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China logra acceder al manto

en la cara oculta de la Luna


Análisis realizados por la misión Chang´e 4, la primera en posarse en el lado lejano del
satélite, han sacado a la luz partículas procedentes del interior y que fueron expulsadas por
un gigantesco impacto en el pasado
Esto es muy relevante para averiguar cómo se formó la Luna y también cómo se forman
otros planetas lejanos

La Luna es un pequeño planeta situado


a tiro de piedra de la Tierra que, a causa
del tirón gravitacional, siempre muestra
la misma cara hacia nosotros. Su
castigada superficie, arrasada por
centenares de cráteres, es un testigo
mudo del violento pasado del Sistema
Solar. Y también es una valiosa fuente
de información que habla sobre los
procesos que permiten la formación de
los planetas, como el nuestro, o el de
todos los millones de exoplanetas que se
esconden en nuestra galaxia. Parece ser
que hace mucho tiempo la Luna fue
una esfera de magma fundido que
se fue enfriando y solidificando. Pero el
satélite es pequeño y su enfriamiento
fue muy rápido, lo que llevó a que su
interior «muriera» y que no se activara
una tectónica de placas, al igual que
ocurrió en nuestro planeta. Por eso, hoy
vemos una superficie detenida en el
tiempo, como si fuera un fósil
preservado en ámbar.
La Luna, un mundo
menguante y repleto de agua, ha sido
testigo de la pugna de la Guerra Fría y
ahora está presenciando el nacimiento
de una nueva carrera espacial. Pero,
curiosamente, solo ha sido exploradain
situ en 20 lugares. De hecho, hasta
enero de este año, fecha en la que China
se convirtió en el primer país en posar
un robot de exploración en la cara
oculta de la Luna con el rover Chang`e
4, nadie había tocado el lado lejano del
satélite. Este miércoles, un estudio
publicado en Nature y elaborado por
científicos chinos ha anunciado la
identificación de minerales que parecen
provenir del manto de la Luna,
precisamente en la cara oculta del
satélite.
«Informamos de las primeras
observaciones espectrales (...) que,
según interpretamos, representan la
evidencia de la presencia de
(orto)piroxeno y olivino, materiales
que podrían proceder del manto
lunar», escriben los autores del
estudio, encabezados por Chunlai Li,
investigador de la Academia China de
Ciencias.

La misión Chang´e 4

La misión Chang´e 4 (que hace honor a


la diosa china de la Luna) está
compuesta por un aterrizador, del
mismo nombre, un satélite de enlace,
llamado Queqiao, y un pequeño rover de
exploración, designado como Yutu-2
(algo así como «conejo de jade»). Este
robot, de apenas 140 kilogramos de
masa y del tamaño de una mesita de
noche, tiene la misión de estudiar la
geofísica de la zona de aterrizaje
de Chang´e 4.
Por ello, va equipado con un
espectrómetro visible y de infrarrojo
cercano (VNIS), capaz de analizar la
composición de la luz rebotada desde
diversas superficies, para estudiar la
composición del sueloy detectar la
presencia de trazas de gases.
El rover Yutu-2 ha hecho sus análisis en
la zona de aterrizaje, situada en el cráter
Von Karman, una formación de 180
kilómetros de diámetro. Según los
científicos, los minerales encontrados
ahí no proceden del impacto que creó
este cráter, sino de una cuenca de
impacto adyacente, el cráter Finsen. Por
tanto, sostienen, el choque que creó este
cráter fue el que expuso el manto y los
minerales detectados ahora.
Previamente, eso sí, habían sido
expuestos por el inmenso impacto que
creó la cuenca Aitken, en el polo sur,
que alcanza los 2.500 kilómetros de
diámetro.

¿Por qué esto es relevante? Según ha


escrito Patrick Pinet, investigador en la
Universidad de Tolouse (Francia), en un
artículo de análisis publicado en Nature,
hoy por hoy, se sabe que la Luna
tiene una corteza, un manto y un
núcleo, pero se desconoce con
exactitud la composición y la estructura
de este segundo. Sin embargo, según
este investigador, los resultados recién
publicados son «emocionantes y
podrían tener considerables
implicaciones a la hora de caracterizar
la composición del manto superior de la
Luna».
El nacimiento de la Luna

Esta estructura se formó porque la


Luna, en un origen, estaba fundida y
cubierta por un océano de magma.
A medida que se fue enfriando y
solidificando, ciertos minerales, como el
piroxeno o el olivino, cristalizaron en el
fondo del océano. Cuando la mayor
parte del océano ya estaba solidificado,
los minerales menos densos, como las
plagioclasas, flotaron en la superficie, lo
que llevó a la formación de una corteza
rica en este material. Los distintos
momentos de cristalización llevaron a la
formación de una serie de capas en el
interior de este mundo.
Las observaciones desde el espacio y las
muestras recogidas en el satélite han
permitido concluir que este fue el
proceso clave en la formación de la
Luna. Sin embargo, nunca hasta ahora
se había podido recoger muestras del
manto lunar.

En todo caso, Pinet ha destacado la


necesidad de mejorar los modelos para
poder reconstruir con mayor precisión
el tamaño de los granos del suelo y su
composición de minerales. Además, cree
que será necesario examinar la
composición de rocas más grandes y
poder comprender el contexto geológico
en el que se observan las muestras.

Toda esta información será muy útil


en el campo de la ciencia
planetaria. En primer lugar, se podrá
comprender mejor cómo el océano de
magma evolucionó en el pasado. Y, en
segundo lugar, esto se podrá extrapolar
a otros lugares para comprender los
procesos de formación de otros mundos.

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