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ABRAHAM MASLOW

Maslow (1908-1970) es una de las figuras más conocidas de la psicología humanística.

Intenta formular un sistema holístico abierto a la variedad de la experiencia humana y, por tanto,
rechaza el establecimiento de un método único para acercarse a esta diversidad.

Centra el interés en el concepto de autorrealización: es la culminación de la tendencia o el llegar


a ser en el crecimiento; se define como la obtención de la satisfacción de necesidades
progresivamente superiores y, junto a esto, la satisfacción de la necesidad de estructurar el
mundo a partir de sus propios análisis y valores.

Establece una jerarquía de necesidades:

Necesidades fisiológicas: pertenecen a un nivel básico, pero tienen un componente de


individualidad (comida, agua, sueño...).

Necesidades de seguridad.

Necesidades de pertenencia y amor: su frustración produce problemas humanos de ajuste.

Necesidades de estima: sentirse competente, ser reconocido por los propios logros y sentirse
adecuado.

Necesidades de desarrollo o de autorrealización, que culminan en la “experiencia cumbre”


(sentimiento de alcanzar una cota como ser humano).

Cuando el proceso hacia la autorrealización se corta, aparecen reacciones desanimadoras,


compensatorias o neuróticas y la conducta se focaliza hacia la evitación impidiendo el desarrollo
autónomo.

CARL ROGERS

Rogers (1902-1987) es quizás el más influyente y conocido dentro de la psicología humanista.

Propone la terapia centrada en el cliente ( o terapia no directiva):

Hipótesis: el individuo posee en sí mismo medios para la autocomprensión, para el cambio del
concepto de sí mismo, de las actitudes y del comportamiento autodirigido; estos medios pueden
ser explotados con sólo proporcionar un clima determinado de actitudes psicológicas favorables.

Premisas fundamentales:

La confianza radical en la persona del cliente.

El rechazo al papel directivo del terapeuta.

Entiende que el ser humano nace con una tendencia realizadora, que si no se tuerce por los
sucesos de la crianza, puede dar como resultado una persona de pleno funcionamiento.

Enfatiza la actitud y cualidades del terapeuta como elemento esencial del cambio; destaca
cualidades tales como empatía, autenticidad y congruencia.

Se interesa particularmente por la comprensión y descripción del proceso de cambio en las


personas, señalando estos índices de evolución:

De sentimientos desconocidos, se pasa a reconocerlos como propios.

De la incoherencia, se toma conciencia de las contradicciones.

De la negación de los problemas, se toma conciencia de la implicación en ellos.

De la evitación de la intimidad, se acepta la intimidad.

De la centracción en los síntomas, se centra en el yo.

Del conflicto con la propia experiencia, se acepta la experiencia.

De la centracción en el pasado, se centra en el presente.

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