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Petrona Martínez con sus tambores Alegre y Llamador
Cartagena, 1998 | studio eigibi
{original recibido: 03/03/2013 · aceptado: 13/08/2013}
¡AY PETRONITA, LA VIDA VALE LA PENA!:
SEMBLANZA DE LA CANTADORA
PETRONA MARTÍNEZ*
AI PETRONITA, A VIDA VALE A PENA!: ESBOÇO DA CANTADORA PETRONA MARTÍNEZ
OH PETRONITA, LIVE IS WORTH IT!: PORTRAYAL OF FOLKSINGER PETRONA MARTÍNEZ
Este ejercicio biográfico se centra en el arte de la “cantaora” Petrona Martínez, “la reina del bullerengue”. La
artista es vinculada con la tradición músical afrocolombiana del litoral Atlántico, y su canto es presentado como
uno de los exclusivamente femeninos dentro de la música tradicional colombiana. A partir del relato del encuentro
entre la artista y la autora del artículo, el texto se pregunta por ¿quién es Petrona Martínez? ¿Qué se sabe de ella?
¿Qué se cree de la artista? ¿Qué queremos ver en ella? Concluye con apuntes biográficos inspirados en las palabras
y las canciones de la cantaora.
Palabras clave: Petrona Martínez, música, tradición, bullerengue, cantadora, artista.
Este exercício biográfico se centra na arte da “cantadora” Petrona Martínez, “la reina del bullerengue”. A artista
é vinculada com a tradição musical afro-colombiana do litoral Atlântico, E seu canto é apresentado como um dos
exclusivamente femininos dentro da música tradicional colombiana. A partir do relato do encontro entre a artista e
a autora do artigo, o texto se pergunta por: Quem é Petrona Martínez? O que se sabe dela? O que se pensa da artis-
ta? O que queremos ver nela? Conclui com apontes biográficos inspirados nas palavras e nas músicas da cantadora.
Palavras-chave: Petrona Martínez, música, tradição, bullerengue, cantadora, artista.
This biographical exercise focuses on the art of “cantaora” Petrona Martínez, “La reina del bullerengue”. The artist
is connected with the African-Colombian musical tradition of the Atlantic coast, and her singing is presented as an
exclusively feminine one within Colombian folk music tradition. Based on the account of the meeting between artist and
author, the text asks who is Petrona Martínez?, what do we know about her?, what do we think about her?, What do
we want to see in her?. It closes with some biographical notes inspired by the words and songs of the cantaora.
Key words: Petrona Martínez, music, tradition, bullerengue, folksinger, artist.
* Las reflexiones de este artículo nacen del encuentro de los dos autores con Petrona Martínez. Durante 1994, Lemoine graba
nomadas@ucentral.edu.co · Págs. 217~228
algunas escenas en la casa de la cantadora, y en 1998 finaliza la filmación de un documental dedicado a la bullerenguera. Por su
parte, Salazar realiza trabajos de campo en Palenquito, lugar de residencia de Petrona, durante el mes de agosto del 2008 y febrero
del 2010. Estos encuentros dan fruto a diferentes trabajos entre los que se destacan: Lloro yo, el lamento del bullerengue; La Huit
Production/CTV, 1998; y la tesis de maestría de Jaime Andrés Salazar, titulada “La tradition bullerenguera: Etude de cas de la
cantadora Petrona Martínez à Palenquito Bolívar (Colombie)”.
** Cineasta y socióloga, diploma de Economista de la Universidad Externado de Colombia, Magíster en Estudios Cinematográficos
y Audiovisuales de la Universidad de París VII Jussieu (Francia), DEA en Sociología y Etnología de los Cambios Sociales de la Uni-
versidad de Ciencias Humanas de Estrasburgo (Francia). Actualmente trabaja de manera independiente haciendo documentales
para la televisión francesa. E-mail: filmsdularge@yahoo.fr
*** Músico y Antropólogo, Magíster en Antropología Social de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Francia), ac-
tualmente cursa estudios de doctorado en la misma institución. Profesor del Conservatorio Regional de Música y Danza (CRR) de
Chalon sur Saône (Francia). E-mail: jaimitosalpina@hotmail.com
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lizette lemoine y jaime andrés salazar | ¡ay petronita, la vida vale la pena!: semblanza de la cantadora petrona martínez
Petrona y sus musicos antes de grabar. De izquierda a derecha: Fue entonces el juglar va-
Petrona Martínez y Joselina Llerena Martínez; de pie: Felipe Hernández Marrugo, llenato Pacho Rada quien me
Iván Herrera Pérez, Guillermo Valencia Hernández y Álvaro Llerena Martínez
guió en la búsqueda de las
Cartagena, 1998 | studio eigibi
raíces africanas del vallenato:
entona sus bullerengues y algunas ber, la cantadora sueña hoy con que
tonadas de los juglares vallenatos. las nuevas generaciones preserven Los aco’deones entraron por el
Su música la ha llevado, como di- su legado y no cesen de cantar las cana’ de Panamá. En todos los
ría la misma Petrona, a “caminá el melopeyas que acompañan los que- puerto’, antes cuando yo esta-
mundo”. Ha participado en festi- haceres diarios de toda esta zona ba jovencito, entraba usted a un
vales de world music en Francia, en donde “se tiene la abrumadora pueblo en Cartagena, Barran-
Canadá, España, Bélgica, Alemania, impresión de una región donde se quilla, Riohacha, Plato, no había
Italia, Marruecos, Malasia, Noruega, encuentra suspendida la racionali- sino a’macenes de aco’deon […].
y ha realizado varias giras por países dad”3 (Wade, 2002: 197). Entonces cuando vinieron los
de Suramérica como Brasil, Chile, aco’deones uno lo que aprendió
Uruguay y Argentina; trayectoria de fue eso, a toca’ la música que había
la que se siente orgullosa: “He deja- El encuentro4 que se tocaba que era el chandé,
do en esos territorios la alegría más el baile negro, esa era la música
grande de mi vida, la cara linda de En septiembre de 1994, recorría la indígena. Ellos tenían su tambo’, y
Colombia”, asegura la cantadora en costa Atlántica con el propósito de ahí cogíamos un poco de palos, se
el video incluido en el disco compac- recoger los testimonios de los gran- fo’maba una bulla con los palos y a
to Las penas alegres (2010). des trovadores vallenatos y hacer canta’ y a baila brincao’.
una ruta “musical” de este género
La Cesaria Evora colombiana ha que sintetizara la mezcla de lo nati- Eso era sin acordeón, eso era con
cumplido su objetivo: ser una de vo con lo africano y lo europeo, así la boca, cantao’ y con las palmas
las más importantes artistas de las lo expresaba en ese entonces5: […].
denominadas músicas tradiciona-
les en Colombia y el mundo. Con El vallenato extrae sus raíces de Pacho Rada cantaba mientras pal-
más de 180 composiciones en su ha- una región rica en tradiciones moteaba:
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[…] vola vola vola rengue, no tenían eco en la mujer sa, que vivía en el aquí y el ahora,
vola pajarito (bis) que pasaba su día tras día recogien- elementos de discernimiento.
do arena. Para Petrona, enraizada
Empezaban a canta’ y a toca’ pal- en el presente, en la superviven- Poco a poco, Petrona fue dejando su
mas cia cotidiana, le interesaba desde recelo para ofrecernos su hospitalidad.
y el tambo’ piti piridi piti piti , pi- el primer encuentro saber qué be- “En la tardecita cuando ya entraba la
ridi pititi […] (Rada citado en Le- neficios tangibles podía ocasionarle noche”, el solar de su casa se fue con-
moine 1996b: 2’29’’-3’40’’). dicha colaboración. Guillermo Va- virtiendo en una gran fiesta donde los
lencia, vecino y amigo de doña visitantes dejaban de ser ajenos a su en-
Y con sus manos ejecutaba el Petrona, asumió el rol de interme- torno. Fueron sacando los tambores,
palmoteo típico de una chalupa, diario cultural, aquél que relaciona el alegre y el llamador y empezaron
evocando el jolgorio de estos bailes e interpreta, como un puente entre las percusiones a “llamar a la cantao-
cantados. De este modo, el viaje en los visitantes y los visitados. ra”. Esta invitación de la bullerenguera
busca de la cantadora de bulleren- se convirtió sin transición en filmación
gue cobraba sentido. Él y su hijo Alvarito que estudiaba para captar el instante7. Resonaban el
en el Liceo de Malagana, servían de tambor alegre y el llamador, las palmas
Gracias al consejo de una socióloga filtro entre dos maneras de pensar y el canto de Petrona Martínez:
amiga que trabajaba con las mujeres y dos mundos. Ellos se proyecta-
de Palenquito pertenecientes a una ban en un futuro donde el interés Ay señores vengan a ver
cooperativa de areneros, pude ma- por Petrona y el bullerengue tenía señores vengan a ver….
terializar mi búsqueda. Según ella, sentido, mientras que los argu- Señores yo soy de aquí.
Petrona Martínez, la sacadora de mentos sobre la recuperación de Pero yo de aquí
arena, conocía los cantos tradicio- la tradición y su importancia para no me moveré […]
nales del bullerengue pero no era las generaciones venideras no eran (Martínez citada en Lemoine,
reconocida como “artista”6. para la madre de una familia exten- 1996b: 3’27’’-3’40’’).
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afianzando poco a poco su título de ancestrales heredadas de su linaje sitora, una de las últimas y más
“reina del bullerengue”11. de bullerengueras. Es así como destacadas embajadoras de la mú-
cielo y tierra conspiraron para que sica afroamericana en Colombia
Durante una fiesta en Malagana en el camino de estas dos mujeres se (Biblioteca Virtual del Banco de la
agosto del 2008 (Salazar, 2012), al- cruzara cambiando su destino para República, s/f: s/p).
gunos de sus vecinos argumentaron siempre12 (Salazar, 2012: 78).
que era en el Palenque de San Basilio El 13 de enero del 2010, la revis-
donde se quería rodar el documental, ta colombiana Cambio publicó un
y que fue puramente circunstancial Cómo se habla artículo titulado “Petrona Martí-
el encuentro de estas dos mujeres. de Petrona nez regresa con toda la fuerza de
En el caldero del realismo mágico, el su voz”, para promocionar su más
encuentro se fue convirtiendo poco a Siendo actualmente Petrona Mar- reciente producción discográfica lla-
poco en leyenda. Según cuentan, tínez una artista que goza de un mada Las penas alegres. Como ya se
reconocimiento nacional e interna- mencionó, esta realización musical
[…] la realizadora venía con su cional, numerosas son las reseñas fue distinguida con una nueva nomi-
equipo de rodaje en jeep en direc- biográficas que, tanto en bibliote- nación en los Latin Grammy Awards
ción de San Basilio de Palenque, cas como en festivales, son utilizadas en la categoría de Mejor Álbum
recorriendo la ruta que antaño cir- para presentar la vida y la obra de la Folclórico. El artículo pretende pre-
cundaban los esclavos cimarrones cantadora. En el portal de Internet sentar un breve resumen de la vida y
huyendo del poder opresor de los de la Biblioteca Virtual del Banco de obra de la cantadora:
colonos. De repente, el cielo se la República, la cantadora es presen-
oscureció, la lluvia cayó y el true- tada de la siguiente manera: El sonido del arroyo que corre de-
no retumbó. Bajo el mal tiempo, trás de su casa, acompañado por
el suelo de la tierra se volvió cada Su primer grupo musical fue su el ritmo de los golpes del pilón y
vez más turbio, lo que hace peli- familia. Desde niña, Petrona Mar- el canto del gallo en la mañana,
grosa la conquista del terreno. De tínez vivió inmersa en el folklore conforman la entrada precisa para
repente, el jeep se detuvo delante [sic] de origen africano de la Cos- que la voz de Petrona Martínez
de una pequeña casa debido a la ta Atlántica, oyendo cantos de su se esparza por Palenquito, un pe-
inestabilidad de la carretera que abuela y de sus tías, con quienes queño caserío cercano a Palenque
engullía las ruedas del carro como se crió después de que su madre de San Basilio (Bolívar). En una
si se tratara de arenas movedizas. enfermara. Así aprendió a cantar mecedora dispuesta en el patio
La imposibilidad de avanzar en bullerengue, una danza musical de su casa, esta mujer le canta a
el camino y la inclemencia de la campesina proveniente del África, la vida, a sus plantas y a sus ani-
cortina de plata que caía del cie- mezclada con la cadencia del mar males, de la misma manera como
lo, obligó a los forasteros a buscar Caribe. Entonando melodías du- lo hacía su abuela, su bisabuela,
refugio en esta casita que se ofre- rante el trabajo, sembrando yuca, su madre, y como lo hacen aho-
cía milagrosamente delante de ñame, arroz, plátano, guandul o ra sus hijas y nietas: como can-
ellos. Una mujer ya en la flor de la maíz, cantando por la tierra y los taora. […] Heredó el folclor de
vida, con sus manos marcadas por animales, y cantando también con su bisabuela Carmen Silva y de
la ardua labor de recoger la arena lamento por los trabajos desmedi- su abuela Orfelina Martínez, a
los recibe. Es Petrona Martínez dos de su gente para poder ganar- quienes ella asegura les debe su
misma, la recogedora de arena, se la vida. Los saberes cotidianos conocimiento musical y su amor
la bruja verde, la sobandera. La y la sabiduría heredada por sus intenso por el bullerengue y los
cantadora de bullerengue recibe ancestros le dieron palabras a su ritmos de la Costa Caribe. […]
generosamente a los forasteros sin voz, formada en fiestas patronales Cuando Petrona Martínez sale al
saber que abriendo la puerta de su y celebraciones familiares mucho escenario, siempre está acompa-
casa, también abría las puertas al antes de que aprendiera a leer y ñada de un pilón: un mortero de
reconocimiento de su talento, que escribir, ya adulta, con la lista de madera fabricado artesanalmente.
la haría viajar por el mundo en- mercado. Así nació Petrona Mar- El motivo de esta particular am-
tero para compartir sus melodías tínez como intérprete y compo- bientación toma significado cuan-
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do “doña Petra” relata que nació los que predisponen a una verdadera manera muy familiar, relatando los
en frente del pilón, aprendió a práctica de la tradición; y, en tercer acontecimientos más importantes de
cantar y vivió de éste por mucho lugar, una fuerte sujeción geográfica su vida14.
tiempo. “Mi mamá estaba pilando que garantiza el que la tradición se
una mazamorra cuando le dieron perpetúe (Salazar, 2012). Yo nací en San Cayetano, Bolívar,
los dolores de parto, y le gritó a pero no fui a la escuela porque
mi abuela para que me recibiera”, Se puede uno interrogar entonces como me crié con mi madrina,
cuenta. Además, este utensilio es sobre lo que ha representado en la [Candelaria Valdés, hermana
el encargado de la iniciación mu- vida de Petrona Martínez esta rela- de Otilia María Villa, su ma-
sical de muchos pobladores de esa ción entre “lo que se ve de mí”, “lo dre biológica] no tuvo facilidad
zona del país. La secuencia con la que se sabe de mí”, “lo que se cree para ponerme en un colegio. Mi
que las pilanderas trituran el maíz de mí” y “lo que soy”. madrina me enseñó todos los tra-
o el arroz es la primera lección de bajos, pero lo único que no pudo
ritmo y uno de los primeros so- fue desgraciada y desafortuna-
nidos que escuchan los niños en Petrona habla damente, ponerme a estudiar
el departamento de Bolívar. Un de sí misma (citada en Ortiz, 1998: 73).
sonido semejante al compás de
los tambores en la cumbia, que Queremos concluir esta semblanza de Uno de los recuerdos más vigen-
además significa una herramien- Petrona Martínez retomando lo esen- tes que tiene de su infancia es el de
ta de trabajo gracias a la cual hoy cial del relato de su vida. La cantadora, la fiesta patronal de su pueblo en
sobreviven muchas personas de la antes de alcanzar el reconocimiento el que Orfelina Martínez, su abue-
región (Cambio, 2013: s/p). que hoy posee, se presentaba de una la, cantaba bullerengues al lado de
Guillermo Valencia, responsable
de interpretar el tambor llamador
en la agrupación de Petrona Mar-
tínez, hace sin cesar alusión a la
brujería palenquera, a la fuerza so-
nora de los tambores del lumbalú,
al misticismo de sus cantos, al cono-
cimiento de los poderes curanderos
de las plantas, y a las remembranzas
de una “cultura” africana.
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dad (Martinez, citada en Ortiz, alguien, pero tomaba lo que gene- el embarazo, Petrona se enfermó, y
1998: 73). rosamente se le daba. “Mi abuela decidieron con su madre trasladarse
aprendió con la mamá, Carmen de nuevo a Cartagena para el parto.
Durante su infancia, Petrona Silva, que era una rezandera, y Ju- Sin embargo, el padre de Luis, su pri-
trabajó para ayudar a su familia ven- lita Santana, hermana de mi abuela, mer hijo, permaneció en Montería.
diendo bollos de maíz en el pueblo o también aprendió de ella” (Martínez Sin tener noticias ni transferencias
pilando el arroz: citada en Ortiz, 1998: 74). de dinero de su parte, ella decidió
ir a verlo a Montería y lo encontró
Cuando pilábamos el maíz, mi Al hablar de sus amores, la canta- con otra mujer. Petrona se devolvió
madrina lo cocinaba en la tarde; dora dice que muchos hombres se a Cartagena sin dar noticia alguna al
en la madrugada nos parábamos, enamoraban de ella, sin embargo, padre de Lucho durante varios años.
molíamos ese maíz, amarrábamos nunca les prestó atención. Comenzó
los bollos y ella los cocinaba; a las a frecuentar a un muchacho y poco El hijo fue el que lo vio cuando te-
seis de la mañana salía con la batea después, decidió irse de la casa de nía 18 años, porque la tía que vive
de bollos calientes a vender, y a su madrina. en Cartagena le dio la dirección
las siete u ocho ya estaba devuelta y él fue y conoció a su papá, sus
[…]. Después desayunaba y luego En realidad no sé ni cómo me puse hermanas, su madrastra y lo que-
lavaba los platos y le ayudaba a ba- con él. Pero así como me fui con rían un resto pero no se amañó y
rrer mientras ella hacía otros ofi- él igualmente lo aborrecí. Él me se vino. Yo ya vivía allá con el papá
cios. […] Durante el resto del día. decía que iba a casarse conmigo, de los otros pelaos, que lo cogió
Si ella se iba pa’l arroyo a lava’ o si que me quería, y ya al final no nos chiquito, como de cinco años; ya
iba pa’ La Rosa, pa’ donde estaba casamos. Tuvimos tres hijos, pero él era su papá (Martínez citada en
mi papá de crianza, me dejaba cui- se me murieron todos tres. Yo más Ortiz, 1998: 74).
dando la casa. Si no tenía nada que bien duré con él y tuve esos tres
hacer, me dejaba una estera de hijos porque mi mamá siempre En 1981, Petrona Martínez se
arroz abierta, yo tenía que pajarear quería que siguiera con él porque instaló definitivamente en Palen-
ese arroz. […] Pajarear es espan- era mi primer hombre y yo no po- quito Bolívar con Enrique Llerena
tar a las gallinas con un palo largo y día dejarlo. Cuando eso yo tenía Zúñiga, su marido, y sus niños Lu-
con un lazo de cabuya tejido. Des- unos 20 años por ahí. Después cho, Alvarito, Nilda y Joselina.
pués me ponía a jugar (Martinez, quedé soltera, no tuve más hijos. Con la indemnización del traba-
citada en Ortiz, 1998: 73). En esas me fui para Montería con jo de Enrique junto con algunos
una amigas, pero después lloraba ahorros, compran una parcela a la
Después de comentar tanto el cam- todas las tardes porque quería ve- orilla del rayuelo Ají Molido (Sala-
bio corporal que la haría dejar su nirme pa’ mi casa (Martínez cita- zar, 2012). Al llegar a esta región,
infancia para alcanzar la pubertad, da en Ortiz, 1998: 74). Petrona Martínez observó que la
como el acompañamiento familiar mayoría de los habitantes de este
del que ella se benefició durante Petrona rememora sus años vividos caserío trabajaban sacando arena
este periodo, Petrona hace alusión en Montería, sus salidas nocturnas, en el fondo del arroyo para vender-
a Orfelina Martínez, su abuela. La los lugares que frecuentaba para ir lo al mejor comprador17 (Lemoine,
cantadora cuenta que cuando tenía a bailar, sus amigas/os con los cuales 1996b; 1998b; Minski, 2008).
ocho o nueve años, nunca se des- compartió su juventud.
pegaba de su abuela. El único lugar Petrona Martínez relata cómo
donde no podía acompañarla era “En un baile fue donde me enamo- volvió a encontrarse con el bulle-
cuando Orfelina iba a ejercer sus ré con el papá de mi primer hijo, el rengue. Ya viviendo en Palenquito,
funciones como matrona. Sin em- que me mataron. Yo quería era bailar le propusieron participar en la fiesta
bargo, su abuela la llevaba junto con y bailar, y sabía que si me compro- del pueblo como cantante:
ella cuando iba rezar a una persona, metía con un hombre no iba a dejar
a un moribundo o a asistir a los velo- que yo bailara; eso fue lo que pasó Yo empecé a cantar en 1984. Ese
rios. Petrona comenta que su abuela con el papá del hijo mío” (Martínez día [en la fiesta del pueblo] canté
nunca se hizo pagar para rezarle a citada en Ortiz, 1998: 74). Durante Palo Grande, un bullerengue, que
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se lo oía cantar mucho a mi abuela, yo, como era curiosa, le ponía cui- quería que lo siguiera a la muerte
que lo grabó la difunta Irene Mar- dado a lo que hablaban y se me pero no era eso. Fue un sueño tan
tínez, pero yo lo conocía de boca quedaba (citada en Ortiz, 1998: 75). grande que mi hija soñó lo mismo
de mi abuela cuando era niña, de en Barranquilla. Me decía que no
mi abuela y de mi bisabuela, Or- Por ese entonces, Petrona seguía me podía tirar a morir porque al-
felina Martínez y Carmen Silva, y todavía “como amortiguada” por la guien debía velar por sus hijitos.
la difunta Inesita Cañate, que vivía muerte de su hijo Lucho, el tambo- Cuando abrí los ojos vi a la hija
en Malagana […]. Anteriormente rero (Lemoine, 1998b): llorando y diciéndome: “Tú no te
cualquiera salía y cantaba un bulle- puedes morir”. Me hizo parar de
rengue y ya, pero no se registraban, En Cartagena no podía vivir pues la cama y así comencé a superar
y ahora que se destacó el canto de allí fue que mataron a mi hijo Lu- el dolor. No me quité el luto pero
voces femeninas en mujeres, cada cho el 26 de febrero de 1996 sólo sabía que mi hijo me decía: “O
una comenzó a agarrar lo que pudo para robarle el reloj. Me quería cantas o mis hijos se mueren de
y… al que madruga Dios le ayuda, morir pues era mi hijo más que- hambre”. Me llevaron al Carnaval
el que tiró el anzuelo primero, pes- rido. Imagínese que él, trabajando de Barranquilla ganándome dos-
ca al pesca’o primero (citada en allá, me mandaba plata y no tenía cientos mil pesos. Esa plata se la di
Ortiz, 1998: 75). yo que andar sacando arena del todita a los hijos de Lucho (Mar-
río para que después, cansada, me tínez citada en Minski, 2008: 83).
Petrona Martínez termina hablan- dieran jaquecas. Así que cuando lo
do del legado de su abuela: mataron me escaseaba el dinero y El disco Le bullerengue le abrió las
fumaba como loca tomando café puertas del éxito a la cantadora:
De mi abuela aprendí de lo que a todas horas. En eso estuve tres
me decía, por eso sé de yerbas. Por meses. Ni siquiera me importaba La primera vez que fui a Bogotá,
ejemplo, sabía que para un pelao que ya hubiera grabado un disco hice varios conciertos en el teatro
con cuestiones de lombrices se le para unos franceses. Así estuve Candelaria. Sentía que hacía bien
da un poco de hierba santa macha- hasta una noche, soñé que mi hijo las cosas y que el mundo me trans-
cada; esas eran cosas que los viejos Lucho llegaba hasta donde mí y portaba de una parte a otra. Pero
de antes sabían y decían; entonces me inyectaba algo. Yo creía que él al mismo tiempo pensaba: me ha-
cen volver de nuevo detrás, no se
me transporta. Vuelvo de nuevo a
mi puesto y debo ser la misma Pe-
trona Martínez de todavía […]. El
disco que me hizo conocer se lla-
ma Le bullerengue, y fue hecho en
1996. Después grabé La vida vale
la pena que no tuvo mucho éxito,
y después grabé en Inglaterra Bo-
nito que canta que fue nominado
al premio Grammy. Hemos ido a
Inglaterra, Canadá, Brasil, Ale-
mania, Francia, Marruecos, Mala-
sia, pero es en España donde nos
sentimos cerca de casa. Estoy fue-
ra del país y siempre digo: “¡Vivan
los colombianos!” […]. Es que
la patria es cantar: ¡observe, los
pájaros cantan y es por eso que
vuelan! (Martínez citada en Mins-
ki, 2008: 83-84).
Petrona junto con su hija Joselina. Cartagena, 1998
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NOtas
1 Texto de presentación del disco condiciones de grabación, in situ, en mencionado, llamado “Petrona Mar-
compacto Colombie, Le Bullerengue. condiciones de campo (como fue el tínez, bonito que canta”, tiene las
Petrona Martínez (1998), Colección caso del disco compacto Le vallenato) mismas características que el artículo
OCORA Radio France y Harmonia son también primordiales para el sello publicado en la revista Dans: (Ortiz,
Mundi. Ocora Radio France (Salazar, 2012: 1998).
2 Se llamaron palenques a los pue- 82,44). 15 Juego que consiste en aplanar tapi-
blos fortificados de los esclavos cima- 9 Para más información sobre Oco- tas de gaseosa. Una vez aplanadas y afi-
rrones o negros fugitivos que huyeron ra, referirse a Salazar (2012: 82, 44). lados sus bordes, los niños tomaban un
de las plantaciones. Véase Lizette Le- martillo y una puntilla para hacerle dos
10 Colombie, Le Bullerengue. Petro-
moine (1998). orificios en la parte central, a semejanza
na Martínez (1998), Colección Ocora de un botón, para así introducir un hilo
3 Véase García Márquez (1982) y Radio France, Harmonia Mundi. como un collar. La idea es poner en cada
Figueroa (2007).
11 El documental está constituido por mano un extremo del hilo y enredar de
4 Aunque el texto ha sido trabajado grabaciones efectuadas en 1994 y 1998. manera circular la tapita aplanada con
por los dos autores, se ha decido dejar Las filmaciones de 1994 muestran a el hilo para después, con movimientos
la redacción en primera persona. Petrona la madre de familia, sacando la del interior hacia el exterior, lograr que
arena del río; y las de 1998 fueron de- la tapita gire en torno a su eje, mientras
5 Para las teorías del mestizaje en
dicadas a grabar la celebración del ani- que el hilo se desenrolla. El juego tiene
América Latina y Colombia, véase como finalidad, con la ayuda del filo y
Wade (2010, 2003). versario de muerto del difunto Lucho
y a la grabación de las canciones que el movimiento de la tapita, cortar el hilo
6 Sin embargo, Petrona, desde la de los demás jugadores.
constituyen el disco compacto Le Bu-
década de los años ochenta, cantaba llerengue editado por Ocora. 16 El juego consiste en seleccionar
con el grupo Los Tambores de Mala- al azar uno de los jugadores. El ele-
12 Para un análisis más completo de
gana, y de esta colaboración se había gido “lleva” en él, el deber de atrapar
grabado un LP: Petrona Martínez y esta leyenda, véase Salazar (2012: 76,
a alguno de los participantes que hu-
Los Tambores de Malagana (1989). 80).
yen para no heredar dicho poder. Al
7 Fue esta grabación la que se 13 Para profundizar sobre la tradi- atrapar o tocar a algún jugador, él
incluyó en el documental Donde ción véase Amselle (2008, 2010); Bo- cede este poder y la persona atrapa-
cantan los acordeones, la ruta del va- yer (1984, 1986); Hobsbawm (1983); da “lleva” el poder y deberá buscar
llenato (Lemoine, 1996b: 52’). Pouillon (1975); Sahlins (1999); Sala- traspasarlo a otro jugador. En la lleva
zar (2012). tradicional, sólo una persona lleva este
8 Este baile “cantao” tiene la par-
poder, y, por lo tanto, debe atrapar al-
ticularidad histórica de ser uno de 14 Esta biografía es la síntesis de un
guno de los demás jugadores para que
los cantos exclusivamente femeninos conversatorio entre Petrona Martínez
el poder lo lleve otro.
del repertorio tradicional del litoral y Luis Ortiz. Además, apartes del li-
Atlántico colombiano. En este tipo de bro Cantadoras afrocolombianas de 17 De esta actividad nace la canción
características de especificidad yace bullerengue realizado por Samuel llamada La vida vale la pena, grabada
el interés de esta colección de presti- Minski y Adlai Stevenson en el 2009. en el disco compacto Bonito que can-
gio internacional. Por otra parte, las El capítulo del libro anteriormente ta, Petrona Martínez (2009).
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Nómadas 39 | octubre de 2013 | universidad central | colombia
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lizette lemoine y jaime andrés salazar | ¡ay petronita, la vida vale la pena!: semblanza de la cantadora petrona martínez
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