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Introducción.
En la Biblia encontramos dos leyes (mejor conocidas como testamentos). Sus reglas son
distintas; por lo tanto, es imposible guardar las dos juntamente. Pero eso no las hace que se
contradigan, pues el mismo Dios es autor de ambas. Antes bien, fueron escritas para dos
épocas distintas. La ley antigua sirvió muy bien para su época en particular; la nueva sirve
muy bien ahora.
La Ley, es una norma jurídica obligatoria, y general, dictada por legitimo poder para regular la
conducta de los hombres o para establecer los órganos necesarios para el cumplimiento de
sus fines.
En el Monte Sinaí, Dios le hizo entrega de una ley al pueblo de Israel y le ordenó a Moisés
que la escribiera en tablas de piedra. Dt 4:13. Por esa razón esa ley se llegó a conocer como
la ley de Moisés. Josué 8:31-32. El Nuevo Testamento a veces se refiere a ella como “la ley”
Mt 11:13, 22:36, mientras que al nuevo orden que Cristo instituyó lo refiere como “la gracia”
Hech 15:11, “la promesa” Hech 2:39, Ef 2:12, “ley del Espíritu” Rom 8:2, “ley de Cristo” 1 Cor
9:21. En contraste, la Ley del Espíritu es escrita en el corazón del creyente. Jer 31:33, He
10:16, 2Cor 3:3
Bajo aquella antigua ley, Dios declaró principios morales. También instituyó un
orden civil y religioso que ayudó al pueblo a guardarlos y ponerlos por obra.
Aquella ley con sus ceremonias religiosas señalaba en forma figurativa hacia
Cristo.
La Biblia hace una distinción clara entre la ley vieja y la nueva. Por ejemplo, la
ley de Moisés mandó la pena de muerte para ciertos crímenes, y la guerra contra
las naciones pecaminosas. En cambio la ley de Cristo nos encarga a amar a
nuestros enemigos y a hacer bien a los que nos hacen mal. Eso es porque el
nuevo pacto le quita al pueblo de Dios las responsabilidades del estado que le
pertenecían bajo el viejo pacto. Quita también los sacrificios y figuras de la ley,
ya que quedan cumplidas en Cristo.
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a) El propósito de la ley.
El apóstol Pablo hace la siguiente pregunta ¿Para qué sirve la ley? Veamos
las respuestas:
4.- Mostrar que somos esclavos del pecado, al servicio del mal.
“Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado.” Juan 8:34
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no
quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el
bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.” Romanos 7:19-21
“Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.” Romanos 6:20
“Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles,
y aborreciéndonos unos a otros.” Tito 3:3
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6.- Mostrar que hacemos la voluntad del diablo
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para
esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.” 1 Juan 3:8
“y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.” 2 Timoteo 2:26
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justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo” Gálatas 3:24-25
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo
indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los
sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” 1 Pedro 1:11
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer
día, conforme a las Escrituras”
1 Corintios 15:3-4
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él.” 2 Corintios 15:21
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eterna.
“Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.”
Romanos 7:21
“ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;
porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” Romanos 3:20
“¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos
acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo,
ni aun uno” Romanos 3:9
c) El Pacto Invalidado.
Nuestra desobediencia y transgresión por el pecado invalidaron el Pacto de
la Ley:
“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará
y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me
dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él” Deuteronomio 31:16
“Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y
comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me
enojarán, e invalidarán mi pacto.” Deuteronomio 31:20
“Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis
palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá
invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.” Jeremías 11:10
“Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí.” Oseas 6:7
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“Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y
sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de
corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.” Hechos 28:27
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el
engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas
maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” Marcos 7:21-23
“Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los
ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he
maldecido, porque no os habéis decidido de corazón.” Malaquías 2:2
“y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los
ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran
enojo de parte de Jehová de los ejércitos.” Zacarías 7:12
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III.- Un nuevo Pacto
La Escritura nos informa de un nuevo pacto que Dios estable con su pueblo,
dando por viejo al primero. Este nuevo pacto tiene lugar en el sacrificio de
Cristo en la cruz. El nuevo pacto se establece porque el pueblo (la
humanidad entera) invalidó el primer pacto al no cumplir plenamente sus
demandas.
“Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré
con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con
sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque
ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo
cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por
Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el
mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus
pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” Hebreos 8:8-13
“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por
vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo
cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por
vosotros se derrama.” Lucas 22:19-20
“Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de
mí.” 1 Corintios 11:25
“La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y
todos se esfuerzan por entrar en él.” Lucas 16:16
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Falta completar este punto.