido, lo trunca- pasa de largo velozmente. El pasado solo es atrapable como la imagen
do, lo reprimido, permanece presente pugnando por redimirse, por que refulge, para nunca más volver, en el instante en que se vuelve
ajustar cuentas; apunta al futuro como una esperanza de realización, reconocible>>. La verdad del pasado histórico, por tanto, no es apresa-
de reconciliación (37), como «Un secreto compromiso de encuentro ble por concepto, significado o historiografía. No puede ser narrada
[... ] vigente entre las generaciones del pasado y la nuestra. Es decir: en una red simbólica. Su imagen pasa, su verdad se nos escapa. ¡Pero
éramos esperados sobre la tierra». es reconocible en un instante! Y, en ese instante, «la imagen verdadera
¿Éramos esperados sobre la tierra? ¿Para qué? Para saldar cuentas del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo
con los reclamos del pasado, como si nos hubiera (Benjamín, 2008: 37) presente que no se reconozca aludido en ella>>. Se opone, pues, al or-
«sido conferida una débil fuerza mesiánica». Se trata, pues, de una den presente como una amenaza de destrucción. Se niega a ser parte

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de é!. ¿Cómo comprender este tipo de negatividad con poder de trans- al nulificar el deseo y con ello la esperanza de reconciliación, en el
formación histórica, si no podemos hacerlo a través de conceptos, fondo no empatiza, para Benjamin, más que con el vencedor, es decir,
significaciones, narraciones? ¿Si, cuando tratamos de interpretar su con el orden regente. Sin embargo, el hecho es que el orden de los
refulgente imagen, esta desaparece en el instante? Pues, precisamen- dominadores (Benjamin, 2008: 40) «avanza por encima de aquellos
te así, como una presencia inapresable, inenarrable, insimbolizable, que hoy yacen en el suelo>>, tomando como botín de guerra lo que
que tiende, sin embargo, a la realización; a su redención, en tanto se conoce como «bienes culturales)), ante los cuales el materialista
oprimida, rechazada, fracasada; y amenazante, precisamente por su histórico es «un observador que toma distancia)). La cultura, para Ben-
oposición al orden actual que impide su satisfacción. jamin, en manos de los dominadores, no es sino «un documento de
Por lo anterior, la historia no es cognoscible -y, en contra de vi- barbarie [... ] Y así como este no está libre de barbarie, tampoco lo
siones como la de Danto, es impropio plantear su fin en el autocono- está el proceso de la transmisión>>. Con esto, al arte se le presenta la
cimiento-. (Benjamin, 2008: 40) «Articular históricamente el pasado siguiente disyuntiva: o se vuelve documento de barbarie, reafirmando
no significa conocerlo «tal como verdaderamente fue)). Significa apo- el poder del más fuerte, es decir, el orden simbólico que soporta su
derarse de un recuerdo tal como este relumbra en un instante de peli- poder y favorece sus intereses, a través de la reiteración de los signifi-
gro>>. Apoderarse y no conocer¡ en ello radica la verdad de la historia. cados relevantes para el contexto; o toma distancia y asume una tarea
Pero es necesario puntualizar que no se trata de apoderarse de un distinta, a favor del deseo y la·'esperanza de reconcil,iación (43): «la de
recuerdo de cualquier manera; no se trata de traer a la memoria una cepillar la historia contrapelo)).
imagen en un estado apacible y de neutralidad, ni tampoco hacerlo ¿Qué implica tal tarea? Benjamin lo muestra con cristalina cla-
por mero pragmatismo político. El apoderamiento del recuerdo debe ridad en la tesis VIII: enseñar que «el «estado de excepción)) en que
darse tal como «este relumbra en un instante de peligro>>. He aquí lo ahora vivimos es en verdad la regla)); que la barbarie no es el resto
fundamental. ¿Qué peligro? El que (<amenaza tanto a la permanencia que le falta por domesticar al progreso que se impone como norma
de la tradición como a los receptores de la misma'[. .. ] el peligro de de la civilización y como continuidad histórica, sino su reverso, tan
entregarse como instrumentos de la clase dominan~e. En cada época necesario como la lógica de una condición.
es preciso hacer nuevamente el intento de arranc'ar la tradición de Este resto indomesticable, este contenido negativo insimbolizable,
manos del conformismo>>. El peligro es el conformismo que entrega es la verdad de la historia; es el pasado que el ángel de la historia 85
nuestras esperanzas al dominante, al más fuerte; que trunca las es- contempla con horror, como una catástrofe ante la que (Benjamin,
peranzas propias de los más altos ideales de la tradición, dando paso 2008: 44) «quisiera detenerse, despertar a los muertos y recompo-
a la barbarie; a la imposición del orden por la fuerza. Y este peligro ner lo destruido», sin poder hacerlo porque un «huracán lo arrastra
no puede separarse del pasado porque <(tampoco los muertos estarán irresistiblemente hacia el futuro [... ] Este huracán es lo que nosotros
a salvo del enemigo si este vence. Y este enemigo no ha cesado de llamamos progreso)). La concepción de la historia de Benjamin, por
vencePJ. Cuando la imposición del más fuerte vence -y no ha cesado tanto, solo encuentra su verdad retroactivamente. Intentando detener
de hacerlo-, los muertos, sus ideales, sus proyectos, sus anhelos, son el avance para reparar injusticias, los anhelos no realizados, viendo
traicionados. Pero sus reclamos no cesan hasta hacerles justicia. hacia atrás, a pesar de hallarse trágicamente impulsada hacia el futuro
Un historicismo neutro, que pretenda aprehender el pasado en térmi-
nos estrictamente científicos, con fines exclusivamente de conocimiento, 85. Refere11cia de Benjamin (2008: 44) al Angelus Novus de Paul Klee en la tesis IX.

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por las fuerzas que definen el rumbo de las sociedades. Se trata, pues, como un nuevo comienzo, el <<día que comienza un calendario», el
de un intento análogo al de los hermanos novicios en un monasterio evento fundador de nuevas posibilidades que permanecían latentes;
(46): «alejarlos del mundo y sus afanes [... ] desatar al que vive en el <<en el fondo el mismo día que vuelve siempre en la figura de los días
mundo de la política de las redes en que ellos lo han envuelto [... ] festivos, que son días de rememoración». Estamos hablando de un
[evitar] toda complicidad con aquella a la que esos políticos siguen acto fundador y liberador a la vez, el cual bien podría constituir la
aferrados>>. esencia de una obra de arte.
Si el arte quiere ocupar un sitio verdadero en la historia, debe ha- La historia, pues, se ha de definir en el momento presente. No des-
cerlo desde el lugar de esta negatividad; en la oposición a las razones de el punto de vista de un historicismo a favor de! orden, cuyo interés
dominantes y a cualquiera de sus significados. Y ello implica que su es levantar (Benjamín, 2008: 53) «una imagen "eterna" del pasado».
labor sea concebida como un trabajo que no se base en la explota- En contra, el materialista histórico propone <wna experiencia única
ción, ni de la naturaleza ni de los hombres, sino uno que (Benjamín, del mismo». Nótese cómo todo el peso de esta concepción recae en la
2008: 48) «lejos de explotar a la naturaleza, es capaz de ayudarle a experiencia y no en la representación. Cómo no basta con estructurar
parir las creaciones que dormitan como posibles en su seno. Al con- una red de significados, una narrativa que refiera al pasado; ello, para
cepto corrupto de trabajo le corresponde como complemento esa na- hacer justicia a la verdad a representar, debe sostenerse en una expe-
turaleza que [... ] "está ahí gratis">>. El arte como creación de posibi- riencia única en el momento: actual. Debe involucrar la dimensión
lidades latentes, arraigadas en la naturaleza, independientemente de estética. ¿Por qué? Porque solo así se mantiene la singularidad de lo
cualquier interés de explotarla con fines determinados. representado, con lo cual, el materialista histórico «permanece dueño
El sujeto del conocimiento histórico, el sujeto creador, quien com- de sus fuerzas>> y libre de las ilusiones de la representación historiográ-
bate por la causa de lo oprimido, ha de trabajar más para la redención fica, determinada ideológicamente en todo momento.
de las generaciones futuras que para el presente, aun y cuando su Así, mientras el historicismo que tiende al progreso universal tan
lucha esté en función de un pasado de posibilidades truncadas. Se solo va adicionando acontecimientos a sus representaciones a priori
trata de nutrirse más del (Benjamin, 2008: 49) «id~al de los descen- -y por ello vacías de contenido de verdad-, el materialismo histórico
dientes liberados», que de los <<antepasados esclaVizados». Por otro se basa en un (Benjamín, 2008: 54) «principio constructivo». Es decir,
lado, este enfoque en el futuro no implica un ideal de progreso, lineal, en tanto que creador de experiencias singulares, no está solo intere-
continuo, imparable, común a toda la humanidad, pues este tipo de sado en el movimiento de las ideas, y mucho menos en una dirección
movimiento, para Benjamin (51), es «un avanzar por un tiempo ho- preestablecida hacia un fin, «Sino igualmente en su detención».
mogéneo y vacío». La pregunta, más bien, ha de ser ¿cómo redimir el ¿Cómo favorece la detención a la vivencia de un acto singular que
pasado fracasado con miras al futuro, sin caer en la noción abstracta haga saltar la red simbólica e inaugure nuevas posibilidades? (Ben-
y universal de progreso, sino, como dice Benjamín, recurriendo a una jamín, 2008: 54) «Cuando el pensar se para de golpe en medio de
construcción histórica llena del <<tiempo del ahora [jetztzeit]»? una constelación saturada de tensiones, provoca en ella un shock que
Mientras el progreso impone una continuidad temporal universal la hace cristalizar como una mónada [... ] En esta estructura [el ma-
que conviene al mantenimiento de! orden simbólico de los dominan- terialista histórico] reconoce el signo de una detención mesiánica».
tes, Benjamín (2008: 51) propone «hacer saltar el continuum de la Tenemos, de nueva cuenta, el concepto de mónada ya utilizado por
historia» y, con ello, el orden mismo, con lo cual, tal momento es Adorno en su Teoría Estética para referir a la obra de arte. Aquí, sin

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

embargo, Benjamín agrega un par de elementos: su estructura se con- capacidad de inaugurar nuevas posibilidades para el futuro, en fun-
figura históricamente en la detención del continuum temporal, provo- ción de un pasado truncado y latente que busca su realización en un
cando un shock. En términos de Zizek, esto equivaldría a decir que ajuste de cuentas.
la verdad de la historia y de las ideologías que de ella surgen en su Ahora bien, para comprender mejor la naturaleza de dicha espe-
proceso de simbolización, tienen como origen un hecho traumático, ranza y de los sublimes objetos que podrían ser las obras, capaces de
un acontecimiento singular que permanece insimbolizable como su detener el continuum temporal en un acto fundador de nuevas posi-
núcleo de goce. Un núcleo que, aunque no susceptible de simboliza- bilidades, sean arte, mercancía o ambos, aún hemos de profundizar
ción, al ser parte de una estructura singular, por ejemplo, de una vida en las nociones lacanianas de síntoma, porque, como también vimos
o de una obra de arte, permite que en ella se encuentre (55) «Conser- con Zizek, estas se conciben como estructuras ideológicas, ilusorias,
vado y superado el conjunto de la obra, en esta toda la época y en fantásticas, artificiales, cuya efectividad social, es decir, cuyo valor,
la época el curso entero de la historia>J. Implica, pues, en términos independientemente de su carácter de arte o mercancía, radica en un
muy hegelianos, conservación y superación, no en ideas, significados, núcleo Real, traumático, imposible de simbolizar; fn las esperanzas
representaciones o estructuras en abstracto, sino en una experiencia truncadas del pasado a las que Benjamín refiere, q'ue constituyen la
singular, no por ello sin estructura (la de una mónada), como (56) verdad de la historia; en el objeto que precisamente nos interesa com-
«una solución completamente nueva ante una tarea completamente prender y que es la clave del goce: el objeto a.
nueva))' en una especie de (57) «prodigiosa abreviatura)) de la historia '
Finalmente, presumo que el análisis de obras bajo la concepción
de la humanidad. lacaniana de síntoma puede superar la crítica de Adorno a la crítica
De acuerdo con lo expuesto y analizado, se puede concluir que psicoanalítica del arte (a mi parecer, injustamente atribuida a Freud),
las tesis de Benjamín nos ofrecen una perspectiva que coincide con porque aquí, el síntoma no solo es definido como un fenómeno psíqui-
la promesa de reconciliación que hemos manejado como eje de este co, ajeno a lo social, histórico y formal, es decir, como un mero pro-
trabajo, en profunda correspondencia con la Teoría Estética de Ador- ducto de la fantasía y la subjetividad, sin repercusiones objetivas, sino
no. Además, en contra de Danta, nos permiten recuperar los concep- como uno que requiere de la efectividad social para sostenerse; de la
tos estéticos como pertinentes para concebir la his.toria del arte hasta ideología y de estructuras que determinan nuestra realidad sociopo-
nuestros días. lítica. Fenómenos que, en términos lacanianos, podemos denominar
Por otro lado, ante obras tan problemáticas como la de Warhol, éxtimos: manifestaciones psicosomáticas de la intimidad que adquie-
en la cual no es fácil identificar la «causa de los oprimidos)) ni su ren consistencia en el exterior; y que para su articulación, no bastan
diferencia con respecto a la dominante industria cultural, las tesis de las oposiciones propias de la dialéctica negativa de Adorno entre psí-
Benjamín, aunque en primera instancia parecieran enfrentarse a los quico y social o subjetivo y objetivo, que presuponen la de externo e
mismos problemas que la Teoría Estética de Adorno, como ya adelan- interno.
tamos con Zizek, en realidad nos abren un panorama para interpretar
las obras no solo en función de su rol como arte o mercancía, a pesar
del acento que pone Benjamín en la función del trabajo y su relación
con la naturaleza -clave en la oposición que plantea Adorno-, sino
sobre todo como objetos cargados de una esperanza redentora; de su

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CAPÍTULO 7. HACIA UNA ESTÉTICA PSICOANALÍTICA: EL ARTE COMO UN
SÍNTOMA PARTICULAR

El análisis y comprensión de la naturaleza de Jos síntomas es una


de las piedras angulares de cualquier tipo de psicoanálisis, porque
ellos son el fenómeno que, antes que cualquier otro, se presenta a su
estudio; aun antes que la enfermedad misma, la cual, de hecho, es
inferida a partir de ellos.
En ese sentido, si el psicoanálisis tiene algo que decir sobre el arte,
tratar a este como un síntoma a ser estudiado por dicha disciplina,
para concluir los elementos y el trabajo que posibilitaron su forma-
ción, parece ser un proceder obvio.
'
En sus Conferencias de introducción al psicoaf1álisis de 1917, al
exponer lo relativo a los síntomas histéricos, como una anotación fi-
nal, Freud (1980 a: XVI, 342-343) hizo la siguiente, observación, muy
significativa para lo que aquí se intenta hacer:

Existe, en efecto, un camino de regreso de la fantasía a la realidad, y es .. el


arte. Al comienzo, el artista es también un introvertido, y no está muy lejos de la
neurosis. Es constreñido por necesidades pulsionales hipertensas: querría con-
seguir honores, riqueza, fama y el amor de las mujeres. Pero le faltan los medios
para alcanzar estas satisfacciones. Por eso, como cualquier otro insatisfecho,
se extraña de la realidad y transfiere todo su interés, también su libido, a las
formaciones de su deseo de vida fantaseada, desde las cuales se abre un camino
que puede llevar a la neurosis. Tienen que conjugarse toda una serie de circuns-
tancias para que no sea este el desenlace de su desarrollo; y es bien conocida
la frecuencia con que justamente los artistas padecen de una inhibición parcial
de su productividad, provocada por una neurosis.

Por principio de cuentas, la cita interesa aquí porque Freud recalca


el papel de la fantasía, en relación a deseos insatisfechos, en la forma-
ción de síntomas. Por otro, que mientras los neuróticos tienden a la
introversión de la libido que se queda fijada, por regresión, a fantasías
de satisfacción, el arte, en contra, posibilita un camino de regreso de
fa fantasía a la realidad. Una manera de vencer la inhibición propia de
la neurosis, la falta de medios para realizar las fantasías, al encontrar
una forma de expresarlas en la realidad -y, por ende, encontrando

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CARLOS A. Gr\RDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

una satisfacción sustitutiva que no limita y encierra al sujeto en sus Para empezar, Freud intenta diferenciar tipos de angustia. Por una
pensamientos, sino que lo reintegra a la dinámica social, posibilitando parte, tenemos la angustia realista, la cual pareciera ser racional y com-
la satisfacción de su deseo en la realidad. prensible porque se presenta como una reacción frente a la percepción
El arte, pues, es una satisfacción sustitutiva análoga a los síntomas de un peligro exterior; una especie de reflejo de huida, una manifesta-
neuróticos y a los sueños. Pero, como en toda analogía, las semejan- ción de la pulsión de autoconservación que depende de nuestro saber
zas implican diferencias. En este sentido, intentaremos aquí compren- y de nuestro sentimiento de poder frente a las circunstancias, y que
der el arte como un síntoma, y para conseguirlo nos introduciremos varía en relación con estos factores. Luce, pues, como una angustia
a la obra de Lacan; pero será fundamental también entender su dife- provocada por la conciencia, pero el hecho es que esto no implica
rencia con respecto a los síntomas neuróticos y los sueños, a saber, e! que tal reacción es la más adecuada ante un peligro, pues en realidad
proceso a través del cual son vencidas la introversión, la regresión y (Freud, 1980 b: XVI, 359), <da única conducta adecuada frente a un
la inhibición; el trabajo a través del cual las fantasías de satisfacción peligro que se cierne sería la fría evaluación de las propias fuerzas
toman forma en la realidad; el proceso de sublimación que culmina comparadas con la magnitud de la amenaza, y el d~cidirse, sobre esa
en la realización de una obra y que posibilita la reconciliación entre base, por lo que prometa un mejor desenlace)). El afecto en cuestión,
la actividad pulsional del sujeto y la dinámica social. por tanto, no es una reacción instintiva que tenga una función clara-
Sin más, comenzaremos este recorrido con el análisis del afecto mente discernible en la consérvación de la integricfad del individuo.
que quizá más interesó a Freud y a Lacan en su estudio de síntomas, No mueve en sí ni a la huida, ni a la defensa, ni al ataque. Es más,
uno de los más comunes dentro de los padecimientos a los que los cuando alcanza una fuerza desmedida suele paralizar y ser perjudi-
psicoanalistas se enfrentan y al cual filósofos como Heidegger consi- cial. En todo caso, piensa Freud, se puede considerar como parte de
deran la experiencia originaria que posibilita la apertura en relación a «un apronte al peligro)), en el cual, por un lado, se debería generar
la dinámica social y la realización de proyectos auténticos, los cuales, una acción motriz adecuada a la situación y, por otro, el afecto de la
en nuestro contexto, son aquellos que de algún modo favorecen !os angustia, sin que por ello quede claro si ejerce una función.
procesos que sostienen el deseo en función de un contenido de ver- Con ello, tenemos que la angustia refiere a un estado y no puede
dad de naturaleza pulsional: la angustia. vincularse a un objeto ubicable en tiempo y espacio. Su diferencia
con el miedo es que este se experimenta frente a algún objeto o si-
tuación determinables. Por otro lado, se distingue del terror en que,
7 .1. La angustia aunque este se da igualmente en una situación de peligro, en él no se
da el apronte angustiado, por lo que Freud (1980 b: XVI, 360) sugiere
7.1.1. La angustia en Freud que «el hombre se protege del horror mediante la angustia)). De no
haber angustia, en una situación de peligro, sobrevendría el horror.
La 25.a conferencia de introducción al psicoanálisis de Freud, leí- En tanto que afecto, debe implicar dos tipos de elementos: por un
da en 1917, está dedicada a la angustia y no es coincidencia que esté lado, un conjunto de descargas, sensaciones de placer y dolor, per-
precedida por la de formación de síntomas y la del estado común del cepciones y estímulos; por otro, que se dé como repetición de una vi-
neurótico. Hay una íntima relación entre este afecto y la formación de vencia significativa acontecida en el pasado que conjugue los factores
síntomas neuróticos. señalados. Bajo dicha premisa, Freud supone que la vivencia que sirve

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de fuente y modelo de la angustia es el nacimiento. Pero también con- (Freud, 1980 b: XVI, 369), «el yo emprende[ ... ] un intento de huida
sidera que la repetición de dicha vivencia no basta para explicar los frente al reclamo de su libido y trata este peligro interno como si fuera
distintos tipos de angustia, pues en ocasiones se presenta como una externo». Entonces, ¿es el reclamo de la libido aquello ante lo cual
espera de los acontecimientos más terribles, como una manifestación nos angustiamos? ¿Se cumple así la expectativa de Freud? ¿La huida
de la libido que no ha encontrado satisfacción, como una reacción angustiosa del yo frente a su libido no puede haber nacido más que
de exagerada intensidad ante ciertos objetos en las fobias o como un de la libido misma?
ataque gratuito en el que se pierde el nexo con la amenaza de peligro. Freud continúa con sus indagaciones. En apariencia, la concien-
La cuestión es que, independientemente del tipo de angustia, cia podría ser fuente de angustia, a saber, cuando nos percatamos de
Freud (1980 b: XVJ, 365) mantiene la siguiente expectativa: (<si hay nuestra debilidad e indefensión. Sin embargo, pronto nos aclara que
angustia, tiene que existir algo frente a lo cual uno se angustie>>. Y, un niño no se angustia por su propia debilidad, sino porque, al esperar
entonces, lo que hemos de contestar es ¿ante qué nos angustiamos? algo determinado -como la madre, el objeto amado-, se encuentra
Una de las tempranas observaciones de Freud, que trata en esta con algo extraño. Y entonces, concluye que son (Fnyud, 1980 b: XVI,
conferencia, es que hay un vínculo entre la angustia y la insatisfac- 370) ((su desengaño y añoranza lo que se traspone en angustia)); una
ción sexual, siendo que la correspondencia entre estos fenómenos le libido inaplicable que, al no poder mantenerse en suspenso, ha sido
lleva a afirmar que la angustia es una sustitución de la libido, lo cual descarga en angustia. De estaS valiosas observacion~s, hemos de des-
corregirá en posteriores textos. 36 Sin embargo, hemos de recalcar que tacar que el afecto de angustia que experimenta el niño se presenta
lo importante de estas observaciones es la detección de una relación ante algo extraño. Por otro lado, que la situación implica la separación
entre la libido y la angustia, independientemente de cuál sea. del objeto amado, la madre, tal como Freud supone que sucede en la
Por otro lado, tenemos también que los pacientes no saben decir primera angustia del nacimiento.
ante qué se angustian y más bien, a través de una elaboración secun- Ahora bien, en textos posteriores, 87 Freud desechará la idea de que
daria, relacionan el afecto a los objetos de sus fobias. Por eso, Freud la angustia se produce por la transformación de una libido que no en-
supone que la angustia puede ser la transformación Pe un contenido cuentra descarga; de que el proceso represivo produce una mudanza
inconsciente de naturaleza libidinosa. Empero, en las neurosis, la an- de afecto. Ciertamente, Freud sostiene que la represión corresponde
gustia suele ser cubierta por acciones obsesivas, con lo cual, la for- a un intento de huida del yo frente a la libido sentida como peligro,
mación de síntoma podría ser el sustituto de la angustia. En cualquier pero ¿con ello es suficiente para asegurar que esta ha de mudar, por
caso, tenemos que tomar en cuenta a la represión como factor esen- una necesidad de descarga insatisfecha, en angustia? Al final de la
cial en el surgimiento del afecto, con lo que (Freud, 1980 b: XVI, 368) conferencia, Freud hace la observación de que en las fobias, el análisis
«el resultado del proceso represivo es, o bien un desarrollo de angustia del contenido no basta para explicar el afecto, sino que se debe dar
pura, o bien una angustia con formación de síntoma». cuenta de su proceso de elaboración. Es decir, que lo angustioso en
Sea cual sea el caso, la relación de la represión con la angustia una fobia solo puede (Freud, 1980 b: XVI, 374) «establecer su enlace
nos revela algo fundamental: que el peligro ante el cual uno sean- con el peligro mediante una referencia simbólica)>. No es suficiente,
gustia proviene del interior y que, en el caso de la angustia neurótica pues, con referir al contenido de una libido no satisfecha para explicar

36. En lnhibic:ión, síntoma y angustia de 1926 y en la 32.' Conferencia de introducción al psicoanáli-


sis: angustia y vida pulsional de 1933. 87. Referidos en la nota anterior y analizados más adelante.

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el proceso por el que la angustia surge, ya que el peligro ante el cual una represión fracasada que más bien termina creando un sustituto
se presenta puede no ser en sí la libido, sino algo en relación a la de la satisfacción pulsional, la cual, en lugar de dar placer, adquie-
elaboración simbólica. re el carácter de compulsión. A su vez, el proceso de sustitución es
En su texto de 1926, Inhibición, sfntoma y angustia, Freud abordará mantenido lejos de la acción y descarga sobre el mundo, provocando
de manera más extensa y detallada lo que concierne al surgimiento de inhibiciones en las funciones del yo, sin que el proceso por el cual la
angustia, en relación a la formación de síntomas y las inhibiciones a represión devino síntoma se sostenga en el yo, pues el síntoma más
ellos relacionados, definiendo con esto su postura final sobre el afecto bien afirma su existencia fuera de la organización del yo y con inde-
que tratamos. pendencia de él. Goza, en términos de Freud, de extraterritorialidad.
Una inhibición es la limitación normal de una función y no tiene El síntoma puede describirse, recurriendo a términos médicos,
por qué ser parte de un síntoma. Este, por su parte, es el indicio de un como un cuerpo extraño que se alimenta de los estímulos prove-
proceso patológico y puede implicar inhibiciones. En las neurosis, por nientes del tejido en el que está inserto. En nuestro caso, el yo, ante
ejemplo, las inhibiciones se relacionan con la sobrestimación sexual la presencia de ese cuerpo extraño que lo afecta, debe emprender
de ciertos órganos, funcionando ellas como prohibiciones de algo in- (Freud, 1980: XX, 94) «algo que tenemos que apreciar como intento
debido. El yo renuncia a las funciones de los órganos que simbolizan de restablecimiento o de reconciliación>> con el cuerpo extraño, en
lo prohibido con el fin de evitar un conflicto con el ello. Sin embargo, una aspiración a la síntesis: <<cincelar la ajenidad y ~1 aislamiento del
mientras la inhibición es algo que le sucede al yo, el síntoma no puede síntoma>>, tratando de sacarle ventaja¡ haciéndolo cada vez más parte
describirse como un proceso que le suceda al yo. El síntoma, más bien del yo. De hecho, aquí suele estar la base de las resistencias a las
(Freud, 1980: XX, 87), «es indicio y sustituto de una satisfacción pul- que se enfrentan los psicoanalistas. A los pacientes no les resulta fácil
sional interceptada, es un resultado del proceso represivo». Es, pues, soltarse de sus síntomas, porque el yo ha intentado incorporarlos a sí
algo que le sucede a la pulsión, la cual es reprimida por encargo del mismo en busca de paz.
superyó, conservándose como formación inconsciente y provocando Al respecto, Freud hace referencia al famoso caso de Hans y su
displacer que el yo inhibe o desvía. fobia a los caballos. El síntoma del pequeño y su angustia no eran sino
En este contexto, y más allá de lo sostenido en 13 conferencia so- intentos de solucionar su conflicto de ambivalencia edípico. Por un
bre la angustia, esta surge como una señal del yo mediante la cual se lado, debió reprimir su pulsión hostil hacia el padre, sufriendo esta un
protege del ello y del principio de placer. Así, más que la libido se desplazamiento hacia el caballo. Por otro, también hubo regresión,
transforme en angustia, lo que muda es la investidura de un objeto quedando fijado en una actitud tierna y pasiva ante el padre. Tene-
del cual ha de huir el yo, bajo la exigencia de la prohibición. Por ello, mos, pues, que hay aquí dos procesos en función de dos mociones
en realidad (Freud, 1980: XX, 89), «el yo es el verdadero almácigo pulsionales distintas: las tiernas y las hostiles. ¿Qué pasa entonces con
de la angustia». La angustia, entonces, no es producida a raíz de la el afecto?
represión, sino reproducida siguiendo un modelo preexistente como En la represión, nos indica Freud (1980: XX, 103), está presente
imagen mnémica, en relación a un peligro, pérdida o separación. <da angustia frente a una castración inminente». Por ella, Hans resigna
Lo que tenemos, a partir de este cambio de perspectiva, es una la agresión hacia el padre y también ser amado por él. Y así, tenemos
nueva relación entre síntoma y afecto. El síntoma se engendra a partir una explicación del afecto de la angustia: el síntoma de Hans, su fobia,
de una moción pulsional afectada por la represión, siendo, empero, no es más que un sustituto desfigurado de un contenido originario, a

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saber, la angustia de castración que forma parte del proceso represivo. conflictos de ambivalencia ante los que se profirió la amenaza y, a su
(104) (<Pero el afecto-angustia de la fobia[ ... ] no procede del proceso vez, se suspende la angustia.
represivo [... ] sino de lo represor mismo». Se trata, pues, en último Lo que alguna vez fue un peligro exterior -la castración-, deviene
término, de ((angustia frente a un peligro que amenaza efectivamente interior, permaneciendo inconsciente a causa de la represión, pero
o es considerado real. Aquí la angustia crea a la represión y no -como manteniendo intacto el afecto de la angustia, el cual, en un comienzo,
yo opinaba antes- la represión a la angustia>>. El peligro o la amenaza fue una reacción ante el peligro, y tras la formación de síntoma, una
ante el que se desencadena la angustia, fue, en algún momento, una señal para evitar la separación, el daño, el abandono del superyó o
vivencia traumática real. Y, ante ella, se crea la represión y se forma el cualquiera de las consecuencias que la amenaza implica.
síntoma, como intentos de salvaguardarse. No es la libido, por tanto, Ahora bien, el hecho es que el afecto de la angustia, por displa-
el peligro que da origen a la angustia, sino una amenaza real y concre- centero que pueda ser, requiere que el peligro ante el que surge no se
ta contra la integridad del individuo. La angustia nace del yo. haya realizado. En caso de que la castración, la separación del objeto
¿Y qué pasa con la regresión? Esta es la consecuencia del éxito de investido intensivamente, su pérdida, efectivamente suceda, lo que so-
'
la lucha defensiva del yo contra la exigencia de la libido; en el caso breviene como consecuencia es dolor, es decir, (Freud, 1980: XX, 130)
de Hans, de la defensa contra las aspiraciones del complejo de Edipo, «el aumento de la tensión de necesidad>> a niveles intolerables. He aquí
movida por la amenaza de castración. En sí misma, la defensa no el verdadero núcleo del peligró. La ausencia del obje,to puede acarrear
tiene que ser perjudicial, pues implica procesos propios del periodo desvalimiento psíquico y biológico, lo cual quiere decir que está ligada
de latencia como el sepultamiento del complejo de Edipo, la creación a la imposibilidad de goce y autoconservación a la vez. La angustia,
del superyó, la erección de barreras éticas y estéticas. Sin embargo, en además, al despersonalizar la imagen del padre y volverla indetermina-
las neurosis, los procesos aumentan en intensidad, desembocando en da, se traduce en una especie de angustia social, en la posibilidad de
inhibiciones. Con esto, la formación del síntoma procurará sustituir quedar fuera de la sociedad, y finalmente, en una angustia de muerte.
las satisfacciones a las que estaban destinadas las funciones inhibidas, Esto quiere decir que la formación del síntoma se da no solo para
al precio de un yo limitado a buscar su satisfacción en tal formación evitar la angustia, sino el peligro, es decir, para huir del posible daño
y con un gran riesgo: la posible parálisis de la voluntad del yo ante de las propias mociones pulsionales. La inhibición del yo, consecuen-
su incapacidad de encontrar una respuesta en el conflicto entre ello cia de la formación del síntoma, es entonces una limitación de su
y superyó. organización, de sus funciones, con fines defensivos; para evitar do-
El yo, en la formación del síntoma, básicamente está sujeto a dos lor. Pero, ¿la inhibición, el síntoma y la angustia, son nuestras únicas
actividades: anular lo acontecido, intentando cancelar el pasado mis- opciones ante el peligro que viene de nuestro interior? No necesaria-
mo para que no se repita -paradójicamente, repitiendo el pasado de mente. Ya en este texto, Freud hace mención del proceso de duelo,
modo distinto a como aconteció efectivamente-, y aislar la vivencia en el cual la separación y el dolor se dan efectivamente. Es decir, ya
despojándola de su afecto. Se busca, pues, suspender el nexo -en el que el peligro se realizó, lo que queda es el retiro de investidura del
pensamiento y en el contacto con el exterior- con el recuerdo trau- objeto. ¿Será, por tanto, que la única alternativa a la inhibición es la
mático. La angustia funciona como señal en cuanto aparece algo que realización del peligro, soportar el dolor correspondiente y despren-
evoque el peligro original, inhibiendo los procesos de investidura o dernos obligatoriamente de nuestros anhelos respecto al objeto? ¿La
desplazándolos en el caso de las fobias, con lo que se esquivan los renuncia? De nueva cuenta, la respuesta es que no necesariamente,

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pues, como se intenta mostrar en este trabajo, el arte podría ofrecer La angustia es una especie de reacción catastrófica que se distin-
otro camino para la reconciliación del superyó y el ello, superando las gue de la turbación y el terror en que estas últimas implican caída
inhibiciones de las funciones del yo y los peligros de nuestras pulsio- de potencia. Vemos, pues, que hay una distancia entre estos distintos
nes, las cuales, a final de cuentas, en palabras del propio Freud -en la afectos, en relación con una posibilidad que ha de ser evitada. Como
última de sus conferencias sobre el tema- (Freud, 1980: XXII, 88), <<Son ya indicaba Freud, nos protegemos del terror generando angustia.
seres míticos, grandiosos en su indeterminación>>. Así, la angustia es un afecto que tiene una relación de estructura
con lo que es el sujeto y con las posibilidades derivadas de esa estruc-
tura. Un afecto desplazado en relación con los significantes que lo
7.1.2. La angustia en Lacan amarran y que, como muestra Freud, han sido reprimidos. En ese sen-
tido, como también manifestó Freud, el afecto implica la posible des-
Por su parte, Lacan retoma la reflexión freudiana sobre la angustia carga de contenidos pulsionales, las tensiones y conflictos a ello rela-
en su seminario sobre el tema, 88 partiendo de la suposición de que cionado, así como un peligro proveniente de otro lugar. Lo que agre-
la estructura del fantasma no está lejos de ella. Además, agrega que ga Lacan es que se debe considerar además la introducción primera
debe existir una relación esencial entre tal afecto y el deseo del Otro; de un significante en lo real, que haga concebible a un sujeto, y la
con las preguntas ¿qué me quiere?, ¿qué pide, él, a mí?, ¿cómo me presencia del Otro anterior a lo que podemos elaborar o comprender.
quiere?, ¿qué quiere en lo concerniente a este lugar del yo? Por otro La introducción de estos elementos nos pone e~ una perspectiva
lado, en contra de la reflexión existencialista tan propia de filósofos en la que el reconocimiento a través del lenguaje se vuelve factor
como Heidegger o Sartre, para Lacan no hay que buscar la angustia en fundamental, por lo que Lacan no duda en introducir a Hegel en la re-
relación a la preocupación, la seriedad o la espera. ¿Por qué? Porque, flexión; con el fin, antes que nada, de mostrar las diferencias respecto
en realidad, lo que se juega en la angustia es que no hay nada que al lugar del Otro en la filosofía de este y en la experiencia analítica.
esperar. Justo eso 1 para Lacan, muestra Freud en Inhibición! síntoma y Para Hegel, el Otro con el que me enfrento es una conciencia que
angustia (Lacan, 2004 a: 17): «que no hay red». Qu_e ahí donde se da me mueve y que da inicio a la lucha por «puro prestigiOl>. Para La can,
la angustia, se tiene que dejar un lugar vacío. en cambio, el Otro está allí como inconsciencia; concierne a mi de-
Al analizar los términos de inhibición y síntoma utilizados por seo en la medida de lo que le falta. Y, en tanto que es una falta lo que
Freud, Lacan nos recuerda que el primero simplemente refiere a una sostiene el deseo, no hay objeto perceptible, cognoscible, ubicable
detención de movimiento, mientras que el segundo implica un impe- en el espacio y tiempo, del cual podamos ser conscientes, que baste
dimento. Y, entonces, la cuestión es ¿qué implica estar impedido? De para explicar el porqué de mi deseo como su causa. Para explicar la
manera muy interesante, Lacan refiere a la etimología latina impe- constitución del deseo, más bien se debe suponer al Otro como lugar
dicare, que significa «Caer en la trampa». ¿Qué trampa es esta en la del significante donde se instituye la diferencia singular de la inserción
que caemos en el síntoma? La captura narcisista; dejarse atrapar en el del significante en lo real.
camino hacia el goce por la propia imagen especular. ¿Y dónde entra En Hegel, se requiere al Otro para obtener reconocimiento y yo soy
aquí el afecto angustioso? reconocido por él como objeto, lo cual resulta insoportable en tanto
que yo también soy consciencia, Selbst-bewusstein. Lo que se pre-
senta, entonces, es la necesidad de decidir entre las dos conciencias
88. Seminario 10: La angustia.

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en un conflicto que desemboca en la violencia. Para Lacan, aunque la Hegel, el sujeto, siendo el objeto, queda marcado por la finitud; queda
hegeliana es una posibilidad y aunque el deseo del Otro sigue siendo determinado a ocupar el lugar del esclavo. Pero en Lacan, debido a la
un requerimiento del reconocimiento, las cosas no tienen por qué ser existencia del inconsciente -aunque nosotros podemos encarnar ese
llevadas a tal grado de tensión (Lacan, 2004 a: 33): «En el sentido objeto-, su apariencia, su lugar, luce siempre indefinido; porque por
lacaniano, o analítico, el deseo de deseo es el deseo del Otro de una la falta constitutiva, al participar de cierto vacío, por desplazamiento,
forma mucho más abierta por principio de una mediación». No es una puede llenarse de distintas maneras.
necesidad del deseo oponerse radicalmente al deseo del Otro -ello Este objeto, este residuo, este a, siempre debe estar presente, pues,
más bien recuerda a la oposición propia de la dialéctica negativa de aunque irracional, es (Lacan, 2004 a: 36) «prueba y única garantía»
Adorno y la irremediable separación entre los productos de la indus- de la alteridad del Otro que nos constituye como inconsciente; que
tria cultural y el arte. En Lacan, el Otro es una mediación que posibi- nos sostiene sin que podamos saber de él. Así, mientras en Hegel la
lita mi propia identidad, mi propia imagen especular, la cual es (34) relación de reconocimiento equivaldría a un <<Te amo aunque tú no
«el equivalente del deseo del Otro>>. La cuestión es que este Otro está quieras>>, en Lacan se describiría como un (37) «Yo te deseo, aunque
tachado; como se dijo, es inconsciencia¡ me soporta como lo que soy, no lo sepa». Es decir, que tomo al otro, con el que hablo, con el que
pero no puedo de entrada saber lo que pide de mí. Y es justo este no- me relaciono, siempre sin saberlo, inconscientemente, «Como el ob-
saber, esta falta, lo que me soporta, lo que mantiene mi deseo¡ siendo jeto para mí mismo desconocido de mi deseo». Con, ello, identifico a
la conciencia -de lo que me pide desear, de lo que me pide gozar- lo ese otro con el que hablo, con el objeto que a mí mismo me falta. Y,
que lo vendría a dar al traste con mi deseo. en el «Circuito obligado para alcanzar el objeto de mi deseo, realizo
De acuerdo con lo dicho (Lacan, 2004 a: 34), <da angustia es lo precisamente para el otro lo que él busca»; encuentra lo que le falta
que da la verdad de la fórmula hegeliana» en la extrema tensión de en mi propia falta.
la lucha de conciencias -lo cual también se aplica a la oposición de Esta relación inconsciente de reconocimiento, no solo nos identifica
racionalidades de Adorno. Sin embargo, como ve lacan, esto resul- ante alguien y, por ende, permite generar nuestra propia imagen, sino
ta en una perversión con consecuencias políticas:, «que hasta el fin que, en ese mismo acto, ratifica el valor de esta imagen. Esto, para La-
de los tiempos el esclavo seguirá siendo esclavo» -y sabemos que el can, implica la creación de un lugar en el cual las cosas puedan valer,
lugar del esclavo, para Adorno, frente a la dominante industria cultu- respecto a algo que, fuera de ese lugar, posibilite que valgan -el incons-
ral, es ocupado por el artista. El cambio de perspectiva que introduce ciente. Dicho lugar es comparable a una escena, y la manera en que
Lacan nos permite ver la cuestión de la siguiente manera: no se trata las cosas entran en escena, en que adquieren valor, es explicable en
de hacer de la angustia la verdad última -es decir, de la oposición de función de leyes del significante, pues el proceso por el que son reco-
conciencias-, sino de -en profunda concordancia con las Tesis de la nocidas es el mismo por el cual las cosas acuden a la escena para poder
filosofía de la historia de Benjamin- tratar de articular la «verdad de decirse. Así, hemos de comprender la situación en dos momentos. En
la angustia»¡ el peligro que la genera, el núcleo que la sostiene y sus el primero, hemos de suponer que hay un mundo. En el segundo, que
posibilidades redentoras. hay una escena (Lacan, 2004 a: 43) <<a la que hacemos que suba este
¿Cómo pretende articular tal núcleo Lacan? A través de su seme- mundo. La escena es la dimensión de la historia. La historia siempre
janza con Hegel, a saber, que lo que se constituye en primer término, tiene un carácter de puesta en escena» y en ella, las cosas adquieren
en relación al reconocimiento del Otro, es un objeto, un resto. En valor. El mundo, al subirse a ella, avanza «enmascarado>>, acumulando

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restos, objetos, cuya importancia depende de algo que está más allá de produce. Pero para La can, aquello a lo que, por ejemplo, teme el neuróti-
la escena, lo cual no es perceptible en el espacio y tiempo. co, no es la amenaza, ya que hace (Lacan, 2004 a: 56) «de su castración
El a, el resto, lo que le da valor a las cosas, lo que las hace desea- algo positivo>>, a saber, la garantía de la función del Otro; «ese Otro don-
bles y que escapa a las leyes de la estética trascendental, es para Lacan de el sujeto no se ve sino como destino, pero destino sin término».
lo que se esconde detrás de la angustia. No es solo, pues, el objeto Este destino, el conjunto de historias que lo constituye, las narrati-
causa del deseo, sino lo que posibilita el afecto. ¿Cómo podemos ar- vas, no son sino ficciones; y lo que mantiene al sujeto en ellas, es algo
ticularlo? Lacan parte de la siguiente pregunta (2004 a: 52): «¿cuándo de un orden distinto, real, a saber (Lacan, 2004 a: 56), «que en algún
surge la angustia?)) Y su respuesta es: <<surge cuando un mecanismo lugar haya goce)), lo cual «solo puede ser asegurado por medio de un
hace aparecer algo en el lugar que llamaré [... ] natural [... ] que co- significante, y por fuerza este significante falta. En este lugar faltante,
rresponde [... ] al lugar que ocupa [... ] el a del objeto del deseo». Así, el sujeto es llamado a hacer su aportación mediante un signo, el de su
se prefigura la comprensión del objeto a y de su participación en la propia castración)).
generación de afecto y valor. Podemos decir, por tanto, que si el neurótico· consagra (Lacan,
'
El objeto a no debe ser comprendido como algo a localizar, es 2004 a: 56) «Su castración a la garantía del Otro>>, l'o que lo angustia,
decir, algo a imaginar y describir, sino como el lugar en el que, al apa- aquello que lo inhibe, es el lugar al que el analista lo conduce, a
recer algo, nos afecta. Lo que debemos comprender es !a estructura de pesar de sus resistencias: <<el 'momento de la interpretación de lacas-
'
ese lugar vacío que puede ser llenado por cualquier cosa. Y, para ello, tración)). La amenaza no es la castración, sino la comprensión de su
Lacan propone hacerlo a través de lo Unheimlichkeit que Freud ela- secreto, de la falta. Y, con ello, la angustia es la señal de lo que pudiera
boró en su texto sobre el Hombre de arena, porque la angustia propia surgir en dicho lugar, de que algo materialice lo que debería faltar,
de lo siniestro surge precisamente en ese lugar, que Freud, de manera como en el fenómeno de lo Unheimlichkeit.
imaginaria, vincula a la castración, pero que refiere· a una falta que en Cualquier imagen, en ese lugar, adquiere entonces el carácter de
realidad no se puede imaginar. aquello que nos define; se convierte en la imagen del doble, en el
Entonces, ¿qué pasa cuando un objeto imaginario ocupa el lugar fantasma, en aquello que, aunque ficticio, es como el portador de
de la castración? Pues (Lacan, 2004 a: 52) «que la falta viene a faltar». nuestros anhelos, como la realización de nuestros deseos. ¡Nuestros
Que se llena lo que no debió ser llenado. Que lo que permanecía sueños hechos realidad! Es, en términos de Lacan, una especie de a
oculto, fue mostrado. Que lo que era normal, dejó de serlo. Así, según postizo, con el cual, los neuróticos, por ejemplo, intentan protegerse
Lacan, hemos de entender <<el término pérdida dé objeto» característi- de la angustia, de la carencia de apoyo que la falta aporta, para retener
co de la angustia. Lo que se pierde es el lugar del objeto a. al Otro en una demanda. Los perversos, en contra, pretenden generar
Lo que tenemos, es que la imagen especular se caracteriza por una angustia en función de la imposición de goce en la escenificación de
falta; algo que en ella se evoca y que orienta y polariza el deseo. Tal sus fantasías. El analista, finalmente, intenta comprenderlo como una
ausencia mantiene una especie de poder sobre el sujeto, lo gobierna ficción en función del deseo del Otro.
en función de su carácter inaprensible. Más precisamente, gobierna la Ninguna fantasía de este tipo, en contra de perspectivas como la de
relación con nuestra reserva libidinal. Danto, nos ofrece un conocimiento de nosotros mismos, pues eso que
Los desarrollos freudianos llegan a dilucidar que lo que determina en nosotros mismos somos no es sino la imagen especular que encubre
últimotérmino esta relación es la amenaza de castración y la angustia que lo que realmente la sostiene; algo que no es del orden del conocí-

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miento. Lacan (2004 a: 75) refiere a estos signos de identificación de corte, sugiere Lacan (2004 a: 1 02), es como la circuncisión: refuerza,
los sujetos como (<huellas falsas)). Los hombres dejamos huellas para aislando, «el término de la masculinidad en el hombre)). Hace, enton-
que (<se crea que son falsas», en un comportamiento ((esencialmente ces, del falo, un objeto de especial importancia, que no puede faltar,
significante)>. Cuando se presenta una huella como vacía, esto quiere a pesar de sostenerse sobre una falta. Y, en ese sentido, la extrañeza y
decir ((que el sujeto, allí donde nace, se dirige a [... ] la forma más la angustia se dan porque lo que estaba enraizado al cuerpo, pasa ((al
radical de la racionalidad del Otro [... ] [busca] insertarse en el lugar registro de lo amovible».
del Otro, en una cadena de significanteS>>. Tenemos, entonces, que podemos designar dos tipos de objetos
El significante revela la presencia del sujeto, pero este está interesa- que determinan la diferenciación y la identidad. El falo, en un primer
do en que la huella se considere falsa, porque el Otro no debe saber. El momento, es un órgano más, entre otros; pero a partir del corte, es
sujeto borra sus huellas y el inconsciente se convierte en un deber. La elevado, adquiere un valor sobre el que sostiene su función social,
demanda del neurótico al Otro, en este sentido, implica la recuperación en relación, por supuesto, al deseo del Otro. En términos de Lacan,
del saber tras haber borrado sus huellas, lo cual, empero, acarrea un pe- la distinción de objetos se puede plantear de la siguiente manera: los
ligro: la desarticulación de la estructura que posibilita la falta, es decir, que se pueden compartir y los que no. Es decir, hay objetos que circu-
su deseo. De allí el carácter angustioso de enfrentar !a castración. Y de lan, son compartidos, competidos y se pueden poseer como objetos
allí, también, que el vacío a preservar no dependa en sí de un contenido de intercambio, como moneda corriente. Y hay o~ros que no, como
específico, positivo o negativo -como la libido-, sino de la forma de la el falo y sus equivalentes, que son anteriores a la constitución de los
estructura. Por ello, Lacan apunta que la angustia está enmarcada; se da objetos comunes, comunicables y socializados. La angustia acontece
en el marco de un cuadro, de una ventana, en la casa, Heim; cuando justo cuando los objetos que no se pueden compartir, aparecen y son
el huésped que la habita ha devenido hostil, se ha vuelto unheimfich. reconocidos donde no tendrían que estar; en el campo de lo inter-
En esto radica la pertinencia de comprender la relación del len- cambiable, de los objetos a la mano, pues su presencia en ese lugar
guaje, y el trabajo que él implica, con los afectos. Lb propio de dicho amenaza a toda la estructura, al orden social mismo.
trabajo es hacer pasar el interior del sujeto al exteriqr, quedando en el Por ello, los objetos a corresponden a los tipos de pérdida o de
proceso un residuo no invertible ni significab!e. Este residuo es el a, separación fundamentales que determinan la elección del objeto de
el lugar vacío, el cual, paradójicamente, a pesar de ser una especie de amor. Su falta sostiene el orden social, el deseo del Otro. Y, por eso
desecho, es lo único que realmente importa. mismo, cualquier cosa que los materialice es una amenaza contra ese
El afecto de la angustia, en relación al proceso (Lacan, 2004 a: 87), orden. A su vez, se relacionan con el placer preliminar y su aumento
es un «corte que se abre y deja aparecer [... ] lo inesperado, la visita, de excitación característico que, de no llegar a la descarga, puede
la noticia»; una apertura en la red significante que nos enfrenta al va- volverse insoportable y convertirse en dolor. Como ya apuntaba Freud,
cío. Por eso los neuróticos intentan evitarla; es decir, tratan de evadir implican un peligro, en relación a nuestra vida pulsional, que puede
la certeza del vacío que ella implica. Y en ello radica la causa de su tener como consecuencia la disolución del vínculo social y la pérdida
inhibición. En contra, la certeza, su aceptación, engendra acción (88): de control del organismo.
((Actuar es arrancarle a la angustia su certeza». Por otro lado, el objeto a, nos indica Lacan, no debe asociarse a
La función de este corte es análoga a la de la amenaza del complejo la noción de intencionalidad de la noesis, propia de la fenomenología
de castración, en el cual, obviamente, no hay una mutilación real. El fundada por Husserl. El objeto es causa del deseo (Lacan, 2004 a: 114),

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<(está detrás del deseo». No es la meta (Zief) de la pulsión. Debemos Propiamente hablando, en el lugar de la Cosa no hay falta. No hay
ubicarlo antes de cualquier satisfacción, como causa, y en un lugar ex- falta en lo Real. Ella solo puede captarse por medio de lo simbólico¡
terior; anterior a toda interiorización. Es condición de posibilidad del por la introducción de Jo simbólico en lo real. En ese sentido, se puede
deseo que no señala o garantiza la satisfacción del contenido pulsional. afirmar que la castración es simbólica; presentifica lo que no está ahC
Ya Freud decía que el yo, y no la libido, es el almácigo de la an- a saber, la falta. Designa una ausencia. Este punto, el de la falta signifi-
gustia. En estrecha correspondencia, Lacan (2004 a: 116) afirma que cante, a su vez, no puede ser significado, no es susceptible de conoci-
((allí donde dicen yo (je), es ahí, propiamente hablando, donde, en el miento. Por otro lado, lo que sí es real es la privación a la que el sujeto
plano del inconsciente, se sitúa a». El problema es que, si tú mismo se suele someter en función de la falta. El obsesivo, por ejemplo, se
eres la causa de tu deseo y de tu angustia, si tú eres el objeto, como esfuerza por anular y denegar; por alejarse siempre del origen de la
pasaba en la dialéctica hegeliana, la situación se vuelve intolerable. estructura; trata de llenar la falta, de alcanzar en el significante su fun-
Y así como en la dialéctica hegeliana la relación entre sujeto y objeto ción de signo, haciendo de cualquier tipo de satisfacción o plenitud
definía la de amo-esclavo, para Lacan, ella ofrece los elementos cons- una cuestión teórica. Esto no quiere decir, por supuesto, que el origen
titutivos del sadismo, el masoquismo y la ley moral, en una estructura de la ley moral y sus prohibiciones sean conceptuales; su principio y
homóloga a la que Kant articuló como condición del ejercicio de una proveniencia debe buscarse del lado de lo real.
razón pura práctica, en el sentido de que la ley y el deseo comparten Para Lacan, siguiendo a Freud, lo que constituy~ la sustancia de la
el mismo objeto: en tanto que la ley lo prohíbe, impone desearlo. ley es el deseo por la madre, por la Cosa. Y lo que normaliza el deseo,
En ello, afirma Lacan (120), reside «el único mérito del masoquista»¡ lo que lo socializa, es la interdicción del incesto. Por ello, es posible
en que «pretende hacer manifiesto -y añado, en su pequeña escena, que el deseo de los perversos se manifieste como voluntad de goce.
porque nunca hay que olvidar esta dimensión- [... ] que el deseo del Una voluntad que, por supuesto, está destinada al fracaso, porque
Otro hace la ley>>. encuentra su límite en el ejercicio de su propio deseo.
El sujeto se constituye en el lugar del Otro, bajo· su deseo que se En esta relación de ley, deseo y objeto, el sujeto es advertido de la
hace ley moral, engendrando en esta operación, equ,ivalente a la inte- configuración de dichos elementos en la angustia, porque este afecto
riorización del complejo de castración freudiano, un· resto, el objeto a pone en cuestión su mismo ser; lo anula, en una especie de demanda
como falta y reserva última irreductible de la libido. La garantía del de- que no tiene que ver con una necesidad, sino con la falta; solicita
seo del Otro. Aquello que da valor e importancia a .Jos demás objetos; su pérdida. ¿Qué puede hacer el sujeto ante esto? En tanto que la
con lo cual se ama. Lo que permanece fuera de la escena, del marco, demanda viene del Otro y este es anterior a él, no puede rechazarlo¡
y que en su imperceptibilidad, permite la distinción entre interior y ha de comprometerse. Y tal función está relacionada con la lucha y
exterior, afuera y adentro, heimfich y unheimlich, yo y no-yo, mi ima- el amor.
gen especular y lo extraño. Lo que posibilita el placer y al acercarnos ¿Qué queda fuera, por tanto, en el compromiso propio del deseo?
a él, en una excitación en aumento, que se convierta en displacer, en El goce. Como en el coitus interruptus, la angustia no es más que la
el cuadro de una amplia variedad de afectos. Algo que es goce y que mediación entre el deseo y el goce, en el sentido de que ella es provo-
Lacan refiere como la Cosa freudiana: el límite al que el análisis tiende cada ante la aparición del instrumento como objeto de goce. Por otro
asintóticamente, aquello que se caza en la interpretación, que es im- lado, ello no solo nos revela la causa de la inhibición, sino también la
posible apresar, pero que hemos de tratar de comprender. del momento cumbre, la del clímax, el orgasmo. Es decir, nos muestra

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el posible lugar de realización, de reconciliación, de redención, como Al intentar comprender el lugar de la obra en relación al goce, por
algo del orden de lo real. Como una observación muy significativa tanto, no hemos de poner el énfasis en la realización del goce a través
para este trabajo, Lacan muestra que ahí está también el lugar de la de la obra, en su consumación, en la realización de su significado,
obra; en el momento cumbre de la angustia, en la culminación del sino más bien en su imposibilidad. Como indica Lacan, las produccio-
acto. nes idealistas más elevadas, las obras más sublimes, tienen a su base
Esto no quiere decir, sin embargo, que la acción se da en el vacío, objetos irremediablemente perdidos, una base imposible.
pues ante él se da, más bien, lo contrario, la inhibición. La acción Lo importante aquí es que el sujeto, ante la pérdida, ante la situa-
comienza cuando el vacío es tachado, cuando hay estructuras for- ción traumática, no se queda paralizado ni se doblega. El término que
males que le dan el estatuto de objeto perdido y posibilitan nuestro Lacan utiliza, es que cede. ¿Cede a qué? No al goce, sino al objeto.
deseo. Objeto que, es importante recalcar, siempre es parcial. Es decir, Una de las características del objeto a es que es cesible. zQué quiere
siempre refiere al cuerpo, a una parte de nosotros. El deseo, pues, es decir esto?
siempre deseo del cuerpo, del cuerpo del Otro. Y, con ello, la posible El niño, por ejemplo, cede al seno, no porque satisfaga su necesi-
realización no puede ser meramente intelectual o teórica; toda satis- dad, sino porque el objeto se presta a su desamparo; le da soporte. Así,
facción debe involucrar al cuerpo, aun en la sublimación. la cesión del objeto a se traduce en la fabricación de objetos cesibles,
¿Quiere decir esto, entonces, que la satisfacción, del orgasmo o de sustitutos, en estrecha relaCión con los objetos t,ransicionales de
de la obra, se identifica con el lugar del goce, de la Cosa? Lacan es Winnicott. 89 El sujeto, por tanto, no se disuelve en ellos, como pasaría
claro en su respuesta: no, en absoluto. Ello implicaría la disolución de con el goce, sino que se conforta.
las estructuras y, por ende, del deseo. Por otro lado, quizá debemos Entonces, ¿qué relación hay entre estos objetos, la inhibición y el
matizar un poco nuestra respuesta, pues no es lo mismo pensar el acto, en función del deseo? Que un acto no se puede entender única-
goce en términos masculinos que en términos femeninos. El hecho es mente en el campo de lo real, sino en el de la elaboración simbólica.
que la sexualidad femenina depende mucho menos del deseo que la Que está en íntima relación con la inhibición, de la cual es su posible
masculina. El hombre no puede llevar hasta los misfTJOS extremos su superac"1ón. Y que el sujeto no se realiza en el acto en sí, s·~no en sus
deseo, y la angustia es una señal de esto. objetos, en sus obras. Tenemos, pues, los elementos con los que Lacan
De nueva cuenta, la función del objeto como causa del deseo es define el acto (Lacan, 2004 a: 342): «acción que tiene el carácter de
fundamental. Que el deseo sea el efecto del objeto· implica que este una manifestación significante en la que se inscribe lo que se podría
no se realice en aquel. Hay, entre ambos, lo que Lacan denomina
«hiancia)>: un hueco, una separación fundamental entre ambos. Y en 89. (Wnnicott, 1987) Con los términos de objetos y fenómenos transicionales, Winnicott intenta de-
ello, está la base de la comprensión de la función del lenguaje y de signar una zona intermedia de experiencia entre la realidad interior y la vida exterior del sujeto, entre la
experiencia con su cuerpo y la que tiene con los objetos que no son él, entre la incapacidad para reconocer
lo que es posible hacer con él. El lenguaje no tiene como efecto co- y aceptar la realidad, y la creciente capacidad para hacerlo; entre la subjetividad y la objetividad. Se carac-
teriza por la paradoja de ser a la vez ilusorio y establecer vínculos reales con los objetos. Aquí, no importan
municar, transmitir significados. Ello equivaldría a pensar que el deseo tanto las relaciones simbólicas, representativas o discursivas con la realidad, ni tampoco las pulsionales,
sino la relación en sí misma con los objetos. Como su nombre indica, su función es la de ofrecer la posibili-
tiene como fin la consumación del objeto. Más bien, el efecto de la
dad de transitar de un estado a otro: de uno de desamparo a otro de autosuficiencia, a través de la confianza
palabra, en tanto significante, es hacer surgir en el sujeto la dimensión y la creatividad desarrolladas en el juego con los objetos de transición. La separación del objeto establece
una base para la creatividad en tanto que implica el problema del regreso al objeto original, que es la madre,
del significado; significado que no logra su fin, que no se cierra, que a través de un objeto manipulado en el presente. Para ello, es necesario que se le ofrezca al sujeto la ilusión
de que controla ese espacio, con el fin de darle confianza en su capacidad creativa, a la vez que se deben
permanece abierto, decepcionando con ello el deseo de comunicar.
permitir las desilusiones, de manera gradual, para que regrese a la realidad.

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llamar el estado del deseo. Un acto es una acción en la medida en 7.2. Sentido ético y sublimación
que en él se manifiesta el deseo mismo que habría estado destinado
a inhibirlo>>. En su texto La Cosa freudiana, al cuestionarse sobre el sentido de
Con ello, hemos de concebir la realización de obras como actos en los descubrimientos freudianos, Lacan indica que estos ponen en tela
su pleno sentido ético; como posturas ante el deseo, siendo los sínto- de juicio la verdad, al mismo tiempo que nos permiten comprender el
mas neuróticos, por ejemplo, impedimentos que aplazan el acceso al poder de la verdad sobre nosotros, en nuestra carne misma. ¿De qué
objeto. Por eso, el pasaje al acto siempre implica un no-saber. En tanto tipo de verdad estamos hablando? (Lacan, 2006 b: 389) La «verdad de
que la causa viene del objeto, el saber que el sujeto intenta imponer- que hay algo verdadero>>. Tal es la particularidad del descubrimiento
le solo obstaculiza su posibilidad de realización. Así, el obsesivo, en freudiano con respecto a la verdad, y para Lacan esto sitúa a Freud «en
lugar de realizar obras, actúa para mantener la imagen de sí mismo; el linaje de los moralistas)) bajo una preocupación de ,<]a autenticidad
lo hace solo de manera defensiva. Y, por eso, no le está permitido a del movimiento del alma>>.
su deseo manifestarse objetivamente, pues ese riesgo comprometería Con ello, en Freud la verdad no puede ser reducida a una repre-
'
todo lo que pretende mantener. Sostiene su deseo en el plano de las sentación que refiere a algo real, pero inaccesible. La profunda sub-
imposibilidades del deseo; no se puede permitir hacerlo posible. versión del psicoanálisis radica en la comprensión de que la verdad
En el análisis que Lacan hace de los distintos tipos de objeto a, re- no es una ilusión, sino algo particular que, al ser d~svelado, cambia
sulta particularmente interesante la mención del grito. Este, en cuanto por completo nuestra noción de realidad. Pero, ¿de qué cosa estamos
que cesión, es algo que se escapa. Y en dicho escape, la angustia y hablando? ¿Cómo podemos saber de ella?
la relación con el Otro están implicadas. En cuanto manifestación de Lacan (2006 b: 391) muestra la manera en que la verdad se nos
deseo, por su parte, muestra la otra cara del apego por el objeto: su manifiesta, con la siguiente frase: «Yo, la verdad, hablo)). La verdad
separación. El hecho es que, el objeto, como el grito, está original- habla y, para comprenderla, hemos de entender cómo nos habla.
mente soltado. Y aunque los neuróticos busquen retenerlo como base (393) La ('verdad no pasa ya por el pensamiento: cosa extraña, parece
del valor y del prestigio de su propia imagen, gener~ndo dinám.lcas de que en lo sucesivo pase por las cosas: rebus, es por f1 por quien me
competencia, de lucha por el dominio -como en la dialéctica hege- comunico)). No se manifiesta, pues, ni al pensamiento ni a la razón,
liana-, hemos de reconocer en él, más bien, el principio de nuestro por lo que no habla su lenguaje, sino el de las cosas, las cuales son
deseo. Lo que nos permite salir a su encuentro. como signos de una palabra que hemos de reconocer.
Pero, ¿cómo encontrarlo? Para ello, se tiene que traspasar el fan- ¿Quién nos habla a través de las cosas? Freud buscó todo el tiempo
tasma que lo sostiene y lo constituye, abriendo así posibilidades de la respuesta, acercándose, rodeándola, según Lacan, sin llegar a dar
realización auténtica, con los riesgos que ello implica. La búsqueda, en el blanco, como una especie de Acteón tras la diosa Diana. ¿Es Yo
entonces, adquiere el matiz de una decisión; ha de entenderse en un o Ello? La respuesta de Lacan apunta a Ello. Pero, ¿cuál es su lenguaje?
sentido ético de realización: la del deseo que me constituye a través Ello habla (lacan, 2006 b: 396) «allí donde ello sufre». ¡Cómo pode-
de los objetos que se realizan en actos. La realización de la propia mos entonces comprender, articular, el lenguaje del sufrimiento?
subjetividad en actos que tienen la estructura de deseo, el cual es efec- Todo lenguaje está constituido por leyes y no puede reducirse a la
to del objeto causa. Objeto que, a su vez, más allá del bien que pen- expresión natural, a códigos, a información o a una superestructura.
semos que ha de significar para nuestra imagen, siempre ha de faltar. Para comprender la verdad, hemos de entender las leyes a través de

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las que se manifiesta. Y, ¿cuáles son? Las que nos enseñó Saussure¡ las que (Lacan, 2006 b: 402) <<habla en nosotros, y aun si se hurta detrás
de las redes de significado y significante que organizan relaciones que del discurso que no dice nada sino para hacernos hablar, sería bueno
no se recubren; las de una estructura sincrónica -el significante- que ver que no encuentra a quién hablar>>. Algo en nosotros mismos, que
da el material del lenguaje, donde cada elemento toma su empleo nos hace hablar, lo reconozcamos o no. Así, el yo con sus funciones,
exacto por su diferencia con el resto; y las del conjunto diacrónico -el centro operacional del saber moderno, no es considerado más que
significado- de los discursos concretamente pronunciados, que reac- como un medio de la palabra del inconsciente. Uno que se resiste a
ciona históricamente. Leyes de la significación que no se resuelven en reconocerla entre más tiende a su unidad imaginaria, y que solo pue-
su referencia a lo real, sino que siempre remiten a otra significación, de acceder a ella fragmentado. Que resiste en función del compromi-
que encuentran la garantía de su coherencia teórica en el significante. so con el deseo del Otro ligado a la imagen especular de su cuerpo,
Entonces, si la verdad no está en su referencia, ¿cómo podemos dar haciendo de esta identificación un asunto de un yo frente a otro yo,
con ella a partir de las leyes de la significación? que al final ha de llevar a la lucha, a la comunicación agresiva; a la
Justo aquí el descubrimiento freudiano es relevante. Con Hegel, competencia, en términos hegelianos, por el puro pre stigio. El lengua-
1

comprendíamos al yo como ser legal; constituido bajo las leyes de la je del yo, en oposición al de la verdad, no es más que (Lacan, 2006
familia, la sociedad y el Estado. En Freud, el yo es un ser real. Un ser b: 311) «la iluminación intuitiva, el mando recolectivo, la agresivi-
real que entra al intercambio social con la función simbólica impresa en dad retorsiva del eco verbal [... ] la palabrería educa\iva y el ritornello
la carne y la verdad como causa, lo cual trae como consecuencia una delirante [... ] feedback [... ] un disco de gramófono, de preferencia
revisión de la noción de causa que implique al sujeto. ¿Quién es, pues, rayado en el lugar debido)). Se reduce a funciones determinadas, a
este sujeto que habla en un lenguaje encarnado y de sufrimiento? No el la reproducción de objetos y situaciones con fines defensivos y con
yo, como se mencionó, sino el ello. Pero el e//o a través del yo. consecuencias como la regresión y el acting out, es decir, la salida a
Lacan nos indica que el punto de la distinción entre Das /eh und lo real a través de la fantasía.
das Es es el de establecer una separación entre el verdadero sujeto del El hecho es que, a pesar de todas las resistencias del yo, este no
inconsciente y el yo constituido por identificaciom;s enajenantes. Sin puede huir de su mandato simbólico y moral¡ de su deber de ver la luz
embargo, esta separación debe comprenderse en el ·sentido que indica en el lugar de la verdad de su ser, del ello. De un mandato que auten-
la frase Wo Es war, sol! /eh werden, a saber, ahí donde Ello es, en el tifica como la palabra de un padre, en respuesta a las falsas esperanzas
lugar del Ello, allí es donde Yo debe llegar a ser (Lacan, 2006 b: 400): de la madre. De una palabra que endeuda y de la que el sujeto debe
«es decir no sobrevenir, ni siquiera advenir, sino venir a la luz de ese hacerse responsable, pues la autentificación tiene un precio: la falta
lugar mismo en cuanto que es lugar de ser>>. Se trata de una cuestión real y la tentación imaginaria.
de deber: <<mi deber es que yo venga a sen> en un lugar específico, el El análisis, en relación a tal deber, tiene la función de estudiar los
de ello. Tenemos aquí la primera ley, moral, del lenguaje a través del modos en que el lenguaje recubre la deuda que él mismo engendra,
que se manifiesta la verdad. Una que objetiva a aquel sobre el que se como en el arte, la literatura, los chistes, los sueños, etc., a través de
aplica --el yo- y que lo rige, en el desconocimiento (402), «no solo las herramientas del lingüista, el historiador y hasta del matemáti-
como observado, sino como observador)). co, con el fin de denunciar, renunciando al dominio (Lacan, 2006 b:
No es, por tanto, que se tenga que hablar del yo o de alguna de 411 ), «el pensamiento mágico [... ] coartada de los pensamientos de
sus representaciones, sino que otra cosa le habla a él. ¿Qué cosa? Una poder)).

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CARLOS A. GARDUNO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTtTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

Por ello, el estudio psicoanalítico de cualquier manifestación cul- Kant, se trata de una humillación de la importancia personal, de un
tural implica un sentido ético, cuyo apoyo está en la verdad, del orden sometiendo al mandato de la ley sobre todas las cosas.
de lo real, que Freud posibilitó concebir con su descubrimiento. Y por Lo que Lacan hace notar es que, ante la falta de un objeto localiza-
lo mismo, el valor de cualquier objeto solo será reconocido bajo la luz ble en los límites de la estética trascendental, la ley hace valer su bien
de tal verdad, articulada en función del mandato simbólico que ella como algo significante, a saber, una voz en uno mismo que ordena
requiere. ¿Cómo entender, pues, la adquisición de valor de los objetos que nuestro acto valga para todos los casos o que no valga en ninguno
en el marco de los mencionados factores? si no vale para todos. Y, como ya vimos, este tipo de gestos significan-
Para responder a dicha pregunta, propongo partir del texto Kant tes no son sin objeto, pues, aunque su objeto se hurte a la percepción,
con Sade y continuar con el seminario sobre la Ética del psicoanálisis. se le puede seguir su rastro. ¿En dónde? En la Filosofía en el tocador.
La pertinencia del primero radica en que permite entender claramente Lo insólito de este texto es que propone un_a regla en todo senti-
la separación entre la concepción moral propia de la modernidad, do compatible con el imperativo kantiano, por plantearse como regla
representada por Kant y Sade, de aquella en la que Lacan intenta ins- universal, independientemente de cualquier circunstancia o influencia
'
truirnos. La del segundo, por supuesto, en que se trata de la exposición patológica como la compasión, sobre el goce (Lacán, 2006 a: 743):
de lo que se podría denominar la ética del psicoanalista. «Tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quienquiera,
Aunque Kant con Sade estaba destinado a ser un prefacio a la Fi- y ese derecho lo ejerceré, sin que ningún límite me detenga en el
losofía en el tocador, puede ser considerado un estudio sobre la moral capricho de las exacciones que me venga en gana 'saciar en él>>. Un
moderna desde quienes probablemente sean los representantes que mandato que, al igual que el imperativo categórico, es incondicional;
con mayor contundencia expresan su espíritu. Tanto es así, que Lacan se basa exclusivamente en su forma. O, en términos lacanianos, que
considera que la Filosofía en el tocador da la verdad a la Crítica de la nos requiere desde el Otro.
razón práctica -en el sentido de «Verdad)) previamente expuesto-, en Así, nos muestra Lacan (2006 a: 747), la bipolaridad propia de la
tanto que la completa. ¿Qué es lo que Sade agrega a Kant, sin con- instauración de la ley moral, su principio, es lo mismo que <da esci-
tradecirlo? sión del sujeto que se opera por toda intervención del significante:
Para Kant, ningún bien (wohl) del orden del mundo fenoménico concretamente del sujeto de la enunciación al sujeto del enunciado».
puede ser el Bien (das Gute) de la ley moral. Este nos es indicado por Y el mérito de Sade es que lo desenmascara; en su honestidad muestra
un mandato categórico, incondicionado, que por su carácter univer- que su máxima es pronunciada por el Otro, haciendo del sujeto su
sal se opone a los inciertos bienes circunstanciales y a lo patológico. instrumento.
Ahora bien, Lacan nos previene de no confundir el Bien del imperati- Con ello, lo que permanecía oculto en el texto kantiano, sale a la
vo con el «Soberano Bien de los Antiguos», pues mientras este es una luz, a saber, que (Lacan, 2006 a: 750) «es la libertad del Otro lo que en
noción metafísica que se contrapone al orden mundano, el de Kant el discurso del derecho al goce pone como sujeto de su enunciación)),
es una especie de «antipeso)) (Lacan, 2006 a: 746), <da sustracción manteniendo, al igual que Kant y los estoicos, el dolor y el desprecio
de peso que produce en el efecto de amor propio (Selbstsucht) que el por el mundo y sus placeres, pero instalándose más allá de ellos <<en
sujeto siente como contentamiento (arrogantia) de sus placeres, por lo más íntimo del sujeto al que provoca[ ... ] por herir su pudor)) con el
el hecho de que una mirada a ese Bien vuelve esos placeres menos propio impudor, siempre en el lugar del Otro. Aquí el punto es notar
respetables)). Como se apuntó al analizar los incentivos de la moral en que el paso que da Sade con su impudor nos abre la posibilidad de

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RF.CONCILIACIÓN

concebir lo que para Kant era impensable, a saber, la Cosa en sí. Mien- realidad que de discurso»; que en términos kantianos es trascendental,
tras para Kant eso es inalcanzable, para Sade es (751) «como Ser-allí, condición de posibilidad del deseo, del interés, sin dar acceso al saber
Dasein, del agente del tormento>>. de quién es ese deseo, pues lo que permite el conocimiento no es
El torturador está separado de tal objeto, que jamás se manifiesta cognoscible. El sádico, al igual que Kant, no tiene acceso a la verdad
en el mundo fenoménico, pero es, a su vez, su punto de emisión, el de su deseo, bajo el entendido de que la ley y el deseo reprimido son
ejecutor de sus órdenes en este mundo, el encargado de aplicar su ley. una sola y misma cosa.
¿El goce de quién, entonces, ordena realizar el imperativo de Sade? El Pero, ¿por qué, bajo esta ley, Kant y el sádico se detienen y no 1le-
goce del Otro, de un Dios sin rostro, de lo que está más allá de la ley van más allá su deseo en busca de la verdad de la Cosa en sí? Porque
y ante lo que el sádico se somete como su siervo: un «Ser-supremo- (Lacan, 2006 a: 763) «la Ley pone en equilibrio no solo el placer, sino
en-maldad>>. Y así, ni el placer del bien (woh{) que rechaza Kant por dolor, felicidad y asimismo presión de la miseria, incluso amor a la
el Bien de la ley moral, ni el goce de este Bien, son para el sujeto, el vida, todo lo patológico», destacando, por otro lado, que lo propio
cual no es más que un cómplice desfalleciente, impotente, de la ley. de la ética moderna, en oposición a la antigua, es que- la opción de la
Solo el fantasma salva al sádico al hacer del placer algo propio política y la sociedad ya no es más la felicidad, sino (765)
' «la libertad
para el deseo. Puesto que el dolor tiene su límite en el desvanecimien- de desear)), <<que la ley sea libre)), el derecho al goce más allá del pla-
to del sujeto, el fantasma, como sostén del deseo del torturador, debe cer y del «egoísmo de la felicidad». «Déjese entrever otra felicidad».
entrar para articular el placer en la imagen de una víctima que nunca Kant, pues, nos lleva así a la vecindad de la C¿sa, y Sade nos
muere, que puede soportar todo suplicio, en la monotonía propia de muestra que más allá de esos límites, a saber, de aquellos en los que
la relación del sujeto con el significante. La víctima, entonces, no es se sostiene el deseo en el fantasma de la víctima, no hay placer posi-
sino la fantasía que el sádico necesita para llenar el lugar del objeto a; ble. Sin embargo, también nos muestra lo poco satisfactorio de estos
el lugar de lo real, entre la muerte simbólica y su consumación mate- límites, pues en el fondo, donde apunta el deseo sádico es a que la
rial, en el que cualquier objeto, por ejemplo Justine, adquiere belleza víctima (Lacan, 2006 a: 767) «llegase a consentir en la intención de
incomparable e inalterable, como una especie de (Lacan, 2006 a: 755) su atormentador, y aun se enrolase por su lado gracias al impulso de
«barrera extrema para prohibir el acceso a un horrodundamental>>. su consentimiento», cosa que nunca sucede. El sádico desea amor sin
¿Cuál es, entonces, el placer del sádico? El mismo que el de Kant saberlo, pero en su lugar proclama el triunfo de la virtud. Después de
y el de cualquier hombre propiamente moderno y puritano; el de todo, ¿qué es la Filosofía en el tocador sino un tratado de la educación
aquello que posibilita el fantasma que sostiene el deseo en la segun- de las muchachas? Se reafirma la ley, la madre permanece prohibida
da muerte: la seguridad, la certeza del mantenimiento del orden y la y el sujeto no puede ver más allá del fantasma ni tener acceso a la
regularidad, contra la incertidumbre de !a naturaleza y sus procesos verdad de su deseo. No hay, pues, reconciliación posible, a pesar de
de corrupción. Con esto (Lacan, 2006 a: 757), «el sadismo rechaza la contemplación de la inmaculada belleza de la víctima. ¿Podrá la
hacia el Otro el dolor de existir, pero sin ver que por ese sesgo se ética del psicoanálisis revivir tal esperanza? ¿Tendrá que ir, para ello,
transmuta él mismo en un objeto eterno; se vacía de vida por el placer más allá de los límites del placer y la belleza del fantasma? ¿Y cómo
que posibilita el fantasma, la víctima, que sostiene su deseo. Y aun así, hacerlo sin caer en el horror, del cual la angustia nos previene?
Lacan nos aclara que <<Sade no es engañado por su fantasma, pues su ¿Cómo comprender la ética del psicoanalista? Quizá, por principio
rigor lógico no le permite dejar de ver que el fantasma no tiene otra de cuentas, debamos referirnos a su noción de falta, pues aquí, ella

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no solo refiere a una búsqueda de castigo, no tiene que desencadenar relación al bien, sino en tanto que sobre ella, por ella, lo real adquiere
violencia en contra, no tiene que generar necesariamente sentimiento peso y presencia. Y, as( los límites éticos de la praxis psicoanalítica
de culpa, pues es considerada como algo originario; está más allá del han de tener como consecuencia acciones que desemboquen en lo
deber. Esto nos permite pensar la experiencia moral más allá del su- real, .que introduzcan algo nuevo en lo real. Y más aún, la verdad de
peryó y sus mandatos, sin que ello implique perder la referencia, pues la experiencia analítica no es la de una ley superior o fin (35), sino
ante la comprensión del Yo de ver la luz en el lugar del Ello, es posible (<una libertad que vamos a buscar en un punto de ocultamiento de
la interrogación del yo sobre lo que quiere y así escoger someterse o nuestro sujeto. Es una verdad particular>>; pues el deseo no es una ley
no a la ley. En este sentido, el psicoanálisis implica (Lacan, 1998: 17) universal, sino una muy particular.
(da esperanza de que el comprender liberará al sujeto, no solo de su En este sentido, el psicoanálisis no ofrece modelos para ser adulto.
ignorancia, sino de su sufrimiento mismo)). Implica cierto ideal, el Los modelos son propios del llamado al orden del principio de reali-
cual, sin embargo, hemos de entender correctamente. ¿Se trata de un dad en tensión con el de placer. Además, aquel no debe ser entendido
ideal del conocimiento de uno mismo, de la plenitud del amor y la como una imposición de orden, sino como rectificqción, corrección,
sexualidad, de la autenticidad, de la autonomía, del adiestramiento? compensación. Como una especie de guía para la culminación po-
No. Sería incorrecto determinar conceptualmente el ideal. Ello sería sible de la acción del sujeto, que Lacan vincula a las articulaciones
análogo a las pretensiones de Kant y Sade. Más bien, hemos de pensar aristotélicas de la acción coil respecto a un fin. ¿La conciencia de
que (21) la (<cuestión ética, en la medida en que la posición de Freud este tipo de fin puede ser una guía de los procesos inconscientes? No.
nos permite progresar en ella, se articula a partir de una orientación de Porque (Lacan, 1998: 44) ((el sujeto solo recibe en su conciencia, nos
la ubicación del hombre en relación con lo real)). dice Freud, signos de placer o de pena)). En realidad, estos signos no
¿Qué es, pues, lo que ha de esperar al hombre en lo real? ¿Algún nos indican un camino hacia el bien, sino hacia los procesos internos
bien? De ninguna manera. Esto sería una orientación utilitarista que de nuestra psique. Por ellos, sabemos del inconsciente y que este tiene
sitúa el bien del lado de lo real, como si fuera uhicable más allá de una estructura de lenguaje. Estructura que no es la del conocimiento
las ficciones que el lenguaje estructura. El hecho ~s que estas ficcio- del sujeto, sino una articulación provocada por la urgencia de placer,
nes son las que dan estructura a los deseos y placeres de los hom- que hace valer unos signos más que otros. Así, los bienes de los suje-
bres, siendo que el inconsciente mismo está estructurado en relación tos son determinados a nivel del principio de placer. Por otro lado, la
a ellas, en una búsqueda de placer a través de signos. Lo propio del adecuación que exige el principio de realidad no se identifica con un
psicoanálisis es la comprensión de estas variadas configuraciones, y bien cualquiera. ¿Con qué tipo de bien lo hace?
su ética debe establecer su lugar en relación a ellas y en función de lo El bien del principio de realidad se articula en función de algo más
real hacia lo que se orienta. allá del principio de placer que Lacan denomina das Ding, la Cosa, en
Con base en los descubrimientos freudianos y considerando loan- estrecha relación con Kant, y en oposición a las cosas (sachen) que son
terior, Lacan plantea su tesis de la siguiente manera (Lacan, 1998: 30): significantes del orden del valor de uso y de cambio; de lo producido
«la moral, el mandamiento moral, la presencia de la instancia moral, e intercambiado con fines utilitarios. (Lacan, 1998: 60) Lo ((que hay en
es aquello por lo cual, en nuestra actividad en tanto que estructurada das Ding es el verdadero secreto». ¿El verdadero secreto de qué? En
por lo simbólico, se presentifica lo real -lo real como tal, el peso de lo analogía con Marx, de las cosas, su valor, su intercambio y sus conse-
real». La moral, pues, es pensada no en relación a un fin ideal, no en cuencias en la dinámica social. De cosas como el arte y la mercancía

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que dan forma a la realidad; al mundo exterior, conformado por sig- En ambos es una protección contra el mal, que en último término,
nos que son manifestación de algo más. (67) <<El Ding es el elemento como claramente muestra Sade, apunta a la corrupción propia de los
que es aislado en el origen por el sujeto [... ] siendo por naturaleza procesos de la naturaleza; a la muerte misma. Y de ahí la necesidad
extranjero>>. Es, pues, aquello en torno a lo cual el sujeto organiza del fantasma como una especie de mentira que estructura el deseo.
su realidad, en una especie de anhelo de reencontrarse con ello, sin ¿Quiere decir esto, entonces, que rechazar la mentira e ir en busca
hacerlo nunca. Estructura su búsqueda como su posible término, bajo de la verdad es como violar la prohibición del incesto? ¿Que estamos
la condición de que lo que se trata de encontrar no puede volver a ser violando así el derecho de las personas a permanecer en sus mentiras,
encontrado. El objeto está perdido corno tal, por su naturaleza. las cuales les brindan certidumbre frente a la posibilidad de la muerte?
A su vez, esta Cosa en torno a la cual se estructura nuestro deseo, Responder que sí, no es tan simple.
se dirige a nosotros con su propio lenguaje, como significante; más Retomando los argumentos kantianos, la ley es principio cognos-
que siendo representada, dando en el blanco; pronunciada como im- cendi de la Cosa y esta, principio essendi de la ley. Es decir, la Cosa
putando algo a nuestro cargo, de manera tal que el yo tiene que reco- es causa de la existencia de la ley, pero en realidad solo sabemos del
nocerse, en respuesta, como responsable. ¿Responsable de qué cargo? mal porque está prohibido. Sin (Lacan, 1998: 1 03) <da Ley la Cosa está
Del que ha de asegurar la prohibición fundamental que articula el muerta»; en cambio, cuando está prohibida es deseable y tentadora.
inconsciente del hombre como deseo, en una estructura que posibilita Solamente, pues, debido a la ley, el pecado adquiere un carácter des-
'
la palabra como condición de toda vida social; la del incesto, la de no mesurado, hiperbólico. Y entonces, la falta es considerada digna del
satisfacer el deseo por la madre. El deseo por aquello sobre lo que se peor de los castigos, a saber, paradójicamente, aquel que se pretendía
apoya la moral y toda estructura formal; la Cosa que el descubrimiento evitar en un principio con la ley: la muerte. La Cosa se convierte en un
freudiano nos permite concebir más allá de las elaboraciones de la gran peligro y la interdicción de la ley intenta asegurarla en el mayor
modernidad. de los riesgos. Pero, ¿qué tanto debe ser así? ¿No hay una manera de
La Cosa (Ding), por tanto, es un significante, fuente del valor y franquear la moral sin quedar sometido al peligro -el cual, como se
el bien (woM de las cosas (sachen), y núcleo del bien (Cute); causa ha establecido, es inseparable de la ley? El psicoanálisis nos permite
noumenon de la ley moral según Kant, de la que el sujeto se mantiene articular tal posibilidad de acción y sus sugerencias apuntan al arte y
a distancia, defendiéndose en sus síntomas. Ahora bien, ¿por qué el los procesos de sublimación en los que las obras ven la luz.
sujeto se defiende en sus síntomas de esto que es núcleo del bien? La Lacan nos recuerda que Freud había hecho notar que la sublima-
respuesta es una de las innovaciones del psicoanálisis en materia de ción es una satisfacción sustitutiva en objetos bien valorados, en la
ética. Porque, como veíamos con la angustia, uno se defiende a través que el sujeto, en función de ciertos compromisos adquiridos, se re-
de ella, en los síntomas, de un terror fundamental; la fuente del mal concilia con la sociedad. Lo problemático aquí es que no existe con-
misma. Por ello, Lacan puede calificar al síntoma como una mentira tinuidad entre la satisfacción sustitutiva y su valor social -pues de ser
sobre el mal. Una mentira que, en el caso del arte, bien podría estar así, la sublimación no sería un destino de la pulsión, sino un instinto.
diciendo la verdad, apuntando hacia ese núcleo insimbolizable para Entre una y otro debe haber (Lacan, 1998: 118) «la construcción de un
comprender su inquietante y fundamental presencia. sistema de defensa[ ... ] Hace intervenir entonces, como fundamental,
De esta manera podemos comprender mejor las intenciones de una oposición, una antinomia, en la construcción de la sublimación
Kant y Sade, no siempre explícitas, en relación al respeto por la ley. de un instinto. Introduce pues el problema con una contradicción en

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su propia formulación>>. Para que la tendencia instintiva encuentre sa- porque lo que precisamente sostiene a esa belleza es lo que se debe
tisfacción y aprobación, algo debe oponerse a ella. La negatividad, en evitar, el mal mismo. Y ni la ciencia, ni la religión, ni el arte pueden
la formulación freudiana, está en el núcleo de la sublimación. Pero, salvar a la Cosa, al realizarla en un supuesto fin redentor, pues ella,
¿podemos superar la antinomia que representa? en tanto que causa, es irreductible. Lo cual, por supuesto, implica que
En términos lacanianos, el problema de la sublimación puede ser la esperanza de reconciliación es mantenida como lo que es, como
planteado desde otra perspectiva: el de la relación con el objeto. ¿En una mera posibilidad no realizada, ni realizable, si es que queremos
qué sentido? En función de la diferencia entre los objetos apreciados conservarla.
socialmente, los cuales emergen de una relación narcisista e imagi- Por otro lado, la función del arte, al cercar la Cosa, más que imi-
naria, y la Cosa. La tesis es que a través de sus creaciones, de sus ob- tarla, opina Lacan, es fingir que la imita, al delimitarla, presentificarla,
jetos, la gente puede (Lacan, 1998: 123) «engañarse sobre das Ding, autentificar! a, proyectando una realidad en función de ella, que no es
colonizar con sus formaciones imaginarias el campo de das Ding>>. Es ella. Y, puesto que la referencia es la Cosa y no la realidad, el arte debe
decir, que en la sublimación debe buscarse una función imaginaria en ir en contra de esta para reestablecer la relación con la Cosa, renovan-
relación a una referencia última real, la cual implica una disyuntiva do con ello la dignidad de los objetos que conforman la realidad y con
ética en relación con esto real, con múltiples opciones. los que el yo establece identificaciones. Dignidad que solo es posible
La diferencia entre los objetos y la Cosa es importante porque sin en el lugar de la Cosa, en correspondencia con el d~ber fundamental
la referencia que esta última ofrece, los objetos solo tendrían la posi- del Yo de llegar a ver la luz en el lugar del Ello.
bilidad de la idealización, es decir, de la identificación del sujeto con Tal posibilidad de dignidad, incluso en el arte, mantiene una es-
el objeto. Pero la sublimación es algo muy distinto porque en ella se trecha relación con el superyó. En el Malestar en fa cultura, Freud de-
(Lacan, 1998: 138) «eleva un objeto [... ] a la dignidad de la Cosa», nunció que, al agravarse la imposición del mandato, la satisfacción se
en correspondencia con la estructura de la ley y el deseo, es decir, en dificultaba al grado del malestar. ¿Cómo puede la sublimación lograr
correspondencia con el vínculo social y nuestros anhelos. corregir este desarreglo psíquico? Lacan nos muestra que en la subli-
Sublimar es, por tanto, crear una formación imagi,naria y colocar- mac.lón, la tendencia a satisfacer, como en el caso del amor cortés,
la en el punto de fijación de nuestro deseo, la Cosa,· en un esfuerzo aunque apunta a la Cosa, lo hace sin llegar a ella, es decir, sin violar la
de (Lacan, 1998: 146) «cercarla, incluso contornearla, para concebir- prohibición. Recordemos, el arte cerca y no permite el acceso directo;
la)), y en virtud de ello, de alguna manera domesticarla. Así, el objeto en otras palabras, priva de lo real. No por nada, la Dama en el amor
construido mantiene una relación de oposición no solo con el suje- cortés, más que manifestar las características que fantaseamos en la
to, sino con la Cosa, de la cual tenemos noticia precisamente por tal madre, posee aquellas que exige la ley moral. Hay, pues (Lacan, 1998:
oposición, como reencontrando el objeto perdido, la falta, el vacío 186), <<Una organización artificial, artificiosa, del significante [... ] que
fundamental. En este sentido podemos entender la noción de creación fija en un momento las direcciones de cierto ascetismo)) en un afán de
ex nihilo; se crea un vaso, como dice Lacan, a partir del agujero. rodeo que, sin eliminar el deseo y su mandato, implica cierta trasgre-
Tal es la importancia del proceso de sublimación, que podemos sión. Una técnica que, ante la imposibilidad de obtener el placer es-
afirmar que a través de él, el hombre es modelado en relación a dicho perado, se opone a él, sosteniendo (187) «el placer de desear, es decir,
vacío. Por otro lado, aunque aquello que salga del agujero esté des- en todo su rigor, el placer de experimentar un displacer)), como en los
tinado a la belleza, ello no implica una visión optimista de las cosas, deleites negativos propios del sentimiento de lo sublime, según Burke,

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en los que la tensión y no su solución era lo fundamental. Una espe- al otro, en un acto desbordante que podría dar lugar, como el mismo
cie de, valga la expresión, disciplina del placer. Algo que para Lacan Kant entrevió, como Sade reveló y como Hegel retomó, a su reconoci-
(198) «puede situarse entre una ética y una estética freudianas>>, bajo miento, en el cual podemos encontrar la esencia de lo sublime. Kant,
la indicación de que «la estética freudiana solo está allí en la medida en su analítica, llama la atención sobre la necesidad de que la razón,
en que nos muestra una de las fases de la función de la ética))' como en pleno acercamiento a la Cosa, esquematice el desbordamiento de la
una especie de -utilizando términos de Ernst Jones- «Complacencia imaginación; la imposibilidad de percibir en lo más íntimo del otro un
moral que [... ] es aquello por lo cual la ética nos vuelve inaccesible objeto o un concepto. Sade, por su parte, se coloca en el mismo límite,
esa Cosa que ya de entrada lo es)). esquematizando con el fantasma de la víctima la inaudita posibilidad
En este sentido es como Lacan nos orienta respecto al entendi- de penetrar en los límites del otro hasta su núcleo fundamental, su
miento del mito de la muerte del padre, presente en las dilucidaciones goce. Hegel, plantea el reconocimiento como el punto de culminación
de Freud sobre Edipo y Moisés. 90 Su muerte no abre el acceso al goce¡ ideal del enfrentamiento entre amo y esclavo. Pero Lacan (1998: 239),
todo lo contrario, su falta refuerza la interdicción. Es decir, nuestra corrige la dirección idealista indicándonos lo siguiente: «No hablo
única posibilidad de acceder a la Cosa a través de la cultura reside aquí de un amor ideal, sino del acto de hacer el amor)).
en la trasgresión propia de la sublimación que tiene como apoyo a La posibilidad del sublime reconocimiento no es una cuestión
la ley moral misma; significante que no tiene a Dios para avalarlo, ya que deba concebirse teóricamente; debe darse en ,un acto concreto.
que desde siempre está muerto. Su función de normalizar el deseo la
El acto de mayor valor, es decir, el más valiente de todos -porque si lo
cumple en ausencia, porque su verdad permanece prohibida.
propio del otro (y de mí) es maldad pura, avanzar hacia él, amándolo
Por otro lado, solo esta normalización, esta prohibición, esta au-
como a mí mismo (Lacan, 1998: 240), (<es a la vez, avanzar necesaria-
sencia, posibilitan el valor de los objetos del yo. Pues, de no ser por-
mente en alguna crueldad>>. Por eso los textos de Sade, que tan solo
que algo más allá del sistema de sus objetos les brinda la posibilidad
son una representación del recorrido hacia el acto, levantan una espe-
de tener que ver con el propio deseo, todo sería equivalente o tan solo
cie de desafío a la sensibilidad; desafío que, en su voluntad de goce,
diferenciable por un concepto abstracto; y en la igualación de valores,
fracasa, porque a final de cuentas se trata solo de tramas que cercan
todo valdría o, lo que es lo mismo, nada valdría, ger,1erando malestar.
la Cosa, en una sublimación que confirma la necesidad de la ley. En
Por ello, la ley protege las diferencias en la igualación que implica la
la búsqueda de la más insoportable de las verdades, Sade configuró
exigencia del respeto por el otro; porque violar sus límites es atentar
bellas víctimas, las cuales, en los suplicios ejercidos sobre ellas, dan
contra los del yo, ya que la imagen de este se formó sobre !a de aquel;
es decir, ya que la individualidad de cada uno se funda sobre deseos forma a una obra de tintes sublimes. Pero al final, su conclusión es
estructurados en relación a la misma Cosa, a la misma falta, al mismo que el Otro es indestructible, que la víctima siempre sobrevive y que
vacío, prohibidos por la misma ley. nunca otorgó su amor.
La cuestión es que precisamente lo que funda el sentimiento de res- Por todo este proceso sublime de generación y destrucción de ob-
peto, como mostró Kant, es lo que nos permite arriesgarnos a acercarnos jetos bellos, con la esperanza de encontrar la Cosa, la reconciliación,
el amor, en una voluntad de goce, de muerte, de comenzar de cero,
la obra de Sade -como el amor cortés-, adquiere valor de arte, aun y
90. Lo que aquí se refiere es el tema del «asesinato del padre>, determinante en el complejo de Edipo
como condición de la conciencia de culpa sobre la que ha de fundarse la moral. Sus articulaciones las cuando su intento fracase por la imposibi 1idad de representar el acto de-
podemos seguir, entre otros, en los siguientes textos de Freud: Moisés y la religión monoteísta, El Malestar seado. En su belleza, en tanto cerco moral y estético, tras el resplandor
en la cultura, Tótem y tabú.

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de sus víctimas nos anuncia el anhelo esperado; la promesa de recon- de Antígona de una víctima terriblemente voluntaria. En este sentido,
ciliación; la destrucción del orden que se funda en el deseo actual y la lo que le interesa de este fantasma es cómo favorece la catarsis, a tra-
posibilidad del nuevo comienzo. vés del temor y compasión generados en nosotros.
Así, este arte abre una esperanza; una, sin embargo, tan impotente La belleza de Antígena depende (Lacan, 1998: 299) del <<lugar
como el deseo del perverso. Pero, ¿no puede el arte ser también defi- que ella ocupa en el entre-dos de dos campos simbólicamente dife-
nido por su potencia de satisfacer? Para ello, habría que recurrir a la renciados»; del mismo en el que Sade, con la segunda muerte, dotaba
distinción que hace Lacan entre las relaciones del bien y la belleza a sus víctimas de un brillo especial. Sin embargo, en Antígona pasa lo
con el deseo. Mientras el bien implica prohibición del goce -ante la opuesto que en Sade. Mientras las víctimas de este no debían morir
que Sade, después de Kant, parece inclinarse- (Lacan, 1998: 287), nunca, toda la trama de Sófocles nos lleva inevitablemente a la muer-
la «manifestación de lo bello intimida, prohíbe el deseo». Dicho en te de la víctima; todo el tiempo la muerte se está insinuando en los
otros términos, lo «bello en su función singular en relación al deseo acontecimientos. ¿Qué efecto tendrá esta belleza sobre el deseo? ¿'Se-
no nos engaña, contrariamente a la función del bien. Nos despierta y guirá adelante ante esta fascinante figura, se detendr"á o se extinguirá?
'
quizá nos acomoda sobre el deseo, en la medida en que él mismo está La observación que Lacan realiza sobre la funCión del coro en
relacionado con una estructura de señuelo>>. Señuelo que, como todo la tragedia resulta muy significativa. El coro es un conjunto de gente
lo de su tipo, atrae a la zona de peligro, el margen del dolor. ¿Es esto turbada que siente ese afecto paralizante por nosotr~s. Pero, ¿para qué
una especie de masoquismo primario -se pregunta Lacan-? (288) <<Les ha de sentir el terror por nosotros? Para que el espectador permanezca
digo de inmediato -no lo creOJ>. El masoquismo, en realidad, «tiene fascinado por la imagen de Antígona, para que pueda seguirla hasta
algo de caricaturesco [... ] la economía del dolor masoquista termina su destino final. El coro, la trama y la puesta en escena están ahí para
por parecerse a la de los bienes. Se quiere compartir el dolor como se absorber todo elemento que le reste poder de atracción al señuelo.
comparten un montón de otras cosas además, y por poco uno se pelea Estos elementos, en gran medida accesorios, sin embargo, no lo son
en torno a él>J. Tiene que ver con reducirse a un objeto intercambiable, todo en el efecto. El factor primordial es la configuración del deseo de
a un esclavo, lo cual nos deja en una impotencia. análoga, mas no los personajes.
complementaria ni equivalente a la sádica. Nuestra-pregunta, ante es- Por un lado, Creontetiene el deseo de asestarle a Polinice una segun-
tas perversiones, es: ¿hay, entre una y otra, en tanto polos comparables da muerte-simbólica-, más allá de los límites del derecho propio de su
a los de la dialéctica hegeliana, un lugar que posibilite el encuentro? posición como cabeza del Estado. Por e!lo, piensa Lacan (1998: 306),
Lacan lo indaga en la tragedia (289) «que Hegel consideraba la más no «Se trata de un derecho que se opone a un deber, sino de un pre-
perfecta, por las peores razones: Antfgona». ¿Por qué? Porque su bien, juicio>); uno que se opone a lo que el deseo de Antígona representa.
a diferencia del de los perversos, será genuinamente criminal; y en ¿Y qué representa? Una pasión por la que es arrastrada, más allá de la
virtud de ello, <<nos permitirá indicar un momento esencial [... ] en lo explicación que da en su discurso sobre los derechos de la ley divina
concerniente a lo que el hombre quiere y aquello contra lo que se de- respecto a la familia.
fiende [... ] veremos que significa una elección absoluta, una elección Creonte, pues, comete un error de juicio -hamartia-, al tratar de
no motivada por ningún biem. imponer mandatos en un ámbito que no le corresponde. Pero interpre-
Lacan (1998: 298) nos indica que lo que esta tragedia nos permite tar así su desmesura no nos lleva más allá de los conceptos kantianos.
ver es «el punto de mira que define el deseo» en la imagen fascinante Más allá del juicio, la tragedia nos revela un exceso real, es decir, el

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campo en el que uno no debe incursionar -y en el que Kant, con buen de lo que los miembros de su familia hayan hecho. El umbral entre la
juicio, no incursionó-. Hacia allá nos llevan todos los acontecimien- vida y la muerte, en el que Antígena ha de tomar la decisión de hacia
tos, hacia la fatalidad. Algo en Antígona que no soporta vivir bajo la qué lado se dirigirá. El lugar hacia el cual el mismo Creonte la empuja,
ley de Creonte; algo que, más que monstruoso, es incivilizado, y por en espera de que ceda y se someta a su mandato. Y en esa decisión es
ello no puede tener compasión ni temor. Mientras Creonte piensa y donde podemos comprender la pasión propia de Antígona.
decide en función de la utilidad y el provecho político, el bien al que Lacan refiere específicamente al pasaje en que, una vez encerrada
Antígona recurre está más allá de toda esperanza; lo que quiere Antí- en su tumba, lleva a cabo una larga queja por todo lo que le ha sido
gona está fuera de los límites, tanto de la familia, como de la sociedad negado por la vida. justo en él, piensa, se realiza el efecto de mayor
y del Estado, entre la vida y la muerte, justo en aquello por cuya causa luminosidad de la belleza. En el que ha cruzado al otro lado de la
dichas instituciones fueron creadas, para contenerlo. vida, sin perder aún la vida. Entre la ya realizada muerte simbólica y
Por ello, Antígona es representada como la que se conoce a sí la muerte real que es inminente. Su pasión, pues, fue la de llevar al
misma y no soporta que alguien más, como Creonte, hable o decida límite la realización de su deseo (Lacan, 1998: 339), (<el deseo puro,
por ella. De hecho, así interpreta Lacan el humanismo que se le suele el puro y simple deseo de muerte como tal)). Y, ante ello, Lacan nos
atribuir a Sófocles¡ uno que ubica al hombre, y lo que de él se ha de pregunta: <(¿No debe ser el deseo del Otro y conectarse con el deseo
saber, justo en la falla entre cultura y naturaleza. Ahora bien, la tra- de la madre?>>. Es decir, ¿no es el deseo de la madre 1.,m deseo criminal
gedia de Antígona, ¿qué nos posibilita en relación a estos dos reinos? que da origen a la tragedia y a la condición humana? ¿El deseo por
Antígona (Lacan, 1998: 333), «es así porque es asÍ>> y no está dis- el cual la ley existe? ¿La posibilidad del crimen? Antígona, por tanto,
puesta a escuchar a nadie más. ¿Esto quiere decir que su destino se «decide asumir el crimen y la validez del crimen [... ] elige ser pura y
configura más allá del Otro? ¿O en nombre de qué proclama esta simplemente la guardiana del ser del criminal como tal>>.
individualidad intransigente? (334): ¿Qué es, entonces, lo que la decisión radical de Antígona nos re-
vela, a través de medios estéticos, de su belleza, sobre la ética y el
No se trata más que de un límite en el que ella acampa y sobre el cual se siente
inatacable y sobre el cual nada puede hacer que alguien mortal pueda hyper- psicoanálisis? Que la elección última del hombre, a la que lo lleva su
drameín, pasar más allá, nómos, de las leyes. Ya no son más las leyes, nómos, deseo si decide atreverse a llegar hasta el final, no es la felicidad -por
sino cierta legalidad, consecuencia de las leyes ágrapta -traducido siempre por lo que cualquier demanda que la exija siempre será indefinidamen-
no escritas [. .. ] de los dioses. Se trata aquí de la evocación de lo que en efecto
te aplazada-, sino la muerte asumida voluntariamente en un gesto
es del orden de la ley, pero que no está desarrollado en ninguna cadena signi-
ficante, en nada. criminal. Sin embargo, hemos de hacer notar lo siguiente: Antígona,
aunque representa la más real de las posibilidades, ¡es una pieza de
No va, pues, más allá del Otro y su legalidad, sino que permanece arte! Entonces, ¿qué posibilidad nos abre Antígona en tanto obra, en
en el límite entre los códigos legales de los hombres y aquello que, relación a nuestro deseo? La de la sublimación, como una posible
aun siendo del orden de lo simbólico, no está desarrollado; es una felicidad (La can, 1998: 349):
forma pura. Algo que es lo que es y que nada puede cambiar. Antígona
Una sola cosa alude a una posibilidad feliz de satisfacción de la tendencia, la
representa este límite radical. (Lacan, 1998: 335) El ((valor único de su
noción de sublimación. Pero es claro que al tomar su formulación más esoté-
ser» que es (<esencialmente de lenguaje»; aquello que la constituye y rica en Freud, cuando nos la presenta como realizada eminentemente por la
que está íntimamente atado a sus lazos familiares, independientemente actividad del artista, esto quiere decir literalmente la posibilidad para el hom-

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bre de transformar sus deseos en comerciables, en vendibles, bajo la forma de En esto consiste el espíritu de la tragedia: establecer una relación
productos. La franqueza e incluso el cinismo de una tal formulación conserva entre la acción y el deseo que no recae al servicio de un fin utilitario
a mis ojos un mérito inmenso, aunque no agote el fondo de la cuestión, que es
-¿cómo es esto posible entonces?
y que implica el mayor de los riesgos. En él, se nos presenta la voz de
la conciencia moral una vez superado el mandato del superyó (Lacan,
La pregunta que ha sostenido el texto que aquí desarrollamos, se 1998: 373): '<¿Ha actuado usted en conformidad con el deseo que lo
sigue conservando. ¿Cómo es posible el proceso de sublimación, la habita?)), siendo la única posibilidad de ser culpable (379) «haber ce-
reconciliación lograda por el artista en sus objetos? Como ya había- dido en su deseo)). La cuestión, entonces, es ¿cómo nos ayuda la subli-
mos indicado en Freud, no es meramente el proceso de la creación mación a no ceder en nuestro deseo y sobrevivir en el intento? ¿Cómo
de un objeto -por lo que no puede reducirse a su fabricación-, sino superar la tentación que implica la belleza de la víctima, cayendo en
de la tendencia que puede mudar de un objeto a otro. La demanda ella, pero evitando la consecuencia real de asumir su negatividad, a
de satisfacción del deseo, que está más allá de la necesidad, permite
saber, tachamos de la realidad?
su desplazamiento constante. Pero, ¿cómo puede conocer el hombre
Lacan (1998: 382) recurre a la metonimia <<Comer un libro», la cual
el origen de la demanda? ¿Cómo puede intentar satisfacer la pulsión '
probablemente sea <<la metonimia más extrema». ¿Por qué? Porque <<jus-
de saber que Freud vinculaba a la sublimación? O, en términos del
to ahí palpamos qué quiere decir Freud cuando habla de la sublimación
propio Lacan (1998: 352):
como de un cambio, no de objeto, sino de meta)). En la sublimación
'
¿cómo el hombre, es decir, un ser vivo, puede llegar a acceder, a conocer ese (383), el «libro de me deviene)). Realizamos nuestro destino de manera
instinto de muerte, su propia relación con la muerte? simbólica en nuestros objetos en lugar de hacerlo en lo real, obteniendo
Respuesta -por la virtud del significante y bajo su forma más radical. En el signi- una satisfacción a nuestro deseo a través de la cultura. Pero, a un precio:
ficante, y en la medida en que el sujeto articula una cadena significante, palpa <<hay que pagarlo con algo. Ese algo se llama el goce)). En la sublima-
que él pude faltar en la cadena de lo que él es.
ción no es posible ir más allá de los límites simbólicos. Conservar el
¿Y qué tipo de significante nos permite palpar nuestra falta? El de deseo -y probablemente la vida-, implica sacrificios. El sacrificio de
la belleza, cuya función (Lacan, 1998: 352) «es, precisamente, indi- que el acto en que uno mismo se realiza ha de realizarse en una obra.
carnos el lugar de la relación del hombre con su propia muerte y de Obra que, en tanto manifestación del camino recorrido por el deseo,
indicárnoslo solamente en un deslumbramiento>>; el lugar en que un es constituida por los sufrimientos vividos. Que ha de ser comprendida
objeto es colocado más allá de su utilidad, más allá de su concepto, tanto por su estructura, como por sus efectos estéticos; bellos, como las
de su significado, presentificando lo que buscamos saber, sin realizar- víctimas de Sade, y sublimes, como el acto criminal de Antígona.
lo. Nos permite comprender aquello que nuestro deseo busca, a saber,
aquello que está más allá de él, que lo sostiene y que nos mantiene
en la realidad buscándolo. Comprender el riesgo que implica actuar 7.3. Generación de valor
como Antígona, de ir más allá de las apariencias, como su padre, Edi-
po. Por ello, en su efecto catártico, procede, como el psicoanálisis, En su Seminario De un Otro al otro, Lacan explora las consecuen-
por un retorno a la acción. Nos pone en posición de asumir volunta- cias de la teoría psicoanalítica en tanto que discurso, pues, para ser
riamente el riesgo. (Lacan, 1998: 371) «Esto por sí solo justifica que tomada en serio, para tener algún tipo de valor, no solo requiere ser
estemos en la dimensión moral>>. articulada, sino tener consecuencias.

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El seminario comienza con la siguiente frase, la cual contiene en efecto un proceso de la falla, y de este proceso se vale la práctica de la es-
tructura [. .. ] lo que no es de ninguna manera superarla, sino poder captarla en
aquello que tendrá que desarrollarse para su posible comprensión (La-
la consecuencia que se coagula en el punto mismo en que se detiene la repro-
can, 2004 b: 11 ): «La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso ducción del proceso. Es decir que su tiempo de detención marca su resultado.
sin palabras». La cuestión, ante esto, será tratar de comprender lo que
nos habla sin palabras y sus consecuencias. Hemos de seguir, pues, para comprender la esencia del discurso,
Inmediatamente, Lacan nos advierte que para ello tenemos que la estructura hasta el momento de la detención del proceso que la
echar mano del estructuralismo, en tanto que es una teoría sobre el reproduce; hasta el punto en que falla; hasta su resultado, su conse-
lenguaje que no parte de una filosofía o visión del mundo. Que nos cuencia real. Y con ello, en relación al trabajo aquí realizado, se ex-
muestra, por ende, al lenguaje como tal, como un hecho. Y, por lo plicará (Lacan, 2004 b: 14) (<que todo arte sea defectuoso. Solo cobra
mismo, nos permite ver sus consecuencias reales. ¿Como cuál? Como fuerza cuando se recoge lo que se hunde allí donde se produce su
la castración en los sexos: en uno, su imposibilidad de realización; en desvanecimiento)). La falla, su defecto, en tanto esencia de toda obra,
otro, la amenaza como una posibilidad que no necesita suceder para es a su vez la causa de sus consecuencias reales, más allá de cualquier
1

ser verdadera. interpretación que de ellas podamos hacer y de los significados que
Ahora bien, la castración no es un fenómeno de pensamiento, sino les podamos asignar.
que fue causado más allá de la voluntad y es de hecho lo que regula A través del clásico ejemplo de Lacan del pote de mostaza, pode-
el pensamiento. Tenemos nuevamente aquí la noción de causa en la mos ejemplificar lo anterior con claridad. ¿Qué es J'o que le da valor
que Lacan se esfuerza por instruirnos. Tal causa, al estar en el origen, al pote? ¿Su contenido; es decir, la mostaza? ¿Su significado; es decir,
no expresa nuestro acto, nuestro pensamiento, en algún tipo de repre- que contiene mostaza? No. Por lo que vale un pote es precisamente
sentación. Sin embargo, Lacan (2004 b: 13) de inmediato matiza que por estar vacío, y para comprenderlo tenemos que fijarnos más que
«no se trata del acto, sino del discurso. En el discurso no debo seguir en la interpretación de su uso, en su proceso de fabricación. El artista
la regla del pensamiento, sino encontrar su causa»: De lo que se trata encargado de producir potes lo primero que tiene que hacer para que
es de comprender la causa del discurso, aquello a ,lo que este apunta. sus potes valgan algo, independientemente de las etiquetas que les
Y, ¿dónde hemos de buscar por ella? «En el entre-sentido --escúchenlo pondrán encima y de los productos que contendrán, es realizar el agu-
tan obsceno como puedan imaginarlo- está el ser del pensamientOll. 91 jero, el espacio vacío. En ese espacio es donde hemos de comprender
De nueva cuenta, como en el caso de Sade y Antígona, en el entre su esencia, causa de la estructura que lo rodea y lugar de las conse-
que separa lo simbólico de lo real, donde cualquier víctima adquiere cuencias reales de la introducción de dicha estructura en el mercado
la más luminosa de las bellezas. (que la mostaza se venda, por ejemplo).
El reconocimiento de una causa más allá del pensamiento estruc- Por otro lado, el pote de mostaza pone de manifiesto una distin-
turado simbólicamente, así como el de las estructuras y prácticas que ción clave en la historia de la filosofía: la de exterior e interior, siendo
de ella se derivan, nos ha de llevar a un rechazo de toda promoción lo que vale lo que está en el interior; lo cual, estando allí, por ese
de una infalibilidad. Con lo cual, no solo bastará reconocer que la simple hecho, adquiere otra dignidad (pues no es lo mismo ver a la
perfección es imposible, sino que hay (lacan, 2004 b: 13-14): mostaza allí adentro que embarrada en una superficie). La cuestión
aquí, sin embargo, es que el psicoanálisis ~particularmente el lacania-
91. La obscenidad de la que habla Lacan se refiere a la homofonía entre sens (se11tido) y sein (seno), no~ nos permite comprender, más allá de la filosofía tradicional ~la
en un juego de palabras con obscéne (obsceno).

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cual se centra en señalarnos lo que vale-, qué es lo que le da valor a lo del arte y de sus goces se tiene que pensar en relación, en oposición, a
que vale, en homología con Marx. Nos presenta, nos hace ver (Lacan, la tendencia totalizante del sistema. Lacan no reduce en absoluto esta
2004 b: 16), <<el lugar donde tenemos que situar la función esencial negatividad, pero desarrolla sus posibilidades en el seno del discurso
del objeto a>>. capitalista. ¿Qué posibilita, pues, para Lacan, el discurso capitalista
¿Por qué en homología con Marx? Porque Marx (Lacan, 2004 b: en relación al goce? La apuesta (Lacan, 2004 b: 18), en función de
1 6) «plantea el problema del objeto del capital)), es decir, el problema la cual la «vida en su totalidad se reduce ella misma en este caso a
de por qué los objetos en el mercado valen lo que valen independien- un elemento de valor». Apuesta en la que, para tener esperanzas de
temente de la interpretación que hagamos de su utilidad. Y, ¿qué fue reconciliación, se debe jugar algo más que la vida para hacer valer
lo que descubrió Marx al profundizar en el problema? Que la novedad la vida -pues de lo contrario tan solo nos esperaría el destino trágico
del capitalismo es el lugar donde sitúa el trabajo, haciendo de este una de Antígena-¡ «Se juega la producción de un objeto esencial [... ] el
mercancía. «Esto le permite a Marx demostrar lo que hay de inaugural objeto a». De lo que se trata, como se mencionó en relación a la su-
en su discurso, y que se llama la plusvalía». Plusvalía como causa del blimación, es de devenir en los productos, en las propias creaciones,
discurso -articulado por Marx- del capital, y a la vez como el lugar en el proceso de trabajo mismo en tanto que se puede vender, pero
de sus consecuencias reales. En este sentido, lo importante para La- con un añadido en este caso: arriesgando, dentro de los límites del
can es que el discurso implica una renuncia al goce -con lo cual se mercado, para hacerlos valer;· ¿Arriesgando qué? NQ la vida, sino (20)
ubica en el mismo punto que la castración- y que Marx articula esta «la pérdida en la identidad que se llama, hablando con propiedad, el
renuncia mostrando su función y su eficacia social¡ función que Lacan objeto a>>, porque nada «se produce allí sin que un objeto se pierda
llamará «plus-de-gozar» y que debe ser comprendida como un efecto en ese sitio», como le sucedió a Antígona antes de su muerte real. La
de discurso. plusvalía, el plus-de-gozar, es el lugar de esta pérdida. Como lo iden-
El discurso, como el mercado, se articula en el campo del Otro; es tificó Marx, aunque en un sentido distinto, la causa de la alienación.
del orden de lo simbólico y su función es totalizante -como identificó (Lacan, 2004 b: 21) «LO mismo sucede con el síntoma. ¿En qué
perfectamente Adorno con el fenómeno de la indu?tria cultural-. Ase- consiste este sino en la mayor o menor facilidad del recorrido del su-
gura la organización en (Lacan, 2004 b: 17) «Una· estructura ordinal, jeto en torno de eso que nosotros llamamos el plus-de-gozar, pero que
hasta cardinal)); pero también, a su vez, «posee los medios de gozar)) él es muy incapaz de nombrar?». Con esta observación, Lacan estable-
al posibilitar el establecimiento <<de un plus-de-gozar recuperado por ce el vínculo que buscamos entre la producción social, la formación
algunos». Precisamente aquí es donde la interpretación que Lacan de síntomas y la satisfacción sustitutiva. ¿Qué otro camino tenemos
realiza de Marx se separa de la de Adorno¡ y precisamente por ello para intentar alcanzar la felicidad, sino el de nuestros síntomas? Por
nos servirá para entender el arte de Warhol. Para Adorno, el goce era otro lado, lno está ese camino marcado desde su origen, a causa de
imposibilitado por la totalización de la industria cultural. En cambio, esa misma felicidad? Finalmente, ¿qué posibilidades hay de llevarlo a
Lacan nos muestra que sin el mercado, sin el lugar del Otro en el cual feliz término, a saber, la reconciliación de los elementos alienados; el
algo puede valer más allá de su posible uso, no podríamos acceder al Otro y su residuo, el a?
goce a través de la cultura. La esperanza de reconciliación, la cual es a su vez (Lacan, 2004 b:
Al respecto, debemos ser cautos cuando diferenciamos las posi- 23) «la verdad en la experiencia analítica», está en un lugar entre los
ciones de ambos pensadores. Ciertamente, en Adorno, la posibilidad campos del Otro y del a. Entre las dos muertes. Y el problema puede

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ser planteado de la siguiente forma: si el Otro es el lugar donde el profirió el discurso de la lógica matemática)). No se ve lo mismo con
discurso adquiere consistencia, donde el sujeto se sostiene y defiende, ella que sin ella, aunque el problema permanezca. Pero, ¿por qué la
esperando ser aceptado o rechazado, y a la vez, «Si la consistencia de simbolización es esencial para nuestra existencia en lo real? Y, ¿qué es
lo que se llama la verdad no puede asegurarse en ninguna parte en lo que posibilita ver?
el Otro, ¿dónde está la verdad sino en aquello por lo que responde La lógica es fundamental porque nos sostiene. Es una exigencia
la función del a?». Es decir, el problema está en que, si de entrada la estructural. ¿Y qué estructura? Primordialmente nuestra vivencia es-
verdad no es simbolizable, sino que en primera instancia no es más pacio-temporal, por lo cual, como muestra el materialismo dialéctico,
que <do que grita aquel que es sufrimiento por ser ésta verdad>>, «¿qué la historia debe ser articulada no solo para comprenderla, sino para
en el Otro puede responder al sujeto?» ¿Qué hay en el Otro para lidiar actuar en ella. Por otro lado, ello nos posibilita ver, como a Marx, la
con el sufrimiento? ¿Para brindar un sostén a la expresión del grito y plusvalía como consecuencia de la estructura de producción capitalis-
posibilitar su satisfacción? La respuesta apunta (24) a lo «que es allí el ta, en función del tiempo de trab9-jo social y no como fruto del trabajo
verdadero sostén -su fabricación como objeto a [... ] ese plus-de-gozar real-pues ello es el valor de uso del producto-; como trabajo no paga-
que constituye la coherencia del sujeto como yo [moi] )), Por lo cual, do. Por eso, Lacan (2004 b: 34-35) puede afirmar que' la «plusvalía es
la cuestión debe ser trazada de la siguiente forma: ¿A través de qué [... ] el fruto de los medios de articulación que constituyen el discurso
proceso es posible la fabricación del sostén como objeto a, es decir, capitalista. Es lo que resulta de la lógica capitalista)) e «implica cierta
de plusvalía, del plus-de-gozar? posición del yo en el sistema)). '

Si la estructura apunta hacia su causa y es allí donde el discurso En tanto que esta articulación implica la frustración de varios y el
tiene consecuencias, Lacan considera que dichas consecuencias de- acceso al goce de algunos, la construcción es, de entrada, conflictiva.
berían ser pensadas en términos de una energética, es decir, de goce, Lo que debemos preguntarnos, en relación a este conflicto, es ¿dónde
de descarga, de satisfacción, siempre y cuando esto sea concebido se encuentra la verdad? Lacan (2004 b: 35) nos dice que da realidad
como consecuencia del discurso, es decir, en funcióri de un punto de capitalista no tiene tan mala relación con la ciencia>>, pero haciendo
referencia significante respecto al cual se pueda mar)tener constante. la siguiente aclaración: «Hablé de realidad, ¿no es cierto?, no hablé de
Pero, ¿de qué tipo de discurso ha de ser consecuencia? Como nos indi- real)). La realidad se acomoda bien a la ciencia, pero con ello nada so-
ca Lacan, la física nos da un modelo de ese tipo de discurso, efectuan- bre la verdad del conflicto queda resuelto. ¿Cómo, entonces, podemos
do una reducción de su material y destacando su funcionamiento, en saber sobre la verdad del trabajo y lo que produce en el capitalismo,
el cual es posible captar las consecuencias y articularlas lógicamente. si las ciencias de la realidad capitalista no pueden dar cuenta de ello?
Y la lógica que nos permite hacer esto, es la matemática, la simbólica, La respuesta, piensa Lacan, hemos de buscarla en el precio, en tanto
aquella que reemplaza por letras ciertos elementos del lenguaje. límite del saber. Es decir, no encontraremos la verdad de la estructura
Dicho proceso de sustitución simbólica, propio de la lógica mate- al interior de las prácticas y discursos que constituyen su realidad,
mática (Lacan, 2004 b: 33) -<da lógica a secas))-, <<es completamente sino en el límite del saber que es posible en tal contexto, en el precio
esencial para la existencia de ustedes en lo real, lo sepan o no». Es, de que uno debe pagar para ser parte de la realidad capitalista (36): «la
hecho, lo que está implicado en el problema de la existencia de Dios, renuncia al goce)).
constante en las reflexiones medievales y modernas. La diferencia es Así, de nueva cuenta, topamos con la castración como límite y
que (34) «no se manifiestan las mismas consecuencias desde que se verdad. Pero, contrario a lo que sucedía en el Malestar en la cultura,

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aquí se deja ver la causa (Lacan, 2004 b: 37): «Un plus-de-gozar que los hombres han podido arreglárselas con eso)). O dicho en nuestros
se obtiene de la renuncia al goce, si se respeta el principio del valor términos: concebir cuánto se las han arreglado los hombres con sus
del saber)). Un plus-de-gozar que se produce por un trabajo no paga- respectivas fallas, implica pensar la historia en relación a la produc-
do, por la frustración de muchos, pero sin el cual probablemente no ción artística y en función de sus efectos estéticos, de sus posibilidades
habría ni posibilidad de trabajar, ni acceso al goce para algunos. de generar, como consecuencia de sus discursos, goce.
Esta relación con el goce, como consecuencia del discurso del ca- En este punto, resulta pertinente retomar a Adorno. Si la obra de
pitalismo, hace que la verdad sea vivida como algo social, promedio y arte introduce un discurso en oposición al funcionamiento normal del
abstracto; sin embargo, el síntoma surge como (Lacan, 2004 b: 38) la sistema, es decir, como una falla que abre nuevas posibilidades, ello
<<manera en que cada uno sufre en su relación con el goce)). Y de él, mismo la condena a desaparecer, a no durar demasiado. Las preten-
en tanto articulación cuya causa es la verdad del sistema, puede surgir siones de totalización, de cierre, del sistema, en tanto que condición
un discurso propio y sostenible en el campo del Otro, con consecuen- de posibilidad de todo posible discurso, incluyendo los del arte, se
cias reales, aunque bajo ciertas condiciones: ningún discurso puede mantienen intactas. Como mencionábamos sobre la' función de la ló-
decir la verdad, pues ella lo sostiene. Por lo tanto, no puede explicar gica en relación a nuestra existencia en lo real, la tdtalización
' es una
su verdad. Si se esconde, le pedirán explicaciones. Y si no se articula exigencia estructural ineludible (si se quiere permanecer existiendo
para decir algo, será vano, es decir, permanecerá en el síntoma como en lo real). La castración, la renuncia al goce, se debe restablecer para
sufrimiento. evitar que las consecuencias hagan un daño mayor a_ la estructura. Tras
Ahora bien, para que el síntoma pueda convertirse en un discurso descubrir el secreto, el tesoro, el goce del Otro, a través de un discurso
con consecuencias en el campo del Otro, debe pasar algo homólogo que lo denuncia, el Otro debe reduplicarse sobre dicho discurso que
a lo que posibilitan Marx y el psicoanálisis. Es decir, con sus discursos articuló el plus-de-goce, como demanda, restableciendo así la renun-
deben producir, como efecto de su articulación, la plusvalía, el plus- cia y el núcleo que, más allá del alcance del sujeto, en su incons-
de-gozar, el objeto a. De hecho, así como se puede decir que el comu- ciencia, posibilita su deseo, en homología con la esquematización
nista solo es tal a partir del discurso marxista, el an~lista es un efecto de la razón en la que Kant nos instruía, como culminación sublime
de su discurso (Lacan, 2004 b: 42), «O, aún más, ·este síntoma [... ] del desbordamiento del entendimiento y la imaginación, sin que ello
que implica la transformación de la relación del saber [... ] con el fon- implique que el proceso de generación de valor no pueda continuar,
do enigmático del goce>>. Por otro lado, como vimos con Benjamín, pues, como mostró Freud, la renuncia no solo da estabilidad, sino que
este efecto debe ser pensado retroactivamente, pues antes del discurso causa malestar. Lo que vale pierde rápidamente valor, cerrando el ac-
tuvo que haber formación de síntoma como efecto de la estructura ceso al goce; y por ello se debe continuar generando objetos valiosos.
total izante del Otro. Por eso, «lo que se descubre en un efecto de La razón de la reproductibilidad al infinito del sistema, nos muestra
discurso ya apareció como efecto de discurso en la historia>>. Lo que Lacan (2004 b: 54), está en la «inasibilidad de A [el campo del Otro]
se introduce en la historia, por tanto, esa detención mesiánica de la como tal)), por ser, como diría Kant, condición incondicionada. La
que hablaba Benjamín, es una nueva relación entre saber y goce que razón, a final de cuentas, impone su mandato, independientemente de
implica un rompimiento con la anterior, impidiendo la clausura de la voluntad del sujeto. De hecho, como también muestra Kant, lapo-
sistema. Y, como dice Lacan (44), si <<hay algo entonces que nos pone sibilidad de esta voluntad está en la determinación racional de una ley
en contacto con la historia, es concebir cuánto, durante tanto tiempo, que se impone sin condiciones. En esto mismo, por otro lado, radica

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

la falla de cualquier saber -y de cualquier teoría basada en el signifi- vez permite hacer otro al semejante; hacer de él el lugar del significan-
cado, como la de Danta-: en que no se puede saber <do que contiene te, punto de referencia del deseo que posibilita la elaboración de una
más allá de su significante>>. El saber, la ley, la razón, por razones lógica sobre la que un discurso puede sostenerse.
estructurales, no pueden saber su verdad (o perderían todo su poder). Con ello, se le demanda al otro, como si fuera el Otro por su 1

El saber que se sabe a sí mismo, deja de saber. Por su estructura, más inconsistencia, por lo que no puede dar, por su falla/ por el objeto de-
bien, debe ser abierto hacia su verdad, siendo esta la posibilidad más seado, el a; pero también a uno mismo, en una pregunta por lo que el
auténtica del sujeto, en tanto que en ella se juega el devenir de su otro y el Otro desean de este yo. La verdad, pues, se vuelve un asunto
mismo ser, su realización, su reconciliación. ¿Su reconciliación con entre tres. Y de ahí la dificultad del reconocimiento y la reconcilia-
qué? ¿Con el Otro? ¿Consigo mismo? ¿Con su prójimo, en una relación ción, ya que el discurso, en esta complejidad que dificulta el discerni-
yo-tú, de un significante ante otro? miento de lo que se busca, suele errar de destinatario. ¿A quién, pues,
Para intentar responder, partamos de lo siguiente (Lacan, 2004 b: dirigir la demanda, para hacerla converger con la promesa?
61 ): «Nunca, jamás, surge un sujeto sino porque el hecho es dicho)) El otro yo, como mi mismo yo, podría presentarse bellamente si
o, aunque sea, designado, insinuado, en el decir. ¿Qué hecho? El su- aparecen en el lugar adecuado. Sin embargo, comO' sucedía con las
frimiento. ¿Y cómo es dicho? En el lenguaje articulado del síntoma, víctimas de Sade y con Antígona, sus imágenes no son sino un señue-
«precisamente lo inconsciente de todo discursO>>. Por otro lado, en lo, producto de articulaciones que atraen hacia el meollo del asunto,
relación a la expresión del sufrimiento, Lacan introduce la noción de hacia la esencia del lenguaje; hacia la verdad a la que se apunta. No
verdad. ¿Y qué dice el sufrimiento, cuando es verdad? La <<Verdad dice es, pues, ni a mí mismo ni a mi yo semejante a quienes se ha de dirigir
yo». ¿Qué quiere decir con eso? O, quizá mejor habría que plantear el discurso, pues ellos no son sino los medios a través de los que se ha
(65), «qué ocurre con la verdad en la medida en que dice yo>>. Ocurre de articular. Lacan (2004 b: 86) nos alerta que «la imagen antropomor-
reiteración (67), «respecto de lo que remite a alguna caída del goce fa enmascara la función de los orificios», es decir, enmascara «lo que
[... ]y repetición inconsciente>>.¿La verdad, entonces, se dice a sí mis- ocurre con los verdaderos efectos de la estructura>>. Lo que se oculta
ma? ¿En una especie de Yo soy el que soy? De algu~a manera, aunque así es que todo converge en función del deseo del Otro.
Lacan prefiere expresarlo de la siguiente forma (71 ): «Yo soy lo que yo La cuestión, entonces, parecería que tiene que formularse <<¿qué
es», con lo cual, el ser del yo depende de su relación con ello. quiere el Otro de mí?», y articular un discurso que la responda. Pero
¿Qué enuncia la verdad al decir yo? Sus leyes·, las cuales ordenan el problema que surge al plantearlo de esta forma es que se presupone
no solo adorar esa verdad que habla y no a alguna imagen o ídolo, la existencia del yo y que el Otro tiene una respuesta a su posibilidad
sino también amar a tu prójimo como a ti mismo. (Lacan, 2004 b: 72) de realización, lo cual, como se ha señalado, es equivocado, pues si la
«Ese ti mismo no es más que ese al cual se le dice, ese al que están respuesta nos fuera dada por el Otro 1 si la supiera, este perdería todo
dirigidos estos mandamientos mismos, como un tú, e incluso a un tú influjo sobre nosotros, nos volveríamos ajenos a él y sería absurdo al
eres». ¿Tú eres qué? ¿Por qué la ley está dirigida a él? Tú es yo, otro yo; menos preguntarnos qué quiere de mí.
«este tú eres[ ... ] los instituye a ustedes como yo». En su ley, la verdad Lo que queda es dirigir el discurso a la inconsistencia del Otro, al
ordena amar lo más propio en otro, instituyendo un yo frente a otro lugar donde falla, a lo que no puede saber, porque carece de ello. Y,
yo, al decirle tú. Y, por eso (73), el «yo aparece en primer lugar como aquí, la complicación se radicaliza, pues ¿cómo hemos de articular
sujetado [assujett!l, como asujeto [assujet]», ante el Otro, lo cual a su un discurso en relación a algo que escapa a la simbolización y de lo

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cual ni siquiera tenemos garantía de que exista? Por otro lado, si sim- de las decisiones que tome acerca de lo que puede tener, aun y cuan-
plemente nos abstenemos, ¿cómo va a devenir yo a su posibilidad más do no haya garantías de la existencia de ello, pues, como vimos, todo
auténtica? ¿Qué garantía tenemos de que yo pueda llegar a darse? La parte de la imposibilidad de saber de la existencia de Dios (Lacan,
cuestión de la certeza de la existencia se vuelve el centro del proble- 2004 b: 115): «lo que se apuesta al comienzo está perdido))' pero por
ma, y con ello ya no solo está en juego el derecho a la existencia del ello también es tan tentador y prometedor. Lo promete todo. Es decir,
arte, sino el problema con el que Descartes inaugura la reflexión filo- no promete todas las cosas habidas y por haber, pues la promesa no
sófica de la modernidad: ¿en qué garantía se puede apoyar el yo para es del orden de lo imaginario; promete la posibilidad de totalidad, en
existir? Solo que, en nuestro momento histórico, ya no contamos con tanto que la pérdida es del orden de lo simbólico.
la evidencia incuestionable de la existencia de Dios para sostenerlo, La racionalidad de la apuesta está precisamente en que, cuanto
pues se ha demostrado su falibilidad, su ausencia. mayor es la renuncia, mayor será la posible ganancia. Lo cual no quie-
En un astuto recurso, Lacan recurre a otro autor moderno para re decir que se obtendrá todo, el goce absoluto en el saber absoluto,
abordar el problema: Pascal. ¿Por qué? Porque en él, el discurso no pues de hecho no se asegura nada. Pero así, al articular un discurso
apunta al saber y a la certeza, sino al riesgo. Lo que se ha de realizar con forma de apuesta, se abre una posibilidad: que 10' que resulte sea
es una apuesta, y por ello el famoso argumento de Pascal sobre las más que aquello a lo que se renuncia. Que se logre una diferencia, un
decisiones que uno puede tomar con relación a la posible existencia plus-de-goce. Es decir, la lógica de la apuesta siempre converge hacia
1

de Dios resulta pertinente. 92 Decisiones que, como intenta mostrarnos el lugar entre lo que, al tomar la decisión, se deja at rás, y lo que está
Pascal, no se realizan en el vacío, sino bajo cierta estructura lógica. por venir y no puede ser concebido más que como obra del azar. El
Una de cálculo de probabilidades de ganancia, de goce. lugar del objeto a, que tiene que ser distinguido del Otro y del yo y sus
Para comprender la naturaleza de la apuesta debemos tener claro relaciones con otros yo. Por eso, nos dice La can (2004 b: 131 ), <<lo que
que no es lo mismo el plus-de-gozar que el goce, pues el primero res- nos importa, lo que contará en nuestra explicación de la apuesta de
ponde más bien a la renuncia, a la pérdida del segundo. Para arriesgar, Pascal, es lo que él logra en el sentido de que [... ]es posible acercarse
con posibilidades de ganar, hay que, de entrada, ren,unciar. Lo cual no al a», abriéndonos con ello la puerta a la posibilidad de reconcilia-
significa que hay que aceptar lo que sea. De ahí la necesidad de deci- ción, pero también advirtiéndonos del riesgo que implica y que se
dir; de definir una postura y sostenerla, en función de las posibilidades debe asumir si se decide entrar en el juego: en la renuncia de aquello
de éxito o fracaso que se puedan vislumbrar. Pero, ¿éxito o fracaso res- de lo que se parte, al comprometerse el ser del yo con una postura que
pecto a qué? Aquí está la base de toda apuesta: uno tiene que suponer, no existe de antemano sino que se funda en un acto de decisión, pue-
en un gesto de arbitrariedad, que las condiciones actuales, que lo que de perderse todo. No se trata, pues, de intentar asegurar la posesión
yo vive, es una <<nada)); que no solo puede ser perfectamente dejado del a, a toda costa, a partir de un plan centrado en él que determine las
atrás, sino que tiene que ser dejado atrás. relaciones con los otros, con uno mismo y con el Otro, como si se pu-
La apuesta, así, no recae solo sobre la promesa de una posible vida dieran controlar las consecuencias, como si la certidumbre al respecto
futura cualquiera, sino sobre la existencia de yo. Que el yo sea, dependerá fuera posible, sino de (165) 'arriesgar el todo por el todo[ ... ] lo que se
llama actuar, a secas>l, sin certeza alguna del resultado.
92. La •apuesta de Pascal» (Pascal, 2004) es un argumento en que se mueotra, con base en la imposibi- Una vez determinada la dirección que ha de tomar el discurso
lidad de saber con certeza la existencia de Dios, que creer en ~1 no es solo una decisión racional, sino para tener consecuencias reales en el campo de Otro, para valer, lo
además, la más redituable.

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que nos queda es tratar de determinar qué es lo que ha de hacer valer. ta «el saber arreglárselas [savoir-y-faire] en ese campo>>; es decir, un
Es decir, ¿qué es aquello de lo cual el discurso intenta sacar un plus, <<saber estar allí [savoir-y-étre])), aun y cuando se puede estar ahí sin
un valor? ¿Qué es, pues, el goce? saberlo (pues, aunque no lo sepamos, uno no puede dejar de estar en
el horizonte de lo sexual). Dicho saber tiene que ver, más que con
conocer la verdad -la cual, en este contexto, por definición, no puede
7.4. El goce estético ser apresada por ningún tipo de saber-, con no ser engañado, en el
sentido de no ser explotado por alguien a quien no pensamos servir.
En el mismo seminario De un Otro al otro, los cuatro últimos apar- Una especie de saber salir del engaño, así como un saber reconocer
tados93 están dedicados a la comprensión del goce. La cuestión, sin las falsas promesas. Por e!!o, la lógica matemática es de gran ayuda
duda, es complicada, pues ¿cómo podemos decir algo sobre el goce para Lacan, pues ella nos posibilita ver, al formalizar nuestros saberes,
más allá del discurso y sus consecuencias? Es decir, ¿cómo decir algo lo que el saber mismo es incapaz (193): <<que el saber es lo que le falta
al respecto más allá de los procesos que lo hacen valer? ¿Más a!!á de a la verdad>>; que nuestro saber puede ser un enga~o cuando no se
la belleza y la sublimidad de las obras de los artistas? comprende la estructura de deseo de ese saber. ¿Deseo de saber qué?
En un primer momento, el goce no puede ser abordado por el La verdad. ¿Qué verdad? Aquella implícita en el concepto de pulsión
psicoanálisis más que como una satisfacción dependiente de (Lacan, y en su posible satisfacción.
2004 b: 190) «algo articulado y articulable [ ... ] como montajes [ ... ] [a Como ya veíamos en Freud (Lacan, 2004 b: 194), «la pulsión es
saber] las pulsiones». Es decir, las pulsiones son como los instrumen- sin duda mitológica. Pero no lo es la suposición de que un sujeto se
tos de la satisfacción, los cuales solo pueden ser concebidos en tanto satisface en ella». Es decir, sea lo que sea la pulsión, no se puede
que una satisfacción tiene lugar. Pero, entonces, cabe la pregunta ¿qué omitir de ella su carácter de sustituto sexual. ¿Y qué es lo que se arti-
es lo que se satisface a través de [as pulsiones? Lo que se supone detrás cula en el mito que e!!as constituyen? El goce, en tanto que (195) <<Un
de las pulsiones parciales, del <<instrumento en funcionamiento, de un absoluto [... ] que vuelve siempre al mismo lugan>. ¿Y cómo lo sabe-
organon», es una especie de hypokeimenon, un s~jeto
de la satisfac- mos? Debido a la mujer, a la h·1stérica, quien lo articula lógicamente
ción. Así, los órganos y sus funciones en relación a la obtención de sa- <<desde el ángulo de un deseo insatisfecho respecto de e!!a misma». El
tisfacción son pensados como instrumentos de algo que subyace. No goce, pues, en tanto absoluto, sobre todo en el caso de las histéricas,
funcionan, pues, por y para sí mismos, y por ello la noción de fijación, «desempeña la función de estar fuera de los límites del juego». Por
cuando el fenómeno acontece, tiene sentido. Sin embargo, aquello ello, como <<indica Freud, el enigma es saber qué quiere una mujer»,
para lo que funcionan tampoco es determinable como si se pudiera particularmente una histérica.
traducir en una imagen, cosa o acto. ¿Cómo hablar de ello entonces? El problema que revela la histérica, en su insatisfacción, dentro
Como si la sexualidad fuera un horizonte, un campo. Como un lugar del campo del Otro, es que la relación sexual no anda. Que no hay
no específico, que posibilita, como su condición, la satisfacción. tal, que no se puede encontrar por ninguna parte, en él. Plantea, pues
Ahora bien, que el campo no sea determinable no implica que (Lacan, 2004 b: 197), el goce como lo que se destaca «por la exclu-
no requiere de algún tipo de saber (Lacan, 2004 b: 191 ): se necesi- sión [... ] de algo que representa la naturaleza femenina>>, mostrando
así que lo «que ocurre con el goce no se reduce de ninguna manera a
93. Bajo los títulos «El Goce: su campo», <El Goce: su real», «El Goce: su lógica" y «Evacuación". un naturalismo». Por tanto, hemos de preguntarnos si los goces de la

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llamada belleza natural y del sentimiento de lo sublime pueden seguir Ahora bien, a este intolerable prójimo femenino no se le puede
siendo pensados en los términos que la tradición estética ha venido conocer en sí mismo -pues está prohibido. Se le conoce por represen-
haciéndolo, pues, si el goce tan solo se puede pensar en relación a taciones, o más precisamente por variados representantes de la repre-
una exclusión operada por la introducción de significantes, ¿qué tan sentación. Esto equivale a decir que no tenemos a nivel lógico, en el
natural realmente es? campo del Otro, un representante de la representación de fa Mujer; no
Para ello, hemos de regresar, como hemos hecho constantemente, sabemos lo que Ella es, por lo que podemos suponer que su represen-
al proceso de sublimación, el cual es un modo de satisfacción de la tante está reprimido tanto para hombres como para mujeres -siendo
pulsión que, en él, es desviada de su fin, sin dejar por ello de desem- la histérica quien con más claridad lo hace notar. La Mujer, pues, no
bocar en una estructura social. Lacan, al retomar lo dicho por Freud tiene qué la represente; no tiene falo. Es una Cosa (Oing) no sexuada.
en Introducción al narcisismo, nos recuerda que es fundamental con- Pero, entonces, ¿qué se sublima con las pulsiones?
siderar que mientras en la idealización se establece una relación con Para tratar de articular lo que sucede con la pulsión, Lacan nos
el objeto, la sublimación se caracteriza por hacerse con la pulsión, recuerda que en ella interviene una estructura de bOrde. ¿Borde entre
'
en el sentido de que algo se satisface con la pulsión, la cual, a pesar qué y qué? Entre la lógica y la corporeidad. Borde que se constituye
de estar inhibida en cuanto al fin sexual, se realiza en obras de valor por una logística de defensa; un cerco lógico que nos protege del
social. Así pues, si no podemos hablar en la sublimación de una sa- goce; una estructura que sostiene el funcionamiento de nuestro cuer-
'
tisfacción en términos de acto sexual, porque ello equivaldría a una po y que determina a su vez el carácter de los diferentes representan-
objetivación idealizada, ¿en función de qué término, que igualmente tes de la representación de /a Mujer-como en el amor cortés. Por ello,
remita al horizonte de la sexualidad, sin tintes naturalistas, podemos la sublimación, en tanto que algo se satisface en ella con la estructura
entenderla? De nueva cuenta, hemos de recurrir a la castración en de borde de la pulsión, puede ser entendida como (lacan, 2004 b:
tanto connotación de una falta sin la cual nada podría funcionar. 222) el «esfuerzo para permitir que el amor se realice con la mujer>>.
Una falta de goce que, sin embargo, no simplemente ha de hacer del ¿Qué relación tiene este esfuerzo con la obra de arte? Anterior-
goce algo inexistente -pues ello traería como consecuencia el cierre mente, ya veíamos que una obra de arte establece una relación con
del sistema y la postulación del saber absoluto-, sino que (Lacan, el valor, en tanto que tiene un precio, a saber, el plus generado por la
2004 b: 206) lo impide como una «interdicción en el centro, que renuncia y la apuesta que ella implica. A su vez, dicho precio tiene
constituye [... ] lo que nos es más cercano sin dejar de sernas exterior. una relación con el goce, en tanto que este, en la renuncia, perma-
Habría que inventar la palabra éxtimo para designar lo que está en nece fuera del campo del Otro. Es lo que se arriesga, posibilitando en
juego)). La castración, en tanto que prohibición y no anulación del el acto obtener un plus, el objeto a. En este sentido, lo que interesa
goce, constituye, como consecuencia de su instauración, algo en el comprender a Lacan (2004 b: 226) en la sublimación es si <<el objeto a
centro de nuestro propio ser que solo puede ser reconocido fuera de puede funcionar como equivalente del goce». La respuesta a la cues-
nosotros mismos. Aquello a lo que Lacan llama el prójimo, que la ley tión apunta a que el a, en tanto residuo de una operación significante,
en su prohibición nos ordena amar como a nosotros mismos, y que se encuentra, de manera análoga al goce, excluido del Otro; es de-
puede ser definido como (207) «la inminencia intolerable del goce>>; cir, su lugar no puede ser considerado como una parte del todo, sino
como aquello que, de realizarse, terminaría con todo orden y deseo. como una inconsistencia. El objeto a, por tanto, es éxtimo; aunque su
¿La promesa de reconciliación? lugar se estructura en el campo del Otro, en el orden social, no forma

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parte de éL No responde a un saber previo, pero en virtud de el!o, la imagen, lo que se pone a la vista, pero tampoco, como pretende
abre una posibilidad para amar a !a mujer, que de otra manera per- Danta, su significado, lo que simboliza, sino lo que se presenta como
manecería totalmente excluida, inalcanzable, lo cual es característico imposibilidad entre una y otro. Por el!o, el objeto a puede definirse
de la escena traumática, donde se encarna la función del Otro (249): como (274) «esencialmente fundado a partir de efectos maliciosos,
<<que el cuerpo se percibe separado del goceJ>. La separación, pues, se en el campo de lo imaginario, de lo que pasa en el campo del Otro,
da de hecho, pero en el proceso se establece el lugar del a, como un en el campo de lo simbólico, en el campo de orden, en el campo del
sustituto del goce al que se renuncia, sin que se pueda decir nada, en sueño de la unidad>); como agujerando, a través de la imagen, de la
estricto sentido, de su contenido. ¿Qué es entonces la obra de arte en obra, la consistencia del Otro, probando con ello lo ilusorio del sueño
relación con este lugar? de perfección y la falta de sustento simbólico de las imágenes; pero
La obra de arte, siempre y cuando se la piense en función del goce, también, posibilitando una satisfacción reaL
de los efectos reales que posibilita, debe ser considerada una especie La obra de arte, así, no puede ser una representación de la per-
de discurso sin palabras; no una manifestación de saber -como lo sona, en el sentido de que las imágenes que presen~an nos brinden
hace Danto-, sino una expresión de la verdad, del punto de origen conocimiento de lo que somos. Son, más bien, articulaciones de sín-
del deseo de saber. Su función no es cognitiva, sino estética. ¿De qué tomas, es decir, de las relaciones subjetivas entre saber y goce, a través
depende, entonces, que el goce efectivamente pueda realizarse a tra- de efectos imaginarios, en las cUales, lo que es reprim~do en lo simbó-
vés de la obra, en tanto que esta ha de sustituir aquello a lo que de lico reaparece en lo real. Esa es la razón de que las mujeres histéricas
entrada se debe renunciar en el campo del Otro? De que ella sea (Lacan, 2004 b: 304), cuya característica es mo tomarse por la mujer
capaz de mostrar la falla propia de la estructura del deseo, la falta en [... ] [no} desempeñar este papel en la conjunción sexual», estén, en
las relaciones entre hombre y mujer (Lacan, 2004 b: 252), «que no principio, en teoría, en lo correcto. El problema es que al promover el
hay nada estructurable que sea propiamente el acto sexuab>. El arte, goce como algo absoluto y, por ende, ajeno a ellas, promueven tam-
en clara correspondencia con los esquemas de la ratón de la analítica bién radicalmente la castración, la renuncia absoluta a cualquier for-
kantiana de lo sublime, sería el << VorstellungreprJ.sen,tanz que presenta ma de goce, imposibilitando la apuesta y la ganancia. Imposibilitando,
el hecho de que haya lo no representable, porque está barrado por pues, el acto sexual no solo en lo simbólico, sino en lo real (305): «Tal
la prohibición del goce [... ] el principio de placer es esta barrera al es el drama que, al trasponerse del nivel matemático, donde se enun-
goce y nada máSJl. El goce estético, en lo bello, pero más acentua- cia de una manera perfectamente correcta, a otro nivel, se traduce por
damente en lo sublime, sería posible como excedente, como a, en el irreducible hiato de una castración realizada». De ahí la necesidad
!. virtud de la representación de la prohibición del goce, haciendo de fundamental de reconocer la dimensión estética, es decir, la de la ex-
la obra un representante de la barrera propia del principio del placer periencia concreta con los objetos y el cultivo del gusto; para discernir
que presentifica, en negativo, sin realizarlo, aquello que se prohíbe, correctamente entre lo real, lo simbólico y lo imaginario, y evitar con
que está ausente; aquello que se busca, el resorte, la motivación, el ello las consecuencias castradoras de su confusión. Es decir, para reco-
objeto causa de deseo que es imposible simbolizar: el acto sexuaL nocer que, aunque no haya relación sexual simbolizable, lo real es que
El goce estético, por tanto, la posible ganancia, lo que se juega en la (314) «no hay más que el acto sexual para hacer la relación»; o dicho
apuesta (273), se da «en el límite, en la frontera, entre lo imaginario en los términos que en este trabajo interesan, no hay más que el acto
y lo simbólico)). La esencia de la obra, en términos estéticos, no es de realizar y contemplar la obra para experimentar el goce estético;

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este no se puede aprehender en teoría; responde, como diría Kant, a amor, que va más allá del goce -goce del cuerpo del Otro-? El «amor
una especie de finalidad sin fin, sin concepto, sin significado. Por eso pide amor. Lo pide sin cesar. Lo pide ... aun. Aun es el nombre propio
los neuróticos, que creen que (320) «el saber es el goce del sujeto del de esa falla de donde en el Otro parte la demanda de amor>>. ¿Qué es
supuesto saben>, son incapaces de sublimar. «La sublimación es lo este aun; esta especie de reiteración?
propio de quien sabe contornear eso a lo que se reduce el sujeto del Si el amor, como Eros, es tendencia a hacerse uno, entonces (La-
supuesto saber. Toda creación artística se sitúa en este rodeo de lo que can, 1995: 14) el <<amor es impotente, aunque sea recíproco, porque
queda de irreducible en el saber por cuanto se distingue del goce>>. ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce
La relación entre saber y goce, propia de los síntomas, posibilita a la imposibilidad de establecer la relación de ellos. ¿La relación de
la sublimación, la cual encuentra una respuesta, una satisfacción, un ellos, quiénes? -dos sexos». Así, «el goce sexual está marcado por la
plus, en la producción de obras de arte, en objetos con valor, siendo imposibilidad de establecer como tal, en ninguna parte de lo enuncia-
esto sostenido por la experiencia real. Sin embargo, ¿la sublimación ble, ese único Uno que nos interesa, el Uno de la relación proporción
es la última palabra respecto al goce, y en particular al goce estético, sexual)). Hay una diferencia irreducible entre los sex9s que, en princi-
el goce del arte, en la obra de Lacan? Me parece que nuestro autor, en pio, imposibilita el amor. Es más (15), «el goce fálicO es el obstáculo
el seminario titulado Aun, da un paso más allá. por el cual el hombre no llega [... ] a gozar del cuerpo de la mujer,
Una de las preguntas inaugurales del seminario Aun, es la que se precisamente porque de lo que goza es del goce del,órgano».
cuestiona sobre la distinción entre lo útil y el goce. Lo primero tiene Por lo anterior, se dice que la mujer, en términos sexuales, no toda
que ver más con gozar de los medios, pero sin despilfarrar (Lacan, es; que no puede ser alcanzada por el hombre, tal como Aquiles no
1995: 11): «Allí reside la esencia del derecho: repartir, distribuir, re- puede alcanzar a la tortuga en la paradoja de Zenón, aun y cuando
tribuir, lo que toca al goce>>. En cambio, el goce no es más que <<una quepa la posibilidad de rebasarla. No puede ser alcanzada en un sitio
instancia negativa. El goce es lo que no sirve para nada». Lo útil, en- determinado lógicamente; y en todo caso, solo se puede plantear que
tonces, mantiene una relación positiva con el goce; no tiene que ver Aquiles la alcanza en la infinitud. El goce fálico, con su referencia a
con el imperativo categórico, sino con los hipotétic,os; con los medios la castración, nos impide llegar a ella; sin embargo, Lacan (1995: 16)
encaminados, administrados, para obtener goce. Sin embargo, lo que se pregunta: «¿puede alcanzarse algo que nos diga cómo lo que hasta
nos muestra Lacan con la distinción, es que la relación no es simétri- ahora no es más que falla, hiancia en el goce, puede llegar a realizar-
ca: el goce no depende de la utilidad, sino que se mantiene en absolu- se?>>. ¿No es esto lo que se busca en la esperanza de reconciliación?
ta independencia, en su total negatividad. Y ello tiene consecuencias ¿El amor? Plantear esta pregunta implica enfrentarse a un problema
para este trabajo, pues surge la siguiente cuestión: ¿de qué lado de la lógico, pues, si como demuestra la paradoja de Zenón, la única posi-
distinción se ubica el arte? bilidad de hablar sobre el amor se encuentra en el infinito, podemos
Algunas líneas más adelante, Lacan (1995: 12) escribe la siguiente asegurar que no puede hablarse de él. Y, sin embargo, como en el
frase en el pizarrón: «El goce del Otro [... ], del cuerpo del otro que mito de Don Juan, su posibilidad tal vez rebase cualquier pretensión
lo simboliza, no es signo de amor». Posteriormente, nos indica que el filosófica, pues él las posee una por una; su asunto no es /a mujer, sino
amor «hace señas, y es siempre recíproco)). Ante esto, nuestro enfo- cada una de ellas. Preguntémonos, pues, junto con Lacan, ¿cómo salir
que debe variar un poco, pues quizá lo que estamos buscando, aun de la necedad del discurso lógico y analítico? ¿Cómo comprender que
en el arte, no es simplemente goce, sino amor. ¿Qué se busca en el Don Juan aún continúe amando una por una?

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lo que (58), «en !alengua, [... ] la quiebra>>. 94 Así, respecto de la rela-


¿Qué implica salir de la necedad, sino cambiar? Lacan (1995: 25),
ción sexual, «el lenguaje solo se manifiesta por su insuficiencia>>. Pero,
en términos lingüísticos, o como él prefiere decir, de lingüistería, nos
¿cómo se enfrenta en el lenguaje tal insuficiencia? (59) «Lo que suple
indica que «el amor es signo[ ... ] de que se cambia de razón>>, o tam-
la relación sexual es precisamente el amor)).
bién, que el «amor es signo de que se cambia de discurso)), siendo
Lo que ha de leerse en un escrito, en la historia, en una obra, más
aquí signo, en referencia a la lógica de Port-Royal (26), <do que se de-
que las letras o significantes, son sus efectos; lo que conduce a que,
fine por la disyunción de dos sustancias que no tienen ninguna parte
por la constitución misma de la obra (Lacan, 1995: 59), se dé <wn aso-
en común, a saber, lo que en nuestros días llamamos intersección>>.
mo de vida a ese sentimiento llamado amor))¡ amor, por supuesto, no
Por ello, el goce del Otro y del cuerpo que lo simboliza, no es signo
narcisista, sino amor por otro. Lo que ha de revelar una buena lectura
de amor. El amor, más bien, tiene que ver con la separación, con la son (63) «impases que, de suyo, son para nosotros un acceso posible
distinción, con la distancia, entre dos sustancias o sustantivos, entre al ser, y una posible reducción de la función de ese ser, en el amor)). El
dos cuerpos; siendo estas sustancias significantes cuya consistencia amor, en tanto signo, lo es de (64) «un efecto que es .lo que se supone
se basa en el Otro, en lo simbólico. Por eso, el goce del cuerpo es como tal a partir del funcionamiento del significante>}. Y más aún, este
goce del Otro, no signo de amor. ¿Cómo llamar entonces a este signo efecto es el sujeto. ¿El sujeto del goce; lo que se satisface con la pul-
que está entre los cuerpos que gozan sexual mente? Lacan introduce sión? En realidad, un «Sujeto, como tal, no tiene mucho que ver con el
el significante de (32) <da sustancia gozante)), como otra forma de sus- goce. Pero, en cambio, su signo puede provocar el deseo. Es el prin-
tancia; una en la que, como en los verbos -un significante que indica cipio del amor>>. ¿Qué posible vínculo podemos establecer, entonces,
acto- (34), se <<efectúa el paso de un sujeto a su propia división en el entre el goce y el efecto de discurso que es el amor?
goce[ ... ] [que se] determina en disyunción y se convierte en signo)). Al respecto, Lacan habla de otra satisfacción, es decir, de una ma-
Es decir, no salimos del orden del lenguaje y, por ende, podemos arti- nera particular de fallar. Existen dos formas de pensar la relación entre
cular un discurso sobre o alrededor de ello. amor y goce: las del hombre y de la mujer. El primero, por ejemplo,
Acerca del posible discurso, Lacan remite a la escritura, la cual está escribe cartas de amor, y estas, por supuesto, no son la relación sexual
constituida de significantes cuyo significado varía c0nstantemente. Así (Lacan, 1995: 72): «Le dan vueltas al hecho de que no hay relación
las cosas, en tanto que conjunto de significantes (Lacan, 1995: 46), sexual». En cambio, la mujer refiere a la relación como un no todo;
cuando dice algo sobre ella, más que dar vueltas alrededor, de rodear-
en el discurso «será siempre imposible escribir como tal la relación
la y cercarla, como en-la sublimación, simplemente no dice todo.¿Por
sexual», el hombre se pondrá en juego (47) «qua ad castrationem, es
qué razón se dan así las cosas?
decir, en cuanto relacionado con el goce fálico)) y la mujer solo entra-
La razón tiene que ver con que, para que haya goce, en el discurso
rá «Como madre>>, es decir, no toda.¿Qué pasa entonces con estos sig-
no debe cesar de no escribirse. Si de lo que se trata en el amor es de go-
nificantes? Como en Joyce, independientemente del significado de sus
zar de la mujer más allá del goce fálico, hace falta, en principio, desig-
obras, seguramente imposible de determinar (49), los «significantes
nar esa posibilidad; designar dicho goce como otro, pero en su ausen-
encajan unos con otros, se combinan, se aglomeran, se entrechocan
cia, como uno que no es dicho. Decir el goce femenino, pues, es falso;
-lean Finnegan's Wake-- y se produce así algo que[ ... ] es realmente lo
solo el goce fálico es determinado. Sin embargo (Lacan, 1995: 75),
más cercano a lo que los analistas, gracias al discurso analítico, tene-
mos que leer: el lapsus». Algo entre los sustantivos y los verbos, entre 94. Por el término «!alengua,, Laca11 refiere a lo que en el lenguaje, más allá de las estructuras de
una serie de significantes necios, que es efecto de sus interacciones; saber, lo sostiene como aquello que del cuerpo habla y expresa, en sufrimiento, la verdad.

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no decir el goce de la mujer «no impide que sea verdad [... ] que expresan lo que sienten, pero no saben? Del goce con el que tratamos
haría falta que no fuese ese>>. La otra satisfacción no es y no se puede no se puede decir que sea una excepción, pues sería particularizarlo,
decir que sea. Pero eso no impide decir que no deja de no ser; que no hacerlo parte del orden de lo finito, ni que es el producto de una con-
debe dejar de no escribirse. (76) <<Dicho goce es reprimido porque no tradicción. (Lacan, 1995: 125) «Puede, si acaso, postularse como de
conviene que sea dicho [... ] como goce no conviene [... ] no es el que una existencia indeterminada». La cuestión, entonces, es «dónde está
falta sino el que hace falta que nO>>. ¿A qué no conviene este goce? A esa ex-sistencia». La respuesta de Lacan tendrá que ir, de nuevo, a La
la relación sexual. «Por eso es mejor que calle)). La cuestión, sin em- Cosa Freudiana, el lugar en donde <da mujer es la verdad». Pero esta
bargo, es que «no calla y el primer efecto es que habla de otra cosa. vez, en función del análisis de un estilo artístico: el barroco.
Es el principio de la metáfora)). Lo que es necesario que no se diga, ¿Qué es el barroco para Lacan (1995: 130)? <<El barroco es ini-
puede hablar sin ser dicho. Y, así, un discurso puede ser útil para hacer cialmente la historieta, el anecdotario de Cristo [... ] la historia de un
gozar. justo el objeto a desempeña (78) «el papel de lo que ocupa el hombre»; esa que fue narrada en los evangelios, lo cuales «alcanzan
lugar de la pareja que falta>>, en función de lo cual se constituye, en el corazón de la verdad, la verdad como tal, y hasta 3.barcan el hecho
dicho lugar, el fantasma. Sin embargo, ¿qué pasa del lado de la mujer? [... ] de que solo puede decírsela a medias». ¿Qué 'Verdad? La de la
¿Qué pasa del lado que calla? inmundicia del mundo. Ahora bien, para Lacan, lo que se presenta en
El hombre, en tanto que su goce, su posibilidad de hacer el amor, esta historieta no es (131) <<la empresa de salvar a los hombres, sino a
tiene como condición la castración, al abordar a la mujer (Lacan, Dios». ¿Qué Dios? El goce del cuerpo (138): <<todo [en el barroco] es
1995: 88) «solo aborda [a causa de su deseo, que designé con el ob- exhibición de cuerpos que evocan goce [... ] Todo menos la copula-
jeto a». El hombre, pues, respecto a la mujer, sublima; hace poesía. ción>>. Tanto es así que <<en ninguna parte como en el cristianismo la
'<Pero hay un abismo entre la poesía y el acto. El acto de amor es la obra de arte se descubre en forma más patente como lo que es desde
perversión polimorfa del macho, y ello en el ser que habla>>. La mujer, siempre y en todas partes: obscenidad», pero exaltada. Todo, en el ba-
en cambio, y respecto a este acto (89), <<permanece·excluida de la na- rroco, es una especie de mártir (140): «testigo -de un sufrimiento más
turaleza de las cosas que es !a de las palabras», lo c,ual le posibilita un o menos puro». Algo real que habla con su cuerpo y sin saber. ¿Cuál
goce suplementario al de la función fálica (90): '<u'n goce del cuerpo es entonces el lenguaje en que ese «algo» habla, en el arte barroco?
que está[ ... ] Más allá del falo». Un goce de alguien que no existe, que El barroco no está comunicando. La comunicación es lo que se
no significa nada y del cual la mujer no puede saber nada a excepción realiza en un diálogo, como los de Platón, en el que (Lacan, 1995: 67)
de «que lo siente: eso sí lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. «Se trata de hacer decir por el interlocutor supuesto lo que motiva la
No !es ocurre a todas». Un goce que Lacan relaciona con el de los pregunta misma del locutor». El barroco, en cambio, es más bien una
místicos. Uno sobre el cual se pregunta (93): «¿no es acaso lo que nos manifestación de afectos que «Son el resultado de la presencia de la-
encamina hacia la ex-sistencia?)). 95 Lo que nos encamina, quizás, a lengua en tanto que articula cosas de saber que van mucho más allá de
un «bien de segundo grado, un bien cuya causa no es un objeto a». lo que el ser que habla soporta de saber enunciado». ¿Y qué «Cosas de
¿Puede ser tal goce místico, un goce estético? ¿Puede tener una saber» articula el barroco? Una especie de «savoir-faire con !alengua»;
relación este goce con el arte, más allá de la poesía de los místicos que efectos, formas de causarnos afectos, más allá del saber que se pueda
enunciar; de manera tal que (171) «el individuo afectado de incons-
95. Con el término ex-sistencia, Lacan remite a aquello de lo real que subsiste más allá de lo simbó-
ciente es el mismo que hace lo que !!amo sujeto de un significante>).
lico y lo imagirmio, aun y cuando solo se le pueda concebir anudado a ellos.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

El barroco, pues, es la forma de mostrar a este sujeto, en su afectación, experiencia estética es su contingencia; que las obras responden a
haciendo que la obra, que el significante, se convierta en signo. Así, momentos, que son efímeras, que están destinadas a terminar. Que
porque «hay inconsciente, a saber, !alengua en tanto que por cohabi- no aspiran a la permanencia, ilusoria, del concepto, del saber, del sig-
tar con ella se define un ser llamado el ser que habla, puede el signifi- nificado. Como dice Lacan, para concluir su seminario (177), «saber
cante estar llamado a ser signO>J. En el barroco, el significante es signo lo que la pareja va a hacer no es una prueba de .amor>>. Del mismo
de un sujeto que habla, en su sufrimiento, más allá del saber y las modo, saber lo que ha de ser el encuentro con la obra, tampoco lo es.
palabras. Aquí la obra, en tanto significante, es el soporte formal que
(172) «alcanza a otro distinto de 10 que él [... ] es como significante,
otro a quien afecta y que por ello resulta sujeto, o al menos pasa por 7.5. El arte como sinthome
serlo)). ¿Y qué tiene que ver esto con el amor, del cual se habló desde
el principio del seminario? Uno de los últimos conceptos desarrollados por Lacan es el de
(Lacan, 1995: 174) >>Todo amor encuentra su soporte en cierta re- sinthome, 96 al cual le dedica un seminario. Se trata de una manera
lación entre dos saberes inconscientes>>.¿Puede haber saberes incons- particular de comprender los síntomas, en estrecha' relación con la
cientes? De lo que habla Lacan es del reconocimiento por signos. ¿Del producción artística. En específico, Lacan se interesa por la obra de
reconocimiento de qué? ¿Qué es lo que nos permite reconocer el arte james Joyce, sobre la cual dictó una conferencia e~ 1975 titulada }o-
barroco, por ejemplo, en tanto que signo de un sujeto? Una especie yce el Síntoma.
de <data! destino)); el de aque!!o que no cesa de no escribirse, a saber, En un juego de palabras, Lacan vincula el sinthome, por homofo-
la imposibilidad de decir la relación sexual. Pero, ¿cuál es el efecto de nía, con la santidad [saint homme]. ¿Será acaso que la relación con
este reconocimiento? La contingencia, aquello de lo real que escapa el goce que se establece en función del sinthome, es una especie de
de la necesidad -lo que no cesa de escribirse-, en una especie de cesa santidad? ¿Y qué tiene esto que ver con Joyce? Lacan (2006 e: 160),
de no escribirse, porque en ella, como en el mito de Don Juan (175), hablando de su lectura de Ulises, nos hace notar que lo que en él se
no hay <<más que encuentro, encuentro, en la pareja, de los síntomas, juega son las casualidades que construyen nuestro destino: «Somos
de los afectos, de todo cuanto en cada quien marca la huella de su hablados y, debido a esto, hacemos de las casualidades que nos em-
exilio, no como sujeto sino como hablante, de su exilio de la relación pujan algo tramado)); la trama de nuestro destino. Sin embargo, la
sexual>). La obra de arte posibilita este encuentro, en tanto signo de lo obra de joyce intenta ir en contra, precisamente, de dicha trama (162):
que calla, como una especie de huella del exilio; una <dlusión de que <<Si digo }oyce el Síntoma es porque el síntoma anula el símbolo [... ]
algo no solo se articula sino que se inscribe, se inscribe en el destino es Joyce [... ] desabonado del inconsciente)>. ¿Cómo puede Joyce, a
de cada uno>>. La ilusión de que la relación sexual se escribió: <<este través de sus textos, anular lo simbólico? ¿Qué se lee, entonces, si
es el punto de suspensión al que se ata todo aman>. Un <<Sustituto que no son tramas estructuradas simbólicamente? (163) «Si se lee[ ... ] es
-por vía de la existencia del inconsciente, y no de la relación sexual, porque está presente el goce de quien lo escribió>>.
que son distintas- hace el destino y también el drama del amor>>. Pero Ahora bien, no todo puede ser goce en un texto, en tanto que es
la cuestión es que hacer de la contingencia un espejismo de eternidad, una cosa. Y, si se trata de un trabajo ininteligible, La can con toda razón
es lo que hace del signo de amor, de la obra de arte, lo que no es; es
hacer un juicio errado. Como veían Kant y Adorno, lo propio de la
96. Forma arcaica del actual vocablo symptóme.

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se pregunta ¿por qué lo publicó? ¿Qué quería Joyce? La respuesta es la no se puede decir. Se puede decir todo, pero no eso. Este pero no
siguiente (Lacan, 2006 e: 163): «haberlo publicado prueba que él que- eso, para Lacan, es el sinthome, y su escritura sería, en consecuencia,
ría ser Joyce el Síntoma, en la medida en que da el aparato, la esencia, la elección hereje del (15) «Camino por el cual alcanzar la verdad)).
la abstracción del síntoma>). Sus textos son la estructura de sus sínto- Por otro lado, como dice Lacan, puede haber una buena manera de
mas. Textos que, como sus síntomas, no le conciernen a nadie más <<en ser hereje; aquella que, <<habiendo reconocido la naturaleza del sin-
la medida en que no hay ninguna oportunidad de que atrape algo del thome, no se priva de usarlo lógicamente, es decir, de usarlo hasta
inconsciente de ustedes)). Sin embargo, los estudiamos. ¿Qué logró alcanzar su real, al cabo de lo cual él apaga su sed)).
Joyce con sus síntomas? Joyce <<quiso ser alguien cuyo nombre, preci- El arte de Joyce, en tanto sinthome, sigue siendo considerado,
samente el nombre, sobreviviera para siempre)). No el recuerdo de sus como ha sido desde Freud, un sustituto. Pero en este caso, Lacan
acciones, no su mensaje, no el espíritu de su obra; por supuesto, nada (2006 e: 16) enfatiza que suple «SU firmeza fálica)), que «su arte es el
que ver con algún significado. Literalmente, su nombre. Lo que (164) verdadero garante de su falo)). Sustituye, pues, algo del orden de lo
«descansa por entero en la letra, a saber, en algo que no es esencial simbólico. No crea formas imaginarias, sino algo que suple la función
'
a la lengua, sino que está trenzado por los accidentes de la historia)). paterna. Por ello, ante las carencias de su padre real (23), el <<Otro [... ]
Joyce escapa de las tramas inconscientes porque juega con el len- en Joyce [... ]debe sostener a este padre para que subsista>>. Y más que
guaje -con el inglés, la lengua de (Lacan, 2006 e: 164) <dos invasores, eso, Joyce con su arte «no sol'o hace que subsistas~ familia, sino que
los opresores)), y no el gaélico, su lengua madre-- como una cosa. Jue- la vuelve ilustre [... ] vuelve célebre lo que llama en algún sitio my
ga con los flagelos que determinan sus síntomas, con el Nombre del country, o mejor, la conciencia increada de mi raza [.. .] He aquí eso
Padre, en lugar de analizarlos. Y de ello, solo podemos captar el efec- cuya misión se asigna Joyce». Pero, ¿cómo lo logra? «¿Cómo e! arte
to, su goce, desligado de la lengua. Joyce eleva su síntoma «a la poten- [... ] puede desbaratar [... ] lo que se impone del síntoma? A saber, la
cia de lenguaje sin que, sin embargo, nada de eso sea analizable)). Su verdad>>.
obra no nos dice nada. Nos deja (165) <<perplejos '[interdit] )). Se dice Lacan (2006 e: 24) nos muestra que, mientras reine el discurso del
que Joyce <<se identifica con lo individual)), llegando al «extremo de amo, el artista solo puede producir el objeto a como un excedente de
encarnar en él el síntoma)), lo cual le permite escapar <<a toda muerte la lógica imperante. Sin embargo, también se produce «la división del
posible>>, a los ciclos «naturales)); le permite imponer la estructura de símbolo y el síntoma)) y, en ((este sentido, yo diría que en la articula-
su propio síntoma sobre la del destino. ción del síntoma con el símbolo no hay más que un falso agujero>>. Lo
Ya en el seminario sobre el sinthome, Lacan caracteriza lo posi- que se tiene en este nivel, es una especie de círculo, entre el símbolo y
ble como aquello que cesa en caso de escribirse (Lacan, 2006 e: 14): el síntoma, que se mantiene dando vueltas para que se perpetúe. Pero
<<que cesaría si llegara a escribirse, en caso de que finalmente advi- para sostenerse, debe haber algo real entre ellos que de manera efec-
niera el discurso[ ... ] tal que no sería del semblante)). Un discurso del tiva se realice (25): «es preciso enmarcar, rodear uno de los círculos
semblante es aquel que tiene como referencia la identificación con la con algo, una consistencia que los haga mantenerse juntos)). Dicha
imagen especular, dependiente del sostén del Otro, que solo perpetúa consistencia, el falso agujero, es el sinthome.
lo posible en el campo de este, es decir, figuras lógicas genéricas. El sujeto, pues, en su división, no es más que una ambigua suposi-
¿Se podría introducir la singularidad en un discurso? Eso equivaldría ción, de la cual el psicoanálisis intenta dar cuenta de su real. La cues-
a nombrar a la mujer. Sin embargo, como ya se ha mencionado, ella tión, como ya hemos visto, es que la verdad del sujeto no puede decirse;

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en todo caso, menciona Lacan (2006 e 31 ), puede '<mediodecirse>>. equivaldría a <<disolver el mito del sujeto -sujeto como no supuesto, es
Ahora bien, en la última parte de su enseñanza, como ocurrió en el decir, como real-, al que no distingue de cada cuerpo aislable como
seminario Aun, Lacan empieza a considerar la función de la escritura en par/étre, cuerpo que solo tiene un estatuto respetable, en el sentido
relación a la posible mostración de la verdad: <<y esto, verdaderamente común de la palabra, por este nudo».
me ha conducido, de una manera que valdría la pena destacar, a la ¿Cómo podemos comprender entonces la relación de la escritura
consideración del nudo [borromeo] ». 97 Este nudo, aunque suele repre- de Joyce con el nudo y su consistencia? (Lacan, 2006 e: 38) «Joyce al-
sentarse con tres círculos, en realidad responde a una "geometría que canzó coA- S!::! -arte, de manera privilegiada, el cuarto término llamado
puede decirse prohibida a lo imaginario>>. Es decir, en tanto estructura sinthome>>, en la medida en que él completa el nudo de lo imaginario,
de lenguaje que está ligada a algo que agujerea lo real, operando su lo simbólico y lo real. El arte de Joyce representa la consistencia de los
captura, no puede ser aprehendida directamente por el lenguaje mismo, tres registros, sustancial iza (39) «el sinthome en su consistencia, pero
de manera tal que la podamos ver. El lenguaje, pues, no puede reducirse también en su ex-sistencia y en su agujero>>. Muestra el hecho de que
a mensaje, a una cosa analizable empíricamente (32), «Sino que solo se el lenguaje va más allá de lo que efectivamente se gice.
sustenta en la función de lo que he llamado el agujero en lo reah>. Al introducir el cuarto término, el nudo que un'e los tres registros
El nudo, entonces, ilustra cierto tipo de consistencia (Lacan, 2006 desaparece (Lacan, 2006 e: 42): «Ya no es nudo. Solo se sostiene por
e: 37) <'afectada por lo imaginario, de un agujero en lo simbólico y el síntoma». Y, así, establece· una represión que n~ puede someterse
de una ex-sistencia cuyo carácter fundamental es que pertenece a lo a análisis, una que nunca se anula, una Urverdrangung. Lo cual nos
real>>. Es simplemente un método de análisis que «se rehúsa a lo que lleva a la siguiente pregunta (51): «¿Acaso no se nos revela que el mí-
constituye una virtud, e inc!uso una virtud llamada teologal. Por eso nimo en una cadena borromea está siempre constituido por un nudo
nuestra aprehensión analítica de lo que concierne al nudo es el nega- de cuatro?J>. ¿Un cuarto nudo que mantiene la consistencia de los
tivo de la religión». Es decir, «se presenta sin esperanza[ ... ] de romper otros tres (52), a los que «llamaremos subjetivos, es decir, personales»?
de ninguna manera el nudo constitutivo de lo simbólico, lo imaginario Un nudo de tres da consistencia a la personalidad, con base en
y lo real>>. Es, de hecho, la encarnación del obstáculo al que se en- la identificación imaginaria con el cuerpo. Ahora bien, es interesante
frenta el deseo de conocer la verdad. Pero, al mismo tiempo (38), «es que Lacan (2006 e: 53) nos indique que la personalidad y la «psicosis
el sostén concebible de una relación entre cualquier cosa y cualquier paranoica [... ] son la misma cosal>. Si suponemos que los nudos de
cosa. Si bien el nudo es por un lado abstracto, debe ser pensado y tres están conectados en una cadena que les da consistencia, hacien-
concebido como concreto». do así un nudo de cuatro, este no necesariamente debe constituir una
En tanto que el nudo es sostén y obstáculo, abstracto, pero de paranoia. Esto permite suponer a Lacan que hay (54) <<en la totalidad
consecuencias reales concretas (Lacan, 2006 e 38), imaginar su <<con- de la textura [... ] ciertos puntos elegidos que resultan ser el término
sistencia lleva derechito a lo imposible del corte, pero por esto el corte del nudo de cuatro. Y en esto consiste, hablando con propiedad, el
siempre puede ser lo real -lo real como imposible>>. Cortar el nudo sinthome». El sinthome no es la personalidad, no es paranoico, y en
función de él es posible darnos (<una idea aproximada sobre lo que
ocurre con el inconsciente». El «Sinthome lo especifica».
97. El nudo borromeo es la representación topológica que une tres anillos de manera que dos son
libres uno del otro y que, al separar cualquiera, el nudo ~e deshace. Esto sirve a Lacan para represc11tar El nudo, soporte de nuestra consistencia, de lo que nos mantiene
la relación e11tre los registros de lo imagi11ario, lo simbólico y lo real, los cuales se anudan en torno al
objeto a. juntos, se piensa en función de una cadena, y lo que soporta lo hace

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en relación al campo de la sexualidad. ¿Cómo podemos relacionar esto más, como ve Lacan (2006 e: 78): <<es Dios mismo como hacedor>>;
con la escritura de Joyce? La consistencia muestra que hay un hilo en (82) <<el prototipo de la pére-version>>. 99 La perversión de crear a través
la trama de nuestras relaciones (Lacan, 2006 e: 63), pero «la capacidad de su arte un sostén para la relación con su padre (85), «un modo de
de abstracción imaginativa es tan débil que excluye el nudo de este suplir un desanudamiento del nudo>) (86), una manera de compensar
hilo -que se presenta como residuo de la consistencia)). Nudo que, de «que su padre nunca haya sido para él un padre [... ] que no solo no le
la trama, «es todo lo que ex-siste>>. La consistencia es la cadena de enseñó nada, sino que descuidó casi todoJ>.
acontecimientos de la trama, conformada de elementos simbólicos e Joyce está creando un nombre, que valoriza sobre su padre real,
imaginarios, y el nudo, en que tanto residuo, lo que la soporta, subsis- reparando así la consistencia entre lo simbólico, lo imaginario y lo
tiendo fuera de ella. Entonces, eso nos permite pensar que, más allá de real. Reparándola, en sus escritos, al descomponer las palabras que
la trama, el «nudo [... ] puede hacerse>>; y esto tiene enormes implica- les son impuestas, disolviendo el lenguaje mismo, para terminar im-
ciones, porque si (64) «decir lo verdadero sobre verdadero)) es «rastrear poniendo su propia palabra. Sin embargo, esto genera un problema, a
lo real» y este «no ex-siste más que en el nudo)), estamos hablando de saber, que en la sustitución, la relación sexual que no' debía escribirse,
la posibilidad de mostrar la verdad a través de la producción artificial, en un esfuerzo de restitución, es escrita. El sinthome,' así, sostiene al
artística, de lo real. La cuestión, entonces, es ¿cómo decir algo verda- otro sexo, a una mujer, reestableciendo aquello que debía faltar. Se
dero, más allá de lo simbólico y lo imaginario, que a su vez muestre su crea, pues, algo real que no eS verdadero. Una mujer que no es m u-
función como sostén de la consistencia de estos? Esto, para Lacan, es un jer (Lacan, 2006 e: 114): lo «real afectado por una falacia));
'
(116) «el
enigma, lo real como enigma. Y el (66) «enigma es un arte)). sinthome forma un falso agujero con lo simbólico)). Y más aún: enun-
Con base en esto, Lacan interpreta el rol de Stephen Deda!us 98 ciar (128), «mediante una escritura, lo real en cuestión tiene el valor
como el que descifra su propio enigma, creyendo en sus propios sínto- de lo que se llama generalmente un traumatismo)). Un traumatismo
mas -como los de su raza y su conciencia increada. Es el artista, el ar- que es la consecuencia de la invención de algo real; una invención
tífice, que ante las carencias de su padre, más que bUscar reconciliarse que es un sinthome y que no tiene por qué tener sentido. Que es, en
con él, crea, en su creencia, el sostén de sus síntorl)as (Lacan, 2006 e: contraposición al agujero en lo simbólico, un agujero real (132); algo
68): «Uiysses es el testimonio de lo que mantiene aJoyce arraigado al que <<está en suspenso, si puede decirse así)), y que, en virtud de ello,
padre mientras reniega de él. Ese es justamente su síntoma)). Él, como asegura la consistencia más allá de las contingencias en lo simbólico y
artista, y no su padre, es el que «sabe lo que tiene que hacer». Y lo lo imaginario, más allá de cualquier ley u orden, como un sostén para
que hace son enigmas que se resisten al análisis y a su solución; que el pensamiento. Que muestra, en suma, que es posible la producción
mantienen el nudo. Crea, pues, una especie de sentido artificial, a tra- de una escritura realmente autónoma. La producción del marco que
vés de trucos como el de darle a la lengua un uso distinto al ordinario. sostiene nuestra realidad, del lugar de la enunciación. De un arte, en
¡Pero no se decide a dejar de creer en lo que la tradición, su sostén, el más radical de los sentidos, abstracto. Que es capaz de abstraerse
le ha enseñado! de cualquier identificación imaginaria, incluida la misma identifica-
Lo que Joyce escribe son las consecuencias de su forma hereje de ción con el cuerpo.
creer. Como artista, se concibe a sí mismo como redentor; e incluso

99. juego de palabras con pére, padre, vers, hacia, y versión. Perversión como una versión hacia el
98. Perso11aje que Joycc utiliza en varias de sus obras y que funciona como su alter ego. padre.

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CONCLUSIONES FINALES

Uno de los problemas fundamentales que comparten tanto la fi-


losofía como el psicoanálisis es el de la promesa de reconciliación, a
saber, la esperanza de emancipación de los elementos alienados por
las renuncias que nuestra participación en la cultura exige. ¿Qué, en
el estado actual de nuestra cultura, puede aún sostenerla?
Los textos de Freud exploran la posibilidad y con frecuencia seto-
pan con una incapacidad de determinar el lugar de esa esperanza. Sin
embargo, dejan abierta la puerta al psicoanálisis para su comprensión,
apuntando constantemente al arte en relación a los procesos que en
último término coinciden con la sublimación.
Por su parte, Benjamín y Adorno se dirigen hacia el mismo sitio,
desde una perspectiva marxista que tiene a su base procesos técnicos
de producción y modos de consumo que de ellos se .siguen.
Lo que ambos abordajes muestran sobre la pronlesa que vislum-
bran en el arte, se condensa en una·única referencia: el placer y el
goce, en tanto efectos de las creaciones culturales. Y, como muestra
Adorno en su Teorfa Estética, la tradición en occidente que ha intenta-
do dilucidar dicha experiencia, es aquella que en el siglo XVIII culmina
con la articulación kantiana de los principios que fundamentan los
juicios estéticos.
El panorama ante el que nos enfrentamos en un primer momento,
por tanto, es e! siguiente: la producción y e! consumo que en nuestra
cultura pueda aún sostener la promesa de reconciliación, se ha de
jugar en la posibilidad de determinar el lugar en que se realicen ma-
terialmente procesos de sublimación, en relación con las estructuras
de la subjetividad que posibiliten la obtención de goce estético, en
las experiencias de lo bello y lo sublime. El problema, pues, es un
asunto tanto de efectividad técnica, como de gusto. Asunto que, como
indica Adorno, ha de devenir en el orden de lo real, entre el interés y
el desinterés.
La cuestión, sin embargo, es si podemos seguir esperando que ello
devenga en nuestra época. En la Dialéctica de la Ilustración, Adorno

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lleva la tensión de la alienación propia de nuestra cultura a un grado menos a consideraciones funcionales, pues sin ella no existiría la dig-
tal que la respuesta no puede ser afirmada. ¿Puede aún mantenerse nidad humana necesaria que nos diera acceso a los sublimes goces
la esperanza en la radical negatividad? Ciertamente, lo que muestra que figuran como promesas en los más altos ideales de la cultura.
Adorno es que sin un reducto de negatividad, la promesa no es po- No tiene, por tanto, por qué postularse la muerte del arte bajo las
sible; pero, en el extremo de su diagnóstico, en la imposición de un premisas de Adorno, Freud y Kant, a pesar del pesimismo que frecuen-
sistema de producción omniabarcante como lo es la «industria cul- temente aflora en los primeros dos. La muerte del arte es la conclusión
tural>), el lugar del arte en su enfrentamiento con la mercancía luce de argumentos que omiten los factores del gusto, la experiencia y el
condenado a una especie de trágica desesperación. A desaparecer en goce estético, como la teoría del arte de Danta. Lo que cancelaría,
el mismo instante en que, en virtud de los riesgos tomados en su pro- pues, la promesa de reconciliación, es una concepción de la historia,
ducción, llegue a surgir. Sin posibilidad, por ende, de ser difundido en en particular de la historia del arte, en la que su esencia repose sobre
el sistema. A una muerte en el silencio e incomprensión totales. estructuras narrativas, a cuyo interior las creacion?s culturales estu-
¿La de Adorno es la última palabra al respecto, en una especie de vieran destinadas en último término a configurar significados cuyo fin
anticipada condena a muerte del arte? El estudio de las referencias que sea su interpretación en función del contexto de su exposición. Una
Adorno señala sobre la oposición de interés y desinterés en el goce concepción del arte, en sum;)., que presuponga su valor sobre bases
estético, a saber, Freud y Kant, revela que no se puede dar carpetazo semánticas, y no técnicas, materiales, estéticas y reales. Un arte sin
final. ¿Por qué? Porque la investigación aquí realizada muestra que efectos, que se realiza en conceptos, como teoría.
los procesos de sublimación bajo la teorización freudiana, no solo no Ahora bien, el hecho es que, como se ha mostrado, hasta el mismo
se resuelven en el interés ni en la mera satisfacción de la pulsión, Danta se tiene que enfrentar a la cuestión acerca del valor que un arte
pues ello equivaldría a una fijación que traicionaría su movimiento así puede tener; y ante la imposibilidad de responder en términos de
esencial, el cual escapa a la idealización; y porque la detención del su propia teoría, regresar a las nociones de belleza y sublimidad.
desbordamiento de la imaginación en el sentimiento de lo sublime, en La obra de Danta, sin embargo, es más valiosa para esta investiga-
Kant, en virtud de la esquematización de la razón, no implica concep- ción de lo que en principio pareciera, porque en su diagnóstico de las
to, fin o utilidad; es decir, no implica sometimiento, en ningún senti- condiciones actuales del arte, detecta, como momento fundamental,
do, a cualquier tipo de sistema de producción como el de la <dndustria la obra de Warhol como suspensión de las nociones estéticas de la tra-
cultural)). En ambos casos, la creación cultural promete un tipo de dición occidental. Algo se juega en Warhol que cuestiona la distinción
satisfacción, en uno de la pulsión, en otro de la razón, sin que en nin- entre arte y mercancía, así como el valor propio de ambas produccio-
guno la alienación del sistema y su consecuente malestar se impongan nes. ¿Será que lo que vale, en el fondo, en ambas, es lo mismo? Y, si su
como obstáculo ineludible. Es decir, tanto Kant como Freud muestran significado no puede darnos la clave de su valor, ¿qué puede hacerlo?
que alienación y emancipación no son conceptos contradictorios, y El análisis de las filosofías de trabajo de Poe, Newman y Warhol ha
que de hecho, lo primero es condición de lo segundo. Que las obras permitido identificar elementos que, sin contradecir los presupuestos
culturales que aún prometan, surgirán de la tensión y se mantendrán que manejamos con Adorno, Freud y Kant, posibilitan dar un paso
gracias a ella. Que no se crea a pesar del sistema y para eliminarlo, más. Se mantiene en los tres artistas la comprensión del trabajo de
sino por las condiciones que ofrece y para obtener el goce que él po- producción artística como procesos técnicos con miras a la genera-
sibilita. Que la mora! no se reduce a un mandato superyoico ni mucho ción de efectos estéticos específicos, pero surgen dos nuevos factores.

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CARLOS A. GARDUÑO COMPARÁN ARTE, PSICOANÁLISIS Y ESTÉTICA: PROMESA DE RECONCILIACIÓN

Por un lado, desde Poe, pero con mayor fuerza en Warhol, los Sin embargo, su realización implicaría una detención de la lógica
efectos estéticos -los posibles sentimientos que la obra provoque- no del sistema, un lapsus, una falla. Una historia que comprenda el arte
tienen una base natural, como sugiere el concepto de belleza natural como la irrupción de estos momentos, tendría que partir de los presu-
de Kant, pues son producidos artificialmente, lo cual cuestiona el es- puestos de Benjamín en sus Tesis de la filosofía de la historia. En con-
tatuto del canten ido pu lsional a satisfacer. El artista, de hecho, calcula tra de Danto, la historia, su acontecer, no dependería de la continui-
su realización, configurando el lugar en el que ha de acontecer. Pro- dad de estructuras narrativas, sino de su interrupción; y en contra de
pician, como muestra Newman, una vivencia temporal, al ubicarnos Adorno, la reduplicación del sistema sobre su falla no tendría por qué
en un sitio desde el cual los objetos· -literalmente, cualquier objeto- cancelar, en principio, una futura posibilidad de irrupción de goce,
adquieren a nuestros ojos otro tipo de valor. Se goza de ellos como no poniendo en jaque su derecho a la existencia. Como dice Benjamin,
era posible previo a la articulación del espacio. la redención siempre se mantiene latente como índice temporal de
Por otro lado, la apertura de nuevos espacios para gozar de los un pasado reprimido, pero realizable a cada instante, como promesa
objetos, saca a la luz, particularmente en Warhol, que dichos espacios para el futuro.
generan al mismo tiempo valor comercial. Valor artístico -estética- La falla del sistema, por tanto, debe ser pensada como una posi-
mente entendido- y valor comercial son una y la misma cosa. En sus bilidad ligada esencialmente a su existencia y no como una feliz co-
palabras, no simplemente crea arte, sino Arte-Negocio (Business Art). incidencia, producto inexplicable de algún genio artístico. Y, si puede
Su obra, por tanto, no cancela en absoluto la estética, como supone ser explicada como parte de la estructura misma de la alienación del
Danto, pero sí la distinción entre arte y mercancía. Y por ello, man- sistema, puede ser expuesta formalmente. Es aquí donde el psicoaná-
tiene viva la promesa, sacándonos de la desesperación en la que la lisis vuelve a mostrar su pertinencia para la comprensión estética del
Dialéctica de la Ilustración nos mantenía sumidos. Después de todo, la arte, esta vez gracias a los desarrollos de Lacan.
«industria cultural)) resultó ser, aun en su alienación, o mejor aún, gra- Lo que Lacan nos muestra es que la promesa del arte se da en el
cias a ella, prometedora. En su espacio y no fuera de él, el arte es po- lugar del Otro y que podemos comprenderla como deseo del Otro. El
sible. ¿Quiere esto decir que Warhol elimina la negatividad que para arte, entonces, tiene estructura de deseo, siendo los efectos estéticos,
Adorno era elemento esencial del ~rte? No. Más bien revela que la efectos del discurso que sostiene al deseo, cuya causa yace en el ob-
negatividad ha de ser entendida en el seno mismo del sistema, como jeto; no en la cosa expuesta como obra, sino en su negatividad; en el
lo que posibilita su efectividad, a saber, la producción de valor. residuo, el a; el lugar que le da su valor. La causa, así, sería aquello
Como apunta Zizek, no existe cultura más allá de la ideología y que en la obra es mostrado, en función de la estructuración de un dis-
sus sistemas de producción. Y aquello que está más allá de la ideolo- curso que la hace valer en el lugar del Otro. Que es mostrado sin ser
gía no debe ser entendido como mera exclusión, sino como su núcleo dicho. Como en la angustia, lo que causa el efecto debe permanecer
de goce, sin el cual nada se podría sostener. El arte y la mercancía oculto, sosteniendo el deseo. Se podría decir que la causa del afecto,
funcionan exactamente bajo esta misma lógica. No es que el arte sea del valor de una obra, es lo real hacia lo cual su estructura apunta,
el lugar exclusivo de la negatividad, como sucedía con Adorno, sino como espacio vacío.
que la negatividad está en todo lugar que se sostenga. El goce impreg- La causa de la obra, el origen que sostiene su promesa, es lo que
na toda la cultura, a la moral misma, y permanece en potencia como permanece implícito en su discurso como objeto deseado. Como el
promesa que puede ser llevada al acto. amor de la víctima en la obra de Sade o como la recompensa de la

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dama en al amor cortés, las cuales serían configuraciones bellas. Pero concepto. Promete en la singularidad de su estructura, como un sín-
también como la muerte de Antígona, en un acto criminal sublime; toma. Y, como en el amor, su prOmesa no puede postularse a priori,
acto que configura su desaparición en el espacio, que el discurso de en abstracto, sino que debe realizarse en cada acto, en cada obra, en
la obra articula en el Otro, mostrando con esplendor la naturaleza cada experiencia estética; como los votos de dos amantes; como las
inaprensible e insimbolizable del objeto. decisiones de vida o muerte.
El lugar de la promesa, por tanto, es el de la relación sexual, y Cada obra, así, puede ser comprendida como un sinthome. Como
su causa, la Mujer, el goce prometido. ¿Quiere decir esto que el arte el establecimiento singular de una relación hereje entre saber -en un
realiza la esperada relación sexual y crea a la Mujer? ¿Que, como nos sentido técnico y no teórico- y goce, no compartible; no susceptible
mostraban Poe y Warhol, el amor es la apariencia artificialmente con- de conceptuación, de simbolización, de interpretación o de asigna-
cebida de una natural espontaneidad? ¿Que un poema puede generar ción de significados .. Como la obra de Joyce, el arte puede ser en-
la melancolía de un amor nunca vivido y un drag queen excitarnos tendido como la fabricación de la estructura real que nos posibilita
como esperamos que lo haga una mujer? entablar una relación con el goce; que nos permite, en ese sentido,
La apuesta de la producción es esa. Y, como la apuesta de Pascal, seguir teniendo esperanzas de algo más; de algo indefinido y real. Más
ha de tener su base en la renuncia, en la castración simbólica, en la allá, incluso, de nuestras identificaciones imaginarias. El goce más allá
aceptación del Otro; en la fe por la existencia de Dios. Sin embargo, de nuestro mismo cuerpo y toda representación.
por sincera que sea la fe, en la producción no se realiza el acto pleno,
la unión mística. Se produce, como ya nos mostraba Freud, un susti-
tuto. justo allí tendríamos que concebir el fin de la sublimación, en
homología con la esquematización kantiana propia del sentimiento
de lo sublime y la producción marxista de plusvalía. La fe en Dios, en
la moral o en el sistema capitalista, es condición de la apuesta, define
la postura y posibilita la producción de un plus-de~goce, del objeto
a, del goce estético que da valor al arte, apuntando, sin embargo, a
un valor superior, a un goce no realizable en el discurso. A la Mujer,
que ha de participar en el discurso como lo que no debe ser dicho. Lo
que ha de permanecer sujeto a un tabú de la representación; lo que
no debe tener acceso positivo al lenguaje. Lo que no debe determi-
nar su deseo, pues traería como consecuencia una castración real. Lo
que, sin la mediación del Otro, nos sometería en un acceso directo al
noúmeno.
La formalización lacaniana nos muestra que la promesa del arte
se sostiene, en función de sus efectos, de su goce estético, como una
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la universalidad, pues su escritura no es la de la inteligibilidad del

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