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C ÉSAR I NDIANO
863 Indiano, César
13 La puta política / César Indiano, —la. ed.
(Tegucigalpa): (Litografía López), (2005)
248 p.
ISBN 99926-29-33-9
1.-NARRATIVA
La Puta Política
© César Indiano
Derechos reservados
conforme a la ley.
Impreso por Litografía López, S. de R. L.
Hecho en Honduras.
S oy ese hombre al que de poco sirvieron todas la lecturas sobre
"el éxito", soy acaso el único ciudadano de este mundo que
habiendo leído atentamente El arte de la guerra perdió una a una
todas las batallas, soy ese don nadie que jamás pudo ser alguien,
esa marioneta de la vida a quien todas la estrategias para salir avante
le fueron adversas.
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Miles de personas tenían razones para deshacerse de Oswaldo
Rosales y creo que él mismo lo sabía. Yo mismo le advertí que
moderara su discurso y tratara de tranzar con los sordos pero el
hombre estaba enfermo de tontos idealismos y se mostró desafiante.
Para mí que lo hayan matado no reviste ninguna novedad, pero sí
me asombra que me hayan involucrado y que me tengan en la
mira. Todo esto que ha sucedido escapa de mi control y hasta ahora
reconozco la verdadera capacidad de los sordos para maniobrar al
margen de toda premonición. Yo licenciada, formo parte de grandes
cosas y siempre he estado consciente de mis riesgos, inelusive Idalia
ha estado al tanto de mis movimientos y le juro que nunca he
dado un paso sin su consentimiento. Por eso me asusta su abandono
repentino y por eso temo no sólo por mi vida sino también por la
de mis hijos.
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O swaldo Rosales no era el hombre elegido por los sordos para
liderar las elecciones, es más, a Rosales se le dijo que atendiera
los turnos, que tratara de mensurar sus pretensiones y que no
estorbara de momento la postulación de Dimas Recarte. Yo no
estuve en esa reunión pero tengo el video, solo hay tres personas en
este país que tienen acceso a dicho material. Yo podría mostrar a
través de la cinta, dado el caso que esto se complicara todavía más,
la forma en que el Jefe amonesta a Rosales y el modo en que éste
con tono petulante expresa su obstinación de lanzarse dejando de
lado el programa del Liberalismo. Recuerdo que el sordo mayor le
decía "no se ponga tonto Rosales, no se ponga tonto". El sabía en
lo que se metía, si no, cómo se explica el que haya sacado a su
familia por la puerta trasera y el que haya multiplicado su guardia
personal. Inclusive Rosales siempre iba armado, nadie sabía si en
verdad sabía manejar el trozo o si lo andaba por pura jactancia, lo
cierto es que era propietario de un envidiable juego de pistolas que
según supe la había adquirido por su codeo con los militares. No
conozco más detalles pero todo esto configura con claridad que
Rosales le había declarado la guerra a un ejército en la sombra.
¿Que era un hombre valiente? Quizá, personalmente pienso que
no solo era valiente sino muy inteligente y muy culto. El hombre
era un verdadero humanista y he allí porqué lo considero un
tremendo desperdicio. Quién no sabía en este país que Oswaldo
Rosales era un hombre de izquierda y que incluso en algún
momento fue militante de primera línea en las filas de Los
Cinchoneros. Pero admito que era un izquierdista superado, alguien
que anduvo en las montañas quizá no asaltando cuarteles pero sí
leyendo muchos libros y ganando experiencia, otros dicen que en
realidad estuvo exiliado durante diez años en Praga, nadie puede
asegurarlo. Además Rosales nunca fue un don nadie; ¿quién tiene
más haciendas y tierras en el valle de Quimistán que el propio
Andrés Agatón Rosales, padre del finado, viejo tacaño y vitiligoso
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que ama más a sus brahmán que a sus propios hijos? Si alguien
pudo proteger la vida de Oswaldo Rosales fue su propio padre
pero el muy miserable se atrevió a declarar que él no tenía más
hijos que los toretes de San Francisco de Ojuera. Así de grande es
el odio que ese viejo sentía por su hijo rebelde y así de asombrosas
pueden llegar a ser las insidias cuanto está de por medio el poder y
el lucro.
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mas no sabe que si insiste equivocadamente en este asunto va a
terminar con una bala en la cabeza. Por Dios, no encuentro una
forma de ayudarla y temo por su vida.
Esa rata apestosa que finge ser mi abogado me ha traído una bolsa
de naranjas. Las puso en la mesa sin decirme que eran mías, después
sacó su libreta y me dijo que el procedimiento para mi potencial
liberación es expedito. Sólo tengo que declarar y admitir algunas
culpas menores y luego aceptar vivir un tiempo prudencial en el
extranjero. Es obvio que quiero pero cuando le pregunto que cuáles
son las "culpas menores" me habla de algo peor. Me dice que debo
quemar a Manuel Barquero, mi propio tío, para que le caiga la
Fiscalía y de ese' modo detener el Proyecto Ley de Transparencia
Bancaria. "Es cuestión de detenerlo me entiende, los sordos quieren
ganar tiempo para mover los fondos a otro lugar".
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-Pues muy bien. Lo haré
-Así está mejor. Mañana daremos ingreso a una reportera de la
prensa, recuerde, no se trata de soltar la lengua sino de aguijonear.
-Espere, dado el caso que esto demorara, ¿me pueden autorizar
acceso a veinte minutos con mis hijos?
-Sus hijos están bien. Ya hablaremos después si las cosas se
complican
-Algo más ¿qué percibe usted, cree la opinión pública que yo
maté al huevón de Rosales?
-Sí señor, la mayoría de la gente lo cree
-Eso significa que la treta les ha resultado
-No del todo, el Jefe está furioso porque la cosas se precipitaron.
Alguien movió una pieza en lo oscuro y sacaron del aire al menos
indicado. Rosales estaba comenzando a ceder e incluso ya
teníamos programada una reunión de alto nivel, personalmente
creo que esa cabeza rodó por gusto. Resulta que su mujer, ahora
viuda, una tipa de armas tomar que ha sido dirigente de
organizaciones feministas y que se codea muy bien con los
organismos internacionales, ha levantado banderas sobre la
sangre de su marido y ahora se postula con innegable posibilidad.
¿Lo ve?, son variables que no se tienen en cuenta al momento de
actuar. Nunca creímos que detrás de ese mamón de Rosales se
ocultara una gran mujer. Resulta que la tipa habla bien, se para
firme, se muestra insobornable y cuenta con un respaldo popu-
lar hijueputa. Ya ve, las cosas no siempre se resuelven con sangre,
resulta que eliminaron una hierba ponzoñosa y les nació una
huerta venenosa. Ya se podrá usted imaginar la furia de Dimas
Recarte, el anciano cabrón creyó que libre de estorbos sería
cuestión de blanquear un sepulcro y montar su campaña libre
de percances. Pero ya ve, Ingrid de Rosales le comió el mandado
y nuestro candidato está hecho una tembladera. Lo dejo con
esta interrogante ¿cómo podemos detener esa mujer?, ya sacamos
al rey del tablero y ahora piense ¿cómo nos comemos a la reina?
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D aniel, mi hijo, me envió una carta. Dice así " Papá, no creas
que estoy resentido ni decepcionado. Siempre he sabido en
qué andas metido y creo que Eunice también lo sabe porque lo
hemos discutido muchas veces, tu sabes que ella conmigo se
comunica.
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que este mundo no es lo que parece..' Creo que has sabido sintetizar
tus funciones de padre y sin mucho empeño te has ganado nuestro
amor. Nunca nos has pedido admiración y en eso también has
sido un padre inteligente. Sabías que tarde o temprano terminarías
donde ahora estás y que entonces solo quedarían los verdaderos
lazos afectivos, los únicos que resisten pruebas como estas.
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hombres que antes no habíamos visto. Dime una cosa ¿mi madre
es parte de la mafia o está de nuestro lado? ¿crees que corro peligro
enfrentándome a ella? ¿cuál debe ser mi siguiente movimiento?
Porque no te creas, estoy dispuesto a todo. Sé exactamente lo que
está sucediendo y no le temo a tus captores. Estoy convencido de
tu inocencia con respecto al asesinato de Rosales y hay muchas
personas aquí que también lo creen.
Daniel"
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manos al cinto. Inclusive la falta de hígados por parte de los enviados
se llevó de encuentro a una escolar que en ese momento pasaba
por la sanguinaria escena. La policía estaba instruida para llegar a
una hora determinada y acordonar la escena mientras diez patrullas
fingían una ronda completa por todos los anillos de la ciudad en
busca de los asesinos: cuatro hombres metidos en pasamontañas
pertrechados con AK - 47.
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como principal distribuidor, hizo una oferta para comprar la
Represa de El Cajón Francisco Morazán y armó un programa bilate-
ral para abastecer de Energía a todo El Salvador a unos precios
realmente obscenos. Mulet se las quería lanzar de culto frente a
nosotros pero en el fondo era un depravado. El día que lo visitamos
vimos cómo salían de su oficina dos niñas de más o menos catorce
años que al vernos nos sacaron la lengua jugueteando como
serpientes. Luis Cámbar tendría la voz cantante. Fuimos al grano,
le dijimos que la postulación del viejo Dimas Recarte era inminente
y que todo estaba decidido. Cámbar hablaba con él como si todas
las claves estuvieran de antemano descifradas y Mulet escuchaba
atento, sin dejar de mover el ratón de su Pentium. No hubo
necesidad de protocolos y todo se resumió a un intercambio ron
con sodas que las niñas sirvieron al son de sus picaras sonrisas de
diablas. Además estábamos en una loma de lobos conocidos.
"Bueno —dijo Mulet— yo debo pagar el impuesto de guerra y
ustedes deben cumplir con sus promesas. Les he dicho más de una
vez que estamos perdiendo el tiempo con Dimas Recarte mientras
ese agitador de Oswaldo Rosales siga suelto. Si no lo paran no yo
no suelto un cinco. Recarte estuvo ayer aquí y se lo dije en su cara;
¿cómo es posible que no puedan poner en cintura a un pequeño
burgués resentido? ¿cómo es posible que un agitador populista tenga
pija atrás hasta los mismos sordos?... quiero que entiendan esto. La
política no es para azora locos, si no actúan de inmediato ese infeliz
va a subir su popularidad como la espuma. Alguien tiene que actuar
y es un asunto de ahora mismo. Yo estoy para servirles pero pido
algunas condiciones". Cambar calló un momento y después de
apoyarse en mi consentimiento habló " No Mulet, no trate de
vernos la cara de pendejos. Aunque nuestro partido llevara el peor
de los candidatos usted estaría en la obligación de soltar la plata.
No estamos hablando ni de su voluntad ni de sus opiniones ni de
sus caprichos. Estamos hablando del impuesto que usted se
comprometió a soltar para operar sin problemas en la concesión
libre de cargas arancelarias que se le autorizó por intermediación
nuestra. Nadie desconoce la proporción de sus negocios señor
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Mulet, sabemos que bastaría un clic en su cuenta más pequeña
para financiar no nuestra campaña sino todas las campañas políticas
de este país come mierda. Recuerde que todos los partidos, es decir,
los únicos dos con probabilidad real de tomar el poder, tienen con
usted serios acuerdos de reciprocidad. La candidatura de Dimas
Recarte va con o sin Rosales. La forma en que Rosales deba dimitir
es una cuestión que ahora mismo se está discutiendo. Por otra
parte, no puede hablar de los sordos en tercera persona, el supuesto
anonimato de ustedes funciona con otro tipo de gente pero no con
nosotros, por favor Ingeniero Mulet, entre gitanos no nos demos
las manos".
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qué momento me dormí. Cuando me capturaron hice todo lo
posible para comunicarme con Luis Cámbar porque estaba
convencido que aquello era una terrible confusión de alto nivel.
Sin embargo las mordazas de la operación fueron tan severas que
apenas tuve tiempo de poner en aviso a mi familia y pedirles que
por favor se quedaran en casa y que buscaran protección. Cuando
pregunté los cargos en la delegación el fiscalito de mierda me dijo
que yo era el principal sospechoso en el crimen por encargo de
Oswaldo Rosales. Todo aquello era una puta equivocación pero yo
necesitaba hablar con alguien de arriba. No podía llegar a ningún
entendimiento con aquellos gatos, luego, conforme pasaban las
horas mi detención se volvía más agresiva y más confusa. En las
primeras horas los guardias ni siquiera se atrevían a tocarme y mi
traje de diputado me sirvió como escudo. Pero cuando llegó la
noche las cosas empeoraron. Unos polizontes cara cortada me
trasladaron a empellones hasta una patrulla y luego me obligaron a
callar a punta de trompadas. Allí supe que aquello no era broma,
que habían manos siniestras e instrucciones deliberadas para acabar
con mi persona. Y todavía, después de cuatro semanas de encierro
en mi propia casa, me sigo preguntando ¿quién inventó todo esto?
¿En qué parte del manual estaba anotado que yo sería sacrificado
sin derecho a réplica? . Esta vez los sordos han ido muy lejos y no
han respetado las reglas. Estoy dispuesto a morir, a que introduzcan
un sicario con órdenes expresas de pegarme un tiro siempre y
cuando me digan porqué yo fui elegido para esta farsa.
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U no de los guardias me acaba de avisar que van a permitir el
ingreso de un reportero. De sólo pensar que tengo la
posibilidad de ver la cara de una persona que no sea la de la psicóloga
Vera Sinclair y de mi abogado, me animo. Está bien que hayan
optado por un hombre, veré si consigo sacar en claro algunas
informaciones. Desde aquí puedo ver cómo lo registran en la
entrada y cómo le hacen advertencias. Es un individuo viejo lo
cual me beneficia, tiene aspecto de empleado eficiente y se le nota
que no da vueltas vacías. Puedo imaginar que se trata de esos
reporteros que llevan un vida modesta a cambio de mantenerse
limpios, ese tipo de hombres que consideran que la mejor receta
para vivir es un salario mediano y un alto perfil de honestidad.
Cuando cruza el jardín puedo vislumbrar mejor su aspecto, en
realidad viste bien pero calza malos zapatos. Yo lo espero en la silla
individual y con mi actitud le doy a entender que estoy a su
disposición. No puedo ofrecerle otra cosa que un viejo poyo de
mimbre que antes servía de porta tiesto. El se acomoda y antes de
hablar hace una inspección minuciosa por todo el aspecto de mi
Casa - Cárcel. Como no hace ningún comentario al respecto yo
trato de alterar su esquema y le digo "hasta hace algunos días esto
era mi hogar señor. Aquí vivía en compañía de mi mujer, mis dos
hijos y dos mucamas. Era una de las casas más bellas de la zona
antes de que la eligieran para este suplicio. Podría creer que en
todo caso es preferible a los horribles hacinamientos de las cárceles
normales pero no es así. Esta casa está llena de recuerdos y de malos
presentimientos. Aquí oigo la voz de Idalia, la risa tenue de Eunice
cuando venía a reunirse con sus compañeras de colegio y los can-
tos desafinados de mi hijo cuando tocaba su fastidiosa guitarra
eléctrica. Cuando la construí me asesoré con el mejor arquitecto
de Tegucigalpa y cuando la inauguré hice venir al cardenal. Pero
mire lo que es la vida, ha bastado la diabólica conspiración de un
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grupo de gángsters para convertirla en la fortaleza donde guardan
al reo más solitario del mundo. Usted es la tercera persona que
miro desde que se marchó mi familia. Me dijeron que la medida
cautelar era provisional pero cuando pasó un mes mi mujer se volvió
loca, contrató un camión de mudanzas y se marchó llevándose
todo. No puedo cocinar y he sobrevivido porque los vecinos lanzan
bolsas al patio y me ponen sardinas, hogazas de pan y perchas de
tortillas. Algunas veces quitan el agua durante dos semanas y
entonces llego al nivel de un cerdo. Sólo tengo este mueble y una
cama que pertenecía a la mucama. Otras veces los guardias me
regalan un cigarro y platican conmigo a través de las rendijas, dicen
que tienen órdenes drásticas de mantenerme en total
confinamiento. Gracias a ellos me enteré que tienen a mis hijos en
capilla y no saben lo que sucederá conmigo hasta segunda orden.
Me acusan de ser del asesino intelectual de Rosales cuando hasta el
más ingenuo sabe que había en este país más de mil personas
interesadas en su desaparición incluyendo a su propio padre. Pero
bien, me estoy anticipando a los hechos... soy todo oídos".
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-¿La sabe el Presidente del Congreso?
-¿Se refiere a Manuel Barquero? Probablemente sí. No creo que
un magnicidio se lleve a cabo al margen de una figura tan
importante.
-¿En qué fundamenta sus afirmaciones?
-En muchas cosas que pocas personas sabemos. Escuche bien, yo
no estoy encarcelado por haber asesinado a nadie. Estoy
encarcelado porque sé demasiadas cosas. Tengo pruebas como
para encarcelar a la mitad de las personas honorables de este
remedo de país
-Deduzco entonces que usted "forma parte" de muchas redes
clandestinas dedicadas a los ilícitos
-Claro que sí. Yo no estoy guardado por ser buena ficha. Todo lo
contrario, este arresto y esta injusta payasada que están realizando
conmigo y con mi familia está motivado porque soy un hombre
peligroso, es decir, soy peligroso pero no soy asesino. El trabajo
sucio siempre lo hacen otros; tenía un set de pistolas y no soy
tan malo disparando pero jamás me he ensangrentado las manos.
Inclusive yo fui de los que propuse tolerancia con respecto a
Oswaldo Rosales. En público y en secreto siempre dije que este
candidato, con un poquito de moderación y de pulimento,
podría ser una carta de triunfo para el Partido.
-Cuando lo dijo en público yo fui testigo, ahora ¿a quien se lo
dijo en secreto?
-A los que deciden amigo
-Trata de decir que no decidimos nosotros, trata de insinuar que
las votaciones son una ficción y que la democracia es un completo
chiquero
-No he dicho eso señor. Yo no estoy en posición ni para insinuar
ni para suponer. Lo que le estoy diciendo lo estoy afirmando.
Un presidente se pone o se quita porque se decide arriba. Allá se
arman los cronogramas a las buenas o las malas. Varias veces se
le dijo a Rosales que declinara sus aspiraciones y le dejara el
camino libre a Dimas Recarte. Se utilizó todo género de
argumentos pero el tipo nunca dimitió. Inclusive los sordos
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llegaron al extremo de ofrecerle plata, mucha plata, para que
momentáneamente depusiera sus intenciones... pero igual, el
hombre se negó y de ese modo firmó su propia sentencia.
—Puedo saber nombres... ¿Se atrevería a dar nombres de arriba?
—De momento no pero si usted vuelve dentro de algunas semanas
y me encuentra en esta misma celda le voy a regalar algunas
bombas.
—¿Quiere decir que me dirá los nombres de los verdaderos asesinos?
—Yo no soy policía señor. Sólo soy un hombre de la clase política
que está en la obligación de saber cómo, porqué y quien está
detrás de las cosas. Yo no sé en detalle quien mató a Rosales pero
sí tengo algunas informaciones que esclarecerían los hechos en
un santiamén
—Volviendo al tema del doctor Barquero ¿puedo suponer que el
actual presidente del Congreso tiene la cola manchada con este
crimen?
—Saque usted sus propias deducciones. Le reitero, jamás van a
poder armar este maldito rompecabezas si me eliminan a mi
que soy la piedra angular.
—Me confunde. Se niega a darme datos precisos pero a su vez
asume tener la clave de todo.
—Por el amor de Dios amigo, dejémonos de mierdas y reúnase
con los sordos. Dígales que no quiero morir como un perro ni
como un árbol. Dígales que me den la vida y yo le doy mi silencio
para siempre.
—No sé qué que habla... ¿acaso cree que aun pertenezco a su clan?
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un termo y varias galletas, también consiguió filtrar naranjas.
Siempre trae naranjas y ni siquiera puedo pedirle que varíe, decirle
que no soy un astronauta, que sé perfectamente que allá afuera se
consiguen otras frutas. En fin, no me sirve su persona en tanto no
esté dispuesta a matar por mí. Está furiosa porque le he dicho más
de una vez que si de verdad le interesa mi persona y mi psique
entonces debe demostrármelo llegando a ese extremo. La mayoría
de las groserías se las he expresado con el afán de espantarla porque
sé que cuando se vuelva parte peligrosa en todo este enredo la van
a liquidar. Su terquedad profesional no tiene fronteras y he
terminado creyendo que se trata de una loca sin parientes. También
he especulado en otro sentido, a veces he creído que se trata de una
espía de los sordos, a través de esta puta —he pensado— pueden
llevar un control de mi decadencia y pueden apurar el perfil de
locura que necesitan para trasladarme a una clínica de enfermos
mentales. Más algunas veces se derrumban mis especulaciones
porque se interesa en mí como lo hacía mi madre, por lo tanto,
descarto que sea loca o puta pero no un fantasma. Mis delirios
crecen en proporción directa con mi desesperación y por momentos
no consigo conciliar lo real con lo imaginario. Sé que estoy pisado,
más no sé si mis culpas son parte de un sueño y si en verdad, en el
etéreo escenario de una pesadilla, maté definitivamente a Oswaldo
Rosales.
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nuestro primer proveedor de revistas pornográficas las cuales
abríamos de par en par en los excusados mientras nos ahorcábamos
el pito en audaz competencia. Después montó una revista
estudiantil y se hizo célebre porque escribía sonetos; a mí me odió
desde una vez que lo hallé copiando los versos de Neruda y
entretejiéndolos con los suyos. Recuerdo que se me acercó y me
dijo "si cuentas esto te delato" pero yo, que desde entonces podía
agarrar de los huevos a cualquier hampón le respondí "callo si me
hacés parte del negocio". Así nos hicimos socios la primera vez, yo
recibía los pedidos de los productos y él me los suplía
mensualmente. Distribuimos miles de playboysy un número
hasta
ahora indefinido de porros de marihuana. Ambos hacíamos plata
y de paso nos las arreglábamos para pasar nuestras clases. Los curas
nunca se enteraron y si lo hicieron reciban a deshora mis respetos.
Yo le perdí la pista a mi socio cuando mis padres otra vez se
cambiaron de ciudad en nuevas misiones diplomáticas. Siempre
recordé aquel paria como a un oportunista infiltrado entre nosotros
por esos descuidos de clase que se propician en los centros
educativos. Cuando me gradué —soy licenciado en derecho,
notario y abogado— Me refiero a la primera vez que me gradué,
yo ya tenía una vida montada con otros insumos. Lo de graduarme
fue un teatro para agrandar mi prestigio público y para asegurarme
algunos ascensos en el cártel. Porque aunque la gente no lo crea o
no lo sepa en el mundo de los sordos también hay jerarquías,
importan los méritos y se recompensan los esfuerzos. Nosotros,
me refiero a hombres como yo que no ocupan presentación,
llevamos doble vida. Una vida clara y una vida oscura. Ambas deben
conciliarse de modo que no se entorpezcan y procurando que no
se contradigan. Requiere mucho tacto, sutileza; requiere de cierta
frialdad creativa que nos permita ir de un mundo al otro sin alterar
las reglas que rigen a cada uno.
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mano y con la misma precisión debo comprobar si las falsificaciones
de papel moneda son de buena calidad. Con la misma prestancia
con que acudo a los llamados del colegio cuando las autoridades
me llaman por asuntos relacionados con el comportamiento de
Daniel, debo acudir a los llamados de media noche para recoger
ciertos encargos de mi otra vida. Por la mañana puedo comparecer
a la iglesia y alimentar con absoluta sinceridad mis devociones y
por la tarde puedo (o podía) presidir una junta de maleantes. Yo
me reúno a diario con personas decentes y uso mis finos trajes para
presentarme a las conocidas obligaciones de un hombre de gabinete,
me expongo a la opinión pública sin jamás perder el aplomo ni la
compostura y puedo mostrarme democrático, ecuánime, civilizado.
Sin embargo puedo ser letal al momento de asestar un golpe
subterráneo y muy atinado al momento de mover los hilos
desalmados de la corrupción en grandes ligas. Soy moralista y vil,
tierno y cruel, pulcro y sádico, nunca maquiavélico pero siempre
ruin. Jamás sucio, no soy de la escuela saca tripas; provengo de
algo más refinado. Soy de la clase aristocrática y el único que pudo
demostrarle a los sordos que aun los actos más macabros pueden
realizarse con cierta elegancia delictiva. En alguna ocasión, en una
reunión de alto nivel, le dije al Jefe en su propia cara que cerdos
como Ilovares — ese reportero mentecato que se las quiso tirar de
niña buena cuando vino a entrevistarme — perjudican el buen
funcionamiento de las cosas. En dicha ocasión me refería en con-
creto a esa horrible manía de cobrar migajas por hacerse los de a
peso. Fue la segunda vez que volví a ver a mi antiguo distribuidor
de marihuana y la primera vez que lo ofendí de manera directa
como queriendo sacarme un viejo clavo. Estuve a punto de
expulsarlo de la reunión pero el Jefe pidió cordura. Después me lo
encontré en otras reuniones y jamás abandonó esa típica conducta
de ahuevado. Creo que el tipo está bien entrenado para ser un
servil, puede recibir una humillación tras otra y jamás se enfada.
Tardé mucho en comprender que al fin de cuenta Piporro Ilovares
no pudo ser, siquiera en el incierto mundo del hampa, más que un
pobre asalariado incapaz de ascender y de prosperar. Admito que
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en algún momento fui drástico pero igual, el pobre sabandija jamás
consiguió reivindicarse frente a mí.
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ilusión lo único que compromete a la personas a esos pactos tan
severos.
Sé que odia abordar estos temas, insistió, pero dígame ¿ cual era su
ilusión con respecto a ella, por qué la eligió?. Mi ilusión era su
enorme culo. Cuando me casé con Idalia yo todavía era superficial
y me fijaba en el culo de las mujeres y el de Idalia era uno de los
más codiciados del ruedo. Desde luego era un culo con muchos
valores agregados porque se trataba también de una excelente y
bien remunerada profesional de la medicina. Además tenía en qué
caer muerta y no estaba exenta de ternura y buenas ideas de
prosperidad. Ahora bien, la ilusión de ella era mi dinero. Cuando
nos conocimos yo no tenía un céntimo pero mi aspecto y mi actitud
era de millonario. En realidad yo no tuve la culpa, fue una verdadera
equivocación del destino, una mala jugada de la vida, el haber
llegado a la adultez sin un quinto en el bolsillo.
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oportunidad decidieron rifarse incluso las propiedades y las reservas;
según sus cálculos erróneos Víctor Barquero se había convertido
en aquel momento en la única alternativa viable para recobrar el
poder. Y ganaron pero el hombre ni siquiera había calentado la
silla cuando los militares reformistas le asestaron el golpe. Allí fue
el acabose, según mi padre la mayoría de los Barquero tuvieron
que salir por puntos ciegos ya que la cacería de brujas desatada
semanas después de aquel penoso acontecimiento tenía como
objetivo secreto desaparecer a toda nuestra estirpe de la faz de la
tierra. Fueron pocos los miembros de mi familia que consiguieron
sobrevivir de aquella vicaría militar, uno de ellos, Lorenzo Barquero,
hermano del actual presidente del congreso. Para mí Lorenzo es el
paradigma de lo que debe ser un político audaz. Abogado igual
que casi todos pero sagaz y previsor. Cachureco cuando conviene,
liberal cuando se puede. Su astucia llegó al límite de infiltrarse en
el gabinete en la sombra del General golpista y posteriormente se
convirtió en Ministro de la Defensa sin jamás haber lanzado un
tiro siquiera. Cuando bajó la marea hizo algo por nosotros, recuerdo
que llamó a mi papá que estaba auto exiliado en México y nos
informó que podíamos regresar sin temor. Y lo hicimos;
albergábamos alguna esperanza de reponernos y mi padre me
auguró un gran futuro como hombre de leyes en un país ávido de
civilización e innovaciones. Jamás había ejercido mi profesión y la
verdad nunca creí verme en la necesidad de hacerlo. Pero después
entendí que todo había cambiado, que yo era el último vástago de
una generación de decadentes.
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la cabeza pero le dije que sí. Que de hecho si él no hacía algo por
nosotros llegaríamos a tal extremo de necesidad que probablemente
saldrían afectados todos los Barquero por igual. En mis palabras
sonaban ya, sin proponérmelo, los primeros destellos de cinismo
que impresionaron a mi tío Lorenzo. Por suerte el hombre lo tomó
a gracia y después, sin muchas indagaciones, me asignó la primera
tarea notarial. Mis labores fueron tan eficaces y diligentes que no
ocupé ni siquiera el semestre para volverme magistrado. El éxito
de Lorenzo Barquero y su pragmatismo burocrático le valió la
confianza del General pero a su vez redobló los resentimientos de
mi padre quien herido de muerte por la infidencia de nuestro tío
decidió apartarse para siempre a su último refugio, una pequeña
casa de campo que tiempo atrás habíamos construido en Tatumbla.
Mi madre, una teutona culta y serena que vino a este mundo para
aprobar y resistir todas las calamidades de mi padre, se puso por
primera vez de mi lado pero de poco sirvió porque murió
cruelmente de una tremolante infección intestinal. Cuando mi
padre quedó viudo se volvió insufrible, Elena y Paula quienes jamás
volvieron a Honduras — y yo— optamos por abandonarlo pagando
una enfermera a tiempo completo. Como cabe suponer mi padre
no pudo con tanto desengaño y cuando cierta mañana la enfermera
vino para darle el medicamento de rutina, notó que estaba tieso de
muerte. Sí hicimos honras fúnebres a la altura de sus méritos pero
siempre tuve la corazonada de que mi viejo fue vencido por la
realidad mucho antes de morir. Sus últimas frases fueron para mí
inolvidables y reflejan las antípodas de su gran desolación finisecular
"siempre creí que estaba criando algo mejor que yo —me dijo—
más muero con el terror de que alguien escupa mi cadáver por tu
culpa" .
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enterarme de algunas cosas que hubiera preferido saber antes de su
muerte; por ejemplo que era Liberal de los de cepa y no cachureco
de facto como siempre supuse. Que en sus tiempos mozos había
sido vocal del Partido Comunista y que había fundado, con su
propios fondos, una filial de los Alcohólicos Anónimos. Es más,
vine a enterarme que en sus ratos de ocio practicaba la poesía y que
inclusive fungió como mecenas de un poeta más o menos notable
que previo al entierro pidió la palabra para leer un soneto en su
honor. Aquel sujeto se anunció como hijo adoptivo de mi padre y
dijo llamarse Elvis Esquivel. Lloró con sinceridad y meses después
movió el cielo y la tierra para entrar en contacto conmigo porque
dijo estar en posesión de algo que a mi debía interesarme sobre
manera.
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C onforme pasan los días y las cosas se enredan en el arte
revertido de las prevaricaciones, mi vida anterior se va
dibujando en mi memoria como si alguien estuviera trasegando
lentamente las páginas de un block. Recuerdo a miles de personas
que conocí a cada paso, en el extranjero, en mi infancia, en las
salas de espera de los aeropuertos, etc.
Más ¿no son los personas imágenes pasajeras que sólo dejan manchas
dolorosas en la confusión de la conciencia? ¿cómo puede la gente
llevar un control de todo lo que produce y de todo que significa en
la memoria de los demás?.
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fullerías de los mejores restaurantes, o libando licores extra secos o
departiendo en los mejores spa de lujosos hoteles. No estoy hablando
de cínicas ostentaciones que uno rememora para alimentar las
tramas, no estoy exagerando un ápice. Tan sólo estoy hablando de
situaciones que carecen de trama; me estoy refiriendo a puntos
que no tienen argumento alguno. Todo esto es así porque así es, es
vozpopuli entre personas de este mundo, es cosa normal en quienes
sencillamente asumen la realidad tal cual es.
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andaba tras Eunice. El muy hijueputa me dijo descaradamente
que mi pollita ya tenía edad para dormir en su gallinero; por
supuesto que lo dijo bajo el efecto de tres martinis pero igual le
partí la cara con una botella. Después entendí que tratándose de
los hijos uno siempre recobra algún brillo y que los vecinos de la
mala vida siempre necesitan ciertas demarcaciones. No obstante el
desaire fue superado en nombre de los negocios. El no me pidió
perdón ni yo le pedí disculpas. Nada más puse a las mujeres de mi
casa en sobre aviso. Evité hasta los encuentros casuales entre mi
niña y aquel rufián y le advertí a Idalia que por nada del mundo se
atrevieran a recibirlo en mi ausencia.
Por esas cosas del juego me tocó asistir a una misa negra en una
mesa blanca para discutir un fraude electoral. Supuse que los
opositores estarían en desacuerdo pero me sorprendí cuando el
líder de los cachurecos tomó la palabra para dimitir por las buenas
de sus incipientes aspiraciones. El hombre temblaba como una
rama de ruda y se notaba que alguien lo había obligado a leer aquel
discurso. Así las cosas el fraude fue innecesario y la junta determinó
que "cuando las cosas se pueden arreglar por las buenas" se ahorran
muchos malos entendidos. Quien dirimía aquella reunión era
justamente Luis Cámbar y su frialdad jubilosa eran tan notable
que a los concurrentes se nos puso la piel de gallina. Entre los
presentes se hallaba mi tío Lorenzo, por entonces retirado y
haciendo papeles de oidor, al salir me invitó a un trago y me dijo
"esa bestia fue creada por mí y ahora me cuesta creerlo" se refería
obviamente a Cámbar. Mi silencio fue táctico, quise que fuera él
mismo quien terminara de armar el concepto de su propia creación,
"le pedimos continuó — sin dejar de mirar sus dedos de uñas
comidas — que nos ayudara a desilusionar a este maricón pero se
excedió y terminó destruyéndolo. Sabemos que este candidato tiene
serias probabilidades en su partido pero igual, nosotros tenemos
haciendo fila a tres hombres que lo vencerían con un aletazo. Uno
de ellos es Manuel mi hermano quien si se mostrara más agradecido
con los contrarios seguramente escalaría con mayor rapidez. Vaya,
por decirlo de algún modo, tenemos un repertorio de líderes cuyos
perfiles garantizan el triunfo consecutivo para medio siglo. Inclu-
sive tenemos eyaculadores precoces como Oswaldo Rosales quien
padece el vicio contrario al de mi hermano. Este muchacho tiene
un gran futuro, será cuestión de domesticarlo. El punto es que le
pedimos a Cámbar que de cualquier modo tratara de frenar la
40
retórica de este mequetrefe. En los últimos tiempos ha estado muy
desbocado y le ha ocasionado algunos inconvenientes a nuestra
gente, sobre todo a Dimas Recarte. Me refiero a inconvenientes
fuera de la frontera ya que dentro del potrero bien sabes que somos
impermeables; yo creo que con un par de llamadas y ciertas
insinuaciones de peligrosidad el hombre habría reculado un poco,
no totalmente porque la política no tiene sentido sin adversarios...
pero la bestia de Cámbar no entiende de sutilezas y terminó
liquidándolo. ¿Sabes qué hizo? Lo visitó con un fajo de fotografías
donde el tipo aparece travestido en una juerga parisina. Nadie sabe
cómo le hace este maldito para acceder a estos materiales pero un
buen día se le acerca a cualquiera y le dice que tiene algunas tomas
que son de su interés. En fin, tratándose de debiluchos como este
que aceptó la dimisión a las primeras de cambio un individuo como
Cámbar es infalible. Conozco pocos hombres en éste país que
tendrían los cojones de afrontarlo con éxito. No te digo más pero
de todos modos en este mundillo nadie tiene la cabeza asegurada".
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que traté de cerca en tiempo de los golpistas, un torturador jubilado
que solo respondía por El Santo y que fue entrenado por el coronel
Baltodano, otro criminal verde olivo. Recuerdo que El Santo me
preguntó "¿cómo lo quiere jefe, en bandeja o en rodajas?". Sólo
sonreí y quince días después me invitó a su oficina vaciado en
carcajadas "Ah los políticos —decía— se comen el culo en circuito
cerrado".
42
V era Sinclair está furiosa conmigo. Dice que mis progresos
son lentos y que mi locura es frenética. Dice que yo estoy
loco por voluntad propia y que mi deseo es morir para castigar su
vanidad de ayudarme. Dice tanta estupidez y siempre que viene se
niega a creer todo cuanto le relato. Hablo hora tras hora sin parar
y ella se pone al frente con su libreta queriendo posar para mí
como la última zarina del psicoanálisis. Lamento su situación y sin
embargo jamás me he atrevido a soltar ningún comentario sobre la
desolación que su presencia me provoca. La veo allí como un ser
absolutamente inútil y no puedo ni empujarla, ni contradecirla, ni
liquidarla, ni influirla. Es un bulto de la vida que ha decidido
aminorar su soledad visitando al más perdedor de todos los
hombres. Ni siquiera he reparado en su cuerpo, no puedo realmente
saber cómo es su cuerpo. Para mí es una máscara montada sobre
un esqueleto que deambula en un mundo de piedades oscuras. Un
ángel caído en desgracia que sólo puede andar sobre las muletas de
sus ilusiones banales, en fin, una persona que me fastidia y me
enloquece con su presencia. Odio profundamente sus naranjas y
sus regalos remilgados. Detesto que no quiera ayudarme a vivir y
sólo insista en estudiarme. Creo que voy a cometer mi primer
asesinato si pasa una semana más y ella se niega a contactar a mis
hermanas.
Anoche tuve otro golpe de lucidez. Las únicas personas que pueden
ayudarme - descartando a mi gran Daniel - son Elena o Paula. No
porque sean mis hermanas sino porque viven fuera de Honduras y
no conocen a nadie de este país. Los sordos tienen bajo control cada
hoja que cae y pueden ordenar mi desaparición al momento, pero
si consigo que Paula y Elena se muevan con cautela desde el exte-
rior seguramente podría dar algunos avances. Entonces es urgente
que Vera, el último cordón que me conecta con el mundo, renuncie
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a ser mi psicóloga y acepte ser mi abogada de hecho. Le haré la
oferta una última vez y si se niega la tendré que matar. Porque al
matarla tendré la posibilidad de ser removido a una cárcel normal.
Desde una cárcel normal puedo apelar a mis contactos y ¿dónde
podría hallar un hombre como yo sus mejores contactos sino en
una prisión?.
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existen a pesar de que ustedes no les den ni la más miserable
importancia. Entonces, si está sinceramente interesado en mi per-
sona hábleme por primera vez alguna cosa que sea cierta. Dígame
quienes son los sordos, por el amor de Dios, explíqueme su verdadera
relación con Luis Cámbar y dígame de una buena vez si está
infiltrado en ese horrendo asesinato".
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Pero el gobierno invisible sólo lo vemos ciertas personas
privilegiadas. Personas absolutamente anónimas y por lo mismo
tan intangibles y letales como sordos. Se trata de un "supra
estado" cuyo poder es invencible, intocable e inmanente. Son
los verdaderos propietarios de los países y los verdaderos jerarcas
del mundo. Sólo intervienen en cosas extremas porque confían
en que sus subalternos, es decir los gobernantes que son algo así
como sus mayordomos, sean capaces de dirimir las cuestiones
sin necesidad de sacarlos a media noche de sus lindas mansiones
o de sus búnkeres impermeables. Los sordos no son humanos en
el sentido convencional de la palabra. Sus poderes son tan
misteriosos y omnipotentes que controlan a estas alturas no sólo
asuntos propiamente terrenales sino temas de orden metafíisico.
No se mueve una hoja en este mundo sin que ellos lo autoricen
y sin embargo todavía desconfían de su eficacia. Tienen un
decálogo de siete páginas que se memoriza fácilmente y que
gobierna de manera omnímoda cualquier tipo de situación que
altere el orden universal de las cosas. Los sordos tienen dominio
pleno sobre la tierra y soberanía perpetua sobre todos los negocios
humanos hasta hoy conocidos. Secuestraron este planeta y para
liberarlo nadie posee ni material ni espiritualmente la cantidad
inmensurable que ellos solicitan. Ellos pueden deshacerse de
Jhon Kennedy con la misma facilidad con la que han pulverizado
a Oswaldo Rosales y para ellos no existe diferencia alguna. El
código de los sordos no sólo es universal sino también implaca-
ble, ellos no discuten ni reprenden ni amonestan, ellos
literalmente no oyen. Por eso cuando un caso cae en sus manos
producto de las desatinos en las funciones intermedias ellos
golpean el único martillo de su tribunal y sentencian "Sáquenlo
del aire".
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-No licenciada... todos esos son simples dialécticos. Sabuesos,
serviles, súbditos, unos grandes maricones incapaces de dar el
gran salto. Talvez, si muero, el paria de Cámbar suba pero si en
cambio logro sobrevivir, para lo cual requiero su apoyo, tal vez
sea yo quien suba... nadie lo sabe. Pero cambiando de tema,
usted se muestra ansiosa ¿es adicta a alguna cosa?
-Al tabaco no más. Soy adicta desde que era una adolescente. He
vivido distante de esta mierda creo que por diez años pero desde
que lo frecuento no puedo evitar la ansiedad. Ahora bien
¿Oswaldo Rosales era "sordo" o "dialéctico''?
-Ni lo uno ni lo otro. Aquel aspiraba a la dialéctica que es una
manera eufemística de decir que aspiraba a la política.
-¿entonces hay una clase todavía más inferior?
-Si, pero Rosales tampoco pertenecía ni siquiera a esta. La más
baja categoría del mundo invisible se llama los naturales. Se trata
de aquellas criaturas desalmadas e irracionales que los sordos
entrenan para las tareas más sanguinarias del cártel. Estos ni
oyen ni dialogan ni piensan. Son máquinas de carne y hueso
que están disponibles a cualquier hora y en absoluta deuda y
sumisión hacia los sordos. Son el desperdicio humano, seres fríos,
perversos y criminales capaces de tributar con su propia vida los
grados de lealtad que mantienen con sus superiores. Los natu-
rales son objeto de mejores consideraciones por parte de los sordos
y en cierto modo gozan del privilegio funesto de quitar del
camino a todo dialéctico que se les oponga. Al contrario no
sucede y esta ha sido una de las grandes frustraciones de hombres
como Cámbar y como el abogado Osorio quienes nunca tuvieron
la suficiente sangre fría para ser un natural ni las necesarias
características de un auténtico sordo. Entonces ¿quién era
Oswaldo Rosales en realidad? Sencillamente un desclasado. Y
por eso lo liquidaron
-¿Usted planeó su muerte?
-No, lo hizo el Jefe de los sordos. El jefe lo llamó por última vez
un viernes y le dijo ¿te alineas o te arriesgas? Y el infeliz de Rosales
dijo "me arriesgo"
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-¿quién es un desclasado?
-Alguien como usted por ejemplo.
-A qué se refiere.
-Bueno a que lo que usted hace o intenta hacer es absolutamente
banal. Su caridad es una mierda, lo que usted estudia también
es una mierda, lo que usted piensa de mí y también lo que piensa
de usted es una mierda, es una mierda la sicología, la filosofía, la
literatura, la economía, la santidad, el esoterismo y sus malditos
pranas... todo es una mierda hasta que las personas se interesan
por la política. Esa es la única palabra que los sordos oyen y la
única actividad humana que los sordos respaldan. Todo lo demás
es una completa y absoluta mariconada. Actividades triviales
que no alteran en lo más mínimo el verdadero funcionamiento
del mundo. Es decir, los desclasados son personas que están a
millones de años luz de ser siquiera interesantes para los grandes
jerarcas. Sólo existe un único medio de influir y de acercarse a
los sordos y este se llama la política. No hay otro, no existe otro.
Y como no hay otro el camino no presenta divisiones ni opciones.
Este camino es pertenecer a cualquiera de las clases antes descritas,
si en verdad da el gran paso de su vida y se interesa por la política
entonces aparecerá un gran panorama ante sus ojos, un extenso
panorama de tres horizontes por los cuales podrá elevarse a la
grandeza, estos tres cielos son, ya se lo dije, ser un sordo, un
dialéctico o un natural. En el partido todos somos dialécticos y
cuando le propusimos a Rosales que siendo parte del "sistema"
su cuero estaba asegurado, el nos respondió con sus ya conocidas
arengas. Por cierto muy inspiradas y muy genuinas pero igual
¿gastaría lo mejor de su lírica hablando con sordos?
-Entonces en qué quedamos ¿ a Rosales lo mató el partido o fue
"sacado del aire" por lo sordos?
-Veámoslo de este modo: los dialécticos lo acusamos, los sordos lo
sentenciaron y los naturales lo ejecutaron. ¿Va usted a fumar?
-No. No quiero hacerlo. Okey, como lo que yo hago es una mierda
y la sicología no tiene ni la más miserable influencia en el
desarrollo del mundo, dígame, ¿qué debo hacer para ser parte
de algo?
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—Bueno. Dialéctica no puede ser porque no tiene partido ni
filiación ni trayectoria. Sorda mucho menos. Sólo puede ser una
natural y aspirar a un ascenso.
—¿a quien debo matar?
—A una mujer
—A quien
—Tiene que matar a Ingrid de Rosales
—¿Cuándo?
—Cuando yo dé la orden.
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7
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Con sólo reunir la mitad de lo que me adeudan yo podría contra
comprar al mejor sicario de los sordos. Necesito comprar gente pero
no tengo la plata a mano y lo que es peor: no tengo la gente cerca.
Por eso lamento la fuga de Idalia y su visión anal de la vida. Daría
cualquier cosa por tenerla como aliada; sé su debilidad, ama las
joyas, el glamour, los carros de lujo, las modas, las revistaslight, los
viajes excelsos y los roces de altura, entonces yo podría comprarla
pero ella está totalmente alienada con la verga venenosa de Cámbar.
Cámbar la ha enfermado sexualmente y ella se convierte en un
horrible y sumiso jilguero que come alpiste en sus manos. Esa mujer
está enajenada, podría volar mentalmente, podría irse por los vientos
en nombre de sus ambiciones y de sus sueños, podría tocar los
cielos con su belleza y sus atributos pero al aterrizar siempre termina
clavada en el miembro de Cámbar, es el único eje sobre el cual
puede rotar su vida. Algunos meses antes de esta conjura habíamos
discutido suciamente sobre la situación de Eunice; yo le pregunté
"cambiarías a tu propia hija por un polvo con Cámbar" y ella
sonriendo me contestó "mejor pregúntale a tu hija ¿matarías a tu
madre para echar un polvo con Cámbar?" entonces la agarré del
pescuezo con la intención de decapitarla. No sé qué me impidió
matarla pero supe que la tipa había llegado al tope de su desquicio
y que Eunice estaba siendo infiltrada en un trama demoníaca.
Después establecimos un acuerdo digamos adulto, naturalmente
un acuerdo muy frágil: yo daba luz verde para sus demasías siempre
y cuando se guardara alguna discreción y ella se comprometía a
mantener a mi hija distante de su depravada hoguera. De todas
formas yo siempre fui un adúltero y de la parte mía, sinceramente,
se habían sellado los poros sexuales con respecto a ella. Cogíamos
por rutina, sin deseo y sin sentido. Nuestros hijos ya estaban crecidos
y las funciones paternales ya se habían sedimentado. Eramos lo
que se dice una familia respetable, onerosa y servicial. Nuestro
estatus político y económico estaba visado para muchas décadas
teniendo en cuenta que los Barquero seguían siendo honorables y
que los Marenco se suponían una ínclita familia adinerada de la
capital.
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Cuando mi mujer se convirtió en una Madame Bovary sin carrusel
yo consolidé mi postura paternal en base a dos conceptos: sustento
e independencia. La fachada de nuestra familia debía conservarse
intacta pues no había otra forma de ocultar sus desafueros y no
existía a la vez mejor mampara para mis negocios de subsuelo. A
partir de un punto la paz fue posible, reducimos el cinismo,
frecuentamos las reuniones sociales, no discutimos frente a nuestros
hijos, dupliqué la inversión hogareña y ella intensificó su contacto
maternal. Por su parte Daniel y Eunice se acoplaron genialmente a
nuestras disposiciones y bien pronto todos empezamos a respirar
cierta normalidad que exagerando un poco se podría calificar de
armoniosa. El pacto incluyó a Cámbar y aunque siempre supe que
los pactos con Cambar son ficticios, conseguí al menos que mi
mujer lo mantuviera a mecate corto con respecto a mi niña. Eso es
lo que suponía y sigo suponiendo.
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Importa tener un poco de calma y mucho cálculo, sé que toda mi
fortuna no alcanza ni para salvar el dedo gordo de mi pie de modo
que materialmente no valgo seguramente un céntimo. Mi fortuna
es lo que sé, lo que tengo guardado en lugares que nadie sabe, lo
que guardo en mi memoria y en mis recuerdos, lo que escondo en
mis archivos herméticos y ante todo: lo que soy capaz ahora mismo
de ocultar en las únicas dos o tres personas que me visitan. Hoy
espero nuevamente a mi abogado, seguramente traerá nuevas
instrucciones veladas para obligarme a ceder más bien sabe que
lobo no come lobo. Igual que Piporro Ilovares, se las quiere tirar
de pulcro frente a mí con la diferencia que mientras aquel finge no
conocerme este supone conocerme al extremo. Inclusive presume
conocer al detalle la vida, la intimidad y los líos de cada Barquero
conocido y no conocido. Yo saco provecho de estas presunciones
pero él no lo sabe, sé que es un zorro de viejos llanos pero igual no
puede ir más allá de sus limitadas intuiciones jurídicas. Ahora viene
con otro que parece su clon. Espero lo peor y sólo puedo apretar
bajo la mesa este inútil cuchillo que la doctora me aprovisionó. Sé
que puedo ser rociado a balazos por cualquiera que ingrese de
sopetón y sé que ese cualquiera puede llegar envuelto en una sotana
o en un casimir. Desde que me ven se llevan las manos a las fosas
nasales con disimulo. Hace ya seis días que no me baño y mis tres
pantalones están hechos una piltrafa. Encima los nervios me han
traicionado y varias veces me he orinado en mis propias prendas.
Además las patadas de los guardias me han hecho sangrar de la
nariz y todo mi aspecto es una completa porquería. Esto sin hablar
de las heridas internas, he sido un hombre tan sano y alentado que
no consigo imaginar cómo soy por dentro. Desconozco el lugar de
mis órganos vitales, la forma de un estómago, el flujo de la sangre
y el aspecto de los huesos. Nunca di ni recibí sangre, jamás tuve
gripe, ni catarro, nunca me había fracturado. Por eso digo que
estoy enfermo del bazo, del páncreas, de la meninge, de las arterias,
de los ganglios o de cualquier otra cosa ya que las palabras médicas
para mi jamás habían tenido el más mínimo significado. Esto más,
no sabría diferenciar una Alka Seltzer de un caramelo. Sin
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embargo reconozco por fin la enfermedad impuesta de la que soy
víctima. Estoy enfermo de abandono y sucio de la impotencia, casi
a un paso de la muerte pero todavía con ganas de disputarme la
vida a puñaladas. Tiemblo de hambre y de calor, no consigo
distinguir mis sensaciones más normales y tengo la desventaja de
que por segundos las cosas se me simulan como parte de un sueño
prolongado. Peor aun, me veo como testigo distante de toda esta
situación, algo así como si ya estuviera muerto y al mismo tiempo
recordando todos los acontecimientos que me llevaron al fin. Por
ejemplo el ingreso de su abogado y su acompañante sucede en un
tiempo a la vez lento y a la vez eterno, hace unos segundos los vi
entrar por el jardín pero presiento que esto sucedió hace ya muchos
siglos. Ahora los veo de nuevo frente a mí y reconozco que son dos
hombres de este mundo, dos hombres decentemente vestidos y de
finos tratos. Rumoran algo pero no consigo descifrar lo que dicen,
solamente se inquietan ante mi y no actúan de forma precipitada.
Al poco rato un guardia ingresa con un balde de agua fría y lo
lanza con violencia sobre mi rostro. Yo me revuelco en el piso entre
una sensación de pánico y deleite. Por fin el agua, por fin el agresivo
signo de la presencia humana. Ya despierto me levantan como lo
harían con un inválido y me sientan en la única silla de la sala.
Cuando el abogado se acerca demasiado a mi cara yo le digo con
débil voz "los voy a hundir". Pero igual me hace sentar y me trata
como si yo fuera un pichingo de trapo que no asusta ni a los pájaros.
Ahora, ya devuelto a la realidad por el chapuzón, consigo distinguir
al otro. Es un hombre gigantesco e irreal, alguien que vi más de
una vez en ciertas reuniones y del cual no precisa saber el nombre
porque resulta inútil. Puede ser un sordo o un natural pero eso no
importa. Se sienta a mi lado y mientras me acaricia los húmedos
mechones que bajan por mi frente me dice "sabe qué es esto" y me
enseña una uña.
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Luego me cierra la boca despacio con la fuerza inmensurable de su
puño y se pone de pie. Sale sin despedirse y el abogado ronda por
la sala fumándose un Belmont. Pasan diez minutos y estoy con el
tronco y la cabeza caídos. El abogado comienza a hablar con la
pared pero conmigo.
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y también la mía. Lléveles la uña de regreso y dígales que no hay
necesidad de arrancar otra. Veo dos opciones, o nos liquidan sin
necesidad de torturas o avanzamos en la negociación.
—Perdone pero no puedo llevar esa porquería en mi portafolio.
Cerremos ese capítulo y vayamos a otro. ¿quién es la psicóloga?
—Vaya, a veces los sobre estimo.
—¿Forma parte de algo?
—Bueno. Si ella realmente existe y no es un fantasma como algunas
veces he creído, entonces es mi paño de lágrimas. La pobre es
tan ingenua y tan estúpida que ni siquiera sabe lo que significa
la palabra peligro.
—Bien. Ahora lo dejo. Si vuelvo quizá haya negocio, si no
encomiéndese a Dios
—Osorio... usted envejeció pobre. Le doy todo lo que tengo a
cambio de Daniel
—Puede ser Horacio... puede ser. Pero recuerde, quizá usted ya no
tenga lo de antes. Además, Lorenzo Barquero y otros Barqueros
que han aparecido de la nada andan tras sus huesos. Ya están
reclamando derechos sobre sus bienes sin tan siquiera cerciorarse
de que usted esté lo suficientemente muerto. Total, ya veremos
lo que sucede...
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plusvalía de mis secretos. Lo interesante es que puedo documentar
a cualquier persona del mundo exterior, incluso a cualquier per-
sona del mundo claro, para que gestione mi libertad a nivel de los
tribunales internacionales ya que nada puedo hacer dentro de las
fronteras. El tamaño de esta conspiración ha rebasado las
expectativas de los sordos porque han tenido que acudir a su tercer
mandamiento "el castigo mayor incluye arrasamiento de primera
y segunda generación". Esto quiere decir que cuando se ha
comprobado el envergadura de la infidencia los sordos arrasan con
el traidor, con sus hijos y sus nietos.
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peces gigantes se convirtieron en la dieta perfecta para unos
alemanes que sobrevivieron a la guerra mascando amarguras. Mi
madre relataba cómo aquel hombre, armado con un puñal de
reglamento se clavó desnudo sobre las ondas del mar y salió abrazado
a una bestia sangrienta que tenía las fauces abiertas en señal de
laboriosos alaridos. El sargento Fritz desovó el tiburón y produjo
aceite, filetes y mollejas marinas para sobrevivir casi un invierno
tragándose el orgullo de en el fondo saberse no vencido. Sé de
otras historias de mi abuelo en sus letales misiones militares y de
todas doy fe por el simple hecho de haberlo tratado en su vejez,
que es una manera de hablar ya que nunca envejeció. El no murió,
yo diría que Otto Fritz era inmortal, el fue asesinado por una red
fanática de la restauración judía pero ese es otro tema. Tuvo dos
hijos y una hija. Ella es mi madre Marta quien era la negación
espiritual de mi abuelo. Mi madre tenía todas las características de
una enfermera y si no se hubiera dedicado a la enfermería a lo
mejor se habría decidido por un convento o habría optado por
convertirse en una proteccionista de animales. Era la bondad
alemana en su más exacta expresión, una combinación de ideas
celestiales y abnegación racional que dejó huellas imborrables en
todos nosotros. Nunca averigüé los sucesos exactos sobre cómo se
conocieron con mi padre, además estos sucesos siempre vienen
salpicados de mentiras y sazonados con aventuras inverosímiles.
Pero tengo claro que mi padre fue cónsul por error en el gobierno
de Juan Manuel Gálvez. Los nacionalistas sustitutos del general
Tiburcio Carias vinieron con ímpetus reformadores y restablecieron
negocios de estado con países que hasta ese día se consideraban
hostiles, como Alemania y Rusia. Aquellos por genocidas y los otros
por comunistas. Dio la casualidad que el profesor de matemáticas
Daniel Obregón fue designado por Gálvez para restablecer y mejorar
las relaciones con los teutones. Pero Obregón sólo puso una
condición: que delegaran como asistente en el grado al abogado
Tomás Barquero. Parece que el asunto no tuvo discusión y mi pa-
dre en el umbral de sus treinta años y con toda una carrera por
delante se marchó y dejó el bufete en manos de su hermano menor,
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el abogado Lorenzo Barquero. Según supe después mi padre, no
más tomar posesión del cargo, contrató a una profesora para que le
enseñara alemán o al menos los diálogos obligados. Así apareció
Marta Fritz quien firme en el deseo de restaurar su vida y volver a
la normalidad del progreso promovido por la pos guerra, atendía
tres jornadas de trabajo con una eficacia solo propia de un país mal
herido. Ella era dulce él ácido, ella racional él supersticioso, ella era
real él irreal, ella blanca mi padre criollo, ella lógica mi padre ilógico,
tan ilógico que cuando Daniel Obregón murió de un infarto cer-
ebral creyó que su deber era volver y abandonar Berlín pero Marta
Fritz, mi inteligente madre le dijo "no, ahora usted es el embajador
y yo su mujer". Después, ya en forma de familia, rodamos por
muchos países y sub países. Nosotros nacimos en todo el mundo
pero a nuestros padres les daba igual porque siempre fuimos hijos
de la embajada. Sólo volvimos a Honduras cuando ya cursábamos
la primaria pero nuestras cabezas ya estaban adelantadas en idiomas,
realidades universales e imágenes cosmopolitas. Por esa razón quizá
jamás conseguimos acoplarnos totalmente al tercermundismo moral
que descubrimos en todas las personas que fueron posteriormente
nuestro círculo social. Al extremo que Elena y Paula siempre se
iban a tomar vacaciones a otros países mientras yo me quedaba a
compartir con mis verdaderos compatriotas, los que al final de
cuentas me abrirían la brecha en el tenebroso mundillo de las
martingalas. No me costó trabajo conceptuar la gente ni la vida ni
la muerte ya que no perdí el tiempo que otros a mi edad perdieron
en descifrar la geografía, en balbucear otros idiomas ni en adivinar
la matemática. A los doce años yo abordaba temas políticos y sociales
con los más duchos de los amigos de mi padre que no eran pocos.
Pero no deslumbrada, en mí todo conocimiento se veía natural ya
que equilibraba mis participaciones ante los adultos con la
amabilidad aprendida de mi madre y con la jocosidad latina de los
Barquero. Jamás nadie me consideró un genio y mi madre, mujer
irritable a las exageraciones, tampoco lo hubiera permitido. Era un
chico normal que debía saber por obligación todo lo que se me
había enseñado por inculcación. Jamás me previ abogado o algo
60
parecido pero en la medida que crecí descubrí que los Barquero ya
tenían una profesión "oficial" y que no seguirla era en realidad una
traición familiar. No supe ni cuando ni por qué causa me hallé de
pronto estudiando leyes. Pan comido para alguien que no tuvo
que cumplir quince años para tener una visión holística del mundo
y sus componentes. Gran problema para alguien que en el bajo
mundo estudiantil ya descollaba como un importante líder y como
un sagaz cabecilla. Ahora bien, si yo filtrara toda mi trayectoria
por el colador de los psicoanalistas llegarían a demasiadas
conclusiones científicas sobre mi degradación moral. Combinando
mi historial genético y dejando mal parado a mi abuelo Otto Fritz,
con los trillados análisis del entorno y las nunca bien creídas causas
genéticas y hereditarias, dirían impunemente que han llegado al
meollo de mi diagnóstico. Pero yo deseo confesar que me hice
pillo por decisión propia. Es más, no me hice pillo de un día para
otro sino que soy parte de un proceso meditado, consensuado y
comedido. No elegí la delincuencia por contravenir mis propios
valores ni degradé mi persona por satisfacer pulsiones incontrolables
dentro de mí, vuelvo y repito, nuestra elección es calculada y
nuestros movimientos están sometidos a infalibles vigilancias. Por
otra parte no soy un delincuente común, el crimen atroz y
desmedido no forma parte de nuestros lemas y constituimos en
verdad un legado de invaluable filosofía moral y ética. Nos mueve,
aunque no se crea, una ética oscura y contra ella está dirigido todo
este testimonio que espero no se convierta en un testamento.
61
más desgraciado de nuestras celdas sustitutivas. Me refiero a la
justicia verdadera, la que de verdad importa, la que inventa figuras
jurídicas sin necesidad de discusión, la que absuelve sin evidencias,
la que encarcela sin pruebas, la que delinque sin penas, la que mata
con o sin dolo, la que se cumple al momento y la que castiga con la
severidad más extrema que un tribunal de súcubos pueda imaginar.
Nuestro código es secreto, inapelable y omnímodo. Mi causa por
ejemplo solo puede ser llevada en nuestro lenguaje ya que nuestros
juicios no son orales y menos escritos, nuestros juicios no tienen
lengua ni alfabeto. Nuestros abogados no hablan ni oyen; nosotros
no debatimos ni contendemos, nosotros, los criminales solo
podemos acudir a la instancia de nuestra propia resistencia, al juez
de nuestra propia conciencia y al recurso de nuestra propia frialdad
para vivir y morir con la misma indiferencia. Le cortamos la cabeza
a los soberbios, le arrancamos la lengua a los traidores y enterramos
vivos a quienes nos delatan. Por osadías menores en contra de
nuestros intereses sacamos los ojos, cortamos las manos, arrancamos
uñas, capamos, desnarigamos y rapamos. Cuando el caso amerita
usamos un manual de diplomacia que se considera el documento
mejor sintetizado de nuestra historia delictiva. Este manual de
diplomacia contiene, además del decálogo de los sordos, una rica
variedad de conceptos en los cuales se detalla con asombrosa
erudición los móviles filosóficos que inspiran, posibilitan, estimulan
y enaltecen el delito. Nadie tiene acceso a este material porque por
el mismo hecho de poseerlo sin autorización los sordos aplican pena
de muerte al instante. Recuerdo que un día le hablé a Rosales del
manual de diplomacia y el muy estúpido soltó la carcajada. Le advertí
que se considerara afortunado de no estar muerto ya que desde
arriba habían optado por aplicarle como medida preventiva el
manual de diplomacia. "Qué se creen ustedes —me gritó en la
cara— ¿ La guardia del santo grial, los nuevos templarios, los
mejores de Sion, los siete hijos de Luzbel o una simple pandilla de
maricas con complejo de gánsters?."
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Son cosas que nadie creería de Rosales porque en el ámbito popu-
lar era considerado un hombre muy culto, muy audaz y muy gentil.
Jamás se lo oyó decir una palabra soez y hasta hoy no se le conoce
un rasgo de inmoralidad.
Lo primero que hicimos fue agotar las instancias del diálogo, al fin
de cuentas por algo somos dialécticos. Hicimos venir a Rosales a
una reunión de altura y aunque habían diez puntos en la agenda
para aquella reunión extraordinaria, uno era en verdad el picante.
Nuestro propósito era convencer a aquel imberbe de que la política
siempre ha tenido sus prioridades y su programa. Que la
improvisación perjudicaba nuestro porvenir y que dejáramos las
aspiraciones personales para otro momento. Todos fuimos lo
suficientemente contundentes en la exposición de motivos y creo
que Julio Pineda no sólo fue en aquella ocasión contundente sino
sabio. Finalmente nuestro inquirido pidió la palabra y nos pegó
una barrida de locos. El tipo no sólo se lució en las artes de la
oratoria sino que nos conmovió y fue dibujando en la pizarra in-
visible de sus gestos la tremenda idiotez y el vergonzoso error de
nuestras políticas anacrónicas y timoratas. Con una sutileza propia
de los cínicos nos dijo que nosotros éramos la principal garantía de
fracaso para un partido que se hallaba en el momento de resurgir o
desaparecer. Que nosotros éramos almas buenas pero
desafortunadamente obsoletas; nos hizo quedar como una horri-
ble pandilla de decadentes espantapájaros y lo peor, ninguno pudo
decir ni siquiera pío. Exacto en su exposición, erudito en sus
razonamientos y firme en sus convicciones, Rosales nos demostró
con sencillez que todos —incluido yo que no soy tan viejo—
formábamos parte de un asilo doctrinario regido por resabios y
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rabietas. Recuerdo que se puso de pie y antes de salir nos dijo " yo
soy la seductora novedad, ustedes la despreciable tradición. Yo soy
el que busca, ustedes son los que nada pierden y nunca pierden. Yo
soy fruto de ustedes pero mi cosecha es de otro tiempo, yo soy
quien retoma las personas y las conciencias que ustedes han
históricamente desperdiciado. Yo soy diferente no porque me lo
he propuesto sino porque la vida ha cambiado, el mundo ya no es
el mismo y la política también ha cambiado. ¿Acaso no lo entienden,
acaso no lo ven? ¿por qué se colocan frente al tornado sabiendo
que van a perecer? ¿qué tipo de placer hallan en vivir siempre del
mismo modo, en creer que las cosas solo pueden hacerse a la manera
de ustedes, en insistir con ideas erróneas y en especular con
procedimientos ilícitos?. Todo esto está mal, todo este conciliábulo
debería ser humillante para un verdadero hombre de política. Me
han llamado aparte para proponerme una bajeza, sin embargo voy
a salir de esta puerta y voy a pensar que no he oído nada. Caballe-
ros, yo soy el éxito, ustedes el fracaso ¿ Creen realmente que ustedes
están en disposición de poner condiciones? Señor Dimas Recarte
¿en verdad piensa que estoy equivocado? Entonces demuéstrelo en
las urnas. Que pasen buenas noches".
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la mansión y regresa con la boca cubierta por un pañuelo. Se queja
del tufo y del polvo y maldice a los hombres, a las viles autoridades
que me tienen convertido en un asqueroso tacuazín. No consigo
descifrar parte de sus insultos pero sé que se refieren a los eternos
contrasentidos de la hijeputa vida que nos tocó sufrir. Después se
queda en silencio y observa el piso, levanta la uña de Daniel y
visiblemente alarmada dice "qué es esto". Yo devoro mi segundo
banano y la veo a los ojos. Ella baja las gradas y pone la uña en ni
cara "qué es esto Horacio" repite y cuando intento hablar vomito
sobre ella y caigo haciendo horribles convulsiones. Es todo lo que
recuerdo. Ahora, después de-no sé cuantos minutos o cuantos años,
estoy en una camilla y veo varios frascos de medicina en el piso.
—Cámbar—le digo con una voz que parezca firme— por el amor
de Dios, termina este juego y sácame de aquí
—Por eso hemos venido. Pero es mejor que no te alteres, recuerda
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que no estás para esos desmanes. A todos los conoces, menos al
señor Chac.
Por fin conozco a Chac. El enano más terrorífico del bajo mundo
y que desde arriba confundí con un niño. Chac me mira con sus
fríos ojos de hurón y no me extiende la mano. Luego toma asiento
en la única mesita de la sala y dice con su voz de flauta desafinada
"tu basura nos interesa".
Aquella primera frase me alegra. Por fin puedo hablar con un sordo
y no con un sordo cualquiera sino con uno de los peores. Entonces
dejo que prosiga y no me impaciento.
Cuando Chac calló me sentí bien. Por primera vez en cuatro meses
de cautiverio tengo la sensación de estar avanzando hacia la vida.
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Tal como veo las cosas tengo muchas probabilidades de salvar a
mis hijos y sobrevivir. Dejo una pausa por si alguno desea agregar
algo, pero todo indica que ante Chac la ley es callar. Total, para
qué hablar ante sordos. Sin embargo ya se da por sentado que tengo
licencia para romper las reglas. Eso es lo que entiendo de esta visita
de malandrines.
"La cosa está así señor. Yo tengo muchos documentos por duplicado
de casi todos los ilícitos que se han celebrado en los últimos diez
años. Tengo algo que yo llamo el archivo Ay algo que denomino el
archivo B. Además de documentos tengo un pequeño juego de
videos con los cuales puedo hundirlo no a usted sino a todos los
que forman parte de esta conjura. Yo le voy a decir en este momento
donde está el archivo A, el precio que cobro por este primer abono
es la liberación de mis hijos y la seguridad de que están fuera del
país y en manos de mi hermana Paula. Vayan a mi mansión de
Coyolito y escarben dos metros debajo de la cocina. Allí darán con
el primer archivo, un armamento clandestino y varios fardos de la
blanca. Cuando tengan el material en sus manos verifiquen si el
botín tiene o no tiene el valor del que me jacto.
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acompañar con estos dialécticos para que ellos decidan qué es lo
pertinente en casos como este". El horrendo enano se puso de pie
y comenzó a salir, de espalda parecía una zarigüeya. Curiosamente
nunca se detuvo y salió del portón haciéndose acompañar de un
Goliat mudo que llevaba varias pistolas camiseadas.
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emanciparnos por la única vía posible: la guerra sucia. La sangre
subterránea, la puñalada por la espalda, las ejecuciones por
encargo, el ajuste de cuentas. Todos me suponen sordo pero si
hablamos la verdad soy todo lo contrario, he sido el único
disidente digno de esos criminales y si no le creen ¿ averigüen
quien es el único que les ha ocasionado bajas? Todas la veces que
fui metido en su lista yo me adelanté algunos pasos y me libré
de las emboscadas. Sigo estando en la mira pero el lente de sus
catalejos asesinos se les empaña porque saben que no les temo
ni a sus metrallas ni a los cuchillos de sus matarifes. El último
negocio exitoso que he montado es un estuario de lagartos que
se comen cuarenta caballos al día; estos animalitos saben que su
dieta mejora cuando los sordos se. me ponen como carne de cañón.
Pero bien, vayamos a lo nuestro y dígame ¿ qué quiere a cambio
de sacar a Ingrid Rosales de competencia?
—Quiero el negocio de Mulet, la Secretaría de Relaciones Exteriores
y una indemnización con cheque en blanco por los daños y
perjuicios que me han ocasionado en este proceso
—Mulet no se toca. Usted bien lo sabe
—Mulet es usted y déjese de mierdas. Es su testaferro, el sabueso
que usted entrenó para que recoja sus migajas y el magnate más
altanero que alguna vez hayamos soportado
—Está bien pero no suba el tono. Con la Secretaría no veo mayor
problema y con lo del cheque pues eso es cosa de trámite. Ahora
bien, cómo piensa sacar esa espinita de mis mocasines
—Esa espinita amigo es en realidad un arbusto que ustedes hicieron
crecer con sus estupideces de Partido. Ahora ya no se trata de
desyerbar a un neófito sino de talar un bosque en llamas; entonces
no cometa el error señor Recarte de subestimar a sus opositores.
Retomaremos el tema cuando mis hijos estén fuera del potrero
¿qué le parece?
—Cámbar tiene algo qué decirle
—Soy todo oídos
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Ya ratos Cámbar e Ilovares se hacían los de a peso. Nunca los perdí
de vista y en cierto modo me he querido lucir ante ellos. Cámbar
se muere de envidia porque estando cautivo puedo agarrar de los
huevos a dos de los grandes sin amedrentarme; ya despaché a Chac
con su mini cola entre las patas y ahora me estoy comiendo al más
intransigente. Siempre fui superior a Cámbar pero jamás me
interesó demostrarlo; sabe que me traigo algo entre manos y sabe
que me lo puedo llevar de encuentro si no abre los ojos ante las
nuevas realidades de esta vorágine. Ilovares por su parte me ha
hecho un favor sin querer. Desde que empezó esta plática hundió
el play de su micro grabadora y presume que nos está tomando el
pelo a todos por igual. Por primera vez le veo una iniciativa y si me
aprovecho del momento quizá lo eche de mi lado. Dimas se ha
quedado pensativo como una estatua decrépita. No sabe qué decir
antes de marcharse y da la impresión de querer ordenar sus ideas lo
cual en este vejestorio no es más que una vanidad pues jamás, que
yo recuerde, ha tenido una idea. Como hay indecisión en mis
visitantes empujo a Ilovares hasta un rincón y le digo "hagamos
negocio, te guardo el secreto de la cinta entre los sordos si me
prometes una copia" el idiota tiembla pero no alcanza a responder
porque Cámbar se nos viene encima. Vuelvo a lo colectivo y
entonces mi verdugo toma la palabra.
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delegación. Al día siguiente me explicaron que estaba involucrado
en el asesinato de Rosales y que me mantendrían con algunas
medidas cautelares. Qué broma es esta ¿cuáles medidas cautelares?
Todo forma parte de plan demoníaco para desaparecerme
lentamente. Ves esta casa ¿alguna vez te imaginaste ver a tu amigo
convertido en una mierda dentro de su propia casa? ¿hasta donde
quieren llegar? ¡dime algo maldito! ...
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C reo que puedo fugarme. Los guardias se distraen jugando
naipe y a veces incluso se retiran de la posta para coquetear
con las domésticas de este vecindario. Son dos, uno es pequeño y
flaco y el otro también es pequeño pero más grueso. Andan dos
fusiles antiguos y una fornitura repleta de cacahuates. Creo que
estos fulanos se sostienen con semillas y con sobras de las mansiones
que vigilan. Sé que no son listos sin embargo son crueles, leales y
letales. Casi nunca los relevan y estoy completamente seguro de
que no trabajan para la policía regular sino que son sicarios baratos
que cumplen misiones expresas de los sordos.
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Pero ¿qué sucedería si los sordos transigen? De hecho los tengo pija
atrás pero igual mi deber es no confiar. Ahora sí que es urgente un
intermediario con el mundo exterior y en caso de que Vera traiga
noticias me vería obligado a prorrogar su fin.
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sus alianzas y renuevan los pactos tácitos de sus grandes empresas.
Ah cuadrilla de criminales, algún día saldré de estas cuatro paredes
y publicaré a los cuatro vientos el verdadero ditirambo de sus oscuras
vilezas.
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sátrapa formó un berrinche y se negó a cancelar. Cuando llegó su
turno la especialista le diagnosticó cativí y le recetó unas p omadas
cuyo costo no llegaba a los cien pesos, en aquel punto el viejo
granuja se puso de pie y comentó "qué dice, ustedes dijeron que
era gratuito. Chinos hijos de puta" y salió hecho una furia. Un año
después ya se había descascarado y cuando los mozos le sugerían
medicamentos naturales para la sanación de aquel mal inocultable
el viejo respondía "no estoy para gastos".
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municipios donde los niños por cuenta propia labraban sus estudios.
Oswaldo en especial sacó su primaria en una marginal escuela de
Macuelizo bajo la modesta custodia de su padrino, un hombre
pobre que por su voluntad decidió bautizar a aquel niño
prometiéndole a don Andrés Agatón que todos los gastos saldrían
de su bolsa. Este padrino hizo los trámites a su debido tiempo para
que su hermana, residente en Tegucigalpa, se dignara a recibir a
aquel valioso joven que suspiraba por estudiar un bachillerato
técnico. De este modo tan incierto Oswaldo Rosales, el primogénito
de uno de los hombres más ricos y poderosos de Quimistán, vino
a vivir comiendo matahambres en un pequeño cobertizo de madera
en el barrio El Chile que el llamaba "mi cuarto".
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cuadro prometedor de los liberales; según Montes García fue atraído
a las filas por Julio Pineda y designado posteriormente como
secretario del Comité Central Ejecutivo. Desde esta posición
comenzó a labrar su carrera política primero con un estilo moderado
y culto y después con un estilo más enfático y desafiante. Siempre
andaba en su viejo Lada y mantenía a su mujer y a su único hijo lo
más distante posible de nosotros. En algún momento todos
coincidimos en su frescura, su carisma y su genialidad y estuvimos
de acuerdo en irlo puliendo para catapultarlo a su debido momento.
Pero el tipo se desesperó con nuestros fracasos reiterados. Rosales
había hecho todo lo humana, política y económicamente posible
para que los liberales se hicieran del triunfo en las últimas dos
elecciones pero el fracaso de Carlos Pino primero y el tortazo de
Dimas Recarte después nos dejó prácticamente en las latas. Los
cachurecos se ufanaban de sus innovaciones en nuestras propias
barbas y encima nos vencían con márgenes escandalosos en tanto
nosotros nos hundíamos en la diáspora de nuestras propias
frustraciones, y me incluyo porque yo incluso metí plata y esfuerzo
en ambos proyectos. Recuerdo que en una evaluación de mesa
presidida por Rosales en su calidad de Jefe de Campaña nos acusó
de estar obsoletos. Pero lo dijo con tanta gracia y elocuencia que
todos estuvimos de acuerdo; creo que desde aquel momento el
tipo decidió su suerte frente a nosotros. Hastiado de las canas y los
achaques de hombres como Carlos Pino, Hornero Gamero,
Gonzalo Idiáquez, Julio Pineda, Pedro Colindres, Luis Letona,
Marcos Benavides y el mismo Dimas Recarte; desilusionado con
la sumisión de Montes García, Filiberto Azcona, Enrique Huertas,
Flora Facussé y Javier Camacho quienes según él debían hacer
oposición interna y no figurar en una ociosa espera, Oswaldo
Rosales se lanzó al ruedo apostando por un movimiento
independiente llamado MIL (Movimiento Liberal Independiente)
que tenía mucha probabilidad aunque no lo aceptáramos y la
mayoría no lo supiera. Todo dio inicio con frecuentes discusiones
bizantinas sobre el porvenir del partido y sobre ciertos cambios
obligatorios en los comandos intermedios. Toda la cúpula liberal
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era consciente de las disfunciones internas y del descalabro
organizativo pero la verdad, habían cosas que eran, según nosotros,
sencillamente inamovibles. Una de ellas, el turno de Dimas Recarte
como presidenciable. Para ser consecuente con los atinados análisis
de Rosales transigimos en cambiar el modo de hacer política y
decidimos propulsar a Recarte con una imagen rejuvenecida,
vendiendo como honorable y honesto a un hombre que en todo el
país se le conocía como usurero y leonino. Recuerdo que después
de muchas discusiones fuera de orden Rosales, cierta noche, se
puso de pie y nos dijo "Señores, perdonen si mis palabras les parecen
insolentes, pero no es cuestión de cambiar el modo de hacer política,
se trata de cambiar los políticos" aquello generó una pausa incómoda
en el ambiente por cuanto sabíamos en el fondo hacia donde
apuntaban ya sus dardos. Recuerdo que yo le pregunté "entonces
qué propones" "propongo —respondió— que pensemos en otro
candidato. Caso contrario yo no pienso invertir mi tiempo ni mi
energía. No lo tome a mal Ingeniero Recarte, pero si lo postulamos
no habrá estilo ni estrategia que nos libre de una tercera derrota
consecutiva. Eso sería el fin ya que el liberalismo no está preparado
para un fenómeno crítico tan insostenible y llegaríamos
irremediablemente al colapso institucional. Si no tomamos una
decisión conjunta en el mínimo plazo yo tomaré algunas de manera
personal" y se retiró de la reunión.
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son una patraña. Todas las que están de tu lado son una ponzoña.
Y todavía vienes a decirme que esto es una realidad y no una
pesadilla; por favor Horacio, ni ustedes mismos consiguen llevar
el control de sus ficciones. ¿Acaso me quieres convencer de que
esto es una realidad? ¿y en qué podría yo fundarme para asegurar
que todo esto no es más que un drama montado y movido por
hilos del más allá? Los verdaderos protagonistas de toda esta
estúpida saga ya están muertos. Ya está muerto Rosales, ya está
muerto el capo más grande. Ya están muertas las personas que
les estorbaban y ya asesinaron a quienes se les oponían. Entonces
¿por qué urge que yo muera? ¿por qué debe morir Ingrid? ¿por
qué hay que eliminarte a ti? ¿por qué hay que deshacerse de tus
hijos, de tus amigos, de tus enemigos?... dime cual es el sentido
de todo esto y me dejaré sacrificar como a una cordera.
No tenía interés en razonar mis actos, sobre todo ahora que las
negociaciones para mi liberación ya iban encaminadas. Sin em-
bargo cuando aquella mujer bajó su cabeza y comenzó a gemir no
pude menos que acercarme, quitarle el cabello de la cara y explicarle
algunas cosas en detalle. Ella entonces se sintió mejor y me invitó
a la segunda planta. Improvisamos un asiento y sobre el piso
extendió un manojo de fotografías. Con ellas fue armando el
rompecabezas de su propia vida y mostrándome la otra cara de la
mafiosa maldad. Casi todas las personas que formaban parte de su
círculo familiar y social eran bondadosas, serviciales y honestas.
En las fotografías siempre salían celebrando reuniones y riendo en
absoluta concordia. Sus padres tenían cara de beatos y casi todos
sus hermanos eran resplandecientes y angelicales. Los Sinclair eran
sureños. No sabían exactamente el origen del apellido pero habían
constatado que sólo se presentaba en todos los poblados ubicados
entre Amapala, San Marcos y Nacaome. Posiblemente algún marino
venido de la costa pacífica lo esparció por los muelles de San Lorenzo
y luego floreció en varias familias más o menos conectadas. De
esto Vera no poseía datos seguros, sin embargo conocía en detalle
el origen, el estado y el destino de todos sus familiares. Entre las
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fotografías apareció una mujer de rostro dichoso y ojos azules; yo
me interesé al instante en el misterio de su mirada y Vera me
asombró con la cantidad de pormenores que en instantes relató
sobre su vida. Tantas cosas sabía Vera de su prima que terminé
avergonzado de mi ignorancia con respecto a mi mismo.
Por cada foto que ella elegía al azar o yo con el índice, ella emanaba
un cuento hermoso como si cada pariente de su dulce vida fuera la
pieza de una gran epopeya de bondades. Cuando terminamos el
ejercicio yo le pregunté ¿nadie en tu familia es malo? Y Vera contestó,
no. Yo me puse de pie y bajé avergonzado. Ella me siguió y como
un adiós me dijo "yo quiero ser la primera". Luego hizo ademanes
de marcharse pero en realidad solo estaba buscando su bolso.
"Está bien —le dije, después de leer la carta enviada por Daniel—
mis hijos están bien. A Daniel le arrancaron dos uñas y casi lo
capan pero al final supo liberarse de esos verdugos. El no me
preocupa pero sí temía por Eunice. Eunice debería estar en tu
colección de fotos. Es un verdadero ángel, heredó el cuerpo de
Idalia y el espíritu de mi madre. En cambio en Daniel se reencarnó
mi fiero abuelo Otto Fritz. Ya están camino de Los Angeles y se
hacen acompañar de mi suegra que también es valiosa, la señora
Zarina de Marenco. Sólo quedan dos cosas pendientes y es aquí
donde tu entras en acción. La primera es salvar algunos de mis
bienes y regar alguna plata entre personas que están fuera. La
segunda es salvar mi vida. Las dos cosas deben realizarse
simultáneamente y de inmediato. Necesito que te contactes con
un político que me estima, actualmente está al frente de una
Comisión Anti Corrupción y además es propietario de varias
empresas de transporte pesado. No pienses mal, el ya tenía sus
empresas antes de integrar la comisión. Se llama Erick Montes
García. Es un buen tipo. Yo le voy a redactar una carta en la que
van instrucciones detalladas de algunos favores que debe devolverme.
Necesito que se esconda esta carta en el tuétano de los huesos por
que si la descubren moriría al momento y además se quebrarían a
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Montes García gratuitamente. Después quiero que se contacte con
Ilovares y que le entregue una copia de un material. Con este ma-
terial usted se va a presentar donde Ingrid Rosales y le va a proponer
un plan. Tenemos que convencerla de que solo existe una forma
segura de quedarse con el poder: liberándome. Si me libera matará
dos pájaros de un tiro porque demostrará su capacidad para hacer
justicia y porque dará con los verdaderos homicidas de su esposo.
Ahora bien, esta situación debe manejarse con absoluta cautela y
con total discreción. Si Dimas Recarte o Simeón Mulet, si el mismo
Chac o cualquiera de los sordos, si el aprendiz de capo Cámbar... se
enteran de esta jugada subrepticia seguro que nos limpian en cosa
de horas. Tiene que estar consciente de toda la maniobra y no
desconcentrarse. He fingido durante meses este incómodo papel
de víctima pero llegó la hora del contra ataque. Han caído en la
trampa y he llamado la atención de los peces gordos. Me he hincado
ante ellos pidiendo clemencia para mí y piedad para mis hijos, me
he dejado revolcar en mi propia bosta solo para montar el melo-
drama de mi desgracia. He permitido que me hundan y me
humillen solo a cambio de tratarlos en persona. Jamás creí que
trataría a un sordo, nunca pensé que pondría a Dimas Recarte a
comer alpiste en la palma de mi mano. Les he convencido de que
mi vida vale y de que mis secretos son invaluables, los he persuadido
de que merezco vivir mas no saben que todo forma parte de un
engaño de última hora.
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en el más temido de todos los sordos. Por fin entendí en qué consiste
ser parte de los sordos. Ahora comprendo de tajo el cuarto
mandamiento: los sordos no dan ascensos, sólo aceptan nuevos
miembros. Pero bien ¿quién se declara nuevo miembro de ¿os sordos?
Pues aquel que con las garras afiladas los agarra de los huevos y los
pone en sus cabales. Eso sí, si damos un mal paso nos hundimos,
hasta allí llegaría tu carrera por conocer el mal y hasta allí quedaría
mi empeño por ser de la cúpula. Resumo: debes contactar a Montes
García, hablar con Ingrid, verte con Piporro Ilovares y volver con
respuestas en el mínimo tiempo. Algo más, te daré un número
para que llames a Idalia y le digas que si consigue salvar mis acciones
en la constructora se las cedo a cambio del divorcio. Alguna
pregunta".
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Me mira a los ojos con fijeza de lince y luego da la media vuelta y
se marcha. Por primera vez al verla partir me derrumbo pero no
estoy hablando de sentimientos, me refiero a infundados temores
con respecto a mi destino. Siento que en su bolso se va mi alma y
que esta horrible casa se agranda y se estira hasta el infinito como
un cielo negro sin techo.
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armas de su propia integridad. No se declaraba de centro izquierda
ni se consideraba de centro derecha. No apelaba a reformas social
demócratas ni creía en las fanfarrias laboristas. No era ni
populachero ni popular pero sí asombrosamente persuasivo.
Cuestionaba el socialismo y comparaba la burocracia con un
socialismo cavernario donde las empresas del estado tenían "dueños
a perpetuidad" y donde los funcionarios de oficio montaban
dinastías inspiradas en la ineptitud y el saqueo público. Decía que
el capitalismo no era otra cosa que una pésima idea convertida en
sistema por la timidez, la cobardía y la vacuidad de los mercaderes.
Decía que el nacionalismo jamás pudo ser una doctrina política y
quienes la asumían como tal eran personas que creían todavía en la
cigüeña. En fin, Rosales no poseía una sola idea predecible y su
genial combinación de conceptos políticos con ironías filosóficas
daba como un resultado un carisma peligroso. Encima tenía mucho
humor, la gente reía y gozaba al oírlo, él relataba con inigualable
gracia las boberías de la guerrilla y las divertidas anécdotas de la
clandestinidad política. Sin embargo cuando se refería a nuestros
rubros se mostraba implacable e insobornable. Nos desafiaba en-
tre líneas y corroboraba nuestras sospechas. Yo tengo no menos de
ocho videos de sus arengas públicas y más de veinte documentos
inéditos donde Oswaldo Rosales se expresa abiertamente como un
enemigo jurado de nosotros y nuestras operaciones. Llegado un
punto no sabíamos lo que en verdad políticamente se avecinaba
pero sí estábamos convencidos de que su discurso era aplaudido,
respaldado y quizá hasta financiado por la CIA. Y no vaya a creerse
que nosotros estemos contra dichos con la Agencia Central de
Inteligencia, todo lo contrario, siempre hemos dirimido nuestros
intereses en ambientes de relativa concordia pues hay muchos
negocios que más bien son comunes entre nosotros. Lo que en
realidad nos preocupaba con respecto a Rosales era que se estaba
saltando las trancas. El capítulo local, me refiero a deudas políticas
pendientes entre Dimas Recarte, Simeón Mulet, el conservador
Emilio Callejas, los empresarios de la azúcar Julius y Eduardo
Fasquelle, los torrefactores Ernesto Chicas y Mauro Pujol y el
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banquero Mario Santander, habían determinado ajustar cuentas
cediendo el gobierno siguiente a Dimas Recarte.
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subsidiario a Dimas Recarte por razones que en aquel momento
no quiso enunciar. Se trataba de la instalación de una gigantesca
planta térmica en la bahía de Cortés la cual, teóricamente,
abastecería de electricidad a toda la nación creando suficientes
toneladas de mega vatios para incluso vender a los demás países
del área.
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Mulet se fortaleció demasiado y se le fue de las manos a Dimas
Recarte quien alegaba que el chapín hijueputa le estaba sacando
baza por la puerta trasera. Y era cierto. Dimas había sido utilizado
por segunda vez y se mostró temerario. El viejo perdió la razón y
armó su propio escuadrón. Amenazó con derrumbar toda la
organización y dijo estar dispuesto a quedar en la calle con tal de
acorralarnos a todos en un callejón sin salida. Conocíamos al viejo
y sabíamos que era capaz de todo con tal de recuperar cada centavo.
La situación se puso tan crítica que los sordos cargaron sus metralletas
y el gobierno de Callejas redobló su fuerza policial. Estábamos a
punto de una carnicería cuando recordé que Dimas Recarte siempre
había estado interesado en el solio presidencial. Supuse y no supuse
mal que Recarte podía ceder si se le ofrecía oficialmente la
oportunidad de gobernar después de Emilio Callejas. Hablamos
con Mulet quien además de reconocer que ya tenía fuertes
inversiones y nuevos tratos con gente del gobierno, se mostró
dispuesto a una negociación pacífica. Cuando Mulet y Dimas
aclararon sus viejas desavenencias nos dimos cuenta del gran
berrinche que montaron, en realidad entre ambos habían ganado
más millones netos que todo el gabinete de Callejas junto. Los
perros habían hecho el negocio del siglo a costillas de nosotros
pero al verlos y oírlos uno terminaba lanzándoles una moneda en
su calcetín de dádivas. Recuerdo que por aquella intermediación
el partido me premió con una candidatura y ¿os sordos me
autorizaron para cobrar el impuesto de guerra a los molineros y a
los torrefactores.
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primeros en aceptar aquella realidad pero jamás, bajo ningún punto,
pudimos convencer al viejo para que depusiera sus aspiraciones.
Lo intentó tres veces y tres veces chocó contra el mismo muro. En
su cuarto intento la cosa se había complicado demasiado por el
hecho irremisible de que el partido se había agotado y de que
Oswaldo Rosales ya había surgido. Creo que sumadas las razones a
las circunstancias y a las coincidencias podemos obtener el motivo
exacto por el cual tuvimos que deshacernos de Rosales. Sin em-
bargo algunas veces ni yo mismo tengo claro por qué lo matamos.
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También soñé con Angela Zelaya mi madrina. Esta era una mujer
fantástica. Siempre me aprisionaba en sus enormes brazos y me
besaba a la fuerza mientras me decía con su ronca voz de foca "me
lo como, me lo como". Esta señora me resulta inolvidable porque
nunca la vi de día. Ella era una gran presencia nocturna; más tarde
me enteré que padecía de una extraña enfermedad que le impedía
el más mínimo contacto con la luz. También soñé con Camencho
nuestra más fiel empleada, con Adelaida Carvajal quien murió
después de parir un negrito, con Elisabeth Montoya, con Silvia
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Jarros, con Glenda Prats, con Susana Rodríguez y su eterna raqueta
de tenis. Soñé con la primera mujer que obligué a abortar, una
lunática que se creía estrella de teatro y que conocí y traté en los
barrios pobres de México. Soñé con Yocasta Naranjo una tonta
que escribía poemas y me los leía mientras yo le chupaba la vagina.
Soñé con Eva de la Fontaine quien me demostró que una lengua
romance se puede aprender por osmosis. También soñé con Meri
Cristofer una venezolana de ojazos azules que se bronceaba con
cataplasmas de barro negro.
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en mí los destellos para seguir viviendo. Soñé con ella en el kinder,
llorando en la verja y pidiéndome que no me fuera. Después soñé
el modo en que cada tarde nos poníamos a garabatear cuadernos,
riéndonos de los payasitos que dibujábamos con la crayola. Luego
las miradas de Idalia diciéndome que últimamente toda mi atención
estaba en mi nena y que recordara que había otra niña. Así fue mi
vida, mi vida de bueno.
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al otro día por el cheque; él sonrió con malicia y me dijo "ahorremos
trámites, deme todo lo que lleve en la billetera".
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compañía de mis dos hijos, dos sujetos, sin bajarse de una
motocicleta comenzaron a rociar balas contra nosotros y sin piedad.
Yo me lancé con mis dos ángeles sobre los parterres y la empleada
se fue de bruces en la cochera. Me arrastré aterrorizado y conseguí
filtrarme hasta la cocina sin jamás perder noción de la realidad. No
sé cuántos minutos pasaron pero cuando recuperé el sentido del
tiempo mi niña sangraba a borbotones. Corrí como loco hacia mi
carro que estaba parqueado en la acera exterior y sin percatarme de
la situación de Daniel, quien se mantuvo todo el tiempo en
tenebroso silencio, bajé en tres minutos hasta el Medical Center
sin saber exactamente cuanto de mi hija estaba todavía con vida.
Solo cuando la ingresé mi cuerpo dio paso a los temblores y mi
niño, para entonces con nueve años, comenzó a llorar con un pánico
retardado. Media hora más tarde el internista bajó con un rostro
optimista. Eunice no moriría. Por obra de un milagro las balas
solo rozaron su piel y por instinto de supervivencia Daniel y yo
estábamos incólumes. Sin embargo Teresa Martínez, nuestra
empleada desde siempre, murió inexorablemente. Cargué con la
pena de haberla dejado en el burbujeo de su sangre hasta que una
autopsia demostró que sus heridas fueron letales. Eunice convaleció
una semana en el hospital y un lunes a primera hora me la
devolvieron íntegra pero sin voz. Al principio los médicos nos
explicaron que la situación se pintaba para muchos traumatismos
pero que no nos alarmáramos. La niña podía reponerse en pocas
semanas, decían los especialistas, de los daños físicos peroteníamos
que ser pacientes con su reposición psicológica. Pasado el barullo
periodístico, familiar y político que estos acontecimientos suscitaron
yo determiné algunos cambios en mi seguridad personal y en mis
movimientos clandestinos. Tomé tres decisiones drásticas y fueron
las siguientes: castigar mortalmente a los hechores frustrados que
sin duda eran unos peligrosos aprendices. Triplicar mi seguridad
personal y quintuplicar la seguridad de mis hijos. Aparte de dejar
las cuentas claras en todos mis ilícitos; era evidente que aquel
encargo estaba inspirado por delincuentes resentidos de mis últimas
maniobras financieras. Recordé las palabras del coronel Baltodano
106
"Este dinero lo vamos a ganar fácil pero no nos van a llover confites".
Entonces comprendí claramente su mensaje cifrado de venderme
juguetes y además entendí que las armas más bellas son las que se
usan.
107
recurso paternal invaluable para todos aquellos que necesitamos el
perdón con mayor frecuencia y con más urgencia. El cardenal era
una autoridad solemne con quien uno podía concertar citas y
discutir pecados, poseía cierto dominio ético lo suficientemente
neutral para amonestar nuestras acciones y para castigar nuestras
desobediencias. Idalia, con su intuición de mujer, hizo que yo me
acercara digamos de forma paulatina a la máxima autoridad
eclesiástica y el cardenal, dócil, aceptó mis inclinaciones con un
dejo de verdadera santidad. Allí descubrimos que el templo era el
único lugar del mundo a donde podíamos ingresar sin pistolas y
sin guardaespaldas. Era un sitio de concertación y por qué no
decirlo, de conciliación. Los padres operaban con reglas claras e
inapelables y quien las aceptaba o las cumplía o se retiraba. Recuerdo
que la primera vez que me quedé a solas con el cardenal Rodrigo
me dijo seca y abiertamente "Eres bienvenido hijo, pero en mi
territorio la única arma es la cruz y la única sangre que puede
derramarse es la de Cristo". Entonces bajé mi cabeza por primera
vez en esta vida y él bendijo el gran ardor de mis infatigables
pensamientos siniestros. Gracias al cardenal, creo, no elegí la forma
más atroz de la criminalidad, si no la más moderada. Gracias a él
comprendí que estaba envenenando mi alma y la de mi hijo en
aquellas sesiones frenéticas de tiro al blanco. Guardé distancia con
la acidez de mis rencores y reconocí mi parte de culpa en los
contubernios. Lo más interesante de todo fue la forma en que me
acostumbré a mi nueva hija y el modo en que se desarrollaron mis
posteriores negociaciones. Además ahora tenía a alguien con quien
conversar y un sitio para reflexionar mucho más reconfortante que
mis oficinas y mis mansiones.
108
en mente. Yo me mostré reacio y desmotivado pero mi tío Manuel
insistió hasta que lo obligué a darme detalles. Me contó que la
CIA estaba pidiendo unanimidad absoluta en el Congreso para
infiltrar sin tropiezos algunos Proyectos de Ley que tenían el sello
de "urgentes". Aquello era pan comido para los liberales pues los
Estados Unidos ya habían iniciado el desmantelamiento de la guerri-
llas en El Salvador y Guatemala y ahora querían acabar con el
sumidero seudo comunista de los mucos.
109
Sin embargo mi participación íntima en todos estos negocios para
militares, aunque tediosa, me dejó inapreciables conocimientos
sobre los intereses políticos de las organizaciones que defiendo.
Gracias a mi comprobada experiencia en ciertos temas sensibles
puedo ser secretario privado de muchas transacciones bajo de agua.
Mi hoja de vida está llena de laureles y congratulaciones. Mi nombre
aparece en casi todos los acuerdos de paz hasta ahora celebrados y
en la mayoría de convenios comerciales y políticos hasta ahora
contraídos. He conseguido que mi nombre se funda en placas de
bronce y he presidido importantes coloquios para la concertación
de políticas globales de desarrollo. Soy una celebridad del mundo
político y puedo moverme en cualquier cargo confidencial siempre
y cuando se requiera mi escalpelo. Soy liberal por tradición como
lo fueron todos los Barquero en sus últimas tres generaciones pero
soy cachureco por obligación ya que mis inversiones intelectuales
y financieras han rebasado los sentimientos puramente partidarios.
Quiero decir que mis movimientos tanto los oscuros como los lícitos
abrevan indistintamente en ambas aguas y que mis propósitos nunca
se sumergen ni se anegan. Estoy apto para alimentar cualquier tipo
de ficción política, inclusive puedo reclutar revoltosos para que
hagan una revolución en mi nombre o en nombre de alguna
doctrina que yo podría inventar al instante. Lo importante es crear
situaciones controvertidas donde pueda sacar mi parte sin
problemas y donde uno pueda demostrar su liderazgo favoreciendo
los intereses de la gente verdaderamente poderosa: uno trabaja para
los sordos.
110
13
Cuando Carlos Pino por fin ganó la contienda la plana mayor del
Partido no dudó un minuto en proclamar el triunfo como una
"hazaña política sin precedentes en la que había dominado la
audacia y el empeño de hombres como Luis Cámbar quien ya se
perfilaba como una garantía de éxito para futuras contiendas
electorales" ...entonces se convirtió en el niño bonito de Carlos
Pino y el tipo —Cámbar— no sólo se enriqueció en la gavetas de
112
un gobierno maniatado por compromisos sino que enriqueció a
casi todo su círculo de amistades. Su luna de miel con el gobierno
duró los cuatro años que él necesita para acumular sus millones y
encima fortaleció la dependencia política que todos los dialécticos
mantienen hoy día con los sordos. Yo digo que la hegemonía de los
liberales en los últimos veinte años proviene de haber descubierto,
antes que los cachurecos, la nuevas fuentes de financiamiento para
sostener la gran clientela partidaria. Los liberales pueden ahora
darse el lujo de financiar una campaña entera de sus opositores y
lo hacen cada vez que quieren tomarse un descanso y jugar con
otros dados.
113
se me ocurrió y al final mi interlocutor me respondió una frase fría
que ahora reconozco como una premonición de los hechos referidos
a mi propia suerte "bueno —me dijo aquel maldito— mucha gente
de arriba piensa que tu eres el cerebro oculto de MIL". Guardé
silencio y traté de congelar mi furor, saqué mentalmente las
equivalencias y supe que ya estaba sin darme cuenta en la pupila
del diablo. Ya antes sabía que Luis Cámbar era sin discusión la
criatura más temible del nuevo cártel pero hasta allí supe que tenían
varias ojivas apuntadas contra mí. De regreso preferí cambiar el
tema y opté por invitarlo a cenar. Recuerdo que nos reunimos en
El Corral y hablamos casi tres horas con mi tío Manuel, el buenazo
de Montes García, con Ernesto Chicas y con ese viejo bovino de
Mauro Poujol.
114
la vida. Nosotros, espero no estar equivocado, no tenemos vela en
este entierro." Luego lo encendió y soltó la primera bocanada de
humo "Rosales —continuó en un tono inmutable __ es un ti
inadecuado. Ese tipo de hombres que descomponen los programas
del mundo. Ya nadie lo tolera y todos estamos conscientes de los
peligros que acarrea; no solo es problema de Dimas Recarte El
muy cabrón nos ha empezado a provocar y si no lo detenemos
ahora después va a ser muy tarde. Pero te repito, nosotros no
tenemos por qué embarrarnos en esta mierda. Es más, te
recomiendo que desde ya guardes silencio fúnebre con respecto a
este tema. Voy a ayudarte un poco, levantaré la sesión alegando
agotamiento y ya mañana, con la cabeza fresca, veré cómo saco de
agenda el punto que propusiste. No es recomendable abordar esos
temas en este momento. Así que cambia esa cara y dale seguimiento
a la vida porque ésta nunca se detiene".
116
conformando su gabinete con los mejores hombres del entorno
En aquel punto yo metí la nota fría y le pregunté "¿ya arregló sus
contrariedades con los sordos?" y él sin jamás perder al aplomo me
dijo "escuche señor Barquero, si habrá un candidato que le convenga
a los sordos ese soy yo. Sabe por qué, por que si yo gano la presidencia
ya no se verán obligados a continuar en esa viciosa vida de
criminalidad. Les he propuesto que se regeneren y acepten mi oferta
de gobernar incluso en nombre de aquellos que han vivido
excluidos. No estoy hablando señor Barquero de iniciar una cacería
oficial contra los delincuentes, estoy hablando de sacarlos a la luz y
hacerlos parte de un proyecto político democrático, equitativo y
transparente". Hablamos otros temas pero como se trataba de un
hombre "intratable" no pude sacar nada en claro con respecto a lo
que yo deseaba. En fin, no murió esa semana ni la siguiente sino la
tercera después de nuestra plática. Lo barrieron cuatro hombres y
no uno; de una forma poco ortodoxa y en tales circunstancias de
odio extremo que nadie se daba abasto para relatar los verdaderos
hechos. El acontecimiento fue como un balde de agua fría para
todos los que infundadamente nos creíamos parte íntegra de aquella
sanguinaria atrocidad. A punto de cumplir cinco meses en este
cautiverio yo me pregunto ¿Era gente de los sordos? ¿Fue una
maniobra personal de Luis Cámbar? ¿fue un encargo de Recarte? o
¿Fue algún arreglo coyuntural entre enemigos desconocidos que
tenían interés en el mismo cordero por otras motivaciones? Ya lo
he dicho más de una vez: cualquiera estaba dispuesto a barrerlo
menos yo. Pero ¿Por qué yo fui capturado y en vez de quien?.
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14
120
me lo reclama hace suponer que mi aliada ha vuelto a sus delirios
psicoanalistas. Percibo en ella la notable seriedad de una
amonestación profesional y capturo al instante su ambición de
volver al principio.
121
décadas. Usted no mató a un hombre señor, usted se encargó de
eliminar al único héroe que había nacido en estas tierras confinadas.
Su feroz egoísmo. Su diabólica envidia, su tremenda ignorancia y
su alma secuaz, su falta de humanidad y su incontrolable ansia de
poder lo llevaron a un extremo imperdonable. Su venenosa maldad
no tuvo límite y echando mano de un odio ciego encargó por la
vía más vil que alguien pueda tramar un asesinato que lo orilló a la
locura. Sin embargo señor Barquero diez purgatorios con
humillaciones más severas de las que actualmente padece serían
poco castigo para el alevoso crimen que usted cometió. No consigo
imaginar qué género de sanción se puede aplicar a un homicida
que borra en un instante lo que un pueblo mereció en siglos, no sé
qué tipo de pena se le puede adjudicar a una bestia que arrasó de
golpe con el sueño de toda una población.
Qué le puedo decir que sea hiriente, qué le puedo reclamar que sea
suficiente; he convivido como estúpida oyendo las falsas quejas de
un homicida sellado eternamente por la maldición. He oído sus
pláticas truculentas y sus enfermizos razonamientos. He dado de
comer al más malo de todos los hombres y me he prestado para
una banal compasión a favor de un miserable cuyo sucio corazón
no tiene precio ni lugar en la imaginación. He arriesgado mi vida
y he sacrificado mi dignidad para proteger el sujeto más inmundo
alguna vez conocido en la historia de la humanidad. Bajé mi
dignidad al nivel de la escoria y ahora me siento sucia, irreparable,
deshonesta, impía y hedionda.
Ay, que chiste, qué prolongado chiste. Pues resulta que el más
famoso magnicidio de la historia centroamericana fue cometido
por cuatro asesinos baratos que cumplían órdenes de un político
mediocre. Oh, pero cómo va usted a creerlo, todo esto fue obra de
los sordos. De los seres más perversos del orbe... pero resulta que los
sordos no existen sino en su maldita imaginación. Oh sí, fueron los
sordos. Los sordos son unos pillos que operan en absoluta
clandestinidad y el cuento no llega hasta allí: ellos son los malos de
122
la tierra, los más despiadados chupa cabras, los dispuestos a comerse
el corazón a término medio de todos aquellos que se opongan a
sus maquiavélicas intenciones. Pero debajo de ellos hay otros menos
malos, los mal llamados dialécticos, los cuales tampoco existen sino
en los delirios de su siniestra esquizofrenia. ¡Maldito loco, usted es
un maldito loco!... ¿tiene algo qué agregar maldito loco? ¿tiene
algo qué decir gusano de pus?... yo soy toda oídos: heme aquí
escuchando su largo cuento de brutalidades clandestinas. Aquí estoy
de nuevo para poner atención a sus cuentos chinos, aquí está la
única idiota que llegó tarde al gran banquete de su tremenda
ejecución. Seguramente tiene nuevas y lúcidas versiones de su
inocencia, ahora dirá que andan tras su hacienda. ¿De qué
hacienda hablaba señor? Usted es la vergüenza de los Barquero. El
único que se desvió de la tradición en alas de la corrupción y el
crimen, el único que no estudió las leyes para enaltecerlas sino
para pervertirlas, el único que ensució una tradición de servicio y
que escupió sobre el prestigio de una familia honorable. Ya averigüé
quien era su padre y cuan alta fue su honra, ya investigué quien fue
la señora Marta Fritz y cómo sufrió sus demasías y sus atropellos.
Ya sé que hizo todo lo posible por dejarlos en la calle y utilizó el
poder para expropiarlos. Ya sé que se adueñó impunemente de casi
todas las acciones de la Constructora Barquero y que incluso
amenazó de muerte a su mismo tío para intimidarlo. Conozco al
detalle la forma en que humilló a su propia mujer obligándola a
tener relaciones con hombres asquerosos a cambio de favores
políticos e influencias. Idalia es una verdadera Marenco y los
Marenco se han visto mancillados por su culpa, sin embargo nunca
pudieron con usted porque usted es un ser vil y no conoce la piedad.
Qué tipo de hombre es usted que incluso puede infundir temor en
hombres intocables como Dimas Recarte, Mauro Poujol, Luis
Cámbar, Funes Artica, el coronel Baltodano y el mismo Asdrúbal
Milla Toledano. De qué es capaz y de qué no es capaz usted. Dígame
una cosa ¿por qué su niña nunca volvió a hablar, qué le hizo? ¿qué
sucedió entre usted y sus hermanas Paula y Elena que decidieron
trazar una línea impasable entre su vida y la de ellas? ¿qué les hizo,
123
que tipo de amenazas utilizó para obligarlas a que renunciaran a su
herencia, a sus familiares y a su país? ¿tiene una nueva historia?
Pues sería bueno que esta vez la contara bien porque el día de su
juicio ha llegado y todo el país está dispuesto a declarar contra su
ruin existencia".
Luego calló y tomó aire. Sabía que aquello sólo era el comienzo.
Cuando recuperó aliento hizo nuevas inquisiciones y su retahila se
prolongó de tal forma que me desmayé; no resistí físicamente pero
ella tampoco permitió mi asfixia. Vino por mi y me obligó a volver,
me ayudó a respirar y continuó con nuevas recriminaciones. Todas
bien detalladas y bien argumentadas. Noté que se había tomado
más de cinco días para armar aquel interminable alegato y descubrí
que Vera había llegado con el propósito exclusivo de matarme por
medio de un método revolucionario: un infarto de la conciencia.
Sin duda lo estaba logrando pero cuando se me paraba el corazón
ella me resucitaba y me obligaba a seguir escuchando sus reclamos
interminables. Yo ya no podía más, quería respirar pero al mismo
tiempo el aire se negaba a ingresar en mis pulmones, después quería
moverme pero los músculos habían caído en tal laxitud que ni
siquiera podía distinguir una pierna de un dedo. En algún momento
supe que era mi fin y tuve mi mano al alcance del cuchillo pero
mis mecanismos musculares estaban totalmente fallidos y recordé
la sardina. Ella murmuró " ¿Estaba sabrosa la sardina?" y entonces
grité inútilmente. Tuve varios segundos para despedirme de esta
vida ruin y cerré los ojos viendo la nada. Ha sido el peor de mis
días, se fue dándome por muerto pero resistí. He sido envenenado
más de ocho veces y de todas me recuperé. Idalia lo intentó con
todo tipo de venenos caseros y sólo consiguió mejorar mis defensas.
Tuve una novia en mi adolescencia, una tipa que se llamaba Claribel
Padua. Ella fue la primera que me echó barbitúricos en una bebida
para vengarse de mi por una traición juvenil. Años después fue ella
quien se suicidó cuando repitió la hazaña con otro novio y la policía
la descubrió.
124
Creo que las cosas ya han tomado un rumbo inesperado. Ya no
tengo aliados en el mundo exterior y se han agotado de manera
abrupta todas la posibilidades de negociar por la vía subterránea.
Siempre supe que esta mujer estaba mal de la cabeza, me hice
demasiadas expectativas con esta demente. Ignoro cómo se las
arregló para inmiscuirse en tanta estupidez y no consigo comprender
quien tuvo, allá afuera, la impecable habilidad de alienarla a ese
extremo. Alguien hizo un trabajo perfecto y esto me coloca en
amplia desventaja con respecto a mis intenciones. Me la han quitado
con fineza e incluso le lavaron el cerebro de tal modo que la
obligaron a sacrificarme. El recurso de la sardina envenenada fue
genial teniendo en cuenta que se trata de productos herméticos,
sin embargo no puedo negar que esta vez sí estuvieron cerca. Desde
ya descarto a los sordos e inclusive descarto a cualquiera del mundo
dialéctico. Mi inmunidad a los venenos es conocida en el ambiente
político y hasta se rumoran muchos chistes con respecto a mi sangre
de buey. De manera que debo reflexionar con mucha agudeza sobre
esta nueva secta que ansia mi desaparición. Presiento quien puede
ser pero de momento prefiero no especular.
No recuerdo todas las idioteces que habló pero al final dijo algo
interesante. Dijo que ya estaba casi todo listo para mi enjuiciamiento
y añadió que el pueblo entero estaba dispuesto para acusarme. Esto
concuerda con mis planes porque los sordos tienen que agotar todas
las instancias institucionales y jurídicas para facilitar mi absolución.
En estas tramitaciones tiene que estar la mano peluda de los sordos
o el guante blanco de Dimas Recarte. Esto coincide con la visita de
Osorio esta mañana. El abogado Osorio no me lo quiso decir de
forma directa pero por primera vez me habló de algunas
posibilidades reales para mi liberación. Ahora teme perder la
oportunidad que le ofrecí de enriquecerse en el acto porque si los
sordos deciden a mi favor habrá problemas para mis depredadores.
La salida más favorable para todos ellos tiene que ser concertada.
Tienen que poner en la mesa las siguientes cartas fatales: el peligro
de mi muerte. Las dificultades de mi retención y el riesgo de mi
125
liberación. Es obvio que mi muerte es un problema grave para los
sordos (por lo menos he conseguido que lo supongan) , que mi
encarcelamiento es una situación insostenible para los dialécticos y
mi liberación una verdadera pesadilla para todos los que me deben,
me odian o me rehuyen.
126
y viene despacio para oír mejor. Cuando ya se apresta a una patada
contra mi cara yo me anticipo y le grito "hay una forma". Entonces
aquel chacal toma asiento a mi lado y me dice "qué te pasa perro,
me has visto cara de pendejo..." me armo de valor y le digo "ella
nunca volverá excepto que yo la vuelva a solicitar... si querés que
vuelva, dale este papel. Cuando esté de regreso yo te hablaré del
plan. Si te fallo me puedes matar"...
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15
132
Oswaldo cuando este pasaba por Varsovia en busca de Moscú. Su
nombre verdadero es Ingrid Mayer Starucci y según contaba con
gracia siempreviva quedó colgada de Oswaldo desde que se
conocieron en un Congreso Comunista al que llegaron con el
objetivo tácito de enamorarse de alguien. Siempre remembraba la
labia envolvente y fácil de un hombre que contaba cosas increíbles
enmedio de rondas de fanáticos políticos que no paraban de reír al
fragor del vodka. Quedó prendada de un Rosales fabuloso, de un
revolucionario divertido qué podía con igual habilidad hacer reír a
sus camaradas con las anéctodas costumbristas de ultramar o
hacerlos enfurecer con sus críticas puntuales sobre la infamia de
un sistema que ya era sin discusión una pandemia. Su compromiso
con aquellos preceptos en boga prosperó inversamente proporcional
al derrumbe de la cortina de hierro. Y no sólo una vez le escuché
decir a Rosales, con aquel humor implacable, que Europa del este
fue un invento de Dios para que él se encontrara con Ingrid Mayer
Starucci y así las cosas todos los camaradas no fueron más que sus
confidentes o sus alcahuetes. Ellos volvieron a Honduras con la
desbandada tras la caída del muro. Oswaldo se dedicó a remendar
recuerdos en un mundo distinto y a recobrar afectos severamente
estropeados por su desconsiderada desaparición de quince años
sin dejar huellas. Cuando la pareja retornó el país era otro pero
igual. Y como siempre la principal dificultad de cualquier regreso
a la realidad fue hallar la punta del hilo para conseguir dinero. Por
suerte Ingrid era y quizá todavía lo es, una mujer total. Experta en
pastelería, trilingüe, maestra de escuela, escultora, dasónoma,
periodista y enfermera. Y como valores agregados su belleza y su
cultura. Insertarse en el ambiente fue para ella mucho menos difícil
que para Oswaldo reencontrarse con su gente. En el primer año se
sustentaron con los negocios y las reservas de ella. Pero luego las
cosas revistieron una mejoría cuando Roberto Peña Córdoba, viejo
amigo de la secundaria de Oswaldo Rosales, llegó al poder con el
Partido Liberal. El revolucionario arrepentido, vomitado por las
puertas traseras de una Europa restaurada, consiguió entonces un
pegue en el rastro municipal dando allí los primeros pasos de lo
133
que sería la carrera política más brillante, espectacular y dramática
de la última década. Se decía que Oswaldo Rosales hizo del rastro
municipal la dependencia distrital más eficiente del Alcalde
Gervasio Acosta. Creó una ley para acabar con el destace clandestino
y modificó a totalidad las condiciones sanitarias, mercantiles y
laborales del rubro cárnico municipal. Desde entonces los
carniceros, los destazadores y los vendedores lo adoraban. Por su
parte Ingrid, llamada ahora Ingrid Rosales para fines políticos y
legales, consiguió una plaza en la Secretaría de Cultura desde la
cual implemento un programa para enseñar a esculpir con arcilla a
niños de las escuelas públicas. Desde aquellas posiciones marginales
en el gobierno de Peña Córdoba, los Rosales fraguaron una
trayectoria intachable, ejemplar y seductora. Eran, sin exagerar, las
únicas dos personas alegres, transparentes y vivas del mundillo
burocrático. Después, entiendo, les nació un hijo al que llamaron
Lenín. La única vez que lo vi estaba enseñando ajedrez a otros
niños de la barriada mientras su padre daba instrucciones a unos
obreros de la colonia Canaán quienes se disponían a montar el
fluido eléctrico con fondos municipales.
134
Lo hice en contra de todo escrúpulo y a pesar de los nefastos
augurios. Llegó un punto en que su belleza y su irresistible fragancia
de valquiria trastornó a toda la asamblea Liberal. Desde el más
encumbrado jerarca del partido hasta el más pintoresco diputado
de pueblo suspiraba por aquella diosa fugaz de piernas talladas en
mármol de Carrara. Todos sin excepción estábamos conspirando a
la luz del día por entrar en la perspectiva de sus ojos pero sus ojos,
azules como un mar negro, le pertenecían de forma radical a
Oswaldo Rosales quien seguro de su fortuna podía incluso ignorar
sin resonancia nuestros desvelos. No conocí por aquellos días a
ningún alto funcionario que no contratara echacuervos para escalar
de a poquitos el inexpugnable muro de aquel mujerón. Recuerdo
que el mismo Cámbar me confesó ser parte de aquella demencia el
mismo día en que presumió estar a un palmo de comérsela. Por
supuesto yo no le creí, conocía los prototipos de Cámbar y estaba
más que seguro que los filetes de aquella cena nunca se servían en
las mesas inmundas de perros como él. Inclusive yo mismo supe
que no tenía acceso a Ingrid y sin embargo quise suicidar mis
apetitos a través de una homeopatía emocional. Necesitaba una
acción que purificara mi ambigua relación con Oswaldo Rosales y
una exacción que me liberara de mi dependencia sexual con Idalia.
Si alguien estuvo cerca de tumbar a Ingrid Rosales fui yo pero
cuando le dije a secas que quería sus huesos a cambio de un ascenso
para ella, mi atrevimiento fue inoportuno. En el fondo odiaba la
perfección de su personalidad y no pude saber en aquel momento
hasta donde mi poder sobre la situación era real o imaginario.
135
conyugal. Después de esa torpeza ya me fue imposible reparar mi
relación con Idalia quien, furiosa, se subía totalmente desnuda en
la mesa del comedor y me gritaba "decime infeliz, hay algún defecto
en este culo ¿Qué tiene esa magalla que no tenga yo, qué les ha
dado esa payula de mierda?"; además ya no hubo manera de
recuperar la confianza de Oswaldo Rosales quien para colmo ya ni
siquiera me determinaba.
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139
se detiene con la voz del otro que se pone de pie y va hacia el fogón
de donde regresa con un fierro de ganado en brasa "Sin embargo
—dice aquel verdugo— te vamos a marcar para que nunca olvidés
que a los sordos nadie puede desafiarlos y menos hacerlos peligrar".
Mientras los demás me sujetan por encima de las sogas aquel
maldito va acercando la brasa y luego la aprieta con furia en mi
hombro. El eco de este alarido ha roto los límites del espacio.
Cuando despega la herramienta llevándose la piel chamuscada en
forma de una S sangrienta yo me entrego a la muerte. Muero por
voluntad absoluta y un velo de oscuridad vuelve a caer sobre mi
conciencia...
140
de cartón que está llena de juguetes descartados. El otro le pregunta
si tiene algo pero aquel se limita a extraer un títere, lo coloca en su
mano y lo hace decir "hola Barquero, creo que esta vez te van a
cortar la cabeza". Luego sacan otros valores y lo meten todo en un
bolso. Pasan por la sala sin decir algo y luego desaparecen en el
portón. Cuando pongan el botín en manos de Chac seguro que
ese pestilente enano se va morir de la furia. Entonces todos hemos
tocado fondo y es mejor acabar de una vez. Lo del archivo B es una
genial idea pero la tuve demasiado tarde. No fui lo suficientemente
precavido con respecto a mi seguridad y ahora no hay retroceso.
141
podía comprometerlo a él de manera muy peligrosa. Entonces el
desgraciada me respondió que hablara con más cuidado porque
los ánimos estaban muy caldeados y no podía asegurar nada con
respecto a mi suerte. Cuando dijo esto me fui encima de él y le
arañé el rostro, tuvieron que entrar dos hombres de seguridad para
desprenderlo de mis garras y aun así no paré de insultarlo; con
todo mi pulmón le dije ¡mafioso, ladrón, aberrado, hereje, capo,
presta nombres!.. fui detenida y luego liberada por órdenes secretas.
El escándalo de todas formas se convirtió en la primera plana al
día siguiente y desde entonces el director del hospital me tiene en
la mira. Quiere aprovecharse de mi situación para destituirme y
todos los días soy objeto de humillaciones y abusos por parte de
todo el gremio médico.
142
sola que intenta corregir la gran podredumbre creada por los
hombres. Yo diría que todas la mujeres vamos a votar por ella y
que nuestro deber es seguirla, fortalecerla y protegerla. En algún
momento creí que la única mujer que no podría unirse al fenómeno
de su liderazgo era yo. Pero un día me armé de valor y le pedí una
cita.
144
faltantes de este maldito rompecabezas. Necesito que me indiques
una fuente, siempre fue tu fuerte, busca la manera de escribir algo
o hazme llegar información a través de nuestro enlace. Debes darte
prisa pues desconozco los planes de Chac, de Dimas Recarte y los
de Simeón Mulet. Creo que si consigo la plata podré comprar a
Cámbar, convencer a Elena para que nos represente y acercarme a
la policía secreta que opera para Ingrid Rosales. Con respecto a los
niños puedes estar tranquilo y con respecto a mí, no tienes nada
qué temer. Lo último que deseo hacer por tí es sacarte de allí y lo
último que debes hacer por mí es concederme el divorcio y darme
la oportunidad de volver a empezar".
145
repiten con la misma luz y con la misma acción: un verdugo con
caperuza me vuela la cabeza con una guadaña y mientras voy por
los aires miro hacia abajo mi propio cuerpo cayendo sobre los
guijarros. Algunas veces me duele el vit, el vit es un órgano
diminuto, del tamaño de una nuez, que nace en la entraña de todos
los hombres malos. El vit es un órgano masculino que se desarrolla
al lado de la hiel. Al destazar un hombre malo los forenses deben
apartar la bilis y buscar esa piedra colorada que continúa palpitando
diez horas después de muerto dentro de uno como si fuera el
corazón de un ratón. Me duele el vit. Pocos hombres sentimos este
dolor. El vit de Chac debe ser más agrio y más sucio y creo incluso
que lo lleva de implante. Pero el vit de Dimas Recarte debe ser
amargo y enorme, como una bola de ajenjo. Este dolor sui generis
es el patrimonio biorgánico de todos aquellos que hacemos la
diferencia, es nuestra sustancia material, el chip genético que depura
y eterniza nuestro linaje. La sabia maldita que nos mantiene enteros
en la derrota y fuertes ante el agravio. El vit es la caja negra de
nuestros accidentes y lo único que crece en nosotros mucho más
que el pelo después de muertos.
146
agua. Siempre hay agua en los grifos y los domingos me baño en
cueros en el jardín para vencer la rutina y el calor. He echado de
menos la caridad de mi único vecino. Se que al lado vive Enrique
Vílchez, un buen hombre con el que jamás pasé del hola.
Conmovido por mi situación estuvo tirando raciones durante mi
primer mes de cautiverio. Cada mañana veía cómo se elevaba una
bolsa de papel hasta el cielo y luego caía con un golpe seco en la
jardinera. Siempre me ponía tortillas, frijoles, queso y de vez en
cuando una pieza de jamón. Pero un buen día cesó el cañonazo y
dejé de contar con esta provisión. Tengo dos tesis, a lo mejor el
señor Vílchez está de viaje y encomendó la misión a la sirvienta
pero esta persona seguramente no puede hacer los "homrronazos".
La otra es que con seguridad no quiere líos. Si los periódicos me
infaman a su antojo no dudo que me he convertido en uno de los
prisioneros más detestados del pueblo. Por otra parte todos los
envíos de Idalia fueron desviados al estómago sin fin de los
centinelas ya que mi mujer cometía el error de enviarme platos
con carne. No he podido remediar el problema de mi alimentación
y si no fuera por las almendras que caen del cielo, los abastecimientos
clandestinos de Vera y las migajas que me entregan esos perros a
domicilio, ya estaría convertido en un esqueleto sostenido por su
piel. No he adelgazado mucho, en realidad sólo siento los huesos
cada vez más pesados y la cabeza menos real. He conseguido convivir
con las llagas y la magulladuras y siempre tengo algún espacio limpio
para nuevas patadas y golpes. Tengo una hinchazón en el tórax y la
marca de ganado que me hicieron en la tortura ha sanado de forma
satisfactoria. Nunca he llorado pero me ha salido mucha agua de
los ojos, una agua lenta y sucia, como óxido de hombre. Mi ropa
se ha resumido a una calzoneta raída y a dos camisetas ya casi
transparentes por el uso. Tengo un par de sandalias, una rasuradora
desechable con la que me arranco los pelos de la barba, la toalla
que ya es un sudario para mí y un gorro de algodón que apesta a
ratón tierno. He sufrido más con el calor que por el frío pero la
otra noche bajó una neblina asesina del Picacho y por poco
amanezco convertido en un pargo. En el segundo piso he
147
improvisado una cama con los periódicos que me trajo Vera y me
he hecho experto en dormir en sillas y en gradas. Estoy planeando
bajar al sótano y subir varios bramantes. Los peones hicieron un
bochinche buscando el archivo perdido y no se percataron de otros
enseres que pueden contribuir con mi confort. Mañana en vez de
salir a caminar por el gigantesco circuito de mi jardín, me escabulliré
hasta el sótano y veré qué cosas puedo rescatar para construirme
una cama que sea más acorde con un diputado descendiente de los
Barquero.
149
sicarios que trabajan para él y tiene fuertes acciones en la policía,
la mitad de los agentes asignados en las zonas de explotación
son parte de una planilla secreta pagada por los madereros. Ellos
tienen comprado todo el bosque centroamericano y no permiten
intromisiones en sus gigantescas hectáreas, Lardizábal tiene bajo
control el total de los aserraderos y distribuye maderas a Europa
y Estados Unidos sin descuidar el mercado local. Le repito, él es
un sordo. Los otros son sus socios. Si usted lee periódicos se
habrá enterado de la muerte de Ismael Navas. Pues bien, fue un
encargo de Lardizábal. Hay siete muertes de líderes campesinos
y comunitarios cargadas a su cuenta. Usted oyó hablar de Pedro
Luna, de Heriberto Carvajal y del ecologista Marvin Escaleras,
todos erradicados en el lapso de dos años, pues bien, fueron
encargos del bizco Lardizábal.
150
—Cómo llegó ese video a sus manos
—Pues aquí hay otra historia doctora. Existen los criminales de
los criminales. Tipos como Luis Cámbar que se dedican a traficar
con documentos comprometedores o sujetos como el abogado
Asdrúbal Milla Toledano que se dedican a llevar y traer recados
mal versados para que nos matemos entre nosotros. No sé
quien diablos le entregó una copia de este video a Cambar
pero yo se lo cambié a él por un juego de armas. Chac es el
tipo más risible del hampa ya que trabaja con personas que lo
traicionan. No importa cuantos se haya cargado, al final, su
gente cede a la tentación y terminan filtrando información
que él recupera con altas cifras o con ejecuciones vengativas. Es
un enano ridículo y al mismo tiempo ruin. Si usted no cree lo
que le digo busque al famoso periodista Piporro Ilovares y dígale
que le muestre la última plática que Chac mantuvo conmigo en
esta prisión. Estuvo aquí hace algunas semanas y volví a
confirmar mi tesis de que los colombianos escriben bien pero
hablan horrible
—¿Entonces Chac es distribuidor?
—Así es doctora. El se encarga de comprar postas, de coordinar
envíos, de lavar dinero, de comprar equipo, de establecer
acuerdos con los otros sordos, de reclutar personal y de quitar
los estorbos.
—¿Acuerdos? Por ejemplo
—Bueno. A cambio de montar una pista clandestina para el
aterrizaje de avionetas en terrenos de Juancho Zelaya, este recibe
una transferencia que ingresa a la cuenta de su aserradero en
forma de cancelación por producto.
—¿Cuántos sordos son?
—Los que puedan. No los que quieran. Son un gobierno super-
puesto, algo así como un Consejo Superior de los negocios
ilícitos, los únicos verdaderamente lucrativos, que se mantienen
alerta a todas aquellas rebeldías de sus subalternos. Yo conozco
nueve pero deben ser mucho más, recuerde que están organizados
en capítulos.
151
-¿Cual de los sordos mató a Rosales?
-Tengo dos teorías. Por un lado la mafia política y por otro la
mafia financiera.
-¿No son los mismos?
-No. La mafia política está constituida por todos los partidos.
Tanto los pequeños como los grandes. Aquí la principal actividad
es la venta de servicios e influencias. Ellos necesitan controlar
todas las instituciones clave del gobierno para luego formular
ofertas a los criminales. Los partidos hacen pujas secretas para
proponer candidatos y el paquete incluye las instituciones
legislativas y las entidades que manejan plata. Por ejemplo
cuando decidimos que Emilio Callejas se fuera arriba ya le
habíamos mutilado el gobierno. Lo dejamos sentarse a cambio
de la Corte Suprema de Justicia, de la Presidencia del Congreso
y de la Telefonía. Fue entonces cuando los liberales, a través de
una bancada previamente entrenada por nosotros, aprobó la
nueva Ley Forestal, el libre comercio de textiles, el impuesto
a los combustible y la operación libre de aranceles e impuestos
para cien empresas de comida rápida. A cambio nosotros los
dejamos hacer de las suyas en todos los negocios relacionados
con la banca, los préstamos, el café, los puertos, la carne y el
contrabando. Ahora bien, es verdad que cada uno de estos
sectores nos proporcionan ganancias y canonjías, pero en los
últimos tiempos los partidos nos hemos estado peleando por
la clientela sucia de todas las mafias. Cuando las mafias nos
demostraron que tenían tanto dinero para comprar al país
entero nos dimos cuenta que la pulcritud política se había vuelto
obsoleta. En un parpadear de ojos un sólo sordo ganaba lo que
nosotros obteníamos después de muchas operaciones lentas y
riesgosas. Había llegado eso que llamamos "globalización de la
economía" que consiste en operar con cárteles que abarcan
regiones y no países. Nuestra visión localista del negocio fue
despabilada por operaciones negras que se realizan en varios
túneles de ilegalidad que se inician en el río Bravo y terminan
en las selvas colombianas y algunas veces se extienden hasta las
152
pampas argentinas. Nuestros socios y nuestros radios de
influencia se conectan con el capo Pat Valdés en el sombrío estado
de Sonora y se extienden hasta el Chocó de la venal Colombia si
hablamos del rubro droga por ejemplo. En eso consiste, doctora,
hacer política: en poder formular las mejores ofertas para que
los delitos se sincronicen sin inconvenientes mayores de nuestra
parte.
-¿Quiere usted decir que la política es una basura?
-No digo eso. Digo que la política se ha hecho más ingeniosa
para sobrevivir en un mundo que cambió de forma radical las
reglas del juego.
-"Quien tiene el poder económico, tiene el poder político". Está
de acuerdo con esta premisa
-Quien piensa de esa manera es un idiota. La mafia financiera
vive como cualquier otra a merced de nosotros. El poder
moderno es un poder sincronizado y la dependencia es una
táctica vital para sobrevivir. La realidad de nuestros vínculos es
que no pueden subsistir al margen de la dependencia y de la
coordinación. Los distintos sectores del crimen se nutren entre
sí a niveles tales que se vuelve imposible la autonomía de acción.
He allí por qué los dialécticos tenemos la misión de seguir
inculcando en los pueblos el patriotismo, la independencia y la
soberanía. Entre más bobos son los votantes más factibles son
las condiciones para nuestras operaciones utilitarias
-¿Dimas Recarte es el sordo mayor en la mafia financiera?
-No. El sordo mayor es un coronel retirado de apellido Baltodano.
Se enriqueció cuando los militares fueron convertidos en
mercenarios: los gringos querían hacer una limpieza de
comunistas que fuera rápida, segura y legítima. Desde el
Congreso hicimos los acomodos legales y autorizamos la
instalación de ocho bases militares. Esto incluía apoyo logístico,
equipo, armamento, entrenamiento y un hidrante roto de
dólares. Por aquellos días nuestro país fue un carnaval de
operaciones militares. La gente vio en carne propia las
movilizaciones de contingentes aéreos, las putas se volvieron locas
153
con los Ahuas Tara y los guerrilleros fronterizos conocieron la
verdadera verdad de una arma de guerra.
—¿En qué se diferencia Recarte de alguien como Baltodano?
—En las ambiciones. Los sordos no ambicionan, sólo protegen su
hacienda y su radio de influencia. Un sordo jamás sería presidente,
magistrado o funcionario público excepto en circunstancias
insuperables. Baltodano no tiene bancos pero sabe cómo
derrumbarlos y volverlos a crear. Recarte tiene dos bancos pero
si los perdiera no tendría idea de cómo recuperarlos. Por eso le
interesa la política y por eso suspira por el poder. Es un pobre
mierdero que nunca comprendió las nuevas formas de movilizar
el dinero. Se muere de envidia porque un capo de cuarta categoría
como Cámbar, en el nuevo estilo de hacer negocios, puede
acumular en dos días lo que él amasó en medio siglo de migrañas
—Si razono bien, era el más interesado en deshacerse de Rosales
—Así es, pero la verdad ya se la dije una vez y se la voy a repetir.
Los tiempos que vivimos no son para mártires. El mundo ya no
funciona con mártires, le puedo asegurar que dejando de lado a
Ingrid Rosales nadie está realmente interesado en sacar a flote la
verdad, dígame algo ¿para qué le sirve a la gente la verdad? ¿si
los investigadores sacaran en claro que fui yo, tu, él, nosotros,
vosotros o ellos, quien se beneficiaría? Más aun, creo que las
aspiraciones políticas de la misma Ingrid Rosales se verían
agrietadas con la dilucidación de este tema. Cuando mataron a
Marvin Escaleras se supo claramente que el autor intelectual era
el bizco Lardizábal y qué sucedió, pues realmente nada y es que
en realidad no podía suceder nada. Hay una verdad suprema
contra la que choca cualquier intento racional de hacer justicia:
¿os sordos son impenetrables y al mismo tiempo útiles para el
sostenimiento de un orden político relativo. Son el verdadero
imperio de este mundo y contra ellos cualquier demanda resulta
inútil además de suicida.
—Entonces usted no fue
—No doctora. Yo nunca he matado a nadie y tal vez esta sea mi
principal debilidad
154
—¿Usted quiere salir de aquí?
—Si doctora.
—Para qué
—Para ver a Daniel y a Eunice
—¿Solamente?
—Si doctora.
—Quiere contarme algo más
—Por ahora no doctora
—Cómo le hago para saber que todo lo que habla es cierto
—Vea mi hombro. Le juro que estas marcas no las imprimen los
fantasmas ni las alucinaciones.
155
17
158
—Es una trabajadora social
—Yo la conozco
—De verdad ¿cómo, de dónde?
—Ella es la amante de mi antiguo jefe.
—¿Y quien era su antiguo jefe?
—El líder de la Unión Democrática: Funes Artica
—¡Cómo lo suponía!
159
deseaba como cualquier sordo y como cualquier dialéctico la
desaparición física de Oswaldo Rosales. Teniendo en cuenta que la
forma del asalto y las circunstancias del crimen siguen siendo
extrañas incluso para nosotros, vale la pena considerar la posibilidad
de que esta vez la obra fue de la Unificación Democrática. Esto
explicaría muchas cosas y resolvería varios problemas. El enredo
causado entre cárteles en torno al magnicidio de Rosales puede
resolverse al momento si conseguimos que alguien haga algunas
pesquisas de rutina en los gabinetes de la Unificación Democrática.
Si en verdad consigo demostrar la relación íntima entre Sinclair y
Funes Artica, seré capaz de soltar el nudo gordiano y avanzar hacia
una solución inesperada. Este dato obtenido al azar es quizá la
llave de mi libertad.
160
show". Ahora bien, mientras sus disparates no rebasaran el folclore
propio de los debates la cosa pudo manejarse. Creo que Leopoldo
Funes Artica se salió de los estribos cuando amenazó con utilizar al
Bloque Popular (sindicatos, gremios profesionales, asociaciones de
campesinos y grupos étnicos) para pedir la cabeza de Manuel
Barquero acusándolo abiertamente de abuso de poder. Todos
quedamos espantados de su temeridad y supimos de inmediato
que había gato encerrado. Para colmo su moción fue divulgada
por todos los medios y transmitida con todos los palmares a nivel
nacional.
161
hechos por los Liberales. Mi partido se debate en una pobreza que
se ha vuelto insoportable. No es posible que todos se llenen los
bolsillos a costa..." entonces Manuel Barquero lo interrumpió y en
nombre de su pragmatismo le dijo " tendrán el cinco y no quiero
más ruido". Desde entonces todas las operaciones realizadas con
sello Liberal destinan el cinco por ciento a una cuenta fantasma
que se llama Fondo de Solidaridad Popular. Nosotros ya sabíamos
que Leopoldo Funes Artica era una alimaña pero la negociación
nos sirvió al menos para apagar un fuego que bien pudo ser
convertido en incendio.
162
Cruz quien se fingió loco para que lo ingresaran en un orfanato de
vagabundos, las aventuras de Onán Barrientos Ney quien cuidó
cerdos en una porqueriza comunitaria, los sufrimientos de Vicky
Guardiola que aceptó el puesto de cuidar monos en un circo
chechenio y las travesuras de Leopoldo Funes Artica quien según
Oswaldo Rosales se disfrazó de ruso, contrabandeó cigarros, birló
comida de los restaurantes y se ganó muchos rublos pasando la
gorra mal tocando zampoña. La lectura es una graciosa recreación
testimonial sin fines históricos ni jactancias intelectuales pero su
publicación elevó el voltaje de una vieja inquina entre Rosales y
Funes Artica. Todos los mártires aludidos por Rosales en su libro,
mismos que hoy son cuadros legendarios en las filas de la Unión
Democrática, cerraron filas para desautorizarlo y quienes pudieron
derramaron tinta en los periódicos locales acusando a Oswaldo de
"infiltrado" "infamante" "libelista" "calumniador" y "resentido".
Además afloraron historias no contadas de la vida estudiantil de
Rosales en las que mutuamente con Funes Artica se acusaban de
iletrados, portadores de títulos ilegales y traficantes de influencias.
Fue el único suceso público que empañó la inmaculada imagen de
un Rosales impoluto. Sin embargo la rencilla duró lo que dura un
jet en la cordillera. La pendencia no más sirvió para dejar en claro
que Funes Artica era una planta de pared y que Rosales tenía todavía
capítulos pendientes para completar su reputación de intachable.
Desde luego un zipizape no es suficiente razón para llegar al extremo
de matar al contrincante. Creo que el conflicto o la gota que
derramó el vaso con respecto a Funes Artica fue la frontal oposición
que Oswaldo Rosales manifestó por la inscripción de la Unificación
Democrática en los siguientes comicios. Basado en ley y fundado
en su innegable popularidad Oswaldo Rosales elevó una queja ante
el Tribunal Supremo Electoral para que verificara la legitimidad de
un partido que no demostraba tener la base social que la ley
estipulaba para su participación en las elecciones. Aunque Funes
Artica calificó la demanda como una evidente persecución per-
sonal, el juez del Tribunal de todas formas le dio seguimiento a la
acusación. Si quería validar su continuidad en el régimen
163
eleccionario el Partido de Unificación Democrática debía reunir
diez mil firmas en un momento en el que el perfil de la izquierda
no daba ni siquiera para diez.
164
profesional, háblale de costas y dile que nos represente al margen
del parentesco. Explícale que su participación en todo el embrollo
es circunstancial y que se le pagará cada centavo por sus servicios.
Ten en cuenta que ella no tiene colegiatura en el país y solo
fungirá como supervisora de los procedimientos. Esto nos obliga
a buscar en el medio algún jurista que no esté maleado y que
esté dispuesto a abogar por el hombre más odiado del momento
corriendo los riesgos. Habla con Montes García y explícale todos
los giros de la situación. Sé que el tipo tiene años de no litigar
por miedo a que le asesinen nuevamente a su familia, pero visítalo
y dile que él es mi tabla de salvación. No será fácil convencerlo
pero debes intentar hasta lo imposible
3. Debemos aceptar el trato de Cámbar. Dile que te enseñe la caja
y verifica lo que contiene. Creo que él posee un video casero
que se filmó cuando hicimos la alianza entre los Liberales y la
Unificación Democrática. También una caja de boucher y recibos
que él guardó de algunas transferencias que hicimos a la cuenta
del Fondo de Solidaridad Popular. Dile que podemos duplicar su
recompensa si nos consigue documentos, fotos y evidencias que
relacionen a Funes Artica con el partido. Haz de cuenta que
esto es muy urgente. Cuando tengas en tus manos el botín de
Cámbar revísalo cuidadosamente con el litigante, que espero,
sea Montes García y no un desconocido. No le entregues un
centavo a ese desgraciado mientras no garantice discreción en la
entrega, no sé, tu lo conoces mejor que yo así que debes buscar
una forma de mantenerlo a raya. Debes sacar copia de todo lo
que obtengas y aprender a entregar las pruebas por partes.
Siempre debes jugar con cartas de última hora y nunca debes
dar la sensación de que tienes urgencia.
4. Necesito que hagas un bochinche mediático. Necesito un
escándalo que trabe las operaciones de ¿os sordos. Ayer Chac
envió unos hombres a escarbar debajo de la biblioteca con la
esperanza de encontrar un supuesto archivo que yo le había
ofrecido a cambio de algunos beneficios. Bien sabes que ese hoyo
lo diseñé como refugio contra bombardeos y que jamás lo llené si
165
no de cachivaches. Los hombres dieron con un saco lleno de
trapos y títeres decapitados, se lo echaron al hombro y se
marcharon. Estoy en peligro de morir así que quiero que te vayas
a los medios, que te pongas dramática y que organices una huelga
pidiendo mi libertad. Puedes hablar con las chonas, abócate a
una tipa que se llama Mercedes Covadonga y dile que tienes
pruebas de mi inocencia. Que necesitas organizar un mitin y
que se inventen una consigna. Si te pide dinero dáselo pero que
no sea mucho. Ella sabe quien soy y estoy seguro que está
esperando la oportunidad de devolverme algunos favores. Dile
que convoque unas mil mujeres y que hagan un plantón pidiendo
justicia, hábeas o cualquier otra mierda que venga al caso. Si es
posible que repitan la marcha durante varios días a fin de que
Chac dilate sus planes y frene su furia.
5. Hay una mujer que me ha estado visitando durante todo mi
cautiverio. Se llama Vera Sinclair, dice ser directora y fundadora
de una ONG para la vela de los derechos humanos. Quiero que
investigues en el menor tiempo la existencia de esta entidad y de
ser posible que corrobores algunos antecedentes con respecto a
ella. Hasta hoy la tipa ignora que la estoy rastreando y finjo ser
su paciente ya que ella se presenta aquí con salvo conducto de
trabajadora social. Este sería en buen punto de partida para saber
hasta dónde mi caso está realmente en manos del sistema penal
o de los sordos. Tengo algunas dudas inciertas con respecto a su
verdadera identidad pero la verdad no me gustaría conjeturar
por ahora
6. Ahora que ya has tratado de cerca a Ingrid Rosales, te pido lo
que un día me pediste por otras razones: distancia. Ella está en
la cuerda floja tal y como tu lo presientes. Su cabeza está en una
rifa negra pero de todas formas la solución final con respecto a
su postulación nadie la sabe de momento. Podría ser que sus
vínculos con la CIA o la DEA sólo sea una cortina de humo
para infundir respeto. De todas formas conviene que todo sea
cierto porque los sordos tendrían que negociar a otro nivel y yo
saldría beneficiado. Es importante que ella te dé mayores detalles
166
sobre su investigación para ver qué datos podemos aportar desde
nuestra trinchera. Necesito que afiances con ella una confianza
femenina, has uso de tu condición y metete en su corazón hasta
que la tengamos de nuestro lado. Eleva los méritos de Rosales y
háblale del aspecto positivo de la situación, al fin de cuentas
jamás ha gobernado una mujer y ahora su éxito político resulta
inminente e incontenible. Agudiza su sensibilidad con base al
niño, dile que ves en Lenín la reencarnación de Rosales y que en
su aspecto y en su porte ya se avizora una carrera política de
éxito ¿quién dice que de una tragedia no pueda germinar una
reforma ? Es importante que ella te asuma como mujer solidaria
que comparte un sufrimiento a la inversa. Confío en que todas
estas diligencias las harás con pericia femenina, tu sabes hacerlo
y ahora tendrás la oportunidad irrepetible de demostrarme
virtudes que nunca te valoré. Nunca voy a poder recompensar
el hecho de que hayas salvado a mi niña de las fauces de tu
enfermo. Lamento que Cámbar se sienta perturbado, creo que
al pobre le ha llegado la hora de pagar algunas de sus célebres
fechorías, incluyendo esta broma de mal gusto que me tiene al
borde de morir. Temo que lo maten. Estuvo aquí hace algunas
semanas y en su cara vi un difunto. De momento no sé qué
puedo hacer para ayudarlo. Creo que nadie, ni los encerrados ni
los libres, pueden mover un dedo por salvarlo. Finalmente; esta
experiencia me ha hecho madurar y cambiar. Creo haber
comprendido, quizá a tiempo, que la mejor forma de hacerlos
felices a Eunice, a Daniel y a tí es viviendo lejos. He sido un
irresponsable arriesgando mi mayor fortuna por unos negocios
impíos. No te prometo el retiro pero sí una distancia, más allá
del divorcio, que asegure la vida de mis seres queridos.
167
botas ni pantalón policial. Esto explica hasta donde están de
confundidos mis captores y mis depredadores. Aritméticamente
hablando diría que la balanza empieza a inclinarse hacia la policía
regular. Si hay dos guardias del Ministerio Público y solo un
elemento operando para los sordos significa que la justicia viene
por mi. Si todo fuera una apariencia montada para despistar mis
intuiciones entonces debo elegir a ciegas entre dos fuegos. Subo a
la segunda planta con la carta resumida a su mínima expresión
para que mi emisario pueda ocultársela incluso debajo de una uña.
Me arrimo al ventanal mientras finjo tomar algo de sol y calculo el
momento para hacerle una señal. Dos hacen la ronda y uno se ha
quedado en el portón principal; se entretienen chupando almendras
y jugando con sus fusiles ociosos. Después abren el grifo del jardín
y toman agua ahuecando sus manos. Debo arriesgarme a hacer
algún ruido para que se percaten y me miren. Corro el riesgo y
decido hablar.
Entonces entornan la mirada y veo sus dos caras como dos monedas
sin valor. Cuando creí que podrían alarmarse por mi confianza no
autorizada, el más joven que es el más viejo, me lanza algunas
semillas con tono de broma. Así consigo aliento para soltar mi
siguiente frase en clave.
168
tiempo pero la vejez ha venido por mi, puntual y oportuna. Lo
noto en mis codos y en mi barbilla, en mi papada, también lo noto
en la forma en que funcionan mis visceras. Antes mi hígado iba
más rápido y mi sangre casi galopaba. Yo oía en la calma de la
noche el modo en que mi estómago molía los alimentos y la forma
agresiva en que mi vejiga trituraba mis desechos líquidos. Siempre
me divertí oyendo mi maquinaria interna pero todo ha cambiado.
Tengo el corazón flojo y los huesos lentos, mi cabeza se ha
convertido en un gran estorbo, por lo demás un estorbo duro y
áspero como una pezuña superior que utilizo para allanar caminos
en la abstracción de mis aburridas reflexiones delictivas. Cómo me
gustaría donar mi corazón y cederlo a una vaca. Quisiera probar
mi principal viscera latiendo en la caja toráxica de en un cuadrú-
pedo.
169
Ese fue el secreto que me permitió hacer feliz a la mayoría de las
mujeres que traté, menos a Idalia porque Idalia practica un sexo
masturbado, es decir, un sexo bajo y artificial que sólo se culmina
en los confines.
Vera huele rico y tiene unas piernas como que las mandó a hacer
donde un ebanista. Huele a virgen y por eso tengo mis reservas
con la información que vino del guardia. Si en verdad es la amante
de Funes Artica, mi olfato de perro adiestrado me está fallando lo
cual no debe asombrarme. Me alargo a que salga con dos o tres
sentidos en buen estado de esta zozobra. En estos días miro como
un daltónico y extravío las paredes en pleno día. Cuando como
panes me parece que son apios, cuando trago agua se dispersa por
toda mi boca un insoportable sabor a laxante. Oigo frases en los
martillazos de la construcción contigua y no distingo las bocinas
de las tormentas. Si toco una sábana brinco asustado creyendo que
he agarrado un sapo. La otra vez confundí los olores de las almendras
con los del excusado y estuve bajando la palanca del inodoro toda
la mañana. Curiosamente la pérdida gradual de mis sentidos básicos
ha compensado la agudeza del sexto. El sexto sentido ha sido el
más fiel de mis aliados, mi verdadero abogado, mi leal centinela,
mi infatigable protector. Es como un libro interno que se abre
despacio cuando decaigo, como una llama tenue que se mantiene
encendida en mi corazón aún cuando mi conciencia clama la
muerte.
170
señales que es urgente y que me consiga algunos panes y si es posible
algunos periódicos. Cuando intenta protestar le meto el billete en
el bolsillo y se queda callado. Antes de retirarse le pregunto:
171
18
Débora Capra fue hermafrodita hasta los veinte años, pero afrontó
los prejuicios sociales y se convirtió en una celebridad mundial
cuando mediante una exitosa cirugía realizada en Houston se
extirpó los tres gramos de purrunga que su cuerpo tenía de más.
En realidad se comporta como una fina dama y ha conseguido
llamar la atención de hombres honorables como Fito Baltodano,
hijo del coronel Baltodano, quien movido quizá por la curiosidad
le ofreció matrimonio. Fito es piloto de la fuerza aérea y fue dado
de baja deshonrosa cuando se declaró invenciblemente enamorado
de Débora Capra. Es un tipo valiente ya que su amor pudo más
que los prejuicios y las deshonras; pero su matrimonio fue un fias-
co porque su "mujer" cada vez que se pasaba de copas terminaba
173
convertida en un hombre agresivo. Así que Fito Baltodano, la
vergüenza pública del ejército, terminó finiquitando la relación
por violencia familiar. Sin embargo todo el mundo reconoce que
Débora se vio mucho mejor después de su fracaso matrimonial.
Mejoró su aspecto, su elegancia y su glamour. Montó una bou-
tique de varias sucursales y además publicó una biografía breve
donde confesaba detalles sobre su padecimiento hormonal. Siempre
me pareció un ser inofensivo esta Débora, creo que fue imposible
borrar de su psiquis cierta perspicacia masculina que la volvía fluida
entre nosotros los garañones irredentos. El Partido Liberal le debe
muchos favores a Débora Capra y aunque ciertos puritanos no lo
acepten, más de alguno ha dicho, al calor de los tragos, que el tipo
tiene unas piernas envidiables y una clase pocas veces en una dama
de sociedad. Prueba de ello es que la mayoría de programas de
ayuda y filantropía que se desarrollan en la capital son coordinados,
dirigidos y controlados por la magnánima Débora Capra.
174
El único líder que de verdad desafió la venalidad periodística y
agarró de los huevos a los dueños de medios fue Oswaldo Rosales.
Su popularidad era tan creciente y tan envolvente que los periódicos
corrían el riesgo de desaparecer si no publicaban sus comparecencias
en primera plana. Recuerdo que en un discurso dijo " ¿quieren los
periodistas tener una buena noticia todos los días? Entonces síganme
la pista. ¿Quieren temas duraderos para sus primeras planas?
Entonces cubran mis movimientos" despechados por tanta
indiferencia y de tanto desafío el día que lo mataron los cinco
periódicos activos se pusieron de acuerdo para teñir de rojo todas
las portadas. La sangre de Rosales y su rostro frío y estático fue el
icono sincronizado de una venganza mediática; fue el día fatídico
en el que yo caí en la trampa como un cordero distraído.
175
serie. Además de El ocaso de los mártires, Rosales había escrito varios
textos fabulosos sobre Derecho Público sin ser un jurista,
importantes estudios sobre política y economía sin ser estadista y
no pocos tratados de historia contemporánea, antropología social
y filosofía sin ser historiador ni nada parecido.
176
buena hora el voto femenino, algo recién inventado por ellos porque
hasta ese día los votos y los electores no tenían género. Esta clientela
inédita hizo posible que un hombre como Funes Artica viniera a la
palestra y se volviera en cierto modo respetable. A su vez el opaco
perfil de Clementina Rivas se elevó notablemente fundando
barricadas en barrios, bohíos y aldeas que de algún modo estaban
sedientas de proposición. Naturalmente que todos nos pronun-
ciamos con respecto a este fenómeno inusitado; Montes García, el
político más parco que yo conozco, dijo que la idea era encomiable
pero que el procedimiento era lesivo a la Constitución. Dijo que la
equidad no se obtenía vía decreto sino vía procesos. "Nadie
—declaró— sabe el día ni la hora en que las mujeres van a gobernar
en absoluta equidad con los hombres; podría ser mañana, podría
ser muy pronto o podría ser jamás. Esto depende de cómo
evolucionen las aspiraciones de la gente y de cómo se planteen las
guerras futuras". Sin embargo entre mayor oposición filosófica,
ideológica y moral se montaba contra la consigna de Funes Artica,
más se fortalecían las posturas de la UD: por fin la izquierda, pensé
a solas, tuvo un idea valiosa.
177
el resentimiento femenino urbano y se jactaba de poseer una base
social suficiente para fundar un nuevo partido. Entró en pláticas
con la UD y a renglón seguido surgió lo que después se denominó
Partido de Unificación Democrática para la Participación
Equitativa. La COMUN y la UD Estuvieron de luna de miel
durante algunas semanas hasta que salieron a la carga y plantearon
la primera moción en el legislativo. Esto no era grave en sí mismo;
total siempre supimos que Mercedes Covadonga era una fanfarrona.
Pero nos preocupaban los problemas de forma, si en verdad la
consigna de género era buen sebo político por qué no utilizarlo e
incorporarlo como ideal de nuestro partido. Total, las ideas no se
patentan, son de quien mejor las explota. Cuando hicimos el
recuento virtual del descenso de popularidad que tanto los liberales
como los cachurecos experimentaríamos con la fuga de miles de
mujeres que estaban siendo encandiladas con la efectiva y renovada
agitación de una izquierda embalada, nos enfrentamos a dos
alternativas: cortar las alas de la UD o incorporar el tema dentro
de nuestros idearios. Optamos por lo segundo y designamos a
Montes García como nuevo asesor de Dimas Recarte en los temas
de "equidad y género". Para entonces ya las fisuras en el MIL —el
movimiento de Oswaldo Rosales— y nosotros con nuestro fantoche
oficial, sangraban demasiado. Sabíamos que Dimas Recarte sería
pan comido para Funes Artica que era un orador de barricada.
Nuestro viejo no andaba ni a empujones y en las primeras de cambio
comenzó a hacer el ridículo. Además el viejo es el prototipo del
machismo más arcaico: barrigón, provocador, absolutista,
autoritario, prepotente y barzón. Cuando hablaba de la mujeres
creía que se estaba refiriendo a las mulas de su finca o a las lagartas
de su criadero. No tenía tacto ni astucia ni estilo y puso en peligro
la base electoral del liberalismo que supimos siempre fue femenino
por mandato varonil tradicional.
178
sus gritos ni sus rabietas, hablamos con Rosales sobre la posibilidad
de contener el ruidoso maremoto de la UD.
179
Entonces casi podría asegurar que aquellos sicarios que llegaron a
la sede del partido para acabar con Rosales fueron en realidad cuatro
mujeres entrenadas por Funes Artica para deshacerse de su eterno
e invencible adversario.
Todo calza con lo demás. Vera Sinclair tiene todas las cualidades
de una chona, una chona sutil pero chona al fin. Una pantera
entrenada en los circos del COMUN. Luego, la UD repudia la
postulación de Ingrid Rosales porque ven en ella una cínica secuela,
un recuerdo burlesco, un peligro rejuvenecido. Ahora la discordia
se ha acentuado porque la clientela que persigue Funes Artica con
su pandilla de locas es la misma que debe captar Ingrid Rosales
con su movimiento resurgido. Todo hace suponer que mi última
entrevista con mi psicóloga deber ser reveladora. Convertiré mis
respuestas en preguntas de modo que pueda hallar en el berenjenal
de su conciencia complicada el dato que necesito. Mientras tanto
me han avisado que Osorio quiere verme. Esta vez no dejaré que
me embruje en sus conjuros judiciales, llegaré al meollo de su propia
miseria y arruinaré sus ambiciones con el ácido de mi más conser-
vada crueldad. Todo dialéctico que ingrese por ese portón será
convertido en mi plebeyo; el juicio final está cerca y los vahos de
mi pestilencia serán tragados a fuerza por todos mis depredadores.
180
saber que no hay otra cosa. Esta podredumbre lo es todo, es la
única podredumbre que uno desea. Es la única emoción que
satisface nuestro corazón. Todos lo muertos nos tienen envidia;
dirán que soy un gusano y que no merezco vivir pero lo que digan
en verdad no me importa. Yo soy más importante que la inteligencia
de Rosales, soy más resistente que la bondad de Sara Kawas, más
provechoso que la honradez legendaria de Ismael Navas; soy en
realidad más valiente que el intrépido Marvin Escaleras. ¿Qué soy
una rata, una chinche, un vomito de la naturaleza? Tal vez pero tal
vez no. Sólo me ampara el hecho de estar vivo a pesar de todo.
Tengo la vida y para conservarla he de valerme de todo, por que no
hay otra y esta es la única de la que yo me puedo valer. No me
interesa la muerte pero negocio con ella, ella tiene sus planes y sus
acciones en el laberinto de la vida. Entonces yo negocio con ella
porque la muerte es un espíritu enfermizo que envidia incluso a
tipos como yo. La muerte es una majadera que se viste con la ropa
que desechan las putas; teme que la conozcan y odia que la
descubran. Hay que rebasar los últimos miedos, reírse de la
inteligencia y asesinarla, ser brutal con los bondadosos y apuñalar
cualquier índole de santidad para dominar la muerte. Los mártires
son imbéciles que no vencieron la muerte y los místicos son idiotas
que la adulan. Los malos somos los únicos que conseguimos
esclavizarla; ella trabaja para nosotros y se rinde a nuestros tributos.
En el fondo es como una niña que clama un poco de atención ya
que en definitiva es un aborto del cosmos.
181
Ya amaneció y creo que dormí, no lo sé. Enrique Vilchez ha vuelto
de su viaje porque ha caído una bolsa llena de comida en el traspatio.
Y el sol ya está cumpliendo como siempre su rutina. Presiento que
este día será a mi favor. La comida es un buen signo y el sol es
mejor signo aun. Dentro de algunos minutos vendrá Osorio. Dejaré
que hable y después cerraré con él un decisivo negocio.
182
-Qué está sucediendo allá afuera
-Miles de cosas.
-Hábleme de una
-Anoche mataron a Cámbar
-¡Dios santo!
-Creo que sigo yo
-Por qué
-No lo sé ¿acaso tu sabes por qué estás aquí?
-Bien. Déjeme tomar aire... veamos ¿quién mató a Cámbar y
cómo?
-Esa es la pregunta que nos hemos estado haciendo durante una
década Horacio. Esta carnicería se ha prolongado demasiado y
siempre volvemos al mismo punto ¿quién hizo rodar esta cabeza
y por qué?
-Me refiero a los hechos... cómo sucedió
-Bueno, lo esperaron en el estacionamiento del Congreso. Eran
dos hombres con escuadras. Le vaciaron todas las balas en el
cuerpo y se dieron a la fuga en una camioneta gris. Como
siempre, se esfumaron en los laberintos de la gran ciudad
-Aunque no lo crea, estoy dolido. El maldito se llevó demasiada
información a la tumba... cómo habría disfrutado una última
plática con él. En fin, según la secuencia ¿usted será el próximo?
-Es una corazonada
-Al menos no se lleve las causas a la tumba y dígamelas ahora
-Horacio. Necesito que me ayudes a vivir, yo no estoy preparado
para esto. Yo puedo causar terror con un código en mi mano
pero si pulso una pistola comienzo a temblar. Además tu sabes
bien que no hay arma que valga cuando a uno le llega el turno.
Casi todos han caído con las pistolas atadas al cinto entonces a
cuenta de qué puedo yo garantizar mi vida fundado en mis
propios recursos de seguridad.
-Veamos si lo entendí: me está ofreciendo la defensa, oponerse a
los sordos y montar el juicio a cambio de que yo interceda por su
seguridad
-Y la de mi familia. Tengo seis hijos. Cuatro son mujeres
183
-Entonces, esta vez no es problema de plata.
-No Horacio, por esta vez cambio justicia por vida
-Por qué supone que yo puedo salvarlo
-Por que me ha demostrado su invulnerabilidad. Jamás conocí a
un hombre que defendiera tan efectivamente su vida como usted.
No me lo tome a mal pero corren rumores de que ni los venenos
pueden aniquilarlo. Anoche, cuando vi a Cambar tirado en su
propio charco de sangre supe que nadie está a salvo excepto
usted
-Ahora sí que está exagerando. Escuche Osorio, ha corrido mucha
sangre y se han agudizado los odios de una manera yo diría
demasiado caótica. Hay una gran confusión en las organizaciones
criminales. Los códigos de comunicación se han vuelto de pronto
decadentes y la reglas del juego ya están obsoletas. El catálogo de
los sordos se ha convertido en una bobada y todos los acuerdos
flotan en el aire. Usted no puede garantizar mi libertad así como
yo tampoco puedo asegurar su vida; pero sí podemos hacer un
pacto basado en nuevas reglas.
-De qué habla
-De esto. Es un hecho que los sordos van a barrer a todos aquellos
que tienen metidas las manos en este asunto. Usted sabe de sobra
que hay mucha gente involucrada, a decir verdad la muerte de
Rosales fue como una maldición que se desató sobre todos los
verdugos. Si en verdad teme por su vida entonces debe aprender
a atacar. Todos los pasivos quedan como Cámbar: aniquilados.
Es cuestión de manejar los tiempos y alterar el orden.
Supongamos que todos vamos a caer en cierto orden
predestinado, entonces, por qué no ceder los turnos. Qué he
hecho yo en realidad, cuál es en verdad mi mérito, pues conseguir
que mis depredadores me cambien la fecha. Ya han matado tres
personas antes que a mí, primero fue a un guardia (desconozco
las razones) pero un día ya no volvió y un informante me ha
dicho que lo limpiaron. Después se quitaron de enfrente a una
señora que supuestamente había identificado a los ejecutores en
el asesinato de Rosales y anoche fue el final de Cámbar. Cómo
184
ve todo ha sido un problema de prioridades. Usted supone que
está en la lista de lo cual no tengo la menor duda, entonces, qué
le puedo ofrecer desde la miseria de mi encierro, sólo una cosa,
ayudar a demorar su final. Este es el trato: cada día que yo siga
metido en este purgatorio réstelo al calendario de su vida.
185
terminaba cantando rancheras con drogadictos, vagos y rateros.
Como nunca pudo controlar su propio consumo terminaba
revolcándose en su propia boñiga. Cámbar era en realidad un
hombre acomplejado a pesar de su innegable simpatía. Todas las
mujeres se lo querían devorar al momento, eso no lo niego, el tipo
irradiaba cierta alegría natural en la bohemia y modulaba todas las
juergas con su inagotable humor caribeño. Hablaba un inglés
bostoniano, era buen jugador de cartas, bailaba con insinuaciones
y hedía a noche. Sin embargo su devoradora simpatía no estaba
exenta de rencores y enemistades. Aunque siempre consiguió salir
con vida de los bochinches que montaba en las barras, su cuerpo
era una verdadera galería de heridas secas. Las veces que fuimos a
la playa o compartimos algún trago en las albercas de los hoteles
yo me asombré de todas los graffiti que los cuchilleros habían hecho
en su piel.
186
germinar en mí un odio tierno hacia su persona. No sé en qué
momento específico lo empecé a detestar ni reconozco las verdaderas
causas de este sentimiento secreto que me atraía hacia su compañía
cada vez con mayor furor. Lo cierto es que me encantaba
mantenerme cerca de él para descubrir su talón de Aquiles. Me
niego a creer que lo repudiaba por intuición; porque años después,
cuando Idalia me confesó su adulterio yo no experimenté un
aumento o una disminución en mis rencores sino todo lo contrario:
viví una especie de consolación afectiva.
Todo esto no deja de ser raro porque esta mañana, cuando Osorio
me notificó de su muerte el corazón me brincó. Sentí como un
filudo témpano" rompiendo mis entrañas y sin embargo todavía es
muy prematuro para sacar una conclusión final con respecto a mi
reacción.
187
interesante requisar esa valija antes de que lleguen los investigadores.
A la larga Cámbar siempre fue un azora locos. La mayoría de las
veces hacía chantajes con marranadas que él conseguía en los
gremios homosexuales o con objetos que cambiaba con sus amantes
de una noche. Recuerdo que yo tenía una carpeta con fotografías
de casi todos los presidentes en situaciones penosas. Fotos que yo
había tomado y otras que había conseguido a cambio de pequeños
favores. Algunas ni siquiera eran serias, bromas que todas las per-
sonas se gastan en la intimidad o en la confianza y que sólo en
manos de un perverso podrían convertirse en materiales denigrantes.
En esta misma carpeta guardaba algunos documentos de curso le-
gal que de igual modo eran restringidos. El caso es que un día
desapareció de mi gaveta como por magia, hice un berrinche
buscándola y ni aun así apareció. Idalia alegó inocencia y en su
nerviosismo dijo disparates como "seguramente los perros se la
habían comido". Con los días me olvidé del percance pero cierta
vez, mientras compartía unos tragos en casa de Montes García,
una de las amantes de mi tío Manuel Barquero, hizo un comentario
provocador. Dijo algo como "los Barquero estábamos haciendo
nuestro agosto con el bosque pero que sus mujeres a veces no tenían
ni para comprar toallas sanitarias". ¿Quién había puesto en boca
de aquella golfa un ultra secreto como ese?, además, justo algunos
días después de que había extraviado mi carpeta. No hizo falta
hacer averiguaciones: esta mujer, que se llamaba Lumila o Lucila,
yo qué sé, trabajaba para Cámbar en un negocio de bajo mundo
relacionado con adopciones clandestinas. La tipa, que no era fea
pero sí veleidosa, andaba hecha una furia con mi tío Manuel ya
que la había puesto en su sitio con un solo zarpazo. No conozco
los detalles, siempre he creído que mis tíos en cosas de mujeres son
unas muelas. Se revuelcan con cualquier diabla y terminan asfixiados
en sus propios enredos. Inclusive preñan a cualquier doméstica y
van disolviendo y ensuciando la pureza del apellido. Por lo que
después averigüé esta Lumila interpuso una demanda por alimentos
alegando públicamente que el presidente del Congreso no cumplía
con sus obligaciones de padre y permitía que ella y su niña de ocho
188
años aguantaran hambre. Este escándalo desató la furia de Manuel
Barquero y hundió a aquella pobre mujer a una escalofriante
orfandad. Manuel Barquero nunca le perdonó la calumnia y de ese
modo otra niña quedó sin apellido en este mundo... Que en este
caso era desde luego lo más sensato.
189
Aunque no quiera admitirlo creo que algo parecido al afecto llegué
a sentir por este perdedor: Murió víctima de sus propios excesos y
no le alcanzó el tiempo para descubrir la verdadera maldad, no
exagero, pero desde mi punto de vista mataron a un ángel.
190
cuando me ha dicho que estamos navegando contra el tiempo.
Nadie puede asegurar que en realidad haya sanado favorablemente
el tremendo dolor de la candidata viuda; al menos yo no debo ni
puedo fiarme. Estoy a merced de las coartadas y debo pensar siempre
en lo peor. Qué tal que una vez en el trono cambie sus disposiciones
afloren las venganzas, entonces sí es urgente agilizar los trámites.
Su promesa de campaña también tiene para mí muchos tejidos
sospechosos. Habla de gobernar dando prioridad a la justicia pe-
nal, promete la purificación de un sistema carcelario, la organización
de la gente para imponer respeto a los criminales y la creación de
una "escuela de formación política". Sus palabras no traslucen odio
pero sí advertencias. Tiene todo de su parte, ha conseguido explotar
su condición de víctima. Ha sabido combinar su belleza cautivadora
con su exotismo circunstancial y —lo admito— se ha metido en la
gente como un verdadero fenómeno revolucionario. No obstante
todavía queda un mes y debe existir alguna salida de última hora
para derribarla en caso de que se vuelva necesario.
191
intenciones de entrar, entonces yo me arrecuesto en mi catre y
adopto una actitud pacifista. Creo que han olido la comida: son
como perros, jamás se les acaba el hambre. Cuando ingresan les
ofrezco algunas tortillas y de ese modo agradezco el que hayan
disminuido casi a cero las patadas y las humillaciones de los primeros
meses.
192
de golpes y trompicones ha fortalecido mi ánimo y consigo dormir
con mayor facilidad. He tenido menos pesadillas e inclusive he
soñado cosas tan lúcidas que de plano me avergüenzan. La otra vez
anduve, en un sueño desde luego, predicando el evangelio en un
extraño pueblo de África. Creo que era un aldea de Túnez o una
villa polvorienta de Liberia. Lo cierto que es que era un lugar al
que yo nunca he ido, ni tan extraño como Marte ni tan desconocido
como el polo sur. Había allí animales exóticos que no obstante
eran bondadosos. Por ejemplo un camello sin joroba pero con las
virtudes del camaleón. Me encantaba por la noche porque de un
bermejo profundo se metamorfoseaba a un azul pálido. Por lo aires
volaban unas mariposas elásticas que se comían los patacones del
ganado. También vi unas vacas enanas, del tamaño de un chancho
pero dóciles como un astracán. Sin embargo lo más raro de todo
este surrealismo era la gente. Por ejemplo habíamos ochenta
Horacios y nos vestíamos con un uniforme rosado. Pero no éramos
parte de una clonación, en realidad, cada horacio tenía su propia
personalidad y sus propias responsabilidades. Siempre nos
movíamos en manada y enfrentábamos los peligros en grupo.
Además todos manipulábamos un libro del mismo color de nuestra
ropa y con él domesticábamos por decir algo a las marías que eran
doscientas solamente en una aldea. Las marías llevaban unas burkas
negras y siempre se desplazaban corriendo, eran como búfalas
huyendo de algo pero no alcanzaba a saber de qué. En fin, la gente
estaba clasificada en idalias, veras, Simeones, chaques, ericks, dimas,
mercedes, manueles, andreses, asdrúbales, clementinas, luises, etc.
Cada grupo portada un uniforme con su propio color y lucía
distintos tipos de armas. Por ejemplo los manueles llevaban unas
filosas pértigas de obsidiana, las clementinas portaban floretes de
acero y los andreses cargaban machetes deslumbrantes. Sólo
nosotros los horacios nos distinguíamos por llevar en vez de armas
aquel extraño libro rosado con el cual predicábamos. Todos los
demás nos rendían pleitesía y por alguna razón nos temían. Consigo
recordar cómo eran todas aquellas personas pero no logro identificar
por qué razón existían ni con qué propósitos interactuaban. Sin
193
embargo todo era lógico, nosotros los horacios teníamos un grado
dominante y todos los demás gremios eran nuestros subditos. En
el sueño yo lloraba sobre las páginas de mi libro y mis lágrimas
borraban las letras o las convertían en cucarachas, no lo sé. En
alguna parte del sueño vi un lago de sangre y sobre las ondas púrpura
navegaban varias góndolas remadas por esqueletos. Yo oía que los
esqueletos decían "horado horacio horado" pero su voz era dulce
y buena. Eran esqueletos de niños y de mujeres. Después llegué a
una ciudad de casas sin puertas. Para ingresar en ellas uno debía
perforar un hueco en las paredes de adobe. Esa noche en particular
había tres lunas y los otros astros estaban tan cerca que uno podía
aguijonearlos con una vara. No había clima sólo tiempo y en vez
de días movimientos de luz con una peligrosa actividad de fuego,
chispas y carbones encendidos. Yo iba caminando por el fango de
la única avenida y por cada paso que daba me hundía un centímetro.
No recuerdo que hubieran pájaros. Creo que los pájaros eran
imposibles en aquella urbe, sólo revoloteaban esas horrendas
mariposas que comen patacones y nada más se escuchaban viniendo
de los campanarios unas silbatinas de lechuza.
194
costal de plomo sobre el piso más pulcro de la tierra. Para modular
rencores he decidido hacer una edición psicológica. He pegado el
último capítulo del sueño con todas las escenas de ayer. De este
modo voy a poder contar en el futuro, porque tengo futuro, que
tuve la peor pesadilla de mi vida estando despierto en el sueño y
dormido en la realidad.
195
19
198
criminales. Esto sería una tesis aceptable y menos descabellada que
afirmar que yo fui un mercenario contratado por el imperio.
Ahora bien, un verdadero escritor debería saber lo que yo sé. Un
verdadero escritor no debería escribir ni ficciones colectivas ni
ficciones personales. En la vida no hay ficciones y menos en la vida
criminal; si habrá tema lógico, dramático, interesante y cautivador
es la realidad en su estado puro. Desafortunadamente esta realidad
se niega a los bondadosos y a los solemnes. Esta realidad nos
pertenece por derecho propio a aquellos que la vivimos en la trama
verdadera de matar o vivir sin dilaciones y sin remordimientos.
199
Aquel nefando día en el Restaurante la Hacienda, estábamos
enfrascados en una discusión con respecto a la poesía, con énfasis
en la poesía irregular de Elvis Esquivel. Ruano profesaba que la
imaginación de Esquivel estaba estancada por que escribía con
formatos anacrónicos.
200
Yo prorrogué el tema de buscar a un verdadero escritor para mi
proyecto y cuando ya no tuve tiempo de rastrear comencé a
garrapatear por mi cuenta algunos apuntes nada descartables de lo
que podría ser un libro revelador. Si los asaltos a mi mansión de
Valle de Angeles no han sido extremos, lo cual es ilusión,
seguramente podré recuperar estos ejercicios incipientes ya que los
realicé directamente sobre mi Pentium. No tengo la maestría de
Sergio Vasconcelos ni sus recursos literarios pero tengo algo mejor
que eso: la verdad. Lo que en su libro no existe. Lo que hace que su
libro, al menos para mí, no sirve para nada.
201
inspecciona sin embargo es un buen amigo de las autoridades de la
iglesia y siempre se encarga de dirigir las maniobras de seguridad.
—Me han dicho que deseas ser remitido a una prisión regular
—Así es cardenal
—¿Estás seguro?
—Estoy seguro
—Yo podría influir para que se cumpla tu deseo. Es poco lo que
puedo ofrecer por tu salvación física. Debes admitir que mataste
al hombre más valioso del país
—Yo no fui padre
—Bueno. Mi deber es creerte pero mi fianza no sirve para fines
penales. Tienen que agotarse todas las instancias judiciales que
tú conoces mejor que yo, mi perdón salva tu espíritu pero no
significa absolución.
—Padre. Yo tengo hijos, ya voy a cumplir siete meses de estar en
esta caverna y no sé qué ha sucedido con ellos. Padre Ciro,
explíquele al cardenal de qué modo yo venero a mi familia.
—No hace falta padre Ciro. Yo conozco perfectamente mi rebaño.
Dime algo ¿tienen en la mira a la señora Ingrid Rosales?
—Si padre
—Debo suponer que tu no lo harás ¿o sí? ¿quién está planeando
este horrible pecado?
—Yo no maté a Rosales padre. Creo que sólo me creerán cuando
Ingrid como ya sucedió con Cámbar y con otros, caiga abatida
—¿Sabes a qué he venido?
—No padre, quizá a verificar con sus propios ojos esta diabólica
connivencia
202
—He venido a confesarte
—Ya lo hice. Ya le dije que yo no fui
—Entonces dime quién fue
—No lo sé padre. Sospecho de mucha gente. Yo creo que todo ha
sido un encargo de Funes Artica. Pero no puedo probar nada
mientras esté encerrado
—Tienes algo más qué decirme
—A usted no cardenal, pero sí al padre Ciro
—Bien, los dejaremos un momento a solas. Dos minutos nada
más
—Padre, qué desea el cardenal. Por qué escruta cada palmo de esta
casa
—Descuida. Es una manía. Se mete a todas partes y toca las cosas.
No se conforma con mirar. Hace eso desde que colocaron una
bomba en su camioneta con la idea de pulverizarlo. Dios lo
guarda porque el artefacto jamás reventó pero ahora él hace lo
suyo para cooperar con Dios
—Entonces, qué quieren, por qué han venido
—No lo sé hijo, yo acompaño al cardenal con obediencia
—Está bien. Pero quiero que me ayude. En primer lugar deme
todo el dinero que lleve en su billetera.
—Pero... yo
—Por favor padre. No perdamos tiempo. Algo más. Aquí, al lado,
vive un hombre que se llama Enrique Vilchez. Quiero que busque
la forma de convencerlo de esto: que me lance una pistola cargada
y parque extra. Si de verdad quiere ayudarme hágalo.
—Pero
—No lo piense más. Tuve un sueño padre y todo está saliendo
conforme a él. Sé que mañana o pasado mañana me van a
liquidar. No le estoy hablando de un presentimiento, le hablo
de una certeza.
203
—Bien, si no tienes nada más que decir creo que la confesión ha
terminado
—Padre, cuando usted nos casó hizo una lectura sobre la fe y la
fuerza que proviene de los arrepentidos
—Entonces estás arrepentido
—Si, pero no de haber matado, si no de haber permitido que me
encerraran aquí y de que me quitaran a mis hijos y a la mujer
que usted me dio
—Que Dios te bendiga hijo
Mientras van saliendo quiero irme con ellos pero mi alma se hace
un nudo y me muerdo los labios de impotencia. No he tenido la
valentía de pedir perdón y quizá el cardenal se haya desilusionado
con mi soberbia. No sé cómo evalúa esta comisión los propósitos
de su visita, por mi parte he sumado más acres a mi esperanza. Sé
que el padre Ciro le tiene aprecio a Idalia y que adora a mi niña
Eunice. Algo más, en el pasado el padre Ciro Covarrubias fue aliado
del Frente Farabundo Martí y estoy seguro que todavía no ha
olvidado su fervor de justicia por la vía armada.
205
ante mis titubeos la muchacha se desprende de su vestido floreado
y pone sus piernas en V. Mi asombro aumenta cuando en un dos
por tres se deshace de sus calzoncitos y me invita con sus ojos
maliciosos a que la acompañe. Sé que no se trata de una broma y
que yo me lo busqué; los infelices me quieren dar ratón por liebre.
Estos desgraciados creen que estoy loco y que voy a cebarme con
este pollito de mes. La pobre no sólo es torpe en sus expresiones
puteriles sino que además no sabe disimular su vergüenza. Cuando
demoro la chiquilla se pone intranquila y me dice "entonces, quiere
o no quiere".
208
"Creo doctora que mi encierro acabará con mucha gente. Usted
me pidió que no volviéramos a abordar el tema político y que nos
concentráramos en la terapia. Pero es importante que detengamos
esta serie. Esto no va a parar si usted, yo o alguien de afuera no
hace algo de inmediato. Osorio estuvo aquí hace algunos días, vino
a anunciarme su muerte y le pedí por enésima vez lo que siempre
le pido a todo el que viene a verme: libérenme, sólo yo puedo
volver a equilibrar este caos. Mi muerte y mi prolongado encierro
alteraría mucho más las cosas. Pero si me dejan salir puedo
normalizar este zafarrancho que se ha desatado. Las organizaciones
criminales están confundidas, se lo juro, inclusive mi prisión forma
parte de esa gran confusión. Mientras no corrijan el error de mi
captura no podrán explicarse la causa de esta matanza en serie. Si
usted se fija bien hay un antes y un después en el tema criminal.
Antes de mi detención y después de mi detención y sabe usted o
sabe alguien ¿quién me detuvo y por qué? Usted sabe muchas cosas
doctora, dígame por favor ¿quién diablos encargó mi captura y
con qué propósito? ¿están seguros que no hubo una confusión, un
enredo de las órdenes? Esta es la clave que lo resuelve todo. Tanto
los delincuentes como los probos deben estar interesados en esta
aclaración ya que la vida y la muerte se ha vuelto una incógnita
para todos. Yo he sido claro desde siempre, mis negociaciones han
sido justas y he cumplido con mi parte de los tratos. Quiere decir
que aquí adentro no hay confusiones, la anarquía está allá afuera.
Aquí nadie ha muerto a pesar de los intentos, aquí, como usted
puede notar se vive en armonía y bajo cierto entendimiento
funcional. Doctora, yo no soy el forajido que todos suponen ni el
asesino que todos detestan, los culpables, los autores, los promotores
de esta carnicería andan sueltos y necesitan que alguien los controle.
Créame que la situación se ha escapado del control de los sordos.
Entienda que el crimen requiere cierto orden y cierta pericia,
comprenda que el rencor de la vendetta no tendrá un alto si no me
permiten salir de aquí. Entiendo su interés por mi rehabilitación
pero le recalco que si perdemos más tiempo las cunetas se van a
convertir en arroyos incontenibles de sangre. Yo no sé quien mató
209
a Osorio ni a Cámbar ni a Rosales, ellos tres han caído víctimas de
una confusión y de una desesperación. Pero yo le puedo asegurar
que esta secuencia no se detendrá mientras yo siga atrapado por
razones misteriosas y absurdas".
210
-Quizá tenía presiones
-Si, la presión que ejerce la avaricia. Todos la hemos experimen-
tado en algún momento. Osorio murió creyendo que los negocios
delictivos son rentables por sí mismos. Jamás comprendió la
otra cara de la moneda. El delito no es rentable, todo lo contrario,
puede incluso empobrecer.
-Y si no es rentable por qué lo hacen
-Porque es una vocación. Es como que usted le preguntara a un
equilibrista de la vía pública por qué lo hace. Lo hace porque
tiene vocación, porque el peligro da sentido a su vida y como
consecuencia la gente está dispuesta a pagar sus exhibiciones
suicidas. Así somos nosotros ¿quién financia nuestros delitos?
Pues la gente. Es la gente la que necesita fumar drogas para
sentirse bien. Es la gente la que necesita jugar casino y comprar
morfina. Los pederastas trabajan para aquellos que hallan placer
en el sexo con niños. La gente está dispuesta a pagar cualquier
cantidad de dinero para que le ayudemos a burlar fronteras. La
gente está aburrida en sus propios países, quieren una vida más
entretenida y van por ella a donde sea. La gente no busca justicia,
ni comida, ni empleo, la gente anda buscando locamente
diversión y emociones fuertes. La gente ama los riesgos y paga
por ellos. Nosotros, los mal llamados delincuentes, nos hemos
limitado a crear una oferta para los seres más aburridos del
mundo. El aburrimiento es la peste bubónica del hombre
moderno. Osorio jamás entendió la naturaleza de nuestro oficio
y se volvió un personaje odioso e insidioso en los gremios
delictivos. Tenía cruzados sus principios y algunas veces olvidaba
que para ser parte de esta vida hay que dejar la otra o hacer lo
que hago yo: Llevar dos vidas simultáneas pero jamás confundir
los momentos. En los últimos tiempos el viejo se veía derrotado
y enfermo, creo que estaba trastornado y que terminó rebotando
como una pelota de ping pong en una mesa de confusiones
creadas por él mismo.
-En definitiva. La muerte es el castigo para los que se confunden
-La muerte y el olvido. Recuerde que a Rosales lo mataron porque
211
estaba confundido pero sigue vivo en mente del pueblo y sigue
preocupando a muchas personas. Mañana ya nadie recordará
quien fue Osorio como ahora ya no nos importa averiguar quien
era Cámbar, pero por siempre la gente estará interesada en saber
quién era Oswaldo Rosales, el hombre más grande que ha nacido
en este país
-Quiere decir que Rosales todavía es peligroso
-Si
-¿Por que su esposa llegará al poder?
-Por eso y porque sus ideales están más vigentes que nunca.
-Qué ideales
-Bueno. Rosales siempre profesó la democracia de la aptitudes. El
derecho público por encima del derecho positivo. La libertad de
acción por encima de la libertad de organización. La
preponderancia de la ideas sobre la tiranía de las supersticiones
y el predominio de la razón personal sobre las euforias colectivas.
-Qué opinaba de las mujeres
-No tenía una opinión sobre las mujeres. No creo que en su cabeza
estuvieran tan demarcados estos escrúpulos. En realidad Rosales
nunca se refirió a las mujeres o a los hombres como dos cosas
distintas. Recuerde que Rosales era ante todo un humanista.
Un creyente de la humanidad y un defensor de los talentos, la
aptitudes y las buenas inclinaciones. Cuando Funes Ártica
propuso la equidad de género vía decreto lo que hizo fue sacar
partido de una confusión. Acentuar los complejos femeninos y
dramatizar las tiranías masculinas puede atraer muchos votos
entre incautos pero afortunadamente los liberales ya habíamos
ingresado a otro ámbito de ideas y la UD no nos halló
desprevenidos. Para un hombre como Rosales fue fácil
desacreditar un demagogo enchapado a la antigua como Funes
Artica
-Y usted ¿qué opina de las mujeres?
-Me lo pregunta como delincuente, como abogado o como
político
-Como las tres cosas
212
-Bueno, como delincuente creo que las mujeres son deliciosas
mercancías. Como abogado son nada más personas jurídicas,
entes de interacción sujetos a los mandatos y al derecho, y como
político pues soy rosaliano: no me interesa diferenciar.
-Y como hombre
-Nadie consigue ser un hombre, por lo tanto las mujeres nunca
sabrán lo que significan para un hombre. Sospecho que deben
significar para un hombre mucho más de lo que significan para
Dios si nos atenemos al derecho canónico.
-¿Quisiera usted saber lo que opino yo de los hombres?
-Más me gustaría saber lo que opina usted sobre un hombre:
sobre Oswaldo Rosales. Y si no es mucho pedir: sobre Funes
Artica.
-Bueno. Es obvio que son hombres completamente distintos
-Qué tan distintos
-Me está confesando
-No, sólo quisiera escuchar lo que opina una profesional de la
sicología y cuántas son las cosas que uno no percibe.
-De Oswaldo Rosales no puedo decir mucho, sé de el lo que sabe
toda la gente. A Funes Artica lo he tratado de cerca.
-¿No me diga que lo conoce?
-Se podría decir que sí. Ha sido mi paciente durante varios años,
sé muchas cosas de él pero comprenderá que la ética no me
permite decir mucho.
-Si entiendo. Pero al menos dígame su opinión como mujer
-Si he de hablar verdad, es el hombre más limitado que he
conocido en mi historia clínica. Es una mezcla de temor, furia,
pánico a perder, alucinaciones, angustia, sentimiento de culpa y
parafilias.
-No me diga que padece de parafilias
-Claro, pero entienda. No le puedo decir detalles
-¿Siente algo por él?
-Por supuesto que no. El es mi paciente. Bueno, sí lo quiero pero
como se quiere a un hijo problema ¿comprende? Creo que a
estas alturas él piensa que yo soy su madre.
213
—O la mujer que nunca tuvo
—Quizá. Pero de eso no puedo estar segura
—¿Lo cree capaz de matar?
—No. Pero sí de conspirar un crimen
—¿Usted cree que yo soy capaz de matar?
—No. Pero sí de conspirar un crimen
—Por fin hemos llegado a un punto certero. Recuerde que yo estoy
capturado por haber tramado un asesinato y no por haber
asesinado a alguien. En todo caso si yo fuera culpable sería
solamente de forma indirecta. Esa es la razón que me mantiene
en pie. Necesito ir a los tribunales para demostrar judicialmente
que si no asesiné indirectamente también soy inocente del hecho
que me imputan, porque sobre mi inocencia directa ya no hay
duda.
—En pocas palabras me está diciendo que los verdaderos autores
de un homicidio por encargo son los ejecutores y no los autores
intelectuales
—Seré más claro aun. Si la justicia consigue demostrar que Funes
Artica es el autor intelectual del magnicidio contra Rosales lo
van a condenar aunque alegara locura. Pero si la justicia consigue
descubrir quienes eran esas cuatro personas enmascaradas que
se plantaron frente a él para liquidarlo de manera tan flagrante,
no le quepa ni la menor duda de que van a ser hundidas con el
máximo rigor de la ley.
214
era élla. Pero no quiero cerrar la sesión de manera tan cortante, al
fin de cuentas me interesa dejar espacios para las dudas.
215
impondrá sobre las mandingas. La pobre mujer vino por lana y
terminó trasquilada.
216
yo, entre dormido y despierto agarraba uno y te lo ponía en las
manos. Luego comenzabas a leer y yo me quedaba dormido. Ah
mi niña, me repetiste tantas veces la misma historia con tu lectura
balbuceada que al final me hice experto en tu voz. Tu voz llegó a
ser parte de mi; más que música, más que canto, más que melodía.
Inclusive tu eras voz y no otra cosa. Entonces por qué callaste de
pronto. Por qué callaste para mí, para Idalia y para el mundo. No
puedo creer lo que cuenta Daniel acerca de ti, dice que con él sí
hablas y que incluso carcajeas. Necesito saber si eso es cierto y
cuando lo compruebe entonces te voy a grabar y me voy a dedicar
a escucharte aunque sea en una grabadora, en un disco, en un
casette.
217
en los pantanos. Así es Eunice aun sin voz. Jamás acepté el vere-
dicto médico sobre los trastornos del oído interno producidos por
un desgarre de filamentos, sé que se trata de algo más misterioso.
Posiblemente ha estado preparando las palabras que yo debo oír
para el mejor momento de mi vida, a lo mejor estudia la oración
que sigue para un hombre que se haya desde hace ya muchos años
sumergido en un monólogo sombrío.
Así que reitero mi oferta, sólo tu voz puede impedir que yo elija
para el resto de mis días otro rumbo que no sea la venganza".
218
muy simpática y atractiva que les parezca la adversaria al fin de
cuentas es una rumana no naturalizada.
219
1
20
221
ahora la histeria colectiva de ha apoderado de la manifestación y
los guardias, aterrorizados por la turbamulta comienzan a descargar
sus fusiles a lo que agarren. Es una verdadera carnicería, oigo los
alaridos, los llantos desaforados y las escándalos de la fuga. Los
guardias han cerrado filas y tienen la mirada perdida. No saben en
realidad lo que está sucediendo frente a ellos, sin embargo se
mantienen a boca de tiro, dispuestos a seguir disparando como
locos si las mujeres no se retiran. Mientras esto ocurre y yo lo
presencio con mis oídos, tiemblo. Sé que se trata de una masacre,
calculo que deben ser no menos de ocho mujeres muertas e igual
número de mal heridas.
Por extraño que parezca todo sucede como parte de un sueño. Los
guardias son sustituidos y remitidos a la delegación bajo estricta
vigilancia, los policías dispersan a los curiosos después de levantar
los cadáveres y una hora después todo vuelve a su lugar. He sido
completamente ignorado y hago un nuevo descubrimiento: ya ni
siquiera existo. Yo sigo aquí adentro y allá afuera han asignado los
relevos para que continúen la vigilancia como si nada hubiera
sucedido. Es como volver a empezar y del terror de morir he
regresado a la perturbadora sensación de vivir otra vez para nada.
Me queda la incógnita de quienes fueron las abatidas. Sería una
verdadera pena que Mercedes Covadonga hubiera caído víctima
de una confusión. Sería lamentable saber que Vera Sinclair se hallaba
entre las amotinadas y que murió defendiendo como siempre de
manera errónea sus causas perdidas.
222
No podré saberlo hasta que no consiga un periódico. Ojalá que
Vilchez se apiade de mi y me lance un ejemplar. Estoy seguro que
lo hará porque esta vez los sucesos más destacados del día ocurrieron
a pocos metros de su casa. Esta confrontación pone de manifiesto
que los sordos ya no tienen el control. Creo que la situación quedó
por fin en manos de la policía; cuanta vuelta ha dado todo este
asunto para llegar a su verdadero punto de partida. No en balde
tengo la sensación de que estoy comenzando porque justo lo que
acaba de suceder debió haber sucedido ocho meses atrás. Por fin
veo tres guardias con uniforme verdadero y con indicaciones claras
en el portón. Por fin la medida cautelar de mi cautiverio tiene la
cualidad de una detención domiciliar, por fin me siento sospechoso
y culpable de muchas cosas pero nunca de un asesinato que yo no
cometí.
224
—Espere—le digo—Tiene usted algún grado militar, es decir, ¿ha
estado en la milicia?
—Si señor
—Entonces debe conocer el coronel Baltodano
—Así es señor
—Si acaso lo viera, digo por si acaso, dígale que el señor Horacio
Barquero necesita verlo
225
mi hija perdiera el habla. Con el tiempo comprendí que el mundo
de Idalia no era necesariamente mi mundo así que entre ellas nació
una simpatía de la que yo nunca participé sino como distante
testigo.
226
El COMUN —sigue diciendo la prensa— enardecido por los
flagrantes abusos a los procedimientos penales decidió tomarse las
calles para exigir el encarcelamiento y la condena de un homicida
que se encuentra amurallado en su propia casa tratando de burlar
la justicia y utilizando a los mismos gendarmes del Ministerio
Público.
227
por las lagunas, sacó varios conejos de la jaula y se acercó lo más
que pudo usando el puente. Lanzó el primer conejo y comenzó el
espectáculo. Luego lanzó el otro y se quedó disfrutando la trifulca;
de pronto, cuando se aprestaba a lanzar la tercera presa lo doblegó
un ataque cardíaco. Cayó primero sobre sus rodillas y luego rodó
por el pequeño muelle de la laguneta. Un trabajador que hacía
horas extras en la bodega de concentrado vio el accidente a la
distancia pero su carrera fue inútil porque cuando llegó al criadero
ya los cocodrilos habían descuartizado al señor Dimas Recarte. La
forma en que describen el suceso es espeluznante y dentro de mí
algo se desmorona. No era el final merecido para un hombre de
tanto mérito como persona. Fue por ejemplo el único político que
desafió a los sordos. El viejo estaba construido con viejos materiales
y tenía un concepto muy personal de la valentía, de los negocios y
de la dignidad.
228
con la gente de Julio Pineda. Fueron aquellos días en que
reconocimos que debíamos ceder el turno a Emilio Callejas. Serían
como las nueve de las noche y no más entrar a la ciudad Montes
García llamó a su casa para anunciarse pero extrañamente nadie
contestaba. Montes García supuso lo peor y supuso bien, fue a
encontrar a su mujer y a su hija en una posa de sangre. A la empleada
la habían violado y la dejaron colgada de una manguera en la parte
trasera del jardín. Las primeras pesquisas demostraron que se trataba
de un robo, al parecer la mucama había permitido el ingreso de los
hombres pero en el trasiego discutieron por la crueldad de los hechos
y entonces los delincuentes la ultrajaron y finalmente la asesinaron.
Montes García lloró a su familia cosa de un año en el que todos lo
dimos por muerto. No admitía consuelo de nadie ni aceptaba visitas.
Un pariente nos contó que permanecía días enteros en completo
silencio y que dormía sobre un revoltijo de fotografías. Todos los
choferes de buses y camiones que trabajaban para él, obreros que
lo adoraban por su don natural de justicia, llegaban en grupos con
la idea de convencerlo de una resignación pero el abogado Montes
García sólo respondía "no se preocupen por mi muchachos. Yo
estoy bien".
229
Una beldad de fantasía, un monumento que respiraba, una diosa
andante, una mujer cuya única misión en esta vida era ser bella de
un modo exagerado. Una mujer que se privó de cruzar las calles
para no perturbar el tráfico, que mandó a polarizar su carro para
evitar ser vista, que entrenó tres guarda espaldas mujeres para
defenderse de los maniáticos, que llenó una bodega con cartas,
propuestas de amor, poemas, litografías y tarjetas. Un espécimen
de belleza sobrenatural por el cual un país entero no pudo hacer
otra cosa que contratarla para siempre en el departamento de
protocolo de la cancillería. Recuerdo que cierta vez, en el gobierno
de Peña Córdoba, nos visitó el Secretario de Estado de los Estados
Unidos. Norma Escamilla fue la encargada de recibirlo, atenderlo
y congraciarlo. Durante las pláticas el hombre se mantuvo incólume
pero no más terminar la ceremonia se acercó a mi oído y me dijo
en su español de emergencia "dígale al presidente que todas sus
peticiones quedan aprobadas si me consigue una noche con esa
deidad". Yo no podía tomar un comentario como aquel tan a la
ligera así que me acerqué a nuestra funcionaría de lujo y le dije "la
patria peligra, sólo con su entrega podríamos salvarla". Desde
aquella vez soy el único hombre de todo este país que puede
permitirse una plática normal con Norma Escamilla. Inclusive soy
el que descubrió que detrás de aquella belleza descomunal se
escondía una muñequita juguetona y una persona muy amorosa.
No recuerdo qué sucedió al final pero entiendo que desde aquel
momento el gobierno de Peña Córdoba fue ganancioso, próspero
y populoso.
230
mujer, al licenciado Julio Pineda y a otras mujeres de mi círculo
que querían bien a Montes.
Durante mucho tiempo lo tuvimos por loco pero un día por obra
de milagro el hombre volvió a ser el de antes. Yo fui el primero en
notarlo y me bastó con oírlo hablar. Volvió a su cara su típica sonrisa,
recuperó la agudeza que siempre le reconocimos y retomó sus
funciones con impresionante propiedad. No hizo falta divulgar su
recuperación porque al mes ya todo el mundo lo había notado.
Fue tan espectacular su curación que el Congreso decidió hacerle
un homenaje a la valentía, a la perseverancia y a la integridad. El lo
recibió gustoso y en su discurso, del cual yo poseo un copia íntegra,
231
da testimonio pormenorizado de las tinieblas mentales y espirituales
a que se vio sometido cuando se quedó sin esperanzas. Al final
enfatizó su deseo de hacer prevalecer la ley de prevenir crueldades
tan inicuas como las que había vivido en carne propia su esposa
Sofía y su hija Viviana. Dos meses después se volvió a casar con
una joven muchacha que conoció en Juticalpa: una agradable
olanchana que administraba una lechería. Hoy día tiene dos varones
y su casa está llena de precauciones, altares, jardines y bendiciones.
Sigue siendo un diputado parco pero cuando participa todos
callamos para oír a uno de los hombres más preclaros de la república.
Por eso y por mucho más quiero que me defienda. Es el profesional
idóneo porque practica una justicia fundada en derecho pero
inspirada en la verdad. El sabe quien soy y no soy. El puede ir y
venir al alma de cualquiera y puede litigar aun en los más densos
laberintos de la iniquidad. Por otra parte es el único hombre al que
muchos hombres podemos considerar un verdadero amigo.
232
industriales y los ganaderos. Jamás vi a Andrés Agatón Rosales con
traje y con mocasines, parece ser el pan del evento sin embargo su
cara parece muy contrita por tanto derroche. Lo extraño del ágape
es que reúne sin remordimientos a los supuestos homicidas de
Oswaldo Rosales con su padre. Recuerdo que en otros tiempos el
viejo Rosales decía que los liberales sólo servían para machacarlos,
revolverlos con estiércol de vaca y echarlos como abono en sus
pastizales. Nadie duda que lo hubiera hecho cuando trascendió
que gansters liberales tras bambalinas fueron los precursores del
asesinato de su hijo pero el hacendado de Quimistán no hizo otra
cosa que llamarse al silencio o referirse al tema de soslayo.
233
descubrí que mi madre había tirado algunas canas al aire con un
agrónomo de apellido Alcántara. Un tipo que prácticamente vivía
en nuestra casa y que había salido de Managua tras la revuelta de
los sandinistas, es imposible recordarlo sin una guitarra con la cual
armada rondas para cantar guapangos.
234
Más de una vez me encontré con el viejo Andrés Agatón Rosales
en distintas reuniones: los cachurecos lo conservan como una
reliquia por el hecho gratuito de haber sido confidente del
mandamás Tiburcio Carias; ven en Andrés Agatón Rosales un
ejemplo viviente de la fidelidad partidaria y del autoritarismo
anacrónico. Cuando salía de Quimistán siempre se ponía un viejo
traje azul que parecía robado a un muerto. Se decía cachureco a
morir y siempre estaba buscando la manera de no gastar. Algunas
veces me vi tentado a abordar con él el tema de sus hijos fugitivos
para saber la verdad definitiva sobre su familia y especialmente
sobre Oswaldo quien por aquellos días ya se había convertido en el
innegable fenómeno político que crispó los nervios de los sordos y
de los más encopetados adversarios del ruedo.
236
pero sus movimientos me parecen menos dibujados que antes. Yo
me quedo agazapado como un lince en la penumbra, respiro con
regularidad y trato de no moverme en vano. Finalmente ella me
encuentra, se queda más de dos minutos observando mi ruin
aspecto. Hasta entonces vuelvo a recordar que mi aspecto; reparo
en que voy casi en cueros, que mi única camisa ya sólo tiene un
botón, que mi pantalón se convirtió en calzoncillo y que mi cara
parece la máscara de un lobo enfermo. Debido al suspenso de los
últimos días he descuidado mi aspecto, olvidé arrancarme los pelos
de la barba y no he lijado mis dientes con la piedra poma que
levanté de los arriates. No puedo evitar una triple vergüenza ante
la mujer más importante del cotejo político actual: la triple
vergüenza de haber contribuido según la gente a asesinar a su amado
esposo, de haber ofertado su muerte a cambio de mi liberación y
de exponer mis vejigas ante sus ojos por falta de ropa. Pero tengo
mi toalla y la enrollo sobre mis muslos entonces ella saca de su
bolso una mudada y me la tira. Agobiado por la vergüenza me
meto en el pantalón y luego en la camisa y ya cubierto me movilizo
del rincón hacia la luz. He caído en una trampa terrible pero no
me importa; sé que ésta ropa perteneció a Oswaldo Rosales pero
igual yo en estos momentos la necesito mucho más que un náufrago.
El silencio se ha prolongado demasiado lo cual me alarma. Es obvio
que yo estoy a su merced pues los guardias mantienen sus rifles en
ristre y vigilan cada uno de mis movimientos. La mujer sube cuatro
escalones y se detiene, mientras desciende pregunta " ¿La casa es
suya?" yo contesto con la cabeza. Luego toma asiento en mi catre y
me dice "¿Cómo es que un hombre forma una bonita familia, con
una esposa ejemplar y hermosa, con unos hijos sanos y bellos, con
unas comodidades irreprochables y luego lo tira todo a la borda en
nombre de bajas ambiciones?" yo sigo callado. La verdad no sé qué
puedo contestarle que sea atinado. Además no puedo vencer el
miedo, a veces mueve las manos como si buscara una cuchilla en
su escote o un puñal en su monedero. Ahora va hacia el ventanal y
desde allí intenta divisar la solitaria oscuridad del jardín. "Señor
Barquero —me dice con una voz sosegada—alguien me quitó mi
237
esposo y nadie en este absurdo país me puede decir quién fue. Los
fiscales e incluso sus tíos dicen que fue usted; pero todo es un
completo y rotundo misterio. Jamás creí verme enredada entre
policías y averiguaciones de un país extraño. Yo no provengo de un
paraíso pero sí de un hogar plácido. Crecí entre gente honrada y
entre camaradas solidarios que soñábamos utópicamente con un
mundo mejor. En ese limbo conocí al único hombre que amé y
aunque la realidad y la necesidad nos hicieron volver a la tierra le
puedo jurar que nuestro amor siguió siendo sublime e indestructi-
ble. Indestructible, esa era la palabra que definía mejor nuestra
relación hasta que ustedes, alguien, yo no sé quien, nos demostró
que estábamos equivocados. Dejaron a Oswaldo nadando en un
charco de sangre y se olvidaron de mí y de Lenín. Acabaron con
un buen hombre y no les importó que las multitudes salieran a
llorar conmigo en un sepelio que todavía no ha terminado y que
quizá jamás termine.
238
El señor Luis Cámbar nos entregó, mas bien le entregó a su esposa,
una caja contendiente de documentos verdaderamente incunables.
Un verdadero tesoro informativo que me hizo recordar un Oswaldo
que yo jamás hubiera podido explorar. He disfrutado los videos
donde el aparece como exponente político en foros cerrados y
públicos, pero lo que me tiene doblemente asombrada es el concilio
de malvados que se movían a su alrededor ¿cuál de todos esos
hombres señor Barquero fue el ejecutor de mi esposo? ¿qué tipo de
películas colecciona usted que por más que uno las mira jamás
aparece el homicida?.
239
de cualquier cosa, acercarnos a los familiares abandonados y de ser
posible reparar viejas heridas. Tendríamos dos hijos, sembraríamos
muchos árboles, variedad de flores y montaríamos una pequeña
biblioteca en un terreno boscoso que compramos por la zona de
Azacualpa. Creo que usted conoce nuestro rancho porque en uno
de los videos rescatados usted aparece conversando con Oswaldo.
Todo marchaba bien hasta que alguien lo engatusó. No sé quien,
no sé cuando, lo cierto es que al principio con cautela y más tarde
con entrega, Oswaldo ya jalaba parejo con los liberales. Yo sigo sin
entender qué son en realidad los liberales, porque para mí miles de
cosas siguen sin tener lógica, o tal vez sea que por aquí, sobre todo
entre ustedes, se vive con muchas lógicas. Esto explica la cantidad
de procedimientos entrecruzados que existen para esclarecer un
crimen tan evidente. Esto motiva la variedad y la cantidad de leyes
que ustedes practican y de las cuales no se cumple ni una tan sólo.
Mi abstencionismo político era justamente porque jamás hallé la
lógica de todo lo que hacen y de todo lo que hablan. Sin embargo
Oswaldo tenía una facilidad rotunda para brillar entre todos ustedes,
los conocía bien y siempre hallaba la manera de satisfacerlos,
reorganizó el partido y les refrescó los argumentos, les enseñó otras
filosofías y nuevas estrategias de popularidad y cuando ya todo me
parecía más o menos razonable vienen y lo matan. Quién, por
qué, no sé cual de todos los inspectores me lo puede decir ni cual
de todos los abogados me lo puede aclarar. Ahora comprendo mi
reticencia inicial hacia la política; no obstante hay algo que hasta
ahora comprendo: los auténticos representantes del pueblo no hacen
política para codearse con los déspotas sino para acercarse a la gente.
Este era el secreto de Oswaldo y es el secreto a voces que ha de
convertirme en la futura presidenta de este país. Para ganarme el
favor de la gente no ha sido necesario sentirme como la gente sino
volverme como la gente. El precio que yo pagué para ser como la
gente es grande señor Horacio, yo no hago política para atraer a
nadie hacia mí. No señor Barquero, Oswaldo Rosales decía que
nos hacemos como los demás para que la política se rinda a nuestros
pies.
240
En mí confían todas las personas excepto las delictivas. Eso significa
que tengo mucho camino por recorrer en este campo; sentiré que
he honrado los ideales de Oswaldo Rosales el día que incluso los
criminales consideren que puedo gobernar con justicia y sabiduría
inclusive para éllos. Entonces señor Barquero he venido por tres
cosas. En primer término para reconocer su grandiosa actitud ante
la niña que me entregó este papel. Ella me contó todo en detalle y
usted la hizo crecer porque le enseñó en un instante que era digna
de respeto. En segundo lugar, dentro de dos días seré declarada la
candidata oficial por el Partido Liberal para competir en las gene-
rales contra el general Hugo Mendoza. Yo le prometo desde ya
anteponer mis mejores oficios para garantizarle un juicio justo en
caso de que usted siga capturado al momento de mi asunción.
Tercera, he leído atentamente su carta y me he convencido de algo.
En el fondo usted es un hombre valioso. Reflexione seriamente en
esto que le digo; sé que su carta sin destinatario tenía otras
intenciones pero al leerla cuidadosamente uno descubre la voz de
alguien que es algo más que sangre sucia, que hiel de cuervo o
garras de dragón para usar su lenguaje. A lo que usted llama vit, yo
le llamaría el corazón de repuesto para aquellos que lo pierden en
el delito o en la iniquidad.
Algo más; allá afuera se rumoran muchas cosas sobre usted. Aunque
no lo crea hay quienes aseguran que inclusive usted es inmortal, yo
no creo ni dejo de creerlo pero si en sus manos está evitar que me
eliminen hágalo porque no me gustaría dejar huérfano a Lenín".
—¿Tiene pruebas?
241
-No
-Pero lo sé. Si me envía un abogado todo será aclarado
-No ocupa un abogado. Soy yo quien más necesita la verdad
-Vera Sinclair es socia de Funes Artica y además es una sorda
-Para utilizar los conceptos de su carta, los sordos son los jefes de
un cártel ¿cuál es el cártel comandado por Vera Sinclair?
-Ella es la reina de la mafia sexual. Su organización produce y
distribuye pornografía, trafica con niños y adopciones, surte a
los pederastas y prostituye niñas
-Y en qué estorbaba a la mafia sexual la política de Oswaldo.
-En mucho señora. Tenga presente que la promesa política de
Oswaldo Rosales sólo era del agrado de los honestos y este país
tiene varios siglos de estar secuestrado por pérfidos y criminales.
Nunca se lo quisimos decir abiertamente porque albergábamos
la esperanza de que en algún momento lo descubriera y lo
comprendiera. Recuerde que ustedes venían de otro mundo y
las reglas de nuestro juego fueron trazadas y consensuadas desde
mucho tiempo atrás. En realidad los sordos querían agotar otras
instancias pero Vera Sinclair se precipitó. Llegaron al colmo de
decirle "bueno. Si tienes tanta prisa porqué no lo haces tú". Y
bueno, lo hizo. Los que dispararon a quema ropa eran gente,
quizá mujeres, que trabaja para Vera Sinclair y Chac el caleño
-Por qué tenía prisa
-Porque Rosales se metió con Funes Artica
-A qué se refiero con "se metió"
-Bueno. Funes Artica estaba recibiendo plata de este sector. Y
usted sabe, él debía corresponder con algunos favores a nivel del
Congreso y en forma de influencias para que la gente de Vera
pudiera mercadear y operar sin inconvenientes con las
autoridades. Ya sabe, uno puede hacerse de la vista gorda a cambio
de ciertos favores, esto funciona así.
-Sé el resto de la historia. Cuando mi esposo descubrió estas
anomalías denunció la situación a nivel de Ministerio Público y
puso en peligro la situación institucional de la UD al declararlo
ilegal y corrupto.
242
—Así es señora Rosales. El Tribunal Supremo Electoral inclusive
amenazó con finiquitar la personería jurídica de la UD. ¿Sabe
usted lo que dice el capítulo V, Artículo 44, literal ch de la Ley
Electoral?
—Sí señor Barquero, también conozco las enmiendas. Ahora bien
¿de donde provenía esa extraña relación entre un líder de
izquierda y una proxeneta de ultra derecha?
—Bueno, él es homosexual y ella una traficante de influencias con
oprobiosos nexos sexuales. Encima de eso agregue todo lo que
usted quiera, por ejemplo el futuro del voto lesbiano.
—Bien. Señor Barquero, si usted consigue demostrar su inocencia
me gustaría volver a sostener una conversación. Ojalá que sea
pronto.
243
21
Por fin escucho ruido en el portón. Esta vez es mucha gente ¿o son
alucinaciones?. Idalia asoma primero y junto a ella puedo distinguir
a Montes García y a mi hermana Elena. Esta vez no puedo contener
la emoción y salgo de la puerta frontal hasta las granadillas. Los
otros centinelas me advierten que no siga pero entonces Idalia rebasa
el cordón policial y se funde conmigo. Está llorando y no sé qué
decirle. Luego ingresa Montes García, después Elena y la escena se
245
repite. Una vez adentro, mientras yo tiemblo todavía de emoción,
Montes García y Elena me explican la situación. Me dicen que ya
estoy prácticamente en libertad pero los trámites van a durar algunos
días más. Que no tema, que Idalia y Elena ya pueden quedarse en
la casa y que mis hijos ya están de regreso en un avión que salió de
Los Angeles a las siete de la mañana. Yo no sé qué decir, me muestro
incrédulo y entonces Idalia se sienta junto a mí y me dice "no estás
alegre" "claro que sí —le respondo con una voz distante— es sólo
que ni sé a dónde ir pues debes recordar que esta es mi casa. Lo
mas lógico es que se vayan los policías, no les parece"
Una hora más tarde los centinelas vienen a avisar que el tiempo ha
expirado. Cuando noto que Idalia da señales de quedarse yo le
digo "mejor ve por mi hijos al aeropuerto y no regreses sin éllos".
Ella comprende mi solicitud o al menos la obedece. Mientras se
van retirando algo se derrumba nuevamente en mí. A la hora de
almorzar el hombre entra con un bistec y una gaseosa. Coloca la
ración en la mesa y me dice "hablé con mi coronel Baltodano. Me
dijo que vendría a verlo un día de estos". Aprovecho el momento
para solicitarle un recreo en el jardín. Entonces él me responde
que será después de almorzar. Como despacio mientras mi mente
divaga en misteriosas reflexiones. Algo extraño me pasa, algo que
no sé describir. En fin, ha llegado la hora del paseo y me retiro con
prudencia hasta donde está la pistola. Hago ademán de sentarme y
la recojo con mucha cautela. Luego la oculto dentro de mi pantalón
y me desplazo lentamente hasta la puerta. Finjo insolación y pido
permiso para entrar. Una vez adentro me voy directo a la segunda
planta y reviso el arma. Es una 22 especial con el tambor repleto
de balas. La escondo en un escollo y bajo a la sala otra vez a esperar.
246
Cae la noche. Viene la cena, duermo, llega otro día. Viene el
desayuno, voy al jardín, regreso a la sala, almuerzo. Cae la noche,
cena otra vez, amanece, llega otro día. Luego otro día, como otra
vez, voy al jardín, limpio mi huerta y nadie viene. Ha pasado una
semana que parece la eternidad. No sé que está sucediendo, ha
amanecido, desayuno, no quiero ir al jardín entonces subo al
segundo piso, busco la pistola y meto el cañon en mi boca. Cuando
voy a apretar el gatillo oigo una voz
247
desventuras de nuestros hijos. Lorenzo Barquero me llamó esta
mañana para avisarme que vendrá el domingo. He tenido que
hacerme un horario de visitas para atender a todas las personas,
reporteros, funcionarios y correligionarios que desean reunirse
conmigo. Todo ha cambiado ahora que estoy en libertad pero sigo
sin interés para ir a ninguna parte...
Fin.
248
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres de Litografía López, S. de R. L.
en el mes de octubre del 2005,
su edición consta de 1,000 ejemplares.