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1.

La agroecologíía es una disciplina cientíífica relativamente nueva (deí cada de los setenta del
siglo XX), que frente a la agronomíía convencional se basa en la aplicacioí n de los conceptos y
principios de la ecologíía al disenñ o, desarrollo y gestioí n de sistemas agríícolas sostenibles.

El enfoque de la agricultura convencional siempre ha buscado incrementar la produccioí n de


cosechas agríícolas sin considerar las consecuencias posteriores sobre el ambiente en el que se
practica. Asíí ocurre, por ejemplo, con la labranza intensiva del suelo, praí ctica de monocultivo,
uso indiscriminado de fertilizantes sinteí ticos, el control quíímico de plagas y arvenses, uso
intensivo de agua de pozos profundos para la agricultura y la manipulacioí n geneí tica, entre
otras praí cticas de la agricultura moderna.

Estas son praí cticas promovidas y aplicadas bajo el enfoque de la agricultura denominada
convencional. No se debe descuidar y negar que la aplicacioí n de las praí cticas e innovaciones
tecnoloí gicas convencionales incremente la produccioí n agríícola, pero tampoco se puede negar
que su praí ctica en actividades agríícolas deteriora los recursos naturales en forma
considerable y ocasionalmente irreversible.

El deterioro de la cubierta vegetal, la erosioí n del suelo (eoí lica, híídrica, de fertilidad), el
incremento de la salinidad de los suelos, disminucioí n considerable de los mantos freaí ticos, la
peí rdida de diversidad agríícola bioloí gica y geneí tica, la resistencia constante de plagas y
enfermedades agríícolas, el azolve de presas, las inundaciones naturales, la eutrofizacioí n de
lagos y la contaminacioí n del aire, son algunas de las muí ltiples consecuencias de la agricultura
basada en agroquíímicos y en el uso de grandes cantidades de energíía.

Ante los muí ltiples factores negativos de la agricultura convencional, emerge la concepcioí n de
la agroecologíía, y la tecnologíía de la agricultura ecoloí gica, que promueve la produccioí n
agríícola conservando los recursos naturales elementales de la produccioí n de alimentos tales
como el suelo agua y biodiversidad. Estas acciones se basan en el respeto a las comunidades
rurales (quienes aportan el material geneí tico mejor adaptado a las condiciones locales) y a los
principios eí ticos y humanos en la realizacioí n de estas actividades.

La agricultura ecoloí gica, como puesta en praí ctica de la ciencia agroecoloí gica, puede ser
altamente productiva y a su vez sostenible en produccioí n y conservacioí n a largo plazo con la
finalidad de poder solventar el abastecimiento de alimentos a una creciente poblacioí n
humana. En esta perspectiva, el disenñ o y manejo de agroecosistemas sostenibles no puede ni
debe abandonar las praí cticas convencionales sino que debe considerar las praí cticas
tradicionales para justificar su sostenimiento. Se trata de disenñ ar cientííficamente nuevas
concepciones y tecnologíías agríícolas, sobre la base de los meí todos y conocimientos ecoloí gicos
actuales y los principios tradicionales de conservacioí n de los recursos naturales que muchas
comunidades rurales tienen y en las que cubren sus necesidades alimentarias sin requerir
grandes insumos externos en su ciclo productivo.

Los paííses europeos, seguidos por otros altamente industrializados tales como EEUU y
Australia, son vanguardia en implementacioí n de principios agroecoloí gicos en sus polííticas de
desarrollo agríícola. Sin embargo, varios paííses de Latinoameí rica, Asia y AÁ frica estaí n poniendo
en marcha proyectos nacionales agríícolas que consideran la proteccioí n del ambiente.

Fundamentos de la Agroecologíía
Roí ger Martíínez Castillo
Ciencias Sociales 103-104: 93-102. 2004 (I-II)
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INTRODUCCIOÁ N

La expansioí n de praí cticas agroindustriales ha generado una profunda crisis ecoloí gica de
escala planetaria, provocando que la ciencia y cientííficos se enfrenten a nuevos retos sin
precedente; como la necesidad de evaluar en teí rminos ecoloí gicos, la eficiencia de los sistemas
de produccioí n rural (agricultura, ganaderíía, agroforesteríía y pesca) en el contexto de la
sustentabilidad.

Por eso, en las uí ltimas deí cadas aumenta la conciencia sobre la necesidad de reorientar los
sistemas de produccioí n rural, para convertirlos en modelos ecoloí gicos de uso. Esto implica,
una nueva conciencia social y políítica; pero tambieí n, nuevas herramientas conceptuales
(teoríías, categoríías y meí todos) que posibiliten su aplicacioí n. De ahíí el eí nfasis en la difusioí n y
consolidacioí n de los principios de la agroecologíía y la recuperacioí n de las praí cticas
tradicionales.

La agroecologíía surge como un nuevo campo de conocimiento cientíífico con diferentes


implicaciones epistemoloí gicas, metodoloí gicas y praí cticas; que delinean una disciplina, y
ayuda social, políítica y eí ticamente a resolver dicha problemaí tica en el agro nacional (Toledo,
1995). La agroecologíía pretende no solo la maximizacioí n de la produccioí n de un componente
particular; sino la optimizacioí n del agroecosistema en lo econoí mico, social y ecoloí gico (Altieri,
1999).

La agroecologíía como alternativa incorpora un enfoque de la agricultura maí s ligado al entorno


natural y maí s sensible socialmente, centrada en una produccioí n sustentable ecoloí gicamente.
Sin obviar, los fenoí menos netamente ecoloí gicos dentro del campo de cultivo, tales como
relaciones depredador-presa o competencia de cultivo-arvense.

La agroecologíía se opone a la reduccioí n de la biodiversidad y uso de todo agroquíímico, con la


consiguiente contaminacioí n y destruccioí n del ambiente, al excesivo e inadecuado uso de la
mecanizacioí n y el riego. Tambieí n se opone al desplazamiento del pequenñ o agricultor, al
favorecer las mejores tierras a los maí s pudientes, provocando un proceso de concentracioí n de
la tierra, con su premisa falsa de que el hambre en el mundo se resolvíía aumentando la
produccioí n de alimentos, obviando las causas sociales de este fenoí meno y postergando su
abordaje real.

El enfoque agroecoloí gico presenta un modelo alternativo para el desarrollo agríícola, que se
enfrenta al modelo desarrollado y propugnado por paííses industrializados, con sus
mecanismos de investigacioí n internacional y organismos financieros, denominado "revolucioí n
verde" (agroquíímicos) y la agrobiotecnologíía (transgeí nicos) al servicio de las transnacionales
y pequenñ os grupos de poder nacional.

AGROECOLOGIÁA: CONCEPTOS Y CARACTERIÁSTICAS

La agroecologíía se define como el manejo ecoloí gico del ecosistema, presentando alternativas a
la actual crisis de modernidad, con propuestas de desarrollo participativo (Toledo, 1990)
desde los aí mbitos de la produccioí n y la circulacioí n alternativa de sus productos, pretendiendo
establecer formas de produccioí n y consumo que contribuyan a encarar la crisis ecoloí gico y
social, para restaurar el curso alterado de la coevolucioí n social y ecoloí gica y enfrentarse al
neoliberalismo y la globalizacioí n econoí mica (Sevilla y Woodgate, 1997; Norgaard, 1991).

La base epistemoloí gica de la agroecologíía la constituye el concepto de coevolucioí n entre los


sistemas sociales y ecoloí gicos. Desde esta perspectiva, la produccioí n agraria es ante todo el
resultado de las presiones socioeconoí micas que realiza la sociedad sobre los agroecosistemas
en el tiempo.

La agroecologíía como enfoque ecoloí gico del proceso agríícola, abarca los aspectos de la
produccioí n de alimentos; y toma en cuenta los aspectos culturales, sociales y econoí micos, que
se relacionan e influyen en la produccioí n (Garcíía, 2000).

La agroecologíía permite ver la relacioí n holíística, sisteí mica y entroí pica, que define, clasifica y
estudia los sistemas agríícolas desde una perspectiva eí tnica, agroecoloí gica, sociocultural. Su
objetivo es proporcionar una base ecoloí gica racional para el manejo del agroecosistema, a
traveí s de tecnologíías de produccioí n estables y de alta adaptabilidad ambiental y social, con
teí cnicas naturales (Sevilla, 1995).

La agroecologíía se define como aquel enfoque teoí rico y metodoloí gico que, utilizando varias
disciplinas cientííficas, pretende estudiar la actividad agraria desde una perspectiva ecoloí gica
(Altieri, 1999).

A finales de los anñ os setenta, surge la agroecologíía como respuesta a las primeras
manifestaciones de la crisis ecoloí gica en el agro. El caraí cter positivista, parcelario y excluyente
del conocimiento cientíífico moderno marginoí las formas en que tales experiencias se habíían
formulado y codificado para su conservacioí n. Por tanto, el conocimiento pasado de la
humanidad e incluso, en los pueblos marginados por la civilizacioí n industrial, podíían
encontrarse muchas experiencias uí tiles para hacer frente a los retos del presente, constituyoí
una de las bases profundas de la ciencia establecida, de un enfoque maí s integral de los
procesos agrarios agroecoloí gicos.

La agroecologíía desafíía los paradigmas de la ciencia convencional en tres dimensiones:

Reconocimiento de otras formas de conocimiento ecoloí gico no convencional.


Plantea la ventaja ecoloí gica del productor tradicional, sobre los modernos.
Durante la investigacioí n realiza una confluencia heterodoxa entre hecho y valor.
La agroecologíía no es una disciplina cerrada, ella crece por los aportes, interaccioí n y evolucioí n
con otras disciplinas, incorporando todo lo positivo que sea necesario para contribuir a un
desarrollo rural sustentable integral.

La agroecologíía tiene sus bases en las ciencias agríícolas, ecologíía tropical, en el movimiento
ambiental, en el anaí lisis de agroecosistemas tradicionales, en estudios sobre el desarrollo
rural, en la sociologíía y antropologíía y han influido en su concepcioí n y desarrollo, la
sociologíía, etnologíía, los estudios campesinos, el ambientalismo, la economíía ecoloí gica y
ecologíía políítica (Garcíía, 2000; Guzmaí n, et al., 2002; Altieri, 1993). Estas disciplinas
descubren la racionalidad del sistema tradicional, la importancia que tiene la organizacioí n
social y sus relaciones de produccioí n en el proceso productivo, que se consideran con similar
importancia, como el ambiente y los cultivos (Conklin, 1979) y las causas del fracaso de los
sistemas de transferencia de tecnologíías, la cual fue atribuida a la ignorancia, indolencia o
falta de recursos tradicionales y no a lo inadecuado de las tecnologíías transferidas. Todos
estos estudios generan una gran riqueza de meí todos agríícolas desarrollados por pueblos
indíígenas y comunidades campesinas, que proporcionan las bases a la agroecologíía para el
desarrollo de hipoí tesis y sistemas de produccioí n alternativos (Altieri, 1992).

El porqueí esta herencia tiene poca importancia en la ciencia agronoí mica moderna, refleja
prejuicios e intereses perversos, que algunos investigadores tratan de superar.

La artificializacioí n del agroecosistema es el resultado de una coevolucioí n, en el sentido de


evolucioí n integrada, entre cultura y ambiente (Sevilla y Gonzaí lez, 1993).

La agroecologíía clasifica y estudia los sistemas agríícolas desde una perspectiva agronoí mica,
ecoloí gica y socioeconoí mica (Altieri, et al., 2000; Rosset, 1999); es la base cientíífica de la
agricultura sustentable, pues brinda conceptos y principios ecoloí gicos para analizar, disenñ ar,
administrar y conservar recursos de sistemas agríícolas.

Como ciencia, la agroecologíía no es neutral, ella surge y evoluciona con el propoí sito de buscar
soluciones teí cnico-sociales al desarrollo de los sectores pobres y marginados en los paííses
pobres e inclusive en los ricos, pero sus principios son aplicables a cualquier tipo de
explotacioí n agraria, sobre todo aquellas que sufren degradacioí n por el uso de tecnologíías
agroindustriales, que contaminan el ambiente y los alimentos.

Asíí, la agroecologíía se convierte en una disciplina críítica, subversiva contra el statu quo y
promueve un compromiso con el ambiente natural y la sociedad en general.

La agroecologíía integra saberes tradicionales con el conocimiento teí cnico moderno para
obtener meí todos de produccioí n que respeten el ambiente y la sociedad, de modo de alcanzar
no soí lo metas productivas, sino tambieí n la igualdad social y la sustentabilidad ecoloí gica del
agroecosistema.

A diferencia del enfoque agronoí mico agroindustrial, basado en la difusioí n de paquetes


uniformes de tecnologíías, con eí nfasis mercantiles; la agroecologíía se centra en principios
vitales como la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la sinergia e interaccioí n entre los
diversos cultivos, animales y suelo; ademaí s de la regeneracioí n y conservacioí n de los
ecosistemas. Este enfoque parte de las teí cnicas y posibilidades locales, adaptaí ndolas a sus
condiciones agroecoloí gicas y socio-econoí micas.

La implementacioí n de estos principios agroecoloí gicos en el contexto de una estrategia de


desarrollo favorable a los sectores pobres, dedicada a los productores agríícolas de las regiones
pauperizadas, es esencial para conseguir sistemas saludables, equitativos, sustentables y
productivos (Altieri, et al., 2000).

La agroecologíía plantea que un campo de cultivo es un agroecosistema, donde se dan los


procesos ecoloí gicos que ocurren en otras formaciones vegetales, como ciclos de nutrientes,
interaccioí n de depredador-presa, competencia, comensalíía y cambios sucesionales. La
agroecologíía se centra en las relaciones ecoloí gicas en el campo y su propoí sito enfatiza en la
forma, la dinaí mica y las funciones de esta relacioí n. Considera el predio agríícola, como un
agroecosistema y formaliza el anaí lisis del conjunto de procesos e interacciones que
intervienen en un sistema de cultivos (Gliessman, 2002; Altieri, 1993).
La agroecologíía propone un modelo agrario alternativo de naturaleza ecoloí gica, que genere
esquemas de desarrollo sustentable, utilizando como elemento central el conocimiento local.
Por eso, es de suma importancia para los movimientos sociales comprometidos con el
desarrollo; pues en eí l, encuentran las bases tecnoloí gicas-sociales que les permite disenñ ar
estrategias de accioí n para el desarrollo.

La agroecologíía reivindica la necesaria unidad de las distintas ciencias naturales entre síí y con
las ciencias sociales para comprender las interacciones existentes entre procesos
agronoí micos, econoí micos y sociales; reivindica la vinculacioí n esencial que existe entre el
suelo, la planta, el animal y el ser humano.

La agroecologíía al utilizar el concepto de ecosistema como unidad de anaí lisis, alude a la


articulacioí n que en ellos presentan los seres humanos con la naturaleza: agua, suelo, energíía
solar, especies vegetales y las especies animales. La estructura interna de los agroecosistemas
resulta ser una construccioí n social, producto de la coevolucioí n de los seres humanos con la
naturaleza (Redclift y Woodgate, 1997). Todo ecosistema es un conjunto en el que los
organismos, los flujos energeí ticos, los flujos biogeoquíímicos se hallan en equilibrio inestable;
son entidades capaces de automantenerse, autorregularse y autorrepararse
independientemente de las sociedades y bajo principios naturales (Toledo, 1990). La
orientacioí n sustentable o insustentable depende de coí mo los seres humanos aborden los
flujos de energíía y materiales que caracterizan a cada agroecosistema.

Las sociedades humanas producen y reproducen sus condiciones de existencia a partir de su


relacioí n con la naturaleza. Esta relacioí n podríía descomponerse en el conjunto de acciones,
cuando los seres humanos se apropian, producen, circulan, transforman, consumen y excretan
materiales y/o energíía provenientes del mundo natural.

Esa intervencioí n en el mundo natural se hace posible mediante la apropiacioí n del


agroecosistema, concepto que alude a la unidad baí sica organizada de la naturaleza.

La agroecologíía provee las bases para el mantenimiento de la biodiversidad de la agricultura y


esta es la manera de alcanzar una produccioí n sustentable (Altieri, 1999); desde este
planteamiento agroecoloí gico, la evaluacioí n del comportamiento viable de un agroecosistema
se realiza tomando en cuenta las siguientes propiedades:

Sustentabilidad: es la habilidad de un agroecosistema para mantener su produccioí n, en el


tiempo, frente a cambios externos, considerando las limitaciones ambientales, la capacidad de
carga del mismo y presiones socioeconoí micas.

Equidad: medida de cuaí n equitativa es la distribucioí n de los productos y ganancias que genera
el agroecosistema. La manera de distribuir la productividad de un sistema entre sus
beneficiarios humanos, es eliminar la pobreza, la miseria.

Estabilidad: es una medida de la produccioí n bajo un conjunto de condiciones agroambientales


y socioeconoí micas. Es la constancia de la produccioí n bajo condiciones econoí micas,
ambientales y de gestioí n cambiantes.

Productividad: mide la tasa y cantidad de produccioí n por unidad de tierra o inversioí n. En


teí rminos ecoloí gicos, la produccioí n se refiere a la cantidad de rendimiento o producto final y la
productividad es el proceso para alcanzar dicho producto final. Para medirla se utilizan
unidades fíísicas, en tiempo y espacio, su maximizacioí n tiene que ver con el uso de nuevos
insumos de proceso (rotacioí n), y no de insumos de producto (agroquíímicos).

Autonomíía: es la capacidad interna para suministrar los flujos necesarios para la produccioí n,
tiene que ver con el grado de integracioí n de los componentes de los agroecosistemas al
ambiente externo, estas propiedades son interdependientes, pero a la vez existen
incompatibilidades entre ellas.

La agroecologíía, como ciencia permite comprender el funcionamiento del agroecosistema y


elementos que los componen por sus principios y causas, se distinguen por oponerse al
atomismo, mecanicismo, universalismo, objetivismo, monismo, premisas de la ciencia
moderna; mediante una visioí n holíística, determiníística y evolutiva, contextualizada,
subjetivista y pluralista (Norgaard, 1991).

El principio agroecoloí gico es la diversidad ecoloí gica, la rotacioí n e intercalado de cultivos y el


reciclaje de nutrientes con la integracioí n de animales. El desarrollo de la agroecologíía es un
principio ambiental simple, que regenera los recursos agríícolas y rescata el conocimiento local
sobre el ambiente.

No se trata de rechazar lo externo (capital, tecnologíía); sino, que la base es lo endoí geno, que
adapta lo externo mediante su loí gica agroecoloí gica de funcionamiento. O sea, lo externo pasa
a incorporarse a lo endoí geno, cuando tal asimilacioí n respeta la identidad local y la
autodefinicioí n de calidad de vida. Solo cuando lo externo no agrede a las identidades locales,
se produce tal forma de asimilacioí n. De ahíí, que la agroecologíía enfatiza en lo interno, para
potenciar el uso oí ptimo del ecosistema y mejorar el nivel de vida en las aí reas rurales,
garantizando la biodiversidad, la conservacioí n, empleando para ello tecnologíías respetuosas
con el medio, con la participacioí n local y colectiva.

ESTRATEGIA MUÁ LTIPLE DE LA AGROECOLOGIÁA

El objetivo de la agroecologíía es generar una alternativa de desarrollo socio-econoí mico, en


base al rescate de viejas praí cticas de produccioí n agríícola de subsistencia, que contribuyan a
disminuir los problemas sociales en el agro y elevar el nivel de vida rural; y buscar alternativas
al desarrollo social y ambiental racionalmente.

Esta forma de produccioí n permite reproducir y regenerar la naturaleza (flora y fauna), no


agrava los problemas sociales, ni contamina el ambiente natural. Su importancia radica en que
la riqueza de esa produccioí n cubre necesidades baí sicas.

La agroecologíía aumenta la variedad de cultivos, minimiza riesgos y mejora la produccioí n de


alimentos baí sicos, mejora la base del agroecosistema y la conservacioí n del agua, suelo,
controla la erosioí n y reforestacioí n; es econoí micamente viable por minimizar los costos de
produccioí n, al aumentar el uso eficiente de los recursos disponibles y evitar la irracionalidad
en su uso, con conciencia ecoloí gica.

La agroecologíía ha surgido como un enfoque nuevo al desarrollo agríícola, maí s sensible a las
complejidades de las agriculturas locales, que se propone ampliar los objetivos agríícolas para
abarcar propiedades de la sustentabilidad, como la seguridad alimentaria, estabilidad
bioloí gica, la conservacioí n de los recursos y la equidad. A diferencia de la agronomíía
convencional, la agroecologíía ve el proceso agríícola como un sistema integrado, su finalidad
no es solo incrementar la productividad de uno de los componentes; sino de optimizar el
sistema como un todo y mantener la sustentabilidad ecoloí gica, econoí mica y socio-cultural en
el tiempo y espacio: (Altieri, et al., 2000).

Este enfoque integra, optimiza y operativiza la produccioí n del agroecosistema en tres


dimensiones sustentables:

Social: necesidad de mantener niveles oí ptimos de bienestar (presentes y futuros), mediante la


autosuficiencia alimentaria, satisfaccioí n de necesidades locales (salud, vivienda, educacioí n),
independencia y autonomíía, desarrollo endoí geno y de pequenñ as unidades, participacioí n y
toma de decisioí n.

Econoí mica: uso eficiente de bienes, servicios (produccioí n) y distribucioí n equitativa, sin danñ ar
la renovacioí n, reproduccioí n y distribucioí n del agroecosistema; respetando la capacidad de
carga del líímite biofíísico (rendimiento sustentable), dependencia del agroecosistema local
(uso de recursos) y consumo (generacioí n de desechos), viabilidad econoí mica y equidad.

Ambiental: la extraccioí n de materiales, energíía y servicios del agroecosistema requiere de


formas ecoloí gicas de apropiacioí n sustentable, donde la tasa de apropiacioí n no sobrepase la
capacidad de regeneracioí n del ecosistema apropiado (estabilidad, funciones
agroecosisteí micas, biodiversidad).

Su estrategia es sisteí mica al considerar la finca, la organizacioí n comunitaria y la sociedad


rural, articulados en torno a la dimensioí n local, donde se encuentran los sistemas de
conocimiento (local, tradicional) portadores del potencial endoí geno que permiten potenciar la
biodiversidad ecoloí gica y sociocultural (Altieri, 1999).

ATRIBUTOS DEL MODO AGRARIO TRADICIONAL Y MODO AGROINDUSTRIAL

Los modos de apropiacioí n del agroecosistema, producto de la interaccioí n histoí rica entre un
determinado grupo social y su entorno ambiental, en el tiempo y espacio, suponen la
generacioí n de una identidad cultural que incorpora en el anaí lisis, la diversidad de los distintos
agroecosistemas.

Asíí hoy díía, situados como dos modos radicalmente diferentes de concebir, manejar y utilizar
la naturaleza, el modo agrario tradicional y el modo agroindustrial conforman dos
racionalidades productivas y ecoloí gicas distintas de manejo y apropiacioí n y produccioí n del
ecosistema, en el mundo contemporaí neo. Se trata de dos modos no solo con diferentes rasgos,
sino con distintos oríígenes histoí ricos: el modo agrario tradicional encuentra sus raííces en los
oríígenes mismos de la especie humana y en el proceso de coevolucioí n que tuvo lugar entre la
sociedad humana y la naturaleza y el agroindustrial, que es una propuesta urbano-industrial,
disenñ ada para generar alimentos, materias primas y energíías requeridas para los enclaves no
rurales del planeta.

El factor clave que dio lugar a la transformacioí n de lo tradicional a lo agroindustrial, fue un


cambio nuevo de uso en las fuentes de energíía (carboí n, petroí leo, gas), que potencioí la
capacidad del productor para extraer un flujo mayor de bienes de la naturaleza, logrando un
incremento en la productividad del trabajo. Modificoí la escala de la produccioí n, especializoí a
los productores y aumentoí su dependencia de los insumos externos y garantizoí el abasto de
alimentos, materias primas, agua, energíía y materiales hacia las ciudades y promovioí el
despegue y consolidacioí n de la industria (Smil, 1994).

La distincioí n de estos dos modos contrastantes, de manejo del agroecosistema, se logran


mediante diversos criterios baí sicos de caraí cter ecoloí gico, energeí tico, econoí mico, agrario,
cognitivo y cultural, que conforman nueve atributos descritos (Toledo, 1997).

AGROECOLOGIÁA: VENTAJAS, OBSTAÁ CULOS Y PERSPECTIVAS

Las evaluaciones cualitativas muestran que los esquemas agroecoloí gicos, son de gran
beneficio para las poblaciones locales, dado que la calidad de la produccioí n de alimento ha
aumentado, el agroecosistema ha mejorado, regenerado y se emplean con maí s eficiencia. Todo
en medio de obstaí culos estructurales (polííticas de acceso al agroecosistema: tierra, agua),
institucionales (capital, creí dito, asistencia teí cnica, uso de agroquíímicos) que se manifiestan en
contra de la produccioí n tradicional y los factores de mercado, que favorecen al sector agríícola
empresarial, que limita las oportunidades para que la estrategia agroecoloí gica sea adoptada.
Los desafííos actuales de la agricultura han evolucionado de lo teí cnico a los maí s econoí micos y
ambientales. Donde la lucha contra el hambre, se integra el manejo ecoloí gico del
agroecosistema y la transformacioí n de la comunidad, en ser protagonistas de su propio
desarrollo.

El desarrollo agroecoloí gico indica que las tecnologíías propuestas son productivas y
sustentadoras ecoloí gica, socio-econoí micamente apropiadas y culturalmente compatibles.
Tiene una alta productividad energeí tica, de capital, mano de obra invertida en el proceso de
produccioí n y es por eso que es maí s sustentable. En ambientes marginales (laderas, montanñ as)
la productividad del sistema agroecoloí gico, en contraste con la moderna tecnologíía agríícola,
mejora maí s la base de recursos, ademaí s del bienestar nutricional y econoí mico de las
comunidades locales, rurales.

Ello demuestra que las teí cnicas agroecoloí gicas son maí s apropiadas y se adaptan mejor que las
agroindustriales, allaí donde el agroecosistema y recursos socioeconoí micos son marginales.
Pues, entre maí s pobre sea el agricultor, maí s importante son los meí todos de bajos insumos,
dado que estos agricultores tienen pocas opciones, excepto el uso de sus propios recursos.
Esta brecha no existiríía si los meí todos de bajos insumos fueran subsidiados por el Estado,
como sucede con la tecnologíía de altos insumos.

La agroecologíía valora los bienes que poseen los pequenñ os productores, como el conocimiento
local y el bajo costo que tiene la mano de obra, reduce las desigualdades y mejora la
sustentabilidad ecoloí gica, sobresaliendo:
Reproduccioí n de la familia y regeneracioí n de la base de los recursos agríícolas, proporcionan
una comprensioí n de predios pequenñ os. Esta metodologíía permite el desarrollo de tecnologíías,
hechas a las necesidades de las comunidades rurales.
Tecnologíía agríícola regenerativa de bajos insumos, socialmente activada que requieren de un
alto nivel de participacioí n popular.
Nuevo enfoque al desarrollo agríícola, maí s sensible y praí ctico a las agriculturas locales,
culturalmente maí s compatibles, basado en el conocimiento tradicional combinado con ciencia
moderna.
Teí cnicas ecoloí gicamente sanas, porque no degradan el ecosistema rural, identificacioí n de
elementos de manejo racional, que elevan la produccioí n.
Econoí micamente viable por minimizar los costos de produccioí n, al aumentar la eficiencia de
usos de los recursos localmente disponibles.
Mejora en la produccioí n de alimentos baí sicos.
Rescata el conocimiento y tecnologíía local, con educacioí n de sistemas alternativos.
Manejo eficiente de recursos locales y autoí ctonos.
Aumenta la diversidad y variedad de animales y cultivos, minimizando sus riesgos.
Mejora la base agroecosisteí mica: conservacioí n del agua y suelo, control de erosioí n,
reforestacioí n.
Disminuye el uso de insumos externos, reduce la dependencia y mantiene los rendimientos
con tecnologíía agríícola apropiada rural.
Evita el abuso del agroecosistema, con conciencia ecoloí gica regional.
Estimula la soberaníía autoalimentaria.
El desarrollo rural agroecoloí gico se basa en el descubrimiento, sistematizacioí n, anaí lisis y
potenciacioí n de resistencias locales al proceso de modernizacioí n agroindustrial, para disenñ ar,
en forma participativa, esquemas de desarrollo, desde la propia identidad local del
agroecosistema concreto. El disenñ o de un modelo agrario alternativo de naturaleza ecoloí gica
constituye el elemento, donde se pretende generar esquemas de desarrollo sustentable,
utilizando como elemento central el conocimiento regional histoí rico, que este ha generado en
los agroecosistemas, produciendo arreglos y soluciones tecnoloí gicas especííficas, desde lo
endoí geno.

Lo maí s relevante de lo local, constituyen los mecanismos de reproduccioí n y relaciones


sociales que de ellas surgen. Es en los procesos de trabajo e instituciones sociales generadas
en torno a ellos, donde aparece la dimensioí n endoí gena. Lo que pretende la agroecologíía es
activar ese potencial endoí geno, generando procesos que den lugar a nuevas respuestas y haga
surgir las viejas (si estas son sustentables). El mecanismo de trabajo donde se obtiene dicha
activacioí n, constituye el fortalecimiento de los marcos de accioí n de las fuerzas sociales
internas, locales. Es asíí como se lleva a cabo la apropiacioí n por parte de los actores locales de
aquellos elementos de su entorno --tanto genuinamente locales como geneí ricamente
exteriores-- que les permiten establecer nuevos cursos de accioí n. En definitiva, la agroecologíía
como desarrollo rural sustentable consiste en la buí squeda de lo local para, desde allíí, recrear
la heterogeneidad del medio rural, a traveí s de formas de accioí n social colectivas.

Agroecologíía: principios y estrategias para


disenñ ar sistemas agrarios sustentables
Miguel A Altieri
El concepto de agricultura sustentable es una respuesta relativamente reciente a la
declinacioí n en la calidad de la base de los recursos naturales asociada con la agricultura
moderna. En la actualidad, la cuestioí n de la produccioí n agríícola ha evolucionado desde
una forma puramente teí cnica hacia una maí s compleja, caracterizada por dimensiones
sociales, culturales, polííticas y econoí micas. El concepto de sustentabilidad, aunque
controvertible
y difuso debido a la existencia de definiciones e interpretaciones conflictivas
de su significado, es uí til debido a que captura un conjunto de preocupaciones acerca de
la agricultura, la que es concebida como el resultado de la coevolucioí n de los sistemas
socioeconoí micos y naturales (Reijntjes et al., 1992). Un entendimiento maí s amplio del
contexto agríícola requiere el estudio de la agricultura, el ambiente global y el sistema
social, teniendo en cuenta que el desarrollo social resulta de una compleja interaccioí n de
una multitud de factores. Es a traveí s de esta maí s profunda comprensioí n de la ecologíía
de los sistemas agríícolas, que se abriraí n las puertas a nuevas opciones de manejo que
esteí n maí s en sintoníía con los objetivos de una agricultura verdaderamente sustentable.
El concepto de sustentabilidad ha dado lugar a mucha discusioí n y ha promovido la
necesidad de proponer ajustes mayores en la agricultura convencional para hacerla
ambientalmente, socialmente y econoí micamente maí s viable y compatible. Se han propuesto
algunas posibles soluciones a los problemas ambientales creados por los sistemas
agríícolas intensivos en capital y tecnologíía basaí ndose en investigaciones que tienen
como fin evaluar sistemas alternativos (Gliessman, 1998). El principal foco estaí puesto
en la reduccioí n o eliminacioí n de agroquíímicos a traveí s de cambios en el manejo, que
aseguren la adecuada nutricioí n y proteccioí n de las plantas a traveí s de fuentes de nutrientes
orgaí nicos y un manejo integrado de plagas, respectivamente.
A pesar que han tenido lugar cientos de proyectos orientados a crear sistemas agríí-
colas y tecnologíías ambientalmente maí s sanas, y muchas lecciones se han aprendido, la
tendencia es auí n altamente tecnoloí gica, enfatizando la supresioí n de los factores limitantes
o de los sííntomas que enmascaran un sistema productivo enfermo. La filosofíía prevaleciente
es que las plagas, las deficiencias de nutrientes u otros factores son la causa de
la baja productividad, en una visioí n opuesta a la que considera que las plagas o los
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nutrientes soí lo se transforman en una limitante, si el agroecosistema no estaí en equilibrio
(Carrol et al., 1990). Por esta razoí n, todavíía persiste y prevalece la visioí n estrecha
que la productividad es afectada por causas especííficas y por lo tanto, que la solucioí n de
estos factores limitantes, mediante nuevas tecnologíías, continuí a siendo el principal objetivo.
Esta visioí n ha impedido a los agroí nomos darse cuenta que los factores limitantes
soí lo representan los sííntomas de una enfermedad maí s sisteí mica inherente a desbalances
dentro del agroecosistema y han provocado una apreciacioí n del contexto y la complejidad
del agroecosistema que subestima las principales causas de las limitaciones agríícolas
Por otro lado, la ciencia de la agroecologíía, que es definida como la aplicacioí n de
los conceptos y principios ecoloí gicos para disenñ ar agroecosistemas sustentables, provee
una base para evaluar la complejidad de los agroecosistemas. La idea de la agroecologíía
es ir maí s allaí del uso de praí cticas alternativas y desarrollar agroecosistemas con una
dependencia míínima de agroquíímicos y subsidios de energíía enfatizando sistemas agríí-
colas complejos en los cuales las interacciones ecoloí gicas y los sinergismos entre sus
componentes
bioloí gicos proveen los mecanismos para que los sistemas subsidien la fertilidad
de su propio suelo, la productividad y la proteccioí n de los cultivos.
1. Principios de Agroecologíía
En la buí squeda por reinstalar una racionalidad maí s ecoloí gica en la produccioí n agríí-
cola, los cientííficos y promotores han ignorado un aspecto esencial o central en el desarrollo
de una agricultura maí s autosuficiente y sustentable: un entendimiento maí s profundo
de la naturaleza de los agroecosistemas y de los principios por los cuales estos funcionan.
Dada esta limitacioí n, la agroecologíía emerge como una disciplina que provee los
principios ecoloí gicos baí sicos sobre coí mo estudiar, disenñ ar y manejar agroecosistemas que
son productivos y a su vez conservadores de los recursos naturales y que ademaí s, son
culturalmente
sensibles y socialmente y econoí micamente viables.
La agroecologíía va maí s allaí de un punto de vista unidimensional de los agroecosistemas
(su geneí tica, edafologíía y otros) para abrazar un entendimiento de los niveles
ecoloí gicos y sociales de coevolucioí n, estructura y funcioí n. En lugar de centrar su atencioí n
en alguí n componente particular del agroecosistema, la agroecologíía enfatiza las
interrelaciones entre sus componentes y la dinaí mica compleja de los procesos ecoloí gicos
(Vandermeer, 1995).
Los agroecosistemas son comunidades de plantas y animales interactuando con su
ambiente fíísico y quíímico que ha sido modificado para producir alimentos, fibra, combustible
y otros productos para el consumo y procesamiento humano. La agroecologíía es
el estudio holíístico de los agroecosistemas, incluidos todos los elementos ambientales y
humanos. Centra su atencioí n sobre la forma, la dinaí mica y funcioí n de sus interrelaciones
y los procesos en el cual estaí n envueltas. Un aí rea usada para produccioí n agríícola, por
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Agroecologíía: El Camino hacia una Agricultura Sustentable
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ejemplo un campo, es visto como un sistema complejo en el cual los procesos ecoloí gicos
que se encuentran en forma natural pueden ocurrir, por ejemplo: ciclaje de nutrientes,
interacciones predador-presa, competencia, simbiosis y cambios sucesionales. Una idea
implíícita en las investigaciones agroecoloí gicas es que, entendiendo estas relaciones y
procesos
ecoloí gicos, los agroecosistemas pueden ser manejados para mejorar la produccioí n
de forma maí s sustentable, con menores impactos negativos ambientales y sociales y un
menor uso de insumos externos.
El disenñ o de tales sistemas estaí basado en la aplicacioí n de los siguientes principios
ecoloí gicos (Reinjntjes et al., 1992):
• Aumentar el reciclado de biomasa y optimizar la disponibilidad y el flujo balanceado
de nutrientes.
• Asegurar condiciones del suelo favorables para el crecimiento de las plantas,
particularmente
a traveí s del manejo de la materia orgaí nica y aumentando la actividad bioí tica
del suelo.
• Minimizar las peí rdidas debidas a flujos de radiacioí n solar, aire y agua mediante el
manejo del microclima, cosecha de agua y el manejo de suelo a traveí s del aumento en la
cobertura.
• Diversificar especíífica y geneí ticamente el agroecosistema en el tiempo y el espacio.
• Aumentar las interacciones bioloí gicas y los sinergismos entre los componentes de la
biodiversidad promoviendo procesos y servicios ecoloí gicos claves.
Estos principios pueden ser aplicados a traveí s de varias teí cnicas y estrategias. Cada
una de ellas tiene diferente efecto sobre la productividad, estabilidad y resiliencia dentro
del sistema de finca, dependiendo de las oportunidades locales, la disponibilidad de
recursos y, en muchos casos, del mercado. El objetivo uí ltimo del disenñ o agroecoloí gico es
integrar los componentes de manera tal de aumentar la eficiencia bioloí gica general, y
mantener la capacidad productiva y autosuficiente del agroecosistema (Tabla 1). El objetivo
es disenñ ar una trama de agroecosistemas dentro de una unidad de paisaje, mimeí ticos
con la estructura y funcioí n de los ecosistemas naturales.

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