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LA INTENCION DEL MIDRAS DEL LIBRO

DE LA SABIDURIA SOBRE EL EXODO

I. EL CONTEXTO HISTORICO Y LA TRADICION TEOLOGICA

La seccion última del libro de la Sabiduría de Salomón (Sab.


11,2-19,22) nos- ofrece una relectura mídrásica de los acontecimien-
tos del éxodo. Estos capítulos constituyen una unidad literaria bien
estructurada, como luego veremos 1, cuyo género literario podemos
considerarlo tanto un midrás, desde el punto de vista de los mo-
delos literarios judíos de la época, como una simcrisie ( = compara-
ción/interpretación), si lo encuadramos entre las formas literarias
helenísticas 2•
En ambos casos se trata de considerar una realidad, con fre-
cuencia un hecho de la historia pasada, para aplicarlo a una situa-
ción distinta, normalmente con la intención de poder ofrecer una
enseñanza útil en las circunstancias del momento. Fue el profesor
Díez Macho quien me inició en el estudio del midrás y fue él 1a
primera persona a quien oí hablar del caracter actualizador de este
peculiar género literario. Pues bien, ínvestígar el interés que guía
al autor del texto es el objeto de este artículo.
Para ello es imprescindible que intentemos situarnos trazando
las coordenadas históricas ,e ideológicas en las que este muirás se
inscribe, es decir, el contexto histórico y social que ve nacer este
texto, por un lado, y por otro, 11a tradición teológica de la que el
autor del libro de la Sabiduría es heredero.
La tradición de pensamiento que llega hasta el autor del libro
de la Sabiduría resulta de la confluencia de la tradición sapiencial
israelita con la teología de la historia que durante siglos ha ido

1 La ternera parte del libro de 'la Sabiduría se puede hacer comen-


zar en 10,1 ó en 11,2. Está fuera de discusión que con La oración de Sa-
lomón (cap. 9) finaliza la primera mitad del Iibro donde aún pueden
distínguirse dos secciones: El libro escatológico de la Sabiduría (1,1-6,21)
y La naturaleza de la Sabiduría (6,22-9,18). A partir del cap. 10 se ex-
pone la actuación de la Sabiduría en la historia de Israel. Sin embargo,
el midrás sobre el éxodo comienza propiamente en 11,2. Los versos
de ·10,1 a 11,1 deben considerarse sección de transición de acuerdo con
A. G. Wright (cf. nota 20).
2 Cf. J. M. Reese, Hellenistic Influence on the Book of Wisdom
and its Consequences (Roma 1970) 98ss y M. Gilbert, La critique des
dieux dans le Livre de la Sagesse (Roma 1!}73) XVI.
5
66 J. R. BUSTO SAIZ

destilando Israel. Esta teología de la historia ha cristalizado ya


en la época de nuestra obra, unos tres siglos después de que las
diversas tradiciones históricas de Israel se hubieran integrado en
el Pentateuco, en una gran corriente que podemos calificar de
deteuronomístíoo-sacerdotal 3•
Esta teología deuteronomístíoo-sacerdotal puede caracterizarse
oomo una teología de la historia de la salvación. Toda la historia
es interpretada a la luz de la alianza deuteronómica. Dios es el
salvador de su pueblo al que llama insistente y reiteradamente a
la conversión que es el cumplimiento de la alianza. La historia del
pueblo se ve así como la sucesión de sus infidelidades y sus con-
versiones a Dios, motivadas éstas por la opresión y los conflictos
que los israelitas sufren de parte de otros pueblos a los que el re-
dactor deuteronomista ve como instrumento del castigo divino 4.
Por otro lado, la sabiduría antigua de Israel, y del Antiguo
Oriente en su conjunto, tiene como preocupación central en su re-
flexión la búsqueda del sentido de ·1a creación y de la existencia
humana. Es teología de la creación 5• La sabiduría intenta explicar
cada una de las cosas existentes buscando así comprender la crea-
ción entera. El misterio de la existencia humana ocupa un Iugar
de prívílegío en esa investigación. Para ello el sabio cataloga y cla-
sifica la diversa multiplicidad de experiencias concretas que la rea-
lidad le ofrece para volcar sobre ellas su reflexión. En una palabra,
la sabiduría intenta penetrar el misterio de la creación entera a
partir de la experiencia del "funcionamiento" dy la misma creación.
Y ta sabiduría se nos presenta alcanzando, a veces, su objetivo
de penetrar el misterio del sentido cuando logra, quizá con dema-
siado optimismo, establecer relaciones de causa-efecto entre la ac-

3 Paralelamente a la integración de los diversos documentos histó-


ricos (J, E, D, P) en una única obra, el Pentateuco tal como hoy lo
tenemos, se produce también la integración de las teologías de las di-
versas tradiciones históricas. En el conjunto es patente el triunfo de
las teologías deuteronomística y sacerdotal. De tal manera que una ex-
posición de la teología veterotestamentaria (W. Eichrodt, Teología del
AT, Ed. Cristiandad, Madrid 1975) recurre en gran medida a los esque-
mas que 1e proporciona la teología deteronomístíca de la alianza.
4 Cf. M. Noth, überlieferungsgeschichtlichen Studien I (Halle 1943);
H. W. Wolff, Das Kerigma des tieuteronomischeri Geschichtsweks: ZAW
73 (1961) 171-186 y G. von Rad, La teología deuteronomística de la his-
toria en los libros de los reyes, en Estudios sobre el AT (Salamanca 1976)
177-189.
s Cf. W. Zimmerli, The Place and Limit of the Wisdom in the
Erameuiork ot the Old Testament Theology; SJTh 17 (1964) 146-158
= Ort und Grenze der Weisheit im Rahmen der alttestamentlichen
Theologie en Les Sagesses du Proche Orient ancien (París 19163) 121-137
y R. E. Murphy, Wisdom - Theses and Hypotheses, en Israelite Wisdom.
Theological and Literary Essays in Honor ot Samuel Terrien (Nueva
York 1978) 35-42.
EL M IDRAS DE -L A SABIDU RIA SOBR E EL EX ODO 67

tuacíón del hombre y su resultado, mientras que en otros momen-


tos ronda el escepticismo y la desesperación cuando el dolor, la
injusticia y, en fin, la muerte, o incluso el mismo desorden -social
le - hace ver el sentido de la realidad como algo problemático, in-
consistente e inasequible al hombre 6•
Tenemos, pues, dos grandes corrientes en el pensamiento is-
raelita: la tradición sapiencial, que se puede calificar de experien-
cíal, racional, laica e internacional, por un lado 7, y por otro, la
teología de la historia {de salvación), que es típicamente israelita,
religiosa y que ha surgido en el pueblo gracias a la predicación
profética 8•
· Pues bien, estas dos corrientes de pensamiento se van a fundir
en la última etapa de la sabiduría de Israel y su fusión va ,a pro-
ducir los libros de la Sabiduría de Ben Sira y de la Sa,biduría de
Salomón, aparte de otros textos de menor entidad como Baruc
3,9-4,4 9, u otros extracanónicos como el libro IV de Macabeos 10.
Al fusionarse la sabiduría con Ia teología de la historia se in-
troduce en el movimiento sapiencial un elemento nuevo: la reñe-
xión sobre la historia. Es preciso caer en la cuenta de que la re-
flexión sobre la historia está ausente en los libros sapienciales
antiguos: Proverbios, Job y Qohe1et. Pero, al contrario, ha logrado
el excelente poema que es el "elogio de los antepasados" en la Sa-
biduría .de Ben Sira. La sabiduría toma ahora como objeto de su
interés, al lado de la ya tradicional refíexíón sobre la naturaleza
(Ben Sira 42,15-43,33), la reflexión sobre la historia (Ben Sira 44-50).
En esta reflexión sobre la historia de Israel que hace la sabiduría

6 Es el momento en que Ia sabiduría hace la crítica de su propia


posicron y se vuelve un poco escéptica, incluso sobre sí misma. Este
momento está especialmente representado en la sabiduría de Israel
por Qohelet, en la sabiduría egipcia por obras como la Disputa sobre el
suicidio (ANET 405), o la Protesta del campesino elocuente (ANET 407)
y en la sabiduría babilónica por el Diálogo sobre la miseria humana
(ANET 438), el Diálogo del amo y el esclavo (ANET 437) y el poema
Alabaré al Señor de la Sabiduría (ANET 434).
7 Of. J. L. Creshaw, Prolegomenon, en Studies in Ancien Israelite
Wisdom (Nueva York, 1976) 3ss. Aunque las creo útiles, estas caracteri-
zaciones son aproximativas y no deben entenderse de una manera de-
masiado estricta. Las precisa y las discute R. E. Murphy, art. cit.
s Para la tradición judía toda la obra histórica deuteronómica son
los profetas anteriores. Por otro lado, cada vez se concede más impor-
tancia a la influencia profética en los círculos deuteronomísticos. Cf.
P. Dacquíno, art. Deuteronomista, en Diccionario teológico interdisci-
plinar, II (Salamanca 19·82).
9 He estudiado este texto en Baruc 3,9-4,4: Estructura y contenido
en. Palabra y Vida. Homenaje a J. Alonso Díaz (Madrid 1984) 121-129.
10 Sobre esta última etapa de la sabiduría cf. J. Fichtner, Die alt-
orietitalische Weisheit in ihrer israelitisch-jüdischen Auspriigung (Gies-
sen 1933).
68 J. R. BUSTO SAIZ

en la última etapa de su evolución es donde hay que inscribir el


midrás que nos ocupa 11•

Pero ocurre también que nuestro autor no está sólo interesado


en una reflexión meramente teórica sino que pretende responder
a problemas concretos que su contexto histórico y social le presen-
ta. Veamos cuáles son esos problemas.
Por encima de algunas opiniones que discrepan, es. normalmen-
te aceptado que el Iibro de la Sabiduría qe Salomón se compuso en
la primera mitad del siglo 1 a. C. en Alejandría 12• Los numerosos 1"
judíos que habitan la Alejandría tolemaica sienten la necesidad de
intentar dos cosas en cierta medida contradictorias. Por una parte
quieren mantener a toda costa su identidad étnica y religiosa pero
al mismo tiempo desean integrarse plenamente en un mundo que
está dejando caer todas las barreras divisorias entre los hombres.
Es el mundo helenístico donde una misma lengua, la ·koiné, una
misma cultura, una misma civilización, una misma ciudadanía uni-
versal y también una misma religión, aunque sea un eclecticismo,
lo van llenando todo 14•
El libro de la Sabiduría es como los otros escritos judíos de
la época {I y II Macabeos, Daniel, Ester, Carta de Aristeas, IV Ma-
cabeos ... ) un escrito de resistencia. Claro que no todos estos escri-
tos resisten la invasión cultural helenística de la misma manera.
Mientras que el libro de Daniel, o el de Ester representan la ten-
dencia extrema de total oposición a las influencias helénicas, otros
como la Carta de Aristeas o el mismo de la Sabiduría de Salomón
anhelan conciliar una cierta resistencia a la helenización que les
permita mantener la identidad, con una asimilación de esa misma
cultura helenística, asimilación que en el caso de la Sabiduría de
Salomón es patente desde un punto de vista literario desde 1a pri-
mera línea del libro. Pero precisamente, y aquí radica en gran me-

11 A partir de la identificación de la sabiduría con la torá (cf. Eclo


24) la actividad sapiencial en el judaísmo se va a ir convirtiendo cada
vez más en exégesis rabínica. Cf. H. A. Fischel, The Trasformation of
Wisdom in the Wordl of Midrash, en R. L. WiJk,en, Aspects of Wisdom
in Judaism and Early Christianity (Londres 1975) 67-101.
12 Cf. H. Cazelles, Introducción crítica al Antiguo Testamento (Bar-
celona 1981) 781 y A. G. Wright, Sabuiuria, en CBSJ, II (Madrid 1971)
564.
13 Cf. A. Pelletier, Lettre d' Aristée ,a Philocrate (P,aris 1962) 72ss.
14 Of. la excelente obra drrigída por R. Bíanchí Bandínellí, Histo-
ria y civilización de los griegos, que dedica los tomos VIII y IX (Bar-
celona 1983) respectivamente a La sociedad helenística. Economía, de-
recho, religión y a La cultura helenística. Filosofía, ciencia, literatura.
Sobre el helenismo y los judíos cf. W Tarn/G. T. Griffith, La civili-
zación helenística (México 1969) 160-177. Aunque referido únicamente
a Palestina, es iluminador M. Hengel, Judentum und Hellenismus (Tu-
binga 1973) especialmente el cap. III, pp. 199-463.
EL M IDR AS DE LA SABIDU RIA SOBRE EL EX ODO 69

dida el interés de nuestro libro, su autor supo expresar utilizando


unos modos culturales y literarios helenísticos un contenído teoló-
gico perfectamente acorde con la tradición judía. En esta misma
línea de diálogo y diferenciación hay que colocar la obra de Filón,
también alejandrino, quien vuelve a servirse de categorías culturar
les y de pensamiento helenísticas para reformular su fe judía 15•
Aún hay otro elemento más. Atrás han quedado los tiempos de
la persecución del seléucida Antíoco IV, pero sus heridas no se
han cerrado todavía. Según las noticias que han llegado a nosotros,
la vida de los judíos en Alejandría es pacífica y protegida por los
tolomeos 16• Sin embargo, el motivo último que orígínó la persecu-
ción del rey Antíoco aún está vivo: el avance inoontenible de la
helenización a todos los niveles. Aunque los judíos entendieron la
actuación de Antíoco IV respecto a ellos como una persecución
religiosa, a buen seguro que el rey lo comprendió únicamente como
un problema de coherencia político-administrativa y de concentra-
ción de todos los recursos sociales y económicos en sus manos
para poder hacer frente de una manera eficaz a las amenazas que
sobre todo desde el exterior, pero también internas, sufría su
reino 17•
Sin embargo, a pesar de vivir en paz, es en este momento cuan-
do los judíos comienzan a ver surgir los primeros brotes de anti-
semitismo 18• Todavía se trata simplemente de "antisemitismo li-
terario" del cual nos hará un buen reportaje al refutarlo unos años
más tarde Flavio Josefo en su Contra Apión. Al menos por lo que

1s La misma traducción del pentateuco al griego es una forma


de responder a la helenización. Gon ella se intentó facilitar a una im-
portante parte del pueblo judío, que ya no hablaba una lengua semi-
tíca sino griego, el acceso a los textos tradiciona'1es de su pueblo. Cf.
R. Hanhart, Das Wesen der makedonisch-hellenistischen Zeit Israels,
en Wort, Lieti und Gottesspruch. Beiiriiqe zur Septuaginta. Homenaje
a J. Ziegler, I (Würzburgo 1972) 49-59.
16 Los judíos en Alejandría tuvieron su época de esplendor con To-
lomeo VI Filometor (181-145 a.C.) y sólo tenemos noticias de incidentes
sangrientos bajo Tolomeo VII Everg,etes (145-116) aunque parece que
estos incidentes no tuvieron en su origen motivos especiñcamente anti-
judíos. Cf. P. M. Fraser, Ptolomaic Alexandria, I (Oxford 1972) 55ss,
83s, y 121.
17 Cf. E. Schürer, The History of the Jewish People in the Age ot
Jesus Christ (175 b. c. - a. D. 135), I (Edimburgo 1973) 146ss. Ed. espa-
ñola, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús (Ed. Cristiandad, Ma-
drid 1985).
18 Más propiamente habría que hablar quizá de antijudaísmo en
lugar de antisemitismo pues la oposición a los judíos parece provenir
originalmente de la población semítica autóctona en Egipto y no de
la población griega. Cf. P. M. Fraser, op. cit., p. 689.
70 J. R. BUSTO SAIZ

sabernos, .aún no había surgido la violencia. Las primeras noticias


de conflictos violentos se refieren a la época romana 19•
Pues .bien, las dificultades que el pueblo judío sufre por· man-
tener su, identidad étnica y su fidelidad religiosa, bien sea la opo-
sición de sus .concíudadanos no judíos o bien la persecución abierta
todavía viva en el recuerdo, presentan a la reflexión sapiencial un
problema teórico que no puede dejar de abordar: ¿qué sentido
tiene él sufrimiento causado por 1a fidelidad a Dios? ¿qué sentido
1

tiene el 'm artirío? El problema del dolor y del sufrimiento había


sido ya un tema propio de la sabiduría del Antiguo Oriente. Recuér-
dese el Job israelita y los varios Job babilónicos. Pero este mismo
_problema· se vuelve a plantear agravado. Ahora 1a sabiduría no
sólo se pregunta, como ya hizo Job, qué sentido tiene el dolor del
.hornbre justo sino qué sentido tiene el sufrimiento del hombre justo
que sufre. precisamente por ser justo, que sufre, incluso el marti-
rio, precisamente a causa de su fidelidad a la religión de sus padres.
Este problema salpica también a DiÓs: ¿Qué hay de ese Dios que
Ua tradición teológica y la predicación profética han presentado
corno salvador de su pueblo, fiel de generación en generación, pero
que permite el sufrimiento y también la muerte violenta e injusta
de quienes le son fieles?
Creo. que en el punto de encuentro de la problemática históri-
ca y social descrita con la tradición sapiencial tal como en su últi-
ma etapa de evolución ha quedado fecundada por la teología de la
historia de Israel, es donde hay que colocarse para lograr una me-
jor comprensión de esta última parte del libro. de la Sabi_duría.

II. ESTRUCTURA DEL lVIIDRAS

Ha sido A. G. Wright quien nos ha descubierto la estructura


que presenta nuestro libro. El autor ha delimitado cada párrafo y
cada sección del libro mediante inclusiones formadas por palabras-
clave. Al. mismo tiempo cada una de las secciones consta de un
número dado de versos que guarda relación con el número de ver-
sos de que constan las otras secciones. El libro entero se halla así
compuesto guardando la divina proporción 7JJ_ Recojo, pues, la es-

19 Excepto los incidentes bajo Tolomeo VII Evergetes mencionados


en Ia nota 16. sobre el antisemitismo en los textos Iíteraríos cf. P. M.
Fraser, op. cit., pp. 86, 508-509, 517, 688-689, 705-706; 714-715 y 805. So-
bre el antisemitismo en Alejandría en época romana cf. P. M. Fraser,
op. cit., pp. 57-58, 88, 286, 688, 798 y 805.
7JJ Cf. A. G. Wright, The structure of the Book of Wisdom, Bib. 48
(1967) 165-184 y Numericai Patterns in the Book of Wisdom, CBQ 29
0967) pp. 524-538.
EL M IDRAS DE LA SABIDU RIA SOBRE EL EXODO 71

tructuración expuesta por Wright que modifico en algunos puntos


de detalle 21•
El midrás consta de cinco partes 22 en cada una de las cuales
se examina el papel que desempeña en los acontecimientos del
éxodo una realidad creada. El autor incluye dos importantes digre-
siones. Este es el esquema:
I. El agua y la sed {11,2-14).
II. Los animales (11,15-16 + 12,23-2'7 + 15,18-16,15).
- Digresión sobre ,el poder y la misericordia de Dios
(11,17-12,22). ·
- Digresión sobre l,a idolatría (13,1-15,17).
III. Los fenómenos meteorológicos (16,16-29).
IV. La luz y las tinieblas {17,1-18,4).
V. La muerte {18,5-19,5).
Recapitulación y conclusión (19,6-22).

21 Los puntos son los siguientes. En mi opinión 11,2-5 no ha de


considerarse introducción ,a todo el midrás sino solamente al primer
tema del mismo: el agua y la sed. La inclusión está formada por
t1:,(4,1r¡crav (vers, 4) / 6tlji~oavrEc; (vers, 14) mejor que por fü4,1ouc; (vers. 8) /
ot~oavr·Ec; (vers. 14). Wright duda entre las dos posibilidades (cf. The
Structure ... , p. 177), pero s,e inclina por esta última. Sin embargo el
cómputo de versos que él mismo hace favorece mi opinión. Wright con-
:Sidera una digresión la sección sobre las picaduras de las serpientes
en el desierto (16,5-15) pero tas incluye en el cómputo de versos al con-
trario de lo que ocurre con las dos grandes secciones (11,17-12,22 y
13,1-15,17) que por ser realmente digresiones están excluidas de guar-
dar la proporción. Creo que la sección sobre las picaduras de las ser-
pientes constituye un capítulo en sí misma (inclusión: 'E-rrfiA0Ev vers. 5/
Eé,EA0óv vers. 14) pero es un capítulo que forma parte del tema de los
animales. Según Wright está incluido también en el cómputo numé-
rico de versos. Algo semejante se puede decir de la plaga mortal que
sufren los judíos en el desierto (18,20-25). Es un capítulo (inclusión:
rraipo; ópy~ vers. 20/ rraipo; -r~c; ópy~<; vers. 25) que es parte de un tema
más amplio, el de la muerte. Wright lo incluye también en el. cómputo
de versos. Por fin, los versos 19,6-21 más que una digresión sobre la
creación es la recapitulación del conjunto del midrás.
22 Las inclusiones y los cómputos de versos que ha señalado Wright,
así como los elementos del contenido que expongo en este trabajo,
obligan a afirmar que el muirás consta de cinco temas y no siete, como
ha expuesto J. M. Reese, Plan and structure in the Book of Wisdom,
CBQ 27 (1965) pp. 391-399; ver pp. 398s. Lo que el midrás dice sobre el
hambre de los judíos en el desierto no es un tema autónomo, sino
que forma parte del desarrollo del tema de los animales. De la misma
forma, la muerte de los primogénitos egipcios y la muerte de los gue-
rreros egipcios en el Mar Rojo son también dos aspectos del mismo
tema: el de la muerte.
III. EL CQINTENIDO

Si analizamos con un cierto detenimiento la exposición 23 que


el midrás hace de cada una de las cinco realidades creadas que
considera, encontramos reiteradas en todas ellas los mismos seis
elementos de contenido. El hecho de que estos seis elementos apa-
rezcan repetidos en cada tema me permite suponer que tras ellos
se esconde lo fundamental que el autor nos quiere comunicar. No
es preciso decir que no siempre estos seis elementos se encuen-
tran colocados en el mismo orden dentro de cada tema ni que tam-
poco se les .concede en todos los casos la misma amplitud. Estos
elementos son los siguientes:
A. Los egipcios han cometido un pecado que se relaciona de
alguna manera con la realidad creada que se considera.
B. Dios ha enviado un castigo ~ los egipcios a causa de su pe-
cado, castigo en el que de una u otra manera íntervíene esa
misma creatura.
C. Por el contrario esa misma creatura es causa de salvación
para los judíos.
D. En otro momento, también esa misma realidad creada ha
sido causa del sufrimiento de los judíos. Sin embargo, el
sufrimiento de los judíos se explica como provocado por
Ia pedagogía amorosa de Dios para con su pueblo.
E. En cada uno de los cinco análisis que hace el midrás se in-
dica explícitamente que el castigo sufrido por los egipcios
les sirve, o ha de servir, para su conversión.
F. Se formula la tesis que pone de relieve la enseñanza.

De manera que puede establecerse el siguiente cuadro:

23 Me Iímíto a analizar el midrás tal como lo tenemos. Prescindo


de si tras los datos que el midrás nos ofrece ahora puede detectarse otra
tradición distinta de la que nos dan los libros Exodo-Números. Este
posible estudio, aunque interesante, es también muy problemático pues
el midrasista suele modificar los textos y tradiciones de los que parte
para acomodarlos a su intención.
EL M IDRAS DE LA SABIDU RIA SOBR E EL EX ODO 73

l. El agua y la sed 2. Los animales


(Sab 11,2-14) (Sab 11,15-16; 12,23·
27; 15,18-16,15)

-D,ecreto del Faraón, ¡-Adoran animales:


A mandando ahogar a 11,15; 12,24; 15,18
los niños judíos: 11,7
Pecado de los egipcios

-Primera plaga: agua -Plagas segunda, terce-


enturbiada con sangre ra, cuarta y octava, en
B sucia: 11,6 las que intervienen
(cf. Ex 7,24), de don- animales: 11,15; 12,23.
Castigo de los egipcios de la sed de los egip- 27; 16,1
,(de acuerdo 'con su cios (cf. Ex 8; 10,12-15)
pecado)

-Agua que brota de la -Las codornices les sir-


roca para los judíos: ven de alimento: 16,2
e 11,4 (cf. Ex 16,1-13; Nm
(cf. Ex 17,1-7; Nm 20 11,31)
Salvación de los judíos 2-13)
(por medio de la misma
realidad creada)

-Los judíos también pa- -Los judíos padecen


D decieron la sed para hambre para que las
que pudieran com- codornices les resulten
El sufrimiento de los prender el castigo de más sabrosas y para
judíos los egipcios: 11,8-9 que comprendan el
(análogo al de los hambre de los egip-
egipcios) cios: 16,3-4
se debe a la pedagogía de -Las picaduras de ser-
Dios para con su pueblo pientes buscan su con-
versión: 16,5-15

E -Conversión de los egip- ¡ -conversión de los egip-


cios: 11,13-14 cios: lZ,26-27
El castigo de los egipcios
está orientado a su
salvación
-Con lo mismo que ¡-Con lo que uno peca,
unos son castigados con eso mismo es cas-
otros son salvados: tigado: 11,16
F 11,5
-A unos Dios los prue-
Tesis ba como Padre, a
otros los juzga como I
Rey: 11,10; 11,14.
74 J. R. BUSTO SAIZ

3. Fenómenos "meteoro- 4. La luz y las tinieblas ¡ 5. La muerte


lógicos" (expresión del (Sab 17,1-18,4) (Sab 18,5-19,5)
poder de Dios)
(Sab 16,16-29)
-No quieren reconocer el -Encadenaron y opri- -Mataron a los niños
poder de Dios: 16,16 mieron a los judíos: judíos: 18,5
17,2; 18,4
-Ocultaron sus pecados:
17,3
-Sexta y séptima plagas: -Fueron encadenados y -Muerte de los primo-
Lluvia de granizo y tem- oprimidos por las ti- génitos: 18,5
pestad de fuego: 16,16 nieblas: 17,2; 18,4 Décima plaga (cf. Ex
bcd. 18-19 -Quedaron ocultos a sí 12,29-32)
(cf. Ex 9,8-35) mismos: 17,3 Novena -Muerte de los egipcios
plaga en el Mar_ Rojo:
(cf. Ex 10,23) 19,4-5
(cf. Ex 14,28)
-Lluvia de alimento (ma- -El universo resplande- -La muerte de los
ná): 16,20 cía, mientras tanto, egipcios supuso la sal-
(cf. Ex 16,14-24) para los judíos: 17,20; vación de los judíos:
18,1 19,1-5
(cf. Ex 10,23) (cf. Ex 14,10-31)
-Columna de fuego:
18,3
(cf. Ex 13,21-22)
-Por el maná, Dios ex- -Los j u dí o s andan -Los judíos "esperaban"
presa su dulzura para errantes (17,1) y pre- su salva c i ó n y la
con Israel, les enseña parados por la colum- muerte de los egipcios.
a buscarle cada maña- na de fuego (18,3) van Dios les enseñaba a
na en la oración y que a dar al mundo la luz confiar en El: 18,7
es la palabra de Dios y de la ley ,(18,4) -La muerte de los ju-
no el alimento lo que díos en el desierto es
mantiene al hombre: sólo "experiencia de
16,21.26-28 su ira": 18,20-25

-Esperanza de la conver- ¡ =Conversíón de los egtp- ¡ -c o n v e r si ó n


de los
sión de los egipcios: cios: 18,2-3 egipcios: 18,13; 18,19
16,18

-El universo es aliado -El universo sólo era te- -Con lo mismo que cas-
de los .justos; 16,17 nebroso para los egip- tiga a los egipcios,
-La creacion sirve a cios <=impíos): 17,20 Dios salva a los ju-
Dios. Por eso está a díos: 18,8
favor de los justos y -La creación está a
castiga a los impíos: favor de los justos:
16,24 19,6
IV. EL MENSAJE

La consideración de los diversos elementos que integran el


contenido del midrás, y que se reiteran en cada ejemplo, nos per-
mite expresar la respuesta del autor a los problemas con los que
se ha enfrentado.
Nuestro midrás, como he sugerido ya, va a intentar responder
a tres círculos de problemas. Ante todo, la problemática propia de
la tradición sapiencial: ¿Qué sentido tiene ,el dolor, el sufrimiento,
la muerte? ¿ Cómo se explíca el "funcionamiento" de la creación
que unas veces arropa maternalmente al hombre y otras se le mues-
tra hostil? ¿Cuál es el sentido de la vida y, por tanto, la realidad
que el hombre debe perseguir últimamente?
Por otro lado tiene que dar respuesta a la cuestión que le vie-
ne planteada por la fe tradicional de Israel en la intervención sal-
vífica de Dios en la historia: Si Dios es salvador, ¿qué explicación
tienen las realidades hostiles de la creación de las que Dios no sus-
trae ni a su pueblo ni a los demás hombres?
Y finalmente, el tercer círculo de problemas, que son los que
provienen del contexto histórico y social. Entre esas realidades hos-
tiles de la creación están los conflictos sociales e incluso la perse-
cución y la muerte que en algunos casos llegó a producirse.
Pues bien, éstas son las respuestas del midrás. El dolor y el
sufrimiento del hombre se comprenden como "castigo" de Dios a
los impíos o como "corrección" de Dios a su pueblo para que se
conviertan a El. Más aún, también cuando Dios castiga a los impíos
-está esperando su conversión. La conversión de los egipcios se
subraya en el midrás en cada ejemplo.
Así se explica también el "funcionamiento" de la creación. No
es que en la creación haya unas cosas buenas y otras malas. Ese
planteamiento obligaría a trasladar '1a pregunta a Dios: ¿Cómo un
Dios bueno ha creado lo bueno y el mal? No. Toda la creación es
buena y sirve al designio de Dios. Por eso actúa como aliada de los
justos, obediente al creador, provocando males a los impíos 24• Pero
puede actuar también contra los justos si ellos se apartan de Dios
ocasionalmente. Dios puede utilizar la creación para llamarlos a la
conversión. O incluso para inculcarles alguna enseñanza {cf. Sab
16,21.26-218).
La consecuencia de todo ello es que la creación entera es am-
bigua. No hay ninguna realidad creada que el hombre pueda per-
seguir por sí misma. Es decir, no hay ninguna realidad acerca de

24 El tema no es nuevo en la sabiduría de Israel. Véase el poema


de Eclo 39,12-35.
76 J. R. BUSTO SAIZ

la cual el hombre pueda pensar que consiguiéndola ha logrado dar


sentido a su vida. La sabiduría antigua de Israel creía que el hom-
bre lograba su realización cuando moría lleno de días, feliz por
la posesión de muchas riquezas tras haber visto llegar a la madurez
a muchos hijos. Pues bien, ésta no es la concepción de la Sabidu-
ría de Salomón: el sentido de la existencia no está en ninguna rea-
lidad de este mundo sino en la "justicia" 25• "La justicia es inmor-
tal" es el tema de la primera parte del libro (1,1-6,21). En este pun-
to me parece que está el mensaje nuclear del midrás. Cualquier
realidad de la creación no es por sí misma para el hombre buena
ni mala, depende 26• Depende de la relación del hombre con Dios.
No es buena ni mala la sed, ni el agua, ni los animales, ni la luz,
ni las tinieblas, ni la misma muerte. La bondad o maldad de esas
realidades dependen de la relación de justicia o injusticia entre el
hombre y Dios. No es casualidad que nuestro libro identifique la
sabiduría con la justicia en la primera parte {1,1-6,21) e identifi-
que la sabiduría con el espíritu en su segunda parte (6,22-9,18). El
espíritu es Dios mismo en cuanto se comunica al hombre 27• Esa
comunicación es lo que hace sabio al hombre y al hacerlo sabio lo
haoe justo. Para el hombre que ha recibido esa "emanación pura
de la gloria del Omnipotente" (.Sab 7 ,26), que es la sabiduría, Ia
creación entera se convierte en benefactora, aunque aparentemente,
sólo aparentemente, algunas creaturas puedan parecer hosti1es en
un momento dado. La sed o el hambre que pasan los israelitas en
el desierto no son realidades malas para ellos..y no lo son porque
gracias a ellas van a tener una mejor relación con Dios.
El libro de la Sabiduría ha descubierto, pues, el sentido de la
vida en la justicia. Así se explica por qué en nuestro libro está tan
presente el tema del juicio final, la visitación, que aparece nueve
veces. Dos de ellas en el presente midrás {14,11 y 19,15). Habrá
visitación para justos e impíos y esa visitación supondrá el recono-

25 No me detengo en la explícacíón del término. Sobre el concepto


de la ótKo:LOcrÚVYJ cf. G. Quell/S. Schrenk, art. óLKr¡, en TWNT, II (1935)
176ss. y H. Seebass, art. Justicia, en L. Coenen/E. Beyreuther /H. Bíe-
tenhard, Diccionario teológico del NT, II (Salamanca 1980).
26 La misma idea está muy presente en '1a espírttualldad cristiana.
A título de ejemplo pueden verse las últimas líneas del Principio y
Fundamento del Iibro de los EJercicios de Ignacio de Loyo'la: " ... en tal
manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad,
riqueza que pobreza, honor ,que deshonor, vida larga que corta, y por
consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y elígíendo lo que
más nos conduce para el fin que somos criados". Obras completas de
san Ignacio de Louola. (Madrid 1963) 203-204.
27 Sobre el concepto de espíritu cf. E. Schweizer y otros, art. rrveüuc,
en TWNT, VI 1959) 330ss. y E. Kamlah, art, Espíritu en el citado Dic-
cionario teológico del NT.
EL M IDRAS DE LA SABIDU RIA SOBRE EL EX ODO 77

cimiento por parte de Dios y la manifestación definitiva de si la


relación del hombre con Dios ha sido de justicia o de injusticia. En-
tonces se hará patente si el hombre ha alcanzado su relación o no.
Reali2iación que consiste en haber recibido el espíritu que es la sa-
biduría o lo que es lo mismo ser justo 28•
También en esta línea responde el autor al problema de si Dios
sigue actuando en favor de su pueblo cuando no les sustrae a la
persecución o a la oposición de otros pueblos o poderes políticos.
Cuando Dios no salvaba ,a los judíos de la sed, el hambre, o la muer-
te causada por las picaduras de las serpientes, Dios también era
salvador. Dios acaba salvando a los justos como el final de los epi-
sodios del éxodo demuestra. Ahora bien, en los casos en los que
Dios no actúa, o mientras no actúa, hay que saber ver una inten-
cíonalidad oculta de Dios que es también salvadora: la llamada a
la conversión o a una más estrecha relación con EL
Como hemos visto el autor tiene delante '1a problemática del
momento de los judíos de Alejandría y a sus problemas trata de
responder. No se puede negar en el midrás la intención de exhortar
a los judíos alejandrinos a aceptar los males como algo que no se
escapa a la actuación salvadora de Dios. De esta manera les anima
a mantenerse fieles a la religión de sus antepasados, al tiempo que
hace presente su preocupación uníversalísta: ya he indicado que
en cada uno de los cinco ejemplos se habla de la conversión de los
egipcios.
En este contexto se explica perfectamente la inserción de las
dos digresiones. "Sobre el poder y la misericordia de Dios" ,(11,17-
12,22) y "Sobre la idolatría" .(13,1-15,17). Estas dos secciones son
en el fondo una exhortación a los judíos a adorar al verdadero Dios
evitando la idolatría al tiempo que se les invita a reconocer en El
como atributos principales el poder y la misericordia.
No es necesario subrayar de nuevo el peligro al que se veía
sometido el judío habitante de la Alejandría tolemaica de perder
su identidad religiosa abandonando al Dios de sus padres, al tiem-
po que cedía a la colonización cultural que suponía la helenización.
Pero además ese abandono podía verse facilitado por dos dudas
que podía albergar el alma del judío respecto al Dios de su pueblo:
¿E:r-a poderoso? Y si lo era, ¿cómo permitía el dolor, el sufrimiento,

28 El "espíritu santo" del que habla el libro de la Sabiduría no es


todavía, claro, el Espíritu Santo de la dogmática trinitaria, pero mues-
tra ya rasgos importantes que lo preparan. No es éste eí único aspecto
en el que la Sabiduría de Salomón aparece muy próxima al NT. Un
dato curioso, pero que quizá se deba a esta proxímídad entre la Sabi-
duría y el NT, es que el Canon de Muratori considera al libro de la Sa-
biduría como uno de los escritos neotestamentarios (Enchiridion Bi-
blicum, Roma 1954, n.º 6).
78 J. R. BUSTO SAIZ

en una palabra, el mal en el mundo y especialmente de los judíos


que le eran fieles?
Estas preguntas que han sido y siguen siendo la piedra de to-
que para creyentes y no creyentes han necesitado y necesitan res-
puestas nuevas aunque en el fondo sean siempre antiguas. La res-
puesta del autor del libro de la Sabiduría es la que he intentado
exponer en las páginas anteriores.
JOSÉ RAMÓN BUSTO SAIZ

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