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SEDE ARAGUA
DEONTOLOGÍA MÉDICA
Autores:
- Gerald Toyo
- Yibinmalys Silva
Prof.: Dr. Fernando Pool
- Sahily Silva
- María Sarmiento
La violencia intrafamiliar y de género afecta a un amplio sector de la población, y las causas son
múltiples: culturales, educacionales, sociales, sanitarias, legislativas, económicas y laborales, por lo
que se necesita un abordaje interdisciplinar. En el ámbito de la salud, una situación de maltrato en
cualquiera de sus niveles se puede identificar y actuar ante la misma.
La OMS define la violencia como uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que sea causa o
tenga muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del
desarrollo o privaciones.
La violencia dirigida contra uno mismo comprende los comportamientos suicidas y las
autolesiones. La violencia colectiva puede ser física, política o económica. La violencia
interpersonal se divide en violencia intrafamiliar y violencia comunitaria. La violencia intrafamiliar
es la que se da en el seno de la familia y/o en las relaciones afectivas. Bajo este concepto se puede
ejercer la violencia contra los otros miembros de la familia, ya sea dirigida contra la pareja, padres,
hijos, abuelos o hermanos. Es decir que comprende el maltrato a menores, la violencia contra la
pareja y el maltrato a las personas mayores. Esta violencia puede ser física, psicológica, sexual o de
privación/desatención.
Las mujeres víctimas de violencia durante la infancia, tienen mayor riesgo de sufrir violencia
psicológica, física y sexual por parte de sus parejas en la edad adulta, y también sus hijos/as tienen
mayor riesgo de sufrir de algún tipo de violencia.
Es innegable que vivir bajo violencia crónica o aguda es pernicioso para los seres humanos. Quien
sufre la violencia está obligado a compensar constantemente el estrés y las carencias que esta
situación le provoca, a través de diferentes mecanismos, los cuales no tendrán nunca producirán
el equilibrio biopsicosocial que la OMS denomina salud.
Perfil de la víctima: Se trata por lo general de una mujer, casada o separada, entre los 30 y
40 años, que no trabaja fuera del hogar, y si lo hace suele ser como obrera no cualificada,
con antecedentes de malos tratos anteriores y predominando los casos de malos tratos
mixtos (físicos y psíquicos).
Perfil del agresor: Se trata de un varón de unos 40 años, casado o conviviente con la
víctima, que en la mayoría de los casos no tiene comportamientos agresivos fuera del
ámbito familiar. Desde el punto de vista psicológico el dato más común es que suele
tratarse de personas con una personalidad agresiva (52%), y en un 16% de casos se trata
de alcohólicos. El personal experto en violencia coincide en señalar una serie de
características comunes en los agresores:
- Baja autoestima, insatisfacción e inseguridad, buscan una relación de dominio para
soportarse a sí mismos.
- Temperamento colérico y ánimo depresivo, mentirosos y con celos patológicos.
- Son sujetos que tienen una tremenda necesidad de cariño y de dependencia, no toleran
que se cuestione ningún aspecto de su conducta en la familia.
- Persiguen el control absoluto de los miembros de la familia.
- Se perciben como víctimas y siempre están a la defensiva.
- Muchos son hijos de maltratadores.
FACTORES CAUSALES
En 1999, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió de forma contundente esta relación
(violencia-salud) y manifestó el compromiso de los profesionales de la salud para atender este
fenómeno, ya sea actuando contra los factor de riesgo (prevención primaria); intentando resolver
sus consecuencias, una vez instaurado (prevención secundaria) o previniendo su evolución o
complicaciones mayores (prevención terciaria).
La pauta de actuación de los profesionales sanitarios que atiendan un caso de mal trato o
sospecha de agresión doméstica debe ser:
1. Asistencia de los posibles daños y lesiones físicas y psíquicas que sufra el/la paciente, con
un reconocimiento médico completo.
2. Valoración médica del impacto y alcance de las lesiones y daños, dejando constancia de
los mismos en la historia clínica.
3. Emisión de un parte de lesiones, documento médico-legal con el que se comunican a la
autoridad judicial los hechos, constando las lesiones y la asistencia prestada. El Protocolo,
amplía esta obligación aconsejando remitir un informe médico de malos tratos, en el que
deben constar los datos de filiación de la víctima, el motivo de la asistencia, los
antecedentes personales de interés, los datos de la exploración física, el estado emocional
de la víctima, las exploraciones complementarias si las hubiera, el diagnóstico, tratamiento
y plan de actuaciones, conforme a un modelo establecido.
4. Asesoramiento a la víctima sobre sus derechos y sobre las medidas sociales y de
protección a través de los propios servicios del centro sanitario o, en su caso, contacto
urgente con los Servicios Sociales.
No debemos olvidar que la violencia doméstica es hoy por hoy una patología prevalente pero que
su diagnóstico requiere inicialmente de una sospecha, por tanto pensamos que es fundamental
recordar que el profesional sanitario debe tener siempre presente la posibilidad del maltrato,
máximo si se detectan determinados síntomas y actitudes, y mantener una conducta activa frente
los mismos.
Síntomas físicos, que generalmente se corresponden con patologías mal definidas, como
dolor de cabeza, torácico, espalda, abdominal, insomnio, ahogos, etc. Lesiones agudas en
múltiples zonas (cabeza, cuello, extremidades, etc.), producidas por diversos mecanismos
(quemaduras, golpes, cortes etc.) y en distinto estadio de evolución. Discapacidades
permanentes.
Estos síntomas suelen acompañarse de manifestaciones psíquicas tales como: depresión,
confusión mental, ansiedad, somatizaciones, intentos de suicido, síndrome de estrés
postraumático, anorexia/bulimia, nerviosismo e hipervigilancia.
En cuanto a las actitudes, la víctima suele presentar comportamiento que denotan temor,
vergüenza, sentimientos de culpa, mostrando una mirada huidiza, y aportando explicaciones
vagas, contradictoria y confusa. Cuando el agresor es el cónyuge o la pareja suele acompañarla a la
consulta para controlarla y suele mostrarse excesivamente preocupado y solícito, o excesivamente
despreocupado, despectivo o irónico. Como precaución se recomienda invitar al acompañante a
salir de la consulta.
La actuación de los profesionales sanitarios ante los malos tratos se ha comprobado que las
preguntas sencillas y directas son las más eficaces, por tanto el profesional debe formularlas con
claridad y mantener una actitud de escucha activa y confidencialidad, evitando emitir juicios y
procurando indagar la posibilidad de malos tratos a otros miembros de la familia.
El Protocolo recoge 7 reglas fundamentales en la asistencia a las víctimas, a tener en cuenta tanto
en la primera visita como en las sucesivas, que son:
MANEJO LEGAL
Uno de los logros en Venezuela en materia fue la prohibición legal del castigo físico y humillante.
Según el artículo 32 de la LOPNNA: “Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho al buen
trato. Este derecho comprende una crianza y educación no violenta, basada en el amor, el afecto,
la comprensión mutua, el respeto recíproco y la solidaridad. Los padres, madres, representantes,
responsables, tutores, tutoras, familiares, educadores y educadoras deberán emplear métodos no
violentos en la crianza, formación, educación y corrección de los niños, niñas y adolescentes. En
consecuencia, se prohíbe cualquier tipo de castigo corporal o humillante.
Por otro lado, Ley orgánica del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia (2006,
promulgada en 2007): prevalece sobre otras leyes, elimina la gestión conciliatoria y suma tipos de
violencia. En ella dice, grosso modo, que el procedimiento es el siguiente: En primer lugar, pueden
denunciar delitos de violencia intrafamiliar, según el artículo 31 de la ley que regula la materia: la
víctima, los parientes consanguíneos o afines (no hay limitación en el grado), el representante del
Ministerio Público y la Defensoría Nacional de los Derechos de la Mujer y las organizaciones no
gubernamentales destinadas a la defensa de los bienes jurídicos protegidos en esta Ley, creadas
con anterioridad a la perpetración del hecho punible.
Establece el artículo 34 de la ley que rige la materia sobre violencia intrafamiliar, que el órgano
receptor de la denuncia procurará, según la naturaleza de los hechos, la conciliación de las partes,
para lo cual convocará a una audiencia de conciliación dentro de las treinta y seis (36) horas
siguientes a la recepción de la denuncia. Luego el citado artículo establece las consecuencias en
caso de no haber conciliación, no realizarse la audiencia, o en caso de reincidencia, la cual no es
otra que enviar las actuaciones dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes al tribunal que
conocerá de la causa.
El artículo 34, refiere que para fijar la audiencia de conciliación se atenderá a “la naturaleza de los
hechos”. Dicha expresión, debe ser interpretada atendiendo a la gravedad de la situación que
originó la denuncia, en el sentido de que si resulta evidente la imposibilidad de conciliación o si
objetivamente la misma no es conveniente para la víctima por la posibilidad de aumentar la
violencia o poner en peligro su integridad física, entonces el órgano receptor solicitará directa y
motivadamente el procedimiento abreviado sin necesidad de fijar la llamada audiencia de
conciliación.
En dicha solicitud, deberá indicar todos aquellos datos que permitan la identificación exacta de la
partes intervinientes, así como narrar detalladamente los hechos que dieron origen a la solicitud,
indicar la calificación jurídica provisional con la que basa su solicitud y los elementos de convicción
que considera pertinentes y necesarios para probar en juicio oral y público la responsabilidad del
imputado. Será entonces cuando el juez de control, ante la solicitud fiscal, verificará si están dadas
las circunstancias para abrir un juicio, estimando que esté comprobada la comisión de un hecho
punible y verificando si están dadas todas las referencias típicas del mismo. Igualmente debe
verificar si existen suficientes elementos de prueba que le permitan presumir con fundamento que
el imputado puede ser responsable del delito.
Todo ello permitirá un correcto ejercicio del derecho a la defensa, pudiendo el imputado oponerse
a las consideraciones fácticas y jurídicas. La omisión de uno de los elementos ya mencionados
colocará al imputado en situación de indefensión pues le impedirá efectuar la contradicción de los
fundamentos de hecho y derecho.
La violencia es una práctica mundial que no conoce de límites culturales, geográficos; y que con el
pasar de los tiempos ha sido recurrente; hasta el punto que en algunos países los tratos
degradantes hacia las mujeres son legales desde el momento de su nacimiento.
La violencia específicamente de tipo intrafamiliar, es uno de los delitos más frecuentes, siendo las
mujeres las mayores víctimas de este tipo de conductas, por encima de los hombres, niños y
ancianos. Ello explica, por qué esta temática ha sido ampliamente desarrollada a nivel
internacional por parte de organismos representativos como el caso de la Organización de
Naciones Unidas. Sin embargo, aunque las normas que regulan este tema sobre violencia
intrafamiliar, sexual y otras que como se pudo observar reglamentan la violencia contra las
mujeres específicamente, son muchas.
Finalmente, se llega a la conclusión que para frenar este tipo de sucesos es necesario lograr un
cambio en la mentalidad del ser humano, pues en ocasiones el agresor es el resultado de traumas
o daños psicológicos causados con anterioridad; la violencia en la mayoría de los casos se concibe
como un círculo vicioso, del cual cada vez hacen parte más personas, y también se cobran vidas;
sería una equivocación afirmar que la creación de leyes, no sirve para frenar estos actos, pues, es
sano que existan normas, cuyo objetivo es precisamente preservar los derechos de los asociados.
Es por ello que es de suma importancia que el personal médico trabaje juntamente con los
organismos sociales, psicológicos y jurídicos existentes en el país, en la labor de identificar
aquellos casos donde haya sospecha de violencia intrafamiliar, es decir que estén presenten las
características ya mencionadas y los factores causales, para actuar de manera interdisciplinaria en
el tiempo oportuno, y así prevenir consecuencias que acarrea la violencia doméstica, como la
muerte.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS