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CAPÍTULO 1
El encéfalo puede estudiarse mediante métodos que varían desde la genética y
la biología molecular hasta pruebas conductuales en sujetos normales. Además
de un conjunto cada vez mayor de conocimientos acerca de la organización
anatómica del SN, muchos de los éxitos más brillantes de la neurociencia
moderna provinieron del conocimiento de las células nerviosas como la unidad
estructural y funcional del SN. Algunos estudios de la arquitectura celular y los
componentes moleculares distintos de las neuronas y la glía pusieron en
evidencia gran parte de sus funciones individuales, y proporcionaron una base
para saber de qué modo se organizan las células nerviosas en circuitos y éstos
en sistemas que procesan tipos específicos de información pertinente a
percepción y acción. Los objetivos que quedan son comprender de qué modo
los fenómenos genéticos moleculares básicos están ligados a las funciones
celulares, de los circuitos y los sistemas; saber cómo fallan estos procesos en
las enfermedades neurológicas y psiquiátricas, y comenzar a comprender las
funciones especialmente complejas del encéfalo que nos convierten en seres
humanos.
CAPÍTULO 9- DOLOR
El dolor desde una perspectiva tanto estructural como funcional es una
modalidad sensitiva extraordinariamente compleja. Debido a la importancia de
advertir a un animal acerca de las circunstancias peligrosas, los mecanismos y
las vías que regulan la nocicepción son amplios y redundantes. Un conjunto
distinto de aferentes para el dolor con receptores de membrana conocidos
como nociceptores transduce la estimulación nociva y transmite esta
información hasta neuronas en el asta dorsal de la médula espinal. La vía
central principal responsable de transmitir los aspectos discriminativos del dolor
(localización, intensidad y cualidad) difiere de la vía mecanosensitiva
fundamentalmente en que los axones centrales de las células del ganglio de la
raíz dorsal hacen sinapsis con neuronas de segundo orden en el asta dorsal; los
axones de las neuronas de segundo orden cruzan luego la línea media en la
médula espinal y ascienden hasta los núcleos talámicos que transmiten
información hasta la corteza somatosensitiva de la circunvolución poscentral.
Otras vías que comprenden algunos centros en el tronco del encéfalo, el tálamo
y la corteza median las respuestas afectiva y motivacional a los estímulos
dolorosos. Las vías descendentes interactúan con circuitos locales en la médula
espinal para regular la transmisión de señales nociceptivas hasta centros
superiores. En los últimos 25 años se logró un progreso enorme en el
conocimiento del dolor, y es probable que dada la importancia del problema,
este conocimiento aumente. Ningún paciente está más angustiado ni es más
difícil de tratar que aquel con dolor crónico. En verdad, algunos aspectos del
dolor parecen mucho más destructivos para quien lo padece que los requeridos
para algunas respuestas fisiológicas. Tal vez, esos efectos excesivos sean un
subproducto necesario pero lamentable de los beneficios productores de esta
modalidad sensitiva esencial.