Sie sind auf Seite 1von 1

Son muchos conflictos sociales y morales los que propone la lectura de Antígona, sin embargo el

diálogo de la protagonista con Creonte es la cumbre máxima a la que llega Sófocles en su


intento de demostrar que el hombre por sí solo es más intenso que aquel que es moralista. No se
trata de un mero reflejo del sentimiento del desacato sino conmover, mediante la agonía del ser
humano por esencia, a un espectador pasivo y ciego ante las súplicas de miles de Antígonas que
han dejado este mundo desde los tiempos de Sófocles hasta nuestros días. Estos son los
fundamentos a la tesis de la doble razón que propone el libro: Antígona, la razón del ideal y la ley
divina; Creonte, la razón del orden, la razón de Estado. Sin Antígona, no habría poesía ni
revolución; sin Creonte, no habría ley ni orden. De Antígona hacia delante sigue la literatura. De
Creonte hacia delante sigue el derecho político.

Pero la verdad más sutil es que no termina en tablas esta dualidad. Al final de Antígona, Creonte
va admitiendo su ceguedad y sus errores, y en cierto modo se reconoce como el heredero de
aquel destino o ananké, entendido como una fuerza ciega que zamarrea a los descendientes del
linaje de Layo, padre de Edipo, vislumbrándose, en un nebuloso anticipo, la idea del pecado
original.
Tecnología, Humanismo y Antígona

Diariamente escuchamos en la prensa, a veces con asombro y otras con preocupación, los
constantes avances y progresos de la ciencia en lo que se refiere a
las nuevas tecnologías. Sin embargo el empleo de este último concepto es estimado por la
mayoría de los científicos simplemente como una técnica superior o más refinada que la de
tiempos anteriores. No obstante, ¿cómo llamar tecno-logía a una técnica sin lógos o razón
alguna, destinada, en muchos casos, a la aniquilación de la vida planetaria, ya sea por vía
directa o indirecta?
Contrariamente, si recurrimos a los filósofos que establecieron rigurosamente el concepto de
“técnica” en la Antigüedad, encontramos que a la técnica no la concibieron sólo como la
instrumentalidad necesaria para obtener aquello que se quiera. Más bien, desde sus definiciones
iniciales, la técnica quedó entendida como tecnología, en un sentido mucho más riguroso que
actualmente se le asocia al término. Por ello dice Platón en el Gorgias, poniéndolo en boca de
Sócrates: “Yo no puedo tener por técnica (o arte) a una práctica sin lógos”(465, a 6). Debido a
esto, en un pasaje previo, califica despectivamente a la actividad carente de lógos, tildándola de
práctica sin fundamentos, empirismo. Con semejante propósito, Aristóteles, en su Ética a
Nicómaco sostiene que “toda técnica (o arte) versa sobre el llegar a ser, y sobre el idear y
considerar cómo puede producirse o llegar a ser algo (...), cuyo principio es el que lo produce y
no en lo producido”. Además, fortalece la posición de Platón, al reiterar que “la técnica (o arte) es
una capacidad productiva conforme a una razón verdadera”.

Das könnte Ihnen auch gefallen