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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGIA

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: EL ANALISIS


DE LA ACCION COLECTIVA COMO PROCESO
Raúl Atria
(para uso exclusivo de los alumnos)

I. Introducción
II El movimiento social como objeto de análisis
III El análisis histórico-social de los movimientos
sociales en dos estudios de casos: Hobsbawm y
Cohn
IV Los rasgos característicos de los movimientos sociales
V La acción del movimiento social en proceso: el umbral
de visibilidad como factor desencadenante

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I. INTRODUCCION

A partir de Touraine y su enfoque accionalista 2 , el fenómeno de los


movimientos sociales pasa a ser un tema central en el desarrollo de la teoría
sociológica moderna. Su conceptualización acerca del rescate de la importancia
del sujeto para la dinámica de la estructura; así como su teorización del sujeto
como un agente histórico (sujeto histórico) lo que es igual a decir que es un
agente colectivo, proporcionan el marco para construir el concepto de
movimiento social como un eje indispensable para el análisis de la acción social.
El movimiento social constituye una forma muy importante de
comportamiento colectivo: es una actividad u ocurrencia social de gran escala, en
2
la cual la conducta de los individuos, se construye o se cambia colectivamente.
Ciertas condiciones que parecen ser intrínsecas a la vida moderna son
especialmente proclives a los movimientos sociales y éstos son una de las
principales vías para la reconstitución de las sociedades modernas. Por ejemplo,
en contextos o situaciones inciertas, que pueden por cierto ser provocadas por
causas de muy diversa índole, disminuye drásticamente la capacidad del sistema
político para ejercer las funciones básicas que le son propias, entre las cuales
está la canalización y el procesamiento de las demandas variadas que surgen
desde los grupos y conglomerados constitutivos de la estructura social. Es en ese
contexto dado por la mezcla de incertidumbre y de parálisis relativa del sistema
político, que surgen con fuerza vías de canalización de las demandas sociales
que se dan al margen de los partidos políticos organizados y que bajo ciertas
condiciones pueden llegar a desbordarlos.

2
La referencia obligada en este respecto es a la obra de Alain Touraine, Sociologie de l'Action, Editions du Seuil,
Paris, 196 en la cual desarrolla extensamente su aproximación teórica a la acción social que él mismo denomina
"accionalismo". En esencia, el accionalismo pretende rescatar la centralidad del sujeto de la acción. Los elementos
centrales de la acción, según Touraine son: la orientación del sujeto; los sistemas de interacción en los que está situado
y la estructura simbólica con la cual opera, que está constituída principalmente en el lenguaje. Estos elementos se
concretan en la praxis del sujeto que es histórica.

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Así pues, con alguna frecuencia surgen en las sociedades modernas,
expresiones y formas de movilización social y política que no calzan bien con el
esquema característico de las organizaciones formales, de las agencias
burocráticas, de los partidos políticos, de las organizaciones sociales "oficiales".
Estas formas merecerían ser analizadas dentro de un marco conceptual que vaya
más allá de los episodios y de las anécdotas que normalmente acompañan a las
diversas modalidades de comportamiento colectivo, que suelen englobarse, sin
mayores distinciones, bajo el término genérico de "movimientos sociales".

El presente trabajo está destinado fundamentalmente a elaborar algunos


aspectos centrales para el estudio de los movimientos sociales, dentro de una
perspectiva teórica en la cual este fenómeno de comportamiento colectivo
aparece estrechamente ligado al contexto de la estructura social
3 en que se
produce. En tal sentido centraremos nuestro interés, principalmente, en el
análisis de los momentos y las situaciones de cambio en la red de relaciones
sociales en la cual se genera el movimiento social.

II. EL MOVIMIENTO SOCIAL COMO OBJETO DE ANALISIS

De partida, conviene subrayar que uno de los problemas más


característicos en el estudio de los movimientos sociales, es la dificultad para
conceptualizarlos y definirlos de manera precisa, condición indispensable para
configurarlos como objeto de estudio. En parte, esta dificultad proviene del
hecho de que en la realidad social, aparentemente existen formas y
manifestaciones muy variadas de comportamiento colectivo. Estas formas pueden
ir, en principio, desde las demostraciones de masas, con distintos grados de
cohesión social e intensidad psicológica, hasta expresiones organizadas que
tienen un alto grado de complejidad y sofisticación y que, sin embargo, no son
directamente analizables como organizaciones formales. En este último caso nos
estamos refiriendo, por ejemplo a las organizaciones secretas o semi-secretas del

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tipo estudiado en la ya clásica investigación de Hobsbawm sobre los rebeldes
primitivos. 3

Hay dificultades de conceptualización que provienen del fenómeno mismo,


que aparece como algo difuso y muy diversificado en cuanto a las formas
concretas que él asume en la realidad social. Sin embargo hay también algunas
dificultades no directamente imputables al fenómeno, sino más bien al hecho que,
comparada con otras áreas de investigación en las ciencias sociales,
particularmente la sociología y la historia social, el estudio de los movimientos
sociales ha sido generalmente relegado a un plano secundario. Tal es así que
incluso muchos de los estudios más significativos en este campo han tenido un
carácter marcadamente monográfico, sin que haya podido alcanzarse aún un
estadio de acumulación de conocimiento suficiente para emprender
4 la
generalización teórica. Lo que es, a nuestro juicio, indispensable para poder
situarnos en posición de captar la complejidad y la riqueza propias del
4
movimiento social es entenderlo como un "sujeto-en-construcción".

De acuerdo con Herbert Blumer, sociólogo que se incribe en la tradición


téorica del interaccionismo simbólico y que adopta desde allí, una perspectiva del
movimiento social como sujeto en construcción, habría tres problemas principales
5
para el abordaje teórico sociológico de los movimientos sociales. El primer
problema tiene que ver con la muy amplia variedad de comportamientos
colectivos que quedan englobados en este fenómeno. y que abarca desde los

3
Hobsbawm, Eric. Primitive Rebels,
4
Esta perspectiva lleva necesariamente a la historicidad del movimiento social como elemento esencial para su
conceptualización. Me parece importante destacar que esta característica está reconocida por autores de muy distinta
filiación teórica. Ver, por ejemplo, R. Turner y L. Killian, Collective Behavior, Englewood-Cliffs N.J., Prentice-Hall,
1972. En estos autores el movimiento se construye por el surgimiento de "normas emergentes": las personas desarrollan
nuevas normas sociales a medida que van interactuando en la situación desestructurada creada por el propio
movimiento.
5
Ver Herbert Blumer, "Collective Behavior", en Review of Sociology, antología de Joseph B. Gittler (ed), John
Wiley & sons, New York, 1957)

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movimientos religiosos/milenaristas, hasta los movimientos reformistas y
revolucionarios. Resolver este problema implica admitir definiciones
relativamente amplias y abiertas de este objeto de análisis. El segundo problema
deriva del hecho que la mayor parte de los estudios de movimientos sociales,
especialmente los estudios e investigaciones histórico-sociales, buscan explicar
las "causas" del movimiento. Esto significa, por lo general, que la explicación
tiende a quedarse en los niveles más estructurales de la sociedad perdiendo la
capacidad de capturar la riqueza del movimiento social como proceso y su
enorme dinamismo para provocar o resolver situaciones coyunturales. El tercer
problema deriva del hecho que la otra vertiente predominante en los estudios de
los movimientos sociales se inscribe en una perspectiva psico social que tiende a
explicar el movimiento social a partir de los rasgos de la estructura de
personalidad de sus miembros. Ilustrativo de este enfoque es el clásico
5 estudio
de Theodore Adorno sobre la personalidad autoritaria, como rasgo subyacente a
los miembros de los movimientos sociales de corte autoritario, fascista. 6

En todo caso, señala Blumer, el concepto de comportamiento colectivo


debe ser desarrollado en forma tal que permita diferenciar variantes de
comportamiento multitudinario de muy diversa índole tales como: (a). la multitud
casual (agrupamiento que se forma en torno a algún evento o circunstancia que
atrae la atención de transeúntes); (b). la multitud convencional (por ejemplo, los
pasajeros de un avión); (c.) las multitudes expresivas (asistentes a un festival de
música "rock"); (d). la multitud en acción (asistentes a un partido de fútbol que
desarrollan comportamientos fanatizados). Todas estas formas de
comportamiento de multitudes, a pesar de los aportes importantes que ellas
posibilitan en el estudio de este fenómeno, impiden ver al movimiento social
como un proceso en construcción; como un sujeto que se va haciendo a sí mismo
6
Theodore Adorno, The Authoritarian Personality, La relación entre comportamiento autoritario de los
individuos con ciertos movimientos sociales tiene también una expresión en la tesis de Lipset respecto al autoritarismo
de las organizaciones obreras, pero aquí el autoritarismo no proviene de una conformación social de la personalidad
sino de las necesidades de la organización. ( Véase Seymour Martin Lipset, El Hombre Político, EUDEBA, Buenos
Aires,).

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como resultado de su propia interacción con otros actores y sectores de la
sociedad. Esta observación de Blumer nos parece completamente acertada y nos
lleva entonces a la pregunta obvia de ¿porqué surgen los movimientos sociales?

En general hay dos respuestas fundamentales para esta pregunta: (i)


algunos analistas ponen el acento en la deprivación económica y social que
genera un tipo de tensión social y de descontento acumulativo que al
profundizarse y ampliarse, conduce a que la gente se reúna y actúe
colectivamente para enfrentar de alguna manera una situación difícilmente
soportable; (ii) para otros, la deprivación es una condición necesaria pero no
suficiente; lo que verdaderamente cuenta es la capacidad del movimiento para
movilizar recursos en beneficio de los intereses del grupo. 7 El primer enfoque
analítico enfatiza el contexto estructural en que se insertan los 6
miembros del
movimiento; en tanto que el segundo enfoque subraya la importancia de la
capacidad organizativa del movimiento. De más está señalar que estos dos
enfoques alternativos (estructura y organización) no son contrapuestos sino que
se complementan.

Con todo, es conveniente introducir un importante matiz en la forma de


conceptualizar la deprivación como factor causal de los movimientos sociales.
Esto se refiere a la distinción entre deprivación absoluta vs. relativa. En la
primera, las carencias experimentadas por el grupo social desde el cual emerge el
movimiento, corresponden a la imposibilidad de dar satisfacción a necesidades
que son vitales para el grupo: desde esta perspectiva se sostiene, por ejemplo,
que los movimientos revolucionarios surgen cuando los sectores o clases
populares no pueden satisfacer sus necesidades fundamentales (alimento,
vivienda, vestido). Se trata de una deprivación que es absoluta. La
pauperización, explotación, alienación, es el proceso explicativo en esta veta.

7
Para una exposición sintética de estas dos aproximaciones, ver Light, Keller & Calhoun, Sociología, V edición,
Bogotá, Mac Graw-Hill, 1991, en particular el capítulo sobre movimientos sociales.

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Otra variante de esta teoría es la deprivación relativa, que en general ha
sido detalladamente expuesta por autores como Davies y Gurr. 8 . El punto central
de esta aproximación es que lo que cuenta no es el nivel absoluto de deprivación
sino la percepción de que el grupo está, injustificadamente, obteniendo menos de
lo que merece. La percepción de la deprivación relativa es siempre un juicio de
comparación del grupo con otros grupos sociales, que supone una evaluación
crítica de la justicia distributiva del sistema.

En esta perspectiva de la deprivación relativa, un autor como Tocqueville,


señala que los males que se toleran pacientemente cuando parecen inevitables, se
vuelven sin embargo intolerables tan pronto se sugiere la idea de que es posible
9
escapar de ellos. Tocqueville se está así refiriendo al conocido tema
7 del efecto
colectivo que producen las expectativas crecientes, en el sentido de que las
acciones de protesta en contra del orden del sistema se producen con particular
intensidad después de que la situación del grupo social en cuestión ha
experimentado una cierta mejoría. En este mecanismo desencadenante radica
justamente el efecto "desproporcionado" que la mejoría de la situación presente
tiene en las expectivas de mejoramiento de la situación futura inmediata. Estas
expectativas crecen en mucho mayor proporción que el factor de mejoramiento
de la situación. En el mismo sentido viene al caso traer al tapete aquella certera
observación de Marx referida al efecto que produce la aparición ostentosa de
bienestar por encima del nivel de vida que el grupo posee como promedio. El
ejemplo de Marx está referido a la vivienda y es notable por su claridad. Dice el
texto de Marx: "Sea grande o pequeña una casa, mientras las que la rodean son

James C. Davies, Ted Gurr, Why Men Rebel, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1970. El término
"deprivación relativa" fué introducido en una famosa investigación realizada por Samuel Stouffer y asociados,
destinada a determinar los factores que influyen en la "morale" de los reclutas dentro de la organización militar.
Stouffer et. al. The American Soldier.

9
Alexis de Tocqueville, The Old Regime and the French Revolution, New York, Harper & Row

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pequeñas, cumple todas las exigencias sociales de una vivienda, pero, si junto a
una casa pequeña surge un palacio, lo que hasta entonces era casa se encoge
hasta quedar convertida en una choza......si el palacio vecino sigue creciendo en
la misma o incluso en mayor proporción, el habitante de la casa relativamente
pequeña se irá sintiendo cada vez más desazonado, más descontento, más
10
agobiado entre sus cuatro paredes"

En la vertiente "relativa", lo que importa no es entonces el nivel absoluto


de la deprivación sino el grado relativo de mejoramiento de la situación que "se
queda corto" respecto de las expectativas de bienestar que son gatilladas por el
mismo proceso de mejoramiento de la situación. James C. Davies agrega otra
nota o matiz y señala la importancia de otra forma de deprivación relativa, que es
aquella que corresponde a un mejoramiento inicial de las condiciones
8 de
existencia que es seguido por una caída o "frenazo" de la mejoría de la situación.
Esta secuencia, cuya importancia es indiscutible en el campo de las políticas de
11
bienestar social, se conoce como la teoría de la curva "J".

Hay importantes factores o elementos mediatizadores que afectan la


probabilidad de que, a partir de una determinada situación de deprivación, surja y
se desarrolle el movimiento social como un sujeto colectivo.

Según Smelser, el movimiento social implica una movilización no


institucionalizada para llevar a cabo una acción orientada a afectar las tensiones
de la sociedad mediante la reconstitución de valores o de normas. Los factores
que explicarían el surgimiento y desarrollo del movimiento social son los
siguientes: (a). la conductividad estructural (los medios de comunicación de
masas por ejemplo); (b) la tensión social, que puede provenir de fuentes muy

10
Marx, "Trabajo asalariado y capital"

11
. Jamies C. Davies, "Toward a theory of a revolution", American Sociological Review, vol. 27, febrero 1962. En este
artículo Davies expone su conocida teoría de la curva "J de la revoluciones.

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variadas; (c) la creencia generalizada para explicar la tensión que está
experimentando la gente; (d) la ocurrencia de acontecimientos precipitantes, que
son episodios colectivos que ponen en evidencia la opresión o represión del
sistema; (e) la movilización de participantes, entendida como capacidad de
movilización de masas en espacios públicos (la turba callejera por ejemplo); y (f)
la ruptura del control social, representada por la incapacidad de la élite
12
gobernante para frenar el comportamiento colectivo.

Para un autor que se inscribe en una perspectiva de corte histórico-social


como Charles Tilly, los factores que contribuyen a explicar el surgimiento de los
movimientos sociales, son: (a) los intereses comunes; (los miembros del
movimiento se dan cuenta de que comparten opiniones sobre el mundo social y
que tienen intereses comunes); (b) la organización, que afecta la 9
capacidad del
grupo para actuar en defensa de sus intereses; (c) la capacidad de movilización
de recursos (tiempo, trabajo, dinero, u otros); y (d) la oportunidad, que está
13
asociada con el cambio de algún aspecto del ambiente del grupo.

En un más reciente artículo publicado por El Colegio de México en 1997,


14
Rocío Guadarrama sostiene que el análisis de los movimientos sociales varía
con los objetivos de la investigación y que habría tres dimensiones útiles para
guiar dicho análisis empírico, a saber: (i) la dimensión sociocultural, “que
comprende las condiciones en las que los individuos desarrollan sentimientos y
orientaciones políticas opositoras, es decir, experiencias que los identifican
como opositores a la cultura e instituciones políticas prevalecientes”; (ii) la
dimensión identitaria, que ahonda en el proceso de construcción de las
identidades y significados dentro de los grupos de participantes que constituyen

12
. Neil J. Smelser, Theory of collective behavior N.Y. The Free Press, 1962. Para comentarios acerca de la
conceptualización de Smelser, ver también Dooner, Patricio "Algunos elementos para la discusión del concepto de
movimientos sociales", CPU, 1974, y Rafael Echeverría, "El concepto de movimiento social" CPU, 1974.
13
Charles Tilly, From mobilization to revolution, Reading MA, Addison-Wesley, 1978
14
Ver Guadarrama, Rocío, “Paradigmas y realidades de los movimientos sociales”, en Estudios Sociológicos, de
El Colegio de México, vol. XV, número 44, 1997. Todas las citas de este párrafo, se encuentran en la página 568.

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estos movimientos”; y (iii) la dimensión político-organizativa, “que considera la
acción política de los movimientos dentro del entramado constituído entre el
espacio institucional y los actores sociales y políticos emergentes”

En síntesis, la revisión de ciertas fuentes significativas muestra que hay


ciertos aspectos que recurrentemente convergen en la conceptualización del
movimiento social. El primero sin dudas es el que se refiere a la no-
institucionalización; el segundo es el tema de la orientación. Finalmente, pero no
por ello menos importante que los anteriores, hay que agregar el referente
estructural del movimiento. Me parece que un cuarto aspecto que reviste una
importancia gravitante tiene que ver con la forma como los miembros del
movimiento asumen la dimensión histórica que necesariamente tiene el
comportamiento colectivo que englobamos bajo el concepto de
10 movimiento
social. La recuperación del pasado compartido como factor de identidad
colectiva es crucial en este sentido.

III. EL ANALISIS HISTORICO-SOCIAL DE LOS MOVIMIENTOS


SOCIALES

A partir de lo ya señalado, es claro que el análisis de movimientos sociales


concretos es siempre un ejercicio que pasa por la historia. Cada vez que este
"pasaje por la historia" se hace necesario para el sociólogo, tenemos que saber
distinguir hasta dónde llega la importancia de los eventos y desde donde importa
más la capacidad de teorización, que, en definitiva, es lo que nos permite superar
el peso y la inercia del recuento anecdótico. Por ello es que algunos estudios de
casos históricos nos sirven para el análisis sociológico y otros no. Entre los
primeros, me parece que hay algunos que pueden señalarse como muestra y que
conviene anotar ahora, porque constituyen hitos que nos pueden orientar en ese
"pasaje por la historia". Los casos escogidos son el estudio del historiador y

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sociólogo inglés Eric Hobsbawm Rebeldes Primitivos y el del historiador
15
Norman Cohn, En Pos del Milenio (Alianza Editorial, Madrid).

a). Movimientos colectivos en sociedades en transición.

Rebeldes Primitivos, de Hobsbawm es un estudio acerca de las formas


"primitivas" o "arcaicas" de agitación social en Europa Occidental y Meridional
desde la Revolución Francesa. En todos los casos seleccionados (bandidaje
social, sociedades rurales secretas, movimientos agrario-revolucionarios de corte
milenario, turbas urbanas pre-industriales, sectas religiosas de trabajadores y
hermandades rituales en las primeras organizaciones revolucionarias y de
16
trabajadores), lo que interesa a Hobsbawm es el estudio del proceso de
adaptación (o desadaptación) de individuos que son precipitados 11
en la sociedad
moderna, según ese proceso se expresa en los movimientos sociales arcaicos que
ellos crearon. El elemento clave del "arcaísmo" no significa la carencia de una
evolución histórica en cada uno de los casos considerados, sino que más bien se
relaciona con el momento en que ocurrieron estas formas de protesta en el
contexto más amplio de la transición de la sociedad primitiva (orientada según el
parentesco) a la sociedad moderna (orientada según clases). Arcaísmo es
entonces un concepto transicional entre la estructura de parentesco y la
estructura de clase y no debe entenderse como sinónimo de "antigüedad".

Los movimientos sociales transicionales, no se constituyen aún como


formas de protesta enraizadas en el conflicto de clases, aún cuando en sus fases
15
Para quienes tengan un interés especial en esta temática puede también ser de interés el estudio de George Rudé,
The Crowd in History, o el libro de James Davies y Ted Gurr Why Men Rebel y también el del mismo Cohn su
ensayo titulado Los Demonios Familiares de Europa, Alianza Editorial, Madrid. En esta última obra el autor realiza
un estudio de diversos casos de movimientos sociales que fueron tildados de brujería en su época.
16
Los movimientos sociales que abarca este estudio se clasifican en dos grupos principales:(i). Movimientos que son
eminentemente fenómenos rurales (sin que haya ninguna razón a priori para ser tales), y que se clasifican a su vez en una
secuencia de "ambición creciente" de acuerdo a las metas ideológicas del movimiento. (ii). Movimientos urbano-industriales,
en los que se incluyen: la "turba" que Hobsbawm considera ser el equivalente urbano del bandidaje social, las sectas de
trabajadores (principalmente en Gran Bretaña), que son "aspiraciones y organizaciones proletarias de un tipo que se expresa a
través de la ideología religiosa tradicional".

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posteriores ellos incorporen algunos elementos de conciencia de clase. Sin
embargo, estos movimientos tampoco están exclusivamente enraizados en
solidaridades de parentesco, lo que vendría a ser, según palabras del autor, "la
prehistoria" de estas formas arcaicas de protesta social.

El concepto de "arcaísmo" en el estudio de Hobsbawm apunta a una


dimensión muy importante en la concepción de los rebeldes "primitivos"
relacionada con la habilidad de los movimientos sociales analizados para llegar a
ser modernos: mientras más fácilmente una forma arcaica de protesta social se
incorpora en un movimiento social moderno y organizado, menos primitiva es esa
forma de protesta social. La teoría subyacente al estudio de Hobsbawm puede ser
descrita en la forma de dos hipótesis principales: (i) aún cuando las formas
primitivas de rebelión ocurren tanto en el medio campesino como urbano,
12 es sólo
en el último donde estas expresiones pueden ser articuladas en movimientos
sociales organizados. El factor general que explica esto es el hecho de que la
irrupción de la economía moderna se da primariamente en el contexto urbano.
Como corolario de esta hipótesis, Hobsbawm afirma que cuando las rebeliones
campesinas llegan a ser articuladas, ello ocurre en virtud de influencias externas
que provienen desde fuera del ámbito rural; (ii) para que una forma primitiva de
rebelión llegue a asimilarse a un movimiento social moderno (y no se convierta
por tanto en "arcaica") se requiere que ella tenga una concepción del "traspaso
del poder" como un elemento clave para la producción del cambio social.

b). Movimientos sociales utópicos: el milenarismo.

Un ensayo clásico en este sentido es En Pos del Milenio ("The Pursuit of


the Millenium") 1 7 , de Norman Cohn, es un estudio de los levantamientos
17
es consi de r ab l em e n t e m ás am pl i o puest o que se ext i en de desde fi nes del si glo XI a l a
p ri m e r a m i t ad del si gl o XVI. E l á re a geog ráf i ca del est udio es t a m bi én m ayor que l a del
est udio de H El estudio de Cohn tiene pr et e n si o nes am bi ci osas . Desde l uego, el per í odo est udi ado
obsbawm , pues cubre G r a n B ret a ñ a , F r a n ci a Sept en t r i o n a l , Al em a n i a , los P aí ses B ajos y
Bohem i a .

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medievales que se dieron en la forma de milenarismo social militante ("quiliasmo"
es la palabra usada por Cohn para refeirse a estas formas milenaristas). El
elemento que distingue estos levantamientos milenarios de otras formas de
rebelión relativamente corrientes en la época, en la Europa medieval (como
fueron aquellos levantamientos que tenían objetivos estrictamente limitados tales
como la conquista de ciertos derechos específicos, la abolición de ciertas trabas
o gravámenes, o simplemente eran estallidos de violencia destructora), es la
expectativa escatológica de algún evento repentino y milagroso en el cual el
mundo sería profundamente transformado en una prodigiosa lucha terminal entre
el bien y el mal, a través de la cual la historia alcanzaría su plenitud y
justificación. La razón para el estudio de estos primeros movimientos
milenarios, según Cohn, está en la importancia de conocer las condiciones bajo
las cuales las fantasías milenarias o quiliásticas dieron origen13a los "mitos
sociales dinámicos".

Para Norman Cohn, la clave del Milenarismo medieval europeo se


encuentra en la tradición judeo-cristiana, (básicamente en el Libro de la
Revelación, la tradición apocalíptica de San Juan y la escatología de la Sibila).
Un cambio importante toma lugar con el proceso de institucionalización de la
Iglesia (particularmente desde Orígenes). En algún punto de ese proceso el
18
atractivo secular que originalmente tenía el Rey Salvador en esta amplia
tradición milenaria se transformó en la creencia trascendentalista en una parusía
espiritual, vale decir el mito utópico de la segunda venida de Cristo. Sin
embargo, a pesar de la desconfianza oficial de la Iglesia, el milenarismo no
desapareció. La raíz judeo-cristiana del credo milenario está bien tratada por
Cohn, con un punto de vista que Hobsbawm también comparte en "Rebeldes
Primitivos", como explicación del carácter "occidental" del Milenarismo
(tradición que, en cambio, está ausente en el Hinduísmo y en el Budismo).

18

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Partiendo de esto, Cohn emprende un estudio erudito de una enorme
variedad de casos en que él cree ver el elemento de las fantasías milenarias o
quiliásticas, dando origen a los "mitos sociales dinámicos", concepto interesante
pero que no queda bien precisado como para discriminar con nitidez la
importancia relativa y las diferencias relativas entre las numerosas instancias que
analiza.
En lo sustantivo, la conclusión que Cohn extrae de su análisis es que los
mitos sociales tienen una propensión a atraer individuos marginales de todos los
tipos. "Siempre hay una gran cantidad de individuos que están dispuestos a
percibir la vida en negro y blanco, que sienten una profunda necesidad de tener
salvadores perfectos a quienes adorar y enemigos malvados a quienes odiar; en
otras palabras, individuos que sin ser paranoicos, tienen sin embargo una fuerte
tendencia hacia los estados mentales paranoicos". Esta afirmación
14 de Cohn
puede significar mucho o muy poco, pero en todo caso el supuesto de
"anormalidad" en el reclutamiento de los miembros de los movimientos, en su
razonamiento no es de mucha ayuda para la elaboración de una teoría que pudiera
explicar el fenómeno.

c). El movimiento social como sujeto histórico.

Es claro que las dos formas de abordaje al tema de los movimientos


sociales en la investigación histórico-social, que se han presentado en las
secciones precedente, conducen, de una u otra forma al proceso de constitución
de las orientaciones con que los miembros del movimientos expresan sus
demandas y su representación del mundo. En otras palabras, lo que aquí se está
proponiendo es que "el pasaje por la historia" indispensable para captar en toda
su riqueza la acción colectiva del movimiento social, requiere abordar el
problema de la orientación del movimiento como un aspecto central para el
análisis.

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A nuestro entender este tema se inscribe de lleno en el enfoque accionalista
de Touraine. 1 9 Retomaremos aquí el hilo central de ese enfoque, aplicado al
análisis del sujeto histórico, a fin de identificar los elementos constituyentes de
la orientación del movimiento social. Estos elementos, como sabemos, son los
siguientes:

(i). el primer elemento constitutivo de los movimientos sociales es la presencia


necesaria de la reivindicación , que de acuerdo a Touraine, está en la
identificación que hace le movimiento social de sus reivindicaciones, vale decir
las demandas específicas de los miembros del movimiento; no hay movimiento
social si no hay demandas que ese movimiento expresa (independientemente de
cómo las exprese);
15
(ii) el principio de identidad : constituye la base sobre la cual se sustentan las
reivindicaciones del movimiento; sin este principio es imposible que esas
reivindicaciones traspasen la frontera de las aspiraciones individuales y se
constituyan en la demanda colectiva del movimiento como sujeto social;

(iii) el principio de oposición : constituye la base sobre la cual se define al


adversario; identifica así el destinatario de la reivindación o demanda colectiva
del movimiento, este es el germen inherente de conflictualidad que marca el
desarrollo de todo movimiento social;

(iv) el principio de totalidad : constituye la referencia del movimiento al sujeto


histórico (la sociedad como totalidad en acto, según se ha visto más arriba),
referencia que permite perfilar la forma de solución "justa" o "humana" que
constituye la "propuesta" del movimiento social; esa propuesta es siempre

19
El desarrollo teórico del accionalismo está principalmente en la obra de Touraine Sociologie de l'Action, Editions
du Seuil, Paris, 1964. Para un resumen de los tópicos característicos de la aproximación tourainiana al tema del sujeto
histórico, puede verse el apunte sobre el tema, preparado para este mismo curso, "El accionalismo de Touraine: el actor
social como sujeto histórico".

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societal (independientemente del grado de conciencia de ello que tengan los
miembros del movimiento).

IV. LOS RASGOS CARACTERISTICOS DE LOS MOVIMIENTOS


SOCIALES.

Las dificultades de conceptualización que han sido señaladas más arriba en


estas notas, necesariamente subrayan el inevitable carácter tentativo del análisis
que emprenderemos en esta oportunidad. En ese predicamento, partiremos de la
siguiente definición provisoria en el desarrollo del análisis: movimiento social es
una manifestación no institucionalizada de comportamiento colectivo de un
grupo social, orientada a satisfacer demandas de poder ideológicamente
articuladas en un proyecto crítico de cambio, controlada por
16 formas de
20
organización no burocráticas e inestable en su desarrollo temporal .

La definición de trabajo que se ha resumido anteriormente, pone el acento


en ciertos elementos que a nuestro juicio son indispensables para configurar un
movimiento social como una manifestación específica de comportamiento
colectivo. Tales elementos son, a nuestro juicio, los siguientes::

(a) el carácter no institucionalizado del comportamiento;


(b) la orientación de poder articulada en un proyecto crítico de
cambio social;
(c) el control ejercido a través de formas de organización no
burocráticas;
(d) la inestabilidad en el tiempo.

20
. Esta sección está basada en una elaboración anterior del autor. Ver Atria Raúl, "Notas para el estudio de los
movimientos sociales", CPU, 1974

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Ninguno de estos rasgos aislados basta para configurar un movimiento
social, sino que todos ellos deben concurrir para caracterizar de esta manera un
determinado comportamiento colectivo. En cierto sentido, estos elementos que
son de naturaleza eminentemente cualitativa, se implican unos a otros. La no
institucionalización, por ejemplo, es casi inseparable de la forma de control
típica de los movimientos sociales que hemos denominado "no burocrática". En
otras palabras, subyace a la definición propuesta, la idea de que estos cuatro
rasgos constitutivos de un movimiento social están altamente
intercorrelacionados de modo que la presencia de uno de ellos significa, al mismo
tiempo, una alta probabilidad de que también estén presentes los demás rasgos.
Trataremos de acotar el movimiento social en cuanto objeto de análisis, como
una forma de comportamiento colectivo que se caracterizaría por los siguientes
rasgos: 17

a). Alcances acerca de la no-institucionalización de los movimientos


sociales.

Para analizar esta primera característica de los movimientos sociales nos


parece importante intentar precisar algunas observaciones acerca de los niveles o
capas en que tiende a manifestarse la institucionalidad de un sistema social. En
primer lugar nos parece que esa institucionalidad tiene una manifestación
"oficializada", cuyos contenidos normativos se expresan en una serie de
organizaciones establecidas en el sistema.

Tales organizaciones corresponden a grupos socialmente identificables,


controlan recursos y mecanismos legitimados de poder a través de puestos y
roles que están en manos de sus miembros, tienen sistemas para dispensar
beneficios, prebendas y patronazgos propios de la organización y por ello
ejercen, o son capaces de ejercer, una amplia gama de influencias políticas y
económicas en el sistema social. En este caso se encuentran típicamente

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organizaciones tales como los partidos políticos ( o en general las asociaciones
políticas), las organizaciones sindicales, las asociaciones gremiales, las fuerzas
armadas y las organizaciones religiosas, para mencionar a las más características.

Con este tipo de organizaciones se crea una especie de establecimiento


("establishment") configurado por un complejo arreglo de organizaciones que
públicamente comparten entre ellas, y a menudo monopolizan, las influencias y la
autoridad en el sistema social que las contiene. Por cierto, ello no implica que la
distribución de las influencias y de la autoridad a que se alude en este nivel de la
institucionalidad de un sistema, sea siempre pacífica. Por el contrario, cada
organización establecida tiene la tendencia a crecer en importancia hasta el punto
en que la tendencia al crecimiento de otra organización igualmente establecida se
lo impide. Este proceso de expansión de las organizaciones no 18
está exento de
fricciones, ajustes y conflictos, pues con frecuencia el crecimiento efectivo de
una organización tiende a obtenerse a expensas del crecimiento potencial o de la
disminución efectiva de otra organización.

Por otra parte, existe una capa no oficializada, institucionalizada en


formas y tipos de organización menos reconocibles externamente por el hecho
que, contrariamente a lo que sucede en el caso anterior, no se manifiestan
necesariamente a través de organizaciones formales complejas. Esta
institucionalidad "no oficializada" se expresa más bien por intermedio de: (i) las
alianzas más o menos estables que existen entre los diversos grupos (clases,
estratos, grupos de interés); y ( ii) las formas y mecanismos sancionados
que se utilizan para controlar y resolver los conflictos sociales y políticos.

La manera como coexisten y se articulan estos dos niveles o "capas" de la


institucionalidad del sistema (oficializada y no oficializada) se resuelve en
términos de las normas de un arreglo social concreto en el cual se deposita la
"legitimidad" de la sociedad. Las características de cada arreglo, en principio,

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varían de acuerdo a los momentos sociales y a los tiempos cronológicos distintos
en el desarrollo de esas capas institucionales. Para momentos y tiempos
determinados históricamente, la noción de arreglo social así entendida puede
permitirnos una clarificación precisa del contexto estructural indispensable para
situar el fenómeno "movimiento social".

Con frecuencia se alude a que los movimientos sociales tendrían un


carácter intersticial en la trama estructural e institucional del sistema social. La
noción de arreglo social puede hacer posible para el investigador afinar su
análisis de las características de la capa institucionalizada (sus organizaciones
establecidas, sus mecanismos de distribución de beneficios, sus canales de
influencia y de autoridad) y de la no oficializada (las alianzas estables y las
formas y mecanismos de resolución y control de conflictos. Probablemente
19 la
distinción entre una y otra capa o nivel de la institucionalidad del sistema social,
no será muy nítida en la práctica, porque esa delimitación corresponde a una
zona de cruce de muchas y variadas formas y relaciones a través de las cuales
ambas capas se interconectan en el arreglo social concreto e históricamente
determinado. Sin embargo, precisamente lo que importa tener en cuenta frente a
un fenómeno difuso e intersticial como los movimientos sociales, es la zona
también difusa del arreglo institucionalizado y no tanto aquellas "áreas" de la
vida social y política donde, por así decirlo, las cosas están claras, las relaciones
sociales están "ritualizadas" y, por consiguiente, los comportamientos de los
actores se perfilan con mayor nitidez.

Precisado el arreglo social concreto e identificadas las zonas difusas donde


se sobreponen y se cruzan, por una parte, la institucionalidad oficializada del
sistema, y por otra parte, la institucionalidad no oficializada, el próximo paso
consistirá en localizar las fisuras o intersticios por donde se "cuela" la presencia
de los movimientos sociales. El dato fundamental para registrar esa presencia e

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incorporarla en el arreglo conformado por las instituciones y las organizaciones
establecidas en el sistema, es la manifestación de una alianza inestable , o desde
otro punto de vista, una alianza poco probable dadas las características de las
alianzas y contra-alianzas que el arreglo social típicamente produce o tiende a
producir. Una alianza inestable y poco probable es una alianza anómala al
"establishment" del arreglo social, y constituye un fenómeno que admitiría ser
explicado recurriendo a la búsqueda del movimiento social que la origina. En
otras palabras, la hipótesis básica para el registro de la presencia del movimiento
en el arreglo social, es que la aparición de una alianza anómala que pone de
manifiesto la actuación de un movimiento social. Es decir, toda alianza anómala,
supone la presencia de un movimiento social sobre el cual aquélla descansa. El
supuesto básico para proceder de esta forma y fundamentar la hipótesis ya
indicada, es que, por un tiempo cuya duración será variable, pero
20que tiende a
ser relativamente corta, esa alianza anómala no es sino la manifestación de un
comportamiento colectivo no institucionalizado, cuyas bases sociales pueden
estar indistintamente localizadas en la capa institucional oficializada o no
oficializada del arreglo social.

La aparición de una alianza anómala en el registro histórico del arreglo


social es, en consecuencia, un dato de primer orden para el estudio de los
movimientos sociales dentro del marco de análisis que se está proponiendo. Se
21
trata, parafraseando a Merton, de un caso de "serendipity"

El movimiento social actúa en las capas "intersticiales de las sociedad", es


decir en aquellos espacios que no están plenamente copados por los actores que
ya están legitimados en el sistema social. Ese sistema tiene un núcleo de
dominación que es puesto en ejecución por los actores sociales y políticos que
forman parte del "establishment" y que detentan el control del aparato y de los
instrumentos formales y oficiales del poder. También hay un "anillo" de poder e
21
"Serendipity" es la aparición de un dato imprevisto, anómalo y estratégico que provoca un "desarreglo" en el
esquema metodológico que exige una nueva explicación. Ver Merton, Teoría Social Estructura Social, FCE,

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influencia que está plenamente legitimado y que es ocupado por actores legítimos
del sistema que, sin embargo, no están directamente en control del núcleo oficial.
Son actores "opuestos" al establishment oficial, pero dependientes de él en
cuanto a sus oportunidades materiales de vida y en cuanto a sus referentes
simbólicos, y por ello, son actores que participan activamente de los procesos
políticos, sociales y culturales de ese establishment. El movimiento social rara
vez se genera en este anillo y por cierto, nunca se genera en la esfera
oficializada, excepto en el caso de movimientos que son netamente "reactivos"
para la "defensa del orden" amenazado por el cambio.

El movimiento social surge en las fronteras del sistema, en aquella zona de


la vida social donde la vigencia efectiva de la legitimidad dominante es dudosa,
la zona donde se nutre el cuestionamiento, la crítica o el rechazo21existencial al
sistema. Hemos dicho que el movimiento tiende a surgir en la zona no
institucionalizada, pero ello no significa que el movimiento permanezca
necesariamente allí.

b). La ideología de cambio en la orientación del comportamiento colectivo.

En cuanto forma de comportamiento colectivo todo movimiento social


tiene un cierto grado de unidad de acción que es una condición indispensable
para constituirse como sujeto de acción social. En parte, esta unidad de acción
proviene de la organización interna del movimiento; de las relaciones que existen
entre sus miembros, estructuradas de alguna manera tal que al menos está
relativamente definida la regla de pertenencia al movimiento. No obstante, la
unidad de acción no puede explicarse cabalmente por la sola presencia del factor
organizacional. Esa unidad depende, además, de una cierta similitud de los
miembros del movimiento en cuanto a la orientación de su comportamiento,
similitud sin la cual incluso la propia organización interna del movimiento
difícilmente sería viable. En el fondo, esa similitud de orientación (es decir, el

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mismo sentido de la acción, que es compartido entre los miembros del
movimiento) pasa a ser el contenido no ambiguo de la regla de pertenencia. Por
cierto la similitud de la orientación es lo que permite considerar al movimiento
social como algo más que el mero resultado agregativo de comportamientos
individuales idénticos. El movimiento es el resultado de la acción de un "sujeto"
colectivo que es capaz de trascender la acción de cada integrante del
movimiento. Es la similitud de orientación la que permite que el movimiento
resuelva cursos de acción que comprometen el acatamiento de sus integrantes,
aún cuando éstos hayan estado ausentes al momento de adoptar ese curso.

A diferencia de las decisiones que se adoptan por las organizaciones


formales, el factor del cual depende el acatamiento no es nunca de
procedimiento: la decisión no es acatada de acuerdo a su estatuto 22
reglamentario.
En el caso del movimiento social la decisión compromete porque ella "interpreta"
correcta y plenamente la orientación de la acción que es la misma para todos los
miembros del movimiento.

La orientación de cambio y la referencia al poder, desempeñan un papel


crucial en el desarrollo del movimiento social como sujeto colectivo. Los
miembros del movimiento tienden a actuar colectivamente como una unidad
porque tienen entre ellos cierta similitud en cuanto a las orientaciones (de
cambio social y de poder) de su acción. Comparten, entre otros rasgos, esas
orientaciones y por ello se sienten identificados por la "ideología" del
movimiento. En su origen social los movimientos sociales tienden a surgir como
formas de dar expresión a las demandas de ciertos grupos para quienes el estado
de cosas de su situación se hace intolerable. Por ello es que detrás de cada
movimiento social hay siempre una demanda de cambio que se dirige hacia los
grupos que aparecen como responsables de tal estado de cosas. El movimiento
desarrolla así su propia crítica al poder; o mejor dicho, a los "poderosos".
Cuando la orientación del movimiento cristaliza en la crítica al poder, la

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demanda de cambio se transforma en rechazo de la situación y por tanto en
acciones de protesta en contra de los "señores" como diría Touraine.

En algunos casos el rechazo asume la forma de una proyección utópica, en


la que algún acontecimiento externo a la voluntad del movimiento es dotado de la
capacidad de producir transformaciones extraordinarias de la situación. Este es el
sesgo típico de los movimientos de corte "milenarista" característicamente
analizados por Cohn. En otros casos el rechazo asume la forma, más
evolucionada, de una acción contestataria en contra del "sistema", el cual se
encarna, a los ojos del movimiento, en alguna institución social concreta. Esa
crítica al sistema supone una imagen del mundo ideológicamente más compleja,
pero en ambos casos la ideología del movimiento actúa como la fuerza que
transforma las demandas en rechazo. 23

Atendiendo a este rasgo de actuar como agente de cambio, pueden


diferenciarse distintos tipos de movimientos sociales. Un autor como David
Aberle, situado en esta perspectiva, los distingue según el tipo de cambio que
propician y la envergadura de ese cambio. Combinando esos criterios, se tienen:

- movimientos alternativos, que permiten alcanzar un cambio específico en


los individuos y limitado (los individuos son vistos como
fundamentalmente buenos pero las condiciones sociales los corrompen o
extravían)

- movimientos redentores, que se centran también en el individuo pero


buscan un cambio total y no parcial (los participantes creen que los
individuos deben "convertirse a un estado interior completamente nuevo
(movimientos cristianos evangélicos).

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- movimientos reformistas, que buscan un cambio en la sociedad, en vez de
buscarlo en el individuo, pero su propósito es un cambio parcial: el orden
social es básicamente tolerable pero sus miembros están insatisfechos con
las políticas un una o más áreas de la vida social.

- movimientos transformadores, que persiguen un cambio total en la


sociedad: se trata de verdadera revoluciones.

No obstante la importancia que pueden llegar a tener estos movimientos


transformadores, es necesario tener en cuenta que en la revolución social,
comprende una serie de transformaciones rápidas y fundamentales del estado de
una sociedad y de las estructuras de clase, pero que están siempre acompañadas y
en parte realizadas por las revueltas desde abajo que tienen una 24
base social de
clase. Las revoluciones rara vez han empezado en forma intencional y
corresponden más bien a una dinámica intensa y precipitante, caracterizada por
situaciones de crisis que son extremadamente propicias para el surgimiento de
movimientos sociales que alteran profundamente el marco de los actores
institucionalizados. Es claro, por lo mismo, que el eje principal de un proceso
revolucionario, no necesariamente trascurre a través de la acción de los
22
movimientos sociales.

En el caso de un autor como Touraine, que ha sido un hito teórico


importante para la configuración de este campo temático, la orientación de
cambio permite diferenciar dos grandes tipos de movimientos sociales: aquellos
que se constituyen sobre la base de la conducta de crisis organizacional y los que
se constituyen sobre la base de las tensiones institucionales. Los primeros
implican un comportamiento orientado a la modificación de los valores o normas
de la organización social; los segundos se orientan hacia la participación en un
sistema de decisiones. En ambos casos la orientación al cambio es clara, pero el
22
Ver por ejemplo, Skocpol, Theda; States and social revolutions, Cambridge, U. Press, N.Y., 1979

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"proyecto" de cambio es diferente en uno y otro caso. En cualquier tipo, no
obstante, rige la regla de los principios constituyentes del movimiento como
sujeto histórico (reivindación, identidad, oposición, y totalidad).

c). Dotado de formas de control interno no burocráticas,

Por lo general, los elementos personalistas y carismáticos, el fuerte sentido


de pertenencia al movimiento, la identificación de cada uno de los miembros del
mismo con valores no instrumentales (valores que toman la forma de fines
últimos en la perspectiva weberiana), y la integración a la "causa" del
movimiento, son factores que contribuyen al surgimiento y desarrollo de un tipo
de organización interna en el movimiento social cuyas pautas, roles, criterios de
pertenencia y liderazgo son polarmente opuestos al tipo de25organización
burocrática bien caracterizado por Weber en su clásica tipología. La insinuación
de formas burocráticas de control interno es un dato de suma importancia para
detectar un punto crítico en la vida del movimiento que tiene implicaciones tanto
para el movimiento mismo como para las organizaciones ya burocratizadas, como
por ejemplo los partidos políticos, que están establecidas en el sistema y que
tienen algún grado de alianza con el movimiento.

Mientras el movimiento no ingresa a la arena política institucionalizada o


no es forzado a hacerlo (como exigencia de sus "alianzas") las formas no
burocráticas son el medio adecuado para el desarrollo de su acción colectiva.
Cuando ocurre ese ingreso o él se hace inminente (por ejemplo como
consecuencia de haberse hecho "presente" en el sistema), el movimiento
empezará a experimentar las tensiones de una burocratización incipiente. Esa
tendencia a la burocratización se acentuará en la medida en que el movimiento
empiece a tener éxito en las acciones que desarrolla.

d). Temporalmente inestable.

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Finalmente, los movimientos sociales son típicamente precarios en el
tiempo una vez que alcanzan un cierto grado de activismo. Como se ha dicho más
arriba, es posible que el movimiento permanezca largo tiempo "latente", caso en
que su existencia social probablemente tomará más bien la forma de una sub-
cultura que la de una sujeto colectivo. Cuando el movimiento, por así decirlo
"nace" a la vida socialmente activa y ejecuta acciones identificables, lo probable
es que su duración en el tiempo no sea muy prolongada, ya que se iniciará un
fase de inestabilidad marcada por tendencias internas hacia la
"institucionalización" y por acciones externas del resto de los actores que
"reaccionan" ante el movimiento.

La inestabilidad del movimiento social pasa por el surgimiento


26 de sectores
internos que podemos catalogar en dos polos: (i) un polo "auténtico"
representado por todos aquellos que tratarán de actuar preservando la pureza
original del movimiento, insistiendo en perfilar al máximo la identidad propia y
los "valores" de la causa del movimiento, (ii) un polo pragmático representado
por aquellos que buscarán adecuar las acciones del movimiento a las limitaciones
y posibilidades del escenario real en que el movimiento se desenvuelve; es el polo
de los revisionistas.

La pugna entre ambos polos será el proceso a través del cual el


movimiento recorrerá una trayectoria inestable y precaria, que se resolverá o
bien mediante una institucionalización difícilmente reversible del movimiento en
el sistema; o mediante un retorno del movimiento a una fase de "latencia" en la
que perdurará identificándose cada vez más como una sub-cultura no integrada al
sistema. (usamos aquí el concepto de latencia en el sentido mertoniano, análogo
al uso de este término en la clásica distinción de funciones y disfunciones
latentes: no conscientes ni reconocidas). Un dato de crucial importancia para

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este proceso es lo que podemos denominar el "umbral de visibilidad" al cual
dedicaremos la sección siguiente de estas notas.

V. LA ACCION DEL MOVIMIENTO SOCIAL EN PROCESO: EL UMBRAL


DE VISIBILIDAD COMO FACTOR DESENCADENANTE.

En el desarrollo del movimiento social entendido como una acción en


proceso, un hito decisivo corresponde a aquél momento en que el movimiento "se
hace presente" en la conciencia de los demás actores sociales históricamente
contemporáneos. Este hacerse presente es siempre una demostración de fuerza.
La "fuerza" del movimiento no necesariamente implica el recurso a la violencia.
Generalmente este "hacerse presente" va aparejado con una actuación
27 específica
del movimiento, que corresponde a actividades de "agitación" social tales como
demostraciones públicas, protestas, manifestaciones de movilización social que
no son asumidas por las organizaciones establecidas en el sistema. Estos
eventos conforman el "umbral de visibilidad" del movimiento, a partir del cual es
percibido como una fuerza "amenazante" por los grupos que ocupan la esfera
oficializada de las instituciones sociales y políticas. El tiempo que permanece el
movimiento en la fase previa a este umbral no puede determinarse a priori, sino
que va a depender de las circunstancias concretas en que se desarrolla la acción
del movimiento y, en especial de la combinación de obstáculos y facilidades que
encuentra para expresarse. Dependiendo de esto último, esa fase puede ser
latente o "clandestina", pero ello no es necesariamente siempre así.

El umbral de visibilidad no es siempre un acontecimiento particular de tipo


agitativo. A veces la presencia del movimiento social puede estar revelándose a la
sociedad a través de la aparición en el escenario político, de una alianza anómala,
fenómeno al que ya se ha hecho referencia más arriba, que no implica
necesariamente una acción de agitación o movilización colectiva. La movilización

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generada por el movimiento en el sistema, puede también expresarse por medio
de un resultado electoral inesperado, que convierte al movimiento en una fuerza
política por el mero hecho del apoyo de los votos. En general, resultados
electorales de este tipo tienden a incluir una importante proporción de voto de
protesta, que no corresponde necesariamente a la militancia del movimiento sino
al segmento social donde el movimiento encuentra eco.

Existe otro género de eventos, que son particularmente significativos en el


desarrollo de los movimientos sociales y que corresponden a la revuelta social
violenta, potencialmente revolucionaria, pero que es "sofocada" por la respuesta
de los aparatos gubernamentales establecidos. Para los efectos del marco de
análisis que se desarrolla en esas notas es importante mantener en claro la
distinción entre revuelta y revolución, pues se trata de fenómenos
28 que se
inscriben en niveles completamente diferentes

La importancia del umbral de visibilidad es que invariablemente él desata


una serie de acciones y contra reacciones de parte del resto de los actores
sociales institucionalizados, incluyendo de modo muy especial, por cierto, las
acciones que emanan de los grupos de la esfera oficializada. Los eventos que lo
23
caracterizan pasan a ser una especie de factor precipitante en el sistema. Las
acciones que provienen de esa esfera constituyen algo así como la "estrategia"
del sistema establecido frente al movimiento social emergente. Esa estrategia
tendrá probablemente dos variantes: una represiva y otra de co-optación. La
primera se manifestará en el levantamiento de obstáculos e impedimentos legales
que pueden ir desde barreras a las condiciones de afiliación de miembros y de
"legalización" estatutaria, hasta la persecución física cuando el movimiento es
puesto fuera de la ley. La segunda estrategia se desarrollará mediante iniciativas
de incorporación de las demandas del movimiento en las plataformas de acción de

23
Ver al respecto MacIver, Robert M., "El papel del precipitante", en Los Cambios Sociales, Amitai y Eva Etzioni;
Fondo de Cultura Económica, México, 1968

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actores que están reconocidos y legitimados en el sistema, proceso mediante el
cual el movimiento termina transfiriendo sus "banderas" a otros actores.

La estrategia represiva tiene más probabilidades de producirse en la


medida en que el reclutamiento de los seguidores del movimiento alcanza
principalmente las capas sociales más bajas, porque es esta una circunstancia
normalmente "amenazante" para el polo oficializado de la institucionalidad del
arreglo social dominante. La estrategia de co-optación, en cambio, tendrá su
momento privilegiado cuando el movimiento social alcanza éxitos parciales en
sus reivindicaciones y será entonces alimentada por quienes estén representando
internamente el polo pragmático del movimiento, que es siempre propicio a la
negociación.
29

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Una selección bibliográfica para el análisis
de los movimientos sociales.

Atria Raúl, "Los Granjeros en el Mercado", en Revista Estudios Sociales, No.


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