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RESPETAR TUS RITMOS Y TIEMPOS

Ser y dejar ser. Este principio tan sencillo y elemental no se aplica demasiado. No todos son
conscientes de que cada uno de nosotros tenemos un ritmo, una música interior y un modo de ver
y sentir las cosas. Quizá, por ello, nos vemos obligados a protegernos de quienes osan
desafinarnos, modular nuestras emociones a su antojo.

Hablemos pues de ritmos. Es un tema tan delicado como desconocido del que no siempre somos
conscientes. Es más, en esta actualidad, estamos casi obsesionados en promover un
aceleramiento de los mismos a todos los niveles: los niños deben aprender cuanto antes a leer y a
escribir, los adolescentes deben comportarse como adultos y nosotros, los adultos, no hacemos
más que compararnos con los ritmos ajenos.

“Sé tu mismo, los demás puestos están ocupados”. Óscar Wilde-

Se nos olvida que para aspirar a una auténtica armonía interna no hay que tomar como referencia
el dinero, el poder, el prestigio ni aún menos obsesionamos en lo que nos falta y en lo que otros ya
han conseguido. De mantener este esquema de vida lo único que haremos es mendigar y avanzar
en círculos, al compás de una música tosca y caótica.

La auténtica armonía empieza por uno mismo. Solo cuando alcanzamos la calma, el
autoconocimiento y esa humildad de corazón donde nada sobra y nada falta, el mundo se
acompasa en un mágico equilibrio. No importa lo rápido que vaya el mundo, no importan las
exigencias ajenas: porque el faro de la felicidad está en nuestro interior.

Más deprisa, por favor

En el libro “Alicia a través del espejo”, Lewis Carroll nos dejó un momento digno de reflexión del
que científicos y sociólogos no tardaron en hacerse eco para desarrollar la conocida como
“Hipótesis de la Reina Roja”. Cuando Alicia llega al país de este personaje, y después de una
conversación previa, es tomada de la mano por la Reina para iniciar una carrera. Debe hacerlo,
porque en ese mundo todos corren, y lo hacen muy muy rápido.

Alicia no tarda en darse cuenta de que por muy rápido que corra, no avanza. Al poco la Reina Roja
le explica la razón: “Aquí, es preciso correr mucho para permanecer en el mismo lugar. Sin
embargo, para llegar a otro hay que correr el doble de rápido“. En nuestra sociedad ocurre lo
mismo. Si aceleramos el ritmo del niño más allá de lo que es esperable para su edad,
aumentaremos, supuestamente, la probabilidad de su éxito académico.

Si demostramos al resto que podemos ofrecer y hacer más de lo que entra en nuestras
posibilidades, puede que alcancemos el triunfo. Sin embargo, la única meta que logramos cruzar
es la de la infelicidad. Estamos envueltos por un entorno feroz y demandante que nos pide ir más
deprisa, que nos roba el tiempo, la calma e incluso la vida.

Ahora bien, hemos de tener muy en cuenta que en un mundo de prisas nada crece. Porque todo
en esta vida tiene su tiempo de cocción, su tiempo de elaboración y maceración… Así pues, para
alcanzar esa armonía interna es necesario establecer una conexión interna con nuestro ser para
poner en práctica algo muy difícil: dejar de ser lo que otros esperan.
Respeta tu ritmo, respeta el ritmo de los demás Respeta tu ritmo, respeta el ritmo de los demás

Las personas somos como peonzas dando vueltas por un salón de baile. Unas van más rápido,
otras más despacio, otras se detienen de vez en cuando y el resto van a una velocidad tan
frenética que acaban golpeando a los demás. El famoso dicho de aprender “a ser y dejar ser” no es
precisamente fácil y, por ello, es común que en un momento nos sintamos superados.

Entiende el ritmo de tu corazón, cuida los ciclos de la Naturaleza y respeta la música interna que
da fuerza a cada persona.

Mihaly Csikszentmihalyi nos explicó en su libro “El yo evolutivo” que son muchas las personas que
llegan a la consulta de los psicólogos en busca de una lección “rápida” de crecimiento personal.
LLegan con un nivel de saturación tan elevado que hay quien busca soluciones rápidas a
momentos desesperados.

Sin embargo, no existen los milagros bajo manga ni tiritas mágicas para el malestar de la vida.
Entender que incluso los procesos de curación y de reconstrucción de la autoestima llevan su
tiempo es algo primordial. De hecho, tal y como nos explica el propio Mihaly Csikszentmihalyi, a
mayor nivel de ansiedad menor posibilidad de alcanzar ese fluir vital con el cual sentirnos bien, en
equilibrio.

Cómo hallar tu ritmo, tu música interna

Tenemos claro que para alcanzar esa necesitada calma interior vamos a necesitar tiempo,
voluntad y dedicación cotidiana. Una vez tenemos claro que todo cambio implica responsabilidad,
aplicaremos las siguientes estrategias: Sé consciente de tu “equipaje” personal. La educación
recibida, el perfeccionismo extremo, la necesidad de complacer o la baja autoestima son claros
enemigos a tener en cuenta y sobre los cuales, reflexionar.

Analiza ahora tus hábitos. ¿Qué haces en el día a día? ¿Qué hechos te traen ansiedad o
insatisfacción? ¿Por qué los has cronificado en tu vida si te causan infelicidad?

Consigue el mayor tiempo de calidad que puedas. Si el día tiene 24 horas, no puedes dedicarle 12
a los demás ni ocuparlo en aspectos que no te son significativos. Ten en cuenta que el concepto de
“fluir” no se haya precisamente en la inactividad o en un estado de relajación. Está en dedicarnos
a tareas que nos identifican, que nos dan sentido, ritmo, satisfacción y por tanto, felicidad.
Encuéntralas.

Para concluir, es necesario entender que cada cual lleva su propio camino en el interior y se halla a
su vez, en una etapa concreta de su crecimiento personal. Unos tardarán más en entender ciertas
cosas, y por eso, no hay otra opción más que tener paciencia y practicar el respeto. Aprendamos
pues a dejar al mundo correr mientras permanecemos en nuestro propio centro.

LAS COSAS SE ACEPTAN, SE DEJAN O SE CAMBIAN

Nuestra realidad, nuestro ciclo vital y el día a día están inscritos en un círculo que requiere de una
armonía perfecta para que todo avance. Para que ese discurrir sea perfecto es bueno entender
que las cosas, se aceptan, se dejan o se cambian. Toda resistencia es un palo en el camino, toda
negación a la verdad es una venda más en los ojos.

Un aspecto que está muy presente en la psicología actual es la importancia de aprender a dejar ir,
de hacer cambios y cerrar etapas. Algo que en apariencia resulta fácil y hasta revulsivo esconde
una realidad que no podemos pasar por alto. No todo en nuestra vida se puede cambiar, ni
tampoco podemos “arrancarnos de raíz” de ciertos espacios, de ciertas realidades donde no todo
es blanco o negro.

“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”

-Carl Gustav Jung-

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Podemos llevarnos muy mal con nuestro jefe, pero adorar nuestro trabajo y el trato de nuestros
compañeros. Podemos, por ejemplo, tener una relación muy compleja con nuestra madre, con
nuestro padre, con grandes altibajos, y no por ello vernos en la necesidad de romper ese vínculo
de forma definitiva.

La cuestión de todo esto desprende una evidencia muy clara: vivimos en un lienzo donde abundan
los colores grises, los azules intermedios, las mañanas de tormenta y las tardes luminosas. Hay
aspectos de nuestra vida que nos quitan la calma y a instantes hasta el equilibrio personal. Sin
embargo, todo lo que envuelve esos focos de adversidad oscilante nos son significativos.

¿De qué manera podríamos afrontar estas situaciones para dejar de vivir una “felicidad a medias”?
A continuación te damos las respuestas.

mariposas

Hay cosas que se aceptan, pero no sin antes hacer un cambio en ti

En la actualidad, en este mundo donde el consumismo nos invita con frecuencia a desechar las
cosas cada cierto tiempo para reciclar lo aburrido por lo estimulante, lo antiguo por nuevo, es
difícil asumir términos como la aceptación. Las cosas que se aceptan destilan para mucho de
nosotros cierto derrotismo, cierta sensación de “no tengo más remedio qué…”
Ahora bien, dentro de la psicología positiva y de la propia Terapia de Aceptación y Compromiso
(ACT) nos ayudan a entender las cosas de otro modo. Lo primero que hay que aprender a propiciar
es una auténtica flexibilidad psicológica. Pensemos, por ejemplo, en una ramita de brezo aferrada
en una montaña donde un viento intenso golpea a este arbusto con intensidad. No se rompe
porque es flexible, no como las ramas de los árboles, tan rígidas y obstinadas, por lo que los
elementos de la naturaleza siempre acaban partiendo.

Visualicemos ahora a esa madre obsesiva y controladora con la que siempre hemos tenido una
relación complicada. Llega un momento en que nos hacemos la pregunta de rigor: ¿qué hago, me
alejo de ella para siempre o asumo y callo? La terapia de aceptación no nos dirá nunca que
sucumbamos, que nos dejemos vencer por sus artimañas, por su influencia negativa. Veámoslo
con detalle.

mujer-con-caballo

Claves de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Para la terapia de aceptación y compromiso, el sufrimiento es a menudo parte de la vida. Sin


embargo, es necesario que aprendamos a gestionarlo, a entenderlo y transformarlo. Si
practicamos la rigidez psicológica no haremos más que alimentar ese círculo vicioso donde perder
la oportunidad de elegir libremente la conducta que queremos aplicar en nuestros problemas
cotidianos.

Es bueno aprender a reconocer nuestras emociones. Aceptar no es asumir, es entender qué me


ocurre y cómo me siento cuando estoy con alguien o cuando hago algo en concreto.

Es necesario aprender a vivir el presente. Esperar a que las cosas cambien, a que otros actúen
como nosotros esperamos es perder el tiempo. Nuestra madre controladora no va a cambiar,
nuestro jefe explotador no será un jefe que practique la inteligencia emocional el mes que viene.

Una vez tomamos plena conciencia de cómo son las cosas y de que hay ciertas personas que no
van a cambiar su forma de ser o comportamiento, las aceptaremos tal y como son.

Ahora bien, aceptarlas a ellas no significa aceptar el trato que nos dispensan. Tenemos que
recordar cuáles son nuestros valores, nuestros principios y necesidades para crear un compromiso
real con ellos.
Al aplicar estos principios, poco a poco lograremos crear distancias higiénicas donde las palabras
ya no duelan. Ellos pueden seguir viviendo en sus altares turbulentos, porque a nosotros ya no nos
afectan. Sabemos quiénes somos y lo que valemos.

Cosas que se cambian, cosas que se dejan

Sabemos ya que hay cosas que se aceptan porque hemos aprendido a gestionar su impacto en
nuestra vida. Porque al fin y al cabo, el resto de aspectos que nos envuelven nos son importantes y
podemos fluir, avanzar, construir una felicidad real.

Dejar ir es mejor que retener, porque es potenciar y apretar es limitar.

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Ahora bien, también hay instantes en nuestro ciclo vital en que apuramos cada cartucho, en que
los alientos se acaban y el “aguanto un poco más” nos ha llevado a un callejón sin salida. Son
momentos de gran dureza, de gran dificultad donde solo los valientes saben qué es lo más
adecuado: dejar ir, cambiar de aires, de vida, de escenarios.

abundancia-mujer

Cerrar una puerta para abrir otra distinta nunca será un error. La felicidad nunca está garantizada
cuando hacemos un cambio, eso es cierto, sin embargo, el peor fracaso es quedarnos donde solo
crece la decepción, ahí donde nuestra autoestima se fragmenta en un grito ahogado, en un
fenecer que nadie atiende.

Aprendamos a aplicar en nuestra vida ese sencillo principio donde el miedo o la indecisión no
tienen cabida: las cosas se aceptan, se cambian o se dejan.

ACTIVIDADES PARA QUE EL NIÑO SE RELAJE

En una época en la que se usan las tablets para calmar a los niños, se hace más indispensable si
cabe entrenar a nuestros pequeños en técnicas de relajación. Podemos hacerlo por medio de
juegos para que, a la vez que desarrollan recursos para la vida, se diviertan.
Así, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que fomenta la prisa, los estímulos rápidos y
la gratificación inmediata, es de suma importancia que tengamos a mano recursos que favorezcan
un mayor autocontrol.

Por eso, basándonos en esta premisa, en este artículo hemos recopilado algunos juegos que se
constituyen como técnicas de relajación para los más pequeños de la familia. Veamos en qué
consisten:

1.¡¡A soplar la vela!!

Este juego consiste en aprender a respirar de manera profunda, es decir, cogiendo aire por la
nariz, inflando la barriga y expulsando poco a poco el aire mientras soplamos la vela con intención
de apagarla. Una vez que están comprendidas las instrucciones, situamos al niño en una silla a dos
metros de la vela, que se encontrará encendida encima de una mesa.

No puede levantarse ni inclinarse, por lo que es esperable que no consiga apagarla. Así que lo
acercaremos medio metro aproximadamente. Realizaremos acercamientos progresivos hasta que
la apague. De esta manera tendremos un rato de juego de unos 5 minutos en el que el niño
adquirirá la habilidad de respirar profundamente.

Madre t niño en la plya

2.El juego del globo

La técnica del globo es un juego maravilloso que nos ayuda a fomentar la relajación a través de
una correcta respiración. ¿Qué necesitamos? Un espacio amplio y globos de colores. ¿Qué
debemos hacer? Inflar un globo tanto que explote e inflar otro globo y dejar que expulse el aire
lentamente manipulando la boquilla.

Después, les pediremos a los niños que cierren sus ojos y se imaginen que se convierten en globos
mientras toman aire. Luego, les solicitaremos que expulsen el aire lentamente, como si fueran
globos.
Tras hacer esto pediremos a los niños que nos cuenten situaciones en las que se sienten como
globos, situaciones en las que no pueden soportar o tolerar algo. Entonces, les invitaremoss a que
nos indiquen cómo lo han resuelto, ofreciendo alternativas si necesitasen ayuda para tomar
conciencia de esas situaciones.

niños en globo

3. La relajación progresiva: https://www.youtube.com/watch?v=g80fUk7DrSI y otro de relajación


EL ARBOL DE LAS PREOCUPACIONES: https://www.youtube.com/watch?v=d9urJ0HAYSM

Si bien podemos darles nosotros las instrucciones, en youtube tenemos un vídeo estupendo
basado en el texto original de la relajación de Koeppen que narra las instrucciones de relajación
con una fantástica música de fondo cortesía de Salvador Candel. No obstante, cabe decir que las
instrucciones también podemos dárselas nosotros, ambientando la situación con música relajante
que favorezca un entorno cálido y sosegado.

Como nota adicional, cabe decir que para favorecer que generalicen este tipo de relajación en
contextos más “naturales” como el colegio, podemos decirles que si se ponen nerviosos en clase,
agarren la silla mientras están sentados y tensen los brazos y el tronco al mismo tiempo que hacen
fuerza con los pies en el suelo.

4.El juego de la semilla

Con música relajante de fondo y luz tenue, simbolizaremos el crecimiento de un árbol.


Comenzaremos por ponernos de rodillas en el suelo con la cabeza agachada y los brazos
extendidos hacia adelante, como si fuésemos gatitos desperezándose.

Somos una semilla que, al son de la música, va creciendo y convirtiéndose en un árbol grande con
hermosas ramas, que serán nuestros brazos extendidos hacia arriba cuando estemos de pie. Este
ejercicio es ideal para hacerlo con ellos por la noche, antes de acostarlos.

5. El cuento de la tortuga: https://www.youtube.com/watch?v=ow3dEsZMdFQ y otro :


https://www.youtube.com/watch?v=H6Z1Y5mI3FE

El cuento de la tortuga, desarrollado por Schneider, es magnífico para fomentar habilidades de


autocontrol. En el enlace se narra la historia de una pequeña tortuga que se enfadaba por todo y
explotaba con gran facilidad.

Un día, tras sentirse sola y aislada, se encuentra con una sabia tortuga que le da un truquito para
controlarse cuando se enfada: meterse en su caparazón, contar hasta calmarse, frenar sus
pensamientos y relajarse.
Este cuento es ideal para narrarlo a niños entre los 3 y los 7 años. Para favorecer la puesta en
práctica de esta habilidad podemos darles una pegatina o un papelito con una tortuga cada vez
que realicen el ejercicio en una situación de tensión. Lo tenemos descargable y listo para imprimir
en este enlace.

6. El frasco de la calma: https://www.youtube.com/watch?v=31eQ69ur9C4 y solo respira,


documental: https://www.youtube.com/watch?v=qn63c9JgoN8

INGREDIENTES: Frasco de plástico con agua tibia, 2 cucharadas de Resistol con Y SIN brillos (se
mezcla) y después se agrega brillantina de color AZUL, brillantina con formas de estrellas la cual
se mezcla, agregar además colorante azul para intensificar el color.

INTRUCCIONES: Sentar al niño enfrente, agítalo muy fuerte y observa el bote de la calma (ponerle
un nombre), tu botecito (nombre que le puso) es como tus sentimientos, pensamientos y
emociones cuando estas triste, enojada o frustrado. Cuantas veces te haz sentido así como esa…..
de un lado a otro de forma descontrolada? Pero al cabo de un rato la brillantina va cayendo
lentamente y encontrando cada una su lugar; se tranquiliza como todo lo que sientes, ahora
¿Cómo TESIENTES DESPUES DE OBSERVARLO?

Llamamos frasco de la calma a un bote en el que metemos agua, silicona líquida para dar densidad
al contenido y, por ejemplo, purpurina. Podemos fabricarlo con ellos con una manualidad más y es
ideal para que lo contemplen tanto en momentos de tensión como en momentos que podemos
llamar “zen”.

Consiste en que lo agiten y observen el movimiento, después de ello les explicaremos que la
purpurina es como sus emociones, que se agitan y agitan hasta que se tranquilizan. Es ideal para
fomentar la reflexividad.

La sola observación de la purpurina moviéndose lentamente les ayudará a concentrarse y relajar


su mente tras momentos de gran activación. Os dejamos un enlace en el que se explica cómo
fabricarlo y cómo usarlo. ¡¡No olvidéis sellar el bote con pegamento extrafuerte para impedir que
se abra y se desparrame el contenido!!

7. El juego del soplador de bola gigante

Otro recurso más para divertirse y aprender a respirar de manera profunda es el juego del
soplador. Consiste en que mantengan durante el mayor tiempo posible la bola en el aire.
Divertido, ¿verdad? Lo cierto es que este juego les encanta y es muy funcional para favorecer la
relajación.

soplador-de-bola
8.Arrugar papeles, aplastar bolas, garabatear

Garabatear, arrugar papeles o aplastar bolas blanditas tipo anti-estrés es otro juego maravilloso
para ayudarles a canalizar sus emociones negativas. Además, al mismo tiempo favorecemos el
desarrollo de la motricidad fina, ya que les ayudamos a fortalecer los músculos de sus pequeñas
manos.

9.Pintar mandalas

Pintar mandalas no solo favorece la relajación y la reflexividad, sino la capacidad de concentración


y la habilidad creativa. En librerías y en internet encontramos numerosas alternativas adecuadas
para ellos que les encantarán.

Mandalas infantiles

Hasta aquí la recopilación de hoy, esperamos que realmente estos juegos y recursos sean de
utilidad en la crianza de los más pequeños. No olvidemos que es más fácil criar niños fuertes que
reparar adultos rotos y que el hecho de que la naturaleza nos confíe la educación de los niños es
nuestra mayor responsabilidad.

AMOR DEL NIÑO INTERIOR

“Amor” es la palabra que el escultor ucraniano Alexander Milov eligió para nombrar a su obra de
arte, esa que no ha dejado indiferente a nadie que haya tenido el privilegio de verla. Esta maravilla
muestra a dos adultos hechos de alambre colocados espalda contra espalda, con sus niños
interiores intentando alcanzarse mutuamente desde el interior.

Esta escultura dejó verse por primera vez en el Burning Man Festival celebrado en Estados Unidos
en el año 2015. En este encuentro entre artistas se presentaron miles de obras de arte entre las
que “Amor” llamó especialmente la atención a aquellos quienes lo disfrutaron en directo. Y no me
extraña.

La escultura nos enseña una escena de conflicto entre un hombre y una mujer adultos marcado
por las jaulas de alambre que les envuelven. Lo conmovedor llega desde el interior de esos
cuerpos: la inocencia que ambos llevan dentro y que parecen haber olvidado.
amor-escultura-brillando

De cómo dejamos de escuchar a nuestro niño interior

El espectáculo no se queda solo en la estructura de “Amor” ya que, para sorpresa de los


espectadores, la imagen adquiere un sentido adicional; según se acercaba la noche los niños
interiores se iluminaban. Esta singularidad inesperada consigue envolver al espectador en un halo
de reflexión ineludible.

Con la llegada de la oscuridad, los duros y rígidos alambres quedan en un segundo plano dejando
el protagonismo absoluto a los niños que esos adultos llevan dentro y que se niegan a separarse.
Se niegan a que la verdadera naturaleza del ser humano, que es la de amar, sea vencida por el
resentimiento.

Para mí, ver a los dos niños iluminados tratando de alcanzarse lo interpreto como una señal, como
un botón de alarma que nos dice “basta”. Estos niños interiores cobran vida cuando fuera está
oscuro para iluminar lo que nuestra mente de adulto no nos permite ver.

Tu niño interior nunca deja de brillar

La esperanza y la inocencia surgen desde nuestro interior, justo donde vive latente la verdadera
naturaleza del ser humano; esa que parece perderse según nos vamos haciendo mayores.

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No he podría haber encontrado otro modo mejor para darme cuenta de este fenómeno. Ser
consciente de que somos una jaula de metal en cuyo interior queda atrapada la bondad de
nuestro niño interior, ese que hace tiempo que no vemos.

En el interior de esa armadura queda lo más puro y más sincero del ser humano, eso que brilla
cuando llega la noche y que brinda a las personas la oportunidad de arreglar las cosas cuando
fuera ya está muy oscuro.
Yo lo que veo es que los cuerpos brillantes de eso dos niños van ganando fuerza según avanza la
noche, según se van poniendo las cosas más apagadas y borrosas ahí fuera. Esos pequeños van
ganando poco a poco la batalla según se dirigen el uno al otro hasta lograr el contacto físico a
través de sus manos.

Una nueva oportunidad para el entendimiento

No sé a ti pero a mí esto me hace reflexionar. Quizá sea cierto que los adultos no somos más que
jaulas de metal empeñados en querer llevar razón a toda costa. Pero más cierto es que lo único
que hacemos con eso es alejaros de nuestra verdadera naturaleza. Cuando discutimos con alguien
nos convertimos exactamente en eso, en seres humanos diseñados en forma carcasa dura y
metálica, en forma de dolor y resentimiento, incapaces de cambiar de posición y mostrarnos cara
a cara con nuestros iguales.

Pero nos olvidamos de algo esencial y es que, de manera inevitable, algo nos une. Nos unen esos
dos niños que buscan la reconciliación a través de su pureza infantil, como si la fuerza de dos
imanes fuera más fuerte que cualquier malentendido.

A ti que no te conozco (o sí), da igual cómo de grande sea el resentimiento tras una discusión, en
tu interior siempre estará presente una pequeña luz brillante, llena de inocencia y de amor
dispuesta a la reconciliación y ofreciendo una nueva oportunidad para el entendimiento. Espero
que, al igual que a mí, esta maravilla no te haya dejado indiferente.

ESTRATEGIAS EMOCIONALES PARA UN NIÑO


Sean como sean los niños, es sumamente importante dar respuestas emocionalmente adecuadas
ante los comentarios negativos que realicen sobre sí mismos. Así, sobre todo cuando hablan de
ellos en primera persona, suelen dejar entrever qué nivel de autoeficacia percibida tienen.

Es decir que no podemos obviar que comentarios cotidianos del tipo “no puedo”, “lo voy a hacer
mal”, “no tiene sentido” o “voy a pasar vergüenza”, “no hay nada interesante para hacer”, tienen
un trasfondo importante que puede ser reflejo de una baja autoestima. Saber resolver estas
situaciones nos ayuda a construir un afecto saludable y una habilidad reflexiva que se impone
como prioritaria desde la más tierna infancia. Así, atendiendo a la importancia que tiene NO negar
nunca un sentimiento, podemos usar una serie de respuestas que les hagan replantearse ese tipo
de afirmaciones tan dañinas. Veamos algunos ejemplos:

1.”No puedo hacerlo”, la joya de la corona

Decimos que “no puedo hacerlo” es la joya de la corona porque gran parte de nosotros lo tenemos
incluido en nuestro diálogo interno (a veces incluso externo), desde bien pequeños.

Esta es una frase comodín que denota cansancio, falta de energía, apatía y poca confianza en sí
mismo. Solemos responder con un “sí puedes”, a veces acompañado de las horrorosas coletillas
como “no digas tonterías” o “no seas vago”.
¿Cómo podemos ayudarles a cuestionarse ese pensamiento y esa actitud? En primer lugar
destacar que muchas veces la mejor manera de hacer esto es responderles con preguntas del tipo:

¿Qué quiere decir “no puedo”? ¿Qué pruebas tienes de que realmente no puedes? ¿Cómo sabes
que no puedes si no lo intentas lo suficiente? ¿Crees que decir “no puedo” te perjudica o te
ayuda? No digas “no puedo”, di “me cuesta pero sí puedo”.

2. No tengo ganas, no lo voy a hacer

La desgana y el desinterés ante ciertas tareas se constituyen como la norma en ciertos momentos.
Puede resultar desesperante, pero deben entender que hay actividades que tienen que realizar
por su bien.

La manera de favorecer que se cuestionen esto es enviándoles el siguiente mensaje: no digas “no
tengo ganas, no lo voy a hacer”, di “lo voy a hacer, aunque me apetezca poco hacerlo ahora
mismo”.

Al fin y al cabo se trata de plantearles cuestiones como “¿Qué pasaría si todos hacemos lo que nos
apetece en cada momento? ¿No debemos de hacer nunca nada que no nos apetezca? ¿Te
imaginas un mundo en el nadie se esforzara por nada? ¿Te imaginas que un conductor se cansara
de respetar las normas de tráfico? ¿O que un médico se cansara de curar a los demás?”. Este tipo
de preguntas les ayudan a reflexionar sobre su desgana y así cambiar su actitud.

Niña llanto dibujo

3.“No quiero hacerlo, me da vergüenza”

Reírse de la vergüenza es algo bastante cruel si nos paramos a pensarlo. Lejos de quitarle hierro al
asunto, lo incentivamos. Si ante un sentimiento que implica cierto grado de sufrimiento, nosotros
nos reímos, estamos burlándonos de su desnudo emocional. Debemos transmitir un mensaje de
seguridad que deje claro que no es mejor que nadie se dé cuenta, sino que las personas le
ayudarán y empatizarán como norma general.

4.”Me siento cansado/triste/enfadado”

Negar sus sentimientos y sus reacciones emocionales es un grave error que cometemos gran parte
de nosotros de normal. No es de extrañar, pues desde niños venimos escuchando cómo ante el
llanto nos decían eso de “no llores, no pasa nada”. Hay expresiones emocionales que resultan
incómodas al común de la sociedad, pero negar esto es apagar una parte importantísima tanto en
los niños como en los adultos.
Sonrisa de niña

5.No le etiquetes como “torpe”, “malo”, “tonto”

Esto no ayuda para nada a crecer con una autoestima saludable. Cuando el niño haga algo mal hay
muchas maneras de decírselo: no está bien que pegues a tus hermanos, no tienes que romper los
juguetes o tienes que esforzarte un poco más estudiando las mates.

6.Pero tampoco lo hagas como “listo” “bueno” o “inteligente”

El niño o la niña no comprenderá en qué se fundamenta que te refieras a él o ella de esa forma. En
su caso, puedes decirle: qué bien has hecho las tareas, qué bien has recogido o me encanta verte
pintar. Es decir, podemos juzgar sus comportamientos pero no podemos juzgar al niño.

Recordemos que si queremos llegar a ellos nuestras palabras deben tener un tono adecuado y no
constituir nunca un ataque. Hablarles desde el afecto y en un tono comprensivo es la base de una
buena crianza y de los grandes aprendizajes. Recordemos que es en nosotros en quienes tienen el
referente psicológico y tomemos las riendas de su educación de la manera más responsable
posible.

NO ES LA CARGA LO PESADO, ES LA FORMA

Estás cansada y sabes que soportas mucha carga, a pesar de que a simple vista no haya nada sobre
tu cuerpo que lo indique. Esa carga es tan real como invisible y te aprieta, te empuja a caer, te
ahoga, te provoca ansiedad. A veces, hasta te falta el aire en los pulmones y sientes que el tiempo
se va mientras sigues ahí, tratando de escapar de lo que te atormenta.

Llamamos carga a una masa que ejerce un peso sobre nosotros, a una fuerza que actúa como un
lastre contra el movimiento que generamos en nuestro cuerpo y en nuestra mente de manera
voluntaria. Por eso, también llamamos carga a las vivencias y acontecimientos que nos ponen
contra las cuerdas y nos obligan a que los gestionemos emocionalmente.

La carga emocional: Es un tópico bastante cierto: la vida no es tan gratuita como parece, para
disfrutarla exige diferentes precios que tenemos que pagar irremediablemente. Uno de ellos es el
no dejar de vivir emociones, tanto buenas como malas, con las que no es complicado muchas
veces relacionarnos.

Estamos expuestos diariamente a experimentar y mucho de lo que experimentamos es, en


ocasiones, complicado de asimilar. Estas cargas pueden ser pequeñas y ligeras o tan grandes y
traumáticas que lo más recomendable es que solicites ayuda profesional para soportarlas.

“La única forma de combatir la congestión es disminuir la carga.” -Andrew Tanenbaum-


Sin embargo, en cualquiera de los casos, la carga está ahí y que te destruya o no dependerá de las
herramientas que emplees para afrontarla y de la voluntad que tengas para deshacerte de ella.

Herramientas que te ayudarán a gestionarla

Una de las claves de la inteligencia emocional es trabajar con herramientas que nos ayuden a
mejorar el contacto con aquello que nos toca el corazón: los acontecimientos negativos van a
formar parte de ti para siempre, pero no tienen porque convertirse en lastres. ¿Cómo podemos
lograrlo?

Comprender el daño: es probable que te sientas acorralado por pensamientos negativos y que
incluso sientas como tu corazón se suma al peso que notas sobre la espalda. Por ello sería muy
beneficioso para ti que consiguieras, ahí donde te encuentras, focalizar el daño que te está
provocando y marcar unos límites que te ayuden a potenciar las grietas por la que entra la luz.

Saber que quieres lograrlo: es muy complicado encontrar las ganas de transformar ese estado de
ánimo por mucho que lo busquemos, pero es posible. Dicen que querer es poder, sobre todo
porque tenemos la capacidad de sacar la voluntad de dentro cuando más lo necesitamos. La
voluntad será lo único que te de las fuerzas suficientes para moldear la forma en la que vives con
tus cargas.

Ser consciente de que olvidar no es superar: la mayoría de cargas llegan del pasado, pues son
sentimientos que vamos recogiendo a lo largo de nuestro camino. Puedes repetirte en este caso
que igual que las alegrías son alas para seguir volando, las penas también pueden ser trampolines
que nos impulsen a aprender de nuestros errores. No las dejes dentro, exprésalas y libéralas para
superar el pasado.

Confianza en la fuerza interior: aunque en determinadas circunstancias pueda serte de una gran
utilidad hablar de lo que te aflige con alguien e incluso es bueno que lo hagas, no puedes olvidar
que tu carga es tuya y aprender a vivir y deshacerte de ella es ante todo un proceso de
autoconocimiento y crecimiento personal.

“Recuerda lo que valga la pena recordar. Ignora el resto” -John Katzenbach-

Saca del alma el peso, lleva el aprendizaje como equipaje

Cuando vamos a realizar un viaje para el que tenemos que llevar un equipaje abultado
necesitamos maletas para meterlo y, sobre todo, organización para averiguar qué es más
importante y qué lo es menos. Con las experiencias que recogemos en nuestra vida ocurre lo
mismo: si pretendemos seguir adelante con el alma llena de peso no podremos continuar.

De hecho, en el momento en el que te hayas liberado de tus cargas y hayas recogido el


aprendizaje inmanente al hecho de haber cargado con ellas podrás darte cuenta de que, al igual
que cuando haces tu maleta para un viaje, vas a ser capaz de seleccionar qué emociones tienes
que llevar contigo y cómo tienes que llevarlas.

Verás, entonces, que la condición es que la mente se sienta ligera, que ni las emociones ni los
pensamientos pesen sino que sean ese viento de cola que suma velocidad a los barcos de vela.
“No hay que cargar nuestros pensamientos con el peso de nuestros zapatos”

-André Breton-

En definitiva, la manera en que lleves tu carga emocional es un signo de maduración íntima:


recuerda que ella está ahí para enseñarte algo y la sentirás más o menos pesada en la misma
medida en que aprendas de ella.

LA ADVERSIDAD ES FUERZA

La vida te golpea en más de una ocasión y a veces, además, lo hace con toda la fuerza de la que
dispone: parece que te sitúa ante la adversidad de una profunda tormenta eterna que remueve
todo tu equilibrio emocional y lo pone a prueba.

Al principio tienes la sensación de que algo malo va a ocurrir y de que tu cielo se está nublando.
Acto seguido descubres que era cierto: te encuentras ante un viento que aprieta contra las
paredes y te llena de ansiedad. Llueve e, incluso, graniza.

“Cuando salgas de esta tormenta no serás la misma persona que entró en ella”. -Murakami-

Cuando estás en este momento de deficiencia anímica la tormenta te obliga a tomar una decisión:
recibirla como una ocasión para enfrentar la adversidad hasta que la tormenta pase o dejarte caer,
derrotado, en la eterna lluvia. Necesitas afrontar la adversidad con tu fuerza interior y continuar
hacia delante.

La luz entra gracias a las grietas

Es totalmente entendible que si estás dentro de una tormenta lo único en lo que pienses sea en el
frío, la oscuridad, la humedad que el cuerpo siente. Sin embargo, no puedes olvidar que, hasta en
la más sombría de las circunstancias, el cielo siempre guarda detrás la luz del sol.

Puede parecer cursi o difícil de poner práctica, sobre todo si lo estás pasándolo mal. Pero, la luz
entra siempre gracias a las grietas y tu corazón cuando más se resiente es cuando más grietas
tiene.

“La adversidad es ocasión de virtud.” -Séneca-

Por esa razón muchos son los que han dicho que la adversidad es una oportunidad de dolerte por
dentro y aprender por qué lo haces. También que pude ser una manera de conocer algo de ti
mismo que no conocías que tenías.

Sacar fuera los sentimientos

A muchas personas les ocurre algo muy importante que puede incrementar su dolor y tú quizás
seas una de ellas: en aquellos instantes en los que se sienten peor, paradójicamente, no son
capaces de expresar sus sentimientos ni desahogarse con los demás. Esto es un problema porque
sacar los sentimientos fuera significa ver cómo te liberas de ellos y dejar que otros puedan
ayudarnos.
Si un ser querido ha fallecido y te ha dejado un gran vacío, si has roto con tu pareja, si sufres una
enfermedad que te está condicionando la vida… Sea cual sea el motivo de la adversidad que está
te haciendo tantas heridas, es beneficioso que lo compartas con alguien que esté dispuesto a
escucharte y a prestarte una mano.

“La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido
durmiendo.” -Horacio-

Por el contrario, si eso también te resulta complicado puedes enfocar tus sentimientos hacia otra
actividad que te permita exteriorizarlos: escribir, pintar, bailar o cualquier otra cosa que te guste y
te haga sentir cómodo. Recuerda que lo que la boca no es capaz de decir, el cuerpo lo enseña y lo
manifiesta con problemas de salud.

Pierde el miedo

Por regla general las tormentas nos dan miedo y nos incitan a buscar cobijo y refugio. En la vida
real ocurre exactamente lo mismo: cuanto mayor es la adversidad que nos aflige y el abismo que
tenemos enfrente, mayor es también la voluntad de encontrar un lugar donde sentirnos a salvo.

Este anhelo de calor en los días más fríos de nuestra vida es lo que te empuja a mirar al miedo con
valentía: únicamente ahí puedes darte cuenta de la fuerza que de verdad llevas dentro. Aferrarnos
a la idea de que podemos vencer la debilidad que sufrimos, nos da esperanza y nos mantiene con
motivos para vivir.

Llega un momento en el que te toca luchar, romper la coraza que te paraliza y saltar para no caer
con el miedo y el dolor al vacío. Entonces habrás enfrentado la adversidad y habrás merecido la
fuerza, aquella que no creías poseer pero que te pertenece. Porque recuerda: quien enfrenta la
adversidad, merece la fuerza y por eso es tuya.

“Tuve el privilegio de sentir que lo había perdido todo.

Tuve la suerte de descubrir así qué era lo que realmente necesitaba.

La tristeza a veces sabe a paz.” -Sara Bueno

FILOSOFIA PARA LA LIBERACION

Piensen en la carrera universitaria que han estudiado o que sus hijos o amigos han estudiado y
piense en las personas más importantes dentro de esos campos de conocimiento. ¿Son hombres?
¿Son blancos? ¿Son de clase media-alta? ¿Son occidentales? Posiblemente su respuesta a todas
esas preguntas sea “sí”. Allá por los años 70, desde Sudamérica, surgió un movimiento conocido
como filosofía para la liberación que planteaba cambiar las respuestas a esas preguntas.

¿Tienen las personas que no cumplen los anteriores requisitos unas capacidades mentales
inferiores? ¿Acaso los estudios de una mujer negra, pobre y africana son menos dignos de
estudiarse? Si tu respuesta a estas preguntas es negativa, estás en lo cierto, pero, entonces,
¿porqué más del 90% de lo que se estudia viene de hombres blancos de clase media-alta y
occidentales?

Desde hace mucho tiempo, cuando Colón se topó con América, desde que se quemaba a mujeres
en Europa bajo acusación de brujería y desde que los europeos colonizaron el resto del mundo, se
ha producido un epistemicidio: la destrucción del conocimiento marginal que no surge desde las
fuentes que controlan el poder.

La quema de brujas

¿De verdad alguien piensa que se quemaban brujas que tenían poderes sobrenaturales? Se
asesinaba a mujeres que tenían conocimientos distintos a los que en ese momento tenía la iglesia
cristiana, que era la que ostentaba el poder. Se quemaba a las mujeres que usaban plantas para
curar, a las que contaban historias antiguas y a las que no respetaban los cánones de la iglesia.

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Estas matanzas no solo acababan con la vida de las personas, también acababan con las ideas y el
conocimiento generado durante generaciones. Mediante el fuego de estas hogueras se acabó con
mitos, cuentos, tradiciones, remedios y, en fin, con la cultura previa.

“La investigación social está al servicio de la ideología dominante”

-Michel Foucault-

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Al igual que con la quema de brujas, el colonialismo y la matanza de nativos que se produjo con la
llegada a América por parte de Colón han sido otros epistemicidios realizados por los hombres
blancos de clase media-alta y occidentales. Otro ejemplo se sitúa en España, la llamada
reconquista que acabó con la expulsión de judíos y musulmanes -o con su conversión- también fue
un epistemicidio.
Uno de los conocimientos que se perdió fueron las obras de filosofía griegas pues la iglesia las
consideraba heréticas y mandó destruirlas. Algunos os preguntaréis cómo pudieron desaparecer
los conocimientos de la filosofía griega si en la actualidad están vigentes. Gran parte de la culpa la
tienen los árabes, que los rescataron y guardaron de la iglesia católica.

La filosofía para la liberación

Todos estos y más epistemicidios han contribuido a que la mayoría del conocimiento provenga de
los hombres blancos de clase media-alta y occidentales, a lo que también habría que añadir otra
condición, heterosexuales. Ante esta situación, un grupo de filósofos latinoamericanos propuso la
filosofía de la liberación. Esta propone la mediación de las ciencias humanas y el uso del método
analítico.

La mediación de las ciencias humanas consiste en realizar un análisis crítico sobre los
conocimientos establecidos que permita situarlos históricamente, geográficamente y
culturalmente. Por su parte, el método analéctico plantea ir más allá de la totalidad y encontrarse
con el “otro”. Ese otro es el excluido, el pobre, el explotado, el bárbaro, etc. Es aquel cuyos
conocimientos son minusvalorados y no se tienen en cuenta.

“Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”

-Papa Francisco-

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Si bien la filosofía de la liberación proponía que las contribuciones académicas de las ciencias
sociales debían realizarse desde la perspectiva de los explotados, en la actualidad se dice que debe
tomarse la perspectiva de los excluidos. La práctica de esta filosofía se puede encontrar en uno de
los referentes para la iglesia en la actualidad, el Papa Francisco.

filosofos

Conocer el conocimiento que producen aquellos que se encuentra fuera del poder dominante,
comprender quiénes son y cómo ven el mundo puede ayudarnos a resolver muchos problemas.
Un ejemplo lo tenemos en la ecología. En los últimos años se ha tomado mayor conciencia del
daño que estamos causando al medio ambiente y se han realizado propuestas y reuniones para
buscar soluciones.
Por desgracia, en la mayoría de estas reuniones no se tienen en cuenta las opiniones de los
indígenas, los cuales llevan generaciones luchando por mantener el medio ambiente. El que
tengan mayor experiencia y conocimiento en este campo no parece ser suficiente para tenerlos en
cuenta.

Quizás, una de las disparatadas frases del personaje de dibujos animados Homer J. Simpson sería
más veraz con estos añadidos: “Soy un hombre blanco, de edad entre los 18 y los 49 (de clase
media-alta, heterosexual y occidental) y todo el mundo me hace caso por estúpidas que sean mis
propuestas”

EL PASADO NO ES LO QUE SOMOS, ES LO QUE FUIMOS

Todos recordamos nuestro pasado, a veces para reencontrarnos, a veces para recordar nuestras
vivencias y otras veces para saber quienes somos. Es necesario diferenciar que nuestra historia
tiene una relevancia importante en nuestro presente, pero también ese pasado que nos creemos
no es más que una construcción nuestra. Es cierto que el pasado nos da identidad, pero no define
lo que somos hoy.

Somos nosotros los que seleccionamos y elegimos los recuerdos que extraemos de él, poniendo
atención a algunos aspectos mientras dejamos por fuera a otros. Es necesario comprender el error
sobre el cual se cimienta esa creencia, teniendo en cuenta que lo que recordamos es solo una
parte de lo que vivimos, por lo tanto, no nos define.

No somos nuestro pasado sino lo que hicimos y hacemos para mejorarlo, seguir adelante y
reconstruirnos. Esa actitud es la que nos define, la que muestra quienes somos en realidad y la
que nos acompañará a lo largo de nuestra vida. Solo nuestro presente puede definirnos, es en el
momento actual donde nuestras acciones y nuestros pensamientos determinan quiénes somos.

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“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y
sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”

-José Saramago-

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Lo que fuimos
Nuestros pensamientos se sitúan casi en el 70% de las veces en el pasado. El pasado es un archivo
que tenemos y debería servirnos como aprendizaje para afrontar nuevas situaciones similares a las
que ya hemos vivido.

¿No os ha pasado alguna vez que los pensamientos se ven interrumpidos por recuerdos del
pasado? Nos mortificamos por el pasado, reviviendo una y otra vez en nuestra mente
acontecimientos negativos que han sucedido; una discusión con nuestra pareja o en el trabajo,
circunstancias adversas.

Nos arrepentimos de lo que hemos hecho, de lo que no hemos hecho, de lo que hicimos y de lo
que podríamos haber hecho mejor. Todos estos pensamientos nos llevan al sufrimiento y al
malestar, maniatándonos, impidiéndonos ser y actuar en los momentos que estamos viviendo.

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De qué sirve pensar en lo que fuimos, si ya no lo somos

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Lo que somos

Hipócrates, el padre de la medicina, dijo: “Los hombres deben saber que del cerebro, y sólo de él,
vienen las alegrías, las delicias, el placer, la risa y, también, el sufrimiento, el dolor y los lamentos.
Y por él, adquirimos sabiduría y conocimiento y vemos, y oímos y sabemos lo que está bien y lo
que está mal, lo que es dulce y lo que es amargo.

Y por el mismo órgano, nos volvemos locos y deliramos y el miedo y el terror nos asaltan. Es el
máximo poder en el hombre. Es nuestro intérprete de aquellos elementos que están en el aire.
Cuando el cerebro está conectado en el presente es más difícil que tengamos pensamientos
desajustados sobre el pasado o sobre el futuro.

Solo podemos ser lo que somos en el momento presente. Cuando nuestro cerebro está al 100% en
algo nos liberamos de situaciones de tensión, dejando a un lado los pensamientos involuntarios y
enfocándonos en lo que está sucediendo o estamos haciendo en este preciso momento.

recordar
La gran ventaja de ser conscientes de lo que somos en el momento presente es que nuestra mente
no se ve distraída por pensamientos negativos. En general, cuando la concepción de lo que somos
se pierde en recuerdos y preocupaciones vivimos más angustiados y nos despistamos más. Sin
embargo, cuando nos enfocamos en lo que somos y no en lo que fuimos somos más felices y
productivos.

“A menudo las personas dicen que aún no se han encontrado a sí mismas. Pero el sí mismo no es
algo que uno encuentra, sino algo que uno crea” -Thomas Szasz-

HACIA LA LIBERACION PERSONAL

Llega un momento en la vida, donde es importante salir del armario que cada persona se tiene
autoimpuesto, no hacia su identidad sexual, sino como ser humano.Seguro que si miramos
adentro de nosotros mismos, encontraremos algún aspecto sobre el que fingimos cada día. Tan
sólo hay que abrir la puerta del armario y dejarlo salir hacia la libertad, para ser nosotros mismos.

En lo que refiere a salir del armario es un acto de liberación personal, en la que una persona
afirma y reivindica la verdad absoluta de que ella significa. Es un acto de aceptación, perdón y
gratitud por el don de la propia vida y el valor de vivir una vida auténtica y libre.

DE QUÉ ARMARIO PODEMOS SALIR

Estos son algunos de los armarios más comunes:

ARMARIO DEL AUTO-JUICIO

Ser prisionero de la creencia de que eres inferior e incapaz,. Un fracaso o una cancelación antes de
empezar dando como resultado problemas de salud como enfermedades cardíacas, insomnio,
trastornos de alimentación o aumento de peso. Sólo tú puedes tomar las riendas de la dirección
que quieres seguir en tu vida.

ARMARIO DE LA INDIGNIDAD
Creerse uno mismo no merece tener relaciones amorosas o tener éxito en lo que realmente
quiere, dando como resultado una limitación. Ya sea en lo referente al dinero, a la creación de
relaciones disfuncionales, al aislamiento o a la depresión.

ARMARIO DEL MIEDO Y DE LA DESCONFIANZA

La vida está llena de traiciones. Puede que estés cerrado en este armario para protegerte de lo
que te crees que eres, porque desconfías y tienes miedo.

ARMARIO DE LA VERGÜENZA

Esta armario es el más difícil de todos, porque mantiene las puertas cerradas. Lo más probable es
que en algún momento del pasado, hallas hecho algo que violaba el sentido del bien y del mal, y
tal vez sientas vergüenza por ello, pero es algo que puedes enterrar mientras te perdonas por ello.

ARMARIO DE LA ARROGANCIA

La arrogancia enmascara un profundo sentimiento de inferioridad e inseguridad, que oculta tras


de ellos una persona arrogante, cuando en realidad es una persona desgraciada que se siente
inferior a los demás.

EL CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN

La liberación personal es la libertad de la complicidad, el ajuste y la adaptación; es la libertad de


examinar cada uno de los pensamientos y acciones, para rastrear sus orígenes. Ideas que han
contribuido a que cada persona sea como es, como son la cultura o las estructuras sociales que
limitan lo que se puede o no se puede hacer.

Te lleva a la creciente voluntad de decir la verdad, para mostrar el amor, a cuestionar la autoridad,
cuando dichas prácticas son incómoda. Asó, la liberación personal permite levantarse contra el
orden social, trabajar para transformarlo, y tomar decisiones que puedan dar lugar a
consecuencias que durarán toda la vida.
El concepto de un adulto bien adaptado, es elideal de normalidad, alguien capaz de funcionar
dentro de los límites del mundo tal y como es.Sin emabargo, eso no es fácil de conseguir, como
tampoco lo es cambiar las condiciones de vida. Así, aquellos que han dedicado la suya a cambiar el
mundo no podrían ser considerados personas bien adaptadas.

DISFRUTAR EL PRESENTE

La clave de la felicidad parece estar relacionada con utilizar todos nuestros sentidos y prestar
atención a la información que nos llega a través de ellos: desarrollar una consciencia presente y
plena. Numerosos estudios de la Psicología positiva han puesto de manifiesto que el bienestar
psicológico se alimenta de la capacidad de focalizar nuestra mente en lo que está pasando en el
momento determinado en el que te encuentras.

Vivir el instante presente requiere un trabajo constante y progresivo de nuestra mente, una mente
que no ha sido entrenada tiende por naturaleza a la dispersión. Vivimos para lo próximo que nos
va a ocurrir, y esto nos lleva a numerosos desajustes emocionales.

Cuando nuestra mente vive constantemente preocupada sobre el futuro, la ansiedad se apoderará
de nuestro presente. y cuando nuestra mente viva anclada en el pasado, será la tristeza y la
desesperanza quien se apoderará de nuestros días.

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Las personas somos frágiles cuando no paramos de hacernos preguntas sobre el pasado y el
futuro, y somos fuertes cuando experimentamos sin miedo nuestro día a día. El pasado y el futuro
solo existen en nuestros pensamientos, por lo tanto, lo verdaderamente real está en el presente.

“No te detengas en el pasado, no sueñes con el futuro, concentra la mente en el presente”

-Buda Gautama-

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Vivir acorde al presente modifica nuestro cerebro

El Dr. Andrew Newberg, un neurocientífico de la Universidad Thomas Jefferson, y Mark Robert


Waldman, un experto en comunicaciones, indican que vivir la vida enfocada en el presente puede
cambiar nuestro cerebro. La palabra presente tiene el poder de influir en la regulación de la
tensión física y emocional.

Mujer joven con los ojos cerrados


Cuando nos enfocamos solo en las tareas presentes, podemos cambiar la forma en la que nuestro
cerebro funciona. Enfocando la vida de esta manera estaríamos potenciando el razonamiento
cognitivo, el cual contribuye al fortalecimiento de las áreas de nuestros lóbulos frontales.

Utilizar palabras positivas enfocadas en lo que estamos realizando activa los centros de motivación
del cerebro, conduciéndolos a la acción. En el extremo opuesto, cuando usamos palabras
recordando el pasado o anticipándonos a lo que vamos a hacer, ciertos neuroquímicos como el
cortisol, contribuyen a la gestión del estrés y la ansiedad.

Cuando utilizamos palabras negativas para recordar nuestro pasado se activa en nuestro cerebro
el centro del temor, la amígdala. Cuando estas palabras se convierten en pensamientos se activa el
miedo, aunque las situaciones que lo provocaron no estén presentes.

Los seres humanos estamos programados inicialmente para preocuparnos. Es parte de nuestro
cerebro primitivo que nos protege de situaciones de peligro. De hecho, lo que hace 10.000 años
era fundamental para nuestra supervivencia, en la actualidad sufre de un sobreuso que solo nos
genera una angustia frente a lo que en la realidad aún no podemos actuar, porque aún no existe y
hay probabilidades de que no llegue a existir nunca.

Sepa siempre qué es lo que está haciendo en todo momento, ahí se encuentra el verdadero poder.

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La felicidad solo podemos experimentarla en el momento presente

Podemos imaginar que algún día seremos felices o recordar periodos en que los fuimos, pero la
verdad es que solo podremos serlo en el momento que estamos viviendo. Esto no significa que no
tengamos que fijar metas ni organizar nuestras vidas, sino que hacerlo no debe trasformarnos en
unos porcastinadores a la hora de sumergirnos en la realidad que nos rodea, ya sea para
disfrutarla o para trasformarla.

Aceptar las cosas tal como son, sin juzgarlas y focalizándolas en nuestra mente en el momento
presente, es una manera de controlar los pensamientos errantes que nos alejan de la consciencia
plena. Si no podemos evitar que surjan, al menos tenemos que dejarlos pasar cuando aparezcan,
sin aferrarnos a ellos.

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Recordad las circunstancias negativas del pasado disminuye nuestro entusiasmo, nuestro
optimismo y, por tanto, nos agría el momento actual, limitando nuestro potencial y dispersando
nuestra energía. Incluso los recuerdos de circunstancias positivas, si son recurrentes, afectan al
gozo del momento presente, ya que conllevan un sentimiento de nostalgia, aquella idea de que
cualquier tiempo pasado fue mejor.

El presente es el único lugar en el que podemos actuar sobre la realidad, en el que nuestros días
son realidades y donde encontramos las oportunidades. El primer paso para conectarnos a él pasa
por controlar actos tan presentes y tan naturales como la respiración. Solo con este acto de
consciencia nuestros sentidos se abrirán.

COOMUNICACION EN LA PAREJA

Las discusiones en pareja suelen atraer a las emociones negativas igual que lo hace la miel con las
abejas. Muchas veces estos conflictos aparecen porque no sabemos expresar bien nuestra opinión
o nuestros sentimientos. Esto puede hacer que nuestra pareja no nos comprenda o que se sienta
atacada.

Pero no solo eso es un problema. Además de saber comunicarnos es muy importante saber
escuchar. El hecho de recibir bien la información que la otra persona trata de hacernos llegar va a
evitar que se generen tensiones innecesarias. De esta forma, podremos evitar malentendidos y
será más fácil empatizar con el otro.

“Es esencial que las parejas aprendan a tener conversaciones que nunca pensaron que pudieran
tener: sobre lo que les está pasando realmente en su interior”

-John Welwood-

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Las habilidades de la comunicación en la pareja

Frente a los problemas que pueden surgir a partir de los conflictos en la pareja, unas buenas
habilidades comunicativas son quizás el mejor antídoto para encontrarles una solución conjunta y
pactada. Por otro lado, los mejores ingredientes para cocinar esta solución son el respeto, la
comprensión y la delicadeza hacia la otra persona.

Además, es importante aprender a comunicarnos de manera oportuna, ya que hay ocasiones en


las que decimos las cosas a destiempo o en el momento menos adecuado. Esto propicia que haya
veces en las que nuestro trato con la otra persona no es del todo adecuado.
Pareja hablando

Otro problema objeto de cambio se da cuando tendemos a adivinar el pensamiento o los


sentimientos de nuestra pareja, ya que solemos errar con las conclusiones que sacamos. Además,
solemos tener una tendencia a generalizar -“Siempre estás igual”, “Nunca me escuchas”, “Eres un
despistado”-, en lugar de especificar qué nos gusta y qué no de forma concreta. Pero no solo eso,
es bueno que la conducta no verbal coincida con lo que estamos diciendo y no ser contradictorio.

¿Qué aspectos podemos mejorar cuando nos comunicamos en pareja?

Respecto a esta conducta no verbal, es necesario tener en cuenta algunos aspectos. En primer
lugar, en la comunicación interpersonal es importante mantener el contacto visual, así como
adecuar la expresión facial a la situación y a lo que estamos transmitiendo. Es bueno que la
postura del cuerpo escenifique la atención hacia la otra persona. Y, por último, es recomendable
que tanto el volumen como el tono de voz sean tranquilos y pausados.

“Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice”

-Peter Drucker-

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Para evitar que cada miembro de la pareja haga interpretaciones personales es importante
cambiar el lenguaje poco específico por otro más operativo. Si nos basamos en descripciones
observables y cuantificables no caeremos en la trampa de generalizar. Recordemos resaltar la
información positiva y comunicarnos en el lugar y contextos oportunos, además de utilizar una
expresión no verbal adecuada.

En relación con esto, es necesario expresar emociones agradables para el otro, así como reconocer
los aspectos que nos gustan de lo que hace. Pero también hay que ser capaces de comunicar
sentimientos negativos. Es decir, debemos poder explicar a nuestra pareja cómo nos hemos
sentido con algo que ha pasado, sin que ello genere una pelea ni una discusión. Para esto, las
habilidades sociales son una herramienta imprescindible.

¿Cómo podemos tener una buena conversación en pareja?


A parte de saber comunicar qué pensamos y sentimos sobre la otra persona y nuestra relación, es
importante poder mantener una conversación dentro de la pareja. Es fundamental hacer
preguntas, seguir la conversación, saber escuchar al otro y poder cerrar el diálogo.

“Cuando se abre la puerta de la comunicación, todo es posible. De manera que debemos practicar
el abrirnos a los demás para restablecer la comunicación con ellos”

-Thich Nhat Hanh-

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Un punto importante en esta dinámica es entrenar las habilidades de escucha que tenemos. De
forma concreta, hay que cuidar el contacto ocular, además de la orientación y la proximidad física
con la persona que nos está hablando. Para hacerle ver que le escuchamos, podemos resumir el
mensaje que nos está diciendo y pedirle una confirmación después, de forma que nos aseguremos
de que hemos entendido correctamente lo que nos quiere expresar.

Por otra parte, también es relevante trabajar las habilidades a la hora de hablar. Es importante
que usemos verbalizaciones breves en primera persona, autoexpresándonos. A la hora de hacer
peticiones, también deberemos hablar en primera persona, de forma positiva y haciendo
referencia a conductas concretas. Es más efectivo decir “me gustaría que fuésemos a dar un
paseo” en lugar de “siempre te tiras en el sofá y no hacemos nada juntos”.

pareja hablando feliz

¿Veis la diferencia? No se reciben igual los dos mensajes, ¿verdad? Aunque nuestro objetivo sea el
mismo: salir de casa y pasar un rato juntos en pareja. La comunicación es una parte fundamental
de las relaciones, y expresarnos de forma adecuada puede suponer la diferencia entre una
relación sana y satisfactoria y otra dañina y tóxica.

DEJAR DE CONTROLAR LIBERA:

Quien controla es porque en el fondo teme algo. Es muy común que cuando sentimos algún tipo
de emoción negativa, queramos suprimirla cuanto antes. Hemos desarrollado un miedo atroz a
ciertos estados tan naturales como la ansiedad o la tristeza y esto nos lleva a pretender
controlarlas, lo que sirve únicamente para engordar su intensidad.
Las emociones tienen un mensaje que darnos: algo está ocurriendo en nuestra vida y tenemos que
solucionarlo. La ansiedad, nos alarma de que un peligro está cerca; la tristeza, nos dice que se ha
producido una pérdida que tenemos que asimilar.

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Toda emoción es útil y no tendríamos nunca que luchar contra ninguna de ellas, ya que es preciso
que las sintamos, las comprendamos y las escuchemos. Solo así, podremos generar buenas
estrategias que nos lleven a afrontar con éxito los problemas que nos surjan.

Sucede que en ocasiones las emociones negativas son demasiado intensas, duraderas y frecuentes
y llegados a este punto, se hace tremendamente difícil aceptarlas. Pero difícil no significa
imposible. La práctica de la aceptación hará que nos demos cuenta de ello.

Además, al sentirnos de este modo, muchas veces nos machacamos a nosotros mismos por sentir
lo que sentimos y entonces nuestra tensión y desesperación aumentan.

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Abrazar la emoción es dejar que se marche

Aceptar las emociones negativas no significa resignarse a ellas y tener que sufrir para siempre.
Ninguno de nosotros quiere experimentar esos síntomas tan desagradables que algunas
emociones traen consigo.

flores emociones

Pero aunque detestemos sentirnos así, lo cierto es que es imposible sentir calma, sosiego y
felicidad en cada instante de nuestra vida. Algunas veces nos vamos a sentir mal y en nuestra
mano está que este estado no se prolongue. La realidad, por suerte o por desgracia, no siempre es
como quisiéramos.

Las cosas son como son, independientemente de nuestros gustos o preferencias y somos nosotros
los que debemos hacer un esfuerzo por adaptarnos y no al contrario.

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Aceptemos entonces la realidad, el mundo tal y como es y esto incluye aceptar también a nuestro
propio cuerpo y a su fisiología. Si generamos resistencia a esas manifestaciones fisiológicas,
entonces lo que obtendremos será un aumento de dichas manifestaciones. Es un círculo vicioso
que tenemos que romper.

Hagamos las paces con nuestro yo, con todo nuestro ser y abracemos lo que estamos sintiendo.
Miremos a los ojos a esas emociones negativas y esto hará que se marchen. Esos sentimientos son
como fantasmas: quieren asustarnos y cuanto más nos acobardamos y huimos, más fuerza toman
y aun más nos asustan.

Algunos pasos para dejar de controlar

Como hemos comentado anteriormente, la práctica es la clave esencial para que nos convirtamos
en unos maestros de la aceptación. De nada sirve saberse la teoría si no practicamos diariamente.

Poco a poco empezaremos a darnos cuenta de que las emociones negativas ya no calan tan
intensamente en nosotros ni duran tanto. A partir de ahí podremos empezar a trabajar con los
pensamientos negativos, es decir, con los mensajes que traen esas emociones. Puedes comenzar a
practicar la aceptación con los siguientes pasos:

Hacerle un espacio a la emoción: cuando dejamos a la emoción estar y ser, le estamos dando su
espacio para que fluya, sin ponerle diques ni barreras. Esto hace que automáticamente comience a
descender hasta llegar a niveles normales que es cuando debemos empezar a escuchar lo que
tiene que decirnos.

Siente a la emoción, obsérvala como el que mira un cuadro en el museo, analízala, entiéndela e
incluso ámala y comienza a notar qué ocurre.

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Pájaros volando saliendo de una mano

Hablarte a ti mismo con argumentos realistas sobre la emoción: en lugar de decirnos a nosotros
mismos cosas como “¡Otra vez tengo ansiedad, qué débil soy!” o “¡Esta tristeza me está
arruinando la vida!”, etc; comienza a hablarte de otro modo: “Tengo ansiedad, pero eso no ha
matado nadie, así que dejaré que esté conmigo por el resto del día”
Encontrar un espacio para relajarnos: nuestro afán de ser superhumanos nos lleva a hacer
multitud de cosas al mismo tiempo: cuidar de los hijos, sacar al perro, hacer de comer, ir al trabajo
y que no quede nada pendiente, etc. ¿Cómo no va a aparecer la ansiedad para decirnos que
paremos de una vez? Haz un alto para relajarte, deja el perfeccionismo y delega tareas.

Hablar con otras personas sobre tu emoción: para aceptar que sentimos emociones negativas, hay
que normalizarlas y una buena estrategia es hablar de ello con nuestro entorno. Igual que
podemos decir que tenemos frío o calor, podemos decir que sentimos ansiedad.

Practicar de forma gradual la aceptación: no intentes aceptar la emoción en mitad de un ataque


de pánico. Empieza por sensaciones leves y aisladas y poco a poco irás ganando maestría.

Una vez que hayas logrado aceptar la emoción negativa, una vez que le hayas dicho de alguna
manera “vale, sé que existes y que tienes fuerza”, podrás usar su energía tu favor. Al canalizar su
poder y gastarlo en lo que a ti te interese -escribiendo, por ejemplo-, serás testigo de como poco a
poco desaparece.

OTROOO DE DEJAR DE CONTROLAR

Controlar significa que podemos, mediante nuestros pensamientos, emociones y acciones,


modificar algún aspecto del objeto de control de manera dirigida. Si controlamos algo, tenemos
poder sobre ello y podemos decidir su rumbo.

A todos nos gustaría poder controlar el mundo que nos rodea, pero lo cierto es que hay muy pocas
cosas sobre las que podamos hacerlo. A nivel teórico, esto no es nada nuevo y somos conscientes
de ello, pero a nivel emocional se nos olvida muy fácilmente, lo que nos lleva al malestar.

Las personas, por lo general, toleramos bastante mal la incertidumbre, así como la frustración
cuando las expectativas que habíamos depositado en algo, no se ven cumplidas tal y como
nosotros queríamos. Lo cierto es que es bastante desagradable cuando esto ocurre, así como
también es en ocasiones perturbador el hecho de no saber qué va a ocurrir en una situación
determinada.

¿Qué puedo controlar?


En el mundo externo, nada. En ti mismo, todo tu ser, así de simple. Esta realidad nos hace libres y
sosegados si es que la tenemos presente y nos la creemos. Existen infinidad de problemas y
circunstancias estresantes o desafortunadas y es lógico emocionarnos cuando ocurren. Las
emociones que surgen en ocasión de una amenaza o una pérdida son totalmente normales y nos
ayudan a manejar el problema que está presente en nuestra vida.

Las emociones sanas, como la tristeza, la frustración o el pesar, nos ayudan a resolver problemas
ya que no son demasiado intensas, duraderas o frecuentes.

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Mujer pensando

Cuando tus emociones, por el contrario, se tornan demasiado intensas, frecuentes o duraderas es
porque algo está fallando en tu “software interno”, probablemente es porque estás tratando de
controlar lo incontrolable. Probablemente estés diciéndote a ti mismo que las cosas tendrían que
ser de otra manera, justamente de la forma que a ti te gustaría y esta forma de pensar al final te
frustra porque las cosas no van a ser así solo porque nosotros queramos.

Como hemos comentado, podemos controlar nuestra forma de ver el mundo e intentar
modificarla, pues en mi pensamiento nadie puede entrar, pero es totalmente absurdo pretender
que lo externo, lo que nos rodea, sea de otro modo.

Interioriza la idea de que no hay nada que puedas controlar más que a ti mismo y te harás una
persona flexible y fuerte a nivel emocional, capaz de disfrutar de lo que tiene entre manos.

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Tolerar la incertidumbre y la frustración

Para ser más sanos a nivel psicológico, es conveniente aprender a tolerar la incertidumbre y la
frustración. La incertidumbre aparece cuando nos enfrentamos a algo y no sabemos con certeza
que es lo que va a ocurrir. Algunas personas reaccionan con ansiedad ante la incertidumbre
porque se “preparan” por si lo que va a venir es algo espantoso o peligroso.

Así, ponen en marcha la estrategia de la preocupación continua. El caso es que por mucho que nos
preocupemos por algo, eso no va a evitar que al final suceda, si es que tiene que suceder.
Aunque yo me preocupe mucho porque he notado un dolor fuerte en la cabeza, eso no va a hacer
que yo tenga o no tenga una enfermedad. Otra cosa diferente es que si finalmente me la
diagnostican, sea responsable y me ocupe, algo totalmente lógico y sensato.

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Nubes con forma de interrogaciones en un cuelo azul

Por otro lado, nos encontramos con la frustración, ese sentimiento que surge cuando nuestras
expectativas no se ven cumplidas. Yo espero que la vida, los demás, incluso yo mismo actuemos de
acuerdo a unas normas que yo mismo me invento y si no es así, entonces me cabreo, me deprimo
o me pongo ansioso.

El resultado final es que el mundo sigue su camino y yo me autoprescribo un desagradable enfado.


Dos problemas por el precio de uno, ¿merece la pena?

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Claves para dejar de controlar

Algunos claves que puedes utilizar para dejar de controlar y tolerar esa sensación de
incertidumbre que te rodea son:

Acepta y tolera que las certezas y seguridades no existen: en este mundo lo único que podemos
asegurar es que algún día moriremos, pero nada más. No podemos tener la certeza absoluta de
que nuestra pareja nos ama y no nos abandonará nunca, tampoco de si enfermaremos o de si
tendemos éxito en nuestro trabajo.

Aunque yo me esfuerce mucho en algo, eso no quiere decir que lo consiga: es cierto que si
hacemos las cosas más o menos bien, obtendremos resultados mejores, pero no siempre es así ya
que el mundo es injusto por definición. Por eso, es mejor olvidarse de los resultados y poner
nuestra atención en disfrutar de lo que hacemos, sin importar lo que ocurrirá en un futuro.

Olvida las normas rígidas, sobre ti mismo, los demás y el mundo: nada, o casi nada va a salir
exactamente como queremos. Enfadarse, deprimirse o ponerse ansioso por aquello que escapa a
nuestro control es una pérdida de energía y de tiempo.

Responsabilízate de ti mismo: como la buena noticia es que sí te puedes controlar a ti mismo,


empieza desde ya a hacerlo. La realidad la puedes observar desde muchos ángulos y también
puedes esforzarte en ser más flexible y que todo te importe un poco menos. Eso sí, sin llegar al
pasotismo, lo cual, en realidad, es otra manera de ser manejado por el miedo.
6 ETAPAS DE LAS RELACIONES DE PAREJA

Las relaciones de pareja crecen, evolucionan y cambian, en función de unas etapas bien
diferenciadas y definidas. Esto explica por qué no sentimos lo mismo cuando han pasado unos
años de relación que cuando nos conocimos. Conocer estas etapas nos aporta seguridad y
tranquilidad en la forma de enfocar las diferencias, así como para resolver los conflictos o
sentimientos encontrados.

Así como las personas cambiamos, aprendemos, crecemos y maduramos, también ocurre con las
relaciones de pareja, e identificarlo nos ayudará a disfrutar plenamente de la relación con la
persona elegida para compartir nuestra vida. Las diferentes etapas de las relaciones de pareja son:

1. Enamoramiento

El enamoramiento es una etapa de emociones intensas, “mariposas en el estómago” y fuertes


deseos de permanecer junto a la persona enamorada. El deseo y la pasión, con o sin actividad
sexual, se convierten en los ingredientes principales de esta etapa, que hacen aflorar una intensa
fantasía y creatividad, con la que sorprender a la otra persona.

Pareja-dándose-un-beso

En el enamoramiento toda la atención está puesta en los aspectos comunes que comparten los
enamorados. Por tanto, el entendimiento y la comprensión están presentes en sus encuentros, sin
percibir apenas los aspectos que los diferencian como personas distintas.

Debido a la magia del momento, y de los encuentros deseados, se tienden a evitar las discusiones
y los conflictos. Por lo tanto, el comienzo en las relaciones de pareja, es con una etapa especial y
apasionante, de descubrimiento del otro, lo cual querríamos que no se acabase nunca.

2. Conocimiento

En esta etapa, el enamoramiento da paso al conocimiento más profundo e íntimo de la otra


persona. Y necesariamente, al descubrimiento de las diferencias y peculiaridades de ambos…
Cada persona, única y singular, empieza a mostrarse como es realmente, en su totalidad y
autonomía. Cada persona empieza a compartir sus experiencias y vivencias personales. Ya no hay
tanta idealización, sino que el encuentro comienza a ser más real.

“Recuerda que el más grande amor y los más grandes logros conllevan mayores riesgos”.

-Anónimo-

3. Convivencia

La pareja se establece como tal, tras un periodo de conocimiento de ambos, donde la atención
principalmente ha estado en la proyección de una vida en común y en proyectos. Se decide a
compartir una vida, desde la convivencia y el hogar elegido por ambos.

La actividad sexual desciende, debido a la rutina, las responsabilidades y las cargas. El amor de la
pareja se expresa de forma más afectiva, respetuosa y en forma de apoyo y entendimiento por
una vida en común. Pueden surgir diferencias en la forma de resolver los conflictos y será
necesaria la búsqueda de acuerdos y negociaciones.

Pareja enamorada a la luz de la luna

4. Autoafirmación

Tras un tiempo de convivencia, de desear compartir todo, surgen las necesidades individuales, y la
defensa de las mismas. Es el momento de plantearse hacer actividades por separado, respetando
el vínculo y compromiso establecido en la pareja. En esta etapa pueden surgir conflictos debido a
crisis personales no resueltas.

Es como un reencuentro con uno mismo tras haber estado una temporada centrados en el otro y
en la relación de pareja. Al surgir de nuevo las necesidades individuales, cada uno de los miembros
de la pareja, decide centrarse en sí mismo, al menos durante algunos momentos.
5. Crecimiento

Llegados hasta aquí, la pareja decide profundizar en su relación, que se torna más madura y
estable. Es el momento de tomar decisiones como la de llevar a cabo proyectos en común como
tener familia.

Es una etapa donde aparece de nuevo la ilusión, la emoción y el entusiasmo por compartir lo que
ambos han decidido crear. Por seguir construyendo entre los dos su futuro y proyecto de vida
juntos.

“El amor son dos almas que se ven a través de los cuerpos”

-Anónimo-

6. Adaptación

La vida sigue, y se dan los cambios, si la pareja se adapta a éstos, se consolida y madura. Es un
momento para la pareja de consolidación o ruptura, ya que se cuestionan la escala de valores
personales y la compartida. Surgen nuevos intereses debido a los cambios, como la independencia
de los hijos, la jubilación, enfermedades, etc..

Puede ser una etapa de re-encuentro, ya que las exigencias, responsabilidades y cargas de la vida
son menores, y podemos volver a centrarnos en la pareja, para compartir nuevos proyectos, como
fue en el principio de la relación.

DISCUTIR MEJOR EN PAREJA

El mundo de la pareja resulta a veces complejo ya que se trata de una relación de tipo social en el
que dos personas que se aman, pero que no siempre coinciden en todo. Sin embargo, tienen que
convivir y están condenados a intentar llegar a acuerdos de alguna manera.

Discutir en pareja no es una situación extraña ni es síntoma de crisis. Hay parejas que no discuten
pero que están muertas desde hace tiempo y las hay que todo lo contrario, discuten con relativa
frecuencia pero a la vez son capaces de cuidar otros aspectos que les hacen ser una pareja con una
salud extraordinaria.
Ahora bien, hay muchas formas de expresar nuestros derechos, intereses u opiniones y la mayoría
de las veces caemos en la trampa de intentar hacernos con la razón sin medir el precio que
podemos pagar por hacernos finalmente con ella.

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Las discusiones al final se convierten en un partido de tenis en el que no se llega a ninguna


conclusión productiva ni que aporte a ninguna de las partes. Los miembros de la pareja terminan
la conversación por agotamiento y además con una sensación de amargura metida en el cuerpo,
igual que el frío en los gélidos días de invierno.

¿Por qué resulta tan difícil la convivencia en pareja?

Entre las parejas que no llegan a buen puerto existen algunas coincidencias que podemos
identificar. Estas coincidencias, que caracterizan a las parejas rotas, habitualmente tienen que ver
con el ego o el orgullo. Por orgullo, multitud de veces salimos nosotros perdiendo y tenemos que
preguntarnos si verdaderamente merece la pena.

Por orgullo, sacamos las garras para defendernos de una supuesta amenaza. Es supuesta porque,
si contrastamos con la realidad, frecuentemente comprebamos que no es así, ya que estamos
frente a la persona que amamos y que nos ama.

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Pareja de espaldas

Muchas veces interpretamos las situaciones de forma sesgada y creemos que los demás persiguen
hacernos daño, por lo que actuamos en consecuencia, de forma que o bien evitamos la situación y
no la afrontamos o bien tomamos la opción de atacar al otro.

En el fondo de nosotros se esconde el miedo: el miedo a no ser aceptado por el otro, a no llevar la
razón, a que no se nos tome en cuenta, a no ser importante o especial…

Otro motivo por el que resulta complicada la convivencia en pareja es porque no sabemos bien
resolver los conflictos.

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Nos cuesta un trabajo enorme llegar a acuerdos que beneficien a todas las partes implicadas. Una
causa que potencia esta percepción de dificultad es el miedo a quedarnos en una situación
desfavorecedora para nosotros, en la que se vea comprometido nuestro orgullo. Para salir de ahí
utilizamos la rabia de manera que a corto plazo se vea salvaguardada nuestra integridad personal.

El problema es que a largo plazo nos cargamos las relaciones en general, y la de pareja en
particular. Las discusiones desgastan a la pareja hasta que esta llega al hastío, al aburrimiento e
incluso a tenerle miedo al otro o a las discusiones que se producen entre ambos.

Los reproches, el intentar siempre llevar la razón, las disputas exageradas y el no saber llegar a
acuerdos van mermando la relación y cuando queremos poner solución a veces es demasiado
tarde.

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Podríamos compararlo con un folio arrugado. Si queremos volver a ponerlo tan liso como era al
principio, veremos que no podremos, por más que intentemos alisarlo, siempre se verán pequeñas
arrugas que han quedado producto de la presión que ejercimos sobre él.

¿Cómo sería preciso entonces discutir?

Las discusiones forman parte de una relación de pareja normal y no es conveniente huir de ellas.
Piensa que muchas veces podemos crecer como relación gracias a ellas, siempre y cuando
sepamos cómo nadar y construir en ellas.

No es tan importante el hecho de discutir o no discutir como el cómo discutimos, es decir, qué nos
decimos, cómo lo decimos, etc.

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Algunos pasos que podemos seguir cuando nos enfrentemos a una situación que supone un
conflicto, son:

Ante todo, amor

Amamos a la otra persona, que no se nos olvide nunca. El otro no se ha convertido por arte de
magia en nuestro enemigo ni es alguien que quiere hacernos daño. Al menos, no es lo normal y si
notas que puede ser así, simplemente ¡sal de ahí!
Pareja abrazada

Pero si se trata de una discusión de pareja normal, conserva el amor, las palabras respetuosas y el
cariño. Se puede estar en desacuerdo con alguien y por ello no dejar de decir frases como:” cariño,
yo no lo veo de esa manera” o “mi amor, a veces me sienta mal que no me ayudes con la casa”.

Empatía

Ponte en el lugar del otro e intenta pensar como él o ella piensa. No se trata de simpatizar con la
forma de ver las cosas de la otra persona, pero sí de entender por qué ve las cosas de esa manera.
Entiende que la otra persona tiene derecho a pensar como le plazca, al igual que nosotros, y que
sus motivos tendrá para ello. La comprensión y el entendimiento abrirán tu mente.

Expresar nuestro punto de vista

Tenemos la tendencia de juzgar al otro y empezar las discusiones con un “tú”. Son típicas las frases
como por ejemplo, “tú me enfadas”, “tú no pones de tu parte”, “tú eres un vago”. Olvidémonos de
usar el dedo acusador y responsabilicémonos de nuestras emociones.

Si estoy sintiéndome mal, el problema es mío y se debe a que están pasando por mi mente ciertas
ideas que me provocan malestar. Por lo tanto, la forma correcta es decir: “yo me siento”, por
ejemplo: “Yo me siento enfadada cuando veo que no recoges tu ropa”.

hablar

La importancia del lenguaje no verbal

Todo lo que hemos comentado ha de hacerse con un lenguaje no verbal adecuado. De nada sirve
decir cariño con tono irónico o expresar el “yo me siento” enseñando los dientes. Se supone que
nos lo tenemos que creer, por lo tanto, lo mejor es mantenernos relajados porque no estamos
ante esa amenaza que creíamos. Y relajados significa con postura abierta, contacto ocular, tono de
voz relajado, etc.

Discutir bien es una cuestión de inteligencia comunicativa, pero también de autocontrol. Si a estos
ingredientes les añadimos el amor, una discusión no tiene que trasformarse en una guerra que
haga temblar los cimientos de la pareja.
CUENTO DEL AMOR

Mucho se habla y se ha hablado sobre el amor a lo largo de nuestra existencia. Y aunque parece
que tiene múltiples definiciones, la cuestión es que más allá de su contenido, el amor es algo que
se siente, por lo que poco pueden hacer las palabras para describirlo…

Hay amores románticos, amores salvajes, amores fugaces, amores eternos… Amores verdaderos.
Todo depende de cómo las personas que se encuentran bajo sus efectos experimentan su fuego,
todo depende de cómo esas personas se comprometan para construirlo… ¿construirlo?

Sí, construirlo porque el amor nace de repente, pero mantenerlo es una tarea de construcción de
dos personas que se comprometen a seguir bajos sus efectos, creciendo personalmente y en
conjunto. El corto que os traemos hoy, puede servirte para entenderlo.

Un amor, un encuentro

Puede que quizás te haya ocurrido como a los protagonistas de nuestro corto “Taking pictures” y
que encontrases de repente, a primera vista, el amor. O puede, que quizás este sentimiento haya
sido el fruto de un nacimiento lento entre la otra persona y tú a lo largo del tiempo…

La cuestión es, que sea como sea, vuestro amor se ha ido fortaleciendo en cada encuentro que
habéis tenido. Las primeras veces desbordaban de emoción y entusiasmo, presos del
enamoramiento, vuestro único aliciente era “volver a veros”, donde unas horas se hacían eternas
hasta el próximo encuentro, como sucede en el corto.

“El encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos sustancias químicas. Si hay
alguna reacción, ambas se transforman”

-Carl Gustav Jung-

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Hombre mirando foto de su chica


Pero poco a poco, esas emociones desmesuradas, comenzaron a calmarse para fortalecer algo
más sólido, sin envoltorios, ni artificios: un amor verdadero, auténtico. Esa cotidianidad gustosa y
enriquecedora, que en ocasiones, también muestra sus altibajos, pero que a pesar de ellos lo que
prima es el deseo de estar juntos.

El secreto del amor

Ahora bien, no habéis llegado hasta aquí simplemente por la fuerza de este sentimiento y su
poderosa magia. Vosotros sois partícipes de vuestra relación mucho más de lo que quizás
pensáis… Vosotros habéis crecido juntos fortaleciendo vuestra relación, gracias al secreto del
amor.

¿Y cuál es el secreto del amor? Que lo desconozcáis, no significa que no hayáis sido sus artífices o
diseñadores. La sabiduría de que vuestra relación se siga manteniendo está implícita en cada uno
de vosotros y por lo tanto en eso que habéis construido, vuestra relación.

“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender.”

-Francoise Sagan-

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El amor y la construcción de una relación

El secreto de que el amor auténtico perdure y siga vivo se encuentra en vuestro esfuerzo, en la
dedicación para construir paso a paso, momento a momento vuestra relación; en las ganas, en la
apuesta de estar juntos a pesar de las tormentas y servir de apoyo al otro en sus momentos más
oscuros o necesitados, de saborear los momentos de felicidad juntos…

Vuestro amor se erige en la apuesta por seguir creciendo juntos bajo su influencia, siendo vosotros
mismos los constructores de vuestra relación con mucho empeño y por supuesto, sentimientos.

Porque la magia de los primeros encuentros, a pesar de ser preciosa y radiante, repleta de pasión
y sentimientos que nos desbordan, no es suficiente para dar paso a una relación auténtica y
saludable, porque puede desvanecerse con el tiempo.

Pareja viendo una foto


En el amor, se apuesta por el mismo objetivo

Ahora que sabes cuál es el secreto del amor y la construcción de una relación. No podemos
olvidarnos de mencionar otro aspecto importante a tener en cuenta: en el amor, se apuesta por el
mismo objetivo.

Aunque cada uno de nosotros, tenga sus gustos y peculiaridades, sus valores, su forma de trabajar
y su forma de ser y por supuesto, aunque tengamos una relación, la individualidad de cada uno
hay que respetarla. Lo cierto es que en el amor se apuesta por el mismo objetivo: la relación.

“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.”

-Antonine de Saint-Exupery-

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Esto quiere decir que además de respetar la intimidad de cada miembro de la pareja en una
relación, tiene que haber un estar de acuerdo con hacia dónde nos dirigimos. Pues no podemos
crecer juntos si nuestros caminos, deseos o visiones no tienen algún punto en común.

El corto lo usa como metáfora. Ambos protagonistas se encuentran de repente, efusivos y


entusiasmados, cada uno con un objetivo a nivel individual: captar la belleza de una paloma a
través de la fotografía… que posteriormente, lo convierten en un objetivo común.

Y en eso radica la sabiduría de una relación, en saber ser uno mismo cuando somos dos para
construir el amor apostando por el mismo objetivo: la relación.

RAZONES PARA SER FELIZ

Felicidad y dolor pueden parecer términos contradictorios e incompatibles. Pero, ¿es posible ser
feliz en medio del dolor? Aceptar el dolor no es solo posible en la búsqueda de la felicidad, sino
que es necesario.

En realidad la felicidad no significa una ausencia de dolor. De hecho, la verdadera felicidad se


queda en medio del dolor. La cuestión no es evitar el dolor que sentimos o minimizar su impacto
en nuestra vida, que es a la vez profundamente bella y dolorosa. No puedes haber una cosa sin la
otra.
“La vida te traerá dolor por si misma. Tu responsabilidad es crear alegría”

-Milton Erickson-

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La felicidad es contagiosa, incluso en medio del dolor

La felicidad es un estado del ser contagioso en cualquier circunstancia. Esto tiene muy poco que
ver con nuestras circunstancias y está directamente relacionado con la manera en que pensamos
sobre nuestras vidas y lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

El hecho de que la felicidad sea contagiosa no es solo un pensamiento agradable, sino que es un
proceso químico que tiene lugar en nuestro cerebro, gracias a las neuronas espejo.

Amigas divirtiéndose

Cuando vemos a alguien que está experimentando una emoción, nuestro cerebro “pone a prueba”
la misma emoción, imaginando aquello por lo que la otra persona está pasando. Esto lo hace
tratando de disparar en su propio cerebro las mismas sinapsis que puedan relacionarse con las
emociones que está identificando. Esto, que es básicamente la empatía, es también la forma en
que obtenemos la mentalidad de la multitud.

Cada vez que se disparan estas sinapsis se remodela el cerebro. Es por esto que es tan importante
pasar tiempo con personas que son capaces de estar de buen humor, que irradian alegría, y por lo
que hay que evitar a los pesimistas y a los malhumorados. Pero esto es solo el primer paso.
Aceptar el dolor implica aún una serie de cuestiones que es necesario analizar.

Por qué aceptar el dolor te ayudará ser más feliz

Los beneficios de la felicidad son innegables. Por ejemplo, puede ayudarnos a vivir una vida más
larga y saludable. Pero la verdad es que mucha gente no tiene idea de cómo como ser más feliz.
De hecho, las búsquedas de la felicidad de algunas personas resultan contraproducentes, en parte
porque están basadas en evitar y eliminar el dolor en sus vidas.

Pero ya hemos comentado que la felicidad es mucho que la ausencia de dolor. El dolor es, en
realidad una parte necesaria de la felicidad. De hecho, las investigaciones muestran que puede dar
lugar al placer de varias maneras. A continuación vemos por qué.

1 – El dolor ayuda a reconocer el placer

La felicidad como estado anímico es una cuestión de contrastes. Si estuvieras feliz todo el tiempo,
no podrías reconocer ese estado como felicidad. A veces es necesario experimentar el extremo
opuesto del espectro para ser capaces de reconocer y apreciar la felicidad verdadera.

Esto no significa que tenga que haber ausencia de dolor para reconocer el placer, sino que, a pesar
del dolor, sea del tipo que sea, es posible valorar y disfrutar pequeños detalles que tal vez de otra
manera pasarían inadvertidos.

“La felicidad es beneficiosa para el cuerpo, pero es el dolor lo que desarrolla los poderes de la
mente”

-Marcel Proust-

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ojo llorando

2 -El alivio del dolor aumenta el placer

El dolor no es placentero, pero el alivio del dolor sí que lo es. Los estudios demuestran que cuando
el dolor desaparece se experimenta un aumento de la felicidad, por encima y más allá del nivel de
felicidad que se experimentaría si no se hubiera sentido dolor.

Esto también acentúa el hecho de que cosas sencillas y simples pueden ser más valoradas y dar
más felicidad cuando se está pasando por un proceso doloroso, lo que aumenta también la
sensación de gratitud. Además, el placer se convierte también en algo mucho más profundo y
duradero, en algo más que una sensación física.
3 – El dolor fortalece los lazos sociales

El dolor nutra a la empatía. Es por eso que la gente se vuelca con aquellos que están pasando por
un proceso duro, como la muerte de un ser querido o una enfermedad grave. Este conexión social
que nace del dolor aumenta la cooperación y saca de las personas lo mejor de sí mismas.

Gracias a esto, la superación del dolor es más fácil y fortalece esas relaciones, creando conexiones
que van mucho más allá. En este sentido, el dolor te ayuda a conocer a las personas y a descubrir
lo bueno que hay que hay en ellas, algo que seguirá ahí cuando la tormenta haya pasado.

pareja abrazada

4 – Soportar el dolor te hacer merecedor de una recompensa

Superar una situación difícil te hace sentir merecedor de una recompensa ganada por tu esfuerzo.
El “qué” no es lo importante en este caso, sino que lo que importa es sentir que uno ha superado
la adversidad, que se ha superado a sí mismo.

En realidad, es la superación y el haber sabido sobreponerse lo que supone la verdadera


recompensa, que puede plasmarse en cualquier cosa sencilla cuyo papel es, en realidad, hacernos
más conscientes del esfuerzo.

5 – El dolor te hace consciente

El dolor te hace ser consciente de lo que está pasando en este momento, te hace vivir el instante.
Puede que así dicho pueda no parecer algo importante, pero ser consciente es habilidad
directamente relacionada con la felicidad.

Siendo consciente de lo que están viviendo te hacer olvidar cuestiones superficiales para
concentrarte en lo que verdaderamente importa. Así evitas preocuparte por cosas que no tienen
solución o sentir angustia por la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana. Aprender a
permanecer en el momento, incluso cuando no sientes dolor, puede ayudarte a tener una vida
más feliz.
PARADOJAS Y MARAVILLA

Una paradoja es una idea extraña opuesta a lo que se considera verdadero a la luz de la opinión
general. Así, las paradojas son figuras de pensamiento que consiste en emplear expresiones o
frases que implican contradicción. Hay diversos tipos de paradojas que versan sobre la lógica,
sobre el infinito, sobre la probabilidad, la física o la geométrica.

Muchas de estas paradojas se nos presentan en la vida cotidiana aunque no siempre somos
conscientes de ellas. Una de estas paradojas es el dilema de Monty Hall. ¿Lo conoces?

El dilema de Monty Hall

El problema de Monty Hall es un problema matemático de probabilidad basado en el concurso


televisivo estadounidense. En el concurso, el participante debe elegir una puerta entre tres, todas
ellas están cerradas. Detrás de una puerta hay un premio, un coche, pero detrás de las otras dos
puertas hay dos cabras.

Cuando el concursante elige una puerta, el presentador, que sabe lo que hay detrás de cada
puerta, abre una de las puertas que el concursante no ha elegido y aparece una cabra. A
continuación, le da al concursante la opción de cambiar la puerta que había elegido en un
principio.

En esta situación el concursante tiene dos opciones, cambiar de puerta o seguir con la primera
elección que hizo. ¿Debe el concursante mantener su elección original o escoger la otra puerta?
¿Hay alguna diferencia?

monty-hall

Sí, hay diferencias, cambiar la elección inicial sería la mejor opción, al menos, probabilísticamente.
Una vez que se abre una puerta que contiene la cabra, esa puerta deja de tenerse en cuenta por lo
que su probabilidad pasa a ser 0.
La probabilidad de que el concursante escoja en su primera oportunidad la puerta que oculta el
coche es de 1/3, por lo que la probabilidad de que el coche se encuentre en una de las puertas que
no ha escogido es de 2/3. Cuando el presentador abre la puerta con la cabra, esa puerta deja de
tenerse en cuenta por lo que su probabilidad pasa a ser 0.

Al pasar a ser 0, los 2/3 de probabilidad pasan a la puerta que no había elegido en un principio y
que todavía está cerrada. Un error común es pensar que ahora las dos puertas tienen la misma
probabilidad, esto es 50%, de contener el coche. La elección que el concursante hizo al principio
afecta a la puerta que el presentador abre a posteriori, no es un suceso aleatorio.

Si el concursante escoge en su primera opción la puerta que contiene el coche, entonces el


presentador puede abrir cualquiera de las otras dos puertas y, si el concursante cambia su opción,
perdería el coche. Por el contrario, si el concursante elige una puerta que contiene una cabra al
inicio, el presentador solo tiene la opción de abrir una puerta, la que contiene la otra cabra. En ese
caso, la puerta restante es la que tiene el coche y cambiando de elección ganaría.

En resumen, si mantiene su elección original gana si escogió originalmente el coche (con


probabilidad de 1/3), mientras que si cambia, gana si escogió originalmente una de las dos cabras
(con probabilidad de 2/3). Por lo tanto, el concursante debe cambiar su elección si quiere
maximizar la probabilidad de ganar el coche.

solucion-monty-hall

El pensamiento paradójico

El pensamiento paradójico consiste en explicar lo absurdas que son algunas cosas que parecen
evidentes. Este pensamiento puede ayudar a cambiar las actitudes de las personas. Si ridiculizan
nuestras creencias usando paradojas que exponen nuestras creencias como algo irracional y sin
sentido, puede que nos planteemos nuestras creencias llegando incluso a cambiarlas. Veamos un
ejemplo.

Un grupo de científicos israelíes realizó una experimento en una pequeña ciudad conocida por su
alto índice de voto hacia las opciones de extrema derecha. Realizaron una campaña de
pensamiento paradójico con la que esperaban que se moderaran las opiniones de los más
radicales.
Durante seis semanas, sometieron a los habitantes de esa ciudad a la campaña, que consistió en
carteles por las calles, objetos de mercadotecnia como globos, clips y camisetas, y anuncios y
vídeos en la web. Los mensajes de los carteles y los clips jugaban con ideas y frases como “Sin él
nunca seríamos justos… Para tener justicia, probablemente necesitamos el conflicto” y “Para los
héroes, probablemente necesitamos el conflicto”. Por su parte los vídeos proponían mensajes
similares con imágenes relacionadas.

experimento-israel

Después de la campaña se realizaron encuestas para conocer la opinión de la gente respecto al


conflicto palestino-israelí. Se compararon los resultados de las encuestas de aquellos que vivían en
la localidad donde se realizó la campaña con las respuestas de personas residentes en otros
lugares y que no habían estado expuestos a la campaña.

Las personas que realizaron estas encuestas nunca fueron conscientes de formar parte de un
experimento psicológico. Los resultados mostraron que la percepción del conflicto era similar en
todos los grupos, excepto en uno. Aquellas personas que apoyaban la extrema derecha y que
habían estado expuestos a la campaña mostraron una disminución en su actitud de apoyo al
conflicto a lo largo del tiempo.

La intervención mediante el pensamiento paradójico tuvo un efecto en las creencias y actitudes de


los participantes de derechas. Estos expresaron menor apoyo a las políticas agresivas así como un
mayor apoyo a las políticas de conciliación. Al reducir al absurdo las ideas de la gente, el afán
belicista se reduce.

COMO FRUSTRAR A LOS HIJOS

Todos hemos conocido una de las emociones más incómodas que existen, pero también una de las
más habituales, la frustración. La frustración aparece cuando un deseo, un sueño, un objetivo o
una ilusión no puede conseguirse, al menos en ese momento, por mucho que te esfuerces. Es la
manera más clara que tiene el mundo de hacernos entender que, por desgracia, no siempre es un
lugar justo.

Pero en muchas ocasiones, como no nos gusta ver tristes a nuestros hijos, en casa no llegan a
experimentar la frustración. Es muy común que cuando juegan con nosotros les dejemos ganar
porque pensamos que el manejo emocional de las pequeñas derrotas y de las frustraciones que
llevan adheridas solo les va a aportar la tristeza momentánea. De esta manera, la tratamos de
evitar.
Sin embargo, las reacciones emocionales establecidas en la infancia conforman gran parte del
futuro emocional de una persona. Es decir que, si hoy nos encargamos de las emociones negativas,
mañana reduciremos la incidencia de problemas derivados de este tipo de emociones.

Conocer y aprender a gestionar las emociones negativas en la infancia, en un entorno seguro


como la familia, ayudará a nuestros hijos a desarrollar una serie de estrategias de afrontamiento y
regulación emocional, que le permitirán desarrollar un yo sano basado en la madurez emocional.

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niño con gato

¿Por qué es importante la educación en la tolerancia a la frustración?

Pero, ¿por qué la educación en la tolerancia a la frustración, en concreto, es tan importante?


Porque la frustración es una de las emociones más poderosas que afecta a la construcción de la
autoestima del niño, la que le hace plantearse su valía y le muestra aquellos aspectos en los que
puede mejorar. Por ello, aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños
puedan empezar a construir los cimientos de su resiliencia.

Esto implica que las emociones negativas que sienten cuando se les presenta una frustración no
van a dominar su vida. Implica que esas situaciones en las que un niño se plantea si puede llegar a
conseguir las cosas algún día, o si no sirve para nada o, simplemente, si es “tonto” no lleguen a
ocurrir o, al menos, cuente con estrategias que ha aprendido en casa si estas emociones o
situaciones se presentan.

Los niños con intolerancia a la frustración suelen presentar sintomatología emocional como la
ansiedad o la depresión. Además, suele ser común que muestren problemas de comportamiento,
como agresividad hacia objetos y personas, rabietas, oposición hacia las figuras de autoridad y,
sobre todo, negarse a realizar actividades que no proporcionen un refuerzo a corto plazo.

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También, cuando crecen, si tus hijos no tienen tolerancia a la frustración, aquellas actividades en
las que el logro no es seguro y demandan esfuerzo se convierten en una amenaza en vez de en un
desafío. Por lo tanto, suelen fracasar en este tipo de actividades y centrarse más en otras que,
aunque pueden ser más peligrosas, como el consumo de sustancias, les proporcionan refuerzos a
corto plazo.
Todo esto no significa que haya que forzar las situaciones frustrantes, pero tampoco debemos
evitar que las afronten y midan sus fuerzas con ellas. Simplemente debemos dejar que las
frustraciones sucedan en los juegos en familia, los deportes o cualquier actividad y, cuando
lleguen, acompañarles en ese momento emocional tan desagradable: reconociendo y validando la
emoción primero y ayudando a generar soluciones alternativas después.

Es bueno que sea el propio el que asuma la responsabilidad de generar una solución alternativa en
aquellos problemas cotidianos que están a su nivel. No debemos compensar nosotros sus fallos,
porque si no le estaremos privando a nuestros hijos la posibilidad de trabajar aptitudes esenciales
como la paciencia, la aceptación, la solución de problemas, la demora del refuerzo o la creatividad.

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nina-con-paraguas

Pasos para enseñar a tus hijos a tolerar la frustración

Para enseñar a un niño a tolerar la frustración, puedes guiarte de los siguientes pasos:

Dar ejemplo: no hay mejor manera para aprender “expresión emocional” que ver como los padres
verbalizan los sentimientos que nacen de la frustración.

No darles todo hecho a los niños: si les facilitamos todo a nuestros hijos, y no les permitimos
alcanzar sus retos por sí mismos, es difícil que puedan equivocarse y aprender de sus errores. Ten
en cuenta que en su vida no podrás acompañarles todos los días y evitar así que cometan sus
propios tropiezos.

Respetar sus tiempos y sus formas: puede que haga las cosas muy despacio o despacio y mal, pero
es su forma de crecer y aprender. Tienes que respetar sus acciones, aunque se equivoque o no las
haga como lo harías tú. Con ello estás capacitándole para vivir el error como algo positivo y estás
desarrollando en él la percepción de logro y competencia personal, que son esenciales para el
desarrollo de una autoestima sólida.

No ceder ante sus rabietas, pero tampoco anular o minimizar su llanto: las situaciones frustrantes
derivan, en muchos casos en rabietas, sobre todo en los niños más pequeños. Si los padres
cedemos ante ellas, nuestros hijos aprenderán que esa es la forma más efectiva de resolver los
problemas. Además, llorar es una respuesta necesaria, positiva. Llorar en muchas ocasiones es un
paso previo para neutralizar la impotencia y sentirnos más preparados para el aprendizaje
posterior.
Convertir las frustraciones en aprendizajes: las situaciones problemáticas son una excelente
oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga, porque la frustración es un
motor poderoso hacia la generación de alternativas si uno no se rinde ante las emociones
negativas que genera. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a
presentarse.

Enseñarle a ser perseverante: la perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si


nuestros hijos aprenden que siendo constantes pueden solucionar muchos de sus problemas,
sabrán controlar la frustración en otras ocasiones. Pero esta perseverancia no tiene por qué ser
inmediata ni muy insistente, podemos enseñarle a volver a la tarea una vez esté más calmado.

Enseñarles a pedir ayuda cuando la necesite: porque en esta vida no caminamos solos y podemos
aprender unos de otros. Aunque hay que dejar que aprendan de ti para que cuando faltes, tus
hijos puedan buscar soluciones por sí mismos.

En definitiva, la frustración puede ser una emoción positiva si se sabe gestionar, ya que tiene un
valor motivacional importante para quien no se deja llevar por las emociones negativas que
produce. Por ello, como todos vamos a vivir en mayor o menor medida frustraciones en nuestra
vida, enseñar a nuestros hijos esta emoción y sus posibilidades les ayudará a triunfar en el futuro y
desarrollar una personalidad emocionalmente más sana.

EL TRABAJO Y EL ASCENSO

Laurence J. Peter era un catedrático de Ciencias de la Educación, en la Universidad del Sur de


California, que escribió un libro satírico llamado “El principio de Peter”, en los años ochenta. El
texto surgió después de una larga observación sobre la forma como se manejan las jerarquías en
las organizaciones. Su planteamiento básico es que los sucesivos ascensos vuelven a las personas
incompetentes.

Se dice que este principio ya había sido descubierto por José Ortega y Gasset, cuando formuló el
siguiente aforismo, en 1910: “Todos los empleados públicos deberían descender a su grado
inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes”.

Con base en esa premisa, Laurence Peter formuló dos grandes conclusiones, que desde entonces
son un punto de referencia dentro del mundo administrativo:

Con el tiempo, todo “puesto” tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para
desempeñar sus obligaciones.

El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de
incompetencia.
“La burocracia es una máquina gigantesca manejada por pigmeos”

-Honoré de Balzac-

El Principio de Peter en detalle

Está claro que el principio de Peter alude al hecho de que entre más ascienden las personas en sus
cargos, más incompetentes se vuelven. Pero, ¿por qué ocurre esto? La respuesta está en la
dinámica misma de los ascensos, que en principio buscan premiar a un buen trabajador, pero que
a la larga pueden generar dificultades para el mismo.

Laurence J. Peter

Veámoslo en detalle. Hay un empleado que es excelente en lo que hace. Supongamos que es el
cajero de un banco, que siempre tiene todo hecho a tiempo y jamás presenta fallos en sus tareas.
Como premio a su buen desempeño, la organización decide promoverlo a jefe de cajeros. Para
realizar esa nueva labor, el antiguo cajero debe adquirir nuevos conocimientos y nuevas
habilidades, lo cual supone, en un comienzo, cierta baja de nivel en su desempeño.

Sin embargo, si es alguien muy listo y comprometido, en poco tiempo puede llegar a desarrollar su
nuevo trabajo con total suficiencia. Así que es probable que le den un nuevo ascenso y entonces
vuelve a comenzar el ciclo. Esto se repetirá, hasta que llegue a un cargo en el que sea
incompetente, de modo que no se haga merecedor a un nuevo ascenso.

Lo que postula Peter, entonces, es que como las organizaciones jerárquicas trabajan bajo este tipo
de esquemas, los empleados que ocupan los cargos más altos suelen tener un alto grado de
incompetencia. Están allí porque ya no pueden ascender más, pero al mismo tiempo en ese
camino han ido perdiendo la posibilidad de hacer aquello para lo que eran más capaces.

¿Evitar los ascensos?

La obra escrita por Laurence Peter tenía inicialmente un propósito sarcástico, pero fue tal el
impacto que causó, que también ha sido introducido como un punto de reflexión importante para
las organizaciones. La pregunta obvia, después de que se evidenciara ese mecanismo oculto tras
los ascensos, era: ¿entonces es mejor no ascender a los trabajadores?, ¿la imposibilidad de un
ascenso no terminaría desmotivando a las personas que trabajan?

hombre con paraguas

Lo que se dedujo es que las medidas ideales para que los altos cargos no fueran ocupados por
personas llevadas a su máximo nivel de incompetencia, son dos: las escaleras de aprendizaje y un
nuevo criterio en la asignación de los salarios. Las escaleras de aprendizaje son un mecanismo para
acompañar las actividades laborales con procesos de capacitación, que también permitan evaluar
cómo de preparada está una persona para asumir un nuevo cargo.

Los nuevos criterios en la asignación de los salarios son una buena idea, de difícil aplicación. Se
trata de premiar a los buenos trabajadores con un sueldo mayor y no necesariamente con un
ascenso. Esto supondría, a la larga, que dos personas en el mismo cargo podrían tener salarios
muy diferentes.

Es previsible que esta falta de simetría se traduzca en conflictos intralaborales, por lo que resulta
difícil de implementar. Lo que sí se ha venido implementando es el esquema de ofrecer
bonificaciones y privilegios a los trabajadores con mejor desempeño, sobre unas pautas de
evaluación definidas previamente.

Mujer burocracia

Como quiera que sea, lo cierto es que el principio de Peter nos pone frente a una gran paradoja:
probablemente las personas con más poder y mayor capacidad de decisión, tienen un alto grado
de incompetencia. Y tienen en sus manos el destino de muchos. ¿Será por eso que las grandes
soluciones para las sociedades nunca terminan de llegar?

PERSONAS INTELIGENTES

Actualmente sabemos que las personas pueden ser emocionalmente inteligentes. Existen muchos
tipos de inteligencia: lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, corporal, etc. Aún así,
tenemos la tendencia a creer que solo cuenta la que giran alrededor del “Cociente Intelectual”, el
cual solo mide la capacidad de aprendizaje en unas áreas específicas. Por fortuna, esto está siendo
reconsiderado y hoy en día, otros tipos de inteligencia, como la emocional, están ganando terreno.
La inteligencia emocional se define como la capacidad para administrar y tramitar nuestras
emociones con una finalidad adaptativa. Es decir que lo fundamental en este tipo de inteligencia
consiste en saber gestionar, identificar o trasmitir emociones de manera que retos, como tomar
decisiones o manejarnos a nivel social, sean más sencillos.

“El gran descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden cambiar sus vidas al
cambiar sus actitudes mentales”

-William James-

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La inteligencia emocional no está determinada por nuestra genética. Por el contrario, es sensible a
la experiencia y es susceptible de modificaciones con el paso del tiempo. Esto quiere decir que
podemos aprender a ser más inteligentes emocionalmente como una estupenda forma de mejorar
nuestras vidas. Aunque las características de la inteligencia emocional son muchas, aquí nos
centraremos en tres que consideramos las más relevantes.

La inteligencia emocional está asociada con el autoconocimiento

El autoconocimiento es la identificación de los deseos, las aversiones y de aquello que compone


nuestro mundo subjetivo. Es uno de los rasgos propios de las personas emocionalmente
inteligentes y saludables mentalmente. Esto es así porque este conocimiento interior les aporta
una gran ventaja a la hora de, por ejemplo, predecir su propio comportamiento frente a
determinadas situaciones.

personas emocionalmente inteligentes

Esta característica implica un proceso profundo de reflexión acerca de nuestras potencialidades y


nuestras limitaciones. Por lo general, involucra diferentes ingredientes, tales como la
introspección, la autoobservación, la autoestima, la memoria autobiográfica, la autopercepción, la
auto aceptación y la exploración. Esta habilidad nos otorga el conocimiento necesario para
diferenciarnos de los demás individuos y del medio.

Una persona actúa emocionalmente de manera inteligente cuando es capaz de reconocer sus
fortalezas y debilidades. Esta condición le permite comportarse de una forma asertiva en las
diferentes situaciones. Adicionalmente podemos decir que es un atributo que se perfecciona con
el paso del tiempo.

Estudios recientes demuestran que no es cierto que todas las capacidades mentales evolucionen
igual con el paso de los años. Lo que sí es verdad es que se produce una bajada en la rapidez de
procesamiento de información. Pero, en compensación, otras funciones se potencian y
evolucionan con el paso de los años. Este es el caso de la inteligencia emocional: se ralentiza con el
paso del tiempo, pero al mismo tiempo se hace más profunda y aguda.

La apertura al cambio, otro rasgo relevante

La inteligencia emocional estimula la capacidad de afrontar con la mente abierta todo aquello que
signifique una mejora para nuestra vida, en la dirección que deseamos. Todo está en una
permanente transformación. La vida es como un catálogo de oportunidades.

Por eso es importante identificar nuestras necesidades, asumirlas y enriquecernos con la


experiencia. Una persona emocionalmente inteligente sabe que cambiar por cambiar tiene poco
sentido. En lugar de ello, cuando hay razones de peso para cambiar lo hace, porque esto marca la
diferencia entre estar igual y estar mejor.

libros volando representando la creatividad

Las personas emocionalmente inteligentes no sienten temor al cambio. Tienen clara la


importancia de ser flexibles frente a la diversidad de situaciones que se presentan en el día a día y
a las cuales deben adaptarse. Asimilan los cambios y los ven como una oportunidad para lograr
objetivos y ser más felices.

Un nivel alto de inteligencia emocional en este aspecto, nos permite un mejor desempeño en el
campo laboral, personal y social. Nos hace más fuertes frente a las críticas negativas y también
más capaces de tolerar eficazmente altas dosis de estrés. Cuando logramos dominar este aspecto,
evolucionamos significativamente.

Vocabulario emocionalmente amplio


La ventaja de esta facultad es que, quienes la desarrollan cuentan con la capacidad para definir
con claridad y precisión sus emociones. Esto evita que nos sumerjamos en estados de confusión y
estancamiento que anularían nuestro criterio y lastrarían nuestra manera de desenvolvernos.
Muchos conflictos surgen por falta de precisión a la hora de definir nuestros sentimientos, algo
que propicia malos entendidos.

Muchas personas definen su estado emocional con un “me siento mal”, lo cual resulta muy
ambiguo. ¿Qué clase de malestar es ese? Quienes aplican la inteligencia emocional especifican la
razón de su malestar, incluso con un sinnúmero de sinónimos: me siento molesto, ansioso,
frustrado, irritado, cansado, etc.

Las personas emocionalmente inteligentes no ocultan sus emociones, reconocen las propias y
tienen la capacidad de comprender las de otros. Diferencian el significado de cada emoción y el
contexto en el que se produce. Son capaces de controlar la magnitud de sus emociones y las
expresan de manera acertada: no son esclavos de sus emociones. Al revés, utilizan a su favor la
energía que hay en ellas.

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