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Universidad Abierta y a Distancia de México

Licenciatura en matemáticas

Asignatura: Fundamentos de investigación


Actividad: Evidencia de aprendizaje. Mi proyecto de investigación (1)

Profesora: María Elena Pacheco Córdova

Alumno: Israel Hernandez Gonzalez

Matrícula: ES1821008175
1] Descripción del problema seleccionado

Clases de infinitos

El infinito es una noción que todos utilizamos frecuentemente en nuestra vida cotidiana, pero
sobre la que nunca nos paramos a pensar. Muchas veces, cuando hablamos del infinito, se nos
viene a la mente una serie de conceptos relacionados con él. Así, imaginamos el infinito como
algo que no tiene fin o nos referimos con este concepto a aquellas cosas sobre las que, al no ver su
fin, decimos que son algo infinito, pero no estamos seguros de que en verdad lo sean. Como estos
podríamos plantear varios ejemplos más en los que coloquialmente hacemos un uso impreciso del
concepto de infinito. Por ello merece la pena preguntarse y precisar: ¿qué es el infinito?

Existen y han existido, a lo largo de la historia, numerosas acepciones matemáticas sobre el


infinito –algunas no solo alejadas, sino, a veces contradictorias entre si– por lo que es preciso, por
lo menos, señalar su existencia y su significado. Así, se considera que fue en la Grecia Clásica
donde aparecieron las primeras preocupaciones sobre la idea del infinito, a pesar de que los
griegos no tenían un sistema de numeración posicional 1, que permitiría sugerir fácilmente la
existencia de números tan grandes como se quisieran. Aristóteles (384-322 a.C.) ve al infinito
como una fuente de contradicción [2]; Euclides no quería utilizar la palabra infinito, la evitaba y la
sustituía por “lo que no tiene fin” o “una cantidad mayor que cualquier dada” y expresiones
parecidas. Los socráticos asociaban la idea de infinito a algo malo, perverso. El infinito no solo era
lo descomunal, lo enormemente grande, lo indefinido, . . . sino que estaba asociado a la idea
negativa de desorden, de caos, de imperfección. Algunos autores de esta ´época veían en el
concepto de infinito la idea de aniquilación o absorción, ya que trabajando con el infinito como si
fuese un número muy grande se podía pensar en la validez de las expresiones:

en las que el infinito “engulle” al número a (de cuestiones similares a esta, más adelante, surgirá el
Análisis no Standard.

Infinito actual: Esta noción del infinito surge al considerarlo como un objeto simple. Esto es,
cuando tenemos una “cosa” que es infinitamente grande o numerosa, como los números
naturales o los números múltiplos de 27. Por ello, tratamos al infinito actual como si fuese un
elemento que surge, por ejemplo, al considerar el resultado de un proceso de paso al lımite.
Aparece cuando ya hemos llegado, cuando tenemos el resultado total del proceso. Esta idea, que
matemáticos como Cauchy y Gauss negaron, crea ciertas dificultades, pues no conduce a un solo
infinito sino a muchos, introduciendo dificultades para su comparación y medición. Si
consideramos los múltiplos de 27 y los números naturales, ambos son infinitos, aunque “parece”
que el primero es 27 veces más pequeño que el segundo, pero ambos son infinitamente grandes

En términos lógicos podríamos decir que el primero está contenido en el segundo y, teniendo en
cuenta el postulado de Euclides, que establece que el todo es mayor que las partes, ambos
infinitos deberían ser distintos, pero no lo son, pues tienen el mismo tama˜no.2 Cuando hablamos
de conjuntos infinitos como los números naturales, los puntos de una recta, o de un plano, de los
números racionales, estamos considerando que cada conjunto es infinito, aunque sus “tamaños”
sean distintos. Por lo tanto, se necesita una definición para el tamaño de estos conjuntos, pues la
apelación a su cardinal no sirve, ya que, según hemos señalado, el mismo “cardinal” (nombre)
sirve para designar diferentes tamaños y por tanto se aplica a distintos conjuntos. Para evitar estas
dificultades definiremos infinito diciendo que un conjunto es infinito cuando se pueda establecer
una correspondencia biunívoca entre ´él y una parte propia de ´el, que es compatible con la
existencia de distintos infinitos. Aunque, como hemos visto, los matemáticos y, más en general,
los hombres, podemos concebir el infinito como algo simple, presente simultáneamente en toda
su extensión en nuestra mente, es mucho más común considerar el infinito como una propiedad
del devenir de los objetos, relativa a algún aspecto de los mismos, como su numerosidad, su
tamaño, . . . Esto implica la necesidad de introducir y matizar un nuevo aspecto del infinito, como
veremos a continuación.

Infinito potencial: Esta concepción del infinito corresponde a una interpretación, que podríamos
calificar como teológica, del infinito, al menos así lo hacen Costa Reparaz y Otto López.
Argumentan que esta concepción del infinito indica una tendencia, un comportamiento que nunca
llega a su fin y, por ello, se puede considerar como perteneciente a una concepción teológica.
Invitan al lector a darse cuenta de que esta idea no está lejos de ciertos postulados éticos de
perfección. El infinito potencial está vinculado a la reiteración de un proceso que nunca finaliza,
dando lugar a numerosos problemas y paradojas, desde la de Aquiles y la tortuga a la de Zenón,
sobre la imposibilidad del movimiento (¿cómo dar infinitos pasos en un tiempo limitado?). Este
concepto de infinito es el que se liga con el proceso de lımite, o con la operación de paso al lımite.
Ambos conceptos solo existen como tendencia, en potencia, ya que los dos son inaccesibles. Fue
en el siglo XVII cuando se introdujo lo que se podría llamar la concepción moderna del infinito, al
considerar que el mundo finito y el infinito.

2]Preguntas especificas

1. ¿Es infinito un número?

Infinito es un concepto abstracto que tiene implicaciones en distintas áreas del conocimiento
humano, como la filosofía, las matemáticas o la física. Concretamente en matemáticas a veces se
emplea como un número (se utiliza en algunas operaciones o como forma de contar objetos) pero
no se puede incluir en otros conjuntos numéricos, como el de los enteros o los naturales, porque
se comporta de forma totalmente diferente a todos ellos cuando se somete a las operaciones
matemáticas más básicas.

2. El infinito no crece

Parece obvio, pero no está de más recordarlo porque a veces nos cuesta imaginarlo: el infinito no
tiene fin. Infinito no significa grande, enorme o gigante. No hay en nuestro mundo cotidiano nada
así, así que solemos imaginarnos, por ejemplo, que nos movemos por el espacio en línea recta y
que nunca llegamos al punto donde nos detenemos, o un objeto (un número o el universo) que
crecen sin parar. Pero no es exactamente así. No es que algo se haga infinito, es que es infinito.
3. Cosas que ocurren al operar con el infinito

Estos son algunos ejemplos de ese comportamiento diferente: si sumas infinito más uno, la
solución sigue siendo infinito, igual que si se lo restas. Cuando algo no tiene fin, eso no cambia por
muchas unidades que sumes o restes.

3] desarrollo de los objetivos de la investigación

¿será posible formular una teoría del infinito que imposibilite toda paradoja y toda incoherencia?

Una teoría contiene paradojas si en ella cabe demostrar tanto una cosa como su contraria. En tal
situación, y
mediante razonamientos fundados sólo en los axiomas de la teoría, resulta posible deducir tanto
una cierta afirmación A como la afirmación contraria, No A. Las paradojas (también llamadas
contradicciones e inconsistencias, antinomias) son inaceptables en matemáticas y los lógicos
hacen lo imposible por evitarlas. Los matemáticos actuales conocen toda suerte de medios para
eludir las paradojas en el seno de las teorías matemáticas del infinito. Mas, ¿logran sus fines tales
medios?

Aparece una situación insatisfactoria desde el punto de vista lógico cuando una teoría permite
enunciar propiedades asombrosas, contrarias en ocasiones a nuestras expectativas, pero sin que
surja una auténtica contradicción. Podemos en tal caso proseguir el desarrollo de la teoría, con la
esperanza de que la dificultad quedará resuelta más adelante. A veces
se acaba por aceptar la situación incómoda y lo que era percibido como incierto o perturbador
pasa a ser banal, como si se hubiera producido una metamorfosis de nuestros conceptos
profundos. ¿Cuál es la situación actual en lo relativo a las paradojas del infinito y las situaciones
insatisfactorias toleradas y digeridas? Para saberlo vamos a revisar algunas paradojas del infinito
matemático, paradojas que han determinado su historia. Y en cada ocasión evocaremos las
soluciones matemáticas propuestas y nos preguntaremos si estas soluciones son enteramente
satisfactorias
o si, por el contrario, dejan zonas de sombra que señalan los límites del dominio que el formalismo
de las matemáticas modernas dice tener sobre el infinito. No ha sido el infinito aceptado
fácilmente y durante mucho tiempo se consideró posible prescindir de él. Aristóteles se negaba a
aceptar la infinitud “en acto” (o infinito actual), es decir, tomada de una sola vez. Negaba al
infinito toda existencia física, si bien le reconocía una cierta existencia matemática, pues le parecía
necesario considerar cantidades cada vez más grandes; en efecto, cada número entero tiene uno
que le sigue; ningún punto de una recta es el último. Los matemáticos trataron de conformarse
con este infinito potencial o, en todo caso, de reconducir los problemas a él, evitando en todo lo
posible el infinito actual.

Euclides, por ejemplo, no enuncia que exista una infinidad de Números primos, sino que “los
números
primos son más grande cantidad que toda cantidad de números primos propuesta”, lo que
demuestra estableciendo
que, si se dan por adelantado números primos p1, p2, ..., pk, es posible construir otro (el más
pequeño de los divisores primos de p1 p2...pk+1), que sería distinto de todos los ya dados. La
razón profunda de esta desconfianza al respecto del infinito actual está en la paradoja de la
reflexividad: si un conjunto es infinito, resulta posible ponerlo en correspondencia uno a uno
(correspondencia biunívoca, o biyectiva, como también se dice) con alguna de sus partes propias
(una parte
que no es el total del conjunto). Por ejemplo, la relación que a cada número n le asocia su
cuadrado, n2, establece una correspondencia biyectiva entre los enteros 0, 1, 2, 3, ... y los
números cuadrados perfectos 0, 1, 4, 9, ... a pesar de que éstos son obviamente una parte propia
de los primeros.

El mismo problema surgió al respecto del segmento de los números reales comprendidos entre 0 y
1 (que se denota [0,1]) y el de los reales comprendidos entre 0 y 2 (siendo la correspondencia
biyectiva la que, a cada x, le asocia 2x); en general, no hay dificultad en poner en correspondencia
dos segmentos AB y A’B’ cualesquiera de una recta. Más molesta todavía
resulta la correspondencia que a x le asocia 1/(x+1), pues establece una biyección entre el
intervalo de los números reales estrictamente mayores que 0 y menores que 1, denotado]0, +1[, y
el conjunto de todos los números reales positivos, que se denota ]0,+∞[.

Bibliografía
1. Barenblatt, G. I. Scaling. (Cambridge University Press, Cambridge, 2003).

2. Goldenfeld, N. D. Lectures on Phase Transitions and the Renormalisation Group.


(Addison-Wesley, Boston, 1992).

3. Bona, J., Dougalis, V. A., Karakashian, O. A. & McKinney, W. R. Computations of


blow up and decay for periodic solutions of the generalized Korteweg-de Vries
equation. Appl. Numer. Math. 10, 335–355 (1992).

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