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Erotismo Femenino en (des) Encuentros (des) Esperados de Andrea Maturana

Lilian Barraza Pizarro

Erotismo Femenino en (des)


Encuentros (des) Esperados de
Andrea Maturana * 1

Fecha de Recepción: 13 de febrero de 2013


Fecha de aprobación: 17 de mayo de 2013

Resumen
La literatura erótica en Chile desde una autoría femenina se Lilian Barraza Pizarro
instala tímidamente en la década de los noventa con la obra: (Des) Universidad de Talca, Chile.
encuentros (des) esperados de la escritora chilena Andrea Matura- libebali@gmail.com
na. Este artículo pretende demostrar que en esta obra literaria se Licenciado en Educación con mención
revierte el prototipo sexual asignado a la mujer hasta el momento. en Español, Universidad de Concepción,
Chile. Magister en Educación de las
La investigación procura indagar en el comportamiento de los Humanidades, Literatura y Artes,
Universidad de Talca, Chile.
personajes femeninos en el ámbito erótico, identificar una visión
de mundo a través de esas acciones, analizar las voces narrativas
e ilustrar el panorama histórico social de la década, el cual tiene
una alta incidencia en la creación de los personajes, debido a los
cambios que se advierten con la Transición.

Palabras claves: literatura erótica, Chile, prototipo sexual,


mujer, Transición

* Artículo de investigación científica, enmarcado en la investigación sobre el


erotismo en la obra de Andrea Maturana llevado a cabo en la Universidad de
Talca.
Citar: Barraza Pizarro, L. (Julio-Diciembre de 2013). Erotismo femenino en (Des)
encuentros (Des)esperados de Andrea Maturana. La Palabra(23), 63-76.

63 la palabra No. 23 Tunja, Julio - Diciembre de 2013, ISSN 0121-8530 pp. 63-76
femenine erotiCs in (des) encuentros (des)
esperados [desperate disencounters] by
andrea maturana
Abstract

Erotic literature in Chile by female authorship emerged quietly in the decade of the 1990s with
the work (Des) encuentros (des) esperados [Desperate (Dis) Encounters] by the Chilean author
Andrea Maturana. This article aims at demonstrating that the sexual prototype so far assigned to
women is reversed in this literary work. This study intends to examine the behaviour of the female
characters in the erotic sphere and identify their worldview through these actions. It also analyses
their narrative voices and illustrates the social / historical context of the decade, which has great
influence in the creation of the characters, due to the changes manifested in the Transition.
Key words: erotic literature, Chile, sexual prototype, transition.

érotisme féminin dans (des) encuentros (des)


esperados [des (dés-) rencontres (dés) espérées]
d’andrea maturana
Résumé

La littérature érotique au Chili dès une création féminine, s’installe d’une manière timide dans les
années quatre-vingt-dix avec l’œuvre (Dés-) rencontres (dés)espérés de l’écrivaine chilienne Andrea
Maturana. Cet article prétend démontrer que dans cette œuvre littéraire-là, on détourne le prototype
sexuel attribué à la femme jusqu’à ce moment-là.

La recherche essaye d’enquêter sur le comportement des personnages féminins dans l’ambiance
érotique ; d’identifier une vision du monde à travers ces actions-là ; d’analyser les voix narratives
et d’illustrer le panorama historique social de la décennie, celui qui a une grande incidence dans la
création des personnages, dû aux changements qui sont constatés avec la Transition.

Most clés: Littérature érotique, Chili, prototype sexuel, femme, transition

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Erotismo Femenino en (des) Encuentros (des) Esperados de Andrea Maturana
Lilian Barraza Pizarro

Introducción Maturana. Su prosa se ha es- infundía a esta materia forma y


tudiado exiguamente en Chile, movimiento. En su libro Políti-
(Des)encuentros (des)espe- sin embargo más abundante ha ca (Libro I), el pensador griego
rados es una sutil deflagración sido la investigación en Univer- expresa que el varón atesoraba
de pasión, una llamarada que sidades extranjeras, tal es el caso valores heroicos en la guerra, se
encien­de fuegos silentes guarda- de la Universidad de Memphis caracterizaba por un lenguaje
dos por siglos de subordinación en donde Crosby analiza La transmisor de conocimientos y
y que en estos relatos se abre traición paterna y el incesto en utilización de sólidos argumen-
sigilosamente hacia un espacio su novela El daño. En el caso tos, a diferencia de la mujer,
no explorado, sin descripciones de nuestra obra en particular, cuyo valor consistía en obede-
ramplonas del acto sexual, un Maíz-Peña titula su investi­ cer y utilizaba el lenguaje sólo
espacio que se recrea desde el gación: Los apetitos de la ansie- para opinar. De ahí, que frente
propio placer femenino. dad: cuerpo - texto; Mateo del a esta superioridad genérica, se
Pino: Cuando lo que (des)une educara sexualmente al varón
El erotismo ha sido un tema no es el amor sino el espanto y por una cuestión de poder y
muy difamado, hablado sólo Villalobos; (Des)encuentros (des) dominación que también ad-
a través de disfemismos. Es esperados de Andrea Maturana. quiere el hombre en el acto de
tiempo de valorarlo sobre una La ciudad que vigila. Pero ni la penetración (s.p.).
base de respeto e integrarlo a el espanto, ni la ansiedad, ni la
nuestras historias personales y ciudad que vigila son los que Artemidoro, en su oniro-
sociales dentro de parámetros convocan mi estudio. (Des) crítica: Clave de los sueños,
de normalidad. Surge así, la encuentros (des)esperados da según Foucault (1992), daba
necesidad de demostrar que las un gran salto en la narrativa especial relevancia a los sueños
voces narrativas femeninas lo- femenina chilena al abordar el eróticos. En este texto se habla
gran con ahínco este cometido, tema erótico, considerando los mayoritariamente del sueño de
pues no mancillan el concepto signos de poder establecidos en los hombres, aun cuando no
ni a los sujetos que gozan de un país con diecisiete años de descarta que las mujeres sue-
éste, desestructurando los es- dictadura que había censurado ñen. Las mujeres son el objeto
tereotipos amorosos que se abiertamente el arte en todas de deseo en el inconsciente del
tenían hasta entonces. sus expresiones. Liberar la voz hombre y éste puede evocartres
narrativa femenina ya en los tipos de personajes: la esposa,
El Trabajo que se presenta noventa era “clandestino”, más la amante y la prostituta. La in-
a continuación parte de inves- aún lo era exhibir el erotismo a terpretación que se hacía de los
tigar ensayos teóricos referidos través de personajes femeninos sueños era fundamental para
al erotismo y apreciar el com- cuyas acciones manifestaban “gobernar la propia existencia”
portamiento que se le ha asig- normalidad y goce. (p. 29). En el pensamiento de
nado a la mujer en esta materia. los filósofos y médicos griegos,
Debido al año de publicación Rol sexual de la mujer Foucault percibe una gran aus-
del libro en estudio, también a lo largo del tiempo teridad en el goce sexual.
se hace un pequeño análisis de
la realidad chilena de la déca- Aristóteles, citado por Fou- Para Georges Bataille (s.f.),
da de los noventa en cuanto a cault en Historia de la sexu- la relación entre hombre y
contexto histórico social; se alidad (1993b, p.24), veía en la mujer era de sacrificador y de
habla de la narrativa del mismo mujer un elemento sexual pasi- víctima, respectivamente. “La
periodo y de la línea o proyecto vo. Mientras ella proveía la ma- mujer, en manos de quien la
creativo de la autora Andrea teria del embrión, el hombre le acomete, está desposeída de

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su ser. Pierde con el pudor, esa nero. Augusto Comte, citado tiempo, más que disminuir el
barrera sólida que, separándola por Guerra (2006), escribió “problema” por la ansiedad
del otro, la hacía impenetrable; en 1839 Cours de philosophie sexual y el placer, lo sobresa-
bruscamente (…) se abre a la positive, “demostrando que turó. (p.61).
violencia impersonal que la la mujer permanece en un es-
desborda desde fuera” (p. 67). tado infantil perpetuo y que, de Contexto social en la
También aclara que el objeto manera similar a aquella obser- década de los noventa
de deseo es siempre la mujer, la vada en los animales inferiores, en Chile
que no es más deseable que los ella posee una preponderancia
hombres, pero “ellas se propo- de sus facultades afectivas” (p. El 11 de septiembre de 1973
nen al deseo” (p. 99). 67). En su óptica, Comte veía Augusto Pinochet derrocó a
a la mujer como el “ángel del Salvador Allende a través de un
Según este autor, los sujetos hogar” al cual debía educársele golpe de estado. Desde enton-
del deseo: hombre en un rol para que orientara moralmente ces se vivieron diecisiete años
activo y mujer, en rol pasivo, la educación del hombre. de dictadura en Chile. En la
llegan a la destrucción de su década de los noventa, tras el
ser. La mujer es disuelta como La introducción de la teoría plebiscito en que se da por ga-
ser constituido, mientras que el del Psicoanálisis de Sigmund nador al “No”, surge el primer
hombre se disuelve para volver Freud impactó totalmente a gobierno elegido democráti-
a construirse. Sumado a esto, la fines del siglo XIX, dentro de camente, cuyo mandatario fue
intención del sujeto de trans- sus preocupaciones estuvo la don Patricio Aylwin. Este fue
gredir lo prohibido conlleva un histeria asignada a la mujer por un gobierno de transición, pues
estado de angustia, convirtien- naturaleza y por la cual tam- Pinochet siguió como Jefe de
do la emocionalidad erótica en bién era encerrada en la casa, Ejército hasta 1998 y gracias a
una dicotomía entre deseo y pa- bajo vigilancia del varón y de la Constitución de 1980, más
vor, placer y angustia. los médicos. Cito a Foucault adelante continuó como Sena-
(1993a): dor vitalicio, adhiriéndose a la
Los pensadores franceses de Ley de amnistía, lo que le dio
la ilustración imbuidos en el sa- Histerización del cuerpo de impunidad en Chile hasta el
ber y el raciocinio, también se la mujer: triple proceso se- día de su muerte. A pesar de
refirieron al tema. Jean Jaques gún el cual el cuerpo de la esto, el 9 de febrero de 1991, la
mujer fue analizado – califi-
Rousseau, en Emilio o De la cado y descalificado – como Comisión Nacional de Verdad
educación (trad.2000), esta- cuerpo integralmente satu- y Reconciliación entregaba el
blece diferencias entre hombre rado de sexualidad (…) con tan polémico Informe Rettig,
y mujer al momento de la repro- su imagen negativa que es la sobre las violaciones a los dere-
ducción: el varón es el agente “mujer nerviosa”, constitu- chos humanos acaecidos du-
ye la forma más visible de
masculino, debe ser fuerte y ac- rante su régimen.
esta hostilización. (p. 127)
tivo; la mujer, en cambio, debe
permanecer como ser pasivo y La dictadura marcó fuerte-
débil que está hecho para agra- Toda esta vigilancia frente al mente a chilenos y chilenas. En
dar y ser subyugado. tema sexual de parte de psiquia- cuanto a la mujer, dice Nelly
tras, padres e instituciones Richard (2001), su historia se
Por su parte, los positivis- pedagógicas, conformaron un debe vincular a una serie de
tas en el siglo XIX generaron sistema de poder que pretendía fracturas que remecieron su
un estudio biológico respecto regular otro de integración so- identidad durante la dictadura.
a los comportamientos sexu- cial y de reproducción. Pero, La mujer, explica, tuvo que
ales y características de gé- según Foucault, al cabo del transformarse en Jefe de hogar,

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Lilian Barraza Pizarro

toda vez que su situación fami­ Derechos Humanos que con- Es tan multitudinaria la res­
liar cambió debido al exilio y la templaron el género y de los puesta a relatar en el Chile de
cesantía, adquiriendo un pro- cuales se hizo partícipe el es- los noventa y tan diversa la
tagonismo más fuerte dentro tado chileno, entre otros. gama de escritores y escritoras,
de la sociedad. (p. 68) que ha sido difícil para la crítica
Narrativa de los noventa aunarlos en un solo movimien-
Con la transición, las mu- to o en una sola generación,
jeres obtuvieron algunos dere- La transición a la democra- aunque algunos han hecho el
chos. Por ejemplo, se pro- cia fue la puerta a la libertad en intento.
mulgó la Ley que daba inicio cuanto a creación artística se
al SERNAM (Servicio Nacio- refiere. Fue un vuelco masivo, De hecho, la prensa cultural
nal de la Mujer), que funciona casi inconsciente de una nece- denominó “Nueva Narrativa
hasta el día de hoy. Luego, el sidad de plasmar en palabras la Chilena” a un grupo de escri-
gobierno del Presidente Frei memoria. Para Carlos Orellana tores chilenos que publicaron
implementó un Plan de Igual- Riera en su artículo: “¿Nueva en la década del noventa. En
dad de Oportunidades para las narrativa o narrativa chilena ac- un libro homónimo, cuyo edi-
mujeres entre 1994 – 1999, que tual?” (Olivárez, 1997), la déca- tor es Carlos Olivárez, los dife-
pretendía corregir las desigual- da del noventa fue una década rentes autores les caracterizan
dades de las que eran objeto. de gran producción literaria. La como escritores que rompen
Dentro de todas las medidas, censura y la jibarizaciónde las con el pasado inmediato, pero
se destaca el haber diferenciado editoriales, durante la dictadura que son “hijos del golpe de
la atención de salud de la mu- militar, influyó para que durante estado”; se generan en labora-
jer del programa materno. En la democracia el proyecto de la torios, es decir, en talleres liter-
noviembre de 1998 la presiden- editorial Planeta (Biblioteca del arios y son formados por escri-
cia de Frei asume los acuerdos Sur) desbordara la creación lite­ tores de renombre como: José
de la Convención Interameri- raria durante esta década (p.45). Donoso, Antonio Skármeta o
cana para prevenir, sancionar y Poli Délano; poseen diversidad
erradicar la violencia contra la El proyecto editorial de Al- de estilos y un fuerte carácter
mujer, tanto en el plano público faguara: Líneas aéreas, iniciado individualista que rechaza todo
como en el privado. por Lenguas de trapo, intentó tipo de asociación y formas de
también abrir un espacio para creación anterior; carecen de
Los derechos adquiridos la narrativa hispanoamericana. un propósito pragmático que
durante la década del noventa, Eduardo Becerra (s.f), quien los aúne; apáticos, desconfia-
dicen relación con la llegada de prologa la antología, piensa dos, ligados al éxito editorial,
la democracia; los movimientos que además de los proyectos con un fuerte sentimiento post-
sociales que se gestaron al in- de las casas editoriales, también modernista y en los cuales hay
terior del país; la participación fueron importantes los pre- carencias de padres literarios.
que comenzaron a tener las mios que se establecieron por
mujeres en los ámbitos social y parte de éstas, como: Premios Dentro de las integrantes
económico debido a la recesión Herralde y el Premio Interna- de la Nueva Narrativa Chilena,
de la década de los ochenta; los cional Alfaguara (p. 16). está Andrea Maturana (1969)1.
1 De profesión Bióloga, Maturana se dedicó a escribir cuentos y novelas y comenzó a ser reconocida desde mediados de los
ochenta, participando en antologías: Cuentos de mi país (1986), Cuentos ilustrados “Ensacados” (1987), Cuentos (1988), El
cuento feminista latinoamericano (1988), Machismo se escribe con M de mamá (1989), Cuando no se puede vivir del cuento
(1989)y Brevísima relación del cuento breve de Chile (1989). (Insubordinadas, Barraza, p. 175). Además, sus cuentos se inclu-
yeron en colecciones como Pecados Capitales (1993), Cuentos con walkman (1995), 17 narradoras latinoamericanas (1996),
Cuentos de invierno (1996)y Líneas aéreas (1999). Éste último es la culminación de un proyecto editorial iniciado por Lengua
de trapo en 1997 y que pretendía reunir a un grupo de nuevos escritores latinoamericanos (Becerra, p.13).

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Efectivamente, Maturana posee (des) esperados (1992), El daño La subversión del otro
algunas características que la in- (1997)y No decir (2006), por erótico: lo doble
troducirían en la Nueva Nar- ejemplo, el tema del poder, la
rativa Chilena: su formación represión, la figura del patriar- (Des) encuentros (des) es-
en los talleres literarios de Pía ca déspota y abusador, aparece perados se articula en el cons-
Barros, Antonio Skármeta y constantemente. tante juego de la doble sig-
Marco Antonio de la Parra; su nificación: lo negativo, la pri-
hablar desde lo marginal fe- (Des)encuentros (des) vación, a través de los prefijos
menino; trabajar en el periodis- esperados en paréntesis, pero también lo
mo y la televisión (Zona de con- afirmativo, la abundancia. Son
tacto y Revista Ya de El Mer- (Des)encuentros (des)espe- encuentros y desencuentros
curio y escribir guiones para radoses un libro de catorce entre parejas heterosexuales
programas televisivos como cuentos. De ellos se eligieron en donde la mujer reafirma su
Cinevideo e Historias de cine), para el análisis: “Doble An- ser sexual.
como también la utilización tonia”, “Roce I”, “Roce II”,
que hace del espacio urbano. “Roce III”, “Maletas”, “Piern- El juego del doble se apre-
abulario”, “Cita”, “Como en el cia particularmente en los per-
El contexto sociocultural teatro”, “Del boceto” y “Vi- sonajes, aquí la mujer es el ser
de Maturana, fue una época de ernes de laboratorio”. original y el otro (el reflejo, la
mucha represión. Así afirmó sombra) es el hombre tal como
Maturana en una entrevista: Este libro de cuentos sub- aparece en el caso del otro
vierte el orden general de lo imaginario, producido por el
… escribir en los 80 o en escrito hasta ahora, representa desvarío de Ella en “Maletas”.
los 90 tenía algo más po- la situación de la mujer chilena El otro es también reflejo fe-
líticamente guerrero que
ahora. Era un espacio que
de la década de los noventa, menino en el desdoblamiento
recién se abría porque ha- una mujer que comienza a de personalidad de “Doble An-
bía estado mucho tiempo adquirir algunos derechos y tonia”, cuando Antonia se des-
condicionado por muchas a comprenderse como un ser dobla en Helena y viceversa. Y
cosas y de a poco dejaba de humano íntegro, capaz de es también el complemento de
estar condicionado (…) La crear, organizar, administrar, pareja erótica, otro tan humano
generación a la que le tocó
la dictadura fue una juven-
tomar decisiones en el ámbito como su original femenino.
tud que quedó como algo laboral y profesional; con nece-
“jodida”. Para nosotros eso sidades de todo tipo, incluso Para Emmanuel Lévinas
sigue siendo un tema inevi- sexuales. Las mujeres son las existe conciencia del otro como
table y esas sensaciones no protagonistas de estos cuen- lo contrario a mí. La identi-
creo que cambien porque se tos eróticos, quienes develan
construyan más mallso edi-
ficación es negación, porque
ficios. No porque la ciudad
sus deseos, sus soledades, y significa la pretensión de que el
sea más moderna se acaban su (in)satisfacción sexual. Es- otro sea como yo, o no exista.
los temas o los traumas (Ba- tos cuentos no sólo pretenden La conciencia del otro como
rraza, s.f.). describir un acto sexual, sino distinto permite una relación
más bien revelar la verdad de intersubjetiva y recíproca, no
En la narrativa de Maturana las sensaciones, los aciertos se posee al otro, no se puede
el contexto político – social se y fracasos, las frustraciones y servir de él. Para Lévinas, la rel-
descubre entre líneas en una red esperanzas de mujeres que ex- ación con el otro, se hace pre-
de relaciones que debe ser avi- presan su deseo a través de la sente a través de la invocación
zorada por el lector. En el caso piel, del cuerpo, de los olores, de un rostro, el rostro aproxi-
de los libros (Des) encuentros las miradas y las fantasías.

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ma al lenguaje, que es la vía de mo brillo deslavado y la misma za de un brazo, sacándome


acercamiento y verificación del oquedad” (Maturana, 1992, p. de allí sin darme explica-
ciones (…) Otras veces he
otro. 55,56).
sentido yo también eso (…)
ganas injustificadas de huir
La mirada es fundamental En relación a este cuento, (…) incluso me angustió un
en los cuentos de Maturana se ha hecho mención a un poco ese sujeto. Los ojos
para aproximarse a este otro. juego doble de roles por parte me recordaron a los de otra
Es directa en “Doble Antonia” del amante. Un juego que lo persona. Como si ese hom-
bre hubiera estado siempre
y casi voyerista, pues ella mira- presenta como un hombre que en los lugares que ocupa-
ba el acto sexual entre Helena y ante ella desarticula el sistema mos (…) siempre ahí, al
su pareja cuando quedaba fuera social y que por otro lado, se tanto de nosotros, con una
del triángulo erótico. El juego conforma como parte de él. mente bitácora que lo regis-
psicológico del desdoblamien- Al respecto, la doctora Ánge- tra todo (Maturana, 1992, p.
to de personalidad hace que les Mateo (2002), opina que en 49)
ella se mire a sí misma, pues ella “Piernabulario”:
es Helena. Ella mira su espejo, Y más adelante ella relata:
lo cual tiene una doble conno- lo público interviene en lo “… noto que algo te molesta;
tación de reconocimiento de privado y lo privado se hace el hombre de terno se te metió
conciencia. Igualmente, Miguel
público. Juego de aparien- entre la piel y los huesos y de-
cias que, en cierta manera, searía que pudieras escupirlo y
nunca la mira. potencia la doble vida: la
del hombre formal y casi
olvidarte. No sé qué decir para
“… A Helena la había cono- perfecto y la del carente rescatarte del miedo” (Matura-
cido en calidad de misterio, en de “protocolo interno”, el na, 1992, p. 53).
los instantes de semisueño o en “violador del orden”. Del
paso del uno al otro sólo Extrañamente es un hom-
la oscuridad, un poco porque le media un “terno”, el disfraz
resultaba menos familiar y tam- bre de terno el que los obser-
del ciudadano correcto (p.
bién porque prefería no ver- 201)
va, traje que no sólo representa
la…” (Maturana, 1992, p. 16). un “disfraz social”, sino un
No obstante, si bien abier­ signo de la CNI (Central Na-
Helena mira a Antonia, tamente se transparenta un cional de Investigaciones) que
reconociéndola, respetándola, juego de apariencias sociales, perseguía y detenía a todos los
pero no sucede así con Miguel, éste no sólo está indicado por opositores al régimen.
pues él la niega al preferir a el tema de la doble vida del
Antonia. amante, sino que existe tam- Ese hombre está siempre
bién un diálogo soterrado con ahí, al tanto de ellos y lo regis-
En “Piernabulario”, la pro- un sistema represor: tra todo con esa mente bitáco-
tagonista escudriña con la mira- ra. Las personas que vivieron
da sin temor, pues “los ojos del Por debajo de la mesa te co- en carne propia la dictadura
hombre de terno le recuerdan munico que frente a mí hay militar chilena entienden ese
a otra persona”(Maturana,1992 un hombre vestido de terno signo, esa desconfianza y te-
que nos mira insistentemen- mor constante cuando se sa-
p.55). Ella reconoce en él al te, y luego aprovecho de
otro, distinto de ella, alguien que ben perseguidos. Lo que pro-
contactar la que llamamos
se iguala a la mirada de la socie- área cero-no mensaje y que voca la mirada de ese hombre
dad: “la otra mirada, la de ese es, además, la más erógena. en su pareja también es ex-
hombre, la de la recepcionis­ta, Tú te das vuelta para mirar traño, es incomprensible que
cada una y todas las miradas de y te empalideces (…) y me reaccione de esa forma si se
agarras con demasiada fuer- trata sólo de alguien que des-
la gente de la calle, con el mis-

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cubre su doble romance. Por 1992, p. 77). El mirar de esos puede apreciar en: “Roce III”,
otro lado, el metalenguaje que otros los distancia de ellos y “Maletas”, “Piernabulario”,
utilizan es similar a los códigos los encuentra como pareja. “Como en el teatro”, “Del
que se creaban en la dictadura Las miradas entre la pareja que boceto”, “Viernes de labora-
para no ser descubiertos en sus se cita en “Roce II” son el có- torio”. El resto de los cuentos
militancias políticas, también digo para constatar que nunca (4), se relatan en tercera per-
la policía secreta utilizaba di- su encuentro amatorio puede sona con narradores heterodi-
chos códigos. Acá no sólo está consumarse, separándose por egéticos.
referido al tema erótico al to- temor al saber que su relación
car su pene. El área cero, es la será única, de un amor incon- Las narradoras homodi-
del no mensaje: guardar silen- tenible. En “Roce I y III”, al egéticas dialogan en distin-
cio, no hablar frente al peligro igual que en “Doble Antonia”, tos tiempos: desde una visión
y es este código que utiliza ella él no la mira, porque no le in- hegemónica de sexualidad,
cuando aparece el hombre de teresa o porque la posición se pero también desde una sub-
terno. lo impide. Sólo que en “Roce versión hacia ésta. Son narra-
III”, es porque ella decide no doras que utilizan un lenguaje
Sin duda hay referencia a un hacerlo, ella no se voltea, al simbólico - persuasivo, profa-
distanciamiento de su pareja igual que en “Cita”. En este nando el hermetismo que se
porque no es parte de los que cuento, ella se aprecia en el es- tenía del deseo femenino. Así,
están en contradicción con el pejo y le gusta verse así, “con por ejemplo, en “Roce III”, la
sistema social, pero también las pupilas más dilatadas y los narradora relata el acoso de
da luces de que ese sistema labios engrosados y oscuros, un hombre cualquiera en un
es también político, haciendo humedecidos por su propio ascensor. El hombre instaura
presente un diálogo con una aliento.” (Maturana, 1992, su poder, pretende dominarla
reciente memoria histórica. p.66). En “Maletas” ella tam- a través de las palabras. Sin
poco lo mira. “No lo miré; embargo ella, sabiéndose ame-
Por otro lado, ambos inten- nunca he podido hacerlo” nazada, nunca quiere mirarlo,
tan escapar de las miradas de (Maturana, 1992, p. 43). La porque sabe que no puede re-
los demás a través del código negación de la mirada indica cordar a alguien que no huele
gestual que realizaban por de- posesión y quien tiene el po- a nada (Maturana, 1992, p. 39).
bajo de la mesa. La mirada es der del otro en todas escenas Al final de la historia, ella le
fundamental para la conexión eróticas son mayoritariamente responde que su nombre es
espiritual y amorosa con el los personajes femeninos. La Eugenia, al igual que la mujer
otro amante. mirada la otorgan o la niegan que lo dejó, manteniendo así
las protagonistas en los cuen- una distancia y haciendo casi
En “Como en el teatro”, to- tos analizados y se condice con una burla de su relato.
dos los otros miran a la pareja, el desencuentro o el encuentro
incluida la narradora también erótico. Por otro lado, la narradora
como una especie de voyeris- de “Maletas” es una mujer
mo. “El mozo, el barman y los Voz narrativa traicionada por una larga his-
clientes de más de una mesa toria de promesas rotas y men-
mantuvieron los ojos fijos en En la mayoría de los cuen- tiras, pero que logra superar
su abrazo, en sus pasos tor- tos analizados de (Des)encuen- sus miedos, crecer, dejarlo par-
pes y a tropiezos, en ese beso tros (des)esperados, la voz que tir espiritualmente y lo hace a
casi caníbal que se dieron en el relata es de una narradora ho- través de una masturbación.
alero de la puerta.” (Maturana, modiegética femenina. Esto se En este cuento la imagen fic-

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Erotismo Femenino en (des) Encuentros (des) Esperados de Andrea Maturana
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ticia del otro (varón) que re- En el cuento “Del boceto” unos papeles de revelado muy
gresa, adquiere poder frente a la narradora es Tatiana, un difíciles de conseguir en el país
ella, la intimida con su recuer- ente inventado por Nicolás, donde él habita. Al final de la
do porque “lograba acariciarle un arquitecto cansado de tener carta nos enteramos que ella
hasta los huesos” (Maturana, relaciones vacías. Tatiana nos los había velado a propósito,
1992, p. 44). Ella siente temor: relata que él la inventó con porque supo desde el principio
“abrí los ojos con miedo, el formas extrañas con tal de no que ésa iba a ser la única vez en
mismo que no he dejado de amarla y creó toda una trama que él la iba a amar:
sentir desde que se fue” (Matu­ para una relación, con final in-
rana, 1992, p. 44), sin embargo cluido y las ganas de él de su … te mentí acerca de las
es capaz de despertar de esa regreso, como si fuera un ser cajas que dejé abiertas para
poder escribirte alguna vez,
ensoñación y cuando lo hace, verdadero, existente. Tatiana, como ahora, y decirte que
lo hace debido al orgasmo que nos cuenta cómo ella, con el esos papeles, los inconse-
se había auto provocado. paso de la historia se va hacien­ guibles, terminaron velados
do real y llega a la puerta de a fuerza de luz y son ahora
En “Piernabulario” la na­ Nicolás simplemente a decir: tan inservibles como los re-
rradora personaje es una mu- “Hola, Nicolás. Ya volví” cuerdos de ese viernes. (Ma-
turana, 1992, p. 111).
jer de menor edad que su (Maturana, 1992, p. 97). Se in-
amante y sin embargo, desde tertextualiza en este cuento la
En este cuento se perfila
esa condición etaria y de ser creación mítica, la creación de
otro juego de metáforas y po-
mujer (supuestamente sin lo- la mujer a partir del hombre.
deres, pues si bien el control lo
gos), logra realizar asociacio- Sólo que nuevamente encon-
tenía él en el acto sexual, final-
nes para descubrir el conflicto tramos una subversión, pues
mente lo posee ella al “dar luz”.
de su pareja. Se da cuenta que “la” ser creada se hace realidad
La luz es símbolo de cono-
le miente, que “por encima de por ella misma y adquiere tal
cimiento, propio del logos mas-
su ropa informal se dibuja a poder, que Nicolás deja de vi-
culino, no obstante en este re-
la perfección un terno igual al vir tranquilo pensando en ella,
lato, quien lo utiliza es la mujer
del hombre de terno café…” se masturba pensando en ella
- narradora. Al dar luz a los pa-
(Maturana, 1992, p. 55 y 56.) y tiene pesadillas con ella, ella
peles de revelado y destruirlos,
se hace imprescindible para él.
también “da luz” a su interven-
La narradora de “Como en
ción en el conocimiento de esa
el teatro” es una mujer con “Viernes en laboratorio”
relación frustrada, una relación
cáncer en el seno que decide es una carta de contestación.
que él nunca concibió como tal.
evadir su problema de salud, El relato de la narradora es
yendo a un café para observar a través de su propia misiva
Por otro lado, el género
la vida de otras personas, siendo destinada a un hombre del
epistolar con el cual dialoga la
testigo de un amor apasionado. cual estuvo enamorada. Ella
narradora, la distancia de los
Ella se aleja del lugar por un es una mujer despechada por
acontecimientos. Así mismo,
tiempo, debido a su opera­ción esa relación inconclusa que
la carta no posee destinatario,
y cuando regresa se encuentra siempre tuvo final. Nos re-
fecha, lugar ni firma. El vacío
con una pareja distinta (él con lata el acto sexual mantenido
del anonimato y el distancia-
su esposa), una pareja vacía, con el destinatario de la carta
miento de los hechos nos da
que no se mira con ternura, ni en un diminuto laboratorio
cuenta de que es algo que cu-
se toca. Ella se distancia como fotográfico, sus sentimientos
alquier mujer puede hacer, en
narradora, la extirpación del ór- y la partida de él; todo esto
cualquier espacio y tiempo. En
gano femenino sirve para eso, como una larga introducción
consecuencia, nuevamente se
para sentirse más racional. para dar res­puesta acerca de

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aprecia aquí una apropiación Su pene erecto tampoco social. Ellas realizan acciones
del logos (masculino) por par- les da poder, ni se decodifica eróticas reiterativas como: en-
te de la narradora. en sus acciones el rótulo social treabrir, sostener, tomar, cabal-
de “potencias sexuales”. De gar, arrastrar, querer, inventar,
Los personajes hecho, las mujeres toman la ini- proteger, empapar, abrir, ten-
ciativa en asuntos eróticos. No der, controlar, reconstruir, hu-
La mayoría de los perso- son entes pasivos, son ellas en medecer, no cesar, verter, ago-
najes son seres innominados, estos cuentos quienes provo- tarlo, lamer, enfrentar.
a excepción de “Doble Anto- can placer, (“Doble Antonia”
nia”, “Roce I”, “Del boceto” y y “Piernabulario”); quienes se El lenguaje de (Des)encuen-
“Cita” (en que figura el nom- auto provocan placer (“Male- tros (des)esperados en materia
bre de él: Esteban, pero según tas” y “Cita”); quienes lo re- erótica, es provocador, im-
la narradora era “un nombre chazan (“Roce I”, “Roce II” y púdico para una década recién
que no podía ser verdadero” “Roce III”) o quienes lo acep- salida a la libertad. Los sustan-
(Maturana, 1992, p. 62). tan (“Del boceto” y “Viernes tivos: pechos, pezón, piernas,
de laboratorio”). Esto se puede ombligo, vientre, son palabras
Las protagonistas en su percibir a través del análisis de perturbadoras para la moral
mayoría son mujeres que lo- algunas acciones que ejecutan. de la época. También los son
gran (o por lo menos inten- las acciones eróticas realizadas
tan) profanar/liberar quejidos En “Doble Antonia”, por por los personajes femeninos y
a través del cuerpo. El cuerpo ejemplo, Antonia es quien pro- todavía más la descripción eu-
es un cuerpo comunicante, no voca a Miguel: femística de los orgasmos fe-
sólo de su libido y emociones, meninos: “…un extraño elixir
sino como un todo completo, … había acercado los labios que vierte sobre el encaje (…)
al lóbulo de su oreja, cui- hasta que por fin sube, los ojos
capaz de expresar su condición dando que su pezón rozara,
de seres racionales. le había musitado tibiamen-
fijos, gime, el cuerpo tenso,
te, lo había lamido hasta el respira, se curva, lame los de-
En estos cuentos se dia- cansancio entero, lo había dos húmedos, se contrae, se
loga con esa condición de acariciado bajo la ducha, eleva. Muere. (Maturana, 1992,
“ser” mujer, no de oponerse al jugaba con su tetilla, eleván- p. 65.)
dola con los dedos y moján-
otro (varón), éste es percibido dola con la lengua. Cuando
como pareja, en una relación de él dormía, no dejaba de Los espacios físicos del
iguales con ella.Ciertamente es acariciarlo, sin mover los erotismo
Ella la protagonista, pero siem- labios de su pecho. Helena
pre está o aparece este Otro lo sostenía con precisión, le Las atmósferas en donde se
como ayudante del personaje, lamía los labios, lo tomaba desarrolla la historia también
sin piedad, lo cabalgaba, le tienen que ver con lo anterior.
como compañero de una rela- maullaba en su oído, le ente-
ción que no pudo darse o se rraba las uñas en la espalda,
Maturana sitúa a sus perso-
dio. Miguel, Rodrigo, el su- le mordisqueaba el cuello, le najes femeninos en la calle, en
puesto Esteban, Nicolás y los producía orgasmos (Matu- un ascensor de un edificio de
Él de los otros cuentos, no son rana, 1992., pp. 12 a 18). altura (idea fálica, si se quiere),
seres detestados por Ellas, en en un metro, en un laborato-
el peor de los casos, son hom- Un análisis lingüístico rio fotográfico, en los cafés,
bres que fueron objeto para su prueba que los personajes fe- en los moteles, etc., espacios
aprendizaje (“Maletas” y “Vi- meninos realizan acciones sociales determinados para el
ernes de laboratorio”). eróticas propias del sujeto ac- varón, espacios públicos, de
tivo (varón), según la “norma” trabajo, del afuera. Situación

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Erotismo Femenino en (des) Encuentros (des) Esperados de Andrea Maturana
Lilian Barraza Pizarro

que se da primordialmente en ciona para dos lugares distin- yán, lugar que una vez visitaron
los cuentos de “Roce I, II y tos, representa la disyuntiva en y la Plaza Brasil, el lugar donde
III”, “Piernabulario”, “Cita” y la que se encuentra la pareja de ella establece las conjeturas del
“Como en el teatro”. futuros amantes para continuar silencio de él.
con su cita y su relación, pero fi-
Subversión espacial que se nalmente: “no hay coordenadas La protagonista de “Como
condice nuevamente con el geográficas o temporales que en el teatro” escoge un bar-
poder que adquiere la mujer. los sostengan” (p. 29). “Roce restaurant para no estar sola.
Según Guerra( 2006): III” posee un espacio cerrado, “Quería adueñarse de un espa-
pero ella “odia cualquier cosa cio que le perteneciera” (Matu­
Las relaciones entre hom- encerrada de la que no se baje rana, 1992, p. 71). El lugar era
bre y mujer están signadas,
en primera instancia, por
a voluntad” (Maturana, 1992, cercano a su domicilio, peque-
una dicotomía de territo- p. 35). Es un espacio público, el ño, íntimo, no iba cualquier tipo
rios: mientras el hombre, en ascensor de un edificio donde de gente. También se menciona
su posición de Sujeto, tiene trabajan muchas personas. Ella ligeramente el hospital donde
acceso al mundo del afuera se dirige al piso 9, sin embargo ella asiste para ser operada de
y a la movilidad ontológica esta vez no alcanza a llegar, ya cáncer. El bar representa el es-
de la trascendencia, la mujer
en la casa es el margen su- que el ascensor es intervenido cenario de la obra donde ella
bordinado, la pasiva inma- por él al detenerlo en emergen- es espectadora de todos los
nencia. (p. 139). cia. Él le impide moverse para detalles de una relación. “Si hu-
hacerla su confidente, pero no biera sido cine, se habría con-
En estos cuentos, en cam- lo hace con brusquedad ni vio- gelado la imagen en escena,
bio, se presenta una visión de lencia. Su afán es sólo que lo la escena de una familia feliz”
mundo en que los personajes escuche. (Maturana, 1992, p. 80).
femeninos utilizan los mismos
dominios para el erotismo que Los cuentos: “Como en el “Cita” se desarrolla en un
los personajes masculinos. teatro” y “Piernabulario” ocu­ vagón del metro atestado de
rren en cafés, bares o restauran- gente, espacio cerrado pero
Los espacios de estos cuen- tes, lugares también públicos. también público. Después del
tos son ciudades modernas, El espectro se amplía y nomina encuentro, ella baja del metro
por lo general innominadas e abiertamente en “Piernabu- para buscar el motel indicado
inespecíficas. La primera línea lario”, se mencionan el estadio, por el hombre que tocó su piel
del cuento “Roce I” comienza un bar en Patronato, las calles: intacta, cárcel intacta (metáfora
con la expresión: “Nadia cami- Copiapó, Cienfuegos, Rosas, de virginidad). Sin embargo,
na cansada por la calle”, ella se Cumming y se habla expresa- él no llega y esto no fue obstá-
traslada, lo ha hecho por bas- mente de Santiago. Ellos tran- culo para saciar su deseo. En el
tante tiempo, es un ente trashu- sitan por estas calles en busca dormitorio del motel sobresale
mante, al igual que Rodrigo de un motel. Los espacios son el color rojo, signo del deseo y
“entre millones de personas cómplices para que su relación pasión. El rojo ambienta el es-
de gesto indistinguible” (Matu­ no prospere. “Es una ciudad pacio para que la mujer obtenga
rana, 1992, p. 22). Los detalles de mierda con cien micros por su placer erótico: “… todo se
que se dan del espacio en “Roce cuadra, con hoteluchos sin iluminó de rojo, envolviéndola
II” son escasos, existen postes personalidad, con paredes des- en un calor nuevo, en una in-
de alumbrado, calles, una es- cascaradas tras el terremoto, timidad que la golpeaba desde
quina. Él se traslada en micro y colchones con hoyos negros”. todos los rincones de la habi­
ella en auto para encontrarse en También se mencionan los es- tación y se multiplicaba en cada
esa esquina. La esquina direc- pacios abiertos como el Arra­ uno de los espejos ubicados es-

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tratégicamente alrededor de la acto sexual real o ficticio. No dida para provocarse deseo en
cama.” (Maturana, 1992, p. 64). tiene fines reproductivos y es conjunto. Ellas utilizan espacios
esencialmente amoroso, pues públicos para amarse (bares,
Finalmente, las historias la persona deseada siente un restaurantes), asisten solas a un
que se desarrollan en espa- grado de amor hacia el/la motel (“Cita”), situaciones im-
cios cerrados son alcobas, ca- otro/a amante. Es el placer pensadas de ser desarrolladas
sas y departamentos. Llama la que se obtiene con este otro/a por mujeres, de acuerdo a lo
atención que los objetos que amado/a. En los cuentos ana- presentado en literatura hasta la
circundan el espacio como: el lizados de (Des)encuentros década anterior.
sofá, la alfombra, se ensucian (des)esperados todas las rela-
con la presencia (ficticia) de él ciones sexuales que se mencio- Claramente, en este texto
y sus promesas en “Maletas”. nan, ya sea de los personajes se observa un reconocimiento
En el caso de “Viernes de labo- protagónicos o secundarios, del cuerpo femenino como un
ratorio”, la historia transcurre no tienen un afán reproduc- efecto de extrañamiento, algo
en el laboratorio fotográfico tivo, pero sí la búsqueda de que se descubre y se desnuda
de ella, un espacio muy peque- un complemento que les lleve fuera de la alcoba, ocupando
ño, estrecho, sucio, con rinco- a amar y a completar el vacío espacios inimaginables que lla-
nes repletos de chanchos de existencial en que se encuen- man a la sensualidad. Existe un
tierra y ciempiés, de baldosas tran. Es una búsqueda notoria- reconocimiento de sus zonas
frías, con una gran luz roja. La mente ansiada y necesaria. erógenas, que muchas veces
mezcla de lo natural con lo ar- son acariciadas por la misma
tificial en este cuento, presenta Como ya se ha probado en mujer para satisfacer su deseo
también este doble juego en el el análisis, en este texto literario sexual, demostrando que ésta
espacio. Es el espacio de ella, se revierte el prototipo sexual tiene apetitos sexuales, al igual
no simplemente por ser propi- asignado para la mujer en el que el hombre.
etaria, sino por los elementos acto sexual. Definitivamente los
que lo contienen: emoción personajes femeninos de (Des) El lenguaje utilizado para
y logos, naturaleza y ciudad, encuentros (des)esperados son hablar de esto, es un lenguaje
lo de afuera y lo de adentro; personajes que toman decisio- que no vilipendia ni mancilla lo
esto la faculta para tomar la nes, crean juegos sexuales, par- erótico, por el contrario, lo re-
decisión de mentirle con res- ticipan de ellos, son seres acti- gresa al pedestal en que alguna
pecto al papel fotográfico y vos en cuanto a sus deseos. Las vez estuvo, cuando el acto se-
decidir acerca de esta relación. mujeres de los cuentos ya no se xual se conformaba como un
comportan como el ser pasivo rito sagrado, de comunicación
Consideraciones finales y dominado en el acto sexual, sublime entre dos cuerpos.
pues en más de una ocasión
El erotismo es el deseo ellas lo hacen y muchas veces se
sexual que se concreta en un percibe que la pareja está colu-

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Erotismo Femenino en (des) Encuentros (des) Esperados de Andrea Maturana
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