UNA PERSPECTIVA REGIONAL SOBRE LA
DIVERSIDAD Y CONSERVACIÓN DE PECES
TROPICALES ANDINOS
Resumen: Los Andes tropicales albergan
una concentración de especies
extraordinariamente variada en un
paisaje bajo presión creciente de
actividades humanas. La conservacion de
las plantas y animales nativos de la
región ha recibido considerable atencion
internacional, pero la biota terrestre ha
sido el principal objetivo. La conservacion
de la fauna de agua dulce,
particularmente la conservacion de
peces, no ha sido enfatizada. Los peces
Andinos tropicales se encuentran entre
los vertebrados menos estudiados en el
mundo. Estimamos que en los diferentes
ambientes acuaticos de la region habitan
entre 400 y 600 especies de peces. Casi
40% de ellas son endemicas. Los peces
Andinos tropicales son vulnerables a los
cambios ambientales actuales
relacionados con la deforestacion, la
perdida de cuerpos de agua, la
contaminacion acuatica, la introduccion
de especies y el desarrollo de
hidroelectricas. Adicionalmente, sus
distribuciones y dinamicas poblacionales
pueden ser afectadas por las alteraciones
hidrologicas y las temperaturas de agua
mas calidas asociadas con el cambio
climatico proyectado. Actualmente, por
lo menos tres especies estan
consideradas extintas, algunas
poblaciones estan en peligro y es
probable que algunas especies declinen o
desaparezcan. La persistencia a largo
plazo de los peces Andinos tropicales
dependera de una mayor consideracion
de los ´ sistemas dulceacuıcolas en las
iniciativas regionales de conservacion.
Palabras Clave: agua dulce, América del
Sur, gradientes altitudinales, montana,
Neotropico, rıo.
INTRODUCCION
Las montañas de los Andes tropicales de
América del Sur— que se extiende desde
el noroeste de Venezuela a través de
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia:
alberga una extraordinaria Riqueza de
especies y alta concentración de
endémicas. Especies en muchos grupos
taxonómicos. Los gradientes
latitudinales, de elevación y climáticos
han creado un paisaje altamente
heterogéneo, y 133 tipos de ecosistemas
han Identificado en la región (Josse et al.
2009). Se estima que 45,000 especies de
plantas y 3,400 especies de Los
vertebrados (excluyendo los peces)
habitan en los Andes tropicales, y
representan aproximadamente el 15% y
el 12% de todos Especies conocidas,
respectivamente. Casi la mitad de estas
especies Son endémicas (Myers et al.
2000). Los Andes tropicales también son
un paisaje que cambia rápidamente.
Crecimiento de poblaciones humanas y
explotación de recursos naturales. Los
recursos han llevado a reducciones
extensas en la vegetación nativa y la
posterior identificación de muchas
especies. como vulnerables, amenazados
o en peligro de extinción (Brooks et al.
2002; Greyner et al. 2006). En partes del
norte de los Andes, las actividades
humanas han afectado al 60-75% de la
tierra área entre 500 y 3000 m (Etter y
van Wyngaarden 2000). Los Andes
tropicales han sido designados como uno
de los Las 25 áreas más ricas y
excepcionalmente amenazadas del
mundo (Myers et al. 2000). De estos, los
tropicales. Andes está entre los más
propensos a experimentar niveles altos
de pérdida de especies en el futuro, dada
la actual deforestación tendencias y
cambio climático proyectado (Brooks et
al. 2002; Malcolm et al. 2006). En
consecuencia, una considerable
financiación Se ha dirigido hacia la región
para la conservación de diversidad
biológica.
Sin embargo, los esfuerzos de
conservación en la región no han
enfatizado un grupo de vertebrados: los
peces. Los peces normalmente no se
incluyen en las estadísticas sobre
diversidad de especies para los Andes
tropicales (por ejemplo, Myers et al.
2000), y la mayoría de las actuales
investigaciones científicas y las iniciativas
de conservación se centran en la flora y
fauna terrestres o en las especies
semiacuáticas (Greyner et al. 2006).
Incluso los análisis regionales de los
recursos de agua dulce a menudo no
consideran los peces (por ejemplo,
Tobon 2009). Porque muchos ríos nunca
han inventariados, los peces andinos
tropicales se encuentran entre los
vertebrados menos estudiados y
descritos en la Tierra (Jacobsen 2008). Se
sabe que los peces andinos tropicales son
altamente endémicos y se adaptan a
condiciones abióticas extremas
(Maldonado - Ocampo et al. 2005). Los
efectos de las actividades humanas y el
cambio climático podrían alteran de
manera irreversible los ecosistemas
tropicales de agua dulce andinos y dan
lugar a la disminución o desaparición de
las especies. Aquí, resumimos el
conocimiento actual de la diversidad y
distribución de las especies tropicales
andinas. los peces, discutir los principales
factores que pueden afectar su
persistencia a largo plazo y resaltar las
oportunidades para conservación.
PECES DE LOS ANDES TROPICALES
El Neotrópico es el centro global de la
riqueza de especies de peces de agua
dulce y se cree que albergan entre 5000 y
8000 especies, de las cuales
aproximadamente 4500 se han descrito
(Malabarba et al. 1998; Reis et al. 2003).
A nivel mundial, aproximadamente el 20-
25% de todos los peces y el 50% de todos
los peces de agua dulce son especies
neotropicales. Estimaciones recientes
sugieren Al menos 2500 de estas
especies habitan en la cuenca del
Amazonas (Junk et al. 2007) y al menos
995 habitan en el Orinoco. cuenca (Lasso
et al. 2004). Los Andes tropicales abarcan
las cabeceras de estas cuencas y varias
regiones del Pacífico y Drenajes en el
Caribe (por ejemplo, los ríos Guayas y
Esmeraldas en Ecuador; los ríos San Juan,
Atrato y Magdalena-Cauca en Colombia).
El mayor conocimiento de los peces
neotropicales es Derivado de las tierras
bajas de los principales sistemas fluviales.
Comparativamente, los peces en áreas
montanas y piedemonte de la Los Andes
tropicales han sido mucho menos
estudiados (Tabla 1).
PATRONES DE RIQUEZA DE ESPECIES Y
DISTRIBUCIÓN
Estimamos que entre 400 y 600 especies
de peces de agua dulce habitan en los
Andes tropicales. Datos a nivel de país
sugieren Colombia Tiene la mayor
riqueza de especies. De las 1435 especies
de peces registradas en Colombia, 223 se
encuentran en la región andina, y 85 de
estas especies (37%) son endémicas.
(Maldonado-Ocampo et al. 2008). Hasta
la fecha, se han registrado 92 especies
andinas en Ecuador, 123 en Perú y 155
en Bolivia (Maldonado et al. 2010).
Dos órdenes, Siluriformes (bagres) y
Characiformes (tetras), representan
aproximadamente el 44% y el 40% de
Especies andinas tropicales,
respectivamente. El 16% restante se
distribuye entre los Cyprinodontiformes.
(portadores vivos, killifishes),
Gymnotiformes (peces cuchillo
eléctricos), Perciformes (cíclidos),
Myliobatiformes (rayas de agua dulce) y
Synbranchiformes (anguilas de pantano)
(Figura 1).
Los Cyprinodontiformes están
representados en gran parte por un
grupo endémico de Orestias spp.
habitando el lago Titicaca y ambientes
circundantes del altiplano. más de 3600
m en Perú y Bolivia (46 describieron las
especies de Orestias; Vila et al. 2007). El
conocimiento taxonómico de los peces
tropicales andinos permanece
incompleto. Nuevas especies siguen
siendo descritas en el principal andino.
géneros: Astroblepus (Astroblepidae);
Trichomycterus (Trichomycteridae);
Chaestostoma, Dolichancistrus,
Cordylancistrus (Loricariidae);
Bryconamericus, y Grundulus
(Characidae). Los resultados de los
análisis filogenéticos recientes muestran
que algunos géneros andinos pueden ser
parafiléticos (por ejemplo,
Cordylancistrus) (Armbruster 2008), lo
cual es consistente con la limitada
comprensión taxonómica de estos peces.
Existen varios patrones amplios de
riqueza de especies y distribución de
peces tropicales andinos. La riqueza de
especies es mayor entre 500 y 2200 m
(Fig. 2). En general, a medida que
aumenta la elevación, la riqueza de
especies disminuye y aumenta el
porcentaje de especies endémicas, en
particular> 2500 m (Maldonado et al.
2010). La uniformidad de la abundancia
entre las especies disminuye a medida
que aumenta la elevación. Por ejemplo,
en los arroyos de los Andes centrales
colombianos, 3 de 17 especies
representan el 90% de los individuos en
arroyos cerca de 1500 m (Jaramillo-Villa
et al. 2010). Rotación espacial en la
composición de especies ocurre en breve
distancias, aparentemente impulsadas
por la elevación, condiciones físicas y
químicas en ambientes acuáticos y
ubicación geográfica (Tabla 2; Pouilly et
al. 2006; JaramilloVilla et al. 2010). Los
conjuntos de peces difieren entre los
Andes tropicales del norte, centro y sur y
entre las laderas este y oeste, valles
interandinos, y el altiplano (tabla 2).
Estas diferencias se manifiestan
principalmente a nivel de especie; los
niveles taxonómicos más altos
mantienen una mayor continuidad
(Maldonado et al. 2010).
La heterogeneidad subyacente del
paisaje tropical andino ayuda a explicar
estos patrones regionales. En escalas de
tiempo geológicas, los eventos tectónicos
asociados con la elevación andina
produjeron múltiples sistemas de ríos
aislados y dieron forma a la fisiografía de
estos sistemas (Lundberg et al. 1998). Los
Andes tropicales de hoy contienen
amplios gradientes de elevación (> 5000
m en algunos lugares) sobre los cuales las
condiciones climáticas (por ejemplo,
temperatura, precipitación, viento,
radiación solar) cambian notablemente.
Los ríos siguen gradientes longitudinales,
y la topografía accidentada de la región
crea muchas rupturas naturales en la
conectividad fluvial (por ejemplo,
cascadas). En conjunto, estos factores
han creado condiciones físicas y químicas
diversas en ambientes acuáticos y han
influido en la dispersión de los peces
tropicales andinos (Fig. 3; Maldonado et
al. 2010).

CARACTERÍSTICAS DE LOS PECES
TROPICALES ANDINOS.
Los peces exhiben notables adaptaciones
morfológicas y fisiológicas para la
supervivencia en ambientes acuáticos
andinos tropicales. Algunas de estas
adaptaciones también han facilitado su
dispersión a lo largo de los gradientes de
elevación. Los peces tropicales andinos
son generalmente clasificados por Forma
corporal y hábitat en tres grupos
(MaldonadoOcampo et al. 2005). Las
especies de torrentes (por ejemplo,
Astroblepus spp., Chaetostoma spp .; Fig.
4) típicamente han deprimido cuerpos,
aletas pectorales grandes, vejigas de
natación reducidas y discos orales
carnosos. Ocurren en arroyos
caracterizados. Por temperaturas frías,
corrientes rápidas, y pendientes
pronunciadas. Las especies pelágicas (por
ejemplo, Salminusspp .; Fig. 4) exhiben
una forma de cuerpo comprimido y
aerodinámico, lo que les permite habitar
la columna de agua principal en áreas de
flujo rápido. Las especies de la piscina
(por ejemplo, Rivulus spp.) Generalmente
carecen de adaptaciones a las aguas
rápidas y están restringidas a áreas
lénticas, marginales o de movimiento
lento.
Los siluros (Siluriformes) de los Andes
tropicales son morfológicamente
distintos, se producen en una amplia
gama de elevaciones y su taxonomía es
poco conocida. La mayoría son especies
de torrentes con un disco oral, que les
permite adherirse a sustratos y soportar
altas velocidades del agua
(Astroblepidae, Loricariidae) o
anguilliformes, lo que les permite ocupar
espacios intersticiales entre las rocas y
evitar la corriente (Trichomycteridae).
Astroblepus (Astroblepidae; pez gato
escalador), un género endémico de los
Andes, ocurre desde Venezuela hasta el
norte de Bolivia desde aproximadamente
300–3200 m. La taxonomía de este
género es rudimentaria. Hasta la fecha,
se han descrito 54 especies (Schaefer
2003). Un disco oral carnoso permite
Astroblepus spp. para adherirse a las
superficies lisas, y su faja pectoral móvil y
altamente musculosa les permite
ascender en roca vertical y sobresaliente.
La familia Loricariidae (pez gato
acorazado) (Chaetostoma,
Dolichancistrus, Cordylancistrus,
Leptoancistrus, y Lipopterichthys, entre
otros) también muestra adaptaciones
morfológicas a arroyos rápidos y
abruptos en forma de discos orales y
grandes aletas pectorales. Dentro de los
Siluriformes, Loricariidae y Astroblepidae
son las familias más ricas en especies de
los Andes tropicales y, por lo tanto,
pueden ser útiles para probar hipótesis
biogeográficas sobre la influencia de las
especies geológicas y geológicas.
Factores ecológicos en la diversificación
de peces andinos.
Trichomycteridae (pez gato) se
distribuyen ampliamente hasta
aproximadamente 3000 m. La mayoría de
las especies andinas pertenecen al
género Trichomycterus, aunque la familia
incluye dos géneros monotípicos
endémicos de las tierras altas de
Colombia, Eremophilus y
Rhizosomichthys. El alargamiento del
cuerpo y la asociación con sustratos
rocosos y arenosos permiten que las
especies de Trichomycterus soporten
fluctuaciones en el flujo y altas
velocidades del agua.
Los peces caraciformes, principalmente
en la familia Characidae (130–150
especies), ocurren en un amplio
gradiente de elevación (500–2100 m),
pero la mayoría de las especies se
concentran en la región del piedemonte.
Las pocas especies presentes en las
elevaciones más altas, como las especies
de Grundulus y Bryconamericus, están
asociadas con los entornos lénicos y
lóticos. Estas especies no presentan
adaptaciones morfológicas específicas a
la reofilia; por lo tanto, su presencia en
elevaciones altas podría asociarse con la
elevación andina en lugar de la
dispersión desde las tierras bajas a través
de corredores fluviales (Maldonado-
Ocampo et al. 2005). El conocimiento
taxonómico de los peces caraciformes
andinos es también
pobre. Se han descrito muchas especies
nuevas en los últimos años, incluyendo al
menos 10 Bryconamericus, 9 Hemibrycon
y 3 Creagrutus en los Andes colombianos.
Varios peces siluriformes y caraciformes
utilizan los ríos andinos como corredores
de migración hasta aproximadamente
1000 m. Los bagres grandes
(Pseudoplatystoma spp.,
Brachyplatystoma spp .; Pimelodidae)
viajan varios miles de kilómetros desde
las zonas río abajo de la Amazonía y el
Orinoco hasta el piedemonte andino para
desovar (Barthem y Goulding, 1997).
Los caracidos migratorios comunes son
Prochilodusspp., Brycon spp., Y
Salminusspp. Uno de los más
ampliamente distribuidos de los
Prochilodusspp. en el Amazonas, P.
nigricans, experimenta migraciones
estacionales de larga distancia en
escuelas desde las tierras bajas a los ríos
andinos como un componente crítico de
su ciclo reproductivo (Silva & Stewart
2006). Estas especies de bagre y
carácidos migratorias se encuentran
entre las especies más importantes para
las pesquerías de tierras bajas.
PECES EN UN PAISAJE CAMBIANTE
Aunque los humanos han habitado los
Andes tropicales durante más de 10,000
años, sus efectos en los ecosistemas de
agua dulce han aumentado en las últimas
décadas como consecuencia de la
deforestación, las extracciones de agua,
la contaminación, la introducción de
especies y el desarrollo hidroeléctrico
(Etter y van
Wyngaarden 2000; McClain y Naiman
2008; Josse et al. 2009). Estos factores,
en combinación con el cambio climático
proyectado, amenazan la persistencia a
largo plazo de los peces tropicales
andinos.
DEFORESTACIÓN
Las tasas de deforestación en los Andes
tropicales se encuentran entre las más
altas de Sudamérica (Etter & van
Wyngaarden 2000; Brooks et al. 2002), y
pocos ríos andinos ahora drenan paisajes
de bosque contiguo desde sus cabeceras
hasta el piedemonte andino. La
deforestación en la frontera está
avanzando rápidamente hacia las
regiones de piedemonte,
particularmente en las laderas del este
de los Andes a menos de 1500 m (Mena
et al. 2006). Estas son las mismas
elevaciones donde las asociaciones de
peces andinos son más diversas y donde
muchas especies migratorias regresan a
desovar. La deforestación de la frontera a
menudo comienza a lo largo de los ríos.
Los árboles ribereños se registran y Los
desechos leñosos se recolectan
frecuentemente de los canales del río. En
el piedemonte venezolano, Wright y
Flecker (2004) encontraron que la
riqueza de especies de peces y el número
de especies de peces raras eran menores
en los estanques de los arroyos.
sin grandes piezas de restos de madera
que en piscinas con residuos de madera.
De las 30 especies observadas, 26 fueron
más. abundan en piscinas que contienen
restos de madera, incluidas las especies
migratorias Prochilodus mariae y Brycon
whiteii
Incluso pequeñas pérdidas en el
porcentaje de cobertura del dosel
ribereño o breves interrupciones en la
conectividad longitudinal de la cubierta
del bosque ribereño podrían afectar a los
peces tropicales andinos. Los resultados
de un estudio de arroyos que drenan un
área de bosque fragmentado en el
piedemonte ecuatoriano sugieren que la
deforestación afecta la estructura de la
comunidad de peces y la estructura de
tamaño de las especies individuales. Los
arroyos con menor porcentaje de
cobertura de dosel tuvieron una menor
diversidad beta y menores porcentajes
de especies raras, y la biomasa de las
comunidades de peces estuvo dominada
por los loricáridos que se alimentan de
perifitón. Además, el tamaño corporal
medio de los loricáridos aumentó a
medida que disminuyó el porcentaje de
cobertura del dosel (Bojsen y Barriga
2002).
RETIROS DE AGUA
Las principales áreas urbanas y agrícolas
en los Andes tropicales se ubican a más
de 2000 m. Poblaciones urbanas,
incluyendo las capitales de Colombia
(Bogotá, 2600 m; aproximadamente 8
millones de personas) y Ecuador (Quito,
2800 m; aproximadamente 2 millones de
personas), dependen de los ríos andinos
para el agua (Bradley et al. 2006;
Buytaert et al. 2006). La producción
agrícola en alturas de más de 2000 m
generalmente requiere riego, y muchos
ríos andinos experimentan condiciones
de flujo extremadamente bajas o nulas
durante los períodos secos debido a la
extracción de agua por parte de cadenas
de proyectos de riego (Buytaert et al.
2006). La asignación de agua a los
ecosistemas es una consideración
relativamente nueva en la gestión
regional del agua (Anderson et al. 2010).
Muchas de las corrientes de las cuales un
Se retira una alta proporción de agua en
las regiones de drenaje con una alta
concentración de peces endémicos (>
2000 m). En Colombia, por ejemplo, la
deshidratación de los humedales andinos
para satisfacer las demandas de las zonas
urbanas y los productores agrícolas y
ganaderos se ha relacionado con
extirpaciones y disminución de especies
endémicas (Grundulus bogotensis,
Eremophilus mutisii) cerca de Bogotá y
en el Valle de Ubate (Mojica et al. 2002).
LA CONTAMINACIÓN DEL AGUA
La carga de sedimentos, nutrientes,
metales, pesticidas y otros
contaminantes en los sistemas de agua
dulce está vinculada a la disminución del
crecimiento, la reproducción y la
supervivencia de los peces nativos, y la
consiguiente disminución de la riqueza
de especies (Allan 2004; Fialho et al.
2008). La contaminación del agua en los
Andes tropicales tiene múltiples fuentes,
incluida la liberación generalizada de
aguas residuales industriales y
domésticas no tratadas directamente en
las aguas superficiales, la escorrentía de
pesticidas y fertilizantes de las tierras
agrícolas y los desechos de las
operaciones mineras minerales. Muchas
de estas fuentes de contaminación se
encuentran en elevaciones elevadas,
pero sus impactos son de gran alcance
porque los contaminantes se exportan
río abajo y persisten en el tiempo. En los
Andes bolivianos, se han registrado altas
concentraciones de metales disueltos
(Zn, Pb, Cd y Cu) y pH bajo (<3) en ríos
que
Recibir efluentes de las minas.
Se plantea la hipótesis de que estos
metales y la acidez tienen efectos
negativos en los peces, incluidas las
especies migratorias, pero faltan pruebas
(Smolders et al. 2002; Van Damme et al.
2008). Los resultados de estudios en
Colombia sugieren que la reproducción y
supervivencia de los peces tropicales
andinos se ven afectados por la
contaminación del agua. En las cuencas
de Magdalena y Orinoco,
concentraciones de Se han detectado
metales pesados y organoclorados en los
tejidos de peces de diferentes grupos de
alimentación (Donato 1987, 1991; Cala y
Sodergren 1999). Resultados de estudios
en otras partes de América del Sur, la
contaminación del agua afecta
fuertemente la riqueza de especies y la
uniformidad de los conjuntos de peces y
facilita la expansión de especies
introducidas más tolerantes (Barrella y
Petrere 2003; Cunico et al. 2006; Habit et
al. 2006; Orrego et al. 2009)
INTRODUCCION DE ESPECIES
Las introducciones de especies no nativas
han alterado las comunidades bióticas en
los sistemas acuáticos andinos tropicales,
y su influencia se extiende desde las
cabeceras de gran altura hasta el
piedemonte andino. Trucha,
principalmente Onchorynchus mykiss, se
introdujo en la región para la acuicultura
y la pesca en la década de 1930 y ahora
está ampliamente distribuida en los ríos
tropicales andinos a más de 1000 m
(Forero y Gutiérrez 2002; Ortega et al.
2007). Los resultados de estudios en Perú
sugieren que la competencia por los
recursos alimentarios y el espacio afecta
la persistencia de los peces andinos
nativos Especies en presencia de truchas
no autóctonas. En los arroyos del Parque
Nacional R´ıo Abiseo (1680–3990 m), O.
mykiss y el nativo Astroblepus spp.
ocurrió en solo 2 de 51 sitios
muestreados, y en estos 2 sitios
Astroblepus persistió solo en pendientes
pronunciadas. Astroblepus también se
encontraron en Los contenidos
estomacales de la trucha (Ortega et al.
2007).
Las especies no autóctonas han afectado
a otros sistemas acuáticos andinos
tropicales de manera similar. En el lago
Fuquene en Colombia, las especies
endémicas (Eremophilus mutisii,
Grundulus bogotensis) compiten por el
alimento y el espacio con las especies no
autóctonas (Cyprinus carpio, Carassius
auratus), que ahora representan la
mayoría de la biomasa de peces
(Valderrama 2007). En el sistema del lago
Titicaca, la trucha y Odonthestes
bonariensis (Atherinidae), una especie
templada de Sudamérica introducida
accidentalmente en la década de 1960,
han tenido un Efecto directo, irreversible
en peces nativos. A través de la
competencia y la depredación, estas
especies no nativas han contribuido a la
extinción de un pez nativo, Orestias
cuvieri, y a la disminución en la
abundancia de muchos otros (por
ejemplo, Oligosarcus schindleri; Ortega
et al. 2007; Van Damme et al. 2009) .
Tilapias africanas (Oreochromis y Tilapia
spp.) y guppies (Poecilia reticulata)
también están presentes en arroyos
andinos tropicales, principalmente a
continuación
1500 m.
DESARROLLO HIDROELÉCTRICO
Las represas en los ríos andinos
tropicales alteran las condiciones físicas y
químicas locales e interrumpen la
conectividad hidrológica a lo largo de
gradientes longitudinales y en alzado A
nivel regional, la energía hidroeléctrica
representa aproximadamente el 50% de
la generación eléctrica. Sin embargo,
muchas fuentes de energía hidroeléctrica
están sin explotar y se están
considerando cientos de nuevas represas
de diferentes tipos y tamaños (Anderson
et al. 2010).
Los ríos andinos, particularmente entre
500 y 1100 m, son objetivos para el
desarrollo de nuevas centrales
hidroeléctricas. Este es el banda de la
misma elevación donde la riqueza de
especies de los picos tropicales de los
picos andinos y donde las especies de
tierras bajas migran estacionalmente a
los ríos andinos.
Los impactos de los proyectos de grandes
represas en las tierras bajas (<500 m),
especialmente la restricción del
movimiento de peces migratorios,
probablemente se transmitirán río arriba
a los ecosistemas acuáticos andinos. Por
ejemplo, la presencia de la presa de Urra
en las tierras bajas (170 m) en el río Sinu,
Colombia, se ha relacionado con la
disminución de la abundancia de
especies de peces migratorios, como
Prochilodus magdalenae, Brycon moorei
y Salminus affinis (Valderrama 2002;
Valderrama y Solano 2004). El proyecto
del río Madeira, un complejo propuesto
de cuatro represas principales cerca de la
frontera del norte de Bolivia con Brasil,
es otro ejemplo.
La subcuenca del río Madeira representa
aproximadamente el 20% de la cuenca
del Amazonas, y sus cabeceras abarcan
varios de los principales ríos andinos: el
Madre de Dios, Beni y Mamore. Aunque
se desconocen los efectos exactos del
proyecto del río Madeira, es probable
que el proyecto restrinja el acceso de las
especies migratorias a los ecosistemas
acuáticos andinos de tierras altas.
Estudios de otras áreas documentan una
pérdida de la función crítica del
ecosistema en ausencia de especies
migratorias, particularmente Prochilodus.
En los arroyos venezolanos, Prochilodus
representa casi la mitad de todo el
reciclaje de nitrógeno (McIntyre et al.
2007). La eliminación de Prochilodus de
las corrientes venezolanas dio como
resultado un aumento de la producción
primaria y una disminución del
transporte corriente abajo de carbono
orgánico (Taylor et al. 2006). Ninguna
otra especie en los arroyos andinos
parece tener un papel funcional similar a
la de Prochilodus (Taylor et al. 2006).
CAMBIO CLIMATICO
La magnitud del calentamiento en
elevaciones altas en los Andes tropicales
puede aproximarse a la proyectada para
el latitudes altas del mundo (Bradley et
al. 2006; Urrutia & Vuille 2009). Las
probables consecuencias de este
calentamiento incluyen el derretimiento
de los glaciares y el secado de los
páramos andinos (pastizales de gran
altura), que alterarían los flujos de los
ríos andinos y reducirían el área de
humedales en las alturas elevaciones Es
probable que los efectos del cambio
climático sobre los flujos en los ríos
andinos tengan altos costos sociales y
económicos (Bradley et al. 2006); sin
embargo, los efectos del cambio
climático en la biota de agua dulce no
han sido bien estudiados. En las regiones
templadas, la extensión o la contracción
de la distribución de los peces a lo largo
de los gradientes de elevación o
longitudinales y los cambios en la
estructura del conjunto pueden ocurrir
como un resultado del cambio climático
(Buisson et al. 2008; Buisson &
Grenouillet 2009). A pesar de los escasos
datos biológicos,
cree que las alteraciones hidrológicas y el
aumento de las temperaturas del agua
asociadas con el cambio climático
podrían influir en la distribución futura y
la dinámica poblacional de las especies
de peces en los Andes tropicales. Las
especies típicas de los arroyos de gran
altura y los humedales podrían cambiar
sus rangos hacia abajo si el
calentamiento provoca una pérdida de
hábitat. Las temperaturas del agua más
cálidas pueden facilitar la colonización
por las especies de tierras bajas de áreas
más cuesta arriba, donde el alivio
topográfico o las represas no son
barreras.
OPORTUNIDADES DE CONSERVACION
A nivel mundial, la disminución de los
animales de agua dulce ha sido mucho
mayor que la pérdida de animales en los
sistemas terrestres, y los peces de agua
dulce se encuentran entre los más
amenazados del mundo vertebrados Los
peces andinos tropicales tienen
distribuciones restringidas y capacidad
de dispersión limitada a lo largo de
gradientes de elevación y están
adaptados a rangos estrechos de
condiciones abióticas extremas. Estos
factores pueden aumentar la
probabilidad de pérdida y peligro de las
especies, pero el conocimiento limitado
de la taxonomía, la distribución y la
historia natural de los peces andinos
tropicales dificulta la estimación de la
extirpación, la extinción y el estado. Al
menos tres especies asociadas con
sistemas de alta elevación en los Andes
tropicales probablemente se hayan
extinguido: en Colombia Rhizisomichthys
totae (Mojica et al. 2002) y
Trichomycterus venulosus (Prada-
Pedreros et al. 2006) y en Bolivia Orestias
cuvieri (Van Damme et al. 2009). Las
poblaciones de Astroblepus ubidiai en
Ecuador pueden estar en peligro crítico
(Vélez-Espino 2005). Al menos 23
especies presentes en los Andes
colombianos están incluidas en el Libro
Rojo de Peces de Agua Dulce de
Colombia (Mojica et al. 2002). De los 42
peces en el Libro Rojo de Fauna
Vertebrada de Bolivia, 24 (57%) son
especies andinas (Van Damme et al.
2009).
Existen varias oportunidades para
mejorar la conservación de los peces
tropicales andinos. Primero, Colombia,
Ecuador y Perú están en proceso de
revisar la legislación sobre recursos
hídricos. Se están proponiendo
conceptos como los flujos ambientales
para su inclusión en la nueva legislación,
lo que aumenta la posibilidad de una
mayor coordinación entre las
instituciones con respecto a la gestión de
las extracciones de agua y los flujos de
desechos, y la conservación general de
los sistemas de agua dulce (Anderson et
al. 2010). Esta coordinación es
importante porque la protección de los
peces tropicales andinos a menudo
depende de múltiples jurisdicciones
legislativas e institucionales (M. Hidalgo,
comunicación personal). Segundo, existe
un gran interés en establecer corredores
biológicos para vincular las áreas
protegidas existentes en los Andes
tropicales (S. Fuentes, comunicación
personal). Estos corredores podrían
situarse a lo largo de cursos de río.
Además, a partir de enero de 2010, al
menos 16 humedales de La convención
de RAMSAR había designado una
importancia internacional en los Andes
tropicales, y se estaban llevando a cabo
iniciativas regionales para formar
corredores de conservación entre los
humedales de gran altura. Estos
esfuerzos aumentan las posibilidades de
protección de especies de peces
endémicas en ambientes lenticulares de
tierras altas.
Además, la adopción de perspectivas a
nivel de cuencas hidrográficas en la
planificación de la conservación o la
designación de áreas protegidas de agua
dulce (ver Abell et al. 2007) podría
proporcionar una vía para la
conservación de los peces tropicales
andinos a lo largo de gradientes de
elevación y longitudinales. Los resultados
de los estudios realizados en las
Montañas Aroa, Venezuela, muestran
que las áreas protegidas pueden
minimizar de manera efectiva la
influencia de las actividades humanas en
los ecosistemas acuáticos y los conjuntos
de peces (Rodríguez-Olarte et al. 2006).
El recientemente establecido área de
conservación La Bonita-Cofanes-Chingual
en Ecuador incluye la mayoría de las
cabeceras del río Aguarico y se extiende
sobre un gradiente de elevación de
aproximadamente 3500 m. Una de las
principales motivaciones para su creación
fue la protección de los recursos de agua
dulce. Su ubicación adyacente a las áreas
protegidas existentes en las tierras bajas
aumenta aún más las oportunidades de
conservación de peces a lo largo de vías
elevadas y longitudinales críticas
(Maldonado-Ocampo et al. 2009).
Una mayor investigación sobre los peces
en los Andes tropicales ayudaría a guiar
las iniciativas de conservación de agua
dulce a nivel regional. Se necesitan
estudios sobre la taxonomía alfa y la
filogenética para mejorar el
conocimiento científico básico de las
especies andinas tropicales.
Documentación adicional de los patrones
de elevación y longitudinales de la
riqueza y distribución de especies podría
Ayudar en la identificación de áreas
prioritarias para protección o
restauración. Una mejor comprensión de
la historia de la vida y La ecología (por
ejemplo, la reproducción, el hábitat, la
tolerancia térmica, la dinámica
poblacional) de las especies tropicales
andinas sería particularmente útil para
evaluar los flujos ambientales y para
diseñar estrategias de conservación para
la adaptación al cambio climático.
Investigación de lo interactivo y los
efectos aditivos de múltiples factores de
estrés en los peces también son una
prioridad, especialmente en vista de los
cambios ambientales en curso en los
Andes tropicales.
Los conjuntos de peces en áreas
montanas son similares en términos de
riqueza de especies y estructura trófica, y
los peces que habitan en arroyos de gran
elevación en diferentes continentes
Tienen adaptaciones similares a sus
entornos (Ibáñez ˜ et al. 2009). Los
Himalayas, al igual que los Andes
tropicales, se encuentran en la cabecera
de algunos de los ríos más grandes del
mundo, el Indo, el Ganges, el
Brahmaputra y el Mekong, donde las
iniciativas de conservación e
investigación de agua dulce a menudo se
centran en las tierras bajas. Los ríos que
drenan otro centro global de riqueza de
especies, las Montañas del Arco Oriental
en el sur de Kenia y Tanzania, están
siendo sometidos cada vez más a la
deforestación ribereña y la extracción de
agua y albergan una fauna acuática en
gran parte desconocida. Hay una
necesidad crítica de aumentar la
comprensión científica y la conservación
efectiva de los peces que habitan las
tierras altas de los Andes tropicales y
otras regiones montañosas.