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A continuación se os ofrece un escueto análisis del poema en el plano del

contenido y formal para que entendáis mejor el comentario posterior, que es el


que se os pide.

Luis Cernuda: «Unos cuerpos son como flores»


Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,


sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino


que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

De “Los placeres prohibidos”, 1931

Tema
Sólo el amor -entendido como entrega absoluta al otro- es capaz de convertir a las personas en
verdaderos seres humanos.

Resumen
Aunque existen diferentes tipos de personas, estas no se convierten en verdaderos seres
humanos hasta que se enamoran. Sin embargo, la pasión no dura para siempre: el egoísmo
termina por transformar los seres enamorados en simples cuerpos. El poeta, a diferencia de los
demás hombres, se entrega al amor sin esperar nada a cambio.

(Una explicación muy sencilla sería la siguiente: No todas las personas son iguales, las hay dulces,
cariñosas, ariscas... y por lo tanto no sienten de la misma manera. Pero el ser humano no está
dispuesto a dejar de ser libre, a dejar de hacer todas las cosas habituales en su vida por el amor.
Porque el amor es un sentimiento leal, que compromete a las personas y une para el resto de la vida.
Así que en numerosas ocasiones el amor se termina.)

Estructura Externa
Poema compuesto por dieciocho versos de diferentes medidas que se agrupan en tres estrofas
imparisílabas sin rima. Se trata, pues, de una composición en verso libre. El ritmo del poema
se logra, a falta de rima y medida predeterminada, gracias a las repeticiones de palabras,
paralelismos sintácticos, antítesis y, finalmente, mediante la esticomitia (presencia de pausa
final en la mayoría de los versos, esto es, ausencia de encalgamientos). También es destacable
cómo cada “estrofa” está formada por una única oración.

Organización de ideas: estructura interna


En la primera parte (estrofas 1 y 2) se da cuenta del proceso que afecta a las personas: cuerpos
– amor – hombres – egoísmo – cuerpos.

Versos 1 a 6: el amor
Convierte a las personas en seres humanos (vv. 1 a 3)
Es inevitable (llega a todo el mundo) (vv. 4 a 6)
Versos 7 a 10: El egoísmo es enemigo del amor. Las personas se dejan vencer por el egoísmo.

En la segunda parte (estrofa 3) el yo poético se reconoce diferente, porque entiende el amor


como entrega absoluta (vv. 11 a 18)

► Sugerencias para la pregunta de examen:

COMENTARIO JUSTIFICADO DE LA RELACIÓN ENTRE EL TEXTO Y SU


AUTOR (Cernuda) / MOVIMIENTO O TENDENCIA LITERARIOS (generación del
27):

Se trata de un texto lírico (presencia del yo, condensación temática, ritmo…) de un autor del
grupo poético del 27. Dado que el tema es el amor y su relación con la condición humana,
podría aprovecharse ese carácter para relacionarlo con la época en la que estos autores
“rehumanizan” la lírica española tras los experimentos vanguardistas. Además, encontramos
rasgos característicos de esta generación literaria como son:

Este tema, el del amor, proveniente de la tradición tanto clásica como popular, no es ajeno al
27 ni a Cernuda, en particular. Lo tratan estos poetas en todos sus matices, aunque suele
predominar el amor sensual, físico (como en los textos de Aleixandre, Alberti, Lorca o el
propio Cernuda) y el amor prohibido o doloroso, como en los “Sonetos del amor oscuro”.
Estos versos combinan ambos: los cuerpos pueblan el poema (se convierten en el sujeto de
toda la oración que ocupa los seis primeros versos y reaparecen en el verso 14 en la figura del
poeta, quien ofrece el suyo en el sacrificio generoso que para él ha de suponer la verdadera
entrega) y, por otro lado, es un amor incomprendido, precisamente por su hondura, por lo que
seguramente supondrá dolor:

sin que ninguno comprenda


que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

El amor supone también frustración, porque nunca se encuentra el ansiado ideal, y ahí
encontramos la otra vertiente del sentimiento amoroso:

aunque les lleve a una ambición o a una nube,


sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

La mezcla de tradición y renovación, a menudo en perfecta sintonía, es un rasgo


determinante en la producción del grupo. En el poema que nos ocupa, si bien no encontramos
elementos vanguardistas demasiado obvios ni ritmos propios del neopopularismo que
hallamos en Alberti, Lorca o Gerardo Diego, sí está presente la tradición petrarquista y,
antes, trovadoresca, del amor como fuego:
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

El verso libre, polimétrico, que llega al grupo del 27 por la influencia que recibieron de las
vanguardias de las primeras décadas del XX y de su maestro literario inicial, Juan Ramón
Jiménez, entre otros, se compagina perfectamente en el texto con una rebeldía propia del
mejor heredero del romanticismo intimista, que así podemos definir a Cernuda.

La presencia de símiles (Unos cuerpos son como flores / otros como puñales / otros como
cintas de agua) de contenido antitético, para abarcar el variopinto carácter de la relación
amorosa; metáforas (serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden; Yo, que no soy
piedra, sino camino…) e imágenes que superan el concepto tradicional de metáfora, como la
que se nos ofrece entre los versos 14 y 18, donde Cernuda recoge su concepción del amor
como entrega total, carente de egoísmo, destaca como procedimiento retórico. Este empleo de
la metáfora y sus variantes, no siendo exclusivo del 27, ni muchísimo menos, sí es cierto
que se convierte en el instrumento fundamental de estos autores para crear un lenguaje
poético generacional.

Esa ambición, la de encontrar la palabra poética perfecta, también la había tenido Juan
Ramón, a su manera y, antes que él, Gustavo Adolfo Bécquer, autor que, por cierto, está en
lo más hondo de la obra de Cernuda. Los versos 10 al 12 (volviendo a ser piedra en el camino
de nadie. / Yo, que no soy piedra, sino camino /que cruzan al pasar los pies desnudos) nos
recuerdan aquellos otros de Bécquer en su rima LXVI (¿De dónde vengo…?); además, el yo
lírico se hace explícito en el verso 11, como manifestación inequívoca de una concepción de
la poesía que ya poco tiene de “pura” o “deshumanizada”, como decíamos al principio de
este comentario. Cernuda es, de hecho, un poeta de signo neorromántico, por cuanto el tema
recurrente de su obra es en enfrentamiento entre la realidad y el deseo, un deseo insatisfecho
que convierte al individuo en un ser inadaptado, idea clave del pensamiento romántico, como
lo es la libertad. Todo ello se nos sugiere en los versos 7-8:

Pero el hombre se agita en todas direcciones,


sueña con libertades, compite con el viento

Los placeres prohibidos (escritura 1931; publicación 1936) se sitúa dentro de la etapa
surrealista del autor. Por influencia del surrealismo, Cernuda abandona la búsqueda de la
poesía pura, deshumanizada, y vuelve a tratar, como otros poetas de su generación, los temas
relacionados con los sentimientos, las emociones y las pasiones humanas. Este libro inicia su
rebeldía existencial. Expone, sin tapujos, ni falsos pudores, sino más bien con la amargura de
la incomprensión, su inclinación amorosa, pero sus imágenes no tienen la dificultad para el
lector de otros textos surrealistas, precisamente por la contención expresiva, de frialdad
aparente, que imprime a sus versos un lenguaje sencillo, casi prosaico.

Cabe señalar, por todo lo dicho, que este poema es un buen ejemplo de la generación o grupo
poético del 27, fundamentalmente por la simbiosis entre tradición (tema, fuentes literarias) y
renovación (metáforas e imágenes novedosas, verso libre), y de su autor, Luis Cernuda, que
recogió lo mejor del impulso poético del romanticismo becqueriano y mostró en toda su obra
la profunda amargura que para el hombre supone el deseo insatisfecho.
Por último, os añado este comentario encontrado en el blog “Donde
habite Cernuda”, por si os sirve para entender mejor el texto:

Cernuda defiende en estos versos un tema común en su obra poética: el


valor supremo del amor. Pero aquí da un paso más al presentar el amor como
aquello en virtud de lo cual los cuerpos se humanizan. Unos cuerpos son
como flores puede ser un paradigma del sentido que Cernuda da al amor; un
amor sin rostro, sin nombres ni apellidos.

El poema resulta representativo de la obra poética de Cernuda, tanto


por la utilización del verso libre, lo cual fue característico de su producción
poética, como por la integración, al igual que hicieron otros componentes de
su generación, de tradición y vanguardia; de lo popular y lo culto. De la
tradición, el influjo más notable fue el Bécquer, como se observa no solo en
la temática, sino en la combinación de versos cortos y largos y en el empleo
de un léxico sencillo, popular: nube, piedra, fuego...; de las vanguardias, la
influencia del surrealismo se observa en la utilización de metáforas ilógicas o
irracionales. El poema no tiene encabezamiento, se emplea el primer verso
como título.

El tema central es el amor. Se trata del amor entendido como entrega


absoluta al otro, como sentimiento que justifica la existencia y que nos hace
humanos. Esta entrega amorosa a los hombres, a “todos ellos”, habla de un
amor indefinido y general; el amor por el amor, sin condiciones, ni
destinatario concreto.

El poema se estructura en tres partes en torno a las cuales gira el


contenido significativo más amplio del mismo:

Primera parte. Versos 1-6. Se refiere a los otros, a la actitud del hombre, en
general, frente al amor.
Segunda parte. Versos 7-10. Especifica y concreta más al referirse al hombre
("el hombre se agita, sueña, compite..."), pero el amor acaba extinguiéndose.
Tercera parte. Versos 11-18 - el sujeto es el propio "yo" ("Yo, que no soy
piedra..."). Es el cierre del poema que de forma descendente va de lo general
a lo concreto, de lo universal a lo individual. Da la impresión de una meditada
y estructurada construcción en la que la parte final logra superar la dualidad
planteada en las dos primeras estrofas siendo la alternativa válida para el
poeta.

Al analizar su contenido vemos, que en la primera parte, el poeta utiliza el


símil y el simbolismo para explicar al lector los significados escondidos en sus
versos. Los hombres, dice el poeta, se diferencian entre sí por la relación que
establecen con los demás. Unos son como flores, aquellos que producen
placer; otros como puñales, agresivos y crueles, producen dolor; los otros
"como cintas de agua", en el sentido de aquello que pasa, que no se puede
retener.

Hay hombres, dice el poeta, que causan placer, que causan dolor, y otros
que se desvanecen al intentar tocarlos. La adversativa "pero" que aparece en
el v. 4 nos indica que a pesar de sus diferencias la quemadura los identifica a
todos y los transforma en hombres. Para llegar a ser hombres, tanto las
flores, como los puñales, como las cintas de aguas, tienen que sufrir la
quemadura amor para dejar de ser piedra y ser hombre. Comprendemos
entonces como esto se refiere a todos (todos serán...) inevitablemente. El
contacto humano tiene ese poder de convertir a un ser inanimado (piedra) en
hombre. Las quemaduras que produce el contacto de los cuerpos consigue
que el hombre alcance su existencia y por tanto, "se agranden" (v. 5).

En el apartado segundo aprendemos que esta transformación futura


mediante el contacto de los cuerpos, de cualquier clase de cuerpo no es
definitiva y final: "hasta que un día la quemadura se borra". En esta segunda
parte Cernuda parece indicar que incluso siendo hombre por el efecto de la
quemadura ésta puede terminar borrándose si no se alimenta el fuego que le
dio vida. El hombre se agita (v. 7), sueña (v. 8), compite (v. 9) se distrae con
diversas actividades que le apartan de su objeto y objetivo. Vive para otras
actividades y la quemadura se borra. Analicemos con mayor detalle el
contenido de esta segunda parte:

La utilización de las expresiones; "el hombre se agita", "sueña con


libertades", "compite con el viento", indica sentido de la acción desordenada,
sin finalidad ni meta precisa. Se agota inútilmente en una acción sin finalidad,
sin objetivo, sin sentido. Todos los que actúan así vuelven de nuevo a ser
piedra y piedra "en el camino de nadie". Vuelve a ser algo sin sentido.

En la tercera parte todo termina precisándose. Se coloca en primera fila el


"yo" del poeta y nos dice su peculiar visión del asunto a través de la oposición
y contraste entre las partes: frente a piedra en el camino de nadie; “yo, no
soy piedra, sino camino que cruzan al pasar”. Es camino para todo el que
quiera pasar. La originalidad de Cernuda es ni "piedra", ni "hombre" sino: él es
camino. Algo que permanece y dura. Pero su relación con los que pasan por
ese camino es transitoria y efímera: "que cruzan al pasar los pies ligeros".

El poeta señala la disponibilidad amorosa como modo de vida cuando dice


"muero de amor por todos ellos". Su sentido profundo de la vida es la
disponibilidad total para el amor. Esto significa que es más importante el amor
que la persona amada. El poeta llega a comprender y expresa que el auténtico
amor es el que se ofrece por el amor mismo. Del amor lo más valioso es
entregarse. Solo el poeta parece estar seguro de esta afirmación tan rotunda.
Nadie entiende como él: "que ambiciones o nubes / no valen un amor que se
entrega". Nadie comprende lo que se pierde.

Hay en la reflexión final un tono resignado, un sentimiento de frustración o


pesimismo al reconocer que no conseguirá el ideal planteado en un principio.
El poeta “se lamenta” de que los demás no sepan valorar esta entrega total y
desinteresada, de que no sepan quedarse a su lado.

En resumen, la pasión amorosa identifica a todos los seres humanos, sean


cuales sean sus diferencias; pero el hombre termina destruyéndola en busca
de sus propios intereses. Esto no le ocurre al poeta que se entrega
incondicionalmente para ser amado y amar a todos los hombres, aunque estos
puedan aprovecharse de él y no reconozcan el valor de esta entrega.

En el poema analizado destaca la mezcla de la intensidad en los


sentimientos expresados con el uso de un lenguaje sencillo. También es
sorprendente que siendo un poema dedicado al amor, esta palabra (amor) no
se nombre más que dos veces a lo largo del poema, mientras que, está muy
presente, la frustración de la insatisfacción del deseo.

En la actualidad parece difícil aceptar este concepto del amor como


entrega absoluta, justificación de la existencia y renuncia a la libertad
personal, que nos transmite el poema. Sin embargo, al leerlo, vemos
representada una manera de enfrentarse al sentimiento amoroso muy
reconocible en algunas personas que lo hace muy actual y, desde luego, muy
representativo del momento vital que vivía el autor.

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