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La República

13 Sep 2008 | 20:30 h

Sendero | Misterios El escritor de Sendero

Hildebrando Pérez Huarancca ya había publicado su único libro de cuentos, "Los ilegítimos",
cuando se enroló a las filas de Sendero Luminoso. Era, lo que se dice, un cuadro militar. Según
la CVR lideró la atroz masacre de Lucanamarca que dejó el saldo de 69 campesinos muertos. 25
años después, no se sabe nada de él. Algunos lo ubican en Francia, otros aseguran que cayó en
combate. Uno de los más grandes misterios de la guerra interna.

Por: Enrique Patriau

Fotos: Cortesía Caretas y Archivo La República

"Estaba uniformado como militar, llevaba dos pistolas, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70
metros de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado,
no era gordo, era un profesor".

La detallada descripción corresponde al escritor Hildebrando Pérez Huarancca. Así lo recuerdan


varios testigos de la matanza de Lucanamarca, entrevistados por la Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR). El 3 de abril de 1983, 69 campesinos murieron asesinados por una columna
de Sendero Luminoso que incursionó en ese distrito de Ayacucho, en la provincia de
Huancasancos.

Pérez Huarancca –así lo dice la CVR– estuvo al mando de unos 60 terroristas que provistos de
hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego perpetraron una de las más sangrientas masacres
durante la guerra interna. El salvajismo, la deshumanización en su más grotesco esplendor. Un
ajuste de cuentas planificado desde la Dirección Central de Sendero Luminoso, bajo el mando
de Abimael Guzmán, contra una población campesina que había osado rebelarse contra esa
organización y apoyar a las fuerzas del orden. Y la responsabilidad militar de esa acción genocida
recayó en Pérez Huarancca.

Curioso destino el de este hombre. Escritor, antes de Lucanamarca había publicado un libro de
cuentos, "Los ilegítimos", que hoy merece reconocimiento entre los especialistas, más allá de
las atrocidades cometidas. "Era una promesa narrativa", nos dice Pedro Escribano, editor
cultural de La República. "Un buen escritor. No extraordinario, pero digno de atención. Era una
especie de neoindigenista, aunque con muchas resonancias de Rulfo en su prosa", añade el
crítico literario Gustavo Faverón. Integrante del grupo Narración en los setenta, junto a
escritores de tendencia marxista ortodoxa como Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, Pérez
Huarancca se dejó atrapar y llevar por la vorágine de violencia de Sendero. ¿Por qué y cómo?
Son respuestas que todavía permanecen en la oscuridad.
Casi nada se sabe de cómo fue el proceso por el cual Pérez Huarancca terminó formando parte
de Sendero. Según el escritor Dante Castro (cuya versión se puede revisar en el blog Puente
Aéreo, de Faverón), el autor de "Los ilegítimos" no era senderista, al menos en sus inicios. Pero
debido a su tendencia política de izquierda, terminó detenido y recluido en el CRAS de
Huamanga, Ayacucho.

La versión de Castro es imposible de contrastar. Lo que sí es verdad es que Pérez Huarancca fue
liberado de esa cárcel el 2 de marzo de 1982, tras una sorprendente y exitosa operación militar
emprendida por senderistas. Aquella vez 304 presos fugaron, de los cuales unos 70 eran
miembros del PCP-SL. Edith Lagos, camarada ‘Edith’, también escapó, aunque moriría meses
después, en setiembre, en un enfrentamiento con la Guardia Republicana.

Cuenta Castro que Pérez Huarancca, para salvar su vida, debió "guardarse" sus discrepancias
ideológicas con Sendero, convirtiéndose así en uno de sus mejores cuadros de combate. Y
Lucanamarca fue su prueba de fuego.

¿EN DÓNDE ESTÁ?

Lo que ocurrió después con Pérez Huarancca permanece en el más absoluto misterio. De pronto
desapareció y hasta ahora no se ha vuelto a saber más de él. El blog Lapicero Digital, que
administra el economista Silvio Rendón, dio con un artículo de 1995 de la revista estadounidense
Executive Intelligence Review, de Lyndon Larouche (un político vinculado con posiciones de
extrema derecha) en donde se consigna que en noviembre de 1985, dos años después de
Lucanamarca, Pérez Huarancca junto a Maximiliano Durand Araujo viajaron a París, Bruselas y
Libia para formalizar el ingreso de Sendero Luminoso al Movimiento Revolucionario
Internacionalista, fundado en Europa hacia el año 1984.

Otro artículo publicado en la misma edición de Executive Intelligence Review dice que las
operaciones europeas de Sendero Luminoso tenían su base en Francia bajo la dirección de
Durand Araujo, quien contaba con un equipo conformado, entre otros, por Pérez Huarancca, a
cargo de actividades de agitación y propaganda en círculos culturales, a través de grupos de
música folclórica y teatrales. ¿Es posible que Pérez Huarancca, efectivamente, haya huido hacia
Francia y se mantenga allí?

Un dato a considerar es que, según Executive Intelligence Review, Abimael Guzmán fue
arrestado en 1993, cuando todos sabemos que su captura ocurrió en 1992. Eso no habla muy
bien de la rigurosidad de la revista, para empezar. No obstante, hay otros elementos de juicio
que permiten dudar razonablemente de la versión de un Pérez Huarancca viviendo escondido
en Europa.
El historiador Iván Hinojosa, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que tuvo un
papel relevante en la elaboración del informe final de la CVR, afirma "no creer en lo absoluto"
que Pérez Huarancca pueda haber recalado en Francia.

"Si se trataba de un comandante militar que tenía la confianza de Guzmán, ¿para qué lo vas a
sacar del país en 1985 en pleno plan estratégico de desarrollo de guerra de guerrillas? ¿Acaso lo
había identificado la policía? ¿Algún medio había sacado su cara? ¿Cuál era la lógica de enviar al
extranjero a un cuadro de combate para hacer trabajo político?", se pregunta Hinojosa.

La opinión experta de Hinojosa es que, "muy probablemente", Pérez Huarancca haya muerto en
combate, como mucha otra gente. Cuando la guerra arreció en zonas como Ayacucho o
Huancavelica, el número de caídos empezó a aumentar vertiginosamente y no sería nada
extraño que este escritor convertido en terrorista haya finalizado sus días en algún
enfrentamiento armado.

Dante Castro defiende la misma hipótesis. Incluso habla de un Pérez Huarancca atormentado
por la culpa debido a la muerte en combate de su hijo de 15 años (también arrastrado por
Sendero Luminoso), un poco abandonado al alcohol y descuidado en sus medidas de seguridad.
"No tardó en caer en una emboscada. Murió sin ser hecho prisionero, según me cuentan",
sostiene.

Pérez Huarancca es un caso de extremos. ¿Cómo conciliar la imagen de un talentoso escritor


con la de un terrorista capaz de mancharse las manos de sangre inocente en nombre de un
proyecto político? "Hitler quiso ser artista. El arte y la guerra no son planos excluyentes. Lo que
sí parece irremediablemente cierto es que la guerra siempre saca lo peor de uno", reflexiona
Hinojosa. Es verdad. Y la guerra que Sendero Luminoso le declaró al Estado peruano, y que tantas
víctimas trajo, extrajo lo peor de Hildebrando Pérez Huarancca.å

DE ESCRITOR A PERSONAJE LITERARIO

"Hay otros ejemplos parecidos a los de Pérez Huarancca", declara Iván Hinojosa. Se refiere a
personas que en algún momento se les vinculó con Sendero Luminoso y después desaparecieron
del mapa, como si la tierra se los hubiese devorado enteros. El más famoso, sin duda, es Julio
César Mezzich. En un determinado momento se le consideró –desde la prensa y por fuentes de
inteligencia– como el número dos de SL, por supuesto, siempre después de Guzmán. Hoy de él
no se sabe nada de nada.

Lo que ocurre es que la historia de Pérez Huarancca siempre generará especial controversia
debido a su perfil de escritor. En uno de sus cuentos, "La oración de la tarde", un grupo de
campesinos quema una pradera y a los animales que en ella viven para atrapar a un peligroso
puma. Una dramatización del lema maoísta de "incendiar la pradera", según señala Gustavo
Faverón, que incluyó el texto en su antología "Toda la sangre: cuentos peruanos de la violencia
política".

Pérez Huarancca también ha servido como insumo de relatos. Ahí está "Vísperas" de Luis Nieto
Degregori. En él se cuenta la historia de Grimaldo Rojas Huarcaya, un jefe de prácticas de
universidad detenido en Ayacucho por supuestas vinculaciones terroristas, liberado por sus
camaradas en un asalto armado al penal, misteriosamente desaparecido y cuyo tomo de
cuentos, "Los desposeídos", alcanza notoriedad póstuma.

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