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2. Relata los objetivos principales del Reglamento Penitenciario del año 1996,
siguiendo las pautas del Consejo de Europa.
Los objetivos principales del Reglamento Penitenciario del año 1996, en consonancia con
las pautas del Consejo de Europa, son los siguientes:
5. Tipos de delincuentes.
Los principios inspiradores del tratamiento penitenciario son múltiples y diversos. Por un
lado, el tratamiento se debe basar en el estudio científico de la constitución, el
temperamento, el carácter y las actitudes del sujeto a tratar, así como también de su
sistema dinámico-motivacional y del aspecto evolutivo de su personalidad, conduciendo
a una valoración global. Además, el tratamiento deberá tener relación directa con un
diagnóstico de personalidad criminal y será individualizado, complejo, programado y de
carácter continuo y dinámico.
Los indicadores de buen pronóstico de peligrosidad social son los siguientes: la comisión
de un delito no violento, ausencia de rituales, ser delincuente primario, disponer de
buenos recursos personales, reconocimiento del delito y del daño causado, estar motivado
para el cambio y para el tratamiento y tener una buena capacidad empática.
Los indicadores de mal pronóstico de peligrosidad social (alta peligrosidad) son los
siguientes: la comisión de un delito o delitos violentos, el uso de la fuerza física o armas
en la realización del delito, presencia de rituales durante la comisión de los mismos,
reincidencia en el delito, evidencia de escalada en la gravedad de los delitos, distorsiones
cognitivas respecto a su problemática, proceso de socialización deficiente o traumático,
alta agresividad, hostilidad hacia las víctimas, presencia de elementos psicopáticos,
escasez de recursos personales, presencia de problemática alcohólica u otras
dependencias, evidencia de trastorno mental o psicopatológico, mal funcionamiento
social general (baja competencia social, autocontrol, asertividad, resolución de
problemas), no reconocimiento del delito, baja motivación para el cambio, rechazo del
tratamiento y antecedentes laborales inestables.
Muchas veces, estas características provocan que se vean a sí mismos como internos
diferentes al resto, por su mayor capacidad de adaptación al medio y vida penitenciaria,
porque creen ser más merecedores de los beneficios penitenciarios y por considerar que
su delito (contra la salud pública) no es de tanta gravedad como otros cometidos
directamente sobre las personas o la propiedad.
Actualmente, no se busca simplemente que estas personas lleven a cabo una buena
ocupación de su tiempo de internamiento en actividades productivas y del efecto
intimidatorio de la propia condena, sino que también abandonen el centro penitenciario
más concienciados y sensibilizados hacia la gravedad del delito cometido y la gravedad
de los daños causados.
Para realizar la evaluación psicológica del interno es necesario un análisis muy completo
de sus características (filiación, historia familiar, proceso de socialización, proceso de
desviación social, área cognitiva, área personal…) a través del uso de las técnicas de
evaluación que el psicólogo tiene disponibles (entrevista, observación, instrumentos
psicométricos, expediente, testimonio de sentencia y testimonio de familiares y amigos).
Muchas veces estas son suficientes para detectar la deseabilidad social, la simulación,
disimulación y el engaño. Pero, creo que sería necesario añadir la coordinación con los
otros miembros del Equipo Técnico, importante para detectar y resolver posibles
discrepancias y acabar de dar sentido a los datos aportados por el interno.
Respecto a los agresores sexuales, me gustaría aportar un pequeño detalle en relación con
la actuación del psicólogo ante estos casos. Este tipo de delito normalmente provoca
grandes respuestas emocionales que pueden sesgar la intervención, por ello, el psicólogo
debe ser extremadamente cuidadoso y plantearse si está siendo totalmente neutro (sin
Alicia González Vicente
Curso Psicología penitenciaria y judicial
juzgar al interno, ni darle un trato diferenciado). De no ser así, deberá llevar a cabo las
acciones pertinentes para corregir su actuación.