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PERCEPCION

La percepción es la forma en la que el cerebro detecta las sensaciones que recibe a través de
los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad física de su entorno
(interpretación).1 También describe el conjunto de procesos mentales mediante el cual una
persona selecciona, organiza e interpreta la información proveniente de estímulos,
pensamientos y sentimientos, a partir de su experiencia previa, de manera lógica o significativa.2
En la filosofía, la percepción es la aprehensión psíquica de una realidad objetiva, distinta de la
sensación y de la idea, y de carácter mediato o inmediato según la corriente filosófica (idealista
o realista)

PERCEPCIÓN URBANA

Para comprender las relaciones individuo-percepción del medio hay que distinguir estas cuatro etapas:

La percepción pasiva se impone a vtodos los órganos sensoriales mediante estimulaciones que provienen del
exterior.

La percepción pasiva indirecta se produce cuando, por ejemplo una persona es transportada en un vehículo,
sin que los músculos participen en el desplazamiento, si bien los ojos son estimulados por el movimiento.

La percepción activa es un resultado de movimientos corporales, toda vez que el individuo, por su actividad
trata de recibir otros mensajes.

La percepción activa y controlada constituye el estadio avanzado. Además de la percepción y de la búsqueda


de nuevas informaciones por medio de la percepción activa, el hombre reacciona merced a un acto motor: se
alcanza, así el nivel de comportamiento.

Este sistema sirve para la localización del hombre en el espacio. Ahora bien, las distribuciones espaciales han
venido siendo objeto de estudio desde el punto de vista de las localizaciones económicas.

No se trata tanto de analizar directamente sistemas perceptivos cuanto de estudiar su impacto. En una sociedad
progresivamente urbanizada, no basta con proveer una vivienda a cada habitante; es necesario, también, saber
si esta conviene a la seguridad, salud y necesidades de los individuos.

IDENTIDAD URBANA
La ciudad involucra temas de gran escala como el transporte, el espacio público, los barrios, temas sociales,
temas económicos y un innumerable listado que probablemente se escapen de un discurso sintético al identificar
una buena ciudad.

Es por eso que como punto de partida destacaría la idea de identificar la ciudad, siendo esta un elemento vivo
que requiere de una identificación como sistema organizativo y a su vez como reflejo de la identidad de quienes
viven en ella. ¿De qué manera podemos hablar de la identidad de una ciudad? Probablemente lo más cercano
al hablar de una identidad de ciudad o una identidad urbana, tiene relación con la manera en que esta refleja la
idiosincrasia de sus habitantes. Esto claramente responde a esa necesidad de identidad, pero también existen
una relación a un nivel más macro, que tiene que ver con la función de una ciudad y los sistemas que la
componen, que permitan ser reconocibles. De esta manera hablamos de una identidad general en cuanto a la
organización de la ciudad, y una identidad más social que refleje la vida en ella.
Se habla de que la ciudad se forma para que la ciudadanía que la habita se vaya formando en sobre ella. Por
lo tanto, es fundamental que el sistema que se ordena una ciudad sea reconocible, tanto para quienes la habitan
como para quienes la visitan. Por eso la ciudad forma parte de una red que involucra transporte, espacios
públicos, barrios y conexiones entre ellos. Pero estos sistemas deben estar planificados, se debe estar conciente
de qué tipo de transporte queremos para nuestra ciudad, cómo es el espacio público que queremos en ella. De
esta manera se evitan las transformaciones informales de la ciudad a medida que se van presentando las
necesidades. Lo ideal no es tener una ciudad en donde se instale una estación de metro cuando el sistema de
transporte en esa zona ya es crítico. En el fondo una planificación urbana debe ordenar la ciudad según lo que
se quiere de ella y respondiendo claramente a una sociedad con un pasado y con necesidades presentes y
futuras.

Una ciudad planificada permite una organización bien pensada y conciente que solucione las necesidades de
los habitantes. Pero así como debe estar en función de estas demandas, también debe responder a parámetros
geográficos en donde está emplazada. Acá nuevamente entra el tema de la identidad de la ciudad, pero esta
vez no hablamos de una relación plenamente funcional y sistemática, sino una identidad propia del territorio.
Afortunadamente, en Santiago, cada vez se está más conciente no sólo de la importancia de rescatar los
elementos naturales, sino también de lo fundamentales que son para entender la propias leyes naturales del
territorio que habitamos. El caso de los ríos y canales, como elementos estructurantes de la ciudad, tienen un
importante nivel de comprensión de cómo las pendientes en una ciudad como Santiago permiten el correcto
movimiento de aguas, y como estas nos marcan líneas de recorridos que pueden sernos útiles como habitantes
al momento de requerir de ejes para trazar los diseños de las ciudades. Entonces la identidad geográfica abarca
desde la función propia de la naturaleza aplicable al diseño urbano, a la vez que representa un importante
patrimonio que nos permite identificarnos como sociedad habitante de un territorio.

Al darle importancia a la identidad que se quiere tener en una ciudad en cuanto a su funcionamiento
(planificación urbana) y al respeto por sus parámetros naturales (característica geográficas), podemos ir
logrando efectos a menores escalas, al lograr que no sólo sea la ciudad la que se conforma en torno a una
identidad deseada, sino sus mismas comunas y barrios van logrando rescatar estas características que los
identifican. En el caso de Santiago podemos ver como en el barrio Italia, se han rehabilitado sectores, hasta
hace poco inactivos, convirtiéndose hoy en día en grandes atractivos turísticos y comerciales, logrando no sólo
activar la zona, sino a su vez respetando, destacando y poniendo en valor la identidad urbana del barrio
histórico. Esta reactivación del sector a despertado el interés por conectar el barrio con sistemas de ciclovías,
recorridos turísticos y espacios públicos asociados a las actividades culturales del sector. De esta manera
vemos como el barrio Italia, funcionando a escala de barrio, logra recuperar su identidad, a la vez que se conecta
con una ciudad cada vez más organizada, que quiere poner en valor sus potenciales y que presenta sistemas
de planificación enfocados a ello.

En conclusión, existen distintas maneras de aproximación para lograr una identidad desde la ciudad al usuario.
Aparece la capacidad de reconocer a una ciudad a la vez que esta permite al habitante reconocerse en ella. Es
una idea de reflejarnos y ver quiénes somos como sociedad y cómo nuestra ciudad a su vez nos muestra eso.
La ciudad entonces no pasa a ser solamente un sistema funcional, o sólo un territorio habitado, la ciudad pasa
a ser una materialización como expresión de quienes somos y también como medio para expresarnos. Así es
como logramos ciudades vivibles, y mientras vivimos en ellas podemos identificarla y sentirnos identificados.

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