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I. Introducción.
II. Diagnostico.
III. Visión.
IV. Objetivos
Específicos
General
VI. Conclusión.
VII. Bibliografía.
I. INTRODUCCION
Los diferentes tratados de libre comercio (TLC), han puesto a este sector de la
economía en una situación bastante crítica, al no tener la competitividad,
infraestructura, maquinaria y mano de obra suficiente, para poder competir con los
diferentes productos que vienen de otros países. En materia de exportación, el café
como único producto representativo del campo es quien más aporta en estas cifras
con un 6.9% en el año 2017 según cifras del portal web
https://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/col/.
Dentro de las políticas del nuevo gobierno se han trazado cinco ejes estratégicos
que buscan disminuir la brecha social, mejorar la calidad de vida de las personas
en estas zonas, hacer inclusión social con modelos de provisión, mejor
los mecanismos para que los pequeños productores y los trabajadores rurales se
integren a los mercados, alcancen una remuneración justa y mejoren su bienestar.
Y finalmente unas reformas institucionales que permita darle ese rol protagónico
que han merecido durante tantos años. Esto por medio de participación de
empresas privas, públicas y de diferentes sectores que permitan la planeación,
ejecución, seguimiento de los diferentes proyectos a realizar en estos cuatro años
de la nueva presidencia.
Dentro de este trabajo hemos planteado cinco objetivos específicos donde
explicamos las diferentes fases que debe atravesar el campo, para poder tener esa
transformación deseada
II. DIAGNÓSTICO
Sin embargo, se presentan limitantes estructurales que han impedido que los
procesos económicos de los últimos años se reflejen de la misma manera en las
condiciones de vida de la población rural y en el desempeño de sus actividades
económicas, principalmente las agropecuarias. Estas limitantes se relacionan con:
Por otra parte, las brechas entre la población urbana y la rural se han acentuado,
Aunque la pobreza por ingresos y multidimensional se ha minimizado en las zonas
rurales, La incidencia de la pobreza extrema rural es 3,5 veces mayor que la urbana
en ingresos (DANE, 2015b) y 2,9 mayor en pobreza multidimensional (DANE,
2015c). Esta situación se puede denotar cuando, a nivel territorial, los quintiles más
pobres de la población tienden a ubicarse en la periferia.
incluso, se percibe que en las áreas rurales dispersas los ingresos de las actividades
agropecuarias representan solo el 61,0 % de un SMMLV (DANE, 2015b).
Por otro lado, si bien existen instancias regionales para fomentar la participación a
los agentes locales como los consejos municipales de desarrollo rural (CDMR) y los
consejos seccionales de desarrollo agropecuario (Consea), estas tienen
limitaciones para agenciar satisfactoriamente el desarrollo rural y agropecuario de
sus regiones, pues son de carácter asesor y no decisorio.
Para concluir se debe destacar que en los últimos dos años el sector presentó un
crecimiento importante y sin precedentes desde la década de los noventa.
III. VISIÓN
Esto permitirá que en el mediano y largo plazo los habitantes del campo puedan
vivir dignamente, logren movilidad social a través del ejercicio de actividades
económicas competitivas y sostenibles, con la tranquilidad de contar con una
institucionalidad que los represente, responda a sus necesidades, potencie sus
oportunidades y promueva la garantía de sus derechos, y de esta manera evitar la
repetición del conflicto. Esta visión debe tener en cuenta los insumos de los
procesos participativos que se llevaron a cabo en los últimos 2 años, principalmente
los del Pacto Agrario y los de las mesas de negociación con otras organizaciones
campesinas, las propuestas del sector empresarial del campo colombiano y sus
agremiaciones, así como las recomendaciones de la Misión para la Transformación
del Campo.
VI. OBJETIVOS
• Cerrar las brechas urbano-rurales y sentar las bases para la movilidad social
mediante la dotación de bienes públicos y servicios sociales que apoyen el
desarrollo humano de los pobladores rurales.
Para lograr tal fin, resulta indispensable que confluyan 3 elementos: acceso a la
tierra, claridad en los derechos de propiedad y seguridad jurídica, y uso eficiente del
suelo. En este sentido, se plantean las estrategias descritas en los siguientes
numerales.
Con el fin de contar con mayor disponibilidad de tierras, se propone evaluar las
áreas susceptibles de sustracción de las zonas de reserva forestal de la Ley 2 de
1959, bajo el entendido que solo serán sustraídas aquellas que cumplan
estrictamente con los requisitos establecidos en la normatividad pertinente y que
tienen vocación agropecuaria debidamente verificada, sin contribuir de esta manera
a la ampliación de la frontera agropecuaria, con mecanismos explícitos de
protección a las fuentes de agua y de acuerdo con la zonificación de ordenamiento
establecida para cada una de ellas. Las actividades que en estas áreas se
desarrollen deben ser compatibles con la conservación y el uso sostenible de los
recursos naturales. Le corresponde al MADS establecer las condiciones y requisitos
para tal efecto.
Una primera acción para contrarrestar tal amenaza es contar con un catastro
moderno en el que la formación y actualización se lleve a cabo con un enfoque
multipropósito que permita la individualización de los predios rurales con una
representación gráfica que recoja las variables físicas y jurídicas de manera
acertada, y cuya información sea coherente con el registro de la propiedad.
Esto debe permitir contar con información actualizada y centralizada del nivel
municipal y departamental; no obstante, mientras dicho catastro es implementado,
es necesario continuar con la actualización catastral hoy existente.
De otra parte, se deben implementar todas las acciones orientadas a saldar la deuda
en materia de tierras colectivas con las comunidades étnicas. Lo anterior implica
adoptar un plan de titulaciones colectivas con tiempos precisos que permita culminar
con los procesos pendientes tanto en comunidades indígenas como
afrocolombianas. Este plan debe considerar las pretensiones territoriales, la
disponibilidad de tierras y la ocupación ancestral, buscando dar cumplimiento a los
compromisos sin generar conflictos con otro tipo de comunidades que también
habitan en las mismas zonas rurales.
Para ello se requiere adelantar un trabajo coordinado con las CAR y la AUNAP que
permita la priorización, medición, mapeo, censo, limpieza y siembra de especies.
En este sentido, el MADR, a través de la AUNAP como autoridad nacional para la
regulación, el ordenamiento y la administración de la actividad pesquera y acuícola,
debe revisar el mecanismo de asignación de cuotas de tal forma que apliquen
únicamente para la pesca industrial marina, ya que es en este tipo de pesquería
donde se puede constatar en puerto el registro del barco, la patente y los volúmenes
desembarcados.
Las estrategias para alcanzar este objetivo deben considerar en sus mecanismos
de implementación las diferencias entre los pobladores rurales y urbanos, haciendo
especial énfasis en la necesidad de mejorar la calidad y el acceso real de los
pobladores rurales a vivienda, educación, salud y mecanismos de protección social.
Así mismo, es necesario contar con planes y metas específicas por zonas y buscar
la coordinación con las intervenciones integrales en territorios rurales3. Para ello,
se propone actuar en los siguientes aspectos:
De igual manera, la ejecución del subsidio familiar de vivienda rural debe ser más
eficiente, disminuyendo los tiempos de postulación y entrega, y se deben rediseñar
los instrumentos existentes y crear nuevos incentivos y estrategias de subsidios, de
ahorro y de crédito diferencial para el acceso que permitan aumentar la cobertura.
Todo lo anterior implica que la asignación de los recursos del Presupuesto General
de la Nación (PGN) considere la situación de déficit habitacional entre las zonas
urbanas y rurales.
Así mismo, las soluciones en materia de habitabilidad deben estar articuladas con
las intervenciones integrales en territorios rurales y con la política de suministro de
agua potable y saneamiento básico (APSB) en la zona rural. Adicionalmente, estas
soluciones deben orientarse a promover esquemas sostenibles de aseguramiento,
realizar procesos de investigación e innovación para desarrollar proyectos basados
en la demanda en el contexto rural, y articular acciones en el marco de la política de
gestión integral del recurso hídrico para proteger las cuencas abastecedoras y
generar incentivos a la población rural. Para ello, es necesario diseñar e
implementar un sistema de seguimiento y evaluación, así como realizar los ajustes
y los desarrollos normativos necesarios y adaptar las normas técnicas de agua
potable, saneamiento básico, energía eléctrica y sismoresistencia a las
características y necesidades rurales acorde con lo establecido en el Documento
CONPES 3810 de 2019.
Para ello, se debe contar con recursos específicos de diversas fuentes, y con metas
y tiempos definidos. Además, es necesario establecer un arreglo institucional en el
que converjan el Gobierno nacional, los gobiernos locales, las comunidades rurales,
los empresarios del campo y la industria, sobre la base del fortalecimiento de las
capacidades regionales para la gestión del desarrollo rural, con especial énfasis en
las familias campesinas, cuyo principal sustento son las actividades agropecuarias,
y en las mujeres rurales, que requieren políticas diferenciadas para garantizar su
participación efectiva.
En primer lugar, es necesario realizar una acción integral para la inclusión social y
productiva con enfoque territorial que apunte a mejorar las condiciones de vida y
crear tejido social con énfasis en acciones diferenciadas para la mujer rural. Para
ello, el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) en conjunto con el MADR,
debe crear las condiciones de primer escalafón de ingresos para la población rural
más pobre en el marco de los mecanismos de intervención integral en territorios
rurales. La integralidad de las intervenciones del DPS se desarrolla a través de 7
componentes:
2) seguridad alimentaria.
6) acceso a agua.
7) capitalización microempresarial.
La cartera sustitutiva debe priorizar los créditos dirigidos al desarrollo del sector
agropecuario y agroindustrial, y se deben unificar las dos clases de títulos de
desarrollo agropecuario (TDA). Adicionalmente, se requiere una regulación
apropiada para la banca de segundo piso que tenga en cuenta que el riesgo
crediticio de este tipo de entidades es diferente dado que las operaciones crediticias
se dan con los bancos de primer piso. Esto le permitirá a Finagro, entre otras cosas,
contar con mayores recursos para el sector.
Para que el sector financiero privado llegue a todas las zonas rurales dispersas con
un portafolio completo de servicios y productos financieros es necesario
implementar incentivos para los intermediarios financieros. Complementariamente,
se debe transformar al Banco Agrario en una entidad con una amplia oferta de
productos y servicios financieros a la medida del sector, oportunos, pertinentes, con
énfasis en los pequeños productores, y colocando recursos adicionales a los de
redescuento. Esto va de la mano con acciones para facilitar el acceso a los recursos
de redescuento a cooperativas y ONG financieras, y para promover la creación de
fondos rotatorios de cooperativas y asociaciones de usuarios.
Por otra parte, un mejor manejo tanto de riesgo del mercado como climático necesita
de instrumentos integrales y autosostenibles de gestión de riesgos para el sector
agropecuario.
Para esto se propone la creación de un modelo de aseguramiento que integre tanto
al seguro agropecuario como el catastrófico. El seguro catastrófico debe ser por
regiones y tomado por el Gobierno, lo que facilitará la adopción de otros tipos de
instrumentos de gestión del riesgo, tales como coberturas de precios y tasa de
cambio de manera más general.
Se propone crear una entidad adscrita al MADR que tenga a cargo los procesos
agrarios, la gestión de la formalización de la propiedad rural, el acceso y la
distribución equitativa de tierras, la titulación de territorios a comunidades étnicas y
la regulación del mercado de tierras. La aplicación de los procesos agrarios y la
formalización de la propiedad rural, teniendo en cuenta que pueden afectar
derechos patrimoniales de terceros, deben además operar a través de
procedimientos administrativos que permitan determinar la existencia de los
supuestos de hecho objeto de los procedimientos, acopiar las pruebas y someter a
los jueces especializados los asuntos gestionados para que sean estos los que
tomen las decisiones de fondo en cada caso.
Por su parte, Corpoica debe consolidarse como la entidad coordinadora del Sistema
Nacional de Ciencia y Tecnología Agroindustrial asegurando recursos
presupuestales y técnicos necesarios sobre la base del nuevo marco legal de la
entidad. De igual manera, se debe considerar un arreglo institucional eficiente para
la provisión de asistencia técnica integral, buscando que este servicio, además de
ser el vehículo para adelantar procesos de innovación en sistemas productivos
agropecuarios, sea el medio a través del cual se acompaña a los productores en el
desarrollo de negocios rurales rentables, especialmente los agropecuarios.
1. Constitucionalidad
2. Legalidad
3. Pertinencia cultural
4. Correspondencia con las líneas y el planteamiento estratégico del PND
5. Adecuación a la temporalidad del PND
OBJETIVO GENERAL
a. Pueblos indígenas
b. Pueblo Rrom
https://www.dnp.gov.co/programas/agricultura/Paginas/mision-para-la-
transformacion-del-campo-colombiano.aspx
http://www.icpcolombia.org/eventos/la-transformacion-del-campo-el-
desarrollo-rural-en-el-plan-de-desarrollo/
http://www.banrep.gov.co/sites/default/files/publicaciones/archivos/jaocamp
o_presentacion_aexandes_18_06_2018.pdf
http://www.scielo.org.co/pdf/espo/n50/0121-5167-espo-50-00303.pdf