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Uso de obturadores en cirugía oral y maxilofacial.

Presentación
de cinco casos clínicos

R.T. Velázquez-Cayóna, R. Flores-Ruizb, D. Torres-Lagaresc, S. González-Guerrerod, D.


González-Padillae y J.L. Gutiérrez-Perezf

aAlumna, Master de Cirugía Bucal, Universidad de Sevilla, Sevilla, España


bProfesor, Master de Cirugía Bucal, Universidad de Sevilla, Sevilla, España
cProfesor Contratado, Doctor de Cirugía Bucal, Universidad de Sevilla, Sevilla, España
dTécnico especialista en Prótesis Dental, Sevilla, España
eJefe de la Unidad de Gestión Clínica en Cirugía Oral y Maxilofacial, Hospital Universitario Virgen

del Rocío, Sevilla, España


fProfesor Titular Vinculado, Cirugía Bucal, Universidad de Sevilla, Sevilla, España

RESUMEN

Los defectos creados en el maxilar, principalmente tras cirugía resectiva de tumores malignos,
traumatismo o defectos congénitos, deben ser corregidos con el fin de recuperar los
consecuentes déficits en el habla, la deglución, la masticación y la estética. Para ello contamos
con dos amplias posibilidades: reconstrucción quirúrgica o colocación de un obturador protésico
maxilar.
En este artículo llevamos a cabo una revisión de la literatura reciente y clásica sobre obturadores
palatinos, ilustrándola mediante 5 casos clínicos con esta opción terapéutica. Hemos encontrado
descritas una amplia variedad de modificaciones para los distintos tipos de obturadores, como la
fabricación de aletas nasales, colocación de obturadores de forma inmediata tras la cirugía, el
hecho de ahuecar el aditamento obturador, etc. En nuestra práctica hemos observado una serie
de ventajas en la colocación de este tipo de prótesis de forma posquirúrgica diferida y en
estrecha colaboración con su médico responsable.

Palabras clave: Obturador palatino, Maxilar, Neoplasias maxilares, Prótesis maxilofacial.

Introducción

A causa de la resección quirúrgica de tumores, traumatismos o defectos congénitos en el


maxilar, se producen una serie de déficits funcionales. Éstos se clasifican en déficits
masticatorios (tanto por el paso de alimentos de la cavidad oral a otras como la nasal o la
sinusal, como por la ausencia de los dientes englobados en el área del defecto) y en déficits de
la deglución, de la fonación y estéticos, como pueden ser desviación de la comisura labial,
hundimiento de la hemicara y bolsa palpebral del lado afectado 1.

Un obturador palatino es una prótesis parcial removible, fija o incluso sobredentadura que lleva
incorporada una parte obturatriz que penetra en los bordes del defecto buscando el cierre
periférico del mismo.

La función principal de los obturadores es la de taponar el defecto maxilar, separando así la


cavidad oral de la nasal o sinusal. Están indicados en los casos de

comunicaciones en la región maxilar, producidos por resección quirúrgica de tumores de paladar


duro y/o blando, traumatismos o malformaciones congénitas en las que no se haya podido llevar
a cabo reconstrucción quirúrgica o ésta haya fracasado2.
Con el uso de un obturador se consiguen una serie de objetivos fundamentales: rehabilitación
orodental inmediata y seguimiento del área de la maxilectomía para observar posibles recidivas
en el caso de resección de tumores. Es una técnica relativamente simple con un resultado
predecible, con la que en poco tiempo se puede corregir una situación inestética1.

Los pacientes que presentamos para ilustrar esta revisión han sido rehabilitados por el Máster en
Cirugía Bucal de la Universidad de Sevilla, en la Unidad de Rehabilitación Protésica Maxilofacial
(URPM) del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Los
criterios de inclusión/exclusión para este tipo de tratamiento fueron estudiados por un comité de
prótesis, integrado por odontólogos, cirujanos orales y maxilofaciales y técnicos de laboratorio
protésico.

Casos clínicos

Caso 1

Paciente varón de 54 años, remitido a la URPM tras la resección quirúrgica de un carcinoma en el


maxilar superior derecho. Presenta un defecto que engloba el paladar duro y blando (fig. 1A:
clase V de Aramany; LM de Spiro et al; clase II de Brown et al). El tipo de defecto y el déficit
óseo aconsejó realizar un obturador maxilar. Para este tipo de prótesis siempre tomaremos
impresión de alginato con cubeta individual (fig. 1B). Se confeccionó una prótesis parcial
removible esquelética con un aditamento obturador (fig. 1C y D) que selló el defecto sin hacerlo
herméticamente (esto produciría una sensación muy desagradable en el paciente a la hora de la
retirada de la prótesis). Gracias a la prótesis se obtuvieron mejoras fonéticas y deglutorias
considerables (fig. 1E y F).

Figura 1 - A) Defecto que engloba el paladar duro y blando.


B) Impresión de alginato con cubeta individual.
C) Visión lateral de la prótesis esquelética parcial removible
con aditamento obturador. D) Visión coronal de la prótesis
esquelética parcial removible con aditamento obturador.
E) Visión palatina de la prótesis obturador colocada intraoralmente.
F) Reposición de la función orodental.

Caso 2

Paciente varón con maxilectomía parcial por recidiva de un cilindroma en el tercio medio facial
(clase III de Aramany; SM de Spiro et al; clase III alveolar unilateral de Brown et al). Como en
todos los casos, se inició el protocolo valorando la situación inicial del paciente mediante
exploración, fotografías intraorales y extraorales y modelos de estudio (fig. 2A y B). Una vez
revisado el caso por el comité, se decidió la confección de una prótesis parcial esquelética
removible con obturador.

Tras ser realizada la estructura metálica del esquelético, se colocaron las piezas protésicas en su
localización final en la arcada mediante una "llave" de silicona. Después se procedió al relleno
del hueco, siguiendo la simulación del mismo en el modelo, con resina acrílica (fig. 2C y D).

La prótesis restauró la porción más anterior del paladar y rehabilitó los dientes anteriores y su
reborde alveolar (fig. 2E y F).

Figura 2 - A) Visión intraoral de maxilectomía parcial.


B) Visión extraoral de maxilectomía parcial.
C) Una vez realizada la estructura metálica, se procede
a la colocación de las piezas protésicas en su localización
final en la arcada mediante una "llave" de silicona.
D) Relleno del hueco que simula al defecto en el modelo con resina acrílica.
E) Prótesis parcial esquelética removible con obturador para la porción
más anterior del paladar y rehabilitación del reborde alveolar.
F) Rehabilitación de los dientes anteriores superiores ausentes.
G) Defecto de hemimaxilar derecho, presentando comunicación oronasal.
H) Visión frontal del defecto de hemimaxilar derecho.

Caso 3

Paciente mujer de 82 años, remitida a la URPM tras haber sido portadora de un obturador
palatino desde 1997. En diciembre de 2001 se le detectó una recidiva del carcinoma de maxilar
derecho por el que había sido ya una vez intervenida, resultando en total un defecto de
hemimaxilar derecho (fig. 2G y H) (clase III de Aramany; SM de Spiro et al; clase IV alveolar
unilateral de Brown et al). Se optó en este caso por una prótesis parcial removible con obturador
palatino, dada la avanzada edad de la paciente y la perfecta adaptación que ésta ha demostrado
ante la prótesis.

En todos los pacientes que van a ser rehabilitados protésicamente es aconsejable el montaje en
articulador semiajustable. Aun si cabe más importante es el montaje en este tipo de pacientes
complejos, dada la escasez de tejidos de soporte que dificulta la estabilidad y retención de la
prótesis, así como la obtención de un correcto plano de oclusión que permita una adecuada
masticación de los alimentos y una correcta nutrición de los pacientes. Por supuesto, se deben
tener muy en cuenta los requerimientos estéticos, mucho más elevados que los que en la
mayoría de las ocasiones se suelen alcanzar, por lo que antes de comenzar el tratamiento se
debe dejar muy claro a los pacientes qué objetivos se persiguen al realizar una prótesis
obturadora.

En este caso, gracias a la prótesis, se consiguió devolver el sustento al labio, así como una
situación estética en sonrisa bastante aceptable.

Caso 4

Mujer de 43 años, intervenida quirúrgicamente de fibromatosis juvenil (hemimaxilectomía


izquierda), cuyo defecto fue reconstruido con injerto de calota y colgajo de bola de Bichat.
Posteriormente presentó fístulas palatinas por rechazo de la placa utilizada en la reconstrucción,
resultando en una comunicación oroantral (fig. 3A y B). Se planteó conseguir tanto el cierre de
la comunicación como la rehabilitación orodental mediante una prótesis obturadora (fig. 3C y D).
El defecto presentado era del tipo clase II de Aramany, SM de Spiro et al, y clase IV subdivisión
alveolar unilateral de Brown et al.
Figura 3 - A) Comunicación oroantral.
B) Ausencias dentarias homolaterales al defecto maxilar.
C) Cierre de la comunicación mediante la prótesis con aditamento obturador.
D) Rehabilitación orodental homolateral. E) Corte axial de TC en el que se
observa la ausencia casi completa de paladar duro. F) Defecto que abarca casi
por completo al paladar duro, respetando en parte los procesos alveolares.

Caso 5

Paciente de 49 años, intervenida de fisura palatina en la infancia. Tras la intervención el paladar


se necrosó, quedando un defecto que abarcaba casi por completo el paladar duro, respetando en
parte los procesos alveolares (fig. 3E y F) (clase IV de Aramany, Tm de Spiro et al, y clase IV
subdivisión resección alveolar radical de Brown et al).

Tras un intento fallido de colocación de implantes en la arcada superior, se optó por la colocación
de un obturador palatino removible, consiguiendo la paciente una adaptación perfecta a la
prótesis durante las funciones de masticación, deglución y fonación.

Discusión

El manejo prostodóncico de los defectos en paladar se ha venido realizando durante muchos


años. Ya desde el siglo XVI, Ambroise Pare fue el primero en utilizar medios artificiales para
cerrar defectos maxilares. Claude Martin, en 1876, describió el uso de un obturador protésico
quirúrgico, y en 1927 Fry tomó impresiones en el momento inmediato tras la cirugía.
Streadman, en 1956, usó una prótesis de resina acrílica recubierta de gutapercha3.

Las indicaciones de un obturador se pueden resumir en las siguientes:

• Como estructura de soporte sobre la cual el cirujano puede conformar los tejidos.

• Como prótesis temporal durante el periodo de corrección quirúrgica.

• Para restaurar inmediatamente la apariencia estética del paciente.

• Cuando el cierre primario esté contraindicado o la edad del paciente contraindique lacirugía.

• Cuando la posibilidad de que el paciente pueda sufrir una recidiva del proceso por el que tuvo
que ser maxilectomizado sea muy alta3.

Existen diferentes tipos de prótesis para defectos maxilares, dependiendo de su tamaño y de la


presencia o ausencia de estructuras de soporte (dientes, reborde óseo maxilar, labios, lengua o
mucosa yugal)1.

Al encontrarnos ante una gran variabilidad de tipos y tamaños de defectos en el maxilar


superior, la cantidad de tipos de aditamentos y variaciones que pueden llevarse a cabo en este
tipo de prótesis obturadoras serían básicamente las que el facultativo fuera capaz de idear y
confeccionar y que cubrieran las necesidades del paciente.

No obstante, existen clasificaciones que engloban los diferentes tipos de defectos maxilares con
el fin de facilitar la elección del diseño de la prótesis (tabla 1)4-8. En la literatura están recogidos
numerosos tipos de aditamentos y variaciones. Borlase1 indicó que la posibilidad de colocación
de implantes, tanto intraorales como extraorales, ha de considerarse en el propio momento de la
resección, para lo cual la comunicación entre cirujano y prostodoncista debe ser óptima.

Pigno y Funk9 publicaron el uso de una prolongación hacia el espacio de la apertura nasal en el
manejo protésico de pacientes que han sufrido una hemimaxilectomía y que cuentan con un
defecto poco favorable para su rehabilitación.

Driscoll y Habib10 presentaron la idea de ahuecar el aditamento obturador para aligerar el peso
de la prótesis optimizando su comodidad durante la masticación, la fonación y la deglución, en
caso de prótesis muy extensas.

Chambers et al11 publicaron la utilización de un obturador en paladar blando, restableciendo el


cierre velofaríngeo y consiguiendo así un control en la emisión nasal durante el habla y
previniendo la regurgitación nasal de comida y líquidos durante la deglución.

Park y Kwon12 utilizaron obturadores quirúrgicos inmediatos para controlar los déficits
producidos por la maxilectomía. Si bien minimizaron las complicaciones posquirúrgicas, estas
prótesis presentaban una retirada dificultosa de la prótesis tras la cicatrización de la herida,
además de ser obturadores preparados en modelos prequirúrgicos que pueden no encajar
adecuadamente, provocando filtrados.

Uniendo ambas ideas, la de una prótesis obturadora colocada inmediatamente tras la cirugía con
un aditamento obturador hueco y, por consiguiente, más ligero, Shimizu et al 13 publicaron en
2009 un tipo de prótesis construida desde un modelo maestro, el cual será duplicado; en uno de
los modelos se corregirá el defecto con la porción obturadora, y en otro se construirá la porción
de la prótesis que va apoyada sobre los procesos alveolares; una vez construidas, se fusionarán
para dar lugar a la prótesis definitiva.
Además de las alternativas removibles, Kawasoto et al14 presentaron una prótesis parcial fija con
un aditamento obturador anclado con un accesorio magnético.

En el caso de la rehabilitación de pacientes oncológicos con este tipo de defectos, bajo nuestra
experiencia, una vez pasado un periodo en el que deben estar totalmente recuperados, deben
ser estudiados de forma pormenorizada para indicar el tipo de rehabilitación más adecuada.

Para este tipo de prótesis siempre tomaremos impresión de alginato con cubeta individual,
puesto que se trata de un material menos rígido que permite una ligera inserción en el defecto,
reflejando así los límites del mismo. Ya que necesitaremos una cantidad importante de alginato,
mezclaremos con éste una pequeña porción del algodón durante el batido para aumentar su
consistencia.

El montaje en articulador es aun si cabe más crítico en este tipo de pacientes, donde la escasez
de tejidos de soporte dificulta la estabilidad y la retención de la prótesis y la consecución de un
correcto plano de oclusión.

Por supuesto, debemos tener muy en cuenta los requerimientos funcionales y estéticos de este
tipo de pacientes, generalmente mucho más elevados de lo que en la mayoría de las ocasiones
seremos capaces de conseguir, por lo que antes de comenzar el tratamiento debemos comunicar
de forma clara a los pacientes qué objetivos podemos conseguir con las prótesis obturadoras.

El incremento de calidad de vida en pacientes maxilectomizados gracias a su rehabilitación con


este tipo de prótesis ha sido recogido en la literatura actual. Así, Irish et al15 llevaron a cabo un
estudio de corte transversal con el fin de estudiar la calidad de vida en pacientes con
maxilectomía resultante de la resección de un cáncer. Sus resultados refieren que un obturador
que cumpla su función incrementará notablemente la calidad de vida de estos pacientes. Para
otros autores15, la no utilización de prótesis obturadoras, tanto inmediatas como definitivas, en
el caso de resecciones de tumores que afecten al esqueleto facial, puede propiciar una
contracción severa de los tejidos blandos, haciendo casi imposible la corrección de la disarmonía
facial.

Consideramos que actualmente la discusión ante la elección de obturadores o la reconstrucción


quirúrgica carece de sentido, puesto que ésta debe basarse en unos criterios definidos, siendo
cada técnica útil si se hace un correcto plan de tratamiento. Existen una serie de factores que
intervienen en dicha elección, entre ellos, la edad del paciente, su historia clínica y la etiología
del defecto1.

Conclusiones

• Los obturadores protésicos están indicados para la corrección de defectos palatinos o


maxilares, permitiendo tantos diseños y aditamentos como el facultativo sea capaz de aplicar y
con los que el paciente pueda recuperar un alto nivel de calidad de vida.

• Entre las ventajas que presentan los obturadores maxilares, podemos citar,
fundamentalmente, la separación de la cavidad oral de la nasal o sinusal, así como la
consecución de una rehabilitación dental y oclusal satisfactoria.

Bibliografía
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11. Chambers MS, Lemon JC, Martin JW. Obturation of the partial soft palate defect. J Prosthet
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12. Park KT, Kwon HB. The evaluation of the use of a delayed surgical obturator in dentate
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13. Shimizu H, Yoshida K, Mori N, Takahashi Y. An alternative procedure for fabricating a hollow
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14. Kawasoto S, Hmamura S, Kawahara H, Nishi Y, Nagaoka E. Use of a magnetic attachment to


retain an obturator prosthesis for an osseous defect. J Prosthodont. 2009;18:359-
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15. Irish J, Sandhu N, Simpson C, Wood R, Gilbert R, Gullane P, et al. Quality of life in patients
with maxillectomy prostheses. Head Neck. 2009;31:813-21.

La paciente T.C.M., de 65 años de edad, acude a la Facultad de Odontología de la U.C.M. con el deseo de rehabilitarse la
arcada superior. En 1996 fue operada de un tumor de células claras que presentaba en el hemimaxilar izquierdo. La
recidiva de esta lesión en la misma localización le lleva a una nueva intervención quirúrgica en el año 2000. Además de
estos antecedentes cabe señalar que hace 26 años fue sometida a una histerectomía por la presencia de un tumor en la
matriz.
Extraoralmente la paciente presenta desviación en la comisura labial y hundimiento de la hemicara del lado afecto (Figura
1).

Intraoralmente se aprecia una amplia comunicación oronasal y no es, ni ha sido, portadora de ningún tipo de prótesis
obturadora (Figura 2). Como consecuencia de esta comunicación la alteración de la fonación es evidente presentando voz
hipernasal. Además existe intercambio de fluidos entre boca y fosas nasales, cambio en la flora de ambas cavidades, y
alteración en la ingesta de alimentos quedando residuos en las fosas nasales con riesgo de aspiración4.

Además se observa la pérdida del reborde alveolar del lado izquierdo y ausencia de todas las piezas presentes en este
hemimaxilar (zona de la resección quirúrgica) a excepción del 2.8, lo que conlleva alteraciones importantes en la
masticación. Los dientes presentes en los cuadrantes restantes son: 1.6-1.1, 3.7-3.1 (3.8 retenido) y 4.1-4.8. (Figuras 3 y
4).

La extirpación de tumores maxilares deja importantes secuelas en el paciente; tanto fisiológicas (alteraciones de
la deglución, masticación, fonación) como psicológicas3-5, 7, 8. Estos problemas pueden paliarse mediante la
colocación de los denominados obturadores palatinos contribuyendo así al bienestar psíquico y mejora de la
calidad de vida de estos pacientes8, 10, 11. Las prótesis obturadoras son dispositivos que reparan un defecto mediante la
ocupación del espacio creado como consecuencia de la pérdida o ausencia de tejido en el maxilar superior. Deben ser de
bajo peso, estables, no irritantes, cómodas, de diseño sencillo, fáciles de movilizar y capaces de suplir tanto el contorno
como las funciones fisiológicas perdidas1, 4, 5, 10, 11.

Lo ideal en cuanto a la rehabilitación protésica del paciente con maxilectomía es pasar por tres etapas distintas en las
cuales se usan distintos tipos de obturadores 1, 2, 4, 5, 7, 10:
1. Obturador quirúrgico o inmediato: se fabrica a partir de las impresiones prequirúrgicas y se inserta en la intervención
quirúrgica. Además de la importancia psicológica que tiene, restablece los contornos bucales, reduce las infecciones
postquirúrgicas, permite la alimentación sin sonda nasogástrica y el restablecimiento inmediato del habla.

2. Obturador temporal: el obturador inmediato se retira a la semana de la cirugía. Es la etapa más exigente ya que se
presentan cambios en el tejido blando debido a la cicatrización, por lo que durante unos meses esta prótesis se irá
modificando para adaptarla a los cambios anatómicos que acontecen.

3. Obturador definitivo: debe ser diseñado cuando los tejidos estén cicatrizados, no existan signos de recidiva de actividad
neoplásica y no esté programada ni indicada una nueva intervención quirúrgica.

La paciente del caso clínico que se describe no ha sido portadora de ningún tipo de prótesis obturatriz.

Tras la realización de la historia clínica y la exploración, pasamos a la toma de impresiones para obtener los
modelos de estudio. La toma de impresión del maxilar superior requiere la realización previa de un obturador palatino con
silicona pesada. Es importante que el material de impresión no sea demasiado rígido como para dañar los tejidos o
romperse cuando se retira la impresión, ni demasiado fluido ya que puede invadir la cavidad nasal o ser aspirado2. Así
pues, se prepara la silicona pesada, se coloca en el defecto y se espera su fraguado (Figura 5). A continuación, con el
obturador en posición, se realiza una impresión de arrastre con alginato y cubeta estándar (Figura 6). La arcada inferior se
impresiona con alginato con técnicas convencionales.
Se vacían las impresiones y se obtienen los modelos y zocalan (Figura 7). Sobre el modelo superior se construye la
plancha base y se coloca el rodillo de articulación.

Una vez comprobada la adaptación de la plancha en boca y orientado el rodillo, se procede al montaje del modelo superior
realizando la transferencia cráneo-maxilar y se monta el modelo inferior en máxima intercuspidación al existir una
relación interdentaria estable (Figura 8).

El siguiente paso es la prueba del encerado de dientes, habiéndose determinado previamente el color de los
mismos (Figuras 9 y 10). En esta fase no sólo se analizará la oclusión conseguida, sino también factores
estéticos como el soporte labial y, una vez analizados dichos factores, decidimos el diseño de la prótesis
obturatriz.

Toda prótesis obturadora consta de dos partes: el obturador, que rellena el hueco dejado por la cirugía, separando la vía
oral y respiratoria, y otra porción que restaura el contorno del paladar, repone el volumen del reborde alveolar faltante y
los dientes ausentes para restablecer la oclusión. El obturador propiamente dicho, puede ser rígido o flexible. Los rígidos
estarán indicados cuando la extensión de la comunicación sea de tamaño pequeño o mediano y el defecto no presente
retenciones anatómicas. Debido a que estas prótesis pueden tener gran volumen, se recomienda que los obturadores
rígidos sean huecos para reducir el peso. Cuando se trate de una comunicación muy extensa es ventajoso el uso de
obturadores flexibles que pueden ir separados de la base de la prótesis y unidos mecánicamente a ella. Penetran en la
comunicación buscando la retención en las irregularidades del defecto. Resultan menos higiénicos que los rígidos, al ser
generalmente de silicona, y su duración es menor. Son especialmente útiles en casos de apertura bucal limitada, ya que
pueden deformarse al alcanzar su lugar5.

En nuestro caso, seleccionamos un obturador flexible unido a la base de la prótesis que será una placa de recubrimiento
total. Se prefiere flexible para facilitar la inserción de la prótesis a la paciente, al poder deformarse, y unido a la prótesis
para mayor comodidad de la misma al no tener que colocar y retirar el obturador de forma independiente a la prótesis. En
cuanto a los retenedores, optamos por un bonwill a nivel del 1.5 y 1.6 y un ackers en el 2.8.

Buscamos un soporte dentomucoso, empleando bases extendidas y un conector mayor amplio: una placa de recubrimiento
total que será de acrílico reforzada interiormente por una malla metálica, así como colocando topes oclusales en los
retenedores seleccionados (Figuras 11-13).

La retención de las prótesis faciales es uno de los factores principales que influye en el éxito de las mismas, dadas las
posibilidades de desalojo de la rehabilitación por su magnitud, alto peso y por encontrarse en zonas de gran movilidad5, 6.
Los implantes osteointegrados han tenido un efecto espectacular sobre la aceptación de las prótesis faciales por parte de
los pacientes, que valoran la mayor estabilidad de las prótesis, la comodidad y la confianza en su uso6, 9.

El uso de implantes para mejorar la retención de las prótesis obturadoras también ha sido propuesto,
fundamentalmente en aquellos casos en que la estabilidad y retención están comprometidas (situaciones de
grandes defectos, sobre todo, si el otro hemimaxilar es desdentado), presentando un éxito del 80-85 por ciento
en hueso no irradiado y del 65 por ciento en irradiado3-5, 7. Según Escuín-Henar2, uno de los inconvenientes con que nos
encontramos al utilizar implantes en estas situaciones es que por el volumen, extensión y peso de estas prótesis, se
confiere a estos elementos retenedores importantes brazos de palanca; no obstante la mayoría de los autores consideran los
implantes como un recurso muy valioso para la obtención de una retención efectiva de la prótesis obturatriz.

En el caso que nos ocupa, no nos hemos planteado el uso de implantes al considerarlos innecesarios, ya que la presencia
de dientes en el hemimaxilar contralateral al defecto, así como del 2.8 en el lado de la comunicación, nos permite la
colocación de potentes retenedores que nos van a garantizar la retención de la prótesis obturatriz (bonwill en 1.5-1.6 y
ackers en 2.8).

Una vez confeccionada la prótesis en el laboratorio según el diseño indicado se procede a la prueba de la misma
en boca, previa a su instalación. En dicha prueba se valorará su retención y estabilidad, así como nuevamente
factores estéticos, fonéticos y oclusales (Figura 14). Se eliminan las interferencias detectadas con papel de
articular. Comprobado que todos estos aspectos son correctos, se instruye a la paciente en la inserción y desinserción de la
prótesis. Si, generalmente, la colocación por parte de un paciente de una prótesis por primera vez resulta algo complicado,
en el caso de las prótesis maxilofaciales el grado de dificultad es mayor. Se le explica que debe colocar primero el lado
correspondiente al obturador y, una vez que éste está en su correcta posición colocará el contralateral. Se repite varias
veces el procedimiento, frente a un espejo, hasta asegurarnos que la paciente es capaz de hacerlo correctamente por sí
misma.

Por último, se le dan las instrucciones de higiene y mantenimiento comunes a otros tipos de prótesis y se programan las
citas para las revisiones (Figura 15).

Conclusiones
1. Es inútil intentar dar reglas de fabricación de prótesis especiales para tratar grandes pérdidas de hueso maxilar, porque
es difícil que se den dos casos iguales. El tratamiento, incluso en manos de un competente prostodoncista, es bastante
aleatorio. Los yerros y aciertos intervienen ampliamente en su confección.

2. Cuando la comunicación oro-nasal no sea demasiado extensa y el defecto no presente retenciones anatómicas, los
obturadores rígidos y huecos ofrecen grandes ventajas, por su mayor estabilidad y menor peso.

3. Asimismo, siempre que sea posible emplearemos obturadores unidos mecánicamente a la base de la prótesis, ya que
resultan más cómodos para el paciente.

3. Con este tipo de prótesis maxilofacial obturamos la comunicación oro nasal en su totalidad, mejorando tanto la fonación
como la deglución y por ende su estatus psicológico, sus relaciones interpersonales y en suma, su calidad de vida. v

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