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UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO RUIZ GALLO

FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL, SISTEMAS Y

ARQUITECTURA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA DE SISTEMAS

TITULO:

 El conocimiento

ALUMNO:

 Aguilar Peltroche Rosario André

ASIGNATURA:

 Introducción al Ingeniería de Sistemas

DOCENTE:

 Dr. Ing. Regís J. A. Díaz Plaza

Lambayeque, enero 30 del 2019


INDICE:

-EL CONOCIMIENTO

-EL CONOCIMINETO CIENTIFICO

-CIENCIA

-METODO CIENTIFICO

-EXPERIMENTO CIENTIFICO
El conocimiento
Con el fin de aproxima de aproximarnos al concepto de conocimiento, revisamos distintas
definiciones del termino partiendo de las principales perspectivas existentes. Teniendo en
cuenta la dificultad que implica extraer una conclusión al respecto puesto que como
señalan Vassiliadis, Seufert, Back y von Krogh, “el conocimiento en las organizaciones
ha sido considerado por muchos, definido por algunos, comprendido por unos pocos, y
formalmente valorado por prácticamente nadie”

Por una parte, Nonaka y Takeuchi diferencian dos concepciones del conocimiento. De un
lado, la epistemología occidental tradicional considera al conocimiento como algo
estático y formal. Esta epistemología se ha centrado en la verdad como el atributo esencial
del conocimiento, expresado en proposiciones y en una lógica formal. La otra concepción
a la que se refiere Nonaka y Takeuchi, y con la que se identifica estos autores, concibe al
conocimiento como un proceso humano dinámico de justificación de la creencia personal
en busca de la verdad. Esta concepción destaca la naturaleza activa y subjetiva del
conocimiento, representada en términos de compromiso y creencias enraizadas en los
valores individuales.

Por otra parte, Vensin analiza la naturaleza del conocimiento según tres epistemologías:
la cognitiva, la conexionista y la constructiva. Las distintas concepciones a las que hacen
referencia estos autores ofrecen un ejemplo de las distintas formas de concebir la
organización y el conocimiento. Así, la epistemología cognitiva considera la
identificación, recogida y difusión de la información como la principal actividad de
desarrollo del conocimiento. Entendiendo al conocimiento como representación del
mundo con la máxima precisión. Los enfoques cognitivos la representación el mundo con
la máxima precisión. Los enfoques cognitivos equiparan el conocimiento a la información
y los datos.

La epistemología de las conexiones considera que las organizaciones son redes basadas
en la relación y conducidas por la comunicación. Se centran en las relaciones y no tanto
en los individuos o el sistema entero. Una red se caracteriza por el número de conexiones,
el dinamismo de los flujos de información y la capacidad para almacenar información.
Las reglas de estas conexiones forman una parte esencial del conocimiento. Kogut y
Zander representan un ejemplo de esta corriente puesto que entienden que las
organizaciones ofrecen un sentido de comunidad social que permite la coordinación de
las relaciones entre los miembros, puesto que pueden procesar y almacenar una mayor
cantidad de datos que un individuo y, además, son mejores que el mercado en cuanto a la
transferencia de conocimiento. Kogut y Zander difieren social de la empresa pueden
variar entre empresas.

La epistemología constructiva o autopoiesis se centra en la interpretación y no en la


recogida de información. Los sistemas autopoieticos son abiertos para los datos, pero
cerrados para la información y el conocimiento. Así, el conocimiento no puede ser
transmitido e un individuo a otro puesto que los datos tienen que ser interpretados.
Consideran que el conocimiento reside en la mente, el cuerpo y en el sistema social,
depende del observador y del pasado y se comparte indirectamente a través del dialogo.
Después de revisar algunas de las principales concepciones del conocimiento, nuestra
concepción se asemeja a la propuesta por Davenport y Prusak “El conocimiento es un
flujo en que se mezclan la experiencia, valores importantes, información contextual y
puntos de vista de expertos, que facilitan un marco de análisis para la evaluación e
incorporación de nuevas experiencias e información. En las organizaciones, a menudo se
encuentra no solo en los documentos sino también en las rutinas organizativas, procesos,
prácticas y normas”.

De forma general, entendemos que el conocimiento en la organización es un activo


intangible que forma parte de distintos elementos y procesos de la organización y puede
adoptar distintas formas. Este activo se puede someter a diferentes actividades de gestión,
siendo posible su movilidad (dentro y fuera de la organización), la posibilidad de ser
transformado (mediante procesos de codificación), almacenado y aplicado, pudiéndose
convertir en un activo estratégico de la organización.

Por otra parte, consideramos que una cuestión fundamental se refiere a la existencia de
distintos tipos de conocimiento puesto que cada tipo puede tener unas implicaciones
diferentes para la organización.

Conocimiento científico

El conocimiento científico supone y desarrolla el conocimiento humano; posee problemas


semejantes a éste, pero los estudia y analiza con mayor detalle y precisión. Por esto, si
bien el conocimiento científico implica el conocimiento humano, al estudiar a aquél
podemos conocer mejor a éste.

Para Popper, en efecto, la vida es resolución de problemas y descubrimiento de lo nuevo,


mediante el ensayo de posibilidades. La vida de los organismos se ve acosada
constantemente por problemas. "Afirmo que todo animal ha nacido con expectativas o
anticipaciones que pueden tomarse como hipótesis: una especie de conocimiento
hipotético. Afirmo, además, que en este sentido poseemos un determinado grado de
conocimiento innato del cual partir, aunque sea poco fiable. Este conocimiento innato,
estas expectativas innatas crearán nuestros primeros problemas, si se ven defraudadas"
(Popper, 2007)

En un sentido general, no hay conocimiento sin problemas ni problemas sin conocimiento


o expectativa.
Ciencia
“Un mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino
enriquecerlo construyendo otros universos” (Bunge, 2001)
La ciencia ha sido utilizada para comprender, domar, y modificar el mundo natural de
acuerdo a las necesidades biológicas y espirituales de los seres humanos. Para Mario
Bunge, la ciencia es un conjunto de ideas racionales, verificables y falibles para elaborar
construcciones conceptuales de mundo. Mediante estas construcciones, la ciencia ha sido
aplicada para mejorar el medio natural, a partir de las necesidades humanas, y a la
creación de bienes materiales y culturales; esta ciencia aplicada, se convierte en
tecnología.
Este autor explica que no toda la investigación científica procura el conocimiento
objetivo, y distingue dos tipos de ciencia: las ciencias formales y las ciencias fácticas. Las
ciencias formales son ciencias que se integran de saberes racionales, sistemáticos y
verificables, que a su vez forman parte de sistemas como la lógica y la matemática, que
no son objetivos puesto que no se ocupan de los hechos y, por tanto, no dan informaciones
sobre la realidad.

Los sistemas de las ciencias formales tratan con entes ideales que implican condiciones
abstractas e interpretadas, y sólo existen en la mente. Estos sistemas se sustentan en entes
formales y establecen relaciones entre ellos para construir las relaciones complejas entre
los hechos y sus diversos aspectos. Por esta razón es que estas ciencias se denominan
“formales” ya que sus objetos no son procesos ni cosas, sino formas en las que se pueden
incluir contenidos, tanto fácticos como empíricos, ilimitados. Ya que el significado
fáctico que se le asigna a los objetos formales no es una propiedad intrínseca de los
mismos, las ciencias formales no entran en conflicto con la realidad. En este sentido, las
ciencias formales no se aplican a la realidad, sino que se emplean en la vida cotidiana.

Para introducir las ciencias fácticas, Bunge hace una comparación entre éstas y las
ciencias formales. Mientras que las ciencias formales consisten en relaciones entre signos
y usan la lógica para demostrar sus teoremas, las ciencias fácticas se refieren a entes extra
científicos, a sucesos y procesos concretos, por lo que en su metodología utilizan la
observación y la experimentación. Por otro lado, las verdades en las ciencias formales no
son absolutas, sino relativas a sus sistemas de lógica y principios teóricos.

En las ciencias fácticas no se emplean símbolos vacíos, sino símbolos interpretados; la


racionalidad es necesaria pero no es garantía de que se obtenga la verdad, por lo que se
exige que los enunciados de estas ciencias sean verificables mediante la experiencia. De
esta manera las ciencias formales se orientan a demostrar o probar y, por tanto, son
completas y finales, mientras que las ciencias fácticas son temporales, pues verifican
hipótesis que en su mayoría son provisionales.

A partir de esta comparación, Bunge aborda a profundidad las ciencias fácticas; sus rasgos
esenciales son la racionalidad y la objetividad. Bunge define la racionalidad como el
conocimiento constituido por juicios y raciocinios y que además efectúa operaciones que
tienen como punto de partida y punto final las ideas. Dichas ideas son combinables de
acuerdo a un conjunto de reglas lógicas para producir nuevas ideas. Estas ideas a su vez
se organizan en sistemas para conformar teorías. Por su parte, la objetividad, o el
conocimiento objetivo, busca analizar la verdad fáctica y verifica la adaptación de ideas
a hechos recurriendo a la observación y la experimentación.
Método científico
Un método es un procedimiento para tratar un conjunto de problemas. Cada clase de
problemas requiere un conjunto de métodos o técnicas especiales.
Los pasos principales de la aplicación del método científica son:
1. Enunciar preguntas bien formuladas y verosímilmente fecundas.
2. Arbitrar conjeturas, fundadas y contrastables con la experiencia, para contestar a
las preguntas.
3. Derivar consecuencias lógicas de las conjeturas.
4. Arbitrar técnicas para someter las conjeturas a contrastación.
5. Someter a su vez a contrastación esas técnicas para comprobar su relevancia y la
fe que merecen.
6. Llevar a cabo la contrastación e interpretar sus resultados.
7. Estimar la pretensión de verdad de las conjeturas y la fidelidad de las técnicas.
8. Determinar los dominios en los cuales valen las conjeturas y las técnicas, y
formular los nuevos problemas originados por la investigación.

Ejemplificación de algunas reglas muy obvias del método científico:


1. Formular el problema con precisión y, al principio, específicamente. Por ejemplo,
no preguntar genéricamente.
2. Proponer conjeturas bien definidas y fundadas de algún modo, y no suposiciones
que no comprometan en concreto, ni tampoco ocurrencias sin fundamento visible:
hay que arriesgar hipótesis que afirme la existencia de relaciones bien definidas
entre variables netamente determinadas.
3. Someter las hipótesis a contrastación dura.
4. No declarar verdadera una hipótesis satisfactoriamente confirmada; considerarla,
en el mejor de los casos, como parcialmente verdadera.
5. Preguntarse por qué la respuesta es como es, y no de otra manera.

Estas y otras reglas del método científico están muy lejos de ser infalibles y de no
necesitar ulterior perfeccionamiento
El método científico y la finalidad a la cual se aplica (conocimiento objetivo del mundo)
constituyen la entera diferencia que existe entre la ciencia y la no-ciencia.
El método científico es un rasgo característico de la ciencia, tanto de la pura como de la
aplicada: donde no hay método científico no hay ciencia. Pero no es ni infalible ni
autosuficiente. El método científico es falible: puede perfeccionarse mediante la
estimación de los resultados a los que lleva y mediante el análisis directo. Tampoco es
autosuficiente: no puede operar en un vacío de conocimiento, sino que requiere algún
conocimiento previo que pueda luego reajustarse y elaborarse; y tiene que
complementarse mediante métodos especiales adaptados a las peculiaridades de cada
tema.
Experimento científico
Una clasificación antigua y todavía ocasionalmente mencionada de las ciencias las separa
en "observacionales" y "experimentales". Las primeras serían aquellas disciplinas cuyos
campos de interés no fueran manipulables, como la geología, la astronomía o la
paleontología; en estas ciencias la actividad del investigador estaría reducida a la
observación. En cambio, las segundas serían las ciencias cuyas áreas permiten la
modificación activa de los fenómenos por parte de los investigadores, como la química,
la biología molecular o la inmunología; en estas disciplinas si es posible realizar
experimentos. Aunque la división de las ciencias en función de este criterio no es
aceptable, ya que todas las ciencias son observacionales y todas son experimentales (de
acuerdo con una definición no demasiado estrecha de experimento), sirve para subrayar
la enorme importancia que tienen los experimentos o manipulaciones de la naturaleza en
su estudio.
Es interesante saber que ni la manera como se diseñan los experimentos científicos ni la
meta que el investigador intenta alcanzar al realizarlos se conocen fuera del ámbito
altamente especializado de la ciencia; de hecho, un número no despreciable de
investigadores (casi todos jóvenes) también ignora ambas cosas. Si se le preguntara a uno
de ellos, diría algo como lo que sigue:
Los experimentos son preguntas que se le hacen a la naturaleza para que revele lo que no
es obvio o aparente. Su objetivo es acumular información confiable sobre algún tema
especial.
En otras palabras, un experimento se diseña de manera que podamos hacer un
descubrimiento de algo desconocido o percibir una relación previamente oculta, y su
objetivo es aumentar los datos que conocemos sobre la naturaleza.
Bibliografía

Bunge, M. (2001). La ciencia su metodo y su filosofia. Buenos aires: Sudamericana.

Popper, K. (2007). El conocimiento Científico. Argentina: invenio.

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