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LECTOR IN FÁBULA – UMBERTO ECO

CAPÍTULO 4 – NIVELES DE COOPERACIÓN TEXTUAL


Un texto es un artificio sintáctico-semántico-pragmático cuya interpretación está prevista en su
propia generación. Se puede representar al texto como un sistema de nudos, y en algunos de
estos nudos se espera y estimula la cooperación del lector modelo. Lo que le interesa analizar a
Eco es los movimientos cooperativos que realiza el lector de un texto escrito.

Y va a usar el término de “niveles” (de cooperación) solo como noción teórica, pero en realidad
este proceso de interpretación no tiene una dirección fija (no es primero el nivel 1, después el
2, etc.), sino que se pueden dar saltos (por eso tantas flechas en el cuadro de abajo). Lo que sí
admite es que es inevitable partir de la manifestación lineal, o sea que decidimos actualizar un
texto solo cuando nos es suministrado como expresión; pero, a partir de allí, la lectura no está
jerarquizada.

Todo el resumen
está basado en este
cuadro sobre la
cooperación textual.
Los cuadros rojos
son de lo que se ha-
bla en el capítulo 4,
el amarillo en el ca-
pítulo 5 y el celeste
en el capítulo 6.

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Eco menciona que los niveles que se ven en el cuadro anterior se refieren a un texto narrativo,
ya que son más complejos y semióticamente son más ricos en problemas. Van Dijk distingue
entre narrativa natural y narrativa artificial: la primera se refiere a eventos presentados como
realmente acontecidos (como las noticias) y la segunda a individuos y hechos atribuidos a mun-
dos posibles, distintos del de nuestra experiencia (como Harry Potte). El modelo que propone
Eco se refiere a los textos narrativos en general, sean naturales o artificiales.

Las obras cerradas son aquellas que esperan poca cooperación por parte del lector, tratan de
imponer una denotación como primer sentido del texto, de la manera menos creativa posible
para lograr claridad expositiva (como el manual de instrucciones de una impresora). Las obras
abiertas buscan poner en problemas al lector, buscan que coopere y trabaje en la extracción de
sentido, como diciendo algo de una forma no literal (con figuras retóricas, ironía, cortesía).
Cuanta más exigencia, más abierto es el texto.

Manifestación lineal
Llamamos manifestación lineal de un texto a su superficie lexemática (las palabras más allá del
contenido del texto). El lector aplica a las expresiones determinado sistema de códigos y subcó-
digos para transformarlas en un primer nivel de contenido, en estructuras discursivas.

Puede haber textos dotados solo de manifestación lineal a los que no se les puede asignar un
contenido porque el autor no se refiere a ningún código existente. Pero incluso esos textos, que
solo presentan manifestación lineal, pueden interpretarse fonéticamente (pueden ser recita-
dos); es decir que incluso la manifestación lineal sola ya revista una función.

Circunstancias de enunciación
De inmediato se establece una relación entre la manifestación lineal y las circunstancias de la
enunciación: informaciones sobre el emisor, sus intenciones, la época y el contexto social del
texto; suposiciones sobre la naturaleza del acto lingüístico.

En el caso de una enunciación verbal la circunstancia de la enunciación proporciona diversas


informaciones extralingüísticas sobre la naturaleza del acto del hablante (hay tonos, gestos, mo-
vimientos), y no es necesario descodificarlo lingüísticamente (no es necesario descodificar “te
ordeno que” para saber que se está recibiendo una orden). A veces puede ocurrir lo contrario y
solo la descodificación de la expresión puede brindar ciertas informaciones capaces de determi-
nar la circunstancia. En general, el movimiento es oscilatorio y a través de ajustes progresivos
el destinario decide con qué tipo de acto lingüístico se está enfrentando. Y así determina, por
ejemplo, si el hablante dice o no la verdad, si ordena o pide algo imposible, etc.

Cuando se lee un texto escrito la primera referencia a las circunstancias de enunciación es que
hubo un individuo humano que enunció el texto, que pide o no pide que yo suponga que está
hablando del mundo de nuestra experiencia común; también se realiza una hipótesis relativa al
género textual (si es novelesco, científico, etc.). Luego, la segunda referencia implica operacio-
nes más complejas, como reconstruir la localización espaciotemporal originaria del texto, para
saber a qué tipo de enciclopedia habrá que recurrir. Muchos de los datos acerca de las circuns-
tancias de enunciación se puede encontrar en la tapa o contratapa del libro, por ejemplo).

Extensiones parentetizadas
Son las primeras referencias no comprometedoras a mundos (porque se deja en suspenso si
los personajes pertenecen al mundo real o uno ficticio). El primer movimiento que realiza el

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lector consiste en suponer, de forma transitoria, que el enunciado hace referencia a un mundo
que es el de su propia experiencia (al mundo real). Esa suposición (de que se trata del mundo
real) queda en suspenso. Luego, si a medida que avanza en el texto descubre que el mundo del
enunciado no concuerda con el de la experiencia, entonces el lector hará operaciones más com-
plejas.

Por ejemplo: leemos un texto que dice “ayer, a las cinco de la tarde, moría el rey de Suecia”, y
suponemos que habla del actual monarca sueco. Esta creencia la dejamos entre paréntesis hasta
que encontremos otras huellas, en el nivel de las estructuras discursivas, que nos permitan re-
conocer el tipo de acto lingüístico. Es decir que las primeras operaciones extensionales (pensar
que corresponde al mundo real o ficticio) se ponen entre paréntesis hasta que en el nivel de las
estructuras discursivas se descubran las garantías suficientes para poder afirmar de qué tipo de
acto lingüístico se trata.

Códigos y subcódigos
El complejo sistema de códigos y subcódigos es la competencia enciclopédica, formada por el
diccionario básico, reglas de correferencia, selecciones contextuales y circunstanciales, hiperco-
dificación retórica y estilística, inferencias basadas en cuadros comunes e intertextuales, e hi-
percodificación ideológica. Nos permite actualizar las estructuras discursivas, confrontando la
manifestación lineal del texto con el sistema de códigos y subcódigos que proporciona esa
lengua. A continuación, hay una serie de pasos cooperativos que van de las formas de coopera-
ción más simples hasta las más complejas:

Diccionario básico: El lector recurre a un léxico con forma de diccionario y localiza las
propiedades semánticas elementales de las expresiones, para poder intentar relacio-
nes en el nivel sintáctico (nombres que introducen sujeto, verbos que introducen ac-
ción). Acá funcionan los postulados de significación mínimos. Por ejemplo: Si se lee “en
un reino lejano había una vez una hermosa princesa llamada Blancanieves”, se sabe au-
tomáticamente que “princesa” entraña “mujer” y “ser humano femenino”, también la
cargamos de propiedades biológicas, por ejemplo (determinados órganos, peso, altura).
Lo que el lector aun no sabe es cuáles de estas propiedades deben actualizarse (estruc-
turas discursivas), pero se limitará a localizar las propiedades sintácticas vinculadas con
los lexemas que lee, realizando una primera amalgama provisional.

Reglas de correferencia: El lector puede diferenciar de inmediato expresiones deícticas


y anafóricas, al menos en el nivel de la oración; es decir, encontrará referencias que
debe resolver. Ejemplo: Si después de la oración anterior sobre Blancanieves encuentra
otra oración “ella era muy hermosa”, determinará que “ella” se refiere a Blancanieves.

Selecciones contextuales y circunstanciales: Con circunstancias nos referimos al con-


texto real en que se usa cada palabra, es pragmático, según el uso. Los contextos son
semánticos y son provistos por el código, y refieren a todos los lugares posibles del signo
(todos los lugares que puede ocupar la palabra); o sea todos los campos semánticos en
donde aparece una palabra. Por ejemplo, “dulce” puede usarse como el sabor de una
comida, como la característica de una persona tierna, en la palabra dulce de leche, etc.
Nosotros identificamos el contexto de la palabra, el uso que se le da. Todas estas posi-
bilidades, todos estos contextos en los que puede usarse una palabra, ya han sido dis-
tribuidas entre los hablantes a través de la práctica y pasan a formar parte del código.

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Hipercodificación retórica y estilística: El lector está en condiciones de descodificar, por
referencia a una enciclopedia hipercodificada, toda una serie de expresiones hechas.
Podrá reconocer tanto las expresiones figuradas como los sintagmas dotados de con-
notaciones estilísticas. Por ejemplo, si leés “había una vez, sabés automáticamente que
los acontecimientos no son reales, que la época es indefinida y que la historia es imagi-
naria. Acá también entran las reglas de género; si leemos en el título “la dama y el caba-
llero”, reconocemos que se refiere al hombre y a la mujer que nombran en la primera
oración.

Interferencias basadas en cuadros comunes: Un frame (o cuadro) es una estructura de


datos que sirve para representar una situación estereotipada, es decir que contiene
información acerca de lo que alguien puede esperar que ocurra en determinada situa-
ción o sobre qué se debería hacer si esas expectativas no se confirman. Estos cuadros
comunes los aprendimos en nuestra vida cotidiana y nos permiten anticipar lo que va
a suceder, nos permiten hacer inferencias. A estos cuadros los recordamos y se van
adaptando a la realidad cambiando ciertos detalles, de ser necesario. Si en el texto se
narra una pelea y dicen que “Raúl levanta su mano”, sabemos que es para golpear al
otro, y no que la está levantando para votar por ejemplo, porque nos basamos en el
cuadro preestablecido “discusión violenta”; está el cuadro supermercado, fiesta electró-
nica, etc. Un cuadro es siempre un texto virtual (está en nuestra memoria como poten-
cial para ser seleccionado durante una situación similar).

Inferencias basadas en cuadros intertextuales: Cuando leemos un texto hacemos infe-


rencias a partir de la experiencia que el lector tiene de otros textos, de otras situacio-
nes narrativas (es como el anterior pero en vez de experiencia de la vida cotidiana, acá
se extrañe de otros textos). Esta competencia intertextual abarca todos los sistemas se-
mióticos con los que el lector está familiarizado (textos, cuadros icónicos, películas). El
concepto de cuadro intertextual prescribe la organización “correcta” de un suceso, una
cantidad de actores, de instrumentos, los tipos de acción y los fines. Estos cuadros cir-
culan en la enciclopedia, se prestan a diversas combinatorias (por ejemplo “discusión en
la cocina durante la fiesta”) y el autor puede prescindir de ellos para sorprender, enga-
ñar o deleitar al lector (por, ejemplo plantear una escena con desenlace obvio y sorpren-
der con el final).

En resumen, los cuadros comunes son compartidos por los miembros de una cultura y
son reglas para la acción práctica (cómo pintar un mueble, cómo abrir un paraguas), y
los cuadros intertextuales son esquemas narrativos que forman parte de un repertorio
de conocimientos que no todos los miembros de una cultura poseen.

Hipercodificación ideológica: Pertenecen a la enciclopedia. El lector se aproxima al


texto desde una perspectiva ideológica personal, que forma parte de su competencia
aunque él no sea consciente de ello, y actualiza los niveles semánticos más profundos.
Las actitudes ideológicas del destinatario pueden intervenir en la determinación del ni-
vel de lectura. Un texto también prevé un lector modelo dotado de determinada com-
petencia ideológica.

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CAPÍTULO 5 – LAS ESTRUCTURAS DISCURSIVAS
Ampliación y anestesia de propiedades
Primero hay que entender que: el lexema es como una palabra, podemos usarlos como sinóni-
mos (aunque en realidad es la raíz de la palabra, lo que contiene la significación de cada una). El
sema es la unidad mínima de significación, son rasgos o propiedades que caracterizan a la pala-
bra. Y el semema es el conjunto de semas que caracterizan a un lexema. Por ejemplo:

Semas
Humanidad Femenino Maduro
Mujer
Hombre
Sememas

Niño
Niña
Caballo
Yegua

Cuando el lector se encuentra ante un lexema, no sabe qué propiedades o semas del semema
deben actualizarse. En general, las propiedades del semema permanecen virtuales (es decir,
permanecen registradas por la enciclopedia del lector), y el lector las actualiza a medida que el
desarrollo del texto lo vaya requiriendo. Es decir, solo amplía las propiedades que necesita
mientras que a otras las mantiene anestesiada. Una propiedad anestesiada no es una propie-
dad eliminada; no se la afirma explícitamente, pero tampoco se la niega.

Ej.: Estás leyendo un texto y nombran a Raúl, un ser humano masculino adulto. Uno mantiene
en su enciclopedia que Raúl tiene sistema circulatorio, manos, pulmones, etc. Pero mantenés
anestesiadas todas esas propiedades hasta que, en una parte, el texto dice que Raúl levanta su
mano, y amplias la propiedad de tener manos.

Pero para decidir qué propiedades hay que ampliar y cuáles anestesiar, no basta con nuestra
enciclopedia. Las estructuras discursivas se actualizan a la luz de una hipótesis sobre los topics
textuales.

El topic
La enciclopedia semántica es potencialmente ilimitada, y desde el extremo de un semema se
puede llegar a cualquier otro. Es decir, la semiosis es ilimitada (un texto puede generar sucesivas
interpretaciones, así de forma infinita). Esto requiere una cooperación del lector, quien debe
decidir dónde extender y dónde bloquear el proceso de interpretabilidad ilimitada. Se trata de
cómo un texto potencialmente infinito puede generar solo las interpretaciones que prevé su
estrategia.

El topic es el tema. Es un instrumento metatextual y pragmático, un esquema abductivo que


propone el lector. Hay topics que pueden plantearse como macroproposiciones de fábula (es
decir, de la historia completa), pero también hay topics de oración. El topic no solo sirve para
disciplinar la semiosis y reducirla (evitar que sea infinita), también sirve para orientar la direc-
ción de las actualizaciones.

Reconocer el topic significa proponer una hipótesis sobre determinada regularidad de compor-
tamiento textual; así como fija los límites de coherencia de un texto (si lees un texto con frases

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sin sentido, pero sabés que el topic es “libre asociación de ideas que se produce en la mente de
Juan al cruzar tal calle…”, entonces pasa a cobrar sentido porque sabés que se trata de simples
pensamientos de Juan). Del mismo modo, el topic fija los límites de un texto.

El problema consiste más bien en saber de qué modo el lector modelo es orientado hacia la
reconstrucción del topic. A menudo, la señal es explícita: el título o una expresión que dice pre-
cisamente de qué quiere ocuparse el texto. A veces, en cambio, hay que buscar el topic; y el
texto lo establece, por ejemplo, mediante la reiteración muy evidente de una serie de sememas
(palabras claves). A veces, estas expresiones clave están colocadas en puntos estratégicos; y el
lector debe “olfatear” y aventurar su hipótesis, la cual puede terminar resultando falsa (un texto
puede parecer sugerir un topic pero desarrolla otro). Finalmente, cabe observar que un texto
no tiene un solo topic.

En resumen, el topic es una hipótesis que depende de la iniciativa del lector (es un fenómeno
pragmático). Es un instrumento metatextual que el texto puede presuponer, o bien contener
de modo explícito (en forma de títulos, subtítulos, expresiones guía). Sobre la base del topic
el lector decide ampliar o anestesiar las propiedades semánticas de los lexemas en juego, es-
tableciendo un nivel de coherencia interpretativa llamada isotopía.

La isotopía
La isotopía es una lista de lexemas (palabras) que comparten uno más rasgos (semas) de sig-
nificación (es un término similar al de campo semántico: son palabras interrelacionadas por su
significado, por ejemplo dóberman y cocker, dos razas de perro); es un fenómeno semántico. Es
un conjunto de categorías semánticas redundantes que permiten la lectura uniforme de una
historia. Abarcan la coherencia de un trayecto de lectura.

Un texto suele estar formado por isotopías, acoplamientos de campos semánticos que dan ho-
mogeneidad de significado al texto; los textos producen relaciones isotópicas. Hay isotopías pre-
vias a los textos (que ya forman parte de nuestra competencia) e isotopías que los textos pro-
ducen. La cooperación textual consiste en poner en juego nuestras competencias para actualizar
isotopías.

Un término es ambiguo cuando puede estar al mismo tiempo en dos isotopías. La ambigüedad
es no saber en cuál isotopía incluir al texto. Por ejemplo, el famoso chiste: Un pez le dice al otro
–¿Qué hace tu papá? -Nada. Se puede tratar del verbo (nadar) o del pronombre (la nada).

Las isotopías pueden adoptar diversas formas. Antes hay que entender que sintagma (de Saus-
sure) es la sucesión de signos uno tras otro (frase/oración), es la conexión de signos organizados
de forma coherente; y paradigma es el conjunto de pensamiento simultáneos que residen en la
mente del individuo (el nexo entre un significante y los distintos significados, por ejemplo a la
palabra “casa” uno la puede pensar como cuatro paredes con un techo o como un hogar, la
familia, el confort, y cualquier otra cosa en la que pienses). Sintagma tiene que ver con correfe-
rencias (relaciones de palabras) y paradigma con selecciones contextuales (el significado de la
palabra).

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La determinación de cada tipo diferente de isotopía se lleva a cabo mediante el topic o hipótesis
cooperativa, con el fin de actualizar ya sea las selecciones contextuales y circunstanciales o las
correferencias o la estructuración de mundos narrativos, entre otros. Entonces pueden ser a
nivel oracional o transoracional, etc. (todos estos tipos no son importantes pero resumí los primeros)

● Isotopías discursivas oracionales con disyunción paradigmática

Por ejemplo, la frase “el amigo de los simples”. Simple se puede interpretar como adjetivo (es
simple) o como sustantivo (también significa vegetales). Una vez que se entiende que el texto
se refiere a la segunda acepción (una vez que se conoce el topic: hierbas), se decide decodificar
“amigo” como aficionado y no como compañero (entonces la oración significaría el aficionado
de los vegetales).

Se trata de disyunción paradigmática porque las expresiones léxicas (amigo, simples) están do-
tadas de múltiple significado (y el paradigma tenía que ver con los distintos significados).

El topic se introduce como hipótesis cooperativa para reconocer las selecciones contextuales.

● Isotopías discursivas oracionales con disyunción sintagmática

Ejemplo: They are flying planes (son aviones en vuelo vs ellos hacen volar aviones). En la desam-
biguación de esta operación la decisión fundamental es la que determina si se habla de sujetos
humanos que hacen algo con los aviones o de aviones que hacen algo. Si bien hay disyunciones
paradigmáticas, primero hay que resolver a qué o quiénes se refiere “they”, por lo que en primer
lugar es una decisión sintagmática (la relación entre esos signos, entre they y flying y planes), y
luego se decide el sentido del verbo (opción paradigmática).

El topic se introduce como hipótesis cooperativa para actualizar tanto las correferencias como
las selecciones contextuales.

● Isotopías discursivas transoracionales con disyunción paradigmática

Ej.: Dos personas hablando de una fiesta. El primero elogia la comida, el servicio, la hospitalidad,
y finalmente se pronuncia acerca de la excelencia de los toilettes. Superpone dos cuadros: el
cuadro fiesta contempla los toilettes de los invitados, pero no podría contemplar el estado de
los servicios higiénicos, las instalaciones eléctricas, la solidez de las paredes (estos pertenecerían
a un cuadro como arquitectura de interior y decoración). La fiesta es un cuadro de tipo social, la
decoración de tipo tecnológico. El término toilette adquiere dos sentidos según la disyunción
entre la selección moda (socialidad) y la selección arquitectura.

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Estas isotopías tienen disyunción paradigmática porque se refieren a selecciones contextuales
en lexemas con significado múltiple.

El topic se introduce como hipótesis cooperativa para reconocer selecciones contextuales me-
diante la proposición de cuadros.

● Isotopías discursivas transoracionales con disyunción sintagmática

Ejemplo: “Carlos hace el amor con su mujer dos veces por semana. Luis, también”. Se trata de
leer este texto como la historia de dos parejas o como la historia de un triángulo amoroso. Hay
que decidir cómo se quiere interpretar “también”, y la disyunción es sintagmática porque la
opción se relaciona con la estructura sintáctica de la oración, y solo a través de una decisión
sintáctica se obtiene uno u otro resultado semántico.

El topic se introduce como hipótesis cooperativa para establecer las correferencias.

CAPÍTULO 6 – LAS ESTRUCTURAS NARRATIVAS


De la trama a la fábula
La trama muestra los acontecimientos pero estos pueden aparecer desordenados; puede haber
flashback (algo que pasó antes pero lo leemos después). Tiene que ver con el significante del
relato. Es la historia tal como de hecho se narra, con sus saltos hacia adelante y hacia atrás
(flashback).

La fábula se refiere a los acontecimientos tal como sucedieron, ordenados cronológicamente;


no se altera el relato, hace alusión al flashforward (siempre hacia adelante). Tiene que ver con
el significado del relato. Es el esquema fundamental de la narración, la lógica de las acciones y
la sintaxis de los personajes, el curso de los acontecimientos ordenado temporalmente.

Una vez actualizado el nivel discursivo, el lector está en condiciones de sintetizar partes enteras
del discurso a través de una serie de macroproposiciones. Después de haber actualizado las
estructuras discursivas (reconocimiento del topic, reducción de cuadros, ampliación y aneste-
sia de propiedades, elección de isotopías), el lector está en condiciones de formular resúme-
nes (macroproposiciones narrativas); estas macroproposiciones constituyen el esqueleto de
la fábula. En resumen, una vez actualizadas las estructuras discursivas, se llegan a formular las
macroproposiciones narrativas. Una fábula es el nivel narrativo.

Niveles de fábula – Contracción y expansión


Las macroproposiciones narrativas constituyen una síntesis, una contracción de las micropro-
posiciones expresadas en el nivel de las estructuras discursivas. Sin embargo, también existen
situaciones en las macroproposiciones narrativas expanden las microproposiciones discursivas
(cuando un acto lingüístico, como una frase, requiere una frase más larga para traducirla al plano
narrativo, es decir que la macroproposición termina siendo más larga que el mismo texto en su
intento por explicarlo narrativamente).

La forma de la fábula, la construcción de la fábula (los acontecimientos ordenados), depende


de una iniciativa cooperativa bastante libre (va a depender de si se trata de reducir la historia
para realizar un filme o para hacer una publicidad en una revista). Muchas veces, la decisión
sobre la forma de la fábula depende también de la competencia intertextual del lector (obvia-
mente según los conocimientos previos que tengas sobre otros textos, vas a afrontar diferente

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al texto que estás leyendo y vas a hacer un resumen diferente, vas a ordenar los hechos dife-
rente; si sabés de mitologría griega y leés un mito sobre Zeus es distinto que si no tenés idea de
quién es Zeus).

Una fábula es una isotopía narrativa: leer la historia significa leer siempre en el mismo nivel de
coherencia semántica todas las entidades que en el nivel de la estructura discursiva habían apa-
recido en forma literal (en el nivel discursivo, un lince es un animal, pero se puede decidir leer
como alegoría de algún vicio).

Estructuras narrativas en textos no narrativos


Es posible actualizar una fábula, o sea una secuencia de acciones ordenadas, también en textos
no narrativos, así como en actos lingüísticos más elementales como preguntas, órdenes, jura-
mentos.

Por ejemplo, dada la orden “ven aquí”, se puede expandir la estructura discursiva y generar una
macroproposición narrativa como “hay alguien que expresa en modo imperativo de que el des-
tinatario, hacia el cual demuestra una actitud de familiaridad, abandone la posición en que se
encuentra y se acerque a la posición que ocupa el sujeto de la enunciación”. Es decir, a partir de
esa simple orden, se puede generar todo un resumen ordenado cronológicamente (fábula).

O por ejemplo, la siguiente conversación (que es una estructura no narrativa):

Pablo: ¿Dónde está Pedro?

María: Afuera.

Pablo: Ah. Creía que todavía estaba durmiendo.

Uno a partir de esta conversación puede ir generando toda una secuencia de hechos ordenados
(una estructura narrativa, una fábula), que sería algo así: Pablo y María conocen a Pedro; en un
momento inicial Pablo cree que Pedro está todavía durmiendo en casa; y María sabe que Pedro
ha salido, así que luego le informa a Pablo; Pablo abandona su creencia de que Pedro estaba
durmiendo y cree en lo que dice María, etc.

Ahora queda por establecer cuáles son las condiciones elementales que permiten definir una
secuencia discursiva como narrativamente pertinente. Es decir, los que requisitos que debe re-
unir para ser una narración (poder ser una fábula). Son estos (definición de narración): localizar
un agente (sin importar que sea o no humano), un estado inicial, una serie de cambios orien-
tados en el tiempo y producidos por causas, hasta obtener un resultado final (aunque este
puede ser provisional). Esta serie de requisitos permite localizar un nivel narrativo (una fábula)
incluso en textos que aparentemente nada tienen de narrativos.

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