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Caso: grupo 12; “Basabilbaso”.

Objetivo:
El objetivo de este trabajo es identificar los derechos en pugna; el
tipo de derechos; la reglamentación constitucional.
Introducción:
Los derechos en pugna son dos: la protección del derecho a la
inviolabilidad de la intimidad de la persona humana, contra el
interés del Estado en la persecución de delitos. Los tipos de
derechos están descompuestos en tres categorías fundamentales
que son (1) los derechos cívicos y políticos, (2) los derechos
sociales, y (3) los derechos colectivos. La reglamentación
constitucional utilizada es la que se encuentra escrita en la
constitución nacional argentina en sus artículos 18 y 19.
Caso:
Este es el caso del Sr. Basabilbaso, quien luego de concurrir por sus propios medios a un efector
público de salud, y ser diagnosticado con la ingesta de elementos extraños, más precisamente
capsulas de cocaína, descubre que los médicos tratantes divulgaron información confidencial
propia del secreto profesional, cuya divulgación terminó en un tribunal oral en lo criminal federal,
organismo que dictó la sentencia de cárcel para el acusado por habérsele encontrado pruebas en
su contra en el delito por transporte de estupefacientes.

Ante esta sentencia, la defensa del procesado utilizó un recurso extraordinario federal, alegando
que el fallo dictado por el tribunal oral contenía dos agravios fundamentales: el primero de ellos
consiste en que al utilizarse como prueba la comparecencia del imputado a un hospital público, se
violó la garantía constitucional que protege contra la autoincriminación. En segundo lugar, el
origen del procedimiento estaría viciado por tener su punto de partida en la violación del secreto
profesional.

El núcleo del agravio consiste en que no puede utilizarse la información aportada por el imputado
al concurrir a un hospital público, en calidad de paciente, y revelar directa o indirectamente, su
conducta anterior ilícita. En este sentido, se destaca que la “decisión” del imputado de concurrir al
efector de salud público, no fue una decisión libre, ya que éste se encontraba en la inhumana
disyuntiva que lo obligaba a optar entre la resignación de su propia vida o la cárcel.

Ahora bien, la comparación entre los bienes jurídicos (derechos consagrados) protegidos por el
secreto (la intimidad, la integridad psicofísica, la vida) y el interés del estado en perseguir delitos
ya cometidos. Entre esta comparación, el primer conjunto de bienes jurídicos adquiere
preponderancia.

El secreto médico es un dispositivo tendiente a asegurar la intimidad relativa a un ámbito privado,


como es la información acerca del propio estado de la salud psicofísica, ámbito constitutivo de la
dignidad humana.

El derecho a la intimidad está consagrado en el artículo 19 de la constitución nacional: “las


acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden público y la moral, ni
perjudiquen a terceros, están sólo reservadas a dios”. Por su parte, el derecho que protege contra
la autoincriminación está consagrado en el artículo 18 de la constitución nacional, que establece
entre otras garantías, que “nadie puede ser obligado (directa o indirectamente) a declarar contra
sí mismo”.

Debe decidirse qué interés, por ser más profundo, es preponderante: si preservar el secreto
médico, o promover el castigo penal en los delitos relativos a la tenencia y transporte de
estupefacientes.

Si optamos por la preponderancia del castigo penal, las pobres gentes que asistan a los efectores
públicos de salud se pondrían automáticamente en manos de la justicia. Mientras que, en cambio,
la gente pudiente, podría comprarle, al mismo medico en su consultorio privado, el silencio
profesional. Derecho considerado como obligatorio, consagrado en la segunda generación de
derechos: los derechos sociales, económicos, culturales, etc.

Por otro lado, en caso de optar por la preponderancia del castigo penal, se estaría poniendo en
peligro el sistema de salud pública, ya que la concurrencia de pacientes a efectores públicos de
salud, se vería disminuida si no fuera esperable que los datos íntimos sean mantenidos con
carácter privado. De modo que optando por la preponderancia de preservar el secreto profesional,
se promueve positivamente la salud pública.

La decisión de la cuestión depende, entonces, de la contraposición de dos derechos: por un lado el


derecho a la intimidad de una persona que busca el auxilio de un médico, y por otro el interés
legítimo del estado en la persecución del delito.

Considerando que el hecho delictivo del transporte terminó de manera fracasada, de la conducta
del imputado ya no se deriva ningún peligro, porque su acción fue interrumpida y la sustancia
peligrosa salió del circuito de distribución y comercialización. En definitiva, el interés en la
protección del secreto médico sólo entró en conflicto con el interés general en la investigación de
delitos, pero no entra en conflicto con un peligro real o potencial para terceros.

Visto entonces que: (1) el interés del estado en la persecución del delito tiene un peso menor que
la confianza general de recurrir a la ayuda médica como promotor del sistema de salud pública. Y
(2) que un derecho de esa índole, un derecho personalísimo a una esfera de intimidad, en
cualquiera de sus fundamentaciones, supera al interés social en la aplicación de una pena.

Se resolvió a través de la corte suprema de la nación, órgano máximo del sistema judicial, que se
declare procedente el recurso extraordinario federal, solicitado por la defensa del imputado, y se
revoque la condena sentenciada. Pues, se alega que los derechos “imposibles” necesitan remedio.
Siendo ejemplos de derechos imposibles cuando el obstáculo impeditivo es ajeno a la voluntad del
hombre y proviene de malas e injustas situaciones sociales (económicas, culturales, etc.).

El Sr. Basabilbasso, no se encontraba en condiciones reales y posibles de asistir a una guardia


privada, lo que le habría ahorrado el sometimiento a juicio, por lo que tuvo que acudir a un
hospital público, un ente estatal, cuyos empleados no pueden actuar profesionalmente en contra
de la ley, sino acomodarse la misma que lo rige como tal.

La obtención de las pruebas fueron adquiridas de manera inconstitucional, violando el derecho a


la intimidad de la persona acusada, ya que la información que el sr. Basabilbasso, en calidad de
paciente, confía al médico tratante, estaba o debía estar bajo protección del secreto profesional
por constituir un aspecto íntimo de la persona, sobre todo, en un ente público, donde sus
profesionales son empleados directos del estado, o es qué se los obliga a denunciar.

Sobre los tipos de Derechos


Tomando como referencia lo escrito por Bidart Campos, el plexo de derechos humanos en la
actualidad, se descompone en tres categorías, tres generaciones, según el orden cronológico en
que fueron apareciendo.

Los derechos de la primera generación tuvieron la nota de incluir en la constitución el


reconocimiento de igualdad ante la ley, estos fueron derechos cívicos y políticos, consagrados en
el constitucionalismo clásico liberal.

En la segunda generación de derechos, surgida en el siglo XX, se comenzó a considerar que la


formulación en el orden normativo ya no bastaba, de modo que la democracia liberal del primer
constitucionalismo, pasa a ser una democracia social: a la igualdad ante la ley se le adiciona la
igualdad real de oportunidades, especialmente ante las personas más vulnerables en términos
económicos. Es el estado quien debe deparar el ámbito propicio para el efectivo goce y ejercicio
de los derechos consagrados, es decir, que el estado debe garantizar que los derechos alcancen
vigencia sociológica.

La tercera generación, no es relevante para el caso concreto de Basabilbasso, pero la citaremos a


modo de graficar el plexo completo de derechos humanos descompuesto en las tres generaciones,
dicho esto, la tercera generación comprende a los derechos referentes a consagrar la paz como
valor supremo en clara referencia a bregar en contra de los crímenes terroristas, y aquellos
crímenes que interrumpan el normal funcionamiento de los órganos estatales dispuestos por la
constitución. Se denominan derechos colectivos, pregonan la paz, la cultura, la protección al
derecho a un ambiente sano, etc.

Conclusión:
A través de los derechos humanos se impone la exigencia de su plasmación escrita y vigencia en el
derecho constitucional, como así también pugnan incansablemente por su vigencia a nivel
sociológico, parte de la doctrina los apoda “derechos fundamentales”.
Los derechos humanos son los derechos fundamentales de la persona humana. El derecho
constitucional en su aspecto axiológico se direcciona en su conjunto, en este sentido: hacia el
pleno y efectivo goce de los derechos fundamentales.

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