Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Una comunidad es un conjunto o una asociación o un grupo de individuos que comparten elementos, características,
intereses, propiedades u objetivos en común. Desde el punto de vista antropológico las comunidades humanas
comparten el idioma, las costumbres, la visión del mundo, los valores, las creencias, la ubicación geográfica (país,
ciudad, barrio, vecinos) las tareas, el trabajo, los estudios, el estatus social, los roles, los problemas y los intereses
ROL
Un rol social es un concepto sociológico que hace referencia a las pautas de conducta que la sociedad impone y espera
de un individuo (actor social) en una situación determinada. el rol tiene la función de separar lo que somos (identidad)
de lo que representamos (rol). Rol significa función que alguien o algo cumple.
Los roles son creaciones sociales, la forma cómo se relacionan los individuos y las instituciones, que también son otra
creación social. Las principales instituciones son la familia, la educación, la religión, la política (el estado) y la
economía. Estas instituciones sociales poseen unas normas implícitas (unas pautas de comportamiento) que los
individuos aceptan y asimilan, ya que, si no siguen estas pautas, pueden ser rechazados. El asumir un determinado rol
nos permite distanciarnos de nuestra identidad y nos posibilita, asimismo, enfrentarnos a determinadas situaciones en la
vida cotidiana.
Es, por tanto, necesario explicar la relación existente entre las normas y los roles: las normas regulan el
comportamiento de los individuos y hacen referencia tanto a prescripciones como a proscripciones. Estas normas de
comportamiento emanan de las instituciones y son los individuos quienes legitiman su valor moral y quienes las
respetan y cumplen para evitar el rechazo del grupo y/o la exclusión. Tres tipos de comportamiento derivan de las
normas:
Comportamiento exigido
Comportamiento permitido
Comportamiento prohibido
Los roles traducen a un nivel activo las llamadas instituciones, es decir, nos permiten entrar y salir de las diversas
realidades sociales que se nos presentan en el día a día y en general en la vida. Para ello, cada individuo acepta la
normativa y la aplica en cada una de estas situaciones sociales. Es decir, la asunción del rol la realizamos
voluntariamente para conseguir la aceptación del grupo.
Por una parte, la existencia de roles es restrictiva debido a la necesidad de seguir un guion establecido y/o asumido por
el grupo, pero a la vez es también liberadora puesto que facilita las herramientas sociales para desenvolvernos con
facilidad por las diversas realidades sociales.
El rol ejercido puede coincidir o no con el comportamiento que se espera por parte del individuo. Cuando coincide se
denomina rol esperado.
Si definimos el rol como unas pautas de conducta impuestas de forma externa al individuo y relacionadas con las
expectativas de otros, el concepto de rol no tendría relación con el propio individuo; sin embargo, tanto el rol como la
personalidad interactúan y la forma de desempeñar un rol depende directamente de la personalidad. Para Rodríguez
Caamaño (2001), «el rol está siendo definido siempre en términos de las expectativas de los otros, nunca en términos
de las características del sujeto».
Peter L. Berger dice que todo rol tiene su disciplina interior. El rol forma, determina y modela tanto la acción como el
actor. Normalmente nos convertimos en el rol que desempeñamos. No solo actuamos como el rol sino que nos
sentimos como tal. Según George H. Mead, dado que la mayoría de los roles nos han sido asignados socialmente, esto
supone que el origen del descubrimiento del propio yo es el mismo que el del descubrimiento de la sociedad. En otras
palabras, la identidad no es algo determinado, sino que se confiere en actos de reconocimiento social. Esto no significa
la negación de la carga genética con la que nacemos.
ETAPAS DEL PROCESO EDUCATIVO
Llamamos proceso educativo general al conjunto de influencias que se ejercen sobre el ser para configurarlo, no solo
desde el punto de vista espiritual y social, sino también biológico. Así entendido, este proceso alcanza no únicamente
al hombre, sino también al animal que es pasible de adaptarse a ciertas influencias que lo conduzcan a la domesticación
y al adiestramiento.
El proceso educativo se cumple en etapas que pueden delimitarse perfectamente a pesar de sus relaciones mutuas. Se
inicia con la crianza, sigue con el adiestramiento, continua con la instrucción y la educación, para culminar con la
autoeducación.
Aquí los términos deben ser tomados en su valor más limitados olvidando todas las sinonimias que surgen de su uso
vulgar, además del mismo significado amplio de la educación que antes hemos desarrollado.
LA CRIANZA
Es una condición que se mantiene en el plano biológico y cuyo fin primordial es asegurar la subsistencia orgánica del
ser. Puede adoptar la forma de alimentación, de cuidado, de protección o de abrigo. Es en otro terreno, la misma
función que el agricultor cumple con la tierra: un cultivo.
EL ADIESTRAMIENTO
Es un paso más adelante. Busca la constitución de hábitos, de mecanismos que permitan al individuo adaptarse y
reaccionar adecuadamente frente a situaciones exteriores y que le son imprescindibles para la feliz realización de su
vida natural y social. Tanto el adiestramiento como la crianza, si bien le son aplicables al hombre, no trascienden el
plano de lo meramente animal. Recién con la instrucción entramos en la esfera propiamente humana, para hacer posible
la educación y la autoeducación. Porque el hecho de que todos los señalados sean momentos distintos, no debe
hacernos olvidar que pertenecen a un mismo proceso en el que cada etapa depende de la que antecede y prepara a la
que sigue. Aun mas, en el acto educativo concreto pueden darse simultáneamente, sobre todo la instrucción y la
educación.
LA ILUSTRACIÓN
El pedagogo argentino Sal Taborda, ha escrito que la “instrucción es un concepto que alude al momento en que la
relación educando-educador se supedita a un bien objetivado”
La idea de Taborda es perfectamente comprensible si se piensa en el mecanismo de la instrucción. Por ejemplo, en una
lección de Historia, el profesor debe transmitir en ella ciertos contenidos: fechas, nombres, sucesos etc. Y el alumno
aprehenderlos y retenerlos. Ambos se supeditan a la ley de esos contenidos cuya forma y estructura no dependen de
ellos, ya están elaborados y no son subjetivos, sino objetivos. Al elaborarlos como contenidos para un conocimiento, el
historiador los ha transformado en bienes de cultura supraindividuales. Pertenecen a todos, están en los libros, en la
vida social misma, o quizá en la mente del profesor. Si es esto último, en cuanto el maestro los expresa, los comunica,
dejan de ser exclusivamente suyos para convertirse en propiedad de todos los que aprehenden.
Además, para comunicar un contenido instructivo (materia, tema de estudio) lo primero es no deformarlo sino respetar
la forma y el fondo que le son propios. Igualmente, la aprehensión supone que el contenido debe captarse tal cual es.
Quien así no lo haga merecerá una reprobación. Es claro entonces, que tanto el profesor como el alumno están, en la
instrucción supeditados a la ley del bien objetivo que el primero transmite o enseña y el segundo aprehende o aprende.
Por otra parte, los dos momentos de la instrucción, transmisión o enseñanza y aprehensión o aprendizaje, afectan solo a
la capacidad intelectual de quienes participan del acto instructivo. En este acto no hay relación directa entre maestro y
alumno, sino indirecta a través del bien objetivado que se transmite o se aprende; en el no importa en principio, más
que la ley del bien o del contenido instructivo que está en juego. Todo esto queda dicho sin perjuicio de afirmar que la
transmisión de un contenido educativo puede tener proyecciones que trasciendan lo meramente intelectual, y educar
además de instruir.
LA EDUCACIÓN
En la instrucción propiamente dicha no hay contacto directo de hombre a hombre, sino un vínculo externo entre
maestro y alumno, subordinándose ambos a la ley del bien cultural o materia de estudio a transmitir o a aprender. Se
trata de un contacto meramente intelectual y mediato, o sea en la medida en que el bien educativo sirve de medio y, en
cierta manera se interpone entre el educador y el educando; además, la dirección del proceso está determinado por la
estructura del contenido.
La educación va mucho más allá. No puede prescindir de la instrucción, ni del bien objetivo, pero apunta al valor que
tras de ese bien se oculta. Así, por ejemplo, más que el conocimiento estricto del hecho histórico le interesan las
energías espirituales: entusiasmo, admiración, respeto, patriotismo, etc. Que ese hecho puede despertar. Pero para
lograrlo no se fija exclusivamente en la ley del contenido a transmitir sino principalmente en las capacidades y
disposiciones que el alumno tiene para aprehenderlo o realizarlo. En ella hay relación directa de hombre a hombre, en
la cual la influencia del educador parte del educando, entra en contacto con él y lo eleva, o se eleva conjuntamente con
él a la pesca del valor que todo bien cultural encierra. Desde este punto de vista es, propiamente hablando, una
conducción espiritual. La educación, más que el intelecto, apunta a la personalidad total del educando, y para ello se
vale de una influencia intencional y metódica que se centra sobre el educando, y que hace del contenido a transmitir un
medio para el desarrollo de las potencias del ser inmaduro. Lo que surge del concepto que de la educación da el citado
Taborda: “Hacer deliberado y querido, regido por un pensamiento especifico y propio que se propone formar y
fomentar a un ser humano de acuerdo a sus posibilidades valiosas”.
AUTOEDUCACIÓN
Por encima de la educación en el proceso educativo general se ubica la autoeducación, que es la voluntad autónoma de
formación. Pero entre ambos educación y autoeducación se filtra otro término, el de formación, cuyo uso es muy
frecuente en materia pedagógica, como puede comprobarse en este mismo contenido. Para afectar por igual el
significado de la educación y al de la autoeducación y esta dualidad del termino tiene su razón de ser; participa de la
educación porque cuando esta es auténtica debe culminar en formación o configuración personal del ser, en el
desarrollo de su forma propia (la palabra formación nace justamente de forma), pero en tanto esa forma propia tamiza
todo lo que pasa a su través y le impone su ley, ya no puede hablarse estrictamente sino de autoeducación.
En consecuencia: vista como uno de los momentos del proceso educativo general de la educación se limita a ser una
actividad consciente que se cumple mediante una autentica conducción espiritual: a un sistema que posee un sentido y
sus normas distintas del meramente instructivo. Se define por el propósito de elevar al hombre a partir de sus
posibilidades, para dejarlo en los umbrales de la autonomía. René Hubert sostiene que “es una tutela que tiene por
objeto conducir al ser hasta el punto en que no tenga ya necesidad de tutela” En esa frase del pedagogo francés está
claramente expresada la unidad, la continuidad, y la atención del proceso que nos interesa comprender. La educación
apunta a la formación. Esta es desarrollo de la forma individual que se apropia de los elementos que la escuela o el
mundo le proporcionan para darle su sello peculiar. Con ello la educación se ha convertido en autoeducación.
Jean-Jacques Rousseau (rusov) (filosofo suizo)
Para Rousseau la educación es un proceso que se realiza de acuerdo con el desarrollo natural del hombre la misión de
la educación, el propósito de la educación es favorecer la integración social del deseo natural en un universo
amenazado por la violencia y promover la liberación de ese deseo de autonomía en la situación de insatisfacción social
que caracteriza a nuestras sociedades modernas. En otras palabras, la misión de la escuela no es tanto garantizar la
igualdad mediante una integración forzada como dar a cada uno los instrumentos de su libertad en un contexto de
responsabilidad y solidaridad activas Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo para formar
ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en el nuevo mundo que se estaba gestando. Rousseau
establece las características de la educación para una sociedad integrada por ciudadanos libres, que participan y
deliberan sobre la organización de la comunidad y los asuntos públicos: "las ideas centrales de Rousseau son una
respuesta a la necesidad de formar un nuevo hombre para una nueva sociedad." Para Rousseau la educación debe de
adecuarse a cada una de las etapas de desarrollo del niño; los contenidos y objetivos de la educación deben trazarse a
partir de los intereses y motivaciones del alumno acorde a su etapa de desarrollo. Esta postura conducirá a que el
alumno sienta realmente aprecio en interés por el proceso educativo al no ser este ajeno a su situación.
Freire sostiene que “la educación verdadera es praxis (practica), reflexión y acción del hombre sobre el mundo para
transformarlo”91. La educación tiene en el hombre y el mundo los elementos bases del sustento de su concepción. La
educación no puede ser una isla que cierre sus puertas a la realidad social, económica y política. Está llamada a recoger
las expectativas, sentimientos, vivencias y problemas del pueblo.
Comenio definió la educación como el arte de hacer germinar las semillas interiores que se desarrollan no por
incubación sino cuando se estimulan con oportunas experiencias, suficientemente variadas y ricas y sentidas siempre
como nuevas, incluso por quién la enseña. Concibe la educación como un sistema donde el niño y el sujeto del acto
educativo en general es el centro de la atención. Expresaba convencido el importante papel de la educación en el
desarrollo del hombre para mejorar al mismo hombre y a la sociedad. Para él esta, debe tener un orden y método, debe
ser agradable y el alumno debe ser el centro da atención. Creía que para enseñar debía haber disposición de tres cosas,
tiempo, objeto y método y aportó ideas nuevas y educativas basándose en tres métodos: comprender, retener y
practicar para poder mejorar la enseñanza del alumno. El docente debía tener sensibilidad e
interaccionismo para con el alumno que garantizara el éxito del aprendizaje.
LOS MÚLTIPLES CONCEPTOS DE LA EDUCACIÓN
La pedagogía puede considerarse desde diversos puntos de vista. Para algunos es el planteo y la solución científica de
los problemas educativos. Para otros, el conjunto de reglas o de normas que rigen, o deben regir la actividad educativa.
Lo importante es que nos enfrentan con el objeto propio de la pedagogía y permite introducirnos en el tema. Se debe
notar que, en ambas, la referencia es a lo educativo. Ciencia, problema o regla, la pedagogía trabaja siempre con la
educación, y cualquiera sea el concepto que de aquella se adopte, no puede discutirse que su vigencia y su sentido le
vienen de su objeto propio: La educación.
Existen múltiples definiciones de ese objeto y diversas maneras de entender su ciencia. Pero esto no afecta el hecho
que aquí queremos puntualizar: una cosa es la pedagogía y otra la educación; una cosa es el objeto y otra, la ciencia que
de él se ocupa.
En otras palabras: la pedagogía es la disciplina, el estudio o el conjunto de normas, que se refieren a un hecho o a un
proceso o actividad: la educación. Por su parte, de la educación como realidad viva surgen los problemas que el
esfuerzo teórico y experimental del hombre que intenta resolver y reunir en un sistema o cuerpo de doctrina o de
normas capaces de explicar el fenómeno de la educación, en tanto como una realidad, o de conducirlo, en tanto
actividad.
El sentido y la vigencia de la disciplina pedagógica proceden de su objeto, esto es, la educación. Kant llamo a la
educación “la más grande aventura humana”.
Etimológicamente, la palabra educación procede del latín educare, que significa criar, nutrir o alimentar, y de exducere,
que equivale a sacar, llevar o conducir desde dentro hacia afuera. Esta doble etimología ha dado nacimiento a dos
acepciones que, por lo menos a primera vista, resultan opuestas. Si se acepta la primera, la educación es un proceso de
alimentación o de acrecentamiento que se ejerce desde fuera; si en cambio se adopta la segunda, ya no se trata de una
crianza o de una alimentación mediante presión externa, sino de una conducción, de un encauzamiento de
disposiciones ya existentes en el sujeto que se educa. Los dos sentidos de esas raíces reciben respectivamente la
calificación de acrecentamiento (educare) y de crecimiento (exducere), y constituyen los conceptos centrales de dos
ideas distintas de la educación que a través del tiempo tratan de imponerse.
Lo que sirve a los pedagogos de hoy para distinguir la llamada educación tradicional, de corte intelectualista, con
predominio del educador sobre el educando convertido en pasivo receptáculo de conocimientos, de la educación nueva
o progresiva, basada en la actividad, la libertad y la responsabilidad del ser humano.
Se deben considerar las formas de la educación desde el punto de vista de su dirección. ¿Qué significa hablar de la
dirección de la Educación? Que el camino recorrido por la educación como influencia (educare) es inverso al que sigue
la educación como desarrollo desde dentro (ex -ducere); el punto de referencia es, por cierto, es el sujeto que se educa.
Si el proceso educativo se organiza, se ejerce y se impone desde fuera y desde arriba, entonces debe hablarse de
heteroeducacion, del griego heteros que significa “otro” o “distinto”.
Si en cambio, el proceso educativo recorre la dirección inversa, esto es, nace del individuo mismo, para desde el
apropiarse de lo que le es exterior y conformarlo a su individualidad debe hablarse de autoeducación, del griego, autos
que quiere decir “uno mismo” o “propio”.
Heteroeducacion y autoeducación son las dos formas que en primera instancia y desde el punto de vista de su
dirección, presenta la educación. Al mismo tiempo constituyen dos posibles definiciones de la misma. A ambas le son
aplicables las mismas consideraciones hechas para educare y ex –ducere, además tanto Heteroeducacion y
Autoeducación, permiten el acrecentamiento y crecimiento.
En consecuencia, no deben interpretarse como términos opuestos o contrarios, sino como dos aspectos o momentos de
una misma realidad, o de un mismo proceso que recibe el nombre general de educación.
En la heteroeducacion el hombre es formado; en la autoeducación el hombre se forma, de acuerdo a una voluntad
autónoma de desarrollo interior. Ninguno de estos modos puede darse aislado y absolutamente, como si nada tuvieren
que ver entre sí. Se complementan, se insertan el uno en el otro, se sintetizan en la vida misma. La mejor manera de
expresarlo sería formulando un ideal educativo: si por la heteroeducacion el hombre es formado y por la autoeducación
se forma así mismo, toda educación autentica es aquella que lo ayuda a formarse, como lo ha expresado mejor
Mauricio Debesse: “La educación no crea al hombre, lo ayuda a crearse a si mismo”.
Se puede comprobar al analizar las definiciones anteriores, que en las tres la educación se presenta como una acción
que puede ser ejercida sobre los demás (heteroeducacion), o sobre uno mismo (autoeducación).
De acuerdo a este criterio la educación puede ser cósmica o sistemática. Se ha dado en llamar educación cósmica a la
influencia de los factores, fenómenos y elementos del mundo (cosmos) en su mas amplio sentido (esto es, lo que rodea
al individuo) que inciden sobre el hombre y lo configuran. Esta educación es inconsciente (no se propone
deliberadamente educar), asistemática (sin sistema ni orden). A metódica, (no tiene procedimientos predeterminados),
natural, espontanea y refleja. Obra por acción de presencia y por impregnación; aprendemos a hablar escuchando; a
comportarnos, experimentando la relación social con nuestros semejantes; a sentir, viviendo nuestros sentimientos y
participando de los de los demás; a actuar, actuando. En general, todo ambiente natural y social cumple una función
educativa que se involucra en la educación cósmica.
La educación sistemática es una forma mas restringida; es la que se imparte en la escuela, entendiendo que esta supone
una relación voluntaria entre alguien que educa y alguien que es educado. Se caracteriza, a diferencia de la cósmica,
por el definido propósito de educar o de ser educado y es, por lo tanto, consciente o intencional, metódica y artificial.
La educación sistemática depende de la cósmica, que le proporciona elementos para cumplirse, puesto que la cósmica
le ofrece los factores naturales y sociales del medio en que vive la persona que se educa.
La fórmula dada abarca el fenómeno de la educación en sus diversos rasgos. Primero lo hace por su fin más general
(formación del hombre), aunque no especifique de que formación se trata; en segundo término, nos pone en contacto
con el carácter de influencia que le es propio en tanto heteroeducacion consciente (educación sistemática) o
inconsciente (educación cósmica); en tercer lugar, y finalmente, comprende el sentido de la educación como desarrollo
autónomo (autoeducación) pero sin dejar de reconocer que ese desarrollo no puede cumplirse sin el apoyo, por lo
menos, de un estímulo externo. Claro es que, en su afán por abarcar en un único golpe de vista el mayor número de
notas, ese concepto cae en el defecto de una excesiva generalidad y amplitud. En cierta forma es lo que buscábamos,
pero no podemos quedarnos en esa sola idea general. Si nos conformamos con ella, no cumpliremos con el propósito
de agotar en todo lo posible el concepto de la educación. De esta también hay una idea restringida que evita el riesgo de
que la educación sea o pueda ser cualquier cosa de las que el hombre hace, para convertirla en un proceso de solida
fundamentación científica.
A la idea restringida de la educación puede llegarse por dos caminos: el primero, a partir del concepto de la educación
como actividad intencional (educación sistemática); el segundo, teniendo en cuenta el proceso educativo general, y
haciendo de la educación, en sentido estricto, uno de los momentos precisos de ese proceso.
La educación como actividad intencional.
Al hablar de las formas de la educación desde el punto de vista de la intención, se debe plantear que la forma
sistemática es más restringida, menos extensa que la cósmica; que es posterior a ella y de ella depende. Con ese criterio
puede afirmarse que la educación, bajo su forma consciente, es una actividad intencional que, como tal, cumple con el
propósito definido de formar a otros o de formarse a uno mismo. Desde este punto de vista requiere la presencia del
educador (ser formado) y del educando (ser no formado o inmaduro), que entran en la relación viva y concreta que se
denomina acto educativo o pedagógico.
En la heteroeducacion los dos términos del acto son diferentes; en la autoeducación, es el mismo individuo quien se
convierte en el educador de sí mismo.
Aunque refiriéndose solo a la heteroeducacion, dos pedagogos contemporáneos, han expresado este concepto
restringido de la educación como acción voluntaria: “influencia consciente sobre el hombre dúctil e inculto con el
propósito de formarlo”.
Jonas Cohn y Dilthey lo señalan “como la actividad planeada mediante la cual los adultos tratan de formar la vida
anímica de los seres en desarrollo
Cuando aprendas a leer serás libre para siempre. Frederick Douglass (1818-1895). Escritor
estadounidense.
Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben. Roberto Bolaño (1953-2003). Escritor
chileno.
Un buen libro no es aquel que piensa por ti, sino aquel que te hace pensar. James McCosh (1811-
1894). Filósofo escoces
Nunca se termina de aprender a leer. Tal vez como nunca se termine de aprender a vivir. Jorge Luis
Borges (1899-1986) Escritor argentino.
La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido. Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino
Lo único que lamento es que nunca tendré tiempo para leer todos los libros que quiero leer. Françoise Sagan (1935-
2004). Escritora francesa
No es cierto que tengamos sólo una vida: si leemos podemos vivir tantas y de tantos tipos como
queramos. Samuel I. Hayakawa (1906-1992). Lingüista estadounidense.
PLEGARIA DEL ESTUDIANTE
Humberto Maturana
Filósofo - Biólogo
Chile