Sie sind auf Seite 1von 21

La concepción del trabajador sexual homosexual

en un México de mediados del siglo XX según la


novela ​El vampiro de la colonia Roma​ de Luis
Zapata

Universidad de Guadalajara

Alumno: Eduardo Daniel Alvarez Pinto

Teoría literaria

Mtra. Reyna Hernández Haro


En el siglo XX, donde se puede apreciar muy claramente la modernidad y el
desarrollo constante en un país como es México, es posible encontrar toda clase
de obras que reflejan la realidad del ambiente a partir de los mundos
representados. En el caso de México, el comienzo de la segunda mitad del siglo
fue caracterizada por diversos movimientos de carácter insubordinado, que
luchaban por destacar y replantear el tratamiento social de muchos de los grupos
dejados en la periferia. Estas luchas ocurrieron desde diversos frentes y en
distintos niveles, como pudo ser, por ejemplo, la literatura.
La novela de 1979 de Luis Zapata ​El vampiro de la colonia Roma ​resulta un
hito para la visibilización de la identidad gay en la literatura latinoamericana, lo que
a su vez permitió la apertura a un diálogo sobre la condición de esta y otras
identidades no normativas en el ámbito cultural. En México, estas identidades se
ven enfrentadas a un marco de desarrollo constituido por masculinidades
hegemónicas muy marcadas, el machismo, la discriminación, la delincuencia, las
drogas y la pobreza, en mayor o en menor medida. Dentro de todo este paradigma
y aunado con la naturaleza generalmente sexual de estas identidades, el trabajo
sexual resulta un tema de gran interés al que recurren los autores en el trato de
estos casos, y no es la excepción la novela de Luis Zapata, pues, el protagonista,
Adonis García, cuenta por sí mismo mediante una narrativa muy particular su
experiencia en este ámbito.
La enunciación del personaje, su visión de la situación con respecto a su
persona y a otros individuos con los que convive quienes también ejercen esta
actividad, o el ámbito en el que se mueve y desarrolla su trabajo, son sólo algunos
de los elementos que se pueden considerar al pensar en la construcción de una
concepción del trabajador sexual homosexual en un México de los años 70’s.
La mayoría de los trabajos académicos que se han dedicado a la disección
y análisis de esta obra (que por cierto resultan numerosos por el gran impacto de
esta), tienen como principal punto de enfoque el tratamiento de la identidad del
personaje o su figuración como vampiro, mientras que el aspecto del trabajo

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 2


sexual resulta más bien uno de apoyo para estos. Los trabajos que se centran en
esta cuestión no son inexistentes, por supuesto, pero se trata de artículos o
escritos a los que no se obtiene acceso fácilmente.
La finalidad de este trabajo es que, mediante la revisión de concepciones
de los diversos conceptos importantes dentro de la novela (considérense el
trabajo, el trabajador sexual, la homosexualidad misma, el género, el placer, lo
prohibido, entre otros) desde perspectivas extra-textuales y su manifestación
intra-textual, así como la aplicación de diversas ideas encontradas en teorías
pertinentes (teoría queer, por mencionar un ejemplo), se pueda exponer una
conceptualización más o menos concreta del trabajador sexual homosexual como
es desarrollada en la novela, es decir, en ese ámbito específico de un México
representado en el siglo XX tardío.
Con este proyecto, si bien no se pretende generar un artículo de referencia
unívoco y universal para todo aquel interesado en la cuestión debido a las
limitaciones temporales y teóricas del trabajo, al menos se busca destacar este
carácter tan importante en la construcción de personajes, del mundo representado
y en general, de la novela, por supuesto sin dejar de lado el resto de los aspectos,
ya que de la misma forma que estos trabajos mencionados se apoyan en este
concepto para elaborar en sus aportaciones, este trabajo puede realizar una
actividad análoga e inversa.
De esta manera, el trabajo puede convertirse en una herramienta para
reflexionar de una forma más íntegra y accesible la naturaleza de la caracterología
y la construcción del mundo representado dentro de este texto
Mediante este tratamiento teórico, en el trabajo se espera responder a
diversas preguntas que permitan dilucidar cuestiones como qué son el trabajo
sexual y el trabajador sexual según el contexto planteado por la novela, así como
qué papel juega el trabajador sexual en esta sociedad y como coincide con lo que
se puede observar en aspectos de la realidad tangible; cuál era la condición de la
comunidad gay en México a mediados del siglo XX según lo propone Luis Zapata

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 3


en su obra, ​cómo se manifestaba el trabajo sexual durante el siglo XX dentro de
esta comunidad, y si acaso se consideraba un concepto de comunidad en este
discurso; ​cómo es que la enunciación de los personajes representados expone la
figura del trabajador sexual respecto a la dignidad, aceptación y percepción sobre
el cuerpo, con base en cuestiones como la masculinidad hegemónica o
percepciones éticas y morales características por la cultura mexicana de este
México como mundo representado​; ​cómo la representación del trabajador sexual,
como hombre homosexual y sus comportamientos dentro de esta novela, se
compara con la idea clásica de trabajador sexual; y también de qué manera la
forma del texto apoya el discurso para construir el concepto.
El trabajo sexual es una actividad con base económica, dónde la mercancía
básica son los servicios sexuales de diversa índole, esto a cambio de una
remuneración material, es decir, dinero, regalos u otra clase de servicios. Desde
que se tiene conciencia de este oficio, se le ha atribuido de manera intrínseca a la
figura femenina, es decir, la mujer es la trabajadora sexual por antonomasia, pero
esto es sólo una concepción social, puesto que dentro de la industria del sexo se
pueden encontrar diversas manifestaciones del trabajo en función de los
participantes del servicio. Los hombres también son capaces de prestar sus
servicios hacia quienes lo solicitan y según las condiciones en las que el que
presta se encuentre (su voluntad sobre la actividad y en dado caso su orientación
sexual) se pueden encontrar hombres prestando su servicio a mujeres, a otros
hombres, etc.
Resulta una actividad que se encuentra penada por la mayoría de los
sistemas legales de todo el mundo, y en el caso de los años setenta, la situación
resultaba aún más marcada en México como consecuencia de la ideología
cristiano-católica aún predominante dentro del imaginario colectivo, y porque
muchas constituciones aún lo plantean como delito dentro de las faltas contra la
decencia pública. En este trabajo no se va a abordar la discusión respecto hasta
qué punto es que se puede punir la actividad de ofrecer sexo, o cómo comprobar

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 4


que dicha situación se lleva a cabo, pero se considera prudente la mención por
motivos de contraste futuros.
Como se comentaba desde un principio, para que la ejecución del trabajo
sexual se lleve a cabo, es necesaria la participación de al menos dos agentes
(cuestión que puede ser extendida en favor de cualquiera de los dos polos del
suceso). Esto acontece bajo la premisa de un polo comprador, consumidor, y uno
prestador. Esta relación comercial de manera convencional se puede plantear
como que el consumidor es quien cuenta con el poder sobre el otro, aunque a
partir de una revisión más minuciosa la situación puede complicarse un poco, ya
que a raíz del trueque, es que el prestador se encuentra en la posición de aceptar
o no. En un planteamiento más bien práctico, la situación no siempre se da de
esta forma, y también pueden entrar a jugar las cuestiones de agresión y abuso
sexual que pueden manifestarse en este contexto, pero nuevamente, es a partir de
la novela que el trabajo se presenta, y el escenario que no lo considera es el más
adecuado.
Esta práctica, por más inmoral o ilegal que se conciba dentro de una
sociedad, no deja de manifestarse, y esto se puede deber a diversas cuestiones:
en primer lugar, la actividad resulta difícil de regular en todo sentido, legal, fiscal, y
moral, puesto que su naturaleza (salvo algunos casos contados de países) la
empuja a ser desempeñada en la clandestinidad. Por otra parte, está la cuestión
de que siempre existen compradores que por una u otra razón necesitan de
servicio y por lo tanto generan una demanda, misma que posteriormente es
llenada por quienes buscan la remuneración de los consumidores. Las razones
por las que esta demanda se manifiesta son otra cuestión, pero el hecho de que la
actividad funcione como una manera de ganar dinero y pueda ser llevada a cabo
en la clandestinidad es lo que nos compete.
Todo este planteamiento del oficio es importante mencionarlo debido a que
permite tener un panorama general de lo que se considera como trabajo sexual

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 5


dentro de la realidad tangible, pero es a partir de ahí que se puede desarrollar el
análisis textual.
En primer lugar, es importante recordar que el material con el que se está
trabajando es un texto, por lo tanto, la realidad que maneja es un mundo
representado, una ficcionalización a partir de una imagen real, que es un México
en la segunda mitad del siglo XX. Este mundo representado no tiene una
manifestación material, y todo lo que permite tener noción de él es el discurso en
el texto, es decir que es la enunciación la que genera la manifestación de este
mundo imaginario, en su tiempo, espacio y el cronotopo.
Este material es tratado a través de la forma de una novela, la cual cuenta
con la particularidad de su narrativa, esta se presenta mediante un discurso en
primera persona donde la voz narrativa es, en términos de Genette, homodiegética
y de primer nivel, esto debido a que se exhibe como la voz de Adonis, quien está
rememorando sucesos de su vida a raíz de una aparente entrevista que está
siendo graba en cintas. Al tratarse de una voz de esta naturaleza en toda la
novela, no hay otro individuo que interfiera en el discurso, por lo tanto, todo el
mundo representado y los testimonios de la trama son considerados desde la
perspectiva de Adonis, razón por la cual el imaginario construido del trabajo sexual
también se presenta en función de su perspectiva. El cronotopo, según lo
planteado por Bajtín, resulta la combinación indivisible de tiempo y espacio que
genera una atmosfera específica en el relato, y este ambiente, este tratamiento del
tiempo y el espacio es planteado también en su totalidad a partir de esta voz
narrativa.
Algo particular respecto al texto con base en el circuito de
“narrador-narratario” es justamente la naturaleza del narratario. Queda claro que el
narrador tiene una identidad específica, pero es a partir del discurso generado por
la voz narrativa y la forma del texto que se puede tener una idea del narratario,
quien no es por supuesto el lector mismo. En este caso, la novela se dedica a
referenciar a un narratario intradiegético elidido y análogo al lector, es decir, este

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 6


interlocutor no es lector, pero es quien recibe la información de Adonis y la
perspectiva receptiva de donde comenzamos a recibir dicha información. Este
narrador intradiegético no es identificado por Adonis (única fuente de información
del texto), pero según la construcción del discurso se puede suponer se trata de
un entrevistador, quien está constantemente, pero fuera del texto tangible,
interviniendo en la sucesión de la entrevista mediante (especulados) pedidos de
aclaración.
Este narratario elidido desempeña también algunas funciones más: desde
la perspectiva del círculo hermenéutico se puede encontrar el diálogo lector-texto,
entre lo mostrado en el discurso de Adonis y el horizonte de expectativas del
lector, puesto que el texto propone una idea con un momentáneo vacío de
información, generando expectativa en el lector, el narratario genera una
intervención elidida y entonces el texto responde a este vacío. El
entrevistador-narratario juega también un papel importante en lo que se refiere a la
construcción del relato y posiblemente del imaginario moral, ya que el mismo no
parece mostrar juicios negativos con respecto a lo que cuenta Adonis, y de hecho,
sólo parecer servir como receptáculo de la información, más como dispositivo para
que Adonis le hable a la grabadora, lo cual puede indicar varias cosas pero estas
no pasan de meras conjeturas por ausencia de determinación y representación del
narratario. También, según lo que plantea Husserl y luego retoma Wolfgang Isser
sobre las protenciones, el narratario se encarga de preguntar a Adonis lo
específico para responder a lo que el lector puede llegar a preguntarse en el
proceso (como se mencionaba en este diálogo lector-texto), se verá un ejemplo de
esto un poco más adelante.
Dentro de la novela, nos enfrentamos a esta voz narrativa, identificada
como Adonis García, un personaje que se identifica como hombre homosexual
(dicho de su propia voz, aunque se puede reevaluar). Esta persona recurre a su
cuerpo para ejercer el oficio del trabajo sexual, o como él lo denomina, “talonear”,
según unos parámetros muy similares a los encontrados en la realidad tangible

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 7


que se planteaba antes. Partiendo de su enunciación desde zonas muy tempranas
de la novela es posible ver de qué manera Adonis concibe no sólo el taloneo, sino
también la identificación sexual, y como es la única perspectiva que de verdad se
manifiesta en el discurso, es la mejor pista que se obtiene al momento de plantear
un imaginario: “…se veía que todos eran heterosexuales es decir tenían cara
de heterosexuales pus no te puedo decir cómo son las caras de los
heterosexuales…” (Zapata, 1978, p. 13). Mediante esta cita es posible obtener
varios datos: en primer lugar, volviendo a la cuestión de las protenciones de
Husserl-Isser, podemos encontrar aquí una cadena de momentos donde se
genera una protención; primero Adonis propone la idea de identificar a los
heterosexuales, a partir de esta idea replantea su enunciado para tratar de
explicarse mejor, pero entonces un fragmento de la cita hace la alusión a que se le
formuló una pregunta que sería más o menos “¿cómo son las caras de los
heterosexuales?”, a lo que Adonis responde según le es posible. Esta cadena de
pensamientos puede ser seguida con facilidad y naturalidad por el lector, y la
protención sería justamente el momento análogo en el que el lector se pregunta al
igual que el narratario “¿cómo son las caras de los heterosexuales?”, cosa que es
contestada por Adonis.
Dejando de lado la cuestión del narratario y acercándose de nuevo a la
percepción, Adonis resulta consciente de una particularización de la
heterosexualidad, un grupo al que no parece sentir pertenencia pero que
considera como diferente, y no sólo eso, sino que cuenta con algún rasgo
distintivo que, de manera visceral, sensitiva, aunque planteada como desconocida,
permite su diferenciación respecto a otros grupos sexuales. Es también a partir de
esta diferenciación que se puede plantear la perspectiva de Adonis, quien habla a
partir de su presumida homosexualidad, y aunque en algún principio habla de una
confusión por no gustarle las mujeres, no se propone a sí mismo dentro del grupo
heterosexual.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 8


La perspectiva de sexualidad es expuesta de esa forma, y es a partir de
otra cita que es posible identificar también de manera temprana su visualización
moral respecto a la ocupación, esto cuando narra su introducción al oficio a partir
de una relación que mantuvo con un colega de la persona con la que vivía su
hermano: “…me dijo la verdad de su pecaminosa vida me dijo que iba a la zona
rosa y que le daban dinero por acostarse con él pero yo no lo podía creer…”
(Zapata, 1978, p. 46). La frase primero maneja el término ‘pecaminoso’ que por
semántica mantiene el aspecto religioso, y aunque se trata de una de las raras
ocasiones en las que un ideal de tal índole es mostrado tan directamente, tiene
importancia pues plantea la existencia de este en alguna medida, por lo menos
desde una percepción temprana. También maneja una puntualización de este
mundo representado al mencionar una “zona rosa” donde se generan estos
encuentros. Además, el hecho de que Adonis comente que no lo puede creer
muestra este aspecto de ignorancia con el que contaba también al principio, pero
que se va desvaneciendo conforme la narración continúa.
Como se ha mencionado antes, el protagonista habla a raíz de una
experiencia, es decir, Adonis plantea su discurso como testimonio de lo que él ha
vivido como ‘talón’ (término mencionado por él mismo para denominar a aquellas
personas que ejercen el oficio de talonear). Considera el acto sexual desde su
juventud como lo que le cambió la vida y el disfrute máximo, razón por la cual al
enterarse de que al realizar eso podía recibir una remuneración económica no
dudó en comenzar a practicar por su cuenta el oficio.
Mediante esta serie de sucesos, podemos destacar varios aspectos: en
primer lugar, la percepción sobre la ejecución de la sexualidad de Adonis la
propone como una actividad primordialmente de disfrute debido a su identificación
como homosexual, de hecho, en la novela no se hace referencia alguna al acto
sexual como artefacto de la reproducción humana, lo que, por supuesto atenúa o
quita del camino el discurso hegemónico heterosexual, dando lugar a otro como
dominante del relato. En segundo lugar, ve la oportunidad de conseguir disfrute

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 9


mediante una actividad que le resulta beneficiosa desde un punto de vista
material, por lo que en un principio encuentra ahí solamente ventajas. En tercer
lugar, de manera común se suele concebir al trabajador sexual como alguien que
trabaja subordinado a otra persona, pero en este caso, Adonis se introdujo en el
oficio de manera independiente, influido por haberse enterado de alguien que ya lo
ejercía, pero al fin y al cabo por su propia voluntad, rebelándose contra los
modelos planteados al principio. Adonis se apropia de su propio cuerpo y lo
convierte entonces en su herramienta de trabajo para el desarrollo de la actividad
sexual.
Para Adonis, el trabajo sexual resulta una acción sencilla, sin mucha
complicación, según lo que se puede leer en lo siguiente: “…además yo cumplo
con ellos metiéndoles la verga o dejándomela meter según sus gustos ¿no crees?
No es necesario que me esté derritiendo yo de placer prefiero guardar ese
semen para cuando lo haga por deporte” (Zapata, 1978, p. 48). Adonis mediante
esta enunciación pone en relieve que separa la actividad sexual remunerada (la
cual aun así puede disfrutar) de una actividad sexual, como el la denomina, por
‘deporte’, es decir que dentro del acto sexual remunerado la finalidad lúdica resulta
bastante menor de lo que puede ser en una actividad sexual sin paga
especificada, lo suficiente como para separar las categorías. También propone la
idea de que, al menos en su actividad, como él ofrece el servicio, tiene la
posibilidad de desempeñar dos papeles de la relación sexual en función del
cliente. Otra cosa que destacar es que, si bien puede llegar a disfrutar de la
relación sexual remunerada, no se trata de una constante universal, y a partir de lo
dicho, es posible encontrar que le atribuye un valor al esperma, que según
propone, prefiere no desperdiciarlo a menos que de verdad se sienta con la
voluntad de soltarlo. Esta divergencia entre perspectivas del acto sexual según su
presencia o ausencia de remuneración económica resulta de interés para el
tratamiento de su identificación con el trabajo, aunque ya se hablará de ello más
adelante.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 10


Existen muchos discursos evaluando la legitimidad de la
auto-subordinación/esclavitud, véase el ejemplo de John Locke, quien defendía la
idea de que la libertad de un individuo llegaba a tal grado de poder por voluntad
propia firmar un contrato con un opresor con la finalidad de volverse esclavo de
este. A este discurso se opusieron, años después de su enunciación, Rousseau y
Kant, quienes defendían la idea de que, si bien, este contrato de esclavitud
autoimpuesta era legal, no era legítimo, puesto que la libertad resulta una
característica inherente del humano. Esto es visto generalmente desde una lente
moral a partir de diversos razonamientos (como se puede observar en el
planteamiento de Rousseau), pero en el caso de Adonis encontramos un
planteamiento especial, donde, efectivamente, el personaje se ve en una situación
de carencia en la cual necesita conseguir recursos, pero él mismo es quien
considera la idea de desempeñar el trabajo sexual como medio para hacerlo, y es
repetida la idea de que lo disfruta, por lo que ya desde ese aspecto se separa de
una concepción de trabajo sexual hegemónica, como se ejemplifica en la siguiente
cita: “así pasó bastante tiempo y ya definitivamente me consagré talón ¿ves? Yo
dije “no pus ahí hay lana” y ya no me preocupé por buscar trabajo…” (Zapata,
1978, p. 50). Adonis evalúa la situación y decide que se trata de una situación por
demás ventajosa, por lo que decide integrarse por completo a ese mundo, e
incluso genera una enunciación que puede interpretarse como que a dicha
actividad no la considera como tal un trabajo.
Mucho se puede discutir respecto al papel de Adonis como subordinado
(oprimido) dentro de la situación, pues se puede argumentar por ejemplo que el
inmiscuirse en ese ambiente lo empuja a mantenerse ahí adentro debido a la
imposibilidad que tiene de salir, y de hecho, según un momento en la narración se
puede hacer un análisis de este fenómeno. Llegada una parte de la historia,
Adonis se encuentra con un cliente (a quien se nombra Zabaleta) que le abre la
oportunidad de lo que él considera alejarse del talonear. Se va a vivir con esta
persona, quien cuenta con un estatus económico alto y que le comienza a brindar

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 11


una calidad de vida por mucho superior a la que se enfrentaba antes de esto. Este
suceso resulta por demás transitorio, y según menciona el mismo personaje en la
siguiente cita: “entonces te digo lo que me terminó de convencer lo que me dijo
“aquí está tu onda” fue un tipo de lo más buenote y cachondo que se me acercó
y me ofreció lana por ir a coger con él y yo ya te imaginarás como que
nomas estaba esperando eso para regresar” (Zapata, 1978, p. 101), el
consagrarse como talón es una actividad que ya formaba parte de sí mismo, es
decir, que considera que él es talón y no hay manera de que pueda dejar de serlo,
solamente se trató de una pausa o un momento falso, y debido a la naturaleza del
disparador para llegar a esta conclusión (el hombre atractivo), se puede suponer
que Adonis seguía en su postura de disfrute respecto a la actividad.
Ya se ha dicho en repetidas ocasiones que Adonis mira el desempeño del
trabajo sexual como una actividad que puede (aunque no siempre) ser disfrutada,
y a la que incluso no considera seriamente como un trabajo, sino como una
manera sencilla de ganar ingresos, pero incluso dentro de este discurso
apologético, Adonis expresa descontento de algunos aspectos, véase por ejemplo
el tratamiento recién dado a un momento de la novela donde Adonis mira la
posibilidad de dejar el negocio, es decir, no resulta en el fondo tan perfecto o tan
ventajoso como para rechazar una posible (aunque falsa al fin y al cabo) vía de
escape.
Un punto que mira como negativo es de las enfermedades de transmisión
sexual, puesto que Adonis se ve expuesto a varias, pero incluso en esa situación
le encuentra una solución a partir de la experiencia: “…es como una
susceptibilidad de algunas pieles como un virus o microbio que algunas gentes
les prende y otras no…” (Zapata, 1978, p. 111). Como se puede notar, verse en
esta situación lo obliga a aprender de estas cuestiones, y a partir de esa solución
le resta importancia a este aspecto en específico, por lo que posteriormente al
saber cómo tratar con ello, deja de ser un inconveniente mayor, al grado de que se
considera docto para sugerir mejores tratamientos a otros.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 12


Además del anterior, Adonis también se ve inmerso en una cantidad
considerable de vicios, consumo de drogas y alcohol para decirlo con precisión,
que se presentan con estrecha relación al desempeño del trabajo sexual según lo
practican el y con quienes convive. De hecho, esta cuestión genera conflictos en
diversos momentos de la historia: a la mitad, y llegando al desenlace, llevándolo
incluso a la necesidad de asistir a un centro de rehabilitación para tratar su
adicción y su depresión. Pero de manera similar a con las enfermedades, Adonis
mira características positivas de estas situaciones para restarles importancia,
véase el ejemplo siguiente donde se refiere al alcohol: “todas las mañanas me
levantaba crudo lo único que me gustaba de las crudas era que la cruda te da
una fuerza sexual maravillosa” (Zapata, 1978, p. 145). Debido a la cotidianidad
con la que esto sucede, Adonis se refiere al potencial sexual que le brinda esto
para matizar la incomodidad que le causa, y con respecto al resto de las drogas
hace algo similar, pues destaca los efectos alucinógenos o relajantes por sobre lo
negativo. Se trata de un problema menor por debajo de lo positivo, y por lo
cotidiano dentro del ámbito social, no se puede evitar, aunque aparentemente vale
la pena intentarlo.
Resulta constante dentro del mundo tangible que se tenga una perspectiva
social muy concreta respecto al trabajo sexual según un sistema de creencias
político, moral y religioso, pero este no es el caso concreto al interior de la novela,
puesto que la sociedad que enuncia Adonis no presenta una exclusión muy
marcada hacia los “talones” (en contraste a lo que puede verse en la imagen real
del mundo que trata de representar), puesto que incluso existe una escena donde
representantes del poder, policías, terminan uniéndose al acto de consumo con
placer e incluso con regularidad. Dentro de este acto si se puede rastrear un
aspecto de inmoralidad, ya que en el marco de la situación se implica la
posibilidad de que Adonis y sus colegas sean arrestados, pero pronto pierde su
potencia en favor de la diversión y el pacer, es decir, la autoridad pierde poder
bajo esta lente.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 13


No sólo la autoridad parece subyugada a la manifestación del trabajo
sexual, sino también aquellos pudientes económicamente recurren estos servicios,
aunque en el caso particular de Zabaleta se presenta una situación que demuestra
cierta vergüenza o tabú, más claro que con los policías, ya que en una fiesta a la
que se presenta con Adonis, lo disuade para que actúe como una persona
diferente, es decir, que performara una identidad no propia y alejada de la
prostitución. Según estos dos casos, se puede encontrar que al menos desde la
perspectiva de Adonis la exclusión no es potente, pero los sucesos, los eventos y
las actitudes mantienen una repulsión respecto al oficio.
Judith Butler plantea la idea de que una parte muy importante de integrarse
dentro de un género (que en este caso trasladamos a una actividad y a una
identidad en general) es la performatividad, es decir, el conjunto de actividades y
actitudes que el individuo manifiesta según esta etiqueta, género o categoría en el
que se está enmarcando (o no). Adonis resulta un personaje muy interesante
respecto a cómo performa, no sólo su género, sino su trabajo y sus actitudes,
además de todo en conjunto, puesto que muchas de las actividades y conductas
que Adonis desempeña pueden considerarse como transgresoras y subversivas
respecto a diversas instituciones; véase por ejemplo la masculinidad hegemónica,
donde en ese aspecto si parece haber una planteada, a partir de una idea
preconcebida de heterosexualidad predispuesta y de una masculinidad relativa
respecto a una femineidad rechazada, pero a partir del discurso Adonis le resta a
esto importancia y se presenta a sí mismo y a otros personajes que comparten su
oficio como personas que no se ciñen a estas instrucciones.
La representación del trabajador sexual homosexual, como es el caso de
Adonis, es por oposición un aspecto que se sale de las normativas
discursivas-sociales más comunes. Según la segunda gran dicotomía planteada
por la teoría feminista que se suele imponer y reproducir en el imaginario, al
género masculino se le relaciona con el raciocinio y al femenino con la sexualidad
y los sentimientos, por eso, al plantear a Adonis como un individuo sexual más

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 14


que racional se pueden identificar dos vertientes de interpretación discursiva
importantes: En primer lugar, se puede considerar que se está desidentificando a
Adonis como masculino, y esto se puede tomar como una rebelión contra los
esquemas binarios clásicos, o bien, se le está codificando con los aspectos
asignados a la femineidad para poder mantener esta estructura de control sobre el
grupo oprimido (en términos foucaultianos), y no sólo con la mujer (lo femenino)
como periferia, sino triplemente periférico, puesto que es femenino, homosexual y
prostituto.
La simple acción de ejercer el trabajo sexual con otros hombres ya resulta
por si misma como una actividad agresora contra unos modelos de
heterosexualidad y masculinidad hegemónicos, y también está el desafío a un
sistema de gobierno democrático capitalista, puesto que la prostitución se trata de
una actividad ejercida en clandestinidad, sin el pago de impuestos y por lo tanto
sin un registro o regulación. Todos estos fenómenos se pueden observar a partir
de lo enunciado por Adonis durante la novela, y en conjunto, se puede decir que
propone que parte de la naturaleza intrínseca del prostituto, o talón, es de ser un
ente transgresor de diversos modelos predispuestos, dominantes o hegemónicos.
Es por varias de estas actividades impropias del modelo normativo del
hombre, la economía y la sociedad, así como también del modelo de homosexual,
que Ariel Wind plantea en su trabajo ​Mexico City and its Monsters: Queer Identity
and Cultural Capitalism in Luis Zapata's "El vampiro de la colonia Roma” a Adonis
más bien como un individuo queer, a pesar de lo que el protagonista manifiesta
desde el principio de la novela. Es decir, que el personaje como individuo en una
triple periferia tiene la particularidad de que performa de manera muy errática
todos los conceptos que presume, puesto que como dije anteriormente, estas
manifestaciones performativas y discursivas forman parte de su construcción
identitaria como persona y como prostituto.
Adonis en todo momento se ve a sí mismo como una unidad íntegra de ser,
es decir, para él, él es su cuerpo y utiliza con total seguridad adjetivos y

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 15


sustantivos para describirse y posicionarse dentro de un discurso de
autoconstrucción, pero es a los demás a quienes suele ver más bien como
cuerpos, o incluso, sólo como partes o como adjetivos de estos, es decir, un
individuo es “cachondo” o “buenote”, pero no es un individuo con cara y con
nombre. Por tratarse de una narración en primera persona, es decir, de un
narrador equisciente, no es en realidad muy posible llegar a conocer a fondo a
otros personajes fuera de lo que la voz narrativa llegue a exponer, razón por la
cual los otros personajes apenas y tienen una definición, pero esto también habla
de cómo Adonis los observa, resulta como la manifestación de ambos fenómenos.
Es más bien en el desempeño del trabajo trabajo donde se encuentra
principalmente la manifestación de una desidentificación. Adonis expresa
constantemente que disfruta del ejercer porque disfruta del sexo, lo cual por sí
mismo resulta una actitud y una actuación transgresora, pero incluso a pesar de
esto, como se mencionaba en un apartado ya alejado del trabajo, separa entre el
sexo por trabajo y el sexo por ‘deporte’. Adonis llegó a concretar lo que se podría
considerar como un par de relaciones interpersonales más o menos significativas,
donde existía sexo que realizaba sin la expectativa de una remuneración de
alguna naturaleza, es a estas actividades sexuales a las que se les puede
identificar como por ‘deporte’. Por otra parte, es en el sexo por trabajo donde pone
el límite de placer y de ‘gasto de esperma’, puesto que genera un distanciamiento
entre el trabajo, la facilidad, y el placer que puede o no obtener mediante la
ejecución del este. Incluso llegan puntos donde se siente hastiado de ejercer,
como ya se ha mencionado antes, aunque en estas ocasiones se pueden
conjeturar varias razones, una de ellas puede ser por ejemplo los cuadros
depresivos que parece padecer continuamente.
Adonis separa su trabajo de su identidad en este aspecto; por un lado,
cuando tiene su relación con Zabaleta, parece plantear la idea de que el ser talón
se había vuelto parte intrínseca de su persona, pero en el momento en que separa
el sexo de placer del sexo por trabajo, está generando un discurso de

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 16


impropiedad, planteando la idea de que si bien es su cuerpo el que pone en juego
y su persona la que está desarrollando ese trabajo, no resulta inherente de su
placer. Según esta enunciación se puede proponer que Adonis mantiene
distanciamiento personal de la actividad, pero el inmiscuirse en el asunto se añade
como una propiedad ontológica del ser que comienza a desempeñarla (prostituto),
o al menos, de su ser (Adonis).
El texto de la novela dentro del que se aloja el discurso está presentado de
manera cronológica y lineal según el planteamiento que se propone dentro de la
diégesis (la dinámica de entrevista, testimonios y grabación), con habituales
interrupciones de relatos oníricos por parte de Adonis. Estos relatos encabezan lo
que podríamos considerar como la clásica ​dispositio por capítulos de la novela
concebida a partir de su maduración en el siglo XIX, pero lo que caracteriza la
forma de esta novela es su presentación como cintas grabadas. Debido a esta
cuestión, el texto está dispuesto sin signos de puntuación, en su lugar, los
marcadores de ritmo son espacios de diversas longitudes empleados para
mimetizar los espacios de discurso oral que la voz narrativa es representada como
realizando. A partir de esta disposición, junto con las elecciones de léxico y
construcciones discursivas que se plantean como propias de una persona real de
naturaleza similar a la representada que es Adonis, se puede considerar a esta
relatoría más verosímil respecto a lo que se podría percibir en una novela con una
​ rinda una naturalidad
forma más convencional, puesto que esta ​dispositio b
discursiva que permite familiarizarse mejor con este imaginario planteado por la
voz narrativa. Por consecuente, este texto, que según las transgresiones que
genera en unos cánones establecidos conforme a la concepción hegemónica de la
novela, se puede clasificar como texto queer (de acuerdo con lo planteado por
Judith Butler como una de las acepciones de lo queer), y este a su vez funciona
como soporte a un discurso queer, expuesto desde la perspectiva de un narrador
queer.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 17


A partir de todas las ideas tratadas anteriormente se puede entonces
rescatar bastantes aspectos: En primer lugar, toda la novela es generada y gira en
torno al discurso de un narrador equisciente que es Adonis García, y a partir de su
experiencia y percepción según el mundo representado por el autor es que se
comienza a generar este imaginario de lo que es ser un trabajador sexual
homosexual, por oposición a lo que significa en el espacio tangible. En otro
aspecto, Adonis se identifica claramente dentro de unas etiquetas muy específicas
de ‘talón’ y ‘homosexual’ (por más que esto segundo se pueda tratar de discutir), y
por lo tanto, muestra una adversatividad o cuando menos una diferenciación con
respecto al colectivo heterosexual. Por eso, todo lo que Adonis expresa es a partir
de una perspectiva presumidamente homosexual, incluyendo su visión del trabajo
sexual. Además, los riesgos intrínsecos del trabajo sexual clásicamente
heterosexual son obviados en favor de este discurso por su irrelevancia (la
naturaleza reproductiva del sexo, por mencionar un ejemplo).
El trabajador sexual que es Adonis como máximo exponente en este caso,
y según su enunciación, también sus colegas, tiene la particularidad que puede
disfrutar del sexo que realiza, y no tiene tampoco lineamientos a los que ceñirse
puesto que lo hace por voluntad propia, también en contraposición a un modelo de
la realidad tangible; aunque este trabajo no resulta perfecto debido a cuestiones
negativas que conlleva, como un limitado estigma social que parece ser
degradado por las mismas figuras de opresión, las enfermedades que mediante su
tratamiento son trivializadas e incluso consideradas como signo de conocimiento,
y los vicios, que son inmanentes del trabajo sexual pero que debido a los
caracteres relajantes o estimulantes que representan vale la pena sobrellevar o
cuando menos experimentar para su posterior intento de abandono. Además,
también se propone una separación o desidentificación sobre el trabajo y la vida
personal a partir del sexo, puesto que se tiene una elevación de carácter
posiblemente afectivo o sentimental al sexo voluntario sin remuneración por
encima de su homólogo pagado. Y por último, probablemente como aspecto

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 18


unificador, todo el discurso de Adonis está construido según una performatividad
transgresora y subversiva, queer, respecto a muchos modelos hegemónicos de
distintas índoles, no sólo desde su actuación dentro de su propio discurso, pero
también aparentemente desde la de los otros con los que convive, por lo tanto, la
identidad del trabajador sexual es por consecuencia una identidad subversiva y
queer.
En sumatoria, todos estos aspectos componen una imagen más o menos
íntegra de como Adonis desempeña su mono-discurso de trabajador sexual,
donde él no es sólo actante, sino también el narrador del relato y el constructor del
imaginario (relegado a las ideas del autor), y estas cuestiones generales, si bien
resulta importante mencionar que son manifestadas en el prostituto de la novela
por antonomasia, también es posible observarlas en el resto de los actantes que
Adonis menciona dentro de su relato, es decir, que al menos a sus ojos, es así
como un trabajador sexual actúa, se comporta, piensa, siente, es.
Cabe destacar que el abordaje de este trabajo no fue tan exhaustivo como
pudo haber llegado a ser, puesto que el tema da para abordarlo desde muchas
perspectivas más, y las ideas propuestas en este no son más que aspectos
primigenios que pueden dar pie a una investigación, desarrollo y análisis posterior,
que permita enriquecer aún más el panorama que la novela tiene para presentar y
que se puede dilucidar a partir de esta.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 19


Fuentes consultadas:
1. Butler, J. (2007). ​El Género en Disputa​. España: Paidos. 320 p.
2. Carrier, J. (1995). ​De los otros: Intimacy and homosexuality among
mexican men​. Nueva York, EUA: Columbia University Press. 288 p.
3. C. Guttman, M. (1996). ​The meanings of Macho: Being a Man in Mexico
City.​ Berkeley, EUA: University of California Press. 362 p.
4. Cobo Bedia, R. (2016). ​Un Ensayo Sociológico Sobre la Prostitución
Política y Sociedad, 53 (3). Universidad de la Coruña. pp. 897-914. 18 p.
5. Connnell, R.W. (2005). ​Masculinities​. 2da edición. Berkeley and Los
Angeles, California, EUA: University of California Press. 360 p.
6. Freud, S. (1991). ​Obras completas de Sigmund Freud. Volumen XIII -
Tótem y tabú, y otras obras (1913-1914)​. Traducción José Luis
Etcheverry. Buenos Aires & Madrid: Amorrortu editores. 180 p.
7. Foucault, M. (1982). ​El sujeto y el poder​. Edición electrónica de Escuela
de Filosofía Universidad ARCIS, recuperado de: www.philosophia.cl 21 p.
8. Gutiérrez, L. G. (2010). ​El vampiro de la colonia Roma. Función del
espacio y el cuerpo en el discurso homoerótico​. Revista de
Humanidades: Tecnológico de Monterrey, Universidad Autónoma del
estado de Morelos. Morelos, México: Recuperado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=38421211010 14 p.
9. Ladrón de Guevara, B. (2011). ​Identidad y discurso contranormativos en
El vampiro de la colonia Roma de Luis Zapata​. Amerika. Recuperado de
https://journals.openedition.org/amerika/1911
10. Laguarda, R. (2010). ​The Atmosphere: Spheres of Gay Sociability in
Mexico City​. 26 p.
11. Sabsay, L. (2011). ​Fronteras sexuales: Espacio urbano, cuerpos y
ciudadanía​. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
12. Viñas Piquer, D. (2002). ​Historia de la Crítica Literaria​. Barcelona,
España: Ariel.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 20


13. Vivero Marín, C. E. (2013). ​De la teoría literaria feminista a la teoría
queer​. Revista GénEros #12 septiembre 2012 – febrero 2013. Universidad
de Guadalajara. 16 p.
14. Wind, A. (2014). ​Mexico City and its Monsters: Queer Identity and
Cultural Capitalism in Luis Zapata's "El vampiro de la colonia Roma"​.
Revista Canadiense De Estudios Hispánicos, 38(3), 579-604. Recuperado
de http://www.jstor.org/stable/24388661 26 p.
15. Zapata, L. (2017). ​El Vampiro de la Colonia Roma​ (12ava reimpresión).
Ciudad de México, México: Grupo Editorial Penguin Random House 184 p.

Eduardo Daniel Alvarez Pinto – Teoría literaria T/M 21

Das könnte Ihnen auch gefallen