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07-042-015 Socioculturales I - 14 copias

¿EXISTE UN MODO DE PRODUCCIÓN PREDADOR?∗

Richard B. Lee

En: Canadian Journal of Anthropology, 1981, 2 (1): 13:191


Departamento de Antropología, Universidad de Toronto. Toronto, Ontario

RESUMEN
En los últimos años varios antropólogos marxistas han aplicado la teoría del materialismo
histórico a sociedades pre clasistas con éxito variado. EN este trabajo se explota el concepto
teórico de modo de producción para determinar su utilidad en el estudio de sociedades
cazadoras y recolectoras. Marx llamó este estadio del modo de producción “comunismo
primitivos”. El Modo de Producción Predador se utiliza para explicar los !Kung San de
Botswana (África) dentro del contexto de los Modos de Producción Comunales. Se pone énfasis
en el proceso dialéctico de la creación de excedente a través de nuevos sistemas de producción y
su impacto en la política de compartir. El trabajo discute igualmente el proceso de
transformación desde una sociedad igualitaria a una sociedad estratificada.

PALABRAS CLAVES
Modo de Producción Predador, Bosquimanos - !Kung San, teoría marxista, transición
caza/agricultura

“Fourrageur – celui qui prend son bien ça et lá”


(“Predador – el que obtiene sus bienes aquí y allá”)
Larousse

El propósito de este trabajo es aplicar la teoría marxista del materialismo histórico a las
sociedades pre clasistas estudiadas por los antropólogos: específicamente explicar la
aplicabilidad del concepto de modo de producción a aquellas sociedades que viven de la
recolección y de la caza. Como sabemos, la obra principal de Marx fue un análisis del modo de
producción capitalista. Marx y Engels también definieron otros modos de producción: el Feudal,
el Antiguo, y el Asiático, refiriéndose respectivamente el Feudal a las sociedades de la Europa
Medieval, el Antiguo a las sociedades clásicas de Grecia y Roma basadas en la esclavitud y el
Modo de Producción Asiático ante todo a las sociedades de la India y China. Por otra parte

                                                            

 Traducción realizada para uso interno de la cátedra Sistemas Socioculturales de América I (FfyL –UBA) 

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Marx tenía poco que decir respecto de las sociedades preclasistas y preestatales de África,
Norteamérica, el Pacífico, reuniéndolas bajo rótulo “comunismo primitivo” o “comunalismo
primitivo”. La mayor parte de su atención en los Formen (Hobsbawn 1965) y Ethnographic
Notebooks (Krador 1972, Leavit 1978) se dirigía a la India, China, Levante y la Europa feudal.
Acerca de las características de las sociedades más simples Marx sólo dejó un mínimo esbozo.
No se nos informa si comprendían uno, varios o muchos modos de producción diferentes o, de
hecho, si constituían un único modo de producción. En el “Prefacio a la Contribución a la crítica
de la economía política”, Marx (1972) registra todos los modos de producción, pero no
menciona el comunismo primitivo.
Esta laguna ha tenido varios efectos interesantes en la Antropología moderna. En primer
término, ha habido una gran proliferación de teorías y especulaciones y construcción de
modelos sobre la naturaleza de estas sociedades primitivas por Marxistas (Terray 1972,
Godelier 1978, Meillassoux 1966). Ha habido una profusión de rótulos: hay modos de
producción brotando por doquier. Está el modo de producción de linaje (Dupré y Rey 1973), el
modo de producción doméstico (Sahlins 1972) y el modo de producción basado en el
parentesco. Algunos estudiosos han adoptado un enfoque geográfico y hablan del modo de
producción africano (Coquery – Vidrovich 1975) o el modo de producción oceánico, etc.
Incluso han ido aún más lejos; hay algunos antropólogos que sostienen que la gente de África
practica un modo de producción por la mañana y luego otro por la tarde.
Esto también ha llevado a un punto de vista común, de parte de no marxistas, que el
mismo concepto de “modo de producción” habiendo sido formulado para sociedades de clase, y
en particular para sociedades capitalistas, simplemente no es aplicable a las sociedades
preclasistas y preestatales estudiadas por antropólogos.
Mi propia opinión que expondré aquí es que el concepto de modo de producción es
aplicable a sociedades de Banda y Tribales y que de hecho puede proveer un correctivo útil a
teorías corrientes en antropología económica. Además yo afirmaría que el número de modos de
producción en sociedades pre clasistas y pre estatales no es ilimitado y que probablemente
exista un número bastante reducido de ellos, al final del estudio quisiera esbozar una
formulación de cuántos hay y qué rótulos podemos darles.
Después de hacer una breve exposición acerca de en qué consiste el concepto marxista
de Modo de Producción y porque pienso que es útil para la antropología económica, me ocuparé
en especial del Modo de Producción Predador2. Discuto más adelante las propiedades
específicas que debería tener un Modo de Producción Predador. Ilustraré esto a través de un
estudio de casos tomados de mi propio trabajo entre los !Kung San de Botswana y concluiré
con un bosquejo tentativo de modos de producción preclasistas en general y haré una exposición
provisional acerca de las relaciones lógicas e históricas de cada uno de ellos.

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DEFINICIÓN DE MODO DE PRODUCCIÓN

Hindess y Hirst (1975:10.1) en su Pre-Capitalist Modes of Production (Modos de


Producción Pre capitalistas) definen un modo de producción como “una combinación articulada
de relaciones y fuerzas de producción estructuradas por el predominio de las relaciones de
producción”. Observemos esto más detalladamente. En primer término tenemos que examinar
que quiere decir “fuerzas de producción” y “relaciones de producción”. Las fuerzas de
producción básicamente consisten de tres elementos: en primer término, las herramientas que la
gente emplea para obtener alimentos y otros requerimientos de vida de su medioambiente; en
segundo lugar la fuerza de trabajo humana en sí misma –fuerza muscular en el caso de las
sociedades preindustriales- junto con la habilidad y el conocimiento humanos, que también son
fuerzas productivas; y en tercer término, la tierra misma y los recursos que en ella se producen.
Las relaciones de producción son algo más difíciles de ser captadas. Una manera de
plantearlo es decir que las relaciones de producción son las relaciones de propiedad que definen
los derechos de la gente a las herramientas, al trabajo y a la tierra y sus recursos. Las relaciones
de producción son en esencia un modelo conceptual acerca de la propiedad: ¿quién posee qué?
¿quién tiene derechos a qué? ¿quién tiene el derecho de exigir bienes o servicios a otras
personas?
Dos comentarios generales vienen al caso para aclarar posibles malentendidos. En
primer término, un modo de producción no es un modo de subsistencia. Por ejemplo, la caza y
la recolección per se no son un modo de producción; ambas constituyen simplemente técnicas
productivas o en conjunto un sistema de producción. Un modo de producción debe incluir
variables políticas tanto como económicas. La pregunta de “¿quién posee qué?” y “¿quién
comparte con quién?” son preguntas profundamente políticas.
En segundo término, el concepto marxista de modo de producción es un concepto
materialista, con causas que surgen de las condiciones concretas de la existencia. Pero no es un
concepto mecánicamente materialista. Un modelo materialista mecánico es el que propone una
relación más o menos determinante entre fuerzas tecnoambientales y el sistema social. Si se dan
tales variables puede decirse con qué tipo de sistema materialista dialéctico, en cambio, las
causas se mueven en ambas direcciones. Las relaciones de producción, que expresan la
conciencia colectiva de la gente, serán de hecho, más importantes para estructurar la sociedad
que las relaciones materiales. Esto es a lo que se refieren Hindess y Hirst cuando hablan del
“predominio” (domination) de las relaciones de producción. En breve volveremos a referirnos a
este punto, relativo a la dialéctica.

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Habiendo dado esta breve definición de modo de producción, la próxima pregunta que
deberíamos hacer es: ¿por qué este concepto -que después de todo tiene más de cien años,
habiendo sido desarrollado por Marx en las décadas de 1840 y 1850- nos resulta actualmente
útil en antropología?
Yo respondería diciendo que el modo de producción es valioso porque rescata a la
antropología económica de los errores vinculados tanto al materialismo mecánico como al
relativismo cultural. El materialismo mecánico es un punto de vista que afirma que la base
económica determina la superestructura social. Este es un punto de vista similar a aquel al que
Marvin Harris adhiere hoy (por ej. Harris, 1977, 1979). Por otra parte, el relativismo cultural es
una perspectiva que sostiene que la economía es todo lo que los nativos dicen que es economía.
La economía podría ser cualquier cosa que es la economía, eso es la economía. Este punto de
vista extremo de relativismo cultural ha sido adoptado recientemente por Marshall Sahlins
(1976, 1978). Me parece que mientras la ideología burguesa predomine en nuestras
universidades, estos dos tipos de relaciones continuarán reproduciéndose en forma espontánea.
Para lo que sirve el concepto de modo de producción es, simplemente, para insertar la
relación de propiedad o la “conexión de propiedad” en la base económica o núcleo cultural. Para
decirlo de otra manera, coloca a la política en la base económica y define un modo de
articulación entre la base y la superestructura. Muy pronto exploraremos este modo de
articulación en forma más detallada

EL MODO DE PRODUCCIÓN PREDADOR

Se ha sostenido que no existe un Modo de Producción Predador. Como los cazadores y


recolectores recogen los productos silvestres de la selva, no están “produciendo” alimentos en
absoluto sino meramente subsistiendo de los frutos de la naturaleza. Es esta perspectiva la que
probablemente influyó en algunos analistas marxistas que describieron a los cazadores como
viviendo una existencia precaria.
Ernst Mandel (1962), por ejemplo afirma en su Marxist Economy Theory (Teoría
Económica Marxista):

Si se acepta que la humanidad ha existido desde hace un millón de años, por lo menos
980.000 años de dicho lapso transcurrieron en un estado de pobreza extrema. El hambre
era una amenaza permanente a la supervivencia de la especie. La producción promedio
de alimentos era inadecuada para satisfacer las necesidades promedio de consumo
(1962:25).

El grueso de los estudios recientes, en contraposición, muestran que los cazadores


estaban bien alimentados y disfrutaban abundante tiempo libre (Lee y Devore 1968, Sahlins

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1972). A excepción de las latitudes árticas y sub árticas, el hambre es raro o desconocido. La
razón de este estado de “abundancia” es que, a pesar de que rotulamos a esta gente como
cazadores, son los alimentos vegetales, pescado y mariscos, no la carne, lo que constituye la
base principal de subsistencia (Lee 1968:4). Los animales de caza, en contraposición, son
escasos, inseguros y difíciles de apresar. A excepción de las latitudes altas donde faltan
alimentos vegetales, la carne de la caza ocupa en todas partes un segundo lugar frente a las
plantas, mariscos y pescados en la dieta de los cazadores y recolectores. Debido a esta
confiabilidad de vida, basada en una estrategia inteligente para mantenerse, prefiero llamar a lo
que hacen los predadores como un modo de producción. Meillassoux ha señalado correctamente
las diferencias entre los recolectores y los horticultores en el “modo de explotación de la tierra”
(1973:192ss).
Partiendo de esta introducción, ¿cuáles son pues las características del modo de
producción predador? El rasgo principal de esta forma de vida es que gran parte de la
reproducción de los medios de vida queda a cargo de la naturaleza. Los horticultores y pastores
modelan a la naturaleza para hacerla reproducir de la manera que ellos desean, mientras que los
predadores viven más o menos con la naturaleza como si ésta fuera un don. Este hecho de la
vida cazadora-recolectora determina varios rasgos muy importantes de su modo de producción.
Los predadores, más que cualquier otro tipo de sociedad, deben adaptar su organización a los
nichos que brinda la naturaleza. En primer lugar, deben ser móviles (nómades) y abarcar un área
extensa a fin de encontrar suficiente comida; en segundo lugar el medioambiente pone límites
máximos al tamaño del grupo; en tercer lugar, debido a la variabilidad anual y regional de
recursos, la estructura del grupo de recolectores-cazadores debe ser flexible para ajustarse a las
oportunidades cambiantes; en cuarto lugar, la necesidad de desplazarse fija límites a la cantidad
de riqueza material que una familia pueda poseer; y en quinto lugar, a pesar de una variedad de
ideología acerca de la propiedad de la tierra, todos los cazadores han desarrollado elaboradas
reglas para el acceso recíproco a los recursos.
La división del trabajo por sexo es virtualmente universal. Los hombres caza y
recolectan, las mujeres principalmente recolectan y cazan presas pequeñas. Ambos sexos pescan
y recolectan mariscos. El proceso productivo en sí puede ser individual o en grupos; las mujeres
pueden recolectar solas o junto con otras.
Es en la distribución y consumo de recursos donde emerge claramente el carácter
colectivista del modo de producción predador. Los alimentos nunca son consumidos por una
sola familia; siempre son compartidos con miembros de un grupo residencial o “banda” de hasta
30 o más miembros. A pesar de que sólo una fracción de los predadores físicamente capaces
sale cada día de caza (o recolección), las ganancias del día de carne y alimentos recolectados
son divididas de tal modo que cada miembro del campamento reciba una porción equitativa. La
banda cazadora o el campamento es la unidad donde se comparte y, si se desbarata el hecho de

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compartir, deja de ser un campamento. Este principio de reciprocidad generalizada dentro del
campamento ha sido registrado para cazadores-recolectores en todos los continentes y en todo
tipo de medioambiente (Sahlins 1965, 1972:231-75).
El tema de la propiedad de las fuerzas de producción, la tierra, las herramientas y el
trabajo mismo, muestra un límite de variación. A pesar de que la propiedad privada de la tierra
es desconocida entre ellos, la opinión de que los predadores no poseen tierras es inexacta. En
algunos casos, como ser los Hadza de Tanzania, cualquier persona puede acampar donde quiera
sin restricciones (Woodburn 1968 a.b.), pero la situación más común es que la tierra está
dividida es áreas o “territorios” usados principalmente pero no en forma exclusiva por una
banda o campamento. En el núcleo de cada campamento hay un individuo o grupo de individuo
que son considerados como “dueños”. Este núcleo es, por lo general, un grupo basado en el
parentesco al cual hay que pedir permiso para usar los recursos de un área determinada. Este
grupo de parentesco puede estar constituido por los miembros de un patrilinaje, como en
Australia (Turner 1974), pero más frecuentemente es un grupo compuesto formado por dueños
emparentados a través de la línea masculina, la línea femenina o una combinación de ambas
(Helm 1965, Damas 1963, 1969a, 1969b, Ricchieri 1972). Tanto los hombres como las mujeres
pueden ser dueños en el grupo poseedor de las tierras.
Los “dueños” pueden ser varones emparentados en forma patrilineal o bilateral; lo
relevante es que está lejos de ser exclusiva. De hecho independientemente de la ideología de los
derechos sobre la tierra, se observa que todos los grupos de cazadores-recolectores permiten
visitas recíprocas a ellos. Mi impresión es que muchos cazadores-recolectores pasan más tiempo
de su vida fuera de su “país” natal que dentro de él.
Una segunda inexactitud es la opinión de que los predadores no tienen propiedad
individual. Como he dicho antes, la tierra y sus recursos son poseídos y utilizados en forma
colectiva, pero las herramientas y otras pertenencias son muy claramente la propiedad de su
dueño. Se trata a los bienes o perecederos de manera muy diferente que a los alimentos. La
carne puede ser distribuida por todo el campamento, pero el arco y la flecha que mataron al
animal pertenecen al cazador. Los bienes materiales son artículos importantes de comercio y las
redes comerciales son uno de los medios claves para cimentar las relaciones sociales. ¿Sin
propiedad cómo puede haber intercambio de objetos? El antropólogo soviético Semyonov ha
desarrollado un modelo muy interesante para rastrear el desarrollo de formas tempranas de
compartir (1978).
Si observamos estos tipos de relaciones, vemos que para el Modo de Producción
Predador resulta muy central el fuerte énfasis puesto en el compartir y el igualitarismo. En las
Formen Marx afirmaba que en este tipo de sociedad los trabajadores eran propietarios y los
propietarios trabajaban. Esta era una condición a la que se refirió llamándola “trabajo no
alienado” (Marx 1965). A pesar de que uno podría estar en desacuerdo con Marx y Engels en

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algunos aspectos, la imagen que obtenemos de los cazadores-recolectores modernos se adecua
hasta cierto punto a su noción de comunismo primitivo. El alimento es compartido en gran
medida y la tierra es poseída y utilizada en forma colectiva El intento de probar que la
propiedad privada de la tierra de tipo capitalista está presente en las sociedades cazadoras
recolectoras ha sido un fracaso conspicuo. Frank Speck (1915, 1928) estudió a los Naskapi del
Labrador a comienzos del siglo y afirmó haber encontrado un sistema de tenencia individual
privada de la tierra de considerable antigüedad. Utilizó este hallazgo como un trampolín para
demostrar que el comunismo primitivo no existió en realidad. Eleanor Leacock en su trabajo
unos treinta años posterior (1954, 1969) demostró que estas áreas individuales de propiedad
privada eran derivaciones recientes del comercio de pieles. La gente ponía trampas en esta área
exclusiva, pero toda la caza restante –caribú, ante- así como los alimentos vegetales, eran
cazados libremente traspasando los límites del territorio donde se armaban las trampas. La obra
recientemente publicada de Adrian Tanner (1979) que lleva por título bringing home animals
(Trayendo animales a casa) tiene una útil puesta al día acerca de la situación de la tenencia de la
tierra entre los Crees.

LA LÓGICA INTERNA

Nos referimos antes a las fuerzas productivas y a las relaciones de producción. Ahora
podemos preguntar, ¿cuál es la relación entre ambas? La respuesta es que la relación es una
articulación de dos lógicas, que podríamos llamar “lógica 1” y “lógica 2”. La lógica es la lógica
del proceso de producción en sí mismo; la lógica 2 es la lógica de las relaciones de producción.
La lógica 2, la lógica de las relaciones de producción, domina en una formación social dada.
¿Por qué razón? Es muy resistente al cambio. Ésta es la lógica según la cual la gente despliega
su vida social. Es resistente al cambio porque es por este medio que la gente es capaz de
producir la estructura de relaciones sociales año tras año y de generación en generación. Así,
Hindess y Hirst tienen razón cuando hablan acerca del predominio de las relaciones de
producción. Sólo criando hijos, compartiendo alimentos y adhiriendo a reglas de conducta
social específicas de aquella sociedad, la sociedad puede reproducir su propia estructura de
generación en generación.
Por otra parte, la lógica 1, la lógica de las fuerzas productivas, determina en último
término toda la formación social. ¿Por qué afirmamos esto? La lógica 1 se articula con la
naturaleza. Incluye el conocimiento, las técnicas y las herramientas que permiten a los
individuos desarrollar su vida a partir de la naturaleza. La lógica 1 es el conocimiento de cómo
cazar el ante (dónde colocar la trampa, cómo confeccionar un arco y una flecha, cómo rastrear el
ante, cómo interpretar las huellas, la habilidad para disparar la flecha al ante, rastrear al animal
herido- a través de todas estas habilidades los hombres se articulan con la naturaleza. Aquí se

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incluyen el estudio del clima, la topografía natural, la vegetación. Nuestra comprensión de las
propiedades de la semilla y de cómo planificar los cultivos nos permiten cultivar la tierra.
Nuestra comprensión acerca de las propiedades del metal nos permite fundir metales, hacer
herramientas de metal. Nuestra comprensión de la maquinaria, nuestra capacidad de construir
maquinaria, de entender la física de la construcción de las maquinarias, nos capacita para tener
una sociedad industrial. Es aquí, sostendo, donde se originan los cambios importantes. Es a
partir de factores exógenos, a partir de la lógica 1 en otras palabras, que se originan los cambios,
y no en términos de contradicción en el seno de las relaciones de producción. Para ilustrar este
punto: no son las contradicciones del feudalismo las que generaron el capitalismo. Antes bien,
la clase capitalista creció sobre la base de nuevas fuerzas productivas que no podían ser
contenidas por las relaciones feudales de producción.
Si concordamos en que los cambios se originan a partir de factores exógenos, esto no
obstante deja abierta la pregunta de cómo estos cambios son procesados a través de las
relaciones de producción en el seno de una formación social. A fin de contestar esta pregunta es
necesario comprender acabadamente la lógica 1 y su dinámica, la lógica 2 y su dinámica, la
articulación de ambas lógicas y cómo luchan por acomodarse en cualquier sociedad dada.
Para ilustrar cómo operan estas dos lógicas veremos un estudio de casos de los
predadores ¡Kung de Botswana, que en la década de 1960 y en la de 1970 estaban pasando de
un modo de producción basado en la predación a uno basado en la horticultura y el pastoreo.

PASANDO DE LA PREDACIÓN A LA HORTICULTURA

Hasta hace cien años, los ¡Kung vivían dedicados plenamente a la caza y la recolección
en un mundo que se ocupaba principalmente de la caza y recolección. Pero recientemente han
estado experimentando con la horticultura y el pastoreo y han estado aprendiendo las técnicas
respectivas de sus vecinos, los Herero y Tswana, batúparlantes, que son pastores y horticultores.
Hoy se observa una situación bastante compleja en el área Dobe de Botswana, donde los San
pueden acceder a tres importantes modos alternativos de subsistencia:
1 – Plena dedicación independiente de la caza y recolección (en declinación)
2 – Trabajo esporádico con el ganado de sus vecinos negros
3 – Aldeas independientes basadas en la agricultura, el pastoreo y el trabajo asalariado.
Cuando los San han intentado hacer el cambio 1 a 3, de predación independiente a horticultura
independiente, resultó relativamente fácil dominar el conocimiento técnico de la lógica 1. En
una encuesta realizada en 1968-1969 con 151 hombres San, más de cien de ellos informaron
haber intentado as prácticas agrícolas en el pasado y la mayoría de ellos había tenido cierto
éxito. Además, un número equivalente había poseído ganado en el pasado. Sin embargo, fueron
pocos los que pudieron efectuar con éxito la transición y convertirse en horticultores-pastores

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independientes. ¿Qué había ocurrido? Parte de la razón, pero sólo una parte, la constituyen los
obstáculos ecológicos de las lluvias escasas e irregulares. En otro lugar (Lee 1979) he
documentado variaciones en las precipitaciones en grandes lapsos de tiempo. En años de sequía
la gente retoma la caza y la recolección. En años de lluvias abundantes, se dedican a la
agricultura. Pero esto es sólo parte de lo que realmente ocurre. Por ejemplo, las lluvias escasas e
irregulares no han impedido a los vecinos Herero y Tswana ser pastores humanamente exitosos
en el mismo medioambiente.
Para entender la razón de mayor peso debemos atender a factores internos de la
sociedad San. Cuando tratan de hacer este cambio se enfrentan con importantes contradicciones
existentes entre las fuerzas productivas características de la caza y la recolección.
¿Cuáles son algunas de estas contradicciones? En primer término está la contradicción
obvia entre el nomadismo del predador y el sedentarismo del horticultor. Uno no puede al
mismo tiempo rastrear la caza y permanecer en casa cuidando las cabras y cultivando la tierra.
Más importante es la contradicción entre la propiedad comunal difusa de los recursos clave de
los predadores y la posesión familiar o individual de rebaños y campos entre horticultores y
pastores. Pero la contradicción más importante reside en el compartir y la reciprocidad
generalizada, que es central en la forma de vida cazadora-recolectora, y el ahorro o parsimonia
de los recursos, que es igualmente central en la forma de vida horticultora y pastoril. La comida
que se trae a un campamento ¡Kung es distribuida de inmediato a la mayor parte del
campamento, mientras que el hecho de que un pastor haga lo mismo con el ganado, o que los
horticultores hagan lo mismo con el grano cosechado pronto los haría fracasar en el negocio
(Lee 1969, 1979)
Estas son, pues, las contradicciones. La mejor manera de ilustrar cómo operan en la vida
social real es mostrando historias de casos de dos hombres que están a la vanguardia de la
transición que va de la predación a la horticultura.

Caso1: Bo

El primer caso es un hombre llamado Bo, un hombre muy inteligente de unos cincuenta
y cinco años, con dos hijos casados y una familia de once personas. Estudió técnicas de pastoreo
y agricultura trabajando para sus vecinos Herero, y las aplicó exitosamente. Sus hijos trabajaron
para los Herero y la familia adquirió algunos terneros que apacentó cuidadosamente. Cuando
estos terneros crecieron y se reprodujeron, formó un rebaño pequeño pero viable de vacas a fin
de que proveyeran leche a su familia extensa. Al mismo tiempo hizo experimentos agrícolas:
preparó un campo con cerco de matorral y plantó maíz, mijo, melones y tabaco. Tuvo una
sucesión de buenas cosechas. En 1968 Bo era un exitoso agricultor y pastor.

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Pero Bo era un hombre racional y cuando sus numerosos parientes consanguíneos y
afines llegaban a la aldea para compartir su buena suerte, los convidaba con una buena comida,
les ofrecía su fuego para pasar la noche y los hacía partir a la mañana siguiente con un manojo
de tabaco. El sabía que nada disiparía su excedente con mayor rapidez y seguridad que la
llegada de parientes en visitas prolongadas. De modo que los mandó de paseo. Los efectos de
este modo de actuar fueron llamativos. La gente hablaba de Bo como de un individuo mezquino
y sin corazón. Empezaron a temerle. Se escuchaban rumores acerca de acusaciones de brujería
en su contra. Finalmente, exasperado, Bo vendió todo su ganado y todo su grano a un comercio
próximo, tomó el dinero y se alejó de la zona.

Caso 2: Debe

El segundo hombre, también un individuo inteligente y carismático, era Debe. Él


también tenía un rebaño, él también hizo cultivos y lo hizo todo con éxito. Pero aquí se hace
divergente el modelo. Cuando llegó la época de la cosecha sus parientes llegaron desde lejos
para compartir su buena suerte. En lugar de mandarlos de paseo, les dio una cálida bienvenida.
En una oportunidad vinieron a visitarlo aproximadamente veinte de los parientes de su mujer y
en el lapso de seis semanas acabaron con la cosecha de todo el año. Después de que la cosecha
había desaparecido, Debe y su mujer volvieron a cazar y recolectar. Pero habiendo alimentado a
tantas personas Debe y su mujer fueron bien recibidos en otros campamentos para disfrutar de la
hospitalidad recíproca. Convirtieron su cosecha, de hecho, en obligaciones mutuas. Pasaron el
resto del invierno y la primavera hasta que llegó la próxima época de la siembra viajando de un
lado a otro y visitando todos los campamentos de la gente a la que ellos habían convidado.
Cuando llegó la época de la siembra, sin embargo, Debe y su mujer indujeron a algunos
de sus parientes a unirse a ellos en esa fase del trabajo y a ayudarles a cultivar un campo más
grande, lo que involucraba correr hacia atrás el cerco del matorral, conseguir más semillas y
realizar más trabajo con la azada. Aquella primavera, varias familias llegaron para agrandar el
campo y obtener mayores cultivos. Debe, al seguir compartiendo, estaba intentando lograr una
transición técnica mientras preservaba aún la trama de las relaciones sociales.

¿Qué es lo que nos muestran estos dos casos? En primer lugar, nos ilustran acerca de las
contradicciones entre la predación y la horticultura, mostrándonos cómo gente concreta intenta
afrontarlas. De todos modos, por lo pronto, me demuestran que las contradicciones entre los dos
modos de producción son reales, no son simplemente la invención de constructores de modelos
en el laboratorio. El concepto de contradicciones ayuda también a revelar la dinámica interna o
la lógica interna, tanto de la predación como de la horticultura.

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En segundo lugar, las historias de casos contribuyen a destacar la diferencia entre la
lógica de las fuerzas productivas, por un lado, y la lógica de las relaciones de producción, por
otra. En el primer caso, Bo, el buen horticultor, se comportó frente al cambio que conducía
hacia la horticultura como si se tratara esencialmente de un problema técnico de la lógica 1. Se
aprende a sembrar, se siembra, se trabaja el campo y se lo desbroza, y luego se cosecha. En
cierto sentido su forma de abordar el problema fue racional, pero en otro sentido fue una visión
demasiado estrecha de cómo convertirse en labrador. Debe, el horticultor fracasado, por otra
parte, vio el cambio bajo una luz diferente: como un problema tanto de la lógica 1 como de la
lógica 2. Al mantener y construir sus vínculos sociales, dio una solución más abarcadora de la
transición, y con mejores posibilidades de éxito a largo plazo.

MODOS DE PRODUCCIÓN PRECLASISTAS

En esta última sección me propongo resumir la cuestión y ofrecer una visión general de
los modos de producción preestratificados y sus relaciones estructurales.
¿Cuál es, entonces, la clave del modo de producción predador? Yo sostendría que la
esencia es el hecho de compartir y el igualitarismo, lo que, utilizando términos técnicos, se
llama “modo comunal de apropiación del excedente de trabajo” (Hindes y Hirst 1975:27). La
caza y la recolección son importantes como fuerzas productivas, pero no son en sí mismos los
factores primarios. El aspecto político es el aspecto primario. Compartir e igualitarismo son de
hecho expresiones de la misma dinámica subyacente, uno operando en la esfera de la economía,
el otro en la esfera política. Las relaciones igualitarias son un tipo de reciprocidad política
equilibrada, donde el dar órdenes y el recibir órdenes se equilibran. De la misma manera, las
relaciones jerárquicas corresponderían a una reciprocidad negativa al nivel de intercambio. Dar
órdenes de A a B pero no de B a A es como si A tomara bienes de B sin dar nada a cambio. A la
inversa, compartir comida y compartir poder parecen ir de la mano.
Ahora debemos formular una pregunta más: ¿ésto significa acaso que todas las
sociedades predadoras son igualitarias? La respuesta es negativa. Algunos pueblos cazadores-
recolectores como los indios de la costa noroccidental de Norteamérica (Kwakiutl, Nootka, etc.)
presentan una notoria desigualdad social, desarrollo elevado del cacicazgo e incluso esclavitud.
A pesar de que en un sentido estricto viven de la caza y de la recolección (y de la pesca), no
practican un modo de producción predador. Por lo tanto, las fuerzas productivas de la predación
no garantizan por sí mismas una formación social igualitaria.
Por otra parte, la existencia de estos predadores estratificados no es un fenómeno
azaroso. Dondequiera las sociedades de cazadores-recolectores se alejan del modo de
producción predador las fuerzas pueden ser rastradas en el nivel del desarrollo de las fuerzas
productivas. Lo que pretendo decir con esta afirmación es que en la costa noroccidental, por

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ejemplo, existe un tremendo potencial productivo bajo la forma de bancos de salmones. Sólo en
medioambientes como éstos, los predadores (en cuando predadores) pueden aumentar su nivel
de productividad diez o cien veces para lograr niveles de acumulación de excendentes
comparables a los que pueden alcanzar los agricultores. Un aumento de diez a cien veces mayor
en el nivel de la productividad es técnicamente posible; lo que es imposible es la existencia
continua de una sociedad igualitaria con tales niveles de productividad. El igualitarismo
funciona bien cuando existe un nivel relativamente bajo de productividad, pero con un nivel
elevado de productividad es necesario contar con alguna clase de funcionario de la
administración central que redistribuya los recursos. De ahí la aparición de sistemas del “Gran
Hombre” y “Jefaturas” (Sahlins 1963) o “Sociedades de Linaje” (Dupré y Rey 1973).
Una pregunta similar es la siguiente: ¿Todas las sociedades igualitarias son predadoras?
Nuevamente la respuesta es negativa. Muchas sociedades que practican la horticultura y el
pastoreo son igualitarias, a pesar de estar basadas en la agricultura y el pastoreo, y no en la
predación. Este modo de producción horticultor comunal simple es similar al predador en el
énfasis que pone a sus etapas iniciales en las relaciones igualitarias y en la reciprocidad. Pero
difiere de la predación en que tiene un nivel más alto de acumulación de excedentes y una
definición más positiva de la propiedad de los recursos. El conflicto que hemos estudiado en los
casos estudiados entre estos dos modos de producción es realmente un conflicto entre dos
niveles de acumulación de excedentes: el predador, con un nivel bajo y el horticultor con un
nivel algo más elevado (comp. Blumberg 1978).
¿Cómo se resuelve este conflicto? La respuesta es la siguiente: mediante la transición de
toda la comunidad hacia un nuevo y más elevado nivel de acumulación de excedente. Tal
transición no significa el fin de la reciprocidad: de hecho, la reciprocidad se reestablece en un
nuevo y más elevado nivel de excedente, pero después que ha tenido lugar el debido
reconocimiento del derecho del horticultor a su propio granero y del derecho del pastor a sus
propios rebaños. Dicho en otras palabras, una vez que todos tienen rebaños y graneros propios
la gente puede decir “muy bien, eso es tuyo, esto es mío, pero a pesar de ello podemos seguir
teniendo relaciones recíprocas”. Ésto caracteriza, a mi ver, el modo de producción horticultor
simple.
Yo diría que la diferencia entre estos dos modos de producción, el predador y el
horticultor simple, es que surge en éste una dinámica ausente en aquel, dinámica que impulsa al
horticultor hacia la jerarquía y la desigualdad. El modo de producción horticultor igualitario es,
en cierta forma, un modo transicional, porque a medida que la población crece, se incrementa la
distancia social y, muy rápidamente, los sistemas del “Gran Hombre” de Linaje y “Jefatura”
reemplazan a los sistemas igualitarios.
Finalmente, nos queda la pregunta que formulamos al principio: ¿Cuántos modos de
producción pre-clasistas, pre-estatales existen? Utilizando el doble criterio de la economía y la

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política, pienso que resulta útil distinguir tres modos: el predador, el horticultor simple y el
prototributario, todos ellos incluidos en la categoría más amplia de “modo de producción
comunal” (ver Figura 1)
Figura 1: Modos de producción comunal y sus interrelaciones

Modos de Producción Asiático, Feudal, Esclavista


Tributario
basados en Clases

Prototributario Gran Hombre, Jefaturas, Linaje


Modos de Producción
Comunales Comunista Tributario
Predador Horticultor Simple

El modo de producción predador es la condición original y básica de la humanidad. La


transición de la predación puede tomar dos direcciones. Una de ellas se dirige en forma directa
hacia la jerarquía y la desigualdad de las formaciones prototributarias; éste es el camino que han
tomado las sociedades de la costa noroccidental. El otro camino que parte de la predación
desemboca en la horticultura por una transformación técnica; y luego la horticultura se desplaza
hacia la jerarquía. Vemos que en ambos casos una vez que dejamos atrás la predación, se pone
en movimiento una dinámica interna que inevitablemente impulsa a la economía política de
estas formaciones sociales prototributarias hacia el Estado y hacia formas de gobierno con
división de clases. Esta dinámica interna comprende tanto la lógica de las fuerzas productivas
como la lógica de las relaciones de producción.
La estabilidad del modo de producción predador contrasta con el carácter efímero del
modo de producción horticultor simple. Considero que ésta es la mejor lectura que se puede
hacer de la evidencia histórica y arqueológica. Muchas formaciones predadoras han existido
durante docenas o centenas de miles de años y sólo algunas han desarrollado una organización
jerárquica. Ninguna formación hortícola simple ha durado más que algunos miles de años antes
de tener un desarrollo jerárquico. Como Marx y Engels han escrito en el Manifiesto Comunista,
“la historia (escrita) de toda sociedad que ha existido hasta el presente es la historia de las
luchas de clase”. Con modelos como el presente, los antropólogos marxistas pueden contribuir a
la comprensión general de los orígenes de la desigualdad y de la igualdad en la prehistoria no
escrita pero no menos real de la sociedad humana.

NOTAS

1. Versiones anteriores de este trabajo fueron presentadas a la Universidad de Toronto y a la


Universidad de Western Ontario en el otoño de 1979 y a las Universidades de Windsor y Laval
en la primavera de 1980. El autor desea agradecer a los estudiantes y al cuerpo de profesores de

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estas instituciones, quienes aportaron una serie de comentarios y críticas provechosas. Una
versión de este trabajo ha aparecido en Anthropologie et sociétés (Lee 1980)
2. El término “foraging” (que se tradujo como predador) se refiere a formaciones sociales cuyos
miembros se mantienen exclusivamente mediante la caza, la recolección y la pesca, y que
cuentan con un nivel de organización social correspondiente a la banda. Otros términos posibles
serían: modo de producción de caza y recolección o modo de producción de recolección y caza.
Cada uno de estos términos es engorroso, implicándolo a uno en la discusión acerca de la
importancia relativa de los alimentos procedentes de la recolección frente a los procedentes de la
caza, y por ende, en la discusión acerca de la importancia relativa del trabajo de los hombres y
las mujeres. Habiéndome referido extensamente a estos temas (Lee 1979) he llegado a la
conclusión de que es preferible un término unitario único que describe una forma total de vida en
voz de uno centrado en técnicas de subsistencia específicas.

Traducción: Carlota Romero

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