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MALTRATO ANIMAL

PAULA CAMILA HERMIDA VARGAS-20181164856

UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA
TERCER SEMESTRE
TEORIA GENERAL DE LA INVERTIGACION
PITALITO-HUILA
2019
¿debe el congreso teniendo en cuenta las transformaciones de la realidad
jurídica y social del derecho animal y del concepto de tradición y cultura
nacional e internacional, prohibir las actividades consagradas en el artículo 7
de la ley 84 de 1989?
Las actividades y festejos donde se masacran, torturan y humillan cruelmente
animales, con el fin de realizar un espectáculo a causa del dolor y sufrimiento
de un ser sintiente, ya que estos no razonan igual que el ser humano, pero
tienen la misma capacidad de sentir dolor y tienen el derecho de ser protegidos
y respetados, estas actividades no solo maltrata y asesina a ser indefenso,
fomentan la violencia, además presenciar la muerte violenta de un animal en
directo es algo que impresiona a niños y adultos sensibles, pero según el
Estado de Colombia no se considera maltrato las actividades reconocidas por
el artículo 7º de la Ley 84 de 1989, tales como corralejas, corridas de toros,
coleo, riñas de gallos, entre otras y que se arraigaron a Colombia desde la
época de la conquista española, cuando España nos impuso su cultura, y por
ser considerada cultura y arte de nuestra región no se pueden prohibir .
Poco a poco al evolucionar como sociedad se han transformado las leyes
prohibiendo todo acto que genere sufrimiento como; la esclavitud, ablación y
otras, tanto como a una persona o incluso un animal, hasta el día de hoy solo
en 8 países a nivel mundial que aún son legales estos espectáculos violentos,
basados en el sufrimiento de los animales como: México, Venezuela ecuador,
Perú, Portugal, ecuador España y Colombia.
La Corte sí los reconoce como seres sintientes, pero establece que está a
discreción de un juez local decidir si las prácticas como corridas de toros o
peleas de gallos pueden ser consideradas como “maltrato animal” en
localidades donde son eventos culturalmente fuertes, pues la corte dicta que
prevalece los derechos de los humanos, sobre el de los animales, así como el
patrimonio cultural, prima sobre el derecho de dignidad y respeto de los
animales como seres sintientes. El Estatuto de Protección Animal (Ley 84 de
1989) condena formas de maltrato como golpes, quemaduras, cortadas,
punzadas, mutilaciones, someterlos a una muerte agónica o convertir ese
sufrimiento en espectáculo, a renglón seguido exceptúa el rejoneo, el coleo,
las corridas de toros, las novilladas, las corralejas, las becerradas, las tientas y
las riñas de gallos ya que estos son considerados un supuesto patrimonio
cultural.
Es polémico como este problema del maltrato y humillación animal es legal
aun existiendo jurisprudencia a nivel internacional y nacional que prohíben
estos actos violentos como la declaración universal de los derechos de los
animales de 1977, estipulando como los animales tienen derechos y deben ser
respetados y protegidos por el ser humano, al igual que en Colombia
empezando desde la constitución y la corte que estipula la protección de estos.
En los artículos 79 y 80 de la constitución política colombiana se estipula “el
derecho a un ambiente sano y que la ley debe garantizar la participación de
la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo, es deber del estado
proteger y velar por los ecosistemas y la diversidad e integridad del ambiente,
este debe prevenir y controlar el deterioro ambiental, garantizar el desarrollo
sostenible de los recursos naturales, prevenir y controlar el deterioro
ambiental” .Los animales son seres vivos y hacen parte de la naturaleza; de
acuerdo con lo estipulado en estos artículos, el estado está en el deber de
garantizar un ambiente sano, brindar y velar por la protección de la fauna y la
biodiversidad, que hacen parte del ambiente, estas prácticas donde asesinan
brutalmente a los animales, por espectáculo, están afectando el ambiente sano,
no se está protegiendo la integridad del ambiente, no se está dando un
adecuado aprovechamiento de los recursos naturales. En la sentencia T-608 de
2011, la Corte dicta que prima la concepción de medio ambiente sano, como
fundamento del Estado social de derecho, reconociéndose la dignidad y el
respeto sobre todos los elementos que componen el medio ambiente de la
constitución colombiana.
A través de la ley 1774 de 2016 y las sentencias de las Cortes constitucional,
Suprema de Justicia, y Consejo de Estado, se reconoce a los animales como
seres sintientes, sujetos de derechos, considerando que debe existir una
protección por parte del estado y de las personas elevando desde esa
perspectiva, este deber a rango constitucional. La corte constitucional
reconoce a partir de la sentencia C-041/17 (entre otras providencias del
consejo de Estado y la corte suprema de justicia),que los animales también son
sujetos de derechos en virtud de que son seres sintientes y por lo tanto no se
puede permitir ningún acto que le genere sufrimiento o dolor y por otro lado
es considerado como una expresión de cultura y arte que permite dar
continuidad a la tradición de sus antepasados haciendo que la gente exprese su
cultura libremente en un ambiente que según sus costumbres y educación está
bien visto, así que no se les puede imponer una ética diferente.
En la Sentencia C-666 de 2010, la Corte decidió una demanda de
inconstitucionalidad interpuesta en contra del artículo 7º de la Ley 84 de 1989,
que consagra que “el rejoneo, coleo, las corridas de toros, novilladas,
corralejas, becerradas y tientas, así como las riñas de gallos y los
procedimientos utilizados en estos espectáculos” se exceptúan de ser
sancionadas. Aunque la Corte ya había tumbado un fallo de 2017 que
penalizaba las corridas de toros y le había dado plazo al Congreso de dos años
para legislar sobre la materia, deberá retomar esa discusión.
En la citada decisión, la Corte estableció que esa orden había pasado por alto
la jurisprudencia del Alto Tribunal que había señalado que las corridas debían
respetarse en los municipios donde esa práctica tuviera arraigo cultural.
Esa sentencia concluyó que ya no habría prohibición automática de las
corridas, coleo, riñas de gallos, después de mayo de 2019. Aun así, en caso de
que el Congreso no haya legislado al respecto, la Corte estableció en su
momento que el marco cultural de un municipio o región no se puede prohibir.
Las actividades incluidas en el artículo 7º de la ley 84 de 1989 resultan
acordes a la Constitución en cuanto son manifestaciones culturales y
expresiones del pluralismo que se deriva de una interpretación incluyente de la
misma. la Corte señaló la siguiente regla con base en la cual concluyó la
exequibilidad de las disposiciones acusadas: “respecto de estas precisas
actividades y de cualquiera que involucre maltrato animal se concluye que el
Estado podrá permitirlas cuando se consideren manifestación cultural de la
población de un determinado municipio o distrito, pero deberá abstenerse de
difundirlas, promocionarlas, patrocinarlas o cualquier otra forma de
intervención que implique fomento a las mismas por fuera de los límites
establecidos en esta sentencia. Sólo así se alcanza una interpretación armónica
de dos principios constitucionales que se contraponen en las concretas
actividades que excepciona el artículo 7º de la ley 84 de 1989.”
Somos diferentes y a pesar de que los animales estén al servicio del hombre,
para su alimentación, compañía, ayuda, entre otras, se debe tener una relación
armónica entre hombre- animal, pues somos seres vivos de diferentes especies
que conviven en el mismo entorno y con el simple hecho de sentir dolor al
igual que nosotros, requieren protección y un trato digno por parte de los
Estados y de las personas. El filósofo Peter Singer, (2009) “sin importar la
naturaleza del ser, el principio de la igualdad requiere que su sufrimiento sea
valorado de igual forma que el sufrimiento de otro ser”, considera que la
valoración de los derechos o intereses de una especie, no debe darse respecto a
condiciones que los diferencia, sino de aquello que les hace semejantes, es
decir que, su reconocimiento debe darse desde el aspecto emotivo, a partir del
sentir no del razonar.
Los animales, como seres sintientes, son sujetos de derechos, así como se
reconoció, a través de la extensión para el uso de mecanismos de protección
de derechos, como en el caso del oso chucho, donde la corte suprema de
justicia a través de Habbeas corpus ordena su libertad, a pesar de que esta
sentencia fue anulada, sienta un precedente del sentir de esta corporación,
respecto a los animales, y aun cuando el argumento para dejar sin efectos la
sentencia, fue únicamente que los animales y el hombre no pueden
equipararse, y que los mecanismos de protección deben ser distintos, lo que
nos lleva a reflexionar en el sentido que ambas especies deben ser sujetos de
derechos, no iguales, por supuesto, pero si reconociéndoles el respeto y
protección adecuada. Así como lo plantean Picasso al igual que autores como
J. Bentham, considera que la categorización de los animales como sujetos de
derechos no significa que éstos son titulares de los mismos derechos que
poseen los seres humanos, sino que se trata de reconocerles sus propios
derechos como parte de la obligación de respeto a la vida y de su dignidad de
“ser sintiente”. Posteriormente, se le reconoce como sujeto de derechos al rio
Atrato y la selva de la amazonia, lo cual integra a todos los animales y
vegetación que hacen parte de esta.
El estatuto nacional de protección de animales, a partir de la ley 84 de 1989,
estipulo que “los animales tendrán una especial protección contra del maltrato,
sufrimiento y todo los actos directos o indirectos del hombre que le cause
sufrimiento; toda persona está obligada a respetar y abstenerse de causar daño
o lesión a cualquier animal”. Está ley procuro controlar y evitar el maltrato
animal, y prohibió el uso de especies salvajes en los circos, la Corte en la
sentencia c-283/14 ha declarado exequible esta ley, respecto a la prohibición
del espectáculo cirquense y comercio de los animales.
La Sentencia 041de 2017 de la corte constitucional, reconoce a los animales
como seres sintientes, sujetos de derechos y con dignidad, prohíbe el maltrato
animal, declara inexequible el párrafo 3 del artículo 339B del código penal
adicionada por el artículo 5 de la ley 1774 del 2016 que exceptuaba de
penalización del rejoneo, coleo, corrida de toros, novilladas, corralejas,
becerradas, peleas de gallos, con esta se suspende las corridas de toros,
corralejas y todo acto donde se genere sufrimiento a los animales por un lapso
de dos años hasta que el legislativo prohíba o regule estas prácticas, sin
embargo, la sentencia fue anulada por la sala plena de la corte constitucional,
en virtud de la cosa juzgada y en reconocimiento de la competencia exclusiva
del legislativo para prohibir o limitar las corridas de toros, quedando vigente
la sentencia C- 666 2010, que da prioridad a las manifestaciones culturales y
tradicionales pero las limita a aquellas regiones donde históricamente se
considera como tal la tauromaquia, de donde debe hacerse un análisis del
sentir real de la corporación en torno a las nociones de dignidad animal, ser
sintiente, sujeto de derechos, bienestar y deber de protección animal.
Respecto a la declaración de los derechos animales como instrumento
internacional, dicta en el artículo 1 “los animales tienen derecho a la
existencia” y a pesar de que Colombia no la ha ratificado, se hace más fácil
adaptar el derecho nacional a los preceptos que rigen a nivel internacional.
La ONU envió un comunicado a Colombia en el año 2015 para que no le
permitiera a los niños, niñas y adolescentes asistir o participar en esta
practicas ya que fomentan la violencia, quebrantando la convención
internacional sobre los derechos de los niños, haciéndolos vulnerables, y por
esta razón mantenerlos lejos de “practicas o manifestaciones violentas”.
Colombia está en un periodo de transición hacia la construcción de la paz
sostenible, no solo en el ámbito de conflicto armado si no también todos los
aspectos de la vida y la convivencia de la sociedad; el derecho a la paz va
mucho más allá de dar solución a un conflicto armado, o silenciar los fusiles,
si no que requiere, por demás, dar solución a todas las problemáticas que
aquejan a la sociedad y las relaciones entre las especies que conviven en él.
¿No se está fomentando la violencia haciendo un espectáculo basado en el
sufrimiento de un ser vivo?, ¿qué clase de personas denominan, un acto tan
salvaje, cultura?. Entonces nos preguntamos, si estamos caminando para
lograr esta paz tan anhelada ¿cómo se puede dar continuidad a estos actos
violentos, a esta violencia cubierta bajo el concepto de “patrimonio cultural”?

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