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EL HOMBRE ACTUAL Y LA DIVINIDAD

Nos encontramos ante una transformación constante del mundo, a una


velocidad impresionante, como nunca antes se había visto. Esto genera
importantes temas de discusión en las consideradas ciencias humanas o
humanísticas, como ser: el hombre ante la tecnología, ante la naturaleza, ante
los conflictos modernos y ante la divinidad.

En el último punto mencionado observamos una gran separación del


hombre con lo que consideraba su lado espiritual, un enfriamiento de aquel
entusiasmo antiguo que se tenía ante la existencia de un ser superior.

En la V Conferencia General del CELAM, que se llevó a cabo en


Aparecida Brasil en el 2007, se realizó un análisis profundo del hombre y la
realidad actual. En la actualidad el ser humano vive opacado con los avances
tecnológicos y científicos que van surgiendo; estos avances dan origen a una
interpelación producida por el lenguaje técnico con el que se van transmitiendo,
que no solo produce la revelación del mundo, sino también oculta el sentido
divino de la vida humana redimida por Cristo.

La realidad actual se ha vuelto muy exigente, muy compleja, para que las
personas puedan seguir ejerciendo un dominio sobre ella necesitan de una
constante carga de información. Esta carga de información parece ser positiva
pues permite “conocer más profundamente la realidad” lo que produce una
satisfacción constante. Aquí se encuentra una falla en la percepción positiva de
esta realidad humana; la búsqueda de información debe ser constante, es decir
no existe una satisfacción permanente pues no se encuentra el sentido unitario
de la vida.

Esta carga de información también ha desatado una serie de


presupuestos que menoscaban y debilitan la vida familiar, como ser la ideología
de género, la libre orientación sexual.

Con todo lo ya mencionado vemos que existe una necesidad tremenda de


lo único que da el sentido unitario de la vida, la divinidad. Los cristianos, ante
esto, necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien
nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación
humana y de su sentido. 1

Solo con la información científica y técnica ante la realidad actual, se va


perdiendo la misma humanidad; los hombres se van automatizando
adaptándose a la realidad que impulsa los avances. El Papa lo dijo en su

1
Documento de Aparecida n.º 41
discurso inaugural: “solo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede
responder a ella de modo adecuado y realmente humano.”

FENÓMENO RELIGIOSO

FENÓMENO

Antes de hablar de fenómeno religioso creo considerable ahondar en el


origen etimológico de sla palabras fenómeno y religión.

El término fenómeno procede del griego, su significado es "lo que


aparece"; 'fenómeno' equivale, pues, a 'apariencia'.

Algunos autores han relacionado el término φαινόμενον y el término


φαίνεσθαι ( = 'aparecer', 'manifestarse', 'revelarse') con otros vocablos cuya raíz
es φυ- ; así, por ejemplo, y sobre todo con fu\w, "surgir" (de donde fu/sij ), y hasta
fw=j, luz. Algunos autores como Heidegger han definido 'fenómeno' como "lo que
se hace patente por sí mismo" y lo que se hace patente por sí mismo aparece
"bajo una luz" (sin la cual no podría "verse"), el fenómeno es considerado como
"lo que se revela por sí mismo en su luz". En este sentido el fenómeno puede ser
materia de descripción, y objeto de una "fenomenología", en cuanto explicación
mediante el decir (logos) de aquello que se manifiesta por sí mismo y "desde sí
mismo".

El concepto de fenómeno es, por lo tanto, sumamente equívoco; si, por


una parte, puede ser la verdad, lo que es a la vez aparente y evidente, por otra
puede ser lo que encubre la verdad, el falso ser, y, finalmente, aquello por lo cual
la verdad se manifiesta, el camino hacia lo verdadero.

RELIGIÓN. Dos interpretaciones etimológicas suelen darse de 'religión'.


Según una, 'religión' procede de religio, voz relacionada con religatio, que es
sustantivación de religare (= "religar", "vincular", "atar"). Según otra apoyada en
un pasaje de Cicerón, el término decisivo es religiosus, que es lo mismo que
religens y que significa lo contrario de negligens. En la primera interpretación lo
propio de la religión es la subordinación, y vinculación, a la divinidad; ser religioso
es estar religado a Dios. En la segunda interpretación, ser religioso equivale a
ser escrupuloso, esto es, escrupuloso en el cumplimiento de los deberes que se
imponen al ciudadano en el culto a los dioses del Estado-Ciudad.

En la primera interpretación se acentúa la dependencia del hombre con


respecto a la divinidad, aun cuando el concepto de religación puede entenderse
de varios modos: como vinculación del hombre a Dios o como unión de varios
individuos para el cumplimiento de ritos religiosos. En la segunda interpretación
se acentúa el motivo ético-jurídico.
Cuando la religión se interpreta exclusivamente como justicia se cae en el
peligro de abandonar lo específicamente religioso para prestar atención
solamente a lo moral; un ejemplo es el pelagianismo. Cuando la moral se
sacrifica enteramente a la fe, se cae en el peligro de destruir la universalidad del
orden moral y de separar por completo la moral de la fe; ejemplo es el
luteranismo.

La religión se distingue por el objeto al cual el hombre se siente vinculado


o, mejor dicho, por la "situación" de este objeto. Así, puede haber una religión
inmanente y una religión trascendente. En realidad, estas dos formas
condicionan a su vez de modo considerable la expresión del hecho de la
vinculación en el hombre, de manera que este hecho es sentido, intuido o
pensado generalmente de acuerdo con la atribución de inmanencia o
trascendencia, según que el objeto o, si se quiere, el sujeto que religa y vincula
a la existencia humana, sea intuido como algo que está en el mundo o como algo
que se halla fuera de él.

El hombre religioso

Dostoïevski hablando de lo religioso dice lo siguiente, cuando hace decir


al Príncipe Mischkin, en El idiota: "La esencia del sentimiento religioso no está
afectada por ninguna suerte de razonamiento o de ateísmo, y no tiene nada que
ver con crímenes o fechorías. Hay aquí algo más y habrá siempre algo más —
algo que los ateos escamotearán siempre, pues siempre estarán hablando de
algo distinto."

Vemos que hay algo aquí que aparece (fenómeno) pero a la vez es algo
que está más allá de nuestra propia realidad (religioso)

EL PARAGUAYO Y LA RELIGIOSIDAD

Si bien en otros países de Latinoamérica se va perdiendo rápidamente el


ser religioso o la religiosidad por la influencia directa de la evolución científica,
tecnológica e ideológica. En el Paraguay se observa esta influencia, pero en un
proceso más lento.

En un análisis jurídico y político observamos que, aunque existan leyes


injustas y malos representantes, se han rechazado proyectos de ley que
atentaban contra la familia y propiciado algunas ayudas a las necesidades
sociales. Esto se da porque la mayoría de los senadores y diputados dicen ser
católicos y aplican principios cristianos, observando la postura de la Iglesia ante
estas realidades que van surgiendo.

Más del 85 % de la población paraguaya se considera católica, el resto


practicantes de otras religiones cristianas y en su minoría de religiones no
cristianas y ateos.
Uno de los lugares en donde se vive con mucho entusiasmo la religiosidad
y se mantienen las tradiciones de los padres, transmitidas y asumidas
perfectamente por los hijos es en la Parroquia San José de la ciudad de Limpio.
Las influencias cristianas se ven muy marcadas en la forma de ser de las
personas de esa Ciudad; esto se denota en su forma de ser solidario, de tomar
como propio los problemas ajenos, de no negarse a dar la mano a quien
necesita, en su hospitalidad, en la forma en que viven su culto; las misas se
llenan de personas tanto jóvenes como adultas. Existen gestos concretos como
el “SEA” que es una bendición que dan los adultos mayores a las jóvenes
generaciones. En tiempos fuertes como Semana Santa, la práctica de piedad,
procesiones está minada de jóvenes. Es impresionante notar el respeto a lo
sagrado, al acontecimiento que se vive.

DESAFÍOS PASTORALES

En la antigüedad, cuando el cristianismo estaba en sus inicios, los


primeros cristianos salían a hablar de Cristo, a trasmitir la Salvación que trajo a
toda la humanidad. Cuando el cristianismo fue creciendo rápidamente y se
esparció por todo el mundo, la iglesia dejó de salir al encuentro de las personas
y dejaron que las personas acudieran al encuentro de Cristo que conocieron por
el anuncio kerygmático.

Aparecida lanzó un desafío ante esta nueva realidad, impulsar que la


iglesia vuelva salir al encuentro de las personas, que no sea una iglesia estática,
sino dinámica. Una Iglesia misionera fruto del discipulado, atento ante el maestro
por excelencia.

Revivir la religiosidad de las personas o en mejor término, darle un inicio


que nunca tuvo por la falta del anuncio perdido es una propuesta desafiante.

No quedar solo en las tradiciones, gestos vividos en un espacio y tiempo


determinado, sino, estar en salida los 365 días del año para que la piedad
religiosa no caiga en una mera práctica sino que evangelice para que los
ciudadanos de Limpio asuman un estilo de vida que haga notar que son buenos
cristianos pero a la vez honrados ciudadanos.

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