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Saber compartir es una habilidad social que debe ser aprendida desde pequeños. No es
tarea fácil puesto que necesita grandes dosis de tiempo y paciencia. Son muchos los
padres que catalogan a sus hijos como egoístas porque no saben compartir, pero en
realidad sí que sabe, sólo necesita aprenderlo y ser constante en ello, y eso es algo que
cuesta.
4. ¿En qué medida la comunicación asertiva es determinante para tener éxito?
La comunicación asertiva es clave para lograr el éxito en la vida. Ser asertivos implica ser
firmes en nuestras decisiones sin llegar a la pasividad. Es decir, cuando permitimos que
otros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas y valores.
5. ¿Cómo desarrollar habilidades sociales?
Mejorar estas habilidades es un proceso de adquisición de hábitos, y como tal, requiere
entrenamiento y repetición de la conducta. Aunque en niños pequeños este proceso
suele producirse inconscientemente, también es posible realizarlo voluntariamente a
través de algún programa de formación en habilidades sociales.
El principal obstáculo es que, debido a la extendida idea de que son innatas, hasta hace
poco no se ha empezado a divulgar los resultados de los estudios científicos acerca de
qué tipos de conductas y creencias resultan más beneficiosas.
Barriga Gutiérrez Bryan Junior
una ironía, es cierto, pero pocas cosas son tan complejas como lograr conocernos a
nosotros mismos en profundidad y poder actuar entonces en consecuencia.
3. Automotivación
La motivación intrínseca es el mejor motor para la mente y el corazón. Es la fuente de la
superación personal y la energía positiva capaz de darnos aliento aun cuando lo que nos
rodea o lo que nos llega no es satisfactorio.
4. Empatía
La empatía es otro de los componentes de la Inteligencia Emocional más importante. Es
ese vínculo con el que mejorar las relaciones con los demás, ese canal con el que conectar
con quien tenemos en frente, pero sin dejar de ser nosotros en ningún momento.
5. Habilidades sociales
Las habilidades sociales son el engranaje perfecto para nuestro desarrollo personal y
profesional. Así, uno de los objetivos inscritos en esa ciencia excepcional que es la
Inteligencia Emocional es concienciarnos de que debemos ser para nosotros mismos «la
mejor ayuda» y no nuestros propios enemigos. Porque sí, a veces lo somos.