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Presentación
El presente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis crítico del concepto de opinión
pública de Jurgen Habermas publicado en 1962 a través de la utilización de una serie de
conceptos trabajados a lo largo del curso. En primera instancia, a la luz de las discusiones
sobre la política y lo político, se introducen los aportes de Hannah Arendt en la
conceptualización de lo público como espacio de circulación de las opiniones políticas. En
este sentido, la propuesta consiste en comprender a la política desde el concepto de
hegemonía de Laclau y Mouffe con la crítica al concepto de esfera pública política y de
opinión pública para un análisis de los fenómenos de opinión en las sociedades
contemporáneas.
La pregunta sobre cómo se constituye el orden social acompaña la reflexión política desde
la Grecia Antigua. Lo social es el trasfondo sedimentado sobre el cual se define la sociedad
como estructura resultante de las relaciones de fuerza y da cuenta del carácter político en su
contenido histórico y contingente. Para estudiar cómo se conforma el orden social, cómo se
reproduce o se transforma la sociedad, qué forma adopta lo social en distintos momentos
históricos aparecen las lógicas de la política y de lo político para explicar este devenir.
Dentro en la teoría política se reconocen los aportes de las obras de Carl Schmitt y Hannah
Arendt como referentes en lo que hace a la distinción entre la política y lo político.
El carácter totalitario del Estado, en su intención de no dejar nada por fuera introduce la
contingencia en la radicalización del momento de lo político al menos en cuanto
posibilidad constante de reformulación en la variedad de formas que resuelva la relación
amigo/enemigos.
De esta forma, dos dimensiones se destacan de la obra de este autor para pensar lo político
en su especificidad. Por un lado, el conflicto es aquello que posibilita la relación política y
lo postula como un elemento constitutivo de lo político. Por otro lado, la cuestión de la
contingencia del orden en cuanto a que la sujeción al conflicto jaquea las pretensiones de
universalidad.
En otra línea, los aportes de Hannah Arendt permiten conceptualizaciones sobre la política.
Para esta autora la política es el encuentro entre los hombres para tratar los asuntos
comunes a partir de la palabra y la acción. La noción de la política aparece vinculada con la
noción de lo público y la visibilidad. De esta forma en los espacios donde los otros, en tanto
iguales, puedan encontrarse a través de comunicación es posible que surja la acción para
generar consensos sobre cuestiones comunes. El concepto de isonomía da cuenta de la
igualdad de los ciudadanos en tanto participantes de la polis para resolver las cuestiones del
bien común y se erige como condición para la creación del espacio público. La política
implica pluralidad de voces e identidades políticas y mantiene el componente de la
contingencia por ser el espacio público el lugar donde se toman las decisiones.
La política desde esta perspectiva se expresa como práctica cotidiana para restablecer el
orden social instituido. Donde hay acción común hay poder restaurativo de lo social,
mientras que el poder y la acción son propios del espacio público, la violencia no es
legítima en esta dimensión. En la violencia es posible rastrear el componente de lo político
como carácter disruptivo. La violencia aparece en la concepción de revolución de Arendt
como un momento instituyente del orden social, donde el conflicto despliega lo propio por
sobre la política.
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La opinión pública según Habermas: en busca del fundamento perdido
La pluralidad que supone este concepto se relaciona con la noción arendtiana de la política
en la primacía de lo público, el entendimiento y la visibilidad. Sin embargo, la cuestión del
pluralismo supone una clara orientación a la búsqueda del consenso en tanto fundamento
que organice lo social y defina un orden. Esta caracterización de la política desde la
práctica deliberativa propone el tratamiento del conflicto como problema. Es el supuesto
del consenso el que se articula como garantía de pluralismo.
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“La aceptabilidad racional se apoya en último término solamente en aquellas razones que, bajo determinadas y muy
exigentes condiciones de comunicación consiguen afirmarse contra todas las objeciones”. (Ibidem:55)
De esta manera la reedición del consenso es lo garantiza la dimensión normativa del hacer
democrático. Asimismo la autonomía sobre lo estatal que implica la neutralidad de éste
último invisibilizan el conflicto. Así, el concepto de opinión pública comprende la
normatividad que mientras afirma habilitar el juego democrático erradica lo político como
dimensión constitutiva de lo social sobre el fundamento del entendimiento y lo cooperativo
de la lucha por el sentido.
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fenómenos de opinión y la visibilidad de las distintas identidades políticas en las sociedades
contemporáneas.
Hegemonía, un enfoque teórico para pensar las lógicas de las corrientes de opinión
Para la crítica al esencialismo se construye una teoría del discurso como horizonte teórico.
Es decir se define al campo de la discursividad como dimensión para comprender las
continuidades y las rupturas de lo social. Este enfoque interpreta a toda configuración social
como una configuración discursiva. Se afirma que todo lo que se produce socialmente tiene
una dimensión significante, es posible de ser interpretado como fenómeno social. Su
argumento retoma los aportes de la filosofía de los juegos de lenguaje de Wittgenstein en el
planteo que afirma que los objetos poseen una existencia física por fuera de la dimensión
discursiva, pero sin embargo, el modo de ser de los objetos está sujeto a un sistema
determinado de relaciones sociales que hacen de ese objeto físico, al mismo tiempo, un
objeto de discurso. De esta forma el supuesto de los autores consiste en interpretar los
transformaciones sociales en (y desde) las condiciones discursivas de las que son efecto.
Esta línea que conduce a comprender lo social como el campo de la discursividad implica
caracterizarlo por una apertura constitutiva, como un espacio constantemente amenazado al
modo del sistema de dispersión foucaultiano que sólo logra estabilizaciones precarias. Esta
categorización sintetiza una imposibilidad de la sociedad y toma la forma de una crítica a
las concepciones esencialistas que tienden a la búsqueda de fundamentos para entender lo
social.
“El gran avance llevado a cabo por el estructuralismo fue el reconocimiento del carácter relacional de toda identidad
social; su límite fue la transformación de estas relaciones en un sistema, en un objeto identificable e inteligible (es decir,
en una esencia). Pero si mantenemos el carácter relacional de toda identidad y si, al mismo tiempo, renunciamos a la
fijación de esas identidades en un sistema, en ese caso lo social debe ser identificado con el juego infinito de las
diferencias, es decir, con lo que en el sentido más estricto del término podemos llamar discurso”. (Laclau, 1990: 104)
Desde este engranaje conceptual lógico los autores introducen el concepto de hegemonía en
términos de articulación como la lógica política que a la vez que mantiene al conflicto
como dimensión constitutiva de lo social introduce la diferencia como exterior constitutivo
en términos de antagonismo. Según los autores, hegemonía es articulación y se caracteriza
de la siguiente manera:
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1. La articulación es una práctica discursiva. Se lleva a cabo dentro del campo siempre
disperso y en movimiento de la discursividad, allí donde es posible definir, sobre
relaciones, el ser de los objetos, las identidades y los agentes sociales.
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El antagonismo no es una diferencia más, es distinta de aquellas contenidas en el interior.
Ese interior, “el ser del sistema”, se encuentra constituido por una equivalencia de sentido
entre posiciones diferenciales articuladas en función de significantes vacíos, capaces de
vaciarse de todo contenido particular para representar la totalidad significante del sistema.
“Lo social no es tan sólo el infinito juego de las diferencias. Es también el intento de limitar ese juego, de domesticar la
infinitud, de abracarla dentro de una finitud de un orden. Pero ese orden –o estructura- ya no presenta la forma de una
esencia subyacente de lo social; es por el contrario, el intento de actuar sobre lo “social”, de hegemonizarlo”. (Laclau,
1990: 104-105)
El presente trabajo intenta reflexionar, a partir de los aportes del enfoque hegemónico
propuesto por Laclau y Mouffe, acerca de la productividad interpretativa del concepto de
opinión pública propuesto por Jurgen Habermas para analizar las transformaciones sociales
contemporáneas. Bajo esta búsqueda se analizó el concepto de opinión pública a partir de la
distinción entre la política y lo político como factores que intervienen en la conformación
del orden social. Para esta tarea se tomaron los aportes de Carl Schmitt y Hannah Arendt
para pensar estas dimensiones y se caracterizaron las influencias de estos autores en las
perspectivas analizadas.
Bibliografía
_______________ Acción Comunicativa y Razón sin transcendencia. Paidós. Buenos Aires. 2003
Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal. Hegemonía y Estrategia Socialista. Madrid: Fondo de Cultura
Económica. 2004
Laclau, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva
Visión. 1993