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Instituto de formación docente N°14

Profesorado en lengua y literatura


Año lectivo 2019

INSTANCIA DE ACREDITACIÓN N°1


(reescritura)

CÁTEDRA: Historia Social

DOCENTE: Rosales, Pablo

ALUMNAS: - AGUILA, Ana Eunice


- DIAZ, Macarena
- NICIFOROV, Luciana A.

FECHA DE ENTREGA: 22/4

FECHA DE ENTREGA DE REESCRITURA: 29/4 lunes 20/05/19


Consigna
“Este retorno a la realidad concreta, este volver a integrar los datos estrictamente los
económicos con los del contexto político y cultural, deja abiertos los caminos por los
cuales la historia (…) vuelve a convertirse en una herramienta de análisis y comprensión
de la realidad válida para el presente” (Fontana, Josep La historia de los hombres. El siglo
XX. Critica. Barcelona. 2002. Capítulo 2. Pp. 229)

Justificar la cita de Fontana, intentando dar cuenta de por qué es o no necesario, útil
e importante ampliar el análisis de los procesos estéticos y culturales con el aporte de otras
ciencias o disciplinas (sociología, antropología, historia, economía, etc.).

Resolución:
Josep Fontana en su artículo La historia económica y social (2002) hace un
recorrido histórico de los distintos historiadores y cuáles eran sus propósitos para estudiar
la historia, para llegar a la conclusión de que es necesario el estudio interdisciplinario para
lograr un análisis completo de la historia del arte. Fontana comienza explicando que, antes,
la historia estaba limitada a lo que decía la alta cultura, que era la que se ocupaba de dirigir
las actuaciones de las minorías, mientras que la historia económica y social pretende
integrar los datos económicos y culturales de todo el conjunto de la sociedad.

Fontana menciona diversos historiadores entre los que se encuentra R. H. Tawney,


quien pensaba que, para estudiar la historia, el historiador tenía la tarea de entender el
mundo, sus componentes culturales y sus movimientos dinámicos que están condicionados
por la experiencia de todos los hombres. Rostovtzeff, en cambio, estudia la historia para
saber cómo controlar a las masas, para ver cómo evitar los enfrentamientos de clases.
Francois Simiand pensaba que la historia no solo debe preocuparse por los acontecimientos
puntuales, sino que hay que tener en cuenta las causas sociales para esos acontecimientos.
Si bien el autor va haciendo un breve recorrido por distintos historiadores y sus propósitos
para estudiar la historia, ocupa una gran parte de su texto para contar la historia de Annales,
una revista francesa.

“Los principios que los editores de la revista exponían iban en la


línea de potenciar el campo de la historia económico y social, de abrirse a
las otras ciencias sociales y de romper los compartimentos especializados de
los historiadores que trabajaban en periodos o temáticas concretos.”
(Fontana, 2002:199)

Con esta idea de un estudio interdisciplinario de la historia, esta revista tuvo sus
altibajos, pero Annales sigue siendo hasta el día de hoy una escuela teórica influyente. Sus
ideales en el estudio de la historia estaban referidos a que en el estudio histórico deben
relacionarse todos los diversos aspectos de la vida del hombre, sin ninguna jerarquía entre
las ciencias, debía ser una imagen total y completa de la vida del hombre.
El historiador austríaco Ernest Gombrich, en la introducción a su libro La historia
del arte (1999), plantea que no hay un arte definido dictado por leyes inamovibles, donde la
belleza, la expresividad o el parecido con la realidad sean sus normas o su técnica. Para él,
solo hay artistas, quienes son los que generan el arte, quienes lo crean para las personas con
distintos tipos de expresiones o lenguajes, incluso contextos históricos y sociales distintos.
En este texto introductorio, Gombrich busca poner nuestra posición como lectores más allá
de nuestro conocimiento; logrando que como individuos razonemos acerca de que limitar
ciertos temas es igual a limitar nuestro propio saber. Por eso, a medida que avanza el texto,
el autor nos muestra diferentes tipos de obras que se realizaron con diferentes técnicas y
propósitos, probando así su punto primordial: no hay arte, hay artista. Este mismo punto, va
de la mano con el paso de la historia y con la evolución de cultura de las diferentes
comunidades de las que provienen los artistas, haciendo que “sus raíces” o modelos natales
que forjaron su persona se vean influidos. Nuevamente se prueba como se debe ampliar
todo tipo de conocimiento tanto para el artista como para nosotros como lectores.

Pierre Francastel fue un historiador y crítico de arte francés, y es considerado como


uno de los fundadores de la sociología del arte. Francastel escribió un libro llamado
Sociología del arte, en cuya introducción plantea que es fundamental que el estudio del arte
tuviera un método. Para él, no cualquiera podía llegar y tratar de interpretar la intención del
autor de una obra. “[…] no se trata aquí de reconstituir, mediante imaginación libre la
intención del autor, sino de extraer de un sistema constituido materialmente las múltiples
posibilidades de referencias que, en un momento dado, han parecido dignas de interés por
parte del autor.” (Francastel, 1972:16) Francastel pensaba que debía haber un sistema de
reglas fijas que sirvieran para esquematizar el espíritu del hombre se vale de la lingüística
para explicar lo que obra de arte y su significado en función del sistema constituido. Para
esto, el autor se vale de la lingüística para explicar a la obra como un sistema de signos
retomando la teoría de Chomsky sobre el signo lingüístico.

Cuche opina que toda cultura está en constante proceso de construcción,


desconstrucción y reconstrucción, es por esto que se considera que nuestra cultura es una
cultura en construcción sincrónica. Haciendo que la cultura sea comprendida como un
desarrollo o conjunto dinámico, más o menos coherente u homogénea, la cual se divide en
distintos grados como “mixtos”, hechos de continuidades o discontinuidades.

Ya con el avance de sus estudios, logra relacionar a la cultura con la identidad de las
personas, la identidad con norma de permanencia. Es decir, el conjunto de pertenencias del
hombre en el sistema social, que es lo que le permite ubicarse a sí mismo en este sistema.
Para el estudio de la identidad del hombre hay al menos dos posturas: la postura objetivista
que dice que la identidad del hombre está conformada por criterios objetivos y
determinantes como lo son el origen común (herencia y genealogía), la lengua, la cultura, la
religión, la psicología colectiva (la personalidad de base), el vínculo con un territorio, etc.
Para los subjetivistas, la postura objetivista es insuficiente a la hora de estudiar la identidad
de una persona o de un colectivo de personas. La identidad, para ellos, no es una cosa que
se toma de una vez y seguimos con la misma identidad a lo largo de nuestra vida, sino que
es algo que vamos construyendo durante toda la vida, algo que se va modificando con el
correr de los años y nuestra exposición a las diferentes experiencias que se nos presentan.
“La identidad es algo que se construye y se reconstruye constantemente en los intercambios
sociales”, dice el autor, es decir que la identidad es siempre es en relación con el otro. Y
como la identidad es producto de la construcción social, participa de la complejidad de lo
social.

Humberto Eco, en su artículo “El problema de la obra abierta” recorre los distintos
fenómenos de arte que pueden parecer distintos a la tradicional noción de “obra de arte”
valida en el mundo occidental contemporáneo, y apunta un nuevo modo de entender la
relación entre la obra y su consumo por parte del público.

En la noción de “obra de arte” van implícitos dos aspectos:

1. El autor da comienzo a un objeto determinado y definido, con una intenció n


concreta, aspirando a un deleite que la reinterprete tal como el autor la ha
pensado y querido.
2. El objeto es gustado por una pluralidad de consumidores, y cada uno va a
entender su gusto de acuerdo a sus características psicológicas y fisiológicas.
Todo deleite será personal y capturará a la obra según una de sus muchas
interpretaciones posibles. El autor crea la obra como apertura a estas múltiples
posibilidades de interpretación. El hecho de salvar esta dialéctica de “definitud”
y “apertura” es algo fundamental para una noción de arte como hecho
comunicativo y dialogo interpersonal.
El desarrollo de la sensibilidad contemporánea ha ido acentuando poco a poco la
aspiración a un tipo de obra de arte consciente de la posibilidad de múltiples
interpretaciones. Ya en las poéticas del simbolismo francés en la segunda mitad del siglo
pasado se ve la intención del poeta de producir una obra definida. La sugestión simbolista
trata de favorecer una estela de significados posibles, todos imprecisos e igualmente
válidos, según el lector. A estas obras que exigen del lector interpretaciones muy libres,
podríamos añadir tras obras que poseen en sí mismas una especie de movilidad, una
capacidad de replantearse caleidoscópicamente a los ojos del lector como nuevas, dotadas
de perspectivas diferentes.
Independientemente de la ideología en las que se encuentran todas estas poéticas, se
reconoce que nunca disuelven totalmente la obra en la pluralidad de sus interpretaciones
porque el autor establece una orientación básica: la limitación de un objeto viene sustituida
por la más amplia limitación de un campo de posibilidades.

El arte fomenta los intereses de un estrato social por la


mera representación y por el reconocimiento tácito de sus
criterios de valor morales y estéticos. (Hauser, 1982:12)

Para Arnold Hauser, una obra de arte puede compararse con una ventana por la que
se ve una visión del mundo, el arte es un simple vehículo a la experiencia del otro (el
artista) y a la nuestra como consumidores de su arte. El arte está atravesado por la ideología
del mecenas de turno, del artista y del contexto socio-histórico en el que éste se mueve:
persigue un fin práctico que es el hacer propaganda ideológica clara o encubierta.
Hauser retoma los planteos de Marx y de Engels para decir que en el estudio
sociológico del arte corremos con ciertas limitaciones. Uno cuando estudia una obra de arte
no puede hacer un estudio imparcial y objetivo ya que cuenta con las experiencias y el
conocimiento adquirido a lo largo de los años. Pero, a la vez, Hauser plantea que no todo el
arte puede ni tiene que ser definido socialmente, ya que la calidad artística no posee ningún
equivalente sociológico: “Las mismas condiciones sociales pueden producir obras valiosas
y obras completamente desprovistas de valor…” (Hauser, 1982:14). Es por esto que el
historiador que se detenga a estudiar la obra de arte no solo debe conocer y tener en cuenta
los factores sociales en los que la obra es producida, sino que debe referir al origen real los
elementos ideológicos contenidos en la obra, y analizar cómo éstos están conformados y
relacionados dentro de la obra.

Es así que, en el repaso hecho por las posturas de los diferentes autores, vemos la
utilidad y la importancia de involucrar a otras ciencias en el estudio de la historia del arte.
Todas las ciencias tienen algo que aportar ya que el hombre (el artista) está atravesado por
la cultura, por el contexto socio-histórico en el que vive, por la localidad geográfica, o la
situación económica en la que se encuentra. Nadie está exento de todos los factores que lo
rodean, e, inevitablemente, que inspiran o manipulan al artista para crear sus obras de arte,
y para un análisis completo y sistemático de tal, es necesario tener todos estos factores en
cuenta, y fundamentar el estudio con el apoyo de otras ciencias.

Bibliografía:

 Cuche, D.2002. La noción de cultura en las ciencias sociales. Buenos Aires, Nueva Visión,
2002, pp80-84 y capitulo 6.
 Eco, Umberto. 1970. El problema de la obra abierta en “La definición de la obra de arte.
Lo que hoy llamamos arte ¿ha sido y será siempre arte?” Barcelona, Martinez Roca.
 Fontana, Josep. 2002. La historia de los hombres. El siglo XX. Critica. Barcelona. Capítulo
10. Pp. 195-229
 Francastel, Pierre. 1972. Sociologia del arte. Alianza- Emece, Buenos Aires, introducción.
 Gombrich, E. La Historia del arte. Editorial Diana. México, 1999. Introducción.
 Hauser, Arnold. 1982. Introducción: Objetivos y límites de la sociedad del arte en “Teorías
del arte. Tendencias y métodos de la crítica moderna.” Guadarrama.

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